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UNAHUR
decisión individual, que se relacionaba con el libre albedrío de las personas que elegían que hacer, en
este caso, en relación a su futuro. Una mirada un poco más profunda, nos permite preguntarnos si esto
es tan así ¿cuán libres somos cuando elegimos? ¿Cuánto está presente en nuestras decisiones lo que
otros/otras opinan, quieren, se imaginan? Todos y todas vivimos en sociedad, formamos parte de grupos
con los que compartimos afinidades, gustos, ideologías, opiniones. Estar con otros/otras es lo que nos
hace crecer, ya que las personas no podemos desarrollarnos sin ese intercambio, sin vínculos.
¿Será tan sencillo a la hora de planificar nuestro futuro dejar de lado, o no considerar lo que las personas
significativas para nosotros opinan y quieren? ¿Cómo nos afectan en nuestras decisiones los climas de
época, las modas? Los medios de comunicación, las redes sociales, ¿tendrán algo que ver en cómo me
imagino en el futuro? Las distintas experiencias que vamos teniendo en nuestras vidas, como trabajar, hacer
nuevas amistades, practicar un hobby, participar en una organización social; entre otras, también contribuyen
a que vayamos descubriendo nuevos intereses, gustos, aspiraciones, que a veces pueden ser distintos o
hasta entrar en contradicción con lo que se esperaba para nosotros/as, por ejemplo en nuestra familia o en la
• “Quiero estudiar pero en mi casa esperan que me quede cuidando a mis hermanos más chicos”
• “Como siempre me lleve muchas materias en el secundario, me dicen que elija algo fácil
pero yo quiero estudiar ingeniería”
• “Siempre estuve entre los mejores promedios, dicen que es un desperdicio que siga educación física”
• “¿Ahora se te ocurre empezar a estudiar? ¿Quién va a cuidar a tus hijos?”
Una dimensión que muchas veces aparece invisibilizada a la hora de reconocer los factores de armado de
nuestros proyectos, tiene que ver con el género. Desde la infancia vamos construyendo modos, formas de
relacionarnos, estereotipos de lo que significa ser mujer, ser hombre, que sólo se puede ser mujer u hombre.
Si bien hay una larga tradición teórica en reflexionar y producir conocimiento en relación a entender el género
como una construcción social, y nuestro país ha tenido una política de ampliación de derechos en esta temática a
través de la sanción de la Ley del Matrimonio Igualitario (2010) y la Ley de Identidad de Género (2012) entre otras;
podríamos plantear que en los últimos años, este debate se metió en la vida cotidiana y es posible avanzar con
preguntas e interrogantes que nos interpelan a todos y todas en mayor o menor medida.
Hay otros elementos, como el mercado laboral y la oferta educativa que también están presentes a la
hora de definir qué proyectos queremos construir. En este sentido, las políticas laborales y educativas
favorezcan o no determinadas áreas de desarrollo del país que requieren de carreras específicas, y
generan mayores puestos de trabajo. Los períodos de nuestra historia que han privilegiado la ampliación
de derechos son los que han contribuido más fuertemente a la expansión de la matrícula universitaria, al
desarrollo científico y tecnológico y a la tendencia al pleno empleo. Como contrapartida, los períodos
donde los gobiernos avanzaron en la restricción de derechos son los mismos que hicieron fuertes
Los/las estudiantes de la UNAHUR vienen de recorridos educativos y de experiencias de vida diversas. Hay,
por ejemplo, jóvenes que terminaron recientemente el secundario, hay madres trabajadoras, hay padres e
hijos que vienen juntos a estudiar, hay algunos que hace muchos años que dejaron de estudiar, otras que
vienen porque encuentran una oportunidad de mejorar sus vidas al tener una universidad cerca de sus casas,
de sus trabajos, de sus posibilidades. En esta heterogeneidad, que para los/las que formamos parte de la
UNAHUR es una riqueza ya que permite intercambiar y discutir distintos puntos de vista, seguramente los
Sin ánimo de agotar las opciones, a continuación señalamos una serie de dichos de
estudiantes de la UNAHUR sobre por qué empezaron la universidad:
• Para poder hacer algo que me gusta
• Se lo debo a mi familia
Estos dichos no son excluyentes, al contrario se juntan y a veces no de manera fácil. Una carrera no se elige
por una única razón; si fuera así, sería mucho más sencillo y no despertaría las emociones ambivalentes que
suelen aparecer. Sin embargo, es importante poder revisar qué es lo que estamos esperando cuando
comenzamos una carrera ya que conocer nuestras propias expectativas y motivaciones, qué proyecto
estamos armando, ayuda a tener más seguridad sobre lo que estamos haciendo.
Todos y todas empezamos la universidad con nuestra historia a cuesta, y desde nuestras propias situaciones
personales. No es lo mismo continuar estudiando apenas se terminó el secundario, que tomar la decisión de
volver a estudiar luego de varios años de estar lejos del sistema educativo; tampoco es igual animarse a retomar
después de haber tenido experiencias que no fueron satisfactorias en otras instituciones educativas.
