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Explique brevemente cómo impactan las siguientes políticas sociales:

a) Teoría política

b) Teoría económica

Teoría económica y su impacto social.

“La política social abarca el conjunto de actividades relacionadas con el diseño e


implementación de estrategias orientadas a mejorar la calidad de vida de la población de un
país, región o localidad” (Martínez & Collinao, 2010). Así, en ésta “se incluyen todas aquellas
intervenciones que tienen como objetivo último solucionar o minimizar los efectos de los
problemas sociales, sean estos una carencia o restricción para el desarrollo de las capacidades
individuales, una situación de conflicto entre distintos grupos o la conculcación de uno o más
derechos”

Por su parte, por gestión de la política social se entiende a la operacionalización de ésta, la que
se implementa a través de planes, programas, proyectos y normas, que desarrollan medidas
orientadas a alcanzar los objetivos esperados. De esta manera, el logro de dichos objetivos
refleja los impactos que se alcanzan con la gestión, los que tienen como contrapartida la
necesidad de inyección de recursos físicos, humanos y financieros para su implementación, y
que a nivel agregado conforman lo que se conoce como el gasto o inversión social.

Los impactos de la política social son de tres tipos:

social, redistributivo y económico

i) El primero se refleja en la variación generada en los indicadores sociales que justifican la


implementación de acciones en cada función (salud, educación, etc.) y se mide como el cambio
que se presenta en la población objetivo entre la situación previa a la implementación de una
determinada gestión social (ex-ante) y la alcanzada como resultado de ésta (ex-post).

ii) El segundo, “hace referencia a la valoración económica de los bienes y servicios que son
transferidos a la población, y se mide como la incidencia que dicha valoración tiene en el
ingreso total de los hogares. Este permite identificar el grado de transferencia de recursos
entre los hogares y dimensionar la progresividad o regresividad del gasto”.

iii) El tercero en cambio, refiere a los beneficios y/o pérdidas económicas que la política social
genera con su intervención, directa o indirecta, en los distintos agentes, producto de “los
impactos sociales generados por los bienes y servicios transferidos a los hogares, cuantificados
en términos del incremento en activos y del potencial productivo resultante”, así como de los
impactos que se producen en el mercado de bienes y servicios sustitutivos y complementarios
a los productos distribuidos, o fomentados, por los programas y proyectos sociales.
De los tres tipos de impacto indicados, el económico ha sido el menos trabajado en la
literatura, en parte producto de que normalmente no es concebido como parte de los
objetivos directos de la política social, sino como una externalidad o efecto indirecto. Sin
embargo, este puede tener alta relevancia dependiendo del tamaño de los programas sociales,
de las características de sus productos, y, con ellos, de:

a) sus requerimientos de producción, que afectan la demanda de bienes y servicios


especializados y, por tanto, de los distintos agentes involucrados en dichos procesos
productivos;

b) Sus impactos sociales, que al modificar la situación inicial de la población: a) disminuyen los
costos directos, derivados de la mitigación de sus consecuencias, y de oportunidad, en
potenciales inversiones y nivel de productividad; y b) generan nuevas demandas, en otros
servicios sociales y el mercado en general;

c) las decisiones autónomas de quienes reciben beneficios, los que interactúan en una
determinada comunidad y que participan como agentes en un mercado;

d) los efectos en la conducta de consumidores que dichas decisiones producen entre los no
beneficiarios.

Las políticas orientadas a cada una de las funciones sociales (educación, salud y nutrición,
protección social, vivienda, protección del medio ambiente, cultura y recreación) contemplan
planes, programas y proyectos, que a su vez definen productos específicos para la consecución
de los objetivos establecidos. Asimismo, cada función tiene impactos económicos propios.

Teoría política y su impacto social

El ámbito en el que se reconoce lo social aparece, en los procesos y en los análisis, como un
problema de escasos perfiles resolutivos desde el punto de vista de la política predominante,
siendo, probablemente, la dinámica de la pobreza uno de sus aspectos más sensible. Ello tiene
su reflejo en las dificultades de abordaje cuando la idea consiste en hacer conciliar las
dimensiones que corresponden a la política con el campo de lo social, frente al
desenvolvimiento general que se desprende de los procesos sociales de América Latina
(Laurell, 1995; Vilas, 1995 y Valencia, 1996). Mayor aún parece ser el desafío para el análisis
cuando —en esa misma dirección— se intenta construir esquemas comprensivos enfocados a
la revisión de las orientaciones y contenidos del desarrollo respecto a aquellas creencias,
imágenes, instituciones y prácticas asociadas a la democracia.

