Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
APRENDER A ORAR
CON JESÚS
(Mateo 6, 5-8)
Orar no es complicado… 5
Lo que no es la Oración… 7
¿Y los Milagros?... 56
Para empezar, hay que decir una cosa, que tiene su importancia. Y es que
Jesús, en realidad, más que un “maestro de oración”, es un “maestro de
vida”… Si lo comparamos con otros grandes personajes religiosos (por
ejemplo, de la India), Jesús no enseñó nunca unos métodos precisos y
detallados para aprender a concentrarse, etc. etc. … Jesús nos enseña sobre
todo un modo nuevo de ver la vida y de vivirla,… desde un modo nuevo de ver
a Dios…
Pero dicho esto, hay que añadir que la oración tuvo un papel importante en su
vida… Sin entrar ahora en más detalles, simplemente recordar algunas de las
indicaciones que nos dejaron los evangelistas :
- A veces, también se iba a orar junto con alguno de sus discípulos : “Jesús
subió a un monte a orar, acompañado de Pedro, Santiago y Juan” (Lc 9,28)
= Para Jesús, esos ratos de oración eran, sin duda, momentos en que revivía y
reactualizaba la experiencia fundamental que está a la base de todo su vivir y
de todo tu actuar : Saberse amado como Hijo por el Padre Dios, llamado a
encarnar ese amor en su propia vida, llevado desde dentro por el Espíritu
Santo...
Estamos muy ocupados y no tenemos tiempo para nada. ¡Es verdad!... Pero
quizás podría ser importante pedirle a Jesús, nuestro Amigo, que nos ayude a
tomar una resolución = ¡Regalarle y regalarnos a nosotros mismos el tiempo
necesario para que nos enseñes a orar!
Jesús Resucitado,
Aunque no te podemos ver ni tocar,
Sabemos que tú estás aquí con nosotros...
Tú nos has dicho que
“donde dos o tres se reúnen en mi nombre
allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18,20)
¡Gracias por estar aquí con nosotros hoy!
Te damos gracias
Porque nos haces partícipes de tus deseos de orar:
De estarnos amorosamente con el Padre Dios
que nos quiere más que una madre.
Tómanos de la mano,
Jesús Resucitado,
Y llévanos al descubrimiento de ese tesoro
que es la oración...
Danos la valentía
de renunciar gozosamente a otras cosas,
para disfrutar de esa perla preciosa...
¡Jesús Resucitado!,
tú estás aquí con nosotros...
Cógenos de la mano;...
enséñanos a orar...
He aquí algunas pistas, que tomo de J.A, Pagola (:“Creer, ¿para qué?”) =
Preséntate ante Dios tal como eres y tal como estás. No necesitas nada más...
Él te conoce y te acepta. Puedes sentirte ante él con paz. Ante Dios puedes
estar relajado, con un corazón atento.
Ante Dios tienes que estar tú, con lo que sientes y vives en ese momento. Con
tus deseos y necesidades. Con tus miedos, alegrías y sufrimientos.
A lo mejor piensas que lo más importante es hablarle a Dios. Sin embargo, lo
más decisivo es “estar ahí con Él”… Callarte y escuchar lo que brota de ti.
Hacer silencio para captar la presencia misteriosa de Dios.
Tal vez estás pensando: «Todo esto, ¿para qué sirve?, ¿no es hablar al vacío?,
¿no es engañarnos ingenuamente a nosotros mismos?»… A estas preguntas no
voy a dar ahora una respuesta teórica (algo diremos más tarde)… Simplemente
te invito a entrar y a caminar por el camino de la oración. Haz la prueba… y
ya me dirás si vale la pena o no orar… Es fácil que experimentes una paz
nueva que te puede ayudar a situar las cosas en su verdadera dimensión y a
dar a tu vida su verdadero sentido.
También hoy, esto puede ser un peligro para nuestra vida cristiana o
piadosa : El contentarnos con “cumplir” unas “prácticas piadosas”, quizás
numerosas;... pero rutinarias, formalistas, exteriores, hechas de apariencia y
de superficialidad;... el contentarnos con cumplir unos ritos y unas
costumbres religiosas que hemos aprendido desde niños;... o el hacer “rezos”
más que hacer oración…
Puede ser una tentación para nosotros, incluso el hacer de nuestra vida
religiosa o de nuestra piedad una simple exhibición de “bonitos
sentimientos”...
Jesús nos invita a una religiosidad, a una relación con nuestro Padre Dios, y a
una oración, mucho más auténticas, personales, y profundas...
Jesús nos enseña a vivir nuestra oración, ante todo y sobre todo,
como un Encuentro personal con el Padre Dios,... al que buscamos y por
quien nos dejamos encontrar, con corazón sincero y abierto;... una
Experiencia de Comunión profunda e íntima con Él en el amor... que no busca
las apariencias, sino que es vida;... y que se traduce, no en exhibicionismo
“piadoso”, sino en vida de amor, con hechos y de verdad...
= Orar es encontrarse personalmente con Dios Amor... para vivir toda
la vida de cada día en sintonía con Dios Amor...
- Jesús nos invita a descubrir que el Padre Dios está siempre con nosotros,
acompañándonos y queriéndonos,… impregnando todo nuestro ser con su
amor…
Pero siempre, y sea cual sea el lugar, sea cual sea la circunstancia, a lo
que me invita Jesús es a entrar de cuando en cuando en lo más profundo de
“Cierra la puerta” = Haz un esfuerzo para evitar que otras cosas u otras
preocupaciones te impidan centrarte en lo esencial: tu encuentro con Dios…
Esfuerzo de recogimiento: Recoger todo mi ser, para centrarlo en Dios que
está en lo más profundo de mí mismo. Centrarme en Dios, cuyo amor envuelve
e impregna todo tu ser.
EL PEQUEÑO PEZ
«Usted perdone», le dijo un pez a otro, «es usted más viejo y con más
experiencia que yo y probablemente podrá usted ayudarme. Dígame: ¿dónde
puedo encontrar eso que llaman Océano? He estado buscándolo por todas
partes, sin resultado».
«El Océano», respondió el viejo pez, «es donde estás ahora mismo».
«¿Esto? Pero si esto no es más que agua... Lo que yo busco es el Océano»,
replicó el joven pez, totalmente decepcionado, mientras se marchaba
nadando a buscar en otra parte.
