Está en la página 1de 5

PAUTAS PARA EL PROFETA INTINERANTE

La profecía personal a individuos es una manera de ministrar, pero no es el propósito principal de


un profeta.  Si Dios te está enviando habrá una palabra profética corporativa, un mensaje clave, y
una impartición que será para toda la congregación.

Profeta Cliff Bell

COORDINADOR DE CI MÉXICO

El profeta itinerante puede ser una bendición tremenda que edifica la congregación y que la
impulsa hacia adelante en los propósitos de Dios. Tristemente, existen demasiadas experiencias
cuando el profeta itinerante devastó y dividió la congregación porque no representó bien a
Cristo. En los últimos 25 años de viajar y ministrar en toda clase de iglesia cristiana, he identificado
algunas pautas para la ministración efectiva para los profetas itinerantes y su interacción con los
pastores que los reciben.   

1. Primero, asegúrate que la invitación es legítima.

Para un profeta que apenas está iniciando, pueda ser emocionante recibir una invitación.   Pero no
toda puerta abierta es de Dios. El diablo también abre puertas para distraerte o destruirte. Hay
también puertas que son apenas ideas del hombre. Siempre es de provecho tener una
conversación con el pastor que te invitó para conocer mejor y discernir la “tierra” en la
cual estarás sembrando.  Me ayuda saber cómo inició el ministerio, a quién rinden cuentas, y sus
conexiones ministeriales.    

Algunas invitaciones parecen muy buenas, ofrecen pagar todos los gastos y aparte una ofrenda


generosa, pero una investigación más profunda revela serios problemas del carácter y una falta de
ética o de moralidad departe del pastor.  Si te vas, estarías afirmando con tu presencia algo que
Dios no puede afirmar, y podrá ser un estorbo con otros pastores legítimos. Como
en cualquier decisión, ora primero, y sea guiado por el Espíritu Santo y no presionado por el
hombre. 

Me acuerdo de una invitación que pareció genial. Pero mi esposa, Dianne, sintió una inquietud; no


me pudo explicar el por qué, pero no tenía una paz acerca de mi participación. Decidí prestar
atención a mi esposa porque somos un equipo y necesitamos estar en unidad.  En tiempo,
descubrimos que hubo problemas muy serios de moralidad con los líderes en aquella
congregación.  Otro profeta que fue me dijo, “dé gracias a Dios que no te fuiste, porque esa iglesia
casi me destruyó.”  Doy gracias a Dios por la Voz del Espíritu Santo por medio de mi esposa.  

2. Para evitar sorpresas, hable con el pastor de antemano acerca de las expectativas financieras.

¿Quién será responsable de pagar los gastos del viaje, hospedaje, etc.?  ¿Planean ofrecerte una


ofrenda u honorarios? Personalmente, siempre he ministrado a base de «ofrendas de amor», sin
especificar una cantidad mínima, porque no quiero limitar en dónde me pueda enviar Dios.  De
cualquier modo, debes tener firme en tu corazón que Dios es tu Fuente de provisión, no el
hombre.  Si el hombre no cumple con lo debido, el Señor siempre te será fiel.    

3. En tu conversación con el pastor, define el propósito de tu visita.

¿Qué quieres ver logrado?  ¿Busca edificación y ministración de un profeta o


entretenimiento de un adivino? 

4. Acuerde con el pastor de antemano acerca de tiempos razonables para la palabra y la


ministración, y respete los tiempos definidos.  

Yo nunca prometo profetizar a todos los presentes, aunque lo he hecho muchas veces. En


términos prácticos, si puedes ministrar efectivamente a 30 personas en dos horas, y hay 300
personas presentes, 270 personas estarán esperando dos horas sin ser ministrados, y algunos se
irán a casa sintiéndose decepcionadas. Cuando hay una multitud, pide al Señor la posibilidad de
ministrar también a unos grupos de personas (los intercesores, los emprendedores, universitarios,
etc.).  Luego, pueden programar un tiempo aparte para ministrar a gente clave escogida por el
pastor cuando la multitud no necesita estar presente.   

