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A lo largo de la ocupación de 1916 hubo enfrentamientos y oposición a la presencia de las tropas

extranjeras, de igual magnitud que en 1655 contra los ingleses; que en 1808 contra la ocupación
francesa; superior a la resistencia nacional contra los haitianos entre 1822-1844 y contra los
ocupantes españoles entre 1861-1865.

Tan pronto supo de la presencia norteamericana en San Pedro de Macorís, Gregorio Urbano
Gilbert la enfrentó a tiros, ajusticiando al Teniente C.M. Bulton, por lo que fue juzgado y
condenado a 99 años de trabajos públicos, escapó y se unió a la resistencia campesina de Ramón
Natera, en El Seybo y más tarde a Augusto César Sandino, en Nicaragua.

En Puerto Plata, el gobernador Apolinar Rey se insurreccionó en la comunidad de El Aguacate,


luego se entregó y partió hacia CUBA. En San Francisco, el jefe de la plaza, Nico Ventura
combatió hasta morir heroicamente junto a otros, levantando la insignia nacional; luego se
levantó el gobernador, General Manuel de Jesús Sosa (a) Lico, con más de 60 hombres.
En Baní, la población se fue al monte y conminó a las tropas invasoras a abandonar el lugar, toda
la noche fue de intenso tiroteo.
Desde Montecristi, las tropas penetraron al Cibao y al llegar a Esperanza unos 80 hombres,
dirigidos por el General Carlos Daniel y el Capitán Máximo Cabral, entablaron desigual
combate. Allí cayeron M. Cabral, Francisco Peña, Carlos Jiménez, Belarminio Rodríguez,
Bernardo Gutiérrez, Agustín Cabral y Magdaleno Zapata.
Santiago fue fácil presa de los ocupantes dada la actitud capitulante de las autoridades de
preparar la entrada del coronel Pendleton y sus 1,500 hombres.

En San Pedro, Los Llanos, El Seibo, La Romana, Higüey y Hato Mayor, los campesinos (los
gavilleros) dieron combates de larga duración como resultado de la existencia de un movimiento
social campesino opuesto a la disolución de sus modos de vida que objetaba el despojo de tierras
que desde 30 años atrás se efectuaba y con la ocupación se constituyó en Resistencia Popular
Armada.
La respuesta de las tropas de desalojar las poblaciones de los bateyes y pequeñas aldeas y
reconcentrarlas con métodos terroristas irritaba a los habitantes que en respuesta se unían a los
guerrilleros, otros daban informaciones falsas a las tropas, desorientándolas. El método de guerra
irregular no era conocido por los oficiales ocupantes y creyendo amedrentar a las pequeñas
aldeas como San Felipe y El Coco, que fueron arrasadas, provocaban aumentos de los combates.

Fue en REPUBLICA DOMINICANA donde primero se usó el aeroplano en lucha contra los


patriotas del Este, según Hoepelman en sus Documentos históricos; los pobladores de
Yerbabuena, El Toro y Sabana Grande fueron diezmados por ataques aéreos en abril de 1919.
La generalización de la represión a la población civil se incrementó con torturas, golpizas,
asesinatos y prisiones indiscriminadas según Bruce J. Calder en Impacto de la Intervención
Norteamericana. El caso de Cayo Baéz, torturado sádicamente es emblemático, según lo
describió el Dr. Heriberto Pieter, quien lo curó y protegió.
Dice Don Vetilio Alfau que en julio de 1919 Marcial Guerrero y otros entraron a Higüey
ondeando la bandera dominicana y vociferando consignas nacionalistas, lo que prueba que la
represión no surtía los efectos esperados de acorralar la resistencia armada.

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