De este «saberse amado» por Dios nace estabilidad interior y paz: «Puedo
confiar, ningún mal es definitivo, nada me pude destruir para siempre. Puedo
vivir sin odiarme; las heridas del pasado siguen ahí; mi mediocridad no
desaparece, pero lo importante es la seguridad del amor de Dios»… Esta
convicción cura interiormente. Este amor bebido en la fe dura hasta la muerte
y más allá de la muerte. Ya no cesa. Es promesa de vida eterna.
Dicen que, bajo el desierto del Sahara, hay lagos inmensos. A veces una
perforación, bien orientada hacia ese océano subterráneo, y con suficiente
profundidad, hace surtir un pozo artesiano. Entonces las aguas vivificadoras
surgen y fecundan las arenas del desierto; y es el milagro de la aparición de
un oasis lujuriante.
Muchas veces nuestras vidas son como un desierto, seco, estéril, sin
vida ni belleza.
Y sin embargo lo más profundo de nuestro ser está enraizado en el
Océano Inmenso e Inagotable que es Dios… ¡Estamos habitados por Dios!
“La meditación (dice el jesuita J.B. Lotz) es aquel proceso que penetra
todas las capas del hombre hasta el núcleo más interno, y desde él le
enriquece, le transforma y le renueva”.
Orar es aceptar ser desde esa Presencia misteriosa; acoger con confianza ese
Misterio que fundamenta mi ser; descubrir con gozo que hay “algo más”.
Mejor = no “algo” sino “Alguien”, más allá de todo; “Alguien” que me
trasciende pero que me habita, que está ahí fundando y sosteniendo la
realidad y mi realidad; saber que puedo vivir de esa “Presencia fundante”.
2. De paz y de piedad
era la ciencia perfecta,
en profunda soledad
entendida, vía reta;
era cosa tan secreta,
que me quedé balbuciendo,
toda ciencia trascendiendo.
8. Y si lo queréis oír,
consiste esta suma ciencia
en un subido sentir
de la divinal Esencia.
Es obra de su clemencia
hacer quedar no entendiendo,
toda ciencia trascendiendo.
“El publicano, por su parte, entra en el templo, pero «se queda atrás». No
merece estar en aquel lugar sagrado entre personas tan religiosas. «No se
atreve a levantar los ojos al cielo» hacia ese Dios grande e insondable. «Se
golpea el pecho», pues siente de verdad su pecado y mediocridad.
¿Para qué necesitan el amor gratuito y el perdón de Dios los que, en el fondo
de su ser, no se sienten ni necesitados ni pecadores?, ¿cómo van a agradecer
su amor inmenso y su comprensión inagotable quienes se sienten «protegidos»
ante él por la observancia escrupulosa de sus leyes?
Cuando os veáis juzgados por la ley, sentíos comprendidos por Dios; cuando os
veáis rechazados por la sociedad, sabed que Dios os acoge; cuando nadie os
perdone vuestra indignidad, sentid el perdón inagotable de Dios.
FARISEOS
(Un gran poeta cristiano francés pone en boca de Dios estas palabras:)
«No me gustan los beatos; los que porque no tienen la fuerza de ser de
la naturaleza, creen que son de la gracia; los que creen que están en lo
eterno, porque no tienen el coraje de lo temporal; los que porque no
están con el hombre, creen que están con Dios; los que creen que aman
a Dios simplemente porque no aman a nadie» (Charles Péguy: “Palabras
cristianas”).
Inspirado en el Salmo 50
¡Eres bueno!
en tu casa nos sentimos acogidos.
En tu misericordia renacemos a una vida nueva;
con tu perdón despiertas en nosotros los dones de tu Reino.
Eres amigo constante a nuestro lado:
¡llámanos a levantarnos, cuando caigamos en el camino!.
Jesús,
El Amado del Padre,… que amas con el Amor del Padre.
Sé que estás conmigo,... en mí...
Aquí y ahora...
Como tú y en ti, soy hijo amado... capaz de amar...
¡Quiero dejarte vivir en mí!
Espíritu Santo,
Fuerza y dinamismo de Amor Divino.
Desde lo más profundo de mí mismo,
Me estás uniendo a Jesús,
Haces de mí un amado feliz, que ama gozosamente.
¡Quiero abrirme a tu acción en mí!
Padre,
Que eres “Eterno Estar Amando”.
Me estas amando a mí,
Precisamente a mí...
Aquí y ahora...
Amen :
¡Así es!... ¡Que así sea!... ¡Así será!...
Dios, al que llamamos Padre (pero al que también podemos llamar Madre), es
ese Amor Personal quien, amándonos y con la fuerza de ese amor, nos está
como “gestando y engendrando”. ¡Constante y permanentemente! : Nos está
haciendo ser y existir;… está fundamentando, sustentando, incentivando
nuestro propio ser y nuestro propio hacernos nosotros a nosotros mismos,…
para que yo sea yo mismo y me realice a mi mismo;… está ahí,
fundamentando, sustentando, incentivando nuestra propia libertad y nuestro
propio hacer, apoyados en ese Amor que nos vivifica desde dentro (= Dios es
Amor Creador)… A través de todos los avatares de la vida y de la historia, nos
está llevando a la plena realización de nosotros mismos, a la plenitud de vida
y de felicidad… El Padre Dios está permanente y constantemente
sustentándome con su Amor en el proceso de resurrección que es mi vida...
llevándome, a través de todo, a mi plenitud de Vida y de Felicidad… Y, -le
cueste lo que le cueste-, conseguirá “darnos a luz” definitivamente. (= Dios
es Amor Resucitador)…
Habrá días en que sí que sentiré esa presencia amorosa del Padre
Dios,... o que espontáneamente le diré lo que me salga del corazón,... o que
algún pensamiento que me venga a la mente me ayudará a estar
amorosamente en presencia del Padre Dios...
A veces, una sola palabra, una sola frase serán más que suficientes para
ayudarme a estar amorosamente en presencia del Padre Dios, que ya está ahí
amándome…
Muchas veces eso sucederá por cansancio, o por aburrimiento, o por las
preocupaciones que me invaden y me agobian…
A veces será porque voy entrando en el silencio contemplativo…
ORACIÓN DE LA ALEGRÍA
¡Qué alegría!
saber que estás de mi parte,
haga lo que haga,
¡Qué alegría!
sentir que me aceptas como soy,
y que no necesitas que me justifique,
PORQUE ME AMAS.
