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Misico, folcionsta investigador y divulgador dela cultura tradicional ye folklore Patrimonio inmaterial «Recobremas, en estos tiempos en que parece que el misma tejido social estden cuestidn, en que se desmoronan los mundos artificales de una economia sobrevalorada, la capacidad de observacién para volver a descubnir un patrimonio que debe sequir perteneciendo a todos» vuando empecé a inte- resarme por la tradi- ion, hace casi sesen= ta ahos, la sociedad estaba de espaldas a todo lo preténito y el eslabon que de- beria habernos unido aun pa sad rico y diverso estaba roto. Rotas también las amarras del bbaroo que iba a transportarnos al futuro, inieiado va el viaje al progreso y todas las miradas puestas en una terra que pro- metia no defraudar. Entonces casi nadie identificaba las co" ‘sas de viejos» eon el patrimo- nioy mucho menos se atrevia adenominar «inmaterialy a todo aquello no tangible que provenia de épocas remotas pero que, aunque fuese a tran- fas y harrancas, estaba ain pre- ‘GELNORTE DE CASTILA 2021| Puen cee de Costa Ls} senteen nuestra manera de ser ‘yexpresarnos. Més de una vez recibi una reprimenda de De- bes por denominar «cultura tradicional» alo que, segiin su criterio, era simplemente cul- Hay que buscar olapasidad lapasi atgje el a alidod ‘ya aceptacién de lo vulgar ‘como medida de todo» tura, sin adjetivos de ninguna clase. ‘Durante muchos aos dedi- qué todo elesfuerze que pude ayalorar y hacer valorarlo pa- trimonial, y pude comprobar ‘que ~pese a ser lo inmaterial un tesoro al que la oralidad suele conferir las caracteris- ticas mas destacadas~ el pa- trimonio es uno, y no puede separarse lo intangible de aquello que es objeto de su descripcién. Los griegos la- ‘maban idea ala apariencia de las cosas, es decira la percep- cidn particular que podian te- ner de los objetos, cuya sen- scion encerraban en Un cam- po menial al que despues re currian cada vez que necesi- aban relacionarlo con otras representaciones de esos mis- ‘mos objetos.La idea de una si- lla, por ejemplo, se formaba ‘en su mente al pensar en un ‘objeto funcional sabre el que ppodian sentarse y al que po- dian sacar algtin partido, pero no tenfa que ver con la ima- gen conereta de una silla sino que se manifestaba de forma abstracta, La silla existia 0 ‘coexistia, como diria el filbso- foy escritor Gustavo Bueno— desde el momentoen que la pensaban: idea equivalia a pensamiento e imagen a re- ppresentacion, aungue muchas, Veces se confundieran 0 se usaran indistintamente am- bos conceptes. el mismo modo, lo inmate- ‘ial no se podria explicar sin la existencia de fo material, ast ‘que las palabras can que nos ‘expresamos definirin con mi ‘o menos exactitud los objetos aque se refieren, La memoria ayuda al campanero a recor dat los toques eon que trast {irda sus vecinos os acanteci- ‘mientos del dia, del mes o del ano, Pero necesita la cuerda, Dadajo y el vaso de la campa- nna para que ésta se mueva y tranismta los sones que se ex ppresan en un lenguaje peculiar familiar Sin la memoria que ‘coordina recuerdos y acclones, ‘sin as cancioneillas con que se ‘ayuda a repicar, sin los movi- Imientos precisos de sus mu- Becas que sujetan las sogas, sin la téeniea de los antiguos fun didares y los metales que se ‘mezelan para obtener un soni do limpio, sin los toques que hablan la lengua comin, no. existiria lo inmaterial ylo ma- terial estaria plagado de caren Estamos atades a nuestra historia. Unidos ala sangre de quienes nos precedieron y nos {ransmitieron las costumbres, Ia forma de comportarnos, el alma de las cosas, Todo eso se nos entrego para que cuidase~ mos de ello y no para despre- ciarlo o dilapidario. Palabras, sentimientos, conocimientos tiles y practicos, ‘Las conocimientos alos que denominamos inmateriales, pbues, son expresiones verba Ies (relatos, canciones, retra nes, oraciones, chos, compa~ raciones, ete), complementa- ras de una cultura almacena- a por el individuo alo largo {de periodos de tiempo dilata- dos; esa complementariedad viene dada precisamente por {a posibilidad de que tales ex- presiones le ayuden @ eompren- der mejor 0 contextualizar aquellos conoeimientos que son la base de la mentalidad. ‘Lamentelidad es la cultura y modo de pensar que una per~ Sona