Este modo de colocar la preocupación por lo social, que traza de entrada una perspectiva,
quiere asumir que en las visiones disponibles pesa sobremanera la idea de atribuirle un
carácter residual al bienestar de la población, una especie de saldo de la política y de la política
económica asociada a las estrategias y planes de desarrollo. De allí la importancia, en esta
perspectiva, de buscar acercamientos a la idea de que los objetivos y los instrumentos de la
política para encarar los problemas sociales remite al tipo de acuerdos de la democracia acerca
del bienestar socialmente necesario y las transformaciones requeridas para alcanzarlo (Salinas,
1998).
Si giramos la mirada, con estas mismas preocupaciones en mente, hacia los resultados de los
procesos sociales y económicos en curso, no se disipan las dudas. En efecto, la "década
perdida" de los ochenta, presentada como experiencia transitoria de un modelo económico
todavía vigente, no nos deja optimistas si observamos los registros sociales al finalizar la
década de los noventa (CEPAL, 1999) en un contexto de crecimiento inestable y errático, tal
como ha sido la tónica prevaleciente durante el último quinquenio de los años noventa.

Paradójicamente, si de "mapa electoral" pudiésemos hablar, la conclusión en la política es que


la apuesta de profundización en favor de los cambios políticos se sitúa en una dirección
mayoritariamente compartida y en los hechos ninguna sociedad queda fuera de los propósitos
democráticos. El resultado político es que en ellos se han constituido gobiernos elegidos, al
tiempo que las señales de la crisis ya incubada desde 1982 no encuentran cauces de salidas
satisfactorias para su resolución, en cuyo movimiento cíclico se producen verdaderas
sacudidas de las de por sí asimétricas estructuras sociales de la región. Junto con esto no es
demasiado difícil constatar que las políticas sociales aplicadas no logran resolver ni revertir
satisfactoriamente los diagnósticos deficitarios. Probablemente aquí es donde deba
escudriñarse para analizar el trasfondo de las dificultades relacionadas con la consolidación de
la democracia y no sólo en las reglas y los procedimientos electorales. Pero esto no es lo que
ocurre en los procesos actuales. La política predominante en América Latina (a reserva de
todas las singularidades del caso) y las transformaciones mundiales representadas bajo la
noción de globalización tienden a proyectar una visión recurrentemente exitista, llegando al
extremo de que sus políticas sociales, limitadas a menudo a una práctica asistencialista,
intentan "con mucha frecuencia, convencer a los más desvalidos de que se puede vivir muy
bien con casi nada" (Cordera, 1996: 57) Sin embargo, más allá de las evidentes
transformaciones de todo orden y del sistema internacional, y el avance político de las
democracias, las señales de una crisis social profunda y desintegradora constituyen la otra cara
de tales avances en curso (Sunkel, 1994). Si esto es así, la dimensión social de la realidad, con
sus problemas y demandas, estaría desbordando los propósitos y las posibilidades de la
política.
Briefly explain how the following social policies impact:

a) Political theory

b) Economic theory

Economic theory

"Social policy encompasses the set of activities related to the design and implementation of
strategies aimed at improving the quality of life of the population of a country, region or
locality" (Martínez & Collinao, 2010). Thus, it “includes all those interventions that have the
ultimate objective of solving or minimizing the effects of social problems, be they a lack or
restriction for the development of individual capacities, a situation of conflict between
different groups or the violation of one or more rights "

For its part, social policy management is understood to be its operationalization, which is
implemented through plans, programs, projects and standards, which develop measures
aimed at achieving the expected objectives. In this way, the achievement of these objectives
reflects the impacts that are achieved with the management, which have as a counterpart the
need to inject physical, human and financial resources for their implementation, and that at an
aggregate level make up what is known as social spending or investment.

