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FILOSOFÍA LATINOAMERICANA

Valentina Sánchez Atehortúa

Institución Educativa Colegio de Occidente

Filosofía

11-1

Anserma Caldas

2021
FILOSOFÍA LATINOAMERICANA

Valentina Sánchez Atehortúa

Ostin Rodrigo Zuluaga Portela

Institución Educativa Colegio de Occidente

Filosofía

11-1

Anserma Caldas

2021
INTRODUCCIÓN

En este trabajo final, se dan a conocer algunos filósofos latinoamericanos y su ideología, se

estudiarán algunos más a fondo para percibir sus pensamientos y claramente aprender de ellos,

reunir información y poder complementar nuestros ideales principales, continuando con un

sondeo de cada uno de los temas que nos planteen cada uno de los autores estudiados y podamos,

con esa información, esclarecer un poco las dudas que tengamos frente a los temas allí

propuestos.

Para lograr esto, se hará una investigación exhaustiva sobre el tema, se empezará por buscar cada

uno de los autores latinoamericanos más reconocidos y las ideologías de cada uno, además de

eso, su historia, estudios y demás información necesaria para llegar a la meta que se quiere,

después de allí, sondear cuales se adaptar mejor al pensamiento personal y mostrarlos aquí,

dando luego una opinión personal argumentando ampliamente mi forma de pensar y ver esa

situación y mostrando algunos puntos de vista de los autores aquí mencionados para

complementarlo y aumentar con eso, nuestros conocimientos, dándonos mejores argumentos

para defender nuestros ideales.


RESUMEN

La filosofía Latinoamericana es muy básica por decirlo de esa manera, es más como, una

filosofía política, es un pensamiento a partir de otro pensamiento, no hay mucha originalidad

frente a filosofía creada por nosotros, pero es muy aceptable.

Vamos a tomar a Paulo Freire y Osvaldo Ardiles ambos filósofos latinoamericanos, y sus

ideologías como tema principal del trabajo.

El primer filósofo con un ideal de educación renovadora que propone que la educación de

adultos tenía que estar fundamentada en la conciencia de la realidad cotidiana vivida por la

población y jamás reducirla al simple conocimiento de letras, palabras y frases. Una educación

que convirtiera al trabajo educativo en una acción para la democracia, que estimulase la

colaboración, la decisión, la participación y la responsabilidad social y política.

El segundo, con una filosofía de liberación, caracterizada como analéctico lo es sólo en su

concepción del sujeto del filosofar entendido como pueblo y de su cultura entendida como

cultura popular, así como de la concepción geopolítica de Europa y Norteamérica como centros

“noratlánticos” configuradores de la dependencia de regiones como América.


APORTE PERSONAL

Estudiar el pensamiento filosófico latinoamericano es estudiar un pensamiento individualista que

tiene por tema la economía y la política, encima los medios de comunicación han creado desde

una nueva subjetivación a través de la información y el consumismo y es así que han logrado una

nueva construcción mental del ser de Latinoamérica. Porqué la necesidad de un repensar desde

América Latina por nuestra condición como latinoamericanos.

En este tema hacemos directa alusión a Pablo Guadarrama (2009) cuando dice: “La filosofía, en

estricto, para sus calificaciones y denominaciones jamás debió haber sido reducida

exclusivamente a gentilicios o a patronímicos. En sí la filosofía no ha sido exclusivamente

griega, latina, alemana o francesa.”

En palabras de Paulo Friere (1970) por la necesidad de una toma de conciencia y reconocimiento

no de los europeos sino de nosotros mismos basado en nuestra condición actual de vida. vivimos

en un mundo no de tiempo sino de rapidez, un mundo de destrucción de la naturaleza y

explotación del hombre donde es más fácil salvar a un Banco que darle de comer a un

necesitado.

Su pensar no es un pensar propio es un pensar explicado desde las grandes teorías de las

divergencias, aquellas que buscan indagar en la realidad social en que se vive para así dar un

esclarecimiento de los dobles mensajes, discursos, dobles Morales, de lo que hay atrás de cada

ser que tiene el poder para hacer legítimo y seguir siendo el empoderado y así seguir teniendo a

los demás sometidos.

Ahora hablando de Friere y su filosofía frente a la educación, tomemos una frase suya.
“La educación tiene sentido porque el mundo no es necesariamente esto o aquello, porque los

seres humanos somos proyectos y al mismo tiempo podemos tener proyectos para el mundo.”

(Friere. P, 1970, pág.47)

Esta es una postura bastante bonita y que nos da pie a reflexionar sobre lo que debería ser

realmente la educación, mundialmente hablando, o bueno mejor dicho empezar por el

tercermundismo, empezando obviamente por Latinoamérica que es el tema central en lugar, pero

no solo estacarse ahí, debe ser la educación orientada a los gustos, talentos y posturas personales,

no debe ser una imposición hacia un fin específico, si no algo muy personal, y de ahí unirse

personas que tengan intereses personales, como bien dice, somos, cada uno un proyecto y este

proyecto que somos puede aportar proyectos al mundo

La filosofía de Freire concluyó sosteniendo umbrales muy importantes relacionados a los

métodos de enseñanza éstos siendo: el método y enseñanza de fuerza, estos pensamientos lo

caracterizan fuertemente, esto permite una mejor y más rápida interacción de la gente del

rededor, que no han tenido mucho conocimiento frente al tema.