¡Qué alegría!
comprobar tu fidelidad inagotable,
inamovible como la Roca,
PORQUE ME AMAS.
¡Qué alegría!
hacer contigo de la vida una historia de amor,
hecha de holas y adioses,
PORQUE ME AMAS.
¡Qué alegría!
descubrir que otros te aman y que Tú les amas;
y saber que sus amores,
como el mío, te son imprescindibles,
PORQUE NOS AMAS.
¡Qué alegría!
poder regalarte algo
de todo lo que tú me has dado antes,
PORQUE ME AMAS.
¡Qué alegría!
tenerlo todo en Ti,
no teniendo yo nada.
TÚ ME AMAS, ¡Y BASTA!.
* Estando” ahí, orar será : Hacer grande nuestro propio corazón (grande
como el corazón del mismo Dios), para acoger en él a todas las personas,
todos los gozos y todos los problemas del mundo, todas las cosas, todas las
realidades…
Y con todas esas personas y con todo ese mundo en nuestro corazón
– como Cristo y en Cristo, animados desde dentro por el Espíritu Santo – orar
es estarse amorosamente en presencia del Padre, comulgando con Él, que
nos está amando, que está amando a cada persona y al Universo entero…
Acoger ese Amor para que Dios Amor haga de nosotros instrumentos
de su Amor en este nuestro mundo…
&& ¿Qué te dice todo esto a ti?.... Coméntalo personalmente, con Dios...
+ Que el Espíritu Santo te abra los ojos para ver la maravilla de ese Dios que
vivifica toda la realidad y a cada persona humana =
El Padre Dios le está diciendo: "te quiero", en el Eterno "Te Quiero"
que le dice al Hijo... ¡Esa persona existe y puede ser sí misma por la fuerza
de ese "te quiero"!...
El Hijo se está como gestando en esa persona.. (aunque ella no lo
sepa, está siendo "creada en Cristo", participando de su filialidad)...
El Espíritu Santo, "que llena el universo", desde lo más profundo de
esa persona, está intentando abrirla a esa acción creadora...
+ Alégrate, y dale gracias a Dios por ser ese Amor que hace ser, que
vivifica, que empuja hacia delante y hacia su plena realización a esa
persona,... a cada persona humana,... a ti...
c) “Comulga” (es decir: haz tuyo, asóciate, participa) con el amor del
Padre Dios que le está diciendo a esa persona: "¡te quiero!";... sintoniza con
ese Amor Creador;... haz tuyo el gozo de Dios, que está gozando cuando
alguien vive a pleno pulmón;... participa tú también en su alegría divina de
ver existir y vivir a esa persona;... toma parte en su deseo de vida, de
felicidad y de plenitud para esa persona y para cada persona humana, sea
quien sea... Comulga con el Hijo que se está como "gestando" en esa
persona... Con el Espíritu Santo que está intentando hacer a esa persona
permeable al Amor Creador del Padre...
&& ¿Qué te dice todo esto a ti?.... Coméntalo personalmente, con Dios...
San Juan de la Cruz dice que en la oración “el alma se ha de andar sólo
con ADVERTENCIA AMOROSA A DIOS, sin especificar actos... ADVERTENCIA
AMOROSA SIMPLE Y SENCILLA, como quien abre los ojos con advertencia de
amor” (Subida 11 III, 33).).... Y el autor de “La Nube del No Saber” (místico
inglés del s. XIV) aconseja : “Vela por que en tu mente activa no quede NADA
MÁS QUE UN DESNUDO IMPULSO HACIA DIOS, sin el ropaje de ningún
pensamiento especial sobre Dios mismo...”
Si continúas este tierno ejercicio durante varias semanas o aun meses, notarás
cómo la frase «Dios es amor» resurge cada vez más a menudo en tu corazón
estés donde estés: en el autobús, en el tren... Hasta puede llegar a
adaptarse al ritmo de tu cuerpo cuando caminas: tus pasos mismos y tu
Mas no acaba todo ahí. Tras algunos meses, o años, en que sigas repitiendo y
gustando a fondo esas palabras, experimentarás quizá un nuevo arrebato de
alegría y volverás a gritar: «¡Dios es amor!... Creía haberlo entendido antes,
pero me equivocaba. Mi anterior iluminación fue sólo el principio. ¡Ahora sé
bien que Dios es amor!»... Y así continuarás una y otra y otra vez viviendo ese
extraordinario mensaje sobre el amor de Dios. Nunca se agotará esta fuente
ni verás su fin, pues es el misterio de los misterios, que reside en lo más
profundo de nuestra fe cristiana”.
Poco a poco, esa palabra se ha ido convirtiendo para mí como “mi” Palabra
Sagrada.
MUNGU IKO = Dios está aquí… Aquí está el Padre, amando; aquí está el Hijo,
acogiendo y viviendo la felicidad de saberse amado; aquí está el Espíritu
Santo, ímpetu y lazo de amor del Padre y del Hijo…
Muchas veces yo la transformo un poco, para que no sea sólo una afirmación
neutra (“iko”: 3ª persona del singular), sino que me establezca en una
relación personal (“uko”: 2ª persona del singular) “¡MUNGU!, ¡UKO!” = ¡Dios!,
¡aquí estás!.
Por eso, orar, - más que pedirle a Dios -, es escuchar a Dios que nos
pide a nosotros...
+ Dios nos está pidiendo, sobre todo, que nos dejemos querer,… que
nos dejemos vivificar por su amor;… nos está pidiendo que vivamos siempre la
alegría de sabernos queridos por Él...
+ Y Dios nos está pidiendo también que le dejemos amar a través de
nosotros, que demos cauce a través de nosotros a ese su Amor...
- Para escuchar lo que Dios me quiere decir puede ser muy útil también
tomarse algunos tiempos para leer y meditar algún texto de la Biblia, sobre
todo del Evangelio :
Dos preguntas que conviene hacerse al leer un texto de la Bilia + ¿Qué
dice exactamente este texto?... + ¿Qué me está diciendo Dios a mí hoy a
través de él?... (ver II Tim 3, 14-17; Hbr 4,12) (Hablaremos en otra ocasión
con más detalle sobre cómo meditar y orar el Evangelio)
Tenemos que reconocer que, por desgracia, muchos de los que nos
llamamos cristianos, y muchas de nuestras oraciones, están contaminadas por
esa mentalidad pagana y primitiva... como si a Dios tuviéramos que
convencerlo a fuerza de palabras para que viniera a echarnos una mano...
