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España
Las Cortes de Cádiz
y su influencia en
Centroamérica
Presentaciones para el “Diálogo sobre
Integración Centroamericana”

05 y 06 de octubre, Cádiz, Reino de España


La presente publicación ha sido elaborada con la asistencia de la Unión Europea, a través
del Segundo Programa de Apoyo a la Integración Regional Centroamericana (PAIRCA II).

El contenido de la misma es responsabilidad exclusiva de los autores y en ningún caso debe


considerarse refleja los puntos de vista de sus patrocinadores ni de la Secretaría General
del SICA.

Secretaría General del Sistema de la Integración Centroamericana - SICA


Final Bulevar Cancillería, Distrito El Espino, Ciudad Merliot, El Salvador, Centroamérica
PBX: (503) 2248-8800, FAX: (503) 2248-8899
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www.sica.int/sgsica
Contenido

1. Presentación 5
Juan Daniel Alemán Gurdián, Secretario General del SICA

2. La Constitución Política de la Monarquía Española de 1812 y la 7


Constitución de la República Federal de Centroamérica de 1824
Florentín Meléndez Padilla
2.1 Introducción
2.2 La Constitución de Cádiz
2.3 Los derechos en la Constitución de Cádiz
2.4 La Constitución de la República Federal de Centroamérica
2.5 Los derechos en la Constitución de la República Federal de Centroamérica
2.6 Influencia de la Constitución de Cádiz en la Constitución de la República
Federal de Centroamérica y en el Derecho constitucional comparado de la
región
2.7 Conclusiones
2.8 Bibliografía

3. Las Cortes de Cádiz y las libertades en Centroamérica: La Libertad de Expresión 31


Vladimir de la Cruz de Lemos
3.1 Introducción
3.2 El Modelo de Violencia impuesto por España
3.3 Universidades
3.4 Imprenta y periódicos
3.5 La Sociedad Económica de Amigos del País
3.6 Las Reformas de Carlos III
3.7 Libertades y Derechos proclamados en la Revolución Francesa
3.8 La base social de la Independencia
3.9 La España bajo la dominación napoleónica
3.10 La Constitución, Carta o Estatuto, de Bayona
3.11 La Constitución de Venezuela de 1811
3.12 Las Cortes de Cádiz
3.13 Las Libertades y derechos en La Constitución de 1812, de Cádiz
3.14 La Libertad de Expresión en Cádiz y en América
3.15 Cádiz no produce una Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano español
3.16 La Libertad y la igualdad
3.17 ¿La Libertad de expresión la más importante de las Libertades?
3.18 Notas
3.19 Bibliografía de apoyo

4. Las Cortes de Cádiz y las municipalidades de Centroamérica 53


Rolando Castillo Quintana
4.1 Los ayuntamientos en Centroamérica
4.2 Las reformas borbónicas
4.3 Los grandes debates de los tiempos modernos
4.4 La resignificación de los conceptos a partir de las cortes de Cádiz
4.5 La representación centroamericana en las Cortes de Cádiz
4.6 Las municipalidades centroamericanas en la práctica política
4.7 El inicio de la época republicana
4.8 La participación indígena en el proceso
4.9 A manera de epílogo

5. Secretaría General del Sistema de la Integración Centroamericana – SICA 89


6. Segundo Programa de Apoyo a la Integración Regional Centroamericana
PAIRCA II 91
7. Sobre los autores 93
1. Presentación

Como Secretario General del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), me da


mucho gusto presentar la valiosa publicación que encabeza esta breve nota, una contribución
de los centroamericanos al  Diálogo sobre Integración Centroamericana, a celebrarse en
Cádiz, Reino de España, el 5 y 6 de octubre del presente año, en el marco de la Cumbre
Iberoamericana de 2012.  En dicha actividad, se examinará como las Cortes de Cádiz, así
como la llamada “Constitución de la Pepa”, por haber sido aprobada por el mencionado
cónclave, el 19 de marzo de 1812, impactaron no solo la lucha independentista en lo que
en ese entonces era la Capitanía General de Guatemala, de la que se originaron 5 naciones
de las 8 miembros del SICA, sino también en las ideas-fuerza de la Constitución Federal
Centroamericana, que sirvió de marco legal para el funcionamiento de la Federación
Centroamericana.

Las tres presentaciones preparadas por tres  extraordinarios pensadores centroamericanos,


el Dr. Florentín Meléndez, magistrado de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador, del
distinguido letrado y exembajador costarricense Dr. Vladimir de la Cruz y del no menos
brillante servidor público por excelencia Dr. Rolando Castillo, constituyen a juicio del
suscrito, un aporte de gran valor al diálogo gaditano. Las contribuciones logran comprobar la
tesis de que por lo menos en tres áreas, las libertades generales expresadas como libertad de
prensa y expresión; los Derechos Humanos y el desarrollo del municipio, respectivamente,
el impacto fue importante. 

El Diálogo de Cádiz, será concurrido por excelsos pensadores, quienes confiamos recibirán
el contenido de esta publicación, como un aporte importante y quizás inclusive, como
un punto de partida para el debate enriquecedor. Debate que esperamos, genere mucho
pensamiento capaz de plasmarse en los programas educativos formales e informales en
Centroamérica, por la vía de la Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana
(CECC), responsable en su ramo del SICA. De esa forma, haremos una contribución que
nos ha de ayudar a desarrollar esa nacionalidad centroamericana, cuya esencia sin duda
existe, implícita en tanto que nos une a los centroamericanos y que al florecer, sin duda
opacaría los incidentes y accidentes de la historia que nos ha separado.

5
Agradezco al Ayuntamiento de Cádiz, a sus distinguidos concejales y su alcaldesa la
Honorable doña Teófila Martínez Sáiz el que haya desde un principio y en forma entusiasta
y visionaria, aceptado la propuesta que conjuntamente con el Círculo de Copán, instancia
libre y voluntaria que apoya y contribuye con valiosas ideas a enriquecer el proceso de la
integración centroamericana, de realizar el evento en Cádiz. Así también, hago lo propio
con la Secretaría General Iberoamericana, cuyo Secretario General el Dr. Enrique Iglesias,
vio el valor de la propuesta. A los ponentes les reconozco sin reservas su esfuerzo y a la
Unión Europea su aporte por medio del Segundo Programa de Apoyo a la Integración
Regional Centroamericana (PAIRCA II), que facilitó esta publicación y hace lo propio, con
la participación de la delegación centroamericana al Diálogo de Cádiz.

Juan Daniel Alemán Gurdián


Secretario General  del SICA

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2. La Constitución Política de la Monarquía Española de 1812 y la
Constitución de la República Federal de Centroamérica de 1824

Florentín Meléndez

2.1 Introducción

En el presente estudio se hará un análisis descriptivo de la Constitución de Cádiz de 1812


desde la perspectiva del reconocimiento y protección de los derechos humanos.

Se comentarán también otras disposiciones constitucionales relacionadas con la materia,


entre ellas, los deberes de los ciudadanos y ciertas prohibiciones y obligaciones sobre
derechos humanos.

Se abordará la temática de los derechos humanos en la Constitución de la República Federal


de Centroamérica de 1824, así como otras disposiciones constitucionales relacionadas con
los derechos humanos.

Se hará un breve análisis comparativo de los aspectos relevantes que en derechos humanos
contienen ambas constituciones, así como de los principios fundamentales que reconocen.

Se comentará también la influencia que tuvieron las disposiciones de derechos humanos de


la Constitución de Cádiz en la Constitución de la República Federal de Centroamérica y en
las Constituciones históricas de la región hasta nuestros días. Para ello se han consultado
las distintas constituciones históricas de Centro América.

Finalmente, se plantearán algunas conclusiones pertinentes a fin de que el presente trabajo


pueda ser de utilidad en el marco de la conmemoración del Bicentenario de la Constitución
de Cádiz.

7
2.2 La Constitución de Cádiz

La Constitución de Cádiz se proclamó el 19 de marzo de 1812, día en que se celebra la


festividad de San José, razón por la cual se le conoce en términos populares como “La
Pepa.”

La Constitución fue derogada en 1814 y restablecida en 1820, durando su vigencia hasta


1823.En 1937 entró nuevamente en vigor, pero fue sustituida por la Constitución de 1837.
Su vigencia duró escasamente 6 años.

Antecedió a las Constituciones Políticas de la Monarquía española de 18 de junio de 1837;


de 23 de mayo de 1845; de 15 de septiembre de 1856; de 1 de julio de 1869; y de 30 de
junio de 1876; a la Constitución de la República española de 9 de diciembre de 1931; y a
la Constitución española de 29 de diciembre de 1978.

Fue precedida por la Constitución de 6 de julio de 1808, que constituye el antecedente


inmediato de la Constitución de Cádiz, y que ya a esa fecha contenía algunas disposiciones
relativas a los derechos humanos que fueron incorporadas en la Constitución de 1812 y en
el posterior desarrollo del Derecho constitucional español.

Cabe mencionar, por ejemplo, el reconocimiento de los siguientes derechos en la


Constitución de 1808:

a. El reconocimiento de la religión católica, apostólica y romana como la religión del


Rey y de la Nación, con exclusión de cualquier otra (art. I);
b. El derecho a la propiedad (arts. VI y CXXXVI );
c. La libertad individual (arts. VI y XXXIX);
d. La libertad de imprenta (arts. XXXIX, XLV, XLVI y CXLV); y
e. Ciertos derechos de las personas privadas de libertad o acusadas de cometer delitos;
la abolición del tormento; el derecho a ser juzgadas por tribunales previamente
establecidos por el Rey; el derecho a recursos judiciales; el derecho a la publicidad
del proceso criminal; yel derecho a ser informadas de los motivos de la detención,
la cual debía realizarse por orden escrita. (arts. XCVIII, CVI, CXXVII, CXXVIII
y CXXXIII)

La Constitución de 1812 refleja el pensamiento liberal imperante en la época, y se inspira


en las antiguas leyes fundamentales del Reino y en leyes penales, de donde extrae el
modelo penal que desarrolla en sus disposiciones, propio de la doctrina penal del siglo
XVIII, que se manifiesta, por ejemplo, con la abolición delos tormentos, de los azotes y de
la confiscación de bienes.

La adopción de la Constitución de 1812 tiene como importante referente el movimiento


constitucionalista de corte liberal del Siglo XVIII, que surge con la aprobación de las
primeras constituciones de la era moderna, tales como la Constitución de Estados Unidos

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de América de 1787 y la Constitución francesa de 1791, pero no adopta su estructura ni
sigue el formato de las declaraciones de derechos de ese Siglo, entre ellas, la Declaración
de Independencia de los Estados Unidos de América de 1776, la Declaración de Derechos
de Virginia de ese año, y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de
1789 y 1793, aun cuando incorpora algunos de sus más importantes derechos, libertades y
garantías individuales.

En sus 10 Títulos y 384 artículos, la Constitución de Cádiz organiza internamente la


Nación, privilegiando la administración territorial centralizada y la representación política
ciudadana. Establece las Cortes y su forma de integración y funcionamiento, así como el
proceso de formación de las leyes. Determina la creación de las juntas electorales. Regula el
funcionamiento de los Secretarios de Estado y del Consejo de Estado, del Supremo Tribunal
de Justicia y de los tribunales en materia civil y mercantil, del Gobierno interior y de las
provincias, y de la fuerza militar nacional. Establece también el sistema de contribuciones
y de instrucción pública.

La Constitución de Cádiz es una Constitución rígida ya que sólo permite su reforma hasta
transcurridos 8 años de vigencia.

Reconoce la inviolabilidad del Rey y su autoridad, pero lo limita por primera vez a través
de la tradicional división de poderes: Poder Legislativo; Poder Judicial (El Tribunal
Supremo de Justicia y los Tribunales civiles y criminales); y Poder Ejecutivo (El Rey con
limitaciones constitucionales).

El origen popular de la Constitución da lugar a establecer límites a la Monarquía, haciendo


residir la soberanía en la Nación, que por medio de las Cortes ejercía la potestad legislativa
compartida con el Rey.

A partir de esta Constitución, la soberanía reside en la Nación (art.4). Se reconoce, por lo


tanto, que es un derecho soberano de la Nación emitir leyes fundamentales. (art.4)
Para la Constitución, el objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación y el fin de la
sociedad política es el bienestar de los individuos, y se involucra en su aseguramiento
a determinados funcionarios y autoridades como el Rey, las Cortes y los Consejeros de
Estado. (art.13)

Las Cortes Generales y Extraordinarias de la Nación decretan la Constitución Política


de 1812 para el “buen gobierno y recta administración del Estado. ”El objeto y fin del
Gobierno están vinculados, según el espíritu y el texto de la Constitución, al reconocimiento
y conservación de los derechos constitucionales. (Preámbulo y arts. 12, 117, 171.14 y 241)

La Constitución de Cádiz desarrolla precisamente varios derechos, libertades y garantías


individuales, propio del sistema liberal imperante. Pero también reconoce ciertos principios
constitucionales, entre ellos, el principio de la división de poderes, el de la soberanía
nacional y el de la representación popular, ejercida a través del sufragio o votación de los
ciudadanos.
9
Constituye, sin duda alguna, uno de los textos jurídicos más relevantes de la historia
constitucional del Estado español, ya que sirvió de base para las constituciones históricas
posteriores e incluso, contribuyó al desarrollo del constitucionalismo liberal en Europa,
Centro América y en otros países América Latina.

La Constitución de Cádiz es, en definitiva, un baluarte de la libertad en la era moderna.

2.3 Los derechos en la Constitución de Cádiz

La Constitución reconoce algunos derechos civiles y políticos, libertades individuales y


garantías judiciales.

La Constitución no dispone de un título o apartado especial relativo a los derechos y


libertades individuales. No contiene, por lo tanto, una declaración de derechos propiamente
dicha, como los instrumentos declarativos del Siglo XVIII.

No se desarrolla en sus disposiciones el contenido esencial de los derechos ni sus elementos


constitutivos, tal como se observa en la actualidad en el derecho constitucional comparado
y en el derecho internacional de los derechos humanos. Su reconocimiento es enunciativo
y muy poco ordenado.

La Constitución se caracteriza, fundamentalmente, por otorgar prioridad al reconocimiento


de ciertos derechos y libertades, como el derecho de propiedad, la libertad de expresión,
el derecho a la religión católica, apostólica y romana, los derechos de nacionalidad y los
derechos políticos de los ciudadanos, como el derecho a elegir y a ser electo en determinados
cargos públicos.

Entre los derechos civiles que reconoce la Constitución se pueden mencionar los siguientes:

El derecho a la propiedad. (art.4)

Para la Constitución, es obligación de la Nación “conservar y proteger” la propiedad.


En el pensamiento doctrinal español, la columna vertebral de la Constitución de Cádiz
es el derecho de propiedad. Con lo cual, su reconocimiento constitucional, protección y
conservación, privilegia el individualismo económico.

El Parlamento y el Rey son, según la Constitución, los que deberán proteger la propiedad
de los individuos y garantizar el bienestar, la prosperidad y la felicidad en la Nación. El
derecho de propiedad y su conservación, están vinculados precisamente al logro de tales
fines y valores supremos.

Se prohíbe por primera vez la confiscación de bienes, con lo cual se garantiza la propiedad
privada. (art.304)

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La Constitución establece que el Rey tiene la prohibición de tomar la propiedad de los
particulares y perturbarles su uso o posesión, y prevé que debe prestar juramento de no
tomar jamás a nadie su propiedad. (arts.172 No.10 y 173)

El derecho a la libertad civil. (art.4)

Para la Constitución, es obligación de la Nación “conservar y proteger” la libertad civil de


los individuos.
Se establece que son ciudadanos españoles, “todos los hombres libres nacidos en España,”
haciéndose con ello referencia a la abolición de la esclavitud. (art.5)

Se reconoce, pues, la libertad civil, la propiedad y “los demás derechos legítimos de todos
los individuos que la componen”, por medio de leyes sabias y justas, reconociéndose con
ello una especie de “cláusula abierta” para otros derechos fundamentales, contemplándose
así la reserva de ley para su desarrollo legislativo posterior.

El derecho a la religión católica, apostólica y romana.(art.12)

La religión católica, apostólica y romana es reconocida como la religión exclusiva de la


Nación española, ya que se prohíbe el ejercicio de cualquier otra religión.

No se reconoce, por lo tanto, la tolerancia religiosa en la Constitución de Cádiz.

Para la Constitución, la religión católica es y será perpetuamente la religión de la Nación y


gozará de protección de las leyes.

Para garantizar su ejercicio, la Constitución prevé que el Príncipe de Asturias prestará


juramento de defenderla y conservarla, sin permitir otra alguna en el Reino. (art.212)

La libertad de escribir, imprimir y publicar las ideas. (art.371)

La Constitución reconoce la libertad de escribir, imprimir y publicar las ideas políticas, sin
necesidad de licencia, revisión o aprobación previa, pero determina responsabilidades por
disposición de la ley, con lo cual se reconocen las bases de la libertad de expresión y la
libertad de imprenta reconocidas en la actualidad en el derecho comparado.

La censura previa no se reconoce expresamente, pero se establecen sanciones por el


ejercicio abusivo de las libertades, de conformidad con los criterios establecidos por
autoridad pública.

La Constitución de Cádiz contiene varias disposiciones relacionadas con la difusión de


información de interés público, al disponer la obligación de dar a la publicidad cierta
información, como la difusión de la misma Constitución y las leyes, y la información
de ciertos datos públicos o información pública restringida. (arts.101, 143, 154, 155,
197, 352 y 381)
11
La libertad de imprenta. (arts.101 y 131 No. 24)

Se reconoce la libertad de imprenta en la Constitución.

Se establece la facultad de las Cortes de proteger la libertad política de la imprenta, la


cual también está comprendida al reconocerse el derecho a imprimir y publicar las ideas
políticas a que se refiere el art. 371.

El derecho a la inviolabilidad del domicilio. (art.306)

La Constitución prohíbe el allanamiento delas casas de los españoles, el cual solo procederá
por mandato de la ley y con el objeto de mantener el orden y la seguridad.

El reconocimiento de este derecho conlleva una restricción en su ejercicio, estableciéndose


con ello la cláusula de reserva de ley para las limitaciones de derechos.
La Constitución de 1812 reconoce también derechos políticos y de participación ciudadana.

Entre ellos se mencionan los siguientes:

El derecho a elegir o derecho al voto. (arts. 27, 34, 45, 51, 75, 313 y 314)

La Constitución reconoce el derecho al voto activo de los ciudadanos españoles, que


implica el derecho a votar por otro para ciertos cargos públicos de elección popular.

Se reconoce la libertad política de participación ciudadana tanto en el ámbito estatal como


provincial y local. (arts. 27 ss. y 309 ss.)

La Constitución opta por el principio representativo de ciertos funcionarios públicos,


elegidos por sufragio general.

No es explícita la Constitución respecto a excluir a las mujeres del derecho al voto, aun
cuando en algunos sectores de la doctrina se sostiene lo contrario.

El derecho a ser electo en cargos públicos. (arts.27, 34, 67, 314 y 328)

Este derecho se colige de diversas disposiciones de la Constitución.

Los cargos públicos que según la Constitución están sujetos a elección son los siguientes:
Diputados de las Cortes; Diputados provinciales; Juntas Electorales de parroquia, de
partido y de provincia; Alcaldes, Regidores y Procuradores Síndicos.

La Constitución desarrolla otras disposiciones relacionadas con la participación política de


los ciudadanos.

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Se regulan las causales de pérdida y suspensión de derechos de los ciudadanos.(arts. 24,
25 y 26)

Se establecen ciertas exigencias y requisitos para los cargos de elección pública. Para ser
Diputado de las Cortes se exige, por ejemplo, estar en el pleno goce de sus derechos y tener
una renta anual proporcionada, procedente de bienes propios. (arts. 91 y 92)
Para ser elector de partido se requiere ser ciudadano y estar en el goce y ejercicio de sus
derechos, ser mayor de 25 años de edad, ya sea del estado seglar o eclesiástico. (art.75)

Se establece la regla de la mayoría en las votaciones y la pluralidad de partidos. (arts.74,


78 y 83)

Se prevé también que el Rey prestará juramento de respetar la libertad política de la Nación.
(art.173)

La Constitución de 1812, por otra parte, reconoce un catálogo de principios del debido
proceso y derechos de las personas en prisión o acusadas de delitos. Entre tales derechos
se pueden mencionar los siguientes:

El derecho a ser juzgado por tribunales competentes previamente establecidos por la ley.
(arts.17 y 247)

Con este reconocimiento expreso se sientan las bases del derecho a un juez competente y
al juez natural -en causas criminales y civiles-, a diferencia de la Constitución de 1808 que
disponía, que era el Rey el encargado de nombrar a dichos jueces.

Se establece que la potestad de los tribunales es la de juzgar y de hacer ejecutar lo juzgado.


(art.245)

Se reconoce en la Constitución la inviolabilidad de los jueces, los cuales no pueden ser


depuestos de sus destinos sino por causa legalmente comprobada, reconociéndose con ello
la inamovilidad de los jueces, que constituye una base fundamental de la independencia
judicial y del Estado de Derecho.(art.252)

Se contempla, además, la obligación de administrar justicia de manera imparcial. (art.279);


que un mismo juez no pueda intervenir en dos instancias (art.264); y que nadie puede
avocarse causas pendientes ni mandar a abrir juicios fenecidos. (art.243)
Se establece un solo fuero para toda clase de personas, excepto en materia militar y
eclesiástica. (arts.248, 249, 250 y 278)

El derecho a las formalidades legales en los procesos judiciales (art. 244)

Según la Constitución, las formalidades en los procesos judiciales serán uniformes en todos
los tribunales, y ni las Cortes ni el Rey podrán dispensarlos.

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El derecho a ser informado de los hechos y notificado del mandamiento judicial.(art. 287)

El derecho a ser llevado ante un juez y rendir declaración sin juramento. (arts.290 y 291)

El derecho a conocer la acusación en su contra. (arts.300 y 301)

El derecho a que la detención se ordene por auto o resolución motivada. (art.293)

El derecho a la publicidad del proceso. (art.302)

El derecho a la celeridad judicial. (art.286)

Se establece, en tal sentido, la facultad del Rey de cuidar de que se administre “pronta y
cumplidamente la justicia (art.171 No.2); y la obligación del Tribunal Supremo de Justicia
de promover “la más pronta administración de justicia.”(art.267)

El derecho a obtener la libertad bajo fianza.(arts.295 y 296)

El derecho a recurrir.(arts. 261 Nos. 8 y 9, 266, 268 y 281)

Este derecho se ejerce, según la Constitución, a través de los recursos de nulidad, apelación
y recurso de fuerza.

Se regula también en la Constitución la creación de tribunales de instancia (art.263), y de


los árbitros en materia civil. (arts.280 y 322)
Se reconoce el derecho a la acción popular en casos de soborno, cohecho y prevaricación
de Magistrados y jueces.(art.255)
Se contempla el uso de la fuerza para asegurar al preso en caso de fuga o resistencia a la
captura (art.289); y se establece el modo de proceder en casos de flagrancia de delitos.
(art.292)

Se establece la prohibición de la prisión en calabozos (art.297); el tormento y los apremios


(art.303), protegiendo con ello la integridad de las personas detenidas.

Se contemplan las visitas de cárceles en favor de los prisioneros (art.298); y se establece


que ninguna pena puede afectar a la familia del detenido.(art.305)

Se reconoce la facultad del Rey de indultar a los delincuentes (art.171 No.13), y se establecen
ciertas restricciones al Rey, quien no puede privar a nadie de su libertad ni imputarle pena
alguna, salvo en caso de que la seguridad del Estado lo exija. (art.172 No.11)

En circunstancias extraordinarias y por razones de seguridad de la Nación, la Constitución


regula la suspensión de derechos y formalidades para el arresto de delincuentes. Las Cortes
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están autorizadas para ello por un tiempo determinado (art.308).Esta es una de las primeras
disposiciones que regula la suspensión de derechos desde la Constitución.

En definitiva, se reconocen en la Constitución de Cádiz importantes derechos y libertades


individuales de corte liberal, propios de la sociedad democrática, que serán desarrollados
no solo en las constituciones históricas de España sino en la misma Constitución de la
República Federal de Centroamérica de 1824.

Otras disposiciones constitucionales relacionadas

La Constitución contiene varias disposiciones relacionadas de alguna forma con la temática


de los derechos humanos, entre las que se pueden mencionar las siguientes:
Se establece en la Constitución que los Ayuntamientos tienen la obligación de promover
actividades económicas como el comercio y la industria. (art.321)

De igual forma, se establecen ciertas obligaciones sociales a los Diputados Provinciales a


fin de promover la educación de los jóvenes y propiciar el establecimiento de escuelas y
universidades. (arts.335, 336, 337 y 338)

Con lo anterior, se están sentando las bases para el posterior desarrollo del derecho a la
educación, como derecho social fundamental, y del derecho al comercio y la industria.

Para garantizar la seguridad y la libertad, y el mantenimiento del orden interior, la


Constitución dispone de la Fuerza Militar Nacional. (art.356)

Los deberes ciudadanos

La Constitución de Cádiz contiene disposiciones relativas a los deberes de los ciudadanos


españoles. Cabe destacar entre dichas disposiciones las siguientes:

a. El deber de obedecer las leyes y respetar a las autoridades establecidas (art.7);


b. El deber de contribuir para los gastos del Estado en proporción de sus bienes (art. 8);
c. El deber de defender a la patria con las armas cuando sea llamado por la ley (art.9);
y
d. El deber de prestar el servicio militar. (art. 361)

Contiene, asimismo, ciertas obligaciones y facultades de los funcionarios e instituciones


públicas, relacionadas con la promoción y el aseguramiento de derechos económicos y
sociales, como el derecho a la educación, el derecho a la salud y el derecho a la industria y al
comercio, sin que ello implique necesariamente un reconocimiento o positivación expresa
de tales derechos. Entre tales disposiciones se pueden citar, por ejemplo, las siguientes:

a. La facultad de las Cortes de establecer el plan general de enseñanza pública en toda


la Monarquía (art. 131 No.22);
b. La obligación de los Diputados provinciales de promover la educación de la
15
juventud (art.335 No.5);
c. La obligación de los Diputados provinciales de promover la agricultura, el comercio
y la industria, protegiendo a los inventores de descubrimientos en estas ramas (art.
335 Nos. 5 y 9);
d. La obligación delos Ayuntamientos de cuidar de las escuelas de las primeras letras
y de los establecimientos de educación (art.321 No.5);
e. La obligación delos Ayuntamientos de cuidar los hospitales (art.321 No.6);
f. La obligación de impartir la enseñanza e instrucción en las escuelas militares
(art. 360); y
g. La obligación de crear escuelas y universidades. (arts. 366,367 y 368)

En resumen, se reconocen en la Constitución de Cádiz, ya a comienzos del Siglo XIX,


principios fundamentales del Estado republicano, así como importantes derechos y
libertades individuales.

2.4 La Constitución de la República Federal de Centroamérica

La Asamblea Nacional Constituyente aprobó el texto de la Constitución en la ciudad de


Guatemala, el 22 de noviembre de 1824.

Su vigencia inició el 6 de febrero de 1825, luego de ser sancionada por el primer Congreso
de la Federación, y se mantuvo hasta la disolución de la Federación en 1838-1839, salvo
algunas etapas en las que perdió vigor. (1826-1829)

La Federación estaba formada por cinco Estados: Guatemala, El Salvador, Honduras,


Nicaragua y Costa Rica. (art.6)

Se consagra en la Constitución que el pueblo de la República Federal de Centroamérica es


soberano e independiente, y que el Gobierno de la República es popular, representativo y
federal. (art.8)

La Asamblea Nacional Constituyente aprobó la Constitución con el objeto de “promover


la felicidad”, y de afianzar “los Derechos del Hombre y del Ciudadano sobre los principios
inalterables de libertad, igualdad, seguridad y propiedad.” (Preámbulo)

Según la Constitución, el primer objeto de la Nación es la conservación de la libertad, la


igualdad, la seguridad y la propiedad. (art.2)

En sus 15 Títulos y 211 artículos aprobados, desarrolla una serie de disposiciones relativas
a: la organización interna de los Estados y de la Federación; la Nación y el territorio; las
relaciones del Gobierno y la religión, y de ésta con los ciudadanos; ; las elecciones, las
juntas electorales y los derechos de los ciudadanos; el establecimiento de las supremas
autoridades federales; los tres Poderes del Estado; el Poder Legislativo y las atribuciones

16
del Congreso y el Senado; el proceso de formación de las leyes; el Poder Ejecutivo y
las atribuciones de sus autoridades; la Suprema Corte de Justicia y sus atribuciones; las
garantías de la libertad individual; las prohibiciones a los funcionarios públicos; y las
reformas a la Constitución, entre otros temas.

La Constitución de 1824 es muy rígida. La aprobación de reformas parciales requiere el


voto de las dos terceras partes del Congreso y la ratificación de la mayoría absoluta de los
Estados. (arts. 201 y 202)

Cabe destacar en la Constitución el reconocimiento del principio de la división de poderes,


propio del Estado republicano. Se reconocen los tres Poderes fundamentales tradicionales
del Estado liberal: Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial (arts.55 ss., 177; 132
ss.; y 106 ss.); y se dispone de amplias atribuciones constitucionales para dichos Poderes.

