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PRINCIPALES FAMILIAS INDIGENAS QUE POBLARON

COLOMBIA
Cuando los conquistadores llegaron al Nuevo Mundo encontraron las tierras habitadas por
numerosas tribus indígenas, de diferentes familias, con diversas religiones, idioma y costumbres.
Para los estudios sobre las tribus indígenas, los historiadores e investigadores se han basado
principalmente en el aspecto lingüístico. Estos estudios han llevado a clasificar las tribus en tres
grandes familias: Familia CHIBCHA, CARIBE y ARAWAK. El referirse a familias significa que se
habla de grupos pertenecientes a una misma comunidad lingüística, en los cuales puede haber
diferentes dialectos y lenguas, pero con una base en común.

FAMILIA TRIBU INDIGENA LUGAR QUE HABITARON


LINGUISTICA

CHIBCHA
ARHUACOS Sierra Nevada de Santa Marta
TAIRONAS Sierra Nevada de Santa Marta
MUISCAS Región Central Andina
TUNEBOS Casanare
ANDAQUÍES Caquetá
PASTOS y QUILLACINGAS Sur del País
GUAMBIANOS y PAECES Cauca

CARIBE
TURBACOS, CALAMARES, Costa Atlántica
SINÚES
QUIMBAYAS Cordillera Central
PIJAOS Tolima, Antiguo Caldas
MUZOS Y PANCHES Tierras de Santander, Boyacá y
Cundinamarca
CALIMAS Valle del Cauca
MOTILONES Norte de Santander
CHOCOES Costa Pacífica

ARAWAK
GUAHÍBOS Llanos Orientales
WAYUS O GUAJIROS Guajira
PIAPOCOS Bajo Guaviare
TICUNAS Amazonas