Esta fuerza “creadora” del amor humano nos puede hacer vislumbrar la
fuerza creadora (en sentido estricto) del amor con que nos ama el Padre
Dios… Dios no es “fabricante”: ni nos “hace” ni nos “fabrica”... ¡Dios nos
ama!...Y la fuerza de ese amor, nos está constantemente creando; es decir :
nos está “despertando” radicalmente a la existencia; y está
fundamentando y “despertando” constantemente nuestro ir haciéndonos
nosotros a nosotros mismos...
* Otra precisión más :¡Ojo con la palabra amor!. “Hay amores que
matan”- dice la sabiduría popular -. No es amor el pretendido “amor” que
quiere “hacer” a la persona amada; de hecho, ese “amor” no ama sino que
manipula, anula y ahoga a la persona a la que pretende amar, ya que ahoga su
propio ser, su libertad, su hacerse a sí misma... Ese mal llamado “amor” (que
ahoga y anula a la persona amada) es la perversión y la antítesis del amor...
Hay que estar muy atentos a no confundir el amor que es Dios con esos
“amores que matan”... El amor que es Dios, no es de esos “amores” que
ahogan y anulan a la persona amada. Todo lo contrario: Es ese Amor quien nos
despierta radicalmente a nuestro ser y hacernos nosotros mismos... Podemos
caer y caemos fácilmente en la tentación sutil de pervertir la fe en Dios Amor,
degenerándola en creencia en un ídolo, aunque a ese ídolo lo llamemos
“amor”... Algunas de nuestras palabrerías orantes parecen dirigidas más a un
“dios amor” (¿?) pervertido en ídolo que manipula a la persona amada, que al
Dios Amor que despierta nuestro ser y nuestra propia libertad, que es el que
se nos revela en Cristo... Ya al pie mismo de la cruz, aparece esa perversión,
en boca de personas oficialmente muy religiosas (ver Mt. 27,43)...)
No nos reemplaza ni nos sustituye; sino que nos hace ser, nos hace ser
nosotros mismos;... sustenta y fundamenta nuestro propio ser y nuestro
propio actuar,... nuestra propia libertad y autonomía... Amor que,
Más: Amor que hace nacer, crecer y florecer nuestro propio amor;… de
tal manera que podamos vivir todos los acontecimientos de nuestra vida, +
sabiéndonos acompañados y amados por él, + y amando también nosotros con
hechos y de verdad,… hasta tal punto que amándonos y ayudándonos los unos
a los otros, podamos ir superando las dificultades de la vida, luchando juntos,
siendo solidarios los unos de los otros, colaborando los unos con los otros...
movidos desde dentro por el Amor que es Dios mismo...
& Por eso la oración cristiana no es ni tiene que ser una verborrea, con
la que intentaríamos convencer al ídolo imaginado como “Poder Supremo”,
para que venga a hacer nuestra voluntad;... o con la que intentaríamos
convencer al ídolo imaginado como “Fabricante Supremo”, para que venga a
reparar sus productos deteriorados o estropeados;... o con la que intentamos
que Dios Amor se pervierta en el más peligroso de los ídolos que es Dios Amor
degenerado en inauténtico amor que manipula y anula al amado...
¡Jesús!...
Reconocemos que, por desgracia, muchos de los que nos llamamos
cristianos, y muchas de nuestras oraciones, están contaminadas por esa
mentalidad pagana y primitiva...
Agárranos de la mano.
Danos tu mismo Espíritu Santo, que abra nuestra inteligencia y nuestro
corazón a tu enseñanza... Que nos ayude a profundizar nuestra manera de
orar, y a purificarla de esos restos paganos y primitivos...
Que nos haga orar contigo y como tú...
¡Jesús Resucitado!
Para ti,... y para nosotros que lo aprendemos de ti,
nuestro Dios, no es “Poder Supremo”,...
que de cuando en cuando viene e interviene...
Sino Padre Amoroso,
En este, como en todos los textos en que Jesús nos habla de la oración, su
mensaje fundamental es una invitación a la confianza : “El Padre Dios está
queriendo siempre lo mejor para cada uno de nosotros. Y está haciendo ya
todo lo que es posible… Así que fiaos de Él… y abríos a su acción en vosotros”.
Del texto que os propongo hoy, se suele citar sólo las primeras palabras,… y se
suele deja el resto… Pero observad que Jesús no dice: “pide… y quédate ahí
esperando”; sino que dice: “pide,… busca,… llama…”
+++ Y no olvides que, también a través de ti, Dios quiere ayudar a los otros…
De modo que cuando “pidas”, no te olvides de “escuchar” también lo que Dios
te está pidiendo a ti, para ayudar a otros a través de ti… “Busca” cómo
puedes ser tú también cauce de ese amor de Dios para los demás… Y “abre”
tu corazón y tus manos, para que Dios ayude a los demás a través de ti…
NATURALMENTE, LA ORACIÓN ENTENDIDA ASÍ ¡NOS COMPROMETE.
¡Padre Dios!
Agarrado de la mano de tu Hijo Jesús,
y animado por su mismo Espíritu Santo,
aquí estoy :
En este rato de oración silenciosa,
quiero abrirme y dejarme vivificar por tu amor,
que me envuelve y me impregna,...
y que ya está intentando hacerme ser, existir, vivir, ser yo mismo, actuar y
esforzarme desde mi propia libertad,...
que tu Amor de Padre-Madre fundamenta y sustenta...
Ahí está la base, para que nuestra oración, cuando le pedimos algo a Dios, sea
de verdad oración cristiana : El Padre Dios sabe, aun antes de que se lo
pidamos, todo lo que necesitamos...
Dios es Amor; Dios nos está amando; Dios nos está amando a todos y a
cada uno de nosotros... Y Dios lo único que quiere, lo único que desea,… y lo
que está haciendo constantemente es : querernos, y hacer todo lo que es
posible para que lleguemos a ser plenamente nosotros mismos y totalmente
felices...
