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INTERVENCIÓN TERAPEUTICA PARA FAMILIAS

BASADA EN LA MENTALIZACIÓN.

Este artículo pretende unir dos modos aparentemente diferentes pero


relacionados. El intra psíquico y el interpersonal, viendo prácticas sistémicas
basadas en la mentalización. Es discutido que en terapia sea necesario que
haya un foco deliberado, consciente y consistente de mentalización. La
emergente terapia familiar basada en la mentalización en un innovador
acercamiento y un modelo distintivo que es sistémico en esencia, derivando
sus ideas y prácticas de una gran variedad de enfoques sistémicos
enriqueciendo el trabajo familiar añadiendo ingredientes de mentalización.

Introducción.

Los términos mentalización y mentalizar son a menudo utilizados de


manera intercambiable. El primero, derivado del verbo mentalizar tal vez refleja
mejor la idea en la que estamos interesados, una actividad continua en lugar de
un estado mental fijo o una característica individual. La mentalización es un
proceso y por lo general se produce sin esfuerzo o conciencia específica. Se
puede resumir como vernos a nosotros mismos desde el exterior y ver a los
otros desde el interior. Mentalización (Fonagy et a. 1991) hace referencia a la
actitud y las competencias necesarias para comprender estados mentales
(tanto propios como ajenos) y sus conexiones con sentimientos y conductas. El
carácter recursivo de este proceso –la interconexión de los estados mentales y
la forma en la que constantemente se influyen mentalmente- parece que lo
recomendaría a un enfoque sistémico. En este artículo se sostiene que el
empleo de una lente mentalizadora al llevar a cabo el trabajo sistémico tiene el
potencial de enriquecer la práctica.

El nuevo enfoque de la terapia para familias basado en la mentalización


(MBT-F) (por ejemplo, Asen and Fonagy; Feracon et a. 2006) se sitúa en el
contexto del trabajo sistémico y se anima al lector a considerar si se trata de
una forma totalmente nueva de trabajar o simplemente un complemento de los
enfoques sistémicos familiares. A través de nuestra investigación hemos
constatado características comunes a ambos enfoques. Aquí consideramos
MBT-F desde una perspectiva sistémica.

La práctica sistémica ha sufrido muchos cambios durante los últimos 60


años. El yo terapeuta ha llegado al foco (Rober, 1999) y en línea con esto, los
terapeutas sistémicos han comenzado a vincular los mundos intra-personales e
interpersonales (Flaskas, 2002; Frankez and Pinsof, 2001). La mentalización
basada en el trabajo con personas con diagnósticos de trastorno límite de
personalidad (Bateman and Fonagy, 2006), despierta en el terapeuta sistémico
interés por el concepto de mentalización. A su vez, los clínicos que participan
en el desarrollo de enfoques basados en la mentalización encuentran muchas
cosas en común con sus colegas sistémicos. Es así, como el derarrollo de
MBT-F comenzó hace unos años.

El fondo de mentalización

Ningún animal, ni siquiera el más inteligente de los primates, no


humanos, puede discernir si un acto de otro se deben a la casualidad o está
arraigado en la intención, deseo, creencias, anhelos… Por el contrario, los
seres humanos de forma automática y sin reflexionar, tratan de atribuir a la
actuación de los estados mentales las motivaciones de sus actos. Hacer tales
atribuciones es una forma esencial de mentalización. También se ha
argumentado que esta capacidad de mentalizar se desarrolla gradualmente
desde la infancia en adelante a través de interacciones con el cuidados(es)
principal(es), y da cuenta de otras diferencias importantes entre los humanos y
los simios (por ejemplo el hecho de que sólo los humanos tienen conciencia y
conocimiento de uno mismo). Se podría decir que tenemos necesidad de ser
conscientes de nosotros mismos con el fin de comprender a los demás a través
de simulación (Gordon 1986, 1987; Harnis, 2009). De modo similar, para
anticipar los actos de alguien podemos imaginarnos a nosotros mismos en su
posición, para esto, también necesitamos auto-conocimiento, auto-conciencia
(que es esencialmente la mentalización aplicada a uno mismo). La conciencia
de los estados mentales lleva consigo valiosas emociones sociales como la
vergüenza y la culpa. De manera más positiva, la concepción plena de la mente
tal vez habilita a los humanos a tratar de ser más que bestias, a vivir más allá
de sus cuerpos, para aspirar a un espíritu que trasciende la realidad física y da
un paso más allá de su propia existencia física. También en línea con el
pensamiento sistémico, el encuadre del estado mental como generador de
comportamientos pone de relieve el origen social del yo. Una percepción
adecuada de tu propio estado es evidentemente esencial para una vida interior
equilibrada. Uno puede experimentar una pérdida de la calibración de la
experiencia interna (es decir, sin saber cómo tomar en serio la propia
subjetividad) como trastorno mental. Hay que destacar, sin embargo, que la
mentalización efectiva no es sólo la capacidad de leer con precisión los estados
mentales, pensamientos y sentimientos tanto propios como de otras personas.

También se refiere a una forma de acercar relaciones que reflejan la


expectativa de que los propios pensamientos y sentimientos pueden ser
enriquecidos y modificados a través de una disposición a tener en cuenta sus
perspectivas, necesidades y sentimientos. Esta actitud se caracteriza por una
actitud interrogativa y respetuosa en relación con los estados mentales de otras
personas. Esto es similar a la postura sistémica de “curiosidad”(Cecchin, 1987).
Ambas posturas implican una toma de conciencia de los límites de su
conocimiento de los otros.

La mentalización es, por definición, inexacta. El desarrollo de una


imagen precisa de los estados mentales de los demás requiere de verificación
social permanente. La mentalización es evolutiva, cada vez más compleja y
sólo se logra poco a poco. La orientación a otras mentes es parte del repertorio
conductual de los bebes y la via de desarrollo de la mentalización
razonablemente bien trazada (Sharp et a. 2008). La creciente sofisticación de
la mentalización con la edad, habla de la capacidad del proceso. Es importante
tener en cuenta este carácter multifacético de la mentalización cuando se
aplica en el trabajo terapéutico.

