Las Leyendas de Xico

Legends of Xico
2020 © Ilustraciones Ulices Alonso · Abril Castillo · Isidro R. Esquivel · Adnan García · Minerva García ·
Jorge Mendoza · Estelí Meza · David Nieto · Israel Ramírez · Mariana Roldán · Fernando Rubio · Santiago Solís ·
Carlos Velez · Flavia Zorrilla
2020 © Investigación y Textos Daniel Wence
2020 © Texto p. 5 J.M.G. Le Clézio
2020 © Texto pp. 13-15 Valeria Souza
2020 © Traducción y corrección de estilo Antonio Sarmiento Marabotto · Martha Celis Mendoza
2020 © de la edición Cristina Pineda · Editorial Porrúa
Idea original Cristina Pineda
Cordinación editorial Jorge Mendoza
Portada Isidro R. Esquivel
Impresión Editorial Porrúa
Todos los derechos reservados. Queda rigurosamente prohibida, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la repro-
ducción parcial o total de esta obra por cualquier medio —comprendidos la reprografía, el tratamiento informático y la
fotocopia—, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamos públicos sin la autorización expresa
por escrito de los titulares del copyright.
Edición limitada
ISBN –
Hecho en México · Made in Mexico 2020
www.xico.tv xicomascota
 Lo que encontramos en los sueños no siem-
pre es lo que esperamos. A veces resultan diverti-
dos como una treta, fascinantes como el amor; en
ocasiones son inquietantes como la muerte. En ellos
encontramos santos, bandidos, hadas y coyotes.
Gracias a Cristina Pineda, descubran en este
libro el México de la imaginación y las palabras, de
la libertad y de los sueños.
Déjense llevar por las historias de Xico; cier-
ren los ojos e introdúzcanse a su vez en esta danza
para salir al encuentro del misterio y hallar en ella la
aventura.
J.M.G. Le Clézio
What we find in dreams is not always what
we expect. Sometimes they are as fun as a ruse, as
fascinating as love; at times they’re as disquieting as
death. In them we find saints, bandits, fairies, and
coyotes.
Thanks to Cristina Pineda, you can find in
this book the Mexico of imagination and words, of
freedom and dreams.
Allow yourselves to drift away alongside the
stories of Xico; close your eyes and join this dance to
go in search of mystery and find adventure in it.
J.M.G. Le Clézio
Diez años de leyenda
En 2010 hicimos el primer libro de Las leyendas La próxima aventura de
de Xico. 32 leyendas, una por cada estado de la República Xico nos llevará un poco más le-
Mexicana. jos, a cruzar las fronteras de la letra
Este viaje que iniciamos aquí nos ha llevado a re- impresa. Nos llevará a la gran pan-
correr numerosas regiones y países, comenzando por talla cinematográfica con su prim-
Latinoamérica (porque primero hay que conocer nuestra era película animada, El camino de
tierra). El camino nos llevó después a descubrir los miste- Xico: una historia donde, junto a
riosos territorios de Arabia y también los del Oriente. En nuevos amigos, aprenderemos so-
tierras asiáticas nos maravillamos con los relatos de China bre el respeto y el cuidado de nues-
y Corea, porque su tradición narrativa es ancestral y sor- tro entorno.
prendente. Allí, aprovechando la cercanía, nos aventura-
mos hacia la gran región de Rusia; y nos fascinaron sus Esperamos verte allí también.
historias.
En este trayecto hemos aprendido que nuestro ho-
gar es el mundo. Que vivimos a través de la imaginación
y permanecemos por medio de los relatos, que pasan de
generación en generación hasta volverse leyenda, tradición.
Pero nuestro amor pertenece a esta tierra.
Hoy regresamos al punto de partida, diez años
después, porque aún hay leyendas por contar en nues-
tro país; historias que son parte de nosotros y de nuestra
riqueza cultural. Pero también volvemos porque —para
continuar andando— es menester contar con un centro;
porque es necesario tocar base antes de seguir el camino.
Ten Years of Legends
In 2010 we made the first book of Xico’s Legends of new friends, we will learn about
(Las leyendas de Xico). 32 legends, one for each state of respect and taking care of our envi-
Mexico. ronment.
The journey we began here has led us to go all over
numerous regions and countries, starting with Latin Amer- We hope to see you there too.
ica (because we first have to know our land). The path then
took us to discover the mysterious territories of Arabia and
of the East. In Asian lands we were marveled by the tales of
China and Korea, since their narrative tradition is ances-
tral and awe-inspiring. From there, making the most of the
distance, we ventured into the great region of Russia—and
we were fascinated by its stories.
In this voyage we have learned that the world is our
home. That we live through the imagination and we stay
alive through stories, passed from each generation to the
next until they become legends, traditions. But our love
belongs to this land.
Today we return to the starting point, ten years lat-
er, because there are still legends in our country left to be
told; stories that are a part of us and our cultural richness.
But we also return because—in order to keep on going—it
is important to have a center, for one needs to make port
before setting sail once more.
Xico’s next adventure will take us a little further,
crossing the frontiers of the written word. It will take us to
the big movie screen with its first animated movie, Xico’s
Road (El camino de Xico), a story where, in the company

Cuatro Ciénegas, el oasis donde se guarda la vida
Caminas por el desierto. El sol en tu cara, la
arena blanca te deslumbra. Sin saber cómo, las olas
turquesas lamen tus pies. Levantas la mirada y ahí
está la muralla rocosa de la sierra de San Marcos.
Quedas atónita. Parece esculpida por gigantes, sus
sedimentos se levantan verticales como escamas de
un lagarto de casi 3,000 metros de altura cuya nariz
apunta hacia el norte. Frente a la nariz del saurio,
un poco más lejos, una ola de roca se parece a un
tsunami atrapado en el tiempo, engarrotado, petrifi-
cado. Puedes distinguir su cresta blanquecina en las
alturas; se llama la Madera.
Frente a tus ojos aparece ahora un corazón,
es de verdad. El tsunami está roto en su centro por
la falla de San Marcos; una parte de la montaña se
trepó sobre la otra: los geólogos le llaman cabalga-
dura. Sin entender este paisaje regresas al pueblo,
donde se vislumbra otra sierra, la que obligó a la
Madera a cabalgar sobre sí misma. Mientras lames
una portentosa paleta de frutas, piensas que aquella
sierra tiene la forma de un viejo guerrero amorta-
jado, listo para sus exequias. Por algo los locales le
llaman el muerto, aunque su nombre oficial es sierra
de la Mechaca y, en realidad, consta de varios muer-
tos. Estas sierras junto con la Fragua y la Purísima,
dan forma a una mariposa blanca que se aprecia
13
COAHUILA
desde el espacio. Si haces un acercamiento con el
mapa, te darás cuenta que la mariposa tiene alrede-
dor de su cuerpo una gran cantidad de puntos az-
ules y coloridos. Acércate más. Desde el aire estos
puntos azules son como ojos con el borde blanco.
Eso que blanquea dentro de las pozas de
colores es algo especial que los científicos llaman es-
tromatolitos. Aquí se forman arrecifes similares a los
que ahora constituyen los corales. Y forman pelotas
que ruedan en el rio Mezquites, llamados oncolitos
o tapetes de cinco colores en las diferentes pozas
donde no hay suficiente carbonato de calcio para
que los estromatolitos se calcifiquen. Para mirar los
tapetes de colores, necesitas ver de cerca la huella
que deja tu zapato en el lodo por las pozas; asómate
y verás negro primero, una capa café y después una
delgada línea púrpura y otra verde oscuro corona-
das por una de color cian. Verás allí la huella del
pasado, un pasado remotísimo, cuando la tierra era
joven y caliente, recién nacida. Ahora eres testigo
de la existencia de los ingenieros microscópicos que
transformaron este planeta inhóspito en un planeta
azul.
Obsérvalos con cuidado y dales las gracias.
Estas capas de colores permitieron atrapar la luz
para hacer azúcares. A partir de las púrpuras y verde
oscuras, surgieron por única vez las de color cian; se les llamó cianobacterias. Y ellas reunieron
dos fotosistemas en una sola célula y obtuvieron, además, antenas capaces de captar la luz de alta
frecuencia. Con esta energía del sol, rompieron el agua alrededor de sus células, liberando, burbuja
tras burbuja, el oxígeno que ahora respiras. Y sobrevivieron únicamente aquí, resistiendo todas las
extinciones desde el mar antiguo hasta el presente, porque la montaña guardó las condiciones de
su agua ancestral y guardó con ella los microbios de sedimentos del pasado.
¡Eureka! El secreto es el agua. Mírala así, con nuevos ojos. No solo es bella e inesperada,
es también misteriosa, porque en ella surge el más grande enigma: la vida.
Valeria Souza
Científica mexicana
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Cuatro Ciénegas, the Oasis where Life is Preserved
You are walking through the desert. The sun on
your face, the white sands dazzle you. Unknowingly, tur-
quoise waves are lapping your feet. You look up and there
it is: the rocky wall of the sierra of San Marcos. You are
astonished. It seems as if it had been sculpted by giants,
its sediments rise upright like the scales of a lizard that is
almost 10,000 feet tall and whose nose is pointing North.
In front of the saurian’s nose, just a little bit farther, a rocky
wave looks like a tsunami that has been trapped in time,
stiffened, petrified. You can distinguish its whitish crest in
the heights—it is called la Madera.
A heart now shows up in front of you, a real one.
The tsunami has broken right in the middle due to the San
Marcos fault; some part of the mountain climbed on top
of the other: geologists call this a cabalgadura, thrust fault.
Not fully understanding such landscape, you go back to the
small town, where another sierra can be glimpsed, the one
that forced la Madera to ride upon itself. While you lick
a magnificent fruit ice pop, you ponder about that sierra
and you think that it looks like an old warrior wrapped in
a shroud, ready for his obsequies. That is why the neigh-
bors call it el muerto, the dead one, even when its official
name is sierra de la Mechaca, which is actually composed
of several muertos. These sierras, along with la Fragua and
la Purísima, are shaped as a white butterfly that can be seen
from the space. If you do a close-up on the map, you will
notice that the butterfly has a great number of blue and
colored dots around its body. Get closer. From up in the air,
those blue dots are like eyes with a white rim.
The thing that whitens inside the colored pools
is something special that scientists call stromatolites. Here,
reefs that are similar to those that now constitute the cor-
als are formed. And they make balls that roll inside the
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Mezquites river; they are called oncolites or five-color rugs,
in the different pools where there is not enough calcium car-
bonate so that stromatolites may calcify. To be able to see
the color rugs, first you need to look closely at the footprint
that your shoe leaves on the mud by the pools; look in and
you will see black first, a brown layer and then a thin purple
line and a dark green one topped by one of cyan color. There
you will see the footprint of past, a most remote past, when
the earth was still young and hot, a newborn. You are now a
witness of the existence of those microscopic engineers that
transformed this inhospitable planet into a blue planet.
Watch them closely and then, thank them. These
colored layers allowed them to catch the light to make sugars.
From the purple ones and the dark green ones, the cyan ones
emerged for the only time: they were called cyanobacteria.
And thus, they gathered together two photosystems into a
single cell, and also got antennas capable of capturing high-
frequency light. Thanks to this energy from the sun, they
broke the water around their cells, then releasing, bubble after
bubble, the oxygen that you breath now. And they survived
only here, resisting all extinctions since the ancient seas until
today, because the mountains maintained the conditions of
their ancestral water and kept with it the microbes from past
sediments.
Eureka! The secret is the water. See it now with new
eyes. Not only is it beautiful and unexpected, it is also myste-
rious, because in it springs the greatest enigma—life itself.
Valeria Souza
Mexican scientist

El templo del roble
Esto me lo contó mi madre, que a su vez le contó su
madre, mi abuela, que su madre, mi bisabuela, le narró que su
madre, y así hasta retroceder tan lejos en el tiempo hasta una
tarde en que otra madre, de la cual me es imposible nombrar
el parentesco, relató por primera vez la asombrosa historia del
templo del roble.
Y yo a ti te lo cuento para que le cuentes a tus hijos —y
ellos a sus hijos— que cierto día, esa anciana, de parentesco
lejanísimo y de oficio pastora, miró incrédula escapar a una
virgen del cuadro que tenía en su casa. Sus ojos no podían
creer lo que estaban presenciando. La pastora se santiguó y
caminó sigilosa detrás de la mujer, quien, sin mayor tiento,
atravesó el canal y los ojos de agua de Santa Lucía para, final-
mente, refugiarse en el hueco de un roble. Hasta el hueco llegó
también la pastora y encontró allí a la virgen con las faldas
húmedas. Como toda reacción, comenzó a rezar.
La pastora trató de retener a la virgen en casa embel-
leciendo con flores y veladoras el humilde altar en que repo-
saba el cuadro, pero la virgen repitió el mismo trayecto noche
tras noche, hasta que la pastora se resignó y comenzó a hacer
en el roble la ofrenda de flores y veladoras. Al poco tiempo,
otras mujeres la imitaron, llevando ofrendas y allegándose al
roble para rezar hasta que lo convirtieron en un modesto pero
hermosísimo altar para ella. Y fueron otras y también otros y
rezaron, hasta que un día el sencillo altar fue convertido en el
templo del roble.
Así me lo contó mi madre y así te lo cuento a ti, para
que esta historia viva por siempre.
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NUEVO LEÓN
The Temple of the Oak
This story was told to me by my
mother, whose mother, my grandmother, told
it to her, and my grandmother in turn learned
it from my great-grandmother, and so it goes
on far back in time until it reaches one mother
(one whose kinship I simply cannot determine)
who one day told for the first time the amazing
story of the Temple of the Oak.
And so I tell it to you—so you can
tell your children, and they in turn can tell
theirs—that this old lady of ancient kinship, a
shepherdess, once saw a virgin escape from a
picture she had framed in her home. The wom-
an could not believe her eyes. She made the
sign of the cross and decided to walk stealth-
ily behind the virgin, who effortlessly crossed
the channel and the springs of Santa Lucía and
finally took shelter inside a hollow oak tree.
The shepherdess then managed to reach the
tree and found the virgin there, with her skirts
dampened. Seeing this, she began to pray.
The shepherdess tried to keep the
virgin home, embellishing the humble altar
where the picture was set with flowers and
candles, but the virgin kept making the same
journey every night. Eventually, the shepherd-
ess became resigned and began to make her
offerings of flowers and candles at the foot of
the oak. Soon after, other women followed suit,
praying and making their offerings under the
tree, until it became a modest but beautiful al-
tar. Then other men and women began going
there to pray, and the simple altar eventually
became the Temple of the Oak.
My mother told me this story and
now I tell it to you, so that it will live forever.