Se establece el Poder Legislativo de la Federación, que reside en el Congreso y que está


integrado por representantes popularmente electos (art.55); se habilita el derecho a la
reelección en el Congreso (art.58) y el Senado (art.89); y se determinan los requisitos para
ser representante en el mismo. (art.61)

2.5 Los derechos en la Constitución de la República Federal de


Centroamérica

La Constitución Federal reconoce un catálogo de derechos individuales, fundamentalmente


derechos civiles y políticos, propios de la influencia del pensamiento liberal de la época.

Tales derechos se desarrollan en un Título especial de la Constitución relativo a las


garantías de la libertad individual (Título X), pero también aparecen dispersos en otros
apartados de la misma.

Se destaca especialmente el reconocimiento del derecho propiedad privada. (arts.2 y 175


No.4)

Asimismo, se hace énfasis en el reconocimiento del derecho a la libertad individual, a la


igualdad y a la seguridad. (art.2)

Se reconoce que la religión de la Federación es la religión católica, apostólica y romana,


con exclusión del ejercicio público de cualquier otra. (art.11)

Se hace referencia al derecho de asilo, y al derecho al domicilio y residencia en el territorio.


El artículo 12, a este respecto establece que: “La República es un asilo sagrado para todo
extranjero y la Patria de todo el que quiera residir en su territorio.”

17
Se establece el derecho a la inviolabilidad del domicilio, excepto en los casos de registro
por orden escrita de autoridad competente, durante la persecución de delincuentes, en casos
de escándalo domiciliar, y por pedido de auxilio (art.168). Se prohíbe, por lo tanto, el
allanamiento de domicilios sin las formalidades legales. (art.176 No.3)

Se declara en la Constitución la abolición de la esclavitud. El artículo 13 contempla


expresamente que: “Todo hombre es libre en la República. No puede ser esclavo el que se
acoja a sus Leyes, ni Ciudadano el que trafique en esclavos.”

Se reconocen los derechos de ciudadanía y la naturalización de las personas en los Estados


de la Federación, “siempre que ejerzan alguna profesión útil o tengan medios conocidos
de subsistencia” (arts.14 ss.). De igual forma, se establece la pérdida y suspensión de los
derechos de ciudadanía por causales previamente establecidas en la Constitución. (arts. 20
y 21)

Además, se regulan las elecciones generales (art. 23 ss.); el deber de los ciudadanos de
elegir o sufragar (art.30); el derecho a elegir y ser electo, reconociéndose expresamente el
derecho al voto activo y al voto pasivo (art.34); y el ejercicio del sufragio para los cargos
de Presidente y Vicepresidente, individuos de la Suprema Corte de Justicia y Senadores del
Estado. (arts.42 y 132)

Se reconoce la participación de los ciudadanos, en su calidad de representantes electos


popularmente, en el Poder Legislativo de la Federación; el derecho a participar en elecciones
populares; y el derecho a elegir a sus representantes en el Congreso y en el Consejo de
Representación de los Estados (arts.55 y 179).

Se reconocen otros derechos, libertades y garantías, entre las cuales se mencionan las
siguientes:

a. La libertad de pensamiento (art. 175 No.1);


b. La libertad de palabra y de escritura (art.175 No.1);
c. La libertad de imprenta (art.175 No.1);
d. El derecho de petición de palabra y por escrito (arts.69 No.15 y.175 No.2);
e. El derecho de libertad de tránsito al extranjero (art.175 No.3);
f. La libertad de reunión (art.176 No.2); y
g. Ciertas garantías del debido proceso legal de las personas acusadas de cometer
delitos.

Entre las garantías delas personas detenidas o acusadas de cometer delitos, se mencionan
las siguientes: el derecho de igualdad ante la ley y los tribunales de justicia(el art. 153
establece que todos los ciudadanos o habitantes de la República, sin distinción alguna,
“estarán sometidos al mismo orden de procedimientos y de juicios que determinan las
leyes”); el derecho a no ser privadas de libertad sino por orden escrita de autoridad
competente (arts. 155 y 158); el derecho a que la orden de captura proceda únicamente

18
cuando el delito de que se trata tenga pena mayor a la correccional (art. 156); el derecho a
que se registre oficialmente la detención en las prisiones (art. 159); el derecho a que un juez
intervenga necesariamente para decretar la detención u ordenar la libertad de las personas
imputadas de delitos (art. 160); el derecho a estar comunicadas con el mundo exterior,
salvo que hubiere orden de un juez (art. 164); y el derecho a gozar de libertad bajo fianza,
en los casos que la ley expresamente no lo prohíba. (art. 166)

Asimismo, la Constitución establece algunas prohibiciones relativas a la protección de


ciertos derechos y garantías de las personas detenidas o procesadas por delitos. Entre ellas
se pueden citar las siguientes: se prohíbe el internamiento de personas en lugares diferentes
a las prisiones legalmente reconocidas (art.163); se establece que en los procesos “unos
mismos jueces no pueden serlo en dos diversas instancias” (art.173); y se prohíbe establecer
tribunales especiales para ciertos delitos o para determinados ciudadanos. (art.176 No.4)

Se prohíbe el tormento, los azotes y las penas crueles. (art.175 No.6)

De igual forma, se establecen otras prohibiciones para proteger derechos y libertades


individuales reconocidas en la Constitución. Pueden mencionarse como ejemplos las
siguientes:

Se prohíbe tomar la propiedad y perturbar el libre uso de los bienes, salvo en favor del
público o en caso de grave urgencia, pero siempre con una justa y previa indemnización
(art. 175 No.4).

Se prohíbe la confiscación de bienes. (art.175 No.6)

Se prohíbe coartar la libertad de pensamiento, la libertad de palabra, la libertad de escritura


y la libertad de imprenta, en ningún caso y por pretexto alguno.(art.175 No.1)

Se prohíbe impedir la celebración de reuniones de tipo político, salvo en caso de tumulto,


rebelión o ataque a la fuerza armada. (art.176)

Se prohíbe dispensar las formalidades legales para registrar la correspondencia privada.


(art. 176 No.3)

Se prohíbe suspender el derecho de petición, con lo cual también se está reconociendo


implícitamente el carácter “inderogable” de este derecho. (art.175 No.2)

Se prohíben también las leyes de proscripción retroactiva y las leyes infamantes. (art.175
No.8)

La Constitución Federal de 1824 incorporó en su texto los derechos reconocidos en la


Constitución de Cádiz, y constituye, por lo tanto, un precedente importante en el desarrollo
del derecho constitucional de la región centroamericana, ya que incidió en todos sus textos

19
históricos con la positivación de los derechos, libertades y garantías individuales de la
persona humana.

Otras disposiciones constitucionales relacionadas

La Constitución Federal desarrolla también algunas disposiciones generales y específicas


relacionadas con la temática de los derechos humanos, las cuales han sido reconocidas de
manera dispersa en su texto.

Se pueden mencionar entre ellas, las siguientes:

En materia de derechos políticos, por ejemplo, se establecen las Juntas Populares, las Juntas
de Distrito, las Juntas de Departamento y la forma de verificar la elección de las Supremas
Autoridades Federales (arts. 33, 36, 38 y 45);se adopta la regla de la mayoría absoluta en
las decisiones parlamentariasy para el nombramiento de funcionarios de elección popular
(arts. 47 y 68); y se establece el derecho a recurrir a través del recurso de nulidad en materia
electoral. (art.27)

En materia de administración de justicia se adoptan varias disposiciones relacionadas


con los derechos humanos. Se establece la Suprema Corte de Justicia, cuyos miembros
se eligen por medio de elección popular, y se le encomienda cuidar de que se administre
pronta y cumplida justicia(arts.132 y 140); se crean los tribunales inferiores por el Congreso
(arts. 69 No. 25 y139); se prohíben los tribunales especiales (art.176 No.4); se contempla
laamnistía e indulto dentro las atribuciones del Congreso (art. 69 No.24 y 118); se establece
el sistema de jurados (art.154); se reconoce la acción popular por delitos cometidos por
funcionarios públicos, habilitándose con ello la participación popular en las decisiones
judiciales (art.146);se establece el sistema de visitas a las prisiones (art.167); se regula la
detención en flagrancia (art. 157) y la extradición (art.192); se prohíbe la pena de muerte
en términos generales, permitiéndose excepcionalmente su aplicación en los casos de
asesinato, homicidios premeditados y seguros y en los delitos graves que atenten contra el
orden público (art.152); se crea el arbitraje para la solución de asuntos civiles por medio
de decisiones inapelables(arts.137 y 172); se erige la doble instancia judicial (art.173); se
reconoce el derecho a recurrir (arts. 137, 149, 172 y 190); y se establece la responsabilidad
legal de los funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones. (art.142)

En cuanto a la transparencia de los actos de Gobierno, se reconoce la publicidad de todos


los actos de elección popular, incluidos los escrutinios en el Congreso y las Asambleas
(arts. 52 y 53); la publicidad del proceso de formación y sanción de las leyes (arts. 87 y
113); y la publicidad de la misma Constitución Federal (art. 211), favoreciéndose con ello
el derecho del pueblo a tener acceso a información de interés público.

Entre las atribuciones del Congreso se contemplan la de dirigir la educación, promover las
ciencias y las artes, y asegurar a los inventores el derecho exclusivo de sus descubrimientos,
con lo cual se reconocen implícitamente los derechos de autor. (art.69 No.14)

20
Finalmente, se establece en la Constitución, que ninguna ley puede contrariar las garantías
constitucionales, pero sí ampliarlas y reconocer nuevas garantías. (art.174)

Las reformas a la Constitución Federal aprobadas en 1935, desarrollaron aun más los
procesos electorales y los derechos políticos de los ciudadanos (arts.23 ss.), e introdujeron
algunas limitaciones a los poder públicos frente a los ciudadanos.(art.181)

2.6 Influencia de la Constitución de Cádiz en la Constitución de la


República Federal de Centroamérica y en el Derecho constitucional
comparado de la región

La Constitución de 1812 ha tenido una influencia muy importante en la Constitución


Federal de 1824 y en el desarrollo del Derecho constitucional de la región. Ello ha quedado
claramente demostrado en el espíritu y en el contenido de los textos constitucionales
históricos adoptados en la región desde el siglo XIX.

La Constitución Federal de 1824, a 12 años de la proclamación de la Constitución de


Cádiz, es testigo fiel de la recepción de sus principios y disposiciones, lo cual da inicio
en la región al proceso de “positivación” constitucional de los derechos humanos y las
libertades fundamentales individuales, y de principios básicos del Estado de Derecho y del
Estado republicano.

Es así como la Constitución de 1824 recoge de la Constitución de Cádiz los fundamentales


principios de la división de poderes, la soberanía nacional y la representación popular,
contribuyendo con ello al posterior desarrollo del Estado republicano y democrático en la
región.

De igual forma, la Constitución Federal, no solo se limita a incorporar en su texto


disposiciones relativas a los derechos humanos, las libertades individuales fundamentales
y garantías básicas del debido proceso legal, propios de la Constitución de Cádiz; sino que
amplía su reconocimiento y se extiende a otros derechos no contemplados 12 años atrás,
lo cual refleja el carácter progresivo del proceso de “positivación” constitucional de los
derechos individuales, que se inicia a partir de ese momento en la región centroamericana,
gracias a la aportación de la Constitución de Cádiz.

Es la Constitución de Cádiz, pues, la que inicia el proceso de desarrollo del Derecho


constitucional en Centro América y en el mundo hispano en el Siglo XIX.

La Constitución de 1824 incorpora, por ejemplo, los siguientes derechos de la Constitución


de Cádiz:

a. El derecho a la propiedad y no confiscación de bienes;


b. El derecho a la libertad y abolición de la esclavitud;
c. El derecho a elegir y ser electo;
21
d. El derecho a la religión católica y exclusión de cualquier otra religión;
e. La libertad de escribir;
f. La libertad de imprenta;
g. El derecho a la nacionalidad;
h. El derecho a la inviolabilidad del domicilio;
i. Las garantías básicas del debido proceso legal; y
j. Ciertas obligaciones relativas a la educación y enseñanza.

La Constitución de Cádiz regula, asimismo, la suspensión de ciertas garantías de las


personas detenidas por motivos de seguridad de la Nación (art.308).

Esta disposición constitucional contribuye, sin duda, al desarrollo posterior del régimen de
suspensión de derechos en el ámbito del derecho constitucional comparado de España y
Centro América, y que posteriormente fue objeto de regulación en el derecho internacional
convencional de los derechos humanos.(Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
art.4; Convención Americana sobre Derechos Humanos, art.27; y Convenio Europeo para
la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales, art. 15)

Las constituciones históricas de España y Centro América, contienen, pues, principios,


valores, normas y prohibiciones, que originariamente fueron objeto de reconocimiento por
la Constitución de 1812.

La constitución de Cádiz y la Constitución Federal de Centroamérica fueron influenciadas


por el derecho liberal del Siglo XVIII, desarrollado fundamentalmente en las declaraciones
de derechos. Ambas constituciones comparten aspectos comunes aun cuando tienen una
identidad propia.

La visión individualista de los derechos humanos-propia del pensamiento liberal- es


un aspecto central compartido por ambas constituciones. Se hace énfasis en ellas en el
reconocimiento y la protección de la propiedad privada, que constituye la columna vertebral
en el pensamiento constitucional liberal de la época; pero también se otorga prioridad a la
libertad de profesar la religión católica, al derecho al voto y la libertad de expresión, que
en su conjunto forman parte del núcleo de derechos fundamentales del constitucionalismo
liberal que se inicia en Cádiz y que es seguido casi de inmediato en Centro América por la
Constitución Federal.

No obstante, se puede notar que entre las dos constituciones existen importantes diferencias
en cuanto al reconocimiento de derechos y libertades individuales, ya que algunos derechos
y garantías de la Constitución de Cádiz -el derecho a recurrir, por ejemplo- no fueron
incorporados en la Constitución Federal.

La Constitución de Cádiz no contiene una declaración de derechos desarrollada en un


capítulo o apartado especial, lo cual sí se observa en la Constitución Federal al disponer de
un Título especial relativo a las garantías de la libertad individual. La positivación de los
derechos y libertades en la Constitución de 1812 se hace de una manera dispersa.

22
Puede observarse, entonces, que la Constitución de 1824 tiene un mayor desarrollo y
“positivación” de los derechos individuales que la Constitución de 1812. Ello denota,
precisamente, la influencia de la Constitución de Cádiz en el desarrollo progresivo de los
derechos constitucionales en el derecho comparado.

Es importante hacer notar también que la Constitución Federal incorpora derechos que no
fueron reconocidos previamente en la Constitución de Cádiz, entre ellos, por ejemplo los
siguientes: el derecho de igualdad, el derecho de asilo, la libertad de pensamiento, el derecho
de petición, la libertad de tránsito y el derecho a la inviolabilidad de la correspondencia.

El principio de la irretroactividad de las leyes tampoco fue regulado en la Constitución de


Cádiz, pero sí fue objeto de reconocimiento por la Constitución de 1824.

Pero el impacto de la Constitución de Cádiz no se agota en la incidencia que tuvo en la


adopción de la Constitución Federal de 1824, sino también en la adopción de las posteriores
constituciones históricas de los países que formaron parte de la Federación Centroamericana,
las cuales a lo largo de la historia reciente han ido recibiendo y desarrollando las normas y
disposiciones de derechos humanos inicialmente contenidas en la Constitución de Cádiz.
A continuación se mencionan los principios y derechos individuales reconocidos en la
Constitución de Cádiz que han sido objeto de recepción por las Constituciones vigentes de
los distintos países de la región centroamericana.

Constitución Política de la República de Guatemala. (1985)

En las constituciones históricas de Guatemala se han reconocido derechos y libertades


que previamente fueron consignados en la Constitución de Cádiz, y que actualmente están
incorporados en la Constitución vigente de 1985. Entre ellos se mencionan, por ejemplo,
los siguientes:

La libertad personal (art.2); los derechos de las personas detenidas (arts.6,7, 8); la publicidad
de actos de Gobierno (art.30); la libertad de expresión (art. 35); la libertad religiosa (art.
36); el derecho de propiedad (arts. 39 y 41); la prohibición de la confiscación de bienes
(art. 41); la libertad de comercio e industria (art.43); el derecho a la educación y derecho
de acceso a las universidades(arts. 71 y 82); y los derechos políticos: el derecho a elegir y
a ser electo. (art.136)

La “positivación” de estos derechos en la Constitución vigente denota la influencia de


la Constitución de Cádiz en el desarrollo constitucional de los derechos humanos en
Guatemala.

Las constituciones históricas de Guatemala fueron adoptadas en:1825, 1851, 1879, 1921,
1945, 1956 y 1965.

23
Constitución de la República de El Salvador (1983)

En El Salvador, de igual manera, ciertas disposiciones de la Constitución de Cádiz fueron


objeto de recepción por las constituciones históricas, incluida la Constitución vigente de 1983,
en la cual se reconocen importantes derechos relacionados con la Constitución de Cádiz.
Para ilustrar la influencia de la Constitución de Cádiz en el derecho constitucional
salvadoreño, basta mencionar, por ejemplo, el catálogo de derechos que han sido reconocidos
en el país y que provienen originariamente de la Constitución gaditana.

La Constitución de 1983 incorpora en su catálogo de derechos los siguientes:

La libertad personal(arts. 2 y 4); la prohibición de la esclavitud (art. 4); el derecho a la


propiedad (arts. 2, 22 y 105); la libertad de expresión y difusión del pensamiento(art. 6);
la libertad de imprenta (art. 6); las garantías las personas acusadas de cometer delitos, el
derecho a disponer de tribunales previamente establecidos por ley, el derecho a ser informado
de la detención, y el derecho a un juicio público (arts. 12 ss.); el derecho a la inviolabilidad
del domicilio(art. 20); la libertad religiosa y la personería jurídica constitucional de la
iglesia católica(arts. 25 y 26); la prohibición de los tormentos y de las penas proscriptivas
(art. 27); el derecho a la nacionalidad(arts. 90 ss.); y el derecho a elegir y a ser electo en
cargos públicos. (arts. 72 ss.)

La incorporación de estos derechos en la Constitución vigente denota claramente la


influencia de la Constitución de Cádiz en el desarrollo constitucional de los derechos
humanos en El Salvador.

Las constituciones históricas de El Salvador fueron adoptadas en: 1824, 1841, 1864, 1871,
1872, 1880, 1883, 1885, 1886, 1936, 1944, 1945, 1950 y 1962.

Constitución Política de la República de Honduras (1982)

Se reconocen en la actual Constitución Política de Honduras los siguientes derechos,


relacionados con la Constitución de Cádiz:

La libertad personal (arts.1 y 61);el derecho a la nacionalidad y los derechos del ciudadano
(arts. 22 ss. y36 ss.);el derecho a elegir y a ser electo (arts. 37 y 44);el derecho a ser juzgado
por un juez competente establecido por la ley (art. 84);el derecho a ser informado de la
acusación (art. 84);la libertad de expresión (arts. 72 ss.);la prohibición de la confiscación
de bienes (arts. 97 y105);la prohibición de las penas infamantes o proscriptivas (art. 97);el
derecho a la inviolabilidad del domicilio (art. 99);y el derecho a la propiedad privada. (arts.
103 y 104)

La Constitución de Cádiz ha impactado también en el desarrollo constitucional actual de


los derechos y libertades individuales en Honduras.

Las constituciones históricas de Honduras fueron adoptadas en: 1825, 1848, 1865, 1873,
1889, 1894, 1898, 1904, 1906, 1908, 1921, 1924, 1936, 1939, 1957 y 1965.
24
Constitución Política de la República de Nicaragua (1987)

En la Constitución Política vigente de Nicaragua se han incorporado derechos y libertades


relacionadas directamente con la Constitución de Cádiz, las cuales se han trasladado entre
las distintas constituciones históricas hasta llegar a la Constitución actual. Entre tales
derechos se pueden mencionar los siguientes:

La libertad personal (arts. 5, 25 y 31);el derecho a la propiedad y a sus diferentes formas


(arts. 5 y 44);el derecho a la nacionalidad (arts. 15 ss.);el derecho a la inviolabilidad del
domicilio (art. 26);la libertad religiosa (art. 29);el derecho a un juez competente (arts. 33
y 34);el derecho a ser informado de los motivos de la detención (art. 33);y los derechos
políticos: el derecho a elegir y a ser electo. (art.51)

El reconocimiento constitucional de estos derechos en la actualidad es un ejemplo de cómo


la Constitución de Cádiz incidió históricamente en el desarrollo de los derechos humanos
en Nicaragua.

Las constituciones históricas de Nicaragua fueron adoptadas en: 1826, 1838, 1848, 1854,
1858, 1893, 1896, 1911, 1939, 1948, 1950, 1974 y 1979.

Constitución Política de la República de Costa Rica (1949)

Al igual que en el resto de países que conformaron la Federación Centroamericana, en Costa


Rica se han consignado históricamente en sus constituciones, los derechos individuales de
la Constitución de Cádiz, hasta llegar a la Constitución vigente.

Se citan los derechos de la Constitución de Cádiz que aparecen incorporados actualmente


en el ordenamiento constitucional del país:

El derecho a la nacionalidad (arts. 13 ss.);la libertad personal (art. 20);el derecho a la


inviolabilidad del domicilio (art. 23);la libertad de expresión (art. 29);el derecho a un juez
competente (art. 37);la prohibición delas penas confiscatorias (art. 40);la prohibición de las
penas crueles (art. 40);el derecho a la inviolabilidad de la propiedad (art. 45);el derecho
al bienestar de los habitantes (art. 50);la libertad religiosa-la religión católica, apostólica y
romana es la religión del Estado, pero no se impide el libre ejercicio de otra religión (art.
75);los derechos de ciudadanía (arts. 90 ss.);y el derecho al sufragio. (arts. 93 ss.)

La Constitución de Cádiz, contribuyó, sin duda, al reconocimiento histórico de los derechos


humanos en el orden constitucional de Costa Rica.

Las constituciones históricas de Costa Rica fueron adoptadas en: 1844(Ley Fundamental
del Estado Libre de Costa Rica), y 1847, 1859, 1869, 1871 y 1917.

En el campo de los derechos humanos, y particularmente en materia de los derechos


individuales, civiles y políticos, la Constitución de Cádiz ha tenido una incidencia

25
determinante en el desarrollo del Derecho constitucional de la región centroamericana, e
incluso, en los demás países de América Latina.

Las disposiciones de la Constitución de Cádiz fueron incorporadas y desarrolladas en las


Constituciones históricas de Centro América, México y Sur América.

Entre las primeras constituciones que fueron receptivas del espíritu y texto de la Constitución
de Cádiz de 1812, se pueden mencionar las siguientes: la Constitución Venezuela de 1819;
la Constitución chilena de 1822; la Constitución peruana de 1823;la Constitución de El
Salvador de 1824;la Constitución de Jalisco de 1824;la Constitución Federal de México de
1824;la Constitución de Yucatán de 1825;y la Constitución de Guatemala de 1825.

Las constituciones antes citadas incorporaron en sus textos los principios, valores y derechos
de la Constitución de Cádiz, fundamentalmente conceptos y principios como la soberanía
nacional y la división de poderes; la consagración de Estados independientes y libres; y
un catálogo progresivamente más amplio de derechos, libertades y garantías individuales.

El impacto de la Constitución de Cádiz en materia de derechos humanos, pues, va más allá


de la región centroamericana. Contribuyó, sin duda, al desarrollo del derecho constitucional
europeo y latinoamericano, e incluso, fue un referente para el posterior desarrollo del
derecho internacional de los derechos humanos en el Siglo XX, especialmente para el
proceso de positivación de los derechos de la libertad individual.

Esta es precisamente la gran aportación histórica de la Constitución de Cádiz en el campo


de los derechos humanos.

2.7 Conclusiones

La Constitución de Cádiz de 1812 refleja la influencia determinante del pensamiento liberal


imperante en la época. Se inspiró en las antiguas leyes fundamentales del Reino y en las
leyes penales españolas, para configurar el modelo penal humanista, que se manifiesta, por
ejemplo, con la abolición delos tormentos, los azotes y la confiscación de bienes.
El nuevo constitucionalismo ilustrado que se observa en España a partir de la crisis de
la Monarquía, como producto de la revolución liberal, se inicia con la adopción de la
Constitución de Cádiz, dando paso a una nueva etapa histórica que deja atrás al antiguo
régimen imperante en España y en Europa.
El liberalismo y el constitucionalismo ilustrado encuentran condiciones de desarrollo y
expansión con la proclamación de la Constitución de Cádiz a principios del Siglo XIX,
lo cual se observa a lo largo de ese Siglo en Centro América y en otros países de América
Latina. La Constitución de Cádiz, pues, favorece grandemente el desarrollo del Derecho
constitucional de la región centroamericana hasta nuestros días.

26
Como Carta Fundamental, la Constitución de 1812 se caracteriza por otorgar prioridad
al reconocimiento de ciertos derechos y libertades individuales, como el derecho de
propiedad, la libertad de expresión, el derecho a profesar la religión católica, apostólica y
romana, y los derechos políticos de los ciudadanos, tales como el derecho a elegir y a ser
electo en determinados cargos públicos.
Se reconocen en la Constitución de Cádiz importantes derechos y libertades de corte
liberal, propios de la sociedad democrática actual, que fueron desarrollados no solo
en las constituciones históricas de España, sino en la misma Constitución Federal de
Centroamérica de 1824 y en las constituciones históricas de la región.
Cabe destacar el reconocimiento de los principios de la división de poderes, el de la
soberanía nacional y el de la representación popular, que se desarrollan posteriormente en
el marco del Estado republicano. Se establecen con rango constitucional los tres Poderes
fundamentales tradicionales del Estado liberal: Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder
Judicial, a los cuales se les otorgan amplias atribuciones constitucionales. Estos principios
fundamentales, propios de la doctrina liberal, son incorporados en la Constitución Federal
de Centroamérica y en las constituciones históricas de la región, y sirven de base en la
actualidad para el establecimiento del Estado republicano y democrático en nuestros países.
Por lo tanto, el gran logro histórico que habría que reconocer de la Constitución de Cádiz,
es que constituye el punto de partida del constitucionalismo en Hispanoamérica y del
proceso de reconocimiento y positivación de los derechos individuales y de las libertades
democráticas en la Constitución Federal de 1824 y en las constituciones históricas de
Centro América.

Por ello, la Constitución Política de la Monarquía Española de 1812 o Constitución de


Cádiz, ha sido considerada históricamente como un gran baluarte de la libertad en el Estado
moderno.

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30
3. Las Cortes de Cádiz y las libertades en Centroamérica: la
Libertad de Expresión

Vladimir de la Cruz de Lemos

3.1 Introducción

Se plantea en estas reflexiones, a grandes rasgos, como la época colonial careció de un sistema
de libertades y derechos por el resultado de la dominación española, desde la conquista y durante
la colonia, del mismo modo que España impuso un sistema de dominación, que por su esencia
y estructuras fue violento y modeló la sociedad colonial desde esa perspectiva, modelo que no
pudo evitar los procesos de resistencia que rompieron los lazos de dominación y condujeron a la
Independencia de las colonias españolas.

Igualmente, como al final de este proceso, por una situación similar que sufre España respecto a la
avanza napoleónica sobre Europa, se producen condiciones particulares que se gestan en España
y por ende en sus territorios, movimientos solidarios y de resistencia con la monarquía depuesta y
por la Independencia de la España ocupada, situación que en paralelismo contribuía a fortalecer los
movimientos antiespañolistas por la ocupación colonial de España en América.

Y, dentro de esta situación, como se producen algunas situaciones al interior de España que
provocan un aire de liberalismo y libertades, que llevan a las colonias a tener sus representantes en
las Cortes de Cádiz, convocadas por esta circunstancia, donde aprovechan para plantear, a modo de
demandas sentidas y necesitadas, una serie de derechos y libertades, que discutidas y peleadas no
todas resultaron en interés de los americanos, pero contribuyeron a afirmar la resistencia interna en
el continente que ya avanzaba por las distintas geografías.

Y, de cómo, también, el movimiento que se reúne en Cádiz, tan solo se convierte en un oasis
momentáneo, pues lo logrado se suspende con el restablecimiento de la monarquía, a partir de
1814. Aun así, las raíces quedaron pero empezaron a reverdecer luego de la Independencia más que
todo en el proceso constitucionalista que recién surgió.

Por otra parte como se plasman derechos y libertades, entre ellas la libertad de expresión, que ya
era ejercida desde la práctica política y militar por los grupos insurgentes americanos, y se valora
en este sentido su significado en esta coyuntura proyectado en la situación actual.

La generación de movimientos a favor de la monarquía, en España como en América, también


ilustró que la monarquía podía ser derrotada. En las Cortes no se dieron estas contradicciones pero
las limitaciones en sus resultados no impidieron que los movimientos revolucionarios americanos
continuaran.

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Los planteamientos audaces y progresistas de muchos diputados en las Cortes, entre ellos los
centroamericanos, no fueron suficiente para sostener la monarquía constitucional, con régimen de
libertades, puesto que los sectores conservadores y monárquicos finalmente conspiraron contra lo
logrado en Cádiz.

La monarquía moderada constitucionalista que surge de las Cortes sigue siendo monarquía. Los
diputados que en la Cortes mantuvieron posiciones liberales, ilustradas, se quedaron en este molde,
por más importante que fuera, en muchos casos, reflejando parte de lo que sucedía en las regiones
de donde eran oriundos, como en el caso de diputados americanos.

