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La violencia: ¿ha aumentado o ha disminuido en la historia de la humanidad?

La violencia ha sido una constante en la historia de la humanidad desde sus

orígenes, prueba de ello son los restos humanos encontrados alrededor del mundo

conservados a través de miles de años, cuyos análisis nos muestran la violencia con la que

fueron asesinados, dándonos luces sobre la alta probabilidad de sufrir daños físicos en

tiempos prehistóricos (Pinker, 2011).

Gracias a la literatura de la Edad Antigua, conocemos de forma detallada la violencia

con la que las guerras se desarrollaban dentro y fuera del campo de batalla, implicando, a

menudo, la desaparición de sociedades enteras (Pinker, 2011). Con el tiempo, durante la

Edad Media, la violencia estuvo amparada por la religión y la política, claro ejemplo de ello

fue la Santa inquisición, la cual, a través de brutales métodos de tortura, fue utilizada para

legitimar el poder de la iglesia cristiana. En la edad Moderna, las guerras se hicieron más

crueles y mortíferas por el uso de armamento, se hicieron constantes los conflictos bélicos

externos e internos y la esclavitud surgió como consecuencia de la explotación de la riqueza

afectando principalmente a nativos americanos y africanos (Iglesias, 2014).

Más recientemente, a penas en el siglo pasado fuimos testigos de más de 60

millones de muertes provocadas por la Segunda Guerra Mundial, en la que se usó la

tecnología, cada vez más avanzada, para crear armas de destrucción masiva (Organización

de las Naciones Unidas [ONU], 2010).

Son precisamente los avances tecnológicos, los que han cambiado la forma en que

se desarrollan los conflictos en la actualidad. El uso de la Inteligencia Artificial ha

posibilitado y facilitado ataques cibernéticos, físicos y biológicos, además de la fabricación

de armas autónomas letales a pesar de la oposición mundial a su desarrollo (ONU, 2019).

La existencia de armas nucleares representa una amenaza cada vez mayor para la

humanidad ya que ahora hay más países que tienen acceso a ellas. A este peligro se le
suma el un retroceso gradual en los acuerdos de control de armamentos y las cada vez más

deterioradas relaciones entre los países poseedores de dichas armas (ONU, 2019).

Si bien, el número de muertes en las guerras a nivel mundial ha venido

disminuyendo desde 1946, los conflictos y la violencia van aumentaron, siendo, las milicias

políticas, grupos terroristas internacionales y grupos delictivos, ejemplos de ello. De hecho,

en 2017, hubo cerca de 500 millones de víctimas de homicidio, cifra que superó las 89.000

víctimas causadas por conflictos armados y las 19.000 que murieron en ataques terroristas

(ONU, 2019).

En base a la información revisada, y sabiendo de la existencia de muchas otras

formas de violencia ejercidas en el entorno privado, sobre las que no se ha podido

profundizar en este análisis, considero que el nivel de violencia se ha venido incrementando

a lo largo de la historia, pues, junto al desarrollo y sofisticación de la sociedad, han

evolucionado también la naturaleza de las amenazas y la capacidad del hombre para dañar

y destruir a otros acosta incluso, de su propia supervivencia.

Referencias

Iglesias, J. (2014). La violencia en la Historia. Análisis del pasado y perspectiva sobre el

mundo actual. Revista de Historiografía, 21, 211-215. https://e-

revistas.uc3m.es/index.php/REVHISTO/article/view/2583/1427

Organización de las Naciones Unidas (6 de mayo de 2010). ONU conmemora 65º

aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial.

https://news.un.org/es/story/2010/05/1191001

Organización de las Naciones Unidas (23 de octubre de 2019). Una nueva era de conflictos

y violencia. https://www.un.org/es/un75/new-era-conflict-and-violence

Pinker, S. (2011). Los ángeles que llevamos dentro. El declive de la violencia y sus

implicaciones. Paidós.

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