El desarrollo de la capacidad de mentalización se produce en el contexto


de las relaciones de apego. Los trastornos de apego pueden crear
vulnerabilidades de desarrollo que conducen a la deficiencia de las
capacidades metacognitivas complejas (Fonagy and Target, 1997). Sin
embargo la relación entre apego y mentalización es bidireccional; problemas de
atención, incapacidad de representar estados mentales de uno mismo y
dificultades de reflejar los estados de animo pueden interrumpir relaciones de
apego; y una relación de apego pobre socava la emergencia natural de las
capacidades de mentalización (Fonagy and Luyten, 2009). El niño que es mejor
comprendido, comprenderá mejor a sus padres, las interacciones resultantes
serán fácilmente comprendidas por los padres, quienes a su vez, mejoraran las
capacidades de mentalización del niño. Esto es un proceso circular que está
más en línea con el pensamiento sistémico.

Dejando a un lado los modelos causales reductivos, vemos el sistema


familiar como el suministro de componentes críticos de los contenidos (como la
comprensión de los sentimientos y pensamientos específicos) que se requieren
para el sano desarrollo de la mentalización. Las capacidades de cada niño
pueden ser facilitadas o dificultadas por sus relaciones con las figuras de apego
y las relaciones que se observan entre los miembros de la familia.

Mentalización eficaz.

MBT-F se basa en la idea de que la mentalización efectiva necesita ser


fortalecida a través de ser identificado, validado y desarrollado (Allen et a,
2008). A continuación describimos puntos fuertes de la mentalización que MBT-
F tiene como objetivo y objetivos (implícitos).

La apertura al descubrimiento es similar a lo que terapeutas


sistémicos denominan curiosidad (Cechin, 1987). En MBT-F se refiere a una
actitud en la que la persona está realmente interesada en los pensamientos y
sentimientos de otras personas y respeta las perspectivas de los otros. Incluye
una renuncia a hacer suposiciones o mantener prejuicios sobre lo que otros
piensan o sienten.

La opacidad de los estados mentales (Leslie, 1987) es un concepto


similar al de incertidumbre segura (Mason 1993) e implica el reconocimiento
abierto del buen mentalizador de que uno nunca puede saber, sólo puede
adivinar lo que otras personas están pensando. Es seguro, esta postura no
lleva a convertir totalmente a la persona en perpleja o abrumada por lo que
puede suceder en las mentes de los demás. Esta confianza se basa en un
sentimiento de fondo que la reacción de los demás, por lo mesno hasta cierto
punto predecible, teniendo en cuenta que uno tiene de lo que los otros pueden
pensar y sentir.

La contemplación reflexiva es una actitud de mentalización que


transita en forma flexible y actitud relajada y abierta, en lugar de una búsqueda
compulsiva y controlada de cómo los demás piensan y sienten. Las técnicas
del equipo reflexivo (Andersen, 1987) capturan y aumentan la fuerza de la
mentalización.

La toma de perspectiva se caracteriza por la aceptación que el mismo


fenómeno o proceso puede parecer muy diferente desde diferentes
perspectivas y que estas tienden a reflejar las diferentes experiencias e
historias individuales. La técnica de la entrevista circular y reflexiva (Seluini
Palazzoli et al, 1980) tiene un efecto similar para generar múltiples
perspectivas.

No existe un equivalente claro sistémico a la noci´n de perdón, una


resistencia a la mentalización que basa la comprensión de la acción de otros en
la comprensión y la aceptación de sus estados mentales. Un ejemplo de esto
es la gestión, si no la disipación de la propia ira hacia una persona que era
ofensiva, una vez que se ha entendido que la otra persona actuó como lo hizo
a causa de, por ejemplo, la pérdida de una persona significativa.

El impacto de la conciencia es otro aspecto importante del éxito en la


mentalización, se refiere a la apreciación de cómo los pensamientos,
sentimientos y acciones propias pueden afectar a otros. Los profesionales
sistémicos tienden a utilizar las preguntas de seguimiento para generar
conciencia de impacto.

Tener una actitud de confianza es un grado importante en la


mentalización y es un marcado constante con una actitud paranoica, temerosa
de que puede ser incompatible con la mentalización correcta. Los profesionales
sistémicos suscriben una postura de transparencia y autenticidad y puede
emplear una variedad de técnicas de unión (Minuchín, 1974) para generar un
contexto de confianza mutua en el ámbito terapéutico.

Humildad (moderación) en la relación con la capacidad para saber


entender a otra persona y por tanto voluntad para dejarse sorprender y
aprender de los demás, independientemente del estado. Consecuencia de las
fortalezas anteriores, los profesionales sistémicos han adoptado el “uno-abajo”,
que si se emplea de manera auténtica y no estratégica, es similar a posturas de
humildad.

Juego y auto-burla. El humor fuerza suavemente perspectivas


alternativas y también puede llevar a dar y recibir en interacciones con
miembros de familias y otras personas significativas. Los profesionales
sistémicos utilizan el humor y el juego para que los miembros de la familia
observen y experimenten por ellos mismos en nuevos contextos.

La creencia en la variabilidad implica un cierto grado de optimismo y


encarna la esperanza de que las mentes puedan cambiar así como las
situaciones físicas. Esto es análogo a la inadecuación dentro del marco
sistémico de referencia, hablar de familia resistente al tratamiento.

La fuerza de asumir la responsabilidad y aceptar la responsabilidad.


También están comprendidas por el campo sistémico. En MBT-F se originan en
el reconocimiento de que nuestras acciones son generadas por los
pensamientos, sentimientos, creencias y deseos propios, si uno es plenamente
consciente de ello en el momento de la acción o no.

La respuesta contraria es la que el niño adopta, como la forma menos


dolorosa de lidiar con lo que bien puede ser una experiencia de abandono
emocional, una posición análoga a la de los padres: el niño se apaga y opta por
no pensar en los posibles estados intencionales de los padres.

En muchos casos de la enfermedad mental de largo plazo y permanente,


la necesidad de un hijo dependiente de ser considerado en sus pensamientos y
sentimientos que no se cumplen debidamente porque el niño tiene que
compensar la limitada capacidad de los padres de mentalizar el niño. Como
resultado, un niño puede llegar a estar excesivamente preocupado por los
estados mentales en general, y embarcarse en una carrera como un pequeño
pseudo-psicólogo (pseudo-mentalización), pero sin la experiencia de la vida
que le daría el intento de la sustancia de mentalización.