No somos nosotros los que tenemos que convencer a Dios para que nos
quiera y nos ayude. Sino que es Él quien está constantemente tomando la
iniciativa de querernos y ayudarnos; es Él quien ya está haciendo todo lo
posible por nuestro bien y nuestra felicidad. Como dice Jesús en el evangelio
de san Juan 5,17 : “Mi Padre no cesa de trabajar, y yo también trabajo”. Y no
cesa de querernos, de estar a nuestro lado, y de ayudarnos, “aun antes de
habérselo pedido”...
“Vuestro Padre sabe lo que necesitáis” –nos dice Jesús en este texto…
Más aún: No sólo sabe lo que necesitamos; sino que ya nos lo ha dado, ya nos
lo está dando… Somos nosotros los que tenemos que acoger y dejarnos
vivificar desde dentro por ese don de sí que el Padre Dios ya nos está
haciendo…
Es decir, sabed que Dios YA está ahí, regalándoos todo su amor,… que
es lo que Él os puede dar… Ya está ahí, vivificándoos desde dentro de vosotros
mismos con su amor… No tenéis que merecerlo, ni ganarlo, ni siquiera rogarle
que os lo dé: YA os lo ha dado, YA lo habéis recibido, YA lo tenéis… (Eso es la
fe: Saber, creer, vivir apoyados en esa seguridad de que Dios está ahí,
queriéndonos… “Creed que ya lo habéis recibido” –nos acaba de decir
Jesús)… Así que ¡AGARRAOS A ÉL!...
… Abríos pues a ese amor… Dejaos vivificar por ese amor… QUE YA
HABÉS RECIBIDO,… que os habita y os vivifica desde dentro de vosotros
mismos…
Así que no tengamos miedo a “pedir”,… por nosotros, por los otros,
por el mundo… Pedirle a Dios será, para nosotros, el camino para caer en la
cuenta y abrirnos a su permanente Presencia, YA activa con nosotros y en
nosotros,… con cada persona y en cada persona…
Como sé que Dios quiere mi felicidad más que yo mismo, como sé que
él me está queriendo ya, y que está haciendo todo lo posible para que yo
llegue a realizarme plenamente y a ser feliz (“incluso antes de que yo se lo
pida”, dice Jesús), por todo eso, con toda confianza, pondré en sus manos
amorosas todos mis deseos y todas mis necesidades... desde las más
transcendentales, hasta las más nimias...
& En mi oración,
- al poner confiadamente en las manos del Padre Dios todo mi ser, toda
mi vida, todos mis deseos y necesidades, al ponerme en sus manos
amorosas,...
- y al caer en la cuenta de que Él ya se me está dando, porque Él es
Amor... y que amándome, está despertando y está sustentando mi
propio esfuerzo y mi propio ir haciéndome a mí mismo...
¡Jesús Resucitado!
Ayúdanos a entender que nuestra oración cristiana no es, - no debería
ser – como la de los paganos,... (aunque, por desgracia, muchas veces lo es)...
Cuando oremos y le contemos nuestro problemas y preocupaciones al
Padre Dios, enséñanos tú, ¡Jesús!, a ponernos en las manos amorosas de
Padre,... con todo lo que somos y vivimos,... con todos nuestros problemas o
nuestras preocupaciones, sean cuales sean... sabiendo que el Padre Dios las
comparte con nosotros...
Cuando oremos, ¡Jesús!, enséñanos a crecer en confianza... Haznos
comprender que, pase lo que pase, el Padre Dios siempre estará con nosotros,
buscando y haciendo que todo concurra a nuestro bien (Rm 8,28)...
¡Jesús Resucitado!
Queremos orar, tomándonos el tiempo de caer en la cuenta de que el
Padre Dios ya está ahí con nosotros,… constantemente,…
perseverantemente,... ayudándonos,... siempre, y con todo su amor que nos
vivifica...
Queremos orar, abriéndonos y acogiendo la fuerza de ese Amor
vivificador con que el Padre Dios ya nos está amando...
Queremos orar, dejándonos vivificar por ese Amor del Padre Dios,...
que está ya – desde dentro de nosotros mismos - intentando hacernos ser,
existir, vivir, ser nosotros mismos, actuar y esforzarnos desde nuestra propia
libertad,... que su Amor de Padre fundamenta y sustenta...
El Dios al que oramos nos transciende y nos desborda por todas partes… Pero
podemos decir que estamos en Él (“en él vimos, nos movemos y existimos”);
Él es como el Océano en el que estamos zambullidos, y que impregna y
vivifica cada fibra de nuestro ser… También podemos decir que está con
nosotros y EN nosotros, fundamentando, sustentando e incitando nuestro
propio ser, nuestra propia libertad, nuestro propio esfuerzo,… vivificándonos
desde dentro de nosotros mismos…
Creer en Dios (que impregna y vivifica cada fibra de nuestro ser, que está
fundamentando, sustentando, incitando el ser y el hacerse de las criaturas),
creer en Dios nos tiene que llevar a creer y a confiar en las posibilidades
propias de cada ser humano, y en sus posibilidades de alcanzar su propia
plenitud humana,… porque cada ser humano está habitado y vivificado desde
dentro por ese Dios, fundamento y sustento del ser de cada criatura, en quien
cada ser humano está llamado a enraizarse consciente y libremente… Creer en
Dios es creer en nosotros mismos y en nuestras propias posibilidades,…
porque estamos habitados y vivificados por ese Dios,… en quien nos
enraizamos por la fe…
& Por eso, lo que Dios espera de nosotros es : que nos dejemos amar...
para que también nosotros podamos amar con ese Amor recibido... de
modo que, siendo AMADOS y AMANDO, lleguemos a nuestra plenitud, a nuestra
plena realización, y a nuestra total felicidad... como Cristo y en Cristo, el
Hijo del Padre; y todo ello, por la fuerza del Espíritu Santo.
A) que yo me deje amar por Dios, y viva cada vez más la realidad y la
felicidad de saberme amado....
Y
B) que yo ame e intentar amar en cada situación, con ese Amor con el que
soy amado...
