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investidura de sentido.

4 Husserl ya había discutido la asociación desde las Investigaciones


lógicas (LI I § 4, pp. 273-274; Hua XIX/1 35-37) en donde notó que su característica
clave era producir un sentido de pertenencia entre dos contenidos que se colocan juntos.
Husserl nunca cambia su visión de la «asociación» como una característica irreductible,
primitiva, de nuestra vida intencional, constituida ella misma según leyes a
priori. Pero sólo a finales de la década de 1920 encontró un modo de explorar
fenomenológicamente
esta área.
¿Hay algo que no esté constituido? Para Husserl todos los objetos que se experimentan
en la conciencia, todos los significados, incluso la naturaleza de la conciencia misma,
están constituidos. Así, también el yo es autoconstituido, como pronto veremos. Husserl
piensa que toda constitución tiene su fuente en lo que llama «yo absoluto» (una noción
muy difícil y oscura en Husserl) y que el yo mismo sólo es comprensible a través de la
«fenomenología de la génesis» (CM § 39). Por otro lado, parece haber algunos elementos
en el yo, como su auto-presencia y su darse en el presente, que son para Husserl originalmente
dados y, por lo tanto, no constituidos. 5 En la última fase de su carrera Husserl se
acercó cada vez más a la filosofía de la vida y en particular a la filosofía de Bergson,
enfatizando la unidad orgánica del proceso mismo de la vida, y comenzando incluso a
pensar el yo como la fuente de toda temporalidad, considerando, entonces, que el yo de
alguna manera escapaba a la temporalidad, que tenía una vida presente que servía para
fundar toda temporalidad. La temporalidad misma se constituye genéticamente, una
afirmación que parece circular si la génesis misma se comprende teniendo un elemento
temporal. Ciertamente el yo se experimenta como algo que se genera constantemente de
un modo temporal.
El yo trascendental
La sucesiva aplicación de este método de reducciones fenomenológicas conduce
eventualmente a Husserl a localizar la fuente de todo significado en la subjetividad
trascendental, lo que lo conduce a su vez a un compromiso con una forma de idealismo
trascendental, compromiso que mantuvo hasta su muerte. Husserl comprendió
la fenomenología esencialmente como una «egología», como el estudio del yo y de su
«experiencia de sí» (Selbsterfahrung), como una continuación del programa que estableció
Descartes al descubrir el cogito. Todo el mundo, y sus significados, tendrían
que repensarse como un logro de la subjetividad, del yo. El verdadero enfoque de la
filosofía es la región de la experiencia del yo, del yo trascendental.
¿Pero qué es el yo trascendental? Husserl hace muchos pronunciamientos sobre la
naturaleza del yo trascendental. A veces habla como si la conciencia empírica pudiera
ir y venir, mientras que el yo trascendental sería una condición necesaria no sólo para
la posibilidad de la experiencia, sino para la posibilidad del mundo. El yo trascendental
puede sobrevivir a la destrucción del mundo. De hecho, Alfred Schütz recuerda que
4. Véanse las anotaciones de Husserl en sus lecciones sobre «Naturaleza y espíritu» del semestre
de verano de 1927, citado en Bernet, Kern y Marbach, An Introduction to Husserlian Phenomenology,
op. cit., p. 203.
5. R. Sokolowski, The Formation of Husserl’s Concept of Constitution, op. cit., pp. 200-201: «el
presente inmediato no está constituido en modo alguno; es el único elemento en toda la fenomenología
de Husserl que tiene esta característica».

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