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¿Qué es la humanidad?

Al contrario de lo que pareciera, no es sencillo definir lo que la humanidad es.


Por esa palabra suele entenderse, comúnmente, acepciones muy distintas,
como lo deja ver el diccionario:

El conjunto de todos los seres humanos que existimos y nuestra existencia


común en tanto especie (Homo sapiens).

La esencia o la naturaleza de los seres humanos, o sea, el modo


supuestamente propio que tenemos de comportarnos, para bien y para mal.

El sentimiento de compasión y conmiseración con otra persona a la que se


reconoce como perteneciente a la misma especie humana.

Un conjunto de saberes en torno al ser humano cultivados, organizados y


estudiados bajo el nombre de “humanidades”, como la literatura, el arte, etc., y
diferenciables de las ciencias sociales.

Como se verá, se trata de un concepto bastante abstracto, del cual


generalmente se ocupan diversas ramas de la filosofía, que aspiran a construir
un concepto más o menos funcional de qué cosa es, digamos, lo humano.

Eso que nos distingue de otras especies animales y que poseemos todos los
miembros de la especie, sin distinción alguna, y que algunas religiones
identifican con el alma: eso es, en principio, la humanidad. ¿Pero qué cosa es
realmente?

Distintas doctrinas filosóficas a lo largo de la historia plantearon su propia


respuesta a esa pregunta. Por ejemplo, las posturas religiosas la asimilaron al
espíritu o al alma, que es la porción verdadera e inmortal de cada ser humano,
o sea, la cosa que nos hace humanos y que supuestamente Dios nos insufló al
inicio con su aliento divino, como lo plantea La Biblia en el Génesis.

Esta idea, tradicional y de larga data, no impidió sin embargo que se


conformaran sociedades opresivas, sostenidas sobre las espaldas de los
esclavos, pues la cuestión fundamental de qué es lo humano se desplazó a
quién tiene alma.
En este contexto, la Iglesia Católica, una institución social y política como
cualquier otra en su momento, decidió que los esclavos africanos exportados
forzosamente a América, por ejemplo, carecían de alma y podían ser tratados
entonces como animales. Algo que hoy en día consideraríamos,
paradójicamente, inhumano.

En cambio, las vertientes ateas y materialistas apostaron siempre por una


visión laica de lo humano, ayudadas en la contemporaneidad por la ciencia y
sobre todo por las teorías darwinistas sobre la evolución y el origen de las
especies.

Así, se propuso una mirada biologicista sobre lo humano, que lo entiende como
la pertenencia a un género y una especie determinados. Pero en algunos
casos, estos discursos engendraron monstruos de la talla del nazismo, que
pretendió aplicar a la política los conceptos de Darwin, para así extinguir por
mano propia a los pueblos que consideraban “inferiores” o “menos aptos”.

Finalmente, la pregunta sobre qué cosa es la humanidad y en dónde reside


parece no tener una solución definitiva. De hecho, el futuro tecnológico
pareciera ofrecer nuevas preguntas, en lugar de certidumbres, a través de la
inteligencia artificial, la robotización y la intervención del cuerpo humano con la
tecnología.

“¿Qué es la humanidad?”, en ese sentido, pareciera ser una pregunta que,


paradójicamente, nos formulamos únicamente los humanos, las únicas
criaturas que conocemos hasta ahora que reflexionan así sobre su propia
existencia.

Fuente: https://concepto.de/humanidad/#ixzz6zZfSKovN

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