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59.6 por ciento de los fallecidos por covid son tíos, primos y otros familiares de
alumnos.
CIUDAD DE MÉXICO.
“Una vez ya me quería morir porque ya no quería estar aquí, porque ya me había
hartado”, confiesa un alumno de una escuela pública de Veracruz en uno de los
testimonios recopilados en la encuesta.
“Yo y mi hermano a veces nos peleamos por los útiles escolares, como lápices,
colores, plumas, etc.”, refiere otro de un plantel en la Ciudad de México.
Carga pesada
El parentesco de la gran mayoría (59.6%) de los fallecidos son tíos, primos y otros
familiares, pero nueve de cada 100 perdieron a alguno de sus padres. A uno de
cada cuatro se le murió un abuelo.
Ahora mismo, 92 de cada 100 siguen temiendo que algo malo le pase a un
integrante de su familia.
“Nunca les pasó experimentar tan de cerca la muerte a tantos al mismo tiempo,
entonces, muchos van a llegar muy golpeados desde el primer día de clases y es
muy importante abordar el aspecto socioemocional a partir de entonces; lo que
necesitan estos niños es que se les acompañe, que lo verbalicen; ante estas
situaciones que a la mejor la familia no tiene elementos para superarlas, la
escuela no puede ser ajena”, dijo.
A partir del instrumento que se aplicó a dos mil niños del sur del país, se
identificaron diversos indicadores de depresión y baja autoestima.
En este contexto consideró que lo peor que puede pasar durante el regreso a las
aulas es que este tema no sea atendido, porque entonces de nada servirá la
reapertura, pues la consecuencia inmediata será el abandono y otros problemas
como el riesgo de adicciones y otras conductas de riesgo social.
En sentido, señaló que lo peor que se puede hacer es abordar esta situación como
un problema académico.
“Si tú llegas con un niño y le dices, ‘es que cómo es posible que no puedes
hacer fracciones, estás muy mal’, no es lo que necesita en estos momentos,
porque va tener un sentido de fracaso, ya que va a pensar que fue su culpa
no haber estado todo este tiempo y eso rompe las energías de cualquiera, se
tiene que pensar, primero, en la ruta socioemocional a partir de la
intervención de sicólogos y sicopedagogos”, insistió.