La profecía personal a individuos es una manera de ministrar, pero no es el propósito principal de


un profeta.  Si Dios te está enviando habrá una palabra profética corporativa, un mensaje clave, y
una impartición que será para toda la congregación. Los que tienen oídos para oír, oirán y
recibirán lo que Dios te envió para impartir.  

Al profetizar a individuos, siempre provee una manera de grabar las profecías.  No es suficiente
depender de que las personas utilicen sus dispositivos, porque muchos ni saben cómo
operarlos, les falta espacio, o sus pilas están agotadas. Yo traigo mi propia grabadora digital,
y después envío todas las grabaciones individuales al pastor para que las distribuye a los que
fueron ministrados. Inicio cada grabación con el nombre de la persona ministrada. De esa
forma cada persona puede escuchar, juzgar y responder adecuadamente a su profecía, y hay un
registro de lo profetizado para evitar malentendidos.  

5. Seguimiento, retroalimentación y cultivo de amistades.

Después del tiempo de ministración, consulte con el pastor nuevamente para asegurar que tiene


lo que necesita para dar seguimiento.  Además, solicite su retroalimentación, y bríndele
la oportunidad para hacer preguntas y aclarar dudas. Dé seguimiento con el pastor para cultivar la
amistad.  Si la iglesia fue edificada, una visita de ministración exitosa puede multiplicarse en
muchas más.
La honra engendra honra y favor.

En una ocasión el pastor de una iglesia bautista me invitó a ministrar en su iglesia porque fue
presionado por su pastor asociado me había escuchado. Cuando llegué, sus primeras palabras a mí
fueron: «Esta es una iglesia bautista. No creemos en profetas ni apóstoles modernos, ni tampoco
en el bautismo del Espíritu Santo ni los dones.»

Yo le saludé con una sonrisa, y le agradecí por el honor de haber sido invitado, y le
respondí: «Conozco bien la doctrina de la Iglesia Bautista, y amo a los bautistas. Mi mamá recibió
a Cristo en una iglesia bautista. Amo a mis amigos bautistas, porque aman la Palabra de Dios,
estudian la Biblia y la ponen en práctica mejor que muchos pentecostales. Los bautistas son
apasionados por las misiones y el evangelismo. Yo comparto todos estos valores. Yo vine para
servirle y no para provocar confusión. Reconozco su autoridad como pastor de esta congregación y
someto a usted toda ministración que pretendo realizar aquí.»

El pastor pareció sorprendido con mis palabras. Yo continué: «Si usted me permite, y sólo si usted
me da permiso, me gustaría presentar otra perspectiva bíblica acerca del bautismo del Espíritu
Santo y el hablar en lenguas.» Después de pensarlo unos momentos me autorizó hacerlo con una
sola condición, para no hacer un llamado al altar. Yo le agradecí la confianza que me brindó, y me
comprometí a guardar los límites que había definido.

La unción del Espíritu Santo me ayudó, y cuando terminé la enseñanza, hice una oración general y
me senté. El pastor tomó el micrófono y anunció: «Yo antes tenía mis dudas, pero ahora estoy
convencido de lo que los ministerios del apóstol y profeta, el bautismo en el Espíritu Santo y los
dones son vigentes hoy en día, y como congregación necesitamos proceder en esa dirección.»

Cada uno de los cinco ministerios tiene una unción y responsabilidad particular.

Los profetas necesitan recordar que Dios puso al pastor como autoridad dentro de la iglesia local.
Los cinco ministerios deben de colaborar como un equipo bajo la dirección del Espíritu Santo. Esto
es posible cuando hay honra mutua, cuando cada uno conoce sus límites y no usurpa la autoridad
de otro. El profeta no es mayor que el pastor. Cuando visites una iglesia local, sométete a la
autoridad del pastor que preside ahí. El pastor es responsable por la salud espiritual de la
congregación. No le dejes un desastre que limpiar.

