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Nicaragua, Bolivia, Perú y Venezuela), puede mirarse desde una perspectiva menos
mediática y más académica con el visor de las generaciones de la guerra. Esto debido a
realidades, que no deben pasarse por alto, sino todo lo contrario, mirarse con una visión
crítica que pueda dar respuesta a qué es lo que sucede, y cómo dicha situación puede
enfrentarse mediante una estrategia que sea eficaz y exitosa. No es la idea de este
ensayo dar una estrategia para tal fin, pero sí dar una luz de cómo puede analizarse la
Primavera Latinoamericana desde un marco teórico sólido que sustente qué y cómo
El ensayo está constituido en una primera parte por el marco teórico más relevante para
contexto conocido, como es el caso latinoamericano, y después una breve explicación del
evolución, cambios que no sólo afectan a la guerra per sé, sino también a lo que envuelve
ésta en su totalidad, desde los actores, pasando por el terreno, hasta llegar a la
metodología. Estudiosos de la Guerra como Carlos Álvarez nos mencionan incluso que el
Estado como actor central de las relaciones internacionales está en declive y nuevos
actores del sistema están tomando posiciones robustas para estudiar los
conflictos[ CITATION Alv17 \l 9226 ]. Una afirmación que es apoyada por académicos que
han estudiado la guerra, Kaldor, Lind y Holsti, por nombrar algunos. Estos autores incluso
manifiestan el cambio que ha habido de acontecimientos que han impulsado las guerras
La guerra además ha tenido catalizadores para su evolución en los últimos años, los
catalizadores han sido la tecnología y las ideas [ CITATION Lin04 \l 9226 ] y los cambios
impulsadores han hecho que la aceleración del cambio de la guerra sea tan rápido, que
aún no hay con certeza una definición para lo que sería la Guerra de Quinta Generación
(G5G). Un factor además que también influye es el traslado de la guerra a los centros
urbanos, donde además el uso del terrorismo ha sido una variante que ha movido en
Dando una caracterización sencilla de las guerras como lo hace Reed (2008) sobre los
elementos esenciales de la guerra y su evolución, tenemos tres ejes que nos hablan de:
dominio del conflicto, naturaleza del adversario y naturaleza de los objetivos. Asociando
éstos a las G5G tenemos: dominio físico-cibernético con dominio político; con adversarios
Alvarez, en las G5G permiten que el escenario se torne omnipresente[ CITATION Alv171 \l
9226 ]. Teniendo en cuenta esa omnipresencia, el escenario ideal serían los centros
urbanos, ya que son más útiles para absorber la mayor parte del impacto. Esto se traduce
no sólo a la posibilidad de ataque terroristas, sino a la lucha continua que ocurre dentro: el
y la comunicación se vuelven el punto central de esta discusión ya que son estas las que
permiten la afluencia de personas, incluso más teniendo en cuenta que hoy en día el
acceso al ciberespacio es fácil. Los oponentes ya no son solo aquellos que ostentan la
fuerza (Estado-Nación) o insurgencias, sino cualquiera que pueda obtener un espacio con
dominio propio.
