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DE LA DISTOPIA AL FINAL DE LA UTOPIA.

Jose M. Borrero Navia, 05-2020.


Hoy día podemos convertir el mundo en un infierno; como ustedes saben, estamos
en el buen camino para conseguirlo. También podemos transformarlo en todo lo
contrario. Herbert Marcuse, 1968
Ya estamos en el infierno. Las imágenes de Australia ardiendo durante semanas, de
sus bosques calcinados en millones de hectáreas, de canguros, koalas y cacatúas
huyendo del fuego, de viviendas, poblados y cultivos devastados, amén de
invaluables pérdidas humanas, precedieron a las que sembraron el pánico en todo
el mundo de hospitales en Italia y España al borde del colapso, de los rostros
perplejos de médicos ante el dilema ético de decidir cuáles enfermos atender, de
precarios ataúdes apilados en las calles de Guayaquil y de improvisados cementerios
en Brasil donde enterrar a las víctimas del coronavirus
De selvas consumidas por el fuego habíamos visto arder las amazónicas en sucesivos
incendios provocados a lo largo de 2019 por terratenientes para ampliar sus
haciendas ganaderas y los monocultivos, con la tolerancia cómplice de los gobiernos
de la Cuenca. No menos familiares son las imágenes de los glaciares cayendo a
pedazos en los casquetes polares derretidos por el calentamiento global y del
permafrost1 que al descongelarse atizaría la hoguera liberando en la atmósfera
millones de toneladas de dióxido de carbono y metano.
Ya vivíamos la pandemia antes del coronavirus. La provocada por la nueva cepa viral
es solo una página más del relato distópico que vivimos desde tiempo atrás. ¿Cuál
relato? El de la barbarie coronada por una civilización que arruina la naturaleza y
maltrata sin piedad a millones de seres humanos con un sistema político, un aparato
económico, utilería y mentalidades emplazados para entronizar enclaves de
imbecilidad progresista y perpetuar obscenos privilegios en un mundo sin justicia.
Injusto con la naturaleza y con los seres humanos.

Paradójicamente el virus ha dado un respiro a la naturaleza. Las imágenes inéditas de


cielos desnudos en ciudades populosas despojadas de su habitual cubierta de smog
desde donde pueden divisarse claramente los picos de los nevados, de animales
silvestres deambulando libremente por sus calles, pavas de monte y zorros en Bogotá,
jabalíes en Barcelona y otras ciudades catalanas, ciervos en Naro, Japón, pumas en
Santiago, entre otras, constituyen una elocuente muestra de los beneficios ambientales
procurados por el confinamiento y la suspensión de actividades en sectores altamente

1
Capa del subsuelo que permanece congelada de las regiones muy frías o periglaciares como la tundra que
ocupa el 24% del territorio terrestre y es un inmenso sumidero de carbono.
contaminantes. El descenso registrado en la emisión de gases de efecto invernadero
gracias a la reducción en el consumo de combustibles fósiles - petróleo, gas y carbón
-, en el transporte aéreo, terrestre y urbano, ha traído un alivio temporal a la crisis
climática. ¿Podrán conservarse estos beneficios ambientales cuando todo vuelva a la
normalidad?

Es este escenario ¿podrían justificarse las medidas extremas adoptadas globalmente


para contener la propagación del coronavirus que reeditan los métodos premodernos
de exclusión y confinamiento para erradicar la peste y provocan de contera una severa
crisis económica solo comparable a la gran depresión? La pregunta admite una amplia
gama de respuestas. En primera línea están quienes, desde el nicho de conjeturas
conspirativas, niegan la pandemia argumentando que es un tinglado montado por las
grandes corporaciones farmacéuticas en complicidad con fundaciones y gobiernos para
imponer una vacunación obligatoria que vendría acompañada de un chip o dispositivo
de control individual. Una verdad a medias. La enfermedad es el negocio de la industria
farmacéutica gracias al cual se ha convertido es la tercera más rica y poderosa del
mundo, después de las industrias de las armas y del petróleo. A menos salud mayor
es la ganancia para esta industria que alienta la creación de enfermedades con
medicamentos iatrogénicos. La privatización de la salud es una de las prácticas más
condenables del capitalismo que da rienda suelta a sus apetitos más voraces en
contravía de los principios elementales de la ética pública. Sin embargo, en este virus
está exenta de responsabilidad directa porque de acuerdo con las últimas
investigaciones tuvo su origen en un salto zoonótico, no hecho ni modificado
genéticamente por seres humanos.2

