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CONTABILIDAD Y FINANZAS

Autores:
Angulo Esquivel Jennifer Melissa
Campos Jacinto Brayan Guillermo
Espinosa Robles Teresa Anais
Ruiz Morales Brandon Lee
Villacorta Arias Astrid Adriana

Curso:
Finanzas Internacionales
Tema:
Crisis en Reino Unido
Docente:
Sara Monica Aroco Cerdan

Trujillo - Perú
2021 – I
CRISIS DEL REINO UNIDO

INTRODUCCION

Hasta la mitad del siglo XIX, el Reino Unido practicó una política comercial
particularmente proteccionista. El reino Unido superó en renta por capital a los
demás países europeos, superando ampliamente a Francia y Alemania que
tenían rentas per cápita similares entre sí. En 1846, la ley sobre el trigo fue
abolida. Según el economista Charles Kindleberger, la abrogación de estas
leyes fue motivada por un “imperialismo librecambista” destinado a “detener el
avance de la industrialización del continente a través de una ampliación del
mercado de productos agrícolas y de materias primas”. Ese fue por otra parte
el argumento que desplegaron los principales voceros de la Anti-Corn Law
League. Según el economista Friedrich List, "la prédica británica a favor del
librecambio recuerda la actitud de quien, una vez en lo alto, arroja al piso la
escalera para evitar que otros suban".8

Hacia 1920 la renta per cápita británica fue superada por


la estadounidense aunque tras la crisis de 1929, la economía norteamericana
fue más afectada que la británica, pero seguía siendo la más próspera. Tras
la Segunda Guerra Mundial y la pérdida progresiva de las colonias, el país
retomó el rumbo como potente economía manteniendo una doble alianza que
dura hasta nuestros días, no perdió su mirada económica sobre Europa, pero al
mismo tiempo reforzó sus relaciones comerciales con Estados Unidos que tras
el conflicto ejerce como primera potencia mundial. Este papel económico le ha
permitido mantener un sólido y constante desarrollo a lo largo de la segunda
mitad del siglo XX.

En 1960 y 1966, el Reino Unido trató de incorporarse a la CEE sin éxito, sobre


todo por la oposición de Francia, hasta que en 1970 su candidatura fue
admitida. En 1973, gracias a la política europeista del Primer Ministro Edward
Heath, ingresó en la Comunidad Económica Europea.

Durante las décadas de los 1950s hasta los 1970s, la economía británica


mantuvo un alto nivel de presencia del sector público, llegando incluso a
representar entre el 35 y el 40% del total del Producto Interior Bruto. La llegada
de la conservadora Margaret Thatcher al poder conllevó la aplicación de
políticas liberales que redujeron el papel del Estado y reformaron el modelo
del sistema de protección social. Durante su mandato de 11 años, el PIB per
cápita creció un 35%, superando así a Alemania y a Francia, mientras que la
inflación cayó de un 13,4% en 1979 hasta el 9,5% en 1990. Al mismo tiempo,
aumentó la desigualdad de la renta. Con posterioridad, las distintas políticas
han recuperado parcialmente la situación anterior a 1979, procurando conjugar
una economía ágil y competitiva con unos niveles de bienestar amplios para la
población.