3.2 El Modelo de Violencia impuesto por España


América durante la dominación española estuvo estructurada como parte del régimen monárquico
español, respondiendo desde su conquista, y ulterior desarrollo colonizador, a sus intereses políticos,
jurídicos, económicos, militares, religiosos, culturales.
Las tierras de Ultra Mar, y los pueblos que las habitaban, que no eran regiones despobladas, fueron
sometidas a un proceso de violencia desde el momento mismo de la llegada de los conquistadores.
Este modelo de violencia se caracterizó entre otros aspectos por la apropiación, que en nombre de
los Reyes y de la Corona española, hacían de las tierras recién conocidas.

Este proceso de apropiación simultáneamente impuso una expropiación de las mismas tierras a
quienes naturalmente las habitaban y las disfrutaban y tenían como suyas.
Con ello se impuso, igualmente, un modelo de trabajo con el cual poco a poco se fue organizando a
los grupos de habitantes dominados a trabajar, ya no para sí mismos, para la cultura y organización
social a la que pertenecían, sino, desde entonces, para otros, para los españoles, en este caso, quienes
al poseer como propias las tierras, también habían establecido una posesión violenta de sus riquezas
naturales y de quienes las habitaban.
Se organizó de esa manera un modelo de trabajo y disposición de las tierras, y se organizó la
explotación de las riquezas naturales, sus hombres y su producción.

Simultáneamente, se impuso el modelo político de la violencia mediante el cual se estableció el


poder monárquico en las tierras americanas, representado originalmente por los conquistadores, y
quienes les siguieron, y por las estructuras e instituciones que en este sentido iban desarrollando.
Ello fue acompañado del desconocimiento de las autoridades indígenas, de su sometimiento o
aniquilamiento, y por la aceptación de parte de los dominados de las nuevas autoridades políticas.
La guerra de conquista fue su expresión más dramática y la resistencia indiana y aborigen fue
sostenida en el tiempo, expresada de distintas modos, intensidades, y de manera constante
con destellos en distintas partes y momento del continente, aún cerca del mismo proceso de la
Independencia definitiva de España.

Al mismo tiempo, la violencia jurídica, la expresión legal por la cual actuaban los conquistadores
y colonizadores justificó las acciones ejecutadas por los nuevos dominadores.

El Derecho impuesto como expresión de la voluntad de la monarquía, y de sus intereses, y el que


se llega a desarrollar durante la vida colonial, el Derecho Indiano, no solo legitimaba lo actuado
sino que le daba valor legal a la dominación. Y, sometía, por la ley, a los pueblos a la obediencia y
acatamiento del orden impuesto, so pena de castigos y hasta de la vida misma.

32
La religión católica, profesada por los Reyes de España, y en España, se impone como la razón
moral de la conquista, como la justificación de la dominación, en tanto contribuyó a justificar
no solo la conquista material de las tierras y de sus riquezas, junto a sus hombres, sino también
la salvación de sus almas para el cristianismo, razón especial de la conquista y de la expansión
del cristianismo en América. Del mismo modo, la evangelización, la destrucción de los templos
indígenas, la construcción sobre ellos de los nuevos templos católicos, la liquidación de sus líderes
religiosos, fue parte de este modelo de violencia religioso impuesto desde entonces, como religión
justificadora del poder y de la dominación que se llevaba a cabo, sino también como esperanza de
salvación en la muerte a cambio de la resignación y el sometimiento.

De paso, el establecimiento del Tribunal del Santo Oficio, que actuó en el continente, fue uno de
los instrumentos que también sirvieron para desarrollar el régimen de terror, represión y opresión
española en las tierras americanas.
Del mismo modo, las milicias y los cuerpos militares desarrollados en América, como parte de un
modelo de violencia militar, por parte de los conquistadores y colonizadores, que desde su origen
se impusieron de una manera desigual con caballos, pólvora y el hierro en sus armaduras, contra
las armas rudimentarias indígenas, y la experiencia que en Europa les había permitido acumular, de
las guerras, con ventaja táctico estratégica para la dominación.
El idioma castellano, costumbres, vestidos y comidas impuestos fueron parte de este modelo de
violencia en lo social y cultural, de conquista y colonia que permitieron moldear en el transcurso
de los años a quienes sobrevivían en el régimen colonial, e iban naciendo con aceptación natural
de lo que resultaba de la imposición y del control político militar ejercido. Mediante estos últimos
identificaron en idioma, vestido y comidas al dominado con el dominador.
La dominación española impuso las ideas y el pensamiento español dominante. Restringió el
pensamiento propio, lo persiguió aunque no lo pudo eliminar del todo.

Pero, impuso estructuralmente, también una situación de carácter monopólico, que trascendió a la
misma etapa de la conquista y de la colonia.

Así España monopolizó las tierras y sus riquezas. Con ello facilitó desde España el control total,
ejerciendo dominio por sus puertos autorizados para viajar al continente y desde América para
comunicarse con España. Estableció el monopolio de lo político y de la política, como ejercicio
de poder, mediante el cual solo la autoridad española en ejercicio, principalmente a manos de
peninsulares en sus más altos puestos podía disponerlo.

Poco a poco, a medida que conocía y penetraba el continente, necesitaba más control regional
y de la población, y fue desarrollando estructuras administrativas que reproducían el poder y la
dominación, el control de tierras y de población, multiplicaba así los mecanismos de la violencia
en áreas cada vez más pequeñas asegurando de esa manera su mayor control y disposición de las
tierras, de sus riquezas y del trabajo organizado de las comunidades indígenas, y de la población
negra que introdujo como resultado de esta situación de explotación económica y de la catástrofe
demográfica que significó, a la vez la presencia española en las tierras americanas.

Monopolio de tierras, de comercio, de poder, de religión, de idioma configuraron las nuevas tierras y
a sus pobladores. El trazado sobre todo esto de las políticas productivas principales también terminó
configurando a estas tierras como monoproductoras, de un producto principal vinculado al comercio,
e hizo surgir así a los países, después de la Independencia, como naciones monoproductoras durante
mucho tiempo, dependiendo de un producto principal y de un mercado específico.

33
Obviamente, a medida que España fue conociendo el continente lo fragmentó para su mejor
administración, dominio y explotación. Así hizo surgir regiones con sus respectivos límites, y al
interior de ellas, de la misma manera, reprodujo sus estructuras e instituciones de poder. Así, los
surgieron los Virreinatos y a su interior, entre otras dependencias, las Capitanías Generales.

Para el caso que nos ocupa, el Virreinato de Nueva España, y como parte de sus territorios, el
Reino de Guatemala o la Capitanía General de Centroamérica, y a su interior las Provincias,
Gobernaciones. Intendencias, Partidos etc.

3.3 Universidades

Un elemento que no se puede desconocer es el desarrollo en América de las Universidades siguiendo


la tradición de la fundación de la Universidad de Salamanca y de otras europeas, que se fueron
reclamando en el continente como parte de la vida que se iba dando.

A la par de las universidades se trasladaron al continente los Colegios Mayores, Colegios


conventuales y otros establecimientos de enseñanza de primeras letras. Y de igual forma, en algunas
regiones la imprenta fue trasladada, para la edición de libros, principalmente de carácter religioso,
de aspectos jurídicos, y de temas relativos a la educación, la moral y las buenas costumbres.

En el caso centroamericano la primera Universidad fue la establecida en Guatemala, por Real


Cédula de fundación del 31 de enero de 1676, denominada Real Universidad de San Carlos, en
honor del Rey Carlos II quien autorizó su funcionamiento, y que poco tiempo después le dieron un
carácter Pontificio.

La Universidad fue creada con autonomía del Capitán General y de la propia Audiencia, atendida
a sus Estatutos, con ejercicio libre de la docencia, libertad que permitió tempranamente introducir
conocimientos científicos, llegar a tener una gran Biblioteca y formar en ella, al finalizar la
colonia, una gran cantidad de jóvenes que destacaron, desde sus aulas, en el proceso final de la
Independencia, convirtiéndose muchos de ellos en los principales líderes, en esos días y los que
siguieron a la Proclamación de la Independencia.

Más tarde se creó la Universidad de León de Nicaragua, con ella las únicas dos universidades en la
Centroamérica colonial, donde tuvieron oportunidad de formarse jóvenes en estudios universitarios
y en nutrirse de las ideas de la Independencia.

3.4 Imprentas y periódicos

La primera que entró a Centroamérica fue a Guatemala en 1660, a solicitud en este caso, del propio
Obispo. Con la imprenta iniciaron las publicaciones asociadas principalmente a libros de interés
eclesiástico, pero también de las tesis y trabajos que se iban realizando en la Universidad, en las
distintas disciplinas.
Permitió después la imprenta, y las que les siguieron, hasta Costa Rica, la parte más alejada de
la Capitanía, en 1830, impulsar publicaciones, hojas sueltas, boletines, edictos y periódicos, que
sirvieron también para agitar ideas en torno a la Independencia, y para crear una sentimiento
colectivo de pensamiento y de unidad centroamericana.

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En el siglo XVIII, a principios, circularon los primeros ejemplares de una Gaceta de Guatemala,
pero hasta 1793 se regularizó mejor su edición hasta principios del siglo XIX, época en que también
van a aparecer periódicos con mayor orientación política, en respuesta a la necesidad de cambios
y del proceso mismo de la Independencia, como fueron El Editor Constitucional y el Amigo de la
Patria, en 1820. La Gazeta de Guatemala (sic) de 1729 se considera el segundo periódico editado
en América.
En algunas regiones de América, como fue el caso de Caracas, los sucesos de Cádiz fueron
conocidos desde la prensa.

La imprenta permitió a sectores alejarse de las posiciones oficiales, y contribuyó a crear nuevos
espacios públicos de opinión, y cuando la guerra de independencia cobró bríos la imprenta
también se vinculó como parte de los pertrechos, en palabras de Bolívar, en la lucha por derrotar el
colonialismo español.

Empezaron a circular periódicos con control oficial y eclesiástico, y poco a poco, desarrollaron
espacios nuevos de opinión pública. Y, fueron de igual modo apareciendo periódicos ligados a las
distintas Asociaciones y Sociedades Patrióticas que iban surgiendo.

3.5 La Sociedad Económica de Amigos del País

Importante institución surgida a finales de la colonia en Guatemala, hacia 1795, contribuyó a


estimular actividades económicas, en la agricultura, la industria, las artes en general y los oficios,
situación que permitirá desarrollar nuevos grupos sociales y gremiales.

3.6 Las Reformas de Carlos III

Las reformas que impulsa el Rey Carlos III producen nuevos cambios en el continente. Al
crear las Intendencias debilitó el poder de los Virreyes y de los Capitanes Generales. En el caso
centroamericano creó cuatro Intendencias, la de Nicaragua, la de Chiapas y Soconusco, la de
Honduras o Comayagua, y la de San Salvador, todas en el Reino de Guatemala que se extendían
desde Chiapas hasta Costa Rica.

Carlos III estimuló la libertad de comercio, por medio de los Consulados, y el mayor contacto
naviero con Europa, así como ordenó la expulsión de la Orden de los Jesuitas de España y sus
territorios.

Bajo su reinado, 1759-1788, se termina de concentrar la presencia inglesa en la región de Belice,


que atendía la situación de Independencia de sus colonias, aumentando su interés también con
Centroamérica, hasta que en 1787 España ejerció mejor control de la costa caribeña de Guatemala
y los zambos mosquitos en esa zona fueron sometidos.

También Carlos III vio la caída del dominio colonial inglés, 1776, en las 13 colonias que tenían
al norte del continente, y toca con la manos la caída de la monarquía francesa y el triunfo de la
Revolución Francesa de 1789 y su “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano” del
26 de agosto de 1789.

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Ambos eventos, la Independencia de las colonias inglesas y el nacimiento de los Estados Unidos,
y la Revolución Francesa, van a sacudir al mundo. Sus ideas de Libertad, Igualdad, Fraternidad y
Soberanía, y el derecho de rebelión que proclaman, van a ser fundamentales y van a encontrar en
el continente americano abono y terreno fértil a los sentimientos antiespañolistas que se venían
incubando.

3.7 Libertades y Derechos proclamados en la Revolución Francesa

El proceso revolucionario francés en su “Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano”


estableció, solemnemente, como derechos inalienables y sagrados, de todas las personas, un
conjunto de derechos del Hombre y del Ciudadano, que entre otros, en resumen, son:

1.- Nacer libres, permanecer libres e iguales en derechos.


2.- Libertad de asociación política. Libertad, Seguridad y resistencia a la opresión.
3.- La soberanía descansa en la nación, y la autoridad de ella.
4.- La libertad es absoluta mientras no impida su ejercicio a otros este derecho
5.- La ley es expresión de la voluntad general, y es igual para todos.
6.- Las personas solo pueden ser acusadas o detenidas por casos determinados por la ley.
7.- Presunción de inocencia.
8.- Nadie puede ser molestado por sus opiniones, incluso religiosas, con tal de que su manifestación
no altere el orden público establecido por la ley (Art. 10)
9.- Libertad de comunicar pensamientos y opiniones, hablar, escribir, imprimir libremente.
10.- Pedir cuentas a los gobernantes.
En 1791 se produjo la Primera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos que estableció el
derecho al ejercicio libre, sin restricciones ni prohibiciones, de la religión, la expresión, la prensa y
el derecho a reunirse pacíficamente para solicitar al gobierno la reparación de agravios.

Este mismo año la IV Enmienda garantizaba la inviolabilidad del domicilio y de papeles, así como
de detenciones arbitrarias.

Junto a estos se había ido estableciendo la estructuración de un orden político basado en poderes
públicos.

Del mismo modo, particularmente, en Francia, se había cuestionado el peso del poder monárquico,
y surgían con fuerza los principios de la soberanía popular.
Mientras la ilustración francesa confrontaba la monarquía, la española no cuestionaba la monarquía
absoluta.

3.8 La base social y política de la Independencia

Se constituía con la población que se había venido desarrollando bajo la dominación española, los
indígenas, los negros, los mestizos, los mulatos, los zambos, los pardos, en fin toda la población
criolla mestiza que se sentía más americana que española, población que adquiría cada vez más la
idea de un territorio, que le era propio y de estructuras políticas de gobierno que le eran ajenas, así
como de las cargas tributarias y políticas económicas que cada vez más eran rechazadas.

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La flexibilidad comercial que se había desarrollado igualmente había permitido mayor contacto con
Europa, y por medio de éste la penetración de libros y materiales asociados a los pensadores del
Enciclopedismo y del liberalismo políticos, del pensamiento antimonárquico y pro republicano, de
las tesis del contrato social, de la soberanía, del constitucionalismo y del gobierno civil.

Los líderes y pensadores de la Independencia de los Estados Unidos y los de la Revolución Francesa
se empezaron a conocer y a divulgar, con las limitaciones del caso, en Centroamérica. No es casual
que la primera Constitución en período independiente de Costa Rica, evocando a Rousseau y
los contractualistas, se denomine en 1821, “Pacto Social Fundamental Interino de Costa Rica o
Pacto de Concordia”, aprobada el 1 de diciembre de 1821, es quizá de todas las constituciones de
Centroamérica, la que mejor expresa en su título el conocimiento de los pensadores políticos del
contractualismo.

Así, en 1808, los jóvenes patriotas guatemaltecos, Simón Bergaño y Villegas, y Mateo Antonio
Marure, y el costarricense, estudiante de medicina en Guatemala, Pablo Alvarado, son quienes
incitan desde entonces a la Independencia, siendo Alvarado el primer detenido por esta causa en la
región, quien pasó más tiempo en prisión que en libertad, desde ese año hasta la proclamación de
la Independencia en Guatemala el 15 de setiembre de 1821.

3.9 La España bajo la dominación napoleónica


Las pugnas internas en el Revolución Francesa habían provocado que el 9 de noviembre de 1799,
Napoleón Bonaparte tomara el control de la situación, argumentando el pretexto del complot de los
jacobinos, y nombrado Jefe de la Fuerzas Armadas, aseguró defender los principios de la Libertad,
la Igualdad, la Representación Política y Popular, e hizo surgir el Consulado, que en la práctica
instauró su autoritarismo, bajo la forma de República, e inició su expansión ocupadora por el resto
de Europa, ampliando sus dominios, llegado a titularse Cónsul Vitalicio y luego, nombrado, por el
Senado Emperador de los Franceses.

Ya Emperador sus objetivos se ampliaron sobre Europa hasta Rusia, y de paso España, cuando
entre 1807 y 1808 llegó a España, impuso a su hermano como gobernante.

Si las estructuras del dominio español empezaban a socavarse, desde finales del siglo XVIII y
a principios del siglo XIX, con motivo de los movimientos insurreccionales que se iniciaban en
América, el avance de la Revolución Francesa sobre Europa, y España, especialmente con la
ocupación francesa en España, a partir de 1808, se crearon las condiciones para desestabilizar y
debilitar más las estructuras del poder monárquico español, en América, y el de sus autoridades, e
impulsar el ideario de libertades y derechos que emanaban de las revoluciones antimonárquicas y
del republicanismo.

El que las tropas francesas hubieran capturado al Rey Carlos IV, así como al que le siguió, Fernando
VII, creó un vacío de poder que estimuló estos sentimientos independentistas, lo que provocó, como
el caso de Venezuela, que el 19 de abril de 1810, se redactara el Acta con la cual se consignaba un
nuevo gobierno, autónomo, pero fiel al Rey, y el 5 de julio de 1811 se hacía formal la Declaración
de Independencia de Venezuela, rompiendo definitivamente los lazos con España. Esta situación
de Venezuela se había visto favorecida por el establecimiento de la imprenta y el surgimiento de
periódicos y los espacios de opinión pública que fueron ganando terreno frente al oficialismo.

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La reacción frente a la detención de Fernando VII fue el desarrollo del movimiento Juntista, por el
cual se impulsaron los movimientos solidarios y de fidelidad a la monarquía española en España y
en el continente americano, bajo la bandera de la defensa de la Independencia de España.
El movimiento independentista frente a Napoleón en España sirvió para desatar movimientos
de solidaridad con la monarquía española depuesta, pero también para impulsar los propios
movimientos independentistas americanos frente a la España misma. El juntismo español y el
americano fueron en su esencia movimientos promonárquicos, pero contribuyeron a fortalecer los
movimientos autonomistas que marchaban hacia la independencia americana. Y si Napoleón había
logrado derrotar al monarca, quedaba claro a los ojos americanos que eso también era posible en
América.

3.10 La Constitución, Carta o Estatuto, de Bayona

La ocupación napoleónica, y su establecimiento en Bayona, con la llamada Constitución del 7 de


julio de 1808, que impuso junto a su hermano José como Rey de España, fue quizá la principal
razón que condujo a la convocatoria de las Cortes de Cádiz, luego que se produjeran los reacomodos
en torno a los sucesos que giraban alrededor de la familia real española, desde las abdicaciones
internas hasta la que se hace en favor de Napoleón.

Bayona impuso libertades que emanaban de los postulados de la Revolución francesa, como fueron
entre otras la libertad personal, la inviolabilidad del domicilio, los derechos de los privados de
libertad, la indicación de que las detenciones de las personas solo eran mediante flagrante delito
o por orden de juez, la abolición de las torturas, la inviolabilidad del domicilio, y se regularon
aspectos relacionados con la libertad de imprenta vinculadas con impresión, publicación y venta
de obras, dejando fuera de esta regulación los periódicos, siempre y cuando estas publicaciones no
perjudiquen al Estado.

Se estableció la libertad absoluta de imprenta sujeta a transcurrir dos años desde la vigencia de la
Constitución.

También se proclaman libertades comerciales, de cultivos e industria, de exportación e importación,


la igualdad de derechos de las provincias de América y Asia con la Metrópoli.

Judicialmente, entre otros aspectos se establecen tribunales conciliadores y apelaciones. También


se reconoce el derecho de vecindad de los extranjeros, así como lo relacionado con la igualdad de
fueros y la supresión de privilegios.

De todas estas libertades, en orden político, las más importantes fueron la personal y la de imprenta.
Bayona, igualmente, señaló en su integración de las Cortes o Juntas de la Nación que el estamento
del pueblo que la integraban, se compondría de diputados que debían venir nombrados desde las
Provincias de España y de las Indias.

Bayona mantenía la indivisibilidad del Reino español, es decir no liberó las colonias, puesto que la
misma Francia tampoco las había liberado, pero además las consideró como un objetivo estratégico.
Se mantenía el concepto de las “posesiones españolas” referido a las colonias.

No se estableció libertad religiosa, en tanto Bayona, y luego Cádiz, proclaman la religión Católica,
Apostólica y Romana en España y en todas sus posesiones, como la del Rey y de la Nación, sin

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permitir ninguna otra, situación que durante todo el siglo XIX dominó de modo perverso en un
régimen de intolerancia de pensamiento religioso en los países americanos recién independientes,
y asegurando la mayoría de ellos en su desarrollo constitucional igual precepto confesional de los
Estados recién emergentes, algunos de ellos, como Costa Rica, hasta la actualidad.

En la historia constitucional americana poco se rescata del texto constitucional de Bayona, y más
se enfatiza en las repercusiones hacia la estructuración del ordenamiento judicial, y los poderes
judiciales en América, el texto de la Constitución de Cádiz, así como del propio ordenamiento
jurídico francés.

Los representantes americanos en la reunión de Bayona, que los hubo, hicieron planteamientos
liberales, entre ellos libertad económica, asegurar la representación americana en las Asambleas y
la entrada de los diputados a las Cortes, con voz y voto, la igualdad de derechos y de intervención
en las Cortes, la abolición del estanco de Tabaco, la libertad de tránsito a España, la suspensión
de pagos de tributos a indígenas y castas, la amnistía general, el remplazo de los funcionarios
corruptos, la igualdad de derechos de las colonias con la metrópoli, la libertad para la agricultura,
la eliminación de restricciones a la industria, la supresión de la palabra “colonias” por “provincias
americanas”.

En Bayona no se discutieron, por parte de los representantes americanos, derechos o libertades


individuales, aunque si se dio la libertad de imprenta.

Los sucesos de Bayona habían evidenciado la posibilidad de la derrota del monarquismo español
y del régimen colonial.

3.11 La Constitución de Venezuela de 1811

Los movimientos independentistas americanos habían ya iniciado su marcha. No casualmente en


Venezuela, en 1811, el 5 de julio, se produce su Declaración de Independencia y el 21 de diciembre,
de ese mismo año, se promulga su primera Constitución, en la que declara los derechos de la
Libertad, la Igualdad, la Propiedad, la Seguridad, Constitución de cortísimo plazo, pues el 21 de
julio de 1812 se inaplicó.

Lo que había sucedido en España, con motivo de la ocupación napoleónica, había contribuido a
esta situación en Venezuela, que resultó de la determinación en Caracas de constituir una Junta en
apoyo a Fernando VII el 19 de abril de 1810, lo que siguieron otras ciudades, que desembocó en
una guerra interna.

3.12 Las Cortes de Cádiz

La ocupación francesa gestó un movimiento en contra de la misma, y del mismo modo, condujo,
a un movimiento político jurídico alterno a lo que se había dispuesto en Bayona. Si Bayona había
resultado en una Constitución, había igualmente que procurar la gestación de un texto alterno, que
tuviera una representación política diferente y conforme a esta reacción antinapoleónica.
Con los alzamientos de Aranjuez en marzo de 1808, la constitución de Juntas Provinciales, que
llegaron a 13, con amplia base popular, hasta la Junta Suprema Central, y los propios movimientos

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juntistas en el continente americano, y los movimientos solidarios a favor de la monarquía y de
Fernando VII, se manifestó la resistencia a la ocupación napoleónica. No casualmente muchas
ciudades del continente después fueron reconocidas en su lealtad al régimen monárquico, como lo
fue la misma ciudad de Cartago, capital de la Provincia de Costa Rica.

Durante la ocupación napoleónica el poder alterno del juntismo se mantuvo, y fue más fuerte
su repercusión en las colonias americanas que la influencia propia de Bayona y de Napoleón en
América, situación natural por el control españolista que había en el continente.
La Junta Suprema Central en vísperas de su disolución, a favor de la Regencia constituida por cinco
miembros, convocó el 29 de enero de 1810 a la Constitución de las Cortes Generales.

El poder napoleónico en España fue débil y más cuando la expansión napoleónica sobre Europa
también se debilitó, y el propio José Napoleón tuvo que abandonar España en 1913, así como sus
últimas tropas que en junio de 1814 dejaron España, permitiendo de nuevo restituir a Fernando VII
en el trono.

Al interior del movimiento juntista se había producido la necesidad de convocar a la integración


de la Cortes Generales, como una instancia de representación nueva, de hecho como un nuevo
poder representativo, aunque integradas sustantivamente por personas del clero y la nobleza, sin un
contenido revolucionario liberal.

El 22 de enero de 1809 fueron invitadas las colonias españolas a nombrar sus diputados para
las Cortes, cuya convocatoria se hizo el 18 de junio de 1810 para empezar a funcionar el 24 de
setiembre, para que finalmente el 19 de marzo de 1812 se promulgara la Constitución de Cádiz.

En Cádiz confluyeron sectores tradicionales ligados al antiguo régimen y sectores reformistas


influidos por la ilustración y las ideas liberales, tanto europeas como las que se habían gestado en
España

3.13 Las Libertades y derechos en la Constitución de 1812, de Cádiz

Durante el período de sesiones de las Cortes, fue cuando se produjo el mayor espacio y tiempo de
ejercicio de libertades y derechos, en este caso de los representantes ante las Cortes, y con ellos de
sus representados.

Del mismo modo que muchas de sus demandas y libertades expresadas durante las sesiones, no se
vivieron antes de las mismas en la vida iberoamericana, tampoco después de restituido Fernando
VII, y suspendida la Constitución de Cádiz, en 1814, se siguieron viviendo.

Por otra parte, muchas de las demandas políticas de las libertades se seguían agitando por parte de
los movimientos políticos que en América ya habían surgido, y que estaban luchando abiertamente
contra el orden colonial español. Así, el establecimiento definitivo de muchos derechos y libertades
resultará, justamente, del triunfo político revolucionario de estos movimientos y de la derrota de la
monarquía española y sus autoridades en América.

Políticamente, Cádiz introdujo la representación nacional e hizo surgir el ciudadano en tanto los
diputados representantes lo eran por la Nación, como unidad nacional, reconociendo el derecho de
voto a los mayores de 25 años.

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Los delegados centroamericanos a Cádiz conocían los sucesos europeos y revolucionarios que
sacudían el viejo continente, pero también habían vivido sucesos antiespañolistas insurreccionales
en Centroamérica. Desde los sucesos de Bayona ya se habían producido manifestaciones importantes
orientadas a declarar la Independencia de Centroamérica.

El pensamiento político revolucionario francés y el liberalismo político inglés eran igualmente


conocidos, al punto que al delegado guatemalteco su Ayuntamiento le instruye en ese sentido, en
que se ataca el despotismo del régimen español.
La nación se entendía como la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios, y la soberanía
depositada en la Nación.

Cádiz declara el origen del Estado confesional haciendo de la religión católica, apostólica y romana
la única verdadera, y de la nación española, prohibiendo el ejercicio de cualquier otra. Consideró
igualmente al Tribunal del Santo Oficio, a la Inquisición, contrario a lo que se estaba disponiendo.
Establece el gobierno monárquico moderado hereditario, y al establecer la Cortes reconoce el
derecho de sufragio, prohíbe los tormentos, la confiscación de bienes, la inviolabilidad del domicilio,
establece escuelas de primeras letras en todos los pueblos de la Monarquía.

3.14 La Libertad de Expresión en Cádiz y en América

En su Artículo 371 la Constitución de Cádiz señala claramente la libertad de escribir, imprimir,


publicar las ideas políticas por parte de los españoles, sin necesidad de licencia, revisión o
aprobación alguna anterior a la publicación. Proclama de esta manera la Libertad de expresión.

De esta manera en Cádiz se reconoce esta libertad de expresión que, obviamente, en el continente,
ya se ejercía desde los campos de batalla por la Independencia, especialmente por aquellos que
enfrentaban el régimen monárquico y colonialista español, y debían usar estas libertades estratégica
y tácticamente para agitar y divulgar las ideas emancipadoras, y para movilizar y organizar alrededor
de ellas, pero también para desinformar al enemigo político en el continente y a sus ejércitos, como
bien señalaba Bolívar respecto al papel de la imprenta y las ideas en la guerra revolucionaria, que
eran tan importantes como los pertrechos.

La introducción de la imprenta en América, especialmente en vísperas de las Cortes de Cádiz, ya


había sido empezada a usar, como instrumento de la Libertad de Expresión, en algunas regiones,
para agitar en torno a la protesta anticolonial española, para debatir ideas, para ejercer la tolerancia,
para desarrollar un espacio público de pensamiento, como derecho para publicar pensamiento,
para la información de las personas y la nueva ciudadanía, para la formación de una nueva opinión
pública y para ejercitar la libertad política, así como para ejercer también control político sobre
las autoridades, elemento esencial del naciente Estado de Derecho, como bien se recoge en la
Constitución del 21 de diciembre de 1811 de Venezuela, en su Artículo 2, Capítulo 8, cuando indica
que “será libre el derecho de manifestar los pensamientos”.

