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Kurt Lewin

(Mogilno, 1890 - Newtonville, 1947) Psicosociólogo estadounidense de origen alemán que


contribuyó de forma relevante a la llamada Psicología de la Gestalt, escuela psicológica fundada
por Wolfgang Köhler, Kurt Koffka y Max Wertheimer. Después de realizar sus estudios en Berlín se
trasladó a Estados Unidos, donde llevó a cabo diversas investigaciones sobre el comportamiento.
Especializado en la dinámica de grupo, afirmó que la conducta del individuo está determinada por
el conjunto del sujeto y su ambiente y tiende a restablecer el equilibrio entre ambos, con objeto
de eliminar las tensiones. Destacan sus obras Una teoría dinámica de la personalidad (1935) y
Resolución de conflictos sociales (1948).

A Lewin se le atribuye la fundación de la psicología social como disciplina independiente. Esto se


debe a su concepción de las situaciones sociales como “campos de fuerzas” donde diferentes
factores operan y se confrontan, a sus investigaciones en torno a las acciones sociales, a sus
análisis sobre las dinámicas grupales o a su famosa ecuación para predecir la conducta.

Otra de las aportaciones clave de este autor es su teoría sobre los tres estilos de liderazgo, basada
en los experimentos que llevó a cabo en el año 1939. Este fragmento de su obra tuvo un gran
impacto en otra rama de la psicología: la industrial, también llamada psicología del trabajo o de las
organizaciones, que analiza la conducta en el marco del mundo laboral.

Sin embargo, la teoría del liderazgo de Lewin no es útil sólo para analizar el contexto de las
organizaciones, sino que puede aplicarse a cualquier grupo humano con características
estructurales como la jerarquización o el intento de alcanzar uno o más objetivos. Por supuesto, el
entorno organizacional ha mostrado un particular interés por este tipo de teorías.

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Los tres estilos de liderazgo

Las investigaciones de Lewin llevaron a este pionero a describir tres tipos distintos de liderazgo en
entornos de gestión organizacional: el autoritario, que tiene un carácter dictatorial, el
democrático, en que la toma de decisiones es colectiva, y el “laissez-faire”, en que la supervisión
que lleva a cabo el líder de las tareas que ejecutan sus subordinados es mínima.

Cada uno de estos estilos de liderazgo se relaciona con patrones conductuales, dinámicas de
interacción y un entorno socioemocional distinto. Los tres tipos de líder presentan sus propias
ventajas y desventajas, y no se puede decir que ninguno sea superior en todos los aspectos; no
obstante, Lewin afirmó que el democrático es el más efectivo de los tres.
1. Autoritario

Los entornos de trabajo autoritarios se caracterizan por el hecho de que el líder monopoliza la
toma de decisiones. Es esta persona quien determina los roles de los subordinados, las técnicas y
métodos que deben seguir para completar sus tareas y las condiciones en que se desarrolla el
trabajo. Se trata de un estilo de liderazgo muy extendido en la mayor parte de organizaciones.

A pesar de las connotaciones negativas de la palabra “autoritario”, Lewin insiste en que este tipo
de líder no siempre genera un entorno socioemocional desagradable; las críticas a los empleados
son habituales, pero también lo son las alabanzas. Los líderes autoritarios también se caracterizan
por participar poco en realización de las tareas laborales en sí mismas.

Según las observaciones de Lewin, el liderazgo de estilo autoritario conlleva el riesgo de que se
produzca una “revolución” por parte de los subordinados. La probabilidad de que esto suceda será
mayor cuanto más marcado sea el carácter autoritario del líder.

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2. Democrático

El estilo democrático que describió Lewin es muy distinto al liderazgo de tipo autoritario. Los
líderes que siguen este patrón no toman las decisiones solos, sino que estas surgen como
resultado de un proceso de debate colectivo; en éste el líder actúa en un rol de experto que
aconseja a los subordinados, y por supuesto puede intervenir en la decisión final si es necesario.

La mayoría de personas tienden a preferir el liderazgo de tipo democrático por encima del
autoritario y del “laissez-faire”, sobre todo cuando han tenido malas experiencias con uno de estos
estilos. Sin embargo, el liderazgo democrático conlleva cierto riesgo de que se produzca una
pérdida de eficiencia, especialmente en relación a la toma de decisiones colectiva.

3. Laissez-faire

El concepto francés “laissez-faire” se podría traducir aproximadamente como “dejar hacer”, “no
intervencionismo” o “liberalismo”, siguiendo la terminología político-económica utilizada por
Lewin. Los líderes de este tipo dejan que los subordinados tomen sus propias decisiones, aunque
no necesariamente se responsabilizan de los resultados de estas.

En general se considera que este estilo de liderazgo es el menos eficaz de los tres puesto que
puede llevar a la falta de productividad y de consistencia; es mejor tener un líder activo. No
obstante, funciona muy bien cuando los subordinados son personas capaces y con un alto nivel de
motivación y además no existe una gran necesidad de comunicación entre los trabajadores.

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