Está en la página 1de 71

José María Alcober Brenchat

De los Misioneros de África Padres Blancos

APRENDER A ORAR
CON JESÚS
(Mateo 6, 5-8)

Aprender a Oran con Jesús Página 1


CONTENIDO
Nuestro punto de referencia es Jesús… 3

Orar no es complicado… 5

Lo que no es la Oración… 7

¿Dónde entrar en oración?... 9

¿Qué es hacer oración?... 12

¿Y yo que soy mediocre y hasta pecador, puedo orar así?... 16

¿Cuál es el Dios al que oramos?.... 19

Un Padre, que está siempre conmigo: – Amándome – Fecundando mi amor… 21

Orar = Estarse con el Padre Dios… 23

El mejor fruto de la oración… 24

Estar ahí, acostumbrando los ojos… 26


- Algunas pistas : Una planta. Una persona… 28

¿Cómo hacer oración?... Silencio… Palabras… Distracciones… 30

Dios es amor. Dios es amor. Dios es amor… 31

Mi Palabra Sagrada : “¡Mungu!, ¡uko!”… 32

Orar es escuchar lo que nos pide Dios… 34

Oración pagana y oración cristiana… 34

Pide… Busca… Llama… 39

Orar = Situarse confiadamente en las manos amorosas del Padre Dios… 40


- Oración de petición… 41

¿Qué decimos cuando decimos “Hágase tu Voluntad”?... 45

La oración purifica y profundiza nuestros deseos… 49

Orando con constancia vamos aprendiendo a Perseverar en la Confianza… 51

¿Y los Milagros?... 56

¿Para qué sirve la oración?... 59

Entrar en el gran gozo de la Adoración… 62

De Jairo del Agua: Me preguntas por mi oración?... 66

Aprender a Oran con Jesús Página 2


APRENDER A ORAR CON JESÚS
(Mt 6, 5-8)
(José María Alcober)

¡Señor Jesús! ¡Amigo!... Aquí estamos un grupo de cristianos de buena


voluntad... Hemos decidido reunirnos de cuando en cuando para orar juntos,
y para ir aprendiendo a orar cada vez con mayor profundidad. ¡Enséñanos a
orar!...

Como cristianos, nuestro punto de referencia es Jesús :

Para empezar, hay que decir una cosa, que tiene su importancia. Y es que
Jesús, en realidad, más que un “maestro de oración”, es un “maestro de
vida”… Si lo comparamos con otros grandes personajes religiosos (por
ejemplo, de la India), Jesús no enseñó nunca unos métodos precisos y
detallados para aprender a concentrarse, etc. etc. … Jesús nos enseña sobre
todo un modo nuevo de ver la vida y de vivirla,… desde un modo nuevo de ver
a Dios…

Pero dicho esto, hay que añadir que la oración tuvo un papel importante en su
vida… Sin entrar ahora en más detalles, simplemente recordar algunas de las
indicaciones que nos dejaron los evangelistas :

- Según el evangelio de Lucas, Jesús vivió la experiencia fundamental que


marcó y orientó toda su vida, en un momento de oración: “Sucedió que
cuando Juan estaba bautizando a todos, también Jesús fue bautizado. Y
mientras oraba, el cielo se abrió, y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma
visible, como una paloma, y se oyó una voz del cielo que decía : Tú eres mi
Hijo amado, en quien me complazco” (Lc 3, 21-22)

- Después de esto, y según nos dicen los evangelios, de cuando en cuando


Jesús se retirabas para orar : “De madrugada, cuando todavía estaba oscuro,
Jesús se levantó y salió de la ciudad para ir a orar en un lugar apartado” (Mc
1,35)... “Cuando se hubo despedido, se fue al monte a orar” (Mc 6, 46)...
“Jesús se retiraba a orar a lugares apartados” (Lc 5,16)...

- A veces, también se iba a orar junto con alguno de sus discípulos : “Jesús
subió a un monte a orar, acompañado de Pedro, Santiago y Juan” (Lc 9,28)

= Para Jesús, esos ratos de oración eran, sin duda, momentos en que revivía y
reactualizaba la experiencia fundamental que está a la base de todo su vivir y
de todo tu actuar : Saberse amado como Hijo por el Padre Dios, llamado a
encarnar ese amor en su propia vida, llevado desde dentro por el Espíritu
Santo...

Como Jesús, también nosotros necesitamos retirarnos de cuando en cuando,


para orar en profundidad. Como él, queremos tomarnos el tiempo de
Aprender a Oran con Jesús Página 3
abrirnos al amor del Padre Dios, llevados por su Espíritu Santo, para poder
encarnar ese amor en nuestro propio vivir de cada día...

Estamos muy ocupados y no tenemos tiempo para nada. ¡Es verdad!... Pero
quizás podría ser importante pedirle a Jesús, nuestro Amigo, que nos ayude a
tomar una resolución = ¡Regalarle y regalarnos a nosotros mismos el tiempo
necesario para que nos enseñes a orar!

Jesús Resucitado,
Aunque no te podemos ver ni tocar,
Sabemos que tú estás aquí con nosotros...
Tú nos has dicho que
“donde dos o tres se reúnen en mi nombre
allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18,20)
¡Gracias por estar aquí con nosotros hoy!

Te damos gracias
Porque nos haces partícipes de tus deseos de orar:
De estarnos amorosamente con el Padre Dios
que nos quiere más que una madre.

Nuestro propio deseo de orar


ya es un regalo que tú nos haces...
Un tesoro escondido
que iremos descubriendo poco a poco.
¡Gracias!

Tú seguirás estando con nosotros,


para que aumenten aún más en nosotros
esos deseos que ya tenemos
de aprender a orar y de orar en profundidad...

Tú estarás con nosotros cada día,


para animarnos a regalarnos a nosotros mismos
buenos ratos de oración,
A pesar de todas nuestras numerosas y urgentes ocupaciones...

Tómanos de la mano,
Jesús Resucitado,
Y llévanos al descubrimiento de ese tesoro
que es la oración...

Danos la valentía
de renunciar gozosamente a otras cosas,
para disfrutar de esa perla preciosa...

¡Jesús Resucitado!,
tú estás aquí con nosotros...
Cógenos de la mano;...
enséñanos a orar...

Aprender a Oran con Jesús Página 4


ORAR NO ES COMPLICADO
Orar no es complicado. Para orar (orar de verdad y orar en profundidad) no es
necesario subirse “al séptimo cielo”, ni sentir grandes emociones. Basta saber
y creerse de verdad que el Padre Dios nos está queriendo, y que está ahí
siempre con nosotros queriéndonos… Orar es estar ahí, amorosamente, en
presencia del Padre Dios, que ya nos está queriendo…
No necesitas ni pensar ni decir cosas “sublimes”; sino simplemente
estar ahí con Él;… aunque no te salga nada que decir…
A veces te apetecerá o te saldrá hablar con Él, en tu corazón. ¿Hablar
de qué? Pues de lo que te salga;… y, sobre todo, de lo que es tu vida de cada
día… Santa Teresa de Ávila decía que orar es “tratar de amistad con quien
sabemos nos ama”…

He aquí algunas pistas, que tomo de J.A, Pagola (:“Creer, ¿para qué?”) =

Lo primero es despertar en ti una actitud de confianza grande en Dios. Piensa


esto: «Yo no sé rezar. Tampoco sé si me interesa mucho. Pero Dios me quiere.
Eso ¡seguro!... Y además me entiende y me acoge como ni yo mismo soy capaz
de quererme, entenderme y acogerme».

Preséntate ante Dios tal como eres y tal como estás. No necesitas nada más...
Él te conoce y te acepta. Puedes sentirte ante él con paz. Ante Dios puedes
estar relajado, con un corazón atento.
Ante Dios tienes que estar tú, con lo que sientes y vives en ese momento. Con
tus deseos y necesidades. Con tus miedos, alegrías y sufrimientos.
A lo mejor piensas que lo más importante es hablarle a Dios. Sin embargo, lo
más decisivo es “estar ahí con Él”… Callarte y escuchar lo que brota de ti.
Hacer silencio para captar la presencia misteriosa de Dios.

Pero si lo deseas y te sale, puedes hablarle a Dios de lo que estás viviendo.


- A veces le podrás dar gracias porque te sientes bien, has recibido una
buena noticia, tienes motivos para estar alegre. Te acuerdas de Dios y
das gracias… ¡Él siempre te quiere ver dichoso!.
- Otras veces le puedes pedir perdón porque no has actuado bien, no has
sido honesto, has tratado mal a alguien. No te sientes bien contigo
mismo y necesitas sentirte perdonado, poder vivir de nuevo con paz
ante ti mismo y ante Dios.
- Otras veces, tal vez, lo que necesitas es invocar a Dios porque te
sientes triste y desanimado, necesitas luz y paz. ¡Hazlo! Te hará bien
sentir cerca a Dios. Él quiere para ti lo mejor.
No necesitas acudir a libros o pronunciar frases hechas. Es mejor que le hables
a Dios a tu estilo, con palabras tuyas, como te sale de dentro. Tú sabes mejor
que nadie cómo lo puedes hacer… No necesitas hablar mucho. Bastan pocas
palabras, pero que vengan de lo más profundo de tu corazón.

Por si no se te ocurre nada, te propongo algunas frases cortas. Puedes decirlas


despacio y desde dentro: «Dios mío, te necesito»; «Tú conoces como soy.
Perdóname»; «Tú solo eres grande y bueno. Ayúdame a creer más en ti»; «Ten

Aprender a Oran con Jesús Página 5


compasión de mí, que no soy capaz de cambiar»; «Tu fuerza me sostiene
siempre. Gracias»; «Guíame por el camino recto»; «Despierta en mí la
alegría»; «Enséñame tú mismo a orar». También puedes repetir esas oraciones
sencillas que la gente le decía a Jesús: «Señor, que vea»; «Jesús, si tú quieres
puedes limpiarme»; «Señor, ten compasión de mí, que soy un pecador»;
«Creo, pero aumenta mi fe».
Si todo esto no te dice nada, puedes rezar como lo hacía Charles de Foucauld
cuando era agnóstico: «Dios mío, si existes, enséñame a conocerte».

Tal vez estás pensando: «Todo esto, ¿para qué sirve?, ¿no es hablar al vacío?,
¿no es engañarnos ingenuamente a nosotros mismos?»… A estas preguntas no
voy a dar ahora una respuesta teórica (algo diremos más tarde)… Simplemente
te invito a entrar y a caminar por el camino de la oración. Haz la prueba… y
ya me dirás si vale la pena o no orar… Es fácil que experimentes una paz
nueva que te puede ayudar a situar las cosas en su verdadera dimensión y a
dar a tu vida su verdadero sentido.

En las notas siguientes te voy a proponer algunas consideraciones y


algunas pistas, por si te ayudan a orar. Lo haré, tomando como hilo conductor
sobre todo el texto de Mateo que nos habla de la oración… Estas notas no
están hechas para ser leídas “de un tirón”; sino para irlas tomando poco a
poco… Lo ideal sería leer de cuando en cuando algunos párrafos,… y pararse
para “estar un ratito amorosamente en presencia del Padre Dios que ya nos
está amando”; es decir: pararse, para ir entrando en oración… De hecho, al
principio eran unas simples y breves consideraciones introductorias, que iba
proponiendo en sucesivas reuniones a un grupo de personas con las que nos
reunimos cada semana para un rato de oración silenciosa juntos. Por eso hay
muchas repeticiones… En este texto he desarrollado un poco más alguna de
esas consideraciones. Pero de lo que se trata no es de hacer un tratado
completo y sistemático sobre la oración; sino de invitarte a “aprender a orar
orando”… Toma de estas notas lo que te ayude, con toda libertad…
Pero no lo olvides: más allá de todas las teorías y todos los métodos,
regálate tiempos para orar = estar ahí, amorosamente, en presencia del
Padre Dios, que ya te está queriendo…

Del Evangelio según San Mateo, capítulo 6, 5-8


“Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les
gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las
plazas, para que la gente los vea. Os aseguro que con eso ya
tienen su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu
cuarto, cierra la puerta y ora en secreto a tu Padre. Y tu Padre,
que ve lo que haces en secreto, te dará tu recompensa.
“Y al orar no repitas palabras inútilmente, como hacen los
paganos, que se imaginan que por su mucha palabrería Dios les
hará más caso. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe
lo que necesitáis aun antes de habérselo pedido.”

Aprender a Oran con Jesús Página 6


LO QUE NO ES LA ORACIÓN

Mt 6,5ª : “Cuando oréis no seáis como los hipócritas, a quienes


les gusta orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas,
bien plantados para ser vistos por la gente”.

También hoy, esto puede ser un peligro para nuestra vida cristiana o
piadosa : El contentarnos con “cumplir” unas “prácticas piadosas”, quizás
numerosas;... pero rutinarias, formalistas, exteriores, hechas de apariencia y
de superficialidad;... el contentarnos con cumplir unos ritos y unas
costumbres religiosas que hemos aprendido desde niños;... o el hacer “rezos”
más que hacer oración…
Puede ser una tentación para nosotros, incluso el hacer de nuestra vida
religiosa o de nuestra piedad una simple exhibición de “bonitos
sentimientos”...

Jesús nos invita a una religiosidad, a una relación con nuestro Padre Dios, y a
una oración, mucho más auténticas, personales, y profundas...

Jesús nos enseña a vivir nuestra oración, ante todo y sobre todo,
como un Encuentro personal con el Padre Dios,... al que buscamos y por
quien nos dejamos encontrar, con corazón sincero y abierto;... una
Experiencia de Comunión profunda e íntima con Él en el amor... que no busca
las apariencias, sino que es vida;... y que se traduce, no en exhibicionismo
“piadoso”, sino en vida de amor, con hechos y de verdad...
= Orar es encontrarse personalmente con Dios Amor... para vivir toda
la vida de cada día en sintonía con Dios Amor...

- Jesús no condena las diferentes actitudes y expresiones exteriores que


pueden ayudarnos a vivir y manifestar ese encuentro con Dios : Todo eso
puede ser válido y útil... Pero sólo si nos ayuda a lo esencial : el encuentro
personal con el Padre Dios.

- Atención pues a no hacer de nuestra oración un rito exterior, superficial,


vacío : gestos, palabras, rezos, apariencia... Cuando lo realmente importante
es la actitud interior...

- Que no hagamos de nuestra oración una especie de exhibicionismo pseudo


religioso ante la gente... Que no recemos para dárnosla de piadosos y
religiosos...
- Que no oremos, ni siquiera para dar ejemplo: El objetivo de la oración no es
dar ejemplo,... sino encontrarnos personalmente con el Padre Dios... ¡Lo que
tiene que ser ejemplar, es nuestra vida... fecundada por la oración!...

El que hace de su oración un rito externo, o una simple exhibición de su


piedad “para ser visto”, con eso ya ha obtenido su recompensa, y no tiene
que esperar ya nada más... Jesús lo dijo claramente :

Aprender a Oran con Jesús Página 7


Mt 6,5b “Os aseguro que con eso ya tienen su recompensa”

: Se han satisfecho a sí mismos... : “¡Ya he cumplido!”… Hasta han obtenido


fama de piadosos... ¡Pero no se han encontrado con Dios!...

Oración del que busca a Dios (Inspirada en el Salmo 62)

Dios mío, te busco y no te encuentro;


sed de ti tiene mi corazón;
te busco y me siento con frecuencia defraudado,
mi alma se levanta como tierra reseca, sin agua.

Tengo sed de ti: de tu amor;


de tu verdad;
de tu justicia y fidelidad;
de tu amor;
de tu misericordia.

Te busco, como la flor busca al sol por la mañana;


como el río que se alarga hasta el mar;
como el camino la libertad;
como el niño chiquito, la protección de su madre.

Tu amor es mejor que mi propia vida;


tu rostro irradia la luz de tu gracia y verdad;
tus manos están abiertas al perdón y la acogida;
todo tu ser es fuerza de salvación para el hombre.

Empapa mi corazón en tu bondad;


rocíame con la lluvia suave de tu ternura;
deja caer tu amor sobre mí como rocío de la mañana;
y abre mis labios para que te cante con labios jubilosos.

En las noches, pienso en ti;


y mi corazón hace camino hacia la luz de tu mirada;
tú llenas mi noche, tú das sentido a mi existencia,
y eres para mí como amigo bueno que me acompaña.

Por ti vigilo; por ti mi corazón no duerme;


por ti estoy como centinela esperando tu llegada;
por ti mi corazón vuela hasta tocar tu rostro;
por ti mi alma se aprieta contra ti, buscándote en mi alma.

Líbrame, Señor, de los ídolos que gritan:


mercancías, baratijas, saldos viejos, hojarasca;
líbrame, de los dioses que disputan mi existencia
y que buscan manipular mi vida y deshacerla en sus garras.

Oh Dios, mi corazón te busca, fascinado,

Aprender a Oran con Jesús Página 8


porque sólo en ti hay respuesta;
te busco, porque las cosas que encontré
son para mí nada ante ti.

Tengo sed de ti, de tu pan y de tu palabra;


de comunión con tu Iglesia;
de la fuerza de tu Espíritu.

Te busco, con mi comunidad;


con los hermanos que caminan conmigo como amigos;
te busco, y sé que estás presente entre nosotros,
y vivo en tu palabra.

¿DÓNDE ENTRAR EN ORACIÓN?


Para que nos podamos encontrar con el Padre Dios, Jesús nos aconseja :

Mt 6,6ª “Tú en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu


cuarto”

“Mi cuarto” quiere decir, ante todo, lo más profundo de mí mismo, la


dimensión más profunda de todo mi ser, el “corazón” de todo mi ser = Todo
mi ser está como impregnado por el Amor con que estoy siendo amado por
el Padre Dios… La oración me abre a esa dimensión profunda de mí mismo,
habitada y vivificada por el Amor del Padre Dios…

El “lugar” de la oración y del encuentro con Dios, está en lo más


profundo del ser humano… San Agustín, que al fin lo entendió, le decía al
Padre Dios : “Te he buscado fuera, ¡y tú estabas dentro!”… Quizás también
nosotros deberíamos decirle lo mismo hoy…
San Agustín decía también : “Dios es más íntimo a nosotros mismos que
nuestra más profunda intimidad”… Por eso orar será abrirme a Su Presencia, y
a encontrarle en lo más profundo de mí mismo…
Y Teófano el Recluso : “¿Buscáis al Señor? Buscad en vosotros mismos.
Él no está lejos de cada uno de nosotros mismos… Su recibidor es… ¡vuestro
corazón!. Quien encuentra al Señor, allí lo encuentra”.

- Jesús nos invita a descubrir que el Padre Dios está siempre con nosotros,
acompañándonos y queriéndonos,… impregnando todo nuestro ser con su
amor…

Por eso podemos rezar en todo lugar…, solos o con otros…, en la


iglesia, o en casa, o en el campo, o en el autobús, o por la calle…, en la
liturgia, en los cultos públicos,… en ratos de oración personal en privado…

Pero siempre, y sea cual sea el lugar, sea cual sea la circunstancia, a lo
que me invita Jesús es a entrar de cuando en cuando en lo más profundo de

Aprender a Oran con Jesús Página 9


mí mismo, para orar : para dejarme vivificar por esa Presencia amorosa del
Padre Dios…

¡Jesús Resucitado!, tú estás aquí con nosotros,… estás aquí conmigo…


Tómame de la mano;… enséñame a orar;… enséñame a entrar en lo profundo
de mí mismo… Ayúdame a encontrarme amorosa e íntimamente con el Padre
Dios… en este ratito de oración silenciosa…

Inspirado en el Salmo 139 (A)

¡Qué alegría, Padre Dios, y qué seguridad,


saber que Tú estás conmigo,
que Tú estás en mí,
acompañándome siempre y ofreciéndome siempre tu amor!.

Si cierro mis ojos y miro en lo profundo de mí mismo;


si peregrino a lo más secreto y hondo de mi corazón;
si hago silencio y escucho dentro de mí,
allí te siento, allí te oigo, allí en mi interior estás tú.

Cuando me encuentro conmigo mismo y me sondeo a fondo;


cuando toco mis sentimientos y palpo mi corazón;
cuando callo y me dejo surgir como realmente soy,
en lo profundo de mi ser estás y surges tú.

Siempre tú; siempre conmigo; siempre amándome,


vaya donde vaya;
tu presencia inunda mi vida y todo cuanto existe.
Porque eres Amor lo llenas todo, lo vives todo, lo sabes todo;
y te encuentro siempre a mi lado,… en mí.

¡Qué alegría, Padre Dios, y qué seguridad,


saber que Tú estás conmigo,
que Tú estás en mí,
acompañándome siempre y ofreciéndome siempre tu amor!.

Mt 6,6ª “… y cierra la puerta”

“Cierra la puerta” = Haz un esfuerzo para evitar que otras cosas u otras
preocupaciones te impidan centrarte en lo esencial: tu encuentro con Dios…
Esfuerzo de recogimiento: Recoger todo mi ser, para centrarlo en Dios que
está en lo más profundo de mí mismo. Centrarme en Dios, cuyo amor envuelve
e impregna todo tu ser.

- Medios que pueden ayudarnos : Lugar tranquilo y silencioso… Una postura,


cómoda pero sin dejadez… Una respiración tranquila, profunda, acompasada…

Aprender a Oran con Jesús Página 10


- (Ver unas notas complementarias en las que os propongo algún
ejercicio práctico, que nos puede ayudar a relajarnos,… a
concentrarnos,… a abrirnos y a acoger el amor del Padre Dios, “en
quien vivimos, nos movemos y existimos” (Hch 17,27)… Utilizadlas si os
sirven. Creo que pueden ser útiles… Probad al menos,… y que cada uno
emplee lo que más le ayude.)

EL PEQUEÑO PEZ
«Usted perdone», le dijo un pez a otro, «es usted más viejo y con más
experiencia que yo y probablemente podrá usted ayudarme. Dígame: ¿dónde
puedo encontrar eso que llaman Océano? He estado buscándolo por todas
partes, sin resultado».
«El Océano», respondió el viejo pez, «es donde estás ahora mismo».
«¿Esto? Pero si esto no es más que agua... Lo que yo busco es el Océano»,
replicó el joven pez, totalmente decepcionado, mientras se marchaba
nadando a buscar en otra parte.

Inspirado en el Salmo 139 (B)

Señor, tú me sondeas, me penetras y me conoces;


sabes de mi vida más que nadie; lo sabes todo.
Cuando me siento, allí te tengo; cuando me acuesto, allí estás;
donde quiera que esté, tú te haces siempre presente, ¡para amarme!.

¡Qué alegría, Padre Dios, y qué seguridad,


saber que Tú estás conmigo,
que Tú estás en mí,
acompañándome siempre y ofreciéndome siempre tu amor!.

Cuando voy de camino;


cuando huyo de mí mismo;
cuando llamo a una y otra puerta,
donde quiera que vaya o huya, allí estás tú: ¡Me sigues amando!.

¡Qué alegría, Padre Dios, y qué seguridad,


saber que Tú estás conmigo,
que Tú estás en mí,
acompañándome siempre y ofreciéndome siempre tu amor!.

Tú conoces los pensamientos de mi corazón;


tú sabes de los deseos de mi alma;
tú estás al tanto de las tensiones de mi vida;
tú sientes mi dolor aunque quiera ocultarlo.