Esta es la historia de la tortuga Lora y su misterioso
retorno.
Se cuenta que a través de las aguas del Golfo de México
llegó a las playas tamaulipecas una tortuga solitaria de raro
aspecto. Era pequeña y de facciones ganchudas, por lo que los
habitantes de la costa la bautizaron con el nombre de Lora.
La tortuga Lora se quedó por una corta temporada en
el lugar, hasta que un día, sin más, desapareció dejando tras de
sí más de cien huevos. Al nacer las hijas de la tortuga Lora, solo
una sobrevivió. Pasó el tiempo, la nueva tortuga creció, pero
un día, sin más, desapareció. Luego regresó a la costa, donde
permaneció algunos días, pero de pronto, sin más, desapareció
de nuevo dejando tras de sí más de cien huevos. Al nacer las
hijas de la tortuga nueva, solo una sobrevivió.
Pasó el tiempo, y esta tortuga creció, aunque una tarde,
sin más, desapareció. El tiempo, naturalmente, siguió pasan-
do, hasta que esta tortuga volvió a la costa, donde se quedó
durante algunos días. Sin embargo, una mañana desapareció,
sin más, dejando tras de sí más de cien huevos. Tal como los
lugareños imaginaron, al nacer las hijas, solo una sobrevivió.
Pasó el tiempo, siguió y sigue pasando y cada ciclo fueron, son
y serán puestos más de cien huevos de los cuales, solo uno so-
brevivirá. Aunque no habrá manera de saber si la tortuga que
vuelve es Lora, o su hija, o la hija de su hija, o la hija de la hija
de su hija...
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TAMAULIPAS
La tortuga Lora
Lora the Turtle
This is the story of Lora the turtle
and her mysterious return.
People say that one day a lonely odd-looking
turtle came to the beaches of Tamaulipas from
the waters of the Gulf of Mexico. She was small
and had a hook-like face, so the people from
the beach named her Lora.
Lora the turtle stayed only for a short
time and then one day she just disappeared,
leaving a hundred eggs behind. Her daughters
were born, but only one survived, time went
by and the new turtle grew and grew, and then
one day she disappeared, she returned to the
coast where she stayed for a few days, and then
one day she disappeared again, leaving more
than a hundred eggs behind. The new turtle’s
daughters were born and only one survived,
time went by and this turtle grew and grew and
then one afternoon she disappeared.
Naturally time went by, and kept on
passing by, until this turtle came back to the
shore, where she stayed for a few days, and one
morning she disappeared, leaving over a hun-
dred eggs behind. Just as the people imagined,
when her daughters were born, only one of
them survived. Time went by and by and it is
still going by and with every cycle over a hun-
dred eggs were and are laid and only one turtle
survives. But there is no way of really knowing
if that turtle that keeps coming back is Lora or
her daughter or the daughter of her daughter
or the daughter of the daughter of her daugh-
ter…

En lo más profundo de la selva de Tabasco habita un
héroe poderoso, mágico y pequeñito a quien todos deberíamos
conocer y de quien deberíamos aprender para hacer de este
mundo un lugar más bello. Se trata de Yumká, el señor de la
selva y de los animales.
Yumká es un duende chontal cuya misión consiste en
salvaguardar la naturaleza de las manos destructoras del ser
humano. Donde está Yumká está el verdor y la frescura de los
árboles, el agua fluye limpia y cristalina y los animales pacen
serenamente sin temor a ser maltratados o cazados. Allí donde
radica Yumká, radica la esperanza de que el planeta sobreviva
a pesar de los intentos de los hombres que buscan construir fá-
bricas y carreteras, podando y talando todo a su paso, destruy-
endo la hermosura selvática. Allí sus intentos industriales serán
en vano, pues el valeroso Yumká —utilizando sus habilidades
sobrenaturales— hará fallar sus planes, ayudado por la natu-
raleza misma.
Yumká es pequeñito, pero posee gran poder y respon-
sabilidad. Sus orejas puntiagudas le permiten escuchar hasta
muy lejos cuando dos o más se juntan a planificar alguna in-
vasión selvática y con su ancha nariz olfatea el peligro que pu-
eden llegar a correr sus amigos chontales; su piel morena lo
protege de los duros rayos del sol y sus diminutos pies lo vuel-
ven un sigiloso guardián.
Larga vida al poderoso Yumká. Pidamos para
que con su gracia y su magia nos vuelva más conscientes de
nuestro entorno; que en vez de destruir, hagamos de nuestra
fuerza un poder creativo y cuidador.
21
TABASCO
Yumká
Deep inside the jungles of Tabasco,
lives a mighty, magical, and tiny hero we all
should know about and learn from to make
the world a more beautiful place. His name is
Yumká: Lord of the Jungle and the Animals.
Yumká is a chontal gnome and his
mission is to keep nature safe from the destroy-
ing hands of humans. Where Yumká is, there is
greenness and the fresh smell of the trees, water
flows crystal clear and all the animals are free
to move around with no fear of being hunted
or mistreated. Where Yumká lives, there also
lives hope that our planet will survive despite
the efforts of humans that want nothing but to
build factories and roads, cutting down trees
and destroying the beauty of the jungle. In that
place all of their industrial efforts will fail, be-
cause brave Yumká will use his magic powers
to foil their plans, helped by nature.
Yumká is tiny, but has great power
and a big responsibility. His pointy ears allow
him to listen from very far away when there are
two or more people planning to invade the jun-
gle; with his wide nose he can smell when his
chontal friends are in danger; his brown skin
protects him from sunlight; and his tiny feet
make him a stealthy guardian.
Long live mighty Yumká. We should
all hope to become more conscious of our sur-
roundings thanks to his grace and magic. In-
stead of destroying, we all must heal and create.
 vVERACRUZ
El encanto
The Enchantment
En el cerro hay una cueva encantada que una vez al inexplicablemente, tal como narró
año, cada 24 de junio, se vuelve visible. En su interior, una el joven, quien creyó que habían
puerta conduce, por así decirlo, a una extensión pasado apenas algunas horas. Por
de este mundo. El otro lado es idéntico a este, sal- eso el 24 de junio nadie sale al cer-
vo por una diferencia significativa: ese mundo encan- ro, ya que cualquiera podría ser el
tado lo habitan las personas que ya partieron de éste. elegido. Se puede correr con suerte,
Así lo relató un joven que fue y vino creyendo que tan como le sucedió al joven, y encon-
solo habían pasado algunas horas, cuando en realidad había trar la puerta durante la siguiente
pasado un año entero desaparecido. Al volver a casa relató apertura de la cueva, o se puede
que allá se había encontrado con amistades y parientes que ya seguir allí, vagando en otro mundo
habían dejado aquí la vida física y pasó con ellos un “rato” muy durante años de junio a junio.
agradable.
—¡Un rato! —le reprochó su madre en un tono que
mezclaba tristeza, rabia y alegría a la vez. Secó sus lágrimas
de conmoción e inspeccionó al muchacho: portaba la misma
ropa, casi hecha añicos, que tenía puesta hacía un año, el día
que lo vio por última vez.
Llevaba también el pelo desaliñado y largo, lo mismo
que la barba y las uñas, como si no hubiera percibido el paso
del tiempo. Los zapatos desgastados daban cuenta de alguien
que ha caminado sin descanso durante meses.
—¿Pero qué sucedió? —quiso saber la madre aún in-
crédula de lo que veían sus ojos y experimentaba su corazón.
Él se encogió de hombros y narró haber sido guiado hasta la
cueva por pequeñas pistas, como si hubiese estado hipnoti-
zado.
Posiblemente así fue. Es bien sabido por aquí que cada
24 de junio se abre el portal que conecta ambas dimensiones.
También que los transeúntes del cerro pueden ser llevados ahí

23
 There is an enchanted cave in the hill that becomes vis- had elapsed. That is why on June 24
ible once a year, every June 24. Inside there is a door that leads, nobody goes near the hill, as one of
so to speak, to an extension of this world. On the other side them could be the chosen one. You
everything is identical to this world, except for one significant may be lucky like the young man,
difference: that enchanted realm is inhabited by those who and find the door upon the next
have already left this world. time the gateway in the cave opens,
So it was described by a young man who went there or you might stay there, rambling
and came back thinking that only a few hours had elapsed, in the other world, for years and
while actually he had been gone for a full year. Upon coming years, one June after the other.
back home he described that over there he had met with some
friends and family who had already departed from this physi-
cal life, and he had spent with them quite a pleasant “short
while.”
“A short while!” his mother replied in a tone that was
a mixture of sadness, rage, and joy at the same time. She dried
her moved tears and inspected the boy closely: he was wearing
the same clothes he had been wearing a year before, the day
she had seen him last, but they were quite ragged. His hair was
long and unkempt, as were his beard and his fingernails—just
as if he had not realized that time had passed. His worn-out
shoes accounted for being used by someone who has been in-
cessantly walking for months on end.
“But what happened?” asked her mother, while she
could not believe her own eyes or what her heart was experi-
encing. He just shrugged his shoulders and explained how he
had been guided all the way to the cave by small clues, as if he
had been hypnotized.
Perhaps he was. It is well known in the whereabouts
that each June 24 the portal that connects both dimensions is
opened. It is known that passersby can be taken there unknow-
ingly, as the young man said, thinking that only a few hours

24

—¡Kinich Ahau, Kinich Ahau! —se escucha gritar a un
grupo de niños entre el barullo del mercado—. ¡Kinich Ahau,
Kinich Ahau! —repiten también algunas voces adultas y son-
ríen los hombres y las mujeres con la misma alegría inocente
de aquellos primeros niños que se propusieron dar la noticia
en un recorrido calle por calle—.
—¡Kinich Ahau, Kinich Ahau! —grita un abuelo al
reconocer en su ventana los colores y el aleteo. El abuelo avisa
a su familia y hace un gesto de veneración que consiste en cer-
rar profundamente los ojos y elevar algunas oraciones para que
el día transcurra con serenidad y dicha—.
—¡Kinich Ahau, Kinich Ahau! —avisa la profesora de la
escuela a sus niños y niñas que corren emocionados a presenci-
arlo con sus propios ojos. Y lanzan un saludo al cielo y hablan
de su grandeza recordando los relatos que han aprendido con
la profesora—.
—¡Kinich Ahau, Kinich Ahau! —gritan en el campo
los hombres que ofrecen su jornal como muestra de agradec-
imiento y las mujeres que cortan los bananos agradecidas por
esa bendición de la tierra—.
—¿Quién es Kinich Ahau? —pregunta un niño más
pequeño a su madre, mientras colaboran en las faenas del ho-
gar—. —Es el Dios del Sol —responde la madre— que, como
cada día, viene así, convertido en guacamaya y sobrevuela la
ciudad para recordarnos su existencia.
—Kinich Ahau, Kinich Ahau —suspira el niño, mien-
tras ve alejarse con el viento las coloridas plumas de un dios
que honra con su presencia la vida diaria de las personas—.
27
CAMPECHE
Kinich Ahau
“¡Kinich Ahau, Kinich Ahau!,” a
group of children shout in the midst of the
market noises. “¡Kinich Ahau, Kinich Ahau!,”
some grown-up voices repeat this, while the
men and the women smile with that innocent
joy of the children who were the first to share
the good news strolling through the streets.
“¡Kinich Ahau, Kinich Ahau!,” the
grandfather yells, recognizing the colors and
the wings flapping near his window. He tells
the whole family, as he makes a reverence ges-
ture, closing his eyes and praying for the day to
pass in calm and happiness.
“¡Kinich Ahau, Kinich Ahau!,” the
schoolteacher lets the children know, and the
boys and girls run excitedly to see it with their
own eyes. They wave at the sky and talk about
his greatness, remembering the stories they
have learned with their teacher.
“¡Kinich Ahau, Kinich Ahau!,” the
men in the fields shout, and they offer their
journey as a token of appreciation, while the
women cut the bananas trees, thankful for that
blessing from the earth.
“Who is Kinich Ahau?,” a young-
er boy asks his mother, while they share the
household chores. “He is the God of the Sun,”
answers the mother, “who comes to visit us
every day, transformed into a macaw, and he
flies over the city to remind us of his existence”.
“Kinich Ahau, Kinich Ahau,” the
child sighs, as he watches the colorful feath-
ers of a god flying away in the wind, honoring
people’s daily life with his presence.

