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El diseño gráfico está en un proceso de cambio ético.

Nos

referimos a que en las últimas décadas se ha generado una

reflexión que ha dado vida a muchos títulos sobre el tema. Uno de

ellos es por ejemplo el de Raymundo Castillo Bautista, con Una

reflexión sobre la ética en el diseño (2000), que habla sobre

ética en el diseño, la violencia en las imágenes incluso

propagandísticas, la relación figura-fondo y la calidad en el

diseño que, según él sugiere, está en detrimento. Otro es P.

Brandão en su libro La Ética y las profesiones del diseño (1995)

quien propone un modelo operativo de la interdisciplinaridad,

alternativo al modelo de la especialización, valorando la ética de

las convicciones y la de las relaciones (conflicto, cooperación),

en el diseño.

Existe un desencanto por parte de la comunidad de diseñadores

ante las soluciones basadas sólo en el estilo y la búsqueda de la

expresión personal. Para alcanzar un nivel quizás más maduro y

sentirnos diseñadores responsables, debemos pensar en una solución

total que conjugue también a la ética con lo que respecta a los

mensajes o contenidos que comunicamos y al grado de daño que le

provocamos al medio ambiente. Si bien los manifiestos y

publicaciones del sector han despertado la conciencia de diseñar

para el bien, la mayoría de los profesionales están abocados a

diseñar bien, es decir a hacer todo lo que esté en sus manos por

dar la mejor respuesta a nuestro cliente con el más eficiente uso

de recursos.

El presente ensayo establece la base para que diseñadores,

educadores y estudiantes reflexionen sobre los valores y el

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