¡Qué alegría, Padre Dios, y qué seguridad,


saber que Tú estás conmigo,
que Tú estás en mí,
acompañándome siempre y ofreciéndome siempre tu amor!.

Aprender a Oran con Jesús Página 11


Cuando la crisis me aprieta y me siento desesperado;
cuando la prueba me golpea y me siento cansado y solo;
cuando la soledad y el absurdo llaman a mi puerta,
en medio de mi agitación y confusión, de nuevo estás tú, ¡amándome!.

¡Qué alegría, Padre Dios, y qué seguridad,


saber que Tú estás conmigo,
que Tú estás en mí,
acompañándome siempre y ofreciéndome siempre tu amor!.

¿A dónde iré, Señor, que pueda alejarme de ti y no verte?


¿A dónde huiré y dejaré a mis espaldas tu rostro?
¿A dónde caminaré que no encuentre tus huellas en el camino?
Donde quiera que vaya, allí, donde yo llego, estás tú, ¡amándome!.

¡Qué alegría, Padre Dios, y qué seguridad,


saber que Tú estás conmigo,
que Tú estás en mí,
acompañándome siempre y ofreciéndome siempre tu amor!.

Si en alas de la aurora cabalgo y cruzo mares;


si corro y huyo de mí mismo;
si me meto en la tiniebla y apago la luz para no verte,
aun ahí, en medio del pecado... otra vez estás tú, ¡para amarme!.

¡Qué alegría, Padre Dios, y qué seguridad,


saber que Tú estás conmigo,
que Tú estás en mí,
acompañándome siempre y ofreciéndome siempre tu amor!.

¿QUÉ ES HACER ORACIÓN?


Para orar, Jesús nos invita a entrar en lo más profundo de nosotros mismos...
Y ahí, encontrarnos con el Padre Dios... Eso es lo que nos dices en el
evangelio de Mateo :

Mt 6,6 b “Ora a tu Padre que está allí, en lo secreto”

= La verdadera oración cristiana, la oración profunda es, sencillamente, =


ESTARSE AMOROSAMENTE CON EL PADRE DIOS, QUE YA NOS ESTÁ
QUERIENDO...

Estar ahí,… amorosamente,… abiertos al amor del Padre…


con Jesús y como Jesús, el Hijo Amado que Ama con ese amor
recibido del Padre…
llevados desde dentro por el Espíritu Santo, quien, como a Jesús,
nos abre también a nosotros al gozo de sabernos amados y a la alegría de
amar…

Aprender a Oran con Jesús Página 12


Cuando yo voy a orar, el Padre Dios ya está ahí: a la raíz de mi propio ser,
envolviendo e impregnando todo mi ser con su amor…
Ya está ahí, ¡amándome!... (No sabe, ni puede, ni quiere otra cosa: sólo
amar, ¡amarme!... El Padre Dios es “Eterno Estar Amando”…)

Quien necesita “ponerse y estar ahí” soy yo… Yo necesito tomarme el


tiempo de “estar ahí”, para caer en la cuenta, abrirme, enraizarme, dejarme
vivificar por esa Presencia Amorosa que me habita…

¡Estoy siendo amado por el Padre Dios!… A la raíz de mí mismo, su amor es la


fuente y la sabia de donde brota y que vivifica todo mi ser…
¡Estoy siendo amado por el Padre Dios!… Esta es la convicción radical del
creyente: «Yo soy amado por Dios, no porque soy bueno, santo y sin pecado,
sino porque Él es bueno, santo, y me ama con amor insondable. Soy aceptado
incondicionalmente. Nadie me podrá separar del amor que Dios me tiene y
que se me ha revelado en Cristo»… No se trata de que soy amado porque soy
bueno, santo y sin pecado. Es algo mucho más decisivo y asombroso. Soy
amado por Dios tal como soy, con mis pecados y mediocridad. Soy amado
aunque no cambie.
¡Estoy siendo amado ya, aquí y ahora!... Y ese amor que me está teniendo el
Padre Dios es la fuente de donde brota y la sabia que vivifica todo mi ser…

Orar es tomarse el tiempo de “estar ahí” para caer en la cuenta, abrirme,


enraizarme, dejarme vivificar por esa Presencia Amorosa que me habita…

De este «saberse amado» por Dios nace estabilidad interior y paz: «Puedo
confiar, ningún mal es definitivo, nada me pude destruir para siempre. Puedo
vivir sin odiarme; las heridas del pasado siguen ahí; mi mediocridad no
desaparece, pero lo importante es la seguridad del amor de Dios»… Esta
convicción cura interiormente. Este amor bebido en la fe dura hasta la muerte
y más allá de la muerte. Ya no cesa. Es promesa de vida eterna.

Orar es entrar en lo más profundo de mí mismo, para que el Agua


Vivificante del Amor, (que es Dios y que me habita) surta y fecunde mi
vida.

Dicen que, bajo el desierto del Sahara, hay lagos inmensos. A veces una
perforación, bien orientada hacia ese océano subterráneo, y con suficiente
profundidad, hace surtir un pozo artesiano. Entonces las aguas vivificadoras
surgen y fecundan las arenas del desierto; y es el milagro de la aparición de
un oasis lujuriante.
Muchas veces nuestras vidas son como un desierto, seco, estéril, sin
vida ni belleza.
Y sin embargo lo más profundo de nuestro ser está enraizado en el
Océano Inmenso e Inagotable que es Dios… ¡Estamos habitados por Dios!

Orar es descender a lo más profundo de nosotros mismos, para descubrir y


zambullirse en ese Océano de Amor que es Dios; para dejarnos vivificar por el
Agua Viva de ese Amor, que es Dios y que nos habita…

Aprender a Oran con Jesús Página 13


Al orar, al abrirnos a esa Presencia de Dios en nosotros, vamos
perforando ese pozo artesiano que va hasta el fondo más profundo de nuestro
ser, permitiendo así a las aguas vivificantes (que es el Océano de Amor que es
Dios, que nos habita) de surtir, de brotar, y de transformar en tierra fértil el
desierto que nuestra vida es tantas veces.

“La meditación (dice el jesuita J.B. Lotz) es aquel proceso que penetra
todas las capas del hombre hasta el núcleo más interno, y desde él le
enriquece, le transforma y le renueva”.

Estamos habitados por Dios,… y la mayoría de nosotros ni nos enteramos…

Sociólogos y psicólogos están totalmente de acuerdo en que el hombre


moderno es un ser aturdido y estresado.
Aturdido por el ruido externo e interno. Corriendo siempre de un sitio para
otro… Sin tiempo para “pararse”, para “estar”, para simplemente “existir”.
Todo esto supone el peligro de que, en vez de vivir nosotros, nos vivan.

Así, resulta difícil encontrarnos con nosotros mismos y también difícil


encontrarnos con Dios. Es lo que decía Santa Teresa: “están tan volcadas
hacia fuera mirando por la ventana, que no se pueden encontrar con quien
está en la habitación secreta de su interior”.
El Papa Pablo VI dijo una frase gráfica que describe el hombre moderno: “el
hombre moderno ha salido de su casa, ha perdido la llave y no es capaz de
retornar a ella”.

Creo que esa llave puede ser el “estar orante”.

Orar es ponerse en contacto, mejor dicho: abrirse a lo profundo de nuestro


ser. Entrar en lo más profundo de mi ser,… y descubrir ¡que estoy habitado
por Dios!... Quedarse ahí, sumergido en ese Misterio de Amor insondable, que
no puede ser explicado ni hablado,… pero que me hace ser y vivir… Presencia
oscura y a la vez luminosa; fascinante; siempre amorosa y tierna… Presencia
que está fundamentando, sosteniendo y envolviendo todo mi ser…

Orar es aceptar ser desde esa Presencia misteriosa; acoger con confianza ese
Misterio que fundamenta mi ser; descubrir con gozo que hay “algo más”.
Mejor = no “algo” sino “Alguien”, más allá de todo; “Alguien” que me
trasciende pero que me habita, que está ahí fundando y sosteniendo la
realidad y mi realidad; saber que puedo vivir de esa “Presencia fundante”.

Para orar, no necesito ni hacer ni decir gran cosa. Sólo ¡Estar!


¡Zambullirme, enraizarme, dejarme vivificar, invadir por esa Presencia!...

ENTRÉME DONDE NO SUPE (San Juan de la Cruz)

Entréme donde no supe,


y quedéme no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.

Aprender a Oran con Jesús Página 14


1. Yo no supe dónde entraba,
porque, cuando allí me vi,
sin saber dónde me estaba,
grandes cosas entendí;
no diré lo que sentí,
que me quedé no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo.

2. De paz y de piedad
era la ciencia perfecta,
en profunda soledad
entendida, vía reta;
era cosa tan secreta,
que me quedé balbuciendo,
toda ciencia trascendiendo.

3. Estaba tan embebido,


tan absorto y ajenado,
que se quedó mi sentido
de todo sentir privado;
y el espíritu dotado
de un entender no entendiendo
toda ciencia trascendiendo.

4. Cuanto más alto se sube,


tanto menos se entendía
qué es la tenebrosa nube
que a la noche esclarecía;
por eso quien la sabía
queda siempre no sabiendo
toda ciencia trascendiendo.

5. El que allí llega de vero,


de sí mismo desfallece;
cuanto sabía primero
mucho bajo le parece;
y su ciencia tanto crece,
que se queda no sabiendo
toda ciencia trascendiendo.

6. Este no saber sabiendo


es de tal alto poder,
que los sabios arguyendo
jamás le pueden vencer;
que no llega su saber
a no entender entendiendo,
toda ciencia trascendiendo.

7. Y es de tan alta excelencia


aqueste sumo saber,

Aprender a Oran con Jesús Página 15


que no hay facultad ni ciencia
que le puedan comprender;
quien se supiere vencer
con un no saber sabiendo,
irá siempre trascendiendo.

8. Y si lo queréis oír,
consiste esta suma ciencia
en un subido sentir
de la divinal Esencia.
Es obra de su clemencia
hacer quedar no entendiendo,
toda ciencia trascendiendo.

¿Y YO QUE SOY MEDIOCRE Y HASTA PECADOR,


PUDO ORAR ASÍ?
Ciertamente que sí. Puedo; tengo derecho a orar así… Diré más: Cuando soy y
me siento pecador, débil, mediocre, miserable,… entonces es cuando más
necesito orar así… Y diré más aún: Cuando desde mi miseria oro así, le estoy
permitiendo a Dios ser lo que es; lo reconozco como lo que es: Amor,
Compasión, Misericordia. Amor gratuito. Amor Creador y Re-Creador…

He aquí lo que escribe J.A. Pagola, en un comentario a la parábola del


fariseo y del publicano (Lc 18, 9-14):

“El publicano, por su parte, entra en el templo, pero «se queda atrás». No
merece estar en aquel lugar sagrado entre personas tan religiosas. «No se
atreve a levantar los ojos al cielo» hacia ese Dios grande e insondable. «Se
golpea el pecho», pues siente de verdad su pecado y mediocridad.

Examina su vida y no encuentra nada grato que ofrecer a Dios. Tampoco se


atreve a prometerle nada para el futuro. Sabe que su vida no cambiará
mucho. A lo único que se puede agarrar es a la misericordia de Dios: «Oh
Dios, ten compasión de este pecador».

La conclusión de Jesús es revolucionaria. El publicano no ha podido presentar


a Dios ningún mérito, pero ha hecho lo más importante: acogerse a su
misericordia. Vuelve a casa trasformado, bendecido, «justificado» por Dios.

El fariseo, por el contrario, ha decepcionado a Dios. Sale del templo como


entró: sin conocer la mirada compasiva de Dios.

¿Para qué necesitan el amor gratuito y el perdón de Dios los que, en el fondo
de su ser, no se sienten ni necesitados ni pecadores?, ¿cómo van a agradecer
su amor inmenso y su comprensión inagotable quienes se sienten «protegidos»
ante él por la observancia escrupulosa de sus leyes?

Aprender a Oran con Jesús Página 16


El que se siente pecador vive una experiencia muy diferente. Tiene conciencia
más clara de su miseria. Sabe que no puede presentarse con suficiente
dignidad ante los ojos de nadie; tampoco ante Dios; ni siquiera ante sí mismo.
¿Qué puede hacer sino esperarlo todo del perdón de Dios? ¿Dónde va a
encontrar salvación si no es abandonándose confiadamente a su amor infinito?

Yo no sé quién puede llegar a leer estas líneas. En estos momentos pienso en


los que os sentís incapaces de vivir de acuerdo con las normas que impone la
sociedad; los que no tenéis fuerzas para vivir el ideal moral que establece la
religión; los que estáis atrapados en una vida indigna; los que no os atrevéis a
mirar a los ojos a vuestro/a esposo/a ni a vuestros hijos; los que salís de la
cárcel para volver de nuevo a ella; las que no podéis escapar de la
prostitución... No lo olvidéis nunca: Cristo ha venido para invitaros a la fiesta.

Cuando os veáis juzgados por la ley, sentíos comprendidos por Dios; cuando os
veáis rechazados por la sociedad, sabed que Dios os acoge; cuando nadie os
perdone vuestra indignidad, sentid el perdón inagotable de Dios.

No lo merecéis. No lo merecemos nadie. Pero Dios es así: amor y perdón.


Vosotros y vosotras lo podéis disfrutar y agradecer. No lo olvidéis nunca:
según Jesús, sólo salió limpio y justificado del Templo aquel publicano que se
golpeaba el pecho diciendo: «Oh Dios, ten compasión de este pecador».

FARISEOS

(Un gran poeta cristiano francés pone en boca de Dios estas palabras:)

Los fariseos quieren que los demás sean perfectos,


lo exigen.
No saben hablar de otra cosa.
Pero Yo soy menos exigente, dice Dios.
Porque Yo sé bien lo que es la perfección
y no exijo tanto a los hombres.
Precisamente porque Yo soy perfecto
y no hay en Mí más que perfección,
no soy tan difícil como los fariseos.
Soy menos exigente.
Soy el Santo de los santos
y sé lo que es ser santo, lo que cuesta, lo que vale.
Son los fariseos los que quieren la perfección.
Pero para los demás.
Encuentran siempre indignos a los demás,
encuentran indigno a todo el mundo.
Pero Yo, dice Dios, soy menos difícil,
y encuentro que un buen cristiano,
un buen pecador de la común especie
es digno de ser mi hijo
y de reclinar su cabeza sobre mi hombro.

Aprender a Oran con Jesús Página 17


(Otro extracto del mismo autor:)

«No me gustan los beatos; los que porque no tienen la fuerza de ser de
la naturaleza, creen que son de la gracia; los que creen que están en lo
eterno, porque no tienen el coraje de lo temporal; los que porque no
están con el hombre, creen que están con Dios; los que creen que aman
a Dios simplemente porque no aman a nadie» (Charles Péguy: “Palabras
cristianas”).

Inspirado en el Salmo 50

Tú, Jesús, eres, la misericordia de Dios con nosotros;


el Padre te ha puesto en nuestro barro,
y su inmensa ternura ha sido capaz de limpiar nuestro pecado.
Lávanos a fondo de las manchas que salpican nuestras vidas; purifícanos.

Nosotros reconocemos nuestra condición de pecadores:


Contra tu amor y contra la ternura de tu Padre hemos pecado.
Nos sentimos mal, nos sentimos avergonzados
por el mal que hemos hecho.

Ante tu pureza y santidad, nos sentimos indefensos;


ante el corazón bueno del Padre, nos sentimos desconcertados.
Tú eres santo, tú eres limpio y amas la verdad…
Pero comprendes nuestros fallos y caídas…
¡Enséñanos esa sabiduría!.

Rocíanos con el agua pura de tu amor y seremos limpios;


lávanos en la sangre de tu cruz y quedaremos más blancos
que la nieve.
Miras nuestra tristeza… y ¡nos devuelves el gozo y la alegría!,
¡haces que salten de gozo las fibras de nuestro corazón!.
No te acuerdas más de nuestros fallos, tú que eres bueno;
líbranos cada día de caer en la red de la tiniebla.

Crea en nosotros, Señor, un corazón puro y sincero;


fortalécenos por dentro con la fuerza de tu Espíritu.
Limpia nuestro corazón para que podamos ver tu rostro,
y danos un corazón de niño para que nos alegremos contigo.

Devuélvenos, en tu misericordia, la alegría de tu salvación,


y abre nuestros corazones a un amor sin fronteras.
Queremos proclamar lo que tú has hecho con nosotros,
para que todos se acerquen a saborear la ternura de tus manos.

Líbranos de la violencia y del egoísmo,


y danos fuerza para gritar las maravillas de tu perdón.
Abre nuestros ojos, nuestras manos y nuestro corazón
a la reconciliación y la paz contigo y los hermanos.
Nos has hecho sentar en la mesa del Padre,

Aprender a Oran con Jesús Página 18


y nos has cubierto de sus besos y ternura en el abrazo
que nos diste al perdonar nuestro pecado:

¡Eres bueno!
en tu casa nos sentimos acogidos.
En tu misericordia renacemos a una vida nueva;
con tu perdón despiertas en nosotros los dones de tu Reino.
Eres amigo constante a nuestro lado:
¡llámanos a levantarnos, cuando caigamos en el camino!.

¿CUAL ES EL DIOS AL QUE ORAMOS?…


Es decir: ¡El Dios en quien creemos… y en quien vivimos!...

Para orar en cristiano, y para que nuestra oración no derive poco a


poco en una oración pagana (contra la que nos pone en guardia Jesús, como
veremos), no hay que olvidar nunca cual es el Dios en quien creemos; mejor:
cual es el Dios en quien vivimos = Dios es Amor… El Misterio Insondable que es
Dios es Océano de Amor.

Dios es Amor, en sí mismo : Comunión de Amor, Plenitud Absoluta de Amor,


Océano Total de Amor; desde siempre y para siempre; en su propio ser más
íntimo y más profundo... = “Eterno Estar Amando al Hijo” (y ese es el Padre);
“Eterno Estar Siendo Amado por el Padre” (y ese es el Hijo); “Eterno Ímpetu y
Lazo de Amor del Padre y del Hijo” (y ese es el Espíritu Santo) ...

Eterna Comunión de Amor..., en la que nosotros estamos implicados,… (“En


él vimos, nos movemos y existimos” Hch 17,28)… Estamos zambullidos e
implicados en esa Comunión de Amor,… y precisamente como hijos/hijas en el
Hijo = Amados por el Padre Dios (como el Hijo),… capaces de amar con ese
amor del Padre (como el Hijo);… todo ello, llevados desde dentro por el
Espíritu Santo, que es el Dinamismo Divino del Amor, quien, también a
nosotros como al Hijo, nos abre a ese amor del Padre…

= Orar es tomarse el tiempo de situarse, de zambullirse, de “estarse” en


esa Comunión de Amor…

= Orar es tomarse el tiempo para “estar ahí” SIENDO LO QUE


VERDADERAMENTE SOY: Hijo/a amado/a del Padre Dios, y por consiguiente
capaz de amar con ese amor que viene del Padre,… como el Hijo Eterno
encarnado en Jesús,… todo ello gracias al Espíritu Santo del Amor…

La mayoría de las veces vivimos a la superficie de nosotros mismos, o incluso


fuera de nosotros mismos…
Hay que tomarse el tiempo para ir a la raíz de sí mismo, y retomar contacto
con mi más auténtica identidad;… descubrirme a mí mismo, gozosamente,
como amado capaz de amar: Amado del Padre Dios, como y en el Hijo,
vivificado por el Espíritu de su mutuo amor… Amado, y por consiguiente capaz
de amar (de ir aprendiendo a amar con hechos y de verdad)… Necesito

Aprender a Oran con Jesús Página 19


resituarme en esa mi realidad radical,… para ser y vivir cada vez más eso que
soy,… para ir actuando efectivamente eso que soy…

= ¡ORAR ES TOMARSE EL TIEMPO DE SER LO QUE SOY!.

Jesús,
El Amado del Padre,… que amas con el Amor del Padre.
Sé que estás conmigo,... en mí...
Aquí y ahora...
Como tú y en ti, soy hijo amado... capaz de amar...
¡Quiero dejarte vivir en mí!

Espíritu Santo,
Fuerza y dinamismo de Amor Divino.
Desde lo más profundo de mí mismo,
Me estás uniendo a Jesús,
Haces de mí un amado feliz, que ama gozosamente.
¡Quiero abrirme a tu acción en mí!

Padre,
Que eres “Eterno Estar Amando”.
Me estas amando a mí,
Precisamente a mí...
Aquí y ahora...

¡Quiero vivir la felicidad de saberme querido por ti!

Y quiero amar gozosamente, con el amor que tú me das, ¡Padre!.

Amarme humildemente a mí mismo...


Amar al mundo y a la vida...
Amar a esas personas que vas poniendo en mi camino...
¡Amarte gozosamente a ti!...

Amar contigo y como tú, ¡Jesús Amigo!,


que encarnas el amor del Padre.

Amar, llevado por el dinamismo divino de amor


que tú eres en mí, ¡Espíritu Santo!.

En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo...


¡Comunión de Amor!... ¡Océano Infinito de Amor!...
¡en el que yo estoy zambullido!...
Llevado en vuestra Corriente de Amor...
quiero vivir la alegría de saberme amado...
y el gozo de amar...

Amen :
¡Así es!... ¡Que así sea!... ¡Así será!...

