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Conferencia. La guerra de 1895. Continuidad y etapa superior. Preparación y alzamiento.

Posición de América Latina. Constitución de Jimaguayú. Discrepancias entre las estructuras


civiles y militares. Victoria estratégica del Ejército Libertador hacia 1897. La mujer mambisa.

Objetivos: Demostrar que La guerra de 1895 es continuidad y etapa superior de la victoria


estratégica del Ejército Libertador que contribuye al desarrollo de valores patrióticos.

Bibliografía

Básica

Torres-Cuevas, Eduardo y Oscar Loyola. Historia de Cuba 1492-1898. Formación y Liberación


de la Nación. La Habana, Editorial Pueblo y Educación, 2007.

Portuondo, Marlene y Rafael Ramírez. Historia de Cuba 1492-2005. Selección de artículos y


documentos, tomo 1. La Habana, Ed. Ciencias Médicas, 2007.

Complementaria.

Cantón Navarro, José. Cuba, el desafío del yugo y la estrella. La Habana, Editorial SI MAR,
1996.

Delgado, Gregorio. Conferencias. Cuadernos de Historia de la Salud Pública, No. 81, 1996.

Documentos de los Congresos del PCC.

Instituto de Historia de Cuba. La Colonia. Evolución socioeconómica y formación nacional de


los orígenes hasta 1867. La Habana, Editora Política, 1994.

López, Francisca, Oscar Loyola y Arnaldo Silva. Cuba y su historia. La Habana, Editorial Gente
Nueva, 1998.

Martí, José. Obras Completas. Centro de Estudios Martianos. Impresión digital.

Ramonet, Ignacio. Cien horas con Fidel. La Habana, tercera edición. Oficina de Publicaciones
del Consejo de Estado, 2006.

Información en digital.

Introducción

Actividades de organización y ubicación en tiempo y espacio.

Evaluar durante toda la actividad docente

Orientación de la bibliografía

Introducción

Iniciar preguntando ¿Por qué Martí califica este periodo como Guerra Necesaria?

Temática

Con su conocimiento exhaustivo de momentos anteriores -y la información que al respecto


Gómez podía brindarle- la concepción martiana de cómo iniciar el combate nacional-liberador
representa llevar a planos superiores la experiencia independentista antillana. Sin premura,
con una válida ponderación de todos los elementos que debían ser tenidos en cuenta, el
Delegado estableció la necesidad imprescindible de una efectiva conjugación de los "factores
internos" con los "factores externos", quiere esto decir, hacer coincidir los alzamientos de las
diferentes regiones cubanas410s factores internos) con expediciones del exterior que llevasen
a la Isla a los jefes militares principales (los factores externos). De la unión de alzamientos con
expediciones simultáneas saldría la necesidad española de combatir, desde el primer día, en
un amplísimo teatro de operaciones, dislocando sus fuerzas, lo que facilitaría a los mambises la
organización inicial revolucionaria, utilizando a plenitud el "factor sorpresa" que el estallido
representaría. Historia de Cuba 1492 – 1898. Torres Cueva. Pág. 346 – 348

Estrategia del Alzamiento independentista y realidad histórica..

Muy diferente a como había sido organizado transcurrió el día del levantamiento, con
variaciones sustanciales en cada región comprometida. En ausencia de las expediciones
previstas, era fundamental la simultaneidad de los alzamientos en Cuba, lo que no fue logrado.
El hombre, con su actuación determinante en el decurso histórico, imprimió características
muy singulares al 24 de febrero en cada zona que marcarían el desarrollo perspectivo de la
revolución. Historia de Cuba 1492 – 1898. Torres Cueva. Pág. 348 – 355

Asamblea y Constitución de Jimaguayú. . Discrepancias entre las estructuras civiles y militares.


Importancia

Celebrada durante el mes de septiembre la reunión para la estructuración de la revolución, la


Asamblea de Jimaguayú reunió delegados de todos los cuerpos del ejército existentes hasta
ese momento, con exclusión de Occidente, 10 que equivale a decir que veinte representantes
participaron en las deliberaciones. En su gran mayoría provenientes de las capas intermedias
de la población y con un promedio de edad bastante bajo, los delegados del ejército mambí
proclamaron, el día 16, la Carta Magna de la República en Armas. . Historia de Cuba 1492 –
1898. Torres Cueva. Pág. 355 – 359

La mujer, la revolución anticolonial y la conciencia nacional

El independentismo cubano puede sentirse realmente orgulloso de la participación femenina


en su génesis y en su devenir, en la segunda mitad de la pasada centuria. La mujer, integrante
fundamental de la sociedad cubana, hizo suyas las ansias libertadoras de la nación, y
desempeñó un rol trascendente en la batalla por la creación de la patria común. No se trata
aquí de reducir la actuación femenina

Mariana Grajales Coello (1808-1893). Madre de los Maceo, legendaria mambisa oriental,
símbolo de la mujer cubana de sólida raigambre independentista; su total entrega a la
revolución se hizo proverbial en la manigua a citar algunos ejemplos connotados de la terrible
situación por la que atravesaron nuestras mambisas. . Historia de Cuba 1492 – 1898. Torres
Cueva. Pág. 359 – 362

Auge de la insurrección. Después de la reunión de La Mejorana, Maceo llevó la guerra a todo


el territorio de Oriente. Amenazaba a las principales ciudades, inutilizaba las vías férreas,
imponía tributos a los grandes terratenientes y libraba victoriosos combates de importancia
estratégica como los de Jobito, Peralejo y Sao del Indio. Esta campaña sirvió, además, para
adiestrar a las tropas mambisas, gran parte de las cuales se estrenaban en los trajines bélicos y
para facilitar el levantamiento en otras provincias.

