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EL RECONOCIMIENTO DE LA LENGUA Y LA CULTURA EN LOS

DERECHOS COLECTIVOS

Laura Bensasson

Cuernavaca, 28 de febrero del 2000


“Tiempo vivo, tiempo nuestro; en él unimos nuestra palabra, nuestro
pensamiento para fortalecer la acción de defensa de nuestros valores, de nuestra
causa y razón de ser.”
PACTO DEL VALLE MATLAZINCA1

Los derechos individuales.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), la más antigua de las


organizaciones mundiales, fue creada en 1919 por el Tratado de Versalles, a raíz de
la creciente preocupación de los países occidentales por las condiciones de los
trabajadores y el temor ante el “peligro comunista”. En 1946 la Organización pasó a
formar parte del sistema de las Naciones Unidas (ONU) y, con el ingreso de los
países subdesarrollados, su interés se canalizó hacia la discriminación racial y el
colonialismo; el “Convenio 169 de la OIT” es el único instrumento jurídico
internacional ya ratificado que se refiere específicamente a los derechos de los
pueblos indígenas.
En 1948, precedida por la “Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre”2 y la “Carta Internacional Americana de Garantías Sociales” de la OEA,
fue plasmada la “Declaración Universal de Derechos Humanos”; en ella se afirman la
igualdad y la no discriminación entre todos los seres humanos.
Múltiples documentos han sido elaborados después de este primer intento de
establecer “la libertad, la justicia y la paz en el mundo”, para determinar y proteger
las garantías individuales de todos los seres humanos ”sin distinción alguna de raza,
color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.” 3

1
Garduño Cervantes, Julio, EL FINAL DEL SILENCIO. DOCUMENTOS INDÍGENAS DE MÉXICO,
México 1983, Premiá, p.155.
2
Ver PRINCIPALES DECLARACIONES Y TRATADOS INTERNACIONALES DE DERECHOS
HUMANOS RATIFICADOS POR MÉXICO, compilado por Silverio Tapia Hernández y editado por la
CND en 1999.
3
Tomado de REFLEXIONES EN TORNO A LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS
HUMANOS, de S. Tapia Hernández, editado en 1998 por la CNDH.

2
En 1976 los derechos individuales fueron agrupados en dos documentos con
carácter de obligatoriedad: el “Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos” 4 y
el “Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales”; sin
embargo, fue pronto evidente que no todos los miembros de la población tenían
acceso a los mismos derechos en igual medida.
No es sino en 1999 que la ONU aprueba un “Proyecto de Declaración

Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas”; los antecedentes de tales

derechos, llamados colectivos, pueden encontrarse en los siguientes documentos:

 la Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos


Coloniales (1960), que afirma que todos los pueblos tienen el derecho de libre
determinación, y en virtud de este derecho pueden decidir libremente su
desarrollo económico, social y cultural.
 la Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de todas las
formas de Discriminación Racial (1963).
 la Declaración de las Naciones Unidas sobre la Raza y los Prejuicios Raciales
(1978), donde leemos que “la cultura, obra de todos los seres humanos y
patrimonio común de la humanidad, y la educación, en el sentido más amplio
de la palabra, proporcionan a los hombres y a las mujeres medios (...) que no
sólo les permiten afirmar que nacen iguales en dignidad y derechos, sino
también reconocer que debe respetar(se) el derecho de todos los grupos
humanos a la identidad cultural y al desarrollo de su propia vida cultural en el
marco nacional e internacional...” 5
 la Declaración de San José sobre el Etnocidio y el Etnodesarrollo (1981).
 la Declaración sobre los Derechos de las Personas Pertenecientes a Minorías
Nacionales o Étnicas, Religiosas y Lingüísticas (1992), de acuerdo a la cual

4
El artículo 27 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos establece el derecho a tener su
propia vida cultural y a emplear su propia lengua para las personas pertenecientes a “minorías
étnicas, religiosas y lingüísticas”; sin embargo las organizaciones de los pueblos indígenas se rehúsan
a ser considerados “minorías”.
5
INSTRUMENTOS INTERNACIONALES DE PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS, p.89.