Ubicación Geográfica
El territorio de los muiscas abarcaba las cuencas y valles del río Bogotá hasta Ten; del río Negro
hasta Quetame, el Guavio hasta Gachalá, de Garagoa hasta Somondoco, de Chicamocha hasta
Soatá y del río Suárez hasta Vélez. No existe un acuerdo sobre cifras de población, pero los
conquistadores son enfáticos en destacar la multitud de los indígenas.
Vista desde lo alto del cerro de Suba, la sabana de Bogotá presentaba una amplia zona pantanosa
rodeada por una llanura cubierta de pastos y vegetación baja. En ella se destacaban numerosas
aldeas: Suba, Tuna, Tibabuyes, Usaquén, Teusaquillo, Cota, Engativá, Funza, Fontibón, Techo,
Bosa, Soacha y palacios compuestos por bohíos rodeados por dos o tres empalizadas
concéntricas, semejantes a los alcázares árabes del sur de España.
Este "Valle de los Alcázares" que con las sierras nevadas de la Cordillera
Central en el horizonte, dio pie para el nombre de Nuevo Reino de Granada,
era en efecto el núcleo del cacicazgo de Bogotá. Las Sierras Nevadas de
granada continúan en España la cadena sagrada para los grupos Chibchas
Con su sede de gobierno en Funza, este era el cacicazgo regional más
extenso y poblado, no sólo del territorio Muisca sino de todo el norte de
Sudamérica en aquel siglo. Sus gobernantes, los Zipas, lo habían conformado recientemente
anexando los cacicazgos intermedios de Guatavita, Ubaque, Ubaté, Zipaquirá y Fusagasugá
(Londoño, 1988).
Sin embargo, y por esa misma razón, Bogotá era a la vez el más inestable de los cuatro cacicazgos
regionales en que se dividía en ese entonces el territorio de los muiscas. Así, aunque el cacique de
Bogotá opuso resistencia a la conquista, muchos de sus sujetos prefirieron sacudirse su dominio
aliándose a los europeos, como sucedió cuando Quesada salió por el valle del Teusacá hacia el
norte
Economía:
Agricultura
La base esencial de la economía muisca fue la agricultura; cultivaron
principalmente el maíz de diferentes variedades, que se convirtió en la
base de la alimentación. Además, sembraron algodón, yuca, batata,
calabaza, hibia, arracacha, piña, aguacate, coca, tabaco, etc.
Las técnicas agrícolas eran rudimentarias; emplearon el azadón, la coa de
macana y el sistema de roza. Además, hay evidencias del uso de canales de riego y terrazas en las
laderas en Chocontá, Facatativa, Tocancipa y Tunja.
Caza y Pesca
Los muiscas obtenían y consumían carnes de curi, conejo, venado, peces y aves. La carne de
venado era consumida únicamente por la aristocracia. La caza y la pesca eran actividades poco
practicadas por los muiscas y no domesticaron animales.
Comercio
La abundancia de diferentes productos en determinados lugares, llevó a la necesidad de
establecer las ferias o mercados, con el fin de facilitar el intercambio. Había frecuentes
mercados públicos en lugares importantes como Bacatá, Zipaquirá, Tunja y Turmequé; estos se
efectuaban cada cuatro días.
Este intercambio permite afirmar que entre los muiscas, el desarrollo tecnológico logrado y la
efectividad del trabajo, produjeron un excedente, que era destinado en parte al almacenamiento
para el pago de tributos o como reserva para épocas de crisis; la otra parte era utilizada para el
trueque con otros grupos indígenas.
Los muiscas utilizaron discos de oro, especie de moneda de diferentes tamaños, peso y forma, lo
que permite afirmar que no lo utilizaban como tal, sino como forma de conservación del oro.
Textileria
Esta industria fue de gran significado en los altiplanos fríos de Cundinamarca y Boyacá. El
Cronista Fray Pedro Simón, refiere que los muiscas usaban mantas coloradas en señal de luto. Los
indios de Lenguazaque las usaban de diversos colores y los cortesanos de Tunja muy ricas y
decoradas; los sugamoxis envolvían los cadáveres de sus antepasados en mantas de algodón. En
estas mantas pintaron una gran variedad de motivos geométricos, al parecer de carácter
simbólico.
Gracias a las exploraciones realizadas por Eliécer Silva Celis, se sabe que las coberturas de las
momias eran telas de algodón, mallas de fique y pieles de animales. La industria del tejido tenia
para los indios una importancia extraordinaria; todos los acontecimientos de la vida los
festejaban con regalos de mantas. Para decorarles usaban como colorantes numerosas plantas.
También utilizaron los colorantes de origen mineral o especie de barro a base de tierras de
colores.
Minería
La posesión de la sal, permitió a este grupo indígena obtener una ventaja natural sobre las tribus
circunvecinas; la extraían de las salinas de Zipaquirá, Nemocón, Sesquilé y Tausa. Tales minas
constituían el tesoro del soberano muisca y su principal recurso fiscal. El reconocimiento del
prestigio que las minas de sal representaban a la soberanía de los Chibchas, se descubre por el
comercio con las demás tribus. Según los cronistas, en Barrancabermeja los españoles
encontraron algunos panes de sal, por lo que comprendieron el sendero que debían seguir para
encontrar el pueblo civilizado.
La compactación de la sal requería hasta cierto punto complicado, cuyos detalles han cambiado
poco durante los últimos cuatro (4) siglos.
Los muiscas explotaron los yacimientos de esmeraldas existentes en Somondoco. Para extraerlas,
removían la tierra con barras de madera resistentes y hacían correr agua con el fin de descubrir
y recoger las piedras preciosas. La extracción se realizaba en época de lluvias.
Con las esmeraldas hacían intercambio comercial por lo que fueron conocidas y apreciadas por