Respecto de nuevos dispositivos o chips para ejercer el control personal, me temo que
el Gran Hermano ya es omnipresente. Las puertas del panóptico se abrieron para que
el encierro extendido se viva libremente en los dispositivos de la dictadura digital

2
ODNI News Release No. 11-20, April 30, 2020. WASHINGTON, D.C. – The Office of the Director of National
Intelligence today issued the following Intelligence Community (IC) statement:

“The entire Intelligence Community has been consistently providing critical support to U.S. policymakers and
those responding to the COVID-19 virus, which originated in China. The Intelligence Community also concurs
with the wide scientific consensus that the COVID-19 virus was not manmade or genetically modified.”

Véase también https://www.elespectador.com/coronavirus/coronavirus-murcielagos-y-una-conspiracion-


perfecta-articulo-917545
conectados a Internet. Los portadores de teléfonos inteligentes, cuyo número es mayor
al total de habitantes del planeta, entregan voluntariamente información a las grandes
plataformas digitales Google, Amazon, Facebook, Apple, Microsoft, Airbnb, Uber,
Alibaba, Twitter, Whatsapp e Instagram, entre otras, sobre su ubicación, relaciones,
gustos, consumos, formas de pago, rutinas, ideología y opiniones. La digitalización de
la experiencia humana ha conducido a una concentración sin precedentes de
información y, por ende, de poder, que ha prosperado sin coacción ni violencia
gracias a la victoria de las nuevas tecnologías sobre los cascarones vacíos del viejo
derecho.3 Hay más actividad en las hipervisibles redes que en la calle. En
consecuencia, vivimos en un mundo donde el distanciamiento físico entre personas
ya era una tendencia “del desbordamiento de nuestra subjetividad corpórea” en
muchas actividades cotidianas. Es probable que el decretado para detener el
contagio del coronavirus no imponga mayores molestias a los sectores “conectados”
de la población y que, por el contrario, le imprima un vigoroso impulso al teletrabajo
y a la economía virtual.

En una línea menos intensa están quienes desconocen la virulencia de esta cepa, como
el presidente de Tanzania quien, tras denunciar por falsas las pruebas para detectar el
virus en su país, ha instado a los habitantes de Tanzania a abandonar el miedo y a
seguir con sus actividades, descartando la adopción de medidas similares a las tomadas
por gobiernos vecinos. O bien, como el escritor francés Houellebecq, que califica al
CoVID19 de virus banal sin pedigree. Declaración en sordina muy distante en género
y calidad de la que, con exaltada soberbia, expresó el presidente Trump al anunciar
que la “gripa” seria superada en breve merced al “excellent job” de su gobierno y a las
medicinas que personalmente recomendó, incluidas aplicaciones de rayos ultravioletas
y desinfectantes. De calaña semejante son las reiteradas mofas de Bolsonaro a la
pandemia que llama “una invención de los liberales” y la actitud desafiante de Boris
Johnson, a quien sus alardes de inmunidad le costaron el contagio y la hospitalización
por varios días en una unidad de cuidados intensivos.

Es un hecho. La cepa del CoVID19 es mucho más virulenta que la de sus parientes
SARS (2003) y MERS (2012). En seis meses, contados desde el primer contagio
registrado el 1º de diciembre de 2019, ha contagiado casi cinco millones y causado la

