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La persona y sus dimensiones

Uno de los maestros que más recuerdo y uno de los más entrañables para mí, nos solía decir
“eres un ser espiritual, que tiene una experiencia humana”.

Cuando uno es muy joven no pasa de ser una de esas frases que va coleccionando en la
memoria.

Cuando me pidieron hacer este breve artículo me vino el recuerdo de esa frase y fue entonces
que cobraron sentido no sólo esas palabras sino también varios hechos, y las enseñanzas de
la antropología filosófica.

A lo largo de la historia de la humanidad hemos tenido una serie de preguntas recurrentes, y


que, a lo largo de los siglos le hemos dado distintas respuestas, entre ellas están:

¿Quiénes somos? ¿Cuál es mi fin?, ahora llamado propósito, ¿A dónde va mi vida?

Concepto de “persona”
La palabra persona, no fue un concepto completamente acotado por los griegos, lo fue por el
cristianismo a partir del Concilio de Nicea1 con la doble naturaleza en una persona.
Esa es una primera idea que podemos ir desarrollando, somos personas, pues tenemos una
parte humana, física, y otra espiritual, si dejamos una de ellas nos despersonalizamos.

A lo largo de los siglos pasaron muchos filósofos y psicólogos cada uno de ellos buscando
establecer los límites y las dimensiones de esta persona.

El personalismo

Es entre las dos guerras mundiales que surge una corriente filosófica llamada personalismo,
la cual responde a las corrientes del individualismo y del colectivismo, con sus derivas
económico-políticas de capitalismo y comunismo, y que busca destacar las relaciones
interpersonales, la solidaridad, la libertad como alternativa.
Su fundador Emmanuel Mounier solía decir “Una persona es un ser espiritual constituido
como tal por una manera de subsistencia e independencia de su ser; mantiene esta
subsistencia por su adhesión a una jerarquía de valores libremente adoptados, asimilados y
vividos por un compromiso responsable y una conversión constante: unifica así toda su
actividad en la libertad y desarrollo por añadido a golpe de actos creadores la singularidad de
su vocación”
Las siete dimensiones básicas de la persona
Esta constitución de la persona se suele dar en siete dimensiones básicas algunos autores
establecen menos y otras muchas más.

Consideremos las siguientes que os propongo:

Física

En esta dimensión y casi por obviedad se encuentra todos los elementos que componen a
nuestro cuerpo, los órganos, las funciones las enfermedades que tiene, en esencia la vida a
nivel biológico.

En los tiempos recientes ha cobrado una importancia desproporcionada, ya que, la moda y


los mercados se han obsesionado con formas que deben de cumplir tanto hombres como
mujeres, hasta hace relativamente poco tenía que ser en extremo delgado, en la actualidad
tiene que ser con su origen biológico desnaturalizado.

La dimensión física implica que tengo un cuerpo al cual le tengo que proporcionar los
cuidados necesarios, en relación con el régimen, al ejercicio y a los medicamentos que
requiera.

1
 Cfr. http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p1s2a3p1_sp.htm
Social

Somos seres gregarios que nos encánta estar en sociedad, ya decía Aristóteles en la Política
los hombres son el “ζῷον πολῑτῐκόν”2.
Pero el punto fundamental para que funcionemos en sociedad es que existan una serie de
normas que rijan las interacciones entre unos y otros.

Usualmente cuando manipulamos por gustos o por tendencias estas normas, la cosa no
suele terminar bien para nadie.

En las sociedades occidentales y democráticas sanas suelen establecerse reglas y leyes


armoniosas, que procuran el desarrollo holístico de las personas.

Cuando las sociedades no son tan democráticas ni tan occidentales, se comienzan a abrir
ventanas de Overton3 que resta libertas y posibilita como aceptable lo que sería radical o
insensato.
Cognitiva

Cuando nosotros percibimos la información que proviene del exterior a través de nuestra
mente y con ello nos adaptamos al entorno, damos sentido y significado a eventos externos y
a acciones de los otros y tomamos decisiones, emitimos juicios, es entonces que estamos
ejerciendo nuestra facultad cognitiva.

Esta facultad según diversos estudios está en un contante desarrollo, a menos que dejemos
de nutrirla, ¿Cómo se deja de nutrir esta facultad? La respuesta es simple, dejando de pensar.

¿Se puede dejar de pensar? Pues sí, las personas cuando resuelven no tomar decisiones, no
elaborar ni análisis ni síntesis o bien cuando no establecen una estructura lógica en sus
juicios, se ha dejado de pensar.

Esto lo podemos ver muy habitualmente en aquellas personas que son muy fácilmente
influenciables por los medios, las redes sociales o por los brotes populares e ideológicos que
pueblan nuestro entorno.

Emocional

De acuerdo con el Dr. Myers, las emociones son reacciones psicofisiológicas que se originan
en el sistema límbico y tienen tres componentes: el fisiológico, el cognitivo y el conductual.

Pero es con el Dr. Daniel Goleman que las emociones saltaron a la fama a mediados de los
años.

Según el Dr. Goleman una persona son inteligencia emocional tiene las siguientes
características, autoconciencia, autorregulación, motivación, empatía, habilidad social.

Una de las características que deseo destacar es la de la autorregulación, esto implica que
una persona con inteligencia emocional regulará sus emociones y no será presa o víctima de
las mismas.