tribus lejanas.
Los muiscas utilizaron también el carbón de piedra, el cual era extraído de la región de
Sogamoso; el cobre lo extraían de la zona de Gachalá y Moniquirá; en menor escala, el oro; la
mayor parte de este era obtenido mediante el trueque con otras tribus.
Estética
Alfarería y Cerámica
La alfarería se desarrolla en lugares cercanos a las fuentes saladas para hacer las gachas o
moyos en que se compactaban los panes de sal. Los grandes talleres de cerámica artística,
estuvieron en los pueblos circunvecinos a Tocancipá, Gachancipá, Cogua, Guatavita, Guasca y
Ráquira, cuyas arcillas especiales ofrecían materia prima excelente para estas labores.
Los Alfareros chibchas, con los artificios de su tosca industria llenaban otras necesidades, tales
como: husos y torteros de hilandería, rodillos labrados para impresión de relieves, bruñidores,
crisoles y matrices de fundición, ocarinas y otros instrumentos musicales, así como multitud de
pequeños implementos cuya aplicación no se ha podido establecer.
Orfebrería
Los Muiscas fueron magníficos orfebres; fabricaban figurillas y objetos de
adorno, como diademas, collares, narigueras, tiaras, pulseras, pectorales,
mascaras y los famosos tunjos decorados con hilos de oro y, en general,
figuras antropomorfas y zoomorfas planas.
Los chibchas o muiscas obtenían el oro por transacción con las tribus
vecinas. Trocaban esmeraldas, mantas y algodón por oro. Aleaban el oro argentífero nativo en
proporción variable con el cobre puro y obtenían así aleaciones de color bronceado, conocidas en
Colombia con el nombre de tumbaga,
Arte Rupestre
En el territorio Chibcha especialmente en Facatativá, Bojacá, Fusagasugá y en
algunos sitios de la región ocupadas por los Guanes se encuentran piedras,
generalmente grandes rocas, con dibujos indígenas con tintas indelebles. Suelen
hallarse las mismas formas o figuras talladas en rocas. En Facatativá las piedras
de Tunja con sus corpulentas masas geológicas, aparecen tatuadas con estas pinturas a tinta roja
encendida, como testimonios callados, como garabatos prehistóricos que muestran la huella que
dejo un pueblo en su peregrinación de siglos.
Es una de las manifestaciones arqueológicas más importantes de esta área, aunque algunos
arqueólogos opinan que proceden de una época anterior a la llegada de los pueblos de lengua
Chibcha a esa zona. La arquitectura Chibcha fue muy simple, no utilizaban piedra sino madera y
paja.
Construcciones y Casas
La arquitectura precolombina que alcanzó entre los aztecas, los mayas y los
peruanos sus más brillantes y admiradas expresiones artísticas, no tuvo entre
los chibchas siquiera un desarrollo comprable con el de aquellas culturas. La
diferencia esencial consiste en el empleo de la piedra para las construcciones. Los chibchas
tenían la piedra profusamente desparramada en su medio geográfico pero fueron incapaces de
utilizarla para la escultura y para las construcciones. Los chibchas hacían sus casas utilizando
como principal material la caña y el barro para hacer las tapias llamadas bahareque.
Las casas comunes eran de dos formas: unas cónicas y otras rectangulares. Las primeras
consistían en una pared en círculo echo de palos enterrados como pilares más fuertes sobre los
cuales se sostenía de lado y lado un doble entre tejido de cañas cuyo intersticio era tupido de
barro. El techo era cónico y cubierto de pajas aseguradas sobre varas la profusión de tales
construcciones en forma cónica en la sabana de Bogotá, dio origen a que Gonzalo Jiménez de
Quezada le diera a esta altiplanicie l nombre de Valles de los Alcázares.
Las construcciones rectangulares consistían en paredes paralelas también de bahareque, como las
anteriores, con techo en dos alas en forma rectangular.
Tanto las construcciones cónicas como las rectangulares tenían puertas y ventanas pequeñas. En
el interior el moblaje era sencillo y consistía principalmente en camas hechas también de cañas,
llamadas barbacoas, sobre las cuales se tendía gran profusión de mantas; los asientos eran
escasos pues los indígenas solían descansar en cuclillas en el suelo. Además de las casas comunes
existían otras dos clases de construcciones: una para los señores principales, probablemente jefe
de tribu y de clan, y otras para los jefes de las confederaciones chibchas, como los Zaque y los
Zipas.
Cultura
Actividades Guerreras
Las armas de guerra en las sociedades salvajes y bárbaras son generalmente los mismos
instrumentos de cacería utilizado sin modificaciones o complementados con algunas innovaciones
de adaptación. Primero en la guerra con los animales, contienda defensiva para preservar la vida y
lucha ofensiva para sustentar la existencia humana. Las armas que el hombre inventa en esta
lucha que sistematizada se le llama cacería, le sirven luego en combate con los demás hombres.
Originariamente los inventos de cacería y guerra se enlazan sobre el fondo de sangre de su
dramatismo.
Los chibchas utilizaban en sus guerras grandes macanas, lanzas y cachiporras de madera, y
hondas para lanzar guijarros. Su arma principal era la tiradera o estólica que son ciertos dardillos
de varilla liviana a manera de carrizos con puntas de macana.
Cuando en las actividades guerreras lograban cautivar niños pertenecientes a las tribus enemigas
los destinaban para ser sacrificados al sol y los mantenían entre tanto en casas especiales donde
