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Stanley Fischer
Rudiger Dornbusch
Richard Schmalensee
Luis Toharia y Esther Rabasco
(Traducción)
En 1776 Adam Smith, uno de los padres fundadores de la economía, sostenía que los individuos, al
actuar únicamente en beneficio propio, se ven llevados como por una mano invisible a promover el interés
público1. Tras él, muchos economistas han desarrollado el argumento de que la competencia es buena para el
conjunto de la sociedad.
La experiencia indica, ciertamente, que la competencia beneficia a los compradores porque lleva
consigo unos precios más bajos o un servicio mejor. Por ejemplo, en 1985, cuando la Northrop Corporation
ofreció su avión Tigershark al Ejército del Aire de Estados Unidos en competencia con el F-16 de General
Dynamics, esta última compañía bajó el precio del F-16 un 30 %, es decir, 6 millones de dólares. Cuando
Japón acordó restringir sus exportaciones de automóviles a Estados Unidos, reduciendo así la competencia
para los fabricantes norteamericanos, éstos elevaron los precios de sus automóviles. Durante los primeros
veinte años en que Eastern Airlines realizó su puente aéreo entre Nueva York y Boston, no servía refrescos
en el viaje; cuando Pan Am abrió en 1986 otro puente aéreo que le hacía la competencia, Eastern comenzó a
servir aperitivos y bebidas durante el vuelo.
Pero no está tan clara la lección exacta de estos ejemplos. En todos los casos, la competencia
beneficia a los consumidores, pero perjudica a algunos productores al bajar los precios. En algunos casos, el
aumento de la competencia perjudica incluso a algunos consumidores. Cuando se dividió el Bell System de
la AT&T, y entraron competidores en el teléfono de larga distancia, cayeron las tarifas de larga distancia
pero subieron las locales. El aumento de la competencia perjudicó a los usuarios que utilizaban
principalmente los servicios locales.
Adam Smith y los economistas posteriores han mostrado que la competencia perfecta es buena para
el conjunto de la economía porque genera una asignación eficiente de los recursos, es decir, una asignación
en la que no hay despilfarro. Comenzarnos definiendo y analizando en el apartado 1 el concepto de eficiencia
utilizado en este contexto. A continuación mostramos por que la competencia perfecta conduce a la
eficiencia. La idea fundamental es que los compradores y los vendedores bien informados sólo comercian
cuando se benefician ambos. Por tanto, el intercambio voluntario lleva a utilizar los recursos de tal manera
que mejora el bienestar de los participantes en la economía. Utilizaremos el análisis de la demanda de los
consumidores y de la oferta de las empresas desarrollado en capítulos anteriores para mostrar que en los
mercados perfectamente competitivos se realiza la cantidad correcta de producción y de intercambio. Los
apartados 2 y 3 se refieren a un solo mercado y el 4 al conjunto de una economía formada por mercados
perfectamente competitivos.
El contenido de este capítulo es esencial para comprender las virtudes –y algunas de las
limitaciones– del sistema de precios y, por tanto, para comparar el capitalismo con otros sistemas
económicos.
Las ventajas de la competencia se comprenden en general desde Adam Smith y quizá antes, pero el
sentido preciso en que la competencia perfecta asigna eficientemente los recursos fue definido formalmente
por el economista italiano Vilfredo Pareto (1848-1923)2. Los economistas utilizan su definición de
eficiencia, llamada eficiencia en el sentido de Pareto3.
En una situación eficiente en el sentido de Pareto no hay despilfarro. Si una vez que la sociedad ha
decidido qué, cómo y para quién producir aún es posible mejorar, al menos, el bienestar de una persona sin
1
Adam Smith, La riqueza de las naciones, Modern Library Edition, 1937, pág. 423.
2
El trabajo de Pareto más importante, publicado en 1909, está traducido al inglés con el título Manual of Political
Economy, Augustus M. Kelley, Nueva York, 1971. Antes de ser profesor de la Universidad de Lausana (Suiza) fue
ingeniero y directivo de compañías ferroviarias.
3
Los economistas utilizan indistintamente los términos “eficiencia en el sentido de Pareto” y “optimalidad en el sentido
de Pareto”.
2
empeorar el de alguna otra, están despilfarrándose recursos. La producción adicional obtenida eliminando
ese despilfarro puede utilizarse para mejorar el bienestar de alguna persona sin perjudicar a ninguna otra. En
el resto de este capítulo, demostraremos que los mercados perfectamente competitivos generan una
asignación de los recursos eficiente en el sentido de Pareto.
La eficiencia en el sentido de Pareto ofrece un criterio para saber si en una determinada situación hay
o no despilfarro. Pero este criterio no nos dice por sí solo cómo deben asignarse los recursos ya que sólo está
relacionado con dos de las tres cuestiones económicas básicas: qué producir y cómo producirlo. Evita
completamente la difícil cuestión del para quién. Los recursos pueden estar asignándose eficientemente (en
el sentido de Pareto) incluso en situaciones de extrema desigualdad, en las que unas personas estén
muriéndose de hambre y otras vivan en la opulencia.
Eficiencia y equidad
En el punto A, Diana obtiene todos los bienes de la sociedad. Su utilidad se encuentra en el nivel
máximo que puede alcanzar dados los bienes que existen (recuérdese que sólo obtiene utilidad de su propio
consumo y, por tanto, no le molesta el hecho de tener todo y de que Marga no tenga nada). En el punto B,
Marga tiene todos los bienes existentes y su utilidad también se encuentra en el nivel máximo posible.
Desplazándose de A a B, hay un intercambio ya que se transfieren bienes de Diana a Marga, empeorando
ininterrumpidamente el bienestar de la primera y aumentando el de la segunda. Tanto el punto A como el B
son eficientes en el sentido de Pareto, porque en ninguna de las dos situaciones es posible mejorar el
bienestar de una persona sin empeorar el de la otra.