En su permanente preocupación con los estados mentales de otros,


estos niños, que a menudo pueden ser descritos como los cuidadores jóvenes,
logran la hiper-reflexión acerca de los demás. Pero esto se logra a costa de su
propia reflexión. Esto nos lleva a que estos niños niegan sus propios
sentimientos intensos. Por ejemplo, un niño de 12 años de edad, a quien se le
sugirió que él debe haber tenido un montón de sentimientos de ira, por ser
abandona por su madre enferma, respondió muy enojado 'nunca he sentido ira
en toda mi vida Los niños que mentalizaran en exceso acerca de otros se
enfrentan a menudo a dificultades sociales y de desarrollo de largo plazo.

Los padres con tendencia a experimentar altos niveles de excitación,


como aquellos con rasgo alto de ansiedad, o aquellos propensos a tormentas
emocionales, pueden verse a sí mismos demasiado comprometidos con el
mundo mental del niño, ansiosos de cargar al niño con sus propias
preocupaciones. El niño que no entienda el origen de la ansiedad de los padres
severos será perturbado por ello. Él / ella buscará una explicación en las
acciones y pensamientos de los padres involucrándose en la mentalización
excesiva. En cierto sentido, los procesos paralelos tienen lugar en el padre y el
niño, aunque los procesos fallan directamente al informarse mutuamente.

Cuando estas interacciones no reconocidas tienen lugar en un contexto


familiar, tienen un impacto inevitable en todo el mundo, generando esfuerzos
intensos pero desconectado de todo para mentalizar lo que está ocurriendo. En
una sesión familiar en el cual las personas se involucran en una interacción
diádica y están tratando de llevar a casa sus respectivos puntos sin la
`curiosidad´ que puede hacer que la interacción sea genuinamente productiva,
un niño puede llegar a paralizarse y dejar de pensar. A menudo, habrá un
intento por parte de cada miembro de la pareja a dibujar ya sea en el niño o el
terapeuta para validar sus percepciones sobre el estado mental del otro
miembro de la pareja.

Debido a que el niño y el terapeuta sólo pueden tener entendimientos


parciales (si eso) de los estados mentales de los miembros de la pareja, cada
uno tiene riesgo de ser reclutados en una interacción potencialmente de no
mentalización. De esta manera, una pareja de no mentalización se convierte en
una tríada. El terapeuta es probable que sólo comprenda algunos aspectos de
la interacción y, a su vez, los agonistas tendrán sólo la comprensión selectiva
de la postura del terapeuta (con toda probabilidad, los que mejor corresponden
a sus respectivas posiciones). Al mismo tiempo, cada miembro de la pareja se
siente invalidada por la descripción del terapeuta del estado mental del otro
miembro de la pareja y sienten que están siendo puestos en contra. Esto
conduce a cada persona en un intento desesperado por tener sus puntos de
vista aceptado para exponer su posición cada vez más fuerte. El ruido
generado hace cada vez más improbable que alguien dentro del sistema pueda
ser receptivo a las perspectivas de los demás. Poco a poco, el sistema puede
reclutar más y más miembros de la familia, así como profesionales, con un
número cada vez mayor de las mentes desconectadas. Esta es una cuenta de
mentalización de `escaladas simétricas" (Watzlawick et al., 1974), que tan a
menudo socavan la capacidad de mentalización en los sistemas de ayuda que
proliferan alrededor de las familias. Así como mentalización genera más
mentalización, por lo que la no mentalización es contagiosa - se reproducen
sistemas de no mentalización. La conciencia de este riesgo es una poderosa
fuente de auto-protección terapéutica.

Si un miembro de la familia abandona, y deja de estar disponible para la


mentalización, otros miembros de la familia pueden mostrar formas más
extremas de falta de mentalización, asumiendo una postura que ataca
directamente a la mentalización. Declaración típica podría ser: `tú estás
tratando de volverme loco ';` tu abuela está aliada con tu padre en contra de
nosotros', `me provocas ',` no se preocupan por si su padre está aquí o no ", `
no se preocupan por mí ';' estaría encantado si estuvieras muerto". Tales
declaraciones inevitablemente generan a más excitación, que es incompatible
con la mentalización y puede conducir a nada más que a ciclos de no
mentalización. Al entrar en una discusión sobre el significado de esta
declaración es casi seguro que fallará, ya que sólo puede tener sentido en un
mundo no-mentalista.

Por lo tanto, un terapeuta que trata de cuestionar el significado de esa


declaración sin querer contribuye al ciclo de no mentalización y en el mejor de
los casos logra pseudo-mentalización (véase más adelante). La no
mentalización, por definición, no puede interrogar desde la mentalización - uno
no puede reflejar en el contenido de su propia estupidez. El discurso tiene que
ser desplazado de no-mentalización a mentalización. Esto es quizás más fácil
de hacer volviendo sobre los propios pasos (rebobinar) a donde la
mentalización fue evidente por última vez. El relato de la familia puede
entonces comenzar de nuevo desde ese punto.

Equivalencia psíquica, pretensiones (modos) y uso indebido de la


mentalización en las familias.

Ya hemos hablado acerca de la experiencia subjetiva de los niños cuyos


padres están provisionalmente o crónicamente no disponibles y cómo esto
puede generar una especie de desesperanza circular o cíclica. La
consecuencia es un cambio en la calidad de la experiencia de cada persona de
sus propios estados internos y conciencia de sí mismo. Una persona que está
deprimida puede experimentar como absolutamente real sus pensamientos y
sentimientos negativos acerca de sí misma. Debido a una experiencia de paz
como ausencia de otros miembros de la familia de interés en su estado de
ánimo, puede perder la perspectiva que le permita pensar diferente acerca de
sí mismo y de los demás. Ante la falta de fortalezas relacionales de
mentalización (tales como la curiosidad, la contemplación reflexiva y el habla
con perspectiva), un sentido pesimista de que los sentimientos no se puede
cambiar puede tomar el relevo.
Un sentimiento de desesperanza se toma como una realidad física en el
momento en que se experimenta. No puede ser tratado como un pensamiento,
lo que podría ser cognitivamente cuestionado. El término 'equivalencia psíquica
´(Fonagy 1998) se refiere a una forma de desarrollo inmaduro de la
mentalización en el que los estados mentales se experimentan como teniendo
el mismo estatus que la realidad física. Como sabemos, esta es una etapa
normal del desarrollo de los niños en edad preescolar, cuyo temor no puede ser
aliviado por la tranquilidad de que sus temores son infundados. Es una postura
que, cuando se encuentran en los adultos, podría parafrasearse así: `todo en
mi mente está ahí fuera (es decir, es real y verdadero), y todo lo que está ahí
fuera también está en mi mente (es decir, es conocido por mí)".

