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SUBSISTEMA GLACIAR: Severín
localidad: Covadonga
divisorias menores
borde abrupto
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_ movimientos menores
sentido más probable
• 720 altura (metros) difluencia
G. Flor (editor)
© Los autores
Maquetación: G. Flor
ISBN: 84-688-4219-2
NQ de Registro: 7860403
RESEÑAS BIOGRÁFICAS
u F. Jordá Pardo.
CONFERENCIA
ACTAS
)ROCESOS LITORALES
G. Flor.
MOljologías erosivas glaciares en cotas bajas del oriente de Cantabria.
G. Flor, P. Martínez Cedrún y G. Flor Blanco. 67
Aproximación al estudio de las terrazas fluviales del río Cares en Arenas de Cabrales
(Picos de Europa, Asturias).
J. Ruiz Fernández y M.Á. Poblete Piedrabuena. 85
Perfiles longitudinales de los barrancos del sector Norte de la isla de Gran Canaria:
mOljologia y tasas de incis ión fluvial y elevación.
1. Menéndez, M. Martín Betancur y P.G. Silva. 99
Fases del sistema palustre holoceno del manto eólico litoral de Abalario-DoPíana
(MELAD). El caso de la laguna de Ana.
C. Borja Barrera, F. Díaz del Olmo, R. Cámara Artigas y F. BOIja Barrera. 117
-\RQUEOLOGÍA/PREHISTORIA
Nuevos yacimientos del Paleolítico Antiguo en la cuenca media del río Nora (Siero,
Asturias).
E. Aguilar Huergo, J. A. Rodríguez Asensio, A. Fanjul Peraza y J. M. Barrera Logares. 261
LEONTOLOGÍA
ADDENDA
The archaeological site of Irikaitz (Zestoa, Basque Country). Archaeobotanical contextualization and in
the Basque Lower Palaeolithic framework
Área de Prehistoria. Universidad del País Vasco. Facultad de Filología y Geografía-Historia. C/ Tomás y
Valiente s/n. 01006 Vitoria.
fgpirchm@vc.ehu.es
Resumen
El yacimiento de Irikatz (Zestoa, Gipuzkoa) incluye niveles correspondientes a cronologías del Paleolítico
Superior e Inferior y está en curso de excavación desde 1998. Es una de las principales novedades en la
investigación del Paleolítico Inferior vasco, sobre todo a partir de la constatación de que se trata de un depósito
en posición primaria. Se describen de modo preliminar el contexto arqueobotánico (Palinología y Antracología)
del depósito, así como la trascendencia que puede tener este yacimiento en el contexto del Pirineo occidental.
Palabras clave: Paleolítico Inferior, Achelense, Arqueobotánica, península Ibérica, Europa, Pleistoceno.
Summary
The site of Irikatz (Zestoa, Gipuzkoa) includes levels corresponding to chronologies of the Upper and Lower
Palaeolithic and it is in excavation course from 1998. It is one of the main novelties in the research of the basque
Lower Palaeolithic, mainly since the verification that it is a deposit in primary position. In this work it will be
described in a preliminary way the archaeobotanical context (Palynology and Anthracology) of the site, as well
as the transcendency that can have this location in the context of the western Pyrenees.
Key words: Lower Palaeolithic, Acheulean, Archaeobotany, Iberian Peninsule, Europe, Pleistocene.
Introducción
Irikaitz (Zestoa, País Vasco) es un yacimiento arqueológico al aire libre de gran superficie (al menos de
unas 8 Ha). Ocupa el espacio interior de un meandro encajado en el curso medio-alto del río Urola, aunque no se
ha localizado hasta el momento traza alguna de terrazas en los 5 m de secuencia registrada. A pesar de situarse
en una zona de cierta pendiente, sobre la ladera de una pequeña colina, no se detectan rasgos de reptación entre
los materiales recogidos, ni en el caso de la industria, ni en el del sedimento que la contiene. Diversas
observaciones (remontajes de piezas, ausencia de clasificación u orientación dominante de los restos, objetos no
rodados, presencia de elementos de contextualización, etc.) permiten suponer que, al menos los niveles IV y V
(Paleolítico Inferior) mejor conocidos, están en posición primaria. La investigación en Irikaitz está todavía dando
sus primeros pasos, no pudiendo considerarse los resultados disponibles hasta el momento como definitivos
(Arrizabalaga, 1999, 2000, 2001 y 2002).