Analicemos ahora el caso de los puntos C, D y E. El C no es eficiente en el sentido de Pareto. Es
posible mejorar el bienestar de Diana desplazándose al punto D situado en la frontera de posibilidades de
utilidad. También es posible mejorar el bienestar de Marga desplazándose al E. De hecho, en cualquier punto
situado entre D y E ambas personas disfrutan de un mayor bienestar que en C. El concepto de eficiencia en el
3
sentido de Pareto es útil para identificar situaciones como la C, en las que es posible mejorar, al menos, el
bienestar de una persona sin empeorar el de ninguna otra.
La principal limitación del concepto de eficiencia en el sentido de Pareto es que no permite clasificar
los puntos de la frontera de posibilidades de utilidad. Por ejemplo, trasladándose de D a E es posible mejorar
el bienestar de Marga, pero a costa de Diana, cuya situación empeora. Tanto D como E son eficientes en el
sentido de Pareto, porque no es posible mejorar el bienestar de una persona sin empeorar el de la otra. Los
puntos A y B también son eficientes en el sentido de Pareto. De hecho, todos los puntos situados en la
frontera de posibilidades de utilidad son eficientes en el sentido de Pareto. En cambio, ninguno de los puntos
situados por debajo de la frontera lo es, ya que trasladándose a ésta podemos mejorar, al menos, el bienestar
de una persona sin reducir la utilidad de la otra.
El concepto de eficiente en el sentido de Pareto se basa en el juicio de valor relativamente poco
controvertido de que el despilfarro es algo malo, ya que es posible mejorar el bienestar de algunas personas
si se puede eliminar éste. Pero este juicio de valor no es suficiente para saber totalmente cómo deben
asignarse los recursos. Para elegir uno de los puntos eficientes en el sentido de Pareto, debemos abordar
explícitamente la cuestión de la equidad o la justicia. Mientras que la mayoría de las personas está de
acuerdo en que el despilfarro es malo, es mucho más difícil que se ponga de acuerdo en estas otras
cuestiones. La mayor parte de nosotros piensa que los puntos A y B de la Figura 10-1 son “injustos”, por
ejemplo, pero no hay razón alguna para que nosotros (y no digamos Marga y Diana) escojamos
probablemente el mismo punto eficiente en el sentido de Pareto como el punto socialmente mejor. No existe
ninguna fórmula científica, exenta de juicios de valor, para elegir entre las asignaciones de los recursos
eficientes en el sentido de Pareto.
En el resto de este capítulo mostraremos que la asignación de los recursos es eficiente en el sentido
de Pareto cuando los mercados son perfectamente competitivos. En otras palabras, los mercados
perfectamente competitivos garantizan que la economía alcanzará automáticamente un punto de la curva de
posibilidades de utilidad, un punto en el que no pueda mejorarse el bienestar de ninguna persona sin
empeorar el de alguna otra. Pero ¿significa eso que las asignaciones de los recursos competitivas y eficientes
en el sentido de Pareto son socialmente óptimas en algún sentido? Desgraciadamente no. No existe razón
alguna para pensar que una economía competitiva acabara situándose en el punto eficiente en el sentido de
Pareto que es el mejor desde el punto de vista social.
Por ejemplo, todos los miembros de la sociedad pueden estar de acuerdo en que es preferible una
distribución de la renta más igualitaria a una menos igualitaria. Así, generalmente se prefieren puntos como
el D de la Figura 10-1 a los que suponen una desigualdad extrema, como el A y el B. Pero nada impide a una
economía competitiva producir una distribución de la renta sumamente desigual. En ese caso, la asignación
de los recursos sería eficiente en el sentido de Pareto pero no tendría por qué ser socialmente óptima, ya que
la sociedad preferiría estar en algún otro punto de la frontera de posibilidades de utilidad.
De hecho, muchas de las cuestiones más controvertidas en economía y en política están relacionadas
con medidas que beneficiarían a un grupo (inquilinos, agricultores, fabricantes de automóviles) a costa de
otros. En estas cuestiones entran en juego los valores sociales y la valía que se atribuye a los diferentes
grupos de la población, y la formación que reciben los economistas no les da una capacitación especial para
abordar estos temas. No están especialmente capacitados para juzgar la valía de los agricultores, por ejemplo,
o para decidir si la agricultura familiar es una institución única, la médula espinal de los valores del país, que
merece el apoyo de los contribuyentes para que sobreviva.
¿Significa eso que el concepto de eficiencia en el sentido de Pareto y la conclusión de que los
mercados perfectamente competitivos asignan eficientemente los recursos sólo son valiosos en los debates
sobre las virtudes del capitalismo? No. El concepto de eficiencia en el sentido de Pareto es muy útil, ya que
eliminar el despilfarro siempre es una buena idea.
Existen muchos casos en los que los economistas que comprenden el concepto de eficiencia en el
sentido de Pareto pueden desempeñar un importante papel en la identificación de maneras eficientes de
utilizar los recursos escasos para alcanzar los objetivos de la política. Por ejemplo, los economistas pueden
demostrar a menudo que existen métodos más baratos que los programas agrícolas actuales para
proporcionar a los agricultores el nivel de renta que los políticos creen que merecen. También pueden
calcular lo que les cuesta a los consumidores (en forma de precios más altos de los automóviles) el trabajo de
cada trabajador del automóvil que se salva restringiendo las importaciones (en 1984 la cifra ascendía a
165.000 $ al año) y sugerir fórmulas más baratas para ayudar a estas personas y permitir a los consumidores
4
beneficiarse de la competencia procedente de los fabricantes extranjeros de automóviles. Así pues, el
concepto de eficiencia en el sentido de Pareto dista de ser inútil para tomar decisiones relacionadas con la
política pública.