Cuando en Cádiz se igualan americanos y españoles, cuando se dividen los poderes públicos,
cuando los diputados asumen la representación de la nación española, de ambos hemisferios, con
su nueva estructuración provincial y sus instituciones de justicia y de educación proyectadas, tan
solo se le está dando unidad formal a lo que antes de Cádiz también estaba unido pero desintegrado
socialmente en lo que a los intereses de España correspondía.

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Cádiz era una respuesta tardía a los movimientos independentistas e insurgentes americanos, y
una respuesta inmediata a la ocupación francesa en nombre de la libertad y de la independencia de
España, porque después de Cádiz se aceleró el proceso de independencia de las colonias americanas.

La lucha contra la ocupación francesa en España obligó a ejercer espacios de agitación pública a
favor de la Independencia de España y en contra de la ocupación extranjera, que fueron espacios
reales de agitación política, movilización y organización, de libre expresión, desde la resistencia,
contra la dominación francesa.

El corto plazo de la Constitución de Cádiz, hasta 1814, y luego durante un breve plazo en 1820,
hizo que lo logrado en Cádiz no solo desapareciera del imaginario político colectivo inmediato
americano, sino que cuando se quiso volver a instaurar era demasiado tardío.

Ninguno de los procesos independentistas americanos tiene por bandera las Cortes de Cádiz ni
su Constitución, ni su progresismo, ni sus planteamientos reformistas comparados con el antiguo
régimen. Cuando en América se analiza el juntismo americano se ve en función del sostenimiento
del régimen monárquico.

Permanecía, a todos los efectos en el ideario político revolucionario independentista, la monarquía


y el orden colonial español, y ese era el objetivo de lucha de las fuerzas antiespañolistas e
independentistas americanas, no otro.

La naturaleza de la dominación colonial no había cambiado. No casualmente, por citar un país,


como Costa Rica, al surgir como país independiente, el Congreso en 1823 al referirse al último
gobernador colonial, Juan Manuel de Cañas, se le trata como un déspota, un opresor, un hombre de
procederes arbitrarios, que naturalmente ya no debía seguir gobernando el país, y que fue justo el
movimiento que desconoció su carácter de administrador- Gobernador – colonial.

Y, un expresidente de la República, en 1924, cuando se dispone por el Congreso rescatar en


publicación la presencia del diputado costarricense Florencio Castillo en las Cortes, veta dicha
ley considerando que “cuanto se hizo y se dijo en las Cortes de Cádiz podrá tener valor para los
españoles, pero para los americanos y en especial para nosotros todo aquello nada significó” (1).

Y estas palabras no por desconocimiento de lo que fueron las Cortes, hoy más ampliamente
estudiadas, sino porque en el fondo el expresidente hacía una valoración política de lo que sucedía
en España, para los españoles de ambos hemisferios, sabiendo que simultáneamente que en esos
mismo años ya se lucha por romper las relaciones coloniales, de poder y presión española en
América.

Por eso la lucha antiespañolista y anticolonial es contra las autoridades españolas, es por romper
con España, pero también para derrocar las autoridades locales que las representan.

Los movimientos insurreccionales que se produjeron en Centroamérica, durante la ocupación


napoleónica, y los años siguientes hasta la Independencia, no fueron para mantener la monarquía,
o a Fernando VII, a pesar de que también hubo Juntas a su favor, sino que fueron movimientos
contra las autoridades monárquicas españolas con reivindicaciones propias, dentro de las luchas
generales de la Independencia americana. El aplastamiento de los movimientos insurreccionales en
Centroamérica se hace igualmente en nombre de mantenerse “permanentemente fiel a España y a
su monarca Fernando VII”.

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Después de Cádiz, una vez restaurada la monarquía, se restauró la represión y la persecución
contra los liberales americanos, contra los revolucionarios, contra los anticolonialistas, y sus ideas
perseguidas y prohibidas de divulgar.

3.15 Cádiz no produce una Declaración de los Derechos del Hombre y


del Ciudadano español

Los seis diputados centroamericanos y los dos suplentes en las Cortés cumplieron su papel.
Especialmente destacaron los Doctores Antonio Larrazábal y Arrivillaga y Florencio Castillo (2).

En su participación hablaron y defendieron posiciones relacionadas con los principales derechos y


ejercicio de las libertades. Quizá fue este tiempo, el de las Cortes, cuando con mas fuerza no solo
se debatieron, sino que se ejercieron ricamente estos derechos básicos de libertad de expresión,
opinión y de pensamiento.

Antes que Cádiz, en América, estos se ejercían desde la oposición política en términos de la
agitación político revolucionaria antiespañolista y antimonárquica, y de las sociedades secretas
como la Masonería, en la divulgación clandestina, secreta y discreta de panfletos y literatura clásica
de los grandes pensadores liberales y de la ilustración europea que se hacían circular.

Los diputados centroamericanos se destacaron en la defensa y lucha de principios, libertades y


derechos. Ellos plantearon entre otras cosas, como lo hizo Andrés Llano, la no exclusión de las
castas americanas de la ciudadanía, la representación e igualdad de las colonias ultramarinas, se
opuso a las formas de vasallaje que existían en América, propuso el recurso de Hábeas Corpus en
la Constitución, defendió la libertad de imprenta y la igualdad de representación entre españoles y
americanos.

Florencio Castillo buscaría “el bien general de la monarquía española” y en lo especial los intereses
referidos a la provincia de Costa Rica y de cada una de las provincias de Centroamérica. También
planteó el problema de concepto Patria, como un concepto más allá de la Provincia, referido a la
nacionalidad que había en todo el reino. Se preocupó por la situación de los indígenas.

Castillo cuando aceptó la Diputación hizo referencia en conocimiento a la Declaración de los


Derechos del Hombre y a los deberes que le impone la Patria. Planteó, además, el problema de la
igualdad de salarios de los diputados que era en el fondo el de la igualdad jurídica de los diputados.
Se pronunció y luchó contra los castigos degradantes y las torturas.

Castillo y Larrazábal eran de paso abolicionistas, estaban contra la esclavitud, y estaban por la libertad
de los indios, de sus derechos a la propiedad, e igualmente defendieron a los afrodescendientes y
a las castas.

Antonio López de la Plata, el Diputado de León defendió los derechos de ciudadanía para las castas
americanas, abogó por la protección de los indígenas en sus derechos socioeconómicos y luchó por
la libertad de comercio.

Después de 1814 la reacción monárquica de nuevo restringió los espacios de divulgación de ideas,
reprimió con fuerza a quienes ya se levantaban en armas y en resistencia política movilizada, sin
poder impedir que las ideas de la revolución y del anticolonialismo calaran cada vez más fuerte.

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Si de alguna manera Cádiz pretendió impulsar un nuevo proyecto social para España, las diferencias
que permanecieron especialmente con las colonias se hicieron inviables, además por la restauración
monárquica conservadora que le siguió, sobretodo con las discriminaciones mantenidas para
obtener la ciudadanía, así como por los mecanismos de administración colonial que consolidaron
la dominación existente y reprimieron más la insurgencia independentista.

La Libertad de Expresión, obviamente, la ejercía la autoridad española, civil, militar y religiosa


oponiéndose a los movimientos insurreccionales, en la defensa de su situación, e ideológicamente
justificando su condición de dominadores.

Lo que hoy son derechos en Cádiz se lucharon como libertades en su forma de Derechos del
Hombre, la libertad de las personas, de opinión, de expresión, de imprenta, de comercio, y los
derechos políticos más como derechos de participación.
Cádiz no produjo una Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano español, menos
universal, ni estableció la Constitución un apartado o capítulo especialmente dedicado a ellos.

En la Constitución de Cádiz son los hombres libres los que pueden disfrutar de los derechos de
libertad, seguridad, igualdad y propiedad, los ciudadanos. En Cádiz, se trató de introducir en la
Constitución el concepto de súbditos para los no españoles en franca referencia a los sometidos
en autoridad al monarca, aspecto que combatieron los representantes centroamericanos y otros
americanos.

3.16 La libertad y la igualdad

La libertad y la igualdad son claves en Cádiz. La libertad en tanto refiere a la relación con el poder,
con la dominación, con la participación, con la toma de decisiones, como base del ejercicio de las
otras libertades y derechos.

Por ello la importancia también de la integridad física, la abolición de las torturas, el derecho de
Hábeas Corpus, el derecho a la vida misma es esencial y correlacionado, junto con la libertad
de pensamiento, de ideas, de expresión, ésta en lo que ella contiene, libertad de imprenta, de
publicación, de divulgación, y por ello también la prohibición del Santo Oficio, máximo tribunal de
censura y de represión en este orden de temas.

Cuando la Constitución señala en su Artículo 4 la “obligación de conservar y proteger la libertad


civil, la propiedad y demás derechos legítimos del individuo” indica en primer lugar una limitación
sobre el gobernante o la autoridad gobernante en cuanto que no puede actuar impunemente contra
las personas, en tanto le obliga a actuar en su protección para asegurar dicho ejercicio de esas
libertades, como queda establecido en las limitaciones que se le imponen al monarca respecto a los
individuos, como manifestación del origen del Estado de Derecho moderno.

Esta libertad civil se debe asegurar para poderse ejercitar, de ahí la seguridad de las personas
como una obligación del Estado o de la sociedad para que así los ciudadanos puedan realizarse en
sus libertades y derechos, y se asegure el ejercicio de las libertades de los hombres libres, de allí
también el principio del Hábeas Corpus.

Preocupación de los representantes centroamericanos, especialmente de Florencio Castillo fue la


abolición del trabajo esclavo, en tanto la manifestación real de las relaciones de trabajo tenían las

44
características de la esclavitud, especialmente en las instituciones de la mita y de la encomienda,
y que aunque desaparecida la esclavitud seguía funcionando de hecho de esa forma. Pero, también
para los negros.

El problema de la esclavitud, que tiene que ver con la libertad humana, fue parcialmente atendido
por las Cortes al discutirse la prohibición del comercio de esclavos, aunque fue hasta 1817 que
la monarquía española abolió la esclavitud, cuando también el régimen colonial en América se
desmoronaba, y muchos de los esclavos habían sido atraídos a la causa de la Independencia.

Florencio Castillo reconoció que los esfuerzos abolicionistas anteriores a Cádiz quedaban nulos
ante la realidad de los propietarios y amos americanos.

La libertad de comercio fue importante como tema de la Constituyente, por los diputados
centroamericanos, en tanto se pedía la supresión de las estructuras monopólicas existentes, como
los estancos, contra los cuales había habido, como el fue caso también de Costa Rica, protestas
organizadas de carácter antiespañolista. Si en otros aspectos la libertad de comercio había sido dada
desde finales del siglo XVIII, lo que facilitó el intercambio mercantil y la competencia, y también
permitió la penetración de nuevas ideas al continente, el control de puertos seguía siendo severo en
algunas regiones. La libertad de comercio se veía como un elemento indispensable para el progreso
de América.

El derecho a la representación igualitaria fue importante en su discusión porque evidenció el pacto


colonial existente, la necesidad o no de mantenerlo, puesto que para algunos diputados, incluido uno
de los guatemaltecos, esa desigualdad era la causa de la lucha insurreccional en la consideración de
que parte de esa lucha estaba orientada únicamente a lograr la igualdad de americanos y españoles,
y que no lográndose se orientaría por la separación total, como se estaba ya planteando.

Cuando se discutieron las condiciones para ser diputados, Florencio Castillo se distinguió
defendiendo la participación de los americanos sin discriminación censal. La libertad de expresión
fue la manifestación de la participación de los constituyentes gaditanos con sus diversas posiciones.
Esta libertad de expresión lo fue de pensamiento y de ideas, de las corrientes que inspiraron a
los diputados y de las tesis que sostuvieron en sus discusiones, de los recursos de análisis que
realizaron sobre las situaciones que justificaban sus posiciones.

Esta libertad de expresión y de pensamiento se acompañó de la libertad de imprenta y la misma


libertad con que se recogieron y conservaron los discursos e intervenciones de los diputados,
libertad que permitió también divulgar y dar a conocer ante quienes seguían atentos los sucesos de
Cádiz, así como para darle la publicidad legal que se merecían dichas intervenciones, como fuente
de derecho y de pensamiento de la representación política que se estaba ejerciendo. Por ello esto se
acompañó de la abolición de la censura y del propio Tribunal de Santo Oficio, puesto que la censura
contribuía a la negación del conocimiento, de su trasmisión o divulgación de ideas.

La Libertad de Expresión se introdujo lentamente en el desarrollo constitucional americano desde


el siglo XIX, como parte de los derechos y libertades individuales. En algunos casos, especialmente
en el siglo XIX, presidentes de América asumieron con clara conciencia la defensa de esta libertad
y derecho, y la promovieron, reconociéndola como un ejercicio fundamental en el Estado de
Derecho, y del control ciudadano por ella ejercido de la gestión pública y del quehacer de las
autoridades de gobierno o de Estado.

45
3.17 ¿La Libertad de expresión la más importante de las Libertades?
La libertad de expresión se considera hoy como un elemento consustancial al régimen democrático,
en tanto facilita la participación ciudadana, la formación de consensos y la toma de decisiones
políticas de la mayorías, y de lo que hoy también se llama la opinión pública.

Si bien es cierto que la libertad de expresión cada vez se considera mas un derecho humano, de
carácter universal, inherente al ser humano por su condición, también es cierto que sigue siendo
objeto de regulaciones, limitaciones y censuras como parte de considerarlo una libertad ciudadana
sujeta a lo que disponga cada ordenamiento político de cada país o realidad político institucional.
Así como se asocia a la propia estructura del Estado de Derecho también se hace inherente a la
condición del Estado Social de Derecho y del Estado Social y Democrático de Derecho.

En América es difícil ver un solo país que pueda preciarse de tener un régimen de absoluta libertad
de expresión, porque una de las esferas más intervenidas y más dañadas en este sentido, por
los gobiernos, como aparatos u órganos de administración estatal, es el campo de la libertad de
expresión en medios de comunicación o de los medios de comunicación, al punto que en muchos
de ellos se impone casi de manera natural la autocensura de los productores y periodistas en sus
notas, o la advertencias a gestores de opinión sobre expresiones, párrafos o artículos completos que
pueden no ser aceptados para su publicación, por las implicaciones legales que les puede acarrear,
o la presión política que desde gobiernos también puede ejercerse, mediante el terror reverencial
del Estado y del gobierno de turno, el miedo judicial, militar o económico que puede producirse, y
también por el asesinato directo que sufren decenas de periodistas y comunicadores de opinión hoy
en todo el continente. Esto acompañado que América apenas hace 20 años ha venido saliendo de
una larga noche de dictaduras y tiranías, y gobiernos autocráticos, que han permeado y debilitado
de esas formas el ejercicio de esta libertad de expresión.

La libertad de expresión hoy alcanza a las personas en su ejercicio racional de manifestar su


pensamiento, ideas, comentarios y opiniones en tanto se producen de manera respetuosa, no
injuriosa ni difamante, ni ataque el honor o la intimidad, ni inciten a la comisión de delitos, ni
tampoco de regularla previamente a su manifestación.

Hoy también la libertad de expresión incluye el concepto libertad de información, tanto en posibilidad
de accesar la información como de ser informado pública o privadamente por los distintos medios
en capacidad de brindar esta información, y más aún cuando las sociedades modernas se inscriben
en distintas corrientes políticas, filosóficas, religiosas, científicas o artísticas culturales, y por la
diversidad de actores que en este campo participan.

Pero, por la misma razón, y por el gran peso que hoy tiene la mayor participación ciudadana, la
libertad de expresión va adquiriendo sobre el ejercicio de otras libertades y derechos una supremacía
doctrinal y jurisprudencial en su jerarquía.

La libertad de expresión es el derecho también de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas


de cualquier naturaleza en forma oral, impresa o cualquier medio que lo permita.

La libertad de expresión es también el derecho a estar informado y correctamente. En este


campo se ha avanzado sobre los lenguajes comunicaciones de manera que hoy se atiende a que
en determinados medios de comunicación se introduzcan tecnologías o lenguajes especiales para
públicos que tienen alguna discapacidad, y facilitarles de esa manera el derecho a la información.

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El panorama de la libertad de expresión en el continente sin lugar a dudas es mejor que en 1812,
pero también mejor que 1990 cuando todavía había una buena mayoría de países que sufrían
institucionalmente limitaciones políticas severas.

Hoy prácticamente no hay dictaduras ni tiranías en el continente. Haciendo excepción del golpe de
estado de Honduras y la forma como fue depuesto el Presidente de Paraguay, en términos generales
todos los países del continente tienen su propio Estado de Derecho, su sistema constitucional,
su sistema electoral de representación política, y en todos los países hay gobiernos elegidos y
surgidos de procesos electorales, que descansan en un sistema de libertades y derechos, que incluye
la libertad de expresión.

Pueden cuestionarse aún sistemas de gobierno, y de ejercicio de gobiernos en el continente, pero


cada vez se avanza también más en un orden internacional de amparo y de protección del ejercicio
de los derechos y libertades de los hombres y de los ciudadanos, de los derechos humanos en
general, que adquieren cada vez más fuerza en el abanico de estas libertades y catálogo de los
derechos, y dentro de estos la libertad de expresión va siendo cada vez más incorporada y aceptada
como uno de estos derechos o libertades internacionalmente aceptada como parte de esos derechos
y libertades superiores, inherentes a la condición de los seres humanos, e irrenunciables.

Los tratados y convenios internacionales, las legislaciones interiores, aún con sus amenazas
restrictivas, que hay hoy en esta materia, potencian un mundo mejor, una ciudadanía mejor, más
informada, más formada, más responsable políticamente ante los retos y desafíos que enfrentan las
sociedades americanas y más libre por el conocimiento que disponemos.

Hoy la Libertad de Expresión es el resultado de un gran debate internacional, ¿por qué no mundial?,
que se da en el escenario de la participación ciudadana global y globalizada, entre amenazas,
restricciones, cierre de medios y asesinatos de comunicadores, que sigue tocando la misma fibra
que atendieron los diputados en Cádiz, la naturaleza de la Igualdad y la Libertad de los hombres
por el pensamiento, el conocimiento, el acceso a la información, para una mejor formación y
participación ciudadana en las grandes responsabilidades políticas para lograr la mayor felicidad
posible para los pueblos, los hombres las mujeres, la ciudadanía del siglo XXI.

3.18 Notas

1.- Ricardo Jiménez Oreamuno, Abogado y Notario, Presidente de la República 1910-24, 1924-
28 y 1932-36. También fue Presidente del Congreso y de la Corte Suprema de Justicia. Hijo del
expresidente Jesús Jiménez Zamora 1869. Uno de los hombres públicos más distinguidos dentro del
movimiento liberal costarricense. Las palabras de Jiménez las cita el historiador Ricardo Fernández
Guardia, en su libro “Don Florencio del Castillo en las Cortes de Cádiz”.

2.- El Presbítero Florencio Castillo ha sido tradicionalmente conocido como Florencio del Castillo,
y hasta ahora generalmente así se le ha tratado. Una investigación, las más seria que sobre él se ha
realizado, por el historiador costarricense Manuel Benavides, en 2010, argumenta documentalmente
que el nombre correcto es Florencio Castillo, que el “del Castillo” solo lo usó una vez en toda su
vida, cuando tenía quince años, y que no pertenecía a familia aristócrata alguna que le mereciera
usar esa distinción.

47
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Volio Brenes, Marina.- Costa Rica en las Cortes de Cádiz- Editorial Juricentro,1980, p 206

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4. Las Cortes de Cádiz y las Municipalidades de Centroamérica

Rolando Castillo

4.1 Introducción

En este ensayo iremos dibujando las grandes líneas de gestación de nuestros tiempos.
“El congreso de sabios” de las Cortes de Cádiz (ese gran debate que abre los tiempos
modernos, esa anticipación de la historia) nos permitirá adentrarnos en las ideas básicas de
construcción del Estado-Nación, subrayando la parte histórica del mismo, como lo fueron,
y lo son, las municipalidades. Consideraremos que las municipalidades fueron el pivote
central para la reestructuración del espacio y del poder en América Latina, sentaron las bases
de la independencia y, posteriormente, contribuyeron a la fragmentación de Centroamérica
jugando así, indudablemente, un papel protagónico en la construcción del Estado.

El impacto de la Constitución de Cádiz en el imaginario político centroamericano y en las


instituciones del Estado, constituye una parte intrínseca de la historia. En este ensayo, nos
centraremos más en la parte política y el desenvolvimiento histórico de las municipalidades.
Cada una de las partes que lo conforman, merecen un desarrollo más amplio y profundo.
Y, sobre todo, mayor investigación sobre la parte centroamericana, desde la representación
en las Cortes de Cádiz hasta nuestros días. Esa será una de las tareas colectivas por hacer
desde una lógica interdisciplinaria.

Las revoluciones en el atlántico, envolvieron a Centroamérica, en un proceso plagado por


las turbulencias, las mutaciones y la incertidumbre. Durante esos cambios es importante
subrayar, que muchos hombres estuvieron a la altura de los tiempos y entre ellos, los
centroamericanos. Larrazábal y Florencio Castillo en la cúspide. La participación indígena
durante las turbulencias y más allá de ella, es notable.

Agradezco el apoyo de las historiadoras Mónica Quijada, a quien dedico este ensayo, y
Marta Elena Casaús Arzú por su apoyo, críticas y comentarios.

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4.2 Los ayuntamientos en Centroamérica

En 1532 el influyente dominico Francisco de Vitoria escribía en Relectio de indis, una de las
obras más notables de la época: “una república se llama a una comunidad perfecta. Perfecto
es mismo que todo. De donde se llama imperfecto a lo que le falta algo y, perfecto, a lo
que nada falta. Es por consiguiente, república o comunidad perfecta aquella que es por sí
misma todo, o sea, que no es parte de otra república, sino que tiene leyes propias, consejo
propio, magistrados propios y no es ningún inconveniente que haya muchos principados o
repúblicas perfectas bajo un mismo príncipe. La república debe de bastarse a sí misma”.1

Una de las lógicas más importantes del régimen colonial será hacer compatible la
permanente doble pulsión entre lo local y lo general, que tendrá expresión constante en
la configuración institucional del régimen. Es decir, el régimen consigue dar respuesta a
la siguiente pregunta: ¿cómo resolver una organización social corporativa (Monarquía)
con niveles de autonomía? En palabras de Baltasar Gracián en 1640: “en la Monarquía
española, donde las provincias son muchas, las naciones diferentes, las lenguas varias, las
inclinaciones opuestas, los climas encontrados, así como es menester gran capacidad para
conservar, así mucha para unir”.2

¿Cómo resolver una organización derivada de la Monarquía Absoluta con vastos territorios
y la heterogeneidad general en América?

El basamento de la organización institucional será el cabildo3. Éste sirvió a menudo como


una especie inicial de autoridad en un territorio recién ocupado hasta el establecimiento
de un sistema de funcionarios nombrados por el Rey. “Además, en el imperio español,
como en el romano, la ciudad retuvo algo del carácter de la antigua civitas o ciudad-estado.
Era más que una comunidad: incluía también un decreto suburbano; cada ciudad, en las
regiones más colonizadas, se extendía hasta los límites de sus vecinas”.4

Una de las células más importantes de la organización del poder colonial fueron los pueblos
de indios. La reducción de éstos, iniciada en el Reino de Guatemala por el Obispo Francisco
Marroquín y el Presidente Alonso López de Cerrato, comienza en el año de 1547, asociada
a la abolición de la esclavitud y a las llamadas leyes nuevas. Más tarde, en el año 1602,

1 Citado en Alda, Sonia. “La participación indígena en la construcción de la República de Guatemala”. XIX UAM Ediciones. Madrid
2002, página 46.

2 Citado en Quijada, Mónica “¿Que Nación? Dinámicas y dicotomías de la Nación en el imaginario hispanoamericano del siglo
XIX”, en Cuadernos de Historia Latinoamericana. François Xavier Guerra y Mónica Quijada, Coordinadores. AHILA 1994, página
28

3 En las Siete Partidas de Alfonso X El Sabio (1221-1284) se define el pueblo como ayuntamiento y éste como toda la comunidad
residente en el mismo. La relación entre la ciudad y la soberanía fue reforzada por la conquista. Durante Carlos III, cuando se
establecieron cuatro intendencias en el Reino de Guatemala, las ciudades se convirtieron en capitales de distrito que dependían
directamente de la Audiencia y del Capitán General residente en Guatemala. Citado en Dym, Jordana “Our pueblos, fractionswith
no central unity: Municipal sovereignty in Central America, 1808-1821” Hispanic American Review No. 86, DukeUniversityPress
2006 página 437

4 Haring C.H. “El imperio hispánico en América”. Ediciones Peuser, Buenos Aires, primera edición, 1958, página 191

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por medio de una Cédula Real, se autoriza el repartimiento de indios5 y se ordena crear
pueblos cercanos a las haciendas, consagrando el trabajo forzado en el Reino.

La creación de una sociedad dual: república de españoles y república de indios, impuso


la separación residencial. “La organización política y social del mundo indígena en la
sociedad colonial se caracterizó por la difuminacion de una multitud de pequeños concejos,
siguiendo el modelo castellano, que no actuaba más allá de la jurisdicción de sus respectivos
municipios, creando formas de identidad e intereses locales y comunitarios persistentes
en la actualidad. La concentración de la población en pueblos, modificó la forma de
hábitat disperso del período prehispánico, y la república de indios, integrada por un gran
colectivo de concejos iguales y autónomos entre sí, destruyó la organización jerárquica y
regional prexistente. Sin embargo, en el interior de cada pueblo se mantuvieron unidades
sociales prehispánicas, unidas por un descendiente común, que fueron identificadas como
parcialidades y se agruparon por barrios”.6

Equiparando al rústico peninsular con el indio americano, se concentró el ámbito de su


autonomía al espacio local, haciéndolo compatible con una organización corporativa
que funcionaba como un todo. Al hacer justicia a través de leyes, se justificaba el poder
monárquico. Cada república era autosuficiente y las autoridades no representaban al poder
central sino a sus respectivas republicas.

Los pueblos de indios7 no tenían el mismo status que su contraparte: la república de


españoles. Los primeros estaban circunscritos a su espacio municipal y legalmente no podían
moverse a otros lugares para residir. Los indios eran considerados población conquistada
y digna del tutelaje de la corona, tenían status de pueblo no de ciudad ni de villa, como lo
tenía su contraparte española. Aunque los cabildos indígenas tenían las mismas posiciones
que el cabildo de españoles, estos últimos, como conquistadores, cooptaron la estructura
jerárquica indígena representada en los alcaldes que eran al mismo tiempo principales de
sus pueblos. Sin embargo, respetaron la organización indígena de origen prehispánica, en
la cual se empieza el servicio civil desde lo más bajo de la jerarquía y se va moviendo de
acuerdo al mérito y en el cual, poder y autoridad, son equivalentes.

“Respecto a otras áreas europeas, en Iberoamérica la dimensión municipal adquiere


aún más importancia debido a la ausencia, durante toda la época colonial, de órganos
representativos de los reinos. Además, el cabildo fue una institución de autonomía local
tanto de la sociedad blanca o criolla (los cabildos de españoles) como de la sociedad
indígena (los cabildos de indígenas). En efecto, la historiografía de los últimos veinte años

5 Ver Martínez, Severo “La patria del Criollo”. Ediciones en marcha. XIII edición. México 1994 pagina 453.

6 Alda pagina 44.

7 Los españoles transfieren a América el principio de la soberanía municipal y el término de pueblo en su manera de una específica
municipalidad, se refiere solo a las agrupaciones de indios. “Los pueblos de indios formaban unidades políticas y territoriales. Algu-
nas jurisdicciones dentro del Reino cuyas cabeceras como Quezaltenango (Guatemala) y Matagalpa (Nicaragua) fueron requeridas
para formar gobiernos de la ciudad y municipalidades como la de los españoles, sirviendo de centros administrativos y judiciales.
En la América Hispana, la idea genérica de pueblo adquirió un significado étnico y territorial, así como municipal,..” Dym HAHR
pagina 440-

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ha demostrado ampliamente cómo esta institución de origen europeo fue manejada por los
indígenas para redefinir su identidad a raíz de la Conquista, estas comunidades gozaban de
personalidad jurídica y ejercían importantes funciones jurisdiccionales sobre el territorio y
no es por casualidad si, aún al final del siglo XVIII, en Hispanoamérica se seguía utilizando
el término ‘res pública’ no tanto para indicar una entidad política superior, sino más bien
como atributo de las ‘communitas’, correspondientes a los cabildos (república de españoles
y república de indios)”.8

La permanente evolución del ayuntamiento se puede medir por el incremento constante


de funciones y de funcionarios, en el caso del Cabildo de Guatemala9, pasa de cuatro
funcionarios, en la época de su fundación (1524), a veinte, cien años después. Su
afirmación como institución es aumentada por concesiones reales, durante casi todo el
siglo XVI, salvo pocas excepciones era encomendada por la autoridad real a ciudadanos
de mérito quienes ocupaban puestos importantes del ayuntamiento. “Sin embargo, con el
enorme incremento experimentado en los gastos públicos de la corona, esta se vio en la
necesidad de declararlos oficios vendibles.10” La implantación de dicho sistema marcara
la evolución posterior de los ayuntamientos, dándole una nueva forma a su composición,
oligarquizándola y, al mismo tiempo, restringiendo el ingreso al resto de la población. Este
será uno de los rasgos distintivos de todos los ayuntamientos, y en particular del Cabildo
de Guatemala.

