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David sebastian Ruiz estepa FILOSOFIA DEL DERECHO

ANALISIS CRÍTICO DEL TEXTO “DE LOS DELITOS Y LAS


PENAS” BAJO LOS ENFOQUES, IUS NATURALISTAS,
IUSPOSITIVISTAS Y EL REALISMO JURIDICO.
Para iniciar este análisis enfocado hacia los orígenes, legados, importancia y consecuencias de lo que
en adelante llamaremos como el postulado de “los delitos y las penas”, debemos entender los
contextos argumentativos de los diferentes enfoques que utilizaremos para completar dicha tarea, por
consiguiente empezaremos hablando sobre el ius naturalismo y el ius positivismo, debemos entender
que son estos dos conceptos así como sus características, sus fundamentos y su aplicabilidad en el
ámbito de la realidad humana. Para empezar nos enfocaremos en el ius naturalismo, este entendió
como el derecho natural, aquel que no requiere de la aprobación y/o autorización de ningún hombre
para ratificar su valides y existencia, ya que este derecho es preexistente a la voluntad humana, sé que
esto parece confuso y algo enmarañado así que tratare de explicarlo de manera más profunda y
argumentativa, retrocedamos en el tiempo a un lugar antes de que existieran las sociedades
establecidas por medio de pactos o sociedades contractuales como las describirían Hobbes, Locke y
Rousseau los famosos contractualitas, estos autores son relevantes porque son bastante importantes a
la hora de explicar el derecho positivo y el derecho natural pero ya profundizaremos en sus teorías
más adelante , ahora bien, después de volver en el tiempo nos encontramos con un hombre en su
estado primitivo un humano en estado de naturaleza, un ser, en el más estricto sentido de la palabra,
completamente libre; el hombre antes de las normas, las leyes, e incluso de la misma palabra escrita
gozaba de todo tipo de derechos y libertades sin la necesidad misma de que alguien o algo se los
otorgara, el hombre por el simple hecho de existir como tal tenía el derecho de ir a donde quisiera, de
hacer lo que se le ocurriera sin que nadie se lo impidiera, esta libertad absoluta de vivir como le
pareciese conveniente o como lo necesitase para proteger la vida propia y su supervivencia, el derecho
de vivir y de ser libres sin la restricción de nada ni nadie es lo que conoceremos como ius naturalismo,
un aspecto esencial e inseparable de lo que significaría ser humano. Para los autores antes
mencionados el estado de naturaleza o ius naturalismo si se quiere, tiene diferentes interpretaciones
pero comparten el mismo principio de libertad absoluta, por una parte tenemos a Hobbes, quien
argumenta que si bien el hombre en su estado de naturaleza es libre esto no quiere decir que sea bueno
ni compasivo, arguye que la libertad excesiva del hombre en estado de naturaleza es la misma causa
de la maldad ya que el hombre, para Hobbes, es egoísta por naturaleza y como resultado “el hombre
es un lobo para el hombre” (HOBBES, 1651) esto quiere decir que en el estado de naturaleza, donde
la ley natural impera, el hombre estaría en la libertad de hacer lo que quiera a otros hombres sin nada
que se lo impida, además de otros hombres por supuesto, esto dando como resultado una guerra de
todos contra todos. Por otra parte Locke comparte y contradice las ideas de Hobbes, argumenta que,
efectivamente en el estado de naturaleza el hombre goza y pose derechos que le son innatos de su
propia naturaleza humana pero que no está en un constante estado de lucha de todos contra todos,
por el contrario conviven bajo una especie de sentido espontaneo de cooperación, propone así que
“los hombres son libres en el estado de naturaleza de ordenar sus acciones y de disponer de sus
bienes y de sus personas como ellos consideren dentro de los límites de la ley natural, sin pedir la
autorización de nadie ni depender de la voluntad de otra persona” (LOCK, 1662). Es claro para
Locke que el ius naturalismo impera o rige al hombre de manera espontánea sin la necesidad de
legitimación por parte del mismo hombre. Por el contrario Rousseau contradice completamente a
Hobbes, ya que para el ginebrino, la definición del hombre en estado de naturaleza es la de un buen
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salvaje, esto quiere decir que los hombres son capases de entender y respetar de forma innata la ley
natural, los humanos llevan una vida sencilla y sensitiva que a apenas si difiere de la de los animales
debido a facultades como el lenguaje, la moral y la libertad, describe al humano de una manera un
tanto idílica si se me permite ya que dice “es pues bien cierto, que la piedad es un sentimiento natural
