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Se llama 

cambio climático a la variación global del clima de la Tierra. Esta variación se debe
a causas naturales y a la acción del hombre y se produce sobre todos los parámetros climáticos:
temperatura, precipitaciones, nubosidad, etc, a muy diversas escalas de tiempo.

En la actualidad existe un consenso científico, casi generalizado, en torno a la idea de que nuestro
modo de producción y consumo energético está generando una alteración climática global, que
provocará, a su vez, serios impactos tanto sobre la tierra como sobre los sistemas
socioeconómicos.

El calentamiento global consiste en el aumento de la temperatura de la tierra, mismo que se


refleja en los océanos y la atmósfera principalmente causado por la emisión de gases de efecto
invernadero expedidos por la actividad humana.

El calentamiento global ha existido desde siempre, sin embargo, debido a las actividades y
emisiones masivas del hombre este fenómeno se ha incrementado, especialmente la quema de
combustibles fósiles y los cambios en el uso del suelo, tales como la deforestación, así como varias
otras fuentes secundarias.
La sequía se define como déficit de lluvias durante un período de tiempo prolongado –una
temporada, un año o varios años– en relación con la media estadística multianual de la región en
cuestión. La falta de lluvia da lugar a un suministro insuficiente de agua para las plantas, los
animales y los seres humanos.

La sequía se define como déficit de lluvias durante un período de tiempo prolongado –una
temporada, un año o varios años– en relación con la media estadística multianual de la región en
cuestión. 

La sobreexplotación se refiere a la cosecha de recursos renovables al extremo de que no es posible


que se recuperen. La sobreexplotación persistente puede llevar a la destrucción de tales recursos.
El término se aplica a recursos naturales que incluyen plantas medicinales, pasturas, animales de
caza, pescaderías, bosques, acuíferos y otros recursos no renovables.2

Estos cambios de la biodiversidad en el mundo causan preocupación por razones éticas y estéticas,
y además tienen un gran potencial para alterar las propiedades de los ecosistemas y los bienes y
servicios que estos prestan a la humanidad.
La deforestación tiene muchos efectos negativos para el medio ambiente. El impacto más
dramático es la pérdida del hábitat de millones de especies. Setenta por ciento de los animales y
plantas habitan los bosques de la Tierra y muchos no pueden sobrevivir la deforestación que
destruye su medio. La deforestación es también un factor coadyuvante del cambio climático. Los
suelos de los bosques son húmedos, pero sin la protección de la cubierta arbórea, se secan
rápidamente. Los árboles también ayudan a perpetuar el ciclo hidrológico devolviendo el vapor de
agua a la atmósfera.

La contaminación por residuos plásticos es uno de los principales problemas medioambientales de


nuestro tiempo. Una media de 8 millones de toneladas de plástico son vertidas cada año a los
océanos, esto equivale a vaciar un camión de basura lleno de plásticos cada minuto. Si no
cambiamos de tendencia, en 2025 nuestros océanos tendrán 1 tonelada de plástico por cada 3 de
pescado, y en 2050 habrá más plásticos que peces.
Las especies invasoras son animales, plantas u otros organismos que se desarrollan
fuera de su área de distribución natural, en hábitats que no le son propios o con una
abundancia inusual, produciendo alteraciones en la riqueza y diversidad de los
ecosistemas. Cuando son transportados e introducidos por el ser humano en lugares fuera de
su área de distribución natural, consiguiendo establecerse y dispersarse en la nueva región se
les denomina especies exóticas invasoras resultando normalmente muy dañinas.

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