3
“Los Estados protegerán la existencia y la identidad nacional o étnica, cultural,
religiosa y lingüística de las minorías dentro de sus territorios respectivos y
fomentarán las condiciones para la promoción de esa identidad”; ”Los Estados
deberán adoptar, cuando sea apropiado, medidas en la esfera de la
educación, a fin de promover el conocimiento de la historia, las tradiciones, el
idioma y la cultura de las minorías que existen en su territorio....”
A parte estos documentos, que tienen un reconocimiento universal aunque no
hayan sido suscritos por todos los gobiernos, existen otros acuerdos, convenios y
declaraciones; algunos de ellos han surgido a partir de encuentros regionales,
nacionales e internacionales de pueblos indígenas, y otros de los propios gobiernos
estatales.
En nuestro continente, el Instituto Indigenista Interamericano ha organizado
desde 1940 congresos internacionales, con el fin de plantear las normas para las
políticas indigenistas de los gobiernos americanos; pero tales normas internacionales
han sido establecidas “por los Estados y para los Estados”, sin tomar en cuenta a la
población indígena, cuyos problemas se deben precisamente a sus relaciones con
los Estados.
Finalmente en 1977 un grupo de organizaciones no gubernamentales
promovió la realización en Ginebra de un primer encuentro de pueblos indígenas,
quienes plantearon ante la ONU sus viejas reivindicaciones y denunciaron a varios
gobiernos (sobre todo de América del Norte) por incumplimiento de los tratados
firmados.6

Los derechos colectivos.

En la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de


Discriminación Racial se afirmaba ya que el “tratar al ser humano como sujeto de
derechos humanos generales, desvinculado de su grupo primario, constituye una

6
Ver Bartolomé, Miguel A. y Alicia M. Barabás, coord., AUTONOMÍAS ÉTNICAS Y ESTADOS
NACIONALES, México 1998, CONACULTA-INAH.

4
amenaza para la identidad y a veces incluso la sobrevivencia del grupo mismo”, pues
“se ven amenazados valores tradicionales y ancestrales que dan forma y
consistencia a múltiples sociedades y culturas en el mundo de hoy.” 7
A finales de los ochenta la lucha de los movimientos indígenas para la
incorporación de los derechos que les corresponden como pueblos se ve reforzada
por los desafíos planteados por el modelo neoliberal, por sus múltiples encuentros
nacionales e internacionales,8 y por la difusión de los primeros instrumentos o
proyectos de las Comisiones Internacionales sobre derechos de los pueblos
indígenas.9
En 1989 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) aprueba algunas
modificaciones al Convenio 107 sobre la Protección de las Poblaciones Indígenas y
Tribales, elaborado en 195710; lo anterior con base en las indicaciones de las mismas
organizaciones indígenas, que insistieron en la sustitución del término “poblaciones”
por el de pueblos, a fin de que se les reconozca como naciones distintas al interior de
un Estado.
Sin embargo y a pesar de constituir un gran avance del sistema jurídico
internacional en materia de derechos indígenas, el Convenio 169 de la OIT señala en
el artículo I.3 que “la utilización del término “pueblos” no deberá interpretarse en el

7
Citado por R. Stavenhagen en “El sistema internacional de los derechos indígenas”; AUTONOMÍAS
ÉTNICAS Y ESTADOS NACIONALES, op. cit., p.57.
8
Entre ellos el Encuentro Continental de Pueblos Indios de 1990, en el que se elaboró la ”Declaración
de Quito”.
9
Gracias a la colaboración entre Amnistía Internacional, el Instituto Indigenista Interamericano, la
Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, la Konrad Adenauer Stiftung y la Fundación
Rafael Preciado Hernández, la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones
Unidas ha sido recientemente traducida a seis lenguas indígenas de México - tzotzil, tzeltal, tojolabal,
chol, popoluca y náhuatl -, y cinco mil ejemplares de ella han sido impresos y entregados a las etnias
respectivas. (Noticia de 1999 en el diario La Jornada).
10
retomaremos al respecto la definición del Convenio de la OIT, según la cual “Personas indígenas
son los descendientes de la población aborigen que vivía en un país determinado en el momento de
su colonización o conquista (...) por algunos de los ancestros de los grupos no-indígenas que en el
presente detentan el poder político y económico....”. Por otra parte, en el Proyecto de Declaración
Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU se afirma que “Son comunidades,
pueblos y naciones indígenas los que, teniendo una continuidad histórica con las sociedades
anteriores a la invasión y precoloniales que se desarrollaron en sus territorios, se consideran distintos
a otros sectores de la sociedad que ahora prevalecen (...) y tienen la determinación de preservar,
desarrollar y trasmitir a futuras generaciones sus territorios ancestrales y su identidad étnica como
base de su existencia continuada como pueblo...”