El perro y Kakasbal
Había una vez un hombre que siempre estaba de mal
genio. El pobre de su perro era el más afectado por su carácter,
pues terminaba volcando en él su enojo, convertido en mal-
trato animal. Así que vino Kakasbal —el dios del mal— y habló
con el perro:
—Perro —le dijo—, ¿por qué no abandonas a ese due-
ño malhumorado que tienes?
—Porque es mi amo y le soy fiel —respondió serena-
mente el perro.
—Anda, déjalo —insistió Kakasbal—, y te otorgaré una
nueva familia que esté de buen humor y te trate bien.
—¡Dije que no! —ladró el perro, ya un poco malhumo-
rado también, debido a la insistencia del dios maligno, pero
terminó cansándose por su insistencia y accedió.
—Está bien, dime, ¿qué debo hacer? —preguntó.
—Regálame un alma. Es todo —resolvió el dios del mal.
—Trato hecho, pero con una condición: que me regales
un hueso por cada uno de mis pelos.
Kakasbal aceptó y comenzó a contar. Uno, dos, tres...
cuatro mil ciento catorce... de pronto, el perro sintió en su
corazón la lealtad que siempre había demostrado a su amo
y pegó un repentino salto que desconcentró por completo a
Kakasbal, haciéndole perder la cuenta de sus pelos. En su de-
fensa, el perro alegó que las pulgas no lo dejaban en paz, mas
volvió a saltar una y otra vez, haciendo que el dios del engaño
perdiera la cuenta repetidamente. Kakasbal, quien aparente-
mente no era muy astuto, finalmente descubrió el engaño. Le
dijo al perro:
—Perro, he aprendido la lección: es más fácil comprarle
el alma a un hombre que a un perro.
29
YUCATÁN
Kakasbal and the Dog
There once was a man who was always
in a bad mood. His poor little dog was the one
most affected by his temper, for the man always
took his anger out on him by being cruel. Seeing
this, Kakasbal—god of evil—came to the dog and
said:
“Dog, why don’t you abandon that
moody old master of yours?”
“Because he is my master and I am
loyal to him,” said the dog, calmly.
“Come on, leave him,” Kakasbal in-
sisted, “and I will grant you a new family that is
amiable and treats you well.”
“I said no!” barked the dog, getting a
bit fed up. After a while, however, he got worn
down by the god’s insistence and he accepted.
he asked.
“Fine, tell me, what do I have to do?”
“Get me a soul, just that,” said the evil
god.
“Deal, but with one condition: that
you give me a bone for each one of my hairs.”
Kakasbal agreed and began to count.
One, two, three… four thousand one hundred
and fourteen… when, suddenly, the dog felt in
his heart the loyalty he had always felt toward his
master and jumped all of a sudden, completely
distracting Kakasbal, who lost count of the hairs.
In his defense, the dog alleged that fleas would
not let him be, but then kept jumping and jump-
ing, making the god of trickery lose count many
times. Kakasbal, who apparently was not that
clever, finally realized what was happening and
said to the dog:
“Dog, I have learned my lesson: it is
easier to buy a soul from a man than from one of
your kind.”

La piel del venado
Si no hubiesen sucedido los hechos como a continuación
se relatan, posiblemente nuestra generación y las venideras no
hubiésemos sabido acerca de la existencia de los venados, más que
a través de las enciclopedias, la literatura o el cine. Esto es porque
hace cientos de años, la piel de los venados no era como la conoce-
mos hoy, sino que su piel era clara, muy clara, por lo que se volvían
presa fácil para los hombres, cazadores que siempre han codiciado
el sabor de la carne del venado y su piel para fabricar escudos y
otros objetos.
Debido a esa caza desmedida es que los venados estuvieron
a punto de extinguirse en el Mayab. Sin embargo, esto no sucedió
gracias al hecho que a continuación se relata:
Un pequeño venado había bajado al agua. Bebiendo estaba
cuando fue sorprendido por un grupo de cazadores que lo ataca-
ron con una cantidad incontable de flechas. Huyó el venadito y,
como estaba herido, se refugió en la primera cueva que encontró,
cubierta con yerbas y riscos. Allí se le revelaron tres espíritus que
moraban en la cueva y le ofrecieron refugio hasta que sanara. Cu-
ando hubo sanado, decidió partir y volver con los suyos.
—Eres bueno y noble —hablaron los tres espíritus bonda-
dosos—, pero eres vulnerable ante los hombres y su caza —con-
cluyeron. El pequeño venado afligido, respondió:
—¿Qué podría hacer para estar a salvo? Díganmelo, bon-
dadosos espíritus.
Como respuesta, uno de ellos tomó tierra entre sus manos
y pidió al Sol para que, con sus rayos, modificara la piel del venado.
Y le dijo:
—Desde ahora tu piel será del color de la tierra y tendrás
manchas semejantes a cuevas. Así recordarás por siempre que, cu-
ando estés en peligro, aquí hallarás protección.
31
QUINTANA ROO
The Deer’s Coat
If the events related here had not hap-
pened, ours and future generations probably would
not have known about the existence of deer, save
through encyclopedias, literature, or movies. Hun-
dreds of years ago, the deer’s coat was not as we
know it today. But rather, their coats were light,
very light, and therefore easy prey for men, hunters
who have always craved the flavor of deer meat and
their hide to make shields and other objects.
That is why, due to this excessive hunt-
ing, deer were close to extinction in the Mayab.
However, this did not happen thanks to the follow-
ing event:
A little dear had gone down to the wa-
ter. While drinking, it was surprised by a group of
hunters who attacked him with countless arrows.
The little deer ran away, and being wounded, it took
shelter in the first cave it found, which was covered
with weeds and cliffs. Once there, three spirits that
dwelled in the cave revealed themselves to it and
offered it shelter until it healed. Once healed, it de-
cided to leave and return to its own.
“You are good and noble,” the three kind
spirits spoke, “but you are vulnerable to men and
their hunting.” The distraught little deer replied:
“What can I do to stay safe? Tell me,
kind spirits.”
In answer, one of them took some dirt
in his hands and asked the Sun to modify the deer’s
coat with its rays. And he said:
“From now on, your coat will be the
color of the earth and will have spots similar to
the caves. This way you will always remember that
whenever you are in danger, you will find protec-
tion here.”

La leyenda del cerro viejo
The Legend of the Old Hill
Hace muchos años, cuando San Pedro Mixtepec era tan
solo un cerro habitado por la flora y fauna de la región y las
nubes parecían ocultar sus piedras y sus árboles —mucho antes
de sus calles adoquinadas y de sus coloridas edificaciones— los
hombres gustaban de ir a practicar la cacería entre sus lindes.
Se cuenta que en cierta ocasión, un grupo de cazadores
divisaron la silueta de una hermosa mujer pintada en una gran
roca. Llevaba la mujer un peinado de largas trenzas que les
hizo pensar que se trataba de una indígena del lugar. Junto a
la piedra encontraron una gran cantidad de plomo y, ni tardos
ni perezosos, se apresuraron a recolectarlo y a repartirlo entre
todos sin perder de vista la figura de aquella exuberante mujer.
Corrieron la voz. Y al cerro de las nubes subieron más
y más cazadores en busca del metal y de la dama, pero no a
todos se les reveló aquella intrigante silueta, de manera que
muchos cazadores volvieron aburridos y decepcionados. Otros
ni siquiera corrieron con la suerte de volver, ya que, de cada
tres, solo volvían dos al poblado, asegurando no haber visto
mujer ni plomo.
Hay algo más que la gente no vio, pero sí escuchó
en repetidas ocasiones: los gritos aterradores de varones que
parecían estar escapando de algo horrible en el cerro. Era la
mujer de trenzas negras que, al atraer a los cazadores con su
belleza, se desprendía de la roca para cazarlos y los perseguía
en lo profundo del cerro hasta extraviarlos para siempre.
33
OAXACA
Many a year ago, when San Pedro
Mixtepec was but a hill inhabited by the local
flora and fauna, and the clouds seemed to con-
ceal its stones and trees, long before there were
cobble-stoned streets and colorful buildings,
men were keen on hunting within its boundaries.
People say that someday a group of
hunters glanced the silhouette of a beautiful
woman painted upon a large rock. The woman
was wearing her hair into long tresses, which
made them think that it must have been a native
Indian woman from the surroundings. Next to
the rock, they found a large amount of lead and,
without wasting any time, they hurried up to col-
lect it and share it among those present, while
they kept watching the figure of that gorgeous
woman.
Word got around, and more and more
hunters climbed the cloudy hill searching for the
metal as well as for the lady, though not all of
them were able to witness that intriguing silhou-
ette, and many of the hunters came back both
bored and disappointed. However, some of them
were not lucky enough to get back home, because
only two out of every three came back, saying
they had not seen either the woman or the lead.
There is something else that the people
did not see but which they heard repeatedly: the
terrifying yells of men that seemed to be escap-
ing from something horrible, moving away in
the hill. It was the woman of the black tresses
who, upon attracting the hunters with her beauty,
came off the rock to hunt them, and she chased
them into the dark woods to make them get lost
forever.

En la antigüedad, las cosas eran diferentes a como las
conocemos ahora. Por ejemplo, los perros no tenían lengua,
mientras que los cocodrilos poseían una larga lengua juguetona
que sacaban sedientos después de correr tras una piedra o una
vara.
Así las cosas, cierto día en que hacía un calor extremo,
el perro estaba sediento, tan sediento que sintió un deseo imper-
ante de remojar su lengua en una bandeja con agua y engullirla
a toda prisa. Por primera vez sintió en su ausencia de lengua
una verdadera carencia y se propuso a sí mismo hacer algo al re-
specto. De modo que se lanzó en busca de su amigo el cocodrilo,
famoso en el reino animal por poseer la más hermosa lengua.
—Cocodrilo, préstame tu lengua, que muero de sed —le
dijo con urgencia apenas lo vio.
—Primero que nada, buenas tardes —respondió el coco-
drilo, haciendo visible la descortesía del perro.
—Buenas tardes, Cocodrilo. Préstame tu lengua —lo
apuró el perro.
—No puedo, la necesito para mostrarla con ternura cu-
ando estoy contento —dijo, al tiempo que sacaba la lengua y
movía la cola.
El perro desapareció por un rato y regresó con gallinas,
gatos, pájaros y toda clase de animalitos que había cazado.
—Si me la prestas, te prometo traerte un botín así cada
día. Ándale, un ratito —insistió.
El cocodrilo entusiasmado aceptó el trato. Sin embargo
el perro no volvió a aparecer por allí. Desde entonces el perro
posee la simpática lengua que le conocemos y el cocodrilo tuvo
que resignarse a que sus fauces imponentes no lucieran más este
músculo.
35
CHIAPAS
Lengua de perro
The Tongue of the Dog
In ancient times, things were different
from the ones we know today. For example, dogs
did not have tongues, whereas crocodiles had a
long and playful tongue that they used to stick out
when they were thirsty because they had been run-
ning after a rock or a stick.
And so it was that one day when the sun
was particularly scorching, the dog was thirsty, so
thirsty that he felt in him an impending desire to
dip his tongue in a dish of water and engulf it in a
second. For the first time he resented the lack of a
tongue as real disadvantage and set his mind on do-
ing something about it. Thus, he decided to go find
his friend, the crocodile, who was famous around
the animal kingdom for having the most beautiful
of tongues.
“Crocodile, lend me your tongue, for I
am parched,” said the dog with a sense of urgency,
as soon as he saw his friend.
“Good evening, first of all,” answered
the crocodile, evidencing the dog’s impoliteness.
“Good evening, Crocodile. Let me bor-
row your tongue —the dog urged him.
“I cannot. I really need it to express my
love when I am happy,” he said, sticking out his
tongue and wagging his tail.
The dog disappeared for a while and he
returned with some chickens, cats, birds, and all
kinds of animals that he had been hunting.
“If you let me borrow it, I promise I will
bring you a loot like this every day. Come on, just
for a little while,” he insisted.
The crocodile was so excited that he ac-
cepted the deal. However, the dog never showed
up in the surroundings. Since that day, the dog has
that funny tongue that everyone knows and the
crocodile had to resign himself to the fact that his
imposing jaws would no longer flaunt this muscle.

El dios Jaguar está vivo
The Jaguar God Is Alive
Al fondo de la cueva se aprecia la imagen del dios Jag-
uar con una mujer, haciendo el amor. Es la herencia de nues-
tros ancestros olmecas que veneraban su grandeza y destin-
aron estas cuevas como templos ceremoniales en Zitlala. Aquí
el Jaguar se hace presente, está vivo.
Cuando llegan los días de mayo, con ellos llegan los
jaguares. De noche suben al pico más alto, antorcha en mano y
allá —en un ritual íntimo— comulgan con mezcal y tortillas.
Al amanecer desciende la danza de mujeres que lucen trajes
preciosos cuyos bordados presentan animales y plantas del lu-
gar. Luego comienzan a aparecer los jaguares por las orillas
del río y por las laderas. El casco que portan es impresionante:
hecho de cuero con ojos saltones, cerrados con espejos para
reflejar el sol radiante de mayo. Sus fauces abiertas dejan ver
los colmillos grandes de jabalí.
Alrededor de los jaguares bajan seres del inframundo
adornados con serpientes, alacranes y murciélagos que, con
un sombrero de petate, se protegen de la resolana. Entonces
los jaguares rugen, se juntan en un círculo; al centro está el
chamán presto para dirigir el combate que comienza y los jag-
uares atacan hasta quedar un vencedor. De su pueblo será el
reino hasta la siguiente danza.
Los seres del inframundo, que habían permanecido oc-
ultos, aparecen de nuevo y rodean a su jaguar. Avanzan hacia el
centro del pueblo y allí la danza es ya de todos; bailan hombres,
mujeres y niños, todos reunidos alzan sus manos, empapados
con un regalo del cielo: ha llegado la tarde, y con ella, la prim-
era lluvia de la temporada.
37
GUERRERO
At the bottom of the cave one can see the
image of the Jaguar God making love to a woman.
This is the inheritance of our Olmec ancestors who
revered his greatness and who dedicated these caves
as ceremonial temples in Zitlala. Here, the Jaguar be-
comes present. He is alive.
As the month of May arrives, so do the
jaguars. At night, they climb the highest peak, hold-
ing a torch; there, they hold an intimate communion
ritual with mezcal and tortillas. At dawn, women go
down dancing and wearing beautiful dresses with
embroidering that represent the animals and plants
of the surroundings. Later, the jaguars appear on the
side of the river and on the foothills. The helmets they
are wearing are impressive: they are made of leather,
with bulging eyes that are closed with small mirrors
to reflect the gleaming sun of May. Their open jaws
reveal the large wild boar tusks.
Surrounding the jaguars, down come
other beings from the Underworld; they are covered
with ornamental snakes, scorpions, and bats, wearing
petate palm tree hats to protect themselves from the
glare of the sun. Then the jaguars roar and get togeth-
er in a circle; in the middle there is a shaman who is
ready to conduct the impending combat. The jaguars
attack until there is only one victor—the kingdom will
belong to his people until the next dance.
The Underworld creatures who had re-
mained in the dark show up again as they surround
their jaguar. They all go to the center of the village to
share in the dance with all the others: men, women,
and children, all raising their hands together. They are
all soak with a gift from heaven: the dusk has come,
along with the first rain of the season.