En este apartado veremos que los mercados perfectamente competitivos asignan eficientemente los
recursos. Mostraremos, en primer lugar, que en condiciones de equilibrio perfectamente competitivo el valor
que dan los consumidores a una unidad adicional de producción es exactamente igual al costo marginal de
producirla. A continuación analizaremos las implicaciones de esta igualdad, primero para la optimalidad
social y después para el funcionamiento del sistema de precios.
La Figura 10-2 ilustra esta condición. En los niveles de producción situados por debajo del nivel de
equilibrio perfectamente competitivo, Q0 , los consumidores están dispuestos a pagar por una unidad
adicional un precio superior al costo marginal. Por ejemplo, en el nivel de producción Q1 , están dispuestos a
pagar 4$ por una unidad adicional del bien, cifra superior al costo marginal que tiene para la economía la
producción de 1 unidad más, que es 2 $ en este caso. Por tanto, es posible mejorar el bienestar de los
consumidores reduciendo la utilización de trabajo y de otros recursos productivos en otras industrias y
transfiriéndolos a este mercado con el fin de poder aumentar la producción. En una economía de mercado
esto ocurre automáticamente. En la medida en que los consumidores estén dispuestos a pagar un precio
superior al costo marginal de la producción adicional, las empresas elevarán este nivel de producción con el
fin de maximizar el beneficio y los consumidores comprarán esta mayor producción con el fin de maximizar
la utilidad. Ambas partes se beneficiarán del incremento de la producción y del intercambio siempre que el
nivel de producción sea inferior al nivel de equilibrio perfectamente competitivo.
4
Los costos de la industria sólo son los mismos si todos los demás mercados de la economía son competitivos,
incluidos los de capital, trabajo y otros factores productivos, y no existe ninguna de Las otras fuentes de fallos del
mercado analizadas en el Capítulo 3. En este capítulo partimos de estos supuestos, ya que estamos ocupándonos de las
economías que son perfectamente competitivas.
5
FIGURA 10-2. LA OFERTA Y LA DEMANDA EN UNA INDUSTRIA COMPETITIVA. La curva de oferta de
una industria competitiva muestra el costo marginal de producción de cada unidad adicional del bien. La
curva de demanda representa el valor que conceden los consumidores a cada una. Por ejemplo, cuando la
cantidad es Q1 , los consumidores están dispuestos a pagar 4$ por una unidad adicional y el costo marginal es
de 2$ solamente.
En cambio, si la producción es superior a ese nivel, el ahorro de costos que se consigue reduciéndola
es superior a la pérdida que experimentan los consumidores. Por tanto, la eficiencia exige reducir la
producción: en esta industria debe reducirse la utilización de los recursos, ya que hay otros usos más valiosos
para los consumidores. La valoración marginal de los consumidores sólo es exactamente igual al costo
marginal de producir una unidad adicional en el punto E. No existe ninguna forma de producir y vender más
para mejorar el bienestar tanto de los compradores como de los vendedores, ya que ningún comprador está
dispuesto a pagar el costo marginal de producción,
La optimalidad social
En el punto E cada consumidor valora la última unidad de sus compras a su costo marginal, es decir,
al costo de producirla. Por tanto, dada la renta de cada consumidor, el mercado competitivo asigna
eficientemente los recursos: en cualquier punto que no sea el E podría mejorarse el bienestar de todos los
consumidores. Si se produjera una cantidad menor que Q0,, todos estarían dispuestos a pagar un precio
superior al costo marginal de producir esa unidad adicional para elevar la producción en este mercado. Si se
produjera una cantidad mayor que Q0, cada consumidor daría a la última unidad del bien consumida un valor
menor que su costo marginal y disfrutaría de un mayor bienestar si los recursos utilizados para producir ese
bien se emplearan para producir otros.
Por tanto, dada la renta de cada consumidor, un mercado competitivo maximiza el bienestar de cada
uno. En consecuencia, la asignación de los recursos es eficiente en el sentido de Pareto. Pero como hemos
señalado, no tiene por qué ser socialmente óptima. Cuando decimos que los mercados asignan eficientemente
los recursos, "tamos considerando implícitamente que la distribución de la renta en la sociedad está dada.
Para saltar de la eficiencia en el sentido de Pareto a la optimalidad social necesitamos afirmar que la
distribución de la renta existente es óptima.
Los mercados dan exactamente el mismo trato a los dólares que gastan los millonarios que a los que
gastan los desvalidos. Si, como a veces se dice, la gente decide con sus dólares la asignación de los recursos
en una economía de mercado, los ricos tienen más votos que los pobres. Por ejemplo, el valor marginal que
se asigna a los alimentos en un mercado competitivo es el mismo para todos los individuos. Pero si se
redistribuyera la renta en favor de los pobres, los más pobres de la sociedad consumirían más alimentos,
variaría el valor marginal que daría cada consumidor a éstos y cambiaría la cantidad de alimentos producida5.
La distribución de la renta determina, pues, tanto el valor que da la economía a cada bien como la asignación
eficiente en el sentido de Pareto que genera la competencia perfecta.
5
Naturalmente, los que antes eran ricos consumirían menos. Pero como la elasticidad-renta del consumo de alimentos
es menor que 1, el aumento del consumo de los que. antes eran pobres sería casi con toda seguridad superior a la
reducción del consumo de los que antes eran ricos.
6
A continuación describimos las valoraciones del mercado como valoraciones de la sociedad. Esto
sólo es estrictamente cierto si la distribución actual de la renta es socialmente óptima, supuesto que es
necesariamente controvertido. Algunas personas sostienen que la distribución de la renta en una sociedad
rica como la nuestra en la que casi la mitad de los niños negros viven en la pobreza no tienen nada de
“óptima”. Sin embargo, otros replican que si la gente no aprobara en conjunto la distribución de la renta
existente, pediría a sus representantes electos que utilizaran los impuestos y las transferencias para
modificarla. De hecho, muchas medidas que interfieren en el funcionamiento de los mercados competitivos
tienen por objeto modificar la distribución de la renta. En todo caso, una vez señalado su carácter
controvertido, partiremos del supuesto de que la distribución de la renta es óptima. En este caso especial, el
sistema de precios de los mercados competitivos garantiza la asignación de los recursos socialmente óptima,
es decir, el punto correcto de la frontera de posibilidades de utilidad.