que modera en cada individuo el amor por sí mismo, conduciendo por tanto, a la conservación mutua
de toda la especie” (ROUSSEAU, 1755), es más que obvio que para Rousseau el ius naturalismo
representa la moralidad misma del hombre en conjunción con sus derecho a la vida y la libertad.
Como conclusión de los diferentes conceptos, características, fundamentos y teorías expuestas y
citadas hasta este punto, podemos resolver que el ius naturalismo es aquel derecho existentes desde
el momento mismo de la creación de la humanidad, un derecho que es parte esencial del ser humano
y por tanto es inseparable del mismo, un derecho que existe por creación natural y espontanea sin la
menor intervención por parte de manos humanas y lo más importante sus fundamentos son la libertad
y la vida, por ende nadie ni nada podrá negar su existencia.
Por otro lado, encontramos lo que se conocería para algunos como la contraposición al ius naturalismo
y para otros su complemento, el ius positivismo, aunque personalmente soy más partidario de la
segunda propuesta, sin embargo, aún no es momento de pasar a explicar mi posición ni los motivos
de la misma eso es algo que dejaremos para más adelante. Centrándonos de lleno en el derecho
positivo, así como en sus características, fundamentos y conceptos proseguiremos con el análisis. El
ius positivismo es coloquialmente entendido como el derecho escrito, el derecho manufacturado por
el hombre mismo, como aquella ley, norma, directriz, instrucción, regla, entre otras tantas formas que
crea el hombre para limitarse a sí mismo, para dirigir la conducta de una sociedad o más
contundentemente implantar orden en el caos, pero para poder ahondar más profunda y
argumentativamente en el ius positivismo nos remitiremos a nuestros viejos amigos, Hobbes, Locke
y Rousseau, sé que tal vez sea un cliché recurrir a los contractualitas como fundamento y apoyo en
un análisis del derecho positivo, que por si no lo han notado el contractualismo podría entenderse
como el génesis mismo del ius positivismo, sin embargo creo profundamente que para estos caso no
hay nada mejor que los clásicos ya que son en estos donde podemos encontrar algunos indicios o
pistas que nos ayudaran a entender el derecho positivo, nuestros teóricos contractualitas exponen el
ius naturalismo como aquel derecho o ley que rige al hombre en su estado de naturaleza o un estado
pre-social o pre-político, sin embargo para estos autores el estado de naturaleza o el ius naturalismo
mismo presenta un defecto enorme, por un lado tenemos a Hobbes, quien enfatiza que el hombre bajo
el imperio de la ley natural no es más que un ser egoísta, egocéntrico y malvado sin ningún respeto
por la vida y la libertad de otros hombres, también expresa que es un ser sin ningún límite ni control
de sí mismo y todo esto lleva a que el estado natural del hombre sea un caos absoluto donde el ius
naturalismo no puede garantizar la paz ni la seguridad, es aquí donde el pacto social entra en escena,
un contrato que para nuestro ingles favorito, es la transferencia mutua de un derecho en busca de un
bien para sí mismo y ese bien es la paz y la seguridad, para Hobbes el contrato social es donde el
individuo proclama lo siguiente “autorizo y abandono el derecho a gobernarme a mí mismo, a este
hombre, o a esta asamblea de hombres con la condición de que tu abandones tu derecho a ello y
autorices todas sus acciones de manera semejante” (HOBBES, 1651), es en esta cita donde
evidenciamos por primera vez un intento por reemplazar el ius naturalismo por el ius positivismo, ya
que el hombre en búsqueda de la seguridad y la paz renunciaría de manera voluntaria a los derechos
que por naturaleza pose y los transfiere a la voluntad de otro hombre para que sea este quien disponga
de ellos con el supuesto fin de garantizar la supervivencia de los hombres, sin embargo la idea de
Hobbes de crear un leviatán compuesto por todos los hombres participes del contrato como garantía
de igualdad y al mismo tiempo ser regidos por un monarca que este por encima de ellos no es más
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que una idea llena de contradicciones desde sus mismos cimientos, ya que si el hombre es egoísta por
naturaleza, esto quiere decir que un monarca es susceptible del mismo egoísmo y sumado a ello ahora
tiene el completo y absoluto control de las vidas de millones, resulta obvio que al final este monarca
solo complacerá su propio egoísmo sin importarle nada más, Hobbes nos da un claro ejemplo de
porque no se puede reemplazar lo natural por lo positivo, por otra parte Locke no es tan extremista,
para él, el ius positivismo es el resultado de la búsqueda de los hombres de bienestar y garantías de