5
sentido de que tenga implicación alguna en lo que atañe a los derechos que pueda
conferirse a dicho término en el derecho internacional”; al hacer esta acotación,
incluida por presiones de los representantes de algunos gobiernos nacionales, se
niega en realidad el derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación.
Por otro lado, la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección
a las Minorías de la ONU nombra en 1970 un relator especial al respecto, y en 1982
establece un Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas, destinado a la
elaboración de un “Proyecto de Declaración Universal de los Derechos de los
Pueblos Indígenas”; allí se mencionan también los derechos culturales y étnicos
colectivos, entre ellos el de auto-definición y auto-identificación, que afirma “el
derecho a mantener y utilizar sus propios idiomas, inclusive a los fines
administrativos, judiciales y otros fines pertinentes” y “el derecho a todas las formas
de educación (...) y a establecer, estructurar, dirigir y controlar sus propios sistemas e
instituciones educacionales.”
Tal Proyecto, aprobado sólo en 1999, proporciona las normas mínimas que
garantizan la supervivencia física y cultural de los pueblos indígenas del mundo, al
afirmar que todos los pueblos tienen el derecho de ser diferentes y ser respetados
como tales, contribuyendo así a la diversidad y riqueza de las civilizaciones y culturas
que constituyen el patrimonio común de la humanidad. Reconoce a la vez que “el
respeto de los conocimientos, las culturas y las prácticas tradicionales indígenas
contribuye al desarrollo sostenible y equitativo y a la ordenación adecuada del medio
ambiente”11, y recalca el derecho de todos los pueblos a la libre determinación,
asentado previamente en el Pacto Internacional de derechos Económicos, Sociales y
Culturales y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Mencionaremos algunos de sus artículos:

11
En una resolución de la Comisión de Derechos Humanos del 9 de abril de 1998 se afirma también el
“valor y la diversidad de las culturas y formas de organización social de los pueblos indígenas y su
convencimiento de que el desarrollo de éstos en sus propios países contribuirá al adelanto
socioeconómico, cultural y ambiental de todos los países del mundo.”

6
 Art.3: ”Los pueblos indígenas tienen derecho a la libre determinación. En
virtud de ese derecho determinan libremente su condición política y persiguen
libremente su desarrollo económico, social y cultural” 12.
 Art. 4: “Los pueblos indígenas tienen derecho a conservar y reforzar sus
propias características políticas, económicas, sociales y culturales,...”
 Art.7: “Los pueblos indígenas tienen el derecho colectivo e individual a no ser
objeto de etnocidio y genocidio cultural, en particular a la prevención y la
reparación de: a) todo acto que tenga por objeto o consecuencia privarlos de
su integridad como pueblos distintos o de sus valores culturales o su identidad
étnica; (...) d) toda forma de asimilación e integración a otras culturas o modos
de vida que les sean impuestos...”
 Art.15: “Todos los pueblos indígenas tienen (...) el derecho a establecer y
controlar sus sistemas e instituciones docentes impartiendo educación en sus
propios idiomas y en consonancia con sus métodos culturales de enseñanza y
aprendizaje”
 Art. 16: “Los pueblos indígenas tienen derecho a que la dignidad y diversidad
de sus culturas, tradiciones, historias y aspiraciones queden debidamente
reflejadas en todas las formas de educación e información pública.”
 Art. 17: “Los pueblos indígenas tienen derecho a establecer sus propios
medios de información en sus propios idiomas...”
Finalmente el 27 de febrero de 1997 el Proyecto de Declaración Americana
sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobado por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos pide explícitamente el “reconocimiento
internacional de derechos que sólo pueden gozarse cuando se lo hace
colectivamente”; en su preámbulo, el Proyecto recuerda que “los pueblos indígenas
de las Américas constituyen un segmento organizado, distintivo e integral de su
población y tienen derecho a ser parte de la identidad de los países”; “...algunas de
las concepciones e instituciones democráticas consagradas en las Constituciones de

12
encontramos este mismo concepto en la Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los
Países y Pueblos Coloniales.