Aprender a Oran con Jesús Página 20


UN PADRE, QUE ESTÁ SIEMPRE CONMIGO,…
AMÁNDOME,…
Y FECUNDANDO MI PROPIA CAPACIDAD DE AMAR…

& Desde nuestra fe en un Dios Padre, cuyos hijos somos en el Hijo,


gracias a su Espíritu de amor, sabemos dos cosas esenciales que dan sentido y
que orientan todo nuestro vivir como cristianos, y por consiguiente nuestra
oración cristiana:

A) Yo sé que el Padre Dios está siempre conmigo, amándome…


B) Y yo sé que soy cauce de ese Amor en este mundo…

A) Por la fe sé que, - constante y permanentemente, sea yo quien sea y


sea cual sea mi situación -, ¡el Padre Dios está conmigo,
amándome!... (Con todo lo que eso implica, y que ya hemos explicado
en otras charlas… Pero hay que tenerlo muy presente cuando hablamos
de la oración cristiana, para que nuestra oración sea verdaderamente
cristiana)…

Dios, al que llamamos Padre (pero al que también podemos llamar Madre), es
ese Amor Personal quien, amándonos y con la fuerza de ese amor, nos está
como “gestando y engendrando”. ¡Constante y permanentemente! : Nos está
haciendo ser y existir;… está fundamentando, sustentando, incentivando
nuestro propio ser y nuestro propio hacernos nosotros a nosotros mismos,…
para que yo sea yo mismo y me realice a mi mismo;… está ahí,
fundamentando, sustentando, incentivando nuestra propia libertad y nuestro
propio hacer, apoyados en ese Amor que nos vivifica desde dentro (= Dios es
Amor Creador)… A través de todos los avatares de la vida y de la historia, nos
está llevando a la plena realización de nosotros mismos, a la plenitud de vida
y de felicidad… El Padre Dios está permanente y constantemente
sustentándome con su Amor en el proceso de resurrección que es mi vida...
llevándome, a través de todo, a mi plenitud de Vida y de Felicidad… Y, -le
cueste lo que le cueste-, conseguirá “darnos a luz” definitivamente. (= Dios
es Amor Resucitador)…

=> El Padre Dios está siempre ahí, conmigo, activamente, amándome,…


(gestándome e intentando darme a luz)… con toda la fuerza de su amor
creador-resucitador…

* Me quiere, me aprecia, me acepta en todo lo que soy, me valora;… quiere y


se alegra de que yo exista, y de que yo sea yo…
* Me está “trabajando” y está haciendo todo lo posible para que yo vaya
llegando a ser plenamente yo mismo, me vaya realizando plenamente como
persona, sea plenamente feliz… (incluso a través de lo doloroso y lo negativo
que a veces nos sucede porque así es el mundo y así es la vida, pero que Él no
ha querido como tal y que no es posible evitar)…

Aprender a Oran con Jesús Página 21


* Me sigue amando, me está perdonando, está intentando recrearme de
nuevo, incluso cuando yo no respondo a su amor y hasta cuando he obrado
mal…
* El Padre Dios está constantemente queriendo vivir conmigo una relación
personal de amor, de amistad, de confianza; porque sabe que su amor puede
hacerme feliz, plenamente feliz... (Saberse amado y amar = ¡Felicidad!)…

B) Sé también que yo, como Jesús y por la fuerza de su mismo Espíritu


Santo, soy (tengo que ser, puedo ser) cauce en este mundo de ese amor
cuyas Fuente es el Padre Dios… Amándome, el Padre Dios está en mí,
suscitando y sustentando mi propia capacidad de amar,… está
queriendo querer a través de mí…

Amándome, el Padre Dios me está haciendo ser amor como Él (= me está


haciendo ser hijo, que ama como su Padre: “de tal palo tal astilla”)… Está,
constante y permanentemente, suscitando, sustentando, fundamentando,
fecundando mi propia capacidad de amar con hechos y de verdad,… para que
yo + me ame a mí mismo, + ame al mundo y a la vida, + ame a las personas,…
+ viva con Él una relación de amor y de amistad… Más aún >> Está queriendo
querer a través de mí… Como Jesús y por la fuerza de su mismo Espíritu
Santo, yo soy (tengo que ser, puedo ser) cauce en este mundo de ese amor
cuya Fuente es el Padre Dios…

* A través de mi, a través de mi amor humano y de mi trabajo, a través de mi


compromiso con la vida y con el mundo, el Padre Dios quiere llevar a cabo su
Proyecto sobre el mundo : hacer un Mundo Mejor, una Sociedad mejor, más
humana, más justa, más fraterna, más feliz para todos,… (lo que Jesús
llamaba el “Reino de Dios”)…

Ahora, en este rato de oración silenciosa,


¡Jesús Resucitado!...
Tómame de la mano,... enséñame a orar...
Dame tu Espíritu Santo,
que me ayude a orar...
A “estarme aquí”,... amorosamente,...
dejándome empapar por el amor de Padre...
Que en este ratito, sea esponja sumergida en el agua,
¡que se deja empapar!...
Hierro metido en el fuego de la fragua,
¡que se deja convertir en fuego de amor!...

+ “¡Padre Dios!, Aquí y ahora, en este preciso momento, Tú, estás


conmigo, acompañándome y queriéndome”... (Cae en la cuenta de ello;
ábrete a ese Amor)…
+ “Aquí y ahora, en este preciso momento, Tú, ¡Padre Dios!, estás en
mí, queriendo amar a través de mí”... (Así que, ¡voy a intentar dar cauce a
ese Amor!, ¡voy a intentar amar con ese Amor que el Padre me está dando!...)

Aprender a Oran con Jesús Página 22


ORAR = ESTARSE CON EL PADRE DIOS,
Hacer oración es regalarse tiempos,... para caer en la cuenta,... para
abrirse,... para acoger gozosamente,… para dejarse vivificar desde dentro por
ese Amor con el que el Padre Dios nos está amando siempre, en Cristo, a
quien estamos asociados por la acción del Espíritu Santo desde la raíz de
nosotros mismos... Tomarse el tiempo de “estar ahí”, dejándose querer,
dejándose vivificar por ese Amor constante y siempre actual del Padre
Dios...Y “estar ahí” dejándose empapar por ese Amor,... de tal modo que ese
Amor rebose a través de nosotros, y que también nosotros podamos amar en
lo concreto de la vida de cada día, con hechos y de verdad, llevados por esa
Corriente de Amor en la que estamos zambullidos e implicados...

& Lo más importante es “estar”

Es importante comprender que, para orar, no necesito ni hacer, ni


decir, ni pensar, ni sentir muchas cosas... Sino “estar” ahí, amorosamente,
sabiendo que el Padre Dios ya está conmigo, amándome y vivificándome…

Habrá días en que sí que sentiré esa presencia amorosa del Padre
Dios,... o que espontáneamente le diré lo que me salga del corazón,... o que
algún pensamiento que me venga a la mente me ayudará a estar
amorosamente en presencia del Padre Dios...
A veces, una sola palabra, una sola frase serán más que suficientes para
ayudarme a estar amorosamente en presencia del Padre Dios, que ya está ahí
amándome…

Otros días no seré capaz ni de eso; ¡sólo de “estar”!... Pero sé que


Él me quiere; y yo quiero quererle;… y ¡aquí estoy!…

Muchas veces eso sucederá por cansancio, o por aburrimiento, o por las
preocupaciones que me invaden y me agobian…
A veces será porque voy entrando en el silencio contemplativo…

Sea lo que sea, no olvidemos que lo más importante en la oración, no


son ni las palabras más o menos bonitas que yo diga, ni las ideas más o menos
brillantes que me vengan, ni los sentimientos más o menos piadosos que
nazcan en mi corazón...
= Estar ahí,… sabiéndome amado,… dejándome amar...
¡eso es hacer oración!...

& Mi parte en la oración será = Tomarme el tiempo, regalarme a mí mismo


el tiempo de “estar ahí”... (¡la oración no es una “obligación” que me es
impuesta!. ¡La oración es un regalo que yo me hago a mí mismo!) : Regalarme
tiempo; regalarme el tiempo de “estar ahí”...
* Regalarme tiempo de “Estar ahí” para caer en la cuenta, abrirme y acoger
ese Amor del Padre Dios... * Regalarme tiempo de “Estar ahí” dejándome
amar, dejándome querer... * Regalarme tiempo de “Estar ahí” dejándome
vivificar desde dentro por ese Amor del Padre Dios...

Aprender a Oran con Jesús Página 23


* “Estando” ahí, orar será : Dejarme empapar totalmente por ese Amor...
para que ese Amor me vivifique desde dentro: me haga ser yo mismo,
despierte mi propio ser y lo mejor de mí mismo,… y me vaya convirtiendo en
amor como Él;... de tal manera que ese Amor desborde a través de mi propio
amor humano : Nuestro amor, con hechos y de verdad en lo concreto de la
vida, “encarna” en este mundo el Amor, que es Dios.
En la oración se trata de ser esponja sumergida en el Océano del Amor
que es Dios... : ¡dejarse empapar!... Hierro metido en el fuego de la fragua
ardiente que es la Comunión de Amor Trinitario... : ¡dejarse convertir en
fuego de amor!...

* ¡Jesús!, ayúdame a tener la valentía de regalarme tiempo a mí mismo para


“estarme aquí”, abierto a ese Amor del Padre... Contigo y como tú, ¡Jesús
Resucitado!, que eres el Hijo amado que ama gozosamente... “Estar aquí”,
dejándome llevar desde dentro por el Espíritu Santo,... quien, uniéndome
a ti, ¡Jesús!, me abre al gozo de sabernos amados y a la alegría de amar...

* Enséñame, ¡Jesús!, a tomarme el tiempo de “estar aquí”, dejándome


querer, dejándome fecundar desde dentro por ese Amor constante y siempre
actual del Padre Dios;... “estar aquí” dejándome empapar por ese Amor...

* ¡Jesús!, ayúdame a tener la valentía de regalarme tiempo a mí mismo para


“estarme aquí”, de tal modo que ese amor que recibo desborde a través de
mí, y que también yo me ponga a amar;... amarme a mí mismo, amar al
mundo y a la vida, amar a cada persona, amar al mismísimo Padre Dios,...
con ese amor con que soy amado...

* ¡Jesús!, ayúdame a tener la valentía de regalarme tiempo a mí mismo para


“estarme aquí”… Y así iré aprendiendo a amar en lo concreto de la vida de
cada día, llevado por esa Corriente de Amor en la que estoy zambullido e
implicado... Mi amor con hechos y de verdad en lo concreto de la vida
“encarna” en este mundo el Amor del Padre Dios....

EL MEJOR FRUTO DE LA ORACIÓN


Al decirnos que encontrarnos con el Padre en lo profundo de nosotros
mismos… y en el corazón de todo, eso es orar, Jesús añadía :

Mt 6, 6 c “y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará”

Según Jesús ¿cuál es la recompensa, y cuál es el mejor fruto de la oración?...


Pues será que :

* En primer lugar : Poco a poco iré siendo capaz de vivir la confianza,


y hasta la alegría y la felicidad de saberme siempre acompañado y amado por
el Padre Dios... + Viviré esa confianza y esa paz, en el momento mismo de la
oración;... + y, vivificado por la oración, iré siendo capaz de vivir esa

Aprender a Oran con Jesús Página 24


confianza y esa paz, también en todos los momentos y circunstancias de mi
vida de cada día;...

* En segundo lugar : Iré siendo capaz de afrontar con confianza y con


fuerza (puesto que estoy apoyado por el Amor que es Dios que me habita) las
diferentes situaciones de mi vida, las alegres y las difíciles, ¡que de todo
habrá!...

* En tercer lugar : Iré siendo capaz de vivir amando, gozosa y


generosamente, en todas las situaciones y circunstancias de mi vida,...
aunque a veces me cueste...

= Al salir de mi oración, no es que Dios vaya a venir a resolver mis problemas


en mi lugar y con una “varita mágica”... Sino que, - si yo me tomo el tiempo
de estar amorosamente con el Padre Dios, (que no tiene que venir, porque ¡ya
está ahí!, y que ya me está amando) -,... si yo me regalo tiempos de estar en
oración, (es decir: de dejarme empapar y forjar por ese Amor)… + a) yo
mismo seré capaz de vivir y de afrontar esos problemas, animosamente,
apoyado y confiado en su presencia amorosa... + b) Y yo seré capaz de amar,
incluso con mis miserias y con mis problemas, vivificado desde dentro por ese
Amor que es Dios...

* Orar es pues : Afirmar y crecer en confianza en esa Presencia y en esa


acción amorosa de Dios en el mundo, en la vida de cada persona y en
nuestra propia vida… Y eso, a pesar y más allá de todos los “fracasos”
provisionales que la finitud del mundo y la inmadurez de nuestra libertad nos
imponen y le imponen…
(Observad que todos los textos del Evangelio en los que se nos exhorta
a orar, a pedir, a perseverar en la oración, etc. todos son una invitación a la
confianza por nuestra parte,… y no una invitación a “convencer” o a
“conmover” a un pretendido “dios puedelotodo” –que es como mucha gente
(incluso muy pía) los suele entender, leyéndolos superficialmente- (Leeremos
alguno de esos textos más adelante)…
Orar es afirmar en la fe que Dios Amor ya está amando y actuando,…
(no “interfiriendo” ocasionalmente; sino actuando constantemente desde
dentro de toda realidad);… y confiar en que la Constancia de su Amor es tal
que, a fuerza de seguir amándonos y porque nos sigue y nos seguirá amando,
el Padre Dios nos está llevando, conseguirá llevarnos –desde dentro y a través
de todo- a nuestra plenitud personal de vida y de felicidad en Cristo por la
acción del Espíritu Santo,… incluso a través de las situaciones negativas o
dolorosas que nos toca vivir…

ORACIÓN DE LA ALEGRÍA

¡Qué alegría me da Señor,


que me quieras tanto!

¡Qué alegría!
saber que estás de mi parte,
haga lo que haga,

Aprender a Oran con Jesús Página 25


PORQUE ME AMAS.

¡Qué alegría!
sentir que me aceptas como soy,
y que no necesitas que me justifique,
PORQUE ME AMAS.

¡Qué alegría!
comprobar tu fidelidad inagotable,
inamovible como la Roca,
PORQUE ME AMAS.

¡Qué alegría! poder decirte "Te quiero",


y tú creértelo a pesar de todo,
PORQUE ME AMAS.

¡Qué alegría!
hacer contigo de la vida una historia de amor,
hecha de holas y adioses,
PORQUE ME AMAS.

¡Qué alegría!
descubrir que otros te aman y que Tú les amas;
y saber que sus amores,
como el mío, te son imprescindibles,
PORQUE NOS AMAS.

¡Qué alegría!
poder regalarte algo
de todo lo que tú me has dado antes,
PORQUE ME AMAS.

¡Qué alegría!
tenerlo todo en Ti,
no teniendo yo nada.
TÚ ME AMAS, ¡Y BASTA!.

¡Qué alegría me da Señor,


que me quieras tanto!

ESTAR AHÍ… ACOSTUMBRANDO LOS OJOS


A DESCUBRIR A DIOS
EN EL CORAZÓN DE TODA LA REALIDAD
- En lo oración, no se trata ni de hacer, ni de decir, ni de pensar, ni de sentir
muchas cosas.... Todo esto puede suceder en la oración. Pero lo esencial es :
- * Estar... * Amorosamente...

Aprender a Oran con Jesús Página 26


* Dios ya está conmigo, en lo más profundo de mí mismo;.. no en un “allá
arriba” lejano,... sino “más íntimo a mí mismo que mi más profunda
intimidad” (como dice San Agustín).
- Y me está amando personalmente... Ni sabe, ni quiere, ni puede hacer otra
cosa : Está ahí, a la raíz de mi propio ser, ¡¡amándome!!...
= Orar es caer en la cuenta y abrirse a ese amor... Estar ahí, gozosamente,
sabiéndose amado... ¡eso es hacer oración!...
* Estar ahí, con todo mi ser, toda mi persona. (Por eso uno de los ejercicios
que os proponía era de ir sintiendo todo tu cuerpo, e irlo sintiendo, todo
impregnado por ese Amor)…
* Estar ahí, tal como soy, con todo lo que soy,… también con todas mis
preocupaciones, mis problemas, etc.; estoy ahí con todo lo que es mi vida...
todo en manos del Padre Dios…
: Estar ahí, con todo eso, sabiéndome amado... Confiadamente,
¡gozosamente!,... porque me sé amado, me sé en sus manos amorosas.

DEMOS UN PASITO MÁS:

* Dios está en toda la realidad; toda la realidad está sustentada y


fundamentada por esa Presencia amorosa de Dios… Amando, el Padre Dios
está haciendo ser, está sustentando el ser de cada criatura… Mi ser,… el ser
de cada persona,… el ser de cada criatura… Ahí está Dios, en el corazón más
profundo, en la raíz más profunda de cada ser… Amando, el Padre Dios nos
está haciendo ser, en el Hijo, gracias a su Espíritu… Amando, el Padre Dios
está como empujando cada realidad para que llegue a realizarse plenamente
en lo que es,… en el Hijo, gracias al Espíritu Santo… (Ver lo que dijimos en
otras charlas sobre Dios como Amor Creador y Amor Resucitador).

Orar es estar ahí, ejercitando la mirada, para descubrir y contemplar esa


Presencia amoroso de Dios,… + en mí,… + y en toda las realidad, en todas
las personas, en todas las cosas…
Contemplar,… y comulgar con Él, unirme a Él, ahí: + en mí,… + y en toda
las realidad, en todas las personas, en todas las cosas…

& Orar no es pues abstraerse ni escaparse de la realidad de este mundo,


para refugiarse en una especie de intimismo “angelical” y en un espiritualismo
desencarnado (que sería más bien un encerramiento egoísta en sí mismo)…
Sino todo lo contrario:
Orar es tomarse el tiempo de abrir los ojos y el corazón a toda la
realidad, con sus gozos, sus luces y también sus sombras;… e irlos habituando
a ser clarividentes hasta el fondo de toda realidad: descubrir y acoger en todo
la Presencia amorosa de Dios… Tomarse el tiempo de acostumbrar los ojos a
“ver lo invisible” (Hbr 11), a ver el fondo último de toda la realidad, a
contemplar a Dios presente y activo en toda la realidad, llevando a cabo su
Proyecto de amor sobre el mundo (“Reino de Dios”, Mundo Renovado por el
Amor, mejor y más feliz para todos);… y a comulgar con Él ahí…

* “Estando” ahí, orar será, muchas veces, : Maravillarse, admirarse,


agradecer esa Presencia siempre amorosa y activa de Dios Amor en nuestra
vida y en el mundo… Abrir los ojos para descubrir y mirar esa Presencia

Aprender a Oran con Jesús Página 27


amorosa,… + en mí,… + y en toda la realidad, en todas las personas, en todas
las cosas… Reconocer, maravillarse y agradecer… esa flor, ese bonito
paisaje,… esa persona,… sus gestos de amor,… ese médico que me cura,… etc.
etc. … Todo está siendo sostenido y habitado por el Amor que es Dios;… y todo
es manifestación y transparencia de ese Amor…

* Estando” ahí, orar será : Hacer grande nuestro propio corazón (grande
como el corazón del mismo Dios), para acoger en él a todas las personas,
todos los gozos y todos los problemas del mundo, todas las cosas, todas las
realidades…

Y con todas esas personas y con todo ese mundo en nuestro corazón
– como Cristo y en Cristo, animados desde dentro por el Espíritu Santo – orar
es estarse amorosamente en presencia del Padre, comulgando con Él, que
nos está amando, que está amando a cada persona y al Universo entero…

Acoger ese Amor para que Dios Amor haga de nosotros instrumentos
de su Amor en este nuestro mundo…

ALGUNAS PISTAS PARA CONTEMPLAR Y COMULGAR CON DIOS EN TODO

Iº ) Contempla y comulga con Dios contemplando una planta

a) Mira (o imagina) una planta, una flor, un árbol,… un paisaje…


Admira la fuerza de vida que vivifica esa planta, la hace crecer, florecer, dar
fruto... Déjate fascinar por su belleza, su delicadeza, su fuerza de vida... (No
tengas prisa en pasar al punto b)...

b) Con los ojos de la fe descubre y contempla a Dios ahí:...


+La belleza y la fuerza de esa planta es reflejo de la Belleza de Dios...
+Más aún: La fuerza creadora del Amor del Padre es como la "energía de ser",
que la “despierta”, la hace germinar, crecer, florecer, fructificar... Ahí está
el Padre Dios actuando, creando... = Descúbrelo,... admira su fuerza
creadora,...

c) Entra en comunión con Dios, que está “trabajando” ahí = * El


Amor Creador del Padre está presente y actuando ahí;... en todas las cosas,
en toda esa realidad que te rodea... * El Espíritu Santo “que llena el
universo” (Sap 12,1) está ahí, abriendo esa realidad a la acción creadora del
Padre... * Toda esa realidad participa y refleja a su manera el ser y la belleza
del Hijo “en quien todo ha sido creado” (Col 1, 16)...

Alégrate con él de la fuerza y la belleza de toda la realidad, habitada


por Dios... Siéntete parte de esa Creación, sustentada por la fuerza creadora
del Amor que es Dios... "En él vivimos, nos movemos y existimos" (ver Hch 17,
27-28)

&& ¿Qué te dice todo esto a ti?.... Coméntalo personalmente, con Dios...

Aprender a Oran con Jesús Página 28


IIº ) Contempla y comulga con Dios contemplando una persona… (puede ser
una persona concreta por la que quieras orar)

a) Mírala con los ojos de tu imaginación como si la estuvieras viendo


ahora... Admira la fuerza de vida que bulle en esa persona; déjate asombrar
por esa vitalidad; quédate boquiabierto ante la belleza y el misterio de la
vida... O, si es una persona que está sufriendo, haz tuyo su sufrimiento… (No
tengas prisa en pasar al punto b)---

b) Con los ojos de la fe, contempla a Dios en el ser de esa persona :


¡Ahí está Dios, presente y activo...(aunque esa persona no piense en
ello, aunque esa persona no crea en Dios, o aunque su comportamiento actual
sea contrario a lo que Dios quisiera)... La fuerza creadora del Amor con que
el Padre Dios la está amando es como la energía que la despierta al ser y a la
vida,... en el Hijo (Col 1, 15 s),... gracias al Espíritu (Sab 11,24- 12,1)...

+ Que el Espíritu Santo te abra los ojos para ver la maravilla de ese Dios que
vivifica toda la realidad y a cada persona humana =
El Padre Dios le está diciendo: "te quiero", en el Eterno "Te Quiero"
que le dice al Hijo... ¡Esa persona existe y puede ser sí misma por la fuerza
de ese "te quiero"!...
El Hijo se está como gestando en esa persona.. (aunque ella no lo
sepa, está siendo "creada en Cristo", participando de su filialidad)...
El Espíritu Santo, "que llena el universo", desde lo más profundo de
esa persona, está intentando abrirla a esa acción creadora...
+ Alégrate, y dale gracias a Dios por ser ese Amor que hace ser, que
vivifica, que empuja hacia delante y hacia su plena realización a esa
persona,... a cada persona humana,... a ti...

c) “Comulga” (es decir: haz tuyo, asóciate, participa) con el amor del
Padre Dios que le está diciendo a esa persona: "¡te quiero!";... sintoniza con
ese Amor Creador;... haz tuyo el gozo de Dios, que está gozando cuando
alguien vive a pleno pulmón;... participa tú también en su alegría divina de
ver existir y vivir a esa persona;... toma parte en su deseo de vida, de
felicidad y de plenitud para esa persona y para cada persona humana, sea
quien sea... Comulga con el Hijo que se está como "gestando" en esa
persona... Con el Espíritu Santo que está intentando hacer a esa persona
permeable al Amor Creador del Padre...

+ Escucha lo que Dios te dice desde lo más profundo de ti mismo…


Pregúntale: ¿en qué puedo echarte una mano para el bien, la plena
realización y la felicidad de esa persona?... (Quizás, de hecho, no puedas
hacer gran cosa;… quizás tan sólo quererla y desear que pueda realizarse y
ser feliz… Empieza la menos con eso).
(En esta línea se sitúa la “oración de intercesión” cristiana).

&& ¿Qué te dice todo esto a ti?.... Coméntalo personalmente, con Dios...

Aprender a Oran con Jesús Página 29


¿CÓMO HACER ORACIÓN?

Mt 6, 7ª “Cuando recéis no seáis palabreros como los paganos”

= La verdadera oración está hecha de muchos momentos de silencio. El


silencio orante... = Estar ahí... cayendo en la cuenta de ese Amor que es
Dios, que nos envuelve y nos impregna;... acogiéndolo... disfrutándolo...
empapándonos de Él...

- Lo importante no son las palabras, ni los sentimientos;... sino la apertura del


corazón para acoger a Dios... El silencio lleno de la Presencia de Dios…
“¡No me sale nada!”;… pues ni importa, no digas nada… “¡No siento
nada!”;… pues no importa,… pero quédate ahí, sabiendo que el Padre Dios te
está queriendo.