Contexto arqueobotánico de Irikaitz
Desde la primera campaña de excavación se ha muestreado Irikaitz desde la perspectiva arqueobotánica.
La presencia de restos de carbón en el sitio resultaba llamativa, por lo que se procedió durante las dos primeras
campañas a una recogida selectiva de los fragmentos mayores, procediéndose a partir de 2.000 a flotar de modo
sistemático amplios volúmenes de sedimento, para la recuperación de macrorrestos arqueobotánicos. En el
mismo sentido se viene procediendo con la recogida de muestras palinológicas. En ambos casos, los estudios
arqueobotánicos acaban de iniciarse, aunque ya se pueden avanzar algunas observaciones preliminares sobre la
determinación de los restos de carbón (Mónica Ruiz Alonso) y de polen (María José Iriarte) de Irikaitz.
El examen preliminar de las muestras de carbón se ha centrado en el análisis antracológico de los
fragmentos >4 mm del cuadrante sur, bandas 5/9 y F/C. Ha sido examinado un total de 684 carbones,
procedentes de 26 capas (de la capa 6 a la 31), englobadas en 4 niveles diferentes (niveles II, III, IV y V).
Veintidós carbones no han sido identificados por presentar anatomías retorcidas/distorsionadas (nudos) o porque
sus células se presentan cristalizadas o vitrificadas, sin poder reconocerse patrones anatómicos diagnósticos.
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El yacimiento arqueológico de Irikaitz (Zestoa, País Vasco). Contextualización arqueobotánica y en el marco…
Corylus avellana es abundante en Irikaitz y tiene una mayor representación en los niveles más antiguos
(nivel IV), disminuyendo en los más recientes. Alnus glutinosa (aliso) aparecería a lo largo de toda la secuencia
pero con mayor número en el Nivel II. Fagus sylvatica tiene un número inferior de fragmentos pero se
evoluciona claramente desde un mínimo (un fragmento) en el Nivel V (y más antiguo), incrementándose los
fragmentos hasta el nivel más moderno. El resto de los taxones es muy escaso. Salix y Fraxinus aparecen con
unos porcentajes constantes a lo largo de la secuencia. Representados en un único nivel: Acer, Frangula alnus,
Betula, Cornus, Carpinus y Ulmus. También Pomoideae y Prunus, que a pesar de estar representadas en más de
un nivel, la mayoría de sus fragmentos se encuadran preferentemente en uno. Leguminosae y Populus tendrían
una aparición testimonial en los niveles modernos al igual que Quercus/Castanea.