CAUSAS Y CONSECUENCIAS

Si bien el referéndum celebrado el 23 de junio de 2016 en Reino Unido no es


más que uno de las muchas discrepancias que este país ha tenido con la Unión
Europea, es con diferencia el que más lejos ha llegado y por ello el que más
consecuencias acarreará. En efecto, si nos remontamos atrás en la historia
contemporánea reciente, se puede observar como el Brexit no es más que el
culmen de toda una serie de controversias. El primer acercamiento de Reino
Unido hacia la Unión Europea sería en 1963. Por aquel entonces, la llamada
Comunidad Económica Europea le negó la entrada a través del veto del
presidente francés Charles de Gaulle a quien se le recuerdan las palabras
"l'Angleterre, ce n'est plus grand chose", lo que se puede traducir por
“Inglaterra no es ya una gran cosa”. Un nuevo veto sería dado en 1967
nuevamente por de Gaulle. La percepción de estos hechos sembró la duda de
si podrían acceder a la CEE mientras el presidente francés se mantuviese en el
poder. No sería hasta 1971 cuando las relaciones entre Francia e Inglaterra de
suavizaron. Esta insistencia por parte de Reino Unido se debía a que en
aquellos años se consideraba que las economías de los países miembros de la
CEE lo estaban haciendo mejor que la de Reino Unido, mientras que ahora no
resulta raro afirmar que es una (si no la principal) de las más importantes
economías de la UE (History, 2017). Con la entrada de 1973, Reino Unido
comenzaría a formar parte de la CEE. Sin embargo, tan solo dos años después
se decidió llevar a cabo un referéndum con la pregunta “Piensa usted que
Reino Unido debiera quedarse en la Comunidad Europea (Mercado COMUN)”.
Este se realizó bajo el mandato de un gobierno laborista que, tras renegociar
las condiciones de permanencia, optó por desarrollar aun así el plebiscito (The
Economist, 2015). El “Sí” ganó con alrededor del 67% de los votos con la
mayoría de los condados optando por esta opción. Cabe remarcar que, durante
esta época, los periódicos más relevantes a nivel nacional de este país (como
lo puedan ser el Daily Express, Daily Telegraph, the Sun o the Times) no
apoyaban la salida de la UE (a diferencia de en la actualidad que se posicionan
en su mayoría a favor del Brexit). Además, comparativamente se esperaba que
la campaña a favor de la salida fuese mejor financiada que en aquel entonces
(The Economist, 2015). Con Margaret Thatcher accediendo al poder en 1979,
se retomaron los debates en cuanto a los términos de la permanencia. En
concreto, en 1984 la primera ministra negoció férreamente para reducir la
contribución que hacía esta nación a los presupuestos de la CEE que pasó de
ser alrededor de un 20% del total a en torno a un 12% de éste (The Economist,
2015). Con la entrada de los años 1990, se firmaría el tratado de Maastricht (en
concreto se firmó en 1992 y entró en funcionamiento en 1993). Reino Unido
hizo que este acuerdo no tuviera carácter legislativo. Además, se excluyeron de
la tercera fase, la cual implicaba la unión monetaria y con ella el uso del euro
como moneda única. En posteriores modificaciones de este tratado, o bien se
excluyeron o aceptaron parcialmente como rechazando en 1997 el tratado de
Ámsterdam (donde se incluía la libre circulación de personas) o aceptando con
excepciones el tratado de Lisboa (History, 2015). En el año 2010, David
Cameron se proclamaría primer ministro. En 2013 reabriría el debate sobre las
condiciones de permanencia de su país en la UE alegando que, si ganaba con
mayoría absoluta las siguientes elecciones, prometía renegociar éstas y hacer
un referéndum. Las ya mencionadas condiciones para la permanencia se
negociarían en mayo de 2015 tras su reelección y tratando principalmente
temas como nuevas vías para que Reino Unido pudiera bloquear medidas de la
provenientes UE o temas de economía financiera. Tras anunciar los resultados
de estas negociaciones, estableció la fecha del 23 de junio de 2016 para el
referéndum en el que se decidiría si permanecer o no en la Unión Europea
(History, 2015). La puesta en marcha de esta votación provoco la división en
dos bandos del partido Conservador y Unionista Británico. El por aquel
entonces primer ministro James Cameron, defendía la permanencia apoyada,
por entre otros, por su ministro de finanzas George Osborne. Sin embargo, los
conservadores no eran los únicos que apoyaban la salida de la Unión Europea.
El UKIP, partido por la independencia de Reino Unido siempre ha defendido la
salida de la unión y a pesar de tener escasa presencia en la Cámara de los
Comunes actualmente, (tan solo 1 representante frente a los 330 del partido
Conservados y Unionista), ofrecen apoyo incondicional a los conservadores de
cara al Brexit. En contraposición, encontramos al Partido Laborista (con 229
representantes) como principal oposición política, quienes han defendido firme
y homogéneamente, la permanencia en la UE (tan solo 10 de sus miembros en
el parlamento británico apoyaban el Brexit). A ellos, se les une el partido
Nacional Escoces (56 representantes), quienes tras el referéndum en el que
ganó la permanencia a Reino Unido, consideran una decisión un tanto
unilateral, la salida de la UE. Esto último se debe a que indirectamente el voto
por la permanencia en el Reino Unido se traducía por la permanencia en
Europa (The Huffington Post, 2016).