Parákata, el viaje de las Monarca
Parákata, the Journey of the Monarch
Algunos dicen que viajan para alejarse del frío, pero
nosotros sabemos que están aquí porque son las ánimas de los
ausentes, de nuestras personas queridas que ya no están en la
tierra. Por eso las recibimos con amor, con fuego y con copal.
Algunas almas usan sus alas como vehículo y ellas, majestuo-
sas, vienen haciendo danzas rituales y depositan al ser amado
en el altar que le ofrendamos cada Día de muertos. Luego per-
manecen entre nosotros hasta que acaba la temporada gélida
del norte y van con otros a ofrecer su belleza.
Las mariposas monarca tienen distintos nombres,
según el lugar donde aparezcan: para los que hablan en idioma
náhuatl, son Quetzalpapálotl, hermosas como la diosa Xochi-
quétzal, señora de la belleza y de las flores. Tan valientes, que
habitan y protegen los bosques frescos. Tan entrañables, que
los niños las recrean y vuelan en los campos papalotes colori-
dos que se las recuerdan.
Para nosotros, los purépecha, son Parákata. Son belleza,
transformación, movimiento. Son un regalo de nuestras dei-
dades que se compadecen de nosotros y nos hacen volver la
vista a la belleza de estos seres rebosantes de vida. Son la me-
moria de los nuestros apaciguando los corazones tristes.
Desde tiempos ancestrales, nuestros antepasados ad-
miraron estos insectos sagrados rindiendo culto a su presencia.
Les llamaban espíritus del bosque. Y aquí estamos, asombrados
por su regreso. Es un misterio su viaje. Las monarcas sobre-
vuelan más de 4,500 kilómetros desde muy al norte para venir
a embellecer nuestros abetos y a recordarnos la trascendencia.
Si eso no es amor, entonces, ¿qué lo es?
39
MICHOACÁN
Some people say they travel to get away
from the cold weather, but we know they are here
because they are the souls of those who are gone,
of our beloved who are no longer here on earth.
That is why we welcome them with love, fire, and
copal. Some souls use their wings as a vehicle and
they glide in their majestic ritual dance to place the
beloved person at the altar we offer them on the
Day of the Dead (Día de muertos). Then, they stay
among us until the Northern cold season is over
and they leave, to offer their beauty to someone
else.
Monarch butterflies have different
names, according to the region where they show
up: for the peoples who speak Nahuatl, they are
Quetzalpapálotl, beautiful like Xochiquétzal, the
goddess of beauty and of flowers. As brave as to
dwell in the fresh forests and protect them. As en-
dearing as to have the children recreate them in the
shape of colorful kites, the papalotes that remind
them of the butterflies.
For us, the purépecha, they are Parákata.
They are beauty, transformation, and motion. They
are a gift from our gods, who have pity on us and
who make us turn our gaze to the beauty of those
beings full of life. They are the memory of our own
ones, appeasing our saddened hearts.
From ancient times, our ancestors ad-
mired these sacred insects; they called them spirits
of the woods and worshipped their presence. And
now we are right here, astonished by their flight
back home. Their journey is a mystery. Monarchs
fly for over 2,800 miles from way up North, and
they come here to embellish our fir trees and to
remind us of transcendence. If that’s not love, what
is?

Collimán, lugar donde domina el dios viejo
Collimán, Where the Old God Reigns
Esta es la historia de la tortuga Lora y su misterioso
retorno.
Se cuenta que a través de las aguas del Golfo de México
llegó a las playas tamaulipecas una tortuga solitaria de raro
aspecto. Era pequeña y de facciones ganchudas, por lo que los
habitantes de la costa la bautizaron con el nombre de Lora.
La tortuga Lora se quedó por una corta temporada en
el lugar, hasta que un día, sin más, desapareció dejando tras de
sí más de cien huevos. Al nacer las hijas de la tortuga Lora, solo
una sobrevivió. Pasó el tiempo, la nueva tortuga creció, pero
un día, sin más, desapareció. Luego regresó a la costa, donde
permaneció algunos días, pero de pronto, sin más, desapareció
de nuevo dejando tras de sí más de cien huevos. Al nacer las
hijas de la tortuga nueva, solo una sobrevivió.
Pasó el tiempo, y esta tortuga creció, aunque una tarde,
sin más, desapareció. El tiempo, naturalmente, siguió pasan-
do, hasta que esta tortuga volvió a la costa, donde se quedó
durante algunos días. Sin embargo, una mañana desapareció,
sin más, dejando tras de sí más de cien huevos. Tal como los
lugareños imaginaron, al nacer las hijas, solo una sobrevivió.
Pasó el tiempo, siguió y sigue pasando y cada ciclo fueron, son
y serán puestos más de cien huevos de los cuales, solo uno so-
brevivirá. Aunque no habrá manera de saber si la tortuga que
vuelve es Lora, o su hija, o la hija de su hija, o la hija de la hija
de su hija...
41
COLIMA
This is the story of Lora the turtle
and her mysterious return.
People say that one day a lonely odd-looking
turtle came to the beaches of Tamaulipas from
the waters of the Gulf of Mexico. She was small
and had a hook-like face, so the people from
the beach named her Lora.
Lora the turtle stayed only for a short
time and then one day she just disappeared,
leaving a hundred eggs behind. Her daughters
were born, but only one survived, time went
by and the new turtle grew and grew, and then
one day she disappeared, she returned to the
coast where she stayed for a few days, and then
one day she disappeared again, leaving more
than a hundred eggs behind. The new turtle’s
daughters were born and only one survived,
time went by and this turtle grew and grew and
then one afternoon she disappeared.
Naturally time went by, and kept on
passing by, until this turtle came back to the
shore, where she stayed for a few days, and one
morning she disappeared, leaving over a hun-
dred eggs behind. Just as the people imagined,
when her daughters were born, only one of
them survived. Time went by and by and it is
still going by and with every cycle over a hun-
dred eggs were and are laid and only one turtle
survives. But there is no way of really knowing
if that turtle that keeps coming back is Lora or
her daughter or the daughter of her daughter
or the daughter of the daughter of her daugh-
ter…

El árbol del vampiro
The Tree of the Vampire
De entre todos los misteriosos hombres que llegaron de
Europa durante la Colonia, la ciudad de Guadalajara se asombró
especialmente ante uno: don Jorge, un caballero taciturno que
vestía de negro y recorría las calles de la ciudad en silencio. Na-
die sabía nada sobre su vida. ¿A dónde iba don Jorge, presuroso,
todas las noches sin contactar a nadie? ¿Por qué ese halo de os-
curidad lo rodeaba y su pálida piel casi dejaba a la vista su osa-
menta?
El misterio y los susurros sobre aquel varón de complex-
ión magra se volvieron cada vez más frecuentes, sobre todo cu-
ando los colonos notaron que a su paso quedaban cadáveres de
animales. El ganado comenzó a disminuir en los establos y al
poco tiempo las personas comenzaron a ocupar la lista funeraria.
Cierta noche, la ciudad se organizó para salir en busca
del causante de aquellos horrores cuando, en el Panteón de Belén,
unos gritos horrorizados llamaron la atención de la gente. Para
su sorpresa, hallaron a don Jorge sobre el cuerpo de un hombre,
mordiendo bruscamente su cuello para absorber la sangre. Inten-
taron capturarlo, pero escapó de entre sus manos. Entonces, con
ayuda del sacerdote, lo acecharon en su hacienda para exorcizar-
lo mientras alguien clavaba una estaca en su pecho. Agonizante,
don Jorge juró venganza. Los colonos ignoraron sus palabras y lo
sepultaron en el mismo panteón donde lo sorprendieron come-
tiendo actos vampíricos. Todo parecía volver a la calma habitual,
hasta que notaron que un árbol creció en la tumba de don Jorge,
partiéndola.
Se dice que si algún día ese árbol es derrumbado o si sus
raíces destrozan la lápida, ese día volverá don Jorge a cumplir su
venganza.
43
JALISCO
From all the mysterious men that came
from Europe during Colonial times, the people of
Guadalajara were particularly astounded by one of
them: Don Jorge, a taciturn gentleman who wore only
black and wandered the streets of the city in silence.
No one knew anything about who he was or what he
did. Where did Don Jorge go every night, in a hurry,
without talking to anyone? Why did that aura of dark-
ness surround him, he who had skin so pale one could
almost see his bones?
The rumors surrounding that lean look-
ing man became increasingly frequent, especially
when the townspeople started noticing that wherever
he went there where animal carcasses left behind. The
cattle began to decrease in the barnyards and shortly
after, it was people who were being mourned.
One night, the people organized them-
selves to go in search of the culprit of these horrific
events, when bone-chilling screams coming from
Panteón de Belén, the local cemetery, caught their
attention. To their surprise, they found Don Jorge
hunched over the body of a man, viciously gnaw-
ing his neck and sucking out his blood. The people
tried to capture him, but he managed to escape from
their grasp. Then, with help from the local priest, they
sieged him in his estate and exorcized him, while
someone drove a stake into his chest. With his last
breath, Don Jorge swore his revenge. The people ig-
nored his words and buried him in the same cemetery
he was seen committing his vampiric deeds. Every-
thing seemed to go back to normal, until the people
noticed that a tree started growing from under Don
Jorge’s tomb.
It is said that if one day the tree is cut
down or if the roots shatter the tombstone, Don Jorge
will emerge from the tomb to enact his revenge.

Mexcaltitán, la antigua Aztlán
Mexcaltitán, the Ancient Aztlán
Entre Mexcaltitán y la Ciudad de México hay novecien-
tos diez kilómetros de distancia. Un largo recorrido le esper-
aría a quien tuviese el valor de hacerlo a pie; esto sin contar las
posibles inclemencias del clima. Si fuese temporada de lluvias,
por ejemplo, el caminante tendría que guarecerse de vez en
cuando o caminar con un paraguas, suponiendo que la llu-
via no fuese exageradamente torrencial. O si el recorrido se
hiciese durante el invierno, las noches y madrugadas podrían
ser bastante heladas, especialmente en ciertos puntos del cami-
no. De igual forma, si se caminara durante la primavera, las
resolanas podrían ser fatales. Pensándolo bien, la mejor época
del año para hacer tal recorrido sería el otoño.
Ahora bien, si el trayecto se hiciera sin parar, andan-
do, tomaría aproximadamente siete días con diecisiete horas,
mientras que un ciclista podría recorrer el camino en dos días
sin detener el pedaleo, y un motociclista lograría llegar en ca-
torce horas continuas de carretera.
Sin embargo, en la antigüedad estos medios de trans-
porte estaban lejos de existir y no había caminos trazados, por
lo que probablemente los aztecas tardaron mucho más que si-
ete días y diecisiete horas en el éxodo que los llevó de la anti-
gua Aztlán —ubicada, según relatos y registros históricos, en la
isla de Mexcaltitán— a la Ciudad de México, donde fundaron
la gran Tenochtitlán.
Se sabe que los aztecas narraron a los conquistadores
provenir de una ciudad sobre una isla en medio de un lago,
cuya ubicación y descripción coinciden con las del pueblo na-
yarita.
45
NAYARIT
There are five hundred and sixty-five
miles setting Mexcaltitán and Mexico City apart.
Anyone who ventured to travel that distance on foot
would have a long journey ahead; this before we con-
sider the possible weather hazards. If it were during
the rainy season, for instance, the traveler would have
to take shelter every once in a while or instead walk
with an umbrella, granting the rain was not too heavy.
On the other hand, if the journey were taken during
the winter, the nights and early mornings could be
rather cold, especially on certain portions of the way.
Similarly, if one were to walk there during the spring,
the glare of the sunlight could be overbearing. In fact,
if one were to attempt this trip, autumn would be the
best time of year to do so.
Now, if the journey was to be done on
foot, without stopping, it would take about seven
days and seventeen hours to complete; a cyclist might
travel the entire distance in two days of continuous
pedaling; and with a motorcycle, one could get there
after fourteen hours if no breaks were taken.
In the olden days, however, these forms
of transportation had yet to be invented and there
was also no fixed path, so the Aztecs probably took
much longer than seven days and seventeen hours in
their exodus, which took them from the ancient Az-
tlán—located in the island of Mexcaltitán, according
to both folk stories and historical records—to Mexico
City, where they founded the great Tenochtitlán.
It is known that the Aztecs told the con-
quistadors that they came from a city on an island in
the middle of a lake, whose location and description
match those of that town in Nayarit.