En cuanto al análisis palinológico del asentamiento, atendiendo a las características del depósito y en
función de la evolución de la excavación, el muestreo se ha adaptado al ritmo de la misma. Por este motivo, la
recogida de la columna palinológica (cantil F9/F11) se hace progresivo a medida que se profundiza en el registro
arqueológico. De todos modos, en un futuro próximo y en función a la estrategia de excavación, se muestrearán
otras zonas de esta extensa área de ocupación prehistórica. Por el momento y recién iniciado el proceso de
laboratorio, los escasos resultados preliminares de que se disponen corresponden al nivel V de la estratigrafía de
Irikaitz (Paleolítico Inferior). En las tres muestras pertenecientes a este nivel se observa la importante influencia
que la cercanía del río Urola ejerció sobre la vegetación circundante en la que se aprecia una interesante
diversidad arbórea (Carpinus, Alnus, Quercus, Frangula, Corylus). En el estrato herbáceo destacan Ericaceae y
Poaceae junto a taxones relacionados con la ribera del río como Ranunculaceae y Cyperaceae. Por su parte, la
humedad ambiental también queda registrada por la presencia mayoritaria de esporas de helechos, destacando
Polypodiaceae y Filicales monoletes. Al disponer de datos preliminares y no está completado todo el estudio
palinológico, por el momento no es posible establecer las fluctuaciones y variaciones del paisaje vegetal a lo
212
A. Arrizabalaga, M.J. Iriarte y M. Ruiz Alonso
largo de la ocupación humana. Sin embargo, es posible adelantar que, en el nivel V de Irikaitz, adjudicado al
Paleolítico Inferior, las condiciones paleoclimáticas eran muy favorables y con toda probabilidad se asociarían a
un período interglaciar. En virtud del análisis de la industria recuperada se pueden considerar básicamente dos
hipótesis, al último (Eemiense) y al penúltimo (Holsteiniense) periodo interglaciar, respectivamente.
Figura 1. Histograma resultante del análisis antracológico en los diferentes niveles estratigráficos.
Resulting histograme from the anthracologic analysis in the stratigraphic levels.
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El yacimiento arqueológico de Irikaitz (Zestoa, País Vasco). Contextualización arqueobotánica y en el marco…
dificultades afectan a otros territorios peninsulares. A efectos de contar con una recopilación bibliográfica más o
menos completa, se ha incluido en la bibliografía referencias de estos hallazgos (Armendariz, 1998; Baldeón
1978; Baldeón y Murga, 1989; Beguiristain, 1975, 1989 y 2000; Beguiristain y Labeaga, 1993; Gorrochategui y
Yarritu, 1984; Irigaray, 1992; Marcos y Mensua, 1958; Passemard, 1924; Sáenz de Buruaga et al., 1989; Tabar,
1977 y 1978; Vallespí y García Serrano, 1974; Vallespí y Ruiz de Gaona, 1971).
Para los territorios litorales se aducían las diferentes condiciones de la costa (ausencia de rasa extensa)
respecto a áreas vecinas y la ausencia de complejos de terrazas desarrollados como causa de un panorama pobre
o estéril (ni una sola mención para Gipuzkoa o Bizkaia). En cuanto a las áreas interiores, serán los grandes
complejos fluviales del Adour (sobre todo) y, en menor medida, el Ebro (Zadorra, Ega, Arga, Irati, etc) los que
nutren el mapa de localizaciones del Paleolítico Inferior, en posición derivada, junto a materiales posteriores y,
por lo general, con bastante poca densidad de hallazgos. También la altiplanicie de Urbasa ha proporcionado
materiales relevantes de esta cronología, aunque carentes de contexto estratigráfico y en apariciones
generalmente aisladas de utensilios característicos (Barandiarán, 1980 y 1985; Barandiarán y Vallespí, 1980).
En las últimas dos décadas (sobre todo en la última), se ha acelerado el conocimiento de estas
cronologías antiguas. En 1980, aún se indicaba “...De ese poblamiento diremos, en resumen: que es muy escaso,
que se produce siempre al aire libre, y que se concentra, junto a los grandes ríos, sobre todo en la franja más
meridional del País (en la vertiente del Ebro)”. (Barandiarán, 1980). El catálogo de “citas y referencias de
mayor crédito” incluían a Larralde (Ilbarritz), Poïlo (Saint-Pierre d'Irube) y Mouligna, en Lapurdi; Venta de
Judas (Lumbier), Zúñiga, Ordoiz (Estella) y conjunto de Sierra de Urbasa (“Raso” y “Otsaportillo”: Balsa de
Aranzaduya, Andasarri, Otsaportillo, Regajo de los Yesos, Fuente de Aciarri y Pozo Laberri) en Navarra;
Aitzabal (Vitoria) y Murba (Torre) en Alava. Son nueve referencias, si se acumulan los hallazgos de Urbasa.