Actualmente, en la UNAHUR, hay una gran cantidad de estudiantes que han comenzado sus estudios de
“grande”, con experiencias de vida muy ligadas a lo laboral y/o lo familiar, por lo que entrar a la universidad
representa un gran desafío. Podemos plantear que el desafío es por partida doble: de parte de los/las
estudiantes que se animan y de parte de la universidad de poder acompañar estos recorridos singulares.
Empezar la universidad
Comenzar una carrera universitaria supone una serie de cambios y reacomodamientos importantes a nivel
personal, que si bien pueden ser comparados a otras situaciones de cambio en la vida (conseguir un trabajo,
cambiar de escuela, mudarse), tiene ciertas particularidades que es importante tener en cuenta. Un cambio
que impacta fuertemente en la cotidianeidad de los/las ingresantes es la necesidad de armar nuevas rutinas
que incluyan los tiempos de estudio en la vida diaria. A diferencia de otros países, donde está instalada la
figura de un estudiante universitario que sólo se dedica a su carrera (es la imagen que uno puede ver por
ejemplo en películas o series); en Argentina los/las estudiantes en general trabajan a la par que estudian, y
en muchos casos son también jefes/jefas de familia. Cumplir esta pluralidad de roles demanda armar
organizaciones y rutinas que permitan que puedan llevarse a cabo todas esas tareas, sin “morir” en el intento
Compatibilizar intereses y necesidades diversas puede no ser una tarea sencilla, y a veces podemos sentirnos
tironeados. ¿Cuánto tiempo le dedico a mi trabajo y cuanto a la universidad? ¿Cómo hago para continuar
entrenando con los horarios de cursada? ¿Mis hijos/hijas me van a reclamar que no les dedique tanto tiempo?
Estos acomodamientos progresivos que vamos armando, generan una suma de emociones
variadas, que a veces provocan desconcierto, ya que generalmente se asocia que estar haciendo
algo que a uno le gusta, que uno decidió, que sólo tendría que provocar sensaciones placenteras.
Sin embargo, comenzar algo nuevo, con altas expectativas puede generar temor e incertidumbre.
El inicio de la carrera supone variadas adaptaciones y acomodamientos por parte de los/las ingresantes:
• Encontrarse con las primeras materias, que por la propia organización de las carreras
universitarias, suelen no responder a la imagen ideal que se tiene previamente de la formación.
• Conocer y aprender a manejarse con la lógica y normativa propia de la universidad.
Podríamos decir que el trabajo más significativo (aparte de estudiar por supuesto) que realizamos al iniciar
nuestros estudios universitarios es descubrir a la universidad y aprender a movernos en ella. Los primeros
tiempos conviene tener una postura de exploración, de descubrimiento. Podemos sentirnos como viajeros/as en
un país desconocido, jugadores/as que vamos pasando de niveles, participantes de “Elegí tu propia aventura”.
¿Por qué elegimos estos ejemplos? Porque hay algo de la disposición a la sorpresa, de la actitud activa, de la
curiosidad que es necesario desplegar para comenzar a adueñarnos/as del espacio universitario.
Para cerrar esta clase podemos plantear ¿Cómo hacer para afrontar todas estas situaciones que suponen el inicio
de una carrera? Aparte del esfuerzo y dedicación personal, que son necesarios para llevar a cabo cualquier
proyecto; es importante reconocer que llevar a cabo un estudio universitario no es algo que se realiza en soledad,
sino que es imprescindible contar con otros/otras que acompañan y sostienen ese recorrido.
Ahí podemos considerar no sólo a amigos/amigas; familiares; sino también las nuevas relaciones que se
establecen en la universidad. La vida universitaria tiene muchas aristas. Estudiar en la universidad, conlleva
mucho más que estudiar el contenido de las materias. La universidad favorece y estimula experiencias
enriquecedoras, como el estar en contacto con docentes y compañeros/compañeras, acceder a otros bienes
culturales, participar en actividades políticas, discutir, reflexionar, formar pensamiento crítico. Intervenir en los
distintos espacios que propone la universidad facilita el sostenimiento de la cursada y también nos forma
Ya mencionamos en este capítulo que muchos/as estudiantes han realizado experiencias valiosas por fuera
del sistema educativo formal. Poner en valor las distintas experiencias de aprendizaje que se suceden a lo
largo de nuestra vida, no necesariamente ligadas al campo educativo formal, permite que podamos ir
adquiriendo más seguridad en los estudios. Los trabajos, la práctica de deportes, realizar una actividad
artística, participar en alguna organización social, son algunas prácticas en las cuales aprendemos a
habilidades. En la universidad estos recursos pueden ser valiosos, y reconocerlos nos permite darnos cuenta
de que, si bien estamos en un lugar nuevo, ya hemos pasado por otras situaciones similares.