adqulere al contacto eon su familia y con el grupo hu- smano que le rodea. Cuando esa cultura le caracteriza frente a otros, le confiere ademés una ‘dentidad, Hay un tipo de iden- tidad enatural» procedente de Ja acumulacin de valores éti 8 y estéticos, que se va for~ ‘mando en una comunidad ato largode su historia, y hay otra especie en la que, can todas esas cualidades, se construye un modelo de comportamien- to colectivo, algo asi como un espejo en el que nos reconoce- mos y nos reconocen los de- més. Durante siglos, la ense- ‘lanza de ese comportamiento se hacia a través de formulas atractivas, convineentes, que fenvolvian a quien las escucha- bay le sedueian sin remision por serle tan familiares como Trostte dal ser amada oel pal. saje. Pocas ereaciones del ser hu ‘mano se pareceriin mas entre si que su forma de hablar y el ppaisaje que le radea. Del mis. ‘mo modo que el lenguaje es re- flejo de las sensaciones'y emo- clones que se producen en la ‘mente del indWiduo al eantac: tocon el entorno en el que vive, asi tambien el palsajees el re sultado de su actividad y la me- jormuestra de sus cualidades, Jas funcioneles ylas artiticas Enla modificacién del paisaje ha intervenido desde siempre la mano del hombre pero tam- bien innumerables y sucesivns tecnologias que han llegadoa crearun medio euyos patrones han eambindo con tanta cele- ridad en los ultimos tiempos {que ya no se pueden denomi- nar con el termino habitual sin rovocar equivocos. Desde el momento en que el paisoje es el resultade de una serie de elementos relaciona- dos entre siy abarcables para Javista humana, cualquier in- tervencién del individuo sobre aquel deberia estar marcada por el respeto al estilo resul- {antedela evolucion historica, alas caracteristicas medioam- bientales o eealdgieas yal s0- closistema. Observando elen- tramado de este tltimo con- vendria advertir ademas que el paisaje no es sélo a repre- senfacion de una realidad mas ‘o menos compleja, sino el con- glomerado de sensaciones ~ Sentimlentos estéticas y emo- lonales- que produce su vi- sién en el ser humane, para quien el paisaje viene a ser un libro sobre el que puede leerel pasado y el presente de aque Ila misma sociedad en la que hha nacido y vive. Las interven clones que se realicen sobre el palsaje urbane o rural-debe- ran responder en consecuen- cla a dos prineipios basicos, ‘que son elconocimiento histo- Heo de la evolucién y altera- cin sufridas por ese mismo paisa y la seguridad de que dichas intervenciones se rea- lizardn en beneficio de un d sarvollo sostenible e jateligen- te del teritorio, ajustandose no sélo a téenicas sino ala valora~ clon yal respeto ambiental. ‘Sélo asf podré decirse que la relacién entre cultura y paisa~ Jetiene verdadero sentidoy se 1ajusta ala logica, Ese ejercicio colectivo de responsabilidad se hace cada ‘dia mas nevesario pues a ten- deneia social acomoda al in- dividuo en posiciones clara- mente pasivas quele alejan de sus compromisos como ci ddadano ¢ Ineluso coma ser bit mano y le apartan de una ac- tividad para la que todos es- tamos Iegitimados, siempre {que conozeamos en la medi- da dello posible, naturalmen- te, esos asuntos patrimonia~ Teg, To eual implicant un int rés por ellos asi como un es: «1.0 inmaterial no se podria explicarsin fo exstencia de lo material, asi que Jos palabras con que 1n0s expresamos definirén con mds omenos exactitud Jos abjetos a que se referer» tudio y valoracin de todos sus cextremos. Hay que buscar una ‘alternative ala pasividad que ataje el progreso dela trivia lidad y la aceptacidn de lo vul- gar como medida de todo. Come eseribia Fernando Pessoa, «en la vida de hoy, el ‘mundo silo pertenece a lose ttipidos, a los insensibles ya Jos agitados». La reflexion del gran poeta ypensador portugués, escrita Inace mas de un sigio, noha de- Jado de tener actuaiidad. Las fisis mas dafinas son las eri sis del espirituy de a sensibi- dad. Recobremos, en estos tiempos en que parece que el mismo tejido social esta en ‘cuestién, en que se desmoro- nan los mundos artificiales de luna economia sobrevalorada, la capacidad de observacion para volver a descubrir un pa~ irimonio que debe seguir per- teneeienda a todos, |etrerinano reer Casta yey 2021 EL NORTE DE CASTLLA|7

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