Ahora, si hablamos del cambio de la fuerza, ya no son solo las fuerzas convencionales las
mucho más rápida, ayudándose del control de todos los organismos para ajustar lo
Para el siglo XXI encontramos un detonante en las G5G que es el ciberactivismo, el cual
se controla y se esparce de tal forma que se llega a quien se quiere llegar, pero más
peligroso aún, es que se puede hacer sin dejar rastro alguno. Con esto no sólo se
pretende decir que el Estado se encuentra a merced de un nuevo adversario, sino que
debe prepararse de manera mucho más eficiente para hacer esta lucha, y tener una
opción más visible de victoria. Ajustarse a la nueva realidad es esencial para poder
aspectos mucho más sencillos de entenderse, pero las G5G tienen como factor común
que son muy diversas, hibridas, y sobre todo, muy del momento sin que haya una
Ese marco conceptual que se acaba de brindar no sólo nos da un bosquejo teórico y
rápido de lo que el día de hoy se enfrenta a nivel de seguridad, sino que sirve para
entender las realidades propias que se viven el día a día y de los mismos sucesos que
manera con lo que se está viviendo en la región durante el último año y en especial
usando la propuesta de Reed (2008), podemos plasmar qué es lo que está sucediendo,
cuáles con los combatientes, en qué terreno se está llevando a cabo la batalla, cuáles son
los objetivos que se llevan a cabo, qué tipo de fuerza se está usando, y quiénes son los
catalizadores del conflicto. Son preguntas que, con lo expuesto anteriormente, podremos
desde finales de 2019, las manifestaciones, las marchas, los Paros Nacionales, y los
actos de violencia que surgieron, es pertinente hacer una aclaración que parece obvia
pero que no sobra, en especial en un país como el nuestro en el que la polarización está
más exacerbada que nunca: y es que en ningún momento en este documento se pretende
equiparar la protesta o manifestación social con una guerra. Ni a los protestantes, tildarlos
legítimo, valioso y útil que ostenta todo ciudadano. Y en el caso que nos ocupa, para
muchos la protesta social es el medio más expedito que tiene la sociedad para expresar
debilidad institucional, mezcla que sin duda es la receta para una bomba social. Sin
embargo, las razones subyacentes a estos movimientos no son el motivo de este ensayo.
Por el contrario, entraremos a analizar cómo este escenario puede efectivamente ser
guerra.
En primer lugar, vamos a analizar el escenario en el que se estaría librando esta guerra y
los nuevos dominios de la misma (Eje A). Es innegable que un común denominador de lo
que ha sucedido en Latinoamérica en el último año es que el escenario central han sido
las capitales y principales centros urbanos de los diferentes países. Santiago de Chile,
Bogotá, Quito, La Paz, entre varias otras ciudades, fueron el epicentro de los actos de
políticas, sociales y económicas (Kilcullen citado en Álvarez et.al, 2017), como lo son la
Plaza de Bolívar en Bogotá, en las afueras del Palacio Legislativo en Quito, los barrios
más acomodados del oriente de Santiago y varios Centros Comerciales, el hotel Radisson
Por otro lado, es claro que el dominio del ciberespacio, distintivo de las G5G, es un
elemento que no solo está presente, sino que constituye la piedra angular de los
movimientos violentos del último año en nuestro continente. Los nuevos actores se basan
en el Internet y en especial en las redes sociales, para propagar sus mensajes de una
manera casi inmediata y desestabilizar a la sociedad y eso es exactamente lo que se ha
relativamente fácil asegurar el anonimato (Rosenzweig citado en Álvarez et.al, 2017). Así
mismo, es evidente que en estos países latinoamericanos hay una latente y continua
hostilidad entre los diversos actores estatales y no estatales, los cuales están conducidos
en gran parte por medios no militares, como lo son las acciones de propaganda, agitación
política, y el sabotaje, llevado a cabo a través del internet (Betz & Stevens citado en
Álvarez et al, 2017). Basta con una ojeada rápida a Twitter en octubre o noviembre de
simplificación de miedos, las verdades a medias, los discursos de odio, los llamados al
sabotaje, e inclusive la presencia de los denominados bots y troles1, que en estos casos
son falsos perfiles de redes sociales contralados por softwares artificiales y programados
para generar mensajes que inciten a la violencia. Así mismo, el aprovechamiento que,
como en Colombia, algunos actores políticos hicieron de esta situación, para incrementar
precisamente que en las G5G se trata de conquistar mentes y que el escenario cognitivo
pasa a ser un campo de batalla. Y es que en las redes se está expuesto ilimitadamente a
adversario (eje B) y a evidenciar la relación que existe entre ambos ejes. Al ser el
ciberespacio un escenario libre al cual puede acceder cualquier persona con acceso a
internet, entonces cualquier actor puede librar esta guerra. Si bien en los diferentes
países el descontento social resultó tan generalizado que gran parte de la sociedad se
claro que un común denominador de los desmanes y la violencia estuvo liderada por los
jóvenes, quienes precisamente son el sector de la población que maneja y accede con
mayor facilidad a las redes sociales. Y por eso las imágenes de la violencia y los
desmanes fueron muy similares en todos los países: jóvenes que escondían su cara
especial a la Policía. Y las respuestas de los gobiernos también fueron muy similares:
aumentar el pie de fuerza disponible para aplacar las manifestaciones y evitar los
escenario de los conflictos de quinta generación, todos aquellos que tengamos en nuestro
bolsillo un celular con acceso a internet estamos armados. Las redes sociales pasan a ser
las armas. Tienen la capacidad de transmitir en tiempo real lo que sucede y difundirlo y
Ahora, en cuanto a la naturaleza cambiante de los objetivos en las G5G (eje C), ya es
contra de las instituciones políticas y económicas que sustentan a los diferentes países.
