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CAPÍTULO VI T. Sistémica
CAPÍTULO VI T. Sistémica
TERAPIAS SISTÉMICAS
Las terapias sistémicas sostienen que los individuos sólo pueden ser
comprendidos en el contexto social en que existen. Las mismas terapias
sistémicas pueden ser mejor entendidas dentro del contexto en el cual ellas
emergieron. Aunque probablemente la gente haya estado examinando y
escuchando los problemas familiares por tanto tiempo como el que llevan
existiendo las familias, la terapia sistémica es un verdadero desarrollo del siglo
XX.
Las décadas de 1950 y 1960 fueron años de inicio para el desarrollo de las
terapias sistémicas (ver Broderick & Schrader, 1991, como revisión). Estas
décadas fueron testigos de la emergencia de la Teoría General de los Sistemas
en la biología y la cibernética en la ciencia computacional. Más que seguir el
método científico tradicional de analizar y reducir fenómenos a sus elementos
simples, tales como electrones, neutrones y protones, la Teoría General de los
Sistemas proponía estudiar el proceso biológico que lleva a la complejidad
creciente de la organización del organismo entero (von Bertalanffy, 1968). Los
cibernéticos proponían estudiar los métodos de comunicación y control
comunes a los organismos vivos y a las máquinas, especialmente los sistemas
computarizados. En este capítulo, veremos primero cómo los sistemas son
entendidos desde estas dos perspectivas y luego, cómo esta comprensión ha
sido aplicada al estudio y tratamiento de los individuos, parejas y familias
perturbadas.
Los sistemas también se organizan de una manera en que las relaciones entre
los elementos crean fronteras alrededor del sistema y de cada uno de los
subsistemas. En los sistemas biológicos, las fronteras pueden ser fácilmente
identificables, tales como la membrana celular o la piel de un animal. En los
sistemas humanos, las fronteras son frecuentemente más abstractas. Las
reglas de las relaciones delinean las fronteras. Por ejemplo, las reglas de la
monogamia ayudan a identificar las fronteras de un matrimonio tradicional; un
esposo que está teniendo un affaire sería considerado “fuera de los límites” o
actuando fuera de las reglas de la relación. Las fronteras pueden ser también
permeables, con reglas difusas acerca de quién puede interactuar con quién y
cómo. En las familias incestuosas, por ejemplo, las fronteras entre el
subsistema parental y el de los hijos, son difusas y permeables al punto de ser
patológicas. Las reglas acerca del incesto son importantes, en parte porque
ayudan a definir las fronteras saludables en los sistemas familiares. Las
fronteras pueden ser también demasiado rígidas, previniendo interacciones
adecuadas entre individuos en un sistema o entre sistemas. Las familias donde
existe abuso de niños, por ejemplo, pueden estar rígidamente separadas del
sistema social más amplio, y ser incapaces de aceptar el apoyo social que
podría ayudarlas a prevenir tal abuso.
Los sistemas vivos se caracterizan por ser sistemas abiertos, lo que significa
que la energía puede ser libremente transportada hacia el sistema, por el
interior del mismo, y hacia fuera. La información es el más importante tipo de
energía en los sistemas vivos, porque es una energía que reduce la
incertidumbre. Los aumentos de información permiten al sistema organizarse
en patrones más complejos. Cuando la información es adecuada y
eficientemente envasada o programada, tiene un poderoso efecto sobre la
capacidad del sistema de funcionar de manera altamente compleja y bien
organizada. La comunicación implica el proceso por el cual la información es
cambiada de un estado a otro, o movida de un punto a otro del espacio. La
cibernética sirve como un modelo de cómo la información puede ser
transformada o transmitida efectivamente dentro de los sistemas maritales y
familiares.
TERAPIA COMUNICACIONAL-ESTRATÉGICA
El equipo del MRI fue todavía más productivo, publicando 130 artículos y
nueve libros durante el periodo de 1965 a 1974. Esos escritos describieron un
formato que focalizaba en el análisis de la comunicación entre individuos, y
subsiguientemente entre miembros de familias. Las intervenciones fueron
entonces diseñadas para cambiar patrones de comunicación entre un individuo
y otro y entre todos los miembros de una familia (Greenberg, 1977).
Un grupo tan creativo de individuos no sería esperable que dejara una sola y
coherente teoría de psicoterapia. Ellos desarrollaron, sin embargo, un conjunto
innovador de conceptos para entender la psicopatología de los sistemas y un
conjunto de principios terapéuticos para ayudar a los sistemas a cambiar.