recibían buen trato y comida esmerada. El sacrificio tenía lugar en las altas cumbres que miraban
hacia el este. Los Jeques conducían ceremonialmente a la criatura y la colocaban en el suelo sobre
una manta fina. Con cuchillas de caña degollaban al niño y recogían su sangre en totumas para
untar con ellas las piedras donde caían los primeros rayos solares del amanecer. El cuerpo de la
víctima recibía sepultura en una cueva o era dejado expuesto al sol tropical para que los rayos lo
achicharraran devorándolo. Este sacrificio macabro tenía por objeto desenfadar al sol.
Igualmente los caciques hacían sacrificios humanos, con flechas, los cuales se llevaban a cabo en
las entradas de sus casas y posteriormente llevada su cadáver y sangre a los cerros más altos,
donde teñían las piedras con sangre y enterraban la víctima de cara al sol.
Instrumentos Musicales
En las batallas y en las fiestas usaban los chibchas instrumentos de música, algunos como especie
de dulzainas, hechos de arcilla cosida.
Org. Político - Social
A la llegada de los españoles en el territorio muisca existían 5 federaciones independientes,
formadas por 25 tribus:
La confederación de Bacatá o Bogotá: Era la más extensa, a ella pertenecían unas 20 tribus las
cuales gobernaba el zipa; comprendía gran parte del departamento de Cundinamarca.
La confederación de Hunza o Tunja: abarca algunas zonas de clima frío al norte de Cundinamarca
y gran parte de Boyacá. El Zaque la gobernaba.
La confederación de Tundama o Duitama, compuesta por pocas tribus
La confederación de Sogamoso o Iraca: de escasa extensión territorial. Allí residía el sacerdote
más importante, dedicado a la adoración del sol.
La confederación de los indios Guanes: formada por un subgrupo de los muiscas ocupaba las ollas
de los ríos Suarez y Chicamocha y la mesa de Lérida en Santander.
Así conformada, la cultura muisca era un estado en formación. Contaba con una clase gobernante
principal, secundada por otra menor, que regía unidades administrativas más pequeñas (capitanías
o parcialidades).
Según parece, al lado de los jefes había un consejo tribal. Al morir un jefe de confederación, el
poder lo heredaba un sobrino, hijo de una hermana. Lo mismo ocurría con los caciques.
Legislación
Los Muiscas se regían por un complejo sistema de sentencias o leyes muy estrictas, que
sustentaron el orden moral, político y social llamado código de Nemequene, transmitido
oralmente. El código castigaba el incesto y condenaba a muerte al homicida, aunque hubiera
conseguido el perdón de los familiares del difunto. El hurto se castigaba con la pena de muerte al
igual que el soborno. Si una mujer moría en el parto, el marido debía indemnizar a la familia de la
esposa. Existía la pena de muerte para quien violara una mujer y para el que huía de la guerra.
Además, se limitaba el lujo en la gente común.
Organización Social
La sociedad muisca se basó en un grupo de familias emparentadas por vínculos consanguíneos.
En el siglo XVI la población muisca tenía unos 650.000 habitantes. Su base de la organización
social era el Clan o familia extensa, caracterizado por la exogamia. Los hijos heredaban por línea
materna, puesto que pertenecían a la comunidad de su madre. Aunque se permitía el matrimonio
poligamico, en realidad solo lo practicaba la nobleza. La residencia era patriarcal.
Los individuos trabajaban en común las tierras de su jefe de clan, o del sacerdote o jeque. Varios
clanes formaban una tribu y sus miembros trabajaban las cementeras del cacique u uzaque (Jefe
de tribu), quien cobraba los tributos y entregaba parte de ellos al Zipa o al Zaque, jefes de estas
confederaciones, conformadas por varias tribus.
Los jefes de confederación, los jefes de tribu y los sacerdotes formaban una clase superior, que
se apropiaba de parte de los excedentes de producción agrícola y minera. Ello originó la
diferenciación de grupos dentro de la sociedad y condujo a la formación de clases y al
surgimiento de la propiedad privada y del estado. La apropiación de los excedentes de producción
se efectuaba mediante el cobro de un tributo o impuesto, que debían pagarse en especie, y del
trabajo, obligatorio también, en los cultivos de los jefes de tribu y de los sacerdotes. Este
sistema impidió que se estableciera la esclavitud en la sociedad muisca.
Religión y Ceremonias
Era politeísta. Sus divinidades representaban diversas fuerzas de la naturaleza. Sus principales
dioses fueron Chiminichagua, principio creador o fuerza suprema, Xué, el sol, Chía, la luna,
Bachue, la madre de la humanidad y diosa de las legumbres, Cuchaviva el arco iris, Chibchacun,
dios general, Chaquen, dios de los corredores y Bochica, héroe civilizador. Las lagunas eran
consideradas lugares sagrados; allí celebraban ceremonias religiosas de gran esplendor, durante
las cuales arrojaban al agua, tunjos elaborados en tumbaga,
Los sacrificios humanos eran ceremonias populares de gran importancia en los pueblos chibchas.
Fuera de esta ceremonia en que el homenaje al dios entrañaba el sacrificio de un ser humano,
existían otras de gran renombre como la famosa de El Dorado, de carácter mágico-religioso. Esta
ceremonia tenía ocurrencia con motivo de la posesión en el mando del cacique de Guatavita y era
por lo tanto de celebración poco frecuente. En cambio las grandes procesiones rituales se
sucedían a menudo. Tenían lugar en ciertas épocas del año y adquirían una grandiosa fastuosidad.

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