Está en la página 1de 10

Una versión del Crucificado de Herrera el Viejo atribuida a Luis Tristán1

Antonio Romero Dorado

En esta ocasión nos centramos en un


Crucificado conservado en el Museo de
Bellas Artes de La Coruña, con el número
de inventario 276 (figs. 1 y 9). Se trata de
una pintura realizada al óleo sobre lienzo,
de 58 x 33 cm.2 Durante la Guerra Civil
Española, la Junta Delegada de
Incautación Protección y Salvamento del
Tesoro Artístico se hizo cargo de la obra,
que en 1941 ingresó en el citado museo.3

Desde el punto de vista formal, la


figura de Cristo en la cruz, fuertemente
iluminada desde la izquierda, destaca
sobre un oscuro paisaje, en cuyo fondo se
hace una vaga referencia a la ciudad de
Jerusalén. Jesús, aún vivo, está sujeto a la
cruz mediante cuatro clavos, con un
“improbable” cruce de piernas. Este
Fig. 1: Crucificado, © Museo de Bellas Artes de La
Coruña. peculiar efecto, que da ingravidez a la
figura, se ve enfatizado por la esbeltez del árbol de la cruz; a cuyo pie se sitúa una calavera y
que está reforzada en la parte inferior por un puntal oblico.

1 Este texto pertenece a la serie llamada “Miscelánea de artículos sobre Historia del Arte” y dentro de ella le
corresponde el número 4.
2 Con marco, 67,50 x 42,80 cm
3 MARTÍNEZ-BARBEITO, Isabel. Catálogo. Museo Provincial de Bellas Artes de La Coruña. La Coruña, 1957. p.
76.

ISSN 2173-9072 125


https://revistacartare.wordpress.com/
Esta pintura, de procedencia incierta, se ha atibuido al toledano Luis Tristán (1585-
1624) y se ha datado de manera aproximada entre 1605 y 1624, año de la muerte de dicho
pintor.4 Sin embargo, debemos señalar que la obra sigue el mismo modelo que un
Crucificado, conservado en la Iglesia Mayor de Sanlúcar de Barrameda (fig. 2) y que
recientemente hemos atribuido a la primera etapa de Francisco de Herrera el Viejo, datándolo
hacia 1617.5

Fig. 2: Crucificado chico, Francisco de Herrera el Viejo, Iglesia Mayor


de Sanlúcar de Barrameda, ha. 1617, foto © Óscar Franco.

4 ANGULO ÍÑIGUEZ, Diego & PÉREZ SÁNCHEZ, Alfonso E.: Historia de la pintura española: escuela toledana
de la primera mitad del siglo XVII. Madrid, 1972. p. 158.
5 ROMERO DORADO, Antonio: "Francisco de Herrera el Viejo: un nuevo conjunto de pinturas de su primera
etapa", Archivo Hispalense, nº 306-308, tomo CI, 2018, p. 331-355.

126 ISSN 2173-9072


https://revistacartare.wordpress.com/
En consecuencia de esta atribución a Herrera y de otros argumentos, proponíamos que
la versión de gran formato de esta pintura que se encuentra en el Palacio ducal de Sanlúcar
(fig. 3), se retirara del catálogo de pinturas de Juan de Roelas y se considerara copia del modelo
de Herrera realizada hacia 1631 por un tercer pintor, cuyo nombre -de momento- omitimos.

Fig. 3: Crucificado grande, hacia 1631, pintor anónimo según modelo de


Herrera el Viejo, Palacio Ducal de Sanlúcar, foto © Fundación Casa de
Medina Sidonia.

ISSN 2173-9072 127


https://revistacartare.wordpress.com/
Asimismo, en nuestro trabajo ya apuntábamos que el “crucificado de Sanlúcar está
cerca de los modelos de la misma iconografía de Luis Tristán (fig. 4), que le son
contemporáneos; muy distintos a él desde el punto de vista técnico pero de similar carácter
tenebrista y espíritu ascendente, esto último heredado de su maestro, El Greco.

Fig. 4: Crucificado, Luis Tristán. © Museo del Greco, Toledo.

128 ISSN 2173-9072


https://revistacartare.wordpress.com/
Del mismo modo, señalamos “que en Sevilla, en la década de 1610 ya se conocían
Crucificados pictóricos de artistas italianos que tenían un espíritu ascendente similar al de
Sanlúcar”. Nos referíamos al Crucificado de Juan Gui Romano del Ayuntamiento de Sevilla
(fig. 5), que bien pudo influir en el joven Herrera”.

Fig. 5: Crucificado, Juan Gui Romano,


foto © Ayuntamiento de Sevilla.

De igual manera, en nuestro estudio, destacábamos que el dinamismo y sentido


ascendente del Crucificado de Sanlúcar hacen de ella “una pintura sumamente interesante,
que anuncia las nuevas preocupaciones artísticas de Herrera. No en vano, su sobrio efectismo
la convierten en un caso francamente avanzado dentro del contexto sevillano, anticipándose
mucho tiempo a los conocidos ejemplos de Zurbarán” (fig. 6) y distanciándose enormemente
de los Cristos de cuatro clavos que hizo Francisco Pacheco (fig. 7).

ISSN 2173-9072 129


https://revistacartare.wordpress.com/
Fig. 6: Crucificado, Zurbarán, ha. 1655, foto © Museo Nacional de Arte de
Cataluña.

130 ISSN 2173-9072


https://revistacartare.wordpress.com/
Fig. 7: Crucificado, Francisco Pacheco, 1614, © Instituto Gómez-Moreno -
Fundación Rodríguez-Acosta, Granada.

ISSN 2173-9072 131


https://revistacartare.wordpress.com/
Finalmente, muestra del carácter innovador de este Crucificado de Herrera de 1617 es que
en la década de 1660 su discípulo, Sebastián de Llanos y Valdés, lo usara -deshaciendo el
manierista cruce de piernas-, como modelo para su Crucificado de la Catedral de Sevilla (fig. 8).6

Fig. 8: Crucificado de Herrera el Viejo, Sanlúcar (hacia 1617) y Crucificado de Llanos Valdés, Sevilla
(década de 1660), fotos © Óscar Franco.

6 ROMERO DORADO, Antonio & FRANCO COTÁN, Óscar: "Sebastián de Llanos Valdés siguiendo un modelo
de Herrera el Viejo (el Crucificado de la Catedral de Sevilla): miscelánea de artículos sobre Historia del Arte (3),
Cartare, nº 9, 2019, pp. 122-124.

132 ISSN 2173-9072


https://revistacartare.wordpress.com/
Fig. 9: Crucificado, foto © Museo de Bellas Artes de La Coruña.

ISSN 2173-9072 133


https://revistacartare.wordpress.com/

También podría gustarte