3
El panóptico digital está integrado a la vida en China y otros países de Asia, donde nadie se queja de la ubicua
vigilancia ejercida por los agentes del Estado.
Sobre el tema Byung-Chul Han, LA EMERGENCIA VIRAL Y EL MUNDO DE MAÑANA
https://elpais.com/ideas/2020-03-21/la-emergencia-viral-y-el-mundo-de-manana-byung-chul-han-el-filosofo-
surcoreano-que-piensa-desde-berlin.html
muerte a más de 300.000 personas, superando por millones el número de contagios
del SARS en 8 meses (8.096) y del MERS en un año (206). También más agresiva que
la del Ébola (2014-2016) y las gripales A(H1N1) o porcina (2009) y el A(H3N2). Sin
embargo, aún no supera el rango de víctimas que anualmente causa la gripa
estacional. Ante un virus para el cual de nada valen bravuconadas la respuesta sobre
las medidas que deben adoptarse para contener el contagio deberían fundarse en el
conocimiento sobre el comportamiento de los virus y en la experiencia epidemiológica.
En esta línea resulta sugestiva la teoría de la inmunidad colectiva o de rebaño que
sustenta la política adoptada por el gobierno sueco sin restricciones ni confinamiento
extremos. Según el epidemiólogo sueco Johan Giesecke, artífice de la teoría, “el
coronavirus se propaga como un incendio y no importa lo que uno haga, todos se van
a contagiar.” Sin embargo, “si suficiente cantidad de gente está inmunizada alrededor
de alguien con el virus, entonces el virus no puede infectar. Esa es una forma de
explicar la inmunidad de rebaño. Pero digamos que el 70% de una población tuvo el
virus, y que está inmunizada de alguna manera, eso significa que aún hay un 30% que
podría contagiarse. Es decir, que no se puede volver completamente a la normalidad
incluso habiendo alcanzado la inmunidad de rebaño.4”

El gobierno sueco pidió a sus ciudadanos que voluntariamente practicaran el


distanciamiento social e impuso ciertas restricciones para bajar la curva de
contagios: no reuniones públicas de más de 50 personas ni bares abiertos, los
estudiantes de escuelas secundarias y universidades atienden clases a distancia y a
los mayores de 70 se les recomienda no salir de compras, solo para pasear. Muchos
restaurantes siguen abiertos, aunque con pocos clientes y los niños de primera
siguen asistiendo a sus escuelas. No adoptó controles drásticos ni multas ni vigilancia
policial. Tampoco implementó control digital con aplicaciones de localización, a
diferencia de la vecina Noruega, China y otros países asiáticos, evitando intolerables
incursiones en la intimidad y la autonomía personales. La estrategia adoptada por
los suecos, inicialmente criticada, ahora es la tendencia predominante.5

4
https://www.infobae.com/america/mundo/2020/05/09/johan-giesecke-maximo-epidemiologo-sueco-el-
coronavirus-se-propaga-como-un-incendio-y-no-importa-lo-que-uno-haga-todos-se-van-a-contagiar/

5
Tanto Dinamarca como Finlandia han reabierto las escuelas para niños. Alemania está permitiendo que se
abran pequeñas tiendas. Italia pronto reabrirá parques y Francia tiene un plan para permitir la reapertura de
algunos negocios no esenciales, incluidos pequeños museos, así como escuelas y guarderías. En Estados Unidos,
que registra el mayor número absoluto de muertes por COVID-19, varios estados están flexibilizando las
restricciones.
La teoría de la inmunidad colectiva es acertada. Nuestro sistema inmune es la
respuesta. Es el único que nos permite sortear con éxito los embates de los entes
biológicos más numerosos de la Tierra. Están en todas partes. Son omnipresentes.
La mayor parte de los genomas animales y vegetales está formada por virus
endógenos y se han identificado entre 90.0000 y 300.0000 secuencias en el genoma
derivadas de virus. Las características de las células eucariotas no provenientes de
bacterias (como los cromosomas lineales, los telómeros, telomerasas y el ARN
mensajero), provienen de virus. Es decir, los virus y retrovirus endógenos se
expresan como “genes” (o parte constituyente) en todos los tejidos y órganos de los
seres vivos. La cantidad, no sólo de “genes” sino de proteínas fundamentales en los
organismos eucariotas (especialmente multicelulares) adquiridas de virus, parece
incontable. Una de sus funciones más sorprendente es la realizada por los virus
endógenos W en la formación de la placenta de los mamíferos, la fusión del
sincitiotrofoblasto y la inmunosupresión materna durante el embarazo.6 Sin los virus
quizás no habría vida en la Tierra.7

Las pandemias de la gripa asiática A(H2N2), gripa de Hong Kong A(H3N2), del sida
VIH-1, del Ébola, del SARS, MERS y CoVID19 se han generado por virus que dieron
un salto de su reservorio “ancestral” en una especie animal al hombre. El virus es
un ente biológico inerte fuera de la célula donde se hospeda y para que su genoma
logre infectar células de una especie diferente debe atravesar la barrera de especie,
la cual es más infranqueable cuanto más alejadas entre sí están las especies de
origen y destino. En principio, en el hospedador “silvestre” que actúa como reservorio,
el virus permanece estable y no necesita cambiar, puesto que está perfectamente
adaptado. El salto de especie es consecuencia de un proceso de adaptaciones
sucesivas e intercambio de material genético que a menudo involucra especies
intermedias entre el hospedador ancestral y el nuevo huésped.