La estaca en la Isla de Piedra
The Stake at the Island of Stone
Hace muchísimos años, la Isla de la Piedra fue testigo
de la cruenta batalla que libraron locales y portugueses. Los
vencedores se quedarían como dueños de la isla. De la guer-
ra, como es natural, quedaron vestigios: destrozos al paisaje,
rotura de bienes materiales y la desolación que deja tras de sí
la violencia. Sin embargo, una cosa llama la atención aun en la
actualidad: un rastro de lucha que recuerda por siempre aquel
día fatídico; se trata de una estaca de acero clavada en la tierra
con una profundidad de unos tres metros, aunque eso tan solo
se especula, ya que nadie ha logrado desenterrarla.
Se cree que una fuerza inexplicable atrae desde el cen-
tro de la tierra la estaca, volviéndola imposible de sacar me-
diante la fuerza humana o la tecnología creada en la Tierra.
Las ocasiones en que han tratado de extraerla son incontables,
hombres y maquinaria han dado todo de sí solo para verse der-
rotados ante el magnetismo irracional que jala a la estaca desde
lo profundo. Hombres vencidos y máquinas averiadas han sido
el resultado de esos insignificantes intentos.
Y tal vez es mejor así, pues se dice que el dios del cerro
está vinculado a la fuerza que atrae a la estaca, de manera que,
si la llegasen a extraer, este dios sería molestado y descargaría
su ira contra el impertinente que lo hiciera, dejándolo conver-
tido en piedra. Pero eso no es todo, se dice también que el dios
terminaría por destruir de una vez y para siempre la Isla de
Piedra.
47
SINALOA
Many, many years ago, the Island of
Stone bore witness to a bloody battle waged
by the locals and the Portuguese. The victors
would be the owners of the island. From the
war, as it tends to happen, many traces re-
mained: destruction of the landscape, breakage
of material goods, and the desolation that vio-
lence leaves behind. Yet one thing stands out
even today, a sign of the battle that reminds
us forever of that fateful day; it is an iron stake
fixed in the ground at about ten feet below, al-
though this is only a speculation, as no one has
been able to unearth it.
It is believed that an inexplicable
force attracts it from the earth’s core, making
it impossible to pull out with human strength
or technology created on Earth. The number
of times this has been attempted are countless,
both men and machinery have tried their best
only to be defeated by the irrational magnetism
that pulls the stake from the deep. Defeated
men and damaged machines have been the re-
sult of these insignificant attempts.
And it is probably for the better,
as it is said that the God of the Hill is tied to
the force that attracts the stake, and if it was
extracted, this god would be angered and he
would unleash his ire on the impudent that did
so, turning him to stone. But this is not all, it is
also said that the god would destroy the Island
of Stone once and for all.

El cerro de las calaveras
Esta es la historia de cómo el mar modificó el paisaje
tras una tragedia amorosa y esculpió cuidadosamente, con el ir
y venir de sus aguas, la memoria de tres enamorados. En esta
historia de amor, no venció el amor, sino el arrebato, y el Mar
de Cortés quiso que lo recordáramos por siempre dejando la
historia registrada en el paisaje.
Hace ya varios siglos que sucedió, cuando Baja Cali-
fornia y el Mar de Cortés eran todavía propiedad pura de los
nativos y apenas se anunciaban las primeras expediciones en
barco de los conquistadores. Cuenta la historia que un bar-
co encalló cerca de Coromuel, y que uno de los hombres que
venían a bordo se enamoró ni más ni menos que de la hija del
jefe de la tribu que habitaba el sitio. Ella desbordaba hermo-
sura y él... no era feo; así que ella también se enamoró, pero
estaba comprometida con otro a quien también amaba. ¡Qué
lío! Se las arregló para verse con el español a hurtadillas y esta
relación se mantuvo en secreto tanto como fue posible, pues
una tarde el prometido los sorprendió en un paseo amoroso.
El nativo, valeroso, retó al fuereño a un duelo y se ba-
tieron en estrepitosa riña que acabó con el cuerpo de ambos
cayendo desde las alturas para, finalmente, sumergirse en el
océano. La nativa no pudo soportar su desdicha y saltó detrás
de sus amados hombres.
El Mar de Cortés quiso que recordáramos esta historia
trágica de amor y dibujó con sus olas tres calaveras en el cerro:
la del centro es la de la nativa. A ambos lados, el lugareño y el
ajeno que la amaron con pasión.
49
BAJA CALIFORNIA SUR
The Hill of the Skulls
This is the story about how the sea
changed the landscape after a love tragedy, and
how it carefully sculpted the memory of three lov-
ers with its moving to and fro. In this love story,
love was not victor; instead, rage won, and the Sea
of Cortez wanted us always to remember this by
leaving the story engraved into the landscape.
It happened centuries ago, when Baja
California and the Sea of Cortez where still the sole
property of the native Indians, and the first ship
expeditions of the conquistadors were barely being
announced. The tale goes that a ship ran aground
near Coromuel, and that one of the men who were
on board fell in love with none other than the
daughter of the chief of the tribe that dwelt nearby.
She was overflowing with beauty, and he… he was
not ugly, so she also fell in love with him; how-
ever, she was betrothed to another man, whom she
also loved. What a mess! She managed to meet the
Spaniard on the sly, and they kept their relationship
in secret as long as it could possibly be, for one af-
ternoon, the fiancé caught them taking a love stroll.
The valiant native man challenged the
outsider to a duel, and they fought a resounding
brawl that ended with the bodies of the two men
falling from a cliff to the bottom of the ocean. The
native girl could not bear such unhappiness and
decided to jump from the heights to follow her be-
loved men.
The Sea of Cortez wanted us to remem-
ber this tragic love story and portrayed three skulls
on the hill. The one at the center is the native girl;
on both sides, the native man and the foreigner
who loved her passionately.

El pozo de las cadenas
No cabe duda que la resolana de La Rumorosa es dura. Sus más de
40 grados se revuelven con el polvo que se levanta en tolvaneras capaces de
dejarlo ciego a uno por un buen rato. Su brecha empinada y curva hace que
se pierdan los peregrinos como pequeños puntos bajo el sol. Y luego la sed,
que desespera y reseca por dentro. Hay tantas historias que contar sobre estos
parajes, pero hoy contaremos una que sigue sonando y sonando, como cade-
nas que se arrastran.
Allá arriba, donde La Rumorosa termina, está el pueblo de Tecate.
Corría el año de 1910, cuando nada de lo que conocemos era como es ahora.
Había largos terrenos y tierras de cultivo separadas por tramos de brecha y
terracería. Allá, en medio de la nada, vivía una pareja, hombre y mujer en-
amorados.
Una tarde de esas en que el sol más violento aguijonea la tierra, el
hombre araba su parcela cuando aparecieron dos forasteros. —Buenas tar-
des —le dijeron—. —Buenas tardes —respondió. Como era amable y poco
se veían visitas, les hizo plática preguntando qué los llevaba por aquellos
caminos. —La necesidad —le respondieron—, andamos en busca de fortuna
—confesaron— y nos dirigimos a Tijuana.
Estaban sedientos y el hombre, como era amable, no podía dejarlos
ir así. —En casa tengo un pozo —explicó, convidándolos. Y se fueron con
él. Bebieron y comieron. Charlaron con el hombre y con su esposa. Cayó la
tarde. El hombre y la mujer, amables, les ofrecieron posada. Durmieron, pero
avanzada la noche un grito rompió el silencio. No se sabe cómo fue, pero el
hombre, amarrado con cadenas fue a dar al fondo del pozo. Los forasteros
robaron todo lo que pudieron y no volvió a saberse nada, ni de ellos ni de la
mujer. Del hombre se sabe de su agonía porque todavía se escucha su llanto
como un eco que rebota en los grandes riscos de La Rumorosa, y un arrastrar
de cadenas que parece que cargan todo el peso de la tristeza consigo. La gente
asegura que al pasar muy de mañana se pueden ver las huellas que dejan los
pies y las cadenas del hombre cerca del pozo porque en las noches sale a bus-
car a su mujer.
51
BAJA CALIFORNIA
The Chains Well
No doubt, the glare of the sun hits hard in La Ru-
morosa. At beyond one hundred degrees, the dust storms can
blind you for quite a while. The travelers are lost on its steep
and winding path like specks in the sun. And also, the parching
thirst that makes you despair and feel bone-dry inside. There
are so many stories we could tell about these regions. Today, we
will tell one that keeps on clanking, like dragging chains.
All the way up, where La Rumorosa ends, is the
village of Tecate. The year was 1910, when the world was in
no way as we know it. There were wide terrains and farmlands
separated by long stretches of paths and dirt roads. Right there,
in the middle of nowhere, lived a couple—a man and a woman
who were in love.
One day, when the tough sun was stinging the
earth, the man was plowing his land when two outsiders ap-
peared. “Good afternoon,” they said. “Good afternoon,” he an-
swered. He was a kind man, and since they did not have many
visitors, he engaged in conversation with them, asking what
they were doing in the vicinity. “We are in search of fortune,”
they confessed. “We are heading to Tijuana.”
They were thirsty, and the man, being so kind,
could not help but offering them some water. “I have a well in
my house,” he offered. And there they all went. They ate and
drank. They talked at length with the man and his wife. Night
fell. The man and his wife, being kind, offered them shelter.
They went to bed, but as night grew on, a scream was heard
in the middle of the silence. No one knows what happened,
but the man was thrown to the bottom of the well, in chains.
The outsiders stole everything they could, and nothing was
ever heard of them or of the woman. About the man, we know
of his agony, for his moans are still heard like an echo that
bounces on the tall cliffs of La Rumorosa, as well as the clank
of chains that seem to be dragging the load of great sadness.
People say that if you go by the area very early in the morning,
you can still see the man’s footprints and the marks left by the
chains near the well, because at night he goes out to look for
his wife.

El Chapulín Brujo
The Wizard Grasshopper
El árbol de las profecías habló a los yaquis para ad-
vertirles sobre la gran amenaza que llegaría del norte. Los
yaquis esperaron —prevenidos en tanto a fuerza y a estrate-
gia— el cumplimiento de aquella profecía. Llegado el tiempo
que señaló el árbol, apareció en el territorio yaqui una serpiente
monstruosa que los atacó ferozmente. De poco sirvió la fiereza
y la valentía de los yaquis, que se defendieron desde diferentes
ángulos, pues el monstruo los atacó con todo, venciéndoles
en dos batallas continuas. Fue entonces cuando Napowisáin
Jisákame envió a la golondrina para pedir ayuda al Chapulín
Brujo en nombre de los ocho pueblos.
El Chapulín aceptó: afilando sus serruchos, conjuró su
poder en un idioma desconocido y, de un salto inconmensu-
rable, apareció ante los ocho pueblos, quienes lo bañaron con
ramas y lo colocaron sobre un árbol, tal como él lo indicó.
Apareció nuevamente el monstruo y atacó con ira, pero
el Chapulín se abalanzó sobre él, asestándole tremendos golpes
que partieron su cuerpo. Fue así como se cumplió la profecía
y el pueblo yaqui venció a la serpiente con ayuda del Chapulín
Brujo. Pero, mientras estaba todavía moribundo, el monstruo
les reveló una profecía nueva. Les dijo:
—Escuchen esto, pobladores de las ocho tribus: llegará
el día en que una amenaza aún más temible se les presente.
Vendrán hombres blancos que traerán consigo poderosas ar-
mas y escupirán fuego. Estén preparados, pues necesitarán
gran fuerza y gran poder para enfrentarlos.
53
SONORA
The tree of prophecies spoke to the
Yaquis to warn them about the great threat
coming from the north. Prepared in force and
strategy, the Yaquis awaited the fulfillment of
the prophecy. When the time that the tree had
foretold came, a monstrous serpent appeared
in Yaqui territory and attacked fiercely. The
fierceness and bravery of the Yaquis, who de-
fended themselves from multiple angles, could
do little against the devastating power of the
monster, who defeated them in two battles. It
was then that Napowisáin Jisákame sent the
swallow to ask for the aid of the Wizard Grass-
hopper in the name of the eight towns.
The Grasshopper accepted: sharpen-
ing his saws, he conjured his power in an un-
known language and, with an unmeasurable
leap, he appeared before the people of the eight
towns, who showered him with branches and
placed him on a tree, as he had instructed.
The monster appeared again and at-
tacked with great fury, but the Grasshopper
pounced on him, delivering tremendous blows
that broke the monster’s body. It was this way
that the prophecy was fulfilled and the Yaqui
people defeated the serpent, aided by the Wiz-
ard Grasshopper. But then, the dying monster
revealed a new prophecy unto them, saying:
“Listen to this, people of the eight
towns: the day will come when an even more
fearsome threat will come to you. You will see
white men who will bring with them powerful
weapons and who will spit fire. Be prepared,
for you will need great strength and great pow-
er to face them.”

