Está en la página 1de 2

4.7.

- El Alta Mar
La alta mar o aguas internacionales constituye todas las partes del mar no incluidas en la zona
económica exclusiva, aguas interiores de un Estado, ni en las aguas archipelágicas de un Estado
archipelágico.

4.7.1.- Concepto

Artículo 87 Libertad de la alta mar.


La alta mar está abierta a todos los Estados, sean ribereños o sin litoral. La libertad de la alta mar
se ejercerá en las condiciones fijadas por esta Convención y por las otras normas de derecho
internacional. Comprenderá, entre otras, para los Estados ribereños y los Estados sin litoral:

a) La libertad de navegación;

b) La libertad de sobrevuelo;

c) La libertad de tender cables y tuberías submarinos, con sujeción a las disposiciones de la Parte
VI;

d) Libertad de construir islas artificiales y otras instalaciones permitidas por el derecho


internacional, con sujeción a las disposiciones de la Parte VI;

e) La libertad de pesca, con sujeción a las condiciones establecidas en la sección 2;

f) La libertad de investigación científica, con sujeción a las disposiciones de las Partes VI y XIII.

2. Estas libertades serán ejercidas por todos los Estados teniendo debidamente en cuenta los
intereses de otros Estados en su ejercicio de la libertad de la alta mar, así como los derechos
previstos en esta Convención con respecto a las actividades en la Zona.

4.7.2.- Delimitación Jurídica

Por otra parte, se establece que la alta mar será utilizada exclusivamente con fines pacíficos (art.
88) y que ningún Estado podrá pretender legítimamente someter cualquier parte de la alta mar
a su soberanía.

1
Por estas y otras razones podemos colegir que la naturaleza jurídica del alta mar es la de
"patrimonio común de la humanidad".

Al amparo de lo antes mencionado se han dado casos muy particulares de evasión de leyes de
los gobiernos establecidos, ya que estos no poseen jurisdicción alguna en esta zona, por ejemplo
el Women on Waves, o los casinos flotantes.

4.7.3.- La Libertad de la Navegación

Todos los Estados, sean ribereños o sin litoral, tienen el derecho de que los buques que enarbolan
su pabellón naveguen en alta mar (Art. 90).

Los buques poseerán la nacionalidad del Estado cuyo pabellón estén autorizados a enarbolar (Art.
91). La posesión de una nacionalidad es una garantía para los demás Estados de que los delitos
o infracciones cometidas en alta mar por los tripulantes o pasajeros de un buque serán reprimidos.

La importancia que tiene la nacionalidad del navío explica que se tomen medidas especiales para
prevenir y sancionar a los buques carentes de nacionalidad, que usan más de una bandera, o la
cambian durante un viaje.

“El buque que navegue bajo los pabellones de dos o más Estados, utilizándolos a su conveniencia,
no podrá ampararse en ninguna de esas nacionalidades frente a un tercer Estado y podrá ser
considerado buque sin nacionalidad (Art. 92).

No obstante, es delito el cambio de bandera o nacionalidad y ocurrirá lo mismo frente a un buque


sin nacionalidad (Art. 92)

4.7.4.- Jurisdicción

Artículo 88 Utilización exclusiva de la alta mar con fines pacíficos


La alta mar será utilizada exclusivamente con fines pacíficos.

Artículo 89 Ilegitimidad de las reivindicaciones de soberanía sobre la alta mar


Ningún Estado podrá pretender legítimamente someter cualquier parte de la alta mar a su
soberanía. Artículo 90 Derecho de navegación Todos los Estados, sean ribereños o sin litoral,
tienen el derecho de que los buques que enarbolan su pabellón naveguen en la alta mar.

También podría gustarte