TEORÍA DE LA PSICOPATOLOGÍA
Las reglas de relación en una familia son mejor observadas a través de los
patrones de comunicación en la misma. Quién se comunica con quién, cómo y
acerca de qué, define el patrón de relaciones que integra una familia. La
mayoría de las familias, por ejemplo, tienen una regla clara de que cuando los
padres se están comunicando entre ellos de manera enojada, los hijos
permanecen fuera de eso. El subsistema marital tiene claras fronteras o reglas
que prohíben a los hijos volverse parte de discusiones íntimas.
Cuando los patrones de comunicación en las familias son difusos, entonces las
reglas se vuelven más ambiguas y la psicopatología se desarrollará con mayor
probabilidad. Las comunicaciones de doble vínculo son uno de los patrones
comunicacionales más problemáticos porque implican dos mensajes
incompatibles. Un ejemplo clásico de una situación doble vincular es
presentado por Bateson, Jackson, Haley y Weakland (1956, p. 259):
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En latín en el original (Nota del T.)
Es particularmente probable que los síntomas emerjan en sistemas familiares
caracterizados por patrones de comunicación doble-vinculares. Los dobles
vínculos desarrollan un sentido de imposibilidad de elección en los individuos.
Éstos son condenados si hacen y si no hacen. Las comunicaciones doble-
vinculares contienen reglas de relación en dos sentidos incompatibles
(“Acércate, ¡pero no toques!”). Las comunicaciones doble-vinculares ayudan a
crear síntomas, en parte porque dejan al receptor sin opciones para resolver
comunicaciones incompatibles o paradójicas.
El trabajo del cliente es simple: elige seguir las instrucciones del terapeuta, o
elige rebelarse. La tarea del terapeuta es más desafiante. Él debe crear una
paradoja que ayudará a liberar al cliente tanto si éste elige cooperar o
rehusarse a cooperar con la directiva. La directiva es estructurada de modo
que (1) recomienda la continuación del comportamiento que el paciente
espera cambiar, (2) implica que el actuar el comportamiento sintomático
producirá cambio, (3) con lo cual crea una paradoja porque se le dice al
paciente que cambie permaneciendo como está.
En otro caso, Jackson trataba de entrevistar a un joven barbado que creía ser
Dios y permanecía completamente apartado de otros pacientes y del equipo.
El paciente permanecía al otro lado de la habitación e ignoraba todas las
preguntas y observaciones de Jackson. Éste le dijo al paciente que su creencia
de ser Dios podía ser peligrosa porque él podría bajar la guardia y negarse a
chequear qué estaba ocurriendo a su alrededor. Pero si él quería tomar esa
clase de riesgo, Jackson lo acompañaría. Durante la estructuración de ese
doble vínculo terapéutico, el paciente se volvió crecientemente nervioso y a la
vez interesado en lo que estaba ocurriendo. ¿Debía tomar el riesgo de ser
tomado como Dios o no? El terapeuta luego se puso de rodillas y presentó al
paciente una llave del hospital diciendo que, de modo que él era Dios, no
necesitaría la llave, pero si él era de hecho Dios, merecía tener la llave más
que el terapeuta. El paciente abandonó su insensible proceder, se dirigió a
Jackson y dijo “Hombre, uno de nosotros está loco”.
Catarsis. Virginia Satir fue la única entre sus colegas de Palo Alto que puso
mucho mayor énfasis en los sentimientos que los otros. Ella en realidad
combinó la teoría sistémica con la psicología del yo y la teoría de la Gestalt.
Satir estaba de acuerdo en que las familias perturbadas necesitaban
comunicarse más claramente. La mayoría de las familias, sin embargo, tienen
dificultades en la comunicación directa de sus sentimientos. Si no pueden ser
claras acerca de sus sentimientos entre ellos, seguramente tendrán más
probabilidades de tener roles ambiguos para relacionarse. El acercamiento de
Satir (1967, 1972; Satir, Statchowiak, & Taschman, 1977; Satir & Baldwin,
1983) al trabajo sistémico, puso entonces mucho más énfasis en ayudar a las
familias a expresar sus emociones, con lo cual cambiaban las reglas que
prohibían relacionarse al nivel de los afectos.
RELACIÓN TERAPÉUTICA
Aunque Satir era activa y directiva con las familias, enfatizaba la importancia
de una empatía adecuada, consideración positiva y genuinidad en los sistemas
familiares. El terapeuta necesita relacionarse de manera tal que ayude a
desarrollar una atmósfera que conduzca a una comunicación más congruente
y funcional. La comunicación funcional requiere una atmósfera en la cual cada
cosa pueda ser discutida, propuesta, y no haya nada que restrinja a nadie.
Este tipo de contexto terapéutico puede ser mejor desarrollado en familias
donde el terapeuta es capaz de relacionarse con cada miembro de una
manera interesada, empática y congruente. En vez de ser no directivo, más
bien, el terapeuta necesita concordar con la familia y ayudar a dirigirlos a los
sentimientos que han sido omitidos de sus comunicaciones incongruentes (ver
Loeschen, 1997, como ejemplo de las habilidades de relación de Satir).
