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Cuando decidí postular a la policía nacional del Perú, sabia que tenia que
renunciar muchas cosas que formaban parte de mi vida. Con 17 años de edad,
con un potencial enorme y con muchas ganas de salir adelante para obtener
dinero y así poder ayudar a mi familia. Sabia que pasaría por muchos
obstáculos como: concursar con mas de diez mil (10000) personas anhelando
querer ser futuros policías con el sueño de poder servir a la ciudadanía, los
exámenes se se ponían difíciles cada vez que pasaba de etapa, el costo que
debería sacrificar era mas y dedicarle mucho mas tiempo a estudiar;
prepararme física e intelectualmente, asimismo sabia que al ingresar a la
escuela, el costo de querer ser lo que mas anhelaba servir a la sociedad.
El costo era dinero porque al ingresar en la escuela uno mismo tenia que
costear su permanencia. Cuando ingrese a la escuela debía adaptarme como
todo ser humano se socializa y se adecua a cualquier ámbito social, tenia que
conocer las costumbres y sus hábitos de los demás jóvenes, salir del mundo
en el que yo viví y conocer nuevas experiencias. Pasaron los años y egrese de
la escuela de formación. El beneficio era para mis padres ya contaban con un
seguro de salud (hospital central de Policía), sustentarme con un sueldo de
acorde a la economía que vivía en ese momento el país.