sus derechos, para ello se debe renunciar, no al derecho natural sino al poder de ejecutarlo o ejercerlo
libremente y someterse a un gobierno que establecerá leyes y normas encaminadas al bien público y
al bien común, aunque suena algo razonable la desventaja de este sistema es que se estaría
renunciando a la individualidad y parcialmente a la libertad, además de que el poder legislativo tendría
el poder y la potestad absolutas sobre las leyes que regirían a la comunidad, es aquí donde una vez
más entra en pugna lo positivo con lo natural, por el contrario Rousseau muy sabiamente argumenta,
con lo que estoy completamente de acuerdo por cierto, que es en realidad la sociedad misma, las leyes
mismas y el positivismo mismo el que termina corrompiendo el corazón del hombre, ya que para el
tantas leyes, normas y limitaciones despierta de manera inequívoca la avaricia y el egoísmo en el
hombre mismo, y el deseo de sobresalir por encima de los demás, por esto teoriza que la mejor
manera de crear un pacto social que evite esto y garantice los derechos de los hombres, es por medio
del consentimiento voluntario de las partes y sobre todo con la hegemonía del ius naturalismo sobre
el ius positivismo, esto no quiere decir que el hombre no haga leyes, más bien que solo establezca las
mínimamente necesarias para garantizar el derecho natural.
Por otro lado, para este punto entra en escena, lo que podríamos considerar como el tercer enfoque o
la tercera escuela de pensamiento conocida como el realismo jurídico, esta teoría como muy bien
explica Norberto Bobbio, “no observa al derecho como debe ser, si no al derecho como efectivamente
es, sin considerarlo siquiera como un sistema de normas validas, sino como un conjunto de normas
efectivamente aplicadas en determinada sociedad” (BOBBIO, 1958) bajo esta mirada es bastante
claro que a diferencia de las teorías expuestas anteriormente, el fundamento del derecho no se halla
ni en la naturaleza ni en la racionalidad, se encuentra mas bien en la realidad social cuyo origen es
fundamentado en un fenómeno histórico-social donde el origen de un pueblo, cualquiera que sea, por
consiguiente da nacimiento a unas reglas no escritas surgidas espontáneamente para el beneficio y
supervivencia de la comunidad en cuestión, por eso es que “hay tantos derechos como pueblos con
sus diferentes características”, es evidente que a lo largo de la extensa historia humana ha habido un
numero incalculable de pueblos y comunidades con rasgos, costumbres y orígenes tan diferentes
como la noche y el día, sin embargo la leyes y normas seguidas por cada uno de estos antecesores
nuestros, aunque hayan tenido un fundamento iusnaturalista, eran reglas específicas para las
necesidades surgidas de su propia realidad es por eso que “estamos, no en el plano de las ciencias ,
sino de las realidades” (HERVADA, 2014) como muy bien lo platea Javier Hervada, este autor nos
presenta la realidad jurídica como el resultado inherente de las realidades morales entendidas para el
cómo la relación entre las conductas humanas y sus fines, por consiguiente para esta postura y para
los diferentes autores que la defienden el derecho no está regido por leyes naturales universales, ni
tampoco por leyes escritas por legisladores o monarcas con el fin de controlar el caos de la naturaleza
humana, las leyes para estos pensadores son y serán dictaminadas por las realidades cambiantes de
una sociedad en constante progreso, ya que como lo plantea aquella famosa frase de la física teórica
“lo único constante en el universo es la inevitabilidad del cambio”. Es precisamente en este punto y
con esta frase que nos sumergiremos de lleno en el postulado de “los delitos y las penas” este escrito
realizado por Cesare Beccaria sería el texto que revolucionaria el derecho penal e influenciaría de
manera intrínseca en la filosofía del derecho hasta nuestros días, sin embargo antes de continuar
debemos entender la realidad bajo la cual se escribió este texto, esto con el fin de entender más a
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profundidad su propósito, ya que como bien saben, un teórico de las ciencias humanas no es nada sin
su contexto. Nuestro autor estrella Beccaria escribe este texto durante y después de haber sufrido las
penurias de un prisionero en una sociedad totalmente dominada por el positivismo, ignorante de las
leyes naturales y sumamente oprimida por la arrogancia de sus jueces, bajo este tipo de contexto es
comprensible que surjan voces como las de este autor, como muy bien se señalaba con anterioridad,