En una economía de mercado competitiva, los precios dirigen los recursos hacia sus usos óptimos.
Por ejemplo, en condiciones competitivas el precio al que puede venderse una bicicleta guía la decisión del
productor de incurrir o no en el costo marginal de fabricar otra. El precio también guía la decisión del
consumidor de comprar o no una. Generalmente, le da igual el costo marginal de la producción de la
bicicleta; utiliza el precio para ver si disfrutaría de un mayor bienestar comprando una bicicleta o comprando
otra cosa.
Del mismo modo, el precio de mercado del trigo es igual al valor marginal que dan los consumidores
a la posibilidad de disponer de una mayor cantidad de trigo. Si un agricultor decide producir más trigo, el
valor marginal que tiene esa producción para los consumidores debe ser, al menos, igual a su costo marginal
o, de lo contrario, se despilfarran recursos. Si tanto los compradores como los vendedores están bien
informados, sólo se produce trigo y bicicletas cuando ambas partes disfrutan de un mayor bienestar como
consecuencia. El precio de mercado, al actuar de intermediario entre el consumidor y el productor, hace que
el valor que dan los consumidores a los productos sea igual al costo marginal de producción.
Los precios también guían la respuesta del sistema de mercado a las variaciones de las condiciones
de la demanda y el costo. Supongamos que la curva de demanda de naranjas se desplaza de D a D' en la
Figura 10-3 y que a muy corto plazo las empresas no pueden ajustar su producción y continúan produciendo
Q0, que es la cantidad inicial de equilibrio. Ahora los consumidores valoran una naranja adicional en P2, muy
por encima del costo marginal de producción. La sociedad puede disfrutar de un mayor bienestar
produciendo más naranjas, ya que los consumidores están dispuestos a renunciar a P2, para obtener otra
naranja pero sólo cuesta P0, aumentar la producción de naranjas en 1 unidad.
7
Si la producción permanece en Q0, el precio subirá a P2 . Dado que éste es superior al costo marginal,
las empresas pueden obtener más beneficios cultivando más naranjas. Y seguirán aumentando su producción
hasta que la industria se encuentre en equilibrio en el punto E1 , en el que el precio y la cantidad son P1 y Q1,
respectivamente. En este nuevo punto de equilibrio, el nivel de producción es óptimo desde el punto de vista
de la sociedad en su conjunto.
En todo este proceso, los consumidores y los productores se fijan exclusivamente en el precio, Los
consumidores no tienen que saber nada de las técnicas o de los costos de producción de naranjas y los
productores no tienen que preguntar a los consumidores cuánto estarán dispuestos a pagar por un aumento de
la producción de naranjas. No es necesaria ninguna dirección ni planificación central. Los precios transmiten
toda la información necesaria a todos los que participan en el mercado.
La Figura 10-4 muestra la curva de demanda de pendiente negativa que indica el valor marginal de
cada unidad del bien consumida en un determinado período. Tiene pendiente negativa porque las reducciones
del precio de un bien o servicio animan a los consumidores a adquirirlo en lugar de otros productos
sustitutivos. Al bajar los precios, los consumidores utilizan una mayor cantidad del bien, comprando así
unidades que tienen un valor marginal menor. Cuanto más bajo sea el precio de las hamburguesas, más se
comerán a la semana; cuantas más hamburguesas se coman a la semana, menos placer aportará la última.
Suponemos que los consumidores pueden comprar, de hecho, cualquier cantidad del bien a un precio
dado, P0. Nos interesa la cantidad que están dispuestos a pagar y la que pagan realmente. Están dispuestos a
pagar P2 por la primera unidad del bien, pero sólo tienen que pagar P0. Por tanto, tienen un excedente de P2 –
P0 en la primera unidad, igual al área A y un excedente igual al área B en la segunda unidad. En total, el
excedente del consumidor (medido en unidades monetarias) correspondiente al precio P0 es igual al área
sombreada.
El área sombreada de la Figura 10-4 muestra los beneficios totales que reciben los consumidores por
poder comprar el bien al precio P0. Si estamos dispuestos a dar un paso más, también podemos interpretarlo
como la valoración que hace la sociedad del excedente de los consumidores. Este paso consiste en suponer
que un dólar de beneficios para un consumidor también es un dólar de beneficios para la sociedad, lo cual
equivale a suponer que la distribución de la renta de la sociedad es óptima, supuesto que ya hemos analizado
y que volvemos a subrayar de nuevo. Sin este supuesto no tienen sentido los excedentes de los diferentes
individuos.
También existe un excedente en el lado de la oferta. Las empresas obtienen un excedente de los
productores en cada unidad del bien que venden a un precio superior al costo marginal de producirla6.
La Figura 10-5 muestra cómo se calcula. La curva de oferta indica el costo marginal de producir
cada unidad: es el precio mínimo al que los productores estarían dispuestos a venderla. Pero si el precio real
6
Este excedente no se manifiesta necesariamente todo él en forma de beneficio. Si los productores de vino arriendan su
tierra, las rentas probablemente aumentarán si la demanda de vino aumenta acusadamente. En general, parte del
excedente de los productores adoptará la forma de rentas económicas (que se analizan en el Capítulo 16) recibidas por
los oferentes de factores especializados.
8
es P0 , el excedente de los productores será igual al área sombreada de la Figura 10-5. Se obtiene de la misma
forma que el excedente de los consumidores de la 10-4. Los productores están dispuestos a vender la primera
unidad a CM1, pero pueden venderla a un precio más alto, P0 . Por tanto, disfrutan de un excedente igual al
área sombreada A. La segunda unidad se puede producir a CM2; si el precio de venta es P0 , se obtiene un
excedente de los productores igual al área B. El excedente total de los productores consiste, pues, en toda el
área sombreada que se encuentra por encima de la curva CM y por debajo del precio dado.