7
los Estados americanos – añade - tienen origen en instituciones de los pueblos
indígenas, y muchos de sus actuales sistemas participativos de decisión y de
autoridad contribuyen al perfeccionamiento de las democracias en las Américas”.
Encontramos pues aquí una clara distinción entre “pueblos” y Estados, y el
reconocimiento explícito de los Derechos Colectivos: entre ellos los relativos a la
lengua, la educación y la cultura; en efecto, la Declaración Americana afirma que:
 “Los pueblos indígenas tienen los derechos colectivos que son
indispensables para el pleno goce de los derechos individuales de sus
miembros. En este sentido los Estados reconocen el derecho de los
pueblos indígenas inter alia a su actuar colectivo, a sus propias
culturas, de profesar y practicar sus creencias espirituales y de usar
sus lenguas.”
 “Los pueblos indígenas tendrán derecho a preservar, expresar y
desarrollar libremente su identidad cultural en todos sus aspectos, libre
de todo intento de asimilación.”
 “Los pueblos indígenas tienen el derecho a sus lenguas, filosofía y
concepciones lógicas como componente de la cultura nacional y
universal, y como tales los Estados deberán reconocerlos, respetarlos
y promoverlos, en consulta con los pueblos interesados.”
 En las áreas de predominio lingüístico indígena, los Estados realizarán
los esfuerzos necesarios para que dichos lenguajes se establezcan
como idiomas oficiales, y para que se les otorgue allí el mismo status
de los idiomas oficiales no-indígenas.
 En cuanto a la educación, los pueblos indígenas tendrán el derecho a
definir y aplicar sus propios programas e instituciones, y si lo desean,
los programas educativos se efectuarán en sus lenguas e incorporarán
sus contenidos, pero además, “los Estados garantizarán que esos
sistemas educacionales sean iguales en calidad, eficiencia, y
accesibilidad a los previstos para la población en general”, e “incluirán

8
en sus sistemas educativos nacionales, contenidos que reflejan la
naturaleza pluricultural de sus sociedades”.
Desgraciadamente, tales declaraciones no tienen un valor vinculante y
obligatorio, y los gobiernos son renuentes a llevarlas a la práctica, sobre todo, como
dice Margarito Ruiz Hernández, tojolabal miembro del Comité Indígena, “en lo que se
refiere a conceptos como pueblo en vez de poblaciones, libre determinación en vez
de autonomía y territorio en vez de tierra.” 13 En efecto, la mayoría de los gobiernos
-entre ellos México y USA - se niegan a reconocer los derechos de los pueblos
indígenas sobre territorio, libre determinación y autonomía, y la Declaración
elaborada por el Grupo de Trabajo sigue latente. Al mismo tiempo, los intentos por
cancelar la diversidad cultural contradicen el derecho de los grupos sociales de
poseer una cultura propia, pues la identidad étnica se ha manifestado como un
elemento de cohesión de primer orden para la lucha a favor de sus demandas: “la
identidad étnica es, históricamente, previa a la formación y consolidación de las
clases sociales y se proyecta más allá de la disolución de las mismas.” 14
Los Estados Unidos sobre todo, arguyen que los derechos colectivos de los
Pueblos Indígenas se encuentran en conflicto potencial con la protección de los
derechos humanos individuales, y prefieren llamarlos “derechos minoritarios”, lo que
ha suscitado las protestas de los representantes indígenas. 15
Añadiremos finalmente las consideraciones de Lourdes Tibám Guala, quichua-
ecuatoriana, sobre el concepto de “plurinacionalidad” para determinar la posibilidad
de que en un Estado-nación convivan diferentes pueblos-naciones; la autora define
las “nacionalidades indígenas” como entidades históricas y políticas anteriores a la
creación del Estado, con un idioma, cultura, territorio y organización social propios, y
añade que sólo “para el no indígena esto constituye un drama (...) porque en su
mente está clavado el principio constitucional“ de la “uninacionalidad”. 16
13
Diario La Jornada, 1 de diciembre de 1999, p.18.
14
“Declaración sobre identidad étnica y liberación indígena”, emitida por los antropólogos del grupo de
Barbados en el 41º Congreso Internacional de Americanistas, México 1974; DERECHO INDÍGENA,
Magdalena Gómez, coord., México, INI, 1997, p.61.
15
Unrepresented Nations and Peoples Organisation (UNPO) Monitor 1997 (página Web).
16
Lourdes Tibám Guala, “El movimiento indígena del Ecuador”, CIESAS 1998, en Ce-Acatl. Revista
de la Cultura de Anáhuac, n.99, noviembre de 1998, p.41.

9
Lo anterior nos lleva a reflexionar sobre el uso genérico y globalizante de la
palabra “indígena”17 y la lucha de los pueblos por recobrar su identidad con una
denominación propia. También cabe pensar en la factibilidad de generar un nuevo
modelo de Estado multinacional que, aunque inusual, correspondería más a la
realidad social de los países de América Latina y constituiría la única posibilidad de
integración igualitaria.

Lengua, cultura y educación: derechos necesarios.