“Tú, ¡Padre Dios!, cuya Voluntad es estar conmigo, (estar con cada
persona en todas las situaciones de su vida), vivificándonos desde dentro en
todas las situaciones de nuestra vida (incluso cuando esas situaciones son
negativas y dolorosas), Tú estás efectivamente conmigo aquí y ahora… + Estás
conmigo, (con todos), “sufriendo” conmigo esto que yo estoy sufriendo,… +
luchando conmigo (con todos), para superar esta situación,…+ haciendo todo
lo posible para que todo contribuya a mi bien, al bien de cada persona…+
Estás conmigo, (con todos), amándome, y haciendo todo lo posible para que
yo sea feliz,… que todos seamos felices…
Te confío mi alma,
te la doy con todo el amor
de que soy capaz,
porque te amo.
Y necesito darme,
ponerme en tus manos sin medida,
con una infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre.
Pero lo que el Padre Dios nos quiere dar y lo que nos está regalando
constantemente es mucho más que eso : Quiere darse a sí mismo a
nosotros,... quiere hacernos ser plenamente nosotros mismos y plenamente
felices, en esa comunión de amor con él que él quiere establecer con
nosotros,... y en la que nosotros llegamos a ser plenamente nosotros
mismos...
“El hombre ha sido creado para una gran realidad, para Dios mismo,
para ser colmado por Él... Pero su corazón es demasiado pequeño para la
gran realidad que se le entrega... Tiene que ser ensanchado”. (Benedicto XVI
: Spe Salvi 33)
Envía tu Espíritu
sobre mi aridez,
sobre mi fragilidad,
Pero por buena que sea la intención, no es exacto decir (como se dice con
frecuencia) que tenemos que perseverar en la oración, para, así, “a fuerza de
perseverancia”, poder obtener y “arrancar” los favores de Dios, (… o de la
Virgen, o de los Santos…)… Eso, no sólo no es exacto; eso es una barbaridad…
Está en contradicción flagrante con todo lo que nos dice Jesús sobre Dios.
Somos nosotros los que somos “duros de mollera”; somos nosotros a quienes
les cuesta, somos nosotros los que necesitamos creernos, caer en la cuenta,
abrirnos, dejarnos vivificar desde dentro por la Presencia de ese Amor que es
el Padre Dios, que YA ESTÁ AHÍ, regalándose gratuitamente a nosotros,
trabajando permanente, constante, perseverantemente para nuestro bien…
= Por consiguiente,
- No tenemos que orar con constancia para convencer y conmover a
Dios…
- Sino que, orando con constancia, nosotros vamos aprendiendo a
PERSEVERAR EN LA CONFIANZA EN ESE PADRE DIOS QUE YA ESTÁ AHÍ
PERMANENTEMENTE CON NOSOTROS Y EN NOSOTROS…
Esa es la enseñanza que nos transmite, por ejemplo, la parábola del juez y la
viuda (leer en Lc 18,1-8),… sobre la que os propongo sólo unas pocas
consideraciones esenciales:
“Fijaos hasta qué punto os quiere: Os está dando hasta su propio Aliento de
Vida, su mismo Espíritu,… para que, esos “muñecos de barro” que creéis ser,
podáis ser, vivir y actuar como “personas llenas de vida” y de fuerza, capaces
y responsables” (ver Génesis 2,7 y s)…
& Os propongo otro poema de Péguy, que en muchos de sus textos habla
maravillosamente de la esperanza:
De esta manera,
una llama temblorosa ha atravesado el espesor de los mundos,
una llama vacilante ha atravesado el espesor de los tiempos,
una llama imposible de dominar, imposible de apagar al soplo
de la muerte,
la esperanza.
¿Y LOS MILAGROS?
Puesto que ha habido varias preguntas sobre el tema, os propongo este
texto, que con algunos ya vimos en otra ocasión. Sólo dos palabritas rápidas,
para invitaros a profundizar nuestra fe en la presencia y en la acción amorosa
de Dios en nuestra vida y en el mundo.
Nuestra fe nos puede llevar (nos lleva) a algo mucho más profundo,
más rico, y más inimaginable : a entrever, a descubrir, a confiar y a comulgar
con ese Dios Amor Creador, que está siempre con nosotros, acompañándonos,
queriéndonos:
¿Y qué hace el Padre Dios por nosotros? Estando siempre ahí presente y
activo, amándonos siempre como hijos en el Hijo gracias al Espíritu Santo, la
fuerza de su amor constante y permanente,
- nos está haciendo ser, y ser nosotros mismos... (como ya hemos dicho
en otras charlas anteriores, pero hay que recordarlo)...
- está suscitando, sustentando, fundamentando y vitalizando nuestro
propio ir haciéndonos a nosotros mismos...
- está suscitando, sustentando, fundamentando y vitalizando el ser y el
actuar de toda la realidad que nos rodea (: personas, cosas,... el mismo
devenir del universo en marcha hacia su plena realización)...
- está como fecundando y vivificando nuestro propio amor, para que nos
amemos a nosotros mismos, amemos al mundo y a la vida, amemos a
las personas,... y vivamos integrados en su Comunión de Amor
Trinitario...
- nos está llevando, a través de todos los avatares de la vida y de la
historia, a la plena realización de nosotros mismos, a la plenitud de
vida, a nuestra total felicidad...
- está llevando la historia, el mundo, el cosmos entero hacia la plenitud
de “los cielos nuevos y la tierra nueva” (como dice Apocalipsis 21)...
Sin olvidar que, también en el que sigue estando ciego, Dios está presente y
activo, con todo su amor... deseando y luchando para que, lo antes “posible”,
también “sea posible” hacerle ver a él... = Es el “milagro” de la paciencia y
de la perseverancia de Dios... quien, a fuerza de constancia, y a fuerza de
amor, un día lo conseguirá...
(Y ahí entramos en el misterio del “Signo Definitivo” que es la
resurrección...)
Todo es pues “milagro”... San Agustín nos dice que, tan milagro es la
multiplicación de los panes de la que nos habla el evangelio, como el crecer y
el madurar del trigo cada primavera y cada verano...
¡Ojo pues con la “milagritis”, que puede ser una enfermedad peligrosa!...
Tanto más peligrosa, cuanto más “fervor” despierte (ya que “fervor” viene de
fiebre).
La vida tiene su ritmo, sus leyes, sus procesos... que Dios respeta,...
precisamente porque nos ama y nos respeta en nuestra libertad y en nuestra
autonomía,... como respeta al mundo en su autonomía y en su devenir
histórico...