Las minas y el otro lado del mundo
The Mines and the Other Side of the World
Aunque públicamente se dijo que cerraron la mina
del Cerro Grande debido a un accidente, existen razones para
creer que la verdad sobre su cierre radica en la actividad para-
normal que solía registrarse allí dentro.
Dicen los que lo vieron que allá en la mina de zinc hay
un portal que conecta nuestro mundo con otro mundo. ¡Cómo
saberlo! La mina actualmente no solo está clausurada, sino es
inaccesible. Tal vez nunca lo sabremos, pero es posible que en
aquel mundo paralelo exista una realidad, también paralela a
la nuestra, de tal modo que la vida de todos nosotros tiene una
réplica allá: otro tú, otro yo, con una vida semejante o idéntica
a la nuestra, aunque con un toque más oscuro o tétrico. ¿Y
qué tal si ese pasaje en realidad conduce a un abismo en el que
uno únicamente se dedica a caer y caer y caer eternamente, sin
ningún fondo?
Es posible que al cruzar el umbral uno aparezca en el
mismo lugar pero en otra era, y que quienes lo han atravesado,
en este preciso momento estén jugando a chapotear en el agua
con un lagarto falso o dialogando con Platón acerca del mito
de la caverna. Puede ser que allá exista otro mundo humano
de la misma edad que el nuestro pero con otros idiomas y otras
culturas, otras creencias y otros mitos, otras costumbres y tec-
nología distinta a la nuestra. Tal vez haya otra mina con otro
mineral y otra persona preguntándose qué hay en este lado, y
quizás alguien esté escribiendo un relato al respecto.
Pero eso nunca lo sabremos, porque después de aquel
accidente, la mina fue cerrada para siempre, impidiendo así
averiguar a dónde conduce el portal.
55
CHIHUAHUA
Although the official version says that
the mine of Cerro Grande was closed because of an
accident, there is reason to believe that they actu-
ally closed it due to the paranormal activities that
used to take place at the site.
Those who were ever there say that in
the zinc mine there is a portal that connects our
world with another world. How can we know? The
mine is not only cancelled, but currently there is no
access to it. Maybe we will never find out, but it is
possible that in this parallel world there is another
reality, also parallel to ours, so that the life of each
one of us has a replica over there—another you,
another me, with a life that is similar or identical
to the one we have here, but with a darker, more
obscure hue. What if that passageway actually takes
you to an abyss where you only keep falling down,
down, down… forever, where there is no end?
Maybe when you cross the gateway you
appear at the same place but in a different era, and
those who have gone to the other side are at this
precise moment playing in a puddle with a fake
lizard or having a discussion with Plato about the
allegory of the cave. Maybe across the portal there
is another human world, as old as ours, but with
different languages and cultures, different beliefs
and myths, different habits and technology. Maybe
there is another mine with a different mineral and
another person wondering what is there on this
side, and you may also be writing a story about it.
However, we will never find the truth,
since after that accident the mine was permanently
closed, preventing that anyone may ever find where
the portal leads to.

Leyenda de los duendes
The Legend of the Gnomes
Los duendes son seres sabios, pequeños y juguetones
que viven en armonía con la naturaleza. Se mantienen jóvenes
gracias a su magia y gustan especialmente de hacer travesuras.
Aunque generalmente se les ve de buen humor, estos simpáti-
cos seres se ponen furiosos cuando invaden su espacio o cu-
ando los humanos cometemos torpezas como contaminar,
maldecir o agredirnos. Eso sí que no les gusta. Te preguntarás
cómo es posible que nunca te hayas encontrado con alguno, si
habitan entre nosotros.
Hay quienes sí han corrido con la dicha de que un
duende se les aparezca y les hable. Tal es el caso de María de
los Ángeles y sus amigos, quienes fueron a acampar en 1994
al Corredor de la Montaña en Huasca. El duende se mani-
festó bajo la luna mientras los visitantes disfrutaban del calor
de una fogata en medio de los oyameles. —No teman —les
dijo. Y comenzó a hablarles sobre la vida de los duendes—.
Somos nobles —afirmó— y nos gustaría convivir más con los
humanos, pero nos agreden, como agreden a la naturaleza. La
contaminan y se contaminan a sí mismos con envidia, maldad
y violencia. Olvidan el valor de la generosidad y el afecto. Por
eso pocos nos pueden ver.
Este hecho sucedió muy cerca de una casa de madera
que rinde homenaje a los duendes del bosque, donde se pu-
eden apreciar sus obras y recordar sus travesuras. La próxima
vez que pierdas las llaves, pregúntate si no las tomó uno de esos
seres para jugarte una broma. Recuérdalos también cuando es-
tés a punto de hacer algo que afecte a nuestro planeta.
57
HIDALGO
Gnomes are small wise beings, who live
in playful harmony with nature. They stay young
thanks to their magic and are particularly fond
of playing tricks. Although usually light-hearted,
these amiable beings get furious when someone
trespasses their space, or when we humans act fool-
ishly, like when we pollute, or say curse words or
act aggressively. They do not like that at all. Maybe
you are wondering how come you have never met
one of them if they dwell amongst us.
There are some people lucky enough to
have a gnome show up and talk to them. That is the
case of María de los Ángeles and her friends, who
went camping in 1994 to Corredor de la Montaña,
in Huasca. The gnome appeared under the moon
while the campers were enjoying the warmth of a
bonfire in the middle of a group of oyameles, sa-
cred firs. “Be not afraid,” he said. And he started
telling them about the lives of the gnomes. “We are
noble beings,” he claimed, “and we would like to
share more with humans, but they harm us, just
as they harm nature. They pollute it, and they also
pollute themselves with envy, malice, and violence.
They forget about the importance of generosity and
affection. That is why so few of them can see us.”
This happened very close to a log cabin
that is there in homage of the gnomes of the woods,
and there you can see their works and remember
their tricks. Next time you cannot find your keys,
think that maybe one of those beings took them to
play a joke on you. Remember them also every time
you are about to do something that may harm our
planet.

Orquídeas surrealistas
El señor Edward estaba lleno de rarezas. Para empezar,
le gustaba leer y escribir poesía. Dicen que su mente era como
un laberinto, lleno de vericuetos y de rincones que no tenían
un fin aparente; de pasadizos y arboledas que surgían de la
nada y revolvían más sus pensamientos.
Tal vez por eso, sir Edward James —como lo nombran
en las revistas— mandó construir un jardín tan confuso y bello
en las inmediaciones de Xilitla; tal vez quería materializarlo y
ver con sus propios ojos el impresionante caos que albergaba
su imaginación.
Dicen los que saben que sir Edward fue un surreal-
ista que caminó codo con codo con otros grandes artistas. Es
cierto. Pero también es cierto que fue un heredero de la for-
tuna del rey Eduardo VII de Inglaterra. Y vino a la Huasteca
Potosina buscando un lugar tan mágico como su mente. Dicen
que estaba loco por las orquídeas y que en este suelo encon-
tró las condiciones para cultivarlas y dedicarles un jardín es-
pecial. En compañía de su inseparable amigo Plutarco y con
ayuda de José Aguilar, un carpintero local, dio cuerpo físico a
su creación. Lo más curioso, y se podría decir que mágico, es
que cada trazo, cada línea y cada idea surgía en su cabeza: él
dibujaba y el carpintero moldeaba.
Dicen que entrar al castillo surrealista de Edward es
como dar un paseo a lo largo de su vida, porque este Jardín
Escultórico es ni más ni menos que su diario. Por eso este dia-
rio dejó de escribirse tras su muerte, pero quedó plasmado en
Xilitla para regocijo nuestro.
59
SAN LUIS POTOSI
Surreal Orchids
Mr. Edward’s life was full of oddities.
For starters, he liked reading and writing poetry.
People say his mind was like a labyrinth, full of
twists and turns, and of corners that did not seem
to lead anywhere; of passageways and groves com-
ing out of nowhere and twisting his thoughts even
further.
Probably that is the reason why Sir Ed-
ward James—as they call him in magazines—asked
someone to build him such an abstruse and beauti-
ful garden near Xilitla; perhaps he wanted to make
it come to life, to see with his own eyes the aston-
ishing chaos that dwelt in his imagination.
Those who knew him said that Sir Ed-
ward was a surrealist artist who walked side by side
with other great artists. This is true, but it is also
true that he was one of the heirs of the fortune of
King Edward VII of England, and he came to the
Huasteca Potosina looking for a place that was as
magical as his mind. They say he was mad about
orchids, and that in this land he found the proper
conditions to grow them and devote a special gar-
den to them. Followed by his loyal friend Plutarco,
and with the help of José Aguilar, a carpenter of the
surroundings, he granted a physical embodiment
to his creation. The funny thing, which could even
seem magical, is that every jot, every line, and every
idea appeared in his mind—he drew it and the car-
penter built it.
People say that entering Edward’s sur-
real castle is like taking a walk along his own life,
because this Sculpture Garden was like his diary.
That is why this diary was no longer written after
his death but was captured in Xilitla for our delight.

Bajo el surgimiento de algunos cerros tlaxcaltecas, su-
byace una violenta historia de traición y despecho.
Cuenta la leyenda que mucho tiempo atrás, cuando los
tlaxcaltecas todavía no se asentaban en la región que hoy hab-
itan, el pueblo olmeca dominaba el territorio.
Era un valle encantado por la naturaleza. Entre sus
habitantes, había una bellísima mujer de nombre Matlalcueitl,
quien adornaba su hermosura con vestidos preciosos bordados
con plumas de quetzal y pelo de conejo. Así vestida, cierta oc-
asión en que asistió a las fiestas de Cacaxtla fue abordada por
un hombre igualmente hermoso que provenía de la región del
Tepeyac. Se llamaba Tentzo y se enamoró de la joven como ella
de él.
Pero pasó el tiempo y otro apuesto varón, caudillo de
origen totonaco, llamado Pinahutzatzin se enamoró también
de Matlalcueitl. Y ella vio en él encantos desconocidos a su
razonamiento y lo correspondió. Tentzo no pudo evitar sentir
el desprecio y la indiferencia que Matlalcueitl le mostraba, así
que se dispuso a observarla, y vigiló sus movimientos hasta que
una tarde dio con ella y con su nuevo enamorado.
Cuentan que la obsidiana es la piedra más filosa que
existe. Fue un puñal labrado en obsidiana el protagonista del
crimen. Del cuerpo de Matlalcueitl surgió la montaña cono-
cida como Mallintzi. Luego los guerreros lucharon, y el cu-
erpo de Pinahutzatzin dio origen al cerro que lleva su nombre,
mientras que del cuerpo de Tentzo nació el Cuatlapanga.
61
vvvvvvvvTLAXCALA
Matlalcueitl
There is a violent story of treason and dis-
dain behind the birth of some of the hills in the state
of Tlaxcala.
The legend goes that long, long time ago,
when the people from Tlaxcala had not still settled in
the area where they now dwell, the Olmecs were the
ones who ruled those lands.
It was a lovely valley, as if enchanted by
nature. Among the people who lived there, there
was a beautiful woman called Matlalcueitl, who used
to ornament her charms with magnificent dresses
embroidered with quetzal feathers and rabbit fur.
Dressed in that fashion, she went one day to the
ceremonies at Cacaxtla, where a young man, just as
beautiful, approached her. He came from the region
of Tepeyac; his name was Tentzo and he fell in love
with the young woman, just as she fell in love with
him.
However, time went by, and another
handsome young warrior of Totonacan origins, by the
name of Pinahutzatzin, also fell in love with Matla-
lcueitl. She found in him some delight that was still
unknown to her reasoning and thus she loved him
back. Tentzo could not help but resenting the despise
and indifference shown by Matlalcueitl, so, he decided
to stalk her and follow all her movements until one
afternoon he ran into her and her new lover.
They say that obsidian is the sharpest
stone there is. A carved obsidian dagger was the pro-
tagonist of the crime. From the body of Matlalcueitl
arose the mountain known as Mallintzi. The two war-
riors then fought and the body of Pinahutzatzin was
the origin of the hill that bears his name, while the
Cuatlapanga was born from the body of Tentzo.

Ometeochtli, el conejo en la luna
Ometeochtli, the Rabbit on the Moon
Cierto día, el gran Quetzalcóatl emprendió un viaje
para recorrer el mundo entero convertido en hombre. Caminó
desde el alba hasta el ocaso y —como es natural en el cuerpo
del hombre— sintió fatiga, sed y hambre. Caminó otro poco
y otro poco. Habría seguido caminando, pero la oscuridad
abrazó la tierra; cintilaron una por una las estrellas en lo alto
y brilló también la luna, aminorando la espesa oscuridad que
había tapado cada rincón y cada cosa del mundo. Quetzalcóatl
pudo entonces ver el camino y las piedras y tomó un descanso
para respirar. A poca distancia, un pequeño conejo salió de su
madriguera para alimentarse.
—¿Qué comes? —Le preguntó—.
—Zacate. ¿Quieres? —ofreció el conejo—.
—No, gracias, no como zacate —respondió Quetzal-
cóatl y se quedó pensativo mirando a su alrededor—.
¿Qué comería entonces? El pequeño conejo pareció ad-
ivinar sus pensamientos, y le dijo:
—Puedes comerme. Tan solo soy un simple conejo.
Gracias a la luz de la luna fue posible ver la sonrisa de conmo-
ción que se pintó en el rostro del dios, quien respondió:
—Pero el mundo te va a recordar por siempre.
Quetzalcóatl alzó al conejo en vilo hasta alcanzar la luna y allí
quedó estampada su figura.
—¿Lo ves? —le dijo, sentándose nuevamente a su
lado—. Allí estás tú, a la vista de todos los hombres y mujeres,
y lo estarás por siempre, para que nunca nadie te olvide.
Desde entonces podemos ver en la luna redonda la imagen de
aquel simple conejito que estuvo dispuesto a salvar a un dios.
63
MORELOS
One day, the great Quetzalcóatl, having
transformed into a man, embarked on a journey
to travel the entire world. He walked from dusk to
dawn, and as is natural for human bodies, he ex-
perienced hunger, thirst, and tiredness. He walked
and walked some more. He would have kept on
walking, but darkness embraced the land; the stars
shined up above, one by one, and the moon shined
as well, somewhat clearing the thick darkness that
had enveloped every corner and every object in the
world. Quetzalcóatl could now see the path ahead
and decided to stop a moment to catch his breath.
Close by, a little rabbit came out of his hole to eat.
“What are you eating?,” asked the god.
“Grass. Do you want some?,” offered the
rabbit.
“No, thank you. I don’t eat grass,” said
Quetzalcóatl, who became pensive and began look-
ing around.
What would he eat? The little rabbit seemed to read
his thoughts and said:
“You can eat me. I’m just a rabbit.”
The moonlight spotlighted the smile of surprise
that was forming in the god’s face, who in turn said:
“The world will remember you always.”
Quetzalcóatl then took the rabbit, raised him up to
the skies, and stamped the small creature’s outline
unto the moon.
“You see?,” he said, sitting by his side
again. “Now there you are, before the eyes of all
men and women, and there you will be forever, so
that no one ever forgets you.”
Since then, when the moon is round, we can see the
image of that little rabbit, who was prepared to give
his life to save a god.