FIGURA 10-5. EL EXCEDENTE DE LOS PRODUCTORES. La curva de costo marginal, CM, es escalonada. El
precio es P0. La empresa produce la primera unidad con un costo de CM, pero la vende a un precio P0;
realiza un excedente igual al área sombreada A. El excedente de los productores de la segunda unidad de
producción es B, y así sucesivamente. Si la empresa o la industria produce la cantidad Q0 , el excedente total
de los productores es toda el área sombreada.
9
Eficiencia del equilibrio competitivo
· El valor que tiene para la sociedad el aumento de la producción en una industria es igual a
la suma del excedente adicional de los consumidores y el excedente adicional de los
productores. Está representada por el área situada entre la curva de demanda y la curva
de oferta entre el antiguo nivel de producción y el nuevo.
El área sombreada A de la Figura 10-6 mide el beneficio derivado del aumento de la producción de
Q1 , a Q2 . El gráfico muestra claramente que hay una ganancia neta: en el nivel de producción Q1 , la
valoración marginal de los consumidores es superior al costo marginal, por lo que el incremento de la
producción a Q2 eleva el bienestar en toda el área A. Por tanto, debe aumentarse la producción a Q2 , Pero en
Q2 la valoración marginal sigue siendo superior al costo marginal, por lo que debe aumentarse aún más la
producción. De hecho, debe aumentarse hasta el punto Q0 , ya que un aumento de Q2 , a Q0 , elevará aun más
el excedente, en una cantidad igual al área B. Si se produce una cantidad superior a Q0 , el excedente total
disminuye ya que los consumidores dan a la producción adicional un valor inferior al costo marginal de
producirla. Por tanto, en el punto Q0 se maximiza la suma del excedente de los consumidores y el de los
productores.
10
El análisis del excedente de los consumidores y de los productores muestra por qué el equilibrio
perfectamente competitivo es eficiente: todo alejamiento de dicho equilibrio empeorará el bienestar de los
compradores y de los vendedores. Si la producción es inferior al nivel de equilibrio competitivo, no se
produce una cantidad suficiente; es decir, si se produce más, los productores y los consumidores obtienen
una ganancia neta. Si la producción es superior al nivel de equilibrio, su reducción aumentará la suma del
excedente de los consumidores y de los productores, generando una ganancia neta a la sociedad en su
conjunto.
Las empresas maximizadoras del beneficio y los consumidores se interrelacionan para establecer un
equilibrio en el que la valoración marginal sea igual al costo marginal y se maximice la suma del excedente
de los productores y de los consumidores solamente en condiciones de competencia perfecta. En el
monopolio y en otros tipos de competencia imperfecta se limita la oferta para que el valor que dan los
consumidores a los bienes sea superior al costo marginal. Dado que el excedente de los consumidores más el
de los productores sólo se maximiza en el nivel de producción competitivo, el aumento de los beneficios que
genera la restricción monopolística de la producción es menor que la disminución del excedente de los
consumidores. En el Capítulo 11 analizaremos estas cuestiones detalladamente.
Eficiencia y equidad
11
caseros. La Figura 10R-1a muestra sus efectos a corto plazo. La curva de oferta a corto plazo, SC , y la curva
de demanda a corto plazo, DS son inelásticas. El alquiler de equilibrio a corto plazo de este mercado es PC ;
sin embargo, los controles de los alquileres prohiben a los caseros cobrar un alquiler superior a PC , por lo
que limitan la oferta a QSC . Los controles producen un exceso de demanda igual a QDC – QSC porque se
demandan más apartamentos al precio P de los que se ofrecen a ese precio. Si las curvas de demanda y de
oferta son suficientemente inclinadas, esta diferencia no será suficientemente grande para provocar la
aparición de largas colas de personas en busca de apartamento.
¿Quién de la cola los conseguirá? Una posible regla es “el primero que llegue”. Pero a menudo los
controles dan lugar a un mercado negro en el que los que no pueden conseguir un apartamento pagan
ilegalmente a los caseros para colocarse los primeros. Los mercados negros son frecuentes siempre que se
racionan los bienes, ya sean alimentos y ropa en la Unión Soviética o apartamentos en Nueva York.
FIGURA 10R-1. LOS EFECTOS A CORTO PLAZO Y A LARGO PLAZO DEL CONTROL DE LOS
ALQUILERES. Tanto a corto plazo (a) como a largo plazo (b), la limitación de los alquileres a PC transfiere
una cantidad igual a A de los caseros a los consumidores y produce una pérdida neta a la sociedad que es
igual a la suma de las áreas B y C A largo plazo, la transferencia es menor y la pérdida es mayor que a corto
plazo.
12
elásticas que las curvas a corto plazo son más elásticas que las curvas a corto plazo que muestra la Figura
10R-1ª. Como consecuencia, el exceso de demanda de viviendas de alquiler, QDL – QSL , es mucho mayor a
largo plazo. A largo plazo, los caseros tienen muchas más posibilidades de reducir la oferta de vivienda en
respuesta a una reducción de los alquileres simplemente dejando de mantener los edificios o cerrándolos. La
cantidad transferida de los terratenientes a los inquilinos es menor, porque la oferta de vivienda se reduce y
el costo de esa transferencia aumenta.
Nota: Para un interesante –y desalentador– análisis de la influencia del duradero programa de control de los alquileres
que confirma la implicación de que los controles de los alquileres reducen la oferta de vivienda a largo plazo, véase
“Urban Decay and Regulatory Sprawl”, Regulation, septiembre/octubre, 1985.