COYUNTURA ECONOMICA

La economía británica, la sexta mayor del mundo, se ha visto frenada desde el


referendo por el Brexit en 2016. La situación empeoró en 2020 debido a la
pandemia de COVID-19: el PIB cayó en 2,2% en el primer trimestre y se
desplomó en 20,4% en el segundo, con una pérdida anual de 9,5%, según
estimaciones del FMI, lo que equivale a la recesión más profunda del país
desde la Segunda Guerra Mundial. A pesar de las medidas adoptadas por el
gobierno para hacer frente a la economía, la inversión comercial y el consumo
de los hogares se hundieron. Según las previsiones del FMI de octubre de
2020, se prevé un repunte en 2021 (+5,9%) y en 2022 (+3,2%). Esto se
relaciona además con el muy esperado acuerdo comercial de último minuto
firmado entre el Reino Unido y la UE, que finalmente definió los nuevos
términos de la futura relación y cooperación entre el Reino Unido y el resto de
la UE tras el Brexit. El Acuerdo Comercial y de Cooperación entre la UE y el
Reino Unido, aplicado provisoriamente desde el 1 de enero de 2021, tras haber
sido acordado por los negociadores de la UE y el Reino Unido el 24 de
diciembre de 2020. Se estima que el consumo del gobierno contribuirá
positivamente al crecimiento en los dos próximos años; no obstante, subsiste la
incertidumbre sobre la evolución de la pandemia, y se anunció una nueva
cuarentena a principios de enero de 2021 como consecuencia del rápido brote
de una nueva variante del virus de COVID-19. Según las previsiones de la
Comisión de la UE, a fines de 2022 el PIB del Reino Unido debiera seguir un
5% bajo el nivel del cuarto trimestres de 2019. En la más reciente actualización
de las Perspectivas de la Economía Mundial, en enero de 2021, el FMI revisó
sus proyecciones de crecimiento del Reino Unido, indicando 4,5% en 2021 y
5% en 2022 (lo que corresponde a una diferencia de -1,4% y +1,8%
respectivamente, en comparación con las proyecciones de la OMC de octubre
de 2020).

Los esfuerzos fiscales de los últimos años se han visto comprometidos por las
medidas de emergencia adoptadas para luchar contra la crisis epidémica,
incluyendo planes de trabajos de corto plazo, préstamos para trabajadores
independientes, préstamos y desgravación para empresas, y fondos
adicionales para el Sistema Nacional de Salud (NHS), por un total de más de
10% del PIB. Acompañado por una baja de los ingresos, el déficit público se
elevó a la cifra estimada de 14% en 2020, con una relación de la deuda al PIB
que se disparó a 108%, en comparación con 85,4% un año antes (FMI). A
pesar de que el déficit público debiera conservar una tendencia al alza en el
mediano plazo (111,5% este año y 113,4% en 2022), se estima que el déficit
presupuestario baje gradualmente (-6,4% y -5,4% respectivamente). Debido a
los bajos precios energéticos y el gasto de los consumidores, la inflación se
mantuvo contenida en 0,8%, muy por debajo el objetivo del Banco de
Inglaterra, de 2%, pero debiera subir gradualmente a 1,2% en 2021 y a 1,7% el
año siguiente.

Las medidas adoptadas por el gobierno para apoyar a los empleados y


trabajadores independientes ayudaron a contener el aumento de la tasa de
desempleo, que se mantuvo en 5,4% en 2020 (aunque subió con respecto al
año anterior, cuando registró un 3,8%). Sin embargo, debido a la lenta
recuperación en 2021 y al cese del apoyo del gobierno, se prevé que el
desempleo aumente con fuerza en 2021, a 7,4%, antes de bajar por a poco a
6,1% en 2022 (FMI). El desempleo afecta más a los jóvenes entre 16 y 24
años: correspondió a 14,5% en el período entre agosto y octubre de 2020 (en
comparación con 12,1% en el trimestre anterior a la pandemia de enero-marzo
2020 – ONS). El PIB per cápita del país fue estimado en 48.688 por el Banco
Mundial (últimos datos disponibles), pero los resultados macroeconómicos
relativamente sólidos del Reino Unido ocultan las debilidades y situaciones de
desigualdad. Así, como ha señalado el FMI, reforzar el capital humano del país
de una prioridad clave. Los esfuerzos del gobierno para invertir en
infraestructura, aumentar el suministro de viviendas y aumentar la participación
de mujeres en el mercado laboral también han de ayudar a apoyar un
crecimiento sostenible e inclusivo.