Y Dios no actúa “desde fuera”; sino que su amor está constantemente
fundamentando y sustentando nuestro propio actuar y el actuar de todas las
criaturas... a la raíz y desde dentro de nosotros mismos…
No oramos pues para que cambien los acontecimientos como “por arte de
magia”... Oramos para encontrarnos amorosamente con Dios,... para
comprender, acoger y vivir gozosamente esa realidad de un Dios que YA está
con nosotros, amándonos,... que YA está ahí procurando siempre lo mejor
para nosotros en la medida que es posible,... que YA está ahí, en nosotros,
fundamentando, sustentando, despertando nuestro propio ser y nuestro propio
actuar…
Un pequeño cuento, de esos que desconciertan, pero que hacen pensar. Creo
que lo leí en Tony de Mello. Lo cito de memoria, y no sé si de manera exacta=
El Discípulo le pregunta al Maestro:
- Maestro, ¿cómo estabas antes de la Iluminación”?.
- Antes de la Iluminación –dice el Maestro- estaba en depresión.
- Y ahora, después de la Iluminación –siguió preguntando el Discípulo-
¿cómo estás?
- Pues mira, después de la Iluminación sigo estando en depresión –dijo el
Maestro-… Pero –añadió- ahora ¡ya no me importa!...
El cuentecito tiene su “miga”…
Hay que decirlo y repetirlo, - porque así nos lo dice Jesús clarísimamente en
el evangelio que estamos comentando -, que la oración no sirve para informar
a Dios de nuestros problemas, que Él ya conoce mejor que nosotros... La
oración tampoco sirve para intentar convencer a Dios afín de que se decida a
ayudarnos. Dios nos está ayudando ya, antes de que nosotros se lo pidamos,
porque Él nos está amando y está buscando por todos los medios llevarnos a
nuestra plena realización y a nuestra total felicidad… constante y
permanentemente…
La oración no sirve para que Dios solucione mis problemas con una
inexistente “varita mágica”, en mi lugar, o en lugar del médico, etc. etc.
- La oración ES estar ahí, dejándose amar por el Padre Dios, con Jesús y en
Jesús el Hijo Amado, llevados por su mismo Espíritu Santo de Amor;... y estar
ahí amando con Jesús el Hijo Amado-Amante, llevados por su mismo Espíritu
Santo de Amor,… zambullidos en esa Comunión de Amor Trinitario que es
Dios...
Saberse amado y amar, eso es lo que da sentido a una vida humana… En
Cristo descubro que yo estoy siendo amado por el Padre Dios,… y que en mí
hay una enorme capacidad de amar, puesto que todo mi ser está como
empapado por ese amor con que soy amado… Al orar vivo centrado en la
realidad más profunda que da sentido a mi ser, a mi existir, a mi vida = Estoy
siendo amado, nada menos que por el mismísimo Padre Dios, como y en el
Hijo, llevado desde dentro por su Espíritu de Amor… Y estoy amando, llevado
por ese Espíritu, como el Hijo, con el Amor que viene del Padre…
Orar es tomarse el tiempo de SER LO QUE SOY en mi más auténtica
identidad, que es mi identidad de hijo/a del Padre Dios, amado y amante,
como y en el Hijo, gracias al Espíritu Santo del Amor…
- La oración sirve para escuchar a Dios que nos pide que nos dejemos amar y
que amemos como Él…
- La oración sirve para que, dejándonos empapar por ese Amor que Dios nos
tiene, ese Amor rebose a través de nosotros en amor a los demás, con hechos
y de verdad, en todas las circunstancias de nuestra vida de cada día...
Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda,
la paciencia
todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene
nada le falta.
¡ Sólo Dios basta !
"Quien adora a Dios reconoce que no hay otro Todopoderoso mas que Él
solo. Lo reconoce y lo acepta. Profundamente, cordialmente. Se goza en que
Dios sea Dios. Dios es, eso le basta... Y eso le hace libre... Si supiéramos
adorar, nada podría verdaderamente turbarnos: atravesaríamos el mundo con
la tranquilidad de los grandes ríos" ("Sabiduría de un pobre" leer 112s)
Pobre (:libre) hasta la raíz del ser (= yo soy un puro estar siendo
amado por el Padre Dios, y sólo eso quiero ser), el que, así desnudo de sí
mismo, contempla y adora, maravillado, la Gloria que se le revela, queda
empapado por esa Gloria... (= yo soy un maravilloso "Tequiero" del Padre
Dios,... resplandor de su propio esplendor... Puedo acogerme gozosamente a
mí mismo, hasta en mi propia debilidad e imperfección, como regalo amoroso
del Padre Dios... Y, conectado al Océano de Amor que sustenta e impregna
toda la realidad, puedo amar sin miedo a mi falta de amor, puesto que estoy
amasado en el Amor que es Dios, y que, enraizado en ese Amor, Dios mismo
está amando en mi propio pequeño amar...)
Quien adora así, sin siquiera darse cuenta entra en el Gozo de Dios
mismo... y participa en su alegría de existir...
La “pureza de corazón” :
Y cuando te hayas vuelto así hacia Dios, no vuelvas más sobre ti mismo. No te
preguntes en dónde estás con respecto a Dios. La tristeza de no ser perfecto y
de encontrarse pecador es un sentimiento todavía humano, demasiado
humano. Es preciso elevar la mirada más alto, mucho más alto. Dios, la
inmensidad de Dios y su inalterable esplendor. El corazón puro es el que no
cesa de adorar al Señor vivo y verdadero. Toma un interés profundo en la vida
misma de Dios y es capaz, en medio de todas sus miserias, de vibrar con la
eterna inocencia y la eterna alegría de Dios. Un corazón así está a la vez
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
"A ti, Madre, a quien quería cumplir mi humilde promesa. A ti, celestial princesa,
virgen sagrada María" (Gerardo Diego).
¿Que cómo me las arreglo yo para hacer oración? ¡Qué difícil me lo pones! ¿Cómo
arrancarme una esquinita de mi alma y hacértela llegar? Pero lo voy a intentar...