El mismo autor, cinco años más tarde (Barandiarán, 1985), apenas incrementa el listado de yacimientos
con los sitios de Coscobilo (Olazagutía, Navarra), Mouguerre (Lapurdi) y Murua (Álava). En otra dirección,
enfatiza que desde el punto de vista cuantitativo, los únicos conjuntos industriales que permiten valoraciones
tipológicas y precisiones cronoculturales son los de Murba y la serie de Urbasa). La tipología de los yacimientos
incluye ahora una cueva destruida (Coscobilo) y permite destacar el valor de depósitos litorales (los aluviones
del Adour y playas de Lapurdi) y a altitudes medias, como los afloramientos de Urbasa. También se establece la
dificultad de acotar de modo terminante el límite entre Achelense Final y Musteriense Antiguo. Sin embargo,
como en la anterior aportación, se aboga por las cronologías cortas para los testimonios industriales, no anterior
al Achelense avanzado y quizás en torno a 120.000 años.
En una extensa monografía, cerrada en la misma fecha (Barandiarán, 1988) se amplían al máximo las
menciones efectuadas en el País Vasco a la aparición de materiales inferopaleolíticos. Sin embargo, las
conclusiones apuntadas en el terreno cronológico y cultural son parejas: “... El hecho de que varios de esos
instrumentos pudieran darse igualmente dentro del complejo Musteriense obliga a ser prudentes en su
valoración... De utilizarse modelos sedimentológicos establecidos por los especialistas franceses situaríamos
esas formas culturales desde inicios de la Penúltima Glaciación (Riss III), en el interior del Interglaciar Riss-
Würm e incluso pasando ya a los inicios de la Ultima (Würm I): en fechas aproximadas entre los 120.000 y los
75.000 antes del presente.” (Barandiarán, 1988).
Pocos años más tarde, con ocasión del Homenaje a J.M. de Barandiarán en su centenario, se repasa de
nuevo la información sobre el Paleolítico Inferior en el País Vasco (Baldeón 1990). En esta ocasión se indicaba:
“...Las más antiguas huellas del hombre en el País Vasco son muy sutiles, demasiado para afirmar algo más que
su presencia. Son restos aislados de material lítico, sin contexto sedimentológico y mucho menos estratigráfico.
Su atribución a este periodo es meramente tipológica, de ahí su poca precisión y contenido en cuanto a
información del hombre primitivo.” (Baldeón, 1990). Entre los hallazgos de piezas aisladas o lotes reducidos se
contabilizan quince depósitos (Aitzabal, Peñacerrada, Kargaleku y Belaustegi, en Alava; Zúñiga, Estella,
Coscobilo y Lumbier, en Navarra; Biarritz, San Juan de Luz, Mouligna, Bidart, Saint-Pierre d’Irube y
Mouguerre, en Laburdi; Tambaou, en Baja Navarra) Con mayor significación se incluyen varias series al aire
libre, “... bien situados en arenales costeros -Kurtzia. Bizkaia-, en altiplanos -conjunto de yacimientos de la
Sierra de Urbasa. Navarra-, en terrazas fluviales y graveras -Murba y Manzanos. Alava-.” (Baldeón, 1990).
Poco más adelante se considera más adecuado considerar este segundo grupo de yacimientos íntegramente como
acumulaciones derivadas originadas en ocupaciones de Paleolítico Inferior y Medio, en las que predominaría el
componente del Paleolítico Medio. En este sentido, su opción cronológica resulta aún más conservadora que la
expresada por Barandiarán (1985), aceptando justamente la existencia de restos aislados que pueden ser adscritos
al Achelense Final.