4.3 Las reformas borbónicas

Cuando Felipe V, el primer monarca borbón, es investido en el trono de España en 1700,


se enfrentó a toda una serie de complejos problemas, entre ellos, la multiplicidad de
instituciones gubernamentales y estructuras dejadas por sus antecesores, quienes tenían
como objetivos el control y la lealtad de territorios y poblaciones más que la eficiencia y
el beneficio económico. El Rey, proveniente de una familia de la nobleza francesa inició el
desarrollo de nuevos métodos de gobierno, remplazándola mezcla de instituciones legadas
por los Habsburgo por aquellas basadas en la uniformidad, tanto en la península como en
las Américas, que proveyesen de apoyo para asegurar recursos económicos a la corona.

Como consecuencia de los intentos borbónicos de centralización y eficiencia gubernamental


para hacer rentables para la corona los territorios, a partir de 1760 se experimentó la
construcción de Estado y gobiernos de las ciudades, como solo se había visto en los
tiempos de la conquista. Más gobierno significaba más autoridad, tanto a nivel local como
en el centro. Se consolidaba así el centro del poder y, al mismo tiempo, se incrementaba
la administración en las cada vez más grandes y dispersas tierras del interior. El creciente

8 Morelli, Federica, “Los orígenes y valores del municipalismo iberoamericano” en ARAUCARIA, numero 18. “007 Pagina 117

9 El cabildo de Guatemala desempeñó hasta 1754 la función de Corregidor de más de 70 pueblos de indios (Corregimiento del valle
de Guatemala).

10 Palma Murga, Gustavo. “Núcleos de poder y relaciones familiares en la ciudad de Guatemala a finales del siglo XVIII” en MES-
OAMERICA año 7, cuaderno 12, diciembre de 1986. Guatemala, página 245.

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interés de los borbones en los gobiernos, implicó la resurrección de las élites locales
quienes encontraron nuevas oportunidades para el ejercicio del poder y mejores formas
para proteger sus intereses.

Mientras que el siglo XVII se caracteriza por un proceso mayor de ruralización en donde
tanto españoles como no españoles se movían de las ciudades al campo, en un marco de
declive económico, el siglo XVIII, por su parte, estuvo marcado por el signo contrario,
con énfasis en un proceso de urbanización creciente y en el marco de un nuevo cultivo de
exportación boyante en Centroamérica: el añil11.

La “resurrección “de los viejos cabildos, abandonados por muchos años, y la instalación de
nuevos, aglutinando territorios y poblaciones dispersas, que incluía la organización urbana
tanto de indígenas como de “castas”, será el signo de esos tiempos.

Las intendencias en el Reino de Guatemala se implantan a partir del año 1785. Siendo la
primera la de San Salvador, seguida de la de Ciudad Real Chiapas, posteriormente la de León
en Nicaragua y la de Comayagua en Honduras. En Guatemala no se implantó el régimen de
intendencia, en parte por la experiencia de México y la rivalidad existente entre el Virrey
y el nuevo funcionario. Y se siguieron nombrando Capitanes Generales, lo que permitió la
prevalencia de las acciones provinciales más que las centrales. El régimen de Intendencias
fortaleció lo regional en detrimento de lo central, fin principal de las reformas borbónicas y su
“despotismo ilustrado”. Los Cabildos vieron disminuidas sus funciones dado que tanto la
policía como la justicia y determinadas funciones fiscales pasaron a las intendencias y a un
mayor control por parte de funcionarios peninsulares en detrimento de los criollos.

Desde la conquista, el Reino de Guatemala operó como una serie de distritos municipales
conectados libremente entre sí. La consolidación de muchos y pequeños distritos en cuatro
intendencias a partir de 1780, permitió promover la equivalencia de status entre ellos y la
antigua capital del Reino: la ciudad de Guatemala. La crisis política desencadenada en 1808
a partir de la invasión Napoleónica a España revivió la doctrina de la soberanía municipal
o soberanía de los pueblos, incrementando, en esa forma, el número y los poderes de los
ayuntamientos aglutinados y expandiendo poderes que incluían, no solo a los representantes
institucionales, sino, también, a indígenas y las llamadas “castas” residentes en la ciudad.

Las reformas borbónicas expandieron la creación y el fortalecimiento de los ayuntamientos


y al mismo tiempo consolidaron los territorios provinciales y la burocracia fiscal. Como
resultado de ello, y de acuerdo con Jordana Dym, el poder quedo dividido entre los
nombrados gobernadores reales y las autoridades locales que se expandieron de su original
concentración en una sola capital colonial a varias capitales de provincia, reforzando las
tensiones entre las viejas capitales y las nuevas, ahora forzadas a coexistir en una sola
provincia. Ese regionalismo producido por una nueva reestructuración del poder, tendrá
consecuencias fundamentales en los años venideros12.

11 VerDym,Jordana “From Sovereign villages to national states”. University of New Mexico Press, Albuquerque, U.S.A 2006 paginas
33 – 35-

12 IBID pagina xxvii

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4.4 Los grandes debates de los tiempos modernos

La gran historiadora Mónica Quijada, en uno de sus trabajos, resume magistralmente el


momento histórico que va de 1808 a 1820:“una historia en la que los conceptos políticos
fueron recreándose y creándose; se fueron resemantizando al calor de los cambios y
actuaron, a su vez, como factores del cambio. Fueron apropiados por nuevas capas
sociales, y también contribuyeron a su expansión. Finalmente, en el contexto de las grandes
revoluciones atlánticas, los conceptos ya no fueron solo la expresión de la experiencia
realizada hasta entonces, sino que acabaron incorporando una perspectiva de anticipación
que el propio rechazo de la experiencia pasada hizo imprescindible”.
La importancia política de los conceptos, la anticipación histórica a los eventos y la visión
a largo plazo, serán componentes importantes de los cambios revolucionarios por venir.
A partir de 180813 con una Monarquía a la independencia de España, se pasará la anexión
al Imperio de Iturbide y a la Federación de Repúblicas de Centroamérica y, de ahí, a la
fragmentación. Todo un ciclo turbulento en menos de 50 años.
La gestación del futuro se iniciará en los años tumultuosos de 1808 a 181014: la fase
autonomista previa a las independencias, la eclosión juntera, la ruptura de las jerarquías
territoriales y las expresiones de autogestión regionales y locales. Y uno de los epicentros
de toda esta convulsión lo constituirán los ayuntamientos.
“En medio de todo esto emerge con fuerza creciente el papel extraordinario representado
por los municipios , que en el contexto de la crisis del imperio se apropiaron de numerosas
funciones del Estado, a la vez facilitaron y alimentaron la eclosión del movimiento juntero
y la recurrencia al principio de retroversión de la soberanía”, afirma Mónica Quijada.15

El municipio desempeñó el papel de pivote central para la reestructuración del espacio y del
poder en América Latina, sentó las bases de la independencia, posteriormente la estructura
de la fragmentación de Centroamérica e, indudablemente, jugó un papel protagónico en la
construcción del Estado.

13 En 1808, el Reino De Guatemala, una capitanía general pretoriana gobernada por un Capitán General y una Audiencia, ejercía una
jurisdicción amplia sobre el gobierno de Costa Rica, cuatro intendencias —Chiapas. Honduras, Nicaragua y El Salvador— y una
docena de alcaldías mayores y corregimientos en el área alrededor de Guatemala, la ciudad capital. A pesar de que contaba con
un territorio que era mucho más extenso que el de la madre patria, era la jurisdicción más pequeña del continente americano. Con
aproximadamente un millón de habitantes—alrededor de 40,000 peninsulares y criollos ( “blancos”), 313,334 castas “ pardos y
algunos negros”), 646,6666 indios viviendo juntos en quince ciudades y villas de españoles, y más de 800 pueblos de indios y ladi-
nos— fue la parte más densamente poblada de la América española”. Dym, Jordana “Soberanía transitiva y adhesión condicional:
lealtad e insurrección en el Reino de Guatemala, 1808-1811” en Revista Araucaria, año 9. Numero 18, 2007, página 2

14 En palabras de Guerra: “Todo remite de hecho a una revolución única que comienza con la gran crisis de la Monarquía provocada
por las abdicaciones regias de 1808 y acaba con la consumación de las independencias americanas. Estamos ante una crisis global
que, como la crisis del imperio soviético a la que acabamos de asistir, afecta primero al centro del imperio, replantea después su es-
tructura política global y acaba por provocar su desintegración “”El ocaso de la Monarquía hispánica: revolución y desintegración.
En Annino, Antonio, Guerra, François Xavier (coordinadores) “Inventando la Nación” Primera edición 2003, Fondo de cultura
económica, México, pagina 117.

15 Quijada, Mónica “El pueblo como actor histórico. Algunas reflexiones sobre municipalismo y soberanía de los procesos históricos
hispánicos”. En CasausArzú, Marta Elena (coordinadora) “El lenguaje de los ismos: Algunos conceptos de la modernidad en Amé-
rica Latina” F & G Editores Primera edición Guatemala. 2010, pagina 18.

58
La ausencia de asambleas representativas y el papel jugado por las ciudades en la
estructuración y organización del espacio permite considerar a los ayuntamientos como los
cuerpos intermedios hispanoamericanos. Por varias razones:
• a los municipios del Nuevo Mundo se les reconocieron amplios poderes
jurisdiccionales sobre el territorio y la facultad de elegir a sus propios jueces
(alcaldes). La extensión de este territorio se modificó en el curso de la época
colonial.
• Por la naturaleza hereditaria y electiva de sus cargos.
• Por la representación virtual del territorio: las ciudades americanas constituían los
únicos sujetos del territorio americano que gozaban del derecho de representación
frente al rey. Los municipios de las ciudades americanas eran los representantes de
un territorio que desbordaba los límites del espacio urbano, incluyendo una serie de
pueblos y villas.16

El principio de retroversión de la soberanía,17según el cual en ausencia del Rey la soberanía


vuelve al pueblo, se convertirá en el eje ideológico de los futuros cambios políticos.
¿Retorna la soberanía a los pueblos o al pueblo? ¿Soberanía o soberanías? ¿A las ciudades,
a las municipalidades o al pópulos? He ahí una de las preguntas clave de proceso histórico,
que nos lleva con claridad a los conceptos de nación y ciudadanía. Estos planteamientos
fundamentales de filosofía política tendrán efectos en la actualidad al vincular pueblo con
soberanía popular y democracia directa con soberanía nacional.

4.5 La resignificación de los conceptos a partir de las Cortes de Cádiz

¿Pero cómo, en base a la tradición política hispánica —el contractualismo—, los


constituyentes de Cádiz vincularon el antiguo concepto de pueblo (pópulos) con la
resignificación moderna de nación, y a ambos con soberanía? Construyendo no solo una
novedad teórica para sus tiempos sino las bases del pacto político del futuro: la Constitución.

A partir del proceso gaditano, el concepto de nación sufrirá una mutación, asociada a las ideas
de la ilustración y la revolución francesa y ligándose patria a un concepto más tradicional,
estas controversias sobre nación y / o patria y /o pueblo serán frecuentes en los debates
que tuvieron lugar en Las Cortes de Cádiz. Conviene a propósito recordar el planteamiento
del delegado por Cartago, Florencio Castillo, quien ya en una de sus homilías en 1809,
afirmaba lo siguiente: “¿ ignoráis por ventura las obligaciones que habéis contraído con
la patria desde vuestro nacimiento? Apenas vemos la luz, cuando esta madre amorosa nos
recibe en sus brazos, vela por nuestra conservación, nos suministra los alimentos, cuida de
nuestra educación, nos pone al abrigo de los insultos de los malvados, y nos conserva en

16 Morelli, Federica. “Orígenes y valores del municipalismo iberoamericano” En Revista Araucaria. No 18 2007, página 118

17 “La teoría política española a partir de Alfonso el Sabio (Las Siete partidas) no solo señala que la soberanía proviene de las comu-
nidades sino que también se pueden revertir. El filósofo Jesuita Francisco Suarez (1548-1617) propuso la idea de que el Monarca
soberano derivaba de un Pactumtranslationis , un pacto de transferencia por la cual las comunidades políticas cedían su soberanía
natural al Rey. Bajo circunstancias normales, esa cesión era permanente e irrevocable; solamente en casos de vacancia del Monarca
o una elección impropia podría la soberanía ( en teoría) revertirse a las comunidades” Dym Jordana HAHR p 438

59
la posesión de nuestros haberes y derechos. A vista de esto a decir: ¿qué tengo yo que ver
con la Patria, ni que bienes me resultan del bien público? Hijos desnaturalizados!”18Esta
homilía dedicada a los leoneses, en Nicaragua, evoluciona posteriormente con la asociación
Patria-Costa Rica en 1810, con conciencia local, alejándose de las otras provincias del
Reino de Guatemala, de América y de España. Esta conciencia de territorialidad, de
singularidad, será criticada duramente durante las sesiones de las Cortes, tildándola de
egoísta y provincialista y algunos diputados considerándola federalista19.

Posteriormente, será el intelectual, político y prócer de la independencia centroamericana,


Don José Cecilio del Valle, quien propondrá lo siguiente en su periódico “El amigo de la
Patria”: “Patriotismo, es amor a la Patria; y Patria es la Nación, el pueblo o la sociedad
de hombres que, celebrando un mismo pacto, se han sometido a una misma ley: amar a la
nación o pueblo, es querer que sea culto y moral: trabajar para que tenga luces y virtudes:
interesarse en la educación que da unas y otras”.20

El texto aprobado por las Cortes en su tercer artículo señala que “la soberanía reside
esencialmente en la nación y que por lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el derecho
de establecer sus leyes fundamentales.” El primer artículo definía que “la nación española
es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios” y, en el quinto, apunta que eran
españoles “todos los hombres libres nacidos y avecindados en los dominios de las Españas”.
La Constitución, por lo tanto, consagraba a la Nación como un principio abstracto que
englobaba poblaciones y territorios extensos y diversos. 21

Aquí se produce, entre otras consecuencias, una mutación de principios políticos e


identitarios, mutando de una filosofía política clásica, basada en la soberanía municipal, es
decir, de los pueblos, a una soberanía nacional con base en el pueblo. Y, al mismo tiempo,
incorpora explícitamente la diversidad étnica en la definición de Nación y Ciudadanía: al
sostener el criterio de vecino, la Constitución incorpora a la gran mayoría de los indígenas,
constatación que la hace única, en comparación a las otras Constituciones de la época, en
particular la norteamericana y las francesas. La Constitución con bases hispanas es a la vez
radical, proponiendo un sufragio más democrático22 —en comparación a las Constituciones
de su tiempo— y evolutiva dado que transformó y amplió instituciones ya existentes23.

18 Citado por Benavides, Barquero en base a Archivos Municipales página 127

19 Ver Benavides Páginas 128-130.

20 J.C. del Valle “Sabios, capitalista y obreros: Discurso pronunciado en el acto de la instalación de la Sociedad Económica del País.
El amigo de la Patria, 29 de noviembre de 1829. Citado por García Giraldez, Teresa “El Debate sobre la Nación y sus formas en el
pensamiento político centroamericano del siglo XIX. En CasausMarta, García Teresa “Redes intelectuales centroamericanas: un
siglo de imaginarios nacionales (1820-1920)” .F &G editores. Guatemala 2005. Página 23.

21 Artículos citados por Quijada , Mónica sobre nación, pueblo página 29

22 Excluía al igual que todas las Constituciones el voto para las mujeres, además a la población de origen africano.

23 Ver Rodríguez Jaime. Los ciudadanos y la Constitución de Cádiz. ( Fragmentos) Consejo Nacional de ciencias y tecnología. Uni-
versidad de Zacatecas. México. página 3

60
De acuerdo a Quijada, la Constitución de 1812 proponía la forma de gobierno de una
Monarquía atemperada, entre otras razones, debido al contexto histórico que sufrió España
durante la celebración de las Cortes en Cádiz. Es decir, una invasión de una potencia
extranjera que defendía, en la forma encorsetada y autoritaria del Imperio, los valores
republicanos de la soberanía popular. Sin embargo, la Constitución de Cádiz es poco
monárquica, antes bien otorga al poder legislativo la capacidad última por encima de la
del rey. Y es, además, anti-aristocrática por definición. “No solo desconoció o eliminó la
mayor parte de los privilegios de nacimiento —tanto en el texto constitucional como en
la diversidad de decretos que se fueron promulgando al calor de sus debates— sino que,
al imponer un sistema unicameral, despojó a la nobleza de todo poder político sustentado
en la hegemonía territorial. Disposición ésta que la alejaba drásticamente del modelo
británico—el más admirado por los contemporáneos—, que mantuvo una cámara senatorial
por privilegio de nacimiento hasta los finales del siglo XX”.24

De la lógica de un concepto abstracto: la nación, los constituyentes derivan un concepto


de ciudadanía. La Constitución de Cádiz define la ciudadanía en relación directa con la
vecindad. Construyendo “un concepto representativo capaz de dotar de sentido contextual a
la soberanía popular y al pueblo soberano y de esta forma posibilitar el transito identitario del
individuo de súbdito a ciudadano”25. Al respecto, Iruzozqui señala, refiriéndose al concepto
de ciudadanía- vecindad: “puede sintetizarse en la comprensión de la ciudadanía como una
práctica y como un estatus. Es decir, por un lado, denota una forma de participación activa
en los asuntos públicos; por otro lado, denota una forma de pertenencia individual con una
determinada comunidad política, convirtiéndose así en un principio constitutivo propio de
cada comunidad política que determina quién constituye ésta, quién pertenece a la misma
y quién no. No es un principio universalista sino diferenciador. Funciona como un factor
discriminatorio de inclusión/ exclusión y, a su vez, como un dispositivo corporativista”.26

La idea del municipio moderno, como contrapeso al poder del rey, planteada por los
fisiócratas y plasmada en la Constitución francesa de 1791, influyó en forma importante en
los debates en las Cortes. “La contradicción latente entre el principio de soberanía nacional
y las concesiones a favor de la autonomía local emergió dramáticamente durante los debates
en el seno de las Cortes. Dos posiciones diferentes se contrapusieron: una defendida por
los liberales peninsulares, que las consideraban como órganos territoriales de gobierno,
subordinadas al ejecutivo; la otra, sostenida especialmente por los diputados americanos,
que las consideraban como órganos representativos de los pueblos, como lo eran las Cortes
para la Nación.”27 A la idea abstracta y totalizante se oponía una concepción concreta de
Nación, en otras palabras, como un conjunto de cuerpos políticos naturales.

24 Quijada, Mónica. “Una Constitución singular. La carta gaditana en perspectiva comparada” Revista de Indias, 2008. Vol lxviii
numero 242. Página 19.

25 Iruzozqui, Marta. Instituto de estudios peruanos

26 Iruzozqui, Marta “El espejismo de la exclusión “Ayer, 70. 2008 pagina 63, citado en Pérez Ledesma. Manuel, Sierra María “Cul-
turas políticas: teoría e historia” “Casaus, Marta, Arroyo Patricia “El tiempo de la cultura política en América Latina: una revisión
historiográfica” pagina 177. Institución “Fernando El Católico” (CSIC). Zaragoza 2010.

27 Morelli, Federica. Pueblos, alcaldes y municipios: la justicia local en el mundo hispánico entre antiguo régimen y liberalismo.
Historia Critica Numero 37, Bogotá, Julio –diciembre 2008, pagina 49.

61
A contrario sensu del caso francés, donde la reforma del poder local es precedida por
una transformación del territorio, en el caso iberoamericano no es así. Los llamados
ayuntamientos constitucionales se implantaron en correspondencia con las ciudades, villas
y pueblos de indios. En cuerpos territoriales naturales, pre estatales.

Una de las novedades más importantes introducidas por la Carta Gaditana fue, para muchos
pueblos, la posibilidad de constituir sus propios ayuntamientos: el artículo 310 establecía
que los pueblos con más de mil habitantes podían elegir sus municipios. La idea de los
constituyentes era promover una amplia participación de los ciudadanos en la vida de los
poderes públicos a nivel local para, en primer lugar, limitar la esfera de acción del poder
ejecutivo. Al constituirse millares de ayuntamientos por toda América, los que incluían a
comunidades indígenas implicaron una verdadera revolución en el poder. Los diputados
americanos reivindicaban una constitución propia que nunca fue aceptada. A la nueva idea
de nación abstracta y totalizante, los americanos siguieron contraponiendo una concepción
concreta y tradicional de la nación, es decir, la de un conjunto de cuerpos políticos naturales
(cabildos, provincias, etcétera). La idea de los municipios como cuerpos naturales de la
sociedad no se encuentra sólo en los debates gaditanos sino que sigue manteniéndose
por buena parte del siglo XIX. “La concepción de los constituyentes gaditanos sobre los
municipios, produjo otra grave consecuencia. Dado que para ellos el poder municipal no
formaba parte del aparato estatal, el cúmulo de funciones administrativas y judiciales en
manos de los alcaldes municipales no se consideraba como una violación del principio de
separación de poderes. De consecuencia, el régimen liberal español no privó a los jueces
locales, y sobre todo a los alcaldes municipales, de la jurisdicción contenciosa, razón por
la cual estos últimos continuaron gozando de un poder discrecional importante en el juicio
en primera instancia sobre cuestiones concernientes a la totalidad de los asuntos de la
vida social. Todo esto implica que en Iberoamérica no se asistió al proceso de separación
entre justicia y administración que en algunos países europeos condujo al fuerte desarrollo
simultáneo de la estructura y los poderes del Estado durante el siglo XIX”28. 

La extensión de la institución municipal a un número elevado de sujetos territoriales,


impidió que se estableciera una línea jerárquica entre los municipios y los niveles de la
administración estatal que debían controlar la actividad de los órganos locales. Esto, junto
a su naturaleza representativa, hizo de los municipios órganos soberanos que se ocupaban
con exclusividad del gobierno local.

“El segundo factor que favoreció la autonomización de los ayuntamientos con respecto al
poder estatal fue el hecho de que, como ya se ha anticipado, en la América hispánica no
se asistió al proceso de separación entre justicia y administración. El tema de la justicia
tiene una importancia estratégica en la transformación del municipio iberoamericano en un
poder autónomo y soberano respecto al Estado. En efecto, en los territorios americanos,
además de la no distinción entre justicia y administración a nivel municipal, la cuestión fue
agravada por el hecho de que no llegó a aplicarse la reforma del aparato judicial, ni bajo el
régimen gaditano ni bajo los regímenes independientes.29”
28 IBID página 34

29 IBID página 36

62
Si por un lado la expansión de los municipios en el área rural provocó una fragmentación
del territorio colonial, por el otro, favoreció la articulación de la sociedad local con el
nuevo régimen liberal, uno de cuyos resultados fue una amplia movilización política de los
grupos locales. La ciudadanía no se definió a partir de la propiedad o de la fiscalidad, sino
del concepto de “vecindad”, que fue la antigua categoría de la tradición hispánica y que no
excluyó ni a los indígenas, ni a los analfabetos.

4.6 La representación centroamericana en las Cortes de Cádiz

Los sucesos acaecidos en 180830 y su reacción posterior son históricamente sorprendentes.

“Hay que señalar el origen popular del levantamiento, pues una buena parte de las élites
gobernantes españolas, resignadas o cómplices, ya habían aceptado al nuevo monarca (…)
sorprende la identidad de reacciones tanto en España como en América. Las proclamas y
manifiestos publicados entonces a ambos lados del Atlántico son absolutamente semejantes
entre sí en su lenguaje, en sus temas, en los valores de referencia. A pesar de las tensiones de
toda clase que existían en el seno de la Monarquía, ésta reacciona ante el enemigo exterior
como una comunidad extraordinariamente homogénea”.31 Es sorprendente el conocimiento
de la población a ambos lados del Atlántico sobre el desarrollo de los acontecimientos,
conocimiento que llega hasta los pueblos indígenas y que, posteriormente, trataremos su
participación política.

El 22de enero de 1809, la Suprema Junta Central encargada de gobernar y convocar a


Cortes, decreta lo siguiente:

“Considerando que los vastos y precisos dominios que España poseen las Indias no son
propiamente colonias y factorías como las de otras naciones, sino una parte esencial e
integrante de la monarquía española y deseando estrechar de un modo indisoluble los
sagrados vínculos que unen unos y otros dominios(...) se ha servido Su Majestad declarar
(...) que los reinos, provincias e islas que forman los referidos dominios, deben tener
representación inmediata a su real Persona por medio de sus correspondientes diputados.”32

Con este enorme salto histórico cualitativo, el reconocimiento de la igualdad entre


peninsulares y americanos se plasma por primera vez y, con ello, se hace un llamado a la
elección y representación ante las Cortes, lo cual no solo asegura los intereses y fidelidad
a la Corona sino, también, abre un nuevo proceso político a través del que se implantan las

30 “En 1808, la pureza de dos pueblos era una obvia ficción en el Reino de Guatemala: de un millón de residentes, 40,000 eran eti-
quetados “españoles” alrededor de 646,000 eran “indios” y el restante 314,000 eran considerados mezclas de españoles. indios y
africanos. Igualmente ficticia era su separación física en dos tipos de asentamientos: al final del siglo XVIII y de acuerdo al Censo,
unos pocos asentamientos registraban un solo grupo residente. ..A pesar de la realidad la ley colonial española continuaba regulando
la separación de gobiernos de las ciudades que administraban 15 municipalidades españolas y más de 800 pueblos de indios o de
administración mestiza “Dym Jordana HAHR 440

31 Guerra, François Xavier. Modernidad e Independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas. Editorial MAPFRE Primera
Edición, Madrid, 1992, página 119.

32 IBID página 135

63
bases de la política moderna, caracterizada ésta por la complejidad y conflictividad en la
construcción de nuevas comunidades políticas, la definición de soberanías, la constitución
de poderes y regímenes políticos nuevos —durante todo este proceso, los cabildos tendrán
un papel fundamental—.

Las disposiciones electorales contenían una visión tradicional de nación y de representación,


ya que a cada provincia o Reino correspondía un número de diputado elegido por los
ayuntamientos de las ciudades. “La Nación aparecía como una pirámide de comunidades
políticas y no como una nación única formada por ciudadanos iguales, y los diputados,
como procuradores semejantes a los de las antiguas cortes, con sus poderes e instrucciones
de tipo privado, que equivalían aun a un mandato imperativo”.33

La elección de los representantes fue el mecanismo claro del nuevo sistema de


representación, el pueblo se expresaba a través de ellos. Tal concepto choca frontalmente con
la representación heredada y de grupos del ancien régimen: el designado es designado para
cumplir un mandato definido por su comunidad. El concepto moderno de representación
tiene como cimiento al individuo, en otras palabras, “la representación nacional es
entonces esencialmente simbólica; crea un pueblo ficticio, en el sentido jurídico del
término, es decir, un cuerpo que está en lugar del pueblo.”34 Introduce además la noción de
representación en el espacio claramente político que sirve de base para la legitimidad de los
representantes.35He ahí entonces una de las fuentes de la conflictividad futura: un sistema
de representación basado en el ciudadano, libre y autónomo en una sociedad estructurada a
base de grupos, colectivos y lazos familiares ligados directamente al control del poder: un
proceso inacabado en América Central.

La responsabilidad de la elección está claramente expresada en el Decreto de la Regencia


que citaba a cortes el 14 de febrero de 1810: “tener presente que al pronunciar o al escribir
el nombre del que va a venir a representaros en el Congreso nacional, vuestros destinos no
dependen ni de los Ministros, ni de los Virreyes, ni de los gobernadores: están en vuestras
manos. Es preciso que en este acto, el más solemne, el más importante de vuestra vida civil,
cada elector se diga a sí mismo: a este hombre envío yo, para que unido a los representantes
de la metrópoli haga frente a los designios destructores de Napoleón: este hombre es el que
ha de exponer y remediar todos los abusos, todas las extorsiones, todos los males que han
causado en estos países la arbitrariedad y nulidad de los mandatarios del gobierno antiguo:
este el que hade contribuir a formar con justas y sabias leyes un todo bien ordenado de
tantos, tan vastos y tan separados dominios.”36

Mientras tanto, los ayuntamientos principales de la región usaron como principal argumento
“los derechos del pueblo” para reclamar su soberanía y aumentar su poder político. Es de
33 Guerra “El Ocaso de la Monarquía Hispánica “en Inventado la Nación pagina 133.

34 Guerra, François Xavier “ La metamorfosis de la representación en el siglo xix” en Couffignal , George “Democracias posibles :el
desafío latinoamericano” F.C.E. México 1994 p 63

35 Ver Arenas Grisales Sandra Patricia “Representación y sociabilidades políticas, Medellín, 1856-1885.

36 Citado en Benavides Barquero, Manuel “El Presbítero Florencio Castillo. El diputado por Costa Rica en las Cortes de Cádiz. San
José de Costa Rica, 2012. Página 156.

64
subrayar el hecho de que el apoyo a las autoridades interinas no fue automático. “Los
cabildos de al menos dos capitales —Guatemala y Comayagua— demostraron que ellos
creían que su institución poseía el derecho a determinar con quién se podrían realizar futuras
alianzas y el porqué de las mismas.”37 El Cabildo de Guatemala, después de reunirse con
otras instituciones y hacer toda una serie de consultas, en sesión ordinaria y con total
independencia, decide jurar lealtad a la Corona. De forma voluntaria, no obligatoria, dado
que poseía, luego de la abdicación de Fernando VII, partes sustanciales de la “soberanía”
del Reino. De acuerdo con los argumentos expuestos, la Capitanía de Guatemala no
aceptó la nueva potestad: Fernando VII no podía enajenar ni en parte ni en su totalidad sus
derechos. Y sólo el pueblo, según la tradición hispánica, podía trasmitir la autoridad a un
nuevo monarca.