En todos los casos lidiamos con pandemias zoonóticas8 provocadas por virus que
saltaron de sus reservorios ancestrales en aves silvestres acuáticas9, murciélagos de

6
Máximo Sandín, LA GUERRA CONTRA BACTERIAS Y VIRUS: UNA LUCHA AUTODESTRUCTIVA , 2009,
http://www.somosbacteriasyvirus.com
7
Teri Shors, VIRUS. ESTUDIO MOLECULAR CON ORIENTACION CLINICA. Editorial Medica Panamericana,
Buenos Aires, Argentina, 2009: 4.
8
Las enfermedades zoonóticas también pueden causarlas otros agentes como priones (por ejemplo, las vacas
locas), bacterias (tuberculosis), hongos (tiña) y protistas (amebiasis).
9
El virus de la influenza humana o gripa tiene su más probable origen en aves silvestres acuáticas, de las cuales
pasa a las aves domésticas y a otros mamíferos; luego, por mecanismos de mutación o recombinación, logra
herradura o frugívoros10 y chimpancés11, llegando finalmente al ser humano por
mecanismos de mutación o recombinación. Es posible afirmar, sin temor a equívocos,
que existe un vínculo causa-efecto entre los saltos virales, las subsecuentes pandemias
de las últimas décadas y el modelo de intervención en la naturaleza que provoca
rampante deforestación, pérdida de la biodiversidad, erosión genética, devastación de
hábitat de especies silvestres, fragmentación y destrucción de ecosistemas, pérdida y
degradación de los suelos.12 En este desastre ecológico están implicados los
insostenibles sistemas de producción de la agroindustria, incluidos enormes
monocultivos que envenenan aguas, suelos y alimentos con toneladas de agrotóxicos
y los campos de concentración animal - eufemísticamente llamados sistemas de
producción intensiva - donde gallinas, pollos, pavos, cerdos y vacas son sometidos al
hacinamiento, la inmovilización, la aplicación sin medida de antibióticos y hormonas,
la ausencia de luz solar y, en fin, a un permanente estado de alarma orgánica. Tanto

adaptarse al ser humano como virus con características altamente patogénicas y elevada eficiencia de transmisión.
Estos virus eventualmente dan origen a un nuevo ‘virus pandémico’.

El virus de la gripa asiática que causo más de un millón de muertes entre 1957 y 1958, reportado originalmente en
la provincia de Yunán, en el sureste de China, «provenía de un reagrupamiento de genes entre virus gripales
humanos y los procedentes de distintas especies de aves que tuvo probablemente como soporte biológico a los
cerdos, especie altamente susceptible a la infección por virus gripales».

10
El SARS fue la primera pandemia de origen zoonótico provocada por un coronavirus cuyos huéspedes naturales
son las civetas palmeadas y los murciélagos de herradura, capturados y vendidos para consumo humano en los
llamados mercados húmedos de China. Los investigadores que aislaron el virus advirtieron que “la presencia de un
gran reservorio de coronavirus similares al SARS en murciélagos de herradura junto a la cultura de comer
mamíferos exóticos en China es una bomba de tiempo.”10 El MERS también tiene su origen en murciélagos que
lo transmitieron a camellos in illo tempore.

11
El virus del sida, identificado como VIH-1, responsable de una pandemia que a la fecha ha causado más de
36 millones víctimas, tiene su reservorio ancestral en chimpancés endémicos del sur de Camerún, África Central,
el cual fue trasmitido originalmente a quienes les cazan, manipulan y comen su carne. De acuerdo con la OMS
no existe cura para la infección por el VIH, solo se logra controlar la enfermedad con antirretrovíricos eficaces y
prevenir la transmisión a otras personas. A finales de 2018 había aproximadamente 37,9 millones de personas
con el VIH.