San Juan de la Cruz dice que en la oración “el alma se ha de andar sólo
con ADVERTENCIA AMOROSA A DIOS, sin especificar actos... ADVERTENCIA
AMOROSA SIMPLE Y SENCILLA, como quien abre los ojos con advertencia de
amor” (Subida 11 III, 33).).... Y el autor de “La Nube del No Saber” (místico
inglés del s. XIV) aconseja : “Vela por que en tu mente activa no quede NADA
MÁS QUE UN DESNUDO IMPULSO HACIA DIOS, sin el ropaje de ningún
pensamiento especial sobre Dios mismo...”

- Las palabras, si nos ayudan a abrirnos y a estar amorosamente en la


Presencia, pueden ser válidas,... a condición que sean sinceras, sobrias,
auténticas... Palabras que nos ayuden a concentrarnos,... y que nos lleven
poco a poco hacia el silencio orante...
- Ciertas “fórmulas” de oración pueden sernos útiles (“Padrenuestro”,
“Avemaría”, “Credo”... etc. )... para centrarnos, superar las distracciones...
(¡Humildemente aceptamos que a veces las necesitamos y que no estamos en
condiciones de orar de otra manera!)
- Pero procurando siempre que nos vayan llevando hacia el “silencio orante”:
“Estar... Amorosamente…”

+ Quizá te pueda ayudar a "estar" en oración el ir repitiendo (vocal o


interiormente) alguna palabra o alguna frase... (del evangelio, de los
salmos, de alguna oración, de algún libro,… o, mejor aún: alguna frase que te
salga a ti del corazón, etc.), palabras o frases repetidas con calma y con
pausas de silencio (Así rezó también Jesús en Getsemaní (Mt 26, 39.42.44);...
palabras o frases repetidas quizás al ritmo de la respiración... Es un excelente
método de oración... (¡También el ir canturreando meditativamente para ti
mismo una misma palabra, una misma frase, o un mismo estribillo de un
canto!)... Esto te puede ayudar mucho a mantener la atención interior
durante la oración, más allá de las distracciones...
También puedes emplear este método, paseando tranquilamente;... o
en “ratos perdidos”, mientras vas de un sitio a otro, etc.
... Lo que tiene valor no es la repetición como tal; pero esa repetición
te puede ayudar a “estar”, a mantener la mente tranquila y centrada; y sobre

Aprender a Oran con Jesús Página 30


todo a mantener el corazón abierto a ese Amor que el Padre Dios te tiene...
dejándote empapar por ese Amor.
(Mira la Nota sobre La Oración Rumiante)

& Si hay momentos en que, durante la oración, te distraes a pesar de tus


esfuerzos sinceros, no te preocupes demasiado… Haz un esfuerzo sincero...
no tanto “contra” las distracciones; cuanto positivo : “Dios está conmigo y me
está queriendo” (repítetelo a ti mismo)... A veces nuestra oración será eso...
Intentar orar ya es orar... Si de verdad quieres hacer oración y haces un
esfuerzo sincero por tu parte para “estar ahí”, estás con Jesús, en presencia
de Padre, llevado por el Espíritu Santo... ya que, seas o no consciente de ello,
todo tu ser y toda tu persona está, de hecho, zambullida en la Comunión de
Amor Trinitario... Existes y estás ahí, porque el Amor del Padre Dios te está
haciendo ser, en el Hijo, gracias a su Espíritu Santo. Te está empapando de
Amor, te está llevando en su Corriente de Amor...

Por tu parte, haz el humilde esfuerzo de “durar” en el intento de caer


en la cuenta de ello, y de abrirte conscientemente a su acción en ti... Cuando
te veas distraído, intenta ir repitiendo conscientemente (por ejemplo al
ritmo de la respiración, o cuando has expulsado el aire) alguna frase o alguna
palabra significativa para ti. Eso te puede ayudar a estar ahí amorosamente
en presencia del Dios que te ama,... aunque no "pienses" ni "sientas" nada... Y
pídele al Espíritu Santo que, a pesar de tu debilidad, te haga entrar en
amistad con Jesús, para acoger el amor del Padre... No olvides que, aunque
no “sientas” nada, si haces lo posible de tu parte, el Espíritu Santo reza él
mismo desde el fondo de tu corazón, aun cuando tu cabecita loca se vaya por
los cerros de Úbeda (lee Rm.8,26-27).

¡DIOS ES AMOR!… ¡DIOS ES AMOR!… ¡DIOS ES AMOR!…

Por si os ayuda, os propongo lo que dice William Johnston en un libro que se


titula: “Enamorarse de Dios” :

“Párate a pensar en esta frase bíblica: «Dios es amor» (1 Jn 4, 8). Repítela


muchas veces en tu corazón. Cuando lo hagas, saboréala, recréate en ella y
descubrirás que es dulce como la miel en tu boca. «Dios es amor… Dios es
amor... Dios es amor…» Repítela a tu propio paso y ritmo... Al cabo de un
rato, desearás quizá detenerte y permanecer en silencio, sin palabras ni
pensamientos. Es ése un silencio rico, sagrado, precioso, místico. Es en
verdad el umbral de la oración mística. Guárdalo, pues, cariñosamente, como
un tesoro,... hasta que, pasado algún tiempo (un minuto,... o diez...)
comiences a distraerte. Vuelve entonces a repetir las palabras bíblicas:
«Dios es amor... Dios es amor... Dios es amor.»

Si continúas este tierno ejercicio durante varias semanas o aun meses, notarás
cómo la frase «Dios es amor» resurge cada vez más a menudo en tu corazón
estés donde estés: en el autobús, en el tren... Hasta puede llegar a
adaptarse al ritmo de tu cuerpo cuando caminas: tus pasos mismos y tu

Aprender a Oran con Jesús Página 31


respiración estarán diciendo: «Dios es amor... Dios es amor... Dios es amor...»
Y aun en medio de tus quehaceres, por mucho que te absorban, oirás
internamente esas palabras como un estribillo. En un nivel, estarás ocupado
en lavar platos, barrer el suelo, enseñar matemáticas o en cualquier otra
cosa; en otro, seguirás oyendo: «Dios es amor... Dios es amor... Dios es
amor…»

Y llegará el día en que, de pronto, exclamarás: «¡Dios es amor! ¡Hasta ahora


no lo había entendido! Por primera vez en mi vida sé que es cierto; todo mi
ser lo sabe y lo proclama a gritos ante el universo: Dios es amor. Me siento
transformado por la inquebrantable convicción de que Dios es amor. ¿Cómo
puede haber quien lo niegue? ¡Si el mundo lo supiera...! Dios es amor... Dios
es amor... Dios es amor.»

Mas no acaba todo ahí. Tras algunos meses, o años, en que sigas repitiendo y
gustando a fondo esas palabras, experimentarás quizá un nuevo arrebato de
alegría y volverás a gritar: «¡Dios es amor!... Creía haberlo entendido antes,
pero me equivocaba. Mi anterior iluminación fue sólo el principio. ¡Ahora sé
bien que Dios es amor!»... Y así continuarás una y otra y otra vez viviendo ese
extraordinario mensaje sobre el amor de Dios. Nunca se agotará esta fuente
ni verás su fin, pues es el misterio de los misterios, que reside en lo más
profundo de nuestra fe cristiana”.

MI PALABRA SAGRADA = “MUNGU IKO”

Muchos maestros de oración aconsejan buscarse y utilizar una “Palabra


Sagrada” –como algunos la llaman- o una frase corta, que nos pueda servir
como agarradera en nuestros momentos de oración, repetida de cuando en
cuando, incluso –aconsejan- al ritmo de la respiración… Es como el símbolo
de mi intención de abrirme y de consentir a la presencia y a la acción de
Dios en mí… Puede sernos muy útil para “estar ahí amorosamente en
presencia del Padre Dios que ya nos está amando”… También para irla
repitiendo en “momentos perdidos; y, durante el día, me puede ser útil para
resituarnos de cuando en cuando, aunque no sea más que por unos instantes…
Esta costumbre la encontramos en muchas tradiciones religiosas. Por ejemplo,
en la India (el “mantra”); pero también en la tradición cristiana más antigua:
los Santos Padres, los primeros monjes del desierto (ver la “Filocalía”, y la
tradición de la llamada “Oración de Jesús”, que se ha popularizado en
occidente a través de los conocidos “Relatos de un peregrino ruso”); se ha
difundido también de nuevo el libro “La Nube del No saber”, de un autor
anónimo inglés del siglo XIV; incluso San Ignacio de Loyola aconseja algún tipo
de oración parecido a eso; y muchos autores modernos han retomado y
revigorizado esta antigua tradición… No se trata de explicar ahora con más
detalle las diferentes técnicas que aconsejan o proponen diferentes autores y
diferentes tradiciones...

En mi caso, una “Palabra Sagrada” que suelo utilizar es “Mungu iko”.

Aprender a Oran con Jesús Página 32


Sabéis que he estado 35 años de mi vida trabajando como misionero en África.
Miles de veces he oído en boca de los africanos con los que he convivido esa
frase en lengua kiswhili-kingwana. Literalmente significa: “Dios está aquí”…
Cuando hablan de sus problemas o dificultades, muchas veces terminan
diciendo: “Mungu iko”: Dios está aquí, así que ¡adelante!... También cuando
hay alguna noticia de algún acontecimiento con final feliz, sobre todo si es
imprevisto: “¡Mungu iko!”…

Poco a poco, esa palabra se ha ido convirtiendo para mí como “mi” Palabra
Sagrada.

MUNGU IKO = Dios está aquí… Aquí está el Padre, amando; aquí está el Hijo,
acogiendo y viviendo la felicidad de saberse amado; aquí está el Espíritu
Santo, ímpetu y lazo de amor del Padre y del Hijo…

Muchas veces yo la transformo un poco, para que no sea sólo una afirmación
neutra (“iko”: 3ª persona del singular), sino que me establezca en una
relación personal (“uko”: 2ª persona del singular) “¡MUNGU!, ¡UKO!” = ¡Dios!,
¡aquí estás!.

+ Cuando me miro a mí mismo e intento entrar en lo más profundo de mí


mismo = “¡MUNGU!, ¡UKO!”… Padre, aquí estás,… amándome, haciéndome
ser, fundamentando mi propio ser y hacer… Hijo, aquí estás,… gestándote en
mí, intentando hacerme vivir –contigo y como tú- la alegría de saberme amado
por el Padre, e intentando encarnar ese amor en mi amor humano, en mis
actitudes de cada momento… Espíritu Santo, aquí estás,… asociándome a
Jesús, abriéndome a ese amor del Padre, fecundando mi propio amor para
que vaya aprendiendo e intentando amar en lo que pueda…
Y lo conseguirás, ¡vaya si lo conseguirás!... (“¡no ni ná!” –parece que se
dice en andaluz castizo)…

+ A veces, cuando pienso en alguna persona,… cuando voy entre la gente


por la calle o en el autobús,… cuando miro las personas que salen en la tele,
en las noticias,… cuando quiero orar por alguien… = “¡MUNGU!, ¡UKO!”…
Padre, ahí estás,… amando a esa persona, haciéndola ser, fundamentando su
propio ser y hacer… Hijo, ahí estás,… gestándote en esa persona, intentando
hacerla vivir –contigo y como tú- la alegría de saberse amada por el Padre, e
intentando encarnar ese amor en su amor humano, en sus actitudes de cada
momento… Espíritu Santo, ahí estás,… asociando a esa persona con Jesús,
intentando abrirla a ese amor del Padre, fecundando su propio amor para que
vaya aprendiendo e intentando amar en lo que pueda…
Y lo conseguirás, ¡vaya si lo conseguirás!...

+ A veces, contemplando por ejemplo una planta, o un paisaje, o las


montañas, o el mar, o el cielo, las nubes, las estrellas… = “¡MUNGU!,
¡UKO!”...

+ A veces, incluso contemplando una obra humana, una obra de arte, o un


bonito edificio,… o una máquina construida por el hombre,… o simplemente
las calles y las casas de la ciudad (aunque esto ya me resulta más difícil)…

Aprender a Oran con Jesús Página 33


“¡MUNGU!, ¡UKO!”... También ahí está Dios, sustentando con su Amor
Creador el ser de de todos esos materiales y estructuras;… reflejando su
belleza en toda belleza… Él es el Amor Creador que ha creado toda esa
realidad, esa belleza, y esa utilidad, a través del genio creador, a través del
trabajo creador y del sudor de quienes lo han planeado y construido… ¡Los
seres humanos somos co-creadores con Dios, a través de nuestra inteligencia,
nuestro esfuerzo,… que Él está fundamentando y sustentando!... Esa es parte
de nuestra grandeza,… y de nuestra responsabilidad… ¡Y ahí está Dios!...

+ Ante los diferentes acontecimientos que me suceden o que suceden… =


“¡MUNGU!, ¡UKO!”... Ahí está Dios, intentando que todo lo que sucede
contribuya al bien de sus hijos que somos todos… (Ya lo hemos dicho en otras
ocasiones, y no es este el momento de entrar en más detalles : Todo lo que
sucede, no sucede porque Dios lo haya querido así... El mundo tiene su propia
autonomía, y nosotros los seres humanos somos libres... Lo que pasa y lo que
me pasa es la consecuencia de una serie de causas físicas, psicológicas,
morales, la libertad del hombre, etc. Causas más o menos evidentes;… causas
que no están manipuladas por Dios a su antojo... Dios, precisamente porque
es Amor, siempre respeta esa autonomía y esa libertad nuestra y del
mundo... Por eso muchas veces suceden cosas que Dios no quisiera que
sucediesen así... Pero - incluso en esas situaciones - lo que Dios quiere y lo
que Dios hace es querernos... Lo que Dios hace es estar ahí con nosotros, y
hacer todo lo posible para que todo contribuya a nuestro bien…)… =
“¡MUNGU!, ¡UKO!”… Y lo conseguirás, ¡vaya si lo conseguirás!...

TODO ESTO, ESTOY MUY LEJOS DE HABERLO YA ASIMILADO, DE HABERLO


HECHO CARNE DE MI CARNE, SANGRE DE MI VIDA… ESTOY MUY LEJOS DE
VIVIRLO EFECTIVAMENTE EN MI DÍA A DÍA…
POR ESO NECESITO REPETÍRMELO CONSTANTEMENTE = “¡MUNGU!, ¡UKO!”…
“¡MUNGU!, ¡UKO!”… “¡MUNGU!, ¡UKO!”...

ORAR ES ESCUCHAR LO QUE NOS PIDE DIOS


La oración cristiana es (como hemos dicho y repetiremos) un caer en
la cuenta y un abrirse a ese Dios Amor verdadero y creador, que está siempre
con nosotros y en nosotros... Un silencio amoroso, para dejarnos querer por
Dios... Un “estar ahí” dejándonos empapar por todo el Amor que nos tiene,...
de tal manera que ese Amor suyo nos cree y nos recree,... nos despierte,... y
despierte concretamente nuestro propio amor, para que podamos amarnos los
unos a los otros, activa y comprometidamente en este mundo y en esta vida...

Por eso, orar, - más que pedirle a Dios -, es escuchar a Dios que nos
pide a nosotros...
+ Dios nos está pidiendo, sobre todo, que nos dejemos querer,… que
nos dejemos vivificar por su amor;… nos está pidiendo que vivamos siempre la
alegría de sabernos queridos por Él...
+ Y Dios nos está pidiendo también que le dejemos amar a través de
nosotros, que demos cauce a través de nosotros a ese su Amor...

Aprender a Oran con Jesús Página 34


Orar es escuchar estas súplicas que Dios no está dirigiendo a nosotros...
Y discernir esas llamadas que Dios nos va dirigiendo, para ver cómo responder
concretamente y efectivamente a esas peticiones suyas...

+ Por eso la oración cristiana, tanto o más que hablarle a Dios, es


escuchar lo que Dios nos está diciendo desde lo más profundo de nuestro
corazón =

- Para escuchar lo que Dios me quiere decir puede ser muy útil también
tomarse algunos tiempos para leer y meditar algún texto de la Biblia, sobre
todo del Evangelio :
Dos preguntas que conviene hacerse al leer un texto de la Bilia + ¿Qué
dice exactamente este texto?... + ¿Qué me está diciendo Dios a mí hoy a
través de él?... (ver II Tim 3, 14-17; Hbr 4,12) (Hablaremos en otra ocasión
con más detalle sobre cómo meditar y orar el Evangelio)

- En la oración, estar atento a lo que Dios me está diciendo y pidiendo a


través de las mociones del Espíritu Santo en nosotros... Y discernir lo que
Dios me está pidiendo... (ver Gal 5, 16-25).

Es pues importante hacerse atento a lo que va surgiendo en nuestro


corazón, (durante la oración, pero también en otros momentos de nuestra
jornada)... No todo ello viene necesariamente de Dios... Puede ser nuestro
subconsciente, o nuestra imaginación, o nuestro sentimentalismo, o nuestro
“capricho”, etc. ... Pero es bueno recogerlo, para irlo examinando... Nos
puede enseñar mucho sobre nosotros mismos,... y sobre los caminos por los
que Dios nos invita a ir caminando... Por eso es importante aprender a
“discernir” todo eso; de manera que podamos acoger lo que es llamada de
Dios, y echar a la papelera lo que es “fantasía” nuestra... A veces este
discernimiento es evidente y fácil... Otras veces requiere tiempo... A veces
incluso la ayuda de un consejero competente y experimentado puede ser
necesaria...

Un criterio importante que nos podrá ir ayudando en este “discernimiento”


es mirar y ver si esa "llamada" que hemos sentido en nosotros nos lleva 1º) a
vivir más y mejor en la paz y la alegría de sabernos amados por Dios... y 2º) a
amar más y mejor a los demás,... en lo concreto de la vida... Si tal es el
caso, ¡probablemente eso viene de Dios!... Pero si, al contrario, nos aleja de
ello;... o si esas “ideas” o “sentimientos” que nos vienen nos encierran en
nosotros mismos, nos encadenan; nos alejan del amor; nos angustian o nos
dejan un sabor amargo en el corazón;… o nos hacen “soñar” y escaparnos
lejos de nuestra realidad... ¡mala señal!

+ Una anécdota : Le preguntan a un niño - ¿Rezas a Dios, pequeño? – Sí,


cada noche. - ¿Y qué le pides? – Nada. Le pregunto si puedo echarle una mano
en algo… (Reflexiona un poco sobre esta anécdota… ¡¡¡Tiene mucha miga!!!)

= Estate un rato en silencio con el Padre Dios,… y pregúntale: ¿En qué te


puedo echar una mano?...

Aprender a Oran con Jesús Página 35


ORACIÓN PAGANA Y ORACIÓN CRISTIANA

Mt 6, 7 “No hagáis como los paganos, que se figuran que por su


palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos”.

Lo que nos dice este versículo es extraordinariamente importante.

Hay una mentalidad, pagana y primitiva, que imagina a Dios como un


“Poder Supremo” que, “de cuando en cuando”, intervendría en este mundo y
en nuestras vidas para solucionar nuestros problemas.
Según esa mentalidad, nuestras oraciones servirían para explicarle a
Dios nuestras necesidades y nuestros deseos,... y para, con nuestros ruegos,
decidirle a intervenir en este mundo y en nuestra vida, a fin de que se realice
eso que le pedimos en nuestras oraciones... En estas formas paganas de
oración se pretende convencer a los dioses a fuerza de palabras: “¡fatigare
deos!”… (ver I Reyes 18, 26-29: Eliseo y los profetas de Baal; Is. 1,15)

Tenemos que reconocer que, por desgracia, muchos de los que nos
llamamos cristianos, y muchas de nuestras oraciones, están contaminadas por
esa mentalidad pagana y primitiva... como si a Dios tuviéramos que
convencerlo a fuerza de palabras para que viniera a echarnos una mano...

+ Detrás de todo esto, muchas veces hay muchas ideas inexactas y


falsas sobre quién es Dios y cómo actúa en el mundo,... y, por consiguiente,
sobre qué es la oración :

& Dios no es una especie de “Poder Supremo”, que podríamos captar y


convencer, para ponerlo al servicio de nuestros intereses, deseos, caprichos...
Ni tampoco es una especie de “Padre Paternalista” que resolvería nuestros
problemas en nuestro lugar y sin esfuerzo de nuestra parte... Dios tampoco es
el “Fabricante Supremo”, que fabrica cosas y que las repara cuando se
estropean... (¡Hay todavía muchos restos de esas ideas, paganas, sobre qué
es Dios!)...

= Dios es Amor Creador… Y el Amor, ni “fabrica” ni “hace”;… sino que,


amando, “despierta” y sustenta el propio ser y el existir de sus criaturas (que
somos cada uno de nosotros). Amando, el Padre Dios “despierta” y sustenta el
propio hacerse a sí mismas de las criaturas...

Es muy importante no confundir a Dios Amor Creador con una especie


de “Fabricante Supremo”... aunque, de hecho, muchas veces es así como lo
imaginamos... Hablamos más ampliamente de esto en el tema: “DIOS AMOR
CREADOR” y en “¿CÓMO NOS ESTÁ AYUDANDO DIOS?”. Ver lo decimos allí… Os
recuerdo sólo un par de cosillas:
Un fabricante hace a las cosas (: una mesa, un coche, una muñeca....)
Dios Amor Creador no “fabrica” ni “hace” a las cosas; hace que las
cosas se hagan a sí mismas...

Aprender a Oran con Jesús Página 36


* Quizás nuestra experiencia humana del amor nos pueda ayudar a
vislumbrar un poco la acción creadora del Amor que es Dios : Cuando una
persona se siente amada, esa persona se siente satisfecha por dentro… Pero
hay más: El amor con que es amada hace que, en esa persona amada, se
despierten y crezcan las ganas de vivir y de sacar a flote lo mejor de sí
misma... El amor no “hace” a la persona amada; sino que la “despierta” a su
ser sí misma... El fabricante “hace” las cosas que fabrica; el amante despierta
el ser mismo de la persona amada.

Esta fuerza “creadora” del amor humano nos puede hacer vislumbrar la
fuerza creadora (en sentido estricto) del amor con que nos ama el Padre
Dios… Dios no es “fabricante”: ni nos “hace” ni nos “fabrica”... ¡Dios nos
ama!...Y la fuerza de ese amor, nos está constantemente creando; es decir :
nos está “despertando” radicalmente a la existencia; y está
fundamentando y “despertando” constantemente nuestro ir haciéndonos
nosotros a nosotros mismos...

Es una tentación permanente confundir a Dios Amor Creador, con un


pretendido “dios”, visto como “Fabricante Supremo”...Y muchas de nuestras
oraciones, quizás inconscientemente, parecen ir dirigidas más al “Fabricante
Supremo” que a Dios Amor Creador...

* Otra precisión más :¡Ojo con la palabra amor!. “Hay amores que
matan”- dice la sabiduría popular -. No es amor el pretendido “amor” que
quiere “hacer” a la persona amada; de hecho, ese “amor” no ama sino que
manipula, anula y ahoga a la persona a la que pretende amar, ya que ahoga su
propio ser, su libertad, su hacerse a sí misma... Ese mal llamado “amor” (que
ahoga y anula a la persona amada) es la perversión y la antítesis del amor...

