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UNIDAD II

El Abuso

El abuso es el uso o trato inadecuado de una cosa, o persona, con el fin de


obtener beneficios de manera injusta o inadecuada. Éste puede presentarse en
muchas formas, tales como: maltrato físico o verbal, lesiones, asalto, violación,
violación, prácticas injustas, delitos u otros tipos de agresión. En muchos
casos, el abuso, suele ser uno de los principales factores de traumas
futuros por el daño y la culpa que encierra en sí el abuso y que impide su
exteriorización tanto por vergüenza como por temor.

Tipos de abuso:

Los abusadores/as emplean una variedad de tácticas para obtener y


mantener el poder y el control en la relación que establecen con la víctima. Es
importante señalar que las y los abusadores deciden cometer esos actos y que
sus acciones no son el resultado del comportamiento de. agredido. Entre los
tipos de abuso figuran, los siguientes:

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El abuso emocional, que puede incluir los insultos, los comentarios despectivos,
la humillación y otras acciones orientadas a disminuir la autoestima de la
víctima.

El abuso psicológico puede incluir el empleo de amenazas, de juegos


mentales o manipulaciones psicológicas, las tácticas para convencer a las
víctimas de que están locas y otros actos que atemorizan a las víctimas.

El abuso económico puede incluir el control del dinero, las cuentas bancarias y


los bienes y propiedades pertenecientes a la familia; impedir que la víctima
trabaje; interferir con el trabajo de la víctima hasta el punto en que él o ella
pierde su empleo; hacer a la víctima absolutamente responsable de ganar
dinero para mantener a la familia; y otras acciones destinadas a crear una
situación de dependencia financiera en la relación.

El abuso sexual puede incluir el obligar a la víctima a participar en actos


sexuales no consentidos, la privación de contacto sexual y otras acciones que
atentan contra el derecho de la víctima a manifestar su sexualidad.

El aislamiento puede incluir el impedir el contacto de la víctima con sus


familiares y amigos, obligar a la víctima a no establecer contacto no nadie,
incluso con sus padres o responsables. Esto con el fin de distanciar a la víctima
de su red de apoyo.

El acecho (o stalking, en inglés) puede incluir los contactos reiterados e


innecesarios por medio de mensajes de texto, llamadas telefónicas, email o las

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redes sociales, la presencia en sitios que frecuenta la víctima, la vigilancia de
las actividades de la víctima por medio de recursos tecnológicos y otras
acciones destinadas a controlar los movimientos de la víctima o infundirle
temor.

La violencia física puede incluir los puntapiés; los golpes; los puñetazos; el


acogotamiento; los empujones; la privación de alimentos, medicamentos o
equipos que posibilitan la movilidad o el uso de los sentidos de la víctima;
impedir que la víctima reciba la atención médica que necesita; y otras acciones
que inhiben el bienestar físico de la víctima, incluso, puede variar desde aquel
que causa moretones hasta aquel causante de homicidio. A menudo, el abuso
físico aumenta hasta ser frecuente y convertirse en ataques serios.

El abuso tecnológico incluye el uso de tecnología como los teléfonos celulares,


las computadoras o el internet para controlar y acechar a una persona. Este
tipo de abuso puede suceder a personas de toda edad, pero es más común
entre los adolescentes, los cuales usan la tecnología y los sitios de internet de
redes sociales a menudo de manera no supervisada por adultos.

Según un estudio de Teenage Research Unlimited 1 de cada tres


adolescentes que ha estado en una relación dice haber recibido un mensaje de
texto 10, 20 ó 30 veces por hora de una pretendiente que ha queriendo
averiguar dónde estaban, con quién estaba y qué hacían.

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El Buying es un hecho cada vez más frecuente en los centros de enseñanza y se
produce cuando un niño o adolescente es agredido física y psíquicamente de
manera reiterada y continuada por un alumno o un grupo de alumnos. Agresión,
intimidación, aislamiento, amenazas, insultos, burlas y otras actitudes similares
son diferentes expresiones del acoso escolar que sufren fundamentalmente
niños de entre 6 y 17 años, pero que tiene un componente de violencia
significativo entre los 11 y los 15.

El abuso en la actualidad

El COVID-19 ha cambiado por completo la vida de los niños, niñas y


adolescentes y la de sus familias en todo el mundo. Durante el confinamiento,
es probable que se presenten con mayor frecuencia situaciones de violencia
hacia niños, niñas y adolescentes Sin embargo, el maltrato puede prevenirse,
para esto es importante comprenderlo.

Por extraño que pueda parecer, a la gente a veces le resulta difícil


reconocer que está siendo víctima de malos tratos. Reconocer los malos tratos
puede resultar particularmente difícil para quienes llevan muchos años
conviviendo con ellos. Estas personas aceptan la situación como algo natural y
creen que no se puede hacer nada al respecto. Es posible que las personas
maltratadas crean, equivocadamente, que son ellas quienes provocan el
maltrato por no hacer lo que los demás les dicen, por infringir las reglas o por
no estar a la altura de las expectativas de otra persona.

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Una persona que se ha criado en una familia violenta o donde se infligen
malos tratos tal vez no sepa que los miembros de una familia pueden tratarse
de otra forma. Es posible que la persona que sólo conoce este tipo de
relaciones crea, erróneamente, que golpear, pegar, empujar o insultar son
formas absolutamente normales de tratar a los demás cuando uno está muy
enojado. Incluso, en nuestro día a día normalizamos actos violentos que al
mismo tiempo cometemos sin tener conciencia de ello y al mismo tiempo
recibirlo.