Cabe señalar un nuevo artículo de Barandiarán (1997), referido a la investigación del Paleolítico y
Epipaleolítico en el País Vasco peninsular. En el apartado correspondiente del estado actual del conocimiento
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A. Arrizabalaga, M.J. Iriarte y M. Ruiz Alonso
apunta el autor: “...El Paleolítico Inferior es la etapa peor conocida. No se conserva un solo hueso humano o de
los animales que se cazaban, sino utensilios tallados de piedra recogidos sin contexto arqueológico inmediato,
en depósito desplazado o 'secundario'.” (Barandiarán, 1997). En esta revisión se incorporan al listado de
depósitos los hallazgos en Viana y Lezaun (Navarra), Urrunaga (Alava) y Jaizkibel (Gipuzkoa) y con una
importancia especial el lote de la cuenca de Pamplona (García Gazolaz, 1994), con más de quinientas piezas
procedentes de hasta quince localizaciones (como Gazólaz, Ibero, Baternain, Arazuri, Orkoien o Cordovilla).
Con esta única excepción, quizás datable en el Riss y dentro del Achelense Medio, el resto de indicios
localizados en el País Vasco peninsular se siguen adscribiendo al Achelense Avanzado.
Para concluir con esta breve revisión historiográfica anotar un artículo recientemente publicado por
Sáenz de Buruaga (2000), que ya recoge las principales novedades mencionadas en esta comunicación y amplía
de modo considerable (hasta el Achelense Medio) el espacio cronológico del Paleolítico Inferior en el medio del
Pirineo Occidental y Alto Valle del Ebro. En este artículo se enfatiza especialmente la significación de tres lotes
industriales, correspondientes, respectivamente, a la Cuenca de Pamplona (Navarra), el embalse de Urrúnaga
(Álava) y la meseta de Urbasa (Navarra). Como expresión clara de las dificultades que afectan al estudio de esta
época, varios de los depósitos navarros incluidos en la síntesis de Sáenz de Buruaga como correspondientes a un
estadio avanzado o final del Achelense son adscritos en otra colaboración, dentro de la misma revista
(Beguiristain, 2000) al Musteriense.
Efectivamente, durante los últimos años se han producido novedades relevantes en el mapa del
Paleolítico Inferior vasco. En Navarra, es preciso mencionar la ampliación del lote de la cuenca de Pamplona, en
un conjunto bastante coherente e identificable con el Achelense Medio (García Gazolaz, 1994). Del mismo modo
sucede en Álava, donde el conjunto de yacimientos en torno al embalse de Urrunaga (Sáenz de Buruaga et al.,
1989) ha permitido tener una perspectiva bastante completa de la serie, relacionada por quienes han revisado el
material con el Achelense Avanzado o Final. Hay que anotar también el hallazgo aislado de Mendiguri como
novedad en Álava (Sáenz de Buruaga et al., 1994). En Bizkaia, se carece hasta la fecha de testimonios seguros
de esta época, aunque sí se cuenta con algunos materiales antiguamente recolectados en Kurtzia que sugieren la
presencia en el área de depósitos inferopaleolíticos, quizás contrastables a través de referencias complementarias
(Cearreta et al., 1991). En el País Vasco continental, concretamente en Bidache, se vienen recogiendo en
superficie numerosos bifaces y triedros de aspecto primitivo, que delimitan un conjunto probablemente
correspondiente al Achelense Medio (aún no estudiados o publicados en detalle). Las novedades de Laburdi
(Arambourou, 1989 y 1990; Chauchat, 1994) representan nuevas contribuciones a la lista de afloramientos de
material arqueológico, pero en la misma línea de décadas anteriores: depósitos al aire libre, en posición derivada
y en los que el criterio tipológico arrastra la adscripción cronocultural (siempre en la duda entre un Achelense
avanzado o un Musteriense de tradición Achelense).
Probablemente es Gipuzkoa el territorio en el que se observan más y más relevantes novedades.