Los niños pequeños saben todo lo que hay que saber y todo lo que
sabemos que es verdad. La equivalencia psíquica puede persistir más allá de
la niñez temprana, si la mentalización no está suficientemente apoyado en la
familia. Puede volver momentáneamente en adultos cuando la excitación
emocional evita una mentalización genuina. En tales casos, los propios
pensamientos y sentimientos anulan la capacidad de reflexionar críticamente
sobre los pensamientos y los sentimientos de nadie más. Es suficiente que
alguien tenga la impresión de que las acciones de otra persona (mirando su
reloj) es una clara indicación de que ella se aburre en su presencia para que,
inevitablemente, signifique que es irremediablemente aburrido y que esta es la
única interpretación posible de su comportamiento. Es esta incapacidad
momentánea para entretener a las explicaciones alternativas y perspectivas
que da a los estados mentales en equivalencia psíquica como una fuerza
excesiva.

En el estado de equivalencia psíquica, a menudo lo que es observable


en el mundo físico se percibe como significativo (Fonagy et al., 2002). Hay
momentos en que el pensamiento totalmente concreto puede hacerse cargo de
toda la familia para que nada salvo cambios en las circunstancias físicas (es
decir, los resultados observables) se sienten suficientemente reales como para
ser relevante.

Por ejemplo, un enfoque sobre las expresiones de aprecio puede tomar


el lugar del cultivo y el intercambio de la gratitud genuina: que un niño diga 'por
favor' o 'gracias' se vuelve intensamente importante para un padre insistente,
que se deja de lado los sentimientos reales del niño.

El concepto de equivalencia psíquica nos permite conceptualizar el éxito


de las técnicas sistémicas específicas, tales como cambios concretos en la sala
de terapia (por ejemplo, según lo descrito por Minuchin [1974], situando a las
personas en sillas diferentes o más cerca el uno del otro, o los pone uno frente
al otro). Estas técnicas hacen que familias de no mentalización sean accesibles
a la intervención terapéutica a través de una alteración en el dominio físico,
porque esta alteración tiene consecuencias palpables de las experiencias
subjetivas de la familia. Reflexionando sobre estas consecuencias,
inevitablemente, provocará (fortalecer) la mentalización. Este es el beneficio
oculto de la creación de nuevas perspectivas y formas de ver el otro.

En las familias pobres en los límites entre las generaciones - a estas


familias se les hace referencia a menudo como enredados – puede darse
ciertos tipos de mentalización intrusiva. Aquí la separación de la mente no es
respetada y los miembros de la familia están convencidos de que saben lo que
otras personas piensan y sienten. El discurso de la familia de hecho puede
sonar como si todo el mundo mentalizara bien, pero paradójicamente, esto no
tiene la consecuencia habitual de la gente que se siente comprendido. Esta
forma de interacción puede ser descrita como pseudo-mentalización. Pseudo-
mentalización, también, tiene sus orígenes en el desarrollo en la niñez
temprana, cuando los niños crean mundos mentales imaginarios que son
capaces de mantener, siempre y cuando éstos no se enfrentan a la realidad
física (Target y Fonagy, 1996)

Cuando la continuación del adulto de este modo de simulación agarra a


la familia, cada miembro de la familia parece estar mentalizando, pero de
hecho falla la conexión con la realidad de cualquier otra persona. Los miembros
de la familia por lo tanto, permanecerán desconectados entre sí. Esta
experiencia puede hacer que todos redoblen sus esfuerzos para hacer que sus
interpretaciones sean aceptadas por todos los demás. Al hacerlo, pueden
hacerse mas y mas supuestos infundados acerca de los estados mentales de
otras personas. Los miembros de la familia invierten una gran cantidad de
energía en pensar o hablar acerca de cómo todo el mundo piensa o siente,
pero estas reflexiones llevan poco o ninguna relación a los estados actuales de
la mente. Como resultado, el intento de mentalizar puede ser experimentado
como obstructivo y confuso. Este conjunto puede bloquear los futuros
esfuerzos de mentalización.

Otra forma de pseudo-mentalización es la coacción de los pensamientos


de una persona. Por ejemplo, un hombre puede socavar la capacidad de su
pareja de pensar humillándola en una reunión familiar revelando algo que ella
podría haber confiado en privado.Este fenómeno es más pernicioso cuando
presten sus servicios, en el contexto de abuso, para socavar la confianza de la
pareja en su conciencia de sí mismo: ` has disfrutado cuando te he tocado de
esa manera". Estas experiencias pueden socavar la confianza en la propia
experiencia subjetiva y disminuir el grado de consideración que la
mentalización valga la pena. Esto no es simplemente porque dicha declaración
se oponen directamente a la propia experiencia de la víctima ('te caíste por las
escaleras, yo nunca te golpeé "), sino también porque la víctima puede ser
incapaz de construir una imagen soportable sobre lo que los pensamientos
deberían haber sido en la mente de su pareja para que él hiciera esas
declaraciones confusas.

En el extremo del espectro de no mentalización es el mal uso de la


mentalización. Aquí, la comprensión de los estados mentales de uno mismo y
los demás no está directamente afectada, sino que se utilizará para favorecer
el propio interés de una persona a expensas del bienestar de la familia o de
uno de sus miembros. Un ejemplo puede como estado mental actual de un niño
(por ejemplo, tristeza) se utiliza para proporcionar munición en una batalla de
los padres (por ejemplo, 'cada vez que visitas a tu padre te siento tan triste
después; ¿no te parece que debiera dejar de verlo? '). Los sentimientos del
niño han sido exagerados o distorsionados por la madre para sus propios fines.
Debido a que el entendimiento se produce en el contexto de ser manipulado en
una situación indeseable en relación con los seres queridos, el niño en esta
situación puede llegar a experimentar como adversos todas las actividades de
mentalización. Otro ejemplo es un padre que critica y se queja a su mujer de
que, que ella tenga un puesto de trabajo significa que los niños se sienten
abandonados y reacios a ello, como resultado, están evidentemente sufriendo.
Puede que no sea consciente de que la creciente independencia de su esposa
le genera temor al abandono.

La mentalización enfocada a terapia sistémica.

