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IDENTIFICACIÓN VISUAL EN MESOPOTAMIA

Dos derivados naturales del incremento de


la cultura popular fueron la posesión de la
propiedad y la especialización en el
comercio o artesanías. Ambas hicieron
necesaria alguna forma de identificación
visual.

Los sellos cilíndricos mesopotámicos proporcionaron un método para probar la autenticidad de


los documentos sellados. Estos pequeños cilindros que tenían imágenes y escritura grabada en
sus superficies se usaron por más de 3 000 años.

La manera de usarlas era rodándolas sobre una tableta de arcilla húmeda, para formar una
impresión realizada del diseño presionado, lo que se volvió una "marca registrada" del dueño.
Puesto que la imagen tallada en la piedra redonda aparecía en la tablilla como un diseño en
relieve plano, era virtualmente imposible de duplicar o falsificar mucha de estas piedras estaba
perforadas de manera que se pudieran llevar con una cuerda alrededor del cuello o la muñeca.

Como las imágenes se podían reproducir, esto se puede considerar una forma de impresión.

El historiador griego Heródoto (ca. 500 a. de C.), gran viajero, escribió que todos los babilonios
llevaban un sello cilíndrico, valorados como adorno, símbolo de estatus y firmas personales
únicas, incluso se utilizaban para marcar un sello de arcilla húmedo sobre la puerta de la casa
cuando sus ocupantes estaban fuer, para indicar si habían entrado ladrones en el edificio.

Los primeros sellos llevaban grabados dibujos sencillos de reyes, una fila de ganado o criaturas
míticas. Posteriormente fueron apareciendo imágenes más narrativas: por ejemplo, un hombre
ocupaba un lugar destacado cuando liberaba una batalla o se mataba un animal salvaje.

En el periodo asirio posterior, al norte de Mesopotamia surgió un estilo de diseño heráldico y


más estilizado. Se ilustraban las historias de los dioses y se veían animales luchando.

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