Está en la página 1de 7

República bolivariana de Venezuela

Ministerio del poder popular para la educación

Misión Sucre Productiva

Aldea José Félix Rivas

Calabozo - Estado – Guárico

Profesor: Estudiante
Ana Poveda Yanexy González
C.I:26.752.292
José Andrea
C.I:28.393.507

María González

C.I 12.927.001

Mayo, 2021
Para empezar, la definición de desastre, expresada en la idea de una
interrupción severa en la rutina, el funcionamiento cotidiano de una sociedad,
debido al impacto de un evento físico-materia lo biológico adverso, entonces
COVID-19 y la pandemia asociada califican como un desastre (a escala global,
nacional, regional y local). Para muchos países, es la mayor crisis sanitaria que
han enfrentado en generaciones, si es que alguna vez, y en muchos otros, se está
convirtiendo en una catástrofe o ahora es una catástrofe. Al mismo tiempo, el
desastre relacionado con la salud (que afecta a las personas y los sistemas de
salud que los atienden) va acompañado de impactos sociales y económicos, como
para poder calificarlo como un desastre de salud y socioeconómico concatenado o
vinculado.

El mundo enfrenta decididamente la pandemia del COVID-19 con distintos


grados de avance. Es aún una crisis en expansión que cobra vidas humanas,
afecta seriamente el funcionamiento de la sociedad, las familias y las personas; y
perjudica severamente la economía a escala nacional y mundial. Las
consecuencias de este desastre pudieran cambiar, por mucho tiempo, las
relaciones económicas, sociales e interpersonales en el mundo y en cada uno de
nuestros países. COVID-19, la enfermedad asociada con el coronavirus más
reciente, SARS-coV-2, producto de las interrelaciones entre el mundo animal y la
sociedad, y la transmisión del virus entre ellos, ha sido denominada por muchos
como un desastre o catástrofe. La relación con el COVID 19 como epidemia o
pandemia tiene con el riesgo de desastres y la Gestión del Riesgo de Desastres
(GRD) tal como los hemos entendido hasta la fecha (asociados con eventos
físicos dañinos de diferentes orígenes y tipos, desde naturales y socio-naturales,
hasta tecnológicos y antropogénicos).

COVID-19 es claramente diferente en su constitución y expresión básica y


modo de existencia a un desastre asociado con amenazas físicas más
tradicionales. Sin embargo, claramente es un desastre sí aceptamos la definición
básica de desastre como una interrupción severa de la vida rutinaria de una
sociedad, su cotidianeidad, asociada con la exposición a una amenaza, en
condiciones de vulnerabilidad y una falta de capacidad. Aquí puede aceptarse que
el "desastre" puede tener diferentes escalas, desde el nivel familiar hasta la
sociedad en su conjunto, y también puede tener manifestaciones extensas e
intensivas.

El hecho de que la existencia de COVID-19 entre poblaciones distintas


tendrá impacto en futuros desastres asociados con huracanes, inundaciones,
terremotos y otras amenazas, también debe ser considerado de cerca. El impacto
directo de COVID-19 y los controles económicos y sociales restrictivos
implementados para reducir su propagación y sus efectos aumentarán la
exposición y la vulnerabilidad entre los grupos ya desfavorecidos, pero también
afectarán a segmentos de la población que antes estaban en mejores condiciones.
Estos contextos deben ser considerados y a tendidos a corto plazo para que la
futura reducción del riesgo de desastres y los esfuerzos de respuesta sean
efectivos. El riesgo económico asociado con amenazas físicas como terremotos e
inundaciones incluye daños y pérdidas directas a los elementos construidos y a la
producción económica existente, seguido por pérdidas futuras relacionadas en el
empleo, la producción, el consumo y los ingresos. Estos impactos pueden afectar
diferentes indicadores macro y microeconómicos durante un período prolongado
después del evento. El gobierno tiene poca influencia posterior en el daño directo
asociado con tales eventos físicos, sin embargo, tiene un impacto fundamental en
términos del proceso de reconstrucción y recuperación seguida después. Y, la
planificación, la gestión y la intervención exenté pueden influir de manera positiva
o negativa en los niveles de impacto primario, dependiendo de la sensibilidad al
riesgo de tales acciones.