Hay que estar muy atentos a no confundir el amor que es Dios con esos
“amores que matan”... El amor que es Dios, no es de esos “amores” que
ahogan y anulan a la persona amada. Todo lo contrario: Es ese Amor quien nos
despierta radicalmente a nuestro ser y hacernos nosotros mismos... Podemos
caer y caemos fácilmente en la tentación sutil de pervertir la fe en Dios Amor,
degenerándola en creencia en un ídolo, aunque a ese ídolo lo llamemos
“amor”... Algunas de nuestras palabrerías orantes parecen dirigidas más a un
“dios amor” (¿?) pervertido en ídolo que manipula a la persona amada, que al
Dios Amor que despierta nuestro ser y nuestra propia libertad, que es el que
se nos revela en Cristo... Ya al pie mismo de la cruz, aparece esa perversión,
en boca de personas oficialmente muy religiosas (ver Mt. 27,43)...)

& Dios es Amor : Amor que ya está ahí, amándonos, antes


incluso de que nosotros pensemos en Él... Amor Creador, que ni nos “hace” ni
nos “fabrica”; sino que está constantemente ahí ¡creándonos!;...
“despertando”, fundamentando, incentivando nuestro propio ser, nuestra
libertad y nuestro propio hacernos nosotros a nosotros mismos...

No nos reemplaza ni nos sustituye; sino que nos hace ser, nos hace ser
nosotros mismos;... sustenta y fundamenta nuestro propio ser y nuestro
propio actuar,... nuestra propia libertad y autonomía... Amor que,

Aprender a Oran con Jesús Página 37


amándonos, nos despierta a nosotros mismos; amándonos, despierta y pone en
movimiento nuestro propio esfuerzo... Amor que nos acompaña en todas las
situaciones de nuestra vida, y que sostiene y sustenta nuestros propios
esfuerzos para afrontar todas esas situaciones en las que la vida nos va
poniendo...

Más: Amor que hace nacer, crecer y florecer nuestro propio amor;… de
tal manera que podamos vivir todos los acontecimientos de nuestra vida, +
sabiéndonos acompañados y amados por él, + y amando también nosotros con
hechos y de verdad,… hasta tal punto que amándonos y ayudándonos los unos
a los otros, podamos ir superando las dificultades de la vida, luchando juntos,
siendo solidarios los unos de los otros, colaborando los unos con los otros...
movidos desde dentro por el Amor que es Dios mismo...

& Por eso la oración cristiana no es ni tiene que ser una verborrea, con
la que intentaríamos convencer al ídolo imaginado como “Poder Supremo”,
para que venga a hacer nuestra voluntad;... o con la que intentaríamos
convencer al ídolo imaginado como “Fabricante Supremo”, para que venga a
reparar sus productos deteriorados o estropeados;... o con la que intentamos
que Dios Amor se pervierta en el más peligroso de los ídolos que es Dios Amor
degenerado en inauténtico amor que manipula y anula al amado...

La oración cristiana es un caer en la cuenta y un abrirse a ese Dios


Amor verdadero y creador, que está siempre con nosotros y en nosotros;... en
la raíz más profunda de nosotros mismos,… y vivificando cada átomo de
nuestro ser… Un silencio amoroso, para dejarnos querer por Dios,... para
dejar que ese amor nos vaya “despertando” a nosotros mismos… “Estar ahí”,
enraizándose y dejándose vivificar desde dentro por ese Amor que es Dios…
que nos hace ser nosotros mismos… libres y responsables de nosotros mismos y
del mundo… Un “estar ahí” dejándonos empapar por todo el Amor que nos
tiene,... de tal manera que ese Amor suyo nos cree y nos recree,... nos
despierte,... y despierte concretamente nuestro propio amor, para que
podamos amarnos los unos a los otros, activa y comprometidamente, en este
mundo y en esta vida...

¡Jesús!...
Reconocemos que, por desgracia, muchos de los que nos llamamos
cristianos, y muchas de nuestras oraciones, están contaminadas por esa
mentalidad pagana y primitiva...
Agárranos de la mano.
Danos tu mismo Espíritu Santo, que abra nuestra inteligencia y nuestro
corazón a tu enseñanza... Que nos ayude a profundizar nuestra manera de
orar, y a purificarla de esos restos paganos y primitivos...
Que nos haga orar contigo y como tú...

¡Jesús Resucitado!
Para ti,... y para nosotros que lo aprendemos de ti,
nuestro Dios, no es “Poder Supremo”,...
que de cuando en cuando viene e interviene...
Sino Padre Amoroso,

Aprender a Oran con Jesús Página 38


que está permanentemente con nosotros,
queriéndonos,
intentando constantemente hacernos ser nosotros mismos,
fundamentando y sustentando siempre nuestro ser y nuestro hacer...

Nosotros somos, existimos, vivimos, actuamos, nos esforzamos....


Y podemos ser, existir, vivir, actuar, esforzarnos,....
porque el Amor con que nos está amando el Padre Dios ya está ahí,
a la raíz de nosotros mismos,
impregnando y vivificando todo nuestro ser y toda nuestra persona...

Tú, ¡Jesús!, nos lo explicaste con una preciosa parábola:


Nos dijiste que ese Amor del Padre Dios es como una levadura
mezclada a la masa,
que está ahí : en nosotros, haciendo fermentar toda esa masa (Mt 13,33)...

¡Que nos dejemos “trabajar” por ese fermento del Amor!


Amor-levadura, que está “despertando”, suscitando y sustentando,
de modo constante,
todo mi propio ser, y todo mi propio actuar...

PIDE… BUSCA… LLAMA…


Voy a hacer aquí un inciso, diciendo algo sobre una frase que no está en el
texto del evangelio que nos sirve de base para estas reflexiones, sino que está
en el capítulo siguiente. Es una frase de Jesús que se cita mucho, pero que no
siempre es bien entendida.

“Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá”


(Mt 7,7)

En este, como en todos los textos en que Jesús nos habla de la oración, su
mensaje fundamental es una invitación a la confianza : “El Padre Dios está
queriendo siempre lo mejor para cada uno de nosotros. Y está haciendo ya
todo lo que es posible… Así que fiaos de Él… y abríos a su acción en vosotros”.

Del texto que os propongo hoy, se suele citar sólo las primeras palabras,… y se
suele deja el resto… Pero observad que Jesús no dice: “pide… y quédate ahí
esperando”; sino que dice: “pide,… busca,… llama…”

* “Pide”, sí; manifiesta tus deseos y necesidades al Padre Dios; háblale de


todo ello, con toda la confianza y la sencillez de un hijo que se sabe
enormemente querido… Tenemos derecho, y es de hijos.
Pero haz tu parte, esfuérzate, haz lo que dependa de ti para realizar y
obtener eso que deseas…
Apoyado en la seguridad de que el Padre Dios ya está contigo y en ti, y
dejándote vivificar por dentro y desde dentro por ese Dios que está en ti
fundamentando y sustentando tu propio ser, ¡puedes mucho!...

Aprender a Oran con Jesús Página 39


Así que :
* “Busca”… No te quedes ahí parado, esperando pasivamente que lo que
deseas y pides te caiga como lluvia del cielo; esfuérzate tú mismo en lo que
de ti depende; busca los medios que están a tu disposición para realizar eso
que pides y deseas…
Dios ya está haciendo todo lo que es posible. Pero lo está haciendo a
través de nuestros medios humanos,… que Él sustenta y dinamiza desde
dentro…
Desde esta seguridad, busca tú también y utiliza esos medios… que Dios
ha puesto a tu disposición.

* “Llama”… Llama y pide la ayuda de las personas que también te pueden


echar una mano para realizar eso que deseas y necesitas… Ya que Dios, (que
es la fuente y la energía de amor que alimente el amor de esas personas),
Dios nos ayuda a todos y a cada uno a través y desde el amor y la ayuda que
nos prestamos los unos a los otros…

+++ Y no olvides que, también a través de ti, Dios quiere ayudar a los otros…
De modo que cuando “pidas”, no te olvides de “escuchar” también lo que Dios
te está pidiendo a ti, para ayudar a otros a través de ti… “Busca” cómo
puedes ser tú también cauce de ese amor de Dios para los demás… Y “abre”
tu corazón y tus manos, para que Dios ayude a los demás a través de ti…
NATURALMENTE, LA ORACIÓN ENTENDIDA ASÍ ¡NOS COMPROMETE.

¡Padre Dios!
Agarrado de la mano de tu Hijo Jesús,
y animado por su mismo Espíritu Santo,
aquí estoy :
En este rato de oración silenciosa,
quiero abrirme y dejarme vivificar por tu amor,
que me envuelve y me impregna,...
y que ya está intentando hacerme ser, existir, vivir, ser yo mismo, actuar y
esforzarme desde mi propia libertad,...
que tu Amor de Padre-Madre fundamenta y sustenta...

ORAR = SITUARSE CONFIADAMENTE (PONER TODO MI SER,


TODA MI VIDA, TAMBIÉN MIS PROBLEMAS) EN LAS MANOS
AMOROSAS DEL PADRE DIOS

v. 8 “No seáis como los paganos, porque vuestro Padre sabe lo


que necesitáis, aun antes de habérselo pedido”

Ahí está la base, para que nuestra oración, cuando le pedimos algo a Dios, sea
de verdad oración cristiana : El Padre Dios sabe, aun antes de que se lo
pidamos, todo lo que necesitamos...

Aprender a Oran con Jesús Página 40


El Padre Dios ya está ahí… Y no está como espectador pasivo… ¡Está
haciendo YA todo lo posible en esa situación para nuestro bien y nuestra
felicidad!...

Dios es Amor; Dios nos está amando; Dios nos está amando a todos y a
cada uno de nosotros... Y Dios lo único que quiere, lo único que desea,… y lo
que está haciendo constantemente es : querernos, y hacer todo lo que es
posible para que lleguemos a ser plenamente nosotros mismos y totalmente
felices...
No somos nosotros los que tenemos que convencer a Dios para que nos
quiera y nos ayude. Sino que es Él quien está constantemente tomando la
iniciativa de querernos y ayudarnos; es Él quien ya está haciendo todo lo
posible por nuestro bien y nuestra felicidad. Como dice Jesús en el evangelio
de san Juan 5,17 : “Mi Padre no cesa de trabajar, y yo también trabajo”. Y no
cesa de querernos, de estar a nuestro lado, y de ayudarnos, “aun antes de
habérselo pedido”...
“Vuestro Padre sabe lo que necesitáis” –nos dice Jesús en este texto…
Más aún: No sólo sabe lo que necesitamos; sino que ya nos lo ha dado, ya nos
lo está dando… Somos nosotros los que tenemos que acoger y dejarnos
vivificar desde dentro por ese don de sí que el Padre Dios ya nos está
haciendo…

Quizás una de las palabras más importantes de Jesús sobre la oración (y


de las menos citadas porque pone patas arriba muchas de nuestra ideas sobre
la oración) sea esta del Evangelio de Marcos, que hace todavía más explícito
lo que acabamos de leer en Mateo : “Por eso os digo: todo cuanto pidáis en
la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis” (ver Mc 11,24).

Es decir, sabed que Dios YA está ahí, regalándoos todo su amor,… que
es lo que Él os puede dar… Ya está ahí, vivificándoos desde dentro de vosotros
mismos con su amor… No tenéis que merecerlo, ni ganarlo, ni siquiera rogarle
que os lo dé: YA os lo ha dado, YA lo habéis recibido, YA lo tenéis… (Eso es la
fe: Saber, creer, vivir apoyados en esa seguridad de que Dios está ahí,
queriéndonos… “Creed que ya lo habéis recibido” –nos acaba de decir
Jesús)… Así que ¡AGARRAOS A ÉL!...

… Abríos pues a ese amor… Dejaos vivificar por ese amor… QUE YA
HABÉS RECIBIDO,… que os habita y os vivifica desde dentro de vosotros
mismos…

…Y no tengáis miedo a afrontar los problemas de la vida apoyados en


Él,… cuyo amor es la fuente y la sabia de vuestra propia fuerza…

& Por eso la verdadera “ORACIÓN de PETICIÓN” cristiana, no es (ni tiene


que ser) un intento de informar y de convencer a Dios con nuestros ruegos,
para que, a fuerza de rogarle, al fin Él se decida a echarnos una mano en
nuestros problemas y necesidades... (¡Esos son los restos de oración pagana
que, por desgracia, a veces siguen contaminando nuestra oración cristiana!...
contra los que Jesús nos ponía en guardia en el verso anterior)...

Aprender a Oran con Jesús Página 41


& Cuando le pedimos algo al Padre Dios, de lo que se trata es de
situarnos confiadamente (: poner todo nuestro ser, toda nuestra vida, toda
nuestra realidad,... también nuestros problemas y necesidades), en las manos
amorosas del Padre Dios,... sabiendo que Él nos está amando ya más que
una Madre... y que ya está “trabajando” y buscando lo mejor para
nosotros… De manera que, ASÍ SITUADOS, PODAMOS NOSOTROS AFRONTAR
TODOS LOS PROBLEMAS QUE LA VIDA NOS IRÁ PLANTEANDO…

La oración de petición es uno de los aspectos de nuestra relación con el Padre


Dios… ¡Ciertamente!... Pero no porque Dios necesite o porque exija que le
pidamos algo para dárnoslo (Él ya nos lo está dando todo “aún antes de
habérselo pedido”);… sino porque nosotros, desde nuestra fragilidad y nuestra
pobreza, tenemos y sentimos necesidad de pedir… Y Él, que nos comprende y
nos acepta como somos, acepta que, al constatar nuestras necesidades, nos
desahoguemos y nos relacionemos con Él “pidiéndole”…

= Él espera que al “pedirle”, vamos a ir cayendo en la cuenta de que Él ya


se nos está dando;… y que, por consiguiente, lo vamos a ir acogiendo;…
vamos a ir abriéndonos y acogiendo su presencia y su fuerza,… nos vamos a ir
dejando fecundar y vivificar por la fuerza creadora de su Amor,… que no está
“allá arriba”, sino en nosotros, a la raíz de nosotros mismos.

Así que no tengamos miedo a “pedir”,… por nosotros, por los otros,
por el mundo… Pedirle a Dios será, para nosotros, el camino para caer en la
cuenta y abrirnos a su permanente Presencia, YA activa con nosotros y en
nosotros,… con cada persona y en cada persona…

- En mi oración, puedo hablarle al Padre Dios de todos mis problemas, de


todas mis preocupaciones, de todo lo que siento;... con la franqueza y la
sencillez, con la libertad y la confianza de un hijo/a que se sabe querido y
comprendido... ¿Con quién puedo hablar con mayor confianza, si no es con él,
puesto que él es quien más me quiere?... Y a él le puedo comunicar todas mis
preocupaciones : las más sublimes, y hasta las más ridículas que no me
atrevería quizás a comunicarle a nadie más... Le puedo hablar de mi miedo al
examen que tengo mañana, del pelo que se me cae,... de mis deseos de ser
un auténtico hijo suyo,... de mi amigo enfermo,... de lo que me gusta ese
chico o esa chica y de las ganas que tengo de que me pida salir... ¡DE
TODO!...

Como sé que Dios quiere mi felicidad más que yo mismo, como sé que
él me está queriendo ya, y que está haciendo todo lo posible para que yo
llegue a realizarme plenamente y a ser feliz (“incluso antes de que yo se lo
pida”, dice Jesús), por todo eso, con toda confianza, pondré en sus manos
amorosas todos mis deseos y todas mis necesidades... desde las más
transcendentales, hasta las más nimias...

- Al llevar todo eso a mi oración de lo que se trata es de caer en la cuenta de


que yo, todo mi ser, cada persona, el universo entero estamos en sus manos
amorosas... Y que él YA está “trabajando” en todo, permanente y

Aprender a Oran con Jesús Página 42


constantemente, haciendo todo lo posible para irnos llevando a la plena
realización de nosotros mismos y a nuestra total felicidad...

& En mi oración,
- al poner confiadamente en las manos del Padre Dios todo mi ser, toda
mi vida, todos mis deseos y necesidades, al ponerme en sus manos
amorosas,...
- y al caer en la cuenta de que Él ya se me está dando, porque Él es
Amor... y que amándome, está despertando y está sustentando mi
propio esfuerzo y mi propio ir haciéndome a mí mismo...

=> me abriré también a la fuerza de su Amor... que impregna todo


mi ser y que me sustenta y vivifica desde dentro... Y eso despertará mi
propia energía, para afrontar y vivir todas las situaciones de mi vida, con la
confianza y la fuerza que me da el saberme siempre amado, acompañado,
fortalecido desde dentro por esa Presencia y por ese Amor con el que el Padre
Dios me está amando.

¡Jesús Resucitado!
Ayúdanos a entender que nuestra oración cristiana no es, - no debería
ser – como la de los paganos,... (aunque, por desgracia, muchas veces lo es)...
Cuando oremos y le contemos nuestro problemas y preocupaciones al
Padre Dios, enséñanos tú, ¡Jesús!, a ponernos en las manos amorosas de
Padre,... con todo lo que somos y vivimos,... con todos nuestros problemas o
nuestras preocupaciones, sean cuales sean... sabiendo que el Padre Dios las
comparte con nosotros...
Cuando oremos, ¡Jesús!, enséñanos a crecer en confianza... Haznos
comprender que, pase lo que pase, el Padre Dios siempre estará con nosotros,
buscando y haciendo que todo concurra a nuestro bien (Rm 8,28)...

¡Jesús Resucitado!
Queremos orar, tomándonos el tiempo de caer en la cuenta de que el
Padre Dios ya está ahí con nosotros,… constantemente,…
perseverantemente,... ayudándonos,... siempre, y con todo su amor que nos
vivifica...
Queremos orar, abriéndonos y acogiendo la fuerza de ese Amor
vivificador con que el Padre Dios ya nos está amando...
Queremos orar, dejándonos vivificar por ese Amor del Padre Dios,...
que está ya – desde dentro de nosotros mismos - intentando hacernos ser,
existir, vivir, ser nosotros mismos, actuar y esforzarnos desde nuestra propia
libertad,... que su Amor de Padre fundamenta y sustenta...

& Al pedirle algo a Dios

 Yo me pongo confiadamente en manos del Padre Dios, con todo lo que


soy, con mi circunstancia, con mis preocupaciones, también con mis
problemas…
 >> Al ponerme en sus manos, voy a ir cayendo en la cuenta de que Él
ya está ahí: Su Amor (Dios mismo), que es la raíz y la sabia de mi propio
ser, es la fuerza Creadora-Resucitadora, que me está haciendo ser, que

Aprender a Oran con Jesús Página 43


está sustentando mi ir haciéndome yo a mí mismo, y que me va
llevando, a través de todo, a ser y a vivir plenamente…
 >>>> Así que yo, en mi oración, me abriré y me enraizaré en esa
Presencia Creadora-Resucitadora…
 >>>>>> De modo que yo podré vivir y afrontar esa situación yo mismo,
con confianza, con fuerza, con esperanza…
 >>>>>>>> Con San Pablo. Podré decir: “No me siento vencido, pues
¡SÉ DE QUIÉN ME HE FIADO!” (2 Tim 1,12)… “firmemente convencido
de que, QUIEN COMENZÓ EN NOSOTROS SU BUENA OBRA, LA IRÁ
LLEVANDO A BUEN FIN hasta el Día de Cristo Jesús” (cf. Filip 1,6)…
En definitiva, “todo contribuye al bien de los que aman a Dios” (cf.
Rm 8,28)

A partir de eso, ¿Qué tenemos que hacer nosotros?


- Pues lo 1º: Enraizarnos en la fuerza de ese Amor, que es Dios, y que
habita en nosotros…
- Y lo 2º: Apoyados en Él, enraizados en Él, lo que tenemos que hacer es
afrontar nosotros mismos, animosamente, las dificultades de la vida,
con confianza, sin miedo y sin complejo alguno.

El Dios al que oramos nos transciende y nos desborda por todas partes… Pero
podemos decir que estamos en Él (“en él vimos, nos movemos y existimos”);
Él es como el Océano en el que estamos zambullidos, y que impregna y
vivifica cada fibra de nuestro ser… También podemos decir que está con
nosotros y EN nosotros, fundamentando, sustentando e incitando nuestro
propio ser, nuestra propia libertad, nuestro propio esfuerzo,… vivificándonos
desde dentro de nosotros mismos…

Creer en Dios (que impregna y vivifica cada fibra de nuestro ser, que está
fundamentando, sustentando, incitando el ser y el hacerse de las criaturas),
creer en Dios nos tiene que llevar a creer y a confiar en las posibilidades
propias de cada ser humano, y en sus posibilidades de alcanzar su propia
plenitud humana,… porque cada ser humano está habitado y vivificado desde
dentro por ese Dios, fundamento y sustento del ser de cada criatura, en quien
cada ser humano está llamado a enraizarse consciente y libremente… Creer en
Dios es creer en nosotros mismos y en nuestras propias posibilidades,…
porque estamos habitados y vivificados por ese Dios,… en quien nos
enraizamos por la fe…

En algún rato de oración tranquila, te invito a imaginar que Jesús se está


dirigiendo a ti, y te dice personalmente a ti =

“Ten confianza y ten ánimo. Estás siendo amado personalmente por el


Padre Dios,...estás envuelto y vivificado por ese amor… Así que existe en ti
una fuente de vida, una fuerza, y una capacidad de amar, que a veces
ignoras... ¡Cree en ti!... A pesar de tus fallos y dificultades, a pesar de todas
las malas hierbas que han echado raíces en ti, existe en lo más profundo de ti
mismo una potencia de curación y de resurrección; a pesar de tus fallos y tus
dificultades, existe en ti una fuente, una fuerza y un dinamismo de amor que

Aprender a Oran con Jesús Página 44


tú ignoras (y que es el Amor divino que hay en ti)... ¡Descúbrelo!... Confía en
ese Amor que hay en ti (que es Dios mismo, en lo más profundo de ti
mismo),... ¡confía en ti!... y harás maravillas: arrancarás moreras, y moverás
montañas (montañas de basura, de egoísmo, de odio,... que eres capaz de
barrer, porque estás siendo amado, y estás habitado por el Amor)... Deja de
obsesionarte con tus debilidades, tus fallos y tus pecados;... deja de
obsesionarte con las debilidades, los fallos y los pecados del mundo y de la
sociedad en la que vives... No hagas de ello una montaña;... todo está ya
perdonado en el corazón de Dios que os ama... Así que, acogiendo en ti y en
tu corazón el Amor del Padre Dios, intenta liberar, deja que se vaya
liberando en ti esa fuerza de amor que hay en lo más hondo de ti mismo...
Intenta amar, aunque sea pobremente; pero amar de verdad, aquí y ahora,
allá donde estés... Tu único verdadero pecado es tu miedo, tu miedo a creer,
tu miedo a creer en ti mismo, tu miedo a creer y a esperar que puedes
amar;... tu miedo a intentar amar lo poco que puedas amar hoy... Créete
que, - por débil y por malo que te creas -, puesto que estás siendo amado por
el Padre Dios, eres capaz de amar, aunque sólo sea un poquito, porque en
ti hay una fuente de amor que es el Amor con que el Padre Dios te está
amando, y que habita lo más profundo de tu ser... Sólo tu fe puede curarte...
Y esta fe en el Amor que Dios te tiene, te curará de tus debilidad y de tu
pobreza en amor...” (ver Evely: "Los caminos de mi fe" 20).
= Escucha desde lo más hondo de ti mismo eso que te está diciendo
Jesús....

