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de sentidos”
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Al encuentro con los sentidos
La capacidad de pensar en los seres humanos no surge en la escuela sino que tiene su
origen en la calidad de las relaciones primarias. Cuando el niño nace, la capacidad
representativa es inexistente, para él toda la realidad se circunscribe a la de aquellos seres
que atienden sus necesidades de alimentación y abrigo. Así es que la familia es, desde el
nacimiento y por un lapso fundamental en su desarrollo, el único espacio del que el niño
extrae los fundamentos que lo acompañarán a lo largo de su vida. La primera y más
jerarquizada de las relaciones iniciales es la que el niño establece con su madre, o su
equivalente, quien actúa como agente de satisfacción de necesidades biológicas y como
transmisora de erogeneización y la cultura. El desarrollo del niño se da primero dentro del
núcleo familiar, endogamia, y después se da en la escuela, que es la primera institución
exogámica en la que el sujeto queda inscripto.
Las funciones parentales que favorecen el desarrollo psíquico del niño serían aquellas que
conceden los suministros y sentidos que orientan el deseo y la construcción de un espacio
autónomo. Es así que el proyecto identificatorio del niño comienza con la separación de los
límites del entorno familiar, siendo la identificación un proceso psicológico mediante el cual
el sujeto asimila un aspecto de otro y se transforma a partir de este. Cada uno de los
espacios que él mismo constituye en su desarrollo son la síntesis de lo que representa para
él la realidad, su realidad psíquica, que se transforma en la medida en que dichos espacios
se multiplican.
Ya en la escuela: el lugar de la diferencia
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Hacia una inscripción social satisfactoria
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La recuperación de la justicia como base del pacto intersubjetivo
Menciona todas las pérdidas que tuvimos como sociedad a lo largo de nuestra historia
nacional, entre ellas, la capacidad de asombro ante la corrupción, ante la muerte; la
capacidad de enojo ante la mentira; la desesperación ante la miseria, el hambre, la pérdida
de las riquezas naturales; capacidad de reacción ante la destrucción de la educación; ante
la devastación de la cultura, pero sobre todo dice que perdimos respeto por nosotros
mismos lo cual nos ha sometido a un profundo sometimiento, la ruptura de lazo social, a la
pérdida del “bien común”.
Su discurso la lleva a plantear la diferencia entre corrupción e inmoralidad, hay muchas
acciones que no son necesariamente corruptas pero sí inmorales y que lamentablemente
dejaron de ser exclusividad de algunos para extenderse al conjunto de la población; y a
analizar el alcance de la justicia, que entiende que se desdobla en dos funciones, como
equidad, algo es justo o no, y como sanción, respecto a la transgresión de la ley.
Compara los conceptos de justicia y venganza, afirmando que, cuando no hay justicia, la
sociedad toma a su cargo la responsabilidad del Estado. También incluye la problemática
de la culpa y la responsabilidad, definiendo la culpa como concepto moral y la
responsabilidad como concepto jurídico.
Aquí continua con una cuestión que preocupa a los padres y que es la relación asimétrica,
ya que es como si en los adultos hubiera un temor de que al ejercer la asimetría se
ejercieran modelos autoritarios, cuando la asimetría lo que implica son formas de
responsabilidad y no formas de autoridad. En última instancia, la asimetría se basa en
funciones y no en el poder de quien la ejerce.
Aclara que la asimetría también se tiene que sostener en una diferencia de saber, y uno de
los problemas que se observan es que las herramientas que traemos generacionalmente los
adultos resultan insuficientes para enfrentar los desafíos actuales tanto desde las nuevas
tecnologías como de las nuevas formas de las relaciones sociales.
Continúa desarrollando otro de los problemas relativos a la sexualidad infantil y adolescente
explicando que hoy en día la problemática cambió, ya que no se trata de que a los niños y
jóvenes les falta información, sino de la imposibilidad que tienen de procesarla, al contrario
abunda la información y los estímulos.
Y las cuestiones que deben enfrentar los adultos hoy es cómo y de qué forma enfrentar este
conflicto entre la libertad sexual de los adolescentes y cierta pautación para evitar
situaciones de promiscuidad, de maltrato y de auto-maltrato, del descuido ellos mismos.
Sostiene que la sexualidad humana tiene poco que ver con la sexualidad animal, ya que no
se rige por ciclos o por instintos y que, cuando se produce el desarrollo de la sexualidad
puberal, los jóvenes están totalmente atravesados por representaciones provenientes de la
cultura, con una antecedencia del conocimiento con respecto a sus posibilidades del
ejercicio de la sexualidad, lo que produce problemas serios.
Critica a la televisión argentina y a los modelos de identificación que propone, ya que no es
solamente un proceso de exceso de mostración de la sexualidad, sino también de
desconstrucción de los lazos hacia el otro. Uno de los problemas del ejercicio actual de la
sexualidad es si está ligada o no en relación a otro, concebido como otro subjetivado. En
función de ello redefinió a la perversión como el ejercicio del goce sobre el cuerpo del otro.
Concluye que para sentir amor por uno mismo necesitamos ser amados. Por ello hay que
ayudar a los jóvenes a recuperar su condición de seres subjetivados en el interior de una
sociedad que los reconozca como sujetos.
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