Los economistas también pueden hacer otro tipo de aportación. El punto de la frontera de
posibilidades de utilidad de la sociedad que alcanza una economía competitiva depende de quién posea los
recursos. Si Diana posee todo el capital de la sociedad, la competencia generará un punto cercano al A de la
frontera de la Figura 10-1; si se aumenta la proporción de capital de Marga se desplaza el resultado
competitivo hacia A. Si fuera posible redistribuir los recursos entre los individuos sin afectar a la eficiencia,
una economía competitiva podría alcanzar cualquier asignación óptima en el sentido de Pareto. Eso significa
que es posible encontrar asignaciones equitativas de los recursos que también sean eficientes. Los
economistas que participan en la elaboración de la política tratan de buscarlas.
El análisis del control de los alquileres presentado en el Recuadro 10-1 muestra una aplicación de la
economía del bienestar. Otra cuestión sobre la que quizá el lector tenga una opinión son las guarderías.
¿Debe facilitar la sociedad guarderías a todas las madres que trabajan? ¿O debe permitirles simplemente
realizar una deducción fiscal que sea suficiente para utilizarlas? ¿O debe olvidarse de los problemas
especiales de los padres que trabajan? Una sencilla respuesta es que la sociedad debe facilitar guarderías a
todo el que las necesite. Pero ¿qué ocurre si una hora adicional de guardería cuesta 39 $ pero sólo vale 13 $
para las madres que trabajan?
No basta simplemente con hacer una larga lista de las cosas que el Estado “debería” suministrar y no
preguntarse quién las pagaría. Debemos preguntarnos, al menos, si los distintos servicios valen, en el
margen, para sus beneficiarios lo que te cuesta a la sociedad suministrarlos. Esta puede decidir a través del
proceso político suministrar servicios cuyo beneficio marginal sea muy inferior al costo marginal. Pero como
los recursos son limitados, debería ser consciente, al menos, de los costos de los bienes o servicios que
suministra por motivos de equidad.
A continuación pasamos del estudio del equilibrio de un único mercado competitivo al análisis del
equilibrio general de una economía en la que todos los mercados son perfectamente competitivos. Nuestro
análisis se basa en las propiedades de la conducta de los consumidores y de la oferta competitiva estudiadas
en los capítulos anteriores. Mostramos que cuando los consumidores maximizan la utilidad, igualando los
cocientes entre las utilidades marginales y las relaciones de precios, y las empresas igualan los costos
marginales y los precios a los que se enfrentan, los recursos de la economía se asignan eficientemente.
Primero examinaremos los consumidores, después los productores y, por último, los mercados.
Compararemos los requisitos de la eficiencia en el sentido de Pareto con las implicaciones de la
maximización de la utilidad, la maximización del beneficio y, por último, el equilibrio del mercado.
7
Nota para los profesores: el contenido de este apartado es más difícil que el del resto, por lo que puede omitirse sin
pérdida de continuidad.
13
UMA PA
=
UMB PB
(2)
El primer miembro de la ecuación (2), el cociente de las utilidades marginales, es igual a la relación
marginal de sustitución del consumidor entre las manzanas y los plátanos8.
Supongamos, por ejemplo, que UMA/UMB es 4 y que UMA es 20 y UMB es 5. Renunciando a una
manzana el consumidor pierde 20 útiles. Para compensarle, tiene que recibir cuatro plátanos. En el otro
sentido, estaría dispuesto a renunciar a cuatro plátanos para obtener una manzana adicional. Por tanto, en este
caso, la relación marginal de sustitución de plátanos por manzanas es 4 (= 20/5).
Dado que el cociente de las utilidades marginales es igual a la relación de precios, decimos que
PA
RMSAB =
PB
· Una asignación de los recursos es eficiente en el consumo si es imposible reasignar entre los
consumidores las cantidades totales consumidas de cada bien para mejorar, al menos, el
bienestar de uno sin empeorar el de ningún otro. Dado que la RMS entre cualquier par de
bienes es igual para todos los consumidores en una economía perfectamente competitiva,
en una economía de ese tipo el equilibrio es eficiente en el consumo.
Este es el primer paso de la demostración de que el sistema de precios asigna eficientemente los
recursos. El siguiente consiste en introducir en el análisis a los productores.
En el Capítulo 9 mostramos que cada una de las empresas de una industria competitiva elige el nivel
de producción en el que el costo es igual al precio. Por tanto, en condiciones competitivas, en el caso de
todas las empresas que producen manzanas y plátanos.
8
Este concepto también se ha analizado anteriormente en el apéndice del Capítulo 6.
14
CMA = PA y CMB = PB (4)
Dado que el costo marginal de producir manzanas es el mismo para todos los productores de
manzanas, no es posible reasignar la producción total de manzanas entre las empresas para reducir el costo
total de la industria de manzanas. Si los CM de todas las empresas no son iguales, el costo total de la
industria se reduce si las empresas que tienen un CM bajo aumentan la producción y las que tienen un CM
alto la reducen. Cuando los costos marginales son todos iguales, no es posible llevar cabo una resignación
que reduzca los costos y tenemos eficiencia en la producción.
Para producir más manzanas, habrá que detraer tierra, trabajo y otros recursos de la producción de
plátanos (u otros bienes). Otra manera de entender el costo marginal de producir manzanas es fijarse en la
reducción de la producción de plátanos que sería necesaria para producir una manzana más. Esta idea es
recogida por la relación marginal de transformación.
Supongamos que se produce una manzana menos; de esa manera se liberan recursos que valen CMA
¿Cuántos plátanos puede obtener la sociedad utilizando esos recursos? Obtener un plátano cuesta a la
sociedad CMB , por lo que unos recursos por valor de un dólar pueden producir 1/CMB plátanos. Por tanto, la
sociedad puede obtener CMA/CMB, más plátanos renunciando a una manzana, y la relación marginal de
transformación de las manzanas en plátanos es igual a este cociente.