¿QUÉ DECIMOS CUANDO DECIMOS “HÁGASE TU


VOLUNTAD”?
Al ponerme en manos de Dios con todo, incluso con lo negativo o doloroso que
hay en mi vida, y al decir: “¡HÁGASE TU VOLUNTAD!”:
No se trata en modo alguno de “resignarse” de manera fatalista ante
unos males que serían queridos por Dios… Los males, del tipo que sean, nunca
son queridos por Dios; no son “su voluntad”… (Ya hemos hablado ampliamente
de eso en otras ocasiones, para no tener que repetirlo aquí en detalle)…
Decir “¡HÁGASE TU VOLUNTAD!” no es resignarse a esos males y a esas
desgracias, como si vinieran de la mano de Dios… Ni los que nos atañen a
nosotros, ni los que afectan a esas personas que vemos sufrir y por las que
queremos orar, son enviados por Dios… (Es una pena que, todavía muy
frecuentemente, mucha gente, y en demasiadas “pláticas piadosas”, se siga
pensando que los males nos los envía Dios, o al menos “los permite”… ¿De
verdad que, pudiendo evitarlos, los va a “permitir”?... ¿Qué madre sería tan
desmadrada que, pudiendo evitar que su hijo se mate en la moto, “permite”
que se mate?... Personalmente me parece que sólo pensar eso es una
barbaridad… Y lo que ni siquiera se nos ocurre pensar de una madre humana
¡¡¡nos atrevemos a decirlo de Dios!!!... Creo que esa manera de ver las cosas
es totalmente inexacta y objetivamente poco cristiana… Más: objetivamente
es uno de los mayores insultos que se le pueden hacer a Dios… ¿Qué especie
de “dios Moloch” sería ese?... ¡Nada que ver con el Dios de Jesús!...
¡Nada!...)…

Aprender a Oran con Jesús Página 45


LO QUE DIOS QUIERE, (y en ello está constantemente trabajando) es
“QUE TENGA VIDA Y LA TENGA EN ABUNDANCIA” (Jn 10,10)… Y eso (= Vida
abundante y plena, para mí y para todos), ¡esa es su Voluntad!...
Apoyado en mi fe, yo sé que ¡Esa Voluntad de Dios se cumplirá!,… a
través de todo, y a pesar de todo,… a pesar y a través incluso de todos los
males que la vida comporta y que, como tales, no son en modo alguno
voluntad de Dios, ni son evitables…
Por eso puedo decir y voy a decir: “¡Padre! Yo sé que tu Voluntad es
mi plena realización y mi total felicidad (la plena realización y la total
felicidad de todos);… y sé que ya estás trabajando en ello con todo tu
amor… Así que me fío de ti… ¡QUE SE HÁGA ESA TU VOLUNTAD DE VIDA Y
DE FELICIDAD!...

1) De parte de Dios, ¿qué es lo que Dios quiere para nosotros? ¿qué es lo


que espera de nosotros? ... ¿Cuál es su “Voluntad” sobre nosotros?

= Fundamentalmente, lo que Dios quiere es... querernos...


+ Y, queriéndonos, lo que Dios pretende es que lleguemos a ser
plenamente nosotros mismos...
* y, por consiguiente, totalmente felices.
La “Voluntad de Dios” es pues que lleguemos a ser plenamente esos
AMADOS AMANTES que somos.

& Por eso, lo que Dios espera de nosotros es : que nos dejemos amar...
para que también nosotros podamos amar con ese Amor recibido... de
modo que, siendo AMADOS y AMANDO, lleguemos a nuestra plenitud, a nuestra
plena realización, y a nuestra total felicidad... como Cristo y en Cristo, el
Hijo del Padre; y todo ello, por la fuerza del Espíritu Santo.

2) Por nuestra parte, ¿en qué consistirá “cumplir la Voluntad de Dios” en


toda circunstancia y sea cual sea nuestra situación?
= Puesto que lo que Dios quiere y espera de nosotros es que seamos y
vivamos cada vez más como los AMADOS AMANTES que somos, “cumplir la
Voluntad de Dios” será, sobre todo =

A) que yo me deje amar por Dios, y viva cada vez más la realidad y la
felicidad de saberme amado....
Y
B) que yo ame e intentar amar en cada situación, con ese Amor con el que
soy amado...

&+ Decir “¡HÁGASE TU VOLUNTAD!” debe ser, ante todo UN ACTO DE


CONFIANZA TOTAL:

= “¡Padre! Yo sé que tu Voluntad es mi plena realización y mi total


felicidad;… la plena realización y la total felicidad de todas esas personas…
Y sé que ya estás trabajando en ello con todo tu amor… Así que me fío de
ti…

Aprender a Oran con Jesús Página 46


Me pongo confiadamente en tus manos, con todo lo que es mi vida, con
todas mis preocupaciones, también con estos problemas que a veces me
agobian… y que no siempre tienen solución… A través de todo, e incluso a
pesar y a través de todos esos males inevitables, (¡que no son tu
voluntad!), tu verdadera Voluntad de Vida de Plenitud y de Felicidad se
cumplirá… A través de todo eso ¡QUE SE HAGA ESA TU VOLUNTAD DE VIDA Y
DE FELICIDAD!... ¡PADRE, ME FÍO DE TI!!!”.

“Apoyado en ti, voy a intentar, -y ¡contigo voy a poder!-, convivir


con esos aspectos negativos o dolorosos de mi vida (que Tú no has querido
como tales, pero que ahí están);… + voy a poder vivir esas circunstancias y
esas situaciones, sin desesperanza, con paz;… + voy a luchar para solucionar y
superar lo que se pueda superar y solucionar de esa situación o de ese
problema;… + voy a acoger y aceptar pacientemente lo que no se pueda
solucionar;… + voy a intentar vivir lo más positivamente posible, incluso esas
situaciones negativas y dolorosas, e incluso si no tienen solución ahora”…

“Lo voy a intentar, y voy a poder, porque tu Voluntad es estar aquí


conmigo, (con todos), trabajando para que, a través de todo, yo y todos
podamos realizarnos a nosotros mismos y ser felices”.

“¡PADRE!, A PESAR DE ESTOS MALES, A TRAVÉS INCLUSO DE ESTOS


MALES QUE NI YO NI TÚ QUEREMOS COMO TALES, ¡QUE SE HAGA TU
VOLUNTAD!... TU VOLUNTAD, QUE ES QUE YO Y TODOS NOS REALICEMOS
PLENAMENTE Y SEAMOS FELICES”…

&+ “Más aún… Decir “¡HÁGASE TU VOLUNTAD!” ES UN COMPROMISO


POR MI PARTE.

No el compromiso de “resignarme” pasivamente ante esas dificultades


(puesto que todo eso no es la voluntad de Dios); sino el compromiso DE
HACER TODO LO POSIBLE PARA QUE LA VERDADERA VOLUNTAD DE DIOS
(que es que yo y todos nos realicemos plenamente y seamos felices) SE
REALICE…

¡Padre Dios!, apoyado en esa seguridad y en esa confianza de que Tu


Voluntad de vida y de felicidad para mí y para todos se cumplirá, desde esa
confianza, YO VOY A INTENTAR “CUMPLIR TU VOLUNTAD”: lo que Tú quieres
y esperas de mí en esta situación :

- Lo que Tú quieres y esperas de mí (tu Voluntad) es que yo me deje


querer por ti, que me deje vivificar desde dentro por tu amor hacia
mí,… y que yo sea siempre feliz sabiéndome querido y acompañado
por ti… Lo voy a intentar, incluso en esta circunstancia adversa o
negativa o dolorosa, apoyándome en ti, cuya Voluntad es que yo sea yo
mismo, me realice, viva, sea feliz…
- Lo que Tú quieres y esperas de mí (tu Voluntad) es que, en todas las
situaciones (incluso en esta situación quizás negativa en muchos
aspectos) yo sea, intente ser en la medida de mis posibilidades,

Aprender a Oran con Jesús Página 47


cauce de ese Amor que eres, a través de mi amor humano:.. amor a mí
mismo,… amor al mundo y a la vida,… amor a las personas que la vida
va poniendo en mi camino… ¡Lo voy a intentar!

“Tú, ¡Padre Dios!, cuya Voluntad es estar conmigo, (estar con cada
persona en todas las situaciones de su vida), vivificándonos desde dentro en
todas las situaciones de nuestra vida (incluso cuando esas situaciones son
negativas y dolorosas), Tú estás efectivamente conmigo aquí y ahora… + Estás
conmigo, (con todos), “sufriendo” conmigo esto que yo estoy sufriendo,… +
luchando conmigo (con todos), para superar esta situación,…+ haciendo todo
lo posible para que todo contribuya a mi bien, al bien de cada persona…+
Estás conmigo, (con todos), amándome, y haciendo todo lo posible para que
yo sea feliz,… que todos seamos felices…

Apoyado en ti y vivificado por ti, voy a intentar “cumplir tu voluntad”


en esta situación. Es decir: + Voy a intentar vivir esta situación (aunque sea
dolorosa) con paz y con confianza;… + voy a intentar todo lo posible para
superar todo lo que esta situación pueda tener de negativo;…+ voy a intentar
incluso seguir amando en la medida de mis posibilidades en esta
circunstancia;… + y voy a intentar seguir siendo feliz, incluso si las
circunstancias son adversas…

Una Oración de Charles de Foucauld

Padre, me pongo en tus manos,


haz de mí lo que quieras,
sea lo que sea, te doy las gracias.

Estoy dispuesto a todo,


lo acepto todo,
con tal que tu voluntad se cumpla en mí,
y en todas tus criaturas.

No deseo nada más, Padre.

Te confío mi alma,
te la doy con todo el amor
de que soy capaz,
porque te amo.

Y necesito darme,
ponerme en tus manos sin medida,
con una infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre.

Aprender a Oran con Jesús Página 48


LA ORACIÓN PURIFICA Y PROFUNDIZA NUESTROS DESEOS
Los seres humanos somos seres de necesidades y de deseos... Como creyentes
que somos, esas necesidades y esos deseos se los exponemos al Padre Dios...
De hecho, muchas de nuestras oraciones son eso : exponerle nuestras
necesidades y nuestros deseos al Padre Dios… Ya hemos dicho que ante el
Padre Dios nos podemos explayar, hablándole confiadamente de todo lo que
nos preocupa; podemos expresarle (y es muy bueno que lo hagamos) todos
nuestros deseos sincera y libremente, desde los más sublimes hasta los más
nimios y banales...

Y uno de los frutos de la oración, (si de verdad es un estar


amorosamente en presencia del Padre Dios que ya nos está amando - como
hemos dicho-) será que esos deseos nuestros se ensancharán, se purificarán,
se profundizarán, se radicalizarán...

Ved algunos ejemplos en el evangelio : A los que le pedían pan


material para comer, Jesús, partiendo de esa petición, les hace descubrir y
les propone el Pan de Vida que es él mismo (ver Jn 6, 26- s); podemos pensar
que si ellos no le hubieran pedido el pan material, Jesús no hubiera tenido la
oportunidad de hablarles del otro pan que Él ha venido a darnos… A la
Samaritana que le pide agua del pozo, Jesús, partiendo y tomando apoyo en
esa petición, le hace descubrir y le propone el Agua de la Vida (Jn 4, 10);…
etc.

+ Con mucha frecuencia nosotros nos dejamos agobiar por nuestras


necesidades;... nos bloqueamos, nos encerramos... y nos paramos en nuestros
deseos e intereses inmediatos... Y quisiéramos que Dios los satisficiera...
poniéndose Él en nuestra órbita...

Pero lo que el Padre Dios nos quiere dar y lo que nos está regalando
constantemente es mucho más que eso : Quiere darse a sí mismo a
nosotros,... quiere hacernos ser plenamente nosotros mismos y plenamente
felices, en esa comunión de amor con él que él quiere establecer con
nosotros,... y en la que nosotros llegamos a ser plenamente nosotros
mismos...

“El hombre ha sido creado para una gran realidad, para Dios mismo,
para ser colmado por Él... Pero su corazón es demasiado pequeño para la
gran realidad que se le entrega... Tiene que ser ensanchado”. (Benedicto XVI
: Spe Salvi 33)

La oración, - al ponernos en sintonía con Dios, que ya está


“trabajándonos” desde lo más profundo de nosotros mismos -, “ensancha
nuestro corazón” : La oración nos hace ir más al fondo de nosotros mismos;...
nos hace trascender e ir más allá de esos intereses inmediatos que a veces nos
obnubilan,... nos hace descubrir nuestras necesidades más profundas e
importantes, nuestros deseos más auténticos, esenciales y radicales,... nos
abre al dinamismo del Espíritu Santo en lo hondo de nosotros mismos;... y así

Aprender a Oran con Jesús Página 49


purifica y profundiza nuestros deseos superficiales,... nos abre a nuevos
horizontes,... nos pone a nosotros en la órbita de Dios que es Amor... Nos
hace capaces de acoger su don de sí mismo,... que es mucho más que lo que
nosotros podríamos desear en la cortedad de nuestros propios deseos...

Como dice Jesús en Lc 12, 29-32 : “Así pues, vosotros no andéis


buscando qué comer ni qué beber, y no estéis inquietos. Que por todas esas
cosas se afanan los paganos del mundo: y ya sabe vuestro Padre que tenéis
necesidad de eso. Buscad más bien su Reino, y esas cosas se os darán por
añadidura. No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido
bien daros a vosotros el Reino”.

= La expresión de nuestros deseos en la oración puede servir pues para


irnos liberando de nuestro encerramiento en nosotros mismos y en nuestros
intereses inmediatos a corto plazo,... y para abrirnos al “más y mejor” de
Dios...

- Y esto es precisamente lo que el Espíritu Santo hace en nosotros :


profundizar nuestros deseos, llevarnos hasta la raíz misma de nuestros deseos
tantas veces superficiales, para, más allá de esos deseos manifiestos, alcanzar
nuestra aspiración más profunda de felicidad y vida en plenitud, que coincide
con la aspiración misma de Dios sobre nosotros... Eso es lo que nos dice San
Pablo en este texto maravilloso y profundo de Rm 8, 26-27 : “Precisamente el
Espíritu acude en auxilio de nuestra debilidad : Nosotros no sabemos a ciencia
cierta lo que debemos pedir, pero el Espíritu en persona intercede por
nosotros con gemidos sin palabras; y Dios que escruta el corazón conoce cuál
es la aspiración del Espíritu, porque éste intercede por los consagrados como
Dios quiere”....

= Es muy bueno que expresemos ante el Padre Dios nuestros deseos,


aun los más nimios y banales... El Espíritu Santo se insertará en esos deseos
nuestros,... y los radicalizará; es decir: nos llevará hasta la raíz profunda de
donde nacen esos deseos, hará que aflore su raíz más profunda : el deseo de
ser, de ser en plenitud... Ahí coinciden plenamente nuestros deseos y el deseo
de Dios sobre nosotros...

Ahí es donde es totalmente verdadera la frase del Evangelio : “Pedid y se os


dará”.

ENVÍA, SEÑOR, TU ESPÍRITU

Ahora que el tiempo parece detenido,


ahora que tu presencia es más palpable,
ahora que mi ser desea y anhela,
ahora que me veo necesitado,
yo te pido al estilo humano:

Envía tu Espíritu
sobre mi aridez,
sobre mi fragilidad,

Aprender a Oran con Jesús Página 50


sobre mis miedos,
sobre mi pobreza,
sobre mi cansancio,
sobre mis contradicciones,
sobre mis luchas,
sobre mi impaciencia,
sobre mi frialdad,
sobre mis ansias insaciables,
sobre mi falta de fe...

Envía, también, tu Espíritu


sobre mis alegrías,
sobre mi esperanza,
sobre mi trabajo,
sobre mis proyectos,
sobre mi familia,
sobre mi campo arado,
sobre mis flores compartidas,
sobre mis ansias de cambio,
sobre mis semillas de vida.

Envía, Señor, tu Espíritu,


que cubra con su sombra
todo lo que soy y tengo;
que queme mis despropósitos
y riegue lo que es brote de tus dones.

Envía, Señor, tu Espíritu.

ORANDO CON CONSTANCIA VAMOS APRENDIENDO A


PERSEVERAR EN LA CONFIANZA

Las invitaciones a “perseverar en la oración” son frecuentes en el Nuevo


Testamento. (Por ejemplo: Lc 18,1; Lc 21,36; Mt 26,41; Rm 12,12; Col 4,2;
ITes 5,17; Hech 1,14).

Esta invitación ha sido y es muy mal interpretada de manera demasiado


frecuente, incluso en libros y sermones muy piadosos… (con muy buena
intención, supongo).

Pero por buena que sea la intención, no es exacto decir (como se dice con
frecuencia) que tenemos que perseverar en la oración, para, así, “a fuerza de
perseverancia”, poder obtener y “arrancar” los favores de Dios, (… o de la
Virgen, o de los Santos…)… Eso, no sólo no es exacto; eso es una barbaridad…
Está en contradicción flagrante con todo lo que nos dice Jesús sobre Dios.

Si hay que orar con constancia y con perseverancia, no es para convencer o


conmover a Dios y así “arrancarle sus favores”… (¿qué “dios” es ese, duro de

Aprender a Oran con Jesús Página 51


mollera y de corazón?... ¿qué tendrá que ver ese “dios” con el Padre amoroso
del que nos habla Jesús?...).

Somos nosotros los que somos “duros de mollera”; somos nosotros a quienes
les cuesta, somos nosotros los que necesitamos creernos, caer en la cuenta,
abrirnos, dejarnos vivificar desde dentro por la Presencia de ese Amor que es
el Padre Dios, que YA ESTÁ AHÍ, regalándose gratuitamente a nosotros,
trabajando permanente, constante, perseverantemente para nuestro bien…

Y eso es orar (como ya hemos dicho y repetido):


 Orar no es intentar convencer y conmover a Dios para que nos ayude
(eso es la oración pagana, -nos dice Jesús-; eso es no tener fe, o tener
una fe muy superficial y primitiva)…
 Orar en cristiano es todo lo contrario: Es abrirse a ese Amor con que
ya nos está constante y permanentemente amando el Padre Dios,… y
dejarse vivificar desde dentro por ese Amor…

= Por consiguiente,
- No tenemos que orar con constancia para convencer y conmover a
Dios…
- Sino que, orando con constancia, nosotros vamos aprendiendo a
PERSEVERAR EN LA CONFIANZA EN ESE PADRE DIOS QUE YA ESTÁ AHÍ
PERMANENTEMENTE CON NOSOTROS Y EN NOSOTROS…

Esa es la enseñanza que nos transmite, por ejemplo, la parábola del juez y la
viuda (leer en Lc 18,1-8),… sobre la que os propongo sólo unas pocas
consideraciones esenciales:

La atención de la parábola que Jesús propone a sus discípulos no está


centrada en el juez injusto, que, por supuesto, no es figura de Dios… Dios, al
contrario que el juez, está impaciente por hacer justicia a sus elegidos…
… Partiendo superficialmente de esa parábola, a veces hemos imaginado y
presentado a Dios, como si Dios fuera como ese juez que – dice el evangelio
– “ni temía a Dios ni le importaban los hombres”!!!... Y que, para obtener
algo de Él, hemos de darle la tabarra con rezos, rosarios, oraciones, novenas,
sacrificios,… a ver si al final se entera, y nos concede lo que le pedimos…
¡Pobre Dios!... ¡Las barbaridades que hemos llegado a decir de Él,… de modo
muy “piadoso”, claro!!!...

Dios no es así. Ese “dios” no es el Dios de Jesús. Dios no necesita ni se


merece que le demos la tabarra, puesto que Él (que no es como el juez) ya
nos está amando y está haciendo todo lo posible para nuestro bien y nuestra
felicidad,… antes incluso de que se lo pidamos – nos dice también Jesús en
otro texto del evangelio.

Si de lo que se trata en la oración es de convencer a Dios de que se decida


a amarnos y a venir a ayudarnos, es totalmente inútil e innecesario orar…
Porque Dios ya está haciendo todo eso,… muchísimo más de lo que nosotros
podemos pensar o imaginar…

Aprender a Oran con Jesús Página 52


- Por eso, si oramos perseverantemente en cristiano, no oramos para
conmover o convencer a Dios;… sino que oramos, para, (en esa
oración perseverante, “estando amorosamente en presencia del Padre
Dios que ya nos está queriendo”), caer en fin en la cuenta nosotros,
para en fin abrirnos nosotros, para dejarnos vivificar en fin nosotros
por ese Amor que es Dios y que está en la raíz y en lo más hondo de
nuestro propio ser;… de manera que, al fin enraizados en Dios,
nosotros, (amando perseverantemente con hechos y de verdad
vivificados desde dentro por ese amor que es Dios), sigamos
comprometiéndonos en la construcción de un mundo mejor, más
justo, más fraterno, más feliz para todos…

- Y todo eso, sin dejarnos desanimar, a) ni por nuestra propia


debilidad, nuestros propios fallos, nuestros propios pecados, nuestra
miseria que constatamos cada día si somos lúcidos sobre nosotros
mismos; b) sin dejarnos tampoco desanimar por nuestros propios
fracasos en el intento de hacer ese mundo mejor; c) sin dejarnos
desanimar tampoco por las injusticias, los sufrimientos, la maldad,
etc. que parece seguir reinando en el mundo

Como nosotros somos duros de mollera, y nos cuesta comprender y vivir


esa realidad, por eso necesitamos “perseverar en la oración”; es decir:
necesitamos estarnos muchos ratos, amorosamente, en presencia y abiertos al
amor del Padre, que ya está ahí amándonos…

- Probablemente vamos a necesitar muchas horas de oración


perseverante (muchas horas de “estar ahí, amorosamente, en
presencia del Padre Dios que ya nos está amando”), para creernos,
abrirnos, y dejarnos vivificar de verdad por ese Dios que es Amor :
Amor que ya está ahí, amándonos, antes incluso de que nosotros
pensemos en Él...

- Dios no necesita que yo le informe, ni necesita que yo lo conmueva con


mis súplicas perseverantes… Quien necesita “perseverar en la oración”,
y así caer en la cuenta de que el Padre Dios ya está ahí amándome y
trabajando para mi bien y para el bien de cada uno, ¡soy yo!… Quien
necesita “perseverar en la oración”, y así estar disponible para acoger
ese Amor y dejarse vivificar por él, afín de poderlo encarnar en este
mundo injusto, ¡soy yo!...
- Y para eso es para lo que yo voy a necesitar tomarme el tiempo de
orar, y orar mucho, y orar con perseverancia: Para caer yo en la
cuenta, para creer yo, para abrirme yo, para acoger yo, para
dejarme vivificar yo por ese Amor… que ya está ahí… haciéndome
capaz de encarnar ese Amor en este mundo injusto.

¿Encontrará el Padre Dios esta fe en su Amor en nosotros?... –¡Es la pregunta


que nos hace ese evangelio!

Aprender a Oran con Jesús Página 53


(En esa misma línea habría que leer las parábolas del amigo importuno, y del
hijo que pide pan (Lc 11,5-13 y ver Mt 7,7-11)… Dios no es en modo alguno
como ese amigo dormido, al que hay que importunar para que al fin se decida
a darnos el pan que necesitamos. (Eso se dice a veces en pláticas y en libros
muy “piadosos”. Creo que es una barbaridad… Dios ¡no está dormido!,… ni es
necesario que le importunemos para decidirle a que nos eche una mano... Al
contrario: Jesús, en el evangelio de san Juan 5,17, nos dice : “Mi Padre no
cesa de trabajar, y yo también trabajo”. Ya lo hemos repetido
suficientemente.)

