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EMPECEMOS EN ORACIÓN

“Someteos unos a otros en el temor de Dios. Las casadas estén sujetas a


sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la
mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y El es
Su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las
casadas lo estén a sus maridos en todo.”

El título de este mensaje es “La Mujer en el Matrimonio.” Y en este pasaje


tocaremos dos puntos:

I. La Sumisión como Dios Manda.

II. El Respeto como Dios Manda.

En el capítulo 5 de Efesios vemos que la esencia del matrimonio es la


sumisión, el amor y el respeto. Que la mujer debe de ser sumisa, amorosa
y respetuosa con su esposo. Y que el esposo debe de amar a su esposa
como Cristo amó a Su Iglesia.

En esta enseñanza nos vamos a enfocar en al papel de la esposa cristiana


dentro del matrimonio. Así que vamos a hablar de “esa famosa palabra”
que tanto molesta a mucha gente. Estoy segura que saben a que palabra
me refiero... la palabra es “sumisión.”

Se los digo para que se vayan preparando porque vamos a leer varias
veces que la esposa se tiene que someter al esposo. Pero recuerden que
ambos, marido y mujer, se deben de someter mutuamente. Como dice el
VV 21, “Someteos unos a otros en el temor de Dios.” En otras palabras,
someterse en reverencia a Dios.

Ya sé lo que están pensando… muchas de ustedes van a decirme decirme:


“Por favor, eso de someterse está pasado de moda… ¡que antigüedad! No
viene al caso en nuestra cultura moderna.

Bueno, comencemos con nuestro primer punto…

I. La Sumisión como Dios manda (VV 21-24)

21 Someteos unos a otros en el temor de Dios. 22Las casadas estén


sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza
de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia, la cual es Su Cuerpo, y
El es Su Salvador. Así que, como la Iglesia está sujeta a Cristo, así también
las casadas lo estén a sus maridos en todo.”
La palabra casada aplica a toda esposa cristiana, sin importar cuál sea su
condición social… su educación… su inteligencia… su madurez espiritual…
sus dones… su edad… su experiencia… o cualquier otra cosa.

Tampoco está limitada a la inteligencia del esposo… ni a su carácter… ni a


su actitud… ni a su condición espiritual… ni a cualquier otra cosa. Pablo le
dice categóricamente a todas las esposas creyentes: “Las casadas estén
sujetas a sus propios maridos.” ¡Punto!

Una de las peores tragedias de nuestra sociedad es la muerte progresiva de


la familia, como tradicionalmente se le conoce. La infidelidad conyugal; la
exaltación del pecado

sexual; el aborto, la liberación femenina, la delincuencia, el divorcio, y la


revolución sexual en general, está contribuyendo al fallecimiento de la
familia.

Si hoy en día, el matrimonio no puede ser recto en la Iglesia, no podemos


esperar que sea recto en el mundo. Eso también se veía en la época del
apóstol Pablo. Y por eso le escribe esta carta a los Efesios.

En la época del Nuevo Testamento, las mujeres eran consideradas poco


menos que sirvientas. Muchos hombres judíos oraban cada mañana: “Dios
mío, gracias de que no soy ni extranjero, ni esclavo, ni mujer.”

La ley en Deuteronomio 24, con relación al divorcio y al derecho de


volverse a casar, había sido distorsionada totalmente. Cualquier cosa mala
que la mujer hacía, ya sea si quemaba la tostada en el desayuno... o
miraba medio mal a la suegra... o si se ponía mucho maquillaje... o muy
poco... cualquier cosa era motivo para que el esposo se divorciara de ella

En la sociedad griega la situación de la mujer era aún peor. Como las


concubinas eran cosa común, y el papel de la esposa era simplemente de
dar hijos legítimos y mantener la casa, los griegos no tenían muchas
razones para quererse divorciar de sus esposas, y las esposas no tenían
muchos recursos contra ellos.

Demóstenes, el famoso orador, escribió: “Tenemos cortesanas para


nuestros placeres, concubinas para vivir con ellas, y esposas para darnos
hijos legítimos y ser fiel guardianas de nuestros hogares.”

Y peor aún, era la sociedad Romana. El matrimonio era, prácticamente,


prostitución legalizada, siendo el divorcio una formalidad legal muy fácil de
obtener.

Muchas mujeres no querían tener hijos para no arruinar sus figuras, y el


feminismo se convirtió en cosa común. Deseando hacer todo lo que los
hombres hacían, algunas mujeres se dedicaron a la lucha libre, lucha con
espada, y otras ocupaciones que tradicionalmente habían sido consideradas
masculinas.

Las mujeres comenzaron a querer mandar a los hombres, y poco a poco, a


tomar la iniciativa de conseguir sus propios divorcios. Pablo les dice a los
creyentes Efesios de la época, que vivieran de forma totalmente diferente
al mundo corrupto, egoísta, e inmoral de la época. Y nos lo dice a nosotros
también hoy en día.

(VV 23-24) “Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es


cabeza de la Iglesia, la cual es su cuerpo, y El es Su Salvador. Así que,
como la Iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus
maridos en todo.

