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LA GRAN APUESTA

The Big Short. Adam McKay. EUA, 2015.

Nos encontramos en el centro del poder económico, en el


cual se habla de millones de dólares como si se tratara de centavitos. En este ambiente
se diseñan las transacciones de dinero y de papeles financieros como apuestas, no
como oportunidades para flexibilizar los flujos de dinero y facilitar la creación de
prosperidad. Los grandes agentes, corredores de bolsa, los bancos o los comisionistas
que facilitan las transacciones, tienen agendas secretas, ocultan sus cartas y sus
intenciones, con la idea de aprovechar las debilidades del sistema y ganar dinero,
mucho dinero con ello.

Es grande la complejidad de los sistemas financieros. No se trata simplemente de la


negociación de valores representativos, objetivamente, de bienes o de propiedades.
Cada vez más, se trata de la negociación de oportunidades, de posibilidades, de
ilusiones, elementos que dependen de comportamientos en el futuro, y por ello,
sujetos a riesgos y a variabilidad. En este ambiente de alto riesgo, se abren enormes
espacios para la creatividad y para la especulación. Es un ambiente de apuestas, de
ganadores y de perdedores. No es un ambiente para los tímidos, para los humildes o
para los débiles.

En La gran Apuesta se nos cuentan varias


historias relacionadas con la crisis financiera de los años 2007 a 2010, conectada con
la implosión y la explosión de burbujas afectadas por negociaciones altamente
especulativas en el mercado de la financiación de viviendas. La película ha sido
recibida positivamente, nominada a los premios Oscar de 2016 en cinco categorías
(mejor película; mejor director, Adam McKay; mejor actor de reparto, Christian Bale;
mejor guion adaptado y mejor montaje. El tema presentado es serio y preocupante,
habiendo dado origen a una crisis financiera mundial, pero se lo presenta de una
manera bastante creativa que atrae a los espectadores por el desenfado con que se
comportan los protagonistas y por la forma en la cual se intentan definir, con claridad
y con humor, los intrincados nombres de los papeles que se negocian y de las
operaciones que se llevan a cabo, a través de la aparición inesperada en el filme de
personajes famosos, que aparecen meramente para explicar a los espectadores tales
significados.

Las historias nos describen intervenciones de diversos negociantes y especuladores del


mercado futuro de los valores, cuyas personalidades hacen parte fundamental de la
trama. Se convierte así el filme en una exploración del alma humana, de las
motivaciones que subyacen a aquellos que buscan apostar y ganar y de los
sentimientos que se generan cuando se está al borde del precipicio y del desastre, o
cuando se están ganando enormes cantidades de dinero, simplemente porque alguien
se equivocó de tal manera que da ventajas… sin realmente saberlo hasta el último
instante.

El ambiente de las historias es dramático y de


comedia a la vez, ya que el espectador no deja de sorprenderse y de reír, si bien de
manera tímida, ante los malabares y los merecidos sufrimientos de los personajes y
ante la naturaleza altamente especulativa de los mercados de intercambio y de futuros
a los cuales se enfrentan bancos, empresas calificadoras de riesgo y las empresas
corredoras de bienes, que juegan con los papeles especulativos.

En todo se deja ver un enorme egoísmo, el brillo de egos exaltados. Es como si el


manejo de grandes flujos de dinero y de las transacciones asociadas diera lugar a la
generación de especies de gusanos o de bacterias, que dañan las mentes de los
protagonistas, atrapándolos con excitantes imágenes de poder y de gloria.

Todo se inicia con diversas intuiciones que aparecen en las mentes de personajes, casi
todos de naturaleza excéntrica, que se convencen de que una burbuja está a punto de
estallar y deciden aprovechar esta situación negativa, que la comunidad de los
corredores bancarios o incluso empresariales no alcanzan a advertir o a reconocer,
para sus propios fines y necesidades de fama y de poder. Hacen entonces la gran
apuesta, generando un tipo especial de operaciones contra esas debilidades.
Debilidades que resultan de la gran euforia que se genera, cuando se permite que las
personas adquieran propiedades de vivienda sin límite y sin capacidad real de pagar
por ellas, a base de préstamos respaldados por hipotecas sobre el bien que se
adquiere. Estas hipotecas son objeto de negocios y transacciones en mercados
secundarios, sobre las cuales se generan inversiones de gran rentabilidad y en
apariencia, de bajo riesgo, estando respaldadas por bienes reales. Solo que
eventualmente los compradores de las viviendas no podrán pagar y ello va a suceder
de manera creciente y exponencial, generando la crisis y la quiebra de bancos y de
inversionistas, cuando la falta de pagos deja de alimentar a la burbuja especulativa. En
ello salen gananciosos estos personajes excéntricos, y así es como los conocemos.

Se nos presenta la creatividad humana aplicada


a la operación y a la manipulación maliciosa, la que da lugar a falsas ganancias. Nos
preguntamos qué pasaría si tal inteligencia creativa se orientara a crear valores reales,
logrando que el dinero fluya para respaldar proyectos benéficos y permitiendo que las
ganancias iluminen a las personas y estimulen su capacidad de compromiso y de
servicio. ¿Es mucho pedir, es imposible y utópico en extremo? Quizás no. Por ello es
que un muy buen conjunto de actores se han comprometido con este filme, dejando
expresiones y huellas en la retina del espectador que lo ponen a pensar y a imaginar
con la posibilidad de que jugar con la ambición pudiera convertirse alternativamente,
en apostar a la construcción de prosperidad y de solidez. Esa sí que sería una gran
apuesta.

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