Un niño que se acostumbra a presenciar episodios de malos tratos entre sus


padres puede acabar creyendo que se trata de una relación completamente
normal. Pero el maltrato no es una forma normal ni saludable de tratar a las
personas. El adolescente suele ser estar más expuesto a la violencia, esto
debido a las características particulares de la adolescencia que ponen en juego
el autoestima, seguridad y autonomía del individuo, por lo que si no estás
seguro de ser víctima de malos tratos o si sospechas que un amigo lo es,
siempre está bien que consultes a un adulto o a un amigo en quien confíes,
buscar apoyo te permitirá canalizar la situación de abuso.

Vulnerabilidad de los adolescentes:

La adolescencia es una etapa de vida que mayores cambios genera en el


individuo, específicamente en la valoración que tiene de sí mismo, su identidad,
cuerpo y seguridad. Cuando un adolescente es víctima de maltrato, este puede

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repercutir en todos los aspectos de su vida, particularmente en su autoestima.
La medida en que el maltrato daña a un joven depende de las circunstancias y,
en algunos casos, del grado de violencia al que ha sido sometido. A veces, algo
que no parece tener mucha importancia puede desatar una reacción
desmesurada. Por ejemplo, ser tocado de manera inadecuada por un integrante
de la familia o recibir el pedido de mantener secretos pueden ser una
experiencia sumamente confusa y traumática.

Los gritos y en enojo puede suceder en muchas relaciones entre padres y


adolescentes y entre amigos, aunque pelear con un amigo o con los propios
padres suele hacernos sentir mal. No obstante, si el castigo, la discusión o los
gritos van demasiado lejos o se prolongan durante mucho tiempo, pueden
derivar en estrés y en otros problemas graves.

Los adolescentes que son o fueron objeto de malos tratos suelen tener
problemas para conciliar el sueño, alimentarse y concentrarse. Su rendimiento
académico puede verse negativamente afectado porque están enojados o
asustados, o porque sienten que ya perdieron el interés, además de desconfiar
de los demás. Algunos sienten mucha ira contra sí mismos y contra los demás, y
les cuesta mucho hacer amigos. El maltrato es una causa importante de
depresión en los jóvenes. Algunos adolescentes sólo pueden sentirse mejor
adoptando conductas autodestructivas como cortarse o abusar de las drogas o
el alcohol. Otros llegan al extremo de intentar suicidarse.

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Es normal que una persona que ha sido maltratada se sienta dolida, enojada
y confundida por lo que le ha ocurrido. Es posible que se sienta culpable o
avergonzada, o incluso responsable de lo sucedido. Pero el maltrato nunca es
culpa de la víctima, por más que el autor de los malos tratos intente culpar a
los demás.

El autor del maltrato en ocasiones intenta silenciar a su víctima diciéndole


cosas como: “Esto será un secreto entre tú y yo”, “Si se lo cuentas a alguien, te
haré daño o le haré daño a tu mamá” o “Si se lo cuentas a alguien, tendrás
problemas. Nadie te creerá e irás a la cárcel por mentiroso”. De esta forma, el
agresor consigue que la víctima crea que no hay nada que pueda hacer y evita
que lo denuncie. Si conoces a alguien que este enfrentando una situación de
abuso, es recomendable hablar con un adulto, consejero, profesor o persona de
confianza que pueda orientarles.

Medidas contra el abuso:

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Las personas que son víctimas de maltrato necesitan ayuda. Mantener la
situación en secreto no las protege de futuros malos tratos, sino que hace más
probable que el maltrato continúe. Si tú o alguien a quien conoces es víctima de
maltrato, habla con alguien en quien tú o tu amigo confíen: un familiar, un
profesor de confianza, un médico o un consejero escolar o religioso. Muchos
maestros y orientadores tienen la formación necesaria para ayudarte a
detectar y denunciar los malos tratos.

En algunos casos, las personas que son víctimas de violencia familiar tienen
que buscar un lugar seguro para vivir temporalmente. Tener que irse de casa
nunca es fácil, pero a veces es necesario para evitar futuros malos tratos. Las
personas que deben abandonar su casa para estar a salvo pueden encontrar los
datos de refugios locales en el directorio telefónico o pueden comunicarse con
las líneas de ayuda para casos de maltrato. En algunos casos pueden quedarse
en casa de un familiar o amigo.

Las víctimas de maltrato suelen sentirse asustadas, paralizadas o solas.


Buscar ayuda y apoyo es un primer paso importante para sentirse mejor.
Muchos adolescentes que han sido víctimas de maltrato se dan cuenta de que
las emociones dolorosas pueden persistir incluso después de que cesan los
malos tratos. Trabajar con un terapeuta es una de las maneras de superar los
complejos sentimientos y reacciones que conlleva el hecho de haber recibido
malos tratos, y el proceso puede ayudar a restablecer la seguridad, confianza y
autoestima perdidas.

ACTIVIDAD

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Responde las siguientes preguntas:

1. ¿Cómo identificarías una situación de abuso?

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2. ¿Qué medidas emplearías para erradicar el abuso?

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