El virus ébola, cuyo nombre es tomado del rio Ébola, cercano a la aldea congolesa donde se registró el primer brote
en 1976, afecta a seres humanos, gorilas, chimpancés y otros primates. Sus huéspedes naturales son los murciélagos
frugívoros de la familia Pteropodidae. Originalmente la infección en humanos se produce por contacto estrecho con
órganos, sangre, secreciones u otros líquidos corporales de animales infectados, de chimpancés, gorilas, murciélagos
frugívoros, monos, antílopes y puercoespines.

12 Un listado, incompleto por cierto, de expresiones del malestar ambiental comprende la contaminación
electromagnética y radioactiva; la muerte de los arrecifes coralinos; el agotamiento del ozono estratosférico e
incremento del ozono en la troposfera; el envenenamiento de la cadena alimentaria; derrames de petróleo en
alta mar; vertimiento de aguas servidas de origen doméstico e industrial sin tratamiento alguno; ilimitada
producción de basuras; destrucción de ecosistemas; contaminación y erosión genéticas; cambio global del clima
debido a las emisiones de dióxido de carbono, metano, clorofluocarbonos y otros gases de efecto "invernadero";
establecimiento de monocultivos en el trópico.
o más implicados están la industria del petróleo, sus afines de la economía
extractiva, los medios de transporte motorizado y la expansión urbana.
El biólogo David Quammen en un libro13 publicado en el 2013 afirma que la
secuencia de brotes zoonóticos14 ocurridos a partir de la segunda mitad del siglo XX
no es una mera concatenación de hechos fortuitos, sino una respuesta a efectos
colaterales de las actividades humanas, a la confluencia de una crisis ecológica y
otra médica. “Estamos talando los bosques tropicales. Nos estamos comiendo la vida
silvestre. Cuando entras en un bosque y sacudes los árboles, literal y figuradamente,
los virus se caen de ellos.” Cuanto más avance la invasión de hábitats y la destrucción
de ecosistemas, será menor la biodiversidad y mayor la probabilidad de
desbordamientos virales desde sus portadores ancestrales.

El confinamiento no detiene el contagio viral. En un escenario de ciencia ficción para


lograrlo deberemos vivir en burbujas y vestir trajes de bioseguridad todo el tiempo.
Lo que si hace el confinamiento es debilitar las defensas del sistema inmune
propiciando la infección por el virus, la enfermedad y la muerte. Con urgencia debe
levantarse el descabellado confinamiento que además de agudizar el desempleo y
el hambre en escenarios de crisis social permanente y restringir libertades públicas,
reduce peligrosamente las posibilidades para alcanzar la “inmunidad de rebaño.”

En países como Colombia, donde más del cincuenta por ciento de la población vive
al diario del “rebusque” en ventorrillos callejeros o improvisados puestos de trabajo
en los semáforos, en el servicio doméstico o en oficios varios practicados al destajo
por avezados toderos y una gran mayoría está hacinada en cuartuchos y tugurios,
la orden de confinamiento impuesta por el gobierno so pretexto de “salvar vidas”,
les ha condenado a mayor riesgo de contagio vulnerando de paso su dignidad al
privarles del menguado ingreso que ganan en la calle, forzándoles a depender de la
caridad pública.

Confinado y en cuarentena permanente debe quedar el capitalismo con sus


democracias de pacotilla, sus gobiernos de quita y pon, su obscena concentración
de riqueza, sus fábricas de venenos y transgénicos, sus instituciones burocráticas y
jerárquicas, sus campos de concentración animal, sus bancos y corporaciones, su
cultura de la banalidad y su panóptico digital. ¡¡ Basta ya del sistema mundo

13
David Quammen, SPILLOVER. ANIMAL INFECTIONS AND THE NEXT HUMAN PANDEMIC, Nueva York, W. W.
Norton, 2013, 592 pp https://www.revistadelibros.com/articulos/las-zoonosis-o-los-asesinos-naturales
14
Los virus Machupo (Bolivia, 1959), Marburg (1967), Lassa (1969), Ébola (1976), HIV-1 (SIDA, 1981), HIV-2
(1986), Hendra (1994), gripe aviar (1997), Nipah (1998), Nilo Occidental (1999), SARS (2003), gripe porcina
(2003), gripe A (2009) y virus MERS (2012).
capitalista !!! Es el momento de pasar la página de su relato distópico. La post
pandemia es el post capitalismo con una agenda libertaria para cambiar nuestro
rumbo hacia una civilización de la diversidad, una ética de la frugalidad y una cultura
de baja entropía.