En los tiempos actuales mucha gente pretende obtener sus objetivos mediante la
manipulación emocional o bien victimizándose, como se hace tan comúnmente en los
tiempos actuales.

Decido dirigir mis emociones al logro de mis objetivos vitales y no que éstas sean un
obstáculo para mi vida cotidiana o para mis relaciones interpersonales.

2
 Zoon politikon, animal político, o animal cívico
3
 https://planetacanario.com/la-ventana-overton-guia-para-transformar-en-posible-lo-
imposible/
Estética

Dentro de la teoría de los trascendentales, de corte escolástico, existen tres características


que acompañan a todos los entes, y estas eran la verdad, la bondad y la belleza.

De acuerdo con ésta teoría la persona estaría literalmente imbuida dentro de estas
características, y para donde sea que se dirija se encontraría con ellas.

Ahora bien, en relación con la estética, aisthetikós4, es la rama de la filosofía que estudia la


belleza.
¿Qué es la belleza?
La belleza le podemos dividir en dos, la belleza ontológica y la belleza estética.

La primera es la más universal, es de la que escribían los escolásticos y los grandes.

La belleza es un “artículo de primera necesidad”, todo el tiempo estamos buscándole, en las


cosas que compramos, en la música que oímos y en las relaciones interpersonales que
establecemos. La pregunta sería ¿Por qué lo hacemos?

La respuesta no es ni sencilla ni breve, pero para simplificar, tanto la verdad, como la bondad
y la belleza que es lo que aquí nos atañe nos remite a la perfección, y al acercarnos
trascendemos.

La gente se suele confundir entre bello y moda, lo cual sería como confundir entre fugaz y
eterno.

Por ejemplo en relación a la ropa de moda, está diseñada para que “dure” pocos meses y
antes de cuatro meses ya está “pasado de moda” y con ello tenemos que entrar en la
dinámica del consumismo.

Oscar Wilde al respecto solía decir “la moda es una forma de fealdad tan intolerable que es
necesario cambiarla cada seis meses”, entonces qué es lo que debemos buscar si no es la
moda, pues el estilo.

Tener estilo implicaría que uno busca una permanencia en lo que compra, en las relaciones
que tiene, en las acciones que emprendemos, puesto que buscamos un pequeño tozo de
eternidad, con lo que hacemos, decimos y pensamos.
Ética

El concepto de ethos griego implica cierta complejidad, por una parte, es el lugar de origen, y
por otra la costumbre.

Una definición muy reduccionista del término diría algo así como, parte de la filosofía que
trata sobre el bien y el mal de las normas morales.

Ahora bien retomemos un momento el aparta anterior, los trascendentales, uno de ellos es la
bondad, que es el más universal, pasando por lo bueno que es más general, hasta llegar el
bien que es más particular.

Pero todos relacionados, cuando nosotros “hacemos un bien” pues hacemos una acción
bondadosa para evitar sufrimientos del otro.

La ética es cuando nosotros podemos distinguir claramente la bondad y la maldad de


nuestras acciones, pensamientos y palabras.

Parecería un obviedad pero no es así, muchas personas consideran que una acción puede ser
buena para uno pero mala para otro, de hecho muchos alumnos míos lo consideran así, e
incluso llega a razón que un mal para otros mientras no les dañe no se le podría considerar
como tal.

Esta es una forma de razonar sumamente egoísta y narcisista.

Por ejemplo si arrojo una silla de uno de mis salones contra la pared para “descargar mi
enojo” por una mala calificación sin dañar a nadie, podría parecer como una catarsis, pero no
lo es, es un acto agresivo, que daña la propiedad común, la silla que podría necesitar otra
persona, el aumento en el gasto para reponer mobiliario y la persona que realizó esta acción
no es mejor en nada.

Las personas que se manifiestan pintando “grafitis” por donde van pasado hacen
fundamentalmente lo mismo, dañan la propiedad del otro.

Una acción va a ser buena cuando me hace trascender en cualquiera de mis dimensiones, no
sólo a mi juicio, sino al juicio del otro.

Espiritual

¿Recuerdan a mi viejo maestro? “Somos seres espirituales”, ¿A qué hace referencia?,


precisamente a nuestra dimensión espiritual, vayamos por partes.
El espíritu es un principio metafísico, este es el principio operante de mi facultad de pensar,
por lo tanto, un ser espiritual es una realidad pensante.

¿Todos pensamos? Pues no, por que para pensar se requieren dos cosas fundamentales la
primera es dimensionar nuestras acciones, palabras y pensamientos y la segunda es que los
pensamientos estén ordenados.

Por ejemplo, cuando “fantaseamos” le dejo rienda suelta a mi pensamiento para que no tenga
ningún orden ni dirección, se la pasa en ensoñaciones desordenadas durante horas en donde
pasamos de ser la persona más bella a la más poderosa y demás es fundamentalmente esa
descarga de dopamina, que nos hace procrastinar.

Pero cuando estructuro mis pensamientos y los alineo con mis metas y con mis objetivos, y
tras de ello lo llevo a la acción buscando el bien, dimensionando en todo momento a mi
persona es entonces cuando trasciendo en tiempo y en el espacio, y en lugar de recibir esa
dopamina que es temporal recibo serotonina que es de muy largo plazo, para decirlo de otra
manera recibo y estoy feliz.

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