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LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN EN LA DEMOCRACIA

“Una democracia es más que una forma de gobierno; es primariamente un

modo de vivir asociado, de experiencia comunicada conjuntamente” (Dewey,

1998).

La UNESCO (2015), en la Resolución “Educación para la Democracia”

reconoce que la educación contribuye al fortalecimiento de la democracia, la

buena gobernanza y el estado de derecho a todos los niveles.

La democracia, etimológicamente proviene del griego demos (pueblo) y Kratos

(gobierno). Es comprendida cómo un régimen político que está sujeto a todo

tipo de vicisitudes propias de un movimiento. La democracia, además, debe ser

una forma de vida, una forma de relacionarnos unos con otros en la perspectiva

de las soluciones permanentes a problemas de forma conjetural e hipotética.

Sin asumir que tenemos la razón absoluta, sino que, por el contrario, nos

encontramos en un permanente camino de su búsqueda.

Como forma de gobierno, la definición más simple la ha dado Aristóteles: es el

gobierno de los muchos y como eso de que muchos nos pongamos de acuerdo

no es nada sencillo, Rousseau estaba convencido de que la democracia es un

régimen que conviene muy bien a los dioses, pero no a los seres humanos.

Como forma de vida, la democracia nos remite al desarrollo de nuestras

capacidades de diálogo, al cultivo por la diversidad y a la disposición para

aprender de los otros que siempre son, en mayor o menor grado, diferentes; a
nuestro gusto por la ética, es decir a aprender a saborear los valores, a nuestra

habilidad para resolver pacífica y constructivamente los conflictos que son

constitutivos de nuestro ser humanos y humanas; en fin, al desarrollo de

nuestra responsabilidad social en el ejercicio de nuestra libertad.

Partiendo de ello es necesario reconocer la importancia del desarrollo global de

una opinión pública crítica en el marco de la democracia, con la finalidad de

que el pueblo adquiera la capacidad de razonar y tomar decisiones estratégicas

que le permitan elegir a los mejores gobernantes. Esto solamente se logra por

medio de la educación, que permitirá promover la creación de una cultura

capaz de comprender los temas más relevantes qué trata la política en las

sociedades democráticas actuales y sus momentos más críticos de la historia,

permitiendo así construir un análisis de los errores y aciertos que servirán como

guía para la vida y la toma de decisiones en un contexto colectivo. Si las

personas se encuentran preparadas en esta forma, entonces los intentos de

engaño no prosperaran.

Finalmente reduciendo la complementariedad que existe entre la educación y la

democracia se pude concluir que una buena educación lleva a una buena

democracia y la buena democracia conduce a una buena educación. Siendo

así que el rol que desempeña la educación de la ciudadanía en los temas

gubernamentales, políticos, culturales y sociales son indispensables para que,

como individuos que formamos parte de una sociedad democrática, seamos

capaces de toma las decisiones idóneas al momento de elegir a los

gobernantes que dirigirán y regularan el cumplimiento de la justicia y el

crecimiento del estado.

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