SOLUCIÓN DE LA CRISIS

Con el paso de los meses, las autoridades han dado a conocer diferentes
estrategias para reactivar los mercados sin dejar de lado la lucha contra el
covid-19, virus que le ha costado la vida a más de 520.000 personas en el
mundo. Uno de los países que ha tomado la delantera en materia de
elaboración y aplicación de las hojas de ruta para el reinicio de la economía es
Reino Unido, en donde el gobierno, por ejemplo, ha entregado US$13.731
millones en financiamiento para las Pyme.

La anterior apuesta hace parte del ‘New Deal’ que dio a conocer Boris


Johnson, primer ministro de esa nación, quien aclaró que esta es una
estrategia económica que tiene como objetivo reconstruir Gran Bretaña.

Para lograrlo, el líder y su equipo han anunciado que las labores, las
habilidades y la inversión en infraestructura será el centro de recuperación
después del nuevo coronavirus.

Con base en lo anterior, Johnson dijo que usarán la pandemia del covid-19
para enfrentar los grandes desafíos no resueltos del país en las últimas tres
décadas. Por lo que se construirán más casas, arreglarán el servicio de salud
(NHS, por sus siglas en inglés), abordarán la crisis de habilidades y cerrarán la
brecha que hay en materia de oportunidades, productividad y conectividad
entre las regiones de la nación.
El gobierno británico llevará a cabo inversiones en diferentes frentes. Una de
las primeras inyecciones de capital que hará el país europeo consiste en que
en los próximos cinco años, se invertirán más de 600.000 millones de libras
(US$749.001 millones) en la prosperidad futura. A esto se le suma que tienen
proyectos de inversión de capital de 5.000 millones de libras (US$6.241
millones), para el apoyo de empleos y la recuperación económica.

Seguridad y educación, otras apuestas del gobierno británico


Además de la lucha contra la pandemia y la búsqueda del camino de la
reactivación, las autoridades de ese país también están trabajando en
satisfacer otras necesidades de los ciudadanos británicos, por lo que tienen
3.000 policías más reclutados como parte de su objetivo de 20.000, más de
US$1.248 millones para reconstruir escuelas en Inglaterra y más de US$17.976
millones para los próximos tres años para aumentar los fondos para las
escuelas y así continuar mejorando la calidad de la educación.

ACTUALIDAD

Los muy esperados resultados de los ensayos clínicos de la vacuna de


Oxford-AstraZeneca llevados a cabo en Estados Unidos, Chile y Perú
confirmaron que es tanto segura como altamente efectiva.
Más de 32.000 voluntarios tomaron parte en las pruebas, la mayoría de
EE.UU., pero también incluyeron pacientes de los dos países latinoamericanos
mencionados.
La vacuna mostró ser 79% efectiva contra la infección sintomática de covid-19
y 100% efectiva en prevenir casos graves de la misma.
Estos resultados son considerablemente mejores que los que Oxford-
AstraZeneca obtuvo en Reino Unido el año pasado, que mostraron 62% de
efectividad.
"Estos resultados son una gran noticia y demuestran la extraordinaria eficacia
de la vacuna en una nueva población y son consistentes con los resultados de
los ensayos llevados a cabo en Oxford", dijo al respecto el principal
investigador de la vacuna de la Universidad de Oxford, el profesor Andrew
Pollard.
"Con el amplio uso de la vacuna, podemos esperar un fuerte impacto contra
covid-19 a través de todas las edades y para las personas de diferentes
etnicidades".
La profesora Sarah Gilbert, codiseñadora de la vacuna afirmó que "en muchos
países diferentes y a través de grupos de edades, la vacuna ofrece un alto nivel
de protección contra covid-19 y esperamos que esto conduzca a ampliar el uso
de la vacuna en los esfuerzos globales para acabar con la pandemia".

CONCLUSIONES

AstraZeneca anunció que pondrá todos los datos a disposición de la


Administración de Medicamentos y Alimentos de EE.UU. (FDA) para lograr la
autorización de uso urgente "en las próximas semanas", según informó el diario
Washington Post.
Los datos serán publicados en una revista científica y revisados por pares.
El gobierno de EE.UU. ya había hecho un pedido anticipado de 300 millones
de dosis de la vacuna AstraZeneca.

De aprobarse, le daría al país una abundancia de vacunas para inocular a su


población o para ofrecerlas a países en el mundo cuyos programas de
vacunación están limitados o ni siquiera han empezado.
Unas de las ventajas de la vacuna Oxford-AstraZeneca es que puede ser
almacenada en un refrigerador común y corriente, además de ser relativamente
barata, unos US$4 por dosis. La empresa se comprometió a vender la vacuna
a costo de producción durante la pandemia.

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