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UN NIÑO QUIEN NO TUBO LA CULPA

Es una angustia infinita como es el amor,


Como infinito el amor de una madre por su hijo.
Infinitas las puertas y sin embargo en ninguna de ellas el mar,
Ni si quiera mi madre, infinita mi desdicha y salvación,
Infinito destino, esperando la espada de la redención.

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