En esta parábola (parábolas de “contraste” –las llaman los especialistas),


Jesús nos viene a decir: “Vosotros sois, los unos para con los otros, como ese
mal vecino, al que hay que importunar para que os eche una mano. (De
hecho, ¡pobrecito, ¡también tiene derecho a descansar!)... Pero vuestro Padre
Dios no es así. Él está siempre despierto, él está siempre disponible, él está
siempre ahí”…

“Y si vosotros, a pesar de no ser siempre buenas personas, sabéis dar buenas


cosas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre!… quien, lo único que sabe
es amar, amaros”…

“Fijaos hasta qué punto os quiere: Os está dando hasta su propio Aliento de
Vida, su mismo Espíritu,… para que, esos “muñecos de barro” que creéis ser,
podáis ser, vivir y actuar como “personas llenas de vida” y de fuerza, capaces
y responsables” (ver Génesis 2,7 y s)…

& Os propongo otro poema de Péguy, que en muchos de sus textos habla
maravillosamente de la esperanza:

FE, CARIDAD, ESPERANZA (Charles Péguy)

La virtud que más me gusta, dice Dios, es la esperanza.

La fe es algo que no me extraña,


que no tienen nada de raro.
Porque ¡brillo de tal manera en mi creación!
En el sol, en la luna y en las estrellas,
en todas mis criaturas.
En los astros del firmamento y en los peces del mar,
en las plantas y en los animales
y en las bestias de la selva,
y en el hombre, mi criatura.
En el hombre y en la mujer, su compañera,
y sobre todo en los niños, mis criaturas,
sobre todo en la mirada y en la voz de los niños
porque los niños son más mis criaturas que los hombres,
ellos no han sido derrotados todavía por la vida
y son mis servidores más que nadie, antes que nadie.
Verdaderamente brillo de tal manera en mi creación
que para no verme sería necesario

Aprender a Oran con Jesús Página 54


que los hombres fueran ciegos.

La caridad, dice Dios, es algo que no me extraña


en absoluto, que no tienen nada de extraño.
Estas pobres criaturas son tan desdichadas que,
a menos de tener un corazón de piedra,
¿cómo no iban a tener caridad las unas con las otras?
¿Cómo no iban a tener caridad con sus hermanos?
¿Cómo no se iban a quitar el pan de la boca,
el pan de cada día, para dárselo a los pobres niños
que van de puerta en puerta?
¡Y mi Hijo tuvo para con ellos una caridad tan enorme!
¡Mi Hijo, su hermano, les tuvo tanto amor!

Pero la esperanza, dice Dios, esto sí que me extraña,


me extraña hasta a Mí mismo,
esto sí que es algo verdaderamente extraño.
Que estos pobres hijos vean cómo marchan hoy las cosas
y que crean que mañana irá todo mejor,
esto sí que es asombroso y es, con mucho,
la mayor maravilla de nuestra gracia.

Yo Mismo estoy asombrado de ello.


Es preciso que mi gracia sea efectivamente de una fuerza increíble
y que brote de una fuente inagotable
desde que comenzó a brotar por primera vez
como un río de sangre del costado abierto de mi Hijo.

¿Cuál no será preciso que sea mi gracia y la fuerza de mi gracia


para que esta pequeña esperanza,
vacilante ante el soplo del pecado,
temblorosa ante los vientos,
agonizante al menor soplo,
siga estando viva, se mantenga tan fiel, tan en pie,
tan invencible y pura e inmortal e imposible de apagar
como la pequeña llama del santuario
que arde eternamente en la lámpara fiel?

De esta manera,
una llama temblorosa ha atravesado el espesor de los mundos,
una llama vacilante ha atravesado el espesor de los tiempos,
una llama imposible de dominar, imposible de apagar al soplo
de la muerte,
la esperanza.

Lo que me asombra, dice Dios, es la esperanza,


y no salgo de mi asombro.
Esta pequeña esperanza que parece una cosita de nada,
esta pequeña niña esperanza,
inmortal.

Aprender a Oran con Jesús Página 55


Porque mis tres virtudes, dice Dios, mis criaturas,
mis hijas, mis niñas,
son como mis otras criaturas de la raza de los hombres:
la Fe es una esposa fiel,
la Caridad es una madre, una madre ardiente, toda corazón,
o quizá es una hermana mayor que es como una madre.

Y la Esperanza es una niñita de nada


que vino al mundo la Navidad del año pasado
y que juega todavía con Enero, el buenazo,
con sus arbolitos de madera de nacimiento,
cubiertos de escarcha pintada,
y con su buey y su mula de madera pintada,
y con su cuna de paja que los animales no comen porque son de madera.

Pero, sin embargo, esta niñita esperanza es la que


atravesará los mundos, esta niñita de nada,
ella sola, y llevando consigo a las otras dos virtudes,
ella es la que atravesará los mundos llenos de obstáculos.
Como la estrella condujo a los tres Reyes Magos desde
los confines del Oriente, hacia la cuna de mi Hijo,
así una llama temblorosa, la esperanza,
ella sola, guiará a las virtudes y a los mundos,
una llama romperá las eternas tinieblas.

Por el camino empinado, arenoso y estrecho,


arrastrada y colgada de los brazos de sus dos hermanas mayores,
que la llevan de la mano,
va la pequeña esperanza
y en medio de sus dos hermanas mayores da la sensación
de dejarse arrastrar
como un niño que no tuviera fuerza para caminar.

Pero, en realidad, es ella la que hace andar a las otras dos,


y la que las arrastra,
y la que hace andar al mundo entero
y la que le arrastra.
Porque en verdad no se trabaja sino por los hijos
y las dos mayores no avanzan sino gracias a la pequeña.

¿Y LOS MILAGROS?
Puesto que ha habido varias preguntas sobre el tema, os propongo este
texto, que con algunos ya vimos en otra ocasión. Sólo dos palabritas rápidas,
para invitaros a profundizar nuestra fe en la presencia y en la acción amorosa
de Dios en nuestra vida y en el mundo.

Aprender a Oran con Jesús Página 56


En la perspectiva de un “teísmo intervencionista” o del pretendido “dios”
“Fabricante Supremo” del que hemos hablado, Dios se haría presente e
intervendría en este mundo de cuando en cuando, haciendo cosas especiales
en un momento dado, para solucionar una situación o para ayudar a un
persona, etc. .. Eso serían los “milagros”... y ahí se haría Dios presente a
nuestras vidas y en este mundo.

Pero ya hemos dicho que Dios Amor, no es “intervencionista ocasional”,


ni “Fabricante Supremo”; sino permanente estar con nosotros, en nosotros, y
en toda la realidad, amándonos,... creándonos... “trabajándonos”...

Nuestra miopía (y no nuestra fe… puesto que muchas veces es nuestra


credulidad lo que disfrazamos bajo el nombre de “fe” : ”¡es que yo tengo
mucha fe en...!”), nuestra miopía es la que hace que busquemos o creamos
descubrir la presencia y la acción de Dios “interfiriendo” en la marcha de
ciertos acontecimientos,... mientras que no sabemos “ver” su constante y
permanente presencia, y su constante “trabajo” en nuestra vida y en el
mundo... ¡Pequeña fe... (muchas veces simple credulidad, aún infantil y
primitiva... a veces hasta superstición...) corta de vista!...

Nuestra fe nos puede llevar (nos lleva) a algo mucho más profundo,
más rico, y más inimaginable : a entrever, a descubrir, a confiar y a comulgar
con ese Dios Amor Creador, que está siempre con nosotros, acompañándonos,
queriéndonos:

Padre Dios, que nos está amando constante y permanentemente,


siempre, en cada circunstancia y en cada ocasión sea la que sea; que nos está
amando como hijos en el Hijo, gracias a su común Espíritu Santo.

¿Y qué hace el Padre Dios por nosotros? Estando siempre ahí presente y
activo, amándonos siempre como hijos en el Hijo gracias al Espíritu Santo, la
fuerza de su amor constante y permanente,

- nos está haciendo ser, y ser nosotros mismos... (como ya hemos dicho
en otras charlas anteriores, pero hay que recordarlo)...
- está suscitando, sustentando, fundamentando y vitalizando nuestro
propio ir haciéndonos a nosotros mismos...
- está suscitando, sustentando, fundamentando y vitalizando el ser y el
actuar de toda la realidad que nos rodea (: personas, cosas,... el mismo
devenir del universo en marcha hacia su plena realización)...
- está como fecundando y vivificando nuestro propio amor, para que nos
amemos a nosotros mismos, amemos al mundo y a la vida, amemos a
las personas,... y vivamos integrados en su Comunión de Amor
Trinitario...
- nos está llevando, a través de todos los avatares de la vida y de la
historia, a la plena realización de nosotros mismos, a la plenitud de
vida, a nuestra total felicidad...
- está llevando la historia, el mundo, el cosmos entero hacia la plenitud
de “los cielos nuevos y la tierra nueva” (como dice Apocalipsis 21)...

Aprender a Oran con Jesús Página 57


Un texto de San Agustín sobre los milagros

(Ver su comentario al Evangelio de Juan: “Trac. Jo. Ev.”, 24,1)

En la perspectiva de nuestra fe en Dios que es Amor Creador,


constantemente presente y activo en el mundo y en nuestra vida,

& Todo es “signo”, porque en todo está presente de Dios...

Pongamos simplemente un ejemplo : Dios está presente y activo, cuando


hace ver a un ciego que no veía ¡Sí!... Pero Dios está presente y activo
también en mí, que tengo la suerte de ver la luz del sol cada mañana...
¡Dos maravillosos “milagros” de Dios!... ¡Dios le está haciendo ver!... ¡como
me está haciendo ver a mí cada día!... lo cual es también un “milagro”
maravilloso y constante, tan de admirar y tan de agradecer como el hecho de
que ese antiguo ciego, ahora vea...

Sin olvidar que, también en el que sigue estando ciego, Dios está presente y
activo, con todo su amor... deseando y luchando para que, lo antes “posible”,
también “sea posible” hacerle ver a él... = Es el “milagro” de la paciencia y
de la perseverancia de Dios... quien, a fuerza de constancia, y a fuerza de
amor, un día lo conseguirá...
(Y ahí entramos en el misterio del “Signo Definitivo” que es la
resurrección...)

Todo es pues “milagro”... San Agustín nos dice que, tan milagro es la
multiplicación de los panes de la que nos habla el evangelio, como el crecer y
el madurar del trigo cada primavera y cada verano...

& En la perspectiva de nuestra fe en Dios Amor, constantemente


presente y activo en el mundo y en nuestra vida, es posible que haya algunos
hechos que, por lo que sea, son para mí “signos” especiales que me

Aprender a Oran con Jesús Página 58


recuerdan o me hacen caer más en la cuenta de esa presencia y de esa
acción constante y amorosa de Dios en el mundo y en mi vida...

* Podrán ser “signos” para mí, tanto hechos o acontecimientos


sorprendentes o extraordinarios... como hechos y acontecimientos banales
de mi vida de cada día... pero que por lo que sea, a mí me recuerdan o me
hacen caer más en la cuenta de esa presencia constante y amorosa de Dios en
el mundo y en mi vida...

* En todo caso, ya sean hechos extraordinarios o ya sean hechos


banales, esos “milagros” o “signos” no tienen sentido verdaderamente
cristiano más que en la medida en que me ayuden a descubrir y a vivir esa
presencia permanente de Dios Amor en todo y en todo momento...
Descubrir a Dios, no encerrado en ese “signo”, sino activo siempre y en
todo... Ese es el valor y ese es el objetivo de esos “signos”.

¡Ojo pues con la “milagritis”, que puede ser una enfermedad peligrosa!...
Tanto más peligrosa, cuanto más “fervor” despierte (ya que “fervor” viene de
fiebre).

& Así que me permito invitaros a ir más allá de ciertas miopías, y a ir


profundizando en la fe en un Dios Amor, constante y permanentemente
presente y activo en nuestra vida y en nuestro mundo...

* Ese Amor, siempre presente, siempre activo, constante y perseverante, ese


Maravilloso Amor es el que hay que ir descubriendo cada vez más, abriendo y
quitándonos las legañas de los ojos de nuestra fe;... en ese Amor podemos
confiar plenamente;... con ese Amor tenemos que comulgar, para ser también
nosotros cauces de ese Amor en nuestro mundo y en nuestra sociedad de
hoy...

* A ese Dios que es Amor, siempre presente, siempre activo, constante y


perseverante, a Él es a quien rezamos: Al que YA está haciendo todo “lo
posible” para nuestra plena realización y la plena realización de cada
persona... Y a él nos abrimos para dejarnos vivificar por él, con él
comulgamos, en nuestra oración...

¿PARA QUÉ SIRVE LA ORACIÓN?


Ya hemos dicho que en mi oración, puedo hablarle a Dios de todos mis
problemas, de todas mis preocupaciones, de todo lo que siento;... con la
franqueza y la sencillez, con la libertad y la confianza de un hijo/a que se
sabe querido y comprendido...

Pero la oración no está hecha para cambiar el curso de la historia, ni para


cambiar el proceso y la evolución de los acontecimientos como “por arte de
magia”, por el simple hecho que los he llevado a la oración “con mucha fe”...

Aprender a Oran con Jesús Página 59


Mis deseos no se van a cumplir tal cual, así sin más, simplemente por el hecho
que los he puesto en manos de Dios...

La vida tiene su ritmo, sus leyes, sus procesos... que Dios respeta,...
precisamente porque nos ama y nos respeta en nuestra libertad y en nuestra
autonomía,... como respeta al mundo en su autonomía y en su devenir
histórico...
Y Dios no actúa “desde fuera”; sino que su amor está constantemente
fundamentando y sustentando nuestro propio actuar y el actuar de todas las
criaturas... a la raíz y desde dentro de nosotros mismos…

No oramos pues para que cambien los acontecimientos como “por arte de
magia”... Oramos para encontrarnos amorosamente con Dios,... para
comprender, acoger y vivir gozosamente esa realidad de un Dios que YA está
con nosotros, amándonos,... que YA está ahí procurando siempre lo mejor
para nosotros en la medida que es posible,... que YA está ahí, en nosotros,
fundamentando, sustentando, despertando nuestro propio ser y nuestro propio
actuar…

Y si algo va a hacer cambiar la oración, no son los acontecimientos;


sino que la oración va a cambiarnos a nosotros mismos y nuestra manera de
vivir esos acontecimientos.

- Si mi oración es verdadera y cristiana, en mi encuentro amoroso con el


Padre Dios que me está amando siempre y en todo lugar, iré descubriendo
cada vez más que, en todo y a través de todo, el Padre Dios está trabajando
ya y está ya haciendo todo lo posible para mi bien (como dice san Pablo en
Rm 8, 28)...
Poniendo confiadamente en sus manos amorosas todo mi ser, toda mi
vida, y toda mi realidad con sus gozos y sus problemas, iré descubriendo que
nada ni nadie podrá jamás separarme del amor con que el Padre Dios me está
amando; nada : ni esta enfermedad que padezco, ni este problema que me
preocupa, ni esta dificultad que yo tendré que afrontar (ver Rm 8, 35-39)...

- Si mi oración es verdadera y cristiana, saldré de la oración, no con los


problemas resueltos o con mis deseos satisfechos; sino que saldré de la
oración, pacificado por dentro, fortificado desde dentro... para poder
afrontar yo mismo mi propia vida, con todo su cortejo de alegrías y de
sufrimientos; y afrontarla yo mismo con serenidad y confianza, afrontarla yo
mismo con nuevos ánimos...

- Si mi oración es verdadera y cristiana, saldré de la oración fortificado para


amar con hechos y de verdad, y comprometerme en la venida de ese Mundo
Mejor para todos, que es el Proyecto de Dios (El Reino de Dios)… sin
desanimarme.

Sé que el Padre Dios está conmigo, acompañándome y sosteniéndome


con toda la fuerza de su Amor, sean cuales sean las situaciones y los
problemas que yo tendré que afrontar,... y sé que ese Amor, que me envuelve

Aprender a Oran con Jesús Página 60


y me vitaliza desde dentro, está despertando mi propia energía, mi propio
esfuerzo, mi propio amor...

Un pequeño cuento, de esos que desconciertan, pero que hacen pensar. Creo
que lo leí en Tony de Mello. Lo cito de memoria, y no sé si de manera exacta=
El Discípulo le pregunta al Maestro:
- Maestro, ¿cómo estabas antes de la Iluminación”?.
- Antes de la Iluminación –dice el Maestro- estaba en depresión.
- Y ahora, después de la Iluminación –siguió preguntando el Discípulo-
¿cómo estás?
- Pues mira, después de la Iluminación sigo estando en depresión –dijo el
Maestro-… Pero –añadió- ahora ¡ya no me importa!...
El cuentecito tiene su “miga”…

Si esto es así ¿Para qué sirve pues la oración?

Hay que decirlo y repetirlo, - porque así nos lo dice Jesús clarísimamente en
el evangelio que estamos comentando -, que la oración no sirve para informar
a Dios de nuestros problemas, que Él ya conoce mejor que nosotros... La
oración tampoco sirve para intentar convencer a Dios afín de que se decida a
ayudarnos. Dios nos está ayudando ya, antes de que nosotros se lo pidamos,
porque Él nos está amando y está buscando por todos los medios llevarnos a
nuestra plena realización y a nuestra total felicidad… constante y
permanentemente…
La oración no sirve para que Dios solucione mis problemas con una
inexistente “varita mágica”, en mi lugar, o en lugar del médico, etc. etc.

- La oración ES estar ahí, dejándose amar por el Padre Dios, con Jesús y en
Jesús el Hijo Amado, llevados por su mismo Espíritu Santo de Amor;... y estar
ahí amando con Jesús el Hijo Amado-Amante, llevados por su mismo Espíritu
Santo de Amor,… zambullidos en esa Comunión de Amor Trinitario que es
Dios...
Saberse amado y amar, eso es lo que da sentido a una vida humana… En
Cristo descubro que yo estoy siendo amado por el Padre Dios,… y que en mí
hay una enorme capacidad de amar, puesto que todo mi ser está como
empapado por ese amor con que soy amado… Al orar vivo centrado en la
realidad más profunda que da sentido a mi ser, a mi existir, a mi vida = Estoy
siendo amado, nada menos que por el mismísimo Padre Dios, como y en el
Hijo, llevado desde dentro por su Espíritu de Amor… Y estoy amando, llevado
por ese Espíritu, como el Hijo, con el Amor que viene del Padre…
Orar es tomarse el tiempo de SER LO QUE SOY en mi más auténtica
identidad, que es mi identidad de hijo/a del Padre Dios, amado y amante,
como y en el Hijo, gracias al Espíritu Santo del Amor…

- La oración sirve para que nosotros caigamos en la cuenta de esa nuestra


identidad más profunda y verdadera,… nos abramos a ese Amor que el Padre
Dios nos está teniendo ya,... y seamos efectivamente eso que ya somos…

- La oración sirve para despertar nuestro propio ser más profundo, y


movilizar, motivar nuestra propia acción y esfuerzo... con confianza... y en la

Aprender a Oran con Jesús Página 61


seguridad de que el Amor nos está apoyando y fundamentando nuestro ser y
nuestros esfuerzos...

- La oración sirve para ensanchar nuestro corazón, para purificar,


profundizar, radicalizar nuestro propios deseos...

- La oración sirve para escuchar a Dios que nos pide que nos dejemos amar y
que amemos como Él…

- La oración sirve para que vivamos gozosamente todas las situaciones y


circunstancias de nuestra vida de cada día, sabiéndonos acompañados y
amados por el Padre Dios que nos ama más que una Madre...

- La oración sirve para que, dejándonos empapar por ese Amor que Dios nos
tiene, ese Amor rebose a través de nosotros en amor a los demás, con hechos
y de verdad, en todas las circunstancias de nuestra vida de cada día...

- La oración sirve para que, orando con constancia y perseverancia, nosotros


vayamos aprendiendo a CONFIAR EN ESE PADRE DIOS QUE YA ESTÁ AHÍ
PERMANENTEMENTE CON NOSOTROS Y EN NOSOTROS…
Y, desde esa confianza y esa esperanza, orando con constancia y
perseverancia, nosotros vayamos aprendiendo a COMPROMETERNOS CON ÉL,
SIGUIENDO A JESÚS, LLEVADOS POR SU MISMO ESPÍRITU, en la venida de ese
Mundo Nuevo regido por el amor que es lo que Jesús llama el Reino de Dios.

Para vuestra oración silenciosa de hoy os propongo este poema de Santa


Teresa de Ávila :

Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda,
la paciencia
todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene
nada le falta.
¡ Sólo Dios basta !

ENTRAR EN EL GRAN GOZO DE LA ADORACIÓN

Para ir terminando esta serie de reflexiones sobre la oración, (sobre la que


quedan tantas cosas que decir), os propongo algunos textos tomados de un
precioso librito= Eloi Leclerc: “La Sabiduría de un pobre”, en el que nos
describe la evolución de San Francisco de Asís en un momento de profunda
crisis espiritual.

Aprender a Oran con Jesús Página 62


Creo que damos un paso definitivo en nuestra vida cristiana y en nuestra
oración, cuando nos descentramos de nosotros mismos (tanto de lo bueno
como de lo malo que hay en nosotros) para centrarnos en Dios : ¡Dios ES!,
¡Dios es Dios!; y eso basta...
* Entonces, como el Hijo, somos pura acogida gozosa del Amor gratuito
del Padre, puro estar siendo amados, pura apertura, y pura admiración del
amor del Padre...
* Y sólo entonces podremos ser pura transparencia de ese Amor;... puro
estar amando, como el Hijo...
Esa es la obra del Espíritu en nosotros... que nos hace entrar en el gran
gozo de la adoración.

Adorar es maravillarse ante la inmensa belleza de Dios Amor, eso es la


adoración.
Adorar no es aplastarse o anularse ante la grandeza de un
"todopoderoso" abstracto. Sino dejarse fascinar por la Belleza y la Plenitud del
TodoAmor... Quedarse boquiabierto ante la Maravilla del TodoAmor...
Alegrarse de que Dios sea Dios...

"Quien adora a Dios reconoce que no hay otro Todopoderoso mas que Él
solo. Lo reconoce y lo acepta. Profundamente, cordialmente. Se goza en que
Dios sea Dios. Dios es, eso le basta... Y eso le hace libre... Si supiéramos
adorar, nada podría verdaderamente turbarnos: atravesaríamos el mundo con
la tranquilidad de los grandes ríos" ("Sabiduría de un pobre" leer 112s)

Pobre (:libre) hasta la raíz del ser (= yo soy un puro estar siendo
amado por el Padre Dios, y sólo eso quiero ser), el que, así desnudo de sí
mismo, contempla y adora, maravillado, la Gloria que se le revela, queda
empapado por esa Gloria... (= yo soy un maravilloso "Tequiero" del Padre
Dios,... resplandor de su propio esplendor... Puedo acogerme gozosamente a
mí mismo, hasta en mi propia debilidad e imperfección, como regalo amoroso
del Padre Dios... Y, conectado al Océano de Amor que sustenta e impregna
toda la realidad, puedo amar sin miedo a mi falta de amor, puesto que estoy
amasado en el Amor que es Dios, y que, enraizado en ese Amor, Dios mismo
está amando en mi propio pequeño amar...)