El enfoque principal de los terapeutas en esta forma de tratamiento está


en los pensamientos y sentimientos de cada miembro de la familia y en las
relaciones entre ellos. Reconocen y connota positivamente diferentes
perspectivas, y que en repetidas ocasiones y explícitamente comprobar que
han entendido bien lo que alguien dice ('déjame ver que esto esta correcto´).
Los terapeutas demuestran que no pueden saber lo que siente un miembro de
la familia sin hacer una pregunta para saber. Ellos ayudan a las personas para
comunicarse y expresar lo que sienten (por ejemplo, al detener la conversación
para hacer preguntas `ingenuas´ sobre qué es lo que la persona siente que no
puede decir o explicar). Los terapeutas agregan un elemento de mentalización
a los estados lineales o culpabilizadores de los miembros de la familia (por
ejemplo, `él siempre tratando volverme loco! ') Preguntando, por ejemplo, ¿Y tú
crees que él está siendo deliberadamente molesto? Los terapeutas puede pedir
triádica mentalización provocar que se trate, por ejemplo invitando a uno de los
miembros de la familia para decir algo sobre la relación entre dos personas
(`¿cómo crees que tus padres se sentían el uno hacia el otro mientras
gritabas? '). También se emplean las preguntas `que pasa si´. Un terapeuta
puede decirle a un niño que había tenido una rabieta porque quería que sus
padres detengan el coche: `¿Cómo te habrás sentido si ella hubiera detenido el
coche? A la madre, el terapeuta podría decir `Qué pensaste tú que pensaría y
sentiría si hubieses parado?´ pensando el riesgo de las preguntas que pasa si
suscitan pseudo-mentalización por los miembros de la familia en modo de
simulación, sino que también puede ser una herramienta útil para el terapeuta
frente a la concreción de la equivalencia psíquica. Contemplar las perspectivas
alternativas puede modificar el pensamiento de la familia hacia un modo de
mentalización.

Las Intervenciones enfocadas a la mentalización pasan de preguntas


orientativas a la creación de un lenguaje convenido para hablar sobre el afecto.
Los contextos emocionales e interpersonales de eventos importantes se
analizan tomando como referencia que acompaña a los estados mentales. Esto
puede ser muy laborioso, ya que las personas a menudo quieren repetir la
secuencia de eventos y `hechos '. Los puntos fuertes de mentalización se
identifican y se destacan en todo este proceso. Los terapeuta por sí mismos
pueden servir como buenos modelos para la mentalización cuando piden
aclaraciones y reflexiones, utilizando la secuencia: 'Detente, reproduce, explora
y reflexiona ". Esto significa hacer una pausa para pensar, revisar lo que ha
pasado, la exploración de los sentimientos y las creencias y reflexionar sobre
ellas. Esto es particularmente útil para los terapeutas cuando se enfrentan con
los ejemplos más flagrantes de falta de mentalización. Revisar el proceso por el
cual se vio afectada o perdida la mentalización es un componente clave del
enfoque de eficacia. A menos que los terapeutas conscientemente dejan de
considerar los sentimientos y pensamientos en el momento antes de la pérdida
de la mentalización, los terapeutas pueden inadvertidamente alimentar la
proliferación de una actitud de falta de mentalización.

Ya hemos destacado que el terapeuta de mentalización adopta una


postura inquisitiva y respetuosa en relación con los estados mentales de otras
personas, transmitiendo la idea de que la comprensión los pensamientos y
sentimiento de otros es importante. Los terapeutas lo comunican a la familia
como un todo y ayudan a los miembros de la familia a centrarse en como los
sentimientos son experimentados por cada persona.

También ponen de relieve las formas en que la falta de comunicación o


malentendidos (o la falta de comprensión) de estos sentimientos conduce a
interacciones que contribuyen, o mantienen, los problemas familiares. En la
práctica, esto requiere que los terapeutas un equilibrio muy cuidadoso entre la
creación de un contexto terapéutico que permite a la familia interactuar de
forma natural (incluyendo activamente a provocar interacciones familiares
habituales y problemáticas, posiblemente, en torno a temas difíciles) y de ser
directiva y de intervenir en momentos críticos.

Desde que el enfoque MBT-F postula que las interacciones con falta de
mentalización es poco probable que produzcan cambios significativos en las
interacciones familiares, simplemente permitiendo que se produzcan estas
interacciones se considera poco probable que sea terapéutico.

Por lo tanto, una vez que los terapeutas tienen una idea clara de los
problemas centrales de mentalización y una vez que tienen ejemplos
adecuados de las interacciones relacionadas con las que trabajar, se puede
intervenir (detener activamente las interacciones de no mentalización) y
desviar la atención de los procesos de no mentalización. Uno de los principales
objetivos del MBT-F es poner de relieve las perspectivas para cada miembro de
la familia que a él / ella le pueden faltar, y señalar cómo se produce, en su
totalidad no darse cuenta y comprender el comportamiento de los demás.
Esperamos que a estas alturas sea evidente que la principal ventaja de un
enfoque de mentalización es que es compatible con el terapeuta cuando este
se encuentra atrapado en los intercambios de no-mentalización dentro de la
familia. Uno de los supuestos subyacentes de la MBT-F es la creencia de que
la mentalización es parte de una función giroscópica auto-dirigible de los
sistemas familiares. En otras palabras, MBT-F asume que muchos problemas
en las familias se reducirán (si no completamente dirigido) si las habilidades de
los miembros de la familia para pensar acerca de los estados mentales de otros
se promueven y liberan de obstáculos. Los principales peligros para los
terapeutas se encuentran en la naturaleza contagiosa de la no-mentalización y
la tentación de comprometerse con la no-mentalización, cuando las
interacciones orientadas a la realidad física se enfrentan con el reto de
contemplar los pensamientos y sentimientos destructivos y negativos que
pueden existir, pero siguen siendo (por buenas razones) ignorado en los
sistemas de la familia. Adoptar un enfoque de mentalización no es una
panacea que va a erradicar los conflictos imposibles de la familia. Basta con
llamar la atención de la familia a las fuentes de supuestos de hostilidad en la
familia (un enfoque psicoanalítico interpretativo clásico) es poco probable que
sea exitosa, como no mentalización descarta la contemplación genuina de
ideas alternativas.