En los primeros días de junio se alzó Camagüey, que esperaba la llegada de Gómez. Este
desarrolló una suerte de acciones tácticas a las que en conjunto se ha llamado «la campaña
circular», consistente en
sorpresivos alrededor de Puerto Príncipe, la capital provincial, hostigando al enemigo,
ocupando armas y municiones y ejercitando a las tropas bisoñas. Antes de finalizar junio, todo
Camagüey estaba en guerra. Gómez pudo entonces ordenar a Maceo que preparara un
contingente oriental y se dirigiera con él a Camagüey para realizar juntos la invasión a
Occidente.

A fines de julio se generalizaba el alzamiento en Las Villas, donde ya desde el mes de abril se
venían produciendo brotes parciales en distintas zonas. Precisamente por esa provincia, al sur
de Sancti Spíritus, desembarcó el 24 de julio una expedición dirigida por los generales Carlos
Roloff, internacionalista polaco, y Serafín Sánchez, ambos veteranos del 68, acompañados por
otros altos jefes militares. Era un refuerzo decisivo en armas, en hombres y en experiencia
militar. Las expediciones constituirían una contribución de primer orden de los emigrados
revolucionarios a lo largo de toda la guerra.

La invasión a Occidente. La invasión a Occidente, un sueño que no pudieron materializar los


combatientes cubanos durante la Guerra de los Diez Años, era de trascendental importancia
militar, económica y política para la causa independentista. De ahí que tan pronto se consolidó
la lucha en las tres provincias orientales, Maceo formó un contingente con una parte de sus
tropas para pasar hacia Camagüey, unirse con Gómez en Las Villas y avanzar hacia el oeste

Después de la Invasión se reafirmó la fe del pueblo en la victoria y muchas personalidades del


mundo comprendieron que España no podría ganar la guerra de Cuba.

Weyler y la Reconcentración. El éxito de la invasión selló también la suerte del general Arsenio
Martínez Campos, que ya meses antes se había percatado de la pujanza del movimiento
independentista y había pedido se le relevara en la jefatura del ejército español de
operaciones. En febrero de 1896 se hizo cargo del gobierno y de la jefatura del ejército el
general Valeriano Weyler, militar de gran experiencia que ya había operado en Cuba durante la
guerra anterior a las órdenes del sanguinario Blas Villate, Conde de Balmaseda.

Desde aquella época, Weyler demostró su apego a métodos bárbaros como los fusilamientos
periódicos, los destierros en masa, la destrucción de caseríos y labranzas, en fin, el
sometimiento del pueblo mediante el hambre y el terror. Todos esos procedimientos, que
comenzaron a aplicarse desde que se produjo la sustitución de Martínez Campos, llegaron a su
clímax el 21 de octubre de 1896, cuando Weyler dictó un bando por el que se disponía: «Todos
los habitantes en los campos o fuera de la línea de fortificación de los poblados, se
reconcentrarán en el término de ocho días en los pueblos ocupados por las tropas. Será
considerado rebelde y juzgado como tal, todo individuo que transcurrido ese plazo se
encuentre en despoblado».

Campaña de Occidente. Caída de Antonio Maceo. Terminada la Invasión y librando constantes


encuentros, Maceo regresó a La Habana, donde se reunió con Máximo Gómez. Operaron en
esta provincia y en Matanzas, para separarse de nuevo: Gómez iría hacia el centro de la Isla y
Maceo volvería a Pinar del Río.

La campaña del Titán en tierras pinareñas se caracterizó por sangrientos combates, con gran
número de bajas de ambas partes y no siempre victoriosos, pero con balance favorable a las
armas cubanas. Tratando de detener la ofensiva mambisa, Weyler tomó la dirección de las
operaciones en la provincia pinareña con el propósito de acorralar y destruir al general
Antonio Maceo. Culminó la construcción de una formidable línea militar (la trocha de Mariel a
Majana), seguro de que los mambises no podrían cruzarla
Asamblea de La Yaya. Dominio cubano en los campos. El 10 de octubre de 1897, cumpliendo
lo dispuesto dos años antes por la Asamblea de Jimaguayú, se reunió otra Asamblea
Constituyente en La Yaya, provincia de Camagüey. Allí se aprobó una nueva Constitución que
subordinó el mando militar al poder civil y pasó a éste todas las facultades del General en Jefe.
La Asamblea renovó el Gobierno, nombrando Presidente a Bartolomé Masó y Vicepresidente
al Dr. Domingo Méndez Capote. Cambió a los Secretarios de Estado y acordó que el Secretario
de la Guerra, general José B. Alemán, fuera el jefe superior jerárquico del Ejército Libertador.
Sin embargo, nadie disputó a Máximo Gómez, en los hechos, su condición de General en Jefe.

En 1897 la guerra seguía su curso en toda la isla, y las tropas cubanas mantenían una posición
privilegiada en Camagüey y Oriente, las dos provincias mayores del país.

Conclusiones

Mientras tanto, sobre el horizonte nacional se cernía el peor de los peligros posibles: el
gobierno del Norte consideraba llegado el momento de intervenir en los sucesos internos de
Cuba y recoger así, después de un siglo de paciente espera, una fruta supuestamente madura.

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