CMA
RTMAB = (5)
CMB
PA
RMTAB = (6)
PB
9
La relación marginal de transformación de un bien por otro depende de las cantidades de todos los bienes y servicios
que produzca la economía. Si sólo produce dos, la RMT de uno por otro es igual a – 1 multiplicado por la pendiente
(negativa) de la frontera de posibilidades de producción analizada anteriormente en el Capítulo 1.
15
Eficiencia en el intercambio y optimalidad en el sentido de Pareto
Combinando los dos bloques, obtenemos un resultado fundamental sobre la competencia perfecta.
Este resultado implica que no es posible mejorar el bienestar de los consumidores modificando la
combinación de bienes producidos. Por tanto, hemos demostrado que en una economía competitiva el
sistema de precios asigna eficientemente los recursos.
Para ver por qué es así, consideremos un ejemplo específico en el que la relación marginal de
transformación de A en B no es igual a la correspondiente relación marginal de sustitución. Sea la relación
marginal de transformación 3, lo que significa que para producir una manzana más hay que reducir la
producción de plátanos en tres. Supongamos que la relación marginal de sustitución es 4, por lo que los
consumidores valoran una manzana adicional cuatro veces más que un plátano. La primera fila del Cuadro
10-1 ilustra esta situación.
¿Cómo debe modificarse la asignación de los recursos en este caso? Si la sociedad produce una
manzana más y tres plátanos menos, los consumidores disfrutarán de un mayor bienestar ya que todos
prefieren una manzana a tres plátanos. La segunda fila del Cuadro 10-1 muestra el caso contrario. Si la
relación marginal de transformación de las manzanas es superior a la correspondiente relación marginal de
sustitución, es posible mejorar el bienestar de todos los consumidores aumentando la producción de plátanos.
Dado que éstos preferirían tener cinco plátanos a una manzana (estarían dispuestos a cambiar una manzana
por tres plátanos o más), debe reducirse la producción de manzanas y elevarse la de plátanos.
Hemos establecido, pues, que una economía perfectamente competitiva es eficiente en el
intercambio.
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· En una economía perfectamente competitiva, todos los bienes se producen eficientemente
(eficiencia en la producción) y se asignan eficientemente entre los consumidores (eficiencia
en el consumo). Además, no es posible modificar la combinación de bienes producidos para
mejorar el bienestar de los consumidores (eficiencia en el intercambio). Por tanto, la
asignación de los recursos a que da lugar una economía competitiva es eficiente en el
sentido de Pareto.
Los precios desempeñan el papel más importante en la conducción de una economía competitiva
hacia la asignación de los recursos óptima en el sentido de Pareto. En condiciones competitivas, el cociente
entre el precio de A y el de B es el costo marginal de oportunidad de producir A en función de la cantidad en
que debe reducirse la producción de B (RMTAB). Por tanto, los precios indican a los consumidores que
compren relativamente poco de A cuando su costo de oportunidad expresado en B es alto.
Del mismo modo, el cociente entre el precio de A y el de B es exactamente igual al cociente entre la
valoración marginal que hacen los consumidores de A y la que hacen de B (RMSAB). Los precios indican,
pues, a las empresas que produzcan una gran cantidad de A y relativamente poco de B cuando los
consumidores conceden un elevado valor a A en relación con B.
Las economías reales producen miles de bienes y servicios diferentes. Pero en la medida en que
todos los mercados sean competitivos, todas las relaciones de precios serán iguales al costo de oportunidad
de un bien en función de otro. Esas relaciones de precios ayudarán, a su vez, a los consumidores a tomar
decisiones de gasto que tengan totalmente en cuenta los costos que tiene para la sociedad satisfacer sus
demandas. Si sube el precio del petróleo, también subirá el de la gasolina, el del gasoil para calefacciones,
los viajes en avión y los plásticos producidos con petróleo. Los consumidores se verán llevados “como por
una mano invisible” a modificar su conducta con el fin de reducir la demanda de estos productos y ahorrar
petróleo.
Del mismo modo, si cambian los gustos de los consumidores, variarán los precios de mercado y los
productores se verán llevados, sin ninguna planificación ni dirección central, a modificar el patrón de
producción con el fin de responder al nuevo patrón de gustos.
La distribución de la renta
Merece la pena repetir una vez más que el concepto de eficiencia en el sentido de Pareto es muy
limitado. Utilizando la frontera de posibilidades de utilidad de la Figura 10-1, una economía perfectamente
competitiva podría encontrarse en cualquier punto de la frontera. Es muy posible para una economía
encontrarse en un equilibrio eficiente en el sentido de Pareto en el que algunas personas estén muriéndose de
hambre y otras no tengan donde guarecerse.
¿Qué utilidad tiene la demostración de que los mercados perfectamente competitivos asignan
eficientemente los recursos? Decir que la competencia asigna eficientemente los recursos es decir que
evita el despilfarro. Esta parte de la demostración de las virtudes de la competencia es ampliamente
aceptada. Pero decir que la competencia genera la mejor asignación de los recursos es aceptar la
distribución de la renta determinada por el mercado, y esta afirmación es necesariamente un juicio de
valor. Aún así, los economistas, incluso los que piensan que la distribución de la renta existente es
injusta, normalmente defienden los mercados competitivos, principalmente porque éstos funcionan bien
cualquiera que sea la distribución de la renta. Incluso aunque la renta se redistribuya mediante el sistema
fiscal o de alguna otra manera, la competencia generará una asignación eficiente de los recursos con la
nueva distribución de la renta. Por otra parte, los costos económicos resultantes que entraña impedir que
funcionen los mercados competitivos, estableciendo, por ejemplo, controles de los alquileres, pueden ser
bastante altos para la sociedad en su conjunto, y a veces incluso para las personas a las que se pretende
beneficiar alterando el resultado producido por el sistema de precios.
Resumen10
10
Los apartados del resumen, los términos clave y los problemas señalados con un asterisco se refieren a lo tratado en el
apartado 4.