¿Era Pablo machista? Hay mucha gente que lee lo que Pablo dice acerca del
papel que la esposa debe de desempeñar, y llegan a la conclusión que
Pablo, o era machista… o tenía una mentalidad totalmente patriarcal. ¡Pero
eso no es verdad!

Primero que nada, la Biblia, que es la Palabra inspirada de Dios, nos dice
eso. La Biblia es el método que Dios usa para comunicarse con Su creación.
En realidad, el Nuevo Testamento fue la Declaración de Independencia de
las mujeres.

PAUSA

Así que ya hemos visto la idea que los judíos, los griegos, y los romanos
tenían de las mujeres... y como las trataban. Yen medio de este ambiente,
Pablo dirige a los esposos a que amen a sus esposas, y a las esposas a que
se sometan a sus esposos como al Señor.

El matrimonio cristiano debía ser totalmente diferente a los matrimonios


del mundo alrededor de ellos.

Tenemos que tener mucho cuidado de que no ignoremos las partes de la


Biblia que no nos gustan... o que nos confrontan, o que nos hacen
sentirnos incómodas... tratando de justificar nuestras acciones.

Si decidimos que ésta es la única parte de las Escrituras que NO es verdad


y que no es inspirada por Dios, habremos circundado el mandato de Dios.
Cuando elegimos lo que queremos creer en la Biblia, “Esto me gusta... y
esto No... Ay, yo no creo eso...” estaremos pavimentando el camino al
desastre.

Confía, que si Dios ha incluido esta información en la Biblia, es para que


puedas tener paz y satisfacción en tu vida. Todo cristiano, que es obediente
y lleno del Espíritu Santo, es un cristiano sumiso.
El versículo 21, dice, “Someteos unos a otros en el temor de Dios.” El
temor de Dios significa reverencia a Dios. Eso nos dice Dios... antes de
proseguir con el VV 22. “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos,
como al Señor.”

El esposo que demanda sumisión de su esposa, pero no reconoce su propia


obligación de someterse a ella, está distorsionando los principios de Dios
para el matrimonio, y no puede funcionar como el buen esposo... que Dios
quiere que sea.

Aunque Dios ordena que los hombres sean cabeza sobre sus esposas, y los
padres, cabeza sobre sus hijos, El también ordena sumisión mutua y
responsabilidad entre los miembros de la familia.

Cuando Dios le dice a la mujer que se someta a la autoridad de su esposo,


no quiere decir que la mujer es menos que el hombre, porque no lo es. Y
para mostrar que la mujer y el hombre son iguales ante de Dios, Pablo nos
dice en:

Gálatas 4:28

“Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que
todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús.”

Ante Dios, no hay diferencia entre hombres y mujeres. Así que escucha
esto... Si tú todavía tienes un problema con este concepto, capaz lo que
dice Pablo en

1 de Corintios 11:3, te pueda ayudar. Dice así:

“Ahora bien, quiero que entiendan que Cristo es cabeza de todo hombre,
mientras que el hombre es cabeza de la mujer y Dios es cabeza de Cristo.”

Si te estás preguntando: “¿Y esto qué es? Que la cabeza de la mujer es el


hombre; pero también, ¿Qué la cabeza de Cristo es Dios? “¿Qué significa
que la cabeza de Cristo es Dios?

La Biblia nos dice que hay una Santísima Trinidad compuesta del Padre, el
Hijo, y el Espíritu Santo. No tres dioses, sino un solo Dios, en tres Personas
que son iguales.

El Hijo es Dios, al igual que el Padre es Dios. Y el Espíritu Santo también es


Dios, al igual que el Padre y el Hijo. Son la Trinidad. Al mismo tiempo que
son iguales y eternos, la Biblia nos enseña que el Padre es la cabeza del
Hijo. No en esencia ni en naturaleza, sino en función.
Filipenses 2:8 dice que Jesús, quien es Dios, puso de lado su divinidad y
tomó “la naturaleza de un siervo, y se hizo obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz.”

Cuando Cristo estuvo en la tierra -- durante su ministerio -- vimos que El


estaba subordinado al Padre. El miraba al Padre; se sometía a los deseos
del Padre. Y a pesar de que era igual al Padre, El mismo toma el lugar de
sumisión.

Y a pesar de que el esposo y la esposa son iguales ante de Dios, para que
la familia funcione en armonía, la mujer, sin perder su dignidad, debe de
tomar el lugar de sumisión.

Ser cabeza del hogar no significa que el esposo deba convertirse en un


dictador. Desgraciadamente, hay algunos esposos... sargentos frustrados,
diría yo, corriendo por ahí con sus cachiporras bíblicas gritando. “¡Yo soy la
cabeza de la casa!”

Esta clase de actitud hace que la esposa reaccione diciendo: “Tú podrás ser
la cabeza de la casa, pero yo soy el cuello, y puedo hacerte voltear la
cabeza cuando yo quiera.”

La rivalidad, la competencia, y una relación manipuladora será el


resultado... cuando ambos…el esposo y la esposa… quieren ejercer su
autoridad a la fuerza.

PAUSA

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