Con respecto a la pandemia de COVID 19 como un tipo de desastre, entre


las categorías más comúnmente identificadas posiblemente se aproxima más a un
desastre biológico de desarrollo lento. Las infestaciones de langostas, por lo
contrario, posiblemente podrían verse como un caso de desastres biológicos de
desarrollo rápido. Sin embargo, en el caso de COVID 19 vale la pena retomar
aquí la noción que Piers Blaikie (1994) desarrolló frente al VIH-SIDA, en
comparación con otros tipos de desastres asociados con terremotos, tormentas,
inundaciones, sequía, erupciones volcánicas, etc. Blaikie en ese momento habló
de un tipo diferente de desastre, un desastre de "onda larga" (longwave). Con
esto, se refiere a la característica del VIH, que se propaga lenta pero
constantemente, con una extensión temporal indefinida, entre poblaciones
expuestas y vulnerables en diferentes partes del mundo y con impactos difusos y
generalizados en el tiempo y el espacio. Como amenaza, el VIH no tenía un límite
de tiempo conocido, ni un espacio confinado en el que impactara, ni evidencia
clara que pudiera ayudar a estimar y calcular los daños y pérdidas que estarían
asociados con la propagación de la enfermedad en todo el mundo. La aplicación
de tal concepto a epidemias y pandemias como MERS, SAR, Ébola, la gripe
española de 1918-21 o la Gran Peste es sugerente.

El riesgo que enfrenta una determinada población, persona u otra unidad


social o económica cuando se enfrenta a un evento amenazante está mediado por
lo que se ha denominado "factores de vulnerabilidad". El análisis de tales factores
comprende un componente significativo del análisis requerido para corroborar y
delinear un enfoque de construcción social para comprender el riesgo. No solo se
requiere la identificación de tipos y niveles de vulnerabilidad, sino también una
comprensión de cómo y por qué existen tales factores, como los factores de
vulnerabilidad que influyen en el nivel desafectación de las personas y sus familias
o negocios relacionados con la enfermedad de COVID-19 y se hará una
comparación con el funcionamiento de la vulnerabilidad en escenarios de
desastres más tradicionales. El tema de la exposición se tratará en nuestra
siguiente sección, reconociendo desde el principio que el riesgo y la vulnerabilidad
solo pueden existir si hay exposición a los efectos de un evento. Una vez que el
virus infecta a una persona expuesto al mismo, el grado de afectación individual
puede explicarse por vulnerabilidades intrínsecas y otras adquiridas socialmente.
El daño y la pérdida puede interpretarse tanto en términos de la enfermedad
misma como del impacto en el individuo afectado, pero también en términos del
impacto en el bienestar, los ingresos, los medios de vida y la economía en
general.

Vulnerabilidad Intrínseca

En cuanto al tema de la vulnerabilidad intrínseca de los individuos (que


parece ser menos crítico en el caso de eventos físico-naturales que con los
contagios por virus u otros agentes biológicos), se deben considerar algunos
aspectos esenciales. La vulnerabilidad intrínseca se refiere a las condiciones que
son inmutables debido a que son una parte constitutiva del individuo afectado, el
resultado de condiciones y procesos internos. La vulnerabilidad intrínseca al virus
se relaciona con la forma en que la genética influye en el nivel de funcionamiento
del sistema inmunológico, el nivel de susceptibilidad a enfermedades coronarias,
hepáticas o relacionadas con el cáncer, o en la existencia de problemas crónicos
digestivos, hormonales y de hipertensión, entre otros.