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1. Los economistas utilizan una definición muy específica de eficiencia económica. Una situación
es eficiente en el sentido de Pareto cuando no es posible mejorar el bienestar de ninguna persona
sin empeorar el de alguna otra.
2. El concepto de eficiencia en el sentido de Pareto es restrictivo porque no se puede utilizar para
comparar muchas situaciones del mundo real en el que una medida mejora el bienestar de
algunas personas solamente a costa de empeorar el de otras.
3. En un equilibrio perfectamente competitivo, el costo marginal de producir un bien es igual al
valor marginal que conceden los consumidores a ese bien. Son iguales porque las empresas
igualan el costo marginal y el precio y las economías domésticas igualan la valoración marginal
y el precio. Dado que todo el mundo se enfrenta a los mismos precios, el equilibrio competitivo
implica la igualdad del costo marginal y la valoración marginal.
4. Los niveles de producción inferiores a los que indica el equilibrio competitivo son ineficientes
porque los consumidores están dispuestos a pagar un precio superior al costo marginal por un,
aumento de la producción. En los niveles de producción superiores a los que indica el equilibrio
competitivo los costos que se ahorran los productores son superiores a las pérdidas que
experimentan los consumidores como consecuencia de la reducción del consumo.
5. El excedente de los consumidores –la diferencia entre la cantidad que están dispuestos a pagar
por un bien y la que pagan realmente– se mide por el área situada entre la curva de demanda y el
precio que pagan.
6. El excedente de los productores –la diferencia acumulativa entre el precio y la cantidad a la que
estarían dispuestos a ofrecer un bien– se mide por el área situada entre la curva de oferta y la
recta del precio.
7. En la medida en que estemos dispuestos a considerar que una unidad monetaria de beneficios
para un individuo es igual a una unidad monetaria de beneficios para la sociedad, los excedentes
de los consumidores y los productores también miden los beneficios para la sociedad.
8. Cuando la economía no se encuentra en el punto de equilibrio competitivo, es posible aumentar
la s~ del excedente de los, consumidores y de los productores desplazando la producción hacia el
equilibrio competitivo, Esta es otra forma de demostrar que el equilibrio competitivo en una sola
industria es eficiente.
9. * La relación marginal de sustitución del bien A por el B es el número de unidades del bien B
que se necesitan para compensar al consumidor por la renuncia a 1 unidad del A. Es igual al
cociente entre la utilidad marginal del bien A y la del B.
10. *Dado que las relaciones marginales de sustitución son iguales a las mismas relaciones de
precios para todos los consumidores en condiciones competitivas, los equilibrios competitivos
son eficientes en el consumo: no es posible reasignar las ofertas de bienes entre los
consumidores para mejorar el bienestar de alguno sin empeorar el de ningún otro.
11. *En condiciones competitivas, todos los productores de un bien igualan el costo marginal y el
precio, lo que significa que hay eficiencia en la producción: es imposible reasignar la producción
total entre las empresas para reducir así el costo total de producción de la industria.
12. La relación marginal de transformación del bien A en el B es el número de unidades del bien B a
las que hay que renunciar para producir 1 más del A. Si los mercados son competitivos, es igual
al cociente entre el costo marginal de producir el bien A y el de producir el B y, por tanto, al
cociente entre el precio de A y el de B.
13. * En condiciones competitivas, la relación marginal de sustitución entre cualquier par de bienes
es igual a la relación marginal de transformación entre ellos. Esto garantiza la eficiencia en el
intercambio: es imposible mejorar el bienestar de los consumidores variando los niveles de
producción de cualquier bien.
14. * Dado que los equilibrios de las economías competitivas son eficientes en el consumo, la
producción y el intercambio, generan asignaciones de los recursos óptimas en el sentido de
Pareto.
Términos clave
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Relación marginal de sustitución*
Relación marginal de transformación*
Eficiencia en el consumo*
Eficiencia en la producción*
Eficiencia en el intercambio*
El papel del sistema de precios
Eficiencia y distribución de la renta
Problemas
1. Defina el concepto de optimalidad en el sentido de Pareto y diga si es útil para analizar los
siguientes problemas: (a) elevar los impuestos que pagan los ancianos para ayudar a los
trabajadores jóvenes desempleados y (b) mejorar el sistema por el que el Pentágono compra
armamento con el fin de que se cometan menos errores costosos en la producción de
armamento.
2. Trace la frontera de posibilidades de utilidad y explique por qué muchas asignaciones que
son eficientes en el sentido de Pareto pueden no ser equitativas o justas.
3. Utilice el concepto de excedente de los consumidores para mostrar por qué se benefician los
consumidores cuando se baja el precio de un bien. ¿Existe alguna relación entre la cantidad
en que se benefician y la variación de la cantidad que gastan en él? (Pista: Suponga que la
demanda del bien es inelástica y pregúntese qué ocurre con el gasto total cuando baja su
precio).
4. Muestre mediante los conceptos de excedente de los consumidores y excedente de los
productores por qué la asignación de los recursos en una industria competitiva es óptima.
5. *(a) La utilidad marginal del bien A es 3 y la del B 4. ¿Cuál es la relación marginal de
sustitución entre B y A y qué significa? (b) El costo marginal de producir el bien A es 3 $ y
el de producir el B 2$.- ¿Cuál es la relación marginal de transformación de B en A?
6. *Explique en el problema 5 cómo puede mejorares la asignación de los recursos en la
economía.
7. *Explique en el problema 5 cómo generaría la competencia la asignación óptima de los
recursos. En concreto, explique el papel que desempeñan los precios en la transmisión de
señales sobre la forma en que deben reasignarse los recursos.
8. *Suponga que hay muchos bienes en la economía. Explique mediante los conceptos de
eficiencia en el consumo, eficiencia en la producción y eficiencia en el intercambio por qué
la competencia en todos los mercados genera una asignación óptima en el sentido de Pareto.
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