Por último, en cuanto a la naturaleza cambiante de la fuerza (eje d), consideramos que la
solo ellas las llamadas a enfrentarse en el campo de batalla. El escenario de la guerra hoy
ser un escenario sangriento. Es por eso que los Estados deben atender estos flancos y
prepararse de manera sólida y estructurada para un enfrentamiento con más aristas, con
motivaciones más arraigadas y profundas, y con el enorme reto de encontrar en las redes
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Un ejemplo de cómo el celular y las redes sociales pasan a ser armas es analizar las consecuencia de la fuerza y difusión que ha
tomado desde el año pasado la expresión “All Cops Are Bastards” que, si bien es un término que data desde hace muchas décadas
atrás, se exacerbó precisamente a partir de los enfrentamientos de los jóvenes chilenos con los carabineros en septiembre de 2019 y
tomó mucha más fuerza este año a finales de mayo, en el marco del movimiento “Black lives matter” como consecuencia del asesinato
de George Floyd. Es una expresión que ahora se encuentra muy presente en las redes sociales de diferentes partes del mundo. En
Colombia, también la expresión estuvo presente en las las manifestaciones de hace un mes en contra de la Policía Nacional por la
muerte de Javier Ordóñez. Pero las publicaciones que las autoridades reportaron traían también otros mensajes tales “el clima está
como para salir a quemar tombos”, “qué ganas de salir y quemar CAI, recuerden todos los tombos son inflamables”, “plan pistola
urgente, ellos siempre ganan impunidad, son ellos o nosotros”, “cuál cacerolazo, hay que quemar es una estación de la policía”, entre
otros.
sociales un aliado y ya no más un enemigo, usando la información allí compartida para
Conclusiones
El tema de las G5G es fascinante desde el ámbito teórico, tiene una riqueza bibliográfica
siglo XXI. Con esto se puede aseverar que se está en el momento histórico de cambio de
redes sociales, entre otros- si han influido en la forma en que estas guerras se viven, se
No basta con entender los 4 ejes de evolución de las generaciones de las guerras para
saber que las G5G no son fáciles de distinguir, y más aún cuando la baraja de actores,
armas, objetivos y motivaciones se hace tan grande. Porque se puede pensar desde una
simple rivalidad, hasta toda una guerra, ambas con sustento teórico, sin embargo la
rigurosidad del marco teórico nos puede hacer entender como pensamos adoptar ese
conflicto.
Con lo mencionado, hablar que la Primavera Latinoamericana fue como tal una guerra es
una aseveración peligrosa. Si bien trae a colación muchos aspectos de los diferentes ejes,
diminuta comparación con la Primavera Árabe, vemos que el caso latinoamericano si bien
La destrucción desde el interior como la plantea el marco teórico de las G5G en el caso
objetivo. Si bien la pandemia del COVID-19 logró reducir la presión social a causa del
confinamiento, los resultados hasta el inicio de esta no eran los más gratificantes para
asegurar que había una victoria por parte de los revolucionarios, dando a entender que
BIBLIOGRAFÍA
Alvarez, C. (2017). El Sistema Internacional en el Siglo XXI; ¡Crisis del Estado-Nación? Estudios de
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Alvarez, C., José, S., & Urbano, Ó. (2017). Metamorphosis Bellum: ¿Mutando a Guerras de Quinta
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145-247). Bogotá: Escuela Superior de Guerra.
Hammes, T. (2006). The Sling and the Stone: On War in the 21st Century. Nueva York: Zenith
Books.
Kaldor, M. (1999). New and Old Wars. Stanford: Stanford University Press.