Comenzando por Lezetxiki, se trata de un depósito en cueva excavado en primer término por Barandiarán (1956-
1968) (en Barandiarán, 1976) y posteriormente, por uno de nosotros (Arrizabalaga, 1996 hasta la fecha). La
publicación de la industria de sus niveles inferiores por Baldeón (1993), la consideración de las dataciones
absolutas efectuadas sobre los niveles V, VI y VII (Mariezkurrena, 1990) y de diferentes informaciones
paleoambientales sobre el nivel VII, así como la refocalización del interés en el yacimiento sobre el húmero fósil
localizado en la excavación clásica (que parece mostrar similitudes con restos humanos obtenidos en la Sima de
los Huesos de Atapuerca) orientan la sospecha de estar ante un nivel del Pleistoceno Medio sedimentado en
cueva. De algún modo se reproduciría, a menor escala, el modelo de El Castillo (Bischoff et al., 1992).
Recientemente se ha producido un nuevo hallazgo, pendiente de verificación detallada, en la cueva de Arnailleta,
en la que junto a abundante fauna ha sido localizada una docena de piezas líticas de aspecto tosco,
probablemente relacionables con el Paleolítico Inferior.
Ya al aire libre, además de la investigación sobre Irikaitz, hay que llamar la atención sobre el extremo
nororiental del territorio, concretamente la sierra de Jaizkibel. Junto a las referencias arqueológicas de Jaizkibel
publicadas en detalle (Merino, 1986; Arrizabalaga, 1994), se vienen prodigando los hallazgos en superficie de
materiales paleolíticos correspondientes a los períodos más diversos. Aunque la investigación en la zona está
dando todavía sus primeros pasos, se cuenta con información para suponer que los materiales publicados por uno
de nosotros en 1.994, algunos de los incluidos por Merino en su artículo de 1.986 y al menos los obtenidos en
otro punto de Jaizkibel deben ponerse en relación con establecimientos del Paleolítico Inferior. Estos
yacimientos permiten además enlazar las secuencias del Paleolítico Inferior litoral, tan ricas en Cantabria o
Asturias, acaso con Kurtzia en Bizkaia y, desde luego, con la costa de Laburdi. En este contexto, el
descubrimiento y excavación arqueológica de Irikaitz cobra un interés especial. Se trata del único depósito
estratificado vasco que incluye materiales del Paleolítico Inferior y está en curso de excavación. Con la
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El yacimiento arqueológico de Irikaitz (Zestoa, País Vasco). Contextualización arqueobotánica y en el marco…
salvaguarda de lo más arriba indicado para diversos yacimientos guipuzcoanos, se le podría considerar incluso
único (hasta la fecha) en cuanto al caudal de información potencial que de él puede obtenerse.
Recapitulando acerca de lo expuesto en este apartado, señalar que la investigación del Paleolítico
Inferior vasco se ha enfrentado a dificultades similares a las de territorios vecinos: ausencia de información
previa sobre el terreno, prejuicios sobre la inexistencia de estas cronologías, escasez de hallazgos, falta de
estratigrafías o restos en posición primaria, sesgo de las recolecciones según el criterio dominante de lo que es o
no es un útil adjudicable a esta época, difícil deslinde entre las cronologías de tránsito entre Paleolítico Inferior y
Medio, etc. Esta situación de práctica ignorancia puede corregirse en los próximos años si se es capaz de diseñar
una estrategia en la dirección adecuada: con el apoyo directo de geólogos y especialistas en Cuaternario, la
selección de zonas de prospección preferente de acuerdo a sus criterios, la sistematización de la prospección de
sitios correspondientes a estas épocas, la realización de sondeos (hasta la roca madre) mejor que catas (hasta el
primer material arqueológico significativo, lo que va en detrimento de las cronologías más antiguas) y, sobre
todo, la excavación correcta de aquellos sitios como Irikaitz, que aportan un registro de gran calidad para el
conocimiento de esta época.
Agradecimientos
Este trabajo ha sido parcialmente financiado por el Grupo de Investigación Consolidado y de Alto
Rendimiento de Prehistoria de la Universidad del País Vasco (9/UPV 155.130-14570/2002).
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