El tipo de sangre, el sexo y la edad se encuentran entre otros factores que


ahora se discuten y que podrían afectar la incidencia e impacto del virus. La
noción de intrínseco puede extenderse para considerar el efecto permanente de
las operaciones quirúrgicas pasadas y la eliminación de, por ejemplo, bazo,
pulmón, riñón, donde no existe un posible remedio o sustitución fisiológica. El
sufrimiento previo de una enfermedad debilitante probablemente también tiene un
efecto en términos del impacto del virus en un individuo determinado. Todas estas
son vulnerabilidades intrínsecas y endógenas, acumuladas con el tiempo como
parte del proceso de salud de un individuo. Numerosos otros temas también están
siendo investigados hoy relevantes para la vulnerabilidad intrínseca. Por ejemplo,
cómo la aplicación previa de vacunas contra enfermedades como la tuberculosis o
los tratamientos para la malaria podría tener efectos atenuantes sobre la
incidencia de COVID-19. Incluso el consumo de nicotina a lo largo del tiempo está
sujeto a investigación en cuanto a efectos beneficiosos o negativos dada la
desproporción en el número de muertes en los EE. UU. debido a COVID-19 entre
los fumadores como una proporción del número de fumadores en el país (17%
fumadores y solo 2% de muertes representadas por fumadores.

Vulnerabilidad socialmente adquirida

Por otro lado, también deben considerarse los factores de riesgo social
asociados con la salud como eje central de análisis que incluye el nivel de acceso
a sistemas de salud y sus servicios, la condición de salud existente de un
individuo, producto de sus propias decisiones como ser humano a lo largo de los
años, los costumbres impuestos a los niños por sus padres o los impuestos por la
costumbre la práctica en general. Una clasificación de las condiciones que
conducen a problemas de salud o salubridad, las llamadas determinantes sociales
de salud incluyen: (a) el ambiente económico y social: educación, servicios de
salud, redes de apoyo social; apoyo de familia, amigos y comunidad, cultura,
costumbre, tradiciones, creencias, ingresos y estatus social ; (b) ambiente físico:
agua potable y aire, lugares de trabajo limpios: casas comunidades y caminos
seguros que contribuyen a la buena salud; y (c) y las características individuales
de personas en cuanto comportamientos y capacidades de enfrentar dificultades y
su resiliencia. Hábitos alimenticios pasados y presentes, grados de alcoholismo y
tabaquismo previos o existentes, la práctica de deportes o actividad física, y
antecedentes de problemas de salud mental y / o depresión, entre otros, son
factores claramente diferentes de los factores intrínsecos asociados con el
proceso de nacimiento y salud y deben clasificarse como construidos socialmente
a lo largo de la vida de una persona.

Las características de vulnerabilidad, tanto intrínsecas como relacionadas


con la salud cotidiana, muchas de estas pueden estar presentes en cualquier
persona sin importar su clase social, niveles de ingresos, tipo de empleo, cultura,
entre otros. Sin embargo, cuando la salud o las condiciones físicas están
relacionadas con la mala atención médica, la mala nutrición, la baja calidad de
vida o la falta de acceso a los servicios básicos, existe una relación clara entre la
clase social y la vulnerabilidad, ya sea con un virus u otro evento amenazante.
Antes del inicio de COVID-19, pero después del inicio del VIH SIDA, se ha puesto
mucho énfasis en los estudios y prácticas de gestión de riesgo de desastres en la
noción de la construcción social de riesgo y vulnerabilidad para explicar el riesgo y
el desastre. En otras palabras, un énfasis en los factores de origen humano para
explicar el desarrollo de los patrones y la incidencia social y territorial de riesgo y
desastre en el mundo.

Tales enfoques han evidenciado, por ejemplo, que los eventos de mayor magnitud
en condiciones de menor exposición y vulnerabilidad pueden tener un impacto
mucho menor que cuando las poblaciones altamente vulnerables y sus activos
están expuestos a eventos de magnitudes mucho más pequeñas. Tanto con los
riesgos físicos como con COVID-19, las vulnerabilidades adquiridas socialmente
son más frecuentes y graves en general en los grupos de población más pobres,
excluidos y marginados, y el acceso a la protección social es más discriminatorio y
menos disponible. Esto probablemente acerque las vulnerabilidades asociadas a
los virus a las existentes con amenazas más conocidos. Y esto resalta la
necesidad de comprender las causas o raíces comunes que conducen a diferentes
expresiones de riesgo y desastre en diferentes condiciones de amenaza. La
vulnerabilidad adquirida, y sus causas básicas, requieren que comprendamos que
es en el contexto de la clase social, los medios de vida, los ingresos y el empleo
donde dicha vulnerabilidad se construye y opera más.

También podría gustarte