Aunque es tan difícil congelar una foto de la oración como retratar la respiración. Tal
vez nada tan parecido a la oración como la respiración, quizás por eso muchos
empiezan por ahí, por hacerse conscientes a su respiración, aunque yo nunca he
Para seguir busco el SILENCIO que es como la atmósfera en la que flota la oración.
Silencio interior sobre todo, posible a veces con murmullo externo sin estridencias.
Procuro una postura del CUERPO cómoda y relajada, para que no me moleste y no
me llame (¡déjame ser ángel un ratito!). Normalmente sentado y puede que él solito
se vaya inclinando profundamente. Es hora de olvidar el cuerpo. Tal vez aparezca
después para expresar o dar volumen a las sensaciones profundas. Comprendo muy
bien a los que hablan, por ejemplo, de "danza orante" o de "postración total".
A partir de ahí, calmada la frenética actividad mental, dejo que mi ser se sumerja
en el Ser, que mi pequeño yo se zambulla en el Todo, sintiéndome parte de una
Sinfonía inabarcable e inacabable. Mi "ser" suele reconocer instintivamente a "El que
es" de siempre y por siempre. Y, como los patitos pequeños, le sigue, se acurruca y
hasta intenta subirse a su espalda. Cuando uno tiene cierta costumbre es como
sumergirse en un gozoso jacuzzi.
A mí me ocurre que, al llegar a ese recinto sagrado donde reside el Ser supremo -
que yo llamo Padre- me brincan espontáneas sensaciones de distinto color y grosor.
Normalmente son ASPIRACIONES PROFUNDAS a la bondad, la adoración, la alabanza,
la paz, la justicia, el amor, la humildad (sensación real de la propia pequeñez), etc.
Date cuenta que, si esas aspiraciones las escribo con mayúscula, la mayoría se
convierten en distintos "nombres de Dios" y todas en el "rostro de Cristo". Por eso el
Fue y sigue siendo muy gozoso encontrar en mi interior esta definición: "Dios es la
Infinitud de las aspiraciones profundas del Hombre". Por eso es tan fácil
experimentar a Dios, en contra de lo que muchos piensan. Basta con experimentar
tus propias aspiraciones profundas. "Estoy hecho de Ti", podemos decir en verdad.
Para oír de inmediato la respuesta: "Estás hecho de Mí" ciertamente.
Por ejemplo: el Veni Sante Espiritus o el Veni Creator y tantas otras oraciones
tradicionales o personales, incluidas las jaculatorias. Se expresan como "peticiones"
pero en realidad son "ambiciones del alma" ("Señor, que vea"…), profundas
aspiraciones a conseguir alzar el pie y alcanzar el siguiente escalón. Eso hace crecer,
hace subir realmente. Sobre todo si siguen las obras, la constancia y el hábito.
Teresa de Jesús decía algo así: "Nos pasamos la vida intentando subir el primer
peldaño. Cuando menos lo esperamos Él nos levanta al siguiente o al último". Y
conviene advertir aquí, que no es lo mismo conseguir la constancia a fuerza de puños
("voluntarismo"), que por impulso de las aspiraciones profundas. Éstas, nacidas en lo
hondo, te levantan en volandas y la voluntad sólo tiene que consentir y permanecer,
a veces con esfuerzo, pero sin forzar que son dos cosas distintas. (Éste es un tema
importante que merecería un capítulo aparte porque muchos formadores, e incluso
santos, han caído en la subconsciente egolatría del "voluntarismo").
Llegados aquí, sólo puntualmente hierven las aspiraciones o duelen las frustraciones.
El resultado práctico suele ser PAZ, LUZ nueva para comprender o actuar y ENERGÍA,
es decir, FUERZA para poner en práctica lo descubierto y seguir camino.
Hay canciones profanas que me ponen. Por ejemplo, esta confesión que hoy te
escribo y que has esperado tanto tiempo, ha sido acelerada por la escucha profunda
(vivencia) de una canción: "Amarte así" de J.L. Perales. Si uno es capaz de trascender
los sentimientos mundanos que ésta u otras canciones sugieren y referirlas al Amor
supremo, entonces has encontrado un medio para facilitar la CONTEMPLACIÓN de
que hablan los místicos.
Finalmente, conviene advertir que la naturaleza animal del ser humano flota como
un corcho, tiende a la superficie e, incluso, a dejarse arrastrar a la pecina. Por eso
el contrapeso de la oración -que te sumerge en lo mejor de ti- ha de utilizarse
continuamente, siendo constantes en la oración diaria: "Velad y orad para que no
caigáis en tentación" (Mt 26, 41 - Mc 14,38. - Lc 22,40), "Alegres en la esperanza,
pacientes en los sufrimientos y constantes en la oración" (Rom 12,12).
¡Puf! Me he extendido demasiado. Sólo quería hacerte una breve confidencia para
responder a tu pregunta y ya ves… Sé que comprendes que el tema de la oración es
extenso, profundo e intenso, aunque fácil. Como la natación, para aprender hay que
1
Noche oscura, verso 5.
No he olvidado que quieres ver plasmado en artículos breves lo que tengo escrito
sobre la experiencia de Dios. Sí, de eso se trata, la oración verdadera es
experiencia de Dios. Si puedo, te complaceré, más que por ti -tú sabes mucho de
todo esto- por aquéllos a los que pudiera ayudar.
Te pondré, como despedida, un ejemplo de los ecos de la oración. Cuando uno -sin
palabras- se sumerge en oración, las palabras pueden surgir del fondo y convertirse
en oración. Te transcribo unos versos que reflejan esa experiencia. Brotaron de lo
hondo pero también pueden servir para hacer el camino inverso y zambullirse en lo
hondo. ¡Ojalá te sirvan! Con los versos y mi cariño te dejo.
Contigo dentro
¿Por qué se arrodilla mi alma
cuando vienes a mi encuentro?
¿Qué has puesto dentro de mí,
que se estremece a tu aliento?
Quiero verte
y no te veo.
Quiero tocarte
y no puedo.
Quiero verte
Mi frágil fe entreteje
los hilos de aquel recuerdo:
¡Es verdad que nada pides
y sólo dices: "te quiero"!
La exigencia me enseñaron
de servirte siempre alerto.
De no olvidarme del barro
con que fui un día hecho.
Mas Tú te vienes a mí
con tus guiños y tus juegos.
Te escondes en mis entrañas,
me inundas de paz y beso.