The impacts of social policy are of three types:

social, redistributive and economic

i) The first is reflected in the variation generated in the social indicators that justify the
implementation of actions in each function (health, education, etc.) and is measured as the
change that occurs in the target population between the situation prior to the implementation
of a certain social management (ex-ante) and that achieved as a result of it (ex-post).

ii) The second, “refers to the economic valuation of the goods and services that are transferred
to the population, and is measured as the incidence that said valuation has on the total income
of households. This makes it possible to identify the degree of transfer of resources between
households and measure the progressivity or regressivity of spending ”.

iii) The third, on the other hand, refers to the economic benefits and / or losses that social
policy generates with its intervention, directly or indirectly, in the different agents, as a result
of “the social impacts generated by the goods and services transferred to households ,
quantified in terms of the increase in assets and the resulting productive potential ”, as well as
the impacts that occur in the market of substitute and complementary goods and services to
the products distributed, or promoted, by the social programs and projects.

Of the three types of impact indicated, the economic one has been the least studied in the
literature, partly due to the fact that it is not normally conceived as part of the direct
objectives of social policy, but as an externality or indirect effect. However, this can be highly
relevant depending on the size of the social programs, the characteristics of their products,
and, with them, on:
a) their production requirements, which affect the demand for specialized goods and services
and, therefore, of the different agents involved in said production processes;

b) Its social impacts, which by modifying the initial situation of the population: a) decrease the
direct costs, derived from the mitigation of its consequences, and opportunity, in potential
investments and productivity level; and b) they generate new demands in other social services
and the market in general;

c) the autonomous decisions of those who receive benefits, those who interact in a certain
community and who participate as agents in a market;

d) the effects on consumer behavior that such decisions produce among non-beneficiaries.

The policies aimed at each of the social functions (education, health and nutrition, social
protection, housing, environmental protection, culture and recreation) contemplate plans,
programs and projects, which in turn define specific products to achieve the objectives.
Established goals. Likewise, each function has its own economic impacts.

Political theory

The field in which the social is recognized appears, in the processes and in the analyzes, as a
problem with few resolutive profiles from the point of view of the predominant policy, the
dynamics of poverty being probably one of its most important aspects. sensitive. This is
reflected in the difficulties of approach when the idea consists of reconciling the dimensions
that correspond to politics with the field of the social, against the general development that
emerges from the social processes of Latin America (Laurell, 1995; Vilas , 1995 and Valencia,
1996). Even greater seems to be the challenge for the analysis when —in the same direction—
attempts are made to construct comprehensive schemes focused on the revision of the
orientations and contents of development regarding those beliefs, images, institutions and
practices associated with democracy.

This way of placing concern for the social, which first traces a perspective, wants to assume
that in the available visions the idea of attributing a residual character to the well-being of the
population weighs heavily, a kind of balance of politics and politics. economic associated with
development strategies and plans. Hence the importance, in this perspective, of seeking
approaches to the idea that the objectives and instruments of politics to address social
problems refer to the type of agreements of democracy about socially necessary well-being
and the transformations required to achieve it (Salinas, 1998).

If we turn our gaze, with these same concerns in mind, towards the results of the ongoing
social and economic processes, doubts are not dispelled. Indeed, the "lost decade" of the
eighties, presented as a transitory experience of an economic model still in force, does not
leave us optimistic if we look at the social records at the end of the nineties (ECLAC, 1999) in a
context of unstable growth and erratic, as has been the prevailing trend during the last five
years of the nineties.

Paradoxically, if we could talk about the "electoral map", the conclusion in politics is that the
commitment to deepening in favor of political changes is situated in a direction that is mostly
shared and in fact no society is left out of democratic purposes. The political result is that
elected governments have been established in them, while the signs of the crisis already
incubated since 1982 do not find satisfactory avenues for its resolution, in whose cyclical
movement there are real shakes of the already asymmetric structures. of the region. Along
with this, it is not too difficult to verify that the applied social policies fail to satisfactorily
resolve or reverse deficit diagnoses. This is probably where you need to scrutinize yourself to
analyze the background of the difficulties related to the consolidation of democracy and not
only in electoral rules and procedures. But this is not what happens in current processes. The
predominant politics in Latin America (subject to all the singularities of the case) and the world
transformations represented under the notion of globalization tend to project a recurrently
successful vision, reaching the extreme that their social policies, often limited to a welfare
practice , they try "very frequently, to convince the most underprivileged that it is possible to
live very well with almost nothing" (Cordera, 1996: 57) However, beyond the evident
transformations of any order and of the international system, and the advance In the political
arena of democracies, the signs of a deep and disintegrating social crisis constitute the flip side
of such ongoing advances (Sunkel, 1994). If this is so, the social dimension of reality, with its
problems and demands, would be overflowing the purposes and possibilities of politics.

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