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Fecha de composición

El primer problema que plantean las Coplas es el de la fecha de composición. Aunque es lógico
pensar que fueron escritas con posterioridad al 11 de noviembre de 1476, fecha en que se
sabe fallece Rodrigo Manrique, el caso es que hay investigadores que, basándose en la falta de
articulación de algunas estrofas, creen que pudo haber coplas que ya tenía escritas con
anterioridad, quizá entre 1460 y 1470[cita requerida], particularmente las 24 primeras, que
son las más generales. También hubo probablemente alteración del orden estrófico por parte
de quienes transcribieron los cancioneros del siglo xv y xvi[cita requerida]. Así y todo, la
intención del poeta y el profundo sentimiento de sus versos permanecen.

Contenido

Lo que hace al contenido, las Coplas lamentan la muerte del padre del autor, remontándose
desde la muerte como tema general a los ejemplos de muertes ilustres y finalmente a la
muerte del personaje. El poeta, sin romper la unidad de tono, filosofa sobre la inestabilidad de
la fortuna, la fugacidad del tiempo, las ilusiones humanas y el poder igualatorio de la muerte a
lo largo de cuarenta estrofas llamadas coplas de pie quebrado o sextillas manriqueñas; cada
una de ellas es una sextilla doble y tiene, por tanto, doce versos, de los que son octosílabos el
primero, segundo, cuarto y quinto y tetrasílabos tercero y sexto; los tetrasílabos pueden ser en
apariencia pentasílabos algunas veces, pero es cuando el verso anterior termina en aguda, por
la métrica ley de compensación.

Se ensalza la figura del fallecido, junto con ataques más o menos directos a quienes han sido,
de una forma u otra, enemigos del padre o de la familia Manrique. Así, personajes como don
Álvaro de Luna, quien tantas desdichas trajo a esta familia[cita requerida], aparecen en
situaciones poco ventajosas —este personaje aparece muerto—. Lo mismo ocurre con la
forma en la que es tratado el cambio social que se está sufriendo en España en esa época,
donde se está produciendo un cambio entre dos mundos completamente diferentes, el mundo
feudal (característico de la Edad Media, con sus tres estamentos bien delimitados) está
dejando paso al mundo renacentista (Edad Moderna), en el que surgirá una nueva clase social
—la burguesía—, y en el que los tres estamentos anteriores ya no serán tan impermeables,
sino que la posición de una persona puede verse alterada según el dinero que posea.
Manrique también trata este tema en su poema, criticándolo con firmeza[cita requerida].

He aquí algunos ejemplos de las coplas:

COPLA I

Recuerde el alma dormida

avive el seso y despierte

contemplando
cómo se pasa la vida

cómo se viene la muerte,

tan callando;

cuán presto se va el placer,

cómo, después de acordado,

da dolor;

cómo, a nuestro parecer,

cualquier tiempo pasado,

fue mejor.

Al final de la composición la muerte aparece como una gran igualadora que se dirige
caballerosamente en un diálogo digno de un libro de caballería:

Buen caballero

dejad el mundo engañoso

y su halago.

Otros temas que aparecen en la obra son:

El paso inexorable del tiempo (tópico del tempus fugit).

La vida como camino (tópico del homo viator).

La vida como un río (tópico del vita flumen).

La muerte que iguala a todos los hombres, sean ricos o pobres (tópico del "omnia mors
aequat").

La vanidad de las cosas mundanas (cuestión de la vanitas vanitatis).

El asunto del Ubi sunt? (¿Dónde están?) para evidenciar la fugacidad de la vida.

La descripción de don Rodrigo Manrique y el elogio de sus virtudes como excelente caballero y
héroe de la cruzada contra los moros.

Los tres tipos de vida: terrenal, de la fama y eterna.

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