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MONICION DE ENTRADA

Hermanos nos hemos reunido en esta noche Santa, para vivir


junto con Jesús su paso de la muerte a la vida, venciendo así
a la muerte y al pecado, ganando para nosotros un lugar con
Él en el reino de los cielos.
Expectante nuestro corazón, aun entristecido tras la muerte
de Jesús, esboza una luz de esperanza no podemos
quedarnos ahí, Cristo Resucitó, por eso hoy con toda la
Iglesia en el mundo vitoreamos a aquel que vive y habita en
medio de nosotros, Cristo el Señor, dispongámonos ahora a
vivir esta celebración Litúrgica con verdadera devoción.
MONICIÓN A LAS LECTURAS
Regocijémonos saboreando las delicias del amor de nuestro
Dios, que desde antes de que el tiempo existiera, piensa en
nosotros para llevarnos a participar de la gloria de su vida
divina; escuchemos a nuestro Dios que nos habla al corazón,
él que ha realizado maravillosamente una historia de
salvación, herida por el pecado, pero con la sobreabundancia
de la gracia.
MONICIÓN A LA BENDICIÓN DEL FUEGO:
Ha llegado el momento de la bendición a este fuego que
representa la vida de Dios manifestada a los hombres en una
luz plena en medio de nuestra noche de pecado y muerte.
Por medio de Cristo, Dios nos ha comunicado la claridad de
su vida.
MONICIÓN A LA PROCESION:
Comenzamos la solemne procesión, para recordar que el
Señor aleja con su luz las tinieblas de nuestras vidas y del
mundo entero. Iluminados por la luz de Cirio Pascual,
seguiremos a Cristo que sale resplandeciente del sepulcro y,
a la luz de su triunfo, nos disponemos a inaugurar las fiestas
pascuales.
MONICIÓN AL PREGON PASCUAL
El corazón de la Iglesia, al verse iluminada por el resplandor
de tanta luz, estalla en un himno de alegría y de acción de
gracias, pregonando las maravillas que Dios realizó y va a
realizar esta noche: llenos de alegría aclamemos a Cristo,
nuestra vida.
MONICIÓN LITURGIA BAUTISMAL
En la presencia de Jesús Resucitado la Iglesia se abre a
todos para ofrecerles una vida más plena. Nosotros, además,
renovaremos nuestras promesas bautismales. Es como una
conmemoración individual y comunitaria del bautismo que
todos recibimos en su día. El Bautismo se recibe en el
Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y
concentramos, en este Momento Trinitario, toda la fuerza de
nuestra fe y de nuestro amor.

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