¿Quién conoce en la práctica educativa? Al hacer esta pregunta creo que empezamos a percibir

que su contestación no es exclusiva del ámbito de la pedagogía. (…) Cuando hacemos esta

primera pregunta, parece que hay algo que empieza por lo menos, a ser matizado por la política.

Empezamos a ver que hay formas diferentes de contestar esta pregunta. Y estas mismas

conllevan el primer cuerpo de la respuesta, una cierta marca ideológica y una cierta opción

política. (…) Por ejemplo, (…) si uno contesta que quien sabe en la práctica educativa es el

profesor, uno ha de preguntar enseguida: entonces ¿cuál es el papel de alumno? Quien dice que

en la práctica educativa es el profesor quien sabe, dirá también para ser coherente, que el papel
del alumno es aprender. Entendiendo el acto de aprender como el de recibir conocimiento del

profesor. El profesor enseña y el alumno estudia y aprende. (Freire, 1988)

Tomando la última parte de esta cita de Freire donde dice que quien dice que el profesor es quien

más sabe, digamos que se basa en los estudios memorizados que tiene, pero muchas veces eso no

es suficiente si no hay experiencia en algunas situaciones requerida, entonces debería ser todo un

aprendizaje mutuo, recíproco para ser todos beneficiados.

Hay que destacar que este personaje, aparte de su legado, luchó por la educación para los pobres

y eso es un gesto muy humanitario.

Según Ardiles (2001) nada de lo que decimos es para que no se luche, sino que para que, aún en

sueños, podamos seguir luchando y que el compromiso exige que cada uno luche con lo que

tiene con tal que rescate lo valioso de la víctima.

Esta posición establece una vinculación relacional entre la filosofía, el filosofar y política, todo

esto que marcó la historia filosófica de Osvaldo, que ha sido considerado históricamente desde

dos perspectivas generales: una homogeneizadora y otra heterogeneizante, que aluden a la forma

de considerar la filosofía de la liberación.

Se aprecia a esta filosofía como una sola y sin distinciones internas, evolucionando y quedando

representada por un grupo generacional o por un solo filósofo.

Para Ardiles, (1980) la filosofía es intrínsecamente política debido a que su fin es denotar la

estructuración de las relaciones sociales y la ordenación de la convivencia humana, es decir que

la dimensión política del filosofar alude a las estructuras de la socialización y la ordenación por

vías racionales y sensibles de las mismas para la convivencia social.


De aquí el análisis de la realidad implica, en Ardiles, el situar la realidad desde dos principios: el

principio de exterioridad y el principio de analogía, por el que se retoma lo mejor de culturas

distintas a la propia y mantener así un diálogo abierto culturalmente y entre todas las tradiciones

filosóficas del mundo. Estos principios mencionados permiten dar cuenta de la situación de la

región latinoamericana y analizar sus realidades de opresión y dependencia sin aislarla frente a

otras experiencias, tanto fuera de la región como dentro de ella.

“La educación verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para

transformarlo” (Friere, 1967 pág. VII)

Esto nos hace referencia a la educación dialógica, tal como la comprende Friere, requiere otras

condiciones para desarrollarse: horizontalidad, confianza, esperanza y poner el intercambio

horizontal y la confianza en el centro del proceso de enseñanza implica modificar la forma en

que tradicionalmente circula el poder y el saber en estos ámbitos, pero nos beneficia a todos.

“El educador ya no es solo el que educa sino aquel que, en tanto que educa, es educado a través

del diálogo con el educando, quien, al ser educado, también educa.” (Friere, 1968, pág. 72)

El educador tiene saberes, conocimientos valiosos para trasmitir, pero también los tiene el

alumno, tener la capacidad de reconocer esto es muy básico; ya, si el alumno no tiene nada que

decir o aportar, el diálogo se trasforma en monólogo.

El docente, que ocupa una posición de mayor responsabilidad dada su preparación, debe partir

del contexto del alumno, de sus experiencias, sus saberes previos y así establecer una relación

que tenga significado, contenido concreto y comprensible de modo que permita una efectiva

comunicación y trasmisión de conocimientos, el uno al otro.


BIBLIOGRAFÍA

 https://www.teseopress.com/tesisdoc/chapter/capitulo-i-la-reflexion-pedagogica-de-

paulo-freire-2/

 https://www.teseopress.com/ardiles/back-matter/72-2/

 Freire, P. (1979) Pedagogía del oprimido. España: Siglo Veintiuno editores

 Op. Cit. En VV.AA. (2009). Filosofía marxista II: La Habana.

 Ardiles, Osvaldo, entrevistado en 2001 por Asselborn, C., O. Pacheco y G. Cruz

 Ardiles, Osvaldo, (1980) Utopía y vigília. Guadalajara

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