Quien adora así, sin siquiera darse cuenta entra en el Gozo de Dios
mismo... y participa en su alegría de existir...

... "Queremos siempre añadir unos centímetros a nuestra estatura, de una u


otra manera. Tal es el fin de la mayor parte de nuestras acciones. Aun cuando
pensamos trabajar por el reino de Dios es muchas veces eso lo que buscamos.
Hasta que un día tropezando con un fracaso, un fracaso profundo, no nos
queda más que esta sola realidad desmesurada : Dios es.

Descubrimos entonces que no hay más todopoderoso que Él, y que Él es el


solo Santo, el solo Bueno.

Aprender a Oran con Jesús Página 63


El hombre que acepta esta realidad y que se goza hasta el fondo de ella ha
encontrado la paz. Dios es, y eso basta. Pase lo que pase, está Dios, el
esplendor de Dios. Basta que Dios sea Dios.

Sólo el hombre que acepta a Dios de esta manera es capaz de aceptarse


verdaderamente a sí mismo. Se hace libre de todo querer particular. Ninguna
otra cosa viene a turbar en él el juego divino de la creación. Su querer se ha
simplificado y al mismo tiempo se hace vasto y hondo como el mundo. Un
simple y puro querer que Dios sea Dios, que abraza todo, que acoge todo.

Ya nada le separa del acto creador. Está enteramente abierto a la acción de


Dios, que hace de él lo que quiere, que le lleva a donde quiere.

Y esta santa obediencia le da acceso a las profundidades del universo, a la


potencia que mueve los astros y que hace abrirse tan graciosamente las más
humildes flores del campo. Ve claro en el interior del mundo. Descubre esa
soberana bondad que está en el origen de todos los seres y que estará un día
toda entera en todos, pero él le ve ya esparcida y extendida en cada ser.

Participa él mismo en la gran forma de la bondad. Se hace misericordioso,


solar, como el Padre, que hace resplandecer su sol con la misma prodigalidad
sobre los buenos y los malos. ¡Ah, hermano!, ¡qué grande es la gloria de Dios!
¡Y el mundo rezuma de su bondad y de su misericordia!"...
(Leclerc: "La sabiduría de un pobre" leer p.160 s.)

La “pureza de corazón” :

"Francisco preguntó a León : ¿Sabes tú, hermano, lo que es la pureza de


corazón?
- Es no tener ninguna falta que reprocharse, contestó León sin dudarlo.
- Entonces comprendo tu tristeza, dijo Francisco, porque siempre hay algo
que reprocharse.
- Sí, dijo León, y eso es, precisamente, lo que me hace desesperar de llegar
algún día a la pureza de corazón.
- ¡Ah!, hermano León; créeme, contestó Francisco, no te preocupes tanto de
la pureza de tu alma. Vuelve tu mirada hacia Dios. Admírale. Alégrate de lo
que Él es, Él, toda santidad. Dale gracias por Él mismo. Es eso mismo,
hermanito, tener puro el corazón.

Y cuando te hayas vuelto así hacia Dios, no vuelvas más sobre ti mismo. No te
preguntes en dónde estás con respecto a Dios. La tristeza de no ser perfecto y
de encontrarse pecador es un sentimiento todavía humano, demasiado
humano. Es preciso elevar la mirada más alto, mucho más alto. Dios, la
inmensidad de Dios y su inalterable esplendor. El corazón puro es el que no
cesa de adorar al Señor vivo y verdadero. Toma un interés profundo en la vida
misma de Dios y es capaz, en medio de todas sus miserias, de vibrar con la
eterna inocencia y la eterna alegría de Dios. Un corazón así está a la vez

Aprender a Oran con Jesús Página 64


despojado y colmado. Le basta que Dios sea Dios. En eso mismo encuentra
toda su paz, toda su alegría. Y Dios mismo es entonces su santidad.

- Sin embargo, Dios reclama nuestro esfuerzo y nuestra fidelidad, observó


León.
- Es verdad, respondió Francisco. Pero la santidad no es un cumplimiento de sí
mismo, ni una plenitud que uno se da a sí mismo. Es, en primer lugar, un
vacío que se descubre en sí, y que se acepta, y que Dios viene a llenar en la
medida en que uno se abre a su plenitud.
Mira; nuestra nada, si se acepta, se hace el espacio libre en que Dios pude
crear todavía. El Señor no se deja arrebatar su gloria por nadie. Él es el Señor,
el Único, el Solo Santo. Pero coge al pobre por la mano, le saca de su barro y
lo hace sentar entre los príncipes de su pueblo para que vea su gloria. Dios se
hace entonces el celeste azul de su alma.

Contemplar la gloria de Dios, hermano León, descubrir que Dios es Dios,


eternamente Dios, más allá de lo que somos o podemos llegar a ser, gozarse
totalmente de lo que Él es. Extasiarse delante de su eterna juventud y darle
gracias por Si mismo, a causa de su misericordia indefectible, esta es la
exigencia más profunda del amor que el Espíritu del Señor no cesa de
derramar en nuestros corazones. Y es eso tener un corazón puro.
Pero esa pureza no se obtiene a fuerza de puños ni poniéndose en tensión.

- ¿Y cómo hay que hacer?, preguntó León.


- Es preciso simplemente no guardar nada de sí mismo. Barrerlo todo, aun esa
percepción aguda de nuestra miseria; dejar sitio libre; aceptar el ser pobre;
renunciar a todo lo que pesa, aun el peso de nuestras faltas. No ver más que
la gloria del Señor y dejarse irradiar por ella. Dios es, eso basta. El corazón
se hace entonces ligero, no se siente ya a sí mismo, como la alondra
embriagada de espacio y de celeste azul. Ha abandonado todo cuidado, toda
inquietud. Su deseo de perfección se ha cambiado en un simple y puro querer
que Dios sea Dios.

León escuchaba gravemente, mientras andaba delante de su padre.


Pero, a medida que avanzaba, sentía que su corazón se hacía ligero y que le
invadía una gran paz"...
(Ver E. Leclerc: "La sabiduría de un pobre" p.128 s. :)

DE CUANDO EN CUANDO, TÓMATE EL TIEMPO DE ESTAR AHÍ…


SIMPLEMENTE ESTAR.
ESTAR AHÍ,
ALEGRÁNDOTE DE QUE DIOS SEA DIOS…
¡¡¡DIOS ES DIOS!!!,… ¡Y ESO BASTA!…

LOAS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS

¡Tú sólo Santo, Señor Dios,


tú que haces maravillas!

Tú eres fuerte; tú eres grande,

Aprender a Oran con Jesús Página 65


Tú eres el Altísimo.
Tú eres el rey todopoderoso,
Tú, Padre Santo, rey del cielo y de la tierra.

Tú eres tres y tú eres uno, Señor Dios.


Tú eres el bien, tú eres todo bien,
Tú eres el soberano bien,
Señor Dios vivo y verdadero.

Tú eres amor y caridad, tú eres sabiduría,


Tú eres humildad, tú eres paciencia,
Tú eres belleza, tú eres dulzura,
Tú eres seguridad, tú eres descanso,
Tú eres alegría,
Tú eres nuestra esperanza y nuestro gozo,
Tú eres justicia, tú eres mesura,
Tú eres nuestra riqueza, tú nos bastas.

Tú eres belleza, tú eres mansedumbre,


Tú eres protector,
Tú eres nuestro guardián y nuestro defensor,
Tú eres fuerza, tú eres frescor.

Tú eres nuestra esperanza,


Tú eres nuestra fe,
Tú eres nuestro amor,
Tú eres toda nuestra dulzura,
Tú eres nuestra vida eterna,
Grande y admirable Señor,
Dios todopoderoso, misericordioso Salvador.

&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&

Tenía terminadas estas notas, cuando me llega el testimonio de un


“cristiano de a pié”, padre de familia, que dice cosas muy verdaderas y
muy profundas, en un lenguaje muy sencillo y de andar por casa. No me
resisto a la tentación de proponéroslo. Difícilmente podría encontrar algo
mejor como conclusión de estas notas:

¿Me preguntas por mi oración?


Por Jairo del Agua

"A ti, Madre, a quien quería cumplir mi humilde promesa. A ti, celestial princesa,
virgen sagrada María" (Gerardo Diego).

¿Que cómo me las arreglo yo para hacer oración? ¡Qué difícil me lo pones! ¿Cómo
arrancarme una esquinita de mi alma y hacértela llegar? Pero lo voy a intentar...
Aunque es tan difícil congelar una foto de la oración como retratar la respiración. Tal
vez nada tan parecido a la oración como la respiración, quizás por eso muchos
empiezan por ahí, por hacerse conscientes a su respiración, aunque yo nunca he

Aprender a Oran con Jesús Página 66


necesitado ese paso. La vida siempre es nueva y distinta, la oración también.
Precisamente porque es, ante todo, vida: vida interior, vida profunda, vida abierta al
Infinito.

Para empezar busco la SOLEDAD que es como el marco de la oración. En ocasiones,


la soledad se encuentra entre mucha gente: en el Metro, en el autobús, en el tren,
en un concierto, en una sala de espera, en cualquier sitio que me permita la
INACTIVIDAD del cuerpo y centrarme en mi templo interior.

Para seguir busco el SILENCIO que es como la atmósfera en la que flota la oración.
Silencio interior sobre todo, posible a veces con murmullo externo sin estridencias.

Procuro una postura del CUERPO cómoda y relajada, para que no me moleste y no
me llame (¡déjame ser ángel un ratito!). Normalmente sentado y puede que él solito
se vaya inclinando profundamente. Es hora de olvidar el cuerpo. Tal vez aparezca
después para expresar o dar volumen a las sensaciones profundas. Comprendo muy
bien a los que hablan, por ejemplo, de "danza orante" o de "postración total".

Continúo con el RECOGIMIENTO interior, ese volverse hacia dentro y dejarse


impregnar por el agua del fondo. Eso supone ACALLAR los ruidos interiores. Pueden
ser pensamientos, imaginaciones, recuerdos, urgencias... Son las "mariposas" que
siempre nos asedian a nivel cerebral (lista de la compra, deberes pendientes, tareas
de la agenda, preocupación por tal o cual persona, el reloj que no se detiene, etc.)
o, como me decía una señora piadosa, los "elefantes voladores" que te impiden
entrar en la CALMA del espíritu, en la profundidad de tu ser.

No conviene pegarse con las "mariposas". Suelen desaparecer al bajar a lo hondo y


ausentarse del tiempo, algo un poquillo difícil cuando no se ha adquirido el hábito de
orar. Mientras tanto, se pueden utilizar esas "mariposas" para orar. Por ejemplo, me
viene obstinadamente tal persona (puede ser un hijo, una hermana, un enemigo…),
pues me dejo sentir lo que esa persona me inspira (positivo o negativo) y se lo
comparto al Señor. Puede que surjan luces, actitudes, obras, respecto a esa persona
que me invade. Vuelvo a contárselo al Señor y espero respuesta, como quien dialoga
con un ser querido al que tu vida le interesa mucho. La oración, en ese momento o
en ese día, se quedó más arriba pero no desaproveché mi retiro.

A partir de ahí, calmada la frenética actividad mental, dejo que mi ser se sumerja
en el Ser, que mi pequeño yo se zambulla en el Todo, sintiéndome parte de una
Sinfonía inabarcable e inacabable. Mi "ser" suele reconocer instintivamente a "El que
es" de siempre y por siempre. Y, como los patitos pequeños, le sigue, se acurruca y
hasta intenta subirse a su espalda. Cuando uno tiene cierta costumbre es como
sumergirse en un gozoso jacuzzi.

Seguramente surgirá un abanico de sensaciones profundas. La más habitual es la PAZ.


Sobre todo si uno está viviendo en orden y entregado a la "determinación de
progresar", es decir, a la llamada a la PLENITUD que todo ser humano lleva dentro,
la llamada de la Madre podríamos decir.

A mí me ocurre que, al llegar a ese recinto sagrado donde reside el Ser supremo -
que yo llamo Padre- me brincan espontáneas sensaciones de distinto color y grosor.
Normalmente son ASPIRACIONES PROFUNDAS a la bondad, la adoración, la alabanza,
la paz, la justicia, el amor, la humildad (sensación real de la propia pequeñez), etc.
Date cuenta que, si esas aspiraciones las escribo con mayúscula, la mayoría se
convierten en distintos "nombres de Dios" y todas en el "rostro de Cristo". Por eso el

Aprender a Oran con Jesús Página 67


vivir (sentir) conscientemente esas aspiraciones profundas es como arrojarse en los
brazos del Padre-Madre-Dios, desear (aspirar) ser como Él, hacer CRECER la "imagen
y semejanza" que late en el fondo de mi corazón. Es como un baño en la "divinidad"
que llevo dentro.

Fue y sigue siendo muy gozoso encontrar en mi interior esta definición: "Dios es la
Infinitud de las aspiraciones profundas del Hombre". Por eso es tan fácil
experimentar a Dios, en contra de lo que muchos piensan. Basta con experimentar
tus propias aspiraciones profundas. "Estoy hecho de Ti", podemos decir en verdad.
Para oír de inmediato la respuesta: "Estás hecho de Mí" ciertamente.

A veces, en ese camino hacia las ASPIRACIONES PROFUNDAS, se interponen las


FRUSTRACIONES, sensaciones de "caminos cerrados", de aspiraciones y necesidades
que no están satisfechas, porque la vida o tú mismo las ha cerrado el paso. Me
parece totalmente lícito y fructífero quejarse, llorar, desahogarse, exponerle a tu
Dios lo que te duele y te frustra. Detrás de cada queja late la aspiración a mejorar, a
enderezar el camino, a cambiar la situación, a hacer lo que esté en tu mano para
avanzar. Hay quien, en esta situación, gusta de expresarse "pidiendo" pero a mí me
resulta casi imposible. Salvo aquellas peticiones que, en realidad, son expresión de
aspiraciones.

Por ejemplo: el Veni Sante Espiritus o el Veni Creator y tantas otras oraciones
tradicionales o personales, incluidas las jaculatorias. Se expresan como "peticiones"
pero en realidad son "ambiciones del alma" ("Señor, que vea"…), profundas
aspiraciones a conseguir alzar el pie y alcanzar el siguiente escalón. Eso hace crecer,
hace subir realmente. Sobre todo si siguen las obras, la constancia y el hábito.

Teresa de Jesús decía algo así: "Nos pasamos la vida intentando subir el primer
peldaño. Cuando menos lo esperamos Él nos levanta al siguiente o al último". Y
conviene advertir aquí, que no es lo mismo conseguir la constancia a fuerza de puños
("voluntarismo"), que por impulso de las aspiraciones profundas. Éstas, nacidas en lo
hondo, te levantan en volandas y la voluntad sólo tiene que consentir y permanecer,
a veces con esfuerzo, pero sin forzar que son dos cosas distintas. (Éste es un tema
importante que merecería un capítulo aparte porque muchos formadores, e incluso
santos, han caído en la subconsciente egolatría del "voluntarismo").

Cuando en el interior aparecen FRUSTRACIONES, éstas pueden referirse a la vida


presente o a la pasada. Si se refieren a la vida pasada, suelen revivirse HERIDAS,
dolor por el daño sufrido o causado. Entonces la oración se convierte en auténtica
TERAPIA sicológica porque limpia las heridas y nos aparta de las vilezas del pasado
(sufridas o ejecutadas). El catecismo lo llamaría "verdadero dolor por los pecados" en
el caso de las ejecutadas y "perdón a los enemigos" en el caso de las sufridas. Es
decir, la oración nos puede ayudar a "curar las heridas del pasado", requisito
imprescindible para llegar al equilibrio sicológico y a la paz interior.

Esta experiencia me llevó a reconocer -hace ya muchos años- que el mejor


sicoterapeuta es el propio Cristo. No el mental y teórico, sino el experiencial y vivo
dentro de cada cristiano: "Vosotros conoceréis (experimentaréis) que yo estoy en mi
Padre, vosotros en mí y yo en vosotros" (Jn 14,20). "No os dejaré abandonados nunca,
volveré a estar con vosotros" (Jn 14,28). "Seguid unidos a mí, que yo seguiré estando
con vosotros" (Jn 15,4).

Cuando somos capaces de mantener la "determinada determinación" de hacer


oración todos los días, como nos enseñó nuestra Teresa, entonces llega la

Aprender a Oran con Jesús Página 68


experiencia del encuentro con el "fondo preciosísimo" que todos llevamos dentro. Los
miedos al mundo interior que nos atenazaban van desapareciendo (culpabilidad,
reproches, resentimientos, exigencia, tensión y voluntarismo, perfeccionismo, dudas,
miedo a las dudas por si son tentaciones, desvalorización de uno mismo, imaginación
calenturienta, etc.).

A medida que somos "constantes en la oración" (Rom 12,12) vamos distanciándonos


de las tormentas internas y puede que llegue el día en que veamos que Alguien se
acerca caminado sobre las aguas y nos dice: "Soy yo, no tengas miedo" (Jn 6,20).
Incluso puede pasar que cuando ya hacías sitio en tu barca al caminante marino, "tu
barca toque tierra enseguida en el sitio adonde ibas" (Jn 6,21). Algo de esto expresa
el verso de Juan de la Cruz: "estando ya mi casa sosegada"1.

Hay un momento (puntual o histórico) en que la oración es simplemente REPOSO y


ESCUCHA a los pies del Maestro (como María en Betania) o DESCANSO en los brazos
del Amado (como Juan), o MIRAR, admirar y dejarte mirar (como tantas veces su
Madre). Por eso prefiero hacer oración ante el Sagrario.

Llegados aquí, sólo puntualmente hierven las aspiraciones o duelen las frustraciones.
El resultado práctico suele ser PAZ, LUZ nueva para comprender o actuar y ENERGÍA,
es decir, FUERZA para poner en práctica lo descubierto y seguir camino.

Últimamente hago trampa -lo confieso- a la hora de sumergirme en oración y


librarme de las mariposas. Me valgo de un precioso medio: la MÚSICA, a la que llamo
el "aliento de Dios". Puede ser música religiosa o profana, melodías o canciones,
clásica o actual, con tal que me sirvan para zambullirme en lo hondo o para poner
palabras a mis aspiraciones profundas. La llevo comprimida en un pequeño aparato,
que llaman MP3, pero al que yo pondría el nombre de un ángel. ¡Lástima que no
pueda hacer sonar en este papel alguna de mis músicas!

Hay canciones profanas que me ponen. Por ejemplo, esta confesión que hoy te
escribo y que has esperado tanto tiempo, ha sido acelerada por la escucha profunda
(vivencia) de una canción: "Amarte así" de J.L. Perales. Si uno es capaz de trascender
los sentimientos mundanos que ésta u otras canciones sugieren y referirlas al Amor
supremo, entonces has encontrado un medio para facilitar la CONTEMPLACIÓN de
que hablan los místicos.

Finalmente, conviene advertir que la naturaleza animal del ser humano flota como
un corcho, tiende a la superficie e, incluso, a dejarse arrastrar a la pecina. Por eso
el contrapeso de la oración -que te sumerge en lo mejor de ti- ha de utilizarse
continuamente, siendo constantes en la oración diaria: "Velad y orad para que no
caigáis en tentación" (Mt 26, 41 - Mc 14,38. - Lc 22,40), "Alegres en la esperanza,
pacientes en los sufrimientos y constantes en la oración" (Rom 12,12).

Para mí fue glorioso el descubrimiento de la "determinada determinación" que me


condujo a la oración diaria. Percibo en mi vida un antes y un después de esa
determinación.

¡Puf! Me he extendido demasiado. Sólo quería hacerte una breve confidencia para
responder a tu pregunta y ya ves… Sé que comprendes que el tema de la oración es
extenso, profundo e intenso, aunque fácil. Como la natación, para aprender hay que

1
Noche oscura, verso 5.

Aprender a Oran con Jesús Página 69


lanzarse al agua. De ninguna manera son suficientes los libros o las palabras. Eso sólo
son las calabazas para perder el miedo a meterse en el agua.

No he olvidado que quieres ver plasmado en artículos breves lo que tengo escrito
sobre la experiencia de Dios. Sí, de eso se trata, la oración verdadera es
experiencia de Dios. Si puedo, te complaceré, más que por ti -tú sabes mucho de
todo esto- por aquéllos a los que pudiera ayudar.

Te pondré, como despedida, un ejemplo de los ecos de la oración. Cuando uno -sin
palabras- se sumerge en oración, las palabras pueden surgir del fondo y convertirse
en oración. Te transcribo unos versos que reflejan esa experiencia. Brotaron de lo
hondo pero también pueden servir para hacer el camino inverso y zambullirse en lo
hondo. ¡Ojalá te sirvan! Con los versos y mi cariño te dejo.

Contigo dentro
¿Por qué se arrodilla mi alma
cuando vienes a mi encuentro?
¿Qué has puesto dentro de mí,
que se estremece a tu aliento?

Dime, Señor mi Dios:


¿De qué madera estoy hecho?
¿Por qué fluye en mis entrañas
este ardiente sentimiento?

Quiero verte
y no te veo.
Quiero tocarte
y no puedo.

Y, sin embargo, me das


la evidencia de aquí dentro.
¿Qué quieres hacer conmigo
cuando brotas en mi centro?

Siento la luz de tus ojos.


Noto el calor de tus besos.
La emoción mana en hervores.
Tu dulzor me llega presto.

¿Qué debo hacer Amor?


Si me tienes aquí preso.
Si mi cabeza se inclina,
sumisa, contra tu pecho...

Dime, mi buen Amor,


¿Qué hago contigo dentro?
Si me llueven por los ojos
de mi interior los anhelos.
Si ya no me gusta nada
que no sea tu remedo...

Quiero verte

Aprender a Oran con Jesús Página 70


y no te veo.
Quiero besarte
y no llego.

Si me has cautivado, Amor,


dime por qué te quiero.
Por qué te adora mi alma
cuando tu susurro siento.
Por qué me sube este gozo
cuando me inclino hasta el suelo.

Eres más grande que yo,


eso ya puedo verlo.
Me inundas por todo lado
y rebasas mi cimiento.
Tu presencia se desborda
dentro de mí, Dios Inmenso.

Te gusta mostrarte así


en las honduras del centro.
Y te invitas a mi casa
como mi amigo más bueno.

¿Qué me pides, buen Amor?


¿Qué me pides, Amor bueno?

Si llenas todo mi ser.


Si por mi Dios yo te tengo.
Si estoy buscando por Ti
en dónde volcar mi vuelco...

Mi frágil fe entreteje
los hilos de aquel recuerdo:
¡Es verdad que nada pides
y sólo dices: "te quiero"!

La exigencia me enseñaron
de servirte siempre alerto.
De no olvidarme del barro
con que fui un día hecho.

Mas Tú te vienes a mí
con tus guiños y tus juegos.
Te escondes en mis entrañas,
me inundas de paz y beso.

Dime, mi buen Amor,


¿Qué hago contigo dentro?

Jairo del Agua

Aprender a Oran con Jesús Página 71

También podría gustarte