Hemos hablado de la cultura como un elemento importante de los derechos


colectivos, pues en su conservación, desarrollo y libre transmisión se fincan los
rasgos distintivos y peculiares de cada pueblo.
“La cultura -afirma R. Stavenhagen- entendida como el conjunto de
valores y la herencia colectiva de un grupo social, proporciona un sentido de
pertenencia, de unidad, de solidaridad y de orgullo.”; “Las culturas -añade- son
patrones complejos de relaciones sociales, objetos materiales y valores espirituales
que dan sentido e identidad a la vida comunal y que constituyen un recurso para la
solución de los problemas cotidianos.”18
Mariano Herrera, por su parte, define la cultura como “todo lo que los grupos
humanos han imaginado, escogido, creado, aprendido, construido para adaptarse y
vivir en un medio natural determinado y en condiciones históricas y sociales
precisas”; afirma el autor la necesidad de “dejar establecido que uno de los aspectos
más notables y exitosos de la dominación cultural del actual modelo de sociedad es
su poder para homogeneizar, lo cual constituye un reto para el planteamiento acerca
de las diferencias culturales en el mundo actual”; en efecto, existen grupos “cuyo
sistema de valores y cuyas orientaciones de interés colectivo no han podido ser

17
“el término “indio” o “indígena”- como dice R. Stavenhagen- es un invento de los mestizos y criollos
para poner en un solo saco a grupos étnicos y lingüísticos que tienen características distintas y
propias.” Ver: “Culturas indígenas, cultura nacional. Preservar la identidad india”, en TESTIMONIOS,
México 1978, UNAM, p. 201.
18
“Los derechos indígenas: nuevo enfoque del sistema internacional”, de R. Stavenhagen, en Hector
Díaz Polanco, comp., ETNIA Y NACIÓN EN AMÉRICA LATINA, México 1995, CONACULTA, p155.

10
eliminados del todo”;19 ellos cuestionan seriamente el modelo de “desarrollo”
occidental, y demuestran que un mismo medio puede inspirar distintas maneras de
adaptación que se convierten en alternativas culturales y que “orientan las ideas, los
valores, los intereses y la organización social de los grupos humanos.” 20 Para M.
Herrera, las diferencias de otras culturas con las occidentales pueden servir “como
un espacio emancipador de la humanidad.”21
En la Conferencia Intergubernamental sobre las Políticas Culturales en
América Latina y el Caribe de la UNESCO (Bogotá, 1978), se afirma inclusive que “el
desarrollo cultural constituye una de las alternativas más válidas para luchar contra la
marginalidad, el desarraigo, la transculturación compulsiva y la dependencia (...); la
adopción de valores implicados en tecnologías, ciencias y otras expresiones
culturales foráneas, cuando se produce en forma irrestricta y sin resguardo de los
valores culturales propios, contribuye efectivamente a la pérdida de la propia
identidad...”.
Los países que integran hoy América Latina forman justamente “un conjunto
de pueblos dotados de diversas culturas, lenguas y etnias, fruto de largos y
complejos procesos históricos. Sin embargo, el reconocimiento de esta diversidad
cultural es relativamente reciente, sobre todo en lo que respeta a las sociedades
indígenas”. 22
R. Stavenhagen considera un gran equívoco histórico el “ considerar que la
constitución de las culturas nacionales en los países latinoamericanos (...) requiere
de un proceso de integración nacional y de homogeneización de valores culturales y
pautas de comportamiento que significa la subordinación, si no es la desaparición, de
los grupos indígenas como tales”, pues “mucho más insidioso, pero no menos
destructivo en sus efectos que el genocidio abierto, es el etnocidio, el paulatino

19
“Las prácticas culturales y la sabiduría cotidiana de los pueblos: alternativas ante y para el
desarrollo”, de M: Herrera, en HACIA NUEVOS MODELOS DE RELACIONES INTERCULTURALES,
G. Bonfil Batalla comp., México 1993, CONACULTA, p. 159.
20
idem, p116.
21
ibidem, p.116.
22
Revista Iberoamericana de Educación, n.13, OEI; introducción de Manuel de Puelles Benítez.

11
proceso de destrucción de las culturas indígenas mediante su asimilación forzada a
las pautas y los modelos de la sociedad dominante”. 23
“El etnocidio - dice R. Stavenhagen - comporta dos aspectos principales: uno
económico y el otro cultural”; y se pregunta: “¿De qué vale afirmar la igualdad de
todos los seres humanos cuando existen colectividades a las que se les niega en la
práctica su existencia como tales?”24
Es por ello que los pueblos indígenas luchan, entre otros, por “el derecho
inherente a todo pueblo de retener sus valores espirituales y culturales”, pues “el libre
ejercicio de tales valores es necesario al normal desarrollo de cualquier pueblo”. 25
En la segunda Declaración de Barbados de 1977, por otra parte, se afirma que
la dominación cultural se realiza por medio de:
 “La política indigenista, en la que se incluyen procesos de integración o
aculturación...
 “El sistema educativo formal, que básicamente enseña la superioridad del
blanco y la pretendida inferioridad de nosotros...
 “Los medios masivos de comunicación, que sirven como instrumentos para la
difusión de las más importantes formas de desinterpretar la resistencia que
oponen los pueblos indios a su dominación cultural.”
Algunos autores consideran pues la diferencia cultural como una nueva forma
de discriminación que se practica a través de la escuela; las razones son
sociopolíticas más que pedagógicas. En efecto, cultura y educación son
inseparables, pues es a través de la educación que la cultura se transmite; pero las
políticas educativas de los Estados no respetan las culturas indígenas ni se
preocupan por su conservación, trasmisión y reproducción, por el contrario, al tratar

