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Antes de empezar, cabe recordar que esto se basa desde el 1873, es decir, último
cuarto del siglo XIX hasta la gran guerra o al primera guerra mundial. Así que cualquier
cosa dicha se aleja de décadas posteriores.
Ahora, ¿qué se puede decir? De manera breve, para empezar, se dirá que el mundo del
último cuarto del siglo XIX estuvo lejos de ser un espacio homogéneo, esto al margen
que algunos procesos básicos, por ejemplo, la intensificación del proceso industrial, el
desarrollo renovado de las tecnologías y el conocimiento científico occidental, la
democracia constitucional como concepciones y prácticas organizadoras de las
relaciones entre Estado y sociedad tuvieron repercusiones casi globales.
Y en este espacio no homogéneo está el capitalismo, aquel que empezó a nacer por el
siglo XVI, pero que empezó a expandirse a partir de las revoluciones que se empezaron
a dar en toda Europa en el siglo XIX. Sin embargo cuando hablamos del capitalismo
global, hay que tomar tres factores que fueron importante para que se diera este
suceso:
-La difusión y profundización de la industrialización el cual de la mano de un
progresismo liberalista (y es que hay que recordar que en el siglo XIX, el liberalismo
todavía era de la izquierda y no de la derecha).
-La creciente interferencia entre las distintas regiones del mundo las economías de los
países desarrollados entre sí; y estas con la economías dependientes y coloniales.
-El predominio del mercado mundial.
La nueva política
Sin embargo, todos estos cambios que se vinieron dando dieron espacio para a un
nuevo campo de ideas. El avance del capitalismo propició la aparición de nuevos
grupos, en gran medida debido a la diversificación de los sectores medios: los
asalariados del sector servicios, la burocracia estatal y el personal directivo de las
grandes empresas.
Y no solo eso, también se puede la década de 1890, con el avance de los partidos
socialistas que confluyeron en la Segunda Internacional (1889-1916), el movimiento
obrero socialista se afianzó como un fenómeno de masas; el liberalismo dejo de ser
parte de un idea progresista y paso más a un pensamiento del conservadurismo.
La derecha radical
Sin embargo, si se habla de la derecha radical, combinó la exaltación del nacionalismo
con un exacerbado antisemitismo. Por ejemplo, en Italia los nacionalistas defendieron
la necesidad de apropiarse de nuevos territorios para dejar de ser una nación
proletaria; o Francia que fue pionera en la gestación de grupos de derecha radical tan
antiliberales y anti-socialistas. Y eso no es todo, hasta la iglesia católica tuvo un
pensamiento en donde rechazaba al liberalismo; Leon XIII alentó a que se desarrollará
el catolicismo social, es decir, una propuesta de atender los reclamos justos de los
trabajadores la cual fue seguida de la creación de partidos políticos y de sindicatos
católicos.
Las principales potencias europeas
Ahora, dejando de lado esa breve descripción de los sucesos económicos, sociales y
políticos, cabe preguntarse: “sí…todo bien. ¿Pero qué países eran las potencias de ese
momento? Primero hay que distinguir que dos espacios, la Europa del este y la Europa
occidental. En la Europa del este se encontraba los grandes imperios multinacionales:
el de la casa de los Habsburgo en Austria-Hungría y el de los Romanov en Rusia o el ex
reino de Polonia repartido entre Austria, Prusia y Rusia.
En la Europa occidental se encontraban países como Alemania, Francia, países bajos o
gran Bretaña. Claro, a pesar de que fueran potencias mundiales hay que mencionar
que eso no significaba que siguieran el mismo esquema; si bien tenían similitudes
como la industrialización, eso no significa que en cuestiones políticas compartieron el
mismo ideales.
Por ejemplo, gran Bretaña el liberalismo político era muy consistente, pero eso no era
así en Alemania que quera un país menos liberal y democrático.