El énfasis en la mentalización no altera radicalmente las prioridades del


terapeuta sistémico, sino que se centra en los fenómenos que de otro modo
podrían ser marginados. Puede mejorar la eficacia de la terapia sistémica,
proporcionando una manera de conseguir sortear los bloques comunes en la
terapia y haciendo a los miembros de la familia más receptivos a la
sintonización con el pensamiento de los demás y los estados emocionales. El
objetivo del terapeuta es ayudar a los miembros de la familia a que se aferren a
la mentalización de cara a los desafíos para el pensamiento y contemplar los
sentimientos, los retos que anteriormente no han sido capaces de superar. A la
luz de las inversiones sistémicas que puedan estar ordenados en contra de
este objetivo, es a nuestro juicio, esencial que el terapeuta tenga una estructura
para apoyar un enfoque de mentalización. Este marco se describe en la
siguiente sección.

El bucle de la mentalización

El bucle de mentalización es una técnica que ofrece un marco


pragmático para la creación de las intervenciones basadas en la mentalización
y para conectar las observaciones del terapeuta de las interacciones familiares
con el estado de los sentimientos y pensamiento subyacentes relacionados con
los miembros de la familia. Se trata de una herramienta para el cambio, con
cinco posiciones diferentes de mentalización que el terapeuta toma: puntuando,
controlando, mentalizando el momento, generalizando y revisando. Permite a
los terapeutas estructurar las entrevistas y puede servir como un mapa de ruta
que se puede seguir. Hablamos de él como un bucle, ya que no es una
progresión lineal de etapas sucesivas, sino un proceso recursivo de observar,
comprobar, revisar y hacer nuevas observaciones. Esto lleva más
mentalización, más comprobación y más observaciones - y así sucesivamente.

Como una primera posición, en cualquier fase de cualquier sesión, el


terapeuta hace una declaración provisional (puntuando) acerca de una
interacción entre los miembros familia que ella ha observado en el aquí y ahora
de la sesión, por ejemplo, `Me he dado cuenta de que cada vez que habla papá
, Johnny [el hijo] mira ansiosamente a mamá. ¿Alguien más aquí se ha dado
cuenta, o me lo estoy imaginando? Comprobando inmediatamente esta
observación con miembros de la familia ('¿Alguien más ha notado esto?'), que
es una puntuación muy específica y deliberada de una secuencia de
interacciones complejas, es muy importante determinar si lo que el terapeuta
ha observado resuena en los miembros de la familia. En este ejemplo, el
terapeuta identifica en primer lugar y pone de relieve una interacción que (para
ella) parece estar relacionado con alguna dificultad para la mentalización. Ella,
a continuación revisa sus observaciones invitando a la familia y sus miembros
individuales para conectar con ello, pero también dando la posibilidad de que lo
desestime. Es posible que algunos o todos los miembros de la familia pudieran,
por ejemplo, exponer que no tienen idea de lo que el terapeuta esta hablando.
Esto debe llevar al terapeuta, tanto a reflexionar sobre la validez de su
puntuación a la luz de la retroalimentación y considerar la posibilidad (y
razones) de que los miembros de la familia se protegen de las implicaciones
de la observación del terapeuta.

Si existe cierto reconocimiento entre los miembros de la familia y se


comprometen con la observación del terapeuta, entonces la importante
posición de mentalizar el momento se puede tomar. El terapeuta modela una
postura de mentalización, que muestra el respeto y la curiosidad por las mentes
de otros. Esta actitud transmite la idea de que aprender sobre cómo otras
personas están pensando y sintiendo es esclarecedor:

¿De qué crees que trata? ¿Qué te imaginas que está sintiendo Johnny
que le hace comportarse de esta manera? ¿Y cómo afecta esto a los
demás? Papá, ¿qué es lo que hacemos de ello? Tal vez me equivocó -
¿qué te parece señora Jones? Me pregunto, papá, lo que siente usted
cuando Johnny mira a su madre de esta manera? ¿Qué es lo que se
crees que siente Johnny? Si uno pudiera ver burbujas de pensamiento
salir de la cabeza de su esposa, que podría haber ahí acerca de cómo
ella piensa que Sally se siente en este momento?

Esta invitación para llevar a cabo algún tipo de brainstorming (lluvia de


ideas) emocional anima a los miembros de la familia a poner voz a los
sentimientos. El terapeuta facilita las discusiones entre los miembros de la
familia (más que permitiendo meramente que el acto tenga lugar entre el
terapeuta y los miembros individuales de la familia). `Vamos a ver si lo he
entendido bien - ¿Estás diciendo que cuando tu papa habla de esa manera te
hace sentir un poco perdido y miras a mamá porque ella está preocupada?
¿Crees que ella esta - o hay alguien aquí que tiene un punto de vista
diferente? ¿todos podéis hablar sobre esto con todos?

Con el fin de fomentar la mentalización de cada miembro de la familia,


toda una gama de diferentes técnicas de mentalización se puede emplear
(Asen y Fonagy, 2011;. Fearon et al, 2006) En general, es la tarea de terapeuta
para reducir la velocidad de las interacciones entre los miembros de la familia,
cuestionando o expresando unos intereses específicos exactamente en lo que
cada persona siente en esta desarrollo de esta interacción. El objetivo es
provisionalmente hacer una pausa en el flujo de los intercambios entre los
miembros de la familia y permitir nuevas reflexiones. En algún momento, el
terapeuta intenta ayudar a los miembros de la familia para generalizar,
alejándose de la discusión específica y ampliar su punto de vista.
Los miembros de la familia están invitados a elaborar algunas observaciones
de carácter más general y reflexionar sobre cómo los patrones de interacciones
similares tienden a evolucionar de forma espontánea en el hogar y los estados
emocionales que estos provocan:

Así hemos visto que cuando papá habla, la mamá se siente ansiosa y
Johnny recoge esto. Tal vez esta es la única vez que ha pasado, pero tal vez
no lo es. ¿Se puede hablar todos juntos acerca de esto para ver si reconocen
esto como algo que sucede en el hogar o en otro lugar?

En un intento por identificar y abordar las situaciones de problemas


típicos, lo que se ha observado en el aquí y el ahora de la sesión se enlaza con
las situaciones de la vida real. Esto nos lleva a discusiones familiares de
problemas- situaciones relevantes. El foco permanece en obtener y poner de
relieve los nuevos estados emocionales y cómo éstas se expresan en el
comportamiento. El terapeuta anima activamente a los miembros de la familia a
etiquetar sus propios sentimientos, para reflexionar sobre lo que debe ser para
ellos: `Usted puede querer descubrir como los sentimientos conducen a hacer /
cómo unos pocos copos de nieve pueden poner en marcha una avalancha /
cómo un pequeño sentimiento puede salirse de control.