La falta de legitimidad del nuevo monarca, expresada por los universitarios guatemaltecos y
el gran jurista hispánico Martínez Marina nos remontan a un mismo origen: el pensamiento
político clásico español. La Junta Central reasumía la representación de la nación. Se
agregaba que “no sólo la ley natural, también las leyes positivas españolas justifican
plenamente la Constitución y las actuaciones de la Junta Suprema”. En un primer momento
de la crisis política, la respuesta de Centroamérica fue la de unidad, al considerar que era
justificada la necesidad de un gobierno interino.

Este argumento lo confirmaba Gaspar Melchor de Jovellanos, quien en su defensa de la


Junta Central expresó la necesidad de constituir un Gobierno. Según Jovellanos, en una
situación crítica, las juntas provinciales se consideran como cuerpos constituyentes que
representan la voluntad de las clases, profesiones, órdenes y magistraturas de las capitales.
El pueblo las creó en abierta insurrección, en tiempos tranquilos no se les puede conceder
ese derecho. El autor defendió a la Junta con un argumento convincente: la prioridad de
un gobierno y la dificultad de convocar y reunir a todos los representantes de la nación
de forma inmediata. Esta era la novedosa respuesta de la nación española ante una crisis
política sin precedentes en la historia de la monarquía.38

Según Avendaño, en Guatemala, entre julio y octubre de 1810, los principales cabildos
acusaron recibo de la instalación del Soberano Consejo de Regencia y el nombramiento de
diputados a las Cortes. La noticia ocasionó acalorados debates al interior del cabildo de la
ciudad de Guatemala. Algunos de sus miembros expresaron que la transferencia del poder
de la Junta a la Regencia no era válida, los pueblos eran los únicos que podían otorgar la
soberanía a los miembros del Consejo. Finalmente, el cabildo capitalino y los del reino
hicieron el juramento para reconocer al Consejo. En el Reino de Guatemala se acogió
la formación de la Regencia y el llamado a las Cortes, considerando que “la Monarquía
tiene un gobierno mixto o templado. La idea del gobierno mixto templado remite a la
jurisprudencia medieval. De acuerdo al Derecho Natural, en la composición de la soberanía
—del poder— existen dos partes: la comunidad y el soberano. El concepto de nación que

37 DYM Jordana hahr 442

38 Avendaño, Xiomara.“Poderes Locales y Provincias Estados en Centroamérica 1808- 1823”. Escuela De Historia de la Universidad
de El Salvador. Página 51.

65
prevalece es, obviamente, la concepción de antiguo régimen, la reunión de los reinos, la
suma de habitantes y territorios39.

En términos generales se puede decir que tanto el ayuntamiento de Cartago en Costa


Rica como los ayuntamientos de Nicaragua40 siguieron, en el inicio, al pie de la letra, los
planteamientos de Guatemala.

Hace dos siglos, 19 de octubre de 1810, el Presbítero don Antonio de Larrazábal,41


diputado por el ayuntamiento de Guatemala, tomo su caballo rumbo a Veracruz vía Oaxaca.
Posteriormente, don Antonio Larrazábal partiría en un barco que lo llevó hacia Londres
y de Londres hacia Cádiz. Llegó 10 meses más tarde. Por diferentes vías arribaban los
diputados: Mariano Robles Domínguez de Ciudad Real de Chiapas, José Ignacio Dávila de
San Salvador,42 Francisco Morejón por Comayagua, Antonio López de la Plata de Nicaragua
y, por Costa Rica, Florencio del Castillo.43 Aquellos hombres eran la crema y la nata de la
ilustración Centroamericana, los mejores. En realidad, la delegación centroamericana llega
a las Cortes cuando gran parte de los más importantes debates ya han sido realizados. Sin
embargo, su labor es considerada por los historiadores como meritoria. Es de destacar, que
Larrazábal, Dávila y del Castillo,44 engrosaron la representación más importante en las
Cortes: la Iglesia, tal como aparece en la siguiente gráfica.

39 IBID pagina 53.

40 Aunque Nicaragua introduce algunas nociones totalmente distintas, ver Benavides Barquero, Manuel.“El presbítero Florencio
Castillo”p. 166.

41 Atraído por las interesantes posibilidades del comercio del añil, don Simón de Larrazábal, junto con otros emigrantes de origen
vasco y navarro, llegó al Reino de Guatemala desde la ciudad de Oaxaca y contrajo matrimonio con María Ana Arrivillaga. Los
nexos sociales de su esposa que pertenecía a la oligarquía, facilitaron una rápida integración, haciendo del grupo Larrazábal uno
de la más influyente de la Guatemala del siglo XVIII y de la primera mitad del siglo XIX. Antonio recibió una rigurosa y clásica
educación religiosa y universitaria: subdiácono en 1789, graduado de bachiller en teología en 1789, diácono en 1791, licenciado en
teología y sagrados cánones (1792 y 1793), y recibió el 9 de febrero de 1794 el presbiteriado del obispo Villegas en la ciudad León
con cartas dimisorias. Obtuvo en 1797 por oposición el curato rectoral de la parroquia de los Remedios y más tarde la rectoría del
Sagrario de la Catedral. Este prelado Villegas supo apreciar sus cualidades y una vez nombrado arzobispo de Guatemala hizo de
Larrazábal su secretario de cámara. Antonio Larrazábal tomó colación de la canonjía penitenciaria el 23 de julio de 1810, ingreso
muy joven al cabildo catedralicio.

42 Sus estudios sacerdotales los realizo en el Colegio Tridentino y posteriormente en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Se
incorporo a las Cortes en la misma fecha que sus colegas de Honduras, Nicaragua y Costa Rica, el 11 de julio de 1811 hasta el 10
de mayo de 1814, al decretársela clausura de las Cortes y el cese de la vigencia de la Constitución.

43 Se ordenó de sacerdote en el Seminario San Ramón Nonato, en León de Nicaragua, Seminario que luego terminaría convertido en
universidad. En ese centro fue luego profesor de las cátedras de Teología, Derecho Canónico, Teología Mística, Retórica y Filosofía,
y estuvo en el pequeño grupo que fundó la Universidad de León.
Su inteligencia y su cultura fueron reconocidas en las Cortes. Se destacó en su defensa de los derechos de los indios y de los descen-
dientes de los africanos y hasta bien se puede afirmar que pidió abolir la esclavitud.
Participó en 17 comisiones y fue elegido tres veces en la Comisión de Honor. También perteneció a las comisiones de Ultramar, 
Justicia, Legislativa, de  Cumplimiento de Decretos, y Especial para organizar la Junta Suprema de Sanidad. De la misma manera
desempeñó todos los cargos de la directiva de las Cortes. Fue Secretario, Vicepresidente, y, finalmente, el 24 de mayo de 1813 fue
electo Presidente.

44 Destinos diferentes para dos Presbíteros Presidentes de las Cortes, por una parte Larrazábal fue encarcelado durante 6 años por
subversivo, por Instrucciones del Capitán General Bustamante y Guerra y por otra parte del Castillo, quien después de terminar las
Cortes y sus suspensión por parte de Femando VII, radico en Oaxaca donde el Rey a propuesta del Cabildo de Oaxaca lo nombro
canónigo de la Catedral de Antequera. Nunca regreso a su tierra natal

66
Fuente: www.hispanidad.info

De acuerdo a Jorge Mario García Laguardia, “solo 21 años después de la Declaración


francesa de los Derechos del Hombre, 19 de la Constitución francesa de 1791 y 23 de la
Constitución de los Estados Unidos, el 16 de diciembre de 1810, se firmó en Guatemala
la primera Declaración de Derechos que precedía al primer proyecto de Constitución
del país. Era un documento oficial elaborado minuciosamente en el ayuntamiento de la
capital, la ciudad de Guatemala, para que su Diputado electo, para asistir a las Cortes
que se reunirían en Cádiz, lo llevara consigo. Sorprende que en un periodo tan corto,
tomando en consideración el aislamiento de las colonias americanas y las dificultades de la
comunicación, se produjera un documento tan moderno y tan bien concebido.”45

Un sector del ayuntamiento de la Ciudad de Guatemala, encabezado por el Regidor José


María Peynado, Antonio Juarros, Vicente de Aycinena e Isidro Palomo redactó: Instrucciones
para la Constitución Fundamental de la Monarquía española y su gobierno, documento
que contiene una declaración de derechos del hombre y un proyecto de Constitución. Este
proyecto histórico consta de cuatro partes fundamentales. En la primera parte se razonan
los errores del régimen monárquico absoluto español, las arbitrariedades y abusos contra
los indios, y propone un proyecto de Constitución Política que plantea lo siguiente:
• Monarquía constitucional moderada.
• Derechos y deberes de los ciudadanos.
• Provincias americanas concebidas como parte esencial de la Monarquía española.
• Administración de justicia independiente y proporción entre delitos y penas.
• Autoridades nombradas por los ayuntamientos.
• Sistema económico y político fundado en los principios de propiedad, libertad y
seguridad.
• Instrucción pública en forma sistemática, para disipar la ignorancia de los pueblos.

En la segunda parte se subraya lo siguiente:

45 García Laguardia, Jorge Mario. “Centroamérica en Cádiz. Orígenes del primer proyecto constitucional y la primera Declaración de
Derechos del Hombre de Guatemala” en Aranguren, Asdrúbal (Editor) “La Constitución de Cádiz de 1812. Hacia los orígenes del
constitucionalismo”

67
• Libertad de comercio.
• Supresión de los puestos públicos vendibles.
• Apertura de posibilidades de trabajo para la mujer.

En la tercera parte se plantea la eliminación del diezmo, la reforma fiscal y la tributación


equitativa de todos bajo la autoridad del ayuntamiento, dado que la mayor parte recaía en
la población indígena.

En la parte final se desarrollan ideas de reformas de leyes e instituciones, basado en la


teoría del equilibrio de poderes46.

Otro sector del ayuntamiento de la Nueva Guatemala de la Asunción, descontento con


las instrucciones, redactó: Apuntes instructivos con base en la Constitución inglesa y, por
último, el Real Consulado de Comercio redactó: Los Apuntamientos sobre la agricultura y
comercio del Reino de Guatemala.

Las Cortes abrieron sus puertas el 24 de septiembre de 1810 en el teatro de la Isla de León
para, posteriormente, trasladarse al oratorio de San Felipe Neri, en la ciudad de Cádiz. Allí
se reunían los diputados electos por el decreto de febrero de 1810, que había convocado
elecciones tanto en la península como en los territorios americanos y asiáticos. A estos
se les unieron los suplentes elegidos en el mismo Cádiz para cubrir la representación de
aquellas provincias de la monarquía ocupadas por las tropas francesas o por los movimientos
insurgentes americanos. Las Cortes, por tanto, estuvieron compuestas por algo más de
trescientos diputados, de los cuales cerca de sesenta fueron americanos.

En los primeros meses de sesiones del año 1811, los diputados americanos criticaron el
sistema electoral discriminatorio establecido para América. Los problemas eran varios,
pero el más grave era la inferior representación numérica de las provincias americanas. Al
principio exigieron que la representación se calculara sobre la base de toda la población
americana, pero, ante la oposición de los peninsulares, accedieron a considerar como
representables sólo a los naturales y originarios, es decir, españoles e indios con exclusión
de las castas pardas.

“En los primeros días de sesiones, la Cámara aprobó importantes decretos como la libertad
de imprenta, la soberanía nacional o la inviolabilidad de los diputados y, el 15 de octubre de
1810, la igualdad de representación y de derechos entre los americanos y los peninsulares.
Comenzaban una serie de propuestas y reivindicaciones americanas que se traducirían en
varios decretos que transformarían la realidad colonial. La pretensión de los diputados
americanos era conseguir una autonomía para las provincias dentro de la Monarquía
española. Así, se aprueban la abolición del tributo indígena, de la encomienda de reparto,
de la mita, de la matrícula de mar, de los mayorazgos americanos y también de la libertad
de cultivo, de comercio, de pesca, de industria, de desestanco del tabaco, la habilitación

46 Los autores de las “ Instrucciones” son los primeros en usar la terminología política de la revolución francesa, y no se referían a las
ciudades por su jerarquía: pueblos, Villas , sino utilizaban un concepto uniformador : municipalidades.DYM SOVEREIGN 109

68
de puertos para el comercio, etc. Propuestas americanas encaminadas a abolir el sustento
colonial y poner las bases de un mercado nacional con dimensiones hispánicas”47.

Los debates constitucionales comenzaron el 25 de agosto de 1811 y terminaron a finales de


enero de 1812. La discusión se desarrolló en pleno asedio de Cádiz por las tropas francesas.
Una ciudad bombardeada, superpoblada y con una epidemia de fiebre amarilla.

Otros artículos fueron especialmente significativos, como el 22 y el 29. En el primero se


reconocía a los mulatos la nacionalidad española —derechos civiles— y en el segundo les
privaba de la condición de ciudadanos, es decir, de los derechos políticos De esa forma,
los representantes peninsulares se aseguraban un número de diputados similar al de los
americanos, al excluir a casi seis millones de mulatos de los derechos políticos.

“De especial trascendencia fueron los artículos constitucionales referidos a ayuntamientos


y diputaciones provinciales, en cuya redacción la comisión adoptó la Memoria presentada
por Miguel Ramos de Arizpe diputado por Cohuila, para la organización y gobierno político
de las Provincias Internas del Oriente de Nueva España. Fue de vital importancia para
desentrañar un aspecto importante del proceso revolucionario de la península y América,
como fue, a partir de la sanción constitucional, la creación de ayuntamientos en todas
las poblaciones que tuvieran al menos 1.000 habitantes. La propuesta provino del propio
Miguel Ramos de Arizpe. Esto provocó una explosión de ayuntamientos en la península y,
especialmente, en América, al procederse, tras la aprobación de la Constitución, a convocar
elecciones municipales mediante sufragio universal indirecto y masculino. Eso constituiría
un aspecto clave para la consolidación de un poder local criollo y un ataque directo a los
derechos jurisdiccionales, privilegiados, de la nobleza. Aspecto fundamental para acabar
con el régimen señorial en la península y con el colonial, en América”48.

Una de las discusiones más importantes fue sobre la “menoridad de los indios” y es
destacable la posición de avanzada del representante de Cartago – Costa Rica, Florencio
del Castillo, al defender las capacidades de los indígenas como iguales a los demás seres
humanos: “su ignorancia proviene del abandono con que se les ha mirado, y de la falta
de escuelas de los indios por nuestras leyes”49. Con ello, iniciaba del Castillo toda una
estrategia en defensa de los indígenas que duró todo el tiempo de su estancia en las Cortes.
Es clara su oposición a la exclusión de la ciudadanía a los africanos y a sus descendientes
y a la exclusión de las castas. Sus planteamientos para la abolición de la esclavitud, del
tribunal de la inquisición y de la mita son memorables. Aportes que fueron recogidos por
el texto Constitucional. Las propuestas en favor de los indígenas por la abolición de las
mitas, encomiendas y repartimientos fueron entregadas por escrito a la junta directiva
del Congreso el 4 de abril de 1812, defendiendo en el pleno de las Cortes cada una de

47 Chust, Manuel. Los Territorios americanos en las Cortes de Cádiz. (1810-1814) Revista “La aventura de la Historia” 44. Junio del
2002, pagina 2.

48 IBID pagina 4.

49 Benavides, sesión del 21 de agosto de 1811. Página 277.

69
sus posiciones, en vehementes discursos50. Interesante es también que el Presidente de
Comisiones y posteriormente Presidente de las Cortes51, manejase un coherente triple
discurso: por un lado, sus propuestas para el mejoramiento de Costa Rica52, su planteamiento
centroamericano53 y su concepción ultramarina, global y Constitucional. Del Castillo es el
más centroamericano de los representantes. Y conjuntamente, entre otras propuestas, con
Larrazábal (Guatemala) y Ávila (San Salvador), proponen un fortalecimiento del régimen
municipal, basado en la eficacia de sus acciones liberándolas de la intervención política de
los jefes políticos.

La revolución iniciada en Cádiz suscitó la contrarrevolución fernandina. El 4 de mayo de


1814, se decretó la disolución de las Cortes, la derogación de la Constitución y la detención
de los diputados liberales. Comenzaba el regreso del absolutismo. El día 10, el general
Eguía tomó Madrid proclamando a Fernando como rey absoluto. Previamente, se había
gestado todo un clima de bienvenida popular.

Fernando VII se opone a los decretos y a la Constitución de las Cortes de Cádiz, porque
significan el paso de un Estado absoluto a uno constitucional. De esa forma la Corona
perdía no sólo su privilegio absoluto, sino ¡las rentas de todo el continente americano!, al
establecer el nuevo Estado nacional una sustancial diferencia entre la hacienda de la nación
y la hacienda real.

Hasta la década de los veinte, la mayor parte del criollismo era autonomista, no
independentista. Podía asumir una condición nacional española, pero a cambio de un
autonomismo en América. Para lograr sus pretensiones, los americanos planteaban una
división de la soberanía a tres niveles: la nacional, representada en las Cortes; la provincial,
depositada en las diputaciones; y la municipal, que residía en los ayuntamientos, legitimada
en los procesos electorales.

De acuerdo con Chust, el autonomismo americano planteaba un Estado nacional no sólo con
caracteres hispanos, sino también desde concepciones federales. La representatividad de
los diputados elegidos por los Ayuntamientos estaba reducida a la franja de población que
podía acceder a las cargas municipales. Era una representación limitada: la Constitución
no hacía diferencia alguna entre la Península y las provincias americanas en cuanto al
sistema electoral. Establecía elecciones populares indirectas (juntas electorales sucesivas
de parroquia, de partido y de provincia); los diputados recibían poderes muy amplios “para
que con los demás diputados de Cortes como representantes de la Nación española, puedan
acordar y resolver cuanto entendiesen conducente al bien general de ella”.54

50 Ver Benavides todo el texto de propuestas pagina 295- 296.

51 De 37 Presidentes, 10 fueron americanos, de ellos 2 centroamericanos, Larrazábal y Castillo.

52 Apertura del puerto de Matina y del puerto de Puntarenas. Libre comercio con Filipinas, descentralización del comercio y lucha
contra los monopolios, creación de un obispado, títulos honoríficos para los principales pueblos de Costa Rica.

53 Canonjías para las Catedrales de Centroamérica, Fundación de la Universidad de León, Nicaragua, y propuestas de proyectos
económicos para Honduras,

54 Chust; Manuel Los territorios pagina 5.

70
El problema, más bien el dilema, era: ¿cómo fusionar dos cuerpos heterogéneos como
España y América, sin subordinar uno de ellos al otro?

4.7 Las municipalidades centroamericanas en la práctica política


Es posible afirmar que durante los años 1808-1820 las élites criollas de Centroamérica eran
autonomistas más que independentistas y mucho menos republicanas. Lo que buscaban era
una mayor autonomía, tanto en el ámbito municipal y regional, como en el conjunto del
Imperio. Esto se expresó, durante los años de 1810 a 1814, en rebeliones que se sucedieron
tanto en grandes como en pequeñas ciudades. En El Salvador55, Honduras, León56, Granada57
y la llamada conspiración de Belém en 1813, en la ciudad de Guatemala. El historiador
Grandin, refiriéndose a la insurrección indígena en Totonicapán, Guatemala, escribe que
“los rebeldes indígenas plantearon a la autoridad real el desafío más serio en tres siglos
de mando en los altos”.58El 3 de agosto de 1820, los líderes indígenas Atanatzio Tzul y
Lucas Aguilar asumieron el gobierno de la ciudad59, aboliendo los tributos en nombre de
la Constitución de Cádiz y jurando fidelidad a Fernando VII y a la Constitución de 1812.
Totonicapán era una cabecera provincial y su zona de influencia era muy importante.

Las llamadas Instrucciones del Cabildo de Guatemala, proponían a las Cortes una especie
de “Reino de Republicas”, innovando y reformando el reino sin expandir el cuerpo político,
es decir, excluyendo a los pueblos de indios. Es la Constitución de Cádiz quien borra la
distinción entre los pueblos de españoles y pueblos de indios, en nombre de la igualdad de
derechos y oportunidades, constituyendo consejos municipales en cada lugar que mantuviese
una población de al menos 1000 personas. Al mismo tiempo, las Cortes establecieron
concejos de provincia que reducían la gestión municipal a asuntos más administrativos,
disminuyendo la representación del Cabildo y aumentando la representación de la Nación.
De acuerdo con Jordana Dym, la idea de la ciudad ya no derivaba de la idea medieval
o del modelo clásico de una ciudad como un espacio político, centro de gobierno y del
comercio con un centro urbano rodeado de un territorio importante a su alrededor. Desde el
punto de vista de la Ilustración, la municipalidad era considerada como un lugar político,

55 La sublevación fue apoyada por los pueblos de Usulutan, Metapan, Chalatanengo, Sensuntepeque y Zacatecoluca. La Consigna del
Regidor y posteriormente primer presidente de la Federación de Republicas de Centroamérica fue seguida popularmente “Ya no
hay mas Rey, no Intendente, no Capitán General: solo obedecemos a nuestros alcaldes“. Es de señalar que para pacificar la rebelión,
dado que ponía en peligro la zona de producción de añil. La corona, en contra de la práctica de proteger a las provincias de los
intereses de las grandes familias asentadas en la ciudad de Guatemala, envía a al Coronel José de Aycinena y José María Peynado
a sofocar la rebelión, a cambio de la Intendencia de San Salvador. Ver Sánchez Evelyn Las elites de Nueva Guatemala 1770-1821
Mesoamérica #31 pagina 151, Guatemala junio de 1996.

56 Es interesante la reacción del Capitán General Bustamante y Guerra, es Magnánimo con León y aplasta la rebelión de Granada
militarmente y los conspiradores apresados y llevados violentamente a la ciudad de Guatemala (cabezas 57)

57 La rebelión permitió que los Granadinos obedecieran solo a las ordenanzas emitidas por el Cabildo, que entre ellas señalaban: La
abolición de la esclavitud negra, rebaja de impuestos y tributos, supresión del repartimiento de indios, despojo a todos los europeos
de cargos públicos. (Cabezaspág. 58).

58 Grandin Greg The blood of Guatemala A History of Race and nation. Durham. Dukeuniversitypress 2000.

59 El gobierno duro tres semanas después de la intervención de tropas reales.

71
gubernamental y de comercio sin ninguna particular jurisdicción territorial, en donde los
ciudadanos, iguales frente a la ley, compartían una institución común que representaba una
agenda compartida entre todos.60

Según Francois-Xavier Guerra, la discusión sobre la constitución de los poderes provisorios,


el debate político y las elecciones, produjo en América Latina una mutación de las
élites hacia un sistema de referencias moderno, puesto que para definir estos conceptos era
necesario cuestionarse acerca de qué era la nación, si estaba conformada por comunidades
o por individuos, si era el producto de la historia o el resultado de la asociación voluntaria:
“en este período clave se sientan las bases de la política moderna en el mundo hispánico y
aparecen comportamientos políticos de larga proyección en el futuro”61.

La Constitución llegó al Reino de Guatemala a fines de 1812 y tuvo vigencia hasta 1814,
cuando fue abrogada por Fernando VII y luego reinstalada en 1820. La carta magna fue
recibida con evidente entusiasmo por la mayoría de los líderes centroamericanos aunque
bloqueada su implementación de forma intermitente y lógicamente total, después, durante
los años de su abrogación, por el Capitán General Bustamante y Guerra62, así como otros
peninsulares, encabezados por el Arzobispo Ramón Casaus y Torres. Sin embargo, la más
importante, profunda y sustantiva reforma empezó a implementarse en todo el istmo
centroamericano.

El primer paso fundamental para la implementación de la Constitución era realizar los


eventos electorales para elegir dos Diputados Provinciales, doce representantes ante
las Cortes y los Municipios Constitucionales decretados por las Cortes de Cádiz. Entre
noviembre de 1812 y diciembre de 1813, cientos de concejos municipales fueron electos
por toda Centroamérica63. De esa forma el “experimento de Cádiz”, como Mario Rodríguez
lo llama, constituyó si no un absoluto triunfo, sí una experiencia revolucionaria que permitió
a la población integrarse al proceso constitucional y formar parte de la transformación y
expansión de sus instituciones64.

“Tomando como líneas generales la Constitución gaditana, los criollos de la ciudad de


Guatemala en coordinación con autoridades civiles y religiosas adaptaron un reglamento
de acuerdo con sus necesidades e intereses. El principal rasgo a destacar es la amplitud
del concepto de ciudadano establecido por Cádiz. Se reconoció que el:“...Indio: el Blanco
Europeo, ó Americano: el mestizo, ó hijo de Indio y blanco: el mulato, ó hijo de negro y

60 Ver Dymsovereign 125

61 Francois-Xavier Guerra. “La metamorfosis de la representación en el siglo XIX”. En:


Couffignal, Georges (compilador). Democracias posibles: el desafío latinoamericano. México, Fondo de
Cultura Económica, 1994, p. 61.
62 Entre otras acciones, considero subversiva las “Instrucciones “ y encarcelo al representante ante las Cortes de Cádiz Antonio Lar-
razábal a 6 años de cárcel .

63 La Municipalidad de Comayagua , Honduras fue el primer Municipio Constitucional, establecido en noviembre de 1812.

64 Ver Dym, Sovereign pagina 128.

72
blanco: el sambo, ó hijo de Indio y negro, son españoles en la tercera acepción, la misma
en que se tomará ésta voz siempre que se use de ella”.”65

Se define el territorio electoral como el de la división eclesiástica. En este sentido se


retomaba la jerarquía no sólo administrativa, sino también étnica del territorio. La nueva
geografía política partía de los centros urbanos; por ello los caseríos, valles y haciendas
estaban bajo la jurisdicción electoral de los pueblos, villas y ciudades. En cada cuartel o
distrito los encargados de la inscripción eran los miembros del cabildo y los párrocos66.

Una de las consecuencias que destacan de este proceso de transformación política, de


acuerdo a lo señalado por Jordana Dym, es la participación de nuevas familias acomodadas
en los procesos eleccionarios, fundamentalmente en Sonsonate, Tegucigalpa y la ciudad de
Guatemala. Es interesante también que solo participen políticamente cuando se convocan a
eventos de origen constitucional gaditano, 1812-1814 y 1820, y no durante su abrogación.

El bloqueo de las grandes familias y la falta de recursos económicos para comprar asientos en
el Cabildo, no proveer de suficientes pruebas de pureza de sangre, como la falta de conexiones
reales, impedían el acceso de nuevas élites al poder. La abolición de los requerimientos de
acceso a puestos de representación, permitió el arribo de toda una generación de políticos
en toda Centroamérica, generación que formará parte, posteriormente, de los procesos de
independencia, la Unificación Centroamericana y su separación y la construcción de los
estados nacionales67.

La restricción de la Constitución sobre el ejercicio de los derechos políticos de las personas


de origen africano, así como de las llamadas castas, tuvo una repercusión importante en la
implementación de las elecciones en el Reino de Guatemala. Citado por Dym, el Capitán
General Bustamante consultó en 1814 a José Cleto Montiel de Quetzaltenango, diputado
ante las Cortes en ese año, buscando claridad “para aquellos conocidos con el nombre de
ladinos”. La cuestión era si deberían de considerarse ciudadanos o no. La posición de los
representantes ante las Cortes, Antonio de Larrazábal y Florencio Castillo, era que las castas
deberían de contar como ciudadanos y debería de permitírseles la participación electoral.
Importante es que la posición de la Junta Preparatoria de la Ciudad de Guatemala, tomó
una posición pragmática al respecto, utilizando vacíos constitucionales, y desarrolló en la
practica una posición cercana a sus representantes en las Cortes y no como se planteaba
en el texto constitucional. Esta política de incorporación, que incluyó la participación de
hombres libres de origen africano continuó en 1820 con la restauración de la Constitución
con todo el apoyo de las autoridades municipales y provinciales68. Esta situación, sin
embargo, no niega el hecho de que las élites controlaban no solo el poder local y provincial
sino, también, la economía. La creación de elecciones indirectas y la participación de la

65 Avendaño Xiomara “Elecciones, ciudadanía y representación política en el Reino de Guatemala, 1810-1812” Asociación para el
fomento de los estudios históricos en Centroamérica. Boletín # 12. Guatemala, septiembre 2005. Página 3.

66 IBID pagina 5.

67 DymFromSovereignVillagestonationalstates. Página 130

68 IBID pagina 136, traducción del autor.

73
población en los hechos, no modificó las estructuras de poder, basadas en el parentesco.
La integración tanto de los llamados ladinos como de los mulatos, no causó excesiva
“fricción” entre las municipalidades no indígenas, pero sí las hubo en algunas partes
de las poblaciones indígenas que prefirieron, en la práctica, tener dos municipalidades,
como fue el caso de Quezaltenango. Conviene subrayar el papel desempeñado por las
Diputaciones como intermediarios y asesores en la resolución de conflictos69. En otras
palabras, la Diputación asumió en términos generales, la inexistencia del origen africano
de la población70, salvo pruebas que lo refuten. Al eliminar de esa forma la existencia de las
castas, no había castas que excluir.