Leyenda del mole
The Legend of the Mole
Nadie olvidará jamás el nombre de Fray Pascual Bailón,
distinguido cocinero de la diócesis de Puebla quien, por los años
de mil quinientos, tuvo el accidente más delicioso del que se ten-
ga memoria por aquí.
El día en que el virrey y arzobispo, Don Juan de Pala-
fox, visitaría por fin la capital poblana, los monjes del conven-
to corrían de un lado a otro igualmente alegres y nerviosos de
poder recibirlo y deleitarlo con un banquete espectacular con
guajolotes, aunque ninguno imaginaba cuán espectacular sería
realmente.
Fray Pascual, al ver que se acortaba el tiempo y que la
cocina estaba hecha un desastre, comenzó a amontonar con prisa
y disimulo todos los ingredientes que hallaba a su paso en un
mismo recipiente. De este modo, chiles anchos, chocolate, pepi-
tas, ajos, sal, plátano macho, almendras y especias fueron recu-
perados de aquel desorden, pero tal era el alboroto en la cocina
que Fray Pascual tropezó y todo aquello fue a dar a la olla junto
a los guajolotes.
—¡Qué desastre —se dijo— y el Arzobispo está llegando!
Así que tuvo la idea de molerlo todo, resultando una sal-
sa espesa y rojiza cuyo aroma ya anunciaba su esplendor. Sirvió a
la mesa las piezas de guajolote y las cubrió con la salsa, temeroso
de que fuera una pésima decisión. Para su asombro, el Arzobispo
y los demás comensales se desvivieron en elogios hacia su platillo
recién inventado.
Está de sobra decir que el resultado es una bendición
culinaria, una obra de arte, un platillo divino: Dios guarde por
siempre a Fray Pascual Bailón y que él atice para siempre el
fogón.
¿Se te abrió el apetito?
65
PUEBLA
Fray Pascual Bailón is a name that will
surely never be forgotten, for he was the distin-
guished cook of the diocese of Puebla who, in the
16th century, had the tastiest accident in the history
of this region.
The day the viceroy and archbishop,
Don Juan de Palafox, was to finally visit the capital
of Puebla, the monks in the monastery were run-
ning around from one place to the next, equally
joyful and nervous of receiving him and delighting
him with a wondrous turkey feast—although no
one could have foreseen how wondrous it would
end up being.
Fray Pascual, seeing that time was run-
ning short and that the kitchen was a mess, began
to hurriedly pile up all the ingredients he could find
into a single container. This way, there were ancho
chili peppers, chocolate, pumpkin pips, garlic, salt,
plantains, almonds, and spices, all gathered from
the clutter and put together. Such was the com-
motion in the kitchen, that Fray Pascual stumbled
and knocked over all those ingredients into the pot
where the turkeys were cooking. “What a disaster,”
he told himself. “And the Archbishop’s just arriv-
ing!” So, he had the idea of grinding all the ingredi-
ents together, which resulted in a thick and reddish
dark sauce, whose smell already foreshadowed its
splendor. He plated the turkey pieces and covered
them with the sauce, fearful that it might have been
a terrible decision. To his amazement, however, the
Archbishop and the rest of the guests showered the
cook with praise for his newly invented dish.
Needless to say, the result is a culinary
blessing, a work of art, a divine dish: May God keep
Fray Pascual Bailón in His glory forever, poking the
fires of heavenly feasts.
Feeling hungry now?

Tlanchana, la madre del agua
Tlanchana, Mother of Water
Hace varios siglos, el Valle de Metepec era custodiado
por una deidad mágica —mitad mujer, mitad serpiente— que
poseía poderes adivinatorios y de prosperidad.
Los matlatzincas, que son gente de pesca, le rendían
culto a esta diosa del agua. Apenas clareando el alba, se es-
cuchaban sus voces a punto de tender las redes clamando a
Tlanchana que su jornada fuera generosa. Pero su generosidad
dependía de cómo estaba su corazón: cuando estaba alegre,
extendía su cola negra y venían abundantes pescas que gar-
antizaban, a su vez, la alegría de los habitantes de la región de
los nueve lagos. Pero cuando Tlanchana tenía el corazón roto
o estaba despechada, el agua se volvía infértil y los pescadores
volvían a casa con las redes vacías.
Tlanchana es un nombre náhuatl que significa “espíritu
de la madre del agua”. La madre del agua pasaba los días re-
posando en un islote en lo profundo del Valle, recibiendo la luz
del sol en su piel desnuda, ataviada con joyas, con un cinturón
de peces, acociles y ajolotes, y luciendo una hermosa corona
que recordaba su grandeza. Los hombres la espiaban, atraídos
por su hermosura. Cuando se enamoraba de alguno, su cola de
serpiente se convertía en dos piernas para ir a buscarlo, pero si
no era correspondida utilizaba su cola para arrastrarlo hasta el
agua.
Hoy en día ya no existen aquellos lagos, pero la devo-
ción por Tlanchana sigue vigente. Los pobladores de la región
aseguran que todavía se puede escuchar su canto cautivador
y le demuestran su afecto a través del monumento del Parque
Juárez, como símbolo de un amor infinito.
67
ESTADO DE MÉXICO
Many centuries ago, Valle de Metepec
was guarded by a magical deity, half-woman and
half-serpent, who had divination powers and could
bring prosperity.
The matlatzincas, who are a fishing peo-
ple, would worship this goddess of water. At the
break of day, you could hear their voices as they
cast their nets, clamoring Tlanchana to be generous
to them in their day’s work. However, her generos-
ity depended on how her heart was feeling: when
she felt joyous, she extended her black tail and
brought with it plenty of fish, which also brought
joy to the people of the Nine-Lake region. On the
other hand, when Tlanchana was heartbroken or
full of spite, the water became infertile and the fish-
ermen came home with their nets empty.
Tlanchana is a Nahuatl name that means
“Spirit of the Mother of Water.” The mother of wa-
ter spent her days resting in a small island in the
depths of the Valle, feeling the sunlight on her bare
skin, adorned with jewels and a belt made of fish,
acociles, and axolotls, and wearing also a beautiful
crown that reminded people of her greatness. Men
used to spy on her, attracted by her beauty. When
she fell in love with one of them, her serpent tail
would transform into two legs so that she could go
meet him, but if he didn’t return her love she would
use her tail to drag them into the water.
Those lakes no longer remain, but the
devotion towards Tlanchana does. The people of
Metepec claim that one can still hear her captivat-
ing song. And so, they demonstrate her affection
to her with the monument they built her in Parque
Juárez, as a symbol of their undying love.

Allá por los años de 1800, en la ciudad de Aguascali-
entes hubo un charco que se formaba gracias a la desembo-
cadura del río San Pedro. Lo llamaban El Campanero y era
utilizado para bañar a los caballos de los soldados al atardecer.
El Campanero era atractivo y misterioso: debajo de sus
aguas mansas habitaba un ser extraordinario, un híbrido entre
lagarto y hombre que se valía de su canto para atraer a la gente
y —dicen— especialmente a las mujeres jóvenes, bellas y cas-
tas, a fin de engendrar en ellas una nueva vida.
Esta criatura mística era conocida como el Chan del
Agua. En realidad era un monstruo inofensivo que tenía a su
cargo el resguardo de las aguas en la región, por lo que algunos
decían que tenía más bien aspecto de pescado. Era durante las
noches cuando se extendía el eco de su agudo canto y, embel-
esadas por él, las incautas iban a remojar su cuerpo resultando
preñadas del ser antropomorfo.
Otros datos arrojan información de que un alto por-
centaje de natalidad fuera del matrimonio se registró en aquel-
los días, trayendo al mundo a decenas de niños y niñas que
portaron como apellido Chan del Agua. Hay quienes suponen
que las mujeres solteras que se embarazaban, aprovechaban el
relato mágico y narraban haber ido a bañarse a las aguas del
Campanero engañadas por el Chan del Agua. Eso no lo sabre-
mos nunca, solo sabremos que en el registro civil hay noticia
de múltiples herederos del monstruo del charco, mismo que en
la actualidad ya ha sido borrado por el paso caudaloso del río
San Pedro.
69
AGUASCALIENTES
Chan del Agua
The Water Chan
In the old years of 1800, in the city of
Aguascalientes there was a puddle that was formed
at the mouth of the San Pedro River. They called
it El Campanero, and it was used to bathe the sol-
diers’ horses at dusk.
El Campanero was attractive, and also
mysterious: under its calm waters dwelt an extraor-
dinary being, a hybrid of lizard and man. He used
his song to attract people and, so they say, espe-
cially beautiful and chaste young women in order
to engender in them a new life.
This mystical creature was known as the
Water Chan. Actually, it was a harmless monster
who was in charge of the protection of the waters
in the region, which is why some people said he
looked like a fish. At nights, the echo of his high-
pitch song spread around the area and the unwary
women, enraptured by the melody, used to go in-
side the waters, becoming pregnant by this anthro-
pomorphic being.
There are other sources that mention
a high birth rate of children born out of wedlock;
around those days, dozens of baby boys and girls
were given the last name Chan del Agua, Water
Chan. Some people assume that single women who
got pregnant decided to use the magic tale and said
they had gone bathing in the waters of El Campan-
ero, spellbound by the Water Chan. We will never
be sure, but we know that in the registry office there
are records of many descendants of the monster of
the puddle, which has been erased by the rushing
flow of the San Pedro River.

El enigma de Valle de Santiago
The Enigma of Valle de Santiago
—Es en serio, te lo juro. Yo mismo las vi. Las acelgas
estaban gigantes, como del tamaño de un niño... de un niño no
tan grande, como de este vuelo. Ya sé que eso no es un gigante,
pero las acelgas normales no rebasan los 30 o 40 centímetros.
Te lo estoy diciendo, que yo las vi. Yo estuve en la cosecha, pero
me dijeron que no es la primera vez. Desde hace 40 o 50 años
que cosechan así de grande. Imagínate: los repollotes de más de
40 kilos. Y las cebollas… dicen que las cebollas también pare-
cen niños; unos niños muy blancos. —Martín bromea mientras
le cuenta a Jesús su hallazgo y caminan, a paso lento, rumbo
al País de las Siete Luminarias, como llaman los locales a este
tramo de tierra prodigiosa—. Dicen que han sacado coliflores
que apenas pueden cargar entre cuatro personas. Imagínate,
cosechan de todo: rábanos, lechugas, zanahorias.
—Yo no sé. Dicen que en esta zona hubo avistamien-
tos OVNIS. A lo mejor alguna fuerza extraterrestre se quedó
rondando por aquí. Ve tú a saber. ¿Ves aquel lago que se divisa
allá a lo lejos? Lo nombran La alberca, y dicen que allí hay
un monstruo, abajo, y que a lo mejor a él se deben tremen-
dos cosechones. A mí se me hace que los campesinos de por
aquí dominan alguna forma de cultivo muy de antes, algún
conocimiento antiguo de los mayas o los aztecas. Imagínate,
cosechar así... los banquetes que se han de preparar con hor-
talizas de esas dimensiones, los platillos, las fiestas.
—Ya estamos llegando. ¿Estás listo para presenciar el
misterio de Valle de Santiago?
71
GUANAJUATO
“No, but really, I swear. I saw them
myself. The chard leaves were huge, like the size
of a child… not a tall child, like yea high. I know
that’s not really huge but normal chard leaves don’t
go beyond 12 or 16 inches. I’m telling you, I saw
them. I was at the harvest, but they told me it’s not
the first time. It’s been like 40 or 50 years they get
them that big. Imagine. cabbages over 90 pounds.
And the onions… they say the onions also look like
children. Very white children,” Martín jokes, while
telling Jesús of his discovery and walking, slowly,
to the Country of the Seven Luminaries (País de
las Siete Luminarias), as locals call this stretch of
prodigious land. “They say they’ve pulled out cauli-
flowers they can barely carry between four people.
Imagine that. They harvest everything: radishes,
lettuces, carrots.”
“I don’t know. They say there have been
UFO sightings here. Maybe an alien force stayed
roaming ‘round here. Who knows? You see that
lake away over there? They call it The Pool (La Al-
berca), and they say there’s a monster there, un-
derneath, and that maybe he’s causing such huge
harvests. I’m guessing the farmers here know some
form of harvesting from way, way back, some an-
cient knowledge of the Mayans or the Aztecs.
Imagine harvesting like that…the banquets they
must have with vegetables that big, the dishes, the
feasts...”
We’re finally here. Are you ready to see
the mystery of Valle de Santiago?