23
Stavenhagen, R.,” ¿Etnocidio o etnodesarrollo? El porvenir de las culturas indígenas”, en
TESTIMONIOS, México 1978, UNAM, p.208.
24
“El sistema internacional de los derechos indígenas”, de R. Stavenhagen, en AUTONOMÍAS
ÉTNICAS Y ESTADOS NACIONALES, op. cit., p.57.
idem, p.58.
25
“Declaración sobre los propósitos indios”, emitida por el Congreso Nacional de Indios
Norteamericanos en la Conferencia de Chicago en 1961, en DERECHO INDÍGENA, op. cit., p.32.

12
de imponer sus modelos culturales en la educación atentan contra la realidad
histórica y los valores de los grupos étnicos.
Para los pueblos indígenas, “educar es crear conciencia de los valores que
hacen al hombre más humano, más justo consigo mismo y con los otros, es decir,
más consciente de sus deberes y derechos dentro de una comunidad concreta, en la
que más se humaniza y personaliza cuanto más la sirve”; 26 pero “si la educación se
imparte solamente sobre la base de la cultura invasora y en el idioma del
conquistador, dejando a un lado las diversas culturas nativas del país, se terminará
destruyendo totalmente a estas últimas, y a sus idiomas.” 27
Nos encontramos pues aquí con un elemento esencial de toda cultura, que
atañe a las políticas educativas de los Estados nacionales: el idioma.
La UNICEF afirma que a causa de las inconsistencias teóricas y
metodológicas de la educación en general “no se logra superar la contradicción entre
un discurso que reconoce la diversidad y una práctica cuyo resultado es la
homogeneización”.28
Para abatir el elevado índice de analfabetismo entre las etnias y comunidades
indígenas, Ernesto Barnach-Carbó sugiere pues una “educación diferenciada que
tenga en cuenta la pluralidad de lenguas y, por tanto, de culturas”; en lugar del
modelo tradicional de educación bilingüe, -definida como un instrumento de
subordinación de la cultura indígena a la cultura dominante, cuya finalidad era
únicamente la de aprender la lengua oficial y mejorar el rendimiento escolar-, el autor
propone la Educación Bilingüe Intercultural (EBI); 29 sin embargo, la EBI presupone la
existencia de dos sistemas culturales en relación de igualdad, mientras que los
sistemas culturales políticamente dominantes “promueven la fragmentación y
retardan el proceso histórico de interculturalización sin dominación ni dependencia”;
“la interculturalidad -afirma el autor- no debe recaer únicamente sobre la población
26
“Indígenas y chicanos: educación para la libertad”, Zinacantepec, 1980; EL FINAL DEL SILENCIO,
op. cit., p. 215.
27
“Declaración de Conocoto”, Quito 1977, en DERECHO INDÍGENA, op. cit., p.44.
28
Citado por Ernesto Barnach-Calbó en “La nueva educación indígena en Iberoamérica”, en Revista
Interamericana de Educación n. 13, OEI, p. 13.
29
En el Estado de Morelos en cambio, la “educación indígena” bilingüe ha sido suprimida por el
gobernador depuesto, Gen. Carrillo Olea.