Siguiendo el análisis de Jordana Dym, la división del Reino en dos Diputaciones, una
en Guatemala y la otra en León, Nicaragua, con divisiones internas irresueltas, provocó
consecuencias inevitables para la unidad de la región. Quizá la más importante de ellas fue
el aumento en la débil relación con la capital del Reino. Una audiencia, dos diputaciones
con dos jefes políticos separados, erosionó la autoridad del centro del poder de más de
doscientos años. Hechos que tendrán consecuencias fundamentales en los años por venir.

Posteriormente, dada las tensiones territoriales y de poder internas, en mayo de 1821 fueron
autorizadas por las Cortes, diputaciones provinciales para las intendencias de Comayagua,
Chiapas y San Salvador. Hechos que comprueban que las élites centroamericanas estaban
más ocupadas en concentrar su poder en cada una de sus zonas, que en fortalecer un centro
regional, en un contexto político que acompañó la proclamación de independencia de
España, el 15 de septiembre de 182171.

El desarrollo del “experimento de Cádiz” en Centroamérica, produjo una paradoja histórica,


a nuestro parecer muy bien planteada por Dym : tanto los individuos, como las ciudades y
las provincias, llegaron a los albores de la independencia comprendiendo con claridad que
las Municipalidades formaban una unidad con una fuerza política poderosa mientras que
existía una confusión sobre la legitimidad de todas las instituciones72, incluyendo las de
origen anterior a la Constitución de Cádiz. La experiencia de participación política, la nueva
organización política en funcionamiento, permitió la centralidad de las Municipalidades
como el pivote fundamental de gobierno, como lo fue durante todo el periodo colonial y que
luego será la base sobre la cual se construya el período republicano en toda Centroamérica.

69 Por ejemplo en el caso de San Miguel en El Salvador, el Diputado José María Peynado consideró que “los ladinos españoles, pre-
viamente llamados mulatos, no eran necesariamente descendientes de africanos”.

70 A excepción de las Municipalidades de San Salvador y la Ciudad de Guatemala donde la exclusión de las castas fue practicada.
Y donde las grandes familias mostraron interés por los nuevos cargos e intentar monopolizarlos, particularmente en la ciudad de
Guatemala Ver Sánchez Evelyne pagina 151.

71 El Diputado provincial de Nicaragua puntualizó, el 31 de octubre de 1821, que la “emancipación” de las provincias de Nicaragua
y Costa Rica de la autoridad de Guatemala derivaba de los artículos 324 y 325 de la Constitución, que autorizaba al jefe político a
tener la misma figura política de Guatemala y a tener provincias separadas. Ver DymSovereign pagina 147, traducción del autor.

72 El control de los grandes comerciantes —familias asentadas en Guatemala sobre la producción del añil en El Salvador—, produjo
innumerables fricciones, estas familias fundaron y controlaron el Consulado de Comercio, cuyo primer prior fue el Marqués de
Aycinena. Tomando en cuenta las quejas de los añileros salvadoreños y de los ganaderos nicaragüenses y hondureños que alegaban
malas prácticas por parte del Consulado y amparados en el Derecho natural, la Diputación Provincial solicito a la Corona, la su-
presión del Consulado de Comercio, el 18 de diciembre de 1820, por no ser útil a la Nación y por sr contrario al espíritu y la letra
de la Constitución de Cádiz. Ver Cabezas, página 33.

74
4.8 El inicio de la época republicana

Coincido con François-Xavier Guerra en la afirmación de que “se ha dicho a veces que
en la América hispánica el Estado había precedido a la nación. Mejor sería decir que las
comunidades políticas antiguas —reinos y ciudades— precedieron tanto al Estado como
a la nación y que la gran tarea del siglo XIX para los triunfadores de las guerras de la
independencia será construir primero el Estado y luego, a partir de él, la nación-moderna”73.
Solamente añadiría a esta cita-resumen que, para el caso centroamericano, esta tarea sigue
inacabada y constituye uno de los principales retos para la región.

El Plan de Iguala 74 fue conocido en la sede de la Capitanía General del Reino


de Guatemala, antes de la Proclamación de Independencia del 15 de septiembre
de 1821. Este plan que incluía la separación de México de España dentro de sus
acápites principales, ya había sido reconocido por Comitán, Municipalidad de
Chiapas, el 28 de agosto de 1821, por medio de un Cabildo abierto, después de haber
recibido la primera invitación a unirse al Imperio Mexicano dirigido por Agustín
Iturbide, conjuntamente con las municipalidades de Ciudad Real y Tuxtla, quienes
se unieron días más tarde a proclamar la Independencia de España y la anexión al
Imperio mexicano. A partir de esos momentos, se sucederán eventos parecidos
por toda Centroamérica en el espacio de escasos meses. El 30 de noviembre del
mencionado año, el Capitán General, Gabino Gaínza, por medio de carta, consultó
a las municipalidades de Centroamérica para que expresaran su opinión a favor o
en contra de la anexión a México o la independencia total de su territorio, tanto de
España como de México. El resultado publicado el 2 de enero de 1822 fue de 104
a favor, 11 a favor con condiciones,21 a favor de que decidiera el Congreso, 32
dejaron la decisión en manos de la junta provisional consultiva, 67 ayuntamientos
no habían dado respuesta a la fecha del 5 de enero de 1822, y San Salvador y
San Vicente votaron en contra. En la mencionada fecha se declaró oficialmente la
anexión a México con la oposición frontal de San Salvador 75.

Mientras tanto, desde agosto de 1821, en la ciudad de Guatemala, la familia Aycinena


junto con algunos intelectuales independentistas, entre ellos Pedro Molina, propietario del
periódico el Editor Constitucional, conspiraban “para que las mismas autoridades del Reino
de Guatemala fueran las que decidieran la separación en forma pacífica de la Monarquía
española y solicitaran ayuda militar a sectores conservadores y al alto clero de México,
encabezados entonces por Agustín de Iturbide, para garantizar la continuidad del sistema

73 Guerra François Xavier. Modernidad e independencia pagina 350.

74 Agustín de Iturbide un oficial realista, cambio de bando y junto a Guerrero proclamaron el plan de Iguala. Las tropas realistas se
rindieron el 13 de septiembre de 1821, Agustín de Iturbide ingreso a la ciudad de México el 27 del mismo mes. “ El Plan de Iguala
le pareció muy atractivo a muchos centroamericanos porque proponía una Monarquía Constitucional, garantizaba la independencia,
respetaba la iglesia católica y promovía la unión de españoles y americanos”, Adolfo Bonilla “ Independencia y republica” en El
Salvador Historia mínima. Página 26.

75 IBID paginas 25-27

75
económico, político y social que hasta entonces había imperado”76. Esta conspiración será
conocida como el Plan pacifico de la independencia77.

En poco tiempo, la familia Aycinena convence al recién llegado Capitán General, Gabino
Gaínza78 de las bondades de su plan, al mismo tiempo que envía un comisionado a Oaxaca
para pedir respaldo militar a Iturbide79. Las condiciones objetivas para la independencia
de España, están dadas en el sentido que señala la historiadora salvadoreña Xiomara
Avendaño: “la independencia emergió en el transcurso de la crisis del sistema político
hispánico: fue una medida práctica que se dio en cada uno de los territorios, teniendo en
cuenta las alianzas políticas, la preservación de los privilegios y la aceptación de buscar
otro camino, puesto que el Imperio español no estaba en condiciones de ofrecerles uno. Fue
también una medida preventiva para no caer en otra Francia y en otro Haití, en donde la
muchedumbre cortó muchas cabezas80.

La proclamación de Independencia del pueblo de la ciudad de Guatemala, celebrada


actualmente por toda Centroamérica el 15 de septiembre, en realidad proclamaba la
independencia de España de la ciudad de Guatemala81, ejerciendo su derecho soberano
municipal y consultaba a las otras municipalidades unirse a su propuesta, respaldada por
una figura ambigua y débil como lo era Gabino Gaínza82, un funcionario real que propone
la independencia. En realidad, es una “emancipación política ad referéndum, ya que se
acepta que es un Congreso convocado con tal fin el que debería resolver en definitiva.
Dicho Congreso debería de instalarse el 1 de marzo de 1822 (artículos 1,2 y 6)83. Al igual
que en 1808,cuando se ejerció la retroversión de la soberanía por la ausencia del Rey y
diferente a 1808, en 1821 ya estaban constituidos los Municipios Constitucionales, no
solo en las ciudades españolas o en los pueblos de indios, sino también en lugares mixtos;
municipalidades que deseaban expresar libremente sus posiciones respecto a la separación.
La independencia de España, que empezará en la intendencia de Chiapas en agosto de 1821
y terminará con la anexión formal a México en enero de 1822, fue un proceso urbano, de
incumbencia municipal a lo largo de Centroamérica y no una decisión hecha por un grupo
de personas o de una ciudad en particular.

76 Cabezas, Horacio “Independencia Centroamericana. Gestión y ocaso del plan pacífico”. Editorial universitaria. Universidad de San
Carlos de Guatemala. 2010. Página 71.

77 Estas Conspiraciones fueron denunciadas por José Cecilio del Calle, abogado, gran propietario ganadero y político hondureño en
su periódico “El amigo de la Patria” el 3 de noviembre de 1820

78 Ver la adscripción a la causa por parte de Gainza en Cabezas, pagina 76.

79 Envían a Cayetano Bedoya, cuñado de Pedro Molina.

80 Avendaño, Xiomara en “Las independencias Iberoamericanas en su laberinto”. Google books página 65

81 El artículo 18 de la proclama de la independencia, literalmente dice que “imprimiéndose esta acta, y el manifiesto expresado se
circule a las excelentísimas Diputaciones Provinciales, Ayuntamientos constitucionales y demás autoridades eclesiásticas, regulares,
seculares y militares para que siendo acordes en los mismos sentimientos que ha manifestado este pueblo, se sirvan obrar con ar-
reglo a todo lo expuesto”

82 Cabezas, señala que tres días después de la Declaración de independencia, 15 de septiembre de 1821, y siguiendo el “Plan Pacifico
de Independencia”, le escribe a Agustín Iturbide, llamándolo el “primer libertador de Nueva España”.

83 Cabezas pagina 94.

76
La oposición de San Salvador a la propuesta de declarar su anexión a México, derivó en la
adhesión al Plan de Iguala, como distritos independientes, de León, Comayagua, Cartago
y Quezaltenango, importantes ciudades de Nicaragua, Honduras, Costa Rica y Guatemala.
Mientras que sus vecinos de Tegucigalpa (Honduras), Granada, (Nicaragua) y Heredia
(Costa Rica) se inclinaron por la proclamación de independencia de la Nueva Guatemala
de la Asunción del 15 de septiembre de 1821.

Las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio, el desarrollo de la Constitución de Cádiz en


Centroamérica y las proclamaciones de independencia, liberaron a los ayuntamientos
de cualquier atadura, dejando espacios para su propia elección. Las municipalidades de
mayor peso económico, político y social influían permanentemente en la “periferia de
los municipios constitucionales pequeños”. Influencia que las poderosas élites ejercían
para su beneficio local, considerando, en la mayoría de los casos, que la relación con
Guatemala estaba quebrada, en algunos casos era oprobiosa y en otros, innecesaria. La
búsqueda de la Independencia total era manifiesta; en otras se consideraba adecuada la
anexión a México, por vías directas con Iturbide y otras, por medio de los mecanismos
propuestos por la Junta de la Ciudad de Guatemala. De esa forma se rompía el pacto
colonial, no solo con España sino internamente, empezando a construir uno nuevo entre
las Municipalidades y el imperio mexicano recién formado y con bases endebles, con
un proceso, para algunos, ilegitimo y presionado por el tiempo para tomar decisiones y
por las propias tropas de Iturbide. La experiencia duró escasos catorce meses.

La propuesta de la ciudad de Guatemala de construir una transición constitucional


hacia la independencia, compuesta por diputados provinciales en lugar de los cabildos,
fracasó. Los Concejos municipales, de nuevo, se convirtieron en actores principales
de la historia, una historia de fragmentaciones y de luchas internas, tanto locales
como regionales, que habrían de signar la historia de Centroamérica para las próximas
décadas del siglo XIX.

De acuerdo a lo planteado por el historiador Bonilla: “la anexión a México no


funcionó como se esperaba por tres razones. En primer lugar, para los mexicanos
fue imposible establecer el imperio mexicano. No contaban con la base aristocrática
que es el fundamento natural de una monarquía. El rechazo de un miembro de la
dinastía de los Borbones a asumir la corona mexicana obligó a proclamar emperador
a Agustín Iturbide. Iturbide cometió el error de marginar del gobierno a los
insurgentes. Estas razones dejaron sin apoyo al emperador, quien fue forzado a
abdicar el 19 de marzo de 1823. En segundo lugar, en América Central se pensaba
que las riquezas mexicanas ayudarían a solventarlos problemas económicos
centroamericanos. Todo lo contrario: México empezó a exigir contribuciones que
no se estaba en posición de aportar. En tercer lugar, la oposición de San Salvador
y San Vicente a la anexión a México fue férrea y tuvo que resolverse por la vía
militar. El desarrollo de esta lucha creó las condiciones internas para que una vez
colapsado el imperio mexicano se convocara a la Asamblea Nacional Constituyente84,

84 “Logró unir las cinco provincias. En el momento de su clausura, el 23 de enero de 1825, dejo electos todos los gobiernos de los

77
la cual el 1 de julio de 1823 declaró la independencia absoluta de las Provincias Unidas
de América Central”85.
La organización federal y estatal que ordenaba la Constitución, consistía básicamente en
la adopción de la división de poderes. El poder ejecutivo fue ejercido por un ciudadano
electo. En el gobierno federal se llamó presidente y, en el estatal, jefe de estado. El poder
legislativo correspondía al Congreso y Senado Federal y a las asambleas de los estados.
El poder judicial lo ejercía la Corte Suprema de Justicia Federal y las cortes de justicia
estatales y un Consejo de Representación. En realidad, un cuarto poder, el Senado.
Interesante observar que en el lenguaje utilizado, no se escribe Guatemala como marco
geográfico- histórico y político; se utiliza Centroamérica y es ese el primer consenso de los
Constituyentes.
¿Pero qué va a ser la Federación Centroamericana: una república de estados o una
república de Municipalidades- ciudades?, como se pregunta Dym. Tomando como modelo
las constituciones francesas, de los Estados Unidos y la de Cádiz, los constituyentes
elaboraron un texto que permitiese equilibrar el evidente poder de las municipalidades
gravitando con instituciones estatales, permitiéndoles ser parte del Estado en construcción
y, a los miembros de sus Concejos, convirtiéndolos en actores estatales; es decir, militares,
congresistas y presidentes.

Salen así a la luz entonces los rasgos fundamentales para la construcción del Estado,
el territorio, la población y la legitimidad para la creación de instituciones acordes a la
realidad histórica, tanto económica como política; y de acuerdo a los intereses intactos
de las élites herederas del recién pasado colonial. ¿Como entonces organizar el territorio,
cuya característica principal es la dispersión geográfica, la poca densidad de la población
y los intereses encontrados?

Por el norte, Chiapas solidificaba su unión con México pero Sonsonate quería ser parte de la
Federación. Quezaltenango quería formar el Estado de los Altos en Guatemala. Tegucigalpa
y Sonsonate formaban distritos independientes y Costa Rica retenía una política de identidad
separada a pesar de sus vínculos con Nicaragua. Y así, múltiples expresiones locales de
diversa índole expresaban la heterogeneidad y diversidad centroamericana, a través de
la multitud de concejos municipales electos desde la implementación de la Constitución
de Cádiz. Todo lo cual formó las estructuras de acogimiento político republicanas y es
parte genérica de la historia política de la América Central: conforma una evolución, con
mutaciones históricas, durante periodos de tiempo determinados durante los cuales la
violencia juega un papel principal.86
A medida que se desarrollan las guerras, se acrecienta la individualización de las economías
locales en detrimento de la economía regional. El fortalecimiento de los poderes locales,
Estados. Abolió los privilegios hereditarios, permitió irrestricta libertad de expresión, estableció la tolerancia de la práctica privada
de cualquier religión, promulgo la ley para estimular la inmigración, organizó el sistema de tarifas, desarrollo un proyecto para hacer
un canal en Nicaragua y tomo la iniciativa para hacer un congreso americano en Panamá”. La expresión de un espíritu ilustrado,
marcado por el humanismo de la época. Citado por Bonilla las palabras de Manuel Montufar Coronado, pagina 29.

85 Bonilla. Página 27.

86 En el Anexo 1 aparece un listado de las principales guerras centroamericanas entre los años 1825-1842.

78
sin un verdadero poder central que le sirva de contrapeso, permite que las autoridades
sean consideradas cada vez más como molestas al desarrollo local, al extremo de negar la
necesidad de su existencia. El traslado del Distrito Federal de Guatemala a San Salvador, fue
una medida que trató desesperadamente de apaciguar los ánimos locales de desintegración.

Al mismo tiempo, las contradicciones en el seno de la Constitución florecían en todo su


esplendor. “El Senado”, era un cuarto poder que asumía las funciones de los otros tres.
Era parte del legislativo porque tenía el poder de veto, era parte del ejecutivo porque los
ministros respondían a ese cuerpo y era parte del poder judicial porque era cámara de
justicia para conflictos entre los estados. El senado centroamericano era un poder
absoluto, capaz de paralizar el funcionamiento de la Constitución.
El segundo aspecto más observado es que la Constitución de 1824 no era realmente federal.
La Asamblea Nacional Constituyente no reconoció en la Constitución la soberanía de los
estados como corresponde a una constitución federal. Desde ese punto de vista, era una
constitución centralista. Desde el punto de vista de los impuestos, era confederal, ya que el
gobierno federal no tenía estructura propia para captar sus impuestos, sino que dependía de
que los colectaran para ellos gobiernos estatales. Se puede concluir que la Constitución de
1824 pretendió ser simultáneamente federal, centralista y confederal. Y las contradicciones
salieron a flote durante la guerra civil87.

Las guerras civiles se pueden interpretar como una serie de sucesos violentos entre los
Estados y la Federación, en el seno de las contradicciones surgidas y la necesidad de
forjar estados con identidad política y poderes propios y la práctica política de reforzar
la autonomía municipal dentro de cada Estado en construcción. Todo ello contribuyó a las
guerras civiles desde 1836 hasta el colapso de la Federación en 1839. Una de las disputas
que duró desde el inicio hasta el fin de la Federación era:¿dónde situar el centro del poder
estatal y federal? ¿En Guatemala o en San Salvador? ¿Donde lo estatal, en Comayagua
o Tegucigalpa? ¿En León o Granada? ¿En Cartago o San José? Por ejemplo, Costa Rica
experimentó en 1834 un gobierno “ambulatorio”, donde cada cuatro años las instituciones
estatales pasaban de San José a Cartago, de ahí a Heredia y después a Alajuela. Hasta
que el Jefe de Estado, Braulio Carrillo, acabó con la práctica y asumió como capital a
San José. Dada la crueldad de la disputa y los empates virtuales entre León y Granada
en Nicaragua, se optó por una salida viable para todos: que la capital fuese Managua. El
declive de Comayagua y el auge económico de Tegucigalpa, permitió que esta última se
convirtiera en el centro político.88

La contradicción fundamental del sistema fue entonces: ¿soberanía de los pueblos o


soberanía del pueblo? Misma que nos ha llevado hasta aquí y que continúa sin resolverse.

El 30 de mayo de 1838, el Congreso Federal emite el decreto permitiendo a los Estados


organizarse como mejor les pareciere, dejando abierta las posibilidades de disolución de la
Federación de las Republicas de Centroamérica.89

87 Bonilla, pagina 30.

88 Ver DymSovereign 230 -234

79
El escenario quedó preparado para uno de los disturbios más importantes de la época.
Las reformas liberales habían creado toda una serie de dificultades económicas, agravios
y amenazas a los campesinos rurales, enajenado propiedades y privilegios al clero rural.
La división de la élite criolla guatemalteca entre liberales y conservadores y las prácticas
políticas iniciadas por la aplicación de la Constitución de Cádiz, promovieron que sectores
medios superiores de la ciudad capital —como hijos ilegítimos de las viejas familias—
y masas rurales campesinas, accedieran a una participación política como no se había
producido antes. “Guatemala en 1837 era terreno fértil para el florecimiento de una
revolución popular dirigida por un carismático hombre del pueblo”90. De los pueblos saldrá
la primera construcción, por supuesto no terminada, del pueblo. Es decir, el primer esbozo
del Estado- Nación.

4.9 La participación indígena en el proceso

Como señalábamos al principio de este ensayo, los pueblos de indios constituyeron la


pieza clave de producción y reproducción del sistema colonial. Sobre ellos se asentó la
dominación colonial, siendo muy importantes en territorios donde la demografía de origen
precolombino era marcadamente mayor que en otros espacios geográficos centroamericanos.

La capacidad política indígena, utilizó cualquier resquicio de poder para sobrevivir y


reproducirse, lo cual constituye una de las partes más importantes de la historia política
de Centroamérica. Una historia de éxitos y fracasos, como todo acontecimiento humano,
pero a larga una historia de éxito. El llegar al 13 Baktun no ha sido fácil para ellos, pero
ahí están. Con eso es suficiente para iniciar, de nuevo, un ciclo más en su ya larga historia.
El 9 de febrero de 1811, las Cortes de Cádiz decretaron el derecho a la “perfecta igualdad”
en la representación nacional de todos los pueblos, españoles y americanos. Tanto los
españoles como los indios y los mestizos estaban autorizados a optar a toda clase de
empleos, los que con anterioridad estaban vedados. Después de 300 años, los indígenas
fueron incluidos como españoles americanos: la critica a la sociedad dual—Republica de
españoles- República de Indios—

Para la ilustración, la división era una de las causas de la inferioridad, la menoridad de


los indios, al mantenerlos aislados, sin la cultura occidental que les permitiese redimirse.
Sin embargo, la realidad colonial permitió el desarrollo de la resistencia indígena, que
admitió la perpetuación y desarrollo de sus usos y costumbres precolombinos, mediante
el mantenimiento de la identidad étnica, basada en la lengua, hábitos, vestidos, mercados
locales y regionales y el desarrollo del comercio, artesanías y agricultura, pilar de su
reproducción ancestral como pueblos. El reconocimiento liberal de la ciudadanía a los

89 En la elaboración del decreto tuvo participación decisiva Juan José Aycinena, quien ya en 1834 proclamó abiertamente su postura:
“centroamericanos: cuando desaparezca el poder que hoy os oprime con nombre de gobierno federal, habréis dado el primer paso
para dejar de ser miserables: cuando hubiereis recobrado la soberanía que corresponde a cada Estado, seréis libres” citado en Pérez
Brignoli Héctor. Historia General de Centroamérica. Tomo III De la ilustración al liberalismo (1750- 1870). Ediciones Siruela
España 1993.

90 Woodward JR. Ralph Lee,“Rafael Carrera y la creación de la Republica de Guatemala. 1821- 1871”Plumsock Mesoamerican Stud-
ies . Serie Monográfica # 12 Guatemala, 2002. Página 74.

80
indígenas, significaba no solo la abolición del dualismo sino el primer paso hacia la
asimilación y la homogenización, concepción que perdura en el imaginario de la mayoría
de las elites dominantes centroamericanas de la actualidad. Estos prejuicios, basados en
la dominación económica y política, permiten afirmar, en el caso de Guatemala, que el
racismo constituye el fundamental hilo conductor histórico que determina la desigualdad y
la pobreza y que ilegitima al Estado91.

El primer problema fue aplicar el principio gaditano de la igualdad para el ejercicio de


las Municipalidades Constitucionales; eso significaba, en algunos casos, darles acceso
a las comunidades ladinas, quienes por mandato constitucional deberían de convertirse
en municipalidades mixtas con gobiernos municipales mixtos. En otras palabras, la
eliminación de la República de Indios protegida por leyes de indias que se remontan a
la conquista y la primera parte de la colonia. El mandato constitucional afectó de lleno a
todas las comunidades indígenas, las que tenían población mixta y las que no. Esa fue una
transformación que rompió los moldes de los usos y costumbres, establecidos por siglos.
La ley General de Municipalidades decretada en 1836 con la intención de extenderla a
todas las comunidades indígenas, se convirtió en el caldo de cultivo de la generalización
de las sublevaciones indígenas de 1837-3892. La reformulación de los derechos indígenas,
permitiéndoles y asegurándoles autonomía política de representación y autoridad local,
fue la única medida para aplacar a las comunidades indígenas. Ello permite explicar, de
alguna manera, la llegada al poder de Rafael Carrera. En términos generales, como apunta
Alda “el sistema político no fue aceptado o negado íntegramente, sino que se seleccionaron
aquellos aspectos que permitieran legitimar sus pretensiones e intereses.” De esta forma,
mientras instrumentalizaron los derechos de ciudadanía y el principio de igualdad para
legitimar su organización, negaron93 el mismo principio cuando tuvieron que compartir
sus cargos municipales con la población indígena”.94 El abuso sistemático de los ladinos,
que en muchos casos eran minorías que se imponían por medio de sus mejores conexiones
nacionales a los indígenas y la disputa por cargos y organización y autoridad, llena la
historia municipal de Guatemala.

La mejor expresión de lo anterior, es la petición de 107 principales de la ciudad de


Quezaltenango, dirigida, en 1894, a las autoridades ladinas:

“Nosotros, todos [...] indígenas propietarios y vecinos de esta cabecera[…] tenemos la


honra de comparecer en solicitud de su apoyo para llevar a cabo ciertas reformasen la
organización del gobierno local de la ciudad[…] Vosotros deseáis el adelanto político de
nuestra raza, porque estáis convencidos de que, contribuimos con agrado a la realización

91 Ver Casaus, Marta. “Diagnostico del racismo en Guatemala. Investigación Interdisciplinaria y participativa para una política inte-
gral por la convivencia y la eliminación del Racismo”. IV Volúmenes. Dirigida por Rolando Castillo. “Génesis del racismo y de la
discriminación en Guatemala: siglos XIX y XX. Páginas 45 -50- Serviprensa, Guatemala , 2006.

92 Ver Alda Sonia La participación Indígena en la construcción de la Republica de Guatemala, S XIX. Páginas 201-203.

93 En algunos casos llegaron a negar la Constitución para impedir la llegada de los ladinos a cargos municipales, como fue el caso de
Momostenango.

94 Alda, página 200.

81
del progreso de la patria. Y si hoy solo podemos cooperar al adelanto, cultivando tierra y
transformando en cosas útiles la materia bruta; así también cultivaremos la inteligencia de
nuestros hijos […] contribuiremos a la revolución social y política del país […] anhelamos
la regeneración de lo indio para obtener en lo posible la igualdad civil y política, que es
la base de las democracias[...]Como muy bien sabéis, Quetzaltenango es un municipio
cuyas dos terceras partes, por lo menos, están compuestas por indígenas, todos amantes
del trabajo, casi todos propietarios de bienes raíces, absolutamente respetuosos para con
las autoridades constituidas. Pues bien: a pesar de ello los indígenas carecen de verdadera
representación en el ayuntamiento”.
La anterior petición, expresa con claridad la sabiduría política indígena, tanto en la forma
como en su contenido político. Este documento extraordinario expresa la evolución y el
uso de los derechos de ciudadanía, como propietarios y vecinos que piden ciudadanía
política. Es este un documento central que cierra el siglo XIX y abre un siglo XX, con
características similares.
En la misma región K ‘iche en nota de prensa aparecida en el diario el Periódico, el día
domingo 6 de junio de 2012, se menciona lo siguiente: “allí las cosas funcionan, según sus
propias normas. ‘No necesitamos tocar las puertas de papá gobierno para ver cambios’, de
eso se ufanan sus pobladores. ¿Pruebas?, la gestión y construcción de 4 nuevos kilómetros
de carretera, 8 escuelas primarias, 2 secundarias, 2 academias de computación y carreteras
sin basura. Su organización es tan antigua como la época de la conquista, explica, y desde
entonces conservan el k’axk’ol o sacrificio en k’iche’, es decir el trabajo ad honórem
realizado durante un año. Los 24 miembros de la junta directiva y los 56 representantes de
los 12 cantones, se encargan del cuidado de los edificios educativos y la refacción escolar;
en tanto los representantes de la aldea en la cabecera municipal, laboran en el balneario de
agua azufrada, los alguaciles, guardabosques, del centro cultural, fontaneros y el hombre
del cementerio. Esa es la faena”.
Las diferentes formas cómo los Principales, ancianos y líderes comunales, desarrollaron
sus estrategias de poder como intermediarios con la mayoría de indígenas oprimidos y
explotados por el régimen colonial, posteriormente con los criollos y después con los
ladinos, utilizando, a veces, las fracturas nacionales, las crisis y transformaciones para
mantener autoridad y expandir su poder, no es el motivo de este corto ensayo, pero sí lo es
subrayar la permanente participación política de los indígenas por más de quinientos años,
en la formación política-económica guatemalteca y particularmente en las municipalidades
y desde las municipalidades.

Los ayuntamientos siguen siendo espacios públicos fundamentales para los indígenas, no
solo para los campesinos, sino también en las grandes ciudades, donde se expresan tanto
sus intelectuales, sus políticos y sus hombres de negocios, en convivencia con la pluralidad
del país. Y es la ciudad de Quezaltenango, región K ‘i che, la exponente más clara de la
luchas por el poder, no solo local sino, también, nacional.