Esta es la historia de Misael y Gildardo, dos jóvenes
zacatecanos que soñaban con volverse ricos. Ellos eran grandes
amigos. La mañana que decidieron ir en busca de su anhelada
riqueza, no imaginaban que la avaricia podría interferir con su
profunda amistad, ¡y de qué manera!
Aquella mañana, se lanzaron en busca de una mina
colindante entre los municipios de Zacatecas y Vetagrande.
Cinco días duró la expedición, hasta que por fin hallaron
una cueva bastante extraña, pero ni siquiera la rareza del lu-
gar pudo advertirles la desgracia que se avecinaba; quedaron
deslumbrados ante el brillo de una piedra semienterrada al
centro de la cueva. Excavaron juntos para desenterrar la pie-
dra, sin sospechar que sería la última acción que realizarían en
amistosa colaboración. Terminaron fatigados por los trabajos y
se recostaron al lado de la piedra para tomar un descanso, en la
misma posición en que fueron hallados muertos veinticuatro
horas más tarde.
Dice la gente —pero también el acta de defunción—
que los buenos amigos riñeron a muerte. Pobres, nunca imag-
inaron que la ambición podría metérseles tan hondo hasta el
grado de cegarlos de ese modo. Tampoco llegaron a enterarse
que la piedra no tenía ningún valor, sino que se trataba de
una piedra de afilar. Sin embargo, los zacatecanos descubrieron
que la piedra tenía el poder de corromper a quienes intentaran
obtenerla, volviéndoles violentos. Por eso decidieron colocarla
lejos del alcance humano. Desde entonces reposa en lo alto de
la hermosa catedral zacatecana, justo debajo de la campana
chica.
73
ZACATECAS
La piedra negra
The Black Stone
This is the story of Misael and Gildardo,
two young men from Zacatecas who dreamed of
getting rich. They were best friends. That morning,
on the day they decided to go after the wealth that
the two friends yearned for so much, they could
not imagine that avarice could get in the way of
their great friendship, and how it did!
That day, they started searching for a
neighboring mine that was supposed to be between
Zacatecas and Vetagrande. The expedition took
them five days, until they finally found a rather pe-
culiar cave; however, not even the strangeness of
such place was enough to warn them about the up-
coming disgrace. They were dazzled by the glow of
a half-stone which they found in the middle of the
cave. They both dug the stone out, working togeth-
er as they had no clue that it would be the last thing
they did as friends. They were exhausted, due to the
strenuous labor, and they lay down next to the rock
to take some rest—they found their dead bodies in
exactly the same position twenty-four hours later.
People always say—but it is also writ-
ten on their death certificates—that those two best
friends fought to death. Poor things, hardly could
they imagine that ambition could hit them so
hard as to blind them so. They never got to know
that the rock had no material value but was only
a whetstone. However, Zacatecans discovered that
the rock had the power to corrupt those who try to
get it, forcing them to become violent. That is why
they decided to place it beyond human reach. Since
then, it has been resting on the top of the beau-
tiful cathedral of Zacatecas, right below the small
church bell.

El primer hombre
Vio el Sol que la Tierra se hallaba silenciosa, todavía
sin el eco de las risas de otros seres que habitaran junto a las
sublimes flores y animales en los valles, montañas, playas y
desiertos que había creado, por lo que el Sol se dispuso a crear
también a los seres humanos. Pero había un duende que es-
taba celoso de su creación magnífica, de modo que ordenó a
un dragón feroz que los devorase. Nació el primer hombre y
el dragón sobrevoló los cielos como un ave de carroña dis-
puesto a engullirlo. De pronto, apareció un águila majestuosa
y extendió sus alas, enormes y fuertes como las del dragón; se
abalanzó sobre el recién nacido, lo tomó en su pico y lo puso a
salvo.
Llegó la tarde y, junto con ella, un temible lagarto llegó
también para completar la tarea que le había sido encomen-
dada al dragón. Abrió sus poderosas fauces para tragarse al
niño, pero un venado puso a este en su cornamenta y huyó con
él para ponerlo a salvo.
Al pasar las horas, el primer hombre sintió en su es-
tómago el estrépito del hambre. Al poco tiempo, vino hacia él
un conejo y lo salvó, ofreciéndose en sacrificio para alimentar
al recién nacido.
Así lo cuentan los tepehuanes, gente de los cerros,
quienes, en agradecimiento profundo, rinden culto al águila, al
venado y al conejo, los animales sagrados que con su valentía
y generosidad permitieron la existencia de la humanidad y su
paso por la Tierra.
75
DURANGO
The First Man
The Sun saw that the Earth was si-
lent, without the echo of the laughter of other
beings who would live together with the sub-
lime flowers and animals in the valleys, moun-
tains, beaches, and deserts he had created,
which is why he then decided to create human
beings. But there was a goblin who was jealous
of the Sun’s wonderful creation, so he ordered
a fierce dragon to devour them. When the first
man was born, the dragon flew across the skies
like a bird of prey and set to feast on him. Sud-
denly, a majestic eagle appeared and spread its
wings, great and strong like the dragon’s; it flew
swiftly towards the baby, grabbed him with its
beak, and brought him to safety.
Afternoon came, and with it a fear-
some lizard, who intended to finish the task the
dragon could not. It opened its dreadful jaws to
engulf the child, but a deer rescued him, car-
rying him on its antlers, and took him to safe
haven.
The hours passed and the first man
felt in his stomach the rumble of hunger.
Shortly after, a rabbit came by and saved him,
offering itself as a sacrifice to provide food for
the newborn child.
This is what the Tepehuanes, Peo-
ple of the Hills, tell us; with deep gratefulness,
they worship the eagle, the deer, and the rabbit:
sacred animals who, with their braveness and
generosity, allowed for the existence of human-
kind and their life on Earth.

Setenta y cuatro arcos, casi treinta metros de altura y
mil novecientos veintiocho metros de puro amor es lo que se
extiende a través de la ciudad de Querétaro en la hechura de su
monumental acueducto.
Corría todavía el siglo XVIII cuando comenzó a er-
igirse esta pieza emblemática del paisaje urbano de México.
Habitaba en el convento de las monjas capuchinas una her-
mana que se llamaba Marcela, la más hermosa. Sufrían sor
Marcela y todo el pueblo las carencias de agua potable, hasta
que un día vino el marqués, Juan Antonio de Urrutia y Arana,
y las monjas le expusieron sus querellas. —No es que falte el
agua —externaron— pero le falta pureza. Entre el grupo de
solicitantes se hallaba sor Marcela. Al mirarse uno al otro, ella
y don Juan se amaron inmediatamente. Llevaron su amor a
diálogo, pero era imposible concretarlo, no solo por los votos
de sor Marcela, sino por su parentesco con la esposa del mar-
qués. Sin embargo, se profesaron un amor silencioso y puro
como el agua que comenzó a abastecer la ciudad y el convento
desde el 22 de octubre de 1735.
En la construcción de ese inigualable monumento iba
la promesa de amor entre don Juan y sor Marcela, quien abogó
por el pueblo para que se llevara a cabo esa obra, de tal gran-
deza y hermosura, que podríamos asegurar que se parece al
amor.
77
QUERÉTARO
Arcos con amor
Arches with Love
74 arches, over 90 feet high, and
6,325 feet of pure love is what extends across
the city of Querétaro, making up its monu-
mental aqueduct.
It was still the 18th century when
this emblematic piece of the urban landscape
of Mexico first started being built. Living in
a capuchin nuns convent, was a nun called
Marcela, the most beautiful. Sister Marcela and
the whole town suffered from lack of potable
water, until the Marquis Juan Antonio de Ur-
rutia y Arana, came and the nuns explained
their complaints. “It is not the lack of water,”
they said, “it lacks purity.” Among the group
of petitioners was Sister Marcela. When they
caught each other’s eyes, she and Don Juan fell
in love immediately. They took their love to the
dialog level, but it was impossible to fulfill, not
only because of Marcela’s vows but also because
of her familial relation with the marquis’s wife.
Still, they professed each other a silent and
pure love, just as the water that started being
supplied to the city and the convent on the
22nd day of October of 1735.
In the construction of this unparal-
leled monument was the promise of love be-
tween Don Juan and Sister Marcela, who in-
terceded on behalf of the town to carry out
this wonder, of such beauty that we could be
assured it looks a lot like love.

Xico, amigo y guía
Xico, Friend and Guide
Que los perros son los mejores amigos de las personas,
lo sabemos de sobra. Que nos aligeran los días con sus ocur-
rencias y nos protegen con su valentía, lo entendemos muy
bien. Lo que no sabíamos es hasta dónde se extiende el amor
perruno ni desde cuándo somos inseparables. Por eso los ma-
yas y los aztecas nos heredaron este conocimiento.
Resulta que los dioses crearon al perro para que acom-
pañara a los hombres y a las mujeres después de su muerte a
través del inframundo o Mictlán, como se conoce en la cultura
azteca. De acuerdo con esta sabiduría, al morir, los seres hu-
manos tenemos tres destinos posibles: Tonatiuhichan (la casa
del sol), Tlalocan (el paraje de Tláloc) y Mictlán (el inframun-
do), donde los valerosos xoloitzcuintles nos esperan para gui-
arnos. Qué tan mejores amigos serán de las personas que hasta
en el más allá están dispuestos a guiarnos.
En el primer nivel del Mictlán se ubica Itzcuintla, un
paraje habitado por xoloitzcuintles que esperan prestos y vale-
rosos a que lleguen sus amigos humanos para guiarlos en este
viaje trascendente. Con su compañía orientan sus pasos y ami-
noran los peligros del Mictlán. ¿Qué podría ser más recon-
fortante al llegar al otro mundo que encontrar a un hermoso
xoloitzcuintle dispuesto a guiarte en esa travesía? Pues resulta
que cada difunto habrá de ser ayudado por su propio perro,
razón de más para tratarlos con amor en esta vida terrestre. Se
dice que quien no lo haga quedará vagando en el Mictlán por
toda la eternidad.
79
CIUDAD DE MÉXICO
It is a well-known fact that dogs are
people’s best friends. It is also clear that they
lighten up our days with their frolicking and
that they bravely protect us. What we did not
know is how far doggy love goes or since when
we have been inseparable. That is why the Ma-
yan and the Aztecs shared this knowledge with
us as an inheritance.
It turns out that the gods created
dogs to accompany men and women after their
death on their passage through the Under-
world or Mictlán—as it is known in the Aztec
culture. According to wisdom, when humans
die, we have three possible destinations: Tona-
tiuhichan (the House of the Sun), Tlalocan (the
Hall of Tláloc) and Mictlán (the Underworld),
where the valiant xoloitzcuintles wait for us to
guide us. Just imagine, how would they not be
our best friends if they are willing to guide us
even in the Other World.
In the first level of Mictlán is Itz-
cuintla, a place that is inhabited by xoloitzcuin-
tles who are bravely waiting, ready to guide
their human friends on this transcendental
journey. As their companions, the dogs guide
their steps and lessen the dangers of Mictlán.
What could ever be more comforting upon ar-
riving to the Other World than finding a beau-
tiful xoloitzcuintle ready to guide you through
the journey? It turns out that every deceased
person will be helped by their own dog. This
is another good reason to treat them well and
with love upon this earth. They say that the
person who does not do that will be wandering
in Mictlán all through eternity.
 Índice de contenidos Mexcaltitán, la antigua Aztlán 45 Ometeochtli, el conejo en la luna 63
Contents Mexcaltitán, the Ancient Aztlán
ilustrado por Mariana Roldán
Ometeochtli, the Rabbit on the Moon
ilustrado por David Nieto
Prefacio 5 Kakasbal y el perro 29 La estaca en la Isla de Piedra 47 Leyenda del mole 65
Foreword Kakasbal and the Dog The Stake at the Island of Stone The Legend of the Mole
J.M.G. Le Clézio ilustrado por Abril Castillo ilustrado por Minerva García ilustrado por Ulices Alonso
Diez años de leyenda 7 La piel del venado 31 El cerro de las calaveras 49 Tlanchana, la madre del agua 67
Ten Years of legends 9 The Deer´s Coat The Hill of the Skulls Tlanchana, Mother of Water
ilustrado por Fernando Rubio ilustrado por Estelí Meza ilustrado por Jorge Mendoza
Cuatro Ciénegas, el oasis 13
donde se guarda la vida La leyenda del cerro viejo 33 El pozo de las cadenas 51 Chan del agua 69
Cuatro Ciénegas, the Oasis The Legend of the Old Hill The Chains Well The Water Chan
where Life is Preserved ilustrado por Minerva García ilustrado por Israel Ramírez ilustrado por David Nieto
Valeria Souza
ilustrado por Isidro R. Esquivel Lengua de perro 35 El Chapulín Brujo 53 El enigma del Valle de Santiago 71
The Tongue of the Dog The Wizard Grasshopper The Enigma of Valle de Santiago
El templo de roble 17 ilustrado por Jorge Mendoza ilustrado por Jorge Mendoza ilustrado por Jorge Mendoza
The Temple of the Oak
ilustrado por David Nieto El dios jaguar está vivo 37 Las minas y el otro lado del mundo 55 La piedra negra 73
The Jaguar God Is Alive The Mines and the Other Side of the World The Black Stone
La tortuga Lora 19 ilustrado por Israel Ramírez ilustrado por Flavia Zorrilla ilustrado por David Nieto
Lora The Turtle
ilustrado por Fernando Rubio Parákata, el viaje de las Monarcas 39 Leyenda de los duendes 57 El primer hombre 75
Parákata, the Journey of the Monarch The Legend of the Gnomes The First Man
Yumká 21 ilustrado por Carlos Vélez ilustrado por David Nieto ilustrado por Santiago Solís
ilustrado por Jorge Mendoza
Collimán, lugar donde domina 41 Orquídeas surrealistas 59 Arcos de Amor 77
El encanto 25 el dios viejo Surreal orchids Arches with Love
The Enhcantment Collimán, Where the Old God Reigns ilustrado por Jorge Mendoza ilustrado por Adnan García
ilustrado por Israel Ramírez ilustrado por David Nieto
Matlalcueitl 61 Xico, amigo y guía 79
Kinich Ahau 27 El árbol vampiro 43 ilustrado por Isidro R. Esquivel Xico, Friend and Guide
ilustrado por Mariana Roldán The Three of the Vampire ilustrado por Isidro R. Esquivel
ilustrado por Isidro R. Esquivel