13
indígena (...) sino que ha de involucrar a toda la sociedad para poder así fomentar un
auténtico conocimiento y comprensión recíprocos.” 30
Ahora bien, ¿porqué es tan importante la implementación de una educación
bilingüe dentro del marco de los Derechos Humanos?
En su valioso estudio sobre el plurilingüismo en relación con las políticas
educativas nacionales, Barnach-Calbó 31 recalca la importancia de toda lengua por
estar estrechamente vinculada a la cultura, definida por el Consejo Interamericano de
Educación, Ciencia y Cultura de la OEA, como “la unidad de las formas de vida,
pensamiento y comportamiento y los valores sujetos a ellas”; la lengua figura por lo
tanto entre los rasgos constitutivos de la identidad cultural de un pueblo.
También para R. Stavenhagen, “las lenguas constituyen una parte integral de
toda cultura: (...) están vinculadas a procesos mentales y a la forma en que los
miembros de determinada comunidad lingüística perciben la naturaleza, el universo y
la sociedad. Las lenguas expresan patrones culturales y relaciones sociales y a su
vez ayudan a moldear estos patrones y relaciones”; sin una lengua -recalca el autor-
una comunidad étnica “es una comunidad que agoniza.” 32 La dominación lingüística
–prosigue- es frecuentemente la expresión de una dominación política y económica;
en la mayoría de los países las lenguas indígenas no son reconocidas legalmente, no
se usan en asuntos oficiales ni se enseñan en las escuelas, al punto que “los
estudiosos han observado que esta situación puede producir serios trastornos
psicológicos y de aprendizaje entre los niños en edad escolar.” 33.
Para Luis E. López, “la orientación monolingüe dominante, cultivada en el
mundo desarrollado, considera que la existencia de dos idiomas es una tontería;
cuando los idiomas son tres, ve la situación como antieconómica y cuando son

30
“La nueva educación indígena en Iberoamérica” de Ernesto Barnach-Calbó, en Revista
Interamericana de Educación n. 13, OEI, p. 12.
31
“La nueva educación indígena en Iberoamérica”, en Revista Iberoamericana de Educación n.13,
OEI.
32
“Los derechos indígenas: nuevo enfoque del sistema internacional”, en ETNIA Y NACIÓN EN
AMÉRICA LATINA, op.cit., p.152.
33
ibidem, p.154.

14
muchos como un absurdo. En los países multilingües, la existencia de muchos
idiomas constituye simplemente un hecho de la vida real.” 34
Así, “en la medida en que una política del lenguaje prescribe qué patrones
lingüísticos y qué lengua se deben usar en una determinada situación -añade Rainer
E. Hamel-, interviene en las formas de percepción y apropiación de experiencias
socioculturales.”35 Las diferentes maneras de apropiación de la experiencia, por otro
lado, corresponden a las formas del lenguaje; éstas “están determinadas social y
culturalmente y cristalizan en sí las experiencias anteriores” 36, de tal manera que las
políticas del lenguaje basadas en la imposición y el privilegio de la lengua oficial,
pueden “establecer una contradicción sistemática entre la producción y la
apropiación de la experiencia” 37, pues las nuevas experiencias vinculadas a la lengua
nacional entran en conflicto con las experiencias comunitarias, generando lo que
Stavenhagen llama “identidades divididas”.
José R. Martínez Cobo, relator especial de la ONU para las poblaciones
indígenas,38 admite que las políticas estatales que se basan en la creencia de que las
lenguas indígenas desaparecerían por extinción natural o por la absorción de sus
hablantes, “no parecen haber estado bien fundadas”, y se ha cuestionado y
rechazado severamente la escolarización pública orientada a la “desindigenización”
mediante las políticas - frecuentemente heredadas del periodo colonial- de
marginación, relegación y eliminación de las lenguas indígenas; el autor considera
necesario ”reconocer de una vez por todas la pluralidad lingüística y cultural de los
países en que habitan poblaciones indígenas y la explícita adopción de políticas que
permitan y fomenten el mantenimiento, desarrollo y difusión de la especificidad étnica
de esas poblaciones y su transmisión a las generaciones futuras.” 39

34
Luis E. López, “La diversidad étnica, cultural y lingüística latinoamericana y los recursos humanos
que la educación requiere”, en la Revista Iberoamericana de Educación, nº 13, OEI.
35
Rainer E. Hamel, “La política del lenguaje y l conflicto interétnico”, en ETNIA Y NACIÓN EN
AMÉRICA LATINA, op. cit., p.205.
36
ibidem, p207.
37
ibidem, p.208.
38
citado por R. Stavenhagen en ETNIA Y NACIÓN EN AMÉRICA LATINA, op.cit.
39
ibidem, p.155.