Dar directivas es el medio por el cual el terapeuta puede cambiar las reglas de
relación y comunicación en las familias. Si una madre sigue entrometiéndose
cuando el padre y el hijo se están comunicando, el terapeuta estratégico
puede cambiar directamente este patrón dando a la madre la directiva de
dejar de entrometerse. Las directivas sirven también para intensificar la
relación entre el terapeuta y la familia. Mediante el decir a las personas qué
hacer, el terapeuta se involucra en la acción y deviene importante para los
pacientes. Si la familia sigue las directivas directas o resiste las directivas
paradójicas en su casa, el terapeuta permanece en sus vidas a través de la
semana.
Como un serio estudiante de Milton Erickson, Haley (1973b) intenta usar sus
técnicas directas e indirectas para controlar la relación terapéutica. Esto es
bellamente ilustrado en el caso clásico de pareja enurética tratado por
Erickson.
El resultado fue que cada noche, la pareja, con considerable molestia, mojó la
cama. Sin embargo, dos semanas después, cuando se levantaron el lunes, ¡la
cama estaba seca! Ellos empezaron a hablar, pero recordaron la orden de
mantener silencio. Esa noche, sin hablar, entraron a hurtadillas en una cama
seca y continuaron haciéndolo por las siguientes tres semanas.
PRÁCTICAS
Los honorarios han sido a veces un punto controvertido para los terapeutas
sistémicos. La mayoría de las políticas de seguridad social son programas
individuales de salud que cubren el tratamiento de la psicopatología individual
pero no los problemas maritales o familiares. Como resultado, los terapeutas
maritales o familiares pueden ser forzados a adherir a la ideología de un
paciente identificado, sólo por el reembolso de la seguridad social. Las familias
también se preguntan si los honorarios serán mayores a causa de que más
personas son vistas en la terapia. Este es algunas veces el caso, pero
típicamente los terapeutas sistémicos fijan un honorario standard por sesión,
sin considerar si será visto una familia, una pareja o un individuo.
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En francés en el original (Nota del T.)
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En francés en el original (Nota del T.)
por ejemplo, capaz de crecer para ser un padre más completo que ayudara
con las cargas de cinco niños, la enfermedad y la infección de parásitos?
Durante diez años, las reglas compulsivas de relación sirvieron para limpiar y
clarificar muchas de las fronteras en la familia. Con el niño mayor entrando en
la adolescencia y adultez, sin embargo, esas reglas fueron demasiado rígidas y
constrictivas para responder a las crecientes necesidades de autonomía,
intimidad y privacidad. En el intento de estructurarse a sí misma, la familia
estaba amenazando con apartar a la Sra. C. de las fronteras de su hogar. En
respuesta, ella amenazaba con suicidarse.
Una vez que el terapeuta sistémico se haya unido a la familia para crear un
nuevo sistema terapéutico, dicho terapeuta empezaría a liberar a la familia de
las reglas y estructuras disfuncionales provocando un desequilibrio. Por
supuesto, no hay una manera rígida de reestructurar un sistema familiar. Un
conjunto rígido de reglas para relacionarse podría presentar la paradoja de
sustituir un conjunto de reglas compulsivas por otro. El terapeuta se
relacionaría de manera flexible, respondiendo más libremente a las
comunicaciones o estructuras patológicas de lo que los miembros de la familia
responden. Si la familia insiste en definir el problema como un problema de la
Sra. C., por ejemplo, el terapeuta será capaz de reencuadrar los síntomas
compulsivos en el lenguaje de los sistemas. Las reglas compulsivas de limpieza
pueden ser reencuadradas positivamente como una expresión del deseo
familiar de estar juntos de manera saludable. Reencuadrar los síntomas podría
producir desequilibrio cognitivo que ayudara a la familia a volverse más
conciente de cómo los síntomas han servido a la familia.
Por supuesto, prescribir una larga ducha matutina serviría como doble vínculo
terapéutico. Esta tarea daría al Sr. y la Sra. C. dos opciones: cooperar o no
cooperar con la tarea. Si ellos eligieran cooperar, entonces ellos estarían
eligiendo cumplir con sus síntomas. Los síntomas no estarían más fuera de
control, porque ellos no volverían a tener la experiencia de “no puedo
remediarlo (me debo lavar, o debo seguir vigilando el lavado de mi esposa).”
Si ellos eligen no cooperar, entonces están eligiendo no continuar con sus
comportamientos sintomáticos. De cualquier manera, ellos empezarían a
liberarse de un modo de relacionarse estructurado patológicamente.