Este momento se avizoraba antes del coronavirus. Desde finales del siglo XX estamos
viendo una verdadera revolución mundial contra las tendencias globales de la
dominación. Los poderes han sido confrontados de nuevo con masivas
manifestaciones y protestas de hombres y mujeres congregados en todas las
latitudes. Una inmensa ola de solidaridad planetaria está desalojando a la
indiferencia y al desencanto. En toda la tierra se libra una misma batalla que aúna
vínculos personales y voluntades colectivas comprometidos en acciones para
defender los derechos humanos, los niños, la democracia participativa y directa, las
minorías culturales, las tribus urbanas, los bosques, los ríos, la diversidad de vida y
también la nuestra, tan frágil, tan maravillosa. La revolución ha regresado para
quedarse entre nosotros. La disidencia ocupa de nuevo un espacio sobresaliente en
el escenario de nuestro tiempo.

Marcuse anunció que el final de utopía había llegado porque con el desarrollo
alcanzado por las fuerzas productivas “teóricamente disponibles hoy” (1968)15 es
posible la eliminación material e intelectual del hambre y de la miseria, y no haberlo
logrado todavía debe atribuirse a los escollos puestos por la “organización
sociopolítica de la tierra.” Dos décadas antes Keynes había augurado16 que “no está
lejos el día en que el problema económico estará en el asiento de atrás, donde debe
ir, y el corazón y la cabeza volverán a ser ocupados y reocupados por nuestros
problemas reales – los problemas de la vida y las relaciones humanas, de la creación,
del comportamiento y de la religión -.”
Debemos desafiar nuestra imaginación política para recrear lo político desde la
agenda libertaria del pensamiento ecológico. ¿Qué hacer para crear nuevas formas
de organización política fundadas en la solidaridad, el respeto mutuo, la justicia, la
seguridad de los derechos y la democracia radical? ¿Qué formas de organización
política se ajustarán mejor al sentido de la nueva alianza naturaleza-cultura,
predisponiéndonos para nuevos sentidos civilizatorios? ¿Cómo debemos consolidar
sistemas política y socialmente democráticos? ¿Cómo podremos hacer del político
un espacio de participación plena de los ciudadanos? Si debemos hacerle sitio al

15
Herbert Marcuse, EL FINAL DE LA UTOPIA, Editorial Planeta-De Agostini S A 1986 para la presente edición
Aribau, 185, 1 ° 08021 Barcelona (España)
16
John Maynard Keynes, en First Annual Report of the Arts Council , 1945-1946. Citado por Zygmund Bauman,
¿LA RIQUEZA DE UNOS POCOS NOS BENEFICIA A TODOS? Editorial Planeta Colombiana SA, Bogotá
2014:49
pluralismo de las culturas, de estilos de vida, de opciones individuales e, inclusive,
al pluralismo jurídico, ¿cómo podremos garantizar "una sociedad justa y estable de
ciudadanos libres e iguales” que están profundamente distanciados por sus
respectivas visiones religiosas, filosóficas o morales? ¿Cómo proteger al mismo
tiempo el pluralismo y un consenso en torno a las reglas básicas para tomar
democráticamente las decisiones de interés público?
Dando por hecho que todas las sociedades optarán, más tarde o más temprano, por
la dignidad de la persona humana como su fundamento primero y último, es posible
prever que la disidencia enfilará sus baterías contra los poderes que medren en torno
a la distribución de estos atributos y contra las instituciones, unas más superfluas
que otras, establecidas para administrarlos. Contra todas las supercherías de los
medios y la banalidad publicitaria, la disidencia seguirá insistiendo en el poder de la
imaginación y la virtud para aliviar el sufrimiento esparcido sobre la tierra, seguirá
siendo abolicionista para llegar por los caminos de la virtud más allá del Estado.17

17
José M. Borrero Navia, IMAGINACION ABOLICIONISTA. Ensayos de Ecología Política. PNUMA, HIVOS,
CELA, México, Cali. 2002, 187 páginas.

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