En una etapa posterior, a menudo hacia el final de la sesión, el terapeuta


querrá revisar lo que esta experiencia ha sido para todo el mundo. Aquí se
mira hacia atrás y comprueba los estados emocionales de cada miembro de la
familia. Esto ayuda tanto al terapeuta como a la familia para evaluar cómo una
experiencia nueva y cargada de emoción se ha registrado en los diferentes
individuos y proporcionado una oportunidad para reflexionar juntos sobre lo
sucedido y sus posibles consecuencias:

¿qué piensas de lo que pasó? ¿Se puede hablar juntos sobre lo que
esto es para todos y cada uno de ustedes? ¿Hay alguna conclusión que
podemos sacar de esto?

Para seguir este bucle de mentalización con rigor, o incluso de forma


rígida, sería un lugar de no mentalización, posiblemente, incluso sin sentido.
Hemos incluido aquí como modelo de lo que es necesario para crear y
mantener un enfoque de la mentalización, dado que la mentalización puede ser
muy resbaladiza. Un aspecto que este artículo pretende poner de manifiesto es
que, si bien en la terapia es necesario que haya un enfoque deliberado,
consciente y coherente de mentalización, esto no puede convertirse en una
rutina o algo programado. Casi todo el mundo puede mentalizar, pero la pieza
ocasional de mentalización no será suficiente, cuando llevamos a cabo el
trabajo terapéutico. Es una tarea difícil encontrar una forma equilibrada de
mentalización y cada terapeuta necesita encontrar su propio marco para ello.
No puede haber una receta para la cantidad correcta de mentalización, ya que
la mentalización se refiere a una actitud mental más que a una dosis de
medicamento que debe ser suministrado a intervalos regulares. El cuidado de
la mente de uno es al menos tan complejo como la tarea de cuidar el cuerpo,
aunque no existe un equivalente para el adagio de 'una manzana al día
mantiene al médico alejado ". Para tener en cuenta todas las implicaciones de
la utilización de un enfoque de mentalización es una tarea considerable - tanto
para el terapeuta y como para la familia. El terapeuta tiene que respetar el valor
y el compromiso de las familias cuando adoptan esta forma de trabajar. La no
mentalización no es tan difícil y, en ocasiones, tal vez sea deseable.

Puede, sin embargo, ser muy perjudicial en el largo plazo. La


mentalización, por otro lado, es inmediatamente arriesgado y puede ser
exigente y agotador. Nos obliga a renunciar a la ilusión de seguridad que viene
con la creencia de que sabemos.
Resumen del enfoque de mentalización a la terapia familiar

En resumen, hay cuatro rasgos característicos de las posturas adoptadas


por el terapeuta MBT-F: (i) una curiosidad que constantemente afirma el valor
de la mentalización a través de una actitud de respeto, curiosidad y tentativa,
(ii) el mantenimiento de un equilibrio entre la observación natural de
interacciones y la intervención para promover el cambio, ayudando a la familia
a dar sentido a los sentimientos que son experimentados por cada miembro de
la familia y poner de relieve las formas en la falta de comunicación o
malentendidos (o la falta de comprensión) de estos sentimientos que conduce
a las interacciones que mantienen los problemas de la familia, (iii) las
intervenciones que terminan con interacciones de no mentalización y que
ayudar a crear perspectivas poniendo de relieve para cada persona punto de
vista que le faltan (puntos de vista sin los cuales no se puede entender
completamente el comportamiento de los demás), y (iv) el relieve y el refuerzo
de la mentalización positiva , profundizando así la capacidad de las personas
para conectar los sentimientos, el pensamiento y las intenciones - es decir, que
connota positivamente buenos ejemplos (o episodios) de la mentalización y,
posiblemente, la ampliación de sus implicaciones.

Una vez que una interacción problemática aparece en el enfoque, la


familia es invitada a encontrar la manera de describirlo. El terapeuta utiliza
técnicas de pausa y repaso para ayudar a la familia a que colaboren (formar
un grupo de trabajo) en el pensamiento acerca de sus interacciones desde la
perspectiva de una orden superior. El enfoque en los estados mentales que
pueda dar lugar a interacciones específicas tiene la doble función de provocar
la curiosidad de los miembros de la familia el uno del otro y generar la actitud
de que el aprendizaje acerca de cómo los demás están pensando y sintiendo
es potencialmente esclarecedora. Poco a poco, el discurso de la familia se
espera que se aleje de discutir una interacción específica que se produjo
durante el período de sesiones a fin de captar las comprensiones más
generalizadas. Como parte de este proceso, el terapeuta puede preguntar a la
familia que considere estrategias alternativas de interacción. Esto genera
posibles aplicaciones de los acuerdos específicos obtenidos. Entonces, el
terapeuta puede ayudar a la familia para planificar la implementación de los
cambios sugeridos. Al reflexionar sobre el proceso de participación en un
enfoque de mentalización es clave para sostener el proceso. Incluso si la meta-
reflexión parece producir resultados negativos, puede proporcionar la base
para entender el siguiente episodio de no-mentalización (es decir, para tratar
de entender lo que pudo haber salido mal en el proceso de tratar de entender
uno al otro que acaba de ser llevado a cabo sin éxito).

El Manual de MBT-F (Manuales Tiddly, 2010) incluye una serie de


actividades de mentalización. Estos se presentan como juegos o tareas que la
familia puede llevar a cabo. El terapeuta puede elegir entre ellos con el fin de
superar los obstáculos específicos que se plantean en el tratamiento. Estas
tareas, principalmente funcionan como rompehielos, creando una aclimatación
gradual a la mentalización en las familias en las cuales experiencias pasadas
han creado una preocupación implícita o incluso una evitación fóbica de la
actividad. Las tareas también tienen una función de desarrollo de habilidades,
así como el potencial de generar información relevante (perspectivas
alternativas), cuando la familia parece estar atascado en un tema específico. La
tarea también puede ayudar con la generalización del aprendizaje como parte
de los deberes (tarea que la familia puede practicar sin el terapeuta). Un
ejemplo de una tarea de mentalización implica la inversión de los papeles. Al
niño o adolescente se le pide que identifique una situación compleja o que se
encuentran afectadas por conflictos y a los padres se les pide que adopten
personalidad del niño en esa situación (por ejemplo, ir a una función de la
escuela, hacer las tareas o de irse a la cama). En el juego de rol de niños, los
padres tienen que imaginar e informar sobre lo que puede estar pasando en la
mente del niño durante el ejercicio. Entonces el niño se anima a ayudar a los
padres o aconsejarles a ellos diciéndoles lo que deben pensar, decir y sentir.
En algún momento el terapeuta anima a los padres e hijo (s) a reflexionar sobre
la forma en que piensan o sienten en formas similares y diferentes a lo que se
ha representado.