15
Es por ello que los derechos lingüísticos constituyen actualmente uno de los
principales temas en discusión en los congresos indigenistas interamericanos, y la
UNESCO misma ha afirmado la importancia del uso de los idiomas vernáculos como
parte integral de las políticas culturales de los Estado.
Para Jesuo de las Heras “hablar de la discriminación lingüística no es hablar
de una rama de la discriminación sino que se trata del tronco de árbol, de la parte
que une todas sus ramas y nos guía hacia las raíces mismas de la discriminación”;
“reconozcamos que los ciudadanos de países pobres se ven obligados a aprender
una o varias lenguas europeas, siempre hegemónicas, mientras la opinión de los
europeos respecto a sus lenguas es de absoluto desprecio, desconociendo incluso
sus nombres a pesar d ser habladas por millones de hombres, tildándolas de
dialectos o jergas”;40 “el etnista occitano F.Fontan- añade- nos enseña que la lengua
forma y expresa la conciencia étnica subyacente 41”. Finalmente, al hablar de la
elección entre discriminación o democracia lingüística, afirma de la Heras que
“quienes con unción educativa hablan de formar en la solidaridad, en el respeto y en
los derechos humanos (...) ¡No pueden seguir fomentando, alentando, propiciando ni
tolerando la discriminación lingüística!”. 42
Es así que los días 6 al 8 de junio de 1966 se reunieron en Barcelona 66
ONG, 41 Centros del PEN Club Internacional y 41 expertos en derecho lingüístico de
todo el mundo para aprobar una DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS
LINGÜÍSTICOS; en ella se declara que “la definición de unos derechos lingüísticos
equitativos no puede quedar subordinada a su estatus político o administrativo ni a
criterios irrelevantes o poco objetivos, como el grado de codificación o el número de
locutores; por eso la Declaración proclama la igualdad de derechos lingüísticos, sin
distinciones no pertinentes entre lenguas oficiales/ no oficiales, nacionales/
regionales/ locales, mayoritarias/ minoritarias o modernas/ arcaicas.”
Para concluir, nos remitiremos a las sabias palabras del Movimiento Indígena
Mazahua, que en el Pacto del Valle Matlazinca afirman: “Por más de 400 años la
40
Jesuo de las Heras, “La lengua como arma cultural”, en Casi Nada, Revista en el WWW
41
Unamuno –cita el autor- decía: la sangre de mi espíritu es mi lengua.
42
Jesuo de las Heras, “La lengua como arma cultural”, en Casi Nada, Revista en el WWW

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mayoría de los que han dirigido este país han querido acabar con nuestra cultura,
han querido negar nuestra existencia, nuestros valores, imponiéndonos otros que
para nosotros son ajenos. Creemos que negar nuestra existencia, nuestro derecho a
participar como grupo étnico, es negar a México. ¿Qué nacionalidad pretenden
formar, en qué principios se basan, en qué modelo de identidad nos colocan?
¿Podremos hablar de conciencia nacional, negando que México es nación
pluriétnica, pluricultural? ¿Podemos hablar de una cultura nacional, negando el
pasado histórico, negando la presencia actual de las diversas culturas étnicas?” 43
Para decirlo a su manera: “Es la hora de nuestra verdad y hemos dicho
nuestra palabra: queremos que se nos escuche. Nuestra voz es testimonio y
compromiso en un momento histórico”44

43
en EL FINAL DEL SILENCIO. DOCUMENTOS INDÍGENAS DE MÉXICO, op. cit., p.155.
44
“Indígenas y chicanos: educación para la libertad”, en EL FINAL DEL SILENCIO. DOCUMENTOS
INDÍGENAS DE MÉXICO, op. cit., p.217

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BIBLIOGRAFÍA

ANTOLOGÍA DEL PENSAMIENTO POLÍTICO INDIO.

Barnach-Calbó, E., “La nueva educación indígena en Iberoamérica”, en Revista


Iberoamericana de Educación, nº 13, OEI.

Bartolomé, M.A, y Alicia M. Barabás, coords., AUTONOMÍAS ÉTNICAS ESTADOS


NACIONALES, México 1998, CONACULTA-INAH.

Díaz-Polanco, Héctor, ETNIA Y NACIÓN EN AMÉRICA LATINA, México 1995,


CONACULTA.

Garduño Cervantes, Julio, EL FINAL DEL SILENCIO. DOCUMENTOS INDÍGENAS


DE MÉXICO, México 1983, Premiá.

INSTRUMENTOS INTERNACIONALES SOBRE DERECHOS HUMANOS.

Sánchez, Consuelo, LOS PUEBLOS INDÍGENAS:DEL INDIGENISMO A LA


AUTONOMÍA, México 1999, Siglo XXI

Tapia H.dez, S., PRINCIPALES DECLARACIONES Y TRATADOS


INTERNACIONALES DE DERECHOS HUMANOS RATIFICADOS POR MÉXICO,
México 1999, CND.

Tapia H.dez, S., REFLEXIONES EN TORNO A LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE


DERECHOS HUMANOS, México 1999, CND.

Stavenhagen, R., TESTIMONIOS, México 1978, UNAM.

Publicaciones periódicas:

Diario La Jornada

Páginas Web de organismos protectores de los Derechos Humanos y de


agrupaciones indígenas.

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