Sea consciente de las doctrinas que promueven en la iglesia que te recibe.

Si acaso no estás de acuerdo con ellos acerca de una doctrina o práctica, (ejemplo: si las mujeres
necesitan ponerse un velo o no), evite ese tema desde el púlpito. Puedes tener una conversación
respetuosa con el pastor en privado, porque así aguza el hierro con hierro. Pero no es tu lugar
cambiar la visión, estructura, ni doctrinas de la iglesia.
Una de las cosas más dañinas es cuando un profeta invitado levanta ofrendas sin que el pastor
se lo pida.

El administrar las ofrendas es la responsabilidad del pastor, no la tuya. Ni promuevas tu propio


ministerio o mercancía sin su permiso previo. Tampoco te corresponde ordenar o comisionar a
alguien a un cargo ministerial. Es una cosa profetizar cuál es el llamado potencial que uno tenga,
pero el pastor sabe si esa persona tiene la madurez, carácter y fruto suficiente para ser
comisionada.

Tenga cuidado cuando los miembros de la congregación te piden consejos para sus vidas.

Ese carril corresponde al pastor, no a ti. Permita que el pastor los pastorea. Algunos te harán una
pregunta tramposa como, «¿Qué opinas de un pastor que hace tal y tal cosa?» ¡Tenga cuidado!
Probablemente, esa persona está ofendido con su pastor, y ahora está buscando que tú, como
profeta, justifiques su ofensa o rebeldía. Siempre hay otro lado de la historia. Ejerce prudencia, y
sugiérales a tener una conversación sincera con su pastor.

Es normal que algunos miembros de la congregación te busquen para invitarte a comer o a cenar.
¡Gracias a Dios por personas hospitalarias! Más tome en cuenta que el pastor pueda haber hecho
otros arreglos. Así que, agradéceles la invitación, e instrúyales a presentarla al pastor para evitar
confusión.

Si formas una amistad con uno de los miembros, tenga cuidado a manejar esa amistad de una
manera que honra a su pastor, y no para reemplazarlo en sus vidas. He visto a profetas sin
escrúpulos dividir iglesias y utilizar a tales amistades para iniciar iglesias nuevas y así hacer crecer
su propia red ilegítima. Administrando tus relaciones ministeriales con honra y respeto mutuo,
resulta en amistades duraderas, un buen testimonio sin reproche, la Iglesia es edificada y Dios es
glorificado.

AUTOBIOGRAFÍA

Profeta
Cliff Bell

Cliff Bell es un profeta apostólico ordenado por Christian International. Cliff ha sido entrenado por
el Dr. Bill Hamon y ha trabajado bajo su cobertura desde 1989. Desde 2001 Cliff ha viajado y
ministrado como representante del ministerio Christian International a través de América Latina y
Europa con su enfoque principal siendo la nación de México. Cliff actualmente es Director de
Christian International México, es miembro de la junta directiva de la Red Global Christian
International, y brinda cobertura a iglesias en México, Colombia, Venezuela, los EE UU y en Brasil.

Cliff es autor de tres libros, ministra la Palabra de Dios con equilibrio y autoridad. Es buscado por
las naciones para brindar enseñanza y entrenamiento profético y practico. Es conocido por
ministrar profecías acertadas con humildad y sencillez y con demostración del poder de Dios. Su
pasión es levantar una generación profética y apostólica que hace las obras Cristo, exhibe el
carácter y amor del Padre, y que establezcan el Reino de Dios hasta que Apocalipsis 11:15 sea una
realidad. «Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por
los siglos de los siglos.»
Cliff y su esposa Dianne, junto con sus cuatro hijos se radican en Edinburg, Texas.

Suscríbete a nue

También podría gustarte