nada bueno surgirá de reemplazar el ius naturalismo con un positivismo radical, para este punto es
más que claro que estas dos corrientes deben ser cooperativas y no de otra forma, por otro lado y
dando continuidad a lo que nos ocupa podemos resumir que, de lo promulgado por este escritor, son
seis puntos los que explicaran la totalidad de el postulado de “los delitos y las penas”, el primero de
ellos lo conoceremos como definición de leyes mediante un código claro: para nuestro autor lo mas
urgente en este tipo de situaciones de opresión e incertidumbre para ciudadanos acusados de delitos
y en espera de condena, es que las especificaciones de los delitos y sus respectivas penas se hagan
según un código de leyes establecido, este debe ser conciso y claro, esto con el fin de evitar que sean
los jueces bajo su propio criterio y perspectiva quienes decidan la suerte de un acusado, es en este
punto donde el realismo jurídico se lleva todos los méritos, es evidente que el positivismo fracaso de
manera contundente en su intento de imponer orden en el caos, bajo la mirada del realismo jurídico,
es la necesidad surgida de la realidad la que le da nacimiento a esta postura y no la racionalidad ni la
naturaleza; en un segundo punto, entendido como comprobación de culpabilidad: esta la postura que
seria el antecedente y origen del principio de inocencia, para Beccaria la injustica que representa tratar
a alguien como un criminal y mas aun como culpable sin siquiera haberse comprobado si en realidad
lo era, es en esencia intolerable, la dignidad de las personas es algo que naturalmente poseen, en este
punto el ius naturalismo entra a la cancha siendo una fuerte presencia argumentativa a favor de esta
postura, del mismo modo la realidad jurídica vuelve a jugar un papel importante al demostrar como
la realidad de este hecho es la principal fuerza disuasoria a la hora de entender la injusticia que esto
representa; continuando con el tercer punto, los juicios públicos: este punto es tal ves el menos
complicado de todos, el fundamento de este argumento es la parcialidad y la justicia, donde sea
posible garantizar un juicio sin temor a la tiranía y al despotismo; el cuarto punto es la desaprobación
de la tortura: el positivismo en este caso si tuvo un desatino increíble, se supone que es la racionalidad
el pilar fundamental del mismo, sin embargo a mi modo de ver e incluso bajo la perspectiva de nuestro
autor, la tortura no tiene ni tendrá nada de racional y mucho menos de natural, sin embargo no fue
sino hasta que la realidad tuvo que gritar a todo pulmón para que esta practica dejara de servir como
herramienta del derecho; en el quinto punto encontramos el fin de la pena de muerte: se supone que
el fin ultimo de el positivismo, en forma de contrato social, es la protección de la vida por sobre todas
las cosa, sin embargo es evidente que en algún punto el positivismo olvido las raíces fundamentales
de su creación, heredadas de un derecho natural y se reemplazo con tiranía y opresión demostrando
una ves mas que es la realidad jurídica quien siempre estar del lado del bien común; para terminar
continuaremos con el sexto punto, la prevención de los delitos: la postura y fin último le “los delitos
y las penas”, bajo la opinión de este humilde escritor, es dar a entender que la respuesta no se halla
en castigar al malvado y premiar al bueno, se trata de enseñar y persuadir, con la finalidad de reducir
el numero de delitos dentro de una sociedad, todo esto no con tiranía, sino con aprendizaje y
persuasión.
En conclusión podríamos entender que el ius naturalismo y el ius positivismo no son teorías
contrapuestas, sino complementarias destinadas a solventar, solucionar, corregir , proteger y
garantizar el bienestar de los miembros de una comunidad y sus necesidades surgidas de la realidad
que viven y experimentan, es por ello que la escuela de pensamiento de la realidad jurídica juega un
papel tan importante al utilizar bajo su cobijo posturas clásicas como el ius naturalismo y el
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iuspositivismo para de esta forma garantizar que la justicia siempre este a la par con la realidad
teniendo siempre en cuenta que “lo único constante en el universo es la inevitabilidad del cambio”.

Bibliografía
BECCARIA, C. (1764). DE LOS DELITOS Y LAS PENAS . ITALIA .

BOBBIO, N. (1958). TEORIA GENERAL DEL DERECHO. ITALIA: TORINO.

HERVADA, J. (2014). ¿QUE ES EL DERECHO? BOGOTA: TEMIS.

HOBBES, T. (1651). EL LEVIATAN . PARIS.

LOCK, J. (1662). ENSAYOS SOBRE EL GOBIERNO CIVIL. CAMBRIDGE .

ROUSSEAU, J. (1755). DISCURSOS SOBRE EL ORIGEN DE LA DESIGUALDAD . FRANCIA .

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