A lo largo de los años, Quezaltenango ha sido un centro de poder de primera importancia.


No solo por el papel que jugaron los principales para llevar a cabo el “Pacto Colonial”
o su papel durante la implantación de las Cortes de Cádiz, sino también sus posiciones

82
de autonomía durante los años de independencia, anexión a México y la creación de la
Federación. Pero es el 26 de mayo de 1830, después de un año de experiencia separatista,
cuando la Asamblea Constituyente del Estado de los Altos divide su territorio en cuatro
departamentos: Quezaltenango, Totonicapán, Sololá, Suchitepéquez y considera la anexión
de Soconusco. Estos hechos enfrentaron a las élites indígenas en contra de los intereses de
los ladinos. La usurpación de tierras comunales como las vejaciones tanto políticas como
jurídicas por parte de las élites separatistas de Xelaju, dio paso a su oposición frontal y
sus alianzas con el líder Rafael Carrera permitieron una reconfiguración de la “Republica
de Indios”, decretada en noviembre de185195. El apoyo político militar ayudó a la victoria
de Rafael Carrera, quien desfiló por la ciudad de Guatemala victorioso, acompañado no
solo por los “montañeses” del oriente de la República sino por los indígenas de occidente.
La instauración de “una fuerte dictadura autoritaria” sirve como preludio a la explotación
masiva de los indígenas en una República unitaria, por medio de la implantación del cultivo
del café, una de las pesadillas más dolorosas para los indígenas, solo igualada a los años de
conquista y al genocidio de los años de 198096.
Los liberales en 1846, trataron de restablecer el plan municipal que disminuía el papel de
los Corregidores, restablecidos conjuntamente con los Gobernadores de indios. Ocasión
que permitió a Juan José Aycinena no solo oponerse al plan sino atacar el legado de la
Constitución de Cádiz, con estas palabras: “todas las constituciones de las nuevas repúblicas
hispanoamericanas que se formaron conforme a las ideas de 1812, han caído igualmente
que ella por sí mismas, después de haberse demostrado experimentalmente que lejos de
corresponder a los fines sociales, no han servido más que para fomentar el desorden y
desmoralizar a los pueblos”97. El Obispo de Trajanopolis y el hombre más influyente de
esos tiempos, consideraba que el peor legado de la Constitución gaditana lo constituía el
régimen municipal, porque rompía con los usos y las costumbres, sustituyéndolas por un
sistema que las masas no pueden entender, debido a su ignorancia.
El triunfo de los nuevos plantadores de café, llamados liberales en 1871, según Grandin,
puede considerarse como un triunfo de las élites ladinas separatistas del intento fallido
por construir el sexto Estado de Centroamérica, fundamentalmente porque a partir de su
triunfo, la mayoría de los presidentes y los cargos fundamentales de gobierno, provendrán
de occidente hasta el año 1930, así como una gran parte de la oligarquía cafetalera.
Las reformas de 1871 convertirán a los indígenas en mano de obra, masiva y barata,
reduciéndolos a mozos colonos, trabajadores forzados para obras de infraestructura y en
los productores de las ganancias provenientes del cultivo del café. Para la implantación del
sistema del lati-minifundio, todo el Estado de Guatemala se enfocará hacia ese fin.

La Constitución de 1879 organizaba a las municipalidades por medio del ejercicio de


la elección directa. Y permitía, teóricamente, desenvolverse en todas las instancias del

95 Hasta el año de 1871 coexistieron pueblos con una sola municipalidad —solo ladina o solo indígena—pueblos con dos munici-
palidades y pueblos con municipalidad mixta: ladina en sus cargos principales e indígenas en los secundarios. Ver AVANCSO “Las
relaciones étnicas en la disputa por el poder local”. Guatemala 2008, pagina 8.

96 Ver Woodward, pagina 422-430. Y Taracena Arriola, Arturo. “Invención Criolla, sueño ladino, pesadilla indígena. Los altos de
Guatemala de región a Estado (1740-1871)”. Guatemala, CIRMA 1999. Página 400-401.

97 Woodward, 253.

83
Estado. El número de habitantes para asignación de un territorio subió a dos mil, mil más
que en la Constitución de Cádiz, y se prosiguió con la política de impulsar y fortalecer
municipalidades mixtas, beneficiando, aun más, la penetración ladina en zonas indígenas y
reduciendo a cargos secundarios a los indígenas.

“Somos los nietos de Atanasio Tzul. Somos los nietos de Lucas Aguilar”, con estas palabras
un organizador k’iche’ iniciaba su discurso frente a miles de personas que protestaban en
su localidad contra la minería abierta en el año 200598. Haciendo eco de sus demandas
territoriales con repercusión nacional, la soberanía de los pueblos y el pueblo, la nación
étnica y la nación civilizada, ya no puede ser una polarización mayor del Estado. La
construcción de la ciudadanía intercultural para un Estado plural, es la reforma política
para el siglo XXI. Iguales y diferentes. Políticamente iguales, diferentes culturalmente.

4.10 A manera de epílogo

Desde una lógica de proceso histórico, en pocos años, desde la Constitución de Bayona
en 1808 a la independencia de España en 1821, en un primer momento, y en el otro,
de la independencia al advenimiento del Café, la América Central pasará por cambios
revolucionarios que perdurarán hasta nuestros días.

El fin del antiguo régimen y la implantación de la modernidad, revolucionará el imaginario


político y cultural, el territorio y el espacio geográfico, produciendo un nuevo proceso
de legitimidades no terminado aun, y nuevas formas de dominación y subalternidad. La
construcción del Estado-Nación por las elites será la gran tarea de los siglos por venir. Sin
olvidar el inconsciente histórico de la llamada patria centroamericana.

La primera transformación se produce en la relación de sumisión-lealtad. De un ente


concreto: el Rey, a un ente abstracto: la Constitución. Del vasallo al Ciudadano.

La segunda será la nueva forma que tomará el espacio geográfico-político de la dominación


por la vía del crecimiento y fortalecimiento de las municipalidades, en un primer tiempo,
y el desarrollo de las ciudades y su crecimiento asimétrico y desigual con lo rural. En el
ámbito institucional significará una doble tensión constante entre lo local y lo general.
Tensión vigente en nuestros días.
La tercera transformación centrada en lo político seria la conversión del imaginario
político en prácticas representativas basadas en la soberanía popular. Una transformación
fundamental se realizó en la forma del ejercicio político, como lo fue la introducción de
las elecciones como método fundamental de participación política y como simiente de la
democracia.
El nacimiento de la opinión pública, vamos a considerarla la cuarta transformación
iberoamericana. Los países centroamericanos, en su larga construcción inacabada de

98 Citado en Pollack, Aaron Levantamiento K íche������������������������������������������������������������������������������


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en Totonicapán, 1820. Los lugares de las políticas subalternas. AVANCSO, Gua-
temala 2008. Pagina xxiii.

84
su Estado-Nación, tomarán diversos caminos que responderán, más como antaño a los
intereses de sus élites que a los intereses populares, resolviendo o no, las propuestas de
Cádiz, todos, sin embargo, dentro del formato común Constitucionalista.

La continuidad con cambios / mutaciones, más importante desarrollada a partir de las


reformas de los borbones, radicará en el fortalecimiento institucional-político de los
ayuntamientos.

La independencia de la América española no fue un movimiento anticolonial, sino que


formó parte de la “revolución política” que tuvo lugar dentro del mundo hispánico y de
la “disolución de la Monarquía española”. Se registró una revolución política que no
transformó la compleja estructura social de Centroamérica.

El estudio de la cuestión municipal muestra que, a pesar de la llamada “modernidad


política”, el cabildo no cambió su fisonomía tradicional, sino que se mantuvo, durante
buena parte del siglo XIX, como órgano autónomo de la sociedad frente al Estado y titular
de una parte de la soberanía. En efecto, ni las experiencias constitucionales liberales, ni
las constituciones de los nuevos Estados independientes lograron romper el vínculo entre
jurisdicción y representación que había caracterizado al ayuntamiento colonial.

La importancia actual de las Municipalidades Centroamericanas, es indudable. No solo


como gobiernos locales —la parte del Estado más cercana a la ciudadanía— sino también
como creadora y forjadora de líderes nacionales, algunos convertidos en presidentes,
después de haber sido alcaldes, principalmente de la capital de la República. El peso
eleccionario de las Municipalidades más importantes para obtener un triunfo nacional es
fundamental para cualquier partido político.

Durante los últimos años, los Estados centroamericanos han sido sometidos a un proceso
de modernización. Una parte importante del mismo, lo constituye la descentralización y
la desconcentración del Estado. Cambios que pasan necesariamente por el fortalecimiento
institucional, estructuralmente dependiente de las finanzas nacionales.

Las asociaciones de Municipalidades tanto a nivel regional, como nacional y


centroamericano, iniciado hace poco en Centroamérica constituye “un experimento” muy
importante, no solo para fortalecer los municipios en sí mismos, sino también sus alianzas
y, de esa manera, construir la integración centroamericana, desde abajo. Este concepto se
diferencia claramente de aquellos que suponen una subordinación a una entidad superior
(como puede ser cuando las provincias se subordinan a un Estado central) y la entrega de
parte de sus autonomías naturales.

Honduras, por ejemplo, contempla la mancomunidad obligatoria de varios municipios en


casos excepcionales de incapacidad funcional o administrativa. Salvo estas situaciones, en
los demás países de la región, el asociativismo es un tema planteado desde la voluntariedad.

El tópico común en todos los países es la asociación de municipios para el manejo de recursos
naturales. Esto último porque se reconoce que en materia ambiental, no existen límites, por
85
lo que deben gestionarse los recursos desde otra perspectiva, por ejemplo, desde el criterio
de cuencas. Le siguen en frecuencia de motivo de asociación, la prestación de servicios
y el fortalecimiento de la capacidad de gestión de los gobiernos locales. Otras tienen un
carácter más puntual, como aquellas de carácter cultural, que aunque se reúnen desde una
lógica específica, desarrollan diversas acciones (ejemplo, la Mancomunidad Garífuna en
Honduras).Es de mencionar el foro de Municipalidades indígenas a nivel centroamericano,
que considera que “las asociaciones, federaciones y mancomunidades son una forma de
rentabilizar mejor las prestaciones que se le dan a la ciudadanía; por tanto, no podemos
perder de vista la naturaleza política de las mismas, lo que significa que todo su objetivo no
puede ser otro que el procurar el bienestar general de ésta. El modelo de gestión debe ser
el propio de la actividad política, es decir, en beneficio de la polis, la ciudad, la comunidad.
No puede ser el de la empresa privada en cuanto esta tiene lógicamente la finalidad propia
del lucro personal”99. ¿Habrá un eco gaditano en esta declaración?

En algunos países, las mancomunidades o asociaciones intermunicipales son denominadas


microregiones o federaciones como en los casos de El Salvador y Costa Rica, respectivamente.
El Salvador100 y Nicaragua dejan a la voluntad de los gobiernos municipales el decidir si
estos se asocian con otros municipios mediante diferentes mecanismos legales de fusión,
incorporación o creación de mancomunidades. En Guatemala, desde el 2006, se comenzó
a debatir sobre la posibilidad de reglamentar la conformación de mancomunidades, con el
fin de que estas asociaciones no se desvirtúen.

Existen también mancomunidades de municipios binacionales y trinacionales en los puntos


fronterizos de países de Centroamérica. Ejemplo de ello es el hermanamiento entre Honduras
y Nicaragua101 que se inscribe en los procesos integracionistas a nivel centroamericano,
como experiencia endógena que surge de los gobiernos locales. Se reconoce su aporte
a la unificación del Istmo y se identifica como un instrumento útil y estratégico para el
desarrollo regional.

La Mancomunidad Trinacional Fronteriza Rio Lempa102 (MTFRL) es una asociación pública,


99 “Discurso de foro regional de mancomunidades indígenas de centroamérica y el caribe” Manuel Rodríguez Maciá, Coordinador
Político Regional. En Fundación Demuca, mayo de 2012, taller de autonomía municipal.

100 El artículo 207 de la Constitución de El Salvador establece que las municipalidades podrán asociarse o concertar convenios co-
operativos a fin de colaborar en la realización de obras o servicios que sean de interés común para dos o más municipios. Por otra
parte, en el Código Municipal se dispone que los municipios podrán asociarse, bajo las formas jurídicas de fundaciones, empresas
y sociedades, para mejorar, defender y proyectar sus intereses. Desde 1999, la Estrategia Nacional de Desarrollo Local (ENDL)
promueve el asociativismo voluntario entre municipios.

101 Entre AMUNSE (Asociación de municipios de Nueva Segovia), MANORPA (Mancomunidad del norte de El Paraíso), MAN-
SURPA (Mancomunidad del sur de El Paraíso).

102 El Lempa es un río con vertiente al Océano Pacífico. Es el más largo de Centroamérica, su cuenca abarca tres países: Guatemala,
Honduras y El Salvador. Nace entre las montañas volcánicas de las mesetas centrales de la región a una elevación aproximada de
un mil 500 metros sobre el nivel del mar en el Departamento de Chiquimula en Guatemala, ingresando a El Salvador al noreste del
Departamento de Chalatenango y desembocando en la planicie costera del Océano Pacífico, entre los Departamentos de San Vicente
y Usulután. La elevación máxima es de 2,805 msnm en las montañas de Honduras. La cuenca Trinacional del Río Lempa posee un
área total de 17 mil 790 km² de los cuales, 10,082 km² corresponden a El Salvador, 5,251 km² Honduras y 2,457 km² a Guatemala.
La longitud del cauce principal es de 422 Km de los cuales 360.2 Km corren dentro de territorio salvadoreño. El río es utilizado
para la pesca y el riesgo de cultivos; sin embargo, la principal utilidad es la generación de energía eléctrica, la cual está a cargo de
la Comisión Ejecutiva del Río Lempa.

86
entidad de integración multinacional descentralizada, que surge de la propia iniciativa de
los gobiernos locales de la región, en convergencia con iniciativas de la autoridad del Plan
Trifinio103 y en el contexto de acciones de apoyo de la cooperación descentralizada en
Centroamérica. Ubicada en la región en la cual convergen tres países centroamericanos,
obteniendo su personería jurídica por parte del Ministerio de Gobernación de la República
de Guatemala en dos mil siete, como primer paso para convertirse en una entidad
Trinacional de integración. Las Mancocomunidades constituyen no solo una experiencia
singular sino provechosa para todos. Al final es la asociación voluntaria de los pueblos
siguiendo senderos diferentes a las luchas intestinas producidas entre ellos, en el marco de
la Federación Centroamericana.

103 TRIFINIO es el nombre que se le ha dado desde los años ochenta al punto de confluencia de las fronteras de las Repúblicas de
Guatemala, El Salvador y Honduras. En ese punto existe una zona ecológica de reconocido valor por sus especies de flora y fauna,
que se desarrolla en torno al Macizo de Montecristo, con alturas desde menos de 400 a 2,419 metros sobre el nivel del mar

87
5. Sistema de la Integración Centroamericana – SICA

El Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), es el marco institucional de la


Integración Regional de Centroamérica, creado por los Estados de Costa Rica, El Salvador,
Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá. Posteriormente se adhirió Belice como
Miembro Pleno.

El Sistema de la Integración Centroamericana fue constituido el 13 de diciembre de


1991, mediante la suscripción del Protocolo a la Carta de la Organización de Estados
Centroamericanos (ODECA) o Protocolo de Tegucigalpa, el cual reformó la Carta de
la ODECA, suscrita en Panamá el 12 de diciembre de 1962; y entró en funcionamiento
formalmente el 1 de febrero de 1993.

Asimismo, participan la República Dominicana como Estado Asociado; los Estados


Unidos Mexicanos, la República Argentina, la Republica de Chile, la República Federativa
del Brasil, la República de Perú y los Estados Unidos de América como Observadores
Regionales; Australia, el Reino de España, la República de China (Taiwán), la República de
Corea, la República Federal de Alemania, la República Italiana y Japón, como Observadores
Extrarregionales. La sede de la Secretaría General del SICA está en la República de El
Salvador.

Secretaría General del SICA

La Secretaría General es una instancia regional operativa del SICA, creada por decisión
de los presidentes Centroamericanos en el Protocolo de Tegucigalpa con el propósito de
prestar servicios y brindar sus capacidades técnicas y ejecutivas en apoyo a los esfuerzos de
integración regional, particularmente en la construcción gradual y progresiva de la Unión
Centroamericana.

La Presidencia de la Secretaría General rota semestralmente entre los Estados miembros.


Actualmente se maneja con un personal de 25 personas, y es el punto de enlace de todas
las áreas del Sistema. Es a través de la Secretaría General que se establecen los convenios
internacionales.

89
Desde la Secretaría General del SICA se busca apoyar a los órganos e instituciones de
Integración y sociedad civil, para hacer progresivamente de Centroamérica una “Región de
Paz, Libertad, Democracia y Desarrollo”, mediante la integración en lo político, económico,
social, cultural, y ecológico, procurando el fortalecimiento y ampliación de la participación
de la región, en su conjunto, en el ámbito internacional.

Se busca asegurar la coordinación global y permanente de la institucionalidad regional


en el marco del SICA, en apoyo a la calidad en la preparación de iniciativas para la toma
de decisiones de la Reunión de Presidentes y Consejos de Ministros, y al seguimiento y
cumplimiento de las mismas; promueve la plena participación de la sociedad civil en el
proceso de integración regional y la comunicación e información sobre la integración
para el desarrollo sostenible, así como apoya e impulsa la cooperación internacional hacia
Centroamérica, como región, y ejerce otras atribuciones señaladas por el Protocolo de
Tegucigalpa, la Alianza para el Desarrollo Sostenible y otros instrumentos complementarios
o actos derivados.

90
6. Segundo Programa de Apoyo a la Integración Regional
Centroamericana – PAIRCA II

El Segundo Programa de Apoyo a la Integración Regional Centroamericana (PAIRCA II),


financiado por la Unión Europea, de acuerdo al Convenio No. DCI-ALA/2008/020-018,
está principalmente orientado a apoyar el proceso global de reforma, modernización y
reestructuración del Sistema de Integración Centroamericana  en su conjunto, apoyando
técnicamente el proceso de toma de decisiones a nivel político en lo que respecta a estos
temas y propiciando su aplicación efectiva, al tiempo que se crean las herramientas técnicas
para la reforma y fortalecimiento institucional de las principales Órganos consignados en
el Protocolo de Tegucigalpa, en coordinación con sus contrapartes nacionales. Igualmente,
el Programa pretende facilitar la interlocución del Sistema con la Sociedad Civil y la
población en general, además de mejorar el grado de formación e información pública
sobre la integración regional.

El objetivo general del PAIRCA II es apoyar el proceso de integración regional mediante la


mejora, fortalecimiento y consolidación de su sistema institucional, con miras a aumentar
su eficiencia y legitimidad ante los Gobiernos de los Estados Miembros del Sistema y ante
la propia ciudadanía centroamericana

En cuanto a los objetivos específicos, éstos se centrarían principalmente en:


• Facilitar el avance del proceso de reforma, estructuración y modernización
del  Sistema de Integración Centroamericana (SICA), así como reforzar tanto a
instituciones regionales como nacionales en sus esfuerzos por hacer frente a los
desafíos que éste representa;
• Fomentar la participación de la Sociedad Civil en el proceso de integración, así como
la coordinación y el establecimiento de redes a diferentes niveles y el intercambio
de experiencias;
• Poner a disposición del público la información y formación necesaria para mejorar
el conocimiento del proceso de integración regional y aumentar el grado de
sensibilización sobre este tema entre la población en general.
Adicionalmente, el PAIRCA II buscará maneras apropiadas de incorporar en el Programa
los temas transversales señalados por los principios de la Comisión Europea en términos

91
de sostenibilidad ambiental, buena gobernanza y derechos humanos, así como igualdad de
oportunidades y lucha contra la exclusión social.

En este sentido, este Programa pone especial énfasis en definir medidas concretas
para garantizar la equidad de género en las acciones que se realicen y promover la
transversalización de este aspecto en sus espacios de actuación. Se toman también en
consideración a grupos especialmente vulnerables o en riesgo de exclusión como pueden ser
la juventud, los pueblos indígenas y afro-descendientes, las personas con discapacidad, etc.
Por último, se hace lo posible por priorizar los temas ligados a la programación plurianual
que se adopte para el SICA.

92
7. Sobre los autores

Florentín Meléndez

Nació en 1951 en El Salvador, Centro América.


Abogado y Notario.
Doctorado en Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, España.
Maestría en Derechos Humanos, Instituto de Derechos Humanos de la Universidad
Complutense de Madrid.
Licenciatura en Ciencias Jurídicas de la Universidad de El Salvador.
Primer Magistrado de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador y Magistrado de la Sala
de lo Constitucional. (Período 2009-2018)
Miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización
de los Estados Americanos (Período 2004-2009). Presidente de la CIDH (2007). Relator
de Derechos Humanos de la CIDH para México, Cuba, República Dominicana, Bolivia,
Uruguay y Argentina. Relator de la CIDH para las personas privadas de libertad en las
Américas. Redactor y promotor de los Principios y Buenas Prácticas de la CIDH sobre los
Derechos de las Personas Privadas de Libertad en las Américas. (2008)
Director de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos en El Salvador. (1997-2000)
Oficial de Derechos Humanos de la División de Derechos Humanos. Misión de Observadores
de las Naciones Unidas para El Salvador. (ONUSAL) (1991-1997)

93
Consultor en derechos humanos de varias Agencias de las Naciones Unidas. (PNUD, IPEC-
OIT- UNICEF) (1990-1991)
Oficial de protección del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en
Nicaragua. (1981-1984)
Profesor universitario. (Universidad de El Salvador; Universidad Centroamericana, UCA;
Universidad Dr. José Matías Delgado) Tutor en derechos humanos de la Universidad Alcalá
de Henares, España.
Conferencista invitado en seminarios y varias universidades del continente.
Profesor de cursos de derechos humanos del Instituto Interamericano de Derechos Humanos
(IIDH) de Costa Rica. Capacitador en derechos humanos de las Fuerzas Armadas de
Colombia, Honduras, Nicaragua, El Salvador y Paraguay. Capacitador en derechos humanos
de funcionarios policiales de El Salvador y Colombia. Profesor del Curso Interdisciplinario
de Derechos Humanos del IIDH.
Miembro del Socorro Jurídico del Arzobispado de San Salvador. Abogado defensor de
presos políticos en El Salvador.
Autor de libros y estudios sobre derechos humanos, derecho internacional y derecho
constitucional comparado. Autor de las siguientes obras:
Instrumentos internacionales sobre derechos humanos aplicables a la administración de
justicia. Estudio constitucional comparado. (8ª. Edición) Publicado en México, El Salvador,
Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Colombia)
La protección de los derechos fundamentales en los estados de excepción según el derecho
internacional de los derechos humanos. (Publicado en El Salvador y España)
El Pequeño Libro de los derechos, los deberes y las virtudes. (Libros para educación en
derechos humanos para niños. Publicados en inglés y español, en El Salvador y España)
Varias ediciones.
Los derechos y deberes de la persona humana. (Varias ediciones)
Manual de Educación popular en derechos humanos.
Los derechos económicos, sociales y culturales en El Salvador.
Premio Libertad (Washington D.C. 2007).
Premio derechos humanos (Universidad de El Salvador y Comisión no gubernamental de
derechos humanos de El Salvador)
Valor Nacional de El Salvador. Otorgado por la Comisión del Nuevo Milenio y por la
Comisión Nacional para la Cultura y el Arte. (2000)

94
Vladimir de la Cruz

Nació en San José, Costa Rica 1946. Estudió Derecho e Historia, Universidad de Costa
Rica.

Ha desempeñado los siguientes cargos en la Universidad Nacional (UNA): Director de la


Unidad Coordinadora de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Sociales, Decano de la
Facultad de Ciencias Sociales, Miembro del Consejo Académico de la UNA, Miembro del
Consejo Central de Investigación de la Universidad, Vicepresidente del Tribunal Electoral
Universitario, Director del Instituto de Estudios del Trabajo.

Ha desempeñado los siguientes cargos en la Universidad de Costa Rica, Escuela de Historia:


Coordinador de la Sección de Historia de Costa Rica, Director de la Cátedra de Historia de
las Instituciones de Costa Rica, Miembro de la Asamblea Colegiada,

Ha sido Fiscal de la Asociación Nacional de Autores   de Obras Literarias, Artísticas y


Científicas de Costa Rica, Presidente de la Editorial Costa Rica, editorial del Estado
costarricense, Miembro de la Junta Directiva de la Imprenta Nacional, Miembro de
diversos Jurados de Premios Nacionales, Presidente y Directivo del Museo Dr. Rafael
Ángel Calderón Guardia, tres veces candidato a la Presidencia de Costa Rica,1998, 2002 y

95
2006, Asesor Parlamentario, Miembro de la Junta Directiva de la Concertación Nacional,
1998-99, Embajador ante el gobierno Bolivariano de Venezuela, 2008-2010, Miembro de
la Junta de Notables integrada por el gobierno de la República, 2012, para analizar la
gobernabilidad del Estado

Ha sido galardonado con los Premios Nacionales Aquileo J. Echeverría y el Premio Cleto
González Víquez de la Academia de Geografía e Historia de Costa Rica.

Es Director, Editor y coautor de la Historia General de Costa Rica en 5 tomos (1989),


reeditada (2011) en 12 volúmenes, así como autor y coautor de libros, artículos,
publicaciones, y ensayos en revistas nacionales y en el extranjero.

Ha sido columnista de los periódicos Al Día (1998-2005), desde el 2011 lo es La República.


Colaborador en otros medios de comunicación como La Nación, La Prensa Libre, El
Heraldo y Semanario Universidad. Colabora como invitado permanente en programas de
opinión radial semanal donde se abordan distintos temas nacionales.

Es docente activo en el campo de la Historia con 40 años de enseñanza universitaria,


especializado en Historia republicana e Historia del Movimiento Obrero costarricense y de
las luchas sociales.

96
Rolando Castillo

Doctor en Relaciones Económicas Internacionales por la Université de Paris I Pantheon-


Sorbonne en Francia, cuenta con estudios post doctorales en London School of Economics
and Political Science, con un magister en Sociología del Desarrollo y otro en Derechos
Humanos realizados en la Universidad Complutense de Madrid, España, así como un
magister en Administración Pública por el INAP de Guatemala y licenciatura en ciencias
económicas por la Universidad de san Carlos de Guatemala.

Actualmente es el consultor coordinador a cargo de la elaboración y publicación del Segundo


Barómetro de la Profesionalización del Empleo Público en Centroamérica y República
Dominicana que se desarrolla con el auspicio de la Agencia Española de Cooperación
Internacional al Desarrollo (AECID, Gobierno de España) y el Sistema de la Integración
Centroamericana (SICA), en el marco del Programa de Fortalecimiento de la SG-SICA.
Entre sus trabajos recientes se destacan el trabajo realizado en República Dominicana  a
través de tres misiones de trabajo para apoyar al Ministerio de Administración Pública de
Republica Dominicana en la puesta en marcha de su Programa de Apoyo a las Reformas
de la Administración Pública en República Dominicana (PARAP). Ha realizado trabajos

97
para la integración, manejo y evaluación de proyectos regionales sobre temas de Estado,
desarrollo humano sostenible, democracia, gobernabilidad y administración pública. Cabe
destacar su participación como Miembro fundador e integrante del Círculo de Copán (para
la gobernabilidad en Centroamérica) realizando recientemente un estudio sobre “Apuntes
sobre la Economía Política de la violencia en Centroamérica. Se ha desempeñado en el ámbito
de la cooperación internacional en programas y proyectos relacionados a temas de derechos
de los Pueblos Indígenas, y otros temas como la multiculturalidad, la interculturalidad,
políticas públicas interculturales para el desarrollo humano y la transformación del Estado
monocultural. Se desempeñó como asesor político de la Vicepresidencia de la República
de Guatemala (2004-2007) con temas relevantes para la gobernabilidad democrática. A
través de sus oficios se introdujo al Gobierno de Guatemala al Sistema de Información para
la Gestión y Gobernabilidad, la creación de la Escuela de Gobierno y Gestión Pública, la
Política Pública para la Convivencia y la Eliminación de la Discriminación y el Racismo.

En el ámbito académico, ha sido profesor desde el año 1998  en la Maestría Cultura,


Desarrollo y Sociedad de la Universidad Autónoma de Madrid, en el Módulo Globalización
y Desarrollo, y profesor a partir del año 2003 en el Master Europeo en Estudios
Latinoamericanos: Complejidad Social y Diversidad Cultural, Módulo de Globalización
y Cooperación Internacional con la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad de
Toulouse y la Universidad de Turín. Autor de diversos artículos, documentos de análisis e
investigación y colaboraciones con otros autores en libros en su área de trabajo. Realizador
cinematográfico de documentales para la televisión española y producciones independientes.

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IMPRESO EN
EL SALVADOR, C.A.
por: Asociación Institución
Salesiana
I M P R E N TA Y O F F S E T R I C A L D O N E
F i n a l A v. H n o . J u l i o G a i t á n ,
S a n t a Te c l a Te l e f a x : 2 2 2 9 - 0 3 0 8
1000 Ejemplares
c.37569 / Septiembre 2012
www.sica.int

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