En el juego sensación del buscador, los miembros de la familia están


invitados a crear una historia centrada en los sentimientos que experimentan.
En cada momento significativo en la historia la persona que cuenta la historia
dice ¿y eso me hizo sentir .....?

El niño tiene que encontrar la expresión facial de la emoción o la palabra


(según corresponda al nivel de desarrollo del niño) que piensan que se ajusta a
la situación. La persona que cuenta la historia le dice al niño lo que él o ella
realmente sentía. Cada vez que el niño da la misma respuesta que el narrador,
el niño se mueve un espacio en una tabla de tipo las serpientes y las escaleras.
Cuando el niño no da la misma respuesta que el narrador, la familia o el
terapeuta ayudan al niño a entender lo que la situación significó para el
protagonista y lo que él / ella pensaba.

En la actividad el botón- pausa de pensamiento, la familia identifica una


situación problemática y el terapeuta les pide que vuelvan a promulgar. Justo
antes de que el niño realice la acción problemática, el niño presiona el botón de
pausa. Con el botón de pausa, un miembro de la familia se coloca en el lugar
del niño y el niño se va del lugar para parar y pensar. El niño trata de llegar a
tantas razones como él / ella puede por qué él / ella no debe hacer la acción. A
cada momento, los padres dice: 'Yo voy a hacerlo´ y el niño tiene que decir,
`No, parar y pensar", y continúa con la lluvia de razones (Brainstorm).
Finalmente, el niño le dice a los padres todas las razones que se le han ocurrió
y el padre/madre lo elogian. Esto puede poner de relieve cómo la mentalización
se puede maximizar cuando las situaciones estresantes o difíciles se
ralentizan. En el juego de exploración cerebral a cada miembro de la familia se
le da un diagrama de una sección transversal de un cerebro humano adaptado
que contiene más de 10 ventrículos más grandes y más pequeñas (agujeros).
Al padre se le dice, por ejemplo: `imagina que es el cerebro o la mente de tu
hija. Pon en los orificios todos los pensamientos y sentimientos que usted
piensa que tiene en este momento. Ponga los sentimientos y pensamientos
grandes en los ventrículos grandes y los más pequeños o secretos en los
orificios más pequeños.' La madre puede tener la misma tarea -. Y a la hija se
le podría pedir que imagine cómo su madre podría estar viendo su mente-
cerebro. Cuando todos hayan terminado la tarea (en 5 minutos), los tres
diferentes encefalogramas se muestran y se comparan. Esto puede ser
seguido por una discusión de cómo cada miembro de la familia puede parecer
leer con precisión los estados mentales, y del hecho de que nunca se puede
saber completamente lo que otros piensan o sienten.

Si la observación de la interacción normal o jugando a juegos de


mentalización, en el núcleo de este enfoque terapéutico se encuentra el
profundo compromiso con el mismo para ayudar a la familia a dar sentido a los
sentimientos que son experimentados por cada miembro de la familia, el
pensamiento que está conectado con estos sentimientos, cómo estos
sentimientos se comunican dentro de la familia y como la falta de comunicación
o los malentendidos (o la falta de comprensión) de estos sentimientos puede
alimentar las interacciones que mantienen los problemas familiares.

Conclusiones preliminares

Trabajar con las emociones en el contexto de la terapia familiar está


ganando ritmo, pesé que a menudo no es una prioridad y por lo general
relacionado con las prácticas psicoanalíticas (Pocock, 2009). La idea de que
las emociones de una persona están profundamente influenciados por el
sistema emocional que prevalece ella se siente formar parte en un momento
dado (Bertrando y Arcelloni, 2009) tal vez no sea algo novedoso, pero el
énfasis en el trabajo con las emociones en el aquí y ahora es todavía bastante
reciente en el campo sistémico (véase, por ejemplo, Dallos, 2006; Freeman,
2004; Kavner y McNab, 2005; Pocock, 2005). Varios terapeutas sistémicos han
explorado el territorio terapéutico que trasciende las distinciones
aparentemente claras entre los enfoques sistémicos, la psicoanalítica y han
discutido amablemente el terreno común (Donovan, 2009; Flaskas, 2009;
Larner, 2000). ¿Necesitamos un nuevo enfoque terapéutico? MBT-F tiene
algunas características distintivas que son diferentes, Es diferente, pero
también tiene mucho en común con, otros, más recientemente, los nuevos
enfoques de terapia familiar que hacen hincapié en la importancia de la teoría
del apego (Akister y Reibstein, 2004; Byng-Hall, 1991; Dallos, 2006; Diamond y
Siqueland, 1998) o el intento de unir los mundos sistémicos y psicodinámica
(Flakas, 2002; Fraenkel y Pinsof, 2001).El énfasis en la mentalización no altera
radicalmente las prioridades de un terapeuta sistémico, pero se centra en los
fenómenos esenciales que de otro modo podrían ser marginados. Se puede
mejorar la eficacia de la terapia sistémica, proporcionando una manera de
sortear los bloques comunes en la terapia y haciendo a los miembros de la
familia más receptivos a la sintonización con el pensamiento de los demás y los
estados emocionales. Anteriormente, hemos señalado algunas de las
posiciones y las estrategias que los terapeutas pueden adoptar cuando se
utiliza de mentalización en la terapia familiar. El enfoque no es considerado por
ninguno de nosotros como una nueva forma de terapia. En todo caso, se
requiere un enfoque sistémico de vuelta a lo que probablemente es un aspecto
fundamental y común de todo el trabajo psicoterapéutico: la elaboración de la
experiencia subjetiva para facilitar la comprensión interpersonal. Más
específicamente, en este momento MBT-F ofrece quizá un enfoque un puente
sobre los a menudo aparentemente opuestos mundos interno psicodinámico y
externo sistémico. Lo hace mediante la integración de los conceptos
importantes de los campos de la teoría del apego y la función reflectante
(Fonagy et al., 1991) con un enfoque sistémico, y de esta manera MBT-F es en
sí un ejemplo de lo que puede lograr una buena mentalización en la solución de
puntos de vista aparentemente irreconciliables.

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