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Una mujer hermosa y bien vestida caminaba por la calle. Usaba tacones costosos, tenía un
agradable aroma a perfume y un rostro angelical de pronto la chica que parecía no haber
sufrido en toda su vida se detuvo frente a un hombre desamparado.
Su apariencia era lamentable y despedía un olor tan desagradable que nadie quería acercarse
a él. Sus ropajes estaban sucios y rotos, y sus ojos llenos de tristeza, al notar la presencia de la
mujer, el vagabundo alzo la mirada y lo único que paso por su mente fue que ella solo quería
burlarse de él, como todas las personas lo hacían.
Así que con voz firme lo dijo a la extraña “por favor váyase déjeme en paz”, ella simplemente
lo vio a los ojos, sonrío y le pregunto: ¿tiene hambre señor?
Incómodo y con gesto desagradable él respondió. “no, estoy de maravilla, acabo de cenar con
el papa. Ahora déjeme en paz, váyase”.
A pesar de ello la mujer no se dio por vencida, sonriendo lo tomo del brazo suavemente
tratando de levantarlo. “Pero que hace váyase déjeme tranquilo.” Al ver dicha escena, se
acercó un oficial de policía y le pregunto a la chica. ¿hay algún problema señorita? Solo quiero
ayudar a este señor a levantarse para comer algo en la cafetería de enfrente ¿podría ayudarme
oficial?
Aunque estaba un poco confundido, el policía bien dispuesto ayudo al anciano a levantarse
Dichos
CORREOS: