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BIBLIOTECA HERDER INTRODUCCIÓN A LOS MÉTODOS

SECCIÓN DE SAGRADA ESCRITURA DE LA EXEGESIS BÍBLICA


Volumen 138

Obra dirigida por


INTRODUCCIÓN A LOS MÉTODOS
DE LA EXEGESIS BÍBLICA JOSEF SCHREINER

BARCELONA BARCELONA
EDITORIAL HERDER EDITORIAL HERDER
1974 1974
Versión castellana de RAFAEL PUENTE, de la obra dirigida por
JOSEF SCHREINER. Einfuhrung in die Methoden der biblischen Exegese, OBRA DIRIGIDA POR
Echter Verlag, Wurzburgo 1971

"Josej Sájreiner

CON ARTÍCULOS DE

Josej Sóreiner • Johannes B. Bauer - JCarl Cehmann • £rid)


Zenger • Adolj Smitmans • J-teinrid) Zimmermann • JCarlbeinz
CMüller - Qregor Dtetrié • Dieter A. IVolj
IMPRÍMASE: Barcelona, 20 de junio de 1973
t JOSÉ M." Guix, obispo auxiliar y vicario general

© Echter Verlag, Würzburg 1971


Editorial Herder S. A., Provenza 388, Barcelona (España) 1974

ISBN 3-429-00178-1 tela, edición original


ISBN 3-429-00179-X rustica, edición original

ISBN 84-254-0903-9 rústica


ISBN 84-254-0902-0 tela

E s PROPIEDAD DEPÓSITO LEGAL: B. 43.420-1973 PRINTED IN SPAIN

GRAFESA - Ñapóles, 249 - Barcelona


PRÓLOGO

En el libro Palabra y mensaje del Antiguo Testamento se abor-


daron en algunos capítulos las cuestiones hermenéuticas y meto-
dológicas, con el fin de llamar la atención sobre su importancia
y sobre el estado actual de la investigación. Tales cuestiones que-
daron excluidas de la obra siguiente Forma y propósito del Nuevo
Testamento, para no alargarla demasiado y para que pudiera ceñirse
a su temática y orientación teológica. Los problemas de hermenéu-
tica y de método habrían de recogerse —para toda la Biblia —
en un tercer volumen. Además ha parecido oportuno no limitarse
a describir el curso de la investigación y sus resultados, sino
también ofrecer una reflexión crítica y algunos ejemplos prácticos
acerca de los métodos de interpretación. Tal es el origen del
presente libro, compuesto también en colaboración con una serie
de acreditados especialistas.
Su núcleo está constituido, en conformidad con lo dicho, por
los capítulos III-VII y x. Desde el punto de vista del estudioso
sistemático se ilumina «el horizonte hermenéutico de la exégesis
histórico-crítica» (cap. m) y se analizan los supuestos e implica-
ciones del punto de arranque metodológico contenido en ese ho-
rizonte. «Los métodos exegéticos en un ejemplo tomado del AT»
y «en un ejemplo tomado del NT» (cap. vi y vil), al igual que el
«ejemplo de crítica textual bíblica» (cap. v), están pensados como
modelos de trabajo a los que deben conducir las reflexiones pre-
vias sobre «la práctica de la exégesis bíblica» (cap. iv). Dada la
frecuencia con que los estudios exegéticos, especialmente los neo-

7
Prólogo Prólogo

testamentarios, echan mano de los escritos de Qumrán, ha parecido posibilidades redactando sus aportaciones a veces con gran premura
necesario un capítulo sobre el «uso adecuado» de estos textos, de tiempo. Consecuencia de ello fue que la entrega de manuscritos
a menudo considerados precipitadamente como piezas unitarias se demoró más de dos años. Así es como algunos capítulos (espe-
(cap. x). No podía faltar una información sucinta, pero lo más cialmente los caps. II, ix, x) llevan bastante tiempo esperando su
exacta posible, acerca de las «formas y géneros literarios en el AT» impresión, y no se han podido unificar por completo y en todos
y «en el NT» (caps, v m y rx), supuesta la gran importancia que los casos las notas y abreviaturas. Por ello pedimos benevolencia
se concede en nuestro tiempo a los avances del método exegético y comprensión. Merecen gratitud cordial la editorial que ha sabido
sobre la crítica e historia de las formas y de las tradiciones. Los presentar magníficamente esta obra bastante difícil desde el punto
dos capítulos iniciales intentan dibujar esquemáticamente la tra- de vista del ajuste técnico; el P. Franz Schicklberger y la hermana
yectoria que ha seguido la exégesis del AT y del NT, para entender María Leo Susenburger leyeron abnegadamente las pruebas de la
así mejor su posición actual. Por razones de tipo práctico se ha edición original.
incluido un índice de los «manuscritos y ediciones de la literatura
extrabíblica de Qumrán» (cap. xi); pues semejante compendio es Wurzburgo, 21 de febrero de 1971
algo que esperan realmente cuantos quieren dedicarse a estudiar JOSEF SCHREINER
esos textos. Por último un vocabulario técnico (cap. XII) intenta pro-
porcionar al lector del libró una primera orientación y delimitación
del contenido de algunos conceptos con los que tendrá que ha-
bérselas en su trabajo. Quizás algún día pueda desarrollarse hasta
formar un diccionario exegético.
Así ha nacido un libro de trabajo escrito para todos los que
quieran iniciarse en la interpretación de los textos escriturísticos.
Naturalmente se ha pensado ante todo en los estudiantes de teología.
Pero el libro se dirige asimismo a cuantos intentan entrar en
contacto con el estudio exegético y que están decididos a ello, cosa
que hoy es indispensable para todo el que maneja la Escritura
en la predicación, la clase o la lectura espiritual, supuestos los
importantes camoios y progresos de la exégesis. Nadie puede
prescindir de familiarizarse con los métodos de interpretación. En
nuestro tiempo al teólogo, empeñado en el trabajo práctico de la
escuela o de la comunidad, ya no le basta con informarse simple-
mente sobre los resultados de la interpretación. Hoy se le pregunta
cómo llega a los resultados que expone. Por consiguiente le son
necesarios un conocimiento y una reflexión crítica sobre la meto-
dología empleada, si es que quiere dar cuenta de su predicación.
Para el director de la edición es un deber agradable el dar las
más cordiales gracias a todos los colaboradores. Pese a sus mu-
chas ocupaciones, han puesto a disposición todas sus fuerzas y

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I
Breve historia de la exéresis veterotestamentaria-.
épocas, objetivos, caminos

La comunidad reunida en torno a Jesucristo no ha creado el


Antiguo Testamento; lo ha recibido. Sin él no habría llegado1 a ser
lo que es, ni su teología tendría el horizonte de comprensión que
le es comunicado por el mensaje veterotestamentario. La Sagrada
Escritura de la Antigua Alianza era y es para la Iglesia algo más
que un objeto heredado que se guarda con respeto. En los comienzos
ella fue para la Iglesia la palabra de Dios que le .hablaba, le dio
la posibilidad de interpretar el acontecimiento salvífico ocurrido
en Cristo y le ayudó a conocer cuál era su sitio y su tarea en
el mundo 1 .
Por consiguiente había que intentar comprender lo que aquélla
proclama y había que aplicar a la propia situación lo que tiene:
que decir. La comprensión cristiana de los libros sagrados de
Israel era una tarea encomendada ya a las comunidades neotes-
tamentarias. Pero también para la Iglesia de todas las épocas
ha sido un imperativo la interpretación del Antiguo Testamento,
si es que había de transmitir su mensaje en su integridad y fuerza
original. Con esa interpretación se mantiene firme, a través de todos
los tiempos, la necesidad de una explicación que proceda del es-
píritu cristiano. Diversas son las cuestiones que se plantean, las
preocupaciones y el espíritu de la época, como son también distin-
tos los métodos que se emplean. No siempre cuentan con la misma

1. Para más detalles véase J. SCHREINER, El mensaje neotestamentario y la palabra de


Dios en el Antiguo Testamento, en J. SCHREINER - G. DAUTZENBERG, Forma y propósito del
Nuevo Testamento, Herder, Barcelona 1972, p. 11-31.

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Josef Schreiner Breve historia de la exégesis neotestamentaria

fuerza la atención a la palabra escrita, el esfuerzo por llegar a un carga diferente y contenían un significado más amplio. Había que
conocimiento más profundo, el análisis de lo ya conocido o el afán aclarar e interpretar muchas cosas para los lectores de la traducción,
de lograr una aplicación adecuada de los resultados2. o había que hacerlas inteligibles por medio de una imagen. Natu-
ralmente se introdujeron también las ideas propias de los traducto-
res, y en el texto se reflejaron sus propias preocupaciones; sobre
I. Los COMIENZOS: ELEMENTOS DE UNA INTERPRETACIÓN JUDÍA todo en la imagen que presentan de Dios y del hombre y en la
Y DE UNA PRIMERA INTERPRETACIÓN CRISTIANA interpretación escatológica de determinados pasajes es posible com-
probar los objetivos teológicos que perseguían3. Debido al gran
La exégesis de los escritos sagrados de Israel tiene su origen influjo que adquirió la versión de los Setenta en el ámbito cristiano
ya antes del Nuevo Testamento. En los mismos libros del Antiguo — fue el Antiguo Testamento de Oriente, y en su antigua versión
Testamento se encuentran ya interpretaciones y explicaciones de latina también por mucho siglos el de Occidente—, se puso en
las palabras del Señor hasta entonces promulgadas y registradas, marcha una dirección hermenéutica fundamental que tuvo gran al-
de su voluntad tal como había sido declarada y puesta por escrito, de cance: la interpretación a partir de la mentalidad y de los métodos
su actuación fijada en las Escrituras; prueba de ello son las tra- greco-helenísticos.
diciones dobles y las reinterpretaciones. Pero en estos casos no También en la transmisión del texto hebreo estaba en marcha
se habla de exégesis; el concepto se emplea por lo general para un afán exegético. Pero aquí es mucho más difícil de captarlo porque
designar el trabajo de interpretación de las Escrituras ya terminadas. los soferim (escribas) y los masoretas, que fijaron el texto uni-
El esfuerzo exegético aparece en primer lugar en la traducción forme e inalterable, preciso hasta en los detalles, eliminaron de la
más antigua del Antiguo Testamento que es la versión de los Se- corriente tradicional las variantes y recensiones discrepantes. Con
tenta. La trasposición de los textos a una lengua y a una mentalidad todo se puede decir que la puntuación y la fijación de la pronun-
diferentes trajo consigo necesariamente una interpretación y en ciación impusieron una cierta interpretación. Los traductores de los
parte una modificación del sentido de esos textos; y es que había Setenta tenían como base el texto puramente consonantico en el que
que trasladar la redacción hebrea a una estructura lingüística dis- muchas palabras podían vocalizarse de diversas maneras. Con ello,'
tinta, y había que expresar el pensamiento hebreo en frases y adquieren en cada caso un sentido completamente distinto, sin;;
giros helenísticos. Al traducir los verbos había que fijarse en los que el contexto ofrezca siempre una opción segura. Así pues al I
tiempos en que tenían lugar los diversos acontecimientos y no en fijar su vocalización hebrea se fijó también su significado. S e .
los posibles tipos de acción. Había que recoger en conceptos griegos delimitaron frases y fragmentos de frases, se intentó con ayuda delj
lo que expresaban palabras hebreas que a menudo tenían una qére ( = lo que se debe leer) y en contra del ketib ( = lo escrito) \
subsanar las supuestas o reales corrupciones del texto uniforme. ¡
2. Las explicaciones que siguen sólo pueden ofrecer un bosquejo esquemático del camino Para la obtención y fijación del texto masorético seguramente se?
recorrido en las diversas épocas por la exégesis veterotestamentaria. Por eso citamos a
continuación las obras que más extensamente se han ocupado de la historia de la inter-
tuvieron en cuenta los resultados de la exégesis halákica y haggá-^j
pretación del Antiguo Testamento, que mencionan autores, valoran sus obras y que des- dica y las interpretaciones de los targumim*. De esta manera, a
criben con detalle los distintos períodos; cf. especialmente: L. DIESTEL, Geschichte des
Alten Testaments in del christttchen Kirche, Jena 1869; B. SMALLEY, The study of the
Bible in the Middle Ages, Oxford 1952; R.M. GRANT, L'interprétation de ¡a Bible des 3. Cf. J. SCHREINER, Hermeneutische Leitlinien in der Septuaginta, en O. LORETZ - W.
origines chrétiennes, á nos jours, París 1967; C. SPICQ, Esquisse d'une histoire de Vexégése STROLZ, Die hermeneutische Frage in der Theologie, Friburgo de Brisgovia 1968, 356-394.
latine au moyen age («Bibliotheque thomiste» xxvi) París 1944; J. BONSIRVEN - G. BAEDY- 4. Para los conceptos empleados aquí y en otros pasajes de este libro, véase al final
M. JUGIE - C. SPICQ - A. ROBERT - L. VAGANAY, art. Interprétation, en DBS ry 561-646; el vocabulario técnico. Compárese con lo dicho en este capítulo E. WÜRTHWEIN, Der Text
H.J. KRAUS, Geschichte ier histortsch-kritischen Erforschung des Alten Testaments, Neukir- des Alten Testaments. Eine Einführung in die Biblia Hebraica, Stuttgart 31966, 17-34; J. BON-
chen 21969. SIRVEN, op. cit. 561-569.

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Breve historia de la exégesis neotestamentaria
Josef Schreiner
Testamento como referencia a la plenitud escatológica»s. De esta
través de una selección cuidadosa y una conservación fiel, surgió manera ya la primera comunidad tiene la libertad de recoger e inter-
la forma normativa del texto original, fijada y asegurada bajo el pretar aquellos textos que, según su comprensión guiada por el
influjo de diversas tradiciones exegéticas. todo esto tuvo una Espíritu, constituyen un anuncio de lo venidero y una explicación
gran importancia el mundo sirio-palestino. No es de extrañar que de la voluntad divina que se realiza y acontece en Cristo. Gracias
sea también en su seno donde se acomete la empresa de obtener a la actitud crítica con que, según el testimonio del Nuevo Testa-
la versión original de los Setenta (en los Hexapla de Orígenes) y una mento, Jesús devuelve a la Escritura su sentido y objetivo propios,
exacta traducción latina (por obra de Jerónimo). la comunidad consigue tanto distanciarse de las leyes cúlticas y
La comprensión de la Escritura propia de la comunidad de ceremoniales como el derecho de interpretar el Antiguo Testamento
Qumrán posee unas características notables. Ciertamente parece en su conjunto, refiriéndolo al Señor y a su palabra definitiva.
haber conocido también la práctica de la explicación judía de la De esta manera se experimenta la validez de las Escrituras de la
Escritura, tal como la elaboraron y desarrollaron los rabinos. Pero Antigua Alianza al tiempo que sus límites. Y aunque los métodos
los intentos de interpretación que le son peculiares, y que se en- de interpretación se parezcan a los judíos, como se puede ver espe-
cuentran en los pesaran, muestran la aplicación amplia y decidida cialmente en Pablo, su punto de partida y su orientación son sin
de algunas sentencias de la Escritura a la situación propia de la embargo distintos6. Pero en esta diversidad, que aparece ya clara-
comunidad, al «Maestro de justicia» y a su obra, a los enemigos mente en el NT, late también el problema que habrá que superar
y a sus actividades. En este punto su manera de proceder está constantemente a lo largo de la historia y que ciertamente no se
cerca de las preocupaciones e intereses que movían a la comunidad le plantea a cada generación con la misma agudeza y claridad. Es la
cristiana en la época neotestamentaria. También ésta relaciona la cuestión acerca de la inteligencia cristiana del Antiguo Testamento
Escritura y muchos de sus enunciados aislados con su propia si- y acerca del grado y extensión de su validez. La exégesis debe dar
tuación y con la idea que tiene de sí misma, con sus enemigos y una respuesta, al menos implícita, a este problema.
con su futuro, sobre todo con el Señor y su actuación. Pero la comu-
nidad cristiana no pone su comprensión de la Escritura bajo el
lema «interpretación» en el sentido de proclamación de un contenido
secreto que ahora se ha revelado, que es lo que hacía la gente de II. LA INTERPRETACIÓN DEL ANTIGUO TESTAMENTO EN LA ÉPOCA
Qumrán, sino bajo el concepto de «cumplimiento» de una acción PATRÍSTICA
de Dios anunciada previamente y que ahora, o pronto, se hace
realidad. El uso neotestamentario de la Escritura había acentuado en
los evangelios la línea profética, y en la frase de Pablo de ICor
En la contraposición de estas dos expresiones se manifiesta 9,10; 10,11, el significado existencial que tienen para el cristiano
la diferencia esencial que existe entre las interpretaciones judía y los textos veterotestamentarios. Clemente de Roma en su Carta a la
cristiana. «Para los judíos» la Escritura es, «en su contenido y ex- Corintios, cuya oración final está cuajada de palabras del Antiguo
tensión totales, la norma única para el pensamiento teológico» y Testamento, parece recoger la exhortación del Apóstol de que todo
para la vida, de manera que normalmente la interpretan palabra por ha sido escrito para nuestra instrucción y aviso. Para fundamentar
palabra, como suele ser el caso en el midras, y la aplican así a
las diversas circunstancias. Por el contrario, en el cristianismo
5. W.G. KÜMMEL, art. Schriftauslegung III. Im Urchristentum, en RGG 'v, 1517-
primitivo es «la tradición de la vida de Jesús y la experiencia de 1520, 1519.
la comunidad guiada por el Espíritu» la que, «justamente a la 6. Sobre la utilización del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento véase el artículo
inversa, permite reconocer de un modo retrospectivo el Antiguo citado en la nota 1.

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Josef Schreiaer
Breve historia de la exégesis neotestamentaria
su invitación a una actitud moral y una actuación cristiana autén-
ticas toma numerosos pasajes de la Escritura, es decir, del Antiguo descubrir. Quien tuviera la idea de que el Antiguo Testamento
Testamento. El presentimiento de una diferencia entre ambos Tes- era obra de profetas, como era el caso de la mentalidad judía y
tamentos sólo se deja oír con sordina en la idea de que en la cristiana, si bien con una concepción completamente distinta del
Nueva Alianza se nos pide más que en la Antigua a causa de la objetivo de ese mensaje profético, fácilmente podría sentirse incli-
mayor abundancia de gracia. Por el contrario la carta de Bernabé nado a considerar todos los textos posibles como enunciados meta-
se fija decididamente en el rasgo profético de los escritos véterotes- fóricos y a interpretarlos en consecuencia. Pero Filón reflexiona
tamentarios, y Justino Mártir hace de él, en su polémica con el sobre su método e intenta fundamentarlo científicamente. Toma de
judío Trifón, el punto clave de su interpretación. El canon del la filosofía platónica el procedimiento dialéctico de la división
Antiguo Testamento no era entonces una realidad cerradas lo que de conceptos (diéresis), procedimiento en el que se va delimitando
por otra parte posibilitó la adición de los libros neotestamentarios cada uno de los distintos elementos, no contenidos en el concepto,
a la Sagrada Escritura. La preocupación exegética se dirigía prefe- y en una serie progresiva se llega a encontrar la idea última e indi-
rentemente a la ley, los profetas y los salmos; en estos escritos se visible de la cadena, a la vez que se comprueba el parentesco que
había preanunciado, según el dicho transmitido del Señor (Le 24,44), existe entre los diversos conceptos. Filón arranca de la palabra de
el acontecimiento de Cristo y sus consecuencias. En los escritos la Escritura y busca «un concepto más amplio que por su sentido
proféticos y en los poemas de Israel era relativamente fácil descu- esté relacionado con esa palabra de la Escritura», Ésta viene a ser
brir muchos elementos de ese preanuncio. Distinto era el plantea- entonces el símbolo de aquel concepto8. «El símbolo es la expresión
miento para el Pentateuco, pues allí, prescindiendo tal vez de los de una participación común de dos conceptos en una idea. Uno de
oráculos da Balaam (Núm 23s), apenas parecía expresarse ningún estos conceptos viene dado por una palabra de las sagradas Escri-
anuncio de Cristo ni se contaba propiamente con la era salvífica turas. Sólo se llega al conocimiento de la unidad de las ideas a través
de la Nueva Alianza. La ayuda vino entonces de parte de la expli- del conocimiento de la igualdad y mismidad»9. De lo que se trata
cación judía de la Escritura. por consiguiente es de encontrar y probar esa relación — se
Siguiendo los postulados de una interpretación adecuada a los trata siempre sólo de una igualdad, semejanza o identidad par-
tiempos, cosa que ya se podía comprobar en los Setenta, Filón de cial 10 —. En este procedimiento Filón emplea los medios de cono-
Alejandría desarrolló y aplicó a la interpretación del Antiguo Tes- cimiento y de prueba que pone a su disposición la filosofía. Citemos
tamento un método que abría un sentido nuevo más allá del tenor un ejemplo que puede ilustrar otros muchos: la serpiente de Gen
literal7. Se trata de la alegoresis *, interpretación conceptual de una 3,1 se interpreta del placer sensual; «pues el placer sensual es
alocución metafórica, o que se entiende como metáfora. Es posible también intrincado y multiforme como los movimientos de la ser-
que también en algún otro sector del judaismo haya aparecido la piente» n . Además Filón está convencido de que la Escritura revela
interpretación alegorizante. Pueden haber inducido a ello los orácu- el conocimiento de todas las cosas; por consiguiente con ayuda de la
los de los profetas que con frecuencia bajo una expresión metafó- alegoresis hay que encontrar (la idea) a que alude la Escritura o
rica y simbólica escondían un sentido más profundo, que había que que en ella está contenida pero sin desarrollar.
Los Padres adoptaron ampliamente este método de interpreta-
7. Ct. para este capítulo: J. CHRISTIANSEN, Die Technik der allegorischen Auslegungs-
wissenschaft bei Pkilon vori Alexandrien («Beitrage zur Geschichte der bibliscben Herme- ción. Claro que en lugar de la idea filónica ellos colocan (casi
neutik» 7) Tubinga 1969.
* En castellano se suele decir «alegoría», pero hemos preferido respetar la dis-
tinción que hace el autor entre la alegoría como figura literaria y la «alegoresis» como 8. J. CHRISTIANSEN, op. cit. 44s.
método de interpretación (cf. las notas lexicográficas, al final del libro). Nota del traductor. 9. J. CHRISTIANSEN, op. cit., 47.
10. Así J. CHRISTIANSEN, op. cit., 98.
11. Véase J. CHRISTIANSEN, op. cit., 67ss. 145.
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Schreiner, Introd. 2
Josef Schreiner
Breve historia de la exégesis neotestamentaria
siempre) la revelación de Cristo. Así, por ej., la carta de Bernabé, espiritual. Así es Orígenes el primero en crear (en el De Principas iv)
combinando Gen 14,14 con 17,23.27, supone que Abraham intro- una teoría de la hermenéutica bíblica, la cual siguió influyendo
dujo la circuncisión con los ojos del espíritu puestos en Jesús. La a lo largo de los siglos, sobre todo en la teoría de los múltiples
igualdad que hace posible esta interpretación se obtiene por medio sentidos de la Escritura. Uno tiene la impresión de que Orígenes
del simbolismo de los números: Abraham circuncidó 318 siervos; toma lo que le parece conveniente del pensamiento cristiano y la
el signo numérico de 10 es t, el de 8 es r¡; de ahí resulta ^Tjcrou? incorpora casi arbitrariamente a los pasajes veterotestamentarios.
(Jesús); la cifra de 300 es la T, el signo de la cruz, que simboliza Esto no le impide postular que se arranque del sentido literal. Él
la gracia. Se efectuaron numerosas interpretaciones de este tipo. Co- es también el que en la gigantesca obra de los Héxapla se esforzó
mún a todas es el hecho de que detrás del texto escriturístico se como ningún otro de los Padres por obtener un texto fidedigno.
busca y se encuentra un sentido más elevado, el sentido verdadero Pero el sentido espiritual sigue siendo la meta de toda exégesis
y cristiano. y de toda comprensión de la Escritura. Después de la marcha de
La interpretación alegórica se practica sobre todo —aquí se Orígenes la escuela alejandrina siguió aferrada a la alegoresis; pero
deja notar el influjo de Filón— en la escuela de teólogos alejan- no volvió a conseguir ni los logros ni la importancia del maestro.
drinos. Clemente de Alejandría es del parecer de que las verdades También Justino Mártir, que comparte la opinión de Trifón de
más elevadas sólo pueden enunciarse por medio de símbolos. Y que que en la Escritura no hay nada insignificante, y que probablemente
por consiguiente quien quiera llegar al verdadero conocimiento no fue el primero que se esforzó por aducir las citas escriturísticas se-
puede quedarse en el sentido literal de las palabras. Orígenes prac- gún su tenor literal, emplea el método de interpretación alegórica.
tica la alegoresis a gran escala. Como exegeta inteligente que es, Pero parece darse cuenta de que ésta aporta poco a la hora de
ve las dificultades, las «imposibilidades» y las consecuencias «in- probar, en el diálogo con el judío, que el Antiguo Testamento per-
dignas de Dios» que resultan de una simple traslación del sentido tenece a los cristianas. Justino sabe que la argumentación mejor es-
literal a la revelación de Cristo y a la realidad cristiana. Dice que tá en la línea predicción-cumplimiento, y es por eso que en su
de esta manera lo único que se hace es dar la razón a los judíos interpretación cristológicá busca sobre todo tipos «que anuncien
que se limitan a tomar textualmente las predicciones y consecuen- por adelantado la persona y la pasión de Cristo». Así, pues, prefiere
temente ven que, como por ej. Is ll,6ss, no se han cumplido; y, la: interpretación tipológica. «La tipología consiste en comprobar la
por lo tanto, niegan que la venida del Mesías haya ocurrido ya. correspondencia que existe entre personas, acontecimientos, insti-
Dice asimismo que de esta manera se refuerza la posición de los tuciones y objetos de una época anterior y otros determinados de
herejes, que toman a la letra los enunciados referentes a la ven- una época posterior. Para ello es en realidad indiferente que la rela-
ganza, los celos y el arrepentimiento de Dios, para distinguir así ción sea positiva (Moisés/Cristo) ó negativa (Adán/Cristo), o que
al verdadero Dios del Dios de los judíos. Por esta razón aplica presente una clara gradación» n. Por medio de la alegoresis y de la
la distinción que hace, Pablo entre la letra y el espíritu <2Cor 3,6) interpretación tipológica se podía acentuar la unidad de ambos Tes-
y dice, usando la terminología filónica, que en la Escritura hay tamentos y mantener la Escritura de la Antigua Alianza, que Mar-
que distinguir el cuerpo y el espíritu. Este esquema fundamental ción rechazaba, como libro de la Iglesia cristiana, Pero con el ha-
se desarrolla luego con ayuda de la doctrina referente a la estructura llazgo del tipo se pone también al descubierto la diferencia entre
tripartita del hombre (cuerpo, alma y espíritu): sólo los espíritus ambos Testamentos: los contenidos veterotestamentarios no son más
simples intentan encontrar su consuelo en el sentido corporal, literal, que un presagio y un paradigma del las realidades posteriores.
de la Escritura; los que están más avanzados se alimentan de lo 12. G.T. AKMSTRONG. Die Génesis in der Alten Kirche («Beitrage zur Geschichte der
que constituye su alma; y los perfectos se gozan en el sentido biblischen Hermeneutik» 4), Tubinga 1962, 49.

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Josef Schreiner Breve historia de la exégesis neotestamentaria

Pero con todo esto todavía no se había atacado la cuestión de siástica. Su importancia capital radica en su aplicación normativa
cuál era la interpretación acertada. La plantearon los grupos heré- a la interpretación y predicación de la Iglesia. Y la razón de que
ticos, en cuanto éstos podían emplear particularmente la alegoresis, posea esta función normativa es que se funda en Cristo, fuente de
para introducir en la Escritura sus propias concepciones. Ireneo de la doctrina cristiana» n.
Lyón, que escribe contra los herejes su importante obra Adversas Así es como a mediados del siglo ni estaban ya elaborados los
haereses, se enfrenta con este problema. Utiliza los dos métodos métodos principales, los planteamientos y principios hermenéuticos
exegéticos, corrientes ya en su tiempo, pero da mayor cabida a la que habrían de regir en la época siguiente, si bien se siguieron des-
interpretación literal del Antiguo Testamento. Acentúa la unidad de arrollando y acentuando diversos aspectos. Mientras los Padres pa-
la acción divina y de ambos Testamentos; pero reconoce también su lestinos y capadocios oscilan entre la interpretación textual y la
diferencia. Y la explica por el plan salvífico de Dios: el Señor que- alegórica, a finales del siglo ni se forma en Antioquía una escuela
ría educar a su pueblo para cosas mayores, como se puede ver en teológica que pone todo el énfasis en el sentido literal. Su verda-
la ley. Para ello Ireneo desarrolló la «idea, fecunda pero inacabada, dero fundador fue Diodoro de Tarso, el cual defiende la theoria,
de los cuatro testamentos o alianzas (Adán, Noé, Moisés, Cristo), la contemplación, basada en el sentido histórico de un texto, y to-
idea que como es sabido recogieron más tarde Olevian, Cocceius y ma partido contra la alegoresis pura e incontrolada. En Teodoro
otros (III, II, 8)»13. Mas para evitar que los gnósticos pudieran de Mopsuestia, acérrimo defensor de la interpretación histórica, es-
abusar del Antiguo Testamento y utilizar la alegoresis para sus ta actitud le lleva entre otras cosas a considerar el Cantar de los
propios fines, Ireneo postula que se le interprete «según la regula Cantares como una colección de poemas amorosos, siendo así el
veritatis, que es la verdad fundamental del Evangelio». «Sólo la Es- único que en la antigüedad rechaza la interpretación alegórica tan
critura contiene la verdadera gnosis, y ésta pertenece exclusiva- extendida hasta nuestros días. En Juan Crisóstomo pasa a primer
mente a la Iglesia que se encarga de protegerla contra toda clase de plano el interés práctico; interpreta la Escritura con vistas a obte-
modificaciones.» Así es como «Ireneo combate el intento de adap- ner de ella una instrucción de tipo ético. Sin reflexionar acerca de
tar la Escritura a sistemas extraños y tradiciones privadas»14. las reglas hermenéuticas suele acertar bastante bien con el sentido
Tertuliano, que es el primero en plantearse la cuestión de una literal. Con Teodoreto de Ciro el interés se centra en conservar y
Biblia latina, se encuentra en una situación parecida a la de Ireneo transmitir los conocimientos exegéticos obtenidos hasta entonces.
y edifica sobre los conocimientos de éste. Frente a los gnósticos es En occidente se deja notar el influjo de Orígenes en Hilario de
sobrio en sus interpretaciones y se mantiene fiel al texto; en la res- Poitiers, el cual pasa de buen grado de la interpretación alegórica a
puesta a Marción se sirve de la tipología. Pero tiene «un firme la parénesis dogmática, en la que se puede desarrollar el principio
principio hermenéutico, el de la. regula fidei», principio que había de referirlo todo a Cristo. Algo semejante se puede decir de Am-
de alcanzar gran importancia en la Iglesia occidental: «Los here- brosio, que influyó fuertemente en Agustín; Ambrosio se deja guiar
jes tuercen con demasiada facilidad el testimonio de la Escritura... por el objetivo de la predicación y por las necesidades de sus oyen-
Por consiguiente la interpretación requiere una norma. Para Ter- tes; no examina los métodos de interpretación pero admite un tri-
tuliano esta norma adquiere una modalidad consistente en la re- ple sentido en la Escritura: el histórico, el místico y el ético. La ale-
gula fidei.» Ésta «es un compendio de la fe cristiana tal como se goresis le sirve para encontrar y exponer los misterios que se es-
encuentra en el testimonio de la Sagrada Escritura — especialmente conden en el Antiguo Testamento. Jerónimo, que dedicó toda su
en el Evangelio (Prax. 2) — y en el de la doctrina o tradición ecle- vida a la Biblia y cuyo mérito supremo está en el terreno de la tra-
13. L. DIESTEL, op. cit., 57.
14. G.T. ARMSTRONO, op. cit., 59s. 15. G.T. ARMSTKONG, op. cit., 138.97.

20 21
Josef Schreiner Breve historia de la exégesis neotestamentaria

ducción, en lo que toca a la exégesis y hermenéutica muestra una en las llamadas «catenas» (cf. p. 46s). De ellas extraía la exégesis su-
actitud vacilante. Inclinado de suyo a la interpretación alegórica y gerencias y material para una interpretación lo más detallada posi-
al sentido profundo, pone en guardia contra posibles exageraciones ble de la Biblia, dentro de un sistema de la verdad revelada, a
y a veces sólo concede validez al contenido literal de los textos. menudo por medio de fatigosas y minuciosas divisiones y subdivi-
Gracias a sus conocimientos lingüísticos llega a formular juicios siones. Con la exégesis de los padres se adoptan también sus prin-
críticos sorprendentes. En sus obras ha conservado muchos elemen- cipios y métodos, gracias a los cuales era posible entender y ex-
tos de los escritos exegéticos de los Padres, hoy perdidos. Jerónimo presar el mensaje del Antiguo Testamento dentro de la revelación
vio, como ningún otro padre, las dificultades que para su compren- cristiana. En todo esto «difícilmente se puede sobreestimar el va-
sión plantea el Antiguo Testamento. Al menos en su trabajo de lioso papel que tuvo la alegoresis en la conservación de la tradición
traducción indicó también el camino a seguir para llegar a una rec- cristiana total... Durante toda la antigüedad y a lo largo de la
ta inteligencia de la Escritura, la cual debe basarse en una exégesis edad media la alegoresis se fue acreditando constantemente como el
esmerada del texto escrito antes de poder pensar en las aplicaciones medio adecuado para suprimir tradiciones discordantes, especial-
— a Jerónimo le gustaban las aplicaciones ascéticas—. También mente del Antiguo Testamento, dejando en vigor la necesidad de
para Agustín la doctrina de la Iglesia y el uso práctico son los cri- reconciliar revelación y razón» r/ .
terios fundamentales en la interpretación de la Escritura. Pese a to- A los exegetas medievales les faltaba una filología precisa y
do el interés que siente por el sentido literal, la verdadera tendencia generalmente también un sentido de la historia. Las cuestiones que
de su método exegético queda patente en las reglas de Ticonio, re- hoy se tratan en la ciencia introductoria no> les interesaban, limi-
glas que él conoce y cita y que consisten en una serie de principios tándose a repetir lo que escribió Jerónimo en sus prólogos a los
hermenéuticos para encontrar, en interpretación armónica y ale- diversos libros de la Biblia18. Pero lo que preocupaba a todos — sin
górica, el sentido espiritual del Antiguo Testamento en relación con que sea posible mencionar y valorar a los numerosos autores en
Cristo y la Iglesia, el maligno y sus secuaces. Agustín descubre ade- esta breve reseña—• era captar el sentido múltiple de la Escritura.
más en medio de los contrastes la unidad que se da en la relación de Inspirados en el ritmo ternario de la existencia cristiana fe-esperanza-
imagen y cosa, y la historia del Antiguo Testamento se convierte caridad, establecieron, con el literal, un cuádruple sentido de la
para él en una serie de figuras que presagian la realidad de Cristo. Escritura: 1.° sensus literaUs, el sentido literal, textual; 2.° sensus
En la época siguiente tuvo gran influjo su obra De doctrina christia- allegoricus, que descubre la doctrina de la Iglesia en la verdad
na, en la que expone sobre todo sus concepciones hermenéuticas. revelada; 3.° sensus tropologicus (moralis), que se refiere a la actua-
ción cristiana; 4.° sensus anagogicus, referido al estado de cosas
neotestamentarios y celestiales.
IJJ. LA EXÉGESIS VETEROTESTAMENTARIA EN LA EDAD MEDIA Con todo no se debe pasar por alto que, a pesar de sus deficien-
tes conocimientos lingüísticos, de su inseguridad y de no pocas in-
«En el milenio siguiente a Agustín no aparecen puntos de vista terpretaciones arbitrarias, los exegetas medievales ahondaron con-
fundamentalmente nuevos sobre la interpretación de la Escritu- siderablemente en la evaluación del sentido literal de la Escritura.
ra» lé. Yá hacia el final de la época patrística se había empezado Ello fue fruto de su íntimo contacto con los padres y de su afán por
a reunir y conservar lo elaborado hasta entonces. Los resultados captar el espíritu de la Escritura a través de su constante lectura
se recogían fundamentalmente, tanto en oriente como en occidente, y meditación. Por otra parte, en los siglos XII y xni, como se puede
16. K. FROR, Wege zur Schriftauslegung, Biblische HermeneutBc für Unterrtcht und
17. W. KAMLAH, Christentum und Geschichtlichkeit, Stuttgart 21951, 91.
Predigt, Dusseldorf 31967, 22.
18. Así SPICQ, Esquisse, 374.

22
23
Josef Schreiner Breve historia de la exégesis neotestamentaria

apreciar sobre todo en Tomás de Aquino, se hacen los primeros aparecen clara y resueltamente en Lutero, surge el principio protes-
intentos por comprobar la existencia de los géneros literarios, si bien tante de la sola Scriptura: sólo la Escritura es fuente y criterio en
dentro de la terminología escolástica19. Los autores se dan cuenta todas las cuestiones de la fe y de la doctrina eclesiástica. En conse-
de que Dios habla en lenguaje humano, empiezan a apreciar el peso cuencia, se estableció el postulado de que había que quedarse en el
que tiene el sentido literal y a valorar el contexto como una ayuda sentido literal, porque contiene todo lo que puede ser importante
para la interpretación, y llegan al conocimiento de que hay que para la fe y para la teología cristiana; se rechazó enérgicamente todo
partir de los pasajes claros para iluminar los difíciles20. tipo de alegoresis, ya que en el mejor de los casos no pasan de ser
La exégesis del Antiguo Testamento recibió un impulso impor- reflexiones ornamentales y edificantes. Consecuentemente la inves-
tante y eficaz de parte de la exégesis judía. Perceptible ya alrededor tigación escriturística volvió su atención al texto original y a su
del año 1100, este impulso conduce a resultados palpables al albo- interpretación. Las bases de este movimiento las había creado ya el
rear el siglo xiv. Judíos y cristianos coincidían en la alta estima- humanismo con su promoción de los estudios lingüísticos y con la
ción que tenían de la tradición y de la alegoresis. Ni unos ni otros edición impresa de la Biblia hebrea. Entra en el campo visual la
podían sustraerse al influjo de Aristóteles, de modo que se vieron participación humana en la composición de los libros bíblicos, pero
empujados cada vez más a valorar la importancia del sentido lite- no cabe duda alguna de que es Dios quien nos habla desde ellos.
ral. Los nuevos principios influyen particularmente en Nicolás de Se interpreta el Antiguo Testamento a partir del Nuevo y se lo
Lyra, que intenta llevarlos a la práctica. Ciertamente que también entiende como un testimonio que apunta a Cristo, También en él
él afirma «la triplicidad del sentido místico, pero se toma en serio se ve en acción la gracia de Dios y la promesa, y en él se encuentra
la significación fundamental del sentido literal y postula para su ya la Iglesia de Dios, tanto desde Adán como desde Abraham. Se
adquisición segura los métodos hermenéuticos pertinentes, especial- percibe la diferencia que existe entre ambos Testamentos, pero no
mente en el terreno lingüístico». Según él «hay que empezar por el se hace de ella un principio de separación. Se piensa que junto con
sentido literal»; postulado que «en el fondo no es más que un re- Israel también la comunidad de Cristo espera la irrupción de su
forzar el principio que anteriormente se había asentado de manera futuro definitivo.
asaz vacilante»; a saber, «que por lo menos todo lo que tiene impor- A partir de esta posición fundamental tenía que cobrar vigor la
tancia dogmática se contiene también en el puro sentido literal»21, tipología, como en el caso de Karlstadt; y lógicamente en la orto-
y que hay que considerar el sentido místico en absoluta dependen- doxia protestante, que aceptaba una inspiración literal de la Biblia
cia del literal. Nicolás ejerció una influencia de gran alcance, in- por parte de Dios, tenía que ser la Escritura la que procurara ar-
cluso en Lutero. gumentos para probar la doctrina de los reformadores. Una vez
afirmada y aceptada la suficiencia universal y la inteligibilidad de
la Sagrada Escritura, surge la pregunta de si también el no creyen-
IV. LA COMPRENSIÓN DE LA ESCRITURA EN TIEMPO te — que no está guiado por el Espíritu — puede percibir y conocer
DE LA REFORMA la palabra de Dios; y con ocasión de esta pregunta se enciende la
discusión sobre la genuina hermenéutica. Y es que el Espíritu San-
Con el alejamiento de las interpretaciones y autoridades tradi- to, que ha inspirado todas las palabras de la Escritura, es quien
cionales y con el viraje decidido hacia el texto bíblico, tal como hace que el creyente las entienda. Por consiguiente, no queda más
remedio que decir que el no creyente podrá captar, sí, el sentido
19. C. SMCQ, Esquiase, 244-246.
20. C. SPICQ, Esquisse, 250-252.
literal, pero no el enunciado salvífico o de fe, y de esta manera se
21. L. DIESTEL, op. cit., 198. vuelve otra vez a la hipótesis de los varios sentidos de la Escritura.

24 25
Josef Schreiner Breve historia de la exégesis neotestamentaria

Al mismo tiempo florece la alegoresis en la interpretación práctica textos bíblicos, y que sólo 100 años más tarde tendrá repercusiones
de muchos teólogos. Además lo que se busca sobre todo en la importantes en Alemania (con J.S. Semler). Después de estos y otros
Escritura es la doctrina, y no la historia de Dios con los hombres. trabajos preliminares, el Antiguo Testamento se vio sometido en
Sin embargo el punto de partida para una consideración crítica e la época de la ilustración a un examen crítico que abarcaba todas
incluso histórica del Antiguo Testamento estaba dado ya con el sus facetas. Bajo el lema «Ten el valor de usar tu propio entendi-
humanismo. Pero «el factor que provoca abiertamente a la crítica, miento», idea que a partir de Kant constituyó la divisa de la época,
y desempeña un papel decisivo», es el dogma de la inspiración ver- se modifican la estructura del conocimiento y las normas que habían
bal absoluta «con todas sus consecuencias hermenéuticas»22. El pen- servido para interpretar el Antiguo Testamento. La nueva tendencia
samiento histórico surge con Cocceius en la teoría ya citada de las de los espíritus repercute primeramente en J.S. Semler con una do-
cuatro alianzas de Dios; y la exigencia de que se clarifique histó- ble consecuencia: por una parte, se emplea también con la Biblia
ricamente el origen de los libros veterotestamentarios, petición que la «crítica profana» que se aplica a cualquier obra literaria; y por
se encuentra, por ej., en Masius (con respecto al libro de Josué) y en otra, se distingue en ella el contenido divino de la forma humana,
Pereira (con respecto al Pentateuco), marca la llegada de la inves- se pide una clara diferenciación y valoración dentro de los mismos
tigación histórico-crítica del Antiguo Testamento. libros veterotestamentarios y se considera que un extracto de ellos
sería suficiente para la religión y la fe cristianas. Pero luego apare-
ce con G.E. Lessing el principio de que «las verdades históricas
V. DIVERSAS POSICIONES Y CORRIENTES EN LA EXÉGESIS VETERO- casuales no pueden llegar a ser nunca una demostración de las
TESTAMENTARIA D E LA E D A D M O D E R N A 2 3 verdades racionales necesarias», con lo cual la verdad eterna co-
nocida por la razón viene a ser el criterio normativo para todo lo
Los objetivos que se anuncian al final de la época de la orto- que se encuentra en la Biblia. Al Antiguo Testamento no le queda
doxia protestante no atraen directamente el interés en la época si- otra significación que la de haber sido un medio para la educación
guiente. Los esfuerzos por entender el Antiguo Testamento se man- del pueblo elegido en orden a aquella verdad eterna de la razón.
tienen durante siglos bajo principios y horizontes mentales de tipo Así es como el Antiguo Testamento, en parte con Semler y total-
filosófico, hasta que aparece el método histórico-crítico, que por mente con Lessing, se hunde en el pasado.
supuesto tampoco está libre de tales prejuicios. Este método se des- Superada la ilustración, al alborear el siglo xix, J.G. Herder
arrolla y experimenta principalmente sobre el Pentateuco. H. Gro- tuvo gran importancia en lo que toca a la concepción del Antiguo
tius intenta dar una interpretación histórica del Antiguo Testa- Testamento. Se podría decir que, en un contexto de valoración de lo
mento dentro de la literatura e historia humanas. Spinoza percibe el
natural, el Antiguo Testamento adquire vida en la vivencia del lec-
planteamiento histórico-literario del problema y elabora para solu-
tor que intuitivamente penetra en él, aunque no por eso alcanza
cionarlo una serie de principios hermenéuticos. R. Simón —sin
una relevancia teológica y comprometedora frente al hombre autosu-
estar influido por teorías anteriores— quiere investigar los oríge-
ficiente. J.G. Eichhorn resume los principios críticos del siglo XVIII
nes del Antiguo Testamento; serio intento científico que por pri-
y se esfuerza por establecer un nuevo punto de arranque con las po-
mera vez pone el acento en la historia de las tradiciones de los
siciones de Semler y de Herder: «Dentro de la evolución del mun-
do, que representa a escala universal la evolución natural del hombre
22. H.J. KRAUS, op. cit., 37s.
23. Aquí hay que referirse a la exposición de H.J. KRAUS, op. cit. Las indicaciones
desde la infancia hasta la madurez, el Antiguo Testamento ocupa la
que pueden ofrecerse en el presente artículo siguen en gran parte el material elaborado "edad infantil del mundo".» La forma de expresión propia de aque-
por KRAUS.
lla época es el mito, que ahora se entiende, contraponiéndolo a las
26
27
Josef Schreiner Breve historia de la exégesis neotestamentaria
historias verdaderas, «como una forma de lenguaje, de pensamien- aparecen con sorprendente regularidad: evolución, progreso, per-
to y de representación de tipo sensorial-infantil, en la cual se ma- sonalidad» 27. Así, por ej., B.H. Ewald quiere trazar en su «Historia
nifestó la verdad eterna dentro del proceso educativo de la economía del pueblo de Israel» la historia de la evolución de la religión ver-
salvífica»24. De esta manera se impuso en la ciencia bíblica la fija- dadera y perfecta. B. Duhm ve en los profetas las grandes perso-
ción de unos conceptos cuyas consecuencias aún hoy se dejan sentir. nalidades que liberan a la religión de Israel de sus vínculos con la
Descontento con una exégesis puramente histórico-gramatical, naturaleza. B. Stade, todavía con más decisión que H. Schultz,
W.M.L. de Wette pone en tela de juicio el valor histórico de los entiende la «teología veterotestamentaria» como una descripción
enunciados del Pentateuco s y al mismo tiempo postula la adopción de la «religión revelada en su fase precristiana de desarrollo». En
de una interpretación que edifique y elabore, es decir que fomente, J. Wellhausen se ve cómo las diferentes corrientes filosóficas se
la vida ética y piadosa. Tal interpretación apunta siempre a la entremezclan y le llevan a hacer una valoración peculiar. Wellhau-
relación con Cristo, ve en él a la vez el modelo y el cumplimiento, sen acude a la historia de Israel para diseñar a través de ella la
y llega en un recorrido cauto y reflexivo hasta el presente. Pero evolución de la religión; para ello se sirve de dos puntos de refe-
al referir los enunciados veterotestamentarios a los valores huma- rencia que son el nacimiento del Deuteronomio y la datación tardía
nos en general, la relación entre ambos Testamentos queda otra vez del escrito sacerdotal (Priesíercodex), tal como la había expuesto
en el aire y sin determinar. Es sobre todo en este punto donde se H. Graf. El análisis lo desarrolla con claridad y agudeza; así dice,
manifiesta el influjo de los presupuestos filosóficos. También la filo- por ej., acerca del lugar del culto divino: de los libros históricos
sofía de Hegel influyó de manera fuerte y persistente en la exégesis y proféticos se deduce que no existe indicio alguno de que en la
veterotestamentaria, sobre todo en la teología bíblica que escribió antigüedad hebrea hubiera un santuario con derechos exclusivos.
W. Vatke, y en la presentación de la historia de la religión israelita. El Yahvista (J) aprueba la pluralidad de altares. El Deuteronomio
«El sistema por el que el espíritu absoluto llega a la manifestación y exige la unidad local del culto divino. El escrito sacerdotal (P) la
a la conciencia de sí mismo a través de los tres momentos de tesis, da por supuesta y la transfiere a los tiempos primitivos valiéndose
antítesis y síntesis» se transfiere también a la religión con «este tri- de la tienda de reunión m. Toda la evolución termina en el judaismo
ple grado: religión natural — religión artificial — religión revelada.» legal, en el anquilosamiento; se persigue una historia que cuando
La israelita, como «religión sublime», aparece en el lugar más llega a su final tiene todos los caminos cerrados. Con todo era
bajo del segundo grado, y por encima de ella la griega y la romana; necesario escribir esta historia crítica de la religión de Israel, en la
el cristianismo constituye el tercer grado26. De esta manera el An- cual había trabajado toda la centuria. En cuanto se la pudiera pu-
tiguo Testamento, enormemente alejado del Nuevo, se sitúa en la rificar de la valoración enmarañada, daría sus frutos.
evolución (general) de la religión y queda sometido al módulo del En la cita que hemos tomado de la obra capital de Wellhausen
espíritu absoluto. sobre el Antiguo Testamento se puede apreciar claramente cuál era
Así pues los diversos impulsos filosóficos dieron como resulta- el campo de trabajo más importante para la crítica histórica y li-
do una comprensión previa, una especie de superestructura montada teraria del siglo xix: la investigación de las fuentes del Pentateuco.
sobre la crítica histórica, que repercutió con distintos matices en los Junto a ella discurría cada vez con mayor fuerza el estudio de los
diversos autores. «Son tres los conceptos fundamentales que aquí diversos estratos que componían los restantes libros veterotestamen-
tarios. El descubrimiento y exploración del antiguo oriente obligó
24. H.J. KRAUS, op. cit., 137.150. a establecer una comparación del Antiguo Testamento con las cul-
25. R. SMEND, Nachkritische Schrtftauslegung, en Parrhesia (K. BARTH zum 80. Ge-
burtstag), Zurich 1966, 215-237, 222.
27. K. FROR, op. cit., 30.
26. H.J. KRAÜS, op. cit., 191s.
28. Prolegómeno zur Geschichte Israels, Berlín 31886, v.

28 29
Josef Schreiner Breve historia de la exégesis neotestamentaria

turas y religiones de su entorno, labor que emprendió la escuela de del cristianismo, interroga también al Antiguo Testamento como
historia de las religiones, como es natural cayendo en bastantes exa- un teólogo cristiano. Entonces surge necesariamente el deseo* de
geraciones (la llamada polémica «Bibel-Babel») como suele ocu- encontrar una comprensión cristiana de esos escritos, cosa que ya
rrir cuando surgen repentinamente nuevos elementos de juicio. percibieron y persiguieron los padres. Hay que repensar lo que
Esto mismo impulsó también a H. Gunkel a poner en marcha el significan la tipología, el proceso predicción-cumplimiento, la aber-
método de la «historia de las formas». De esta manera hemos lle- tura del Antiguo Testamento al Nuevo y a la situación cristiana, así
gado al planteamiento actual del problema, planteamiento que no como las líneas fundamentales comunes a toda la Biblia31. También
puede desarrollarse con más detalle en el marco de este esquema. merecen atención y un esfuerzo honrado por solucionarlas, las
Nos remitimos al artículo correspondiente en Palabra y Mensaje del nuevas cuestiones que plantean las corrientes propias de cada épo-
Antiguo Testamenta29. ca; así en nuestros días, en conexión con la gran importancia de la
Valga una breve mirada perspectiva para cerrar esta exposición «situación vital» (Sitz im Leben), la relevancia de las estructuras
sistemática de la historia de la exégesis veterotestamentaria, en la sociales y comunitarias.
que sólo se han podido ofrecer algunas indicaciones y referencias, Sólo después de un trabajo metodológicamente correcto podrá
para facilitar la comprensión de las distintas épocas, de sus pro- la Biblia pronunciar la palabra que tiene que proclamar para cada
blemas y de los esfuerzos que en cada una se realizaron. «La crí- época. También para sus afirmaciones teológicas y para el mensaje
tica había emprendido la tarea de hacer justicia a los textos y a que dirige a los cristianos vale lo que dice H. Gunkel32: «¡Biblia,
los autores, de liberarlos de las camisas de fuerza en que estaban libro admirable, maestra de la humanidad, fundamento de nuestra
metidos.» Su tarea «es el encuentro histórico de la verdad, no la des- existencia espiritual! Te asemejas a aquella gloriosa ciudad de Dios
trucción ciega o, lo que viene a ser lo mismo, la suspicacia hiper- situada en las cumbres más altas del mundo y cercana al cielo.
crítica de todas las posibilidades del saber al servicio de un prin- Los pueblos te contemplan y beben el agua viva que brota de tus
cipio. En conjunto, la crítica ha realizado esa tarea responsable. fuentes. Aunque generaciones enteras se aparten de ti y te tengan en
Los resultados están a la luz, por supuesto con más claridad en lo poco porque no te conocen; una y otra vez vuelve a ti la humani-
que tienen de negativos que en lo que tienen de positivos; pero está dad. Hace más de dos milenios que se intenta fatigosamente enten-
bien que así sea»30. Ahora los textos pueden decir lo que quieren der las Escrituras; pero ¿quién podría decir que ha llegado a escu-
decir y expresarse según sus características propias. Para que lo- driñar sus profundidades? Cada época la ha visto bajo una luz
grasen esta libertad era necesaria la crítica. El exegeta tiene que nueva.»
hacer lo posible por no introducir sus ideas propias en el mensaje
de los textos: lo que ha de hacer es escucharlos y dejar constancia JOSEF SCHREINER
de sus enunciados y propósitos. Por lo tanto no puede limitar sus
manifestaciones al estilo y al lenguaje, a la historia y la cultura, a
la legislación o a la vida de aquellas épocas antiguas. Lo que pre-
tenden es poder expresarse acerca de Dios y acerca de las rela-
ciones del hombre con Dios.
Pero quien interpreta los escritos de Israel dentro del ámbito

29. J. SCHREINER, El esfuerzo científico para la comprensión del Antiguo Testamento, 31. Véanse las observaciones correspondientes en J. SCHREINER, El esfuerzo científico...,
en id., Palabra y mensaje del Antiguo Testamento, Herder, Barcelona 1972, 48-71. op. cit.
30. R. SMEND, op. cit., 222.228. 32. Die Urgeschichte und die Patriarchen, en: SAT I/i, Gotinga 21?20, v.

30 31
II

La exéresis del INuevo Testamento y su trayectoria

Con el término de «exégesis escrituraria» se designa la labor


práctica de interpretación de la Sagrada Escritura, mientras que el
término «hermenéutica» se refiere a la teoría de la interpretación,
es decir al establecimiento de una serie de reglas para la compren-
sión correcta de los textos. En las líneas siguientes no insistiremos
tanto en la historia de la hermenéutica, cuanto en el proceso de evo-
lución histórica de la exégesis escrituraria, y más concretamente en
la interpretación del Nuevo Testamento*.

* Remitimos particularmente a la detallada exposición de W.G. KÜMMEL, Das Neue


Testament, Geschichte der Erforschimg seiner fróbleme, Friburgo de Brisgovia 1958; cf.
id., Das Erbe des 19. Jahrhunderts für die neutestamentliche Wissenschaft von heute, en
Das Erbe des 19. Jahrhunderts («Evang. Theologentag» 1960), editado por W. SCHNEEMEL-
CHER, Berlín 1960, 67-89.
C. SPICQ en Dict. de Théol. Cath. 15/1 (1946) 694-738, se fija sobre todo en Tomás de
Aquino como exegeta.
En lo que toca al estudio de Lutero cabe citar en particular a K. Hoix, Luthers Be-
deutung für den Fortschrilt der Auslegungskunst, Gesammelte AufsStze zur Kirchenge-
schichte I, Tubinga 1921 (y passim).
Es importante K. SCBOLDEK, Urspriinge und Probleme der Bibelkritik im 17. lahrhun-
dert, Munich 1966. W.G. KOMMEL, Das Neue Testament, Geschichte der Erforschung seiner
Probleme, Friburgo de Brisgovia/Munich 19S8 proporciona una amplia visión de la historia
del problema, y aunque sólo se dedican pocas páginas al estudio de dicho tema en el
tiempo anterior al siglo xvil, en cambio la etapa siguiente de la critica se describe con la
atención puesta constantemente en los textos originales (que se citan) de los investiga-
gores estudiados.
Finalmente, pero no en último lugar, citemos el logrado artículo Exegese del Lexikon
für Theologie und Kirche (nueva edición), bien acotado de datos bibliográficos, así como
los siguientes trabajos, dignos todos ellos de ser leídos: R. SCHKACKENBÜRO, Der Weg der
katholischen Exegese irmerhalb der Bibelwissenschaft, BZ NF 2 (1958) 169-176; N. BROX,
Die KontinuitSt der Auslegung des NT im Traditionsprozess, BitLit 40 (1967) 3-16 y
R. PESCH, Zum Weg der modernen Evangeüeñforschung, BiLeb (1967) 42-63; id., Neuere
Exegese - Verlust oder Gewinn?, Friburgo de Brisgovia 1968, 112-142.

33
La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria

sal de la muerte, y se la cambió por «Todos dormiremos, pero no


I. INTERPRETACIÓN EN LA TRANSMISIÓN TEXTUAL DEL
todos seremos transformados». En el texto griego bastaba con cam-
NUEVO TESTAMENTO
biar dos palabras para lograr el efecto que se pretendía.
En algunas ocasiones se procedía de manera que por medio de
No podemos empezar con los comentarios propiamente dichos
pequeñas modificaciones no sólo se podía dar una nueva interpre-
que escribieron los padres de la Iglesia: ya antes se da, de manera
tación a una frase de la Escritura, sino también obtener de ella una
asistemática, una explicación de la Escritura en todas las cartas y
prueba para respaldar una doctrina determinada. Por ej„ en Jn
predicaciones que interpretan y aplican tal o cual texto del Nuevo
1,13 se ha sustituido el plural por el singular: «Que no de la san-
Testamento. Pero la interpretación más antigua es la que ha expe-
gre, ni de la voluntad carnal, ni de la voluntad del varón, sino de
rimentado el mismo texto canónico a través de su transmisión es-
Dios son nacidos». Muy pronto, aunque no con mucha frecuencia,
crita y de sus traducciones. La labor del crítico moderno que exa-
aparece en vez de esta lectura otra que dice: («los que creen en el
mina los textos no sólo descubre los errores involuntarios de los
nombre de aquél), que no de la sangre, ni de la voluntad carnal,
copistas, sino que también ha hecho ver con claridad creciente que
ni de la voluntad del varón, sino de Dios ha nacido». Por medio de
en la transmisión de un texto escriturístico ha habido teólogos que
esta insignificante corrección del texto se ha obtenido la anhelada
lo han apadrinado para hacerlo «más comprensible» en múltiples
prueba escriturística del parto virginal de María. Mt 1,25 rezaba
aspectos. A veces solamente se añadía tal o cual palabra para acla-
al principio con seguridad: «hasta que dio a luz a su hijo primo-
rar el sentido. Cuando en ICo 11,24 dice: «Éste es mi cuerpo que por
génito». Pero, por miedo de que alguien pudiera pensar que María
vosotros», no pocos códices completan: «es entregado» o «es que-
había tenido todavía más hijos, se borró (como se ve por muchos
brantado». Una parte de la tradición omite en Jn 13,10: «salvo
testimonios) la palabra «primogénito», cosa que en parte ocurrió
los pies». Jesús habría argumentado así: «El que se ha bañado no
también en Le 2,7. Por la misma razón en Le 2,27.33.41.43.48 se
necesita lavarse, está todo limpio.» Sólo un copista que no cayó
sustituyeron las expresiones «sus padres» o «su padre» por «José
en la cuenta de la diferencia que hay entre «bañarse» y «lavar (una
y María» o por «José y la madre de Jesús». A partir de estos datos
parte del cuerpo)» pudo haber completado el texto de la manera
se puede suponer que bastantes modificaciones proceden de una ten-
indicada. Con frecuencia fueron también puntos de vista teológicos
dencia muy precisa. Por eso en el último tiempo se ha exigido, y
los que llevaron a ampliar o abreviar un texto. Cuando en Le 23,34
con razón, que se preste especial atención al nexo existente entre las
se omite el «perdónalos», se trata de una supresión intencionada
diversas variantes de los textos. Incluso se ha podido ya demostrar
y que se debe a sentimientos hostiles para con los judíos.
a las claras que no pocas versiones de los textos persiguen cons-
En un manuscrito sirio antiguo, en vez de «salvará a su pue- tantemente la realización de un objetivo concreto1.
blo» se lee «salvará al mundo de sus pecados» (Mt 1,21); y es que
Jesús no debe aparecer como salvador de los judíos, o al menos Pero también con frecuencia se han suprimido o completado
no sólo como salvador de los judíos. En Jn 4,22 se lee que «la sal- pasajes que resultaban contradictorios o difíciles de comprender.
vación viene de los judíos»; y como esto no gusta se cambia el tex- Así es como se prefirió escamotear los versículos referentes al su-
to y se pone que viene «de Judea». A la inversa, no se quiere chocar dor de sangre (Le 22,43s) y la perícopa del perdón otorgado a la
con los paganos y entonces se escribe: «Cuando oréis no seáis mujer adúltera (Jn 7,53 - 8,11). En Jn 7,8 se escribió «todavía no»
habladores como los hipócritas» (en vez de «los paganos») Mt 6,7. 1. Cf. por ej. H.J. VOGELS, Handbuch der Textkrítik des Neuen Téstamelas, Bono
2
En ICor 15,51 se encontró que la frase «No todos dormiremos 1955; E. FASCHER, Textgeschichte ais theologisches Problem, Halle 1953; E.J. EPP, The
Theological Tendency of Codex Bezjae Cantabrigiensis in Acts, Cambridge 1966; C. MAR-
pero todos seremos transformados» ponía en cuestión la ley univer- TINI, La figura di Pietro secondo le variantí del códice D negli Atti degli Apostoli, «Atti
della xix Settimana Biblica», Brescia 1968, 279-289.

34
35
Johannes B. Bauer
La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria
en vez de «no», porque no se quería hacer decir a Jesús «yo no
subo a esta fiesta» y luego tener que enterarse de que, a pesar de El hecho de que nuestros textos canónicos se hayan mantenido
todo, subió (7,14). a salvo de modificaciones tan transcendentales, de tachaduras radi-
Cuando es posible se aprovecha la ocasión para deducir del tex- cales (como las que llevó a cabo un Marción) y de adiciones con-
to alguna doctrina determinada. Cuando Lucas en su prólogo (1,3) siderables es algo que se debe probablemente a la circunstancia de
dice consciente de su propia labor: «me ha parecido también a mí... que ya muy pronto adquirieron prestigio «canónico» y se l&s em-
escribírtelo todo», bastaba con añadir «y al Espíritu Santo» para pezó a aplicar aquella fórmula antiquísima que se encuentra también
convertir a Lucas en testigo de la inspiración de la Escritura, cosa explícitamente al final del Apocalipsis de Juan (22,18s): ¡No aña-
que efectivamente sucedió en dos antiguos manuscritos latinos y en dir nada al texto, no quitarle nada!
la traducción gótica. Desde luego que así fue como surgieron tam-
bién algunas doctrinas extrañas. Cuando uno por convicciones ascé-
ticas se abstenía del vino y de la vida sexual (como por ej. Taciano), II. LA EXÉGESIS EN LA ÉPOCA PATRÍSTICA
tenía que resultarle escandaloso que Jesús honrase con su presen-
cia y con un milagro unas bodas en las que se bebió hasta el extre- Los llamados padres apostólicos hacen tan poca exégesis siste-
mo de agotarse el vino. Así, pues, introdujo en el texto la explica- mática como Justino (f hacia el 165) o como Ireneo (f hacia el 202),
ción: «a causa de la multitud de los invitados» (Jn 2,3). Y en Le por mucha importancia que tenga este último3.
2,36 le disgustó que una profetisa hubiera vivido «siete años» con Sólo a principios del siglo m se empieza a dedicar a la Es-
un hombre, por lo cual escribió «siete días». critura unos estudios más detenidos. De todos estos escritos exegé-
Con estos últimos ejemplos nos acercamos ya a aquella inter- ticos no quedan más que algunos nombres y fragmentos. Y esto
pretación herética de la Escritura, la cual entre otras cosas fue vale igual para los autores ortodoxos y los herejes. Los alejandrinos
ocasión de que se compusieran los evangelios apócrifos. En el evan- Panteno y Clemente (f antes del 215) parece que escribieron obras
gelio de los Ebionitas se deja sentir la mano de los vegetarianos. exegéticas notables. De los comentarios de Julio Africano (f después
A la pregunta de los discípulos «¿Dónde quieres que te preparemos del 240), un presbítero palestinense, tampoco se nos ha conservado
la pascua?» hacen que Jesús responda: «¿Acaso pretendo comer nada fuera de un análisis de las genealogías de Jesús: según Mt y
carne con vosotros en esta pascua?» Y por medio de una ingeniosa Le, en el cual se defiende su armonía, y un fragmento que pone en
maniobra el alimento del Bautista deja de ser «langostas» (akris) cuestión la historicidad de la historia de Susana.
y se convierte en «tortas» (enkris); todo es cuestión de modificar Poseemos fragmentos de la explicación gnóstica de la Escritura,
una sílaba. A veces el evangelio apócrifo se aparta de la tradición sobre todo en los trozos del comentario de Heracleón al evangelio
canónica solamente en la ordenación de los textos. Así el evangelio de Juan, citados por Orígenes (f 253/254) en su propio comentario
copto de Tomás (logion 79) enlaza la alabanza, a la madre de Je- a dicho evangelio. Es bastante verosímil la hipótesis de que los he-
sús de Le ll,27s con las palabras de Jesús sobre la caída de Jeru- rejes, que intentaban fundamentar en la Escritura sus teorías pe-
salén (Le 23,29), para luego poner en boca del Señor una invita- culiares, se adelantasen en el trabajo científico, especialmente sobre
ción a la continencia: en verdad solamente son dichosos los con- el Nuevo Testamento, a los maestros que se mantenían en estrecha
tinentes 2. unión con la Iglesia apostólica. Una prueba de ello son los casos
de Heracleón y Orígenes. Además no es de extrañar que la gnosis,
2. Muchos otros ejemplos en J.B. BAUER, Die neutestamentlichen Apokryphen, Dus-
seldorf 1968. También en A. BLUDAU, Die Schriftfalschungen der Harefíker, Neutest. el «conocimiento profundo» de las verdades religiosas, como intér-
Abhandl. n/5, Münster 1925.
3. Véase N. BROX, Offenbarung, Gnosis vnd gnostischer Mythos bei Irenaus von Lyon,
«Salzburger Patristische Studien», vol. I (1966).
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37
Johannes B. Bauer
La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria
prete de toda clase de enigmas, tuviera especial predilección por to-
monio común de todos los escrituristas posteriores, sin que la
das las perícopas o sentencias oscuras y veladas de la Escritura;
apreciación ulterior que puso en tela de juicio su ortodoxia cambiara
desde luego más que la fe sencilla de la masa de cristianos y más
en nada las cosas. En adelante fue imposible desprenderse del
que sus maestros. Los impugnadores de los herejes en la Iglesia
principio del sentido múltiple de la Escritura, y se buscó sin
antigua acusaban a los gnósticos principalmente de falsificar la Es-
mucho éxito, aunque con gran constancia, un camino intermedio
critura, más que a base de tachaduras (como Marción) a base de
entre el sentido literal, tenido en poco, y las fantasías alegóricas
interpretaciones torcidas. Heracleón utiliza el evangelio de Juan
que tampoco acababan de inspirar mucha confianza.
solamente para encontrar en el texto una confirmación de sus es-
Lo que había hecho Orígenes era aplicar a la Escritura la
peculaciones míticas: «Bajó a Cafarnáum» (Jn 2,12): Cafarnáum
tricotomía platónica. Según ésta se pueden distinguir en la Escri-
significa la parte más exterior del mundo, lo hylico (Í>XT¡), adonde
tura, igual que en el organismo humano, tres elementos que difieren
él bajó. A propósito de Jn 2,13-15 Heracleón opina que la subida
en valor y finalidad. Al cuerpo se equipara la letra, el sentido his-
de Jesús a Jerusalén significa el camino que asciende desde lo hylico
tórico (TÓ piQTov TÓCTtófAomxóv,v) Tzgóyzipoc, éxSo^T], 7) Xi£i<;, y¡ (JHXT)
hacia la región psíquica. No podemos detenernos más en estas inter-
ífffopía) a menudo lleno de contradicciones, necedades, inmoralida-
pretaciones gnósticas.
des o al menos antropomorfismos. Está ahí como quien dice en
Por otra parte Marción, contrario a toda clase de alegorías, cer- calidad de signo, para que el lector se eleve por encima de él
cena rigurosamente el NT para eliminar cualquier expresión que hacia la verdad divina. Ésta se encuentra en primer lugar en el sen-
pudiera contradecir sus propias concepciones. Como no concede va- tido moral (•/) TpoTCoXoyía = consideración ético-mística, mucho
lor alguno a la antigua Alianza, tacha en Le 22,20 el xaivr) que más que aplicación práctica), que vivifica la palabra bíblica como
hay antes de SI«8^XY). En Rom 1,16 borra elreptoirovy de esta ma- el alma vivifica el cuerpo. Pero por encima de todo está el sentido
nera desaparece la posición privilegiada que Pablo había reconoci- místico (TO áTCÓppvjTov, r¡ áXXqYopíoc, y) ávaycoY^)) igual que el espí-
do a los judíos en la obra de la salvación. Basten estos datos para ritu está por encima de las potencias inferiores.
caracterizar la manera de proceder de Marción, sin hablar de la se-
El sentido histórico, cuando existe, no deja de ser provechoso
veridad y restricción con que compuso su canon de los escritos del
para las almas simples (á^XoócTepoi), el moral para los más avan-
NT (el AT lo rechazaba por entero).
zados (STCITCÓCTOVáva[3e(37]xÓTss), mientras que el sentido místico
La exégesis patrística se caracteriza por la actividad de dos (llamado también Stávoia, 7Eveuu,aTix7) Sir¡yy¡Gi.q, VÓY)[ÍOC, Oecopía)
escuelas exegéticas: por una parte, está el SiSacncaXeiov de Orí- sólo se abre a los perfectos (réXetot,).
genes en Alejandría (que no hay que confundir con la escuela
Puede resultar sorprendente el hecho de que después de Orí-
catequética erigida en el mismo lugar), el cual defiende un triple
genes todos los pasajes bíblicos tengan sí, un sentido profundo, pero
sentido en la Escritura y busca de diferentes maneras las interpre-
no siempre un sentido üteral. Esto se explica, en parte, si se tiene
taciones alegóricas y tipológicas; por otra parte, está la escuela
en cuenta que entonces se concebía con excesiva estrechez el sentido
antioquena, fundada por un tal Luciano, la cual en principio otorga
literal, y que Orígenes tenía que responder a adversarios, como
más importancia al sentido literal y sólo está dispuesta a reconocer
Celso, que de conocidos pasajes de la Escritura deducía que Dios
en proporciones limitadas un sentido espiritual de la Escritura.
tiene manos y pies. Orígenes le explicaba que había que entender
Orígenes, «el gran maestro de las Iglesias después de los após- estos textos en sentido metafórico. Pero también en el NT se en-
toles», como lo llama Jerónimo, había de servir de ejemplo y mo- cuentran ejemplos así: Mt 5,39 no tiene ningún sentido literal, ya
delo para la ulterior explicación de la Escritura, sobre todo para que lo normal es que todo el mundo pegue con la mano derecha
la griega, aunque sin limitarse a ella. Su método pasó a ser patri- y por consiguiente la mejilla afectada ¡es siempre la izquierda y no

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Johannes B. Bauer La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria

la derecha...! Tampoco hay ningún monte desde el que se pueda los objetivos que el intérprete persigue siempre y con especial
divisar todo el mundo, como afirma el relato de las tentaciones. insistencia: por una parte, aun en medio de su exégesis sigue siendo
No menos absurdo encuentra el alejandrino el mandato que un apologeta y empieza por orillar todos los tropiezos que parece
da Jesús a sus discípulos de no saludar a nadie por el camino. En ofrecer el texto sagrado; por otra parte, intenta responder a la
todos estos casos la Escritura no tiene según él ningún sentido pregunta que puede plantearse el oyente: «¿Qué me dice esta his-
literal sino sólo un sentido profundo. toria a mí?» Ya dijimos que para ello se sirve sobre todo de
Pero a todo esto no debe olvidarse que Orígenes, pese a su la alegoresis. Este método le venía dado previamente por Filón,
predilección por el sentido profundo, hizo mucho por la investiga- Clemente y otros predecesores, y le parecía que también estaba
ción del sentido histórico a base de análisis verbales y de enormes sancionado por el NT (por ejemplo en Rom 2,24; ICor 9,9; Gal
esfuerzos en el terreno de la crítica textual. También son modélicas 4,22ss).
las formas literarias de los trabajos exegéticos de Orígenes. Ya También los comentarios del alejandrino se orientan bajo la
Jerónimo distingue las tres clases esenciales: los escolios (excerpta, doble finalidad de la apologética y la edificación. Pero suponen
cxó^ia), es decir, explicaciones de pasajes aislados difíciles, las lectores más formados, proceden de manera sistemática y se ase-
homilías (tractatus, opilícu) o predicaciones bíblicas, y los comen- mejan a nuestros comentarios modernos: por ej., en su comentario
tarios propiamente dichos (volumina, commentarii, TÓ[Í.<H). sobre Jn, Orígenes empieza interpretando el número cuádruple de
Con las tres clases de exégesis Orígenes sólo trató el libro de los evangelios, define el concepto de «evangelio» y tras detalladas
Isaías, los Salmos y tal vez Mateo. Pero con frecuencia interpretó explicaciones verbales entra en el análisis de conceptos como
los mismos libros en comentarios y homilías, siendo de notar que áp^fj y XÓYO?. Después de la discusión histórico-filológica pone el
ni éstas eran solamente edificantes ni aquéllos tenían carácter ex- acento principal en la interpretación filosófico-teológica4.
clusivamente científico. Las homilías no se preocupan de la brillan-
tez retórica —ófuXíoc significa propiamente conversación fami-
liar— sino que tienen con frecuencia un fello doctrinal tanto en III. E L CARÁCTER PECULIAR DE LA EXÉGESIS PATRÍSTICA
el contenido como en la forma, de manera que vienen a ser algo
así como un comentario «práctico». Así es como la homilía carece En este breve esbozo de historia de la exégesis ni tiene sentido
también de un tema y de una disposición interna. Su objetivo es ni apenas es posible citar uno por uno, aunque sólo fuera los
más bien explicar una perícopa entera, no palabra por palabra más importantes, a los exegetas de la época patrística y enumerar
(como en el comentario), sino frase por frase y brevemente. La sus obras. Por consiguiente, prescindimos de los discípulos de Orí-
homilía tiene su introducción en el párrafo bíblico respectivo. genes, representantes de la escuela alejandrina, como también de los
Esta forma de hacer exégesis, propia de las homilías, no di- seguidores de la escuela antioquena. Renunciamos asimismo a des-
fiere fundamentalmente de la de los comentarios, sino sólo en la tacar la personalidad de los grandes representantes de la exégesis
extensión. También en las homilías discute Orígenes problemas latina con todos sus méritos: un Jerónimo con sus intereses más
de crítica textual, de gramática y vocabulario para, arrancando de bien filológicos e históricos, un Agustín con sus formidables inter-
ellos, avanzar después en la explicación del contenido. Aquí el ale- pretaciones teológicas. Preferimos intentar una comprensión del
jandrino no vacila en echar mano de todo lo que sabe y de todo carácter inconfundible que tiene la exégesis patrística, tanto en su
lo que se podía encontrar en las enciclopedias de entonces para
ayudarse en la interpretación: ciencias naturales, medicina, astro- 4. Cf. E. KLOSTERMANN, Formen der exegetischen Arbeiten des Orígenes, ThLZ 72
logia, mitología, filosofía, psicología, historia y geografía. Son dos (1947), 203-208, R. GÍJGLER, Zur Theologie des biblischen Wortes bel Orígenes, Dussel-
dorf 1963; H. DE LUEAC, Origéne, Tabla Ronde, París 1948.

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Johannes B. Bauer La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria

forma como en su contenido. En lo que atañe a las diversas formas, entonces no se hacía más que ir explicando verso por verso, sin
siguieron en uso las que ya hemos conocido en Orígenes. La ho- ponerse a pensar, de ordinario, en el contexto total.
milía solía ser la forma preferida de los obispos, así el Crisóstomo, Ahora bien, ¿qué provecho se puede sacar en la práctica del
al que podemos citar aquí como brillante ejemplo. En cambio, los contacto con la exégesis patrística?7 Se podrá pensar en primer
eruditos compusieron más bien escolios y comentarios. El género lugar que los padres griegos leían el Nuevo Testamento en su len-
de los escolios podía empalmar con el bien acreditado esquema gua materna y que, por tanto, lo tenían que entender mejor de lo
«problemas y respuestas» (quaestiones et responsiones, fy¡Tr¡\i(x.Ta que podemos entenderlo nosotros hoy. Pero esto sólo es verdad
xcá Xúoret,?). Y es precisamente este género el que produjo con fre- en parte, pues la lengua del Nuevo Testamento era la lengua griega
cuencia trabajos anónimos o pseudónimos5. común, la llamada koiné, coleteada de múltiples semitismos. Gra-
A la hora de enjuiciar los métodos y el contenido de la exégesis cias a la investigación sistemática, basada sobre todo en los papiros,
patrística, lo primero que llama la atención son algunas diferencias hoy conocemos esa lengua a menudo mejor que los padres de la
fundamentales con relación a la exégesis actual. A. Vaccari6 ha Iglesia, cuyo griego tenía un cuño ático-clasicista. Los padres de
resaltado cuatro de ellas. En primer lugar está el hecho de que la Iglesia ya no estaban en contacto vivo con la lengua griega
la exégesis moderna parte de los textos originales, mientras la exé- común y popular, y por eso no pocos vocablos del Nuevo Testa-
gesis de los padres frecuentemente tenía que conformarse con una mento les presentaban los mismos enigmas que nos presentan a
traducción. Con respecto al Antiguo Testamento esto valía lo mis- nosotros.
mo para los padres griegos que para los latinos, con respecto al A pesar de todo, todavía podemos aprender bastante de la
Nuevo Testamento naturalmente sólo para los latinos. Una segunda exégesis filológica de los padres griegos, como ha señalado sobre
diferencia capital consiste en el hecho de que la exégesis moderna todo Karl Hermann Schelkle: la antigua interpretación sabe, por ej.,
se afana sobre todo por poner de relieve el sentido literal, mientras que el término Sucaioaúvr], tan importante para la carta a los Ro-
que la preocupación de la exégesis antigua era encontrar un sentido manos, significa en sentido activo el ser-justo de Dios y en sentido
más profundo y escondido, el sentido espiritual. La tercera dife- pasivo el ser-justificado del hombre.
rencia está relacionada con esto mismo: mientras en la antigüedad También la interpretación dogmática de los padres se estudia
apenas se daba importancia a la historia, hoy día son precisamente hoy con particular interés. Contemplando muchos pasajes del Nuevo
los estudios históricos los que ocupan un amplio espacio dentro Testamento, que en la tradición han llegado a ser argumentos en
de la exégesis bíblica. Así es como la mayor parte de los libros favor de tal o cual doctrina, de tal o cual dogma, a la luz de toda
históricos del Antiguo Testamento —los libros de Samuel y de los la historia de la interpretación, las perspectivas del exegeta moderno
Reyes, las Crónicas, el libro de Esdras, etc. — apenas encontraron se amplían en todas las direcciones y abarcan todas las posibilidades
exegetas que se ocuparan de ellos en la época patrística. La cuarta de interpretación. A menudo la historia de la exégesis se convierte
diferencia, hoy especialmente digna de atención, consiste en que casi en una historia de los dogmas; así, por ej., cuando se estudia
hoy lo normal a la hora de estudiar un libro es considerarlo pri- ICor 3,13-15, la clásica prueba escriturística para el purgatorio, o
mero como un todo y sólo después entrar a explicar cada una de cuando se examina la historia de la exégesis de Mt 16,18, el pasaje
sus partes. Tal procedimiento era desconocido en la edad antigua; sobreeljprimado. Como es natural, no pocas veces se observa que
los padres no siempre entendieron por completo la Escritura. Entre
5. S.G. BARDY, La littératwe patrístique des «quaestiones et responsiones» sur VÉcri- otras cosas es su formación filosófica profana la que les impide
ture Sainte, BB 41 (1932) y 42 (1933), así como H. DSRRIES, art. Erotapokriseis, RAC
vol. 6 (1966), 342-369.
6. A. VACCARI, Esegesi antica ed esegesl nuova, Bibl 6 (1925) 249-274. 7. Para lo que sigue véase K.H. SCHELKLE, Wort und Schrift, Dusseldorf 1966.

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Johannes B. Bauer La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria

ver todo el significado de las expresiones bíblicas. Schelkle ha hecho llegada del Señor, los padres explican así la frase: el tiempo de
notar que la filosofía estoica se introdujo subrepticiamente en la la espera ha pasado, Cristo ha llegado.
exégesis cuando los padres empezaron a considerar que su tarea Incluso la búsqueda por parte de los padres de un sentido más
más importante era encontrar en Pablo la doctrina del libre albe- profundo y espiritual de la Escritura puede ayudarnos en algo,
drío. Entonces ya no hablaban de éXsuOepíoc con Pablo, sino' con como señala una vez más Schelkle: «Por lo demás la interpreta-
la escuela estoica de auTs^oóaiov. Pero también puede ser que la ción tipológica parece luchar con un problema que no es menor
exégesis de los padres coincida con la actual. Aunque muchas veces para nosotros de lo que fue para los padres. Es el problema de la
no podamos seguirles cuando interpretan frase por frase el Anti- exactitud y literalidad de la Escritura. Si bien es verdad que hay
guo Testamento en sentido cristológico, sí, en cambio, volvemos que tomar la palabra textualmente, es cosa manifiesta que las
hoy a estar dispuestos a apreciar en lo que vale su exégesis cristo- letras y palabras no contienen ni mucho menos toda la verdad de
lógica del Nuevo Testamento. La interpretación de las parábolas la Escritura; por el contrario es posible que por atenerse a la letra
de Jesús sería un ejemplo magnífico de este hecho. se quede uno sin la verdad viva. ¡Cuánto trabajo se ha desperdiciado
También la historia de la Iglesia puede recibir luz de la his- en la apologética de la letra, y con cuánta frecuencia en este punto
toria de la exégesis. Cuando los padres interpretan la carta a los el celo no ha hecho más que perjudicar! Al igual que los padres,
Romanos, que se ocupa extensamente de la historia de Israel, su también nosotros tenemos que esforzarnos —es la única solución
exégesis puede enseñarnos muchas cosas acerca de su relación con y la única salida de estas cuestiones— por comprender la litera-
el judaismo. Schelkle ha logrado demostrar que en Orígenes la lidad en lo que tiene de signo, por captar el sentido vivo de la
Iglesia y la Sinagoga están todavía unidas con lazos casi fraterna- historia. La interpretación de los padres nos exhorta a seguir las
les y que la Iglesia lucha todavía por conquistar a Israel; pero preocupaciones exegéticas más modernas, a entender la historia
más tarde, cuando el cristianismo ya se había convertido en religión "sárquica" en sentido "pneumático", "dialéctico" o "existencial".»
oficial y el paganismo había entrado en la Iglesia con su amplio Reflexionemos todavía un'poco con Xoseph Ratzinger8 sobre los
antisemitismo, las relaciones entre la. Iglesia y la sinagoga se vol- valores perennes de la exégesis patrística. Según Agustín la palabra
vieron hostiles. Un estudio de la historia exegética del evangelio de la Escritura nunca agota su contenido (Enarrationes in Psal-
de Mateo podría arrojar ciertamente nueva luz sobre la historia del mum 103, sermo 3,4). Tiene una respuesta para cada uno, y, por
enfrentamiento de la Iglesia con el judaismo. Por supuesto que la consiguiente, debe ser leída junto con todas las respuestas que ya
historia de la exégesis ofrece también abundante material para ha dado, y nunca sin ellas. Pero ¿en qué consiste el carácter irre-
documentar el enfrentamiento del cristianismo con la antigüedad petible de su primera respuesta? a) A los padres se remonta la fija-
pagana. En este punto es, por ejemplo, interesante saber cómo ción del canon, ese inaudito proceso intelectual de delimitar los
se veían las relaciones de Iglesia y Estado en la interpretación escritos bíblicos que podían considerarse testimonio normativo
patrística de Rom 13,1-7. Sobre todo el enfrentamiento de la Iglesia de la predicación de Cristo, separándolos de todos los escritos
con la gnosis giraba alrededor de la correcta comprensión de la apócrifos y gnósticos. Agustín compara este acontecimiento con la
Escritura. Probablemente se podría también hacer avanzar en división de las aguas que tuvo lugar al principio de la creación
la cuestión de la escatología a base de un estudio de la historia de la (Confesiones 13, 18, 22). En la cuestión del canon son todavía hoy
exégesis. Parece ser que entre los padres se perdió el conocimiento nuestros maestros los que entonces eran padres de la Iglesia, b) Como
del sentido original de las palabras relativas a la inminente expecta-
ción escatológica. Cuando Pablo dice en Rom 13,12 que la noche 8. Die Bedeulung der Vater für die gegenwwrtíge Theologie, ThQ 148 (1968), 257-282
(traducción resumida en «Selecciones de Teología» vm (1969), 265-272: Significado de los
del mundo está ya muy avanzada y que se acerca el día de la Padres para la teol. actual.

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Johannes B. Bauer La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria

criterio para la selección de los escritos que habían de reconocerse Por lo que hace a la exégesis latina, en principio no está ya al
como bíblicos los padres tomaron la regula fidei, el xavóiv T?JS servicio de la ciencia sino de la edificación. La época carolingia
ITÍOTTSCOI;, que sigue actuando en los símbolos a los que todavía hoy produce una literatura destinada a la predicación, escolios, catertae
se saben obligadas las grandes confesiones cristianas, c) La lectura y comentarios, sobre todo a propósito de Mateo y de las cartas de
de la Biblia y la profesión de fe eran en la antigua Iglesia actos de Pablo, comentarios que en sus elementos básicos no son tampoco
culto propios de toda la comunidad. De esta manera fueron los otra cosa que repetición de la exégesis patrística y que se asemejan
padres, la Iglesia antigua, los que crearon las formas fundamentales v a las catertae. Los padres, cuya autoridad prevalece, son sobre todo
de nuestro culto divino, d) Con el canon, las profesiones de fe y los cuatro grandes que todavía hoy encontramos con frecuencia
las formas fundamentales del culto, los padres no crearon solamente representados en nuestros pulpitos y altares: Ambrosio, Agustín,
estos tres elementos básicos de la vida cristiana, sino que conci- Jerónimo y Gregorio Magno. Los autores más significativos de
bieron la fe como una especie de filosofía, decidiéndose así por esta época son Beda (f 735) y Alcuino (t 804). A un discípulo
una justificación racional de la misma. Esto era entonces, como de Alcuino, Walahfried Strabo (t 849), se le atribuyó también la
lo es hoy, el presupuesto necesario para la supervivencia del cris- compilación de explicaciones patrísticas acerca de toda la sagrada
tianismo. Así pues, la teología, por el mero hecho de su existencia, Escritura, la llamada Glosa ordinaria, que en realidad no apareció
estará siempre obligada a los padres y tendrá siempre motivos antes del siglo xn y que no tardó en extenderse por todas las
para volver a su escuela. De ahí que tenga razón Ratzinger al decir: escuelas teológicas medievales. La época de la escolástica (si-
«No puede conducir a nada bueno la pretensión de erigir la nada glos XII-XIII) volvió a dispensar a la Biblia un interés científico.
entre uno mismo y la Biblia, olvidando que la Biblia llega a nos- Aunque todavía los esfuerzos se dedicaban fundamentalmente a la
otros a través de toda una historia.» recopilación de glosas, empezaron a surgir intentos aislados por
elaborar las propias reflexiones dejando la imitación servil de la
exégesis patrística. El siglo XIII aportó a las universidades una nueva
IV. LA EXPLICACIÓN DE LA ESCRITURA EN LA EDAD MEDIA forma de interpretación de la Escritura que consistía en dividir
un libro o un capítulo en sus partes principales para luego volver
Con el siglo v llega a su término el fecundo período de la ex- ' a dividirlas en párrafos, que a su vez se subdividían en unidades
plicación patrística de la Escritura. A partir de entonces se comienza menores, llegando de esta manera a un análisis de los más peque-
a recoger la cosecha de la exégesis antigua y se renuncia a una ños elementos del texto. En medio de todas las exageraciones y
interpretación independiente. Se transcribe de los libros de los prolijidades en que se perdió este método, estaba, sin embargo,
padres lo que en ellos parece importante e interesante, y con estos íntimamente ligado a la investigación del sentido literal, que se fue
textos se compilan los llamados comentarios en cadena (catertae, desarrollando cada vez más a partir de aquel momento. Los grandes
llamados en griego SXAOY<XÍ, auvaycoy/) I^TJY^CTECOV O Ttapaypacpaí). luminares de la escolástica, Alberto Magno, Tomás de Aquino, mane-
Estas catertae tienen hoy para nosotros un valor incalculable por- jaron este método de forma magistral Es en ellos donde por pri-
que a través de ellas se nos ha conservado, al menos fragmenta- mera vez se dilató la mirada del intérprete hasta abarcar la totalidad
riamente, la exégesis de no pocos autores relevantes de la Igle- de un libro bíblico, su conjunto por entero. Cuando Alberto Magno
sia antigua. Las catertae sobre Mateo y Juan se encuentran hoy se remite a la exégesis patrística, elige preferentemente la que
en una edición impecable de Joseph Reuss, mientras Karl Staab pone de relieve el sentido literal. A tal explicación la llama vera
ha editado las catertae sobre los escritos paulinos. Fundamental- et literalis, verdadera y literal. Con la misma intensidad se entrega
mente aquí termina la historia exegética de los autores griegos. Tomás de Aquino a poner de relieve el sentido literal. Declara

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Johannes B. Bauer La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria

que todos los pasajes de la Escritura tienen un sentido literal y que había pasado de pronto a ser el único documento de la revelación,
las interpretaciones espirituales más profundas sólo pueden cons- cuyo sentido no podía ya establecerse desde fuera sino que tenía
truirse sobre el sentido textual. A. Vaccari ha hecho notar con que fijarse desde la misma revelación. El conjunto de la Escritura
razón que es aquí, en la escolástica, donde se inicia ya el camino era el criterio para verificar el acierto de la exégesis de cada pasaje
de la exégesis moderna- Sólo faltaba el conocimiento de las len- aislado. Flacio Dírico, en su Clavis Scripturae de 1567, designa
guas antiguas, que fue la aportación del humanismo. No fueron este criterio como analogía fidei (concordancia con la fe).
Lutero ni la reforma los adelantados de la nueva exégesis escritu- Si bien los reformadores declararon una guerra abierta a las
rística, pues ésta tiene ya sus raíces en la escolástica9. explicaciones alegóricas de sus predecesores e insistían en el sen-
tido literal (Lutero, Tischreden 3, N.° 3292a: «el sentido literal
es el que vale, en él hay vida, consuelo, fuerza, doctrina y arte.
V. LA EXÉGESIS DESDE EL HUMANISMO Lo demás es cosa de necios, por muy brillante que parezca»), en
la práctica su explicación no se distinguía especialmente de la que
En el siglo xv se empezó, primero en Italia y luego en toda habían dado sus adversarios.
Europa, a estudiar de nuevo la lengua griega; más aún, se inició El intérprete más importante de la Escritura en esta época
una nueva asimilación de la cultura antigua. Códices griegos llegaron fue Hugo Grocio (1583-1645) que en sus Ánnotaíiones in Veías et
a occidente. El arte recién inventado de la imprenta ayudó a exten- Novum Testamentum puso al servicio de la interpretación sus
derlos, y en general prestó excelentes servicios a la ciencia rena- abundantes conocimientos de la literatura antigua con auténtico
ciente. El primero que usó sus conocimientos de la lengua griega espíritu filológico.
para explicar el Nuevo Testamento fue Lorenzo Valla (f 1457). La era de los comienzos de la crítica bíblica se abre a mediados
Le siguieron sobre todo Faber Stapulensis (f 1536) y Erasmo de del siglo XVII con el protestante Ludwig Cappelli, y sobre todo con
Rotterdam (f 1536). El siglo siguiente al concilio de Trento (1550- el oratoriano francés Richard Simón (t 1712). Éste escribió obras
1650) ha sido llamado con razón la edad de oro de la exégesis que abrieron nuevos rumbos en el campo de la crítica literaria y
católica. Más de 400 exegetas, y entre ellos muchos nombres fa- textual del NT y una historia de su interpretación. De esta manera
mosos, volcaron su erudición en la interpretación de la Escritura. Simón se convierte en el padre de la ciencia introductoria al Nuevo
Por mencionar sólo a dos, recordemos a Juan Maldonado (f 1583), Testamento. Aunque hubo también escritores eclesiásticos antiguos
cuyos comentarios evangélicos se solían citar hasta hace poco, y que ocasionalmente comparaban diversas variantes de los textos, no
G. Estius ( | 1613), cuyo comentario al cuerpo epistolar del Nuevo se puede decir que realizaran una auténtica crítica textual. Incluso
Testamento se sigue todavía consultando, y con razón. cuando se empezó a cuidar la forma textual de la Biblia y sus
Los reformadores del siglo xvi dieron gran impulso a los es- versiones, faltaba todavía el necesario material de trabajo y sobre
tudios bíblicos. El elemento principal de tal impulso fue la intuición todo un método adecuado de investigación histórica. Ni siquiera las
básica de la reforma de que no son las Iglesias las que pueden primeras ediciones impresas del Nuevo Testamento griego delatan
determinar el sentido de la Escritura, sino que la Escritura misma un sentido de la crítica textual. Erasmo utilizó códices minúsculos
es la única fuente de revelación para el cristiano; de ahí que haya que carecían de valor pero que tenía a mano en ese momento, y
que explicar la Escritura a partir de ella misma. Dejó de conside- no tuvo reparo alguno en retrotraducir simplemente del latín al
rarse la Biblia como expresión de la doctrina eclesiástica, pues griego el final del Apocalipsis que faltaba en su texto original, sin
contar con que ni siquiera supo leer siempre correctamente su ma-
9. Cf. los donas trabajos de A. VACCARI sobre Alberto Magno y Tomás de Aquino
en Scritti di Erudizione e di Filología, vol. 2, Roma 1958, 317-346 y 347-366. nuscrito. Sólo con R. Simón «termina la infancia de la crítica y

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Schreiner, Introd. 4
Johannes B. Bauer La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria

empieza su edad adulta», escribe en 1777 el profesor de Gotinga cristiana, ni la inspiración tiene tampoco mayor relevancia. En el
J.D. Michaelis. En 1689 apareció la Histoire critique du íexíe du NT, supuesto de que desapareciera la historia de la mujer adúltera
de Simón, en la que sin prejuicio alguno procede a valorar la (Jn 8), «faltaría una pieza de la llamada sagrada Escritura, pero
tradición histórica. Simón demuestra que los títulos de los evange- no faltaría absolutamente nada de la palabra de Dios que es inmu-
lios, con los nombres de sus autores, no provienen de los mismos table y ^permanente». Además de una exégesis filológicamente inta-
evangelistas, que el final inauténtico de Me (16,9-20) y la perícopa chable, Semler postula una interpretación puramente histórica, es
de la mujer adúltera faltan en muchos códices griegos. decir, una interpretación que nazca de las circunstancias y de la
En su trabajo Simón procede con un cuidadoso método empí- época en que tuvo su origen cada uno de los escritos.
rico-crítico, cuyos resultados desorientaron, por supuesto, entonces Por consiguiente, hay que considerar y explicar las sagradas
a no pocos protestantes y católicos provocando sus duras críticas. Escrituras como documentos históricos, sin que el comentarista
Diez de sus obras fueron incluidas en el índice. Tampoco le favo- introduzca conceptos teológicos previamente elaborados y ni si-
reció demasiado el hecho de que precisamente fueran racionalistas, quiera ideas edificantes.
como J.S. Semler, quienes adoptaron sus ideas y principios, de Luego viene Johann David Michaelis y se enfrenta de manera
manera que muchos de sus impulsos decisivos carecieron de la re- decisiva con los problemas históricos de los distintos libros del
percusión que merecían. Así pues, al comienzo de la exégesis crítica NT en su Einleñung in díe gótílichen Scfiriften des Neuen Bundes
se encuentra un católico; pero a partir de aquel momento fue la (Introducción a los escritos divinos de la Nueva Alianza) (1750,
investigación protestante la que llevó indiscutiblemente la batuta. 4
1788). Por lo demás, relaciona la cuestión de la autenticidad de
Tanto en el terreno de la crítica textual como en el de la exégesis cada uno de los escritos neotestamentarios con el problema de la
propiamente dicha fueron el pietista suabio Johann Albrecht Bengel inspiración de la Escritura, y esto de una manera fatal cuyas repercu-
(t 1752) y el teólogo reformado de Basilea Johann Jakob Wett- siones se sienten todavía hoy. Opinaba que el problema de la auten-
stein (f 1754) los hombres verdaderamente importantes. Bengel ticidad «era todavía más decisivo de lo que puede parecer a
llevó a cabo una labor textual, guiada por unos principios correc- primera vista para la cuestión de la divinidad de la religión cris-
tos, sentando así las bases de su comentario auténticamente filo- tiana». Si los escritos que se atribuyen a un Apóstol no proceden
lógico a todo el Nuevo Testamento, editado en 1742 y todavía hoy de él, «cae también toda pretensión de considerarlos inspirados
de gran utilidad: el Gnomon ( = «índice») Novi Testamenti. por Dios». Si la carta a los Hebreos es de Pablo, «entonces es
Wettstein introduce en su edición (2 tomos en folio aparecidos canónica; si no es de él, si no es de un Apóstol, entonces no tene-
en 1751/52, y reimpresos en Graz en 1962) las siglas que se usan mos ningún fundamento para admitirla como canónica».
todavía hoy para señalar los manuscritos (letras mayúsculas para Este planteamiento, francamente inadecuado, del problema ha
los manuscritos unciales y números arábigos para los minúscu- impedido con frecuencia en los dos campos confesionales la posi-
los). En un segundo aparato (debajo del aparato crítico del tex- bilidad de una investigación histórica libre de prejuicios.
to) ofrece Wettstein una compilación de pasajes paralelos toma- Johann Jakob Griesbach, discípulo de Semler, presentó en
dos de la literatura clásica greco-latina e incluso de la rabínica, 1774/75 una edición crítica de los textos del Nuevo Testamento
compilación que sorprende por la riqueza de su contenido y que basada en amplio material manuscrito, y fue también el primero en
en su mayor parte no ha sido aún superada hasta el día de hoy. editar una sinopsis de los tres evangelios llamados desde entonces
Johann Salomo Semler (f 1791), el verdadero padre de la mo- «sinópticos» (Mt, Me, Le), abriendo de esta manera la discusión
derna teología crítica, se guía por intereses estrictamente históricos. sobre las recíprocas relaciones literarias de estos tres evangelios. El
Para él el canon de la Escritura no es parte esencial de la religión tubinguense Gottlob Christian Storr fue el primero que sostuvo la

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Johannes B. Bauer
La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria
dependencia de Mt y Le con respecto a Me, porque de lo contra-
dó de «mítico» casi todo el material evangélico. Poco era lo que
rio no encontraba ninguna explicación para el hecho de que Me,
parecía quedar en pie de la historia de Jesús, aun cuando Strauss
supuesto que dependiera de Mt y Le, hubiera dejado de lado partes
creía en su conciencia mesiánica.
tan considerables de estos evangelios. Lessing, por el contrario, pos-
Ciertamente que a Strauss le faltó profundizar en la crítica li-
tulaba un evangelio original hebreo o arameo como fuente de los
teraria de las fuentes, como que se esforzó poco por lograr una
otros. Esta tesis encontró su verdadero fundador en Johann Gott-
exposición positiva de la historia del cristianismo primitivo. Su
fried Eichhorn. De ahí llegó Herder a la consecuencia de que re-
maestro Ferdinand Christian Baur se atrevió a acometer arabas
sulta insostenible todo intento de armonizar la imagen de Cristo
tareas y se hizo acreedor de todos los respetos. Estimulado por la
que tiene Juan con la imagen de Jesús que presentan los Sinópticos.
filosofía hegeliana de la historia, entiende también la historia del
Eichhorn resume la investigación precedente en los 5 tomos de su
cristianismo primitivo como la historia de un enfrentamiento. La
Einleitung in das NT (Introducción al NT), publicados entre 1804
oposición que se dio en la primera Iglesia entre hebreos y helenis-
y 1827. A su juicio, las cartas pastorales y la segunda de Pedro no
tas se mantuvo vigente desde el concilio de Jerusalén hasta la sepa-
son auténticas, mientras que no acaba de decidirse en lo que toca
ración de judeocristianos y cristianos venidos de la gentilidad. El
a la primera carta de Pedro, la de Santiago y la de Judas. Por lo
judeocristianismo, representado por Mt y el Apocalipsis de Juan,
demás, la cuestión de la autenticidad no tiene importancia alguna
sería la tesis, y frente a él estaría como antítesis el paulinismo, do-
para los sinópticos, si se supone detrás de ellos la existencia de
cumentado por las cuatro cartas de Pablo. El equilibrio, la sínte-
formas de un evangelio primitivo (Urevangelium).
sis de ambos, se da en el catolicismo primitivo, cuyos testimonios
Con la publicación preparada por Lessing, de los fragmentos
son, de parte judeocristiana la carta de Santiago, y de parte pau-
de un escritor anónimo ( = H.S. Reimarus) que, siguiendo la línea
lina las cartas menores de Pablo, la carta a las Hebreos, las Pas-
del deísmo inglés, somete a una dura crítica la exposición histórica
torales y la primera carta de Pedro. El evangelio de Juan marca
de los evangelios, penetra en la investigación del NT un marcado
la transición hacia la Iglesia católica. No tardó en impugnarse esta
racionalismo. Se explican de forma naturalista los relatos de mila-
construcción histórica, nacida simplemente de una crítica tenden-
gros y pasajes similares; por ej. H.E.G. Paulus (f 1851) opina que
ciosa; pero mientras tanto se había emprendido el serio intento de
simplemente eran sucesos inexplicables para los historiadores de
enfocar los escritos neotestamentarios dentro de una evolución
entonces y para sus contemporáneos, y que por eso se los consideró
histórico-dogmática. El enfrentamiento con Baur y una visión más
maravillosos. También Karl Hase sigue en su Vida de Jesús (1829)
profunda de la historia hicieron necesaria una clarificación del pro-
esta explicación racionalista de los milagros (la hija de Jairo estaba
blema de las fuentes. A ello contribuyó, por una parte, la prepara-
durmiendo, etc.). Con todo, Hase intenta dar una exposición his-
ción de un verdadero texto crítico del NT, tarea que corrió a cargo
tórica impecable, para lo cual se asegura paso a paso del estado de
de Karl Lachmann y que apoyó su edición (1831 y 1842/50) eixclu-
cosas en cada una de las diferentes fuentes.
sivamente en los manuscritos más antiguos, con el fin de obtener,
Si las fuentes no son decisiones «una investigación histórica
si no el mejor texto, sí al menos el mejor de los que entonces eran
prudente tendrá que abstenerse de decidir».
asequibles, el del siglo iv.
Hay dos autores que llevaron adelante de forma espectacular
esa concepción radicalmente histórica de los escritos del NT. David Por otra parte, Julius Holtzmann (-f 1910) demostró con un tra-
Friedrich Strauss en su Vida de Jesús (2 tomos 1835/36) forzó has- bajo esmerado que en la base de los evangelios de Mt y Le está Me
ta el absurdo la interpretación tradicional y la racionalista de los y una fuente compuesta de sentencias. Esta «teoría de las dos fuen-
evangelios, enfrentándolas en rudo contraste, para acabar califican- tes» (Zwei-Quellen-Theoríe) ha demostrado hasta.hoy su solidez.
A pesar de todas las modificaciones que han experimentado los
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53
Johannes B. Bauer La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria

puntos de vista de Strauss y Baur, dos de sus postulados fundamen- las creencias generales del paganismo greco-romano. Su obra Licht
tales continúan en pie: una explicación exclusivamente histórica vom Osten. (Luz desde Oriente) (41923) se difundió rápidamente
de los distintos escritos, y la inserción de cada uno de ellos dentro y todavía se puede leer con gusto y provecho.
del proceso histórico. Junto con ello está también la teoría de que Pero la investigación acomete también el estudio de los lazos
tal evolución histórica está determinada por el enfrentamiento en- entre el cristianismo primitivo y el judaismo tardío. La apocalíptica
tre la doctrina de los primeros apóstoles, anclada en el judaismo, y del judaismo tardío lleva por ej. a Johannes Weiss a construir su
el cristianismo paulino de los cristianos de la gentilidad. interpretación de la predicación de Jesús sobre el reino de Dios
Adolf Jülicher en su Einleitung in das NT (Introducción al NT, (Die Predigt Jesu vom Reiche Gottes 1892). El mismo año Wilhelm
1894) se muestra plenamente de acuerdo con estos dos postulados, Bousset, tal vez el representante más importante de la escuela de
pero considera insostenible la construcción histórica de Baur, la historia de las religiones, en su escrito Jesu Predigt in ihrem
porque «supervalora la importancia del judaismo en la cristiandad Gegensatz zum Judenium (La predicación de Jesús en su oposición
primitiva y atribuye exclusivamente a Pablo la defensa de las ten- al judaismo) pide que «para llegar a comprender el fenómeno
dencias universalistas y la edificación de las comunidades pagano- histórico de Jesús se tome en cuenta, y se aplique consecuentemente,
cristianas». el mundo mental y afectivo del judaismo tardío». Pero precisamente
También en opinión de Adolf von Harnack (1851-1930) están Bousset afirma la autonomía de Jesús con respecto al judaismo
condenados al fracaso «los intentos de explicar el nacimiento del tardío, «en el que no hay verdadera fuerza ni ningún espíritu
dogma de la Iglesia como una derivación de la teología de Pablo, y creador».
más aún, como resultado de una serie de compromisos entre los Precisamente en este tiempo los filólogos clásicos salen de su
primitivos relatos doctrinales apostólicos»; la razón según él es especialidad estricta y vuelven su atención a las creencias popu-
que con ello se prescinde de un elemento apenas perceptible en lares helenísticas y al sincretismo. Hermann Usener publica en 1889
el NT pero que pertenece a los presupuestos esenciales del dogma Das Weihnachtsjest (La fiesta de Navidad) y explica la historia
católico: el espíritu helénico. Ni Jülicher ni Harnack consideraron evangélica de la infancia a partir del medio religioso helenístico.
el NT dentro de su mundo circundante. Esta visión de la posición Erwin Rohde presenta en 1890 su obra maestra sobre la creencia de
totalmente aislada del cristianismo primitivo no podía mantenerse. los griegos en la inmortalidad y sobre su culto a los espíritus
Si investigadores como Holtzmann habían puesto ya de relieve el (Psyche), en la cual estudia sobre todo la prehistoria de las reli-
estrecho contacto del cristianismo primitivo qon el pensamiento giones griegas. Albrecht Dieterich, discípulo de Usener, publica
judío y helenístico. Otto Pfleiderer (f 1908) fundó la teoría que, en 1891 sus Studien zur Religionsgeschichíe des spaíeren Altertums
desde el punto de vista de la historia de las religiones, pretende (Estudios sobre la historia de las religiones de la Antigüedad tar-
interpretar el cristianismo como producto evolutivo del espíritu día) (Abraxas), en los cuales interpreta numerosas ideas neotesta-
de la antigüedad. Aun sin adherirse a estas conclusiones, hay eru- mentarias a partir del sincretismo. El belga Francois Cumont dedica
ditos que, como Georg Heinrici (f 1915), establecen una compara- en 1899 un estudio detallado a la religión de Mitra, y en 1907
ción explicativa con la cultura y lengua helenísticas o, como Gustaf otro a las religiones orientales practicadas dentro del paganismo
Dalman (t 1941), con la literatura judeo-rabínica tardía. A su vez romano, mientras Paul Wendland describe en 1907 «la cultura greco-
Adolf Deissman (f 1937), sobre la base de una rica colección de romana en sus relaciones con el judaismo y el cristianismo». A su
material no-literario constituido por inscripciones, óstraka y papiros vez Richard Reitzenstein recalca enérgicamente la necesidad de
griegos, muestra el carácter frecuentemente popular del lenguaje del profundizar en los estudios sobre el mundo greco-oriental que ro-
NT; aunque destacando al mismo tiempo su superioridad frente a deaba al NT de cara a la investigación neotestamentaria. Hermann

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Johannes B. Bauer La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria
Gunkel encuentra en Ap 12 el mito babilónico de la creación, mien- Julius Wellhausen, más conocido como especialista en Antiguo
tras el ya citado Bousset fija su atención en la idea del Anticristo Testamento, ejerce una crítica histórica radical. Publicó agudos
y encuentra también ahí una variante del antiguo mito del dragón. comentarios sobre los evangelios sinópticos, y en 1905 una intro-
Luego ofrece, en 1896, un comentario al Apocalipsis en el que ducción a los mismos. Según él, la fe en el mesías Jesús nació
establece una comparación con el material de la historia de las en la comunidad primitiva; ahora bien, como quiera que los evan-
religiones y en el que, manteniendo consecuentemente la interpre- gelios son también testimonios de la fe de esa comunidad, es
tación histórica, no deja de poner de relieve el carácter peculiar claro que no pueden utilizarse como fuente para reconstruir una
de los escritos neotestamentarios. historia de Jesús. Más importancia tiene la obra de William Wrede
Siguiendo este método basado en la historia de las religiones, Das Messiasgeheimnis in den Evangelien (El secreto mesiánico en
Albrecht Eichhorn trata en 1898 la cena del Señor (Das Abend- los evangelios, Breslau 1901). Wrede descubre que el problema está
tnahl im NT) y Wilhelm Heitmüller en 1903 el bautismo. El mismo propiamente en las relaciones de los escritos neotestamentarios
año Hermann Gunkel en su libro Zum religiansgeschichtlichen con su contexto histórico-tradicional: las palabras de Jesús nos
Verstándnis des NT (Para una comprensión del NT desde el punto son asequibles solamente a través de la tradición de la comunidad;
de vista de la historia de las religiones) sostiene la tesis de que «el están «revestidas y empañadas por numerosas concepciones e ideas
cristianismo, nacido del judaismo sincretista, presenta rasgos fuer- posteriores»; por consiguiente, la primera tarea de una teología
temente sincretistas»; «el cristianismo primitivo de Pablo y de neotestamentaria es la de liberar la imagen de Jesús de los diversos
Juan es una religión sincretista». En 1903 apareció también la obra retoques que ha sufrido, y separar lo que es relativamente claro de
de Bousset Religión des Judentums im ntl. Zeiíalter (La religión lo dudoso. Este proyecto muestra que el método histórico, aplicado
del judaismo en la época neotest.); en ella el autor, al igual que del modo consecuente con que lo hizo Wrede, no se manifiesta
Gunkel, considera el judaismo como simple retorta en la que se solamente en la destrucción de las ideas tradicionales, sino que al
fundieron los elementos religiosos extraños y de la que resultó, mismo tiempo lleva al descubrimiento de nuevos puntos de vista;
como por un milagro creacional, ese nuevo organismo que es el y esto porque, en vez de una exégesis determinada literariamente,
Evangelio. Se estudia una y otra vez el influjo que ejercieron en pone como puntal de la interpretación neotestamentaria la historia
Pablo el sincretismo judío y el helenismo. Martin Dibelius estudió de la tradición.
en 1939 Die Geisterwelt im Glauben des Paulus (El mundo de los Como se ve, desde R. Simón la investigación avanzó sobre todo
espíritus en la fe de Pablo); Rudolf Bultmann muestra el paralelismo en el campo acatólico. Los exegetas católicos agotaron sus fuerzas
existente entre Pablo y el género filosófico popular de la diatriba. combatiendo el racionalismo y no fueron capaces de producir fru-
Richard Reitzenstein en su libro Die hellenisíischen Mysterienreli- tos propios. Sólo a finales del siglo xix experimentó una revitali-
gionen (Las religiones mistéricas del helenismo) (1910) no concede zación la exégesis católica. J.-M. Lagrange fundó la Escuela Bíblica
ya a Pablo ninguna originalidad, sino que presenta al Apóstol como de Jerusalén, sostenida por los dominicos (1890) y salió decidida-
un místico y gnóstico helenista. En cambio Johannes Weiss, ha- mente en defensa del método histórico-crítico (La méthode histori-
blando de Das Problem der Entstehung des Christentums (El pro- que, París 1903). Le secundaron hombres de la talla de F. v. Hum-
blema del nacimiento del cristianismo, Archiv für Religionswissen- melauer (Exegetisches zur Inspiratlonsfrage, Friburgo de Brisgovia
schaft 1913), dice que no se da una creación completamente nueva, 1904). Estos dos autores y sus compañeros entraron en dura polémi-
pero que no se puede comprender el cristianismo «si no se tiene ca con una corriente fuertemente conservadora, entre cuyos expo-
en cuenta y se reconoce su forma peculiar y sus diferencias afec- nentes se contaba por ej. Leopold Fonck. En Alemania floreció la
tivas y emocionales con respecto a los cultos mistéricos». exégesis católica, especialmente en las universidades de Tubinga

56 57
Johannes B. Bauer La exégesis del Nuevo Testamentp y su trayectoria
(Paul Schanz, conocido por sus comentarios al Evangelio) y de sinóptica), que pudo aparecer en 1921, Si durante mucho tiempo
Munich (J. Góttsberger y J. Sickenberger empiezan a editar aquí se había interrogado a la historia de las religiones helénicas con
la Biblische Zeitschrift en 1903). Especialmente digno de mención vistas a la investigación del NT, en 1922 se hizo también justicia
es también el exegeta católico francés Alfred Loisy (1857-1940). a la componente judía tardía cuando Paul Billerbeck sacó a luz en
Hombre doctísimo, compuso amplios comentarios, pero llevó su cuatro tomos su Kommeníar zum NT aus Talmud und Midrasch
labor crítica tan lejos que negó todo lo que fuera sobrenatural y (Comentario al NT a partir del Talmud y los Midrash), en el cual
fue excomulgado. Pertenece al grupo de fundadores del modernis- se ofrecía en traducción alemana todo lo que parecía digno de
mo, movimiento que fue condenado por el magisterio. Y no se atención en la literatura judía de cara a la interpretación del NT.
pudo evitar que los representantes de la corriente progresista dentro En 1928 Walter Bauer promovió una nueva edición de la obra de
de la exégesis católica cayeran bajo la sospecha de modernismo. E. Preuschen «Diccionario griego-alemán para los escritos del NT
Este hecho perjudicó seriamente el sano desarrollo científico de y de la restante literatura cristiana primitiva», obra que desde en-
la investigación católica. Hasta 1943, con Pío xn y su encíclica tonces dirigió con minuciosa diligencia de coleccionista hasta llegar
Divino afflaníe Spiritit, no se reconoció la licitud y hasta la nece- a cimas inalcanzadas. Por otra parte Gerhard Kittel empezó a
sidad del método histórico-crítico en el estudio de la Biblia. Desde editar su Theologisches Worterbuch zum NT (Diccionario teológico
entonces la investigación bíblica ha tomado un impulso insospe- del NT), cuyo primer volumen salió a la luz en 1933 y que ha
chado en el campo católico. La instrucción de la Pontificia Comisión llegado a ser una obra clásica, pues expone el fruto de la investiga-
Bíblica (1964) acerca de «la verdad histórica de los evangelios» ción en forma excelente, especialmente en los últimos volúmenes
recomienda el empleo de los conocimientos atinados del método (viii 1969, «T-Y»). El último brote en el tronco metodológico de
histórico-crítico para la investigación bíblica, conocimientos que la historia de las formas es el llamado método de la historia de la
se exponen en cada uno de los capítulos del presente libro. redacción, iniciado ya en cierto sentido por Wrede, y consistente
Pero volvamos a la época de principios de siglo para esbozar en una consideración escrupulosa de las realizaciones literarias de
brevemente el último capítulo de la evolución de los actuales mé- cada uno de los portadores de la tradición, de cada uno de los
todos de investigación dentro de la ciencia neotestamentaria. En evangelistas. Hans Conzelmann ha aplicado con éxito este método
primer lugar hay que recordar la grave oposición, surgida en di- a los escritos lucanos (Die Mitte der Zeit = El centro del tiempo),
versos lugares, contra una valoración exclusiva del NT derivada Willy Marxsen ha estudiado Me, mientras Georg Strecker, W. Tri-
de la historia de las religiones y basada por completo en la crítica lling y otros se han dedicado al evangelio de Mt.
histórica. Adolf v. Harnack y Adolf Jiilicher fueron los portavoces Con esto hemos alcanzado el tiempo actual, en el que católicos
de esta anticrítica. Como no estamos escribiendo una historia de y protestantes, en un trabajo sutil y auténticamente científico, se
la investigación sobre la vida de Jesús ni nada parecido, podemos esfuerzan por iluminar la historia de los dogmas del cristianismo
ser breves. Después de la primera guerra mundial la investigación primitivo, y para ello siguen las huellas de las tendencias y preocu-
entró en un nuevo estadio con el desarrollo del llamado método paciones teológicas que movieron a los portadores de la revelación
de la «historia de las formas» (formgeschichtliche Methode). neotestamentaria.
Karl Ludvrig Schmidt publica en 1919 su trabajo sobre «el mar-
co de la historia de Jesús». El mismo año aparece Die Formgeschich- JOHANNES B. BAUER
te des Evangeliums (La historia de las formas del Evangelio) de
Martin Dibelius. Al mismo tiempo Rudolf Bultmann trabaja en su
Geschichte der synopíischen Traditíon (Historia de la tradición

58 59
III

£1 horizonte hermenéutico de la exéresis bistórico-crítica

I. QUÉ ES EL MÉTODO HISTÓRICO-CRÍTICO

Tanto los cortes longitudinales que podemos hacer en la histo-


ria de la investigación del Antiguo y del Nuevo Testamento, como
una mirada de conjunto a sus formas y géneros literarios, y a los
modelos de trabajo que se han propuesto hasta ahora, permiten
comprobar claramente que «el» método histórico-crítico sólo existe
en sentido relativo: desde el comienzo de su existencia se encuen-
tra en un constante proceso de purificación por el que se va libe-
rando de los axiomas y supuestos implícitos que con el tiempo
experimentan una revisión; su potencialidad dinámica, que es la
mejor prueba de su vigor interno, lo empuja a una incesante reforma
de su propio instrumental metodológico; la esmerada exactitud
con que lleva a cabo el análisis de los textos conduce a una clasi-
ficación cada vez más refinada de las formas y géneros literarios.
Así pues, el método histórico-crítico se encuentra a su vez en un
movimiento hermenéutico inacabado. A causa de esta fundamental
apertura del método histórico-crítico resulta casi imposible formu-
lar juicios de tipo general y abstracto fuera de su mismo ejercicio.
Lo que tiene de verdad y lo que tiene de error es siempre algo
concreto y sólo como tal se le puede enjuiciar con detalle. Con
todo puede ser lícito, supuestos los restantes trabajos de este volu-
men, formular separadamente las implicaciones hermenéuticas del
método histórico-crítico. Por necesaria que sea una diferenciación
del trabajo minucioso sobre problemas individuales y delimitados,

61
Karl Lehmann El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica

fácilmente puede deslizarse la ilusión de creer que el horizonte la vigilancia Crítica que requiere el manejo adecuado de la misma
instrumental con que se elabora el trabajo exegético es completa- «crítica».
mente «evidente» y que funciona sin rozamiento alguno. El hecho
de que el método histórico-crítico en sentido estricto tenga una
técnica aprendible puede hacer olvidar fácilmente que la formación II. LA AUTOCOMPRENSIÓN HISTÓRICA
de la crítica bíblica se debe a circunstancias históricas y espirituales
muy concretas, circunstancias que hasta el día de hoy siguen deter- No se pueden comprender suficientemente las implicaciones her-
minándola como requisitos indispensables, a pesar de todos los menéuticas del método histórico-crítico si no se reflexiona sobre
cambios. el origen de toda comprensión: el carácter peculiar del mensaje
Incluso una noción preliminar y formalista de lo que es el mé- bíblico y la historia azarosa de su interpretación que no es inde-
todo histórico-crítico implica un esquema hermenéutico fundamen- pendiente de factores extrabíblicos.
tal y global de las relaciones existentes entre la inteligencia humana,
la historia y la fe bíblica. Citemos como ejemplo una definición de
U. WILCKENS: «La única interpretación científicamente responsable 1. Presupuestos de la moderna crítica bíblica
de la Biblia consiste en un estudio de los textos bíblicos que,
aplicando de manera metódica y consecuente la razón histórica La comprensión de las cosas 3 ocurre casi siempre de manera
según el estado actual de su técnica, intenta descubrir y describir a-temática, es decir, sin hacerse notar. Esto vale para la expe-
— comprendiéndolos desde sus propias circunstancias— el sentido riencia vital cotidiana, para las relaciones interhumanas y (dentro
que han tenido esos textos dentro del contexto de la historia de la de ciertos límites) incluso para la interpretación científica del mundo.
primera tradición cristiana. El objetivo que persigue el estudio Sólo cuando esa comprensión espontánea se ve perturbada o llega
de los textos bíblicos es el llegar a conocer la primitiva historia a faltar por completo —comprensión que siempre implica ciertos
cristiana como historia de los orígenes del cristianismo, al que nos- aspectos intersujetivos —, se suele llegar a una reflexión propia-
otros pertenecemos hoy» 1. Quedan aún la cuestión de la estructura mente dicha sobre el proceso comprensivo. Para ello hay una tra-
y el derecho de la «razón histórica», que al menos desde W. DIL- dición «normativa» (leyes, tradiciones de escuela, textos sagrados)
THEY tiene también su propia «crítica», y la cuestión de la legiti- que pone especial cuidado en la transmisión integral e intacta de
mación interna de una historia cristiana de los orígenes y de la los contenidos recibidos. Importa, por lo mismo, asegurarla contra
tradición. El método histórico-crítico se ha impuesto en la teología desfiguraciones y falsificaciones, pero también lograr las actuali-
de manera que hoy —lo que no ocurría todavía en tiempos de zaciones necesarias en cada caso, a la vez que formar un conjunto
E. TROELTSCH 2 — se puede hablar sin prejuicios de sus supuestos de reglas fijas para el contacto adecuado con textos y tradiciones de
y por ende también de sus problemas. Por lo demás las siguientes carácter obligatorio. Semejante hermenéutica regional da por su-
reflexiones no tienen otro sentido que el de explicar la eficacia puesta la validez de una tradición normativa previamente dada, y
siempre fascinante de este método y el de equipar hermenéutica- por su parte está casi siempre al servicio de la aplicación concreta
mente a quienes tengan interés por la exégesis, proporcionándoles de esa «autoridad» reconocida (cf. por ej. las reglas de la inter-
pretación rabínica de la Escritura). Sólo cuando ya no se trata de
1. Ober die Bedeutung historischer Kritik in der modernen Bibelexegese, en W. JOEST,
F. MUSSNER, L. SCHEFFCZYK, A. VÜCTLE, U. WILCKENS, Was heisst Auslegung der Heiligen
Schrift?, Ratisbona 1966, 85-133, cita 133. 3. Sobre el concepto de la comprensión y de la hermenéutica cf. para una primera
2. Cf. Ober historische und dogmaüsche Methode in der Theologie, en Gesammelte información K. LEHMANN, Hermenéutica, en Sácramentum mundi III, Herder, Barcelona
Schriften II, Tubinga 1913, 729-753. 1973, 400-408 (con abundante bibliografía).

62 63
Karl Lehmann El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica
«errores» aislados o de «malentendidos» ocasionales, sino cuando ma; lo cual es comprensible en las condiciones históricas en que
semejante contexto de comprensión previamente dado y hasta enton- se desenvolvía entonces la vida del espíritu, y sobre todo si se
ces «evidente» entra en una crisis interna de principios, sólo en tiene en cuenta que la inteligencia de la Escritura se daba en el
ese instante irrumpe un planteamiento hermenéutico radical; y es marco vivo de la fe de la Iglesia. Sin embargo, en los grandes
que entonces hay que encontrar — si es que se quiere «comprender» teólogos de la Escritura hay detrás de las numerosas reglas sueltas
algo — una nueva conexión con la tradición rota. Un primer ejemplo todo un análisis de la comprensión escriturística, si bien nosotros
de tan grave problemática se encuentra en las relaciones del cris-
apenas podemos entenderlo y hemos de empezar por redescubrirlo.
tianismo primitivo con la historia de la revelación veterotestamen-
Viene luego la reforma que introduce una cesura decisiva cuando,
íaria4.
en contra de la autoridad de la Iglesia medieval que se consideraba
Ya el Nuevo Testamento muestra los muchos estratos que custodio e intérprete de la Escritura, propugna y abre paso a los
forman semejante puente hermenéutico (ruptura radical; cumpli- impulsos más originales y críticos del Nuevo Testamento8. Pero
miento-promesa; los cristianos, herederos de la Antigua Alianza; este mismo hecho acaba por abrir un interrogante: ¿cuál es la
motivo de la superación; etc.)5. Y si durante largo tiempo el instancia desde la que esa nueva comprensión de la Escritura puede
cristianismo primitivo mantiene la vigencia histórica de su carácter declararse como «auténtica»? LUTERO sale al paso de la interpre-
específico, es porque puede proporcionar una inteligencia nueva tación que da de la Escritura el magisterio eclesiástico apelando
de los escritos del Antiguo Testamento; es decir, una inteligencia a la evidencia que poseen los mismos textos bíblicos9. La Escritura
iluminada por el acontecimiento de Cristo6. La presencia viva del se interpreta por sí misma10 y de ella se desprende, con una cla-
Kyrios en el Espíritu sigue siendo el principio hermenéutico deci- ridad hasta ahora desconocida, que la medida última y eficaz de
sivo, aun después de la puesta por escrito del Nuevo Testamento cualquier interpretación debe ser Cristo, origen y contenido de la
(cf. la diferencia entre «espíritu y letra» en Pablo y en la Iglesia tradición cristiana. Ya aquí se insinúa el problema de la «crítica
antigua). La pluridimensionalidad interior de la Escritura y la interna» de la Escritura (cf. la posición de LUTERO con respecto a
riqueza de sentido que ofrece su contextura polifónica7 conducen la carta de Santiago). Con el desarrollo de esta tendencia empezaron
a la formación de una técnica interpretativa sutil, que desde luego a aplicarse dos principios hermenéuticos (por cierto, que no sin
no busca ninguna fundamentación científica y autónoma de sí mis- precedente en la exégesis medieval) con una vigencia fundamental
hasta el día de hoy tanto para la futura historia de la comprensión
4. Una etapa previa de esta problemática, y p o r cierto digna de consideración, se da
en la cuestión veterotestamentaria sobre la duración d e cada una de las alianzas que exis- escriturística, como para la formación del método histórico-crítico:
tían en forma de promesa entre Dios y su pueblo. L a separación que se da entre las di-
versas teologías de la alianza, bastante heterogéneas, divergentes también en el contenido
a) La interpretación auténtica de los textos bíblicos, que pone
de sus concepciones fundamentales, se expone de manera contundente en los trabajos re- el acento en el «sensus historiáis», debe atenerse a la intención
cientes de W. ZIMMERLI, G . F O H K E R , N . LOHFINK y otros. Cf. últimamente L . PERUTT,
Bundestheologie im Alten Tcstament (WMANT 36), Neukirchen 1969 (con bibl.). de los autores apostólicos.
5. Cf. a este propósito C . WESTEKMANN (dir.), Probleme alttestamentticher Hermeneu- b) El testimonio del Espíritu Santo produce en el oyente de
tík (ThB II), Munich 1960; P. GRELOT, Sentido cristiano del Antiguo Testamento, Desclée
de Brouwer, Bilbao 1967; P H . VIELHAUER, Paulus und das Alte Testament, en L. ABRA-
la Palabra la analogía hermenéutica en la que se alcanza el sentido
MOWSKI, J.F.G. GOETERS (dir.>, Studien zur Geschichte und Theologie der Reformation
(Homenaje a E. B K E R ) , Neukirchen 1969, 33-72 (con bibliogr. reciente). 8. Cf. a este propósito K. HOLL, Luthers Bedeutung für den Fortschritt der Auslegungs-
6. Cf. a este propósito H . v. CAMPENHAUSÉN, Díe Entstehung der christlichen Bibel (BHTh kunst, en Gesammelte Aufsatze zur Kirechengeschichte I, Tubinga 1921, 414-450; así como
39), Tubinga 1968. los estudios de G. EBELING sobre Lutero, por ahora publicados a manera de resumen en
7. Para una iniciación en el tema sigue siendo importante H . DE LUBAC, El sentido es- Luther. Einführung in sein Denken, Tubinga 1964.
piritual de la Escritura; id-, Exégése médiévale (Theologie 4 1 , 42, 59), París 1959-1964; 9. Sobre este punto cf. sobre todo F . BEISSER, Claritas Scripturae bei M. l/uther,
id., Origine, Table Ronde, París 1948. U n a edición resumida de la Exégése médiévale apa- Gotinga 1966.
reció bajo, el título L'Écriture dans la Tradition, París 1966. 10. L a Sagrada Escritura es «per sese certissima, facillima, apertissima, sui ipsius in-
terpres, omnium onmia probans, iudicans et illummans» (WA 36, 505s.

64
65
Schreíner, Introd. 5
Karl Lehmann El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica

de los diversos pasajes de la Escritura a partir del conjunto de la La vuelta a la Escritura entendida de ese modo histórico produjo
Biblia, y en la que radica la necesaria correspondencia interior entre en primer lugar un distanciamiento del presente eclesial ajeno a su
el significado objetivo de la Escritura y la experiencia afectiva- origen histórico. También los portavoces de la nueva interpretación
personal de la fe " (aquí empieza el «círculo hermenéutico») n. de la Escritura estuvieron convencidos durante mucho tiempo de
que la verdad bíblica era en sí misma inmutable y divina. La
interpretación histórica significaba para ellos la tarea de liberar
2. Los comienzos del método histórico-crítico la eterna y subsistente verdad de Dios de cualquier recubrimiento
de tipo histórico y temporal. Hasta bien entrada la época de la
Mientras se dio el suficiente acuerdo fundamental entre sentido ilustración se consideró que el verdadero contenido doctrinal de
objetivo e interpretación subjetiva de la Escritura, acuerdo basado la Escritura era la absoluta y ahistórica verdad de Dios, y se puso
en el principio de la unidad del canon bíblico con base dogmática, de relieve su función crítica frente a la doctrina contemporánea de la
la virulencia interna de este nuevo enfoque no pasó de ser una Iglesia y a sus múltiples tradiciones. De hecho esto significaba que
manifestación periférica y más o menos «casual» 13. Pero a medida la interpretación histórica de la Escritura, pese a todas las «críticas»,
que la tradición eclesiástica ya no pudo proporcionar como antes seguía como tal positivamente subordinada a una aplicación cons-
el contexto de la interpretación, y entonces — a partir del si- ciente del objeto de la fe cristiana. En la época siguiente el método
glo xvn— la Escritura empezó a considerarse como «fuente» histórico-crítico se volvió enérgicamente contra esos elementos «dog-
histórica14, una fuente que debía entenderse según la manera de máticos» que actuaban dentro de él mismo. Y es que a medida
pensar de sus autores en el momento de su composición, y teniendo que avanzaba el análisis histórico aparecía cada vez con mayor
en cuenta el contexto vital del mundo circundante contemporáneo15. claridad que por ej. todo el Nuevo Testamento, incluso su «núcleo»
y hasta el centro de lo que constituye su «esencia propiamente
11. «Nullus enim loquitur digne nec audit aliquam scripturam, nisi conformiter ei sit
affectus» (WA 3, 549; cf. también 4, 305). dicha»16, tenía un carácter totalmente histórico. En tiempo de la
12. Cf. sobre este punto K. HOLL, op. cit., 436ss. ilustración llegó a predominar, como presupuesto fundamental de
13. Por eso se plantea una y otra vez la pregunta de si los reformadores, o mejor
aún su comprensión de la Escritura, tienen carácter normativo en su estructura general o la crítica bíblica, la duda sistemática sobre los relatos de la Es-
simplemente en su tendencia avanzada. La cuestión de quién ha entendido «mejor» la idea critura en el sentido de que quizá podrían más bien dificultar
que tenia LOTERO de la Escritura es desde luego una de las muchas apelaciones a LUTERO
que a menudo han seguido derroteros bien divergentes (p. ej., FEUERBACH). Para este o encubrir su verdadera comprensión. A pesar de sus muchas
tema cf. H. BORNKAMM, Luther im Splegel der deutschen Geistesgeschichte. MU ausgewahlten
Texten von Lessing bis zur Gegenwart, Gotinga 2 1970; para la época más antigua E.W.
ZEEDEN, Martin Luther und die Reformation im Urteil des deutschen Imthertums. Studien Grundlage seiner Bibelwissenschaft. Untersuchungen zu Spinozas Theologisch-Politischen
zum Selbstverstandnis des httherischen ProteStantismus. Von Luthers Tode bis zum Beginn Traktat, Berlín 1930; S. ZAC, Spinoza et l'interprétation de l'Écriture, París 1965;
der Goethezeit, 1 vols., Friburgo de Brisgovia 1950-1952. H.-J. KRAUS, Die Biblische Theologie. Ihre Geschichte und Problematik, Neukirchen 1970;
14. Acerca de este concepto, cf. H.-G. GADAMER, Wahrheit und Methode, Tubinga W. PANNENBERG, Die Krise des Schríftprinzips; Hermeneutik und Universalgeschichte; Über
2
1965, 474. Sobre el origen de la critica de las fuentes cf. W.G. KÜMMEL, Das Neue historische und theologische Hermeneutik, en Grundfragen systematischer Theologie, Go-
Testament. Geschichte der Erforschung seiner Probleme, Friburgo de Brisgovia 21970, 92s, tinga 1967, 11-21, 91-122, 123-158; H. GRASS, Theologie und Kritik, Gotinga 1969, 9-27,
99s, 109, 166, 171, 177ss, 180ss, 187ss, 191 y passim; H.-J. KRAUS, Geschichte der historisch- 52-70; T. RENDTORHF, Kirche und Theologie. Die systematische Funktion des Kirchenbe-
kritischen Erforschung des Alten Testaments, Neukirchen 21969, 26, 40, 59s, 99s y passim griffs in der neueren Theologie, Gütersloh 1966; G. GLOEGE, Verkündigung und Verant-
(cf. índice). Es interesante en todo este proceso el paso en el concepto de fuente de su wortung. Theologische Tráktate II, Gotinga 1967, 263-292 (Bibl.); W. OELMÜLLER, Die
significado original normativo (fons) a la designación de una realidad histérico-literaria. unbefriedigte Aufklarung. Beitrage zu einer Theorie der Moderne von Lessing, Kant und
15. Cf. a este propósito las obras ya clásicas, citadas en la nota 14, de H.-J. KRAUS Hegel, Francfort 1969, 43ss, 51ss, 54ss, 88, 159, 172; B. WlLLMS, Die Antwort des
y W.G. KÜMMEL; además R. KOSELLECK, Krltik und Krise, Friburgo de Brisgovia 21969, Leviathan - Thomas Hobbes" politische Theorie («Politica» 28), Neuwied 1970, 195ss.
81ss (sobre el concepto de «crítica»); K. SCHOLDER, Ursprünge und Probleme der Bibelkritik 16. El destino de la «teología bíblica» está ligado desde el principio a esta proble-
im 17. Jh., Munich 1966; G. HORNIG, Die Anfange der historisch-krltischen Theologie mática, cf., al respecto, H.-J. KRAUS, Die Biblische Theologie... (Quinta parte 307-395);
(J.S. SEMLER), Gotinga 1961; K. SCHOLDER, Herder und die Anfange der historischen sobre el tema cf. también H. SCHLIER, Über Sinn und Aufgabe einer Theologie des
Theologie, en EvTh 22 (1926) 425-440; L. STRAUSS, Die Religionskritik Spinozas ais Neuen Testaments, en Besínnung auf das Neue Testament, Friburgo de Brisgovia 1964, 7-24.

es 67
Karl Lehmann El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica

incongruencias (cf., por ej., las hipótesis de H.S. REIMARUS17), la es ahistórico20. Pero además, siguiendo la filosofía del idealismo
tendencia básica del planteamiento hermenéutico es incontrovertible: alemán, se concibe esencialmente ese «núcleo» como una «idea»
no se puede simplemente dar por supuestas la verdad y la origina- (cf. D.F. STRAUSS 21 ); y entonces la crítica histórica impulsada por
lidad histórica del material atestiguado por la Biblia, sino que hay tales principios, y en el contexto de la disolución post-hegeliana del
que empezar por demostrarlas. Por este camino se llega a aplicar idealismo, lleva a un antagonismo casi irreconciliable entre la Sa-
expresamente a los evangelios la investigación de las fuentes, así grada Escritura y su investigación histórica, entre la revelación
como se llega a la crítica concreta, por ej., de los relatos sobre garantizada por ella y su historicidad que simultáneamente se va
los milagros de Jesús. clarificando. A través de esta crisis, sobre todo en F, CHR. BAUR 2Z,
y de la repercusión negativa y destructora del método histórico-
crítico, que era hasta entonces la que más había destacado, se hizo
3. Radicalización de la crítica. visible su elemento constructivo: la historia del cristianismo pri-
mitivo no refleja una «doctrina eterna» y santa a la que habría
Si los racionalistas habían dado siempre por supuesto que el que desembarazar de las envolturas de un material expresivo ligado
«núcleo» resultante de los enunciados escriturísticos estaba cons- a su tiempo, sino que representa un momento en el proceso de
tituido por unas verdades que estaban directamente en armonía evolución del espíritu absoluto (concepto tomado de HEGEL). La
con los principios racionales generales o con los postulados de las historia múltiple y contradictoria del cristianismo primitivo es el
religiones y de la moral naturales18, el siglo xix tomó conciencia movimiento mismo de la revelación. Pues bien, al no concebirse
viva de la fundamental distancia temporal que separa a la Escri- ya el fruto de la exégesis como un «sistema» sino como historia
tura de su intérprete. El mundo conceptual de los autores bíblicos, de la revelación (por ej., del cristianismo primitivo), el marco de
por ej., dejó de verse primariamente bajo aspectos «racionalistas» toda la «teología bíblica» cambió fundamentalmente23. El desarro-
o «supranaturalistas» —es el contrapunto negativo—, sino en su llo de la historia de las religiones permitió establecer comparaciones
heterogeneidad «mítica»19: el material (por ej., el de los Evangelios) con otras religiones, iluminando así una serie de dependencias e
apareció en su propio mundo ideológico. Solamente así se evidenció influjos del mensaje bíblico con respecto a ellas24; el resultado
por completo la diferencia histórica que existe entre el cristianismo fue una mayor radicalización del método histórico-crítico. De esta
primitivo y el presente propio, diferencia que en las etapas ante- manera la fe bíblica, con su forma histórica propia, fue desapare-
riores del método histórico-crítico no se había considerado con esa ciendo cada vez más entre una espesa maraña de numerosos ele-
claridad. mentos «sintéticos»25.
Pero también la crítica radicalizada del siglo xix siguió pen-
20. HEGEL y KIERKEGAAR» adoptan una actitud semejante frente a la crítica histórica.
sando en gran parte con ayuda del esquema: «hechos históricos 21. Sobre este punto W.G. KÜMMEL, op. cit., 147ss, 177ss; E. WOLF, Die VerlegeriheU
casuales, verdades de razón necesarias»: aunque, tras un examen der Theologie. David Fligdrich Strauss und die Bibelkatik, en Libertas Christiana (Home-
naje a F. DELEKAT), Munich 1957, 219-239; G. BACKHAUS, Kerygma und Mythos bel David
minucioso, se pueda poner en duda la reaüdad de no pocos de los Friedrích Strauss und Rudolf BuUmann, Hamburgo 1956; G. MÜLLER, Identitat und
lmmanenz. Zur Genese der Theologie von D.F. Strauss, Zurich 1968.
hechos relatados, en el sentido de su facticidad histórica, no dejan
22. Mas detalles en W.G. KÜMMEL, op. cit., 155ss, 177ss, 201ss; W. GEIGER, Speku-
de ofrecernos un «núcleo» consistente y eterno, que en sí mismo latíon und Kritik. Die GescMchtstheologié Ferdinand Christian Baurs, Munich 1964
(con bibl.).
17. Cf. a este respecto W.G. KÜMMEL, Das Neue Testament..., 105ss (acerca del in- 23. Más detalles en H.-J. KRAUS, Die Bibüsche Theologie..., Sisa, 107ss, 144ss, 156ss,
flujo de los deístas, ibid., 55s). 309ss y passim.
18. Cf. a este propósito U. WILCKENS, op. cit. (nota 1), 91-100. 24. W.G. KÜMMEL, op. cit., 259-414 (con bibl.); H. SCHLIER, Rellgionsgeschichttiche
19. Cf. al respecto C H R . HARTLICH, W. SACHS, Der Ursprung des Mythosbegrlffs in Schule, en LTbK* v m , 1184-1185 (con bibl.).
der modernen Bibelwissenschaft, Tubinga 1932. 25. La visión que esbozamos aquí tiene que pasar por alto, ¡por tazones de espacio,

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Karl Lehmann El horizonte hermenéutico de la .exégesis histórico-crítica

Ya a finales del siglo xix y principios del xx esta evolución Así pues, la exégesis como tal no puede de ninguna manera
hipotecó gravemente las relaciones de la fe cristiana con el método tener en cuenta las «necesidades vitales de las Iglesias»29.
histórico-crítico. Poco a poco la misma crítica bíblica fue perdiendo
de vista el objetivo que en parte la había constituido en el siglo xvni.
El Nuevo Testamento como documento de la verdad de Dios se III. «CRÍTICA» Y «TEOLOGÍA» A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
había transformado en una colección de las fuentes más importan-
tes para la historia del cristianismo primitivo, Dos fueron los El descubrimiento de la diferencia histórica existente entre la
intérpretes significativos que sin reserva alguna sacaron las conse- fe bíblica y el respectivo momento presente había llevado en un
cuencias de este estado de cosas26. F. OVERBECK27 descubrió la proceso inevitable a que el intérprete ya no pudiera identificarse
existencia de una oposición irreconciliable entre la interpretación «ingenuamente» con el contenido y el sentido del texto. De esta
científica de la Biblia y su aplicación creyente dentro de una reli- manera la causa de la fe cristiana se hizo profundamente proble-
gión viva. mática. La obra y vida de F. OVERBECK es todavía hoy un docu-
La teología no pueda adquirir por vía histórica una seguri- mento monitorio que nadie puede pasar fácilmente por alto. Así
dad de lo que es el cristianismo, y el contacto creyente con la es como a principios del siglo xx se planteó el interrogante de si
Escritura es incompatible con una crítica científica. Para W. WRE- a la luz de la teología podía tener sentido el enfoque estrictamente
DE 28 la única solución era que la crítica científica siguiera conse- histórico de la crítica bíblica30. Una situación tan crítica constituía
cuentemente su propio camino. Pero esto significaba que la corres- un desafío fundamental sobre todo para la teología sistemática31.
pondencia entre la crítica histórica y el carácter de revelación que
tradicionalmente se venía atribuyendo a la Escritura, aparecía como
algo, en principio, insoluble. Del Nuevo Testamento no se puede 1. La llamada a una «.exégesis teológica»
extraer ninguna doctrina que pueda representar una «autoridad
normativa» para el tiempo presente. El exegeta necesita una total El joven KARL BARTH, impulsado por las necesidades de la
libertad de «crítica» para cumplir su misión. Mientras el exegeta predicación, ataca el problema con su meditación teológica y pro-
tenga que seguir trabajando, pongamos por caso, con vistas a una gramática sobre la carta a los Romanos (1919)32. Sólo Dios mismo
teología neotestamentaria, se le obliga a abandonar su método puede hablar de Dios; sólo en ese sentido es posible una revelación.
histórico, y por eso es que sólo existe una historia de la religión
del cristianismo primitivo. 29. El problema persiste desde luego hasta el día de hoy (cf. el movimiento confe-
sional Kein anderes Evangelium); ejemplos importantes en E. KASEMANN, Exegetische
Versuche und Besinnungen II, Gotinga 1964, 268-290; G. KLETN, W. MARXSEN, W. KRECK,
los grandes descubrimientos de la critica histórica y sus momentos estelares (cf., al res- Bibelkritik und Gemeindefrommigkeit, GUtersloh 1966; de entre el diálogo oficial de las
pecto, las exposiciones de W.G. KÜMMEL y H.-J. KRAUS). Especialmente la formación del Iglesias, cf. H. SCHNELL (dir.), Kranzbacher Gesprach der Lutherischen Bischófskonferenz
método llamado historia de las formas seria un ejemplo luminoso para mostrar cómo zur Auseinandersetzung um die Bibel, Berlín 1967.
también la crítica histórica sale una y otra vez al encuentro del carácter peculiar de 30. En las páginas siguientes sólo nos remitiremos a K. BARTH y R. BULTMANN, cons-
la Biblia. Resulta instructivo al respecto W. KLATT, H. GUNKEL (FRLANT 100), Gotinga cientes de la simplificación que ello significa. Para más detalles puede consultarse
1969. W.M. D E WETTE ofrece otro ejemplo (a este respecto H.-J. KRAUS, Geschtchíe W.G. KÜMMEL, op. cit., 286ss, 310ss, 358ss, 394ss, 439ss, 466ss; id., Das Erbe des 19.
der htstorisch-kritischen Erforschung... 174s) (con bibl.). Jahrhunderts für die neutestamentUche Wissenschaft von heute, en Heilsgeschehen und
26. Cf. W.G. KÜMMEL, op. cit., 250-258, 362-368, 377-382, 385s, 388-392. Geschichte, Marburgo 1965, 364-381.
27. Además de los textos reproducidos en W.G. KÜMMEL, op. cit., 253ss, 256ss, cf. 31. Desgraciadamente hemos de pasar por alto en este estudio la reacción de los
también F. OVERBECK, Selbstbekenntnisse, Francfort 1966 (bibliografía 149-153). teólogos de orientación más fuertemente sistemática, así como la. de los grandes histo-
28. Es especialmente sugerente el texto de su trabajo: Über aufgabe und Melhode der riadores (cf., p. ej., M. KXHLER, A. SCHLATTER, A. HARNACK).
sogenannten Neutgstamentlichen Theologie (1897) que puede encontrarse en W.G. KÜMMEL, 32. Los materiales más importantes son fácilmente asequibles en la obra de J. MOLT-
op. cit., 389-391. MANN (dir.), Anfange der dialéktischen Theologie I (ThB 17), Munich 1962, 77-152, 197-218.

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Karl Lehmann El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica

Ante semejante automanifestación de Dios, a la que se puede res- mo habla al hombre35. Pero BULTMANN rechaza desde luego el
ponder con una actitud de escucha obediente, debe desaparecer menosprecio de BARTH por la investigación histórico-crítica, así
todo esfuerzo humano. El único objeto de cualquier teología es como su «biblicismo». Los documentos históricos sólo pueden en-
esa palabra de Dios que se revela a sí mismo. El intérprete sólo tenderse realmente cuando la comprensión histórica existencial que
cumple su cometido teológico cuando escucha la palabra de Dios se manifiesta en cada uno de ellos se percibe de forma clara y es
testificada en la Escritura y continúa proclamándola en la predi- asumida en la existencia concreta por la decisión personal del ex-
cación. Por consiguiente, la interpretación histórico-crítica, para positor. La interpretación histórica de los textos neotestamentarios
la cual la Escritura es un documento humano como cualquier otro, no consiste en la mera exposición de las ideas creyentes del cris-
no es más que un primer paso en el camino hacia el texto. La tianismo primitivo en sus condicionamientos históricos, sino que,
crítica bíblica es un presupuesto externo perfectamente serio, pero saliendo en defensa de los destinatarios modernos del mensaje, pasa
a través de lo histórico no penetra en el espíritu mismo de la Biblia, a hacer al mismo tiempo una crítica de la imagen del mundo que
que es el Espíritu de Dios. tenía el Nuevo Testamento. Así pues la crítica histórica no es
La «teología dialéctica» de los años veinte tiene el mérito' in- solamente un apresto externo (como en K. BARTH), sino que, me-
discutible de haber vuelto a confrontar conscientemente a la exé- diante una reinterpretación de las imágenes «mitológicas», representa
gesis histórico-crítica con el problema de su significación teológica. el camino que lleva a comprender el contenido mismo del que los
Frente al historicismo y al psicologismo, KARL BARTH quería textos dan testimonio.
recuperar la auténtica dimensión teológica. «Con mi inteligencia Hay que reclamar la «desmitologización» (Entmythologisie-
puedo avanzar hasta el punto en el que ya casi estoy solo ante el rung)36, si se quiere que los enunciados neotestamentarios tengan
enigma de la cosa misma, y casi no ya ante el enigma del docu- todavía algún sentido para el hombre de hoy.
mento como tal»33. La posibilidad de una «exégesis teológica» Esa «desmitologización» se lleva a cabo positivamente en la
(entendida como un «correctivo necesario», no como un método «interpretación existencial», que expresa el significado permanente
propiamente dicho) se da cuando el intérprete entra en los problemas del kerygma cristiano primitivo en la forma mental de las actuales
que atañen al contenido del texto34. categorías existenciales3I. Arrancando la interpretación de esta idea
filosófica, se trata de eliminar de la misma la «metafísica» y el

2. Una interpretación crítica de intención teológica: la «interpre- 35. Cf. los primeros escritos de R. BULTMANN en la obra de J. MOLTMANN (dir.), An-
fánge der dialektischen Theologie II (ThB 17), Munich 1963, 9-22. La bibliografía de
tación existencial» estos años puede encontrarse en R. BULTMANN, Exegedca, Tubinga 1967, 486-492. De
entre la interminable literatura acerca de BULTMANN me limito a citar a W SCHMITHALS,
Die Theologie R. Bultmanns. Tubinga 1966; G. HASENHÜTTL, Der Glaubensvolhug. Eine
R. BULTMANNcomparte las preocupaciones teológicas de Begegnung mit Rudolf Bultmann aus kathoUschem GlaubensverstSndnis («Koinonia» i),
Essen 1963; G. BORNKAMM, Geschichte und Glaube I, Munich 1968, 172-175 ofrece un
K. BARTH, en cuanto que también para él el verdadero objeto análisis extenso de la bibliografía más reciente (cf. también ibid., 157-172); así como
del Nuevo Testamento es la palabra de Dios, en la cual Dios mis- también CH.W. KEGLEY (dir.), The Theology of Rudolf Bultmann, Nueva York 1966.
36. Hasta qué punto es esta preocupación la que une al primer BARTH con el primer
33. Ibid. 112. BULTMANN, es lo que muestra E. HÜBNER, Entmythologísterung ais theologische Aufgabe,
34. Cf. para un estudio más detallado sobre K. BARTH: W.G. KÜMMEL, op. cit., 466ss; en Parrhesia (cf. nota 34), 238-260).
F. SCHMID, Verkündigung und Dogmatik in der Theologie Karl Barths. Hermeneutik 37. El concepto «existencial» desgraciadamente no puede ser discutido aquí. Cf.
una Ontologie in einer Theologie des Wortes Gottes (FGLP xxrx), Munich 1964, 41-57; en F.K. MAVR, K. RAHNER y R. MARLÉ, Existenctario, existencial, en Sacramentum mundí 111,
mi opinión las exposiciones más interesantes proceden de R. SMEND, Nachkritische Schrift- Barcelona 1973, 63-72, (con bibl.). Sobre la problemática de este concepto en el primer
auslegüng, en Parrhesia (homenaje a K. BARTH), Zurich 1966, 215-237; sobre la famosa HEIDEGGER cf. K. LEHMANN, Christliche Geschichtserfahrung und ontologische Frage beim
correspondencia entre K. BARTH y A. HARNACK (1923) cf. D. BRAUN, Der Ort der Theo- ¡ungen Heidegger, en O. POGGELER (dir.), Heidegger («Neue vriss. Bibl.» 34), Colonia 1969,
logie, en Parrhesia llss; E. FASCHER, Frage und Antwort, Berlín 1968, 201ss. 140-168, esp. 159ss (con bibl.).

72 73
Karl Lehmana El horizonte hermenéutica de la exégesis histórico-crítica

«sobrenaturalismo». Esto significa, por ejl, para la formulación actual, y para que no aparezca como meros inventos o sueños hu-
del concepto de Dios, que toda palabra sobre Dios debe interpre- manos el mensaje que cristalizó en esos textos.
tarse simultáneamente como palabra sobre el hombre. Esta deter- Generalmente se ha pasado por alto que con este esquema
minación antropológica —todavía bastante indeterminada y en fundamental de BULTMANN en el fondo se formula una problemá-
cierto sentido «neutral»— de los enunciados teológicos38 hace tica interpretativa que de hecho ya desde el siglo XVIII/XIX viene
que se pueda definir la fe como una nueva «autocomprensión»39 siendo inherente al método histórico-crítico. Y es que en realidad,
de la existencia humana, una comprensión de carácter escatológico. debido a la intención formalmente «crítica», el contenido de verdad
La «comprensión previa» que el hombre siempre aporta a ese en- de los escritos bíblicos se ha medido siempre según la propia
cuentro queda sujeta en el proceso comprensivo a una clarificación comprensión que el hombre tenía de sí mismo y del mundo; y de
crítica y en cierto modo viene corregida. Sea cual fuere la estruc- esta manera siempre ha estado limitada por la propia capacidad
tura formal y material de este «pre-juicio», significa la apertura de fe. Lo que ocurre es que el aguzamiento interno que se dio en
del único horizonte problemático en el que es posible la compren- la historia del método histórico-crítico, tal como la hemos seguido
sión; de esta manera ofrece — quizás en forma de contradicción — hasta aquí en sus líneas más generales, empujó a BULTMANN a en-
un punto de entronque con cualquier tema y constituye así un frentarse con la cuestión de una forma más consecuente y pro-
requisito para la comprensión. Cuando la idea previa está al servi- gramática.
cio de la máxima abertura para encontrarse con la historia o con Lo que está históricamente condicionado en este esquema teo-
el tema del texto, es evidente que hasta cierto punto debe dejarse lógico es sobre todo la «comprensión existencial-» que sirve de
doblegar por la apelación de que es objeto, y que en el conflicto hilo conductor a esa interpretación del mensaje neotestamentario;
con el texto debe adherirse a otros movimientos esclarecedores *>. comprensión existencial que en cierto sentido tiene un cufio filo-
Así pues, la comprensión de textos históricos debe llevarse a cabo sófico previo y que por cierto apenas puede apelar —en contra
en un enfrentamiento vivo con la idea previa del intérprete, hasta de lo que se piensa generalmente— al planteamiento genuino de
41
que quede claro qué es lo que ambas partes pretenden. Por con- MARTIN HEIDEGGER en Ser y Tiempo . Hoy son evidentes la estre-
siguiente, el destinatario es también en cierto sentido un criterio chez y limitaciones de la «interpretación existencial» desarrollada
de verdad para los enunciados neotestamentarios. El objetivo in- por BULTMANN: olvido del carácter corporal y social y de la estruc-
directo de toda exégesis histórico-crítica es el acontecimiento actual tura comunicativa de la existencia humana; uso restringido del
de la aceptación de esa fe en el acto de escuchar. concepto de «existencia» (Dasein) en el sentido de la «subjetividad»
La «interpretación existencial» de los textos que tienen algo de KIERKEGAARD con su matiz idealista; incomprensión de la di-
que decirnos sobre Dios, y el análisis histórico-crítico de esos do- mensión pública y social del Evangelio; renuncia a cualquier cues-
cumentos, se encuentran en una relación de dependencia recíproca, tión de «continuidad» en la historia de la fe (actualismo radical);
a fin de que el mensaje formulado dentro de un estado de cosas descuido de los elementos) «espaciales» en la interpretación
pasado pueda ser entendido responsablemente por su posible oyente existencial»; etc. Todavía no se ha resuelto el problema de si estos
fallos están fundamentalmente relacionados con la idea de una
38. Ct. la polémica de E. PETERSON, Theotogische Trakeate, Munich 1951, 21ss.
39. Para evitar una falsa identificación de «autocomprensión» (Selbscverstandnls) con «interpretación existencial» (tomada en un sentido pleno «ideal»,
«conciencia de sí mismo» (Selbstbewusstsein) cf. el importante trabajo de H.-G. GADAMER, que aquí no podemos desarrollar), o si se deben en gran parte a la
Zur Problematik des Selbstverstandnisses, en Kleine Schriften I, Tubinga 1967, 70-81.
40. ¿Deja BULTMANN que la Escritura corrija suficientemente la «comprensión previa» reducción que hace BULTMANN de las estructuras existenciales, en-
elegida por él (en el plano filosófico-formal)? Por supuesto es ésta la pregunta decisiva
que cabe hacer a su teología. Es ella la que revela primariamente las fronteras de la
comprensión existencial recibida por él de la filosofía. 41. Un análisis más exacto de la relación BULTMANN - HEIDEGGER está todavía por hacer.

74 75
Karl Lehmann El horizonte hermenéutico de la.exégesis histórico-crítica

tendidas desde el horizonte de una filosofía de la subjetividad y •que al mismo tiempo intenta hacer luz desde la totalidad de la
contra la posición filosófica fundamental de MARTIN HEIDEGGER. teología correspondiente.
El caso es que, pese a esos puntos débiles innegables, hasta hoy
no se ha logrado ningún esquema parecido, que tome tan en serio 1. «Crítica» y reforma
las profundas aporías del método histórico-crítico e intente encontrar
una salida a las mismas41a. G. EBELING42 no ve en el planteamiento histórico-crítico nin-
gún problema metodológico de tipo técnico-formal, sino una op-
ción fundamental del pensamiento teológico. En cuanto que desde
IV. ESQUEMAS HERMENÉUTICOS MÁS RECIENTES sus presupuestos ideológicos, este método postula un enfrentamiento
DE LA TEOLOGÍA PROTESTANTE crítico con la tradición, está esencialmente ligado a una «crítica
objetiva». Gracias a la decisión básica que constituye el método
Hoy día nadie puede llegar a un resultado serio en el intento histórico-crítico, el protestantismo del siglo xix ha podido, de hecho,
de legitimar teológicamente el método histórico-crítico sin tener en mantener y reforzar la opción reformadora del siglo xvi. Sea cual
cuenta y discutir la concepción bultmaniana. Por lo demás, la si- fuere la relación que se establezca entre la reforma y el nacimiento
tuación presente se diferencia de la anterior en que, por una parte, del espíritu moderno (cf. ya DILTHEY y TROELTSCH), lo que está
la «crítica» puede presentar logros indiscutibles y por consiguiente claro es que existe una conexión interna entre la justificación sola
pertenece actualmente —si bien con ciertas modificaciones— al fide y el rechazo de todas las seguridades previas a la hora de
instrumental imprescindible de la interpretación escriturística en actualizar el mensaje cristiano. La fe se encuentra, pues, profun-
casi todas las Iglesias y confesiones; pero, por otra parte, en que damente expuesta a la impugnabilidad de todo lo histórico. La
debido precisamente a sus resultados, ha planteado problemas teo- razón de que el método histórico-crítico pueda adquirir tal poder
lógicos de tal magnitud, que es completamente incapaz de solu- sobre la Escritura está en la diferencia interna que hay entre «Es-
cionar por sí misma. Por eso no es casual que los motivos parciales critura» y «revelación», «ley» y «Evangelio» *. Mas también ahí
conducentes a una nueva determinación de la función que corres- se funda la confianza de que la crítica histórica no puede sacudir
ponde a la crítica histórica, procedan sobre todo de aquella teología profundamente la verdad de la fe cristiana. La «crítica» sigue
sistemática que en principio acepta el método histórico-crítico, pero siendo «un medio imprescindible para recordarle a la Iglesia aque-
lla libertad que tiene sus raíces en la iustíficatio impii» M.
41a. En el marco limitado de este trabajo no puede elucidarse la situación teológica
de la llamada teología del kerygma según el gran programa de R. BULTMANN (cf. los
estudios de G. EEELING, E. FUCHS, E. KASEMANN, M. MEZGER, H. BRAUN). Cf. al respecto
TH. LOBENZMEIER, Exegese und Hermeneutik. Eine vergteichende Darstellung der Theolo- 2. Superación de la distancia temporal por la historia teológica
gie Rudolf Bultmanns, Herbert Brauns und Gerhard Ebelings (Hamburgo 1968). Desgra- de la tradición y del universo
ciadamente hasta ahora no se han estudiado a fondo las grandes investigaciones herme-
néuticas de E. FUCBS ni su modo concreto de trabajo exegético; entre sus trabajos de
investigación- cf. finalmente Marburger Hermeneutik («Hermeneutische Untersuchungen zur Cuando, en el curso de los descubrimientos imprevisibles del
Theologie» 9), Tubinga 1968; lo mismo cabe decir de algunos esbozos aislados como método histórico-crítico, a cada nuevo paso que se da por com-
F. MILDENBERGER, Die htUbe Wahrheit oder die ganze Schrift. Zum Streic zwischen
Bibelglauben und histortscher Kritik (BevTh 46), Munich 1967; H. BARTH, ExistenzphUo- prender la tradición se vuelve a preguntar qué significa para el
sophle und neutestamentUche Hermeneutik (Basilea 1967). Por parte católica cf. también
O. STACHEL (dir.), Existentiale Hermeneutik («Unterweisen und Verkünden» 6), Einsiedeln 42. Die Bedeutung der historisch-kritischen Methode für die protestcmtische Theologie
1969; G. HASENHÜTTL, GefShrdet die moderne Exegese den Glanben?, Graz 1970 (al und Kirche, en Wort und Glaube, Tubinga 1960, 1-49.
alcance del público en general). Acerca de la situación hermenéutica cf. todavía J.M. Ro- 43. Cf. al respecto G. EBELTNO, Wort Gottes und Tradition («Kirche und Konfession»
BINSON, Die Hermeneutik seit Karl Barth, en Neuland in der Theologie II (Zurich 1965) 7), Gotinga 1964, 91-174.
13-108; cf. también F. ZELLINGER, Neue Hermeneutik: TbPQ 118 (1970) 130-140. 44. Die Bedeutung der historich-kritischen Methode..., 48.

76 77
Karl Lehmann

presente el acontecimiento anterior, cobra importancia fundamental


el problema de cómo salvar la distancia que se abre entre pasado y 3. La investigación histórica como evocación de una esperanza
presente. Para superar la discrepancia entre la investigación his- que no caduca
tórico-crítica y la teoría dogmática, W. PANNENBERG45 hace de la
historia del objeto mismo de la fe cristiana — por oposición a toda J. MOLTMANN48, en polémica con K. BARTH y R. BULTMANN,
«doctrina» separada de la historia— el horizonte universal de se pregunta si la interpretación de la historia, que se suele dar
toda teología. En este esquema del acontecer total encuentra tam- por supuesta, en el método histórico-crítico —en el sentido de un
bién su lugar cada capítulo de la investigación histórica; por él «nexo causal cerrado» y de una «homogeneidad» de los aconteci-
hay que interrogar en cada caso al material transmitido. Sólo así mientos — responde verdaderamente a la realidad interrogada. Con
puede cubrirse el abismo que se abre entre el hecho y su signifi- semejante concepción cosmológica de la historia, la conciencia
cación, entre el kérygma y la historia verificable, entre el texto histórica se somete a sí misma a una crisis. Su respuesta constituye
neotestamentario y el mundo actual. El centro en el que se juntan una crítica al positivismo resultante, pues éste considera la his-
estos distintos horizontes mentales es el contexto integral de la toria como una «substancia dada», pero no es capaz de descu-
«historia de la tradición» cristiana46. Ésta adquiere proporciones brirla en su carácter evolutivo y en su obligatoriedad escatológico-
de historia universal porque, partiendo de la primitiva apocalíptica universal. La historia no consiste esencialmente en una serie in-
cristiana, la reflexión teológica está en condiciones de concebir la móvil de hechos, sino que es un proceso en marcha, un devenir
historia como un todo; ese todo es pensable ya ahora, de una ma- abierto y todavía inacabado, una trama de procesos en un mundo
nera proléptica, porque en el destino de Jesucristo se han anticipado que aún está sin terminar. Por lo tanto, hay que proyectar todos
para la humanidad el futuro y la consumación de esa historia. Este los acontecimientos sobre su futuro. La historia es el escenario
esquema no hace desaparecer las diferencias históricas, más bien de la revelación, y sólo en ella ha de decidirse el pleito sobre lá
las salva por primera vez. El ver los diversos acontecimientos y sus verdad del Evangelio. Por eso la Escritura sólo es ella misma
respectivos nexos sobre el horizonte de la historia universal, permite cuando va unida con este ultimo apocalipsis de la historia y con
alcanzar la época del intérprete a partir del texto. Por supuesto su propio futuro. La investigación histórico-crítica de la Sagrada
que una discusión de este programa teológico y de la posición que Escritura no se realiza sólo de manera retrospectiva, en orden a
en él ocupa el método histórico-crítico es algo que supera el marco obtener una comprensión del pasado bajo las circunstancias del
del presente trabajo47. De lo que se trata en principio es de pre- espíritu presente.
sentar las respuestas fundamentales que la teología ha dado a las La interpretación de la Escritura resulta estéril si no abre la
perplejidades provocadas por el método histórico-crítico. verdad futura del hombre a partir de Dios, incluso para la práctica
de la vida. Donde se necesita la luz de la crítica histórica es en
aquellos puntos de los textos y en los acontecimientos que ellos
atestiguan en que irrumpe el futuro. Por consiguiente, la Biblia
sólo tiene sentido como documento de una promesa de libertad,
45. Cf. W. PANNENBERG, Grundfragen systematischer Theologie, 11-158. promesa que aún tiene que acreditarse. También la crítica histórica,
46. Este concepto, tomado de la exégesis veterotestamentaria, es un buen ejemplo de como toda teología, está al servicio de esa libertad futura. Y lo
cómo los resultados de los métodos historíeos-críticos fecundan las cuestiones sistemáticas
fundamentales. Bibliografía sobre el tema cf. en K. LEHMANN, Auferweckt am dritten Tag primero que hace como «crítica» es luchar contra todos los obs-
nach der Schrift (Quaestiones disputatae 38), Friburgo de Brisgovia 21969, 117, nota 303.
47. Cf. al respecto J.M. ROBINSON, J.B. COBB (dir.), Theologie ais Geschichte, 48. Exegese und Eschatologie der Geschichte, en Perspektiven der Theologie, Munich
(«Neuland in der Theologie» 3), Zurich 1967 (respuesta de PANNENBERG: 285-351). 1968, 57-92, cf. también 93ss, 113ss, 128ss.

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Karl Lehmann El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica

táculos que se oponen a dicha libertad. Con ayuda del método ración de sus formidables posibilidades se muestra también la li-
histórico-crítico se interroga al Antiguo y al Nuevo Testamento mitación de la crítica bíblica: ciertamente puede decir lo que «en-
hasta encontrar las señales y promesas, plasmadas por escrito, del tonces», bajo determinadas condiciones, fue cristiano, pero no
futuro y esperanza escatológicos. «El interés por su estudio histó- está en sus manos el dilucidar cómo deben moverse hoy el pensa-
rico (el de la historia escatológica) nace de la esperanza que miento y la acción dentro de la tradición cristiana. La significación
evoca» m. ejemplar de la investigación escriturística queda limitada al cono-
Estas alusiones a la teología de MOLTMANN bastan en este cimiento de las condiciones en las que se desarrolló en aquel tiempo
contexto para poder ver la transformación que sufre la función la fe cristiana. En este horizonte la interpretación moderna de la
del método histórico-crítico en el conjunto de la teología. Escritura con la susodicha limitación, sólo representa una respuesta
parcial. Toda la teología debe alcanzar el nivel en el que puede
preguntarse por las condiciones específicas de un cristianismo mo-
4. Significación ejemplar para una teoría del cristianismo moderno derno, y esto mediante procedimientos científicos expresamente
elaborados para ello. Semejante «teoría del cristianismo», que tiene
Según T. RENDTORFF X, con la victoria del método histórico- su modelo en la labor temprana de la crítica bíblica, constituye un
crítico se han ganado para el pensamiento cristiano la emancipa- problema de la misma categoría que la investigación histórica.
ción y la conciencia de libertad propias de la edad moderna. En Dado que esa «teoría del cristianismo» apunta a un concepto de
la medida en que la crítica histórica ha llegado a ser el único teología en las condiciones del cristianismo moderno, se relativiza la
camino científico reconocido, en el cual se ha realizado y acepta- extraordinaria posición especial que hasta ahora ha disfrutado el
do un verdadero estudio crítico de la tradición, con ella se ha método histórico-crítico, posición que, en el horizonte del pensa-
impuesto la autonomía moderna, independientemente de las nece- miento moderno, ha llevado con frecuencia a identificar la inter-
sidades de respuesta que pudiera tener la teología dogmática: esta pretación crítica de la Escritura con la teología. De esta manera el
autonomía comprende, por una parte, la tendencia hacia un cristia- problema del método histórico-crítico ya no se plantea aislada-
nismo libre de autoridades y, por otra, la correspondiente actitud mente, sino en el contexto más amplio de todo el cristianismo
crítica fundamental. Sobre todo la apertura metodológica, que nunca moderno. Por consiguiente, sólo puede obtener una respuesta de la
emite respuestas definitivas ni terminantes, es la más congruente teología como conjunto.
en quien no cesa de interrogar. De esta manera arrebata el punto
de apoyo a aquellas tradiciones dogmático-eclesiales que en épocas
pasadas resolvían de antemano con su pretensión autoritaria todas 5. Enseñanzas
las cuestiones relativas a la esencia del cristianismo. La crítica
histórica no da a los problemas una respuesta categórica, sino que Si sometemos estos nuevos esquemas, por imponentes que sean,
se transforma en una conciencia problemática constantemente abier- a una consideración crítica, nos encontramos con que la moderna
ta, en la cual se debaten las relaciones con la tradición y con el interpretación de la Escritura nos puede mostrar una vez más
propio presente. Pero precisamente en esa impresionante manifes- su fortaleza siempre insospechada: a pesar de la constante apela-
49. Ibid., 89s.
ción a la «historia» como dato primario, predomina aquí en cada
50. Historische Bibelmssenschaft und Theplogie. Ihr Ver hall ¡lis im Zusammenhang des caso una violenta «presión del sistema». Se eligen los temas bíbli-
neuzettlichen Christentums, en H.-J. BIRKNER, D . ROSSLER (dir.), Beitrage zur Theoríe cos o los exegetas que son más «conformes con el sistema»; si hay
des neuzettlichen Christentums (homenaje a W. TMLLHAAS), Berlín 1968, 72-90; cf. asi-
mismo id., Kirche und Theotogie... (véase nota 15). otros textos, se les pone sordina; si hay motivos que no cuadran,

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Schreiner, Introd. 6
Karl Lehmann
El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica
se los hace a un lado; las vetas de tradición que no encajan, quedan serie de presupuestos históricos y espirituales específicos, que en
suprimidas. Pero precisamente aquí basta una mirada a los resul-
gran parte casi están «olvidados». R. SIMÓN S2 creía todavía que la
tados de la interpretación científica de la Escritura para comprobar
crítica, con la que se podían demostrar las vicisitudes y super-
cómo se mantiene su polifacetismo soberano, lo fácilmente arbitraria
posiciones que condicionan el nacimiento del Antiguo Testamento,
que resulta toda concepción unitaria y sistemática, y lo difícil que
lograría demostrar la caducidad del principio escriturístico de los
le es, incluso a una teología sistemática abierta, adoptar una postura
protestantes y la necesidad de un tradición cristiana, tanto más
libre de prejuicios ante la investigación histórico-crítica (lo que
cuanto que las reglas de la crítica eran independientes de la fe.
no excluye de ninguna manera una actitud crítica de alerta con
Algo parecido les ocurrió a los fundadores protestantes del método
respecto a la exégesis). En este punto la teología sistemática sigue
histórico-crítico en los siglos XVIII/XIX: la «crítica» constituía un
procediendo en plan «grandilocuente»; debería fijarse más en el
servicio a la fe originaria y a la verdadera Iglesia. Pero I01 que en
lado «empírico» de la exégesis si quiere descubrir y sopesar sus
puntos de vista unilaterales. También el exegeta debe pensar aquí realidad ocurrió, aunque de modo indirecto, fue que el criterio
con rigor, de manera que cualquier superioridad especulativa sobre para determinar la verdad de la revelación se trasladó al pensa-
la «existencia de carretero» que lleva la exégesis deba deponer sus miento claro y racional. De esta manera se había dado el primer
pretensiones. En este caso la «teoría» más que tarde llega demasiado paso en la construcción de un frente entre razón y revelación, que
pronto. Primero tiene que hacer largas experiencias con los pies con el tiempo se reforzaría. Lo que al principio pareció ser una
en el suelo51. tensión legítima entre ambas, se convirtió más tarde (cf. P. BAYLE)
en una «crítica»53 que llevó a cabo la separación total de ambos
campos. Debido a la común y temprana reacción negativa da las
Iglesias contra una gran parte de los escrituristas «críticos» que
V. LAS APORÍAS HERMENÉUTICAS LATENTES
militaban en sus propias filas, la palabra «crítica» adquirió un
sentido polémico.
La historia problemática del método histórico-crítico ha sacado
En nuestro contexto no hace al caso un análisis histórico más
a luz sin ninguna reserva el cúmulo de dificultades que acompa-
detallado, sino la aceptación fundamental de la situación histórico*-
ñaron su fundación. Vamos, pues, a exponerlas con más detalle en
espiritual que —quiérase o no— trae consigo la adopción del
algunos de sus aspectos.
método histórico-crítico. La evolución de la nueva imagen del
mundo, la pérdida de la unidad entre esa imagen y la Escritura,
la polémica sobre la autoridad bíblica, el problema de la certeza
1. Origen profundamente enraizado en la historia de la fe —cada vez más insoluble en la discusión sostenida entre
las diversas Iglesias—, y la capacidad mediadora de la razón
Parece que el exegeta moderno tiene, por lo general, la im- humana —reforzada por el humanismo y el cartesianismo—que
presión de que el método histórico-crítico es, sí, una conquista proclamaba su afán de poder insistiendo en el necesario autoafian-
moderna, pero concebida de una manera peculiarmente ahistórica. zamiento del saber humano y en la extensión de la crítica racional,
Y, sin embargo, el desarrollo del método como tal depende de una todos estos fenómenos fueron a la larga más fuertes que los lazos

51. Por eso en la obra que se cita en la nota 46, sobre el objeto concreto de un 52. Cf. R. KOSELLECK, Krtttk und Krise... (nota 15) 87s, 90, 102; W.G. KÜMMEL,
artículo del credo y de la temática del triduum monis, el autor emprendió el intento de op. cit., 41-50 y passim; H.-J. KRAUS, Geschichte der histprisch-kritischen Forschung...
establecer un diálogo inmediato entre la exégesis, la hermenéutica filosófica y la teología 40s, 65ss y passim; J. STEINMANN, Richard Simón et les origines de l'exégese biblique,
sistemática (cf. el prólogo que precede la primera edición, p. 6). París 1960; cf. además la nota 15.
53. Sobre este punto R. KOSELLECK, op. cit., 5ss, 81-103, 188ss, 191ss.

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Karl Lehmann El horizonte hermenéutico de Ja exégesis histórico-crítica

dogmáticos tradicionales (al menos, en primera instancia, para las moderna ha mostradoM lo profunda y secretamente que están ins-
Iglesias reformadas). Las verdaderas implicaciones del método his- critos en toda conciencia finita la tradición, un determinado len-
tórico-crítico sólo aparecieron con claridad en el proceso histórico guaje y un determinado «modo de pensar»; y esto por muy radical
de su radicalización, cada vez mayor. Pero de hecho hasta el día de que sea la voluntad de entendimiento puro. Los caminos de la
hoy más bien se ignora la trama de los presupuestos histórico-espi- investigación histórica, que se concibieron a sí mismos como pasos
rituales que contribuyeron a su formación, y esto tanto en el estudio hacia una total clarificación del sentido de la historia, han tenido
histórico de su origen (fuera de algunas excepciones), como en el que admitir el carácter dialéctico de esa clarificación55 o un ca-
intento de hacer una valoración imparcial de su historia interna. mino interminable. El postulado de la autopenetración del espíritu
Una apologética ingenua y un diligente mimetismo han frenado histórico tuvo que reconocer hasta qué punto él mismo estaba
hasta el momento las exigencias de un enfrentamiento adecuado con determinado por concepciones del mundo filosóficas y contingentes,
el problema sobre una base amplia. y hasta qué punto seguía dependiendo de pre-juicios ocultos (cf.
por ej. la concepción de la infinitud interna y de la lucidez casi
divina del espíritu investigador).
2. ¿Ausencia de prejuicios? No es necesario recalcar que al poner al descubierto tales limi-
taciones no se va contra la voluntad radical de conocimiento, no
Una de las aporías del método histórico-crítico, que a estas se va en principio contra la necesidad de la «crítica» ni se pretende
alturas no es ya un secreto para nadie, es la cuestión de sus fun- fomentar una actitud de resignación ante la tarea reflexiva. Por el
damentos científico-teóricos. Ciertamente que mientras se le consi- contrario, cuando aparece ese profundo peligro, se necesita un mé-
dere sólo como una técnica formal, se oculta esta problemática todo todavía más exacto. Pero hay que tener una conciencia clara
de su origen. Mientras la «ausencia de prejuicios» signifique que de la sacudida que de hecho supone la hermenéutica reciente para
el intérprete sea dueño de sus opiniones previas, que rio introduzca la «seguridad» del método histórico-crítico:
inconscientemente en el juego conceptos extraños, tal postulado a) Toda comprensión tiene lugar dentro de una tradición viva
resulta evidente. También es cosa clara que el intérprete debe pro- y activa, que influye incluso en el proceso interpretativo. Hay que
curarse en cada caso los criterios adecuados; es decir, los que empezar por reconocer y tomar conciencia de la eficacia de seme-
responden a los objetos históricos, criterios previos que le per- jante «historia efectiva».
mitan incluir en el horizonte de nuestro propio conocimiento y bj Es evidente que el método histórico-crítico, al no haber cap-
comprensión campos relativamente muy alejados, como pueden ser tado en el proceso comprensivo esa latente historia efectiva de la
la religión cananea, la especulación sapiencial de los griegos, el tradición, no ha podido hacer ver toda la realidad de las experien-
dualismo joánico o el mundo simbólico de la apocalíptica. Pero no cias históricas. En este sentido siguió siendo «ingenuo».
se nos puede ocultar que el postulado de una absoluta ausencia de
pre-juicios de parte de la «crítica», que sólo se sentía ligada por la 54. Además de la bibliografía citada en la nota 3, cf. un resumen de esta proble-
futura averiguación de la verdad y, por tanto, se comprometía sólo mática en K. LEHMANN, Die dogmatische Deiikform ais hermeneutisches Problem: EvTh 30
(1970) 469-487 (con indicaciones sobre todo de la bibliografía más reciente).
a favorecer el «progreso» del conocimiento, se ha manifestado en 55. Hoy amenaza un nuevo peligro al método histórico-crítico: el material investi-
muchos aspectos como una pura ilusión. Esto no sólo vale en el sen- gado y la correspondiente literatura crecen indefinidamente, de manera que se plantea
el problema de cómo va a poder mantenerse dentro de la esfera de control de la razón
tido de que nunca logramos desconectar por completo nuestros esa masa de datos proporcionados por la reflexión crítica, sin que se convierta en una
prejuicios, nuestros conceptos y nuestros apriorismos mentales. Por especie de nueva objetividad impenetrable (esta vez algo así como de segunda potencia).
Lo racional y lo irracional escapan a la reflexión y vuelven a ser material extraño e
el contrario, el desarrollo reciente de la filosofía y de la hermenéutica inmediato.

84 85
Karl Lehmann

c) El error del objetivismo o positivismo histórico consiste en


que comprendió, sí, la dependencia histórica que condiciona al ob- VI. LA TEOLOGÍA CATÓLICA Y EL MÉTODO HISTÓRICO-CRÍTICO
jeto, pero no descubrió que el sujeto cognoscente tiene también la
misma estructura ontológica. 1. Aceptación
dj Desde el punto de vista filosófico, las premisas ontológicas
del concepto moderno de sujetividad quedaron ocultas. En la mayor En ninguna otra parte se ve con tanta claridad que el método
parte de los casos era una subjetividad profundamente ahistórica histórico-crítico no es una magnitud homogénea como en el intento
la que pretendía cubrir cualquier distancia temporal. Sólo con el de responder a la pregunta de cómo se sitúa ante él la teología
derrumbamiento del idealismo, y al ponerse de manifiesto sus re- católica. El destino del oratoriano francés R. SIMÓN muestra ya la
percusiones latentes (por ej., en el concepto de vida de DILTHEY) cantidad de tensiones que se produjeron entre la Iglesia oficial y
se radicalizó la cuestión de cuál es el medio' en el que pueden enla- la naciente ciencia bíblica. Entretanto muchos resultados y métodos
zarse los puntos históricos diferenciales, con vistas a cubrir la dis- de la crítica histórica se han aclimatado también en el campo de
tancia que separa al autor de su intérprete. Si no hay ninguna mag- la teología católica. Aquí no es necesario trazar de nuevo el camino
nitud metafísica, ninguna instancia de tipo suprahistórico, ninguna espinoso que llevó al actual estado de cosas. Para muchos es in-
naturaleza humana universal, ninguna clase de lenguaje abstracto ni cluso este camino de unificación subterránea el único que lleva a
tampoco la «existencia» individual, que puedan servir de puntos un auténtico ecumenismo en todos los frentes56.
de referencia sobre los que construir el puente del método histórico-
crítico, ¿cómo puede darse en modo alguno una «comprensión»?
Para nosotros hoy ha llegado a ser evidente y natural la im- 2. Tendencia a la objetivación
pregnación ideológica que presentan no pocas etapas del método
histórico-crítico: la imagen de Moisés, la concepción del profetismo, Esta aceptación tuvo lugar bajo determinados presupuestos.
la presentación de Jesús... todas estas interpretaciones testimonia- De parte del método histórico-crítico se dio una gran depuración
ban una profunda evolución del lenguaje, del espíritu y de la menta- general, que significó la liberación de una serie de axiomas filosó-
lidad de cada época. En principio no es de extrañar que exista seme- ficos e ideológicos dudosos. En su lugar predominaban pequeñas
jante relación con el presente. La interpretación sólo puede resultar delimitaciones, la formación de procedimientos exactos de subs-
adecuada en el marco de un pensamiento contemporáneo, pero tracción, minuciosos estudios monográficos, etc. Así pues, hoy día
¿puede nuestra concepción de la realidad llegar a ser la «norma» son sobre todo la eficacia y el éxito los que han cooperado al reco-
(última) de la interpretación bíblica? Por ej., para nosotros es hoy nocimiento y estima del método histórico-crítico. Este punto de
día mucho más comprensible el que el Evangelio no pueda redu-
cirse a una descripción «existencial». La resistencia que presentan 56. Cf. E. KASEMANN, op. cit. (cf. nota 29), 12: «Hemos de reconocer en justicia
que la moderna exégesis católica, al menos en Alemania y en su entorno, ha alcanzado
muchos elementos y enunciados de la Escritura ha incitado a me- un nivel que por lo general no desmerece ya del trabajo protestante, y que incluso lo
nudo al método histórico-crítico a entrar en contradicción con sus supera no pocas veces en precisión. Este proceso demuestra que el método histórico-
crítico ha llegado a generalizarse fundamentalmente. Ya no constituye la característica de
propias hipótesis. Pero el motor constante de su conocimiento ha una posición teológica de la exégesis, sino que solamente separa lo. que es ciencia y lo
sido su orientación a la realidad de su objeto; y esto es parte de su que no pasa de especulación primitiva. La adecuación y aproximación de los distintos
frentes quizás sea la nota característica de nuestra época.» (1957!). En cuanto a la dimen-
indiscutible grandeza. sión ecuménica de la exégesis moderna cf. G. HARBSMEIER, Historisch-kritische Exegese
und personóle Existenz, en P. ASCHER (dir.), Evemgelium und GescMchte in elner
rationalisierten Welt, Tréveris 1969, 102-112, esp. l l l s . Se podrían multiplicar los ejemplos
a placer.

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Karl Lehmann El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica

vista pragmático — el de su confirmación concreta y su pretensión ñala las limitaciones de un progresismo puramente formal. Las eti-
limitada— no deja de tener un sentido, puesto que la legitimidad quetas «progresista» y «conservador» pierden su sentido rápida-
de los diversos métodos se demuestra en último término por su mente. Sólo se logra un verdadero «progreso» cuando una hipótesis
rendimiento efectivo. Un gran mérito precisamente de la exégesis se acredita a lo largo del tiempo. Una exégesis de vanguardia tiene
católica está en haber impulsado la liberación de la exégesis histó- que mirar también hacia atrás de cuando en cuando, si quiere estar
rico-crítica de elementos «ideológicos», favoreciendo así al mismo segura del camino que recorre.
tiempo su eficacia técnica y funcional. Puede que en muchos momen-
tos esta liberación haya ido acompañada por un celo demasiado
apologético. Pero si no era por medio de un trabajo detallado y 4. Correcciones de detalle
sobrio, que tenía por objeto someter a prueba las grandes tesis en
orden a verificar su solidez efectiva, el método histórico-crítico no A la vista de estos peligros uno no puede menos de alegrarse
habría adquirido derecho de ciudadanía en la iglesia católica. Un ante el hecho de que vaya creciendo la limitación a la metodolo-
trabajo de este tipo es «ingrato», es poco «genial» y no produce gía técnico-formal. En cierto sentido el trabajo exegético nunca será
precisamente una impresión de «originalidad». Una exégesis así que- lo suficientemente experimental y empírico. Por tanto todo el que
da siempre algo «rezagada». Desgraciadamente todavía no se ha estudie los resultados de la exégesis crítica se preguntará también en
escrito la historia oculta del desinteresado trabajo de peonaje que primer lugar por la corrección y exactitud de los métodos emplea-
han llevado a cabo muchos exegetas católicos, particularmente en dos. Entonces se descubrirán los supuestos ignorados y las extrali-
nuestro siglo. mitaciones ilícitas del trabajo exegético, por cuanto sobrepasan la
competencia práctica del técnico respectivo. Por ejemplo, el exegeta
veterotestamentario tiene razón cuando rechaza la posibilidad de
3. Limitaciones a un criticismo vacio encontrar ya en los escritos de la antigua Alianza los enunciados
tridentinos sobre el pecado original; pero se sale de su incumbencia
Hay una falsa actitud «crítica» y es la que considera que todo si juzga que por esa razón la doctrina clásica del «pecado original»
lo «nuevo», extravagante y radical es criterio y prueba de una carece completamente de fundamento. Pero las limitaciones retros-
crítica inteligente. Pero el suceders© constante de nuevas hipótesis, pectivas aisladas no pueden impedir a la larga una reflexión her-
la invención aunque sea de puros disparates y la proposición de menéutica propia, la única que puede aclarar en principio las cues-
raras teorías particulares, no son de suyo ninguna garantía de co- tiones que plantea la relación de la teología histórica y sistemática.
nocimiento científico. Ciertamente que la exégesis, por su misma La implicación casi fatal de los elementos exegéticos, filosóficos,
estructura, debe tener el valor de adentrarse siempre en nuevos hermenéuticos, dogmáticos e histórico-dogmáticos, es algo que se
campos y de aventurar hipótesis dentro de esos campos. Pero puede palpar enseguida en las cuestiones, por ej., referentes a la
semejante «espíritu progresivo» no equivale de por sí a una fundamentación de una teología neotestamentaria, de los comienzos
crítica científica. Hay también un criticismo carente de contenido, y de la «cristología», de las estructuras del «ministerio» eclesiás-
por lo tanto estéril, que ritualiza su propia manera de interrogar y tico, del lugar de los «sacramentos» en el Nuevo Testamento, etc.
lo único que hace es volver a institucionalizar la crisis de la fe.
Verdaderamente «crítico» es el que pone término a las excrecen-
cias exuberantes, el que pone de manifiesto los supuestos indemos-
trados de tesis afirmadas a la ligera y el que por consiguiente se-

88 89
El horizonte hermenéutico de la exjégesis histórico-crítica

lisis de textos especialmente cargados de problemática teológica,


5. La pregunta clave indispensable se declare incompetente, inclusa dentro de su propio horizonte, pa-
ra dar una respuesta clara y terminante. Esto puede llevar tan lejos,
Por esta misma razón queda abierta la pregunta de si, teniendo que las diversas disciplinas teológicas no vivan ya en discusión re-
en cuenta las circunstancias histórico-espirituales en que nació la cíproca, sino que se limiten a ir trabajando en sus respectivas cá-
edad moderna, así como la historia del problema y las cuestiones maras herméticamente cerradas sin diálogo ni conflictos de ninguna
todavía pendientes, se puede reducir fundamentalmente el método clase. Semejante coexistencia indiferente, que ya no tiene fuerzas ni
crítico a una exégesis histórico-filológica. Tras haber aducido las para la provocación, es naturalmente la que vela definitivamente el
razones positivas que hay para restringirse al campo técnico-arte- horizonte escondido de donde procede la crítica histórica y el po-
sanal (no en sentido despectivo...) debemos anotar ahora también tencial explosivo que ella activa. La muerte en la torre de marfil
las desventajas. Uno no puede apuntarse los éxitos del método de los especialistas constituye quizás hoy la gran amenaza para la
histórico-crítico sin una cierta solidaridad con su propia historia. teología y aun para las ciencias históricas. También se puede morir
Si se niega este origen (que al mismo tiempo es en cada caso el pro- de una paz perezosa.
pio origen), se despoja también al método histórico-crítico de su
coraje radical para la interrogación constante, que es lo que en
último término llevó —aunque con rodeos— a los grandes des- 6. Condiciones para una teoría adecuada
cubrimientos. Además semejante familiaridad oculta una larga se-
rie de implicaciones secretas, presentes en el proceso interpretativo. Falta aún en la teología católica una reflexión fundamental sobre
Ni siquiera la simple valoración de una estadística de palabras pue- el método histórico-crítico57, al menos con un más amplio tras-
de llevarse a cabo sin ciertos pre-juicios, como pretende cierto fondo hermenéutico y de historia del espíritu. Cuando se consi-
positivismo ingenuo. El puro dominio técnico del método crítico deran los grandes problemas con que debe enfrentarse una vasta
resulta ambiguo. En cosas irrelevantes puede carecer de importan- teoría, uno se hace más paciente respecto de esta deficiencia, lo que
cia el que la crítica histórica tenga conciencia refleja de su hori- desde luego no equivale a hacerse más negligente. En todo caso
zonte hermenéutico más amplio. Pero la situación resulta más pro- la discusión hermenéutica clave que se requiere no debe recurrir a
blemática cuando la misma exégesis se concibe de una manera tan préstamos externos tomados de la teología protestante, por muchas
exclusivamente «histórica» y «filológica», que ni tan siquiera se que sean las cuestiones en común y por mucho que aún quede
plantea la pregunta de su relación con la teología sistemática. Lo que por aprender; sino que debe encontrar una respuesta a partir de los
pasa entonces en muchos casos es que de, un modo más o menos principios estructurales y elementos constructivos propios de la
consciente o inconsciente, se acaba haciendo exégesis a la sombra teología específicamente católica e inherentes a ella, en gran parte
de alguna dogmática sistematizada que ya no es objeto de reflexión todavía ocultos e inarticulados. Por eso es que no sirve de mucho
crítica. Semejante orientación, guiada por el «contenido» de la Es- la aportación desde el exterior, a la teología católica de sistemas
critura concebido a su vez de manera sistemática, no tiene por qué
oscurecer la mirada exegética, sino que puede también despertar la 57. Cf., por lo demás, artículos aislados y valioso material constructivo en los cono-
atención del intérprete en sentido positivo y hacerle adoptar una cidos trabajos por ej. de K. RAHNER, E. SCHILLEBEECKX, P. SCHOONENBERG, X. RATZINGER
y otros, y de la parte exegética K.H. SCHELKLE, A. VOGTLE, R. SCHNACKENBURG, F. M Ü S S -
postura autocrítica, cosa que sólo puede reportar ventajas a la exé- NER, etc. A mi me siguen pareciendo los más significativos los estudios de H . SCHLIER,
gesis. Lo importante es que tal dependencia a la larga no quede cf. especialmente Was hásst Auslegung der Heiligen Schrift? en Besinnung auf das Neue
Testament 35-62; más atención merece H.U. V. BALTHASAR, Verbum Caro. Skizzen zur Theo-
en la oscuridad o se difumine. No es raro que el exegeta, en el aná- logie I, Einsiedeln 1960, 11-99.

90 91
Karl Lehmano

hermenéuticos ya hechos y terminados (que desde luego hay que


conocer y aprovechar). Se siente la necesidad de poner de relieve- 1. Punto de partida
las propias experiencias con la Escritura y la exégesis a la luz de
las actuales cuestiones hermenéuticas. Teniendo en cuenta la función y el carácter peculiar del método
La posibilidad de que la reflexión hermenéutica general que histórico-crítico, no puede tratarse de encontrar un lugar junto a
postulamos se abra y amplíe a campos ecuménicos — como es de él para las cuestiones teológicas. Hay ciertamente otros caminos
esperar— es algo que debemos confiar al futuro. Pero el éxito de legítimos para llegar a la verdad de la Escritura59, pero en el hori-
semejante proyecto básico está condicionado de manera decisiva, zonte de la ciencia teológica no puede haber ninguna reserva para-
y por encima de cualesquiera diferencias específicas confesionales, crítica (cf. sobre todo el postulado de una «exégesis pneumática»).
por el grado en que tal reflexión hermenéutica se abra a los interro- Por el contrario, en el trabajo concreto sobre un texto determinado
gantes filósofos del espíritu moderno y se someta a la «crítica». y en el método mismo histórico-crítico debe hacerse visible su re-
Todavía está por esclarecer, pese a los abundantes y excelentes es- levancia teológica. Sólo así puede evitarse que el método histórico-
tudios aislados que se han hecho, la transformación que sufrió el crítico caiga en un neopositivismo estéril; sólo así puede salvaguar-
espíritu europeo en el siglo XVH y su significación para la teología darse una última unidad irrenunciable entre exégesis crítica y plan-
cristiana de la edad moderna. teamiento hermenéutico60.
Como quiera que en principio la verdad del método sólo se acre-
dita en cada estudio particular, no cabe disimular una exigencia
VE. LA REVELACIÓN TEOLÓGICA DE LA EXÉGESIS HISTÓRICO-CRÍTICA critica con respecto a sí mismo. El método histórico-crítico pre-
senta a lo largo de su historia muchos rodeos, cambios de rumbo,
Dado que actualmente la teología católica no dispone, por las desvíos y reconsideraciones. Constantemente pasan a primer plano
razones dichas, de una teoría completa sobre el método histórico- nuevos aspectos metodológicos (por ej. hoy día el influjo de la
crítico, esbozaremos brevemente a continuación y en forma suelta ciencia lingüística61); disciplinas practicadas durante mucho tiem-
algunas perspectivas y materiales que pudieran servir para una re- po, como por ej. las ciencias introductorias clásicas, se hacen pro-
flexión sistemática más amplia. Al mismo tiempo el carácter inaca-
59. En el presente contexto no se puede entrar en detalles. Cf. con todo E. KASEMANN,
bado de estas «notas» y la estructura experimental de estas tesis Vom theologischen Recht...: «De ninguna manera es la crítica histórica ei único acceso
hacen ver las condiciones requeridas para la formación de seme- a ella (a la Escritura). Pues de una manera más o menos ingenua también el llamado
laico puede descubrir la historia, y en un mundo que se halla cada vez más en manos
jante «teoría»58. de los especialistas habría incluso que animar enérgicamente la afición entre los no
especialistas como la única posibilidad que queda de una relativa independencia» (262).
60. Acerca de los peligros de alienación que entraña una hermenéutica insuficiente,
que no se mantiene en el debido grado de «experiencia», cf. E. KASEMANN, Vom
theologischen Recht... 272-279. Sin embargo, la experiencia relativamente abundante que
brota de un balance de la historia del método histórico-crítico permite comprobar
que precisamente en las grandes cuestiones exegéticas existe siempre una unidad entre el
concepto teológico general de tipo hermenéutico y la interpretación concreta, indepen-
dientemente de que se sepa o no.
58. Para lo que sigue cf., sobre todo, E. KASEMANN, Vom theologischen Recht histo- 61. Cf. J. BARR, Bibelexegese und moderne Semantik. Theotogische und linguistische
risch-kritischer Exegese: ZThK 64 (1967) 259-281; J. BLANK, Die Interpretatlon der Methode in der Bibelwissenschaft, Munich 1965; G. FRIEDRICH, Semasiologie und Lexiko-
Bibel ais theologisches Problem, en Schriftauslegung in Theorle und Praxis, Munich 1969, logie: ThLZ 94 (1969) 801-816; E. GÜTTCEMANNS, OÍfene Fragen zur Formgeschichte des
15-29; id., Das politische Element in der hístorisch-krttischen Methode, en P. NEUENZEIT Evangeliums. Eine methodotogische Skizze der Grundlagenproblematik der Form- und
(dir), Die Funktion der Theologie in Klrche und Gesellschaft, Munich 1969, 39-60; cf. Redaktíonsgeschichte (BevTh 54), Munich 1970 (bibl.). Del campo filosófico previo cf.
también por otra parte O. Kuss, Schrift und Kirche, en Auslegung und Verkündigung n , W. LUTHER, Sprachphilosophie ais Grundwissenschaft, Heidelberg 1970; E. LEIBFRIED,
Ratisbona 1967, 1-31. Kritisclie Wissenschaft vom Text, Stuttgart 1970.

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Karl Lehmann El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica

blemáticas en no pocos puntos a; se descubren por primera vez cam- (en el sentido específico de la moderna ciencia histórica) pueda abrir
pos enteros de la historia de las religiones, hasta ahora abando- el camino a la fe cristiana; pero, dentro ya de la reflexión cientí-
nados (cf. la apocalíptica)*3; conceptos básicos tienen que ser re- fica, es ella la que ofrece — con todas sus deficiencias — el camino
pensados una y otra vez (cf. «fórmula», «Jesús histórico», «teofa- relativamente más seguro. Al no representar la religión bíblica nin-
nía» como forma literaria, diferencias en el concepto de «autor», guna idea supratemporal y ninguna magnitud extra-histórica, fraca-
etcétera). Sin esta actitud constante de revisión el método histórico- san ante ella todas las formas de conocimiento de tipo exclusiva-
crítico se vuelve rápidamente «reaccionario». El intérprete se ve mente metafísico-especulativo. Frente a la voluntad humana de
constantemente sorprendido por las muchas veces que hay que entender, y pese a todas las posibilidades de relación que tiene el pen-
volver a revisar y modificar resultados que se tenían por «firmes» samiento, el elemento histórico pone también en juego una «facti-
y «definitivos». cidad», «positividad» y «ocasionalidad» últimas, que en el ámbito
A todo lo expuesto se añade una limitación importante: la crí- de la fe tienen especial importancia. Evidentemente existe una rela-
tica histórica no garantiza por sí misma la autenticidad de nin- ción intrínseca entre el carácter jndeducible de los acontecimientos
guna interpretación, aunque sí que enseña a evitar errores. Su históricos así entendidos y la idea de la gratuidad de la acción sal-
«técnica» puede aprenderse, pero en último término la posesión vífica de Dios que aparece en esos acontecimientos. Por tanto la
de ésta no degenera de hecho en «rutina», en el sentido usual de relación de fe e historia es —de manera distinta en el Antiguo y
la palabra, so pena de perder el carácter experimental que funda- en el Nuevo Testamento — un elemento constitutivo de la religiosi-
mentalmente posee, por su mismo modo de conocimiento que dad bíblica65. Si el pensamiento humano quiere encontrar el acceso
no excluye la posibilidad de una certeza en determinados casos apropiado al acontecimiento de la revelación en que se basa la fe,
particulares. tiene que llegar a ello con una actitud mental que sea capaz de
conservar la prioridad de una historia indeducible. Sin esa «posi-
tividad»66, transmitida por el pensamiento y conservada por él
2. Primado de la historia y del contacto con la realidad (positividad que es algo muy distinto de la investigación positivista
de unos jacta bruta...) no puede haber una fe en sentido bíblico.
Pero la estructura experimental del método histórico-crítico, Esta tarea fundamental confiada al pensamiento teológico la
tal como lo acabamos de explicar, tiene una profunda legitimación asume, en la situación histórico-espiritual de la edad moderna, sobre
teológica. Dado que la fe del Antiguo y la del Nuevo Testamento todo la «historia» objetiva. De este hecho se desprenden en parti-
representan unas religiones históricas64 y siguen teniendo como cular, formuladas a manera de tesis, las siguientes proyecciones
punto de referencia —por supuesto de diversa manera— la irre- teológicas del modo de conocimiento histórico-crítico aplicado a
petibilidad histórica de la revelación, ha de ser una comprensión la Escritura:
histórica la que mantenga abierto el correspondiente acceso a los
acontecimientos originales. Esto no significa que sola la «historia» 65. Con el concepto de «historia de salvación» habrá que ir con cuidado, pues lleva
a una discusión irremediablemente desfigurada y desenfocada por la polémica. Para una
62. Cf. para el AT H. DONNER, Cas Problem des Alten Testamentes ¡n der christttchen aproximación cautelosa al tema cf. K. LEHMANN, Auferweckt am dritten Tag... (cf. nota
Theologie. Überlegungen zu Begriff und Geschichte der alttestamenttichen Einleitung, en 46) 286-290 (cf. también el índice).
Beitrage zur Theoríe... (nota 50) 37-52; para el NT: M. RESÉ, Zum gegenwártígen Stand 66. Con la filosofía moderna el método histórico-crítico padece las consecuencias de
der neutestamentüchen Einleitungswtssenschajt, VF 12 (1967) 29-38. que no se haya elaborado mental y estructuralmente ningún concepto adecuado de
63. Cf. los nuevos trabajos de P. OSTEN-SACKEN, J.M. SCHMTOT, J. SCHREBJER, «positividad» en el sentido que arriba se describe. La dualidad entre verdades racionales
O. PLÍSGER. D. ROSSLER, K. KOCH y otros.
y verdades históricas casuales, entre el hecho y su significación, entre lo trascendental y
64. Este concepto no puede ser tratado directamente en estas páginas, pero del con- lo categoría!, no proporciona el puente necesario para llegar hasta la facticidad indeducible.
texto siguiente se desprende una idea que aunque tosca es lo suficientemente clara. Aquí se precisan horizontes filosóficos completamente nuevos.

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Karl Lehmann El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica
a) El método histórico-crítico llama la atención sobre el pri- neos, interpretaciones ligadas al mundo circundante, dependencias de
mado irrenunciable de la historia de la revelación, en cuanto que la imagen del mundo, etc. Pero el carácter específico de la fe bíbli-
hace ver ante todo la distancia histórica a que se encuentran los do- ca en la revelación resulta precisamente de cómo los patrones men-
cumentos bíblicos. Frente a una abstracción ahistórica sólo del sig- tales y las formas de expresión extrabíblicos adquieren una nueva
nificado ideal que tiene el acontecimiento de la revelación, inter- «figura» propia gracias a la fuerza conformante y primordial de la
viene también en favor de la prioridad teológica que poseen los «palabra de Dios» que actúa en la historia; esta fe, a pesar de todas
testimonios de la revelación, tal como se manifiesta en los docu- las implicaciones y dependencias que se dan en el curso de las
mentos primitivos de la revelación que se nos han conservado por múltiples combinaciones y en el sentido último del «sincretismo» ™
escrito. que reúne los distintos elementos, representa una realidad propia
b) Esto no significa por supuesto que el método histórico- al menos en el sentido de que se acredita históricamente frente a
crítico se dirija sólo a «hechos salvíficos objetivos». En la medida todas las preguntas del hombre, imponiendo de esta manera la legi-
en que él mismo se orientaba hermenéuticamente hacia un ideal de timidad de su carácter revelatorio71. De este modo el método histó-
conocimiento objetivista y hacia fines metodológicos tomados de la rico-crítico pone de manifiesto que la historia de la revelación, a
historia profana, el curso interno de su propia historia le ha des- pesar de encontrarse ligada al mundo histórico, no puede trocarse
truido de raíz semejante concepto de «realidad salvífica». En cam- en una magnitud objetiva que pudiera separarse perfectamente de
bio la historia de las formas, de las tradiciones y de la redacción la apertura a la fe, propia de los primeros destinatarios de la re-
han puesto de manifiesto el peculiar ensamblaje que se da entre fe velación.
e historia, evangelio y situación, revelación y mundo humano cir- d) De esta manera el método histórico-crítico diluye una y otra
cundante67. Teológicamente esto significa que la Biblia como do- vez el mundo histórico petrificado en la objetivación, pues muestra
cumento histórico no es un libro caído del cielo y que contenga cómo la llamada exigente de la revelación se dirige a un mundo
comunicaciones puramente sobrenaturales, sino que la revelación concreto; es decir, a un mundo marcado por la referencia a su
divina apunta desde su misma raíz al mundo concreto de los hom- propio tiempo. Después de los análisis pertinentes, la presunta uni-
bres y viene medida por hombres68. cidad de la letra bíblica queda relativizada y diferenciada en sí
c) De esta manera hemos alcanzado en principio una compren- misma, o al menos resulta no estar donde se la buscaba. Positiva-
sión de la diferencia que existe entre revelación y «escritura» (ele- mente esto significa que el método histórico-crítico conduce al
mentos ambos que no se pueden separar, ¡pero tampoco identifi- camino en el que hay que preguntar a la fe por el verdadero funda-
car!)69, diferencia que adquiere relieves plásticos gracias a los re- mento de su certeza; cuenta con la realidad humana como el puer-
sultados de la «crítica» histórica: influjos históricos contemporá-
70. Desde el punto de vista metodológico cf. al respecto G. KLEIN, Rekonstruktion
67. Sobre las reflexiones metodológicas cf. también R. PESCH, Neuere Exegese - Verlust and Interpretación, Munich 1969, 262-301 (con bibl.), pero el problema necesita una
oder Gewirm?, Friburgo 1968; id., Grundsatze tur Auslegung des Neuen Testamentes, nueva reflexión fundamental de tipo filosófico-hermenéutico.
en O. LORETZ, W. STROLZ (dir.), Die hermeneuttsche Frage in der Theologie, Friburgo 71. Semejante afirmación suena por su brevedad a demasiado «sistemática» y contiene
de Brisgovia 1968, 243-289 (con abundante bibliografía), cf. también ahí los trabajos de aparentemente un concepto excesivamente simple de la «continuidad» histórica. Puede
C. WESTERMANN, R. MAYER, J. SCHREINER, H.L. GOLDSCHMIDT, R. SCHXFER y O. LORETZ; verse lo grave de la cuestión en el hecho de que la Escritura, sin perjuicio de la validez
J.B. BAUER (dir.), EvangeHenforschung, Graz 1968; J. GNILKA, Jesús Chrístus nach fundamental de tal afirmación, concede también la palabra a figuras como Job y a teologías
frühen Zeugnissen des Glaubens, Munich 1970; J. ROHDE, Die redaktionsgeschichtUche como la de Qohetet. La exégesis, con su interpretación concreta de cada escrito, puede
Methode, Hamburgo 1966. entablar con tales estadios de la historia de la revelación un diálogo muy distinto del
68. Más detalles al respecto por ahora en K. LEHMANN, Rechenschaft des Glaubens, que puede entablar el teólogo sistemático, que al tener la mirada puesta en el conjunto
en Rechenchaft vom Glauben, Viena 1969, 74-96 (bibl.). pierde de vista con demasiada facilidad lo concreto. ¿Sería una ayuda para el teólogo
69. Más información en K. RAHNER-K. LEHMANN, en: Mysteríum Salutis P, Madrid sistemático el obtener una mayor orientación a base de textos modélicos? Queda pen-
1969, 704-791 (con bibliografía). diente la pregunta.

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Schreiner, Introd. 7
Karl Lehmann El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica

to de llegada de la revelación divina; rompe todas las tradiciones b) Los condicionamientos y modificaciones históricos que apa-
dadas sobre su significado. recen en los textos proporcionan a éstos una vitalidad completamen-
e) Lo que pretende esta acometida antiidealista del método his- te nueva; por eso, la crítica histórica rechaza el pensamiento
tórico-crítico es que no se olvide la correlación existente entre el sistemático y las concepciones tradicionales que no respetan ex-
mensaje de fe y la situación histórica. Por consiguiente rechaza presamente la riqueza y la plena configuración compleja de los
una aceptación espontánea e inmediata de enunciados teológicos, enunciados escriturísticos.
aunque sean de la Escritura; para él la pretensión de verdad sólo c) Si el mensaje de la fe debe dejarse oír, tiene que ser posible
es posible en el supuesto de que se conozca el carácter de media- interrogarlo críticamente; ésa es la razón de que el método histó-
ción histórica que tienen los enunciados religiosos y se comprenda rico empiece por considerar la Sagrada Escritura como' documento
el proceso interpretativo a que está sujeta cualquier tradición. de una historia humana. Así pues se sitúa en contra de cualquier
/) En la medida en que el método histórico-crítico rompe en reflexión teológica que convierta en tabú la letra de la Escritura
cierto modo cualquier tradición y recuerda el contacto con la rea- considerándola como «libro sagrado» y sustrayéndola de esta mane-
lidad que caracteriza al mensaje de fe, lo que pide en último tér- ra a una comprensión humana más profunda y a una posibilidad
mino es que la verdad de Dios, expresada en otro tiempo, se tra- adecuada de escuchar la verdad de Dios. Para poder recorrer todo
duzca hoy de tal manera que permita una confrontación respon- este camino de búsqueda de una respuesta a las cuestiones que plan-
sable con la primitiva palabra de Dios. La «desmitologización» tea la Escritura sobre la realidad humana, la investigación bistórico-
por consiguiente es algo que yace en el impulso más íntimo de su crítica se ha arriesgado también por rodeos y desvíos. Así pues, a
trabajo histórico-crítico cuando se lleva a cabo consecuentemente. pesar de las catástrofes y tragedias de su historia, conserva en sí
Lo único que sigue siendo discutible es en qué medida son posibles, una parte de la inquietud que se necesita para que el interrogador
sin pérdidas sustanciales, la liberación del mundo lingüístico pa- pueda llegar a ser verdaderamente un hombre creyente sin mermar
sado y la nueva traducción a una concepción actual del mundo. para ello la realidad humana. Eso es precisamente lo que pretende
la Escritura.

3. El provecho obtenido para la interpretación de la Escritura


4. Repercusiones teológicas
En el trato concreto con la Escritura esta actitud metodológica
conduce a los fenómenos siguientes: Por razón de su actitud crítica, la exposición histórica de la
a) La pluriformidad, la amplia gama de variación y la «contra- Escritura crea una «mentalidad» que genera a su vez una sensibi-
dictoriedad» de los diversos enunciados escriturísticos se exponen sin lidad espiritual propia:
reserva alguna; esto tiene como consecuencia una prudencia meto- a) Frente a tesis dogmáticamente establecidas, adquieren prio-
dológica ante cualquier sistematización y unificación precipitadas ridad metodológica las cuestiones pendientes, los problemas no
en la interpretación de la Escritura72. resueltos, el coraje para construir hipótesis.
b) La forma crítica de preguntar debilita cualquier argumen-
72. No podemos discutir aquí expresamente este problema, que incluye la cuestión del
canon y una critica teológica objetiva. Acerca de la discusión sobre el tema cf. el
volumen en colaboración: E. KASEM&NN (dir.), Das Neue Testament ais Kanon. Dokumen- 26ss (critica objetiva); sobre el problema de la unidad teológica dentro de la Escritura
tatíon und kritische Analyse zur gegenwartigen Situarían, Gotinga 1970; W. TMLLING, cf. K. R A H M E R - K . LEHMANN, op. cit. (nota 69), 668-686; A. STOCK, Einheit des Neuen
Vielfalt und Einheit im Neuen Testament, Einsiedeln 1968, 9ss, 32ss; id., Die Schrift Testaments. Erorterung hermeneutischer Grundposition der heutigen Theologie, Einsiedeln
Mein. Moderne Exegese und reformatorisches Auslegungsprinzlp, Stuttgart 1970, 18ss, 1969.

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Karl Lehmann El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica

to directo de autoridad; descubre la limitación de toda autoridad f) Frente a todas las tendencias institucionales de autoconser-
humana; coloca a la fe cristiana en una relación original con la vación, el método histórico-crítico pretende expresar la soberanía
libertad humana y la responsabilidad personal. de la palabra de Dios; por eso no confía tampoco la Biblia a la
c) La crítica histórica es particularmente sensible cuando la tradición, sino que interroga a la Escritura misma con vistas a
distancia temporal que separa al Nuevo Testamento de la Iglesia la comprensión actual de la realidad, y atisba en ella la «llamada
actual se salva ilegítimamente por medio de una «contabilización» a la libertad»74.
de la Escritura en el «haber» de la Iglesia; la crítica histórica en
cambio remite al permanente enfrentamiento crítico entre Jesucristo
y la Iglesia, y se sitúa contra cualquier identificación ingenua y 5. Método histórico y dogmático
autoritaria de ambos73.
d) La misma relación aparece respecto de las tradiciones dog- El bisturí del método crítico actuó históricamente sobre todo en
mático-eclesiales, que han de ser severamente confrontadas, en su el terreno de la dogmática. Es éste un dilema que en el fondo aún
pretensión de validez, con la Escritura; confrontación en la que no se ha resuelto, como puede verse todavía hoy en los esquemas
desde luego no puede ser «normativo» ningún cristianismo primitivo fundamentales de la teología protestante (cf. supra IV, 1-4). En este
entendido áhistóricamente; la actitud crítica se vuelve contra cual- sentido no nos pueden llamar a engaño los muchos enfoques positi-
quier concepción formal y legalista de la tradición, sin que por ello vos que van apareciendo.
haya que discutir fundamentalmente, y menos aún negar, el sentido La cuestión de la legitimidad del método dogmático depende
hermenéutico que tiene la tradición. primariamente de si se admite que no sólo se ha de examinar a
e) De ahí el ataque a todas las pretensiones de dar un carácter fondo, y bajo las condiciones actuales, el acontecimiento de la reve-
absoluto a las estructuras institucionales y legales en la Iglesia. No lación en su comprensión original, tal como quedó plasmada en los
sólo porque la Iglesia ha negado durante largo tiempo la legitimidad libros de la Biblia, sino que el contenido mismo de la Escritura en
de la teología crítica, sino por la interna cercanía al Evangelio co- todos sus aspectos puede y debe ser repensado a partir de sí mismo,
mo única salvaguarda de la libertad cristiana y por haber asumido más allá de su relación histórica original. Con ello se da por su-
la defensa de la responsabilidad humana, el método histórico-crí- puesto que esta reflexión eclesiástica sobre la fe no se aleja en el
tico ha tenido desde el principio un impulso reformador con res- fondo de la verdad revelada, sino que la considera más de cerca.
pecto a la Iglesia. Se combate radicalmente todo lo que sea auto- La teología católica incluye por principio en la idea que tiene de
afirmación piadosa, ensimismamiento, negación de la pureza del sí misma la afirmación de semejante mentalidad dogmática. Ha sido
Evangelio, falta de sinceridad y tendencias falsificadoras. Las buenas sobre todo gracias al método histórico-crítico que se han puesto
virtudes de una interpretación concienzuda de la Escritura gene- de manifiesto las tendencias deformantes, el abuso ideológico y los
ran, de cara a la Iglesia-institución un impulso propio de renova- métodos de trabajo ahistóricos de eso que se suele llamar «dogmá-
ción del hombre y de la Iglesia desde el espíritu del Evangelio. tica». Por tanto es necesaria una revisión a fondo de los métodos
dogmáticos de trabajo. Esta reforma, que sólo puede llevarse a cabo
en el conjunto de la teología, no requiere ya aquí una reflexión sobre
73. Cf. al respecto la nota 53, en la que se citan los trabajos de E. KASEMANN y el horizonte del trabajo dogmático, tanto menos cuanto que en
I. BLANK. Junto a la diferencia que existe entre Jesucristo y la Iglesia, no se puede
eliminar, incluso desde el punto de vista hermenéutico, la unidad existente entre ellos otro lugar se trata con más detalle75. Pero en todo caso el método
a pesar de su enfrentamiento crítico permanente, cosa que sin embargo se hace con
demasiada frecuencia. Más bien hay que tener en cuenta la unidad en la diferencia 74. Cf. Der Rut der Freiheit de E. KSSEMANN CTubinga U968).
y la diferencia en la unidad. Desde el punto de vista dogmático cf. J. RATZINGER, £2 75. Además de mi artículo citado en la nota 54, cf., sobre todo, W. KASPER, Die
nuevo pueblo de Dios. Esquemas para una eclesiología, Herder, Barcelona 1972, 257-273.

101
100
Karl Lehmann

histórico-crítico ha descubierto indirectamente las exigencias de se-


mejante revisión. 2. La legitimidad de una «exégesis teológica»

No se puede reactualizar en su sentido originario la «exégesis


VIH. PROBLEMAS HERMENÉUTICOS FUNDAMENTALES SIN RESOLVER teológica» de K. BARTH. Pero la polémica habitual está algunas pul-
gadas por debajo del nivel en que se desenvuelven las cuestiones
Hoy, cuando el método histórico-crítico ya no tiene que luchar valientemente atacadas pro K. BARTH, con su dilema histórico-teoló-
por su legitimación de principio, quizás se pueda hablar también gico, y especialmente por R. BULTMANN con su esquema teológico
con más claridad sobre sus límites. Por una parte — y a pesar de fundamental.
todas las aseveraciones en sentido contrario— todavía tiene mu- Ambos tomaron muy en serio' la «mala conciencia de la teo-
chas cosas que clarificar sobre sí mismo desde el punto' de vista logía moderna» (para BARTH esa conciencia eran FEUERBACH y
hermenéutico; por otra parte, desde el momento en que no se le STRAUSS). Pero el interés vital de la fe por la verdad de la Escri-
concibe desde el punto de visto puramente filológico-técnico, pa- tura pide del método histórico-crítico — sin atacarlo en su categoría
dece profundas aporías por lo que toca a las cosas de la fe, de las científica— que se ponga al servicio de una especie de «autointer-
que no se puede decir que estén ya superadas. pretación» de los textos bíblicos. En el lenguaje de H J . IWAND %, que
hoy nos resulta ya algo retórico y desvaído, el problema se for-
mula así: «Si no estáis dispuestos a tener en cuenta cuál es el cam-
1. Razón y revelación po de la realidad en el que entráis, si no os dejáis conducir de la
mano de la Biblia, no comprenderéis desde luego su contenido. La
Por un lado la Escritura, en cuanto palabra de Dios y testimo- desmenuzaréis y la desarmaréis, como a un reloj, en muchísimas
nio de su acción es la norma, normmts de toda otra outoridad; pe- piececitas; estudiaréis y examinaréis con exactitud esas piececitas;
ro, por otro, ha de ser estudiada con los medios de que dispone pero no las podréis volver a componer; y el reloj —su funciona-
la razón humana, al igual que los demás documentos literarios. La miento y el ritmo con que marca las horas— quedará destruido.
aporía resultante lejos de superarse más bien se ha afianzado. Cier- Sin embargo lo que interesa no es tanto que estudiemos cada una de
tamente que tal contradicción sólo puede solucionarse de algún las piezas de la maquinaria, sino que conozcamos su engranaje y
modo si se afronta resueltamente el encuentro entre cristianismo y el movimiento que lo llena todo y que la hace andar. Toda inter-
espíritu moderno (ilustración). La discusión actual sobre «el canon pretación de la Sagrada Escritura pretende introducirnos en la to-
dentro del canon» y sobre la exégesis entendida como «crítica ob- talidad de ese movimiento, que no es otro que la marcha del pue-
jetiva» de la Escritura, viene determinada en último término por blo de Dios hacia la meta que le ha sido propuesta.»
los problemas derivados de estas cuestiones fundamentales aún sin Hoy se puede volver a plantear sin prejuicios esa pregunta sobre
resolver. la unidad, el sentido y la coherencia de los textos bíblicos, porque
no intenta ser una pregunta pre-crítica, situada más acá de los
éxitos innegables del método histórico-crítico, sino que recuerda las

Methoden der Dogmatik, Munich 1967; junto a los trabajos pertinentes de K. RAHNER, 76. Glauben und Wissen, en Nachgelassene Werke I, Munich 1962, 272; cf. a este
B. WELTÉ y otros, cf. G. SAOTER, Vor anem neuen Methodenstrcit in der Theologie respecto O. WEBER, Der Ort der historisch-krítischen Methode in der Selbstauslegimg
(ThEx 164), Munich 1970, espec 15-49, 88ss; B. CASPER, K. HEMMERLE, P. HONERMANN, der Heiligen Schrift, en Die Treue Gottes und die Kontinuitat der merischlichen Existenz I,
Theologie tus Wissenschaft («Quaestiones disputatae» 45), Friburgo de Brisgovia 1970. Neukiichen 1967, 6Sss.

102 103
Karl Lehmann El horizonte hermenéutico de la .exégesis histórico-crítica
tareas propias de una reflexión hermenéutica total, que todavía condiciones histórico-espirituales en que se originó tal «crítica».
está por encontrar77. ¿Cómo evoluciona la «razón» moderna después de haber descu-
bierto, en el curso de una fuerza crítica potenciada al máximo, su
propia debilidad y finitud? ¿Hasta dónde llega la proporción de
3. Reconocimiento de la propia contingencia alienación científica y objetivación histórica en la «comprensión»?
¿Qué es lo qué en el conjunto del fenómeno queda «omitido» o
El método histórico-crítico, cuya necesidad hoy día se propala «escamoteado» de antemano, es decir, antes de toda atención al
con frecuencia —precisamente por parte de los menos expertos — «objeto», por el enfoque de este «método»? El marco previo a
de manera más declamatoria y patética que científica y convincente, la comprensión, tal como el horizonte de la «crítica» se le propor-
cae no pocas veces en la tentación de hacer su propia apología, ciona a la fe (por ej., los principios de la igualdad de todo aconte-
como si la crítica no pudiera confesar ni su origen histórico, que cimiento, de la «intramundanidad», de la causalidad intrahistórica)
todavía hoy la condiciona, ni el hecho de que su progreso presenta ¿es lo suficientemente flexible, amplio y abierto para aquello que
notables aspectos negativos. Pero la actitud ahistórica tiene que quiere mostrarse al entendimiento como lo Otro? La «conciencia
preguntarse también por qué la Iglesia durante mil setecientos años histórica» con su comprensión de la realidad ¿no llega a un límite
pudo entender de otra manera, y es de esperar que no fuera en cuando se enfrenta, por ej., con la resurrección de Jesucristo? ¿Res-
vano, el «asunto» de la verdad de Dios en la Escritura. Hoy parece ponde el método histórico-crítico a una comprensión condicionada
que es ineludible una rehabilitación de otras formas de interpreta- y, por tanto, mutable, de la verdad, capaz de admitir otras formas
ción escriturística; desde luego no para imitarlas, sino para escla- de descubrimiento y del ser de la verdad? ¿Cómo se relacionan
recer el cambio de estilo y la riqueza que presenta la comprensión «verdad y método» en la comprensión exegética?
de la Escritura a lo largo de la historia de la Iglesia. En el cursq^de Nadie espere que las respuestas a estas preguntas se decanten
tal rehabilitación, justo si se piensa de manera radicalmente mo- simplemente en contra del método histórico-crítico. Ello no sería
derna, podrían producirse sorpresas (por ej., el problema de la sino una señal de que se desconocen sus éxitos y una prueba de
exégesis alegórico-tipológica)78. Si además se examina la íntima cierta actitud mental precrítica w . Pero tal' vez se pueda mostrar
conexión de la conciencia crítica moderna con el método histórico,
ein Gegensatz?, MThZ 20 (1969) 85-103; id., Der wissenschaftliche Charakter der Thep-
y se recuerdan los resultados objetivos logrados en el proceso de logie nach dem I. Vatikanum: «Catholica» 24 (1970) 194-204; id., Die historisch-kritische
emancipación del espíritu79, surge la cuestión de las particulares Methode und die Erklarung zur Schriftauslegung in der dogmatischen Konstitution vDei
FÍUUSD des I. Vatlkamims: Annuarium Historiae ConciUorum. «Internationale Zeitschrift
für Konziliengeschichtsforschung» 2 (1970).
77. Es un mérito temprano de G. EBELING el haber llamado la atención, ya en el 80. Cf. a este propósito G. EBELING, Memorándum zur Verstandigung in Kirche und
año 1949/50, sobre la unidad existente entre las cuestiones fundamentales de los métodos Theologie: ZThK 66 (1970) 493-521, espec. 504s. Cf. desde el punto de vista de EBELING,
históricos y dogmáticos, cf. Die Bedeutung der historisch-kritischen Methode... (nota 42) ibid. 505: «La elaboración de estos problemas tropieza con muchas dificultades y causa
46-49; cf. también id., Wort und Glaube II, Tubinga 1969, 56ss, 99ss; cf. finalmente dolorosas heridas. Es vergonzoso, pero también comprensible. Lo que crea más con-
nota 80. fusión es un concepto falso de lo que es la autoridad (junto con sus correspondientes
73. Junto a los trabajos teológicos citados ya en la nota 7, habría que tener en repercusiones en los conceptos de la revelación y de la fe). Éste es un ejemplo particu-
cuenta las reflexiones de H.-G. GADAMER, W. BENJAMÍN y otros. Cf. también E. PETERSON, larmente luminoso de que al juntarse una forma de pensar, procedente de la época en
Theologische Traktate 39s. que la Iglesia constituía un mundo cerrado, con la pretensión de ortodoxia, se amenaza
79. Además de ios trabajos hermenéuticos ya mencionados (cf. notas 3, 14, 35, 41a, con bloquear el encuentro adecuado de la fe cristiana y la época moderna. Si en
54, 57, 61, 67), cf. H. ROMBACH, Die Gegenwart der Philosophie. Bine geschichtsphilo- cambio se toma en serio la historicidad, surgirán nuevos impulsos para una revisión del
sophische und philosophiegeschichtttche Studie über den Stand des phitosophischen Fragens concepto de autoridad. Por supuesto el que ello suceda o no en conformidad con la fe
(«Symposion» 11), Friburgo de Brisgovia 1962; con respecto a la «filosofía trascendental» cristiana, depende de la visión teológica general. Y esa visión teológica de conjunto no
cf. LThK2X, 315-316 (con bibl.); habría que confrontar con todo esto la doctrina de la es un resultado automático del trabajo histórico, aunque tampoco pueda tener lugar
Iglesia que sostiene el carácter racional de los fundamentos de la fe, cf. en la orientación sin él o contra él. Ahora bien, desde el punto de vista negativo convergen de hecho
de los problemas aquí tratados H.J. POTTMEYER, Kirchliche hehrautoritat und Wissenschaft - el juicio racional, que es determinante para la metodología, y el juicio teológico. La

104 105
Karl Lehmann El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica

de modo más convincente que la interpretación histórico-crítica de gesis, si bien había que recordar algunos momentos problemáticos
la Escritura sólo constituye una forma de interrogación y una en la evolución del método histórico-crítico. Tampoco bastaba el
dimensión de la comprensión de la palabra de Dios81. Ciertamente marcó de esta discusión para intentar dar una solución a las rela-
que también un época «post-crítica», que reflexiona sobre la crítica ciones entre «Escritura» e «Iglesia», aunque se han señalado algu-
de la crítica, tendrá siempre algo que aprender del método histórico- nas limitaciones. El interesado en la exégesis será el último en
crítico y con él. sorprenderse de que siga habiendo cuestiones pendientes.
Toda exégesis crítica está al servicio de la interpretación de
la Escritura. Quizás el teólogo debiera recordar con más frecuencia
4. Al servicio de la interpretación escriturística este fin primordial. El método histórico-crítico se insertaría enton-
ces espontáneamente en un horizonte más amplio de la compren-
Este trabajo tenía por objeto revisar la esfera de acción de sión escriturística en general. A este respecto H. SCHLIER 82 expone
aquellas implicaciones que desde el punto de vista hermenéutico a modo de resumen unas experiencias que debieran darnos siempre
y de la historia del espíritu pertenecen a la comprensión histórico- que pensar: «Vista en su conjunto, la interpretación de la Sagrada
crítica de la Escritura. El objetivo de todo ello era sensibilizar al Escritura, cuando se lleva a cabo de manera apropiada y se pone
que trabaja en el campo exegético frente a los problemas latentes responsablemente al servicio de su inteligencia, se presenta como
de sus métodos. No se trataba de ofrecer una historia de la exé- un proceso laborioso pero transcendental. Laboriosa es ya la cla-
rificación metódica y la traducción del lenguaje — hecho Escritura —
Biblia no posee autoridad en cualquier sentido, y esto por su misma finalidad. Y tam-
poco en el sentido que le es propio puede reclamar una autoridad de tipo formal
que narra el acontecimiento de la revelación. Y es que se encuen-
externo, sino que la autoridad que ejerce ha de conquistar su propia validez, manifestando tra de lleno en el marco de la historia, distante de nosotros en
de esta manera cierta relación con el fenómeno de la evidencia. Corresponde al juicio
teológico el determinar positivamente el aspecto bajo el cual tiene vigencia la autoridad su peculiaridad lejana y extraña. Pero no es menos laborioso,
bíblica, asi como su modo de funcionar, y esto quiere decir: articular el tema funda- incluso lo es más, el entregarse en actitud de escucha a la llamada
mental de los textos bíblicos, así como su fuerza específica de convicción, como cri-
terios para un manejo adecuado de esos mismos textos.» Por supeusto que aún queda exigente de la revelación, llamada que el intérprete debe percibir
por diferenciar lo que no es más que un intento de solución. Pero con ello se han en, con y bajo su procedimiento metodológico, ya que semejante
perfilado el punto de arranque y las alternativas con que ha de enfrentarse una hermenéutica
fundamental en la teología católica. Simultáneamente queda señalado el único nivel percepción tiene una importancia hermenéutica decisiva. El cons-
de los problemas en el que puede tener sentido discutir esta cuestión. tante diálogo interpretativo dentro del horizonte experimental de
81. £1 problema ha sido también formulado recientemente, y de forma impresionante, la revelación, puede ser una ayuda en general para toda interpre-
por J. RATZINGER, Dar Hollandische Katechismus. Versuch áner theologischen Würdigung:
«Hochland» 62 (1970) 301-313: «La investigación histórico-crítica nos ha vuelto a abrir tación concreta, y en ocasiones también un obstáculo poderoso »
la Escritura, y desde luego también nos la ha vuelto a cerrar. Nos la ha vuelto a
abrir, porque gracias a los esfuerzos de la exégesis percibimos la palabra de la Biblia para su comprensión. Pero, a pesar de todas las dificultades, tiene
de una manera completamente nueva, en su originalidad histórica, en la multiplicidad de que haber una interpretación de la Escritura, Pues aunque no
una historia que se hace y que crece con sus tensiones y contradicciones, que cons-
tituyen al mismo tiempo su insospechada riqueza. Pero de esta manera se nos ha represente otra cosa que un permanente proceso de clarificación,
cerrado también la Escritura de una forma nueva al convertirse en objeto de los téc- un servicio en constante renovación a causa de las preguntas siem-
nicos, un objeto sobre el que ni el laico, ni el teólogo que no sea exegeta, se pueden
atrever a decir nada, hasta el extremo de que parece sustraerse también visiblemente pre nuevas que se le plantean, un servicio inacabable y que a su
a la lectura y meditación de los fieles, puesto que lo que se saca de ella a la llana vez analiza sin cesar las viejas respuestas, si la exposición escri-
sólo puede dar la impresión de diletantismo. La erudición técnica se convierte en un
cerco que rodea la Escritura y que la hace inasequible para el hombre corriente. Pero turística se entiende correctamente y no malgasta su tiempo en
al mismo tiempo cuando se lee la Biblia a partir exclusivamente de ella misma, y no ya futilidades, es precisamente ella la que presenta las exigencias de
en el contexto de la tradición, resulta que la Biblia eleva su pretensión de totalidad y la
plantea de un modo nuevo a la teología, que entonces tiene que acreditarse saliendo 82. H. SCHLIER, Besinnung auf das Neue Testament, 61s; cf. también A. VSGTLE,
al encuentro de esa pretensión, encuentro del que no puede salir como entró» (303).
Was heisst «Auslegung der Schrift»?, en Was heissí Auslegung... (nota 1) 29-83.

106 107
Karl Lehmann
la verdad de Dios, que aconteció en la historia y que desde la IV
Escritura se dirige a todas las épocas; y es ella la que mantiene
abierto en el mundo y para el mundo el señorío de esa verdad. Trotas para ¡a práctica de la exéresis bíblica
Vivir bajo la llamada exigente de Dios, bajo su palabra revelada
y reveladora de todo, que introduce de lleno en el futuro de Dios...
¿quién no lo desearía en un mundo que no sabe cómo será ma-
ñana?»

KARL LEHMANN

Como documento que procede del pasado, la Biblia nos habla


siempre desde el pasado. Cada vez que el hombre se ve interpelado
por algo, que le llega desde el pasado ya sea un acontecimiento,
un signo o una palabra, queda tendido un puente hasta el presente
respectivo. Ese acontecimiento, palabra o signo es recogido y tra-
ducido (trans-ductum) a través de la distancia temporal más o
menos larga que media entre su punto de origen y su llegada.
Y sólo llegará de manera adecuada y objetiva si se presta oído
también al «mundo», la situación y el contexto del que procede.
Hasta la carta que recibimos sólo unos días después de haber
sido escrita, ilustra esta ley de la comprensión histórica, es decir,
condicionada por el tiempo. Sin ser conscientes de ello, leemos la
carta con una técnica determinada. Nos representamos la situación
del que escribe, reflexionamos sobre su vocabulario y estila pecu-
liares, nos fijamos en los acentos que pone, leemos entre líneas, tal
vez comparamos la carta —consciente o inconscientemente— con ,
otras que hemos recibido sobre temas parecidos del mismo o de
distintos remitentes, nos preguntamos qué será lo que esta carta
quiere decirnos o conseguir de nosotros, etc. En resumen: es como
si recorriéramos el camino que va de nuestro lugar especial de
comprensión hasta el lugar donde tiene su origen lo que queremos
comprender.
El camino reflexivo y metódico de ese «recorrido» es la exé-
gesis bíblica K Su tarea esencial es la interpretación de textos que
1. WESTERMANN, C , Was ist áne exegetische Aussage?: ZThK 59, 1962, 1-15;
WOLFF, H.W., Der grosse Jesreeííag (Hos 2,1-3) Methodologische Erwagungen zur Ausle-

108
109
Erich Zenger
Notas para la práctica de la .exégesis bíblica

itSZoLZ ,M r U Q a d e n C Í a ' t í e n e <* ue d a r ^ n de si cual nunca se puede decir que esté terminada. Por eso es posible
el calino Dor T ^ ^ *° d e s c d b e SUS m é í o d o s (« decir, que los métodos actuales y la actual interpretación no tengan
La X i ó n s o t r , T 5 SUS r e S U l t a d ^ * l o s s o m e t e a « " " « • para la generación siguiente —con planteamientos nuevos y un
lenguaje diferente— la misma fuerza obligatoria ni la misma uti-
todo Esto «wr P , al tqxto al
aplicarle un determinado mé- lidad que tiene hoy para nosotros.
mÍdo Y ? , I" " COndicio -do que poseen los diversos
1
Toda interpretación bíblica tiene que abarcar dos elementos
dlStmt S
S o s Jt r ° P l a n t e a -i^os de la cuestión exigen que, considerados en sí mismos, no pueden separarse por completo:
Í n t t t a a ^ ° Í S * Pr ° P ° rCÍOnan ****» respuestas. Sólo se la constatación de «lo que dice ahí», y la comprensión de lo que
deberá d í 7 ° ° * ^ ^ Y ' ^ siguiente, la respuesta se ha constatado que dice. El primer elemento se fija primordial-
mente en el lugar y origen del texto mismo; el segundo considera
de d a r ^ Í V a ° ^ ^ ^ U SCUra
° '« <«** ° **«**> el texto, ante todo, desde el punto de vista de quien en cada caso
ladas SUSCltar n U e V a S P r e g U n t a S
° «««^ las
ya * ™ - lo lee o escucha entendiéndolo. En la exégesis actual el primer
elemento comprende los pasos del método histórico-crítico. Éste
En todo caso la pregunta, cuya cualidad es definitiva para la es histórico en la medida en que interroga y describe el lugar
candad de la respuesta, es siempre el punto de partida metodológico. histórico del texto. Y es crítico en la medida en que, conociendo
Las respuestas pueden ser incluso aparentemente contradictorias la plena historicidad del texto, examina y juzga su contenido desde
según los métodos que se apliquen. Así, por ejemplo, la física su lugar histórico. Mediante este carácter crítico hace posible el
puede describir la luz de manera exacta y verificable experimen- encuentro del texto con la realidad actual. En su condición crítica
talmente, como unos corpúsculos o bien como una onda, todo es el requisito indispensable para el segundo elemento de la
depende del método aplicado. De igual modo la interpretación de exégesis bíblica, que es la interpretación teológico-crítica. Es teo-
un texto desplazará los acentos según el planteamiento que haga lógica en la medida en que quiere entender las exigencias objetivas
de la cuestión, es decir, según su imagen del mundo, del hombre que impone el texto bíblico. Y es crítica en la medida en que, ante
y de la historia. Y, sin embargo, no será en ningún caso falsa, sino esa pretensión, adopta una postura desde su propia concepción
que responderá válidamente a la situación respectiva. Por tal de la realidad.
motivo la interpretación de un texto hecha por un padre de la Es evidente que el compromiso del exegeta será diferente en
Iglesia podrá tener legítimamente una apariencia distinta que la in- cada uno de los dos momentos. En el primero le mueve el «ethos
terpretación hecha por un exegeta de la época histórico-crítica. de la luz» (N. LOHFINK), el impulso de iluminar la oscuridad del
A esto se añade que la interpretación de textos es un procedimiento pasado. En el segundo, le mueve el «ethos de la decisión», la ne-
lingüístico y, por tanto, se encuentra sujeta a una situación con- cesidad de referir a sí mismo lo que el texto dice. Si de hecho
creta y a unos condicionamientos históricos de lenguaje, con lo en el primer momento las diversas posturas, como pueden ser la
cristiana o la atea, quedan en un plano bastante secundario (desde
gung einer alttestamentlichen Perikope, en id., Gesammelte Studien zum Alten Testament luego tampoco pueden estar completamente ausentes), en el segundo
(ThB 22), Munich 1964, 151-181; HAIXER, E . , Ad virtutes exegendi, EvTh 25, 1965, 388-
395. FROR, K., Wege zur Schriftauslegung. Blblische Hermeiieutik für Unterricht und
elemento de la interpretación sí que juegan un papel importante.
Predigt, Dusseldorf 1966; KAISER, O. - KÜMMEL, W.G. - ADAM, O., Einführung in die No es necesario trazar aquí el panorama teológico y de historia
exegetischen Methoden, Munich 31965; KOCH, K., Wea isl Formgeschichte? Neue Wege
der Bibelexegese, Neukirchen J1967; LOHFINK, N . , Zur hístorisch-kritischen Methode, en de la investigación en que se mueve la exégesis bíblica. A ello
idem, Bíbclauslegung im Wandel. Ein Exeget ortet seine Wissenschaft, Francfort 1967, están dedicados otros estudios específicos en este volumen. Las tres
50-75; WESTERMANN, C , Zur Auslegung des Alten Testamente, en LORBTZ, O. - STROLZ, W.
(dir.), Die hermeneutische Frage in der Theotogie, Friburgo 1968, 181-239.
colaboraciones siguientes sólo quieren ilustrar la práctica de la

110 111
Erich Zenger

exégesis bíblica actual. Con ejemplos concretos se pretende intro-


ducir al lector en el mundo de la exégesis y estimularle así para
ulteriores análisis textuales. El camino de los diversos métodos Ejemplo de critica textual bíblica <
está preparado y recorrido paso a paso. El primer ejemplo pone
ante los ojos la «crítica inferior» (así se llama á veces a la crítica
textual). El ejemplo segundo y el tercero demuestran lo que es la
«crítica superior» tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.
Los diferentes matices que aparecen en estos ejemplos muestran,
por una parte, el distinto acento que tienen la investigación vetero-
testamentaria y la neotestamentaria; y, por otra, recuerdan que
en su realización concreta el método debe ser algo más que un
esquema rígido.
Si se quiere alcanzar el objetivo que pretenden estos tres ejem- Ei punto de partida, fundamento y meta de toda interpretación
plos, habrá que reelaborarlos más que leerlos. En último término es el texto que se quiere interpretar. Esta frase evidente, y que
la asimilación de un método es algo que tiene lugar en la práctica, hasta puede parecer trivial, se carga de problemática cuando se
pues la teoría se limita a proporcionar los instrumentos. Pero al trata de una obra literaria que procede de una época antigua y que
mismo tiempo hay que tener siempre en cuenta que ni siquiera el se nos ha transmitido en una ancha corriente de tradición y a lo
instrumental más perfecto puede llegar a agotar el texto haciéndole largo de siglos en que su uso se ha mantenido vivo. Una obra
decir todo lo que lleva dentro. A la aplicación del método debe literaria de este tipo, como es el caso de la Biblia, ha experimentado
unirse siempre un conocimiento previo del contenido o tema del variadas influencias que han podido desfigurar su texto; ha sufrido
texto (en este caso la imagen del mundo, la historia, el lenguaje modificacioneSí ha estado expuesta a reproducciones defectuosas
e ideología de Israel, de Jesús, de la comunidad primitiva, de la y ha sido sometida a correcciones. En ella han dejado su huella
tradición cristiana). El método es sólo un camino, no la realidad ciertas ideas y todo el ambiente espiritual de los diversos círculos
propiamente dicha. en que se ha conservado y transmitido, círculos que están marcados
por costumbres populares y hasta por su situación geográfica. Las
ERICH ZENGER traducciones y subtraducciones * a otras lenguas han aportado a la
corriente de la tradición textual una serie de variantes, resultado
de reinterpretaciones, errores y modificaciones.
Con todo sigue en vigor el principio asentado al comienzo. No
se puede renunciar a él mientras lo que se trate de interpretar
sea la Biblia y no solamente —para emplear una formulación ex-
trema— un texto íntimamente emparentado con ella. El postulado,
implícito en esta ley fundamental de toda exégesis, se precisa y
afina por sí mismo cuando se considera la larga historia de las

1. Es sabido que en tiempos antiguos se confeccionaron así una serie de traducciones


filiales de la versión de los Setenta: la latina antigua (Venís Latina), la copta, la siro-
bexaplar, la armenia, la etíope, la arábiga.

112 113
Schreincr, Introd. 8
Josef Schreirier

tradiciones y de las numerosas traducciones: el texto básico (lla-


mado frecuentemente hasta ahora texto primitivo, en oposición a
las antiguas traducciones), y además en su forma original, es el
único que puede ser objeto del trabajo científico exegético; sobre
él ha de apoyarse el desarrollo ulterior con vistas a la predicación.
Sabido es que el texto básico de los libros protocanónicos del AT
se encuentra en lengua hebrea (y aramea: Esd 4,6-6,18; 7,12-26;
Jer 10,11; Dn 2,4b-7,18), y el del NT en lengua griega. La situa-
ción es más complicada respecto de los libros deuterocanónicos,
transmitidos por los Setenta y que se suelen leer y citar según esa
misma versión: el texto griego de Eclo2, Jdí, Tob; IMac y Bar
(ai menos en parte) es una traducción, no el origina!. Y desde
luego ia cuestión cíe cuál es la forma original del texto primitivo
plantea una serie de problemas en cuya solución trabaja la crítica
textual.

í. FORMA, TRANSMISIÓN Y TRABAJO CRÍTICO SOBRE EL TEXTO

El objetivo de este breve artículo no puede ser el de exponer la


historia del texto y de la crítica textual3. De lo que se trata aquí
es de mostrar con un ejemplo cómo se desarrolla la labor de la

2. El texto hebreo hallado en ia Geniza de El Cairo ha sido editado en diversas


ocasiones, por ej. por N. PETERS, Der jiingst wleder aufgefundene Text des Buches
Eixlesiasticus, Friburgo de Brisgovía 1903, 21905. Nuevos hallazgos a propósito del
texto del Ecl: E. VOCT, Novum fotium hebr. Sir 15,1-16,7 Ms B: Bib 40 (1959) 1060-
1062; Y. YADIN, The Ben Sira Scroil from Masada. With Introduction, Emendations and
Comrnentary, Jerusalén 1965.
3. Sobro ello puede recogerse una orientación en las introducciones al A T y al NT;
véanse también los artículos correspondientes en RE 3 , RGG*, LThK2, DBS y BL. Sobre
la historia de la crítica textual cf. además, entra otros, para el A T : J. COÍPENS, La
critique du texte hebrea de l'AT: Bíb 25 (1944) 9-49, *1950 (separata); para los Setenta:
H.B. SWETE - R.R. OTTLEY - H . S T . THACKERAY, An Introduction to the Oíd Testament in
Creek, Cambridge 1914; S. JEIXICOE, Thé Septuagint and Modera Study, Londres 1968;
J.W. WEWERS, Septuaginta-Forschungen: ThRu, N.F. 22 (19S4) 85-138, 171-190; S. SCHREI-
NER, Kermencutische Leitlinien in der Septuaginta, en O. LORETZ - W. SntOLZ, Die
hermencuiische Frage in der Theoiogie, Friburgo de Brisgovia 1968, 361-394; para el NT:
H. VOGELS, Handbuch der Textkritík des NT, Bonn *1965; D.M. METZGER, Der Text des
NT. JUnfShrung in die neu/estamentüche Textkritík, Stuítgart 1964. Véase para el con-
junto H.-J. KRAUS, Geschichte der historischhitischen Erforschung des Alten Testaments
van der Reformalion bis tur Gegenwart, Neukirehen 1956; W.G. KÜMMEL, Das Neue
Testament. Geschichte der Erforschung seiner Probleme, Friburgo de Brisgovia/Mu-
ních 1958.

114
Ejemplo de crítica textual bíblica

crítica textual. Es preciso, no obstante, dar algunas indicaciones,


pues son necesarias para poder comprender las explicaciones si-
guientes.

1. El texto básico del AT se nos presenta en la forma textual


masorética. Por lo que toca a las consonantes, esta forma tex-
tual data de tiempos muy antiguos, probablemente de la época an-
terior al símbolo de Yamnia (hacia el 100 d.C), época en la que
se iba consolidando un texto ya fijo y con valor normativo. La
vocalización es varios siglos posterior, tiene su origen en la labor
de los rnasoretas. y en sus últimos detalles no se fijó definitivamente
hasta la edad media. Como se puede comprobar con particular
claridad en ciertos pasajes discutidos, refleja la concepción judía,
que ciertamente se apoya en una larga y buena tradición y en el
conocimiento de la lengua y del contenido. Por consiguiente, a Ja
hora de tomar decisiones críticas con respecto al texto, los signos
vocales no pueden tener, ni mucho menos, la autoridad que tienen
las consonantes. Pero el texto masorético (TM) no es más que una
recensión de la Biblia hebrea ia , como se ha podido comprobar
con la claridad deseada a través de los nuevos hallazgos de textos
en Palestina, especialmente los manuscritos y fragmentos bíblicos
de Qumrán. Pero se usaban también otras recensiones. Testimo-
nios de ello son el Pentateuco samaritano, la versión de ios Setenta
(LXX) y la biblioteca bíblica de Qumrán, que no pueden clasificarse
simple y llanamente en una recensión griega, una palestina y — para
el Pentateuco— una samaritana. También la versión de los LXX,
por ej., usó como patrón para la traducción de libros aislados,
o de grupos de libros, diversas formas textuales, claramente dis-
tinguibles, como la premasorética, la «qumránica» y otras. Se
puede decir que éste es —si prescindimos de los diversos estilos
de traducción con que se redactó cada uno de los escritos vetero-
testamentarios— el verdadero núcleo de la tesis de P. KAHLE 4 , el
cual supone «que al principio existían diversas traducciones targú-

3a. Cí. «recensión» ea e¡ vocabulario fina!.


4. The Cairo Ceniza, Londres 1947 y ThLZ 7S> (1954) Sl-94. Cf. la posición contraria
üe P. KATZ en Das Problem des Uricxles der Sepluaginia: ThZ 5 (1949) í-24 y otros
trabajos.

115
Josef Schreiner

micas que con ei correr del tiempo se asimilaron al texto que


nosotros conocemos como el texto de las grandes unciales (B-S A)» 5 .
Cierto que el texto masorético de mayor aceptación ofrece, en
una serie de manuscritos, variantes que han sido recopiladas por
B. KENNICOTT6 y G.B. DE ROSSÍ 7 ; pero las investigaciones de
H. GESE 8 y M.H. GGTTSTEÍN9 han hecho ver que de este material
no se puede esperar demasiado. Por ello es tanto mayor la cate-
goría de ios textos de Qumrán, escritos 1000 años antes que los
más antiguos y mejores textos masoréiicos conocidos hasta ahora,
si bien es verdad que, con excepción de 1 QIsa, sólo se nos han
conservado en forma fragmentaria.
A la vista de esta situación crece la importancia de los LXX
para la crítica textual. Cierto que no es más que una traducción
y en ese sentido sólo un testimonio indirecto del texto hebreo;
pero en éi se refleja una versión que abarca todo el AT y que
en su mayor parte se sitúa temporalmente antes que los textos de
Qumrán. Por su antigüedad y exactitud, en conjunto mayor que
la de las paráfrasis arameas, tiene primacía sobre la Peshitta y el
Targum.
Por otra parte, sabemos que la versión de los LXX no
se ha conservado en su forma primitiva. Ha sufrido una serie de
recensiones y entre ellas, según se demuestra por los hallazgos
de Qumráni0, algunas de época precristiana. La investigación lleva-
da a cabo sobre el texto de los LXX ha logrado distinguir y separar
la recensión de Orígenes (O) en su Héxapla, compuesta sobre las
traducciones más recientes (Áquila, Símaco, Teodoción), la recen-
sión de Luciano (L) que empalma con Orígenes, la de manuscritos

5. í . ZlEGtER, Art.; Bibelübersetzungen. I. Grieschiche B, en, LThK 21I 375-380, 378.


6. Vetus Testamennim Hebralcum cum varüs lectionlbus, 2 vols. Oxford 1776/80.
7. Variae Lectiones Veteris Testamenti, 4 vols., Parma 1784-88.
8. Die hebraischen Bibclhandschriften zum Dodekapropheten nach der Variantensammlung
des Kennicott: ZAW 69 (1957) 55-69.
9. Die Jestñaíi-Rolle und das Problem der Hebraischen Bibelhandschrijtm: Bib 35
(1954) 429-442: «Con toda probabilidad el 95 — o incluso el 9 9 — por ciento de los ma-
nuscritos utilizados hasta ahora son completamente inútiles para la crítica textual... Lo
que necesitamos antes que nada es... la valoración de cada manuscrito en su conjunto.»
(434). Sobre los textos veterotestamentarios encontrados en Qumrán ofrece una visión
panorámica O. FOHRER en SELLIN - FOHRER, Einleitung in das Alte Testament, Heidelberg
i°l%5, 544-547.
10. 0 . B/IRTHÉUÍMY, Les devanciers d'Aqulla..., VTS 10, Leidcn 1963.

116
Ejemplo de crítica textual bíblica

de catenae, que están en relación con los dos anteriores (C), y una
versión más reciente (R) que muestra asimismo influencias hexa-
pláricas. Estas recensiones están descritas detalladamente en las
excelentes introducciones que escribieron J. ZIEGLER, A. RAHLFS y
R. HANHART para las ediciones que, en Gotinga, se hicieron de
dicha versión. En la recensión de Luciano se encuentra, como se
observó hace ya tiempo n , abundante material procedente de una
recensión especial, probablemente palestina, del AT hebreo. «Incluso
es posible que los antiguos códices unciales representen de alguna
manera un texto especial, de modo que se puede hablar de un texto
B-S, un texto A y (en Jer) de un texto Q-V» u. Por eso en los
manuscritos de los LXX hay variantes que no pueden utilizarse
indiscriminadamente para un trabajo de crítica textual Hay que
sopesarlas: el primitivo texto de los LXX, al que nos acercamos
tras haber establecido la diferenciación de OLCR, y para cuya
fijación son importantes la Vetus Latina y la traducción copia
(en especial la sahídica), atestigua la recensión de su arquetipo.
O, y también las recensiones LCR en cuanto están emparentadas
con O, se apoyan, como, por otra parte, también la Vuigata en su .
conjunto, en el texto masorético tardío, que ya es normativo. Las
huellas de otras recensiones, como las que aparecen en L, deben
valorarse caso por caso. Para una gran parte del AT la edición
de los LXX hecha en Gotinga a incluye las diversas recensiones y
ofrece, en cuanto esto es posible, el texto básico.

2. Por lo que toca al NT, tampoco se ha conservado el texto


original de ninguno de sus libros. Todos han llegado hasta nosotros
a través de copias, por lo general unas pocas antiguas con un gran
número de otras más recientes, y además en diversas recensiones.
«La investigación actual suele ordenar los diversos documentos
fundamentalmente en tres grandes grupos, de los cuales el primero
representa el texto "egipcio" o "neutral", el segundo el "occidental",

11. Cf. recientemente J . D . SHENKEL, Chronoiogy and Recensionol Development in


thc Greek Text of Kings, Cambridge (Mas.) 1968.
12. J. ZIEGLER, o p . cit., 379.
13. A. RAHLFS, en su edición manual, h a realizado un trabajo preliminar importante
para todos los demás libros: Septuaginta, id est Vetus Testaincnmm iuxta LXX ínf£rpr<>íe'~s.
2 vois., Stuttgart 1935.

117
Josef Schreiner

y el tercero el texto koine» u. No se puede exponer aquí con


detalle cuáles son los manuscritos que pertenecen a cada grupo,
pero sus listas pueden encontrarse en las ediciones críticas. Cuando
NESTLE dice que el texto egipcio (§ = hesychiano) está represen-
tado sobre todo por BftC y el koine ($), «por ej., en los Evangelios
por EFGH, en los Hechos y en las cartas por HL, en eí Apocalip-
sis por o46, así como por la masa de manuscritos posteriores», sólo
puede tratarse de una regla arbitraria!5. Se pueden considerar como
manuscritos clave del texto occidental D lat sy. Eí llamado texto
cesariense (el jerosolitnitano de VON SOBEN) es un texto mixto
que está atestiguado, con mayor o menor independencia, respec-
tivamente por W 6 X y <p. Al igual que para los LXX, son también
importantes los leccionarios y las citas de los padres de la iglesia.
Para poder emitir juicios de crítica textual sobre los escritos
neotestamentarios, hay que tener idea del valor que poseen las
diversas recensiones. En general se puede decir lo siguiente: «El
texto "neutral" tiene la ventaja de su gran antigüedad. Como lo
demuestran P46 y P66 con seguridad, esta recensión existía ya en
Egipto en el siglo n. Como otra característica del texto "neutral"
cabe mencionar la escrupulosidad de su tradición... El texto "occi- —
dental" tiene en común con el neutral la ventaja de su gran anti-
güedad. Ya en el siglo n estaba ampliamente difundido... El texto
"occidental" se distingue del "neutral" sobre todo por la presencia
de ampliaciones, y a veces también por omisiones, que son resul-
tado de una reelaboración consciente. Por eso su importancia no
podrá ser decisiva en los casos; en que difiera del texto "neutral".»
El texto «cesariense» tiene «importancia»para la clarificación de la
historia de los textos, pero no puede ocupar un sitio como testi-
monio independiente al lado de los otros grupos textuales»16. El
texto koine es el resultado de una serie de retoques y reelabora-
ciones, de modo que su importancia es mucho menor que la de
los textos citados anteriormente.

14. H. ZIMMERMANN, Neutestamentiiche Methodeniehre, Stuttgart 1967, 40. Véase


allí mismo !a clasificación de los mss más importantes.
15. Novum Testamentum graece ét latine, Stuttgart 351963, 12s.
16. H. ZIMMERMANN, op. cit., 43ss.

118
II. LA CRÍTICA TEXTUAL COMO MÉTODO

El estudio crítico de los textos bíblicos cuenta con una larga


historia. Por lo que toca al AT comienza ciertamente con la fija-
ción de un texto normativo; sus puntos culminantes han sido para
la Biblia hebrea el trabajo de los masoretas, para los Setenta la
obra de Orígenes, y para la Sagrada Escritura latina la labor de Je-
rónimo. La crítica textual llevada a cabo con métodos científicos
comienza para ambos Testamentos en la época del humanismo.
Las experiencias hechas desde entonces sobre los textos han sido
reunidas, clasificadas, registradas 17 y elaboradas hasta obtener unos
principios básicos. Fue entonces también cuando se empezó a poner
de relieve la existencia de distintas recensiones. Por lo que respecta
al reconocimiento de los errores que aparecen en las tradiciones
de los textos, a la catalogación de los manuscritos y al procedimiento
para restablecer las modificaciones textuales, la filología bíblica
recorre en gran parte los mismos caminos que el estudio crítico
de los textos profanos16.

1. Las juentes de errores, que originan variantes falsas, son


principalmente éstas: errores de lectura, de escritura o de dictado
en la composición de nuevos manuscritos; ditoarafías y haplografías
de letras y palabras; desviaciones de la vista debidas a homoiote-
leuton y homoioarkton (respectivamente, terminaciones y comienzos
iguales); omisión y adición de letras, partículas y palabras pequeñas;
divisiones erróneas de palabras y frases; confusión de letras pa-
recidas; cambio de palabras y giros de sentido semejante; modifica-
ciones debidas a pasajes paralelos; interpretación falsa de abreviatu-
ras; asimilaciones sintácticas y gramaticales y las muchas modifica-
ciones conscientes o involuntarias que pueden proceder de las ideas
e inteligencia de los escritores y copistas. El crítico textual tiene
que contar con todas estas posibilidades. Las resultados alcanzados
17. Por ej. en el *Novus Thesaurús philologico-criticuss de J.E. SCHLEUSNER para Jos
Setenta, Londres 1920, en 5 tomos.
18. De manera que se pueden formular instrucciones generales; cí. H. KANTOROWICZ,
Einjührung in die Textkritik. Systetnalische Darsiellung dar ¡exíkritischen Criindsiiizc
für Philologen und luristen, Leipzig 1921.

119
Josef Schreiner

por oíros, la experiencia personal y cierta sensibilidad para detec-


tar los motivos de las corrupciones deben enseñarle a ver esas
causas y a encontrar la lectura correcta. No es éste el lugar indicado
para aducir ejemplos de las mencionadas fuentes de errores. De
todos modos remitimos a las amplias y buenas colecciones de
ejemplos que existen y que son fácilmente asequibles19.

2. Un cuadro general de cómo hay que proceder en el estudio


crítico de los textos, puede trazarse con J. BEGRICH 20 aproximada-
mente así:
a) En primer lugar se reseñan y comparan los manuscritos
de que se dispone. Por lo que respecta a los LXX y al NT, hay
que tener en cuenta que no todos los manuscritos de un grupo dan
siempre testimonio de éste ni van siempre con él.
b) Hay que examinar y sopesar, según la mayor importancia
de los testimonios, la agrupación de las recensiones y manuscritos
según que coincidan o se opongan mutuamente.
c) En el AT hay que examinar sobre todo las traducciones y
su fuerza probatoria en favor de la forma original del texto.
d) Se consignan y examinan críticamente las variantes diver-
gentes.
e) Al mismo tiempo, y durante todo el trabajo ulterior, se
consideran las fuentes de errores.
f) La crítica textual no puede llevarse a cabo con total inde-
pendencia de la critica literaria y de la historia de las formas;
pues para poder enjuiciar las variantes tienen que estar claras la
división y articulación de las unidades originales del texto, así
como lo que quieren decir.
g) Asimismo hay que tener en cuenta, si se quiere evitar una
desviación por pistas falsas, la relación que guarda el texto en
cuestión con la religión e historia de su época, con la arqueología
y demás circunstancias objetivas.
h) Dentro de esta asociación con los demás métodos exegéticos,
debe intentarse la interpretación filológica.
19. F. DELJTZSCH, Die Lese- und^Schreibfehler im AT, Berlín y Leipzig 1920; E. Vocr,
Critica cextus, Roma 1951 (dactilografiada) y las obras antes citadas de Vogels, Metzger,
Zimmenrcann.
20. Zur frage tter aUtrstamcntlichm Textkritik: OLZ 42 (1939) 473-483.

120
Ejemplo de crítica textual bíblica

i) Si a lo largo de todas estas reflexiones resulta que el texius


recepius (el texto normativo que nos ha sido transmitido por la
tradición) no parece tener ningún sentido (satisfactorio), entonces
hay que suponer la presencia de alguna corrupción.
j) Si dentro de las reflexiones hechas hasta aquí nos encon-
tramos con que una variante ofrece el sentido correcto, o sea el
sentido mejor, entonces existe la posibilidad de que dicha variante
represente el texto (más) original. En tal caso hay que preguntar
cómo está documentada en los manuscritos y traducciones.
k) Si la tradición textual falla por completo y no se encuentra
ninguna variante al menos satisfactoria, se puede acudir en última
instancia a la conjetura. Pero éstas tienen que demostrar su propia
posibilidad iluminando el texto corrompido con ayuda de las fuen-
tes de errores, que han de estar comprobadas, por otra parte para
explicar así la corrupción del texto a partir de la conjetura pro-
puesta. Para ello debe disponerse de un material seguro, y lo más
amplio posible, de pasajes paralelos relativos a casos semejantes
o de iguales circunstancias, y el texto así reconstruido debe ser
irreprochable desde el punto de vista lingüístico.

3. En el proceso del trabajo crítico textual se han ido elabo-


rando unos principios metodológicos, que 2i conviene citar y explicar
brevemente. Según las conclusiones de J.A. BENGEL en la introduc-
ción que hace a su edición crítica del NT, de 1710, se pueden
reducir a un principio único:
a) Ha de preferirse la lectura más difícil a la más fácil. De
esta manera se rechazan todas las simplificaciones y armonizaciones
ulteriores. Con todo esta regla no puede tener un valor absoluto;
pues, cuando la lectura más difícil sólo tiene a su favor testimonios
escasos y tardíos, ha de ceder ante la lectura refrendada por los
otros testigos.
b) En primer lugar tienen la palabra los testimonios exterio-
res, es decir, los manuscritos. Y aquí es evidente — sin necesidad
de más explicación— que la vanante mejor atestiguada es la más
original.

21. Siguiendo a ZIMMERMANN, op. cit., 37-53, y a J. COPPENS, op. cic, 36-17.

121
Josef Schreiner

c) En todo caso para poder hacer esta afirmación hay que


haber examinado el parentesco de los manuscritos y hay que haber
sopesado los grupos de testigos; pues la mera copia de un ma-
nuscrito carece de importancia y la calidad de las diversas recen-
siones es muy variable (cf. supra). Así, por ej., la Vetus Latina no
tiene voz propia cuando se lee junto con los LXX.
d) Sin embargo, debe tenerse en cuenta, también en contra
de ia variante mejor atestiguada, el influjo paralelo de pasajes
emparentados, y
e) hay que hacer una valoración común de las variantes que
se encuentren relacionadas sintáctica o temáticamente, incluso entre
testigos diferentes.
f) En general la variante más breve es la más original, pues
es más probable que alguien haya ampliado y explicado el texto,
que no que lo haya acortado.
g) Naturalmente la variante preferida debe concordar con el
contexto; no se ha de suponer que el autor haya metido en su obra
un cuerpo extraño o una contradicción.
h) Es asimismo evidente que a partir de la variante que se
considera original han de poder explicarse las demás con ayuda de
las fuentes de errores que ya hemos mencionado.
i) Por último, es cosa clara y que en realidad no requiere
explicación, que sólo en caso de necesidad se ha de recurrir a las
conjeturas. No tienen apoyo alguno en la tradición textual y se
puede sospechar que han nacido de una opinión preconcebida del
exegeta. Como consecuencia de este último principio no se pueden
sostener muchas de las proposiciones que anota BHK* en el aparato
crítico bajo «prps»; de ahí que BHS** sea mucho más reservado en
las anotaciones.

III. UN EJEMPLO: EL SALMO 110

Vaya por delante la observación de que no existe ningún texto


que permita mostrar todas las posibles fuentes de error y la apli-
* R. K r r r a . , Biblia Hebraica, Stultgnrt '1951.
*• K. E L L I G U R - W . RunoLPii, Biblia Hebraica Stmtgartcnsia, Stuttgarl 1968ss.

122
Ejemplo de crítica textual bíblica

catión de todas las operaciones de crítica textual. Se trata, por


tanto, únicamente de exponer la forma de trabajo y el problema,
que presenta el enjuiciamiento de un texto n.

Forma y tradición textual del salmo 110 (109). Se exponen verso


por verso los problemas textuales importantes y se discuten a base
de pequeñas anotaciones; por lo general, no se toman en conside-
ración las meras conjeturas. Se hace una transcripción de las letras
hebreas.
V. 1: Si en parte de L y de los salterios latinos (Ro, Ga) se
cambia el orden der£> SauíS/^aXaó^, es por una acomodación al
lenguaje corriente, de cuño probablemente litúrgico. Unos pocos
manuscritos omiten l" en tragláka^ leyendo por fanto la conexión
del status constructus, que junto con la construcción de genitivo
está también atestiguado por LXX Hie La y se encuentra en el
texto masorético también en Sai 99,5; Is 66,1; Lam 2,1. No se
puede objetar nada contra el texto masorético (TM), lingüística-
mente intachable, que quizá quiere establecer una distinción entre
el estrado que pertenece a Dios en virtud de su potencia creadora
y el que recibe el rey como regalo de Dios. En unos pocos manus-
critos de LXX Hie La hay una asimilación a los pasajes citados.
Si en los LXX R falta ó en o y.úpioc,, se trata de una modificación
condicionada por el dominus latino que naturalmente carece de
artículo (cf. Ra. sobre Salmo 2,12).
V. 2: Parte de los testigos griegos (véase Ra.) omite GOU I o (S), lo
cambia por aot (L) y se corrompe en as, una forma de soslayar
la dificultad que presenta el hecho de que Yahveh «extiende» desde
Sión el cetro del rey y no el suyo propio. Pero si se toma el salmo
110 como texto (oráculo de entronización —por eso se dice a!
principio neúm «oráculo» —) propio de un ritual de entronización,
el TM resulta correcto. Al rey le es entregado su cetro, con lo que
el v. 2a se dice como palabra que acompaña a la acción y el v. 26
como fórmula de misión. Por eso resulta incomprensible que BHS

22. Se da por supuesto que el icetor tiene a mano ios textos utilizados y las siglas
adoptadas según el cuadro correspondiente que suele ofrecer cada edición; véase W C R T H -
WEIN, Der Text des AT, Sluttgart "'1966, y Jas obras citadas de Vogsis, MeOger, Zim-
mermann.

123
Josef Schreiner

siga proponiendo selah en vez de yiSlqh. Tampoco LXX, y de


manera similar el manuscrito % Sy, han captado plenamente el
contenido. Al comienzo de 2b ponen we (xaí); pero LXX La Hie
mantienen el imperativo, mientras que una parte de la tradición
latina, especialmente Ro, traduce el imperfecto yirdah por domina-
biiur (el dominaberis de Ro refleja el imperativo, más que ser una
interpretación libre y conforme al sentido). También áitoarsXeí
(fut.) podría ser un indicio de que los LXX no entendieron correc-
tamente el género del salmo.
V. 3: Textualmente es éste el versículo más difícil del salmo.
La tradición textual revela que existen varias recensiones. Con el
TM se podría verter así: «Tu pueblo es decisiones voluntarias en
el día de tu poder (militar); en ornato sagrado [viene] a ti el rocío
de tu juventud desde el seno de la aurora (?).» Junto a esta recen-
sión está la de !os LXX: «Contigo [está] el señorío en el día de tu
poder; en el esplendor de los santos te he engendrado del seno
antes de la aurora.» Para traducá." u,era aoü los LXX leyeron segu-
ramente 'immcka en vez de '•amm'ka. (r¡) áp^vj de Ro Ga, traducido
por el principium también ambiguo, puede que fuera una interpreta-
ción libre de ndbt hecha bajo el influjo del «en el día de tu poder»
que sigue, quizás con ayuda de nedibñhtí', que en Job 30,15 sig-
nifica «dignidad», pero que los LXX no traducen por vpxh e n n m "
guno de los dos pasajes en que aparece. Cuando BHS señala la
conjetura hóMeka por heláka, hay que decir que no puede apo-
yarse en la tradición textual, sino que reflexiona sobre la lectura
de los LXX «yo te he engendrado», sin que por eso esté respaldado
por dicha versión. En vez de tyhadre «en ornato, en esplendor»
el targum de muchos manuscritos a Hie lee ^har^ré «en las mon-
tañas» — por tanto res en vez de dedet, un trueque de letras muy
corriente y fácil —. mishár es una palabra de la que no hay testi-
monios en el resto del ATS y parece que se trata de un nombre.
<x' la concibió como participio y la tradujo por s5a>p6ptcru.év>]<;;
de ella podría depender el orietur de Hie. Pero dado que en
ninguna otra parte del AT está documentado un verbo shr, quedan
dos posibilidades: o se lee con los LXX rcpo éoccpápoo missaítar

23. SCHLEUSNER / 449.

124
Ejempio de critica textual bíblica

o se supone una ditografía de la m y se lee sencillamente salvar


«(del seno) de la aurora». Las palabras leka tal no las leyeron
los LXX. Son palabras que molestan también si al final del v. 3
se traduce yldtyk por kz,z-{hvqaá.as. Sin embargo, no por eso hay
que suponer que los LXX las han preterido. Podrían haber sido
una nota marginal (glosa) que ulteriormente entró a formar parte
de! texto; en todo caso presupone la lectura yaldutaka del TM
y se encuentra atestiguada ya en el texto de « V (6') Hie, lo cual
quiere decir que pertenecía a la recensión del modelo hebreo.
Considerada desde este punto de vista, la conjetura ketal, procedente
de leka tal, propuesta también por BHS, tiene pocas probabili-
dades de reproducir el texto original. Es sólo una tentativa por
conciliar las consonantes que presenta el TM con la lectura y'lid-
tika. Muchos manuscritos ó s¡3p LXX Sy íeen y-íídtíka. Esta lectura
puede apelar a Sal 2,7 «(tú eres mi hijo; hoy) te he engendrado».
Yaldüt, como lee el TM, aparece, además de aquí, solamente en
Eclo ll,9s, donde significa «juventud». Tanto su significado como
su parsimonia no hablan en favor de que yaldüt sea aquí original.
Es difícil juzgar cuál de las distintas lecturas lo es. Mientras «tu
pueblo» cuadra bien, después que en el v. 2 se habló de los ene-
migos, y, por tanto, parece que el MT tiene sentido en 3a<x, la
expresión yaldutaka podría haber sido escogida por una recensión
palestinense (a' Hie) para la cual y'Hdtíka resultaba soportable en
ia fórmula adopcionista (Sai 2,7) del oráculo de unción, pero no
en el enunciado mitológico de nuestro versículo. Mas si se opta
por la recensión de los LXX, hay que ser consecuente. Un proce-
dimiento de selección es problemático y, teniendo en cuenta la
historia del texto, debe estar en condiciones de justificarse.
V. 4: Si aibrüü es un antiguo status constructus (Gesenius-
Kautzsch § 109), no hay ninguna razón para cambiarlo por dlbrat
como hacen dos manuscritos.
V. 5: De que se lea 'adonay o se lea con muchos manuscritos
targúmicos yhwh, no resulta ninguna diferencia de contenido, por
io que naturalmente no hay razón alguna para abandonar el TM.
V. 6: Los LXX atestiguan totalmente la versión de] TM en
este verso que ha experimentado muchas tentativas de corrección,
a lo largo de las cuales posiblemente fue un acierto leer ro's como

125
Josef Schreiner

sustantivo colectivo y ver en TCOXXWV o bien una traducción libre de


rabbüh, o bien una lectura de rhm (~ rabblmi ante nwbt supo-
niendo una ditografía de la m. En vez de gcwiyyól «cadáveres»,
Hie leyó (implebit) valles, lo mismo que « V geüyóí «valles» (según
la retrotraducción que hizo Field de Syh). El TM ofrece la va-
riante más difícil, pero también la que tiene sentido, y, por consi:
guíente, hay que preferirla.
V. 7: Entre las variantes atestiguadas podría discutirse la lectura
de yarüm (algunos manuscritos Sy) en vez de yarím — un cambio de
fas letras yod y waw, que todavía en Qumrán son muy parecidas —;
no cabe hablar de una modificación del TM, que está respaldado
entre otros códices por los LXX. Por lo demás, se podría pensar
en leer rosó en lugar de ro's, como hacen dos manuscritos Sy;
pero esto no es más que una aclaración posterior. El v. la puede
servir de ejemplo para ver lo que es una pura conjetura basada en
consideraciones referentes a la historia de las religiones. P. NOBER 2+
ha propuesto para el grupo de consonantes «mnhl bdrk ysth», que
en el TM. se leen minnahal baddarak yistáh «beberá del torrente en
el camino», la siguiente lectura: mcmhíl baddarak y'sitehu «dis-.
tributorem dominii constituet eum» o «heredem dominii constituet
eum». Para ello se remite al ugarítico drkt, que significaría «domi-
nuam), y lee un part. hifil del verbo nhl y el verbo syt, para lo cual
se cambian sólo las vocales y no las consonantes del texto. Cierta-
mente, como han demostrado los numerosos estudios de M. DA-
HOOD25, los textos de Ugarit han hecho grandes aportaciones a la
filología del AT, de manera que hoy se es mucho más prudente
a la hora de modificar palabras difíciles o hapaxlegómena oscuros
y peculiaridades estilísticas. Pero la conjetura mencionada, pese a
que temáticamente puede remitirse a Sal 2,8, sigue siendo una
mera hipótesis que no se encuentra respaldada por el testimonio
de texto alguno.

24. eDe tórrenle (n vía 6¡6eí» (Ps 110, 7a): VD (1948) 351-353.
25. Cf., por ej., el artículo básico: Ugaritic andtlie OM Teslntuent, ETL 44 (1968)
35-54.

126
IV. Oreo EJEMPLO: Me 12,35-37ct

Lugares paralelos: Mt 22,41-46; Le 20,41-44. Se ha escogido


esta perícopa a causa de su brevedad, su unidad, su triple documen-
tación sinóptica y la cita que contiene del AT. En este análisis no
se pretende establecer una comparación sinóptica, que caería en el
campo de la crítica literaria. Aquí se trata del texto de Marcos26.
V. 35: o 'I-qGovt; IXeysv: cuando W lee Asysi, es probable que lo
haya tomado de Mí 22,43; D it colocan ó 'I. sí-sv después de ispeó,
una variante que es claramente secundaria por ir contra las formas
textuales normales y por haber tomado el ¿Irtzv de Le 20,41. Tam-
bién el cambio de colocación de uíó; SGTLV AautS en íiAW podría
estar influido por el orden de las palabras en Mt 22,42.
V. 36: y«p en S A es una variante que facilita la lectura y que
puede haberse inspirado en Act 2,34. B omite el -roí 1 ?, SíAW el T<Ó
i." y el 2.°, donde se pone otra vez de manifiesto el influjo de Mt.
D it presenta Asyst. en vez de EI-SV, y probablemente es a partir de
ahí que ha penetrado también en ei texto de Me de DAfi. La
adición de ó antes de y.'jpioc en £>K AW. que se encuentra tam-
bién en Mt y Le, es una asimilación al texto de los LXX. Como
quiera que se trata de una asimilación más que de un cambio, el
texto original es el que se aparta de los LXX. Pero esto no vale
para el xáOstrov de B en lugar de y.íQou rell. = LXX. Aquí se trata
probablemente de una modificación estilística. En cambio,Ó7coxáT<ú,
que tiene también los mejores testimonios en Mt, es con seguridad
la lectura original en contra de Ú7io7tóSiov que aparece en N ít A 0
= LXX, Le (donde sólo el texto occidental ofrece la forma ¿Ttoxárco)
y Act 2,35. El término proviene del hebreo tahat, que en el salmo
8,7 se traduce por ÚTO^á-rto: «todo lo pusiste bajo sus pies». La
diferencia existente entre las dos variantes que se nos han trans-
mitido tiene importancia teológica27: Ú7to-óSiov alude a la victo-

26. Nos apoyamos en el lexto y aparato crítico de la Synopsts quauuor Evangelioruiii,


Stuttsart 3 1964, de K. AULND, si bien sólo citamos los códices m i s importantes.
27. Se da un caso parecido en Is 59,20. Aquí el TM Ice: <y viene a Sión (l'syyón)
el salvador»; concepto que empalma con Is 52,7s y que se ha de entender a partir de
ia indigencia en que se encontraba la comunidad poslexílica de Jcrusalcn, tal como se
refleja en el Tritoisaías. Según I QIs» el salvador viene hacia Sión ('/ syv/nj, cosa que

127
losen Schreiner

riosa derrota cíe los enemigos, OTeassá-s'&i u Ü¿ ¡aasusira*» * j W eHiiesf-ttHri;


Es claro que en un testo en el que se trata de la soberanía de
Cristo sobre David, parece más acertado leer ÚTcoxá-rcu.
V. 37: La variante el en vez de apró? en E sys procede de
Mt 22,45. Otros influjos y asimilaciones son: oüv en Sí Á, tomado
de Mí, Le; nocAso en vez de Hyu aparece en el texto VF y otros
procedentes de Mt, Le; TC<5S en X W &, procedente de Mt, Le;
ia variante de Me da sin embargo al texto un matiz propio, en
cuanto que pregunta más por el fundamento que por la posibilidad
de la filiación davídica; la inversión de las palabras: uE6<; au-roü
IcTiv en N Sí AW sigue a Mt, mientras el texto occidental sigue
su propio camino. Con todo $ acierta con seguridad con el TCÓOSV
C/JUTOÜ ecmv UÍÓ5; el punto clave de toda la frase es la colocación
del auxoü.
Los dos ejemplos que acabamos de exponer no pretenden des-
de luego ser los mejores posibles. Pero sí que pueden haber mos-
trado lo importante que es la crítica textual para la comprensión e
interpretación de una perícopa, y lo mucho que a su vez se en-
cuentra implicada en reflexiones exegéticas y teológicas. La exégesis
no puede renunciar a ella. Y es que se trata de una preocupación
fundamental por el texto, que está a la base de la interpretación,
acompaña sus pasos ulteriores y que, en último término, tiene
como objeto el contenido y mensaje de la palabra de Dios.

JOSEF SCITRÜINER

resulta comprensible si se piensa en la situación de la comunidad de Qumrán, que sé ha


separado del templo y que ve cómo gobierna en él et «sacerdote inicuo». Para el texto
de los X.XX el redentor viene a causa {üvsxsv =• 'al) de Sión, con lo cual se considera a
ésta, según parece, corno el punto central del reino de Dios y al que Yahveh ha asegu-
rado una función mediadora y salvifica en su inmediata vecindad. Pero diversos ina-
nuscritos (cf. la edición de i. Ziegler) leen toe Sit>>v ( = missiyydn) como por ej. Rom
11,26; en todo el capítulo 11 de la carta a los Romanos Pablo recalca la afirmación
de Jn 4,22: «la salvación vieno de los judíos». Seguramente en todas estas variantes se
trata de errores fácilmente explicables en la lectura y de cambios de letras (l en vez de ' ' Y
'l y en vez de m); pero no se puede afirmar que aquí no hay nada mus que errores.
Más bien habrá que preguntarse frente a muchas variantes si detrás de cuas no se
oculta alguna intención.

128
VI
£os métodos exegéticos en un ejemplo tomado
del Antiguo testamento

La investigación exegética de este siglo ha desarrollado un va-


riado abanico de métodos con los que llevar a término el análisis
histórico-crítico de un texto bíblico. La tarea más urgente que se
le plantea hoy a una reflexión sobre estos métodos, es la de coor-
dinar acertadamente los diversos pasos metodológicos. Se olvida
con demasiada facilidad que los nuevos métodos no son simples
posibilidades suplementarias que se añaden a los métodos practi-
cados anteriormente. Por el contrario, son los nuevos métodos los
que diferencian a los métodos y planteamientos antiguos, cuya
validez y practicabilidad tiene que volverse a pensar y circunscribir
en cada caso. Así por ej., el método de la historia de la tradición
y el análisis estilístico estudian desde un ángulo de mira más
preciso una serie de cuestiones que ya antes de la aparición de
esos métodos entrevio implícitamente el método de la historia de
las formas. De una manera semejante, el método de la historia
de la redacción hace avanzar una problemática que antes era tratada
por el método de la crítica literaria, aunque, con frecuencia, de
manera insuficiente. La investigación exegética no ha tenido siem-
pre ante los ojos este hecho de que son los mismos métodos más
diferenciados, y aparecidos con posterioridad, los que diferencian
y cualifican a su vez a los métodos que se practicaban con
anterioridad. También la pluralidad desconcertante de la termino-
logía que usan hoy nuestros manuales se puede atribuir en parte
a ese desacuerdo que reina todavía a la hora de describir los
diversos pasos metodológicos.

129
Erich Zenger

Por esta razón lo que intentaremos en las páginas siguientes


será comprender con exactitud el fundamento de los respectivos A) OBSERVACIONES PRELIMINARES SOBRE EL TEXTO
métodos y determinar con la mayor nitidez posible cuáles son sus
funciones dentro del proceso total del análisis histórico-crítico. I. E L TEXTO
A tal propósito responde también la propuesta que hacemos aquí
de emplear una terminología consecuente y diáfana para cada uno Antes de proceder al análisis propiamente dicho es necesario
de los pasos metodológicos. El uso general del elemento «crítica» aclarar un poco el texto en sus peculiaridades lingüísticas y de
deberá recordarnos en primer lugar que se trata siempre de un contenido. Para ello lo mejor es una traducción del texto original
método. Por consiguiente, preferimos hablar de crítica de la redac- (teniendo en cuenta la crítica textual, cf. supra), o al menos una
ción, crítica de la tradición, crítica de los géneros, crítica de las lectura atenta de distintas versiones.
formas, que no de historia de la redacción, etc., ya que éstas son
más bien el resultado del proceso metodológico. Además, así ten-
dríamos una nomenclatura paralela a los términos de crítica textual El ejemplo de Jue 9 (el signo: señala los hemistiquios a y b de cada
y crítica literaria, ya generalizados. La distinción a que aquí se verso).
alude entre crítica de las formas y crítica de los géneros, quedará
fundamentada cuando se discutan directamente estos pasos meto- 11
Abimelec, hijo de Jerobaal, se fue a Siquem, junto a los her-
dológicos. manos de su madre. :Les habló a ellos y a toda la familia de la
La variante que aquí exponemos frente a la metodología usual casa del padre de su madre diciéndoles: 2 Hablad a los oídos a todos
sigue en lo esencial la concepción metodológica elaborada recien- los notables de Siquem: ¿Qué es mejor para vosotros, que os
temente por W. RICHTER 1 . Por esta razón elegimos a modo de dominen setenta hombres, todos hijos de Jerobaal, o que os dominé
ejemplo un texto ya analizado por él 2 . Pero no registraremos expre- uno solo? : ¡Acordaos de que yo soy hueso vuestro y carne vuestra!
3
samente los puntos en que nos apartamos de él, ya sea en lo tocante Habiendo hablado por él los hermanos de su madre a los oídos
al método o al contenido. El especialista lo advertirá por sí mismo, a todos los notables: de Siquem conforme a aquellas palabras, :se
y al «visitante» la discusión no haría más que confundirle. El inclinó su corazón hacia Abimelec, pues se dijeron: éste es her-
texto elegido es Jue 9; y nos ha parecido además apropiado porque, mano nuestro. 4 Le dieron setenta sidos de plata de la casa de Baal
por una parte, es difícil desfigurarlo por prejuicios teológicos y, por de la alianza, :con que pagó a los hombres vagos y perversos que
otra, necesita precisamente una iluminación metodológica para le siguieron. 5 Bajó con ellos a la casa de su padre, a Ofra, y mató
que quede a la vista su contenido teológico. a sus hermanos, los hijos de Jerobaal, setenta hombres sobre una
misma piedra. «Sólo se salvó Jotán, el hijo menor de Jerobaal,
que pudo esconderse. ° Reuniéronse entonces todos los notables
de Siquem y toda la ciudadela, y fueron y, por rey, hicieron rey a
Abimelec : junto al terebinto de Musab, que está en Siquem.
7
Súpolo Jotán y fue a ponerse en la cresta del monte Garizim;
y alzando su voz gritó :y les dijo: Oídme, notables de Siquem, así
os oiga elohim a vosotros, 8 Pusiéronse en camino los árboles
1. W. RICHTER, Traditionsgeschichtliche Untersuchungen zum Richterbuch (BBB 18), para ungir rey sobre ellos, :y dijeron al olivo: ¡Sé rey sobre nos-
Bonn 21966.
2. Ibid., p. 246-318. otros! 9 Les dijo el olivo: ¿Voy a renunciar a mi pinguosidad, con la

130 131
Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento

que se honran los dioses y los hombres, para ir a mecerme sobre los po, vendimiaron sus viñas, pisaron e hicieron gran fiesta; :y entran-
árboles? 10Dijeron, pues, los árboles a la higuera: :¡Ven y sé rey do en la casa de su elohim, comieron y bebieron, maldiciendo a
sobre nosotros! " Y les dijo la higuera: ¿Voy a renunciar a mis Abimelec. 28 Gaal, hijo de Obed, dijo: ¿Quién es Abimelec y
dulces y ricos frutos :para ir a mecerme sobre los árboles? 12 Dije- quiénes somos nosotros, los de Siquem, para que le sirvamos?
ron, pues, los árboles a la vid: :¡Ven y sé rey sobré nosotros! ¿No sirvieron el hijo de Jerobaal y Zebul, su gobernador, :a los
13
Y les dijo la vid: ¿Voy a renunciar a mi mosto, alegría de los hombres de Hamor, padre de Siquem? ¿Por qué entonces vamos
dioses y los hombres :para ir a mecerme sobre los árboles? 14 Y di- a servirles a ellos nosotros? 29 ¡Quién me diera este pueblo en mis
jeron todos los árboles a la zarza espinosa: :¡Ven y sé rey sobre manos! Yo expulsaría a Abimelec. :Le diría: ¡Refuerza tu ejér-
nosotros! 15 Y dijo a los árboles la zarza espinosa: Si de buena fe cito y sal! 30 Llegaron a oídos de Zebul, gobernador de la ciudad,
queréis ungirme rey sobre vosotros, venid y poneos a mi sombra, las palabras de Gaal, hijo de Obed, :y montó en cólera. 31 Mandó
:y si no, que salga fuego de la zarza espinosa y devore a los cedros secretamente mensajeros a Abimelec para decirle: :Mira Gaal,
del Líbano. 16 Ahora bien: si al hacer rey a Abimelec habéis obrado hijo de Obed, que ha venido a Siquem con sus hermanos; mira
de buena fe y con lealtad; :si habéis obrado bien con Jerobaal como están sublevando la ciudad contra ti. 32 Levántate, pues, de
y su casa, si lo habéis tratado según el mérito de sus acciones — noche tú y la gente que tienes contigo, :y ponte en el campo en
— 17pues mi padre combatió por vosotros :y exponiendo su vida os emboscada. 33 Por la mañana, al salir el sol, levántate y despliega
libró del poder de Madián; 18 levantándoos hoy contra la casa de mi frente a la ciudad; :y cuando Gaal y los que le siguen salgan contra
padre y matando a sus hijos, setenta hombres sobre una misma ti, haz contra ellos lo que puedas. 34 Levantóse Abimelec y toda la
piedra, :y haciendo rey sobre los notables de Siquem a Abimelec, gente que con él tenía, de noche, :y se pusieron en emboscada
hijo de una esclava suya, porque es hermano vuestro— 19 si hoy cerca de Siquem, divididos en cuatro secciones. 35 Salió Gaal, hijo
habéis obrado de buena fe y con lealtad con Jerobaal y su casa, :que de Obed, y se detuvo a la puerta de la ciudad; :y levantóse Abi-
haga Abimelec vuestra felicidad y que hagáis vosotros la suya. melec, y la gente que con él tenía, de la emboscada. 36 Vio Gaal
20
Pero si no, que salga fuego de Abimelec y devore a los habitantes a la gente y dijo a Zebul: Mira, gente que baja de las cumbres de los
de Siquem y la ciudadela, :y salga fuego de Siquem y de la ciuda- montes. :Y le dijo Zebul: Son las sombras de los montes que se
dela y devore a Abimelec. 21 Retiróse Jotán y emprendió la huida, te hacen hombres. 37 Volvió a hablar Gaal y dijo: Mira, gente que
yéndose a Ber : donde habitó por miedo a Abimelec, su hermano. sale del ombligo de la tierra, :y hay un cuerpo que viene por el
22
Tres años fue príncipe Abimelec sobre Israel. a Mandó elo- camino de la encina de los adivinos. 38 Dijóle entonces Zebul:
him un mal espíritu entre Abimelec y los notables de Siquem, :se ¿Dónde está ahora tu boca con que dijiste: ¿Quién es Abimelec
hicieron traición los notables de Siquem a Abimelec, 24 para que para que le sirvamos? :¿No es ésa la gente para ti despreciable?
llevara sobre sí el asesinato de los setenta hijos de Jerobaal :y la ¡Sal, pues, a darle batalla! 39 Salió Gaal, y a la vista de los notables
sangre de ellos cayese sobre Abimelec, su hermano, que los había de Siquem, combatió contra Abimelec. * Pero Abimelec lo puso en
matado, y sobre los notables de Siquem, que le habían prestado fuga y él emprendió la huida ante él, :y muchos cayeron antes de
ayuda para matar a sus hermanos. 25 Pusieron los notables de Si- llegar a la puerta. 41 Abimelec volvió a Aruma, ."mientras que
quem en las cumbres de los montes asechanzas, que despojaban a Zebul impidió a Gaal y.a los suyos permanecer en la ciudad.
42
cuantos pasaban cerca de ellos por los caminos, :y llegó esto a co- Sucedió al día siguiente que el pueblo salió al campo. Y lo
nocimiento de Abimelec supo Abimelec, 43 quen, recogiendo a su gente, la dividió en tres
26
Vino a Siquem Gaal, hijo de Obed, con sus hermanos. :Los secciones y se puso en emboscada en el campo: Vio: mira, el pue-
notables de Siquem pusieron en él su confianza; 27 y salieron al cam- blo que sale de la ciudad. Arremetió contra ellos y los machacó.

132 133
Erich Zenger
44
Abimelec y la sección que con él tenía desplegaron y formaron
posiciones a la puerta de la ciudad. : mientras los otros dos cuer- II. SORPRENDENTES PECULIARIDADES LINGÜÍSTICAS DEL TEXTO
pos desplegaban contra todos los que estaban en el campo arre-
metieron contra ellos. 45Abimelec combatió todo el día contra la El análisis supone cierta capacidad y sensibilidad para captar
ciudad, y tomó la ciudad; al pueblo que estaba en ella le dio muer- los matices y las particularidades del texto. Si se trata de un texto
te; : destruyó la ciudad y la sembró de sal. demasiado conocido y de fácil lectura, conviene distanciarse de él
46
Así que lo oyeron los notables de la fortaleza de Siquem; : se y «revolverlo» metodológicamente. Esto puede lograrse plantean-
retiraron a la torre del templo de el de la Alianza. 47 Supo Abi- do las dos preguntas siguientes:
melec .que se habían reunido todos los notables de la fortaleza de 1) ¿Se encuentran en el texto repeticiones llamativas (incluso
Siquem; ^ y subió al monte Selmón con toda la gente que con él verbales)?
tenía, y tomando en su mano un hacha, cortó la rama de un árbol 2) ¿Se encuentra en el texto un vocabulario llamativo (por ej.
y se la puso al hombro, : y mandó a su gente que hiciera prestamen- giros o fórmulas estereotipadas, fraseología teológica, virajes en la
te lo que le veían hacer a él. 49 Cortó, pues, también toda la gente narración, tal o cual concepto interesante)?
cada uno su rama y siguieron a Abimelec. Las pusieron contra la Para poder responder a la segunda pregunta se requiere cierta
fortaleza y prendiéndoles fuego la incendiaron. :Así murieron to- familiaridad con el lenguaje del Antiguo Testamento. Pero con
dos los notables de la fortaleza de Siquem, unos mil entre hombres ayuda de unas concordancias, un diccionario, un comentario o un
y mujeres. vocabulario teológico se pueden entender muchas cosas. Luego se
50
Fue luego Abimelec a Tebes, :1a sitió y la tomó. ordenan, catalogan las diversas observaciones. El material así reu-
51 nido podrá emplearse a lo largo del análisis propiamente dicho
Pero había en Tebes en medio de la ciudad una fuerte torre,
en la que se refugiaron todos los habitantes de la ciudad, hombres según lo exija el fin que se pretende.
y mujeres, y cerraron detrás de sí :y se subieron a lo alto de la
torre. n Abimelec llegó a la torre y la atacó. :Se acercó hasta la
puerta para pegarle fuego. 53 Entonces una mujer le lanzó contra El ejemplo de Jue 9
la cabeza un pedazo de rueda de molino :y le rompió el cráneo.
54
Llamó él enseguida a su escudero y le dijo: Saca tu espada 1) Repeticiones llamativas en el texto
y mátame, para que no pueda decirse de mí que una mujer me mató.
:E1 joven le traspasó, y murió Abimelec. 55 Viendo los hijos de Is- N.° Versículo Observaciones
rael que había muerto Abimelec, fuéronse cada uno a su casa. 1 2a\\3a «hablar a los oídos a todos los varones de
56
Así hizo caer elohim sobre la cabeza de Abimelec el mal :que Siquem»
había hecho a su padre, asesinando a sus setenta hermanos; 5 ?y 2 3611186 «hermano nuestro/vuestro»
sobre las gentes de Siquem hizo caer elohim todo el mal que habían 3 5a||18a «setenta hombres sobre una misma piedra»
hecho, : cumpliéndose en ellos la maldición de Jotán, hijo de 4 6a\\Sa «fueron» para hacer rey
Jerobaal. 5 6a\\l6a\\m «hicieron rey a Abimelec» (6a)
«hacer rey a Abimelec» (16a.í8b)
6 7b\\9a\\lla\\13a «les dijo» (7b.9a.lla.l3a)
\\15a «dijo a los árboles» (15a)
7 Sa\\15a «ungir..., un/me por rey»

134 135
Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
8 86||106||126||146 «reina sobre nosotros» 21 35a||406|¡44a «salió... a la puerta de la ciudad» (35a)
9 9IU1H13 «¿voy a renunciar... para ir a mecerme so- « antes de...la puerta» (406)
bre los árboles?» «formaron posiciones a la puerta de la ciu-
10 9a||13a «los dioses y los hombres» dad» (44a)
11 106|1126||146 «ven» 22 386|]39||45a «sal... a darle batalla» (386)
12 15a||16||19a «si de buena fe (15a) «salió... combatió contra Abimelec» (39)
(118,356) «si... habéis obrado de buena fe y con leal- «Abimelec combatió» (45a)
tad (16: ...si habéis obrado bien: cf. 8,356: 23 436||446 «arremetió contra ellos» (436)
el mucho bien que éste había hecho) con «arremetieron contra ellos» (446)
Jerobaal y su casa» (16,19a) 24 45a|¡506 «tomó la ciudad» (45a)
13 156||20a||206 «salga fuego de... y devore» «la tomó» (506)
14 23s||56s Insistencia en el motivo del castigo Primer balance: a) 8-14 consisten casi exclusivamente en
15 256||426 «llegó esto a conocimiento de Abimelec» fórmulas repetidas (cf. núms. 6-11)
(25b) b) 18 consiste fundamentalmente en para-
«y lo supo Abimelec» (42b) lelos literales con el resto del texto (cf.
16 27a||42a||336 «salieron al campo» (27a) núms. 2.3.5)
43a|]35a||39¿¡ «salió el pueblo al campo» (42a) c) 42-45 tiene muchos paralelos üterales en
«salgan contra ti» (33 b) el resto del texto (cf. núms. 15.16.18-22.
«salía el pueblo de la ciudad» (43a) 24)
«salió Gaal» (35a.39a) d) 46-54 apenas tiene un eco en el resto del
17 28||38a «¿quién es Abimelec y quiénes somos nos- texto
otros... para que le sirvamos?» (28a)
«¿quién es Abimelec
para que le sirvamos?» (38a) 2) Modismos llamativos
18 32||43a||34||35|| «levántate ...y ponte en emboscada en el
25a campo» (32) 25 lb.5a.18a «la casa del padre de su (esto es, de Abi-
« ...y se puso en emboscada en el melec) madre» en Siquem (16)
campo» (43a) «la casa de su (esto es, de Abimelec) pa-
«levantóse .. .y se pusieron en emboscada cer- dre» en Ofra (5a)
ca de Siquem» (34) «la casa de mi (esto es, de Jotán) padre» en
«levantóse... de la emboscada» (35) Ofra (18a)
«pusieron... asechanzas» (25a) 26 2a.3a «hablar a los oídos»: modismo estereotipa-
19 33a||44a||446 «despliega (tus hombres) frente a la ciudad» do, atestiguado ya por textos más antiguos
(33a) (por ej. Gen 20,8; 44,18; 50,4), usado sobre
«desplegaron» (44a.446) todo en el siglo vi (cf., entre otros, Gen 23,
20 346||43a «cuatro secciones» (346) 13.16 = P; Núm 14,28 —P; Dt 5,1; 31,28.
«tres secciones» (43a) 30; 32,44; Jer 26,15; 28,7)

136 137
Ejemplo tomado del Antiguo, Testamento
Erich Zenger
35 23a «mal espíritu» enviado por Dios: teologú-
27 2b.3b.18b «soy hueso vuestro y carne vuestra, soy vues-
meno (cf. ISam 16,14-23; 18,10; 19,9)
tro hermano»: giro formulístico para desig-
36 24 fraseología teológica: «para que llevara so-
nar el parentesco (cf. Gen 2,23) = «fórmula
bre sí el asesinato... y la sangre... cayese...»
de parentesco» usada también para expresar
37 26-40.46-49 «notables de Siquem» o bien «notables de
la capacidad de contrato y de confianza en
la fortaleza de Siquem»
la esfera pública (cf. Gen 29,14; 2Sam 5,1;
19,13.14) = «fórmula de solidaridad»; aquí 38 32-48 Acompañamiento de Abimelec:
dividida en dos miembros y predicada de «la gente que tienes contigo» (32a,)
diversos sujetos. «toda la gente que con él tenía» (34a)
28 3b «se inclinó su corazón»: modismo estereoti- «la gente que con él tenía» (35b)
«la sección que con él tenía» (44aj
pado, en uso sobre todo en el siglo vi (cf.
sólo: 2Sam 19,15; Jos 24,23; IRe 8,58; 11, «toda la gente que con él tenía» (48a)
2.3.4.9; Sal 119,36.112; 147,4; Prov 2,2) Acompañamiento de Gaal: «la gente que
con él tenía (33a)
29 6a.20a «[todos] los notables de Siquem y [toda]
39 39s.50 descripción técnica, sorprendentemente lacó-
la ciudadela.»
nica, de una batalla con los siguientes miem-
30 6a «proclamaron rey a Abimelec [=«mi padre
bros:
es rey»]»: ¿etimología popular?
a) verbo de movimiento (salir ; ir)
31 6a.18b.Sb.10b. «hacer a alguien rey sobre»: término téc-
b) verbo de técnica guerrera (combatir; si-
126.14& nico aplicado a la elección de rey en el reino
tiar)
del Norte (cf. ISam 11,15; 2Sam 2,9; IRe
c) verbo de victoria (poner en fuga; tomar)
1,43; 12,1; 16,16.21; 2Re 10,5; 11,12; 14,21;
d) noticia de la totalidad de la victoria
21,24; 23.30) = «fórmula de entronización»;
en el verso 6a la formulación pleonástica del (campo de cadáveres hasta la puerta de
original es ya una variante que se desvía de la ciudad)
la fórmula; en la «fábula» el «sé rey sobre» Aquí tenemos un esquema fijo que es típico
es una alusión. del tiempo de la primera monarquía
40 48a ¿Se trata en el fondo de una etimología po-
32 7fc.23a.56a.57a elohim
pular de la palabra Siquem? Abimelec se
33 8a. 15a «ungir rey sobre...»: término técnico para
puso la rama al hombro = sekem = Siquem.
designar la unción real; como modismo este-
41 55Z> «fuéronse c a d a u n o a su c a s a » : m o d i s m o es-
reotipado sólo se encuentra atestiguado en el
tereotipado (cf. J u e 7,7).
reino del Norte (cf. IRe 19,16; 2Re 9,3.6.
42 56.57 fraseología teológica: «.elohim hizo caer el
12) = «fórmula de unción del rey»; aquí se
mal sóbrela cabeza...» (cf. ISam 25,39; IRe
trata de una clara alusión
2,32s.44; 8,32).
34 9b.llb.\3b «mecerse sobre los árboles»: no aparece en
Primer balance: a) 1-6 emplean con relativa frecuencia mo-
ningún otro pasaje del AT. Alusión al cam-
dismos estereotipados (cf. núms. 26.27.
bio frecuente de las ciudades de residencia
28)
antes de Samaría (¿880?)
139
138
Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento

b) fraseología teológica solamente en 23s. tradicciones, los cortes, los duplicados, las diferencias de voca-
56s. (cf. núms. 35.36.42) bulario, etc., y luego se lo descomponía en sus distintos estratos
c) en general predominan los verbos de mo- o en sus distintas fuentes.
vimiento. El mismo Antiguo Testamento ofrecía algunos modelos para
explicar cómo esos diversos estratos habían llegado a formar un
texto bíblico unitario. Así por ej., los libros de los Reyes dan a en-
B) EL ANÁLISIS HISTÉRICO.CRITICO tender repetidas veces que constituyen un trabajo de síntesis o un
resumen de varias fuentes. Encontramos un proceso semejante con
I. LA CRÍTICA LITERAL3 la mera comparación fugaz de la obra del Cronista con los libros
que van del Génesis a los Reyes. El libro de los Proverbios adop-
1. El punto de partida metodológico ta e interpreta de manera comprobable algunos pasajes de la doc-
trina egipcia del Amen-em-ope. Ciertos dobletes que se encuentran
/ Dentro de la investigación histórica toca a la crítica literal dentro del mismo Antiguo Testamento, en contextos diversos, co-
averiguar cuál es el texto «auténtico». Cuando se le presenta un mo por ej. el decálogo en Éx 20,l-17||Dt 5,6-21 o la narración de
texto, ha de comprobar si es unitario, ha de intentar descubrir el Ezequías e Isaías en 2Re 18,14-20,19||Is 36,1-39,8 indican de ma-
origen del todo y de cada una de las partes, para poder juzgar nera incontrovertible el procedimiento de una complementación ul-
según estos datos la calidad de la información proporcionada por el terior. El oráculo isaiano de Is 7 fue interpretado y ampliado en
texto. Desde el siglo XVII la aplicación de este planteamiento críti- el llamado memorial de Isaías (Is 6-9), el cual nos ofrece un modelo
co-literario fue completando, de forma lenta pero cada vez más de comentario, como lo es Is 24-27 frente a Is 13-23. La elabora-
consecuente, una interpretación de la Biblia que antes se basaba ción en Is 60 de algunos versos aislados tomados de Is 40-55 res-
puramente en el análisis gramatical (filológico). A partir de enton- ponde a la categoría de un erudito «trabajo de escritorio».
ces el historiador se formulaba también ante un texto bíblico las Esta tendencia a reelaborar, componer o extractar los textos
tres preguntas siguientes: recibidos de la tradición no hace del Antiguo Testamento un caso
1) ¿Quién es el autor del texto? aislado en el oriente antiguo. También de la epopeya de Gilgamesh,
2) ¿Cuándo y dónde se escribió? por ej., las excavaciones nos han aportado un buen número de do-
\ 3) ¿De qué fuentes se ha servido el autor? cumentos textuales que en parte difieren considerablemente entre sí.
Pronto se demostró que en la mayor parte de los textos vete- Desde luego la crítica literal clásica4, al plantearse la pre-
rotestamentarios había participado más de un autor. Por lo tanto gunta del origen de un texto veterotestamentario y de su carácter
para llegar hasta el texto «auténtico» había que descubrir antes de unitario y homogéneo, respondía bastante rápida y rigurosamente
nada las diversas manos que habían trabajado en el texto respec- en el sentido de la crítica de las fuentes; es decir intentaba descu-
x
tivo. Así se buscaban las tensiones que contenía el texto, las con- brir entre los diversos estratos literarios la «fuente» originaria que
era la que en adelante acaparaba el interés. Este procedimiento co-
3. STAERK, W., Zur alttestamentlichen Literarkritik. Grundsatzliches und Methodisches, rría el peligro de conceder validez exclusivamente al modelo de ela-
ZAW 42, 1924, 34-47; SEGERT, S., Zur Methode der alttestamentlichen Literarkritik, ArOr 24,
1956, 610421; STOEBB, H.-J., Grenzen der Literarkritik im Alten Testament, TbZ 18, 1962, boración literaria de un texto, y apenas intentaba comprender todo
385-400; SEELHSMANN, I.L., Hebraüsche Erzahtung und biblische Geschichtsschreibung, ThZ el proceso (el camino y los motivos) que había dado origen al texto
18, 1962, 305-325; RINGGREN, H., Literarkritik, Formgeschichte, Überlieferungsgeschichte,
ThLZ 91, 1966, 641-650; RENOTORFF, R., Literarkritik und Traditionsgeschichte, EvTh 27,
1967, 138-153.
4. Cf. el «padre de la Iglesia» J. WEIXHAUSEN.

140
141
Erich Zenger Ejemplo tomado del Antigüe Testamento

en cuestión. La referencia apresurada a las «fuentes» se hacía y / su género y su tradición. La disección de un texto en las citadas
se hace todavía hoy la mayor parte de las veces, por ej. en la crí- unidades puede tener lugar de dos maneras: 1) positivamente:
tica del Pentateuco, según el siguiente esquema: o es J, o es E, o empezando por considerar una nueva unidad cuando empieza un
es P; pero semejante decisión no puede tomarse a partir solamente nuevo tema o un nuevo episodio; 2) negativamente: tal unidad
de un texto aislado^ — y sólo con éste contamos al principio del aná- queda destruida por la presencia de narraciones dobles y de ten-
lisis—, sino siempre a partir de la visión conjunta de un contex- V siones internas. Aquí emplearemos el término técnico «unidad
to más amplio. La cuestión del autor, o de los autores (y por menor» para designar esos trozos unitarios que han resultado de
consiguiente también la cuestión de las fuentes del Pentateuco) sólo /. la disección del texto por la crítica literal. Una unidad menor
puede solucionarse legítimamente una vez que se ha estudiado más está determinada por estas tres características: /) se manifiesta'por
de cerca el carácter peculiar de tales textos (el cual no aflora sim- medio de un nuevo comienzo; 2) el tema o acontecimiento que em-
plemente de las contradicciones y repeticiones observadas por la pieza con ella se desarrolla consecuentemente (es decir, sin contra-
crítica literal). La investigación de la historia de las formas ha X dicciones ni repeticiones) y llega 3) al resultado que persigue.
demostrado que la mayor parte de los textos del Antiguo Testa- Desde luego la crítica literal no podrá diseccionar un texto en
mento han recorrido a menudo una larga historia preliteraria, la puras unidades menores. Los trozos restantes que no llenan las
cual ha repercutido en la forma con que se ha ido fijando por escrito condiciones de tales unidades menores, reciben aquí el nombre
a lo largo de su tradición. Sólo cuando se ha llegado a conocer en técnico de «fragmentos». Puede darse también el caso (por ej., en
la medida de lo posible la historia completa, oral y escrita, de un los Salmos) de que el texto sujeto a análisis consista simplemente
texto concreto, se puede plantear la cuestión de su relación con otros en una sola unidad. Entonces se puede pasar inmediatamente al
textos. Si es posible llegar a conocer tal relación (lo que no ocurre análisis de su forma, género, etc.
siempre, por ej., en los Salmos), se tendrá una base más amplia Una vez que la crítica literal ha dividido el texto en varias
para determinar de manera fehaciente la identidad del autor o auto- unidades menores y fragmentos, los compara entre sí y procura
res del texto (por consiguiente también las llamadas fuentes del descubrir entre ellos una primera coordinación recíproca y una
Pentateuco). Esto quiere decir en concreto que lo mejor es dejar % relativa estratificación. Comprueba negativamente cuáles son las uni-
a un lado la cuestión del autor hasta que se haya analizado la dades y fragmentos que no poseen un origen común, y positivamente
forma, el género, la tradición y la redacción del texto. cuáles de ellos pueden tener un origen común, sin llegar a descri-
De aquí la necesidad de determinar con mayor exactitud la / bir este último con más detalle. Los criterios para calibrar esas
conexión de la crítica literal con los restantes pasos metodológi- conexiones positivas o negativas de tipo crítico-literal son las
cos. Aquélla ya no se pregunta hoy día por la autenticidad del series de pensamientos o de sucesos que pueden darse por encima
^ texto, sino que sólp_puede preguntarse rwr_su (^rácter jmjitario. de las pequeñas unidades, así como los modismosUamatiyos (co-
' Esto tiene lugar por medio de una disección del texto en cuestión, -x muñes o exclusivos) de las mismas unidades y fragmentos. A dife-
dividiéndolo en fragmentos que, considerados en sí mismos, cons- rencia de la crítica literal corriente, no se va más allá del mismo
;x tituyan unidjd^jdej>easa^ento_.c>._de acción. Semejante unidad texto que se ofrece a examen.
puede pensarse en cada caso como obra de un «autor» (la crítica / En un paso ulterior se estudia finalmente si las mismas uni-
literal no puede precisar más; así como también ha de dejar dades y fragmentos proporcionan alguna clase de indicios que per-
pendiente la cuestión de si se trata de unidades de origen oral mitan construir una cronología o estratificación relativa. Ésta se
u escrito, cosa que habrá de decidirse en los siguientes pasos me- suele dar cuando dentro del texto analizado las unidades o frag-
todológicos); para proceder luego a la investigación de su forma, mentos están tan fuertemente relacionados entre sí que una unidad

142 143
Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
presupone formal o materialmente la(s) otra(s), requiriéndose al
a) Unidades y fragmentos que posiblemente tienen el mismo
mismo tiempo para ambas, por razones de crítica literal (cf. supra)
origen.
una procedencia distinta. Este hecho sólo se puede explicar si la
b) Unidades y fragmentos que necesariamente tienen distinto
\ primera unidad ha sido conocida por el «autor» de la segunda.
origen.
Pero la elaboración de las conexiones crítico-literales no sirve para
c) Intento de establecer una relativa clasificación de las uni-
atribuir inmediatamente a ciertos «autores» cada una de las unida-
dades y fragmentos dentro del texto analizado.
des. Lo único que nos da esa elaboración es el orden en que se
han de analizar las diversas unidades y fragmentos en los siguientes
pasos metodológicos.
3. El ejemplo
Una imagen puede aclararnos la función fundamental que
corresponde a la crítica literal, dentro del proceso del análisis
1) Delimitación crítico-literal
' histórico-crítíco de un texto. En cierto modo la crítica literal
a) Agrupamiento de los duplicados
desmenuza el texto en una serie de piedrecitas que luego son
estudiadas en ulteriores pasos metodológicos; la crítica de las
43 2.5.24||8,30 setenta hijos de Jerobaal || de Gedeón
formas comprueba su forma individual, la crítica de los géneros
44 5.24||18 asesinato de los setenta por Abimelec || por
su uso habitual, la crítica de las tradiciones su procedencia material,
los siquemitas
y la crítica de la redacción su ensambladura dentro del conjunto;
el objetivo final es que vuelvan a unirse constituyendo el mismo 45 23s||26-41 el mal espíritu enviado por Dios hace que
\ mosaico del texto en cuestión, pero ahora entendido genéticamente. los siquemitas traicionen a Abimelec || Gaal
subleva a Siquem contra Abimelec
46 34-40||42-45 doble combate y victoria total de Abimelec
contra los siquemitas desde la emboscada
/ 2. El procedimiento metodológico de la crítica literal abarca
II batalla en campo abierto
según lo dicho los siguientes pasos:
47 40||41 expulsión de Gaal perseguido por Abime-
lec || por Zebul
1) La delimitación crítico-literal
b) Agrupamiento de incongruencias y contradicciones
a) Agrupamiento de los duplicados (motivos, relatos, tenden-
48 ls=cap 6-8 el lugar de la acción cambia repentinamente
cias dobles).
de Ofra a Siquem; sólo 8,31 sabe algo acerca
b) Agrupamiento de incongruencias y contradicciones (en el
de una concubina de Gedeón en Siquem,
mismo texto y en el contexto inmediato en relación con per-
pero nada de sus aspiraciones al dominio de
sonas, topografía, cronología, representaciones, acciones, mo-
la ciudad
dismos).
49 1.28=8,31 Abimelec es designado con la fórmula «hijo
c) Minucioso examen crítico-literal en vistas a delimitar las
de Jerobaal»; en 8,31 su padre es Gedeón;
unidades menores y fragmentos (análisis del texto verso por
50 2=36 la alternativa entre oligarquía y monarquía
verso).
a que se refiere el v. 2 no juega ningún papel
d) Agrupamiento de las unidades menores y de los fragmentos
en la decisión de los siquemitas en 3&
así delimitados.
51 2 = 6 la naturalidad con que se corona rey a Abi-
2) Ordenación crítico-literal
melec en el v. 6 supone la monarquía como
144 145
Schreiner, Introd. 10
Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento

fonna normal de gobierno; por lo que resulta diversas que deciden en cada caso la apari-
poco auténtica la alternativa que plantea el ción de las consecuencias anunciadas: el
v. 2 comportamiento simultáneo a la proclama-
52 2=6.16.18=22 diversas denominaciones del ejercicio de go- ción de rey y el comportamiento anterior
bierno de Abimelec: «dominar», «hacer 63 8-15=16-21 la fábula y el relato tienen un distinto por-
rey», «ser príncipe» tavoz que anuncia las consecuencias: en un
53 4=46 diversos títulos otorgados al dios de los si- caso es el mismo rey ( = la zarza espinosa)
quemitas: Baal de la alianza o bien El de y en el otro una tercera persona ( = Jotán)
la alianza 64 8-15=19b.20b en la fábula y en el relato es distinta la
54 5(i=6 en secuencia inusitadamente rápida dos acon- proporción de personas a las que alcanzan
tecimientos destacados, cada uno fijado lo- las consecuencias: en aquélla son sólo los
calmente en un punto: matanza de los setenta electores del rey ( = los árboles), en éste son
sobre una única piedra y proclamación de los electores del rey y el mismo rey
Abimelec como rey junto al terebinto 65 8-21 =40-54 el final que sufren Jos siquemitas y Abimelec
55 2.5.24.56 distinto número de los hijos de Jerobaal: sólo responde en parte a la fábula y a la
70, 71 y 72 maldición de Jotán: sólo en los v. 46-49 los
56 6.20=46-49 «ciudadela» y «fortaleza»: ¿diferentes deno- siquemitas mueren abrasados, en los v. 40-45
minaciones del mismo edificio, o edificios son muertos a golpes; por el contrario, Abi-
diferentes? melec no muere ni a manos de los siquemitas
57 6.16-21 =resto sólo los v. 6.16-21 saben que Abimelec es ni abrasado por el fuego;
de Jue 9 rey de Siquem; los sucesos narrados en los 66 17=cap. 6-8 Jue 6-8,3 no sabe que la victoria de Gedeón
v. 25.3 lss incluso lo excluyen significara la conquista de Siquem
58 8-15= ls la fábula y el relato tienen protagonistas di- 67 17 = 1-6 el v. 17 considera a Siquem como parte del
ferentes: en aquélla los árboles ( = los que reino de Israel, mientras que en los v. 1-6
eligen un rey), en éste Abimelec ( = el rey) la ciudad aparece como una unidad política
59 8-15=2 la fábula y el relato tienen tendencias dife- independiente
rentes: aquélla se refiere solamente a la mo- 68 17s=16.19.20 el v. 17s hace irreales las condiciones pues-
narquía, éste plantea la alternativa oligar- tas en los v. 16.19.20: mientras por una parte
quía-monarquía son los mismos acontecimientos los que de-
60 8-15=6 la fábula y el relato tienen un ritual diferente: ben servir de juicio, por otra éste se anticipa
en aquélla es una entronización con unción, ya en el v. 17s
en éste solamente entronización 69 186 se menciona en tercera persona a los ciuda-
61 8-15=6 la fábula y el relato tienen un número dis- danos de Siquem, que es a los que sin em-
tinto de candidatos reales al trono: en aqué- bargo se dirige el discurso
lla son varios árboles, en éste sólo Abimelec 70 18b=8,31 distinta situación de la madre de Abimelec
de hecho con respecto al padre de éste: una vez escla-
62 8-15=16-21 la fábula y el relato presentan circunstancias va, y otra, concubina

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Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento

71 22.55=resto sólo en los v. 22,55 se habla de Israel, por Jerobaal, mientras que en Jue 8,31 es Gedeón (cf. n.° 49); el doble
Jue 9 lo demás se trata siempre de Siquem nombre de Jerobaal-Gedeón en 8,31 es, desde el punto de vista
72 23s.56s=22-55 el carácter de castigo que se recalca en los de la historia de los nombres, una formación artificial (literaria).
v. 23s.56s no desempeña ningún papel en El v. 2 ofrece dos diferentes puntos de vista en la argumenta-
los v. 25-55 ción de Abimelec en favor de su dominio: la alternativa oligarquía-
73 25=26-41 es casi imposible que en el v. 25 esté Zebul monarquía y la fórmula del parentesco (cf. n.° 27), La pretensión
en Siquem, tal como se desprendería de los de los hijos de Jerobaal de gobernar sobre Siquem no se puede
v. 26-41 que lo presentan en la ciudad: de fundamentar en el contexto de nuestro verso; Jue 6-8 no sabe nada
lo contrario los siquemitas no habrían podido del dominio de Gedeón sobre Siquem. También este detalle cons-
comisionar a los salteadores; por lo menos tituye una separación de 9,lss con respecto a Jue 6-8. En el v. 2a
tendrían que habérselo anunciado a Abime- llama la atención el dato ampuloso «setenta hombres, todos hijos de
lec. Pero el v. 25 dice: «llegó esto a cono- Jerobaal».
cimiento de Abimelec» El v. 3G relata, ciñéndose literalmente al v. 2a (cf. n.° 1), la
74 25=36 diversa función estratégica de «las cumbres ejecución de la propuesta de Abimelec. En el v, 3& los siquemitas
de los montes»: por una parte escondrijo de se deciden por Abimelec. La única razón que dan para ello es la
los salteadores puestos por los siquemitas; fórmula de parentesco; la alternativa mencionada en el v. 2a no
por otra, camino por el que avanzan las tro- parece pesar nada en su decisión (cf. n.° 50). Con todo, esta pe-
pas de Abimelec queña incongruencia no requiere ninguna operación crítico-literal.
75 34=43 distinta táctica de Abimelec: una vez cuatro El empalme del v. 4 no es del todo fluido; no se dice por qué
secciones y otra tres recibe Abimelec los 70 sidos de plata, ni para qué ajusta a sus
76 40=42 a pesar del campo sembrado de cadáveres seguidores. Tampoco nos enteramos de ello en el curso ulterior
que se extiende hasta la puerta de entrada del texto. Ciertamente que los 70 sidos de plata hacen pensar en
de Ja ciudad, en el v. 42 el pueblo vuelve los 70 hijos de Jerobaal.
al día siguiente a salir tranquilamente a traba- El v. 5 mendona a Ofra como nuevo lugar de la acción. La
jar al campo colocación de la palabra Ofra detrás de «la casa de su padre» es
77 55=23-54 en el v. 55 el acompañamiento de Abimelec insólita. Según Jue 6,11.24; 8,27.32 Ofra es la residencia de Gedeón
es repentinamente «los hijos de Israel», mien- cuyos 70 hijos, según Jue 8,30, se hallan igualmente allí. A éstos
tras que hasta entonces sólo se había ha- se les llama en el v. 5 «hermanos» de Abimelec, a pesar de que la
blado de «la gente que con él tenía» madre de éste es sólo «esclava» (v. 18) o «concubina» (Jue 8,31)
de su padre (cf. n.° 70). Con respecto al v. 2 ofrece un orden
c) Examen crítico-literal de las unidades menores y de los distinto de palabras: «sus hermanos, los hijos de Jerobaal, setenta
fragmentos hombres», con inusitada aglomeración de aposiciones. El adjetivo
«todos» del v. 2 aquí se ha suprimido, puesto que Abimelec no
El v. 1 marca, con respecto al capítulo anterior (Jue 8) un co- mata a Jotán. Queda oscuro si el número de los hijos de Jerobaal
mienzo claramente nuevo. Abimelec entra en acción como un nuevo es 70 (en el v. 2 «todos» = 70), 71 ó 72 (los 70 asesinados más
protagonista. El escenario cambia de Qfira, donde tuvieron lugar Jotán y Abimelec).
Jue 6-8, a Siquem (cf. n.° 48). El padre de Abimelec se llama aquí El v. 6 nos traslada otra vez en rápida sucesión a Siquem (cf.

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Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento

n.° 54) y además introduce un nuevo grupo de gente, los habitantes los notables de Siquem a Abimelec», se esperaría leer más bien:
de la «ciudadela». Con su entronización, Abimelec alcanza la meta «haciendo rey vuestro...»
que se había propuesto en el v. 1. La naturalidad con que Abimelec El v. 19» repite literalmente la mayor parte del v. 16 (cf. n.° 12).
es coronado rey en el v. 6 presupone la existencia de la monar- Ambos versículos constituyen como un marco alrededor de los
quía como forma usual de gobierno. En tal caso es poco conse- v. 17s, que decíamos había que delimitar. Si es así tenemos aquí
cuente la alternativa que se plantea en el v. 2. Así pues, en la el caso típico de la «inclusión», tan usada en el Antiguo Testa-
unidad que forman los v. 1-6 se dan. varias irregularidades, que, sin mento. Al incluir una unidad en otra, la pieza incluida queda
embargo, no justifican ninguna operación de tipo crítico-literario. enmarcada por la repetición de la misma frase o idea de la pieza
Pero habrá que tenerlas en cuenta en el análisis sucesivo. incluyente (cf. a modo de ilustración 2Cró 12,2-9 y IRe 14,25s).
Con el v. 7 comienza una nueva sección. En ella corresponde Esto es necesario para que el hilo «antiguo», que quedó interrum-
el papel principal a Jotán; Abimelec parece haber desaparecido del pido por la inclusión, pueda reanudarse sin perder su sentido. En
escenario por el momento. Los oyentes son «los notables de Si- casos particulares se puede volver a tomar el miembro anterior
quem»; no se menciona expresamente a la ciudadela. o posterior del marco. ¿Es aquí el v. 16 ó el v. 19a el que se re-
El v. 8 no requiere necesariamente ir precedido del v. 7. Falta pite? El v. 16 responde a la situación del v. 6s. En cambio, el
una fórmula de introducción a la fábula. No se dice claramente v. 19a tiene ante la vista la matanza de los hermanos el día de
que es Jotán quien la pronuncia; más aún, el v. 16, que desde el «hoy», empalmando así con el «hoy» del v. 18, de manera que
v. 7 es el primer discurso claramente puesto en boca de Jotán, cuadra menos con el v. 7 (¿o es que el asesinato y el discurso
podría empalmar muy bien con el v. 7. Los v. 8-15 forman una de Jotán ocurrieron el mismo día?). Así pues, el v. 19a pertenece
unidad con sentido propio. El propósito que intentan realizar los a los versículos incluidos 18s. Las últimas palabras del v. 16 «si
árboles desde el v. 8 se hace realidad en el v. 15. Así pues, habrá lo habéis tratado según el mérito de sus acciones» (v. 166) no se
que delimitar los v. 8-15 como una pequeña unidad, dado que repiten en el v. 19o. Dado que según su contenido estas palabras
además presentan varias irregularidades y contradicciones con res- están en íntima relación con el v. 17s, habrá que contarlas también
pecto a su contexto inmediato. Se diferencian de éste en la respec- como pertenecientes al paréntesis, que de esta manera abarcaría
tiva presentación de los protagonistas (cf. n.° 58), del objetivo (cf. los v. !6bB-l9a. Esta pieza no cumple las condiciones de una
n.° 59), del ritual (cf. n.° 60), del número de candidatos reales unidad menor, sino que es un fragmento.
a la corona (cf. n.° 61), de la circunstancia que decidirá la apari- Los v. 196-20 continúan de manera coherente la frase de Jotán
ción de las consecuencias anunciadas (cf. n.° 62), del portavoz empezada en el v. 16a. El v. 21 corresponde, como acotación, al
que anuncia las consecuencias (cf. n.° 63) y del círculo de personas v. 7. La sección v. 7.l6aba. 196-21 forma una unidad menor. El
a las que atañen las consecuencias (cf. n.° 64). discurso iniciado por Jotán en el v, 7 se detiene hasta su huida
El v. 16 vuelve a dirigirse directamente a los mismos siquemitas, a Ber en el v. 21.
a los que se refiere el v. 7. El v. 22 debe deslindarse de los v. 21 y 23. Es una anotación
Los v. 17.18 son un paréntesis que interrumpe la hilación exis- que, con su interés por Israel, queda aislada en medio de la narra-
tente entre los v. 16 y 19, y, por tanto, hay que separarlo de ción (cf. n.° 71).
éstos, pues el paréntesis no se toma en serio las condiciones alter- En el v. 23s es elohim el nuevo protagonista. El carácter de
nativas propuestas en los v. 16.19.20. Mientras son los mismos castigo que se pone de relieve en estos versos no juega después
acontecimientos los que deben constituir el juicio, éste se anticipa ningún papel en el enfrentamiento entre Abimelec y Siquem (cf
en el v. 17s (cf. n.° 68). En el v. 186 en vez de «haciendo rey de n.° 72). Por lo demás, Abimelec no encuentra la muerte en la lucha

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Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
con Siquem, sino ante la fortaleza de Tebes. El v. 24, con los dos bles de la fortaleza de Siquem, encuentran la muerte en el v. 49.
infinitivos que presenta el texto original, empalma con dificultad con Los v. 46-49 constituyen una unidad menor.
el v. 23; pero no por eso habrá que separarlo de él, pues su conte- En el v. 50, con el asalto de Abimelec a Tebes, comienza otra
nido concuerda bien. escena. La estrategia se asemeja a la de los v. 46-49. Las dos veces
El v. 25 difícilmente puede ser el castigo anunciado en el v. 23s la población se retira a la fortaleza, que en ambos casos Abimelec
para Abimelec, por lo tanto, hay que deslindarlo de él. Pero es quiere incendiar. Pero esta vez a Abimelec le cuesta la vida. Los
un versículo que tampoco forma originalmente una unidad de sentido v. 50-54 forman una pequeña unidad que hay que deslindar del v. 55,
con el siguiente. La actuación de los siquemitas en el v. 25 apenas ya que aquí la comitiva de Abimelec la forman inesperadamente
es posible si está en Siquem Zebul, el gobernador de Abimelec, tal «los hijos de Israel» (cf. n.° 77).
como aparece en los v. 26-41. De lo contrario, los siquemitas no El v. 56s interpreta el destino de Siquem y de Abimelec como
podrían colocar tan fácilmente a los salteadores. Por lo menos castigo de Dios. A este carácter punitivo ni siquiera se ha hecho
Zebul tendría que haber dado aviso a Abimelec; sin embargo, en el alusión en la exposición de los hechos mismos (cf. n.° 72). Por
v. 25 sólo se dice de manera impersonal y pasiva «llegó a conoci- tanto, desde el punto de vista crítico-literal hay que delimitar
miento» (cf. n.° 73). Las «cumbres de los montes» que se mencio- estos versículos, tanto más cuanto que las unidades menores prece-
nan en el v. 25 aparecen también en el v. 36, pero con otra función. dentes están terminadas.
En el v. 25 son el escondrijo de los salteadores, en el v. 36 son el
camino por el que avanzan las tropas de Abimelec (cf. n.° 74). d) Agrupamiento de las unidades menores y fragmentos delimitados
También esto justifica el que separemos el v, 25 de lo que sigue. Unidades menores:
La entrada en escena de Gaal en el v. 26 marca una nueva sec- 1-6 Camino de Abimelec hacia la corona
ción en el curso de los acontecimientos. La acción de Gaal termina 7.16aóa. 19621 Amenaza de Jotán
en los v. 40 y 41. La sublevación de los siquemitas contra Abi- 8-15 Camino de la zarza espinosa hacia la corona
melec en los v. 26ss, provocada por Gaal, es un duplicado de los 26-40 Victoria de Abimelec sobre Gaal
v. 23s, donde Dios mueve a los siquemitas a la insurrección. No 42-45 Victoria de Abimelec sobre la ciudad de Siquem
se puede distinguir claramente si el final de la pequeña unidad 46-49 Victoria de Abimelec sobre la fortaleza de Si-
está en el v. 41 o ya en el v. 40. La doble expulsión que tiene quem
lugar, primero a cargo del mismo Abimelec (v. 40) y luego de 50-54 : Muerte de Abimelec en el asalto a Tebes
alguna manera post festum a cargo de Zebul (v, 41), habla más Fragmentos
bien en favor de una separación de ambos versos (cf. n.° 47). 16bB-19a : Palabras amenazadoras de Jotán
Los v. 42-45 forman en sí mismos una unidad menor. En el 22 : Nota sobre el dominio de Abimelec sobre Israel
v. 45 Abimelec pone fin a la nueva situación que se produce al 23s : Nota sobre el castigo de Dios
salir los siquemitas al campo. Una crítica del contenido aconseja 25 : Nota sobre los salteadores colocados a la entra-
también deslindar estos versículos de los v. 26-40. A pesar del da de Siquem
campo lleno de cadáveres que según el v. 40 llegan hasta las mis- 41 : Vuelta de Abimelec y expulsión de Gaal a cargo
mas puertas de la ciudad, en el v. 42 el pueblo al día siguiente de Zebul
ya vuelve a salir al campo para trabajar (cf. n.° 76). En los v. 42-45 55 : Reacción de los israelitas ante la muerte de Abi-
tampoco hay ninguna huella de una estancia de Zebul en Siquem. melec
El v. 46 introduce una nueva escena cuyos «héroes», los nota- 56s : Nota sobre el castigo de Dios

152 153
Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento

2) Ordenación crítico-literal N.° 15: En el v. 25b se trata de una verdadera noticia sobre los
a) Unidades y fragmentos que posiblemente tienen un mismo salteadores; el contenido del v. 42¿ es sók> el dato pálido
origen: de la salida del pueblo de la ciudad.
a) 26-40.46-49.50-54: estas unidades presentan una serie coherente N.° 16: En el v. 27a el pueblo sale al campo para la fiesta; a par-
de acontecimientos. tir de ahí se trama la conjuración de Gaal. El v. 42a
P) \-6H.\6aba.. 196-21: el dato «súpolo Jotán» al principio del resulta extraño, pues no se ve por qué la salida del pueblo
v. 7 empalma directamente con los v. 1-6. ha de excitar a Abimelec a la lucha. La nota no es más
Y) 22.55: ambos fragmentos se interesan por «Israel». que un dato externo sobre la situación, con lo cual mues-
5) 23s.5ós: ambos fragmentos presentan casi el mismo vocabulario tra su origen artificial.
(cf. n.° 14) y se relacionan recíprocamente según el esquema pro- N.° 18: En el v. 25a la asechanza de los salteadores es un medio
mesa-cumplimiento. adecuado al fin; asimismo es una buena táctica la ase-
s) l-6.7.16a¿oc. 196-21.23s.56s: la presencia común de elohím hace chanza nocturna de Abimelec y su tropa en los v. 32.34.35.
suponer una relación (cf. P). La emboscada de las huestes de Abimelec en el v. 43,
b) Unidades y fragmentos que necesariamente tienen distinto origen: después de la salida de los siquemitas, tiene menos sentido.
a) 8-15 = l-7.16aba.l9b~21: cf. las contradicciones que comen- N.° 22: Las repeticiones de los v. 35a y 40b están logradas: por
tábamos antes entre la fábula y el relato (cf. n.os 58-64). medio de un simple cambio de papeles, mientras se man-
P) 8-15 = 26-40.42-45.46-49: el final sufrido por los siquemitas tiene la misma indicación geográfica, muestran la victoria
sólo en parte concuerda con la fábula; sólo en los v. 46-49 perecen total de Abimelec. V. 35: junto a la puerta de entrada,
abrasados, en los v. 40-45 son degollados (cf. n.° 65). Gaal, seguro de la victoria — en el campo, Abimelec;
y) 26-40 = 23s: o es Gaal quien subleva a los siquemitas contra v. 40: junto a la puerta de entrada solamente Abimelec,
Abimelec, o es Dios (cf. n.° 45). el auténtico vencedor; en el campo Gaal, o lo que es
3) 1-6 = 46-49: terminología diferente para designar al dios de los lo mismo sus tropas aniquiladas. El detalle de la puerta
siquemitas (cf. n.° 53) y la acrópolis (cf. n.° 56). de entrada tiene mucho menos sentido en el v. 44cr. Pero
s) 166P-196 = l-6.23s: o estaban presentes los siquemitas cuando cobra importancia si se supone el uso intencionado de la
la matanza de los setenta, o no lo estaban. puerta de entrada, análogo al que hacen los v. 35.40.
c) Intento de establecer una clasificación relativa de las unidades Tampoco esto dice nada a favor de la originalidad.
y fragmentos dentro del texto analizado: Los n.os 19.20.21.23.24.25 apenas contienen indicios de una imi-
a) 1-6.7.Í6aba.í9b-2l presupone 8-15. Son unidades que, por una tación intencionada; pero el hecho de que aparezcan tantas veces en
parte, no tienen un origen común (cf. ba), pero que, por otra, poseen un texto tan breve es un argumento contra su carácter originario.
características lingüísticas comunes que no se pueden pasar por Los v. 42-45 habrán de considerarse como una imitación lograda.
alto (cf. n.os 12.13). Esto sólo se puede explicar si el autor de Como tal presuponen los v. 25.26-40.
1-6.7.16aba.l9b-21 tenía a la vista la unidad 8-15. Y) 23s.56s suponen como marco por lo menos 26-40.46-54.
P) 42-45 presupone 25.26-40. No se pueden pasar por alto los 8) 16¿P-19a presuponen 7.16aba.l9b-21, ya que sólo así se da el
llamativos paralelos lingüísticos que se dan en estas unidades (cf. fenómeno, ya aludido, de la «inclusión».
n.os 15.16.18-22). Sin embargo, no indican un origen común, sino Según lo dicho hasta aquí, la crítica literal sugiere continuar
que deben explicarse por una imitación intencionada: con el análisis de las unidades en el siguiente orden: 8-15; 26-40;
46-49; 50-54; 42-45; 1-6; 7.l6aba.l9b-2í.

154 155
Ejemplo tomado del Antiguó Testamento

el del Antiguo Testamento. En un grado mayor que nuestras culturas


H LA CRÍTICA DE LAS FORMAS 5
modernas, el Antiguo Testamento vive en la contextura de un len-
1. El punto de partida metodológico guaje muy hecho. Al interpretar Un texto veterotestamentario hay
que tener en cuenta una serie de fuerzas que influyeron en su
La reciente ciencia literaria ha llegado al conocimiento de que configuración lingüística, como son la predilección que sienten los
un texto «vive» esencialmente de su peculiar configuración lingüís- orientales por los giros estereotipados, la fijación del lenguaje
tica; conocimiento que tampoco puede ya pasar por alto la exégesis por obra del culto y de la corte real, la extensión relativamente
bíblica. Dado que el texto tal como lo encontramos (más exacta- limitada de la tradición oral y escrita, y, particularmente, el proceso
mente: la unidad menor delimitada por la crítica literal) es ante de transmisión oral de esa misma tradición.
todo una formación lingüística, el primer camino que conduce
hasta él es el análisis de esa su forma lingüística. Cuando decimos
«forma» de la unidad, entendemos todos los elementos formales 2. El proceso metodológico de la crítica de las formas comprende,
de su configuración lingüística (sintaxis, figuras literarias, tópicos, por tanto, los pasos siguientes:
formas estructurales, etc.), que primero se toman y describen
fenomenológicamente. Se trata, por lo tanto, del análisis estilístico 1) Un análisis sintáctico-estüístico detallado (el intento de
y estructural de la unidad; se inquiere cómo está articulada, cuál describir verso por verso la sintaxis y el estilo de la unidad), El
es su dinámica interna y qué pretende decir; en resumen, la crítica análisis de los elementos sintácticos atiende al uso del verbo (por ej.,
de las formas es la búsqueda del «rostro personal» de la unidad. La forma narrativa, actual, puntual) así como el del nombre (por
forma lingüística no es un vestido que se pueda cambiar, sino que ej., disposición especial de las palabras para poner algo de relieve,
el texto concreto va ligado a ella. La unidad de forma y contenido combinaciones peculiares de las mismas), y sobre todo el carácter
radica en la esencia misma del lenguaje. propio de las frases (por ej., oraciones construidas de forma com-
Para la comprensión de un texto veterotestamentario es requi- plicada o artificial; yuxtaposición o subordinación de oraciones;
sito indispensable el análisis del estilo, ya que sólo así se puede oraciones simples, circunstanciales, causales, etc.). Pero no basta
conocer el «lugar» y, por tanto, el significado de una palabra, de con registrar cada uno de estos elementos; hay que preguntarse
un giro o de un período en un lenguaje tan característico como es por su función en el texto (por ej., una serie de oraciones simples
5. KONIG, E., Stttistik, Bhetorík, Poetik in Bezug auf die biblische Literatur, Leip- o de formas enunciativas puede caracterizar el curso rápido de la
zig 1900; KOHLEB, L., Deuterojesaja stilkritisch untersucht (BZAW 37), Berlín 1923; BAUM- acción; una modificación sorprendente del orden normal de las pa-
GARTNER, W., Ein Kapitel vom hebrátschen Erzahlungsstil, en Eucharisterion Gunkel i,
Gottinga 1923, 145-157; MUILENBURO, J., A Study in Hebrew Rhetoríc: Repetition and Style, labras da un acento especial a la frase, etc.).
VTS i, 1953, 97-111; ALONSO-SCHSKEL, L., Die stiUstische Analyse bei den Propheten, VTS El análisis de los elementos estilísticos se centra en las figuras
7, 1960, 154-164; WEISS, M., Wege der neuen Díchtungswissenschaft in ihrer Anwenthing auf
die Psalmenforschung, Bibl. 42, 1961, 255-302; ALONSO-SCHOKEL, L., ErzShUamst im Buche lingüísticas y retóricas (por ej., juegos de palabras, simbolismo de
der Richter, Bibl. 42, 1961, 143-172; ALONSO-SCHOKEL, L., Hermeneutics in the Light of
Language and Llterature: CBQ 25, 1963, 371-386; WEISS, M., Einiges über die Bauform
números o sonidos, palabras clave, enlaces verbales, figura etimo-
des ErzShlens in der Bibel, VT 13, 1963, 456-474; ALONSO SCHSKEL, L „ Estudios de lógica, paralelismo, quiasmo, etc.). Con frecuencia, es necesario
poética hebrea, Barcelona 1963; WEISS, M., Weiteres über die ErzShlens in der
Bibel, Bibl 46, 1965, 181-206; GERLEMAN, G., Bemerkungen zum cittestamentUchen
establecer la presencia de tales elementos para evitar una inter-
Sprachstil, en Studia Bíblica et Semítica (Fs.-Vriezen), Wageningen 1966, 108-114; pretación exagerada o falsa de algunas formulaciones que a nos-
DOMMERSHAUSEN, W., Ldtwortstil in der Ruthrolle, en Theotogie im Wondel, Mu-
nich 1967, 394-407; DOMHERSHAUSEN, W., Die Estherroüe, Stil und Ziel einer alttesta-
otros nos resultan menos comprensibles, pero que dentro del len-
mentlichen Schrift (SBM 6), Stuttgart 1968; MUILENBURG, J., Form Criticism and Beyond: guaje veterotestamentario resultan naturales y menos misteriosas.
JBL 88, 1969, 1-18.
Así es como, por ej., sucesivas repeticiones habrán de identificarse

156 157
Erich Zenger Ejemplo tomado deí Antiguo Testamento

más bien como figuras retóricas que no como figuras «teológicas». alternancia de discursos y contradiscursos. Entre una locución
2/ El estudio de la estructura de una unidad: directa y otra no hay más que formas verbales de la palabra «de-
La estructura externa abarca el montaje y la articulación de cir», que al estar en modo narrativo (forma enunciativa normal
las escenas. El análisis de la estructura interna considera las rela- de la lengua hebrea), dan la impresión de que estuvieran contando
ciones existentes entre discurso y acción, el problema de la estrati- un suceso. Mas no se cuenta precisamente lo que «sucede»: ¿estaban
ficación o hilación de acontecimiento e idea, el número de personajes,, juntos, por ej., la vid, el olivo, la higuera y el espino, o iban los
la ordenación del relato con el acento al principio (construcción árboles andando de uno a otro? La locución de los árboles consiste
descendente), al medio o al final (construcción ascendente), el juego cada vez en los mismos imperativos (cf. n.° 8.11), y la respuesta
de trasfondo y primer plano, la función del tiempo (relación entre negativa en frases interrogativas literalmente iguales, frases que con
«duración de relato» = el tiempo que se necesita para contar o leer su forma verbal apuntan al presente actual. La respuesta de la
el texto, y «duración de la hazaña relatada» = el espacio de tiempo zarza, que ya se destaca de manera especial por su selección de
que ocupa la acción relatada; datos cronológicos directos; explica- palabras, está hecha de frases condicionales, cuya apódosis negativa
ción previa o recapitulación del acontecimiento). en el v. 156 se encuentra acentuada por su mayor explanación y
3) El fin que persigue la unidad (¿qué es lo que propiamente con el climax de la construcción ascendente.
se quiere decir? ¿de qué se trata? ¿dónde está el núcleo de la 2) La estructura
unidad?). La perícopa sobresale por la severa articulación de su forma.
4) La cuestión del horizonte de la unidad: 8c exposición enfoque de la situación
El horizonte de una unidad (su punto de vista, la amplitud de 86-13 tres estrofas cada vez alocución + respuesta, cuyos puntos
su campo de interés) puede deducirse en algunos casos de sus de construc- centrales consisten en giros (cf. n.° 8.9) que se
fórmulas y esquejrias.„propios, y que también es posible comprobar ción parale- relacionan recíprocamente con la preposición
en otros textos bíblicos. En la unidad además puede haber datos la: «sobre»: «sé rey sobre» y «mecerme sobre»
materiales que llamen directamente la atención sobre la existencia 86.9 olivo
de un contexto más amplio. Según que el horizonte de una unidad 10.11 higuera
nos remita o no más allá, se trata de una unidad compuesta y 12.13 vid
transmitida por sí misma o dependiendo de otra. Por consiguiente, 14.15 climax des- V. 14 = alocución como en la estrofa 1-3 (cf.
la cuestión del horizonte ofrece un criterio comprobable para en- tacado: zar- n.° 8) pero que se hace resaltar con la adición
contrar un posible contexto más amplio de la unidad. za espinosa de «todos» a árboles
V. 15 = respuesta, nota introductoria como en
la estrofa 1-3, pero que se hace resaltar con las
3. El ejemplo: palabras «a los árboles» en vez de «a ellos»
(cf. n.° 6); la misma locución tiene otras formas
El camino de la z<&za espinosa hasta la monarquía: 8-15 sintácticas y otras palabras. La inclusión del
1) Análisis sintáctico-estilístico v. 8 (comienzo) con «ungir» (cf. n.° 7) señala
La perícopa empieza describiendo en paronomasia ( = composi- asimismo el climax.
ción de palabras con sonido similar): «marchando marcharon». 3) El objetivo
Al mismo tiempo esta figura llama la atención por cuanto estorba Lo que interesa a la perícopa no es un caso aislado. Por ello
la normal fluidez verbal. Los v. 86-15 ya no son más que una faltan detalles y alusiones concretas. En su lugar encontramos una

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Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento

serie de repeticiones monótonas que más bien hacen suponer un impresiones. El v. 38, por medio de unas preguntas hechas una
fenómeno conocido por larga experiencia. Los giros («ser rey, ungir, vez más en frases nominales, adelanta ya realmente la victoria de
mecerse») caracterizan al rey elegido y no a los electores del rey. Abimelec. La victoria misma sólo se añade en el v. 39s, en una
Dado que no se evidencia ninguna situación individual, el interés sucesión temática y poco plástica de verbos narrativos (cf. n.° 39).
de la perícopa no gira en torno a un rey sino en torno aí rey, es 2) La estructura
decir, a la monarquía como tal.
La perícopa formula una crítica de la monarquía. La monarquía 26-29 1.a escena 26s Sucesos Protagonista Gaal, Abi-
tiene tan poco valor que sólo a la cuarta proposición es aceptada. 28s Alocución de melec todavía está rela-
La diferencia cualitativa entre los que la rechazan y el que la Gaal tivamente lejos
acepta (árboles frutales contra zarza...), así como la ironía del 30-33 2: escena 30.31a Sucesos Protagonista Zebul Abi-
espino-rey (duda de la sinceridad de sus electores pero intenta 316-33 Alocución de melec se acerca
ganarse su asentimiento con advertencias ridiculas: dice que su Zebul
escasa sombra servirá de protección; amenaza en plan grandilo- 34-38 3.a escena 34s Sucesos Protagonista Abimelec:
cuente al cedro del Líbano...), alcanzan a la misma monarquía. 36-38 Alocución dia- su acercamiento victo-
4) El horizonte logada rioso se refleja en las
El horizonte coincide con el objetivo; la unidad se entiende por Gaal-Zebul palabras de Gaal y Ze-
sí misma. Solamente el v. 156 alude al v. 20 pero sin que por eso bul
39s iclusión Sucesos Victoria de Abimelec
este versículo sea necesario para la comprensión de aquél.
Así pues los v. 8-15 constituyen una unidad originariamente sobre Gaal
independiente.
Por consiguiente el corpus está articulado artificialmente: suce-
Victoria de Abimelec sobre Goal: 26-40 so-alocución, suceso-alocución, suceso-alocución dialogada. Los dis-
1) Análisis sintáctico-estilístico cursos están siempre al final de las escenas. La tercera escena tiene
La perícopa consta en general de una sucesión de relatos que una alocución dialogada que refleja la repercusión del suceso en
producen la impresión de una secuencia rápida. La interrumpen quienes hablan. Cada escena está determinada por un personaje
distinto: 1.a escena = Gaal; 2.a escena = Zebul; 3.a escena = Abi-
solamente varios discursos (sólo en éstos se encuentran frases
melec.
nominales, así como la única inversión de la perícopa en el v. 33),
que articulan la perícopa recapitulando o preparando lo ocurrido. 3) El objetivo
La primera alocución del v. 28s comienza con una frase nominal Ya la articulación externa permite percibir que el interés pro-
como preludio de un período trenzado e introduce a Abimelec piamente dicho gira en torno a Abimelec, mientras que Gaal y
sin que éste tenga que aparecer ya en acción. En la segunda alo- Zebul van quedando cada vez más en un segundo plano. Abimelec
cución — v. 3 1 — , dos frases nominales iniciadas con un «mira» entra en escena artificiosamente y de forma cada vez más plástica,
recapitulan los acontecimientos de los v. 26-29; el v. 32 marca hasta que queda como único vencedor en la palestra.
con un «pues» acentuado la nueva perspectiva de futuro; el v, 35, No se trata tanto de los hechos de Abimelec como de su figura.
con tres verbos descriptivos, coloca frente a frente a los dos pro- Ésta debe resultar plástica. El efecto que produce fascina tanto al
tagonistas: Gaal y Abimelec. Las palabras de Gaal y Zebul en narrador como a los oyentes. Por eso en el climax no se encuentra
los v. 36s describen —otra vez en frase nominal— las respectivas la descripción de un acontecimiento sino un diálogo que, en frase

160 161
Schreiner, Introd. 11
Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
nominal, describe la impresión que provoca en Gaal y Zebul la 4) Ei horizonte
creciente proximidad de Abimelec. El colorido histórico propio de La perícopa nos remite más lejos. El v. 46 presupone un acon-
la época no tiene más que un papel subsidiario. No entra en el tecimiento. También los motivos que impulsan a Abimelec parecen
relato por su propio valor. explicarse desde otro punto. Asimismo la presentación de la troja
4) El horizonte de Abimelec y de los siquemitas produce la impresión de que
El narrador alcanza su objetivo con el v. 38 o con los v. 39s. son personajes ya conocidos. En consecuencia no puede tratarse
En la perícopa no hay nada que remita a algo fuera de sí misma; de una unidad transmitida independientemente, sino que pertenece
se entiende por sí sola. Solamente el v. 39s podría, con su forma a un contexto más amplio. Como tal se nos ofrece el de los v. 26-40:
esquemática, aludir a una táctica usual también en otras partes; los ciudadanos de la fortaleza de Siquem se atrincheran porque
lo que no amplía necesariamente el horizonte. Por consiguiente, están aterrados ante la noticia de la victoria total de Abimelec
cabe pensar que la unidad era en su origen una realidad tradicional sobre Gaal (v. 40). Por tanto, la cuestión del horizonte confirma
independiente. la coordinación crítico-literal que hemos hecho.

La victoria de Abimelec sobre la fortaleza de Siquem: 46-49 Muerte de Abimelec en la batalla de Tebes: 50-54
1) Análisis sintáctico-estilístico 1) Análisis sintáctico-estilístico
La rápida serie de modos narrativos que se van sucediendo de La perícopa comienza con una sucesión de modos narrativos que
forma directa (en toda la perícopa no hay ni una inversión) se en su esquemática reproducción de una batalla (cf. n.° 39) dan la
interrumpe sólo en el v. 48b con una oración enunciativa que impresión de moverse por un interés histórico objetivo. El v. 51a
desemboca en una imperativa. La oración enunciativa aporta un interrumpa la serie. O nos hallamos ante una frase nominal que
colorido especial al hacer coincidir discurso y acción (Abimelec otorga una disposición importante al relato y que suele encontrarse
hace lo que en ese momento está diciendo). En el v. 49b el relato inmediatamente al principio de una perícopa narrativa. O se toma
corrobora el claro éxito de Abimelec, expresando el número re- la frase como una oración verbal, con lo que tendríamos una
dondo de los caídos: un millar «entre hombres y mujeres». inversión que, como principio articulador, marca asimismo un cierto
2) La estructura comienzo. Sigue luego un relato continuado en forma narrativa.
La perícopa está escénicamente poco articulada. Una breve aren- El v. 52 habla de la táctica del incendio, y en comparación con los
ga de Abimelec prepara la acción propiamente dicha. El acompaña- v. 46-49 es más breve y objetivo. El v. 54 corta el hilo de verbos
miento de Abimelec aparece con mayor relieve que en el resto del narrativos por medio de una frase volitiva en estilo directo. Consta
capítulo. De este modo resultan tres grupos de personajes: Abi- de dos imperativos (en crescendo) con una explicación («para
melec, su tropa y los siquemitas. La acción discurre rectilínea. Los que no»); ésta contiene a su vez otras con citas de un discurso
siquemitas se encierran en la fortaleza, de suerte que Abimelec directo, que para hacer más efecto empieza con una inversión («una
puede llevar a término su maniobra. La tropa de Abimelec repite mujer me mató»: ¡precisamente una mujer...!). El v. 54 termina
lo que él mismo ha realizado antes. Así pues, el conjunto representa relatando en forma narrativa el cumplimiento de la orden y el final
una acción unitaria y plástica, en cuyo centro se encuentra Abimelec. irrevocable de Abimelec.
3) El objetivo 2) La estructura
La perícopa quiere pintar el ingenio y la astucia de Abimelec. Desde el punto de vista formal la perícopa está poco articulada.
No se trata tanto de su hazaña como de la alegría que produce El único elemento aglutinante, el v. 51o, aparece demasiado pronto
su figura en el narrador. para articular la perícopa. Se asemeja más bien a uno de los nuevos

162 163
Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
comienzos que se emplean en otros pasajes. Desde el punto de mente rebuscada puesto que, según el v. 42b, Abimelec hace tiempo
vista del contenido los v. 50 y 51a guardan desde luego cierta que está enterado de ese avance. Los v. 44s traen una sorprendente
coherencia. Como quiera que a la mujer ni se la llama por su cadena de inversiones que no pretenden articular sino poner de re-
nombre ni se la describe con ningún otro dato, apenas destaca del lieve a cada uno de los personajes u objetos aludidos. El v. 45 prc-
grupo de sus conciudadanos. Por tanto, seguimos teniendo el nú- senta un quiasmo: tomó la ciudad — al pueblo que estaba en ella le
mero triple de personajes en acción: Abimelec, su escudero y la dio muerte. El final está marcado por la noticia del éxito. A las
población de Tebes. La alocución constituye el punto culminante; imitaciones lingüísticas de los v. 26-40 ya hemos aludido antes.
retrasa los acontecimientos y prepara el final decisivo. 2) La estructura
3) El objetivo La perícopa tiene una construcción formal bien simple:
El interés gira inequívocamente en torno a Abimelec. Las noti-
cias objetivas e históricas se dan sólo en la medida en que tienen 42 Exposición Enfrentamiento de los dos bandos
importancia para el destino de Abimelec. Los antagonistas — inclu- 43-45a Corpus Sucesos; ninguna alocución
so la mujer que lo mata — quedan desvaídos y en el anonimato 456 Final Consignación del resultado
para no desviar la atención del personaje central. La mirada está
fija no en los hechos sino en la persona de Abimelec. Lo que la El único personaje concreto es Abimelec. Sus contrincantes for-
perícopa quiere hacer resaltar no es tampoco el mero hecho de su man sólo un cuerpo colectivo que primero abarca a la población
muerte, sino el carácter trágico de la misma. En medio de su y después súbitamente, a partir del v. 44, también a la ciudad. Todo
infortunio el gran Abimelec da muestras todavía de la presencia de apunta consecuentemente al éxito de Abimelec. Así es como no
espíritu que representa el evitar el oprobio de una muerte a manos surge tensión alguna, e incluso faltan los rasgos pintorescos. El
de mujer. El narrador quiere suscitar compasión y emoción. único rasgo plástico viene cuando el resultado consta ya cla-
4) El horizonte ramente.
La muerte de Abimelec sólo tiene un efecto trágico si se sabe la 3) El objetivo
grandeza y la fuerza fascinadora que caracterizaban al héroe. Y és- De las dieciséis formas verbales finitas que contiene la perícopa,
tas no encuentran suficiente expresión en los versos 50-54, por tanto, seis tienen el mismo contenido. De esta manera queda claro lo que
tienen que estar contadas en alguna otra parte. Por esta razón se el autor quiere representar: la total aniquilación de la ciudad y
nos ofrece como contexto, también desde el punto de vista de la sus habitantes.
crítica de las formas, el pasaje de 26-40.46-49. 4) El horizonte
La estructura interior gira toda ella en torno a Abimelec. Lo
Victoria de Abimelec sobre la dudad de Siquem: 24-45 que no queda claro a partir de los v. 42-45 es por qué luego el
1) Análisis sintáctico estilístico acento carga precisamente sobre la total iniquilación de la ciudad.
La perícopa arranca con un «sucedió» + un dato temporal in- Además no se dice en ningún momento de qué ciudad se trata.
definido; el pueblo = los siquemitas y Abimelec aparecen frente Por consiguiente, el horizonte nos remite más allá de la unidad, a
a frente como los dos contrincantes. Pero a partir del v. 43 sólo un contexto más vasto. De donde se sigue que la unidad no ha
actúa ya Abimelec. La sucesión de los acontecimientos se interrumpe sido transmitida de manera independiente. Pero la delimitación
ya en el v. 43¿ con una frase nominal introducida por un «mira», crítico-literaria no nos permite ver ese contexto más amplio en el
la cual tiene por objeto reflejar la sorpresa de Abimelec ante el plano de los v. 26-40.46-54, lo cual sería precipitado.
avance ofensivo de los siquemitas. Pero la sorpresa resulta suma-

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Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
El camino de Abimelec hacia la monarquía: 1-6 ceso por el que Abimelec fue coronado rey de Siquem. Si se trata-
1) Análisis sintáctico-estilístico ra del simple hecho, habría bastado la expresión «lo coronaron»,
El v. 1 arranca súbitamente con verbos en modo indicativo que como suele rezar la fórmula usual en el AT (cf. n.° 31).
introducen al protagonista (Abimelec) y a un grupo que participa 4) El horizonte
en la acción (la familia de su abuelo materno). El v. 2 los pone Desde la propia perícopa difícilmente se explicará el oyente o
en contacto a uno y otros por medio de una alocución y pone ade- lector por qué tiene importancia que Abimelec haya llegado a ser
más en escena a otros dos grupos (los notables de Siquem y los rey precisamente de esa manera. La unidad requiere, por consi-
hijos de Jerobaal). Los v. ls dan pues la disposición de la perí- guiente, un contexto más amplio.
copa. Es sorprendente que ya en ese mismo esquema empiece la
acción, cosa que no suele acostumbrarse en las narraciones. Los El discurso conminatorio de Jotán: 7.16aba.l9b-21
v. 3-6, en una serie de verbos narrativos, reproducen los aconteci- 1) Análisis sintáctico-estilístico
mientos sin hacer uso de la alocución o el diálogo para producir El v. la presenta un relato de varias oraciones simples con una
tensión alguna (el breve discurso del v. 36 es sólo un enunciado en serie de verbos de movimiento y de lenguaje. Como es frecuente en
oración nominal acerca de la situación que ya se conoce por el el AT, el discurso de Jotán empieza en el v. Ib con un imperativo
v. 2). En el v. 5 Abimelec es el único que actúa. No se utiliza para continuado con una forma desiderativa (jos oiga!...). El v. 16 in-
aumentar la tensión el recurso de hacer aparecer frente a él a sus troduce el contenido propiamente dicho del discurso, claramente
rivales. El v. 5b introduce, en forma narrativa, a un personaje más delimitado por un «ahora bien». Consta de una oración condicio-
(Jotán). Finalmente en el v. 6 aparecen todavía como últimos gru- nal positiva y otra negativa, siendo muy aleccionadora la longitud
pos los «notables de la ciudad». El autor de la perícopa tiene pre- de cada uno de los miembros. La más larga es la apódosis nega-
dilección por los giros estereotipados (cf. n.os 26-28). tiva del v. 20: el acento principal recae en la amenaza. Su pro?-
2) La estructura tasis, es decir, la condición para el cumplimiento de la amenaza, es
La perícopa es muy uniforme e inarticulada. La multitud de lógicamente muy breve: sólo un «pero si no», como si el cumpli-
personajes, que ni están presentados con relieve ni actúan real- miento de la amenaza no dependiera en absoluto de eso. Desde
mente, tiene más bien un efecto desconcertante. Tampoco los dis- el punto de vista formal, el v. 20 se destaca además por el hecho
cursos sirven para articular la perícopa, sino que están insertos a de que dos miembros de la apódosis tienen la misma construcción
su vez en la serie de acontecimientos que se suceden (cf. la función incluso en los términos seleccionados. Sólo cambian el sujeto y el
distinta que tienen por ej. en los v. 36-40). Por lo que atañe a la complemento. El v. 21 termina rápidamente con dos verbos sinó-
construcción externa, los v. 5 y 6 rivalizan en la importancia de los nimos en indicativo (retiróse, emprendió la huida).
acontecimientos que narran, aunque sin excluirse. Más bien el v. 5 2) La estructura
constituye el presupuesto objetivo del v. 6. Nos encontramos ante un discurso (v. 7b.16aba.19b.20) enmar-
3) El objetivo cado por una acción (7o.21). El discurso presenta una construcción
La perícopa está centrada por completo en Abimelec. Todos los clara: una llamada de atención (7b), y el contenido explanado en
personajes introducidos se refieren a él. No tienen vida propia, sino dos oraciones condicionales (I6aba.l9b y 20). En todo caso falta
que toda su actuación apunta al protagonista. el desarrollo de una acción propiamente dicha y falta el juego de
El uso triple de la raíz «rey» (mlk) en el punto culminante («por los personajes. Sólo Jotán aparece, habla y vuelve a desaparecer.
rey, hicieron rey a Abimelec», nombre que significa «mi padre es 3) El objetivo
rey») pone de manifiesto aquello que más interesa al autor: el pro- El acento está indiscutiblemente en la oración condicional nega-

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Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento

tiva del v. 20, o lo que es lo mismo, en sü amenaza. Se trata de y a la comunidad se refiere. El que habla una lengua emplea, quiéra-
hacer una crítica a la coronación real de Abimelec, o mejor a la lo o no, un acervo de formas lingüísticas que —por así decirlo,
monarquía como tal. sin que el hombre haga nada de su parte — se desarrollan dentro
4) El horizonte del lenguaje mismo y se elaboran a partir de él. En cierta medida
La razón e importancia de la crítica que se hace de la monarquía^ el lenguaje se compone a sí mismo según lo que haya que decir.
no se explican con la suficiente claridad a partir de la perícopa Al ser un reflejo de la experiencia, está sometido él mismo a sus
misma. Así pues, no coinciden su objetivo y horizonte. La perí- mismas leyes: experiencias semejantes crean, en un ámbito lin-
copa no constituye una unidad independiente en su origen. güístico temporal y espacialmente similar, formas lingüísticas se-
Ahora bien, la unidad de los v. 1-6, que desde el punto de mejantes, que son típicas de esa situación. A esas formas lingüísticas
vista de la crítica de las formas tampoco era autónoma, reclamaba típicas las llamamos «género» (Gattung). La situación en la que
un horizonte que explicara por qué era tan importante el hecho viven se llama en exégesis, desde H. GUNKEL, «situación vital»
de que Abimelec hubiera llegado a ser rey de Siquem y el modo (Sitz im Leben: la referencia vital o temporal, la circunstancia so-
como había llegado a serlo. Quedaba además pendiente la impor- ciológica, el uso, la práctica, el «lugar» espiritual, temporal y geo-
tancia del dato de la supervivencia de Jotán. Pues bien, esto se gráfico que ocupan el autor o los oyentes y lectores). Tanto el
explica a partir de la unidad que forman los v. 7.loaba. 196-21, que género como la situación vital pueden darse lo mismo en el ámbito
a su vez no se comprende sin los v. 1-6. Así tenemos que ambas de la tradición oral que en el de la escrita. Si pertenecen al campo de
unidades se complementan desde el punto de vista de su función. la tradición escrita, se suele hablar de «género literario» y de «en-
Por otra parte, el v. 576 no resulta claro sin el discurso de Jotán. cuadre en la literatura».
El resultado, desde el punto de vista de la crítica de las formas, Antes de cualquier reflexión, y partiendo de nuestra propia ex-
es la unidad siguiente: v. l-6.7.16a¿>a.l9¿>-21.23s.56s. Esta unidad periencia vital, es claro que al interpretar un texto es necesario
cuenta cómo el camino de Abimelec hacia la monarquía se convirtió atender a su género y a su situación vital. La predicación de un
en su destino; precisamente el asesinato de sus posibles rivales en el cardenal ante un público numeroso forzosamente ha de tener un gé-
trono fue la maldición que acabó aniquilándolo a él mismo. nero distinto que el diálogo de unos enamorados, aun cuando en
ambos casos el tema sea el mismo. Calibraremos de manera muy
diferente las fórmulas que pueden encontrarse en un folleto de
III. LA CRÍTICA DE LOS GÉNEROS* propaganda o en el discurso de un político la noche de su elección,
las que se emplean en la carta de un amigo o en el texto de un
1. El punto de partida metodológico contrato oficial. El camino metodológico que permite adoptar esa
actitud diferenciadora incluso frente a un texto bíblico, es lo que
Cada unidad menor tiene, además de su «fisonomía personal», se llama crítica de los géneros. Ella es la que proporciona «al
una forma típica. El lenguaje nunca está completamente sometido intérprete algo así como el tono y el ritmo de la partitura que
al poder y disposición del individuo. El lenguaje es una institución trata de leer y de tocar, tanto en su conjunto como en detalle.
humana, y como tal brota siempre de la vida de una comunidad Lo que está escrito ciertamente no llegaría al oído del intérprete
6. GUNKEL, H., Die Grundprobteme der israelitischen íiteraturgeschichte. en id.,
con el sentido que le quiso dar el autor, si aquél no empezara por
Reden und Aufsatze, Gottinga 1913, 29-38; BERNHARDT, K.-H., Die gattungsgeschichtliche interpretar correctamente la clave, el tono y el ritmo de las notas» 7.
Forschung am Alten Testament ais exegetische Methode. Ergebnisse und Grenzen: Auf-
satze und Vortrage zur Theologie und Religionswissenschaft 8, 1959, 5-45; RICHTER, W.,
Traditionsgeschichtliche Vntersuchungen zum Richíerbuch (BBB 18), Bonn 21966, 344-399. 7. H.W. WOLFF, Gesammelte Studien zum Alten Testament, Munich 1964, p. 159.

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Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento
En la ciencia literaria moderna (que por lo general sólo distingue esto supone que se ha hecho el análisis de la crítica de las formas
tres géneros: épico, lírico y dramático8) no se usan de modo y que se conocen los géneros literarios más importantes del Anti-
uniforme los términos de «forma» y «género». La misma ciencia guo Testamento, para lo cual este volumen quiere ofrecer una in-
bíblica apenas suele distinguir entre ambos. La división termino- troducción en capítulo aparte.
lógica que proponemos aquí entre formas_(= todos los.elementos 2) La determinación de la situación vital, o más concretamente
deL ljtjx^guraráón..ll^l^íP^í^vidual) y ^^^(^^^cpt^^-z del encuadre literario: las primeras preguntas que pueden dar la
r^tón lingüística típica, condicionada por las circunstancias socio- clave de esa situación son éstas: «¿Quién es el que habla? ¿Quiénes
lógicas), nos parece necesaria porque una forma puede realizarse, son los oyentes? ¿Qué sentimientos dominan la situación? ¿Qué
según su función y su contenido, en un género distinto. Por ej., efecto se pretende?»9 Otros indicios pueden ser los giros (expre-
Is 14,4-21 presenta la forma de un canto fúnebre, pero desde el siones hechas), las fórmulas (el género en forma breve), las repre-
punto de vista del género es un poema satírico. Éx 20,1-17/Dt 5, sentaciones y alusiones que aparezcan en la unidad correspondiente.
6r21 tiene como elementos formales una fórmula de autopresenta- Finalmente, el propio género, una vez conocido, es una referencia a
ción, una prohibición, un mandato, una enumeración en forma de la situación. Así como, por una parte, el género se puede deducir
lista; pero como género hay que incluirlo en el «derecho de la de la situación, así también el género una vez establecido puede
Alianza». En mi opinión, el discutidísirno formulario de alianza ayudar a describir mejor la situación.
aparece en el Antiguo Testamento no como un género sino como
una forma. Un texto, que desde el punto de vista de los géneros
habría que calificar como tratado de teología de la historia, puede 3. El ejemplo
tener la forma de un diálogo (por ej., ISam 10,6-16) o de una ho-
milía (por ej., ISam 12).
La fábula de los v. 8-15
I) La determinación del género
Una comparación con la unidad de 2Re 14,9, que tiene una
2. El procedimiento metodológico de la crítica de los géneros estructura semejante, da como resultado en los v. 8-15 la presencia
abarca los siguiente pasos: de elementos característicos de una fábula transmitida originaria-
mente de forma independiente.
1) La determinación del género: tomado en su sentido estricto Elementos sintáctico-estilísticos en 2Re 14,9b:
y original, un género sólo puede determinarse.por medio de la También 2Re 14,9b está en estilo narrativo, comienza con una
comparación de varias unidades (por lo menos dos) que presenten inversión, consta de alocución (imperativo) y respuesta (aquí una ac-
una estructura semejante (es decir, articuladas por una intención ción). Se trasponen al reino vegetal o animal sucesos tomados de
semejante), de manera que se puedan describir los elementos que la vida humana.
tienen en común como típicos de las mismas. Sin embargo, lo La estructura resultante es similar:
que ocurre normalmente es que la unidad en cuestión se incluye
en uno de los géneros previamente elaborados por la investigación Situación «La zarza espinosa del Líbano envió a decir al cedro
exegética, es decir, que se explica a partir de éstos. Ahora bien, del Líbano:
Demanda «Dame tu hija para mujer de mi hijo»
8. Es de todo punto necesario mantener esta distinción contra K. KOCH, Was ist
Formgeschichte, Neukirchen 21967, p. ó5. H. ZIMMERMANN, Neutestamentliche Metho- 9. H. GUNKEL, Dle Grundprobleme der israelittschen Literaturgeschichte en id., Reden
denlehre, Stuttgart 1967, p. 135, distingue de otra forma. und Aufsatze, Gottinga 1913.

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Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento

Respuesta En eso pasó por ahí una fiera del Líbano y pisoteó fuerza suficiente para denigrarla abiertamente. Entonces utilizan la
la zarza espinosa». fábula y atacan a la monarquía en su representación más solemne
que es la elección.
El fin que persigue la unidad es asimismo crítico:
El inferior sale siempre perdiendo en contacto con el que está El relato oral de los v. 26-40
más arriba, debido a la fuerza del destino (la fiera anónima). 1) Determinación del género
Así pues, se pueden destacar los siguientes elementos formales La crítica de las formas ha señalado elementos típicos del gé-
del género: nero de la narración (oral). Son éstos:

a) La fábula emplea una narración traspuesta al reino animal o a) Predominio de los indicativos que marcan el ritmo fundamental
vegetal, de cuyo sentido aparente hay que deducir un segundo en un avance consecuente hacia el objetivo, y que, por tanto,
sentido, que es al que propiamente apunta. no puede ser interrumpido por ninguna inversión.
b) Gusta del diálogo como recurso estilístico. b) Construcción claramente articulada, en nuestro caso por el ele-
c) Originalmente se entiende por sí sola; de ahí que su origen mento de la alocución. El diálogo, que no falta en ninguna
carezca de contento, interpretación o doctrina adicionales. narración auténtica, domina aquí la escena principal (34-38).
d) Su objetivo es hacer una crítica a alguna experiencia negativa. c) El principio y el final ciertamente que suelen estar marcados
Su disfraz se debe a cierta situación forzada de la que es im con mayor vigor que aquí: falta por completo la exposición
posible hacer una exposición unívoca. Por eso acude a la am- inicial, y el final suena demasiado esquemático.
bigüedad del sentido aparente. d) Las circunstancias concomitantes no están en oraciones ver-
bales de indicativo, sino en forma de frases nominales (FN).
2) La situación vital e) Ausencia de fórmulas y de enunciados categóricos.
Una fábula, que tiene que recurrir al instrumento de la ambi- í) Disposición escénica de los actores: tres personajes (Gaal,
güedad para poder criticar un estado de cosas, supone una situa- Zebul, Abimelec), que sólo pueden enfrentarse alternativamente;
ción de opresión y falta de libertad. Los v. 8-15 critican la monar- división en un protagonista y dos personajes de segundo orden.
quía. Por lo tanto, presuponen su existencia, o más concretamente
una experiencia negativa de la misma. La institución a que se hace 2) La situación vital
referencia es la monarquía electiva, y la. fórmula de unción del rey Faltan en la narración unos esquemas y una fraseología que
(cf. n.os 31.33) consta sólo en el reino del Norte; ambos datos hacen permitan determinar con más detalle su marco espiritual. Pero la
suponer que la patria de la fábula es el reino de Israel. En tal construcción bien articulada nos remite a la categoría de narradores
caso lo más pronto que se la podría situar cronológicamente sería profesionales que puede situarse en el tiempo anterior a la mo-
durante el reinado de Jeroboam i (que empezó hacia el 931 a.C,), narquía, ya que la narración presenta rasgos de una gran antigüedad.
y lo más tarde cuando la fundación de Samaría, por Omrí (en el Así es como ni Abimelec ni los siquemitas aparecen como israelitas.
880 a.C.) como ciudad residencial estable, con lo que terminó la La fiesta otoñal del v. 27 ofrece todavía la apariencia de una fiesta
«oscilación» de las capitales residenciales (cf. n.° 34), Pero la expe- yahwista. Las expresiones «el interior de la tierra» y «la encina
riencia negativa de la monarquía es posible ya bajo el duro gobierno de los adivinos» (v. 37), que apuntan por completo a producir un
de Jeroboam. La fábula tiene su origen en círculos cultivados (cf. su efecto narrativo, parecen darse por conocidas, cosa que también
forma ingeniosa) que sufrían bajo la opresión pero que no tenían habla en favor de una antigüedad relativamente elevada.

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Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento

El trenzado narrativo de los v. 26-40.46-54 y de Tebes conoce no sólo detalles topográficos sino también sus
1) Determinación del género costumbres específicas. Todavía no puede encontrarse ninguna huella
Acabamos de definir los v. 26-40 como narración (oral). Con de la llamada importancia anfictiónica de Siquem, tal como se re-
todo, el comienzo y el final no estaban tan claramente marcados fleja, por ejemplo, en Jos 24. Un indicio útil para la localización
como sería típico de la narración. Al principio faltaba la exposición temporal y local del autor podrían ser los mismos sucesos que
usual. El final, en los v. 39s, presentaba ya elementos que en estilo se cuentan: o se trata de rivalidades existentes entre ciudades ca-
esquemático nos aproximan al género «relato», aunque sin destruir naneas, o de acontecimientos relacionados con la «conquista de
el carácter narrativo del mismo cuerpo. la tierra» por parte de Israel. Desde el tiempo de la monarquía se
hacen intentos en Israel por establecer nexos históricos más am-
En el análisis de las formas que hicimos en los v. 46-54, hubo
plios. También la forma esquemática que presenta el relato de la
asimismo observaciones que son características del género «na-
batalla (cf. n.° 39) nos remite a la primera época de la monarquía.
rración»: una serie de indicativos1 interrumpida, o más bien articu-
Por último, la discreción con que se destaca la tragedia de la
lada, por una alocución; ningún giro tópico; triple número de per-
muerte de Abimelec, que no pretende despertar una alegría mal-
sonajes; clara conducción del relato hacia el resultado apetecido, que
sana sino compasión, hace el efecto, con su estilo sensible, de que
era el dato del éxito (Siquem) o fracaso (Tebes). Desde luego no
estamos en tiempos tranquilos y de sentimientos delicados, y no
se pueden pasar por alto las diferencias existentes entre el cuerpo
en una época de rudos y crueles enfrentamientos. También este
de los v. 2,6-40 y el de los v. 46-50: los detalles están parcamente
dato sugeriría que la patria espiritual del trenzado narrativo es la
explicados, los personajes son poco plásticos a excepción de Abi- era davídico-salomónica. Como además el compositor de la his-
melec, sobre todo se insinúan elementos objetivo-informativos (en toria de la sucesión en el trono cita como ejemplo la muerte trágica
especial 50-52). Los elementos «objetivos» tienen siempre la fun- de Abimelec (2Sam 11,21), cabe pensar incluso en la época de
ción de establecer el contexto más amplio sin destruir por eso el Salomón.
carácter narrativo del conjunto. Así pues, cabe determinar la unidad
de los v. 26-40.46-54, desde el punto de vista del género, como un
trenzado narrativo. Consta de tres pequeñas; unidades, lo cual res- El marco histérico-teológico de los v. 1-7.16aba.l9b-21.23-24.
ponde a la predilección que se sentía por el número triple de 56-57
personajes y de escenas en las narraciones. 1) Determinación del género
El arranque brusco, y las transiciones «objetivo-informativas» Es imposible clasificar la perícopa en el género de la narración
entre las pequeñas unidades, tendrán que volver a ser objeto de (oral) debido a las observaciones hechas en la crítica de las formas:
discusión cuando hagamos el análisis de las tradiciones. falta de construcción, abundancia de personajes que entran en escena
2) La situación vital pero que aparecen con poco relieve, uso de giros estereotipados,
El trenzado narrativo no tiene ningún tipo de giros acuñados fraseología teológica, diferente empleo de la alocución, etc. Sin em-
que nos den algún indicio sobre la patria espiritual de su autor. bargo, se encuentran elementos que apuntan en la dirección del relato.
En todo caso no existe ningún interés religioso, ya que cuando se Pero tampoco éstos cumplen su función específica: la exposición
narra el incendio del templo de Baal no se hace el más mínimo es ya una parte de la acción misma (v. 2), la alocución no articula
comentario teológico ni se añade una sola palabra de elogio o de sino que incluso lleva el peso máximo (v. 2) o es parte de la acción
reproche. Todo lo más la expresión «la casa de su Dios», en el v. 27, (v. Í6aba. 196-20), la inversión no contribuye a la articulación sino
muestra que el autor es consciente de su propio punto de vista sólo a subrayar un elemento específico (v. 56s), los giros tópicos
religioso, sin que por eso lo haga entrar en escena. De Siquem parecen estar fuera de su situación (v. 6) o al menos no quedan

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Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento

necesariamente insertos en el desarrollo lógico (v. 2-3). Todo esto despertar compasión, bajo el arco tenso de la amenaza y el cum-
habla contra el carácter de una narración original. Más bien se plimiento de una maldición (muy grato a una interpretación histó-
trata de una «narración imitada» que conscientemente se compuso rica). Este conocimiento de la técnica de enmarcamiento e inter-
o construyó como tal, sin dejarse conducir por el tema mismo del pretación que tiene el autor, nos da la posibilidad de clasificar
relato. Así se explican también las irregularidades señaladas en los también la unidad de los v. 42-45 dentro de su género y de la
n.°s 50.51.52.54, que si bien no destruyen el carácter unitario de la historia de su origen. Los elementos de imitación literal, señalados
narración, tampoco pueden pasarse por alto. Parece que aquí el ya al hacer la crítica literaria, y la aplicación intencionada de re-
autor tuvo que juntar diversos elementos, necesarios para su com- cursos estilísticos (cf. supra), descrita en la crítica de las formas,
posición. cuadran bien con la intención «enmarcadora» que hemos consig-
También el cambio que ha experimentado en el v. 6 la fórmula nado aquí. Al mismo tiempo el v. 20a deja ver la función que
de entronización, muestra que no se trata de una narración en el tiene la unidad de los v. 42-45. Al autor del «marco» le pareció
sentido original de la palabra, pues ésta conserva una relación in- que en el trenzado narrativo todavía no estaba suficientemente
mediata con los acontecimientos. La fórmula de entronización no descrita la ruina de los siquemitas que estos versículos. anuncian
sólo está aquí fuera de su encuadre vital, sino que asume una fun- amenazadoramente. De hecho, allí sólo se decía que se luchó delante
ción completamente nueva. El original hebreo juega con la raíz de Siquem y en el recinto del templo, sin hablar para nada de
«rey», por lo que la fórmula de entronización queda deformada y una destrucción completa de Siquem. El autor llena ese hueco con
sirve al mismo tiempo para presentar y para interpretar la acción. los v. 4245. Gracias a este marco la fábula y el trenzado na-
También la fraseología teológica empleada (cf. los n.os 35.36.42) ilus- rrativo adquieren una función totalmente nueva, y por lo mismo
tra el carácter interpretativo de la perícopa. Asimismo la construc- también una nueva «situación» (de esta manera los v. 26-40 tienen
ción rebuscada de los v. I6aba.l9b-21 se explica mucho mejor supo- ya un tercer «enclave»...).
niendo una composición escrita. 3) La situación vital del autor del marco
2) La situación literaria Para deducir el encuadre espiritual e histórico de este autor
Como quiera que se trata de un género escrito, hay que pregun- hay que fijarse sobre todo en cómo carga el acento sobre sus versícu-
tarse por su puesto en la literatura. ¿Es posible reconocer una los. Entre sus recursos destacan la repetida insistencia con que
función literaria a la perícopa? Las resonancias de los v. 8-15 (cf. presenta el camino sangriento de Abimelec hacia la monarquía, la
n.os 12.13) y la función de un marco que ejerce la perícopa muestran insistencia en la completa destrucción de la ciudad de Siquem y
de manera evidente que los v. l-7A6aba.l9b-21 fueron compuestos la reiterada aparición de la raíz «baal» (en el nombre de Jerobaal:
para que acotasen la fábula, y los v. 23-24.56-57 sirvieran de marco v. 1.2.5. (dos veces).16.24.57; en la designación de los notables de
al trenzado narrativo. El objetivo de estos encuadres es poner de Siquem como «fia'oíé»: v. 2.3.6.23 (dos veces).24; la modificación
relieve el propósito de ambas narraciones. El primer marco relaciona probablemente intencionada del «El de la alianza» del trenzado
la fábula con la situación descrita en el v. 6, al tiempo que con los narrativo (v. 46b) por el «Baal de la alianza» (v. 4a). El juego de
v. 16aba.í9b-2l da a la fábula una perspectiva de futuro. De esta palabras que hace al transcribir la fórmula de entronización pro-
forma la fábula se convierte en profecía; es decir, que sólo el curso cedente del reino del Norte (con lo cual al mismo tiempo la inter-
de los acontecimientos anunciados decidirá cuál de las dos condicio- preta), como el propio género elegido, muestra que al autor no
nes se cumple y si la crítica de la fábula alcanzó realmente a la sólo le interesa el reinado de Abimelec: junto con él y a través
monarquía representada por Abimelec. El marco de los v. 23-24. de él se trata de valorar la monarquía del reino del Norte. Para
56-57 sitúa el trenzado narrativo, que en su origen sólo pretendía ello la fábula ofrece el terminus a quo, es decir, la época de

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Schremer, Ititrod. 12
Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento

Jeroboam. Ya casi se ha hecho costumbre la aniquilación sangrienta es decir, describe los diversos estadios que han recorrido las uni-
de la casa real reinante para llegar al poder (cf. IRe 15,27ss: Basa dades dentro de la tradición (tradición popular, colección, comple-
aniquila a la casa de Jeroboam; IRe 16,16: Zimrí asesina a Elá, el mentación e interpretación), así como los motivos que las llevaron a
hijo de Basa; 2Re 10: Jehú elimina a los setenta hijos de Acab). insertarse en el texto actual. A diferencia de la historia de la
A partir de esta genealogía sangrienta del reino del Norte se com- redacción (cf. infra), la crítica de la tradición estudia la historia
prende el tono pesimista del autor. Da querer localizarlo con más del fragmento textual a partir de los indicios que él mismo propor-
detalle, se podría ver en él a un crítico de la casa de Omrí. El ciona; el enfoque es, por lo tanto, vertical. No así la crítica de la
reinado de los omridas, cuyo oscuro comienzo fue un pronuncia- redacción, cuyo punto de vista es horizontal y siempre considera el
miento, terminó con la sangrienta aniquilación de toda la familia texto dentro su contexto más amplio.
real después de Acab. La política ambiciosa y sin escrúpulos de La tradición (oral y escrita), en cuanto proceso y en cuanto con-
Acab, y el culto a Baal que fomentó especialmente su mujer Jeza- tenido, era uno de los pilares fundamentales sobre los que se
bel (cf. la erección de un templo de Baal en la capital de Samaría), apoyaba la existencia de Israel. Por consiguiente, tiene una impor-
seguramente que no sólo provocaron las iras de un Elias. La tancia especial a la hora de interpretar un texto veterotestamentario.
«maldición» que lanza el profeta contra Acab (IRe 21,19.21-24) La correcta inserción del texto en la (historia de la) tradición de
nos da una buena idea del círculo espiritual al que también podría Israel puede darle dimensiones teológicas que lo coloquen bajo una
pertenecer nuestro autor. luz insospechada. Un texto ha de interpretarse de distinta manera
según se halle relacionado —aquí naturalmente sólo pueden tra-
zarse unas líneas muy esquemáticas— con la teología jerosolimi-
IV. LA CRÍTICA DE LA TRADICIÓN10 tana (inclinada al sistema y a las fórmulas enfáticas; ligada a
instituciones como la monarquía y el culto) o con la teología del
1. El punto de partida metodológica norte (más crítica, más condicionada en sus fórmulas por la situa-
ción concreta; con una mayor acentuación del carisma y de la
La crítica de la tradición analiza el camino que han recorrido palabra de Yahveh que se dirige inmediatamente al hombre; pero
las unidades menores y sus diversos elementos materiales y for- en cambio con menos «eco» en el pueblo; (cf. las fuertes tendencias
males. Su tarea es averiguar la prehistoria de los motivos e ideas sincretistas que se daban en el reino del Norte). Asimismo hay
teológicas, y especialmente ver si las distintas unidades estuvieron que tener en cuenta su pertenencia a una de las épocas principales
precedidas de tradiciones formadas (sólo como tales nos son asequi- de la formación de tradiciones dentro del Antiguo Testamento;
bles). Es la que clasifica las unidades en las diversas líneas de no es lo mismo que un texto proceda de la época en que comenzó la
tradición del Antiguo Testamento y la que, llegado el caso, esta- monarquía con David y Salomón, con una profunda conciencia
blece la comparación histérico-religiosa con las corrientes e ideas teológica, o de la época del exilio, teológicamente bastante des-
del antiguo oriente. Finalmente es ella la que escribe la historia de orientada.
las diferentes situaciones vitales que han ido viviendo las unidades
hasta que llegaron a constituirse en el texto que tenemos delante; 2. El proceso metodológico de la crítica de la tradición comprende
los pasos siguientes:
10, KRAUS, H.-J., Zur Geschichte des Überüeferungsbegriffs in der alttestamentttchen
Wissenschaft, EvTh 16, 1956, 371-387; FOHRER, G., Tradition und Interpretatlon im Alten 1) La cuestión de la existencia previa de motivos y tradiciones
Testament, ZAW 73, 1961, 1-30; AHLSTROM, O.W., Oral and Written Transmlssion: Some
Constderations, HThR 59, 1966, 69-81. ya formadas.

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Erích Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento

2) La historia de la tradición de cada una de las unidades. parece que en ella tenía su marco propio el elemento «Abimelec,
3) La ordenación de las unidades en las lineas de tradición hijo de Jerobaal» y asimismo «Jotán, el hijo menor de Jerobaal».
\ del Antiguo Testamento. También podrían proceder de la tradición la indicación incompren-
sible «sobre una misma piedra» y el dato local «junto al terebinto».
2) La historia de la tradición de cada unidad
3. El ejemplo La historia de la tradición del texto analizado puede represen-
tarse aquí esquemáticamente:
1) Tradiciones y motivos anteriores Función Situación
Tradición Unidad Género
El trenzado narrativo de los v. 26-40.46-54 Círculo de narradores
Uso popular 26-38 Narración Placer de
Los elementos «historizantes» observados en los v. 39s y 50 se como parte: narrar de la época anterior a
destacan de su contorno dentro del trenzado narrativo. Por esta 46-49. 51-54 la monarquía
razón difícilmente serán originales. Entonces tendríamos que en Colección 26-40. 46-54 Trenzado Preocupación Clima culto del tiempo
la perícopa 26-40 los v. 26-38 representarían una tradición anterior narrativo por contextos de Salomón
más amplios
ya formada, cuya frase final habría contado probablemente la des- Crítica Reino del norte después
Uso popular 8-15 Fábula
atinada fuga de Gaal. El autor del trenzado narrativo sustituyó social de la separación de los
esta frase final por los v. 39s, para tener así una transición a los reinos
v. 46-49. Como quiera que el v. 50 intenta emplear la misma téc- Colección e l-16aba. Relato Meditación Círculos fieles a Yahveh
nica de la transición «historizante», resulta verosímil ver también interpreta- 19b-21.23s. imitado histórica en los tiempos después
ción 26-54. 56s de Ajab
en los v. 46-49 y 51-54 tradiciones ya formadas, anteriores al autor.
La fábula de los v. 8-15 3) Ordenación de las unidades en las líneas de tradición del
Aquí apenas se puede comprobar la extensión y el tipo de la Antiguo Testamento
tradición anterior. Ciertamente que las dos fórmulas proceden de Dado que a nosotros lo que nos interesa es sobre todo el as-
la tradición. Asimismo es posible que se hayan tomado de ella pecto metodológico, bastará con hacer aquí un bosquejo esque-
los diversos motivos, ya que las «fábulas de plantas» (cf. 2Re 14,9) mático de esta ordenación.
pertenecen al repertorio normal de la tabulación. La construcción El trenzado narrativo es todavía irrelevante desde el punto de
artificiosa de la fábula habla en todo caso en contra de una creación vista teológico. A través del marco de la interpretación queda
instantánea. Así pues, es verosímil que se trate de un préstamo de inserta en la historia de la tradición del reino del norte (cf. tam-
la tradicional. bién el uso de elohim como denominación de Dios). Son sobre
El marco de los v. l-7.16aba.19b-21.23.24.41-45.56.57 todo los complejos desde los cuales se podría iluminar nuestro
Por supuesto que este autor se encontró con la fábula y el trenza- texto en el sentido de la historia de las tradiciones:
do narrativo anteriores a él. Pero nuestro análisis crítico de los a) la historia de la tradición del reino de Israel (cf. el dife-
géneros ha descubierto la ausencia de una exposición inicial, tal rente enjuiciamiento que se hace de Saúl, el primer rey de Israel,
como suele darse normalmente en las narraciones. También es muy en los llamados textos monárquicos y antimonárquicos del libro
difícil que el v. 26 haya sido el comienzo del trenzado narrativo. primero de Samuel);
Es probable que le precediera una narración sobre el origen y b) la historia de la tradición de Siquem (cf. Gen 12,6; 33,20;
la subida de Abimelec. Hasta qué punto el autor tuvo delante esta 35,4; 34; Jos 24; IRe 12, más abajo se darán algunas explicaciones
narración, es algo que ya no se puede establecer. En todo caso al respecto, al hacer una interpretación histórico-salvífica).

180 181
Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento

Desde el punto de vista de su «preocupación espiritual» (A. Jo-


LLES) nuestro complejo textual pertenece al grupo de textos que 2. El proceso metodológico de la crítica de la redacción com-
se dedican a interpretar teológicamente el momento teológico actual prende los estadios siguientes:
a base de inscribir acontecimientos actuales en tradiciones ante-
riores (cf. de manera semejante la reinterpretación que se hace en 1) La ordenación de los fragmentos: a diferencia de la crítica
IRe 17-19 de antiguas tradiciones sobre el profeta Elias, a base de literaria tradicional, que solía descalificar tales fragmentos como
inscribir en las guerras arameas los manejos de la reina madre puras «glosas», aquí se intenta averiguar la función que desempe-
Jezabel y toda la situación de Israel). ñan en el texto'.
2) La cuestión de las «fuentes»: una vez que la crítica de
las formas, de los géneros y de la tradición ha analizado cada una
V. LA CRÍTICA DE LA REDACCIÓN "
de las unidades desde su respectivo punto de vista, disponemos de
una base más amplia para examinar la posibilidad de que tales
unidades pertenezcan a complejos literarios mayores y, con ello,
1. El punto de partida metodológico
el problema clásico de la crítica literaria por sus autores. Junto a los
argumentos que antes solía presentar la «crítica de las fuentes»,
La crítica de la redacción considera al texto dentro del amplio
pueden aparecer ahora una serie de rasgos comunes en el campo
contexto horizontal en que se encuentra. Estudia el trabajo rea-
de la configuración formal y retórica, en el origen del mismo ám-
lizado por los «redactores», es decir, aquellos varones que «com-
bito tradicional, en la misma historia del género, etc., todo lo cual
pilan las tradiciones particulares, orales o escritas en colecciones
puede reforzar la asignación del texto a un «estrato de fuentes».
parciales, o bien formando con ellas composiciones mayores y las
En el caso de la crítica del Pentateuco la pregunta ulterior acerca
"redactan", es decir, las expurgan, las reelaboran lingüísticamente,
de las fuentes tiene la ventaja de que sólo al final del trabajo se
las ordenan, enlazan y enmarcan por medio de anotaciones, y, por
introduce en él una hipótesis general (por mucho que nuestra
último, les imprimen un acento o un sello teológico nuevo» a.
hipótesis vigente sobre el Pentateuco sea la mejor que tenemos
Dado que la Iglesia cristiana ha tomado como su libro sagrado
por el momento ¡no deja de ser una hipótesis!).
la forma «redactada» del Antiguo Testamento (y no una de sus
formas previas), el resultado de la crítica de la redacción adquiere 3) La intención de la(s) redacción(es): una vez conocido el
una importancia teológica especial — ¡cosa que ignoran los críticos contexto horizontal más amplio, empieza la posibilidad de describir
literarios clásicos! —. El hecho de que, por ej., las dos narraciones el lugar espiritual y la concepción teológica de los redactores con
de la creación que nos presenta el Génesis en sus capítulos 1 y 2, más exactitud de la que permitía hasta ahora el texto aislado. Desde
tan diferentes entre sí, hayan sido yuxtapuestas sin correcciones luego que todo esto supone un previo análisis general del contexto
por un redactor, nos indica ya que estos textos no pretenden ser general.
leídos como un acta mosaica de la creación.
3.. El ejemplo13
11. ROHDE, J., Díe redaktlonsgeschichtliche Methode, Einführung und krttische Sichlung
des Forschungsstandes, Berlín 1965; TILESSE MINETTE DE, M. Noth et la Redaktipnsge- 1) La ordenación de los fragmentos restantes v. I6ba-19a.22.25.
schichte des Livres historiques, en HAURET, C H . , AUX grands carrefours de la révélatlon
et de Vexégise de l'Ancien Testament, Brujas 1967, 51-75; STEIN, R.H., What is Redaktions-
41.55
geschichte?, JBL 88, 1969, 45-56. 13. La crítica de la redacción supone el análisis previo del contexto más amplio en el
12. R. PESCH, art. Redaktor, en A. GRABNER-HAIDER, PrakHsches Bibeltexikon, Frlbur- que se encuentra el texto que se pretende analizar. Aquí no podemos ofrecer ese análisis
go de Brisgovia 1969, p. 925. previo. Sencillamente aceptamos sus resultados para poder ejemplificar el paso metodoló-

182 183
Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento

Los v. 16fra-19fl.22.55 coinciden en establecer una referencia a 2) La cuestión de las «fuentes»


Israel. Los v. 16b$-19a relacionan la victoria sobre los madianitas, El análisis no daba como resultado la existencia de dos relatos
que según Jue 6-9 fue granada por Gedeón para los israelitas, con independientes, que hubieran sido indicio de contextos más am-
Siquem, convirtiendo así a la ciudad en una parte de Israel. Así plios igualmente independientes. En todo caso se desprendía una
las cosas, también se puede extender a Israel el reinado siquemita edición «enmarcadora» del capítulo, comprensible sin tener en
de Abimelec, que es lo que ocurre en el v. 22. Por último no cuenta la redacción «israelizante» que acabamos de esbozar. Así
deja de ser consecuente que luego en el v. 55 se «israelice» asimismo pues, cabe preguntar si en el resto del libro de Jueces se puede
la tropa de Abimelec. Con una técnica elemental se abre aquí un encontrar esa mano enmarcadora.
vasto marco. Se procede incluso con sensibilidad literaria: tanto El enlace lo establece Jue 9,2: a base de un juego de palabras
el v. 22 como el v. 55 están' antes de las notas teologizantes del y motivos, lanza un cabo que engancha con Jue 8,22, Allí Gedeón
autor del «marco». Una técnica parecida y una tendencia igualmente rechaza la merecida oferta que le hacen los israelitas de que «reine»
«israelizante» se encuentran también en el resto del libro de los sobre ellos, mientras que aquí Abimelec no escatima ningún medio
Jueces: 3,12fl6a.l4-15cia.30; 4,l«.2.3a.23s; 5,316 (sin número); 6,1 para alcanzar el «reinado». A este autor de 8,22, que es, por lo
(sin número).2a; 8,28 (sin número). tanto, el que «enmarca» el complejo narrativo sobre Abimelec,
Ahora bien, partiendo de estos pasajes resulta problemático que hay que atribuirle además: 3,13.27-29; 4,4o.6-9.11.176; 6,26-5.116-
el número exacto «tres años» proceda de esta mano «israelizante», 17.25-27o. 3160.32.33s; 7,1.9-llo.22.23s.25-8,3.4.10-13.22s.29.31. Este
ya que no responde a su costumbre habitual. Pero entonces tam- «enmarcador» reunía tradiciones de guerras de Yahveh en cuyo
bién resulta problemático que sea el mismo redactor el que una centro hubiera la figura de un héroe: Ehúd (Jue 3), Barak (Jue 4),
vez reproduce el dominio de Abimelec con la raíz «rey» ((v. 186) Gedeón (Jue 6-8) y Abimelec (Jue 9). Mediante una localización
y otra vez con la raíz «señor» (v. 22). Dada su técnica relativa- artificial de estas tradiciones, podía montar una narración que
mente estereotipada, esto es inverosímil. Si se supone que el dato abarcara toda la tierra al oeste del Jordán. Por medio de un en-
de los tres años procede de una mano distinta (cf. infra), es más cuadre temporal daba la impresión de una historia continua, aun-
probable que la misma mano lo haya modificado en el mismo que sin entrar en demasiados detalles. También la identificación de
versículo y no en el v. 18. Jerobaal con Gedeón se debe a sus armonizaciones. Para ello tuvo
El v. 25 no ofrece ninguna clase de argumentos para que se que atribuir a Jerobaal los setenta hijos de Gedeón, tuvo que
le atribuya a esa mano. Probablemente se trata aquí de una nota trasladar a Gfra la residencia de Jerobaal y convertir a la madre
antigua que el autor del marco del trenzado narrativo adoptó por de Abimelec en la concubina de Gedeón. Las tensiones que surgen de
tener una preferencia especial por el «motivo de la emboscada» todas estas modificaciones quedan compensadas para él por la
(cf. su propio v. 43). posibilidad de hacer una composición más vasta.
El v. 41 es seguramente una nota que el autor del «marco» del 3) El propósito de las reelaboráciones
relato incluyó antes de su «construcción», que son los v. 42-45. a) El «enmarcamiento». Ahora se puede completar, a partir
Es posible que el dato de la estancia de Abimelec en Aruma le del contexto más amplio, lo que se dijo antes, al hablar de la
haya venido dado por la tradición anterior. Tal vez le pareció crítica de los géneros, acerca del lugar espiritual del autor del
necesaria la expulsión de Gaal por parte de Zebul por no saber marco. Quien traza el «marco» es el autor de un libro sobre un
ya qué hacer con la presencia de Zebul en los v. 42-45. salvador, originariamente independiente, que comprendie Jue3*-9*
gico (cf. W. RICHTER, Dle Bearbeitungen des tRetterbuches» in der deuteronomischen y en cuyo centro está la figura de Gedeón, el caudillo llamado por
Epoche, BBB 21, Bonn 1964). Dios. Es el guerrero carismático de Dios y el jefe ideal en la
184 185
Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento

guerra de Yahveh. En contraste con la historia sombría de Abimelec, aventura de Abimelec juega un papel concreto en el gran esquema
su figura resultará mucho más atrayente, y la crítica del reinado histórico-teológico de esta escuela, y pertenece al gran campo de
de Abimelec será más dura: el violento rey se arrastra a sí mismo tensiones en que se enfrentan el bien y el mal «a los ojos de Dios».
y a su ciudad a la ruina total, mientras que el salvador llamado Para ello nuestro texto experimentó sólo una modificación pequeña
por Dios, que no lleva a cabo sus guerras para sí mismo sino para pero significativa en el v. 22. Se intercaló el raquítico tiempo de
su gente, obtiene la salvación de su pueblo. El castigo de Dios se tres años que duró el reinado; simultáneamente el «rey» Abimelec
contrapone a la ayuda divina en la necesidad. pasó a ser el «señor» (con lo que adquiere la misma posición que
Asimismo se pueden determinar ahora con más detalle el tiem- el gobernador Zebul, v. 30a). Se añadió el número porque ello
po y el lugar de este autor. La importancia que da a las institu- respondía a la técnica deuteronomística de insertar a todos los que
ciones norteñas de la guerra de Yahveh y de la figura del salvador, ostentaron el mando en un sistema cronológico general de 480 años,
lo sitúan claramente en el reino del norte. La inserción de la que abarcaba el tiempo desde el éxodo hasta la consagración del
profetisa en Jue 4, confirma la conjetura hecha más arriba de que templo por parte de Salomón. Mas para el deuteronomista sólo
se encuentra próximo a los círculos proféticos. También corrobora los salvadores, jueces y reyes, contaban entre los verdaderos «go-
nuestro emplazamiento temporal: dentro de su marco geográfico bernantes». Para no tener que meter entre ellos a Abimelec lo dejó
Guilead ya no juega ningún papel; lo cual nos remite asimismo al en «señor». Y entonces se le podía dar sin dificultades un número
tiempo de Ajab. de años de gobierno. De todas maneras su tiempo no pertenece al
b) La elaboración israelizante. Aquí se trata de una edición tiempo de salvación sino al de perdición.
posterior del libro del caudillo salvador (Jue 3*-9*). A este redac-
tor no le interesan tanto las figuras aisladas. Lo que pretende
es subrayar la importancia que tienen para Israel, o mejor para su VI. LA EXPOSICIÓN DETALLADA
tranquilidad frente a los enemigos. Por eso es poco lo que puede
modificar en la historia de Abimelec. Con todo, le interesa con- Aunque los pasos metodológicos que hemos expuesto hasta
signar que naturalmente fue rey de Israel y no sólo de Siquem. ahora han aportado ya implícitamente muchos elementos para la
Así es como los israelitas no le dejan en la estacada cuando sale a interpretación minuciosa del texto, ésta constituye todavía un paso
pelear. Esto le parece importante: cuando el rey está en guerra, metodológico específico que se apoya en los anteriores. Según el
guerrea también toda la población hábil de la nación. Por eso contenido del texto habrá que echar mano de las diversas ciencias
proyecta los efectos de la muerte de Abimelec sobre Israel: todos bíblicas auxiliares como la orientalística, la semitística, la epigrá-
se marchan a casa sin más (v. 55). fica, la geografía y arqueología bíblicas, la cronología, etc. La inter-
El encuadre vital de esta reelaboración pertenece a una época pretación tiene lugar normalmente verso por verso; y es la que
de conciencia nacional que al mismo tiempo considera la guerra encontramos en los comentarios bíblicos. La interpretación minu-
como la tarea máxima de la existencia nacional. Podemos pensar ciosa es propiamente una comprobación de «lo que dice ahí».
en la época de Josías. Fue él quien intentó volver a restaurar el Aquí por razones de espacio hemos de renunciar a la exposi-
antiguo llamamiento a la guerra. Quizá pretendía contribuir a ello ción completa de este paso metodológico; puede encontrarse en los
esta reedición del libro del caudillo salvador. comentarios al libro de Jueces14.
c) La interpretación deuteronomista. El texto adquirió un ma-
tiz nuevo cuando el libro del salvador, «israelizado», entró a for- 14. Por ej;, en H.W. HERTZBERO, Die Bücher losua, Richter, Ruth (ATD 9), Gottínga
mar parte de la obra histórica del deuteronomista. Así pues, la 31965, p. 203-208 (estudio que en parte se aparta de nuestro análisis).

186 187
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento

C. LA INTERPRETACIÓN TEOLÓGICO-CRÍTICA que nos han transmitido ese texto. Para ello se interroga al texto
en busca de la comprensión que de él tenía su autor o sus transmi-
El teólogo cristiano no puede quedarse satisfecho con el aná- sores, es decir, en busca de la comprensión existencial que habla
lisis histórico del texto bíblico. Su verdadero deseo es llegar a un en él. Ésta es la esencia de la «interpretación existencial» (llevada
diálogo con el texto. Quiere entender las cosas de las que habla el a cabo sobre todo por R. BULTMANN y G. EBELING). Investiga los
texto y tomar posición frente a ellas desde su propio horizonte. presupuestos antropológicos del autor y examina hasta qué punto
En la introducción a su Romerbrief, K. BARTH ha puesto de relieve la comprensión existencial que se deduce del texto puede llegar a
este propósito en contra de una exégesis que trabajaba con una ser la del intérprete.
mentalidad historicista; con un tono programático —y recurriendo, Por cierto, que frente a la interpretación existencial «clásica»,
como tantas veces, a Calvino— dice: «Con qué energía se pone últimamente se ha levantado la objeción de que en su reducción
Calvino a repensar su texto después de haber comprobado con- de la existencia humana a unas cuantas situaciones fundamentales,
cienzudamente "lo que se dice ahí"; repensarlo quiere decir enfren- olvida el elemento de la historicidad y la concreta trama sociológica
tarse con él todo el tiempo que sea necesario hasta que resulte en que vive cada hombre (cf. la crítica de la «escuela de Francfort»
transparente el muro que divide al siglo i del siglo XVI, hasta que y el objetivo de la «hermenéutica política»). Por consiguiente, hay
Pablo hable en el texto y el hombre del siglo xvi escuche, hasta que ampliar el enfoque de la «interpretación existencial» mediante
que el diálogo entre el documento y el lector se centre por completo la inserción de planteamientos sociológicos y psicológicos. A una
en aquello que no puede ser distinto entonces y ahora»15. interpretación entendida de esta manera la llamamos «antropo-
Pero un diálogo teológico sólo es posible cuando se sabe y se lógica» (en sentido amplio): es la que se pregunta por la compren-
tiene conciencia del lugar desde el que se lleva a término ese sión que tiene el hombre de sí mismo en su responsabilidad social.
diálogo; es decir, desde la comprensión previa que el intérprete No pocos textos del Antiguo Testamento piden expresamente
lleva consigo siempre que se acerca al texto. Según sea la condición esta interpretación; otros, en cambio, se mostrarán poco elocuentes
de ese emplazamiento distinto será el curso que siga el diálogo al respecto. Mientras el yahvista, por ej., se mueve realmente im-
con el contenido del texto. Para el teólogo cristiano el lugar desde pulsado por el interrogante que se abre en torno al origen y
el que llevará a cabo su diálogo es triple: el acceso desde la antro- posibilidad de una.existencia auténticamente humana (cf. su historia
pología (es un hombre), desde el Nuevo Testamento (el suelo que de los orígenes), y toda la literatura sapiencial, sobre todo el libro de
él pisa es el Nuevo Testamento), y desde su tradición eclesial (se Job, intenta penetrar en el enigma del hombre, en los textos legales
encuentra en el marco de su Iglesia). del escrito sacerdotal (P) o en los relatos de los libros históricos
la intención antropológica está menos en la superficie y sólo puede
descubrirse al ordenar el texto dentro de su contexto más amplio.
I. Los MÉTODOS

1. La interpretación antropológica 2. La interpretación histórico-salvíficali

Un primer camino para entrar en diálogo con el tanto es el Ya el análisis histórico-crítico nos mostró que la larga historia
intento de entrar en conversación con el mismo hombre, u hombres, de la tradición de Israel era el horizonte necesario desde el que
15. K. BARTH, Der Romerbrief, Munich 41924, X.
16. WESTERMANN, C. (dir.), Probleme alttestamentlicher Hermeneuttk. Aufsütze zum
Verstehen des Alten Testaments (ThB 11), Munich 21963.
188
189
Erich Zenger Ejemplo tomado del Antiguo Testamento

empieza a hablar cada texto. Para el intérprete cristiano este hori- tario. Lo que hará más bien será subrayar en el Antiguo Testamento
zonte se amplía por el hecho de que, para él, el Antiguo Testamento aquellas frases y aspectos que estén en contradicción con el Nuevo
en último término llega a través del Nuevo Testamento. Por con- Testamento, o que presenten una primacía objetiva frente a éste.
siguiente, su diálogo con un texto veterotestamentario siempre tiene Precisamente el estudio de los enunciados específicos de un texto
lugar en el marco del Nuevo Testamento. veterotestamentario será el que provoque, sobre el trasfondo del
La discusión sobre las relaciones existentes entre ambos Testa- Nuevo Testamento, el diálogo teológico que le interesa al intérprete
mentos todavía no ha llegado a ningún resultado en la investigación. cristiano. .
A veces se llegó a considerar el Nuevo Testamento, no sólo para
el cristiano sino absoluta y fundamentalmente, como la clave her-
menéutica y el contexto necesario del Antiguo Testamento. A la 3. La interpretación dogmática
exposición que parte sobre todo de las correspondencias neotesta-
mentarias se la llamó «interpretación tipológica» (typos = modelo). La interpretación teológica que el exegeta lleva a cabo en rela-
Pero hay que tener en cuenta que aquí la palabra «tipológica» ción con su tradición eclesial (cf. supra) no puede quedarse ni
tiene un sentido especial. «El adjetivo "tipológico" quiere ...subra- en el texto veterotestamentario concreto ni en la referencia al
yar que se pretende entender el Antiguo Testamento en su relación conjunto del Antiguo y Nuevo Testamento. Por el contrario, el con-
específica con el Nuevo»17. tenido del texto debe ser oído como una de las muchas voces que
A esta interpretación del Antiguo Testamento en cuanto refe- contribuyen al desarrollo de la única teología, como la exposición
rido al nuevo Testamento, nos parece mejor llamarla «interpreta- de las relaciones de Dios con el mundo y el hombre. Al texto hay
ción histórico-salvífica». En principio sigue simplemente el camino que interrogarle para saber qué dice exactamente sobre el tema de
que recorrió la misma tradición bíblica, en el sentido de que ésta la teología. Esta interrogación del texto no puede tener lugar a un
no se limita a repetir una expresión bíblica sino que, ya en el nivel de inmanencia bíblica (¡sería el biblicismo!), sino siempre
Antiguo Testamento pero mucho más en el Nuevo Testamento, la desde la situación de la teología contemporánea, que nunca ha
actualiza, le imprime nuevo acento y en cierto sentido la relativiza dejado de reflexionar sobre ese problema. Esta fase de la inter-
según la nueva situación histórico-salvífica en que se encuentre. pretación entra en aquel marco de nuestro quehacer científico en
Y no pocas veces la actualización posterior o reinterpretación aporta que el dogmático con sus métodos se encuentra como en su casa.
nueva luz a los enunciados anteriores, como, por el contrario, las Pero el exegeta no puede dispensarse, de abrir al menos, las puertas
palabras de una época anterior de la historia de salvación pueden de ese recinto. Concretamente esto sucede en la medida en que
interpretar —aunque sólo sea por contraste— una palabra pronun- intenta traducir el lenguaje de su texto a un lenguaje filosófico-teo-
ciada más tarde. Lo que le interesa sobre todo a la interpretación lógico y al lenguaje llamado profano. Tales intentos del exegeta no
histórico-salvífica, es reconocerle a cada texto el valor que tiene pretenden ser autoritarios sino críticos; es decir, quieren tener un
en el conjunto del mensaje bíblico. carácter de interrogación y de examen. La teología sistemática
Por tanto, para este método no se trata en primer lugar de debería estar agradecida al exegeta precisamente por sus preguntas
descubrir las correspondencias materiales aisladas que puedan darse críticas; no sólo porque toda pregunta auténtica abre el camino a
entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Tampoco pretende encas- un nuevo conocimiento, sino sobre todo porque la pregunta del
quetarle un esquema neotestamentario a cada texto veterotestamen- exegeta, en la medida en que procede de la interpretación metódica
de la Escritura, señala un camino genuinamente teológico.
17. H.W. WOLFF, op. cit., 271.

190 191
Ejemplo tomado del Antiguo Testamento

vista del autor del «marco») había rechazado tanto para sí como
II. E L EJEMPLO para sus hijos (!) el poder que le había ofrecido el pueblo después
de su gran victoria. Y es que sólo Yahveh debe ser «rey» sobre Israel
También aquí las explicaciones han de ser esquemáticas, ya (Jue 8,22s). Por eso resulta tanto más despreciable la conducta
que se trata principalmente de establecer el punto de partida me- de Abimelec. Se opone a la decisión de su padre, elimina a sus
todológico. hermanos, rivales en potencia, sirviéndose del asesinato, y recurre
incluso a los servicios del culto a Baal para alcanzar su objetivo;
además no sólo se hace «señor», sino incluso «rey». Con ayuda
1. La interpretación antropológica19 de una religión extranjera y del fratricidio se coloca en el sitio de
Yahveh.
La autocomprensión del hombre en su responsabilidad social Teológicamente tiene especial importancia el hecho de que
debe ser vista aquí sobre el fondo de la crítica social que se hace este acontecimiento tenga lugar en Siquem. En la tradición es el
en nuestra perícopa, tanto de la monarquía arbitraria como de la lugar en que a Israel, después de la entrada de Josué en Canaán,
ingenuidad con que la secundaban los siquemitas o Israel. En este se le plantea la disyuntiva: o servís a Yahveh o a los dioses de
campo de fuerzas, constituido por el poder despótico y la falsa esta tierra (Jos 24). Sobre este fondo se ve que Abimelec y el
sumisión, el hombre es invitado a oponer resistencia a la razón de criticado reino del norte se han decidido por los dioses de Canaán.
estado, así como a combatir por los derechos del individuo y por Dado que el origen de una verdadera monarquía norisraelita se
el verdadero bien común (¡no el de los que gobiernan!) sitúa en Siquem (cf. la división de los reinos de Judá e Israel en
la «asamblea» de Siquem, IRe 12), la crítica de Jue 9 parece
alcanzar a la monarquía en su misma raíz. La edición «israelizánte»
2. La interpretación histórico-salvífica del libro del salvador, y su inclusión en la obra deuteronomista,
consideran a Abimelec como un eslabón en la larga historia de
Como parte del llamado libro del caudillo salvador (Jue 3*-9*), perdición del pueblo, historia que conduce a sus dos puntos más
la perícopa hace una crítica de la monarquía de su tiempo. A dife- bajos: la caída del reino del norte (cf. 2Re 17) y la destrucción
rencia de los «salvadores» Ehúd (Jue 3), Barak (Jue 4) y Gedeón de Jerusalén junto con el exilio. La advertencia y la maldición de
(Jue 6-8) que estaban poseídos por el espíritu de Yahveh, Abimelec Jotán son una de las muchas acciones de Yahveh para intentar
se deja conducir por sus propias ambiciones, razón por la que mover a su pueblo a la conversión. Pero «ellos no escucharon y
finalmente tiene que fracasar. Su padre Gedeón (tal es el punto de endurecieron sus cervices como sus padres, que no creyeron en
Yahveh, su Dios» (2Re 17,13s).
18. FUCHS, E., Zum hermeneutlschen Problem in der Theologle. Die exlsteittiale Inter- Así que nuestra perícopa es un caso grave de conducta humana
pretatton, Tubinga 1959, espec. 65-90; Kerygma und Mythos VI, 1 (Theologische Forschung
30) Entmythologisierung und exlstentlale Interpretaron, Hamburgo 1963; FUCHS, E., Her-
negativa, como el que se describe ya en la historia yahvista de
meneutik, Bad Cannstatt 31963; EICHHOLZ, G., Dle Gretas dar existentialen lnterpretatíon, los orígenes. Los dos elementos que aparecen en el comportamiento
en id., Tradition und lnterpretatíon. Studien zum Neuen Testament und zur Hermeneutlk,
Munich 1965, 210-226; ROBINSON, J.M. - COBB, J.B.JR. (dir.), Die neue Hermeneutlk, Zu- de Abimelec (colocarse en el sitio de Yahveh, cf. Jue 8,22s, y
rich-Stuttgart 1965; HORKHEIMER, M., Aufstieg und Nledergang des ¡ndivlduums, en id., eliminar al prójimo, cf. el asesinato de los setenta) reflejan la
Zur Kritik der imtrumentálen Vernunft, Francfort 1967, 124-152; STACHEL, O., Die neue
Hermeneutlk. Ein Oberblick, Munich 1967. FUCHS, E., Níarburger Hermeneutlk, Tubinga tentación primitiva del hombre: Adán quiere ser como Dios (Gen
1968. MOLTMANN, J„ Existenzgeschichte und Weltgeschlchte. Auf dem Wege zu elner politi- 3); Caín mata a su hermano (Gen 4). El resultado más extremoso
schen Hermeneutlk, des Evangeliums, en id., Perspektlven der Theologle, Munich 1968, 128-
146. (versión castellana: Esperanza y planificación del futuro. Salamanca 1971). de esta tentación es el destino de Jesús, que muere a manos de sus

192 193
Schreiner, Introd. 13
Erich Zenger

hermanos los hombres, porque éstos no pueden aguantar la lla- VII


mada exigente de Dios que habla a través de él.
Los métodos exetféticos en un ejemplo
tomado del "Nuevo Jestamento-. Ap i4
3. La interpretación dogmática

El problema dogmático del texto es el eslabonamiento pecado/


culpa y justicia punitiva de Dios, así como las cuestiones inherentes
a una historia de perdición del hombre —o de los hombres —
querida por Dios. El pecado de Abimelec consiste ante todo en el
asesinato de sus setenta hermanos. ¡Éste es interpretado como
destrucción del orden querido por Dios (aspecto teológico del pe-
cado). Con su acción, Abimelec cae en la esfera de perdición y A) PREPARACIÓN
arrastra consigo a su mundo circundante (aspecto social del pecado).
El pecado es una falta que opera el juicio. I. INTRODUCCIÓN
Pero ya el discurso de Jotán señala otro camino para salir
de ese nexo acción-juicio: actuar «en fidelidad y honradez»; es Los métodos de la exégesis tanto vetero como neotestamenta-
decir, la aversión del pecado con la conversión al hermano y a Dios. ria han sido descubiertos y pensados predominantemente en el
Finalmente, nuestro texto está en el contexto de la obra deute- estudio de los llamados textos «narrativos». Por eso son éstos los
ronomista. Según su concepción, la última palabra de Dios sobre más apropiados para explicar los pasos metodológicos. Frente a
el pecado del hombre no es el juicio sino la salvación. La historia otras clases de textos no siempre se muestran igualmente fecundos
de Dios con el hombre conoce, sí, fases de perdición, pero su verda- todos los métodos exegéticos (en cuanto planteamientos de la cues-
dero final es ciertamente (¿para todos?) la salvación absoluta. tión). La crítica de la redacción, por ej., es imprescindible para
poder escuchar el enunciado propio de un texto evangélico; en
ERICH ZENGER cambio no aportará ninguna respuesta nueva acerca de la carta de
Pablo a los Gálatas. Lo más natural a la hora de poner un ejem-
plo es tomar un texto en el que todos los pasos metodológicos den
sus resultados de la misma manera.
Si se elige un texto de otro tipo, hay que explicar por qué. En
pocas palabras: se ha escogido el ejemplo neotestamentario como
«programa de contraste» con el ejemplo tomado del Antiguo Tes-
tamento. A ello se añade que para los Evangelios, los Hechos de los
Apóstoles y las cartas de Pablo existen ejemplos excelentes de in-
terpretación metodológicamente reflexiva'. Si las razones de nues-
1. H. ZIMMERMANN, NeutestameMllche Methodenlehre, Stuttgatt 1967 (hay versión cas-
tellana). W.O. KÜMMEL, Ole neutestamentliche Exegese, en Elnfühnmg ¡n die exegetischen
Methoden, Munich M965; R. PESCH, Die Vision des Stephanus (SBS 12) Stuttgart 1966; id.,
Der reiche Fischfang. Lk 5,1-UIJo 21,1-14, Dusseldorf 1969.

194 195
Adolf Smitmans
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
tra elección son suficientes, habrá que aceptar en cambio el que
sus cítaras. 3 Y cantan un cántico nuevo delante del trono y delante
sólo se puedan presentar de manera desigual los pasos metodoló-
de los cuatro seres y de los ancianos. Y nadie podía aprender el
gicos, ya que el texto tiene sus dificultades especiales. Así por ej. en
cántico, fuera de los ciento cuarenta y cuatro mil que han sido res-
la interpretación del Apocalipsis de Juan ocupa un espacio inusita-
catados de la tierra.
damente amplio la cuestión del material elaborado. Ya dentro del 4
Éstos son los que no se mancharon con mujeres, pues son vír-
Apocalipsis, la elección estuvo determinada sin embargo por el
genes. Éstos son los que siguen al Cordero dondequiera que vaya.
propósito de mostrar una cierta variedad de problemas. Al lector
Éstos han sido rescatados de entre los hombres como primicias para
informado no se le ocultará el hecho de que el estudio metodoló-
Dios y para el Cordero, 5 y en su boca no se encontró mentira: no
gicamente reflexivo del Apocalipsis está todavía en sus comienzos.
tienen tacha.
Se ha mantenido en lo posible la terminología que emplea el 6
Y vi otro ángel que volaba en el medio del cielo y que te-
artículo precedente sobre el Antiguo Testamento, aunque todavía
nía un Evangelio eterno que anunciar a los habitantes de la tierra,
no se ha llegado a un acuerdo. Así por ej., la crítica de la tradi-
a todo pueblo y raza, (a toda) lengua y nación: T decía con fuerte
ción parece pertenecer, en cuanto crítica, más bien a la crítica
voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de
literal, mientras que como historia de la tradición parece tener
su juicio; y adorad al que hizo el cielo, y la tierra, y el mar, y los
un peso teológico propio. No se ha adoptado la expresión «crítica
manantiales de las aguas. 8 Y otro ángel, el segundo, le siguió y
de las formas». El concepto «historia de las formas», en cuanto
decía: Cayó, cayó Babilonia, la (ciudad) grande, la que emborrachó
estudia la configuración de una «unidad menor» con sus condicio-
a todos los pueblos con el vino del furor de su prostitución (o: con
namientos literarios y sociológicos, tiene en la exégesis neotesta-
el vino del furor [de Dios] contra su prostitución). 9 Y otro ángel, el
mentaria una tradición de tanta importancia, que renunciar a él
tercero, les siguió y decía con fuerte voz: Si alguno adora a la bes-
sería sembrar confusión. Así pues, los conceptos de crítica de las
tia y a su imagen y acepta una marca en su frente o en su mano,
formas y crítica de los géneros se emplean en el sentido que les 10
ése beberá del vino del furor de Dios, que está preparado, puro,
da H. ZIMMERMANN2. La configuración individual de cada unidad
en la copa de su furor, y será atormentado con fuego y azufre de-
encuentra su expresión — ciertamente que insuficiente — en la crí-
lante de los santos ángeles y delante del Cordero. H Y la huma-
tica literal, y como cuestión secundaria de la crítica de las formas.
reda de su tormento se eleva por los siglos de los siglos, y no tienen
Habría que ponderar el grado de atención que de hecho merece en
reposo ni de día ni de noche, los que adoran a la bestia y a su ima-
la exégesis neotestamentaria.
gen, y si uno acepta la marca de su nombre.
12
Aquí es (necesaria) la paciencia de los santos que guardan
los mandamientos de Dios y la fe en Jesús. 13 Y oí una voz que
II. E L TEXTO
decía desde el cielo: Escribe: dichosos son los muertos que en
1 adelante mueran en el Señor. Sí, el espíritu dice: descansarán de sus
Y miré, y he aquí que el Cordero está de pie sobre el monte
fatigas; pues sus obras les acompañan.
Sión^ y con él los ciento cuarenta y cuatro mil que llevan escritos 14
Y miré, y he aquí que había una nube blanca y sobre la nube
en sus frentes su nombre y el nombre de su Padre. 2 Y oí una voz
sentado uno, semejante a Hijo de hombre, que lleva en su cabeza una
que venía del cielo como la voz de muchas aguas y como la voz de
corona de oro y en su mano un ahoz afilada. 15 Y salió del templo
un gran trueno, y la voz que oí era como de citaristas que tocaran
otro ángel que gritó con fuerte voz al que estaba sentado en la nube:
envía tu hoz y siega porque ha llegado la hora de segar, porque la
2. ZIMMERMANN, op. cit., 13S.
mies de la tierra está seca ( = demasiado madura).16 Y el que estaba
196
197
Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento

sentado en la nube envió su hoz a la tierra y quedó segada la tie- les: ácXXo? &yyeKoq: 1.a serie, v. 6.8.9; 2.a serie, v. 15.17.18.
rra. 17 Y salió otro ángel del templo del cielo; también él tenía Se encuentran además otras coordinaciones: frente a los dos
una hoz afilada. 18 Y salió del altar otro ángel que tenía potestad seres celestiales preparados para el juicio se hallan los dos án-
sobre el fuego, y gritó con fuerte voz al que tenía la hoz afilada: geles que gritan desde el cielo: v. 14.17 y 15.18.
envía tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tie- ce) Otras fórmulas: «ha llegado la hora», v. 7 y 15; «los que
rra, porque están en sazón sus uvas. 19 Y el ángel envió su hoz a adoran a la bestia y a su imagen, y si uno acepta la marca de
la tierra y vendimió la viña de la tierra y echó (las uvas) en el su nombre», v. 11, cf. v. 9. El giro enmarca la escena de los
gran lagar del furor de Dios. 20 Y el lagar fue pisado fuera de la v. 9-11, y además está acentuado por el contraste que presenta
ciudad, y brotó sangre del lagar hasta la altura de los frenos de con el v. 1.
los caballos en una extensión de mil seiscientos estadios. dd) Casi todas las alocuciones tienen lugar év cpwvfl u-eyáAD (o algo
parecido): v. 7.9.15.18, especialmente desarrollado en el v. 2.
ee) Esto se relaciona con el hecho de que las alocuciones en es-
III. OBSERVACIONES SOBRE EL TEXTO Y SU PRIMERA ARTICULACIÓN tilo directo están formuladas a manera de exclamaciones: co-
mo imperativo en los v. 7.15.18, como proclamación solem-
1. Acerca del método ne en el v. 8 (reduplicación del verbo), como amenaza en los
v. 9-11, como bienaventuranza en el v. 13. La única excepción
La interpretación va precedida normalmente por una primera es la amonestación del v. 12.
lectura del texto que tiene por objeto percibir su contenido y obser- //) De la misma manera que las alocuciones tienen lugar en for-
var su lenguaje. Se empieza por anotar los puntos llamativos, tanto ma de grito, también el decorado escénico es de una ampli-
en lo que respecta al contenido como al lenguaje, porque plantean tud formidable, cf. especialmente los v. 1 y 6.
ciertos problemas y más tarde pueden servir de criterios para ver gg) Todas las escenas se representan entre el cielo y la tierra,
si la interpretación ha respondido a la peculiaridad del texto. De aunque no todas de la misma manera. Simplificando se puede
la primera lectura resultará también una primera articulación. Pero decir que el lugar de los v. 1-5 es la tierra; es cuando resue-
todas estas observaciones son provisionales. Sólo la interpretación na desde el cielo el «cántico nuevo». Los v. 6-11 presentan a
decidirá cuál es su importancia real. los ángeles en el cielo, cuya proclamación sin embargo atañe
a la tierra. El v. 12 parece ser una amonestación dirigida a la
comunidad; el v. 13 una palabra celestial dirigida al vidente.
2. Aplicación Los v. 14-20 presentan el juicio sobre la tierra, que ha sido
fallado desde el cielo.
a) Observaciones formales: hh) Por una parte la imaginería resulta extraña y sorprendente
aa) El lenguaje es formalista, lleno de giros hechos; así en la in- para el lector cristiano actual. Es el caso de los cuatro seres
troducción de una visión: xal síSov, xal ESoü, v. 1 y 14, y.a.1 y de los ancianos del v. 3; la gran Babilonia del v. 8; la copa
sISov, v. 6; para presentar algo que se ha escuchado: y.a.1 del furor de Dios, el fuego y el azufre, la humareda del tor-
fy.ouc<x. <po)vy¡v (<pow¡<;), v. 2 y 13; antes de una alocución en mento, la falta de reposo, día y noche, de los v. lOs; el ángel
estilo directo: Áéywv, v. 7.8.9; xpá^tov, v. 15 y 18; para intro- encargado del fuego, del v. 18; los monstruosos lagares con
ducir una explicación: OSTOI, V. 4 (3 veces). sus ríos de sangre, de los v. 19s. Sin embargo, en medio de
bb) Las imágenes se ordenan en series por medio de sujetos igua- todo esto se encuentran también expresiones familiares: el

198 199
Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento

Cordero de los v. 1.4.10; su nombre y el nombre de su Pa- capítulo se aplique la gramática de forma tan poco unitaria.
dre, en el v. 1; la fe en Jesús, en el v. 12; morir en el Señor Cf. áxoúeiv con acusativo en el v. 2, con genitivo en el v.
en el v. 13. 13; 7rpoaxuvecv con dativo en el v. 7, con acusativo en los
ii) El vidente parece esforzarse por ser exacto en la reproduc- v. 9 y 11; xsacrepáxovTa téaaoLpzc, ^iXiáSeí; é^ousat (fem.) en
ción de sus vivencias, cf. el circunloquio del v. 2: frente a la el v. 1, T. T. x- oí 7)Yopaa[xévoi (mase.) en el v: 3; gpaXsv -co
tradición se añade el dato del sonido de la cítara. Pero preci- Spércavov ... éni TYJV Y^V en el v. 16, i. T. 8. SIQ TTJV yy^ en
samente el doble comienzo del relato indica que existe una el v. 19.
diferencia entre la vivencia y su reproducción. Esto se ex-
presa conscientemente con el ¿<; del v. 2, y quizás también b) Obstáculos y dificultades desde el punto de vista del con-
con el Sfxoiov del v. 14. tenido:
jj) En medio de las imágenes se encuentran también expresiones aa) La visión y la audición nos resultan extrañas.
irreprensentables. Un caso claro es el Evangelio eterno del bb) El contenido de no pocos giros es incomprensible sin una ex-
v. 6. Tampoco es fácil imaginar aquello de que, exceptuados plicación, como los 144000 de los v. 1-3; los cuatro seres y
los 144 000, nadie podía aprender el cántico nuevo, en el v. los ancianos del v. 2; la contraposición que se pretende hacer
3 (por cierto, que también en sueños se dan parecidos cali- con el «cántico nuevo» en el v. 3; el significado de Babilo-
ficativos y entorpecimientos derivados de la «visión»). nia en el v. 8; él lagar «fuera de la ciudad» en el v. 20.
kk) Los v. 4s aclaran la visión precedente, los v. 12s parecen ce) Otras cosas parecen claras en su sentido literal, pero resultan
presentar las consecuencias. Respecto de los v. 4s, de momen- sorprendentes para el cristiano; así, por ej., la interpretación
to debe quedar pendiente la cuestión de si han de entenderse de los 144 000 como vírgenes que no se han manchado con
literal o figuradamente. Como quiera que sea, los v. 12s aban- mujeres, en los v. 4s; la fuerza con que se presentan el furor
donan ciertamente el lenguaje figurado de la apocalíptica. y el juicio de Dios en los v. 10s.l9s; finalmente el «Hijo
II) Entran numerosos personajes y cosas con el artículo de- de hombre» en la serie de los ángeles del juicio, en los
terminado; es decir, que se les da por conocidos: el Cordero v. 14-20.
del v. 1; el monte Sión del v. 1; el trono del v. 3; la bestia
y su imagen en el v. 9; los santos en el v. 12; el espíritu en c) Primera articulación
el v. 13; el templo en el v. 15; el altar en el v. 18. Por tan- 14, 1- 5 El Cordero y los 144000
to, no ha de entenderse el texto solamente en sí mismo, sino 1 Visión: el Cordero y los 144 000
que remite a un contexto más amplio, ya sea el conjunto del 2.3a Audición: el cántico nuevo que viene del cielo
Apocalipsis de Juan, ya sea alguna otra tradición con la que 36 El cántico y los 144000
estarían muy familiarizados los destinatarios. 4s Interpretación de los 144 000
mm) Hay una degeneración gramatical de la lengua griega. Las irre- 14, 6-13 Los tres ángeles mensajeros
gularidades se pueden derivar casi siempre del' hebreo: xaí 6s El ángel del Evangelio eterno
sISov, xal tSoG T6 ápvfov (indicativo más imperativo), v. 1, 8 El ángel del juicio sobre Babilonia
cf. v. 14; Xéytóv (en vez de acusativo), v. 7; TSV á.yíu>v ... oí 9-11 El ángel que anuncia el juicio
TYjpoüvTs? (en vez de genitivo), v. 12; SJAOIOV UÍOV áv8pc!>7rou 12 Amonestación
(en vez de uíñ), v. 14; ^ w v ( e n v e z de acusativo) v. 14. 13 Bienaventuranza
nn) Es especialmente sorprendente el hecho de que dentro de un 14,14-20 Los ángeles del juicio

200 201
Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento

14 El Hijo de hombre preparado para la siega dichos de Jesús (fuente de los logia o dichos), y que los habían com-
15 El otro ángel llama al juicio pletado con un material distinto y propio de cada uno, procedente
16 La siega de tradiciones escritas u orales. El enfoque de la crítica literal
17 El ángel preparado para la vendimia se mostró también fructuoso frente a otros escritos neotestamenta-
18 Llamada a juicio del otro ángel rios. Resultó, por ej., que en algunas cartas de Pablo (2Cor; Flp)
19s Vendimia y pisa del lagar estaban refundidas varias misivas del Apóstol.
En cambio otros intentos de discriminación de fuentes no han
podido imponerse, al menos por ahora. Es el caso de cierta inter-
B) EL ANÁLISIS HISTÓRICO CRÍTICO pretación del Evangelio de Juan basada en la hipótesis de que el
autor utilizó una colección de relatos de milagros y un texto gnós-
I. LA CRÍTICA LITERAL tico de «discursos de revelación», interpretación que no responde
a la génesis real del Evangelio. En el caso de los Hechos de los
1. Acerca del método apóstoles es plausible la hipótesis de un relato de viajes como
fuente; en cambio son poco probables otras discriminaciones más
Desde el punto de vista de la historia de la investigación se detalladas de sus fuentes. Por lo que atañe al Apocalipsis de Juan,
entiende por crítica literal en primer lugar el estudio de un texto no han podido considerarse ciertas ni la hipótesis de que se sirvió
bíblico para descubrir las fuentes escritas con que ha sido elabora- como fuentes de apocalipsis judíos o cristianos, ni la suposición
do. El método de la crítica literal nació de la necesidad de expli- de que en él se encuentran resumidos diversos escritos del mismo
car y valorar las repeticiones materiales que aparecían en los tex- autor.
tos, las rupturas y contradicciones, las diferencias existentes tanto En el curso ulterior de la investigación se demostró que el mé-
en el lenguaje como en el mismo enunciado teológico. Y fueron los todo de la crítica literal, entendido como estudio de las fuentes
exegetas del AT los que primero lograron demostrar que el texto escritas, es fecundo pero insuficiente. Ni siquiera es capaz de es-
del Pentateuco (= los cinco libros de Moisés), tal como lo tenemos clarecer la historia previa de los escritos neotestamentarios. Y es
hoy, está formado por varias fuentes literarias importantes e in- que éstos utilizan también en grandes proporciones un material
dependientes (Yahvista, Elohísta, Sacerdotal y Deuteronomio). Es- acuñado en la tradición oral, que es preciso explicar en cuanto a
tas fuentes no están simplemente yuxtapuestas, sino ensambladas su origen, sus características y su relación con el texto actual (cf.
unas en otras y no sin las correspondientes manipulaciones de los el capítulo sobre la «crítica de las formas»). Pero sobre todo se
textos. La tarea de la crítica literal consiste en alumbrar esas demostró que las «fuentes» escritas y orales fueron asumidas y
fuentes literarias, desprender sus elementos respectivos del texto transformadas en un proceso gradual de elaboración viva. Por con-
tal como lo tenemos hoy, restableciendo el nexo de los textos ori- siguiente, para esclarecer la génesis de los escritos neotestamentarios,
ginales, y determinar finalmente su origen literario y sus peculiari- se requieren métodos mucho más diferenciados que los que puede
dades teológico-literarias. ofrecer la crítica literal por sí sola (cf. los artículos sobre «crítica
En la exégesis del NT se comprobó que el mismo método resul- de la tradición» y «crítica de la redacción»).
taba útil al menos para explicar las mutuas relaciones de los evan- Por tanto, el método de la crítica literal ha de mantenerse
gelios sinópticos. Se pudo establecer con suma probabilidad que abierto a su complementación por medio de ulteriores pasos metodo-
Mateo y Lucas habían utilizado, como fuentes comunes, el Evan- lógicos. Su tarea consiste en describir las unidades de un texto, con la?!
gelio de Marcos y un segundo texto que reunía preferentemente mayor exactitud posible en su lenguaje, sus medios de expresión, •)

202 203
Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento

su relación con otros textos bíblicos y extrabíblicos, y su contenido; i 5-7; 12-14; 17; 19; 21s) y designa siempre a Jesucristo. Fuera del
de manera que las cuestiones de sus eventuales fuentes, de su forma Apocalipsis la palabra sólo aparece una vez en el NT, en Jn 21,
y género, de su «situación vital», puedan recibir un planteamiento 15, pero ahí designa la comunidad que Pedro ha de apacentar.
y respuesta convenientes. Por una parte, le sigue correspondiendo A Cristo se le llama también «Cordero de Dios» en Jn 1,29.36; pero
la tarea de reconocer las fuentes elaboradas; por otra, proporciona el evangelista emplea la palabra griega ó á(zvó<; (lo mismo en Act
el material para ulteriores pasos metodológicos. Esto supone que 8,32; IPe 1,19). En el AT griego (los Setenta), en los dos pasajes
en el curso ulterior de la investigación haya que seguir comproban- que se suele citar para explicar el título de «Cordero» aplicado a
do constantemente la delimitación y las características teológico-lin- Cristo, se dice OL[LVÓC, (IS 53,7), o bienTCpópaxovy ápvó<; (Éx 12). El
güísticas de las unidades descritas por la crítica literal. término ápvíov sólo se encuentra en Sal 113(114) 4.6; Jer 11,19;
27,45, pasajes en que la palabra no tiene ninguna aplicación cris-
tológica. En la apocalíptica judía no aparece la expresión «cordero»
2. Aplicación (Test Jos 19,8 es una interpolación cristiana). Por tanto, cuando en
el Ap se mencione al Cordero, se tratará de la predicación propia
a) El cordero y los 144 000 de Juan. Esto queda confirmado por 4Esd 2,42-45, un texto cristia-
aa) V. 1 no que alude a Ap 14,1 pero que ha abandonado la imagen del Cor-
El verso presenta una construcción clara: una fórmula que inau- dero y presenta al Mesías en figura humana.
gura la visión; el Cordero; los 144 000, que se determinan más También el monte Sión (TO Spo? Sidáv) va acompañado de artícu-
de cerca. lo, a pesar de que sólo se le menciona esta vez. El autor parece
La fórmula introductoria (cf. 6,2.5.8 y 14,14), seguida de un suponer que sus lectores conocen la teología veterotestamentaria
nominativo en vez de un acusativo, resulta poco griega y es traduc- y judía extracanónica acerca de Sión. En el AT Sión es, desde la cons-
ción del hebreo 'eroeh wehinneh. Se encuentra por primera vez en trucción del templo, el lugar en el que Yahveh habita y revela su
Ez 1,4; 2,9 y passim; de manera parecida en Zac 1,8; 6,1; Dan nombre (Éx 15,17; Sal 43,3; Sal 87 y passim). A partir del exilio
4,10; 7,2.13 y passim; y luego en la literatura apocalíptica extra- Sión-Jerusalén es la ciudad de la esperada salvación escatológica
canónica: Henetiop. 14,14s; Barsir. 36,1 y passim; 4Esd ll.ls y (numerosos textos, especialmente de Ez, Zac, Jl, Miq, Sof, y textos
passim. Por lo demás en el Ap dice fíe-rá TXÜTOC eíSov xod l8ov recientes de Is). Según Joel 3,5 en el monte Sión se congregan,
(4-1; 7,1.9, etc.), en correspondencia con Dan 7,6s; Henet 86,2; entre los horrores del juicio final, los que invocan el nombre del
Test. Jos 19,5; 4Esd 11,22.33 etc. (una fórmula más breve KOCI SISOV Señor y por eso se salvan3. Con todo en el AT no se encuentra una
se encuentra más abajo en el v. 6). Así pues, la fórmula introduc- representación del Mesías en Sión. Pero sí se encuentra en la sexta
toria del v. 1 se encuentra documentada a partir de Ezequiel como visión de Esdras: en ella sale del mar un varón «por el cual el Al-
introducción a una visión profética, y aparece sobre todo como algo tísimo quiere redimir la creación». Él aniquila a sus enemigos;
peculiar del género literario apocalíptico. soplan vientos apocalípticos sobre la tierra, «Entonces aparecerá
El Cordero va acompañado del artículo determinado. En el cap. mi hijo, el varón que has visto salir del mar... Él mismo pondrá
5 se le había presentado como el vencedor, el único que puede su pie sobre la cumbre del monte Sión ... y convocará y reunirá un
abrir el libro de los siete sellos (5,5s); es el Señor de los aconte- nuevo ejército de hombres pacíficos; son las diez tribus que fueron
cimientos finales. «El Cordero, como degollado» (5,6) parece ser deportadas de su tierra en los días del rey Josías (se refiere al final
para el vidente la fórmula más peculiar y querida de la proclamación
de Cristo, TÓ ápvíov se encuentra 28 veces en el Ap (en los cap. 3. G. F O H B E R - E . LOHSE, Sieiv XTX., en ThW VII, 291-338, espec. 305-318.

204 205
Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento

del reino del norte) ... Pero al mismo tiempo son también aquellos poco probable que se dé entre ambos un nexo literario. En el me-
que han quedado de tu pueblo, los que se encuentran en mi terri- jor de los casos 4Esd fue compuesto simultáneamente con Ap,
torio santo. Entonces pues, cuando aniquile al ejército de los paga- quizás no antes de la muerte de Domiciano (96 d.C). Sobre todo,
nos reunidos, protegerá a su pueblo, a cuantos queden de él» (4Esd que los puntos de contacto de ambos libros, aunque dignos de con-
13,25s.32.35.39s.48s)4. Con respecto a los 144000, cf. 7,3s. Con todo, sideración, no son lo suficientemente numerosos ni lo suficientemen-
el hecho de que se les introduzca sin artículo se ha tomado como te importantes como para probar la existencia de un nexo literario.
argumento de que no se trata del mismo grupo (cf. infra a propó- Es posible que ambos hayan utilizado una fuente común o que
sito del v. 4s). En 7,4 se explica el número: son 12000 de cada una hayan bebido de la misma tradición. Pero tampoco basta Joel 3,15
de las 12 tribus de Israel. La especial importancia que tiene el nú- para explicar su coincidencia.
mero 12, aun fuera de la Biblia, procede de la división del año en Ap 14,1 manifiesta tener un autor cristiano, con personalidad
12 meses. El servicio en los santuarios tenía lugar en turnos men- propia en lo que dice y en la manera de decirlo, y al que le es
suales. Por una anfictionía de este tipo se explica probablemente familiar el lenguaje de la apocalíptica veterotestamentaria y ex-
la liga de doce tribus que constituían el pueblo de Israel. En todo tracanónica.
caso el número doce llega a ser un número de totalidad. El número bb) V. 2.3a
de los «siervos de Dios» sellados y preservados así del horror final A la visión (v. 1) se le añade una audición. Una y otra proce-
es de 12 X 12 veces 1000. Es decir: es, en conformidad con la vo- den de direcciones distintas. El Cordero y los 144 000 están sobre el
luntad de Dios, un número pleno y enormemente elevado. Una monte Sión, por tanto sobre la tierra; la voz viene del cielo. So
significación semejante tiene el número doce en Ap 12,1; 21,12.14. intenta describirla con un triple ó)?. En Ez 1,24 las alas de los
También en Ez 9,4 los que han de ser preservados en el juicio seres vivientes hacen un ruido como el ruido de grandes aguas; en
llevan una señal sobre la frente. Según Ap 13,16s, los secuaces de la Ez 43,2 un ruido semejante acompaña a la gloria de Dios. Lo que
bestia enemiga de Dios llevan una señal en la mano derecha o en la más se aproxima es 4Esd 6,17: «Entonces resonó una voz que ha-
frente (— Sal Salom 15,6.9 buenos y malos reciben una marca simi- cía un ruido como el ruido de muchas aguas.» En el AT la voz de
lar). Aunque Juan dependa de Ez 9,4, su imagen tiene un conte- Dios es como un trueno (Sal 29,3; Job 37,2-4). Otra vez en 4Esd
nido propio, que es cristiano. Los marcados con el sello llevan el 6,13 la voz reveladora retumba con enorme potencia y hace temblar
nombre del Cordero y el nombre de su Padre. Quizás haya aquí un el lugar en que se encuentra el vidente. La comparación de la voz
eco de la teología cristiana del bautismo. Y mientras 4 Esdras se re- con el sonido de cítaras está en curioso contraste con los ruidos
fiere a la historia de Israel —las diez tribus son la población del pavorosos y con el trueno. La imagen no parece tener ningún para-
reino del norte, desaparecida de la historia, y el «pueblo que está lelo literario; sólo en Ap 5,8 se encuentran las cítaras en manos de
en mi territorio santo» es el resto del reino meridional—, Juan los ancianos. Juan posee un tono propio, no sólo «n el contenido,
dibuja la figura ideal de un pueblo de doce tribus. Para los 144 000 sino también en la descripción de su experiencia visionaria.
no se encuentra ningún paralelo literario; probablemente son, pues, No se dice quién es el que canta el «cántico nuevo». En no po-
el Israel completo de la Nueva Alianza. Se podría entender Ap 14,1 cos salmos se invita a cantar un cántico nuevo (33,3; 40,4 y passim).
como la «traducción» cristiana de 4Esd 13,25-50. Sin embargo es Pero teniendo en cuenta el contexto, el paralelo más cercano es Is
42,10. En Is 42,5-9 Dios proclama su voluntad salvífica escatológica,
4. La literatura judía extracanónica (excepción hecha de los escritos de Qumrán) puede
con lo cual publica una cosa nueva (42,9). La respuesta de alabanza
encontrarse en E. KAUTZSCH, Die Apokryphen und Pseudepigraphen des Alten Testaments debe ser un cántico nuevo (42,10).
Mi, Tubinga 1900 (reimpresión en Darmstadt 1962) y en P. RTESSLER, AltjUdlsches Schrtfttum
ausserhalb der Bibel, Ausburgo 1928. Juan supone que los lectores todavía tienen presente la for-

206 207
Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento

midable imagen del trono celestial, descrito en Ap 4,1-11, con los coinciden con la interpretación de los v. 4s. Sin una previa expli-
seres y ancianos que lo rodean, imagen que se ha vuelto a presentar cación del elemento material, no se puede emitir un juicio sobre la
de forma parecida en 7,1; 15,7; 19,4. Esta imagen sigue siendo el unidad literaria de estos versos.
trasfondo determinante en los capítulos del libro que tratan de los Las características de los 144 000 en 14,16.36 valen para todos
últimos tiempos, lo cual prueba el carácter unitario de la obra. los cristianos. Todos llevan en la frente el nombre del Cordero y del
ce) V. 36 Padre. Todos han sido rescatados de la tierra, cosa que queda clara
El v. 3 b establece el lazo de unión entre la visión (v. 1) y la comparando con 5,9s y sin necesidad de recurrir a Pablo. Pero según
audición (v. 2.3a), redondeando así la unidad que forman los v. 1-3. 14,4, los 144 000 parecen ser solamente célibes. Si realmente es éste
Nadie podía aprender el cántico celestial, fuera de los 144 000. el sentido del v. 4, habría que entender los v. 4s como una glosa,
Aparentemente el enunciado encuadra con dificultad en la visión como una intercalación posterior que reduce el sentido que tienen
y la audición (cf. supra, jj). Pero no hay que emitir un juicio preci- los 144 000 de acuerdo con el alto aprecio que el cristianismo pri-
pitado sobre el particular. También en 5,3 Juan «ve» que nadie pue- mitivo tenía del celibato; y esto es lo que hacen no pocos co-
de abrir el libro sellado. Y allí la comprobación del «no poder» mentarios 6.
pertenece claramente a la visión, ya que el vidente sufre por ello y Se pueden aducir algunas observaciones a favor de que los
llora (5,4). Por tanto, la frase no es tampoco en 14,36 una nota in- v. 4s con los 144 000 se refieren a hombres célibes. En el v. 46 se
tercalada, sino que pertenece a la imagen. alude a un dicho de Jesús: Mt 10,38 par. (cf. Mt 8,19 par.), que a
Con un segundo giro (cf. ya v. 16) se dice quiénes son los su vez es susceptible de ser interpretado en relación con la libertad
144 000. La fórmula escueta recoge el «cántico nuevo» que cantan del celibato. El v. 4c, a diferencia del v. 36, califica a los 144 000
los cuatro seres y los ancianos en 5,9s: el Cordero ha comprado de «rescatados de entre los hombres». El giró, único en el Ap,
con su sangre a hombres de toda tribu y de toda lengua. También podría referirse a la selección de un grupo limitado. Finalmente,
el nombre que llevan los 144 000 (v. 16) es una señal de propiedad. los 144000 son árocpx?). lo que significa «primicias» y tiene un
Pablo puede hablar asimismo de una acción de «comprar» por sentido de primacía frente a los demás. Pero ninguna de estas obser-
parte de Cristo (ICor 6,20; 7,23) pero prefiere la imagen del res- vaciones es irrefutable, y en cambio hay razones de peso que ha-
cate de los esclavos (é^ayopá^eiv en vez de áyopá^eiv como aquí)5. blan contra una interpretación literal de 4a: 1.a el trasfondo vete-
dd) V. 4s rotestamentario de la visión, 2.a el lenguaje neotestamentario, 3.a el
La disposición, forma y contenido de estos versos son proble- contexto del mismo Ap.
máticos. A diferencia de los vv. anteriores se usa ahora el pre-
sente. El autor parece entender el texto como una explicación de /,) En el AT la imagen de los que están congregados en Sión
lo visto. El triple O3T<H no tiene paralelos en el Apocalipsis. El durante el juicio final se refiere siempre al «resto» salvado de Is-
nexo interno de los enunciados parece difícil de determinar: los rael, al pueblo que ha alcanzado la salvación escatológica (2Re
144 000 son vírgenes; siguen al Cordero; han sido rescatados como 19,30s; Jl 3,5 —véase el análisis que hicimos del v. 1). Precisa-
primicias; están intactos y limpios de mentira. Parecen alternarse mente de este resto de Israel que «busca protección en el nombre
desordenadamente determinaciones fundamentales con otras que ata- del Señor (cf. la función protectora del nombre en Ap 14,1) se
ñen a un comportamiento particular. Pero sobre todo se abre el in- dice: No habla nunca mentira ni tiene lengua engañosa (Sof 3,12s,
terrogante de si la determinación de los 144 000 en los v. 16 y 36 cf. Ap 14,5). Lo cual significa que adora al Dios verdadero (cf.
5. A propósito del origen paulino de la imagen cf. T. HOLTZ, Dle Christologie der
Apokalypse des Johannes (TU 85) Berlín 1962, 65-68. 6. Cf. R.H. CHARLES, The Revelalion of St. John II (ICC) Edimburgo 1920, 65-68.

208 209
Schreiner, Introd. 14
Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento

Sof 3.9). Tanto Ap 14,1 como 14,5 dejan entrever un paralelo con necesariamente todos los creyentes. Ya en 7,2-8 se les había pre-
Sof 3. Esto habla en favor de la unidad de texto y sentido. Todavía sentado como el nuevo Israel. En los 24 (12+12) ancianos que
más interesantes son las conexiones con Jer 2. Allí se describe al están alrededor del trono. Ap traza una imagen paralela del Israel de
pueblo elegido por Dios como una novia (2,2.32) que sigue a Yahveh la antigua y de la nueva alianza en el cielo. Por eso los «ecos an-
hasta el desierto (cf. Ap 14,46). Al mismo tiempo es santo y por ticipados» de 14,1-5 que se encuentran en 5,9 confirman la explica-
eso está preservado de toda desgracia como primicia de la cosecha ción que hemos dado: Con el sonido de cítaras cantan los cuatro
de Dios (Jer 2,3, cf. Ap 14,4c)7. Con todos estos datos se caracte- seres y los 24 ancianos «un cántico nuevo» en honor del Cordero
riza a los 144 000 como el Israel de la nueva alianza, cuya fe se ha que ha rescatado un pueblo para Dios.
mantenido fiel también en las tribulaciones del final. Finalmente la serie de aclaraciones que se dan en 14,4s encuen-
2) En el NT tanto la imagen del matrimonio (Ef 5,25-27) co- tran así también una interpretación satisfactoria. No es que alter-
mo la de la virgen (2Cor 11,2) pueden servir para representar las nen actitudes cristianas fundamentales y virtudes especiales. Más
relaciones que la comunidad de la nueva alianza mantiene con su bien se enuncia de forma alterna el carácter totalitario de la perte-
Señor y a la inversa, la infidelidad en la fe puede llamarse forni- nencia a Dios y a Cristo. No hay, pues, ninguna razón para separar
cación o adulterio, cf. Mt 12,39; 16,4; Sant 4,4 y tal vez también literariamente los v. 4s de los v. 1-3, por muy distinta que sea la
forma de ambas piezas (cf. más adelante, u).
Ap 2,2 y 8,8. Llama la atención el hecho de que las citas provengan
de escritos que están especialmente ligados al lenguaje del AT (Me
y Le, en los textos paralelos a Mt, han omitido (xoix«^k). Sobre b) Los fres ángeles mensajeros
todo (AoXiivw (Ap 14,4a) significa en las otras dos citas neotestamen- aa) V. 6s
tanas el contacto con lo pagano, cf. ICor 8,7 y Ap 3,4: la fideli- Koel eTSov introduce formalmente una nueva visión, cf. 5,1.6 y
dad de los pocos cristianos de Sardes no debe reducirse a la pureza en passim. De manera sorprendente se presenta a «otro ángel» sin que
el terreno sexual. También fuera del NT la Iglesia primitiva con- quede claro a qué se refiere SXKoq. La expresión se encuentra tam-
serva esta imagen: en el Pastor de Hermas, Sim 10, se presentan bién en otros pasajes, cf. 7,2; 8,3; 10,1; 14,15.17.18; 18,1. En la
todas las virtudes, y no sólo la continencia, como una «virgen». mayor parte de los casos se destaca al ángel de un grupo de ánge-
les mencionados anteriormente. Así por lo que toca a 14,6 se
3) La interpretación figurada de Ap 14,4 viene requerida final- podría pensar como punto de referencia en el coro de los v. 14,2s.
mente por dos razones tomadas del contexto del libro. Juan con- En todo caso no se puede modificar el texto en el v. 6, ya que en
templa a Babilonia como la gran ramera con la que han fornicado los v. 8 y 9 se enumeran sucesivamente «otros ángeles». Sólo en
los reyes de la tierra (cap. 17 y 18,3). En cambio, la Iglesia perfecta este pasaje de Ap se dice que un ángel «vuela» (verbo que por
es la novia que espera la llegada de su prometido (21,2s; 22,17). lo demás sólo se aplica a las águilas y pájaros, cf. especialmente
Las dos imágenes representan de manera expresiva las dos posi- 8,13).
bilidades que se dan en las relaciones con Dios. Además había que La misión del ángel es proclamar «un Evangelio eterno». Tam-
haber dicho ya que Ap 14,1-5 es una contrafigura del cap. 13. Y de bién es ésta la única vez que se encuentran en Ap estas dos pala-
la misma manera que allí están marcados con la señal de la bestia bras. Por el contrario en Pablo, en los Evangelios y en los Hechos
todos los que le pertenecen (13,16), así también los que están mar- eüayY&iov es un término sumamente frecuente, y a menudo, como
cados con la señal del Cordero y de su Padre (14,1) tienen que ser aquí, sin artículo. En el AT griego no existe la palabra en sin-
7. Cf. M.-E. BOISMARD, Notes sur l'Apocalypse: RB 59 (1952) 161-181; sobre Ap 14:
gular, y por consiguiente falta un sentido específicamente teológico.
161-172. Para la apocalíptica judía la palabra es desconocida. En cambio en

210 211
Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
todo el NT eúaYyéXtov atóvtov sigue estando también en singular. bb) V. 8
Se podría pensar si la expresión no polemiza contra los numerosos La entrada del v. 8, junto con los v. 6 y 9, muestra que la pe-
eúocYY&ioc (proclamas de benevolencia, anuncios de victoria) rela- rícopa 14,6-11 fue compuesta como una unidad. Desde el punto
tivos al culto del emperador8. de vista de su contenido, la exclamación sorprende a todas luces;
La buena nueva se pregona por toda la tierra (series parecidas de Babilonia no se había hablado hasta el momento, ni hasta el
en 5,9; 7,9; 13,7). xa6r¡(jisvot ÍTÚ T5J<; yy¡<; (en lugar de xaToixoüvxe?) cap. 18 se describe con detalle su ruina (cf. también 16,19; 17,5).
se encuentra a su vez sólo en este pasaje. Fuera de aquí los «habi- No se trata de Babilonia, la ciudad edificada a las orillas del Eufra-
tantes de la tierra» son siempre los secuaces de Satanás, y por eso tes, sino de Roma («sobre las siete colinas» 17,9, cf. también 17,6).
sucumben en el juicio; solamente aquí se los considera de un modo Ya hay textos judíos que hablan de este modo (OrSib 5,143.159;
positivo como los destinatarios de la buena nueva. Es evidente que Barsir 11,1 y passim, textos rabínicos9) para velar su polémica an-
por eso tiene que cambiar la expresión, indicando así lo preciso tirromana. OrSib 5,155-179 presentan una predicción del fin de la
y cuidadoso que es el lenguaje de Juan. ciudad, que es comparable a la de Ap 18. También fuera del Ap
Sobre la fórmula introductoria del v. 7 véase antes (dd y mm). hubo cristianos que adoptaron esa manera de hablar (cf. IPe 5,13).
¿Refleja la exclamación el contenido de la buena nueva? Llama la Para ello se recurre a las diatribas de los profetas veterotesta-
atención que no se mencione a Cristo, o bien al Cordero. La excla- mentarios contra Babilonia. Para Ap 14,18 cf., además de Is 21,9
mación se concibe en suelo judío (cf. Eclo 12,13s; Sal 29 y pas- («Cayó, cayó Babilonia...») y Dan 4,27 («la gran Babilonia»), so-
sim). Pero también en el resto del NT el Evangelio puede formu- bre todo Jer 51,7s: «Babilonia era una copa de oro en la mano del
larse de esa manera, cf. Me 1,15 y especialmente Act 14,15. Señor, que embriagaba a toda la tierra: de su vino bebían las na-
üpoaxuvew «adorar de rodillas» es una palabra clave del Ap (si ciones, y se perturbaban. De repente cayó Babilonia...». Difícil
es Dios al que se adora, rige dativo; en otro caso, acusativo, cf. es la expresión ó oívo? TOÜ 0U(JLOÜ 1% 7ropvsía<;. O bien se entre-
v. 9 y 11). Por una parte, el culto celeste tiene lugar en repetida cruzan dos imágenes: de la misma manera que la prostitución
proskynesk (4,10; 5,14 y passim); por otra, se presenta como contra- embriaga (ó olvo? TY¡? 7iopveía<; 17,2), también el furor de Dios
figura la adoración del dragón y de la bestia (cf. especialmente está representado en la imagen del vino (ó oívo<; TOÜ 6U¡JIOQ TOÜ 0eoü
cap. 13). Los lectores a quienes el libro se dirige se ven en la nece- 14,10 y passim). En tal caso el uso de esta imagen uniría estrecha-
sidad de decidir a qué comunidad de adoradores quieren pertenecer. mente la pequeña escena con el resto del libro. O bien 0U¡AÓ¡; tiene
Pero dado que 7rpoaxuvetv aparece también con frecuencia en el aquí el sentido (como en 18,2) de «éxtasis», «pasión». Entonces
resto del NT, así como en el AT y en la literatura judía, su empleo habría que tener en cuenta este modismo peculiar en la marcha
no permite sacar conclusiones crítico-literarias. Adorar a Dios de la interpretación (cf. también la versión más larga en 18,2s).
como creador de todas las cosas, es una postura judía (Éx 20,11; ce) V. 9-11
Sal 146,6); pero formulado de esta manera es simultáneamente una La escena anuncia el juicio que tendrá lugar contra los que ado-
invocación cristiana primitiva (Act 4,24). La adición «que ha he- ran a la bestia y llevan el signo de su propiedad (v. 9,ílb). De esta
cho ... los manantiales de las aguas», aparentemente superflua en manera queda íntimamente vinculada al cap. 13. Según 13,15-17 los
este contexto, se ilumina a la luz de 4Esd 4,7 que se refiere a las seguidores de la bestia llevan su señal en la mano derecha o en la
fuentes de las profundidades del abismo, a lo que queda por de- frente. Sólo los que están marcados de ese modo pueden tomar parte
bajo de todas las cosas creadas. en el mundo de los negocios. Se ha sospechado que es ésta una per-

8. Cf. G. FRIEDRICH, eúotYY&iov, T h W II, 721-s.


9. BlIXERBECK, III, 816.

212 213
Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento

versión de la costumbre que tenían los judíos ortodoxos de lle- chos los detalles que encuentran eco en Juan: de beber hablan Is
var tefillin (unas cápsulas con textos de oraciones) en la cabeza 51 y Sal 75, del vino Sal 75 y SalSalomón 8, de la copa de furor
o en la mano izquierda, y que por tanto se puede suponer para el Is 51, del vino sin mezcla SalSalomón 8, de su condimentación Sal
cap. 13 el influjo de alguna fuente judía. En todo caso, este rasgo 75; del vino y la copa de Dios hablan todos los textos mencionados.
específicamente judío se habría borrado en la fórmula de los v. 9b Junto a la imagen de la bebida, del juicio, está la segunda, la
y 116; y ya sólo se habla del signo en la mano y en la frente {9b), del fuego. En fuego y azufre perecieron Sodoma y Gomorra (Gen
También sigue siendo discutible si la hipótesis de una fuente judía 19,24). Desde entonces uno y otro constituyen un tópico para ex-
explica por sí sola la manifiesta actualidad que tiene la señal para presar el juicio de Dios (Éx 38,22; OrSib 3,690s; 3Mac 2,5; lQp-
Juan. Por tal motivo se ha llamado la atención sobre la acuñación Hab 10,5, cf. también Ap 9,17). En 19,3 se recoge la imagen en un
de las monedas con la imagen del César, que se consideraba sagra- canto de victoria.
da. Así se explicaría por qué la participación en el mundo comercial De forma sorprendente se dice que el juicio tiene lugar «de-
está relacionada con la señal de la bestia y con su imagen. Se podría lante de los santos ángeles y delante del Cordero». Más que el or-
además arriesgar la hipótesis de que un documento testificando ha- den en que se citan, sorprende el hecho de que no se haga mención
ber participado en el culto al emperador y sellado con el nombre del ni de Dios mismo (cf., en cambio, 6,16), ni de los que están alre-
César, fuera requisito indispensable para poder realizar actividades dedor del trono y del Cordero. Una subordinación especial del
comerciales. También se ha recurrido en la explicación a las se- Cordero a los ángeles es ajena al resto del Ap. Por el contrario,
ñales de propiedad que llevaban los esclavos y los soldados, así co- hay dos representaciones propias de la apocalíptica judía, y ambas
mo a las marcas de consagración propias de los cultos mistéricos. han encontrado acceso al NT, que parecen explicar nuestro pasaje.
Probablemente tenemos ante nosotros una mezcla de varias imá- Según una de ellas, el juicio tendrá lugar en presencia de los jus-
genes 10. tos, y especialmente del mundo celestial (Henet 48,9; 4Esd 7,36; Le
El juicio está representado con dos imágenes netamente dis- 16,23). Según la otra, el juez celestial está acompañado de los án-
tintas: los que adoran a la bestia deben beber el vino del furor de geles (Henet 1,9; 2Tes 1,7), que precisamente en la literatura apo-
Dios, que está preparado sin mezcla (es decir sin agua) en la copa calíptica se llaman «santos ángeles» (Henet 1,2 y passim; Me 8,38
de su furor (v. 10a). El texto es, como lo fué ya el v. 8, un ejem- par.; Jdt 14). Así pues se puede emitir el juicio, sin necesidad de
plo excelente de cómo se trenzan en una sola varias representa- pensar en una fuente determinada, de que el v. 10 está profunda-
ciones judeo-veterotestamentarias. Para citar tan sólo las más evi- mente penetrado del pensamiento judío-apocalíptico. La inclusión
dentes: Is 51,17: «Levántate, Jerusalén, tú que has bebido de ma- del Cordero no da a este material ningún sentido realmente nuevo.
no de Yahveh la copa de su ira, el cáliz del vértigo has bebido Lo mismo cabe decir del v. lio. La configuración del texto
hasta vaciarlo» (cf. Jer 25,15-31). Sal 75,9: «Hay una copa en la obedece por completo al cuadro que de la caída de Edom hace
mano de Yahveh, espumante de vino lleno de mixtura: lo escancia Is 34,9s. Allí sólo falta el motivo de la falta de reposo; hace el
él: sorben hasta las heces, lo beben todos los impíos de la tierra.» efecto de ser una réplica de la adoración incansable de los cuatro
SalSalomón 8,14: «Entonces Dios les infundió un espíritu de ce- seres en Ap 4,8.
guera, les escanció una copa de vino sin mezcla para que se em- dd) V. 12
briagaran.» Ninguno de estos textos viene citado, ninguno tiene la La tercera escena de los ángeles se cierra claramente con el
importancia de una fuente; pero el sentido es el mismo y son mu- v. 116 que recoge el v. 9. De esta manera llega a su fin la serie
10. Cf. R. SCHÜTZ, Die Offenbarung des Johannes imd Kaiser Domilian, Gotlinga
de visiones inaugurada con elSov (v. 6) el v. 12 produce un
1933, 58-66. efecto de desconexión; el locutor queda sin precisar. El adverbio

214 215
Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento

&&e (que normalmente es adverbio de lugar, cf. Ap 4,1; 11,2) lo En 19,9 introduce también un macarismo; en 21,5 una promesa y
emplea Juan (y sólo él en el NT) en un sentido figurado que tam- una amenaza escatológicas. La apocalíptica judía no parece cono-
bién es posible en otras lenguas: «aquí», es decir, eñ este asunto, cer esta orden directa, a pesar de que para ella la puesta por escrito
con respecto a esta situación; así por ej., en 13,10.18; 14,12; 17,9. de las revelaciones es tan importante que el término «escritor»
Cada una de estas frases plantea una exigencia particular al lector: llega a ser un título del autor apocalíptico (Henet 12,3s; 4Esd 14,50).
que entienda (13,18; 17,9) o que se comporte como debe (13,10; En cambio se encuentra en los profetas veterotestamentarios (Is
14,12). En todos los pasajes se interrumpe el nexo de las imágenes, 30,8; Jer 36,2.28; Ez 24,2, etc.).
y el autor habla directamente al lector. El macarismo es una forma estilística griega y, por tanto, se
'Y7CO{JIOV^, «paciencia», tiene en el AT griego el sentido más halla con frecuencia en los escritos sapienciales veterotestamentarios
amplio de «esperar en Dios», «perseverar». En el judaismo tardío (por ej., Sir 25,7-10), pero también en los salmos (Sal 1,1 y passim)
pasa a primer plano (lo mismo que en el griego profano) la actitud y en la literatura farisaica (SalSalomón 4,23 y passim) y rabínica n.
frente a los enemigos perseguidores; la palabra puede llegar a ser La promesa escatológica, pero en el marco de la esperanza mesiá-
un término técnico para designar el martirio (4Mac), En la mayoría nica farisea, aparece en SalSalomón 17,44; 18,6. En la apocalíptica
de los pasajes del NT designa el aguante firme del cristiano en judía los macarismos carecen de relieve. En cambioa Ap contiene
medio de las tribulaciones del perverso tiempo presente; en cambio, siete macarismos (1,3; 14,13; 16,15; 19,9; 20,6; 22,7.14) que no
la relación con Dios se llama en el Nuevo TestamentoTCÍGTK;U . pueden ser fruto del azar, y sí un signo del carácter unitario que
En Ap 13,10 se combinan ambas palabras para describir cuál es la tiene el libro13.
exigencia que se le plantea al cristiano mientras se encuentra bajo Se proclama dichosos a los que a partir de ahora mueran en
el dominio temporal del mal. En 14,12 se recoge otra vez esta el Señor (&K' ap-u pertenece a á7to0v^CTxovTe<;). Iv jcupí<¡> tiene reso-
expresión con un nuevo matiz: lo característico del cristiano es nancias paulinas. En Ap se llama xópto? en primer lugar a Dios
guardar los mandamientos de Dios y la fe en Jesús (idem en 12,17). (4,11 y passim), pero también a Cristo (11,8; 17,14). El paralelismo
Pero la exigencia especial de cara al juicio es la Ú7IO[Í.OVY), que aquí con ICor 15,18; ITes 4,16 permite suponer lo segundo y hace pensar
sólo puede significar paciencia. Siempre que en Ap sale la palabra en un tópico cristiano primitivo.
es en alocución directa a los lectores. El descanso es un bien salvífico escatológico (Jer 30,10, Sab
Si el v. 12 ofrece algo así como una súmmula de la existencia 4,7); el concepto opuesto son las fatigas de este tiempo (Is 65,23).
cristiana, bien cabe esperar a priori que su lenguaje recuerde otros Mt ll,28s contrapone ambos conceptos y promete el descanso como
temas de la predicación neotestamentaria. ÚTCO^OVY) es una palabra don de Jesús. La gran extensión e influjo de la palabra la certifican
fundamental en Pablo, en la carta a los Hebreos y en la carta de TestLev 18,9 (interpolación cristiana); EvTom 90; 2Clem 6,7; el
Santiago; a propósito deizlaxic, 'IYJCTOU cf. Rom 3,26 (Gal 2,16; 3,22 llamado Evangelio de los Hebreos (Clemente de Alejandría, Strom
y passim). Por el contrario, el giro Tqpetv évToXá? se encuentra v. 14,96,3); textos, por lo demás, muy diversos desde el punto de
solamente en Un y en los discursos de despedida de Jn (fuera de vista teológico. En una homilía sobro Sal 95-7-11 la carta a los
una vez que lo usa Mt 19,17, procedente del judaismo). Hebreos (3,12-4,11) atestigua, parece que independientemente de Mt
ee) V. 13 ll,28s, la esperanza de que el justo descansará de sus obras junto a
Con el v. 13 comienza una nueva audición. La orden de escribir Dios (4,10s). Y en Ap 14,13b hay un eco del lógion de Jesús. De
se da también en 19,9; 21,5 (relativa a todo el libro en 1,11.19).
12. BlLLERBECK, I, 189, 663.
13. Cf. W. BIEDER, Die sieben Sellgprelsungen in der Offenbarung des Johannes: ThZ
11. Cf. F. HAÜCK, imotiéveiv XTX., ThW iv, 585-593. 10 (1954) 13-30.

216 217
1

Adolf Smittnans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento


las fatigas se distinguen las obras compañeras del justo (a propó- tiene por el contrario un sentido positivo: la recolección de la cose-
sito de «sus obras les acompañan» cf. 4Esd 7,35 y, por lo que cha madura? La escena del juicio — que en este lugar del libro
toca al contenido, también ITim 5,24s). resulta sorprendente — ¿es el fragmento de una fuente más o menos
El v. 13 presenta algunas peculiaridades lingüísticas. El hecho elaborada? En el contexto del Apocalipsis el juicio final no se
de que áxoóeiv esté construido con genitivo, a diferencia del v. 2, describe hasta el cap. 19 (cf. especialmente 19,15).
ciertamente sólo prueba la irregularidad que rige el uso del caso aa) V. 14
después de áxoúsiv14. Pero h xupícp es único en Ap. Además hay Para la comprensión de la figura del hijo de hombre son sig-
en el libro muy pocos ejemplos de que después de un neutro plural nificativosr tres grupos de textos: los textos de la apocalíptica judía
el verbo vaya en sigular. Por último, a diferencia de 6,11, después relativos a dicho personaje, sobre todo Dan 7,9-14; Henet 46ss; 4Esd
de Uva sigue el futuro segundo de indicativo pasivo de «va7taúsa8ou 13; los textos del NT relativos al mismo tema, especialmente Me
(en 6,11 está el futuro de subjuntivo medio). 13,24-27 par.; y finalmente el propio Ap. De cada uno de estos
El análisis literario tiene que consignar un corte profundo des- grupos de textos hay que decir que, a pesar de la intensa investi-
pués del v. 13. La serie de las tres visiones de ángeles ha llegado gación, se siguen debatiendo el origen y la importancia de su
ya a su fin con el v. 116. Los v. 12 y 13 son frases sueltas: una imaginería,5. Así pues, una interpretación de Ap 14,14 sólo puede
amonestación y un macarismo que cierran y resumen lo dicho. hacerse prudentemente y con reservas. Antes que cualquier otro
Finalmente el v. 14 empieza de nuevo con la fórmula xod síSov, xal texto hay que tener en cuenta la visión del Hijo de hombre que
íSou. Esto dificulta la posibilidad de interpretar las visiones de los aparece en Ap 1,12-20. De la misma manera que en nuestro texto,
v. 14-20 como formando un todo con las precedentes y estableciendo y sólo en estos dos pasajes, se presenta —faltando a las reglas
así una serie septenaria. gramaticales— a un 6(xotov ul&v «v9pcí>7tou. Ciertamente este detalle
constituye de antemano un fuerte argumento en favor de la iden-
c) El juicio tidad de tal figura. Ahora bien, en la visión inaugural es indiscutible
La visión se puede además articular fácilmente según las cuatro que se trata del Señor glorificado como Señor de la Iglesia. Sin
figuras que aparecen en ella. Al mismo tiempo los v. 14-16 y 17-20 embargo, existen también reparos para hacer coincidir a ambas
presentan dos imágenes. Pero el conjunto de la pieza constituye figuras en una. El Hijo de hombre de Ap 14,14 no tiene nada en
ciertamente una unidad en la que se desarrolla más ampliamente común, fuera del título, con la visión del cap. 1. Además parece
la doble imagen de Jl 4,13: «Meted la hoz porque la mies está estar situado en la misma línea que los ángeles, lo cual se subraya
madura; venid, pisad, que el lagar está lleno, y las cavas rebosan, con el giro SXkoc, S.yyeXoc, (y. 15a) y con la instrucción que da el
tan grande es su maldad.» Estas palabras se encuentran en Joel ángel (v. 156/ Por último el Cristo juez aparece de manera diferente
dentro de un contexto en el que se anuncia el juicio de las naciones en Ap 19; su nombre es «la Palabra de Dios» y su título «Rey
que tendrá lugar en el valle de Josafat. Así pues, sabemos con de reyes y Señor de señores».
certeza cuál es el modelo de nuestra perícopa; pero tal como la ¿Puede ayudar a esclarecer las cosas la configuración de la
tenemos hoy plantea algunas cuestiones difíciles: ¿cómo hay que imagen en Ap 14,14? Además del título aparecen tres motivos: el
interpretar la figura del que está en el trono, «uno como hijo de Ser semejante a un hijo de hombre está sentado sobre una nube
hombre», al lado de los ángeles? ¿Se refiere la primera parte de la blanca (a); lleva en la cabeza una corona de oro (b) y en la mano
visión, como en la profecía de Joel, a un juicio condenatorio, o una hoz afilada (c). Los motivos b y c parece que no se dan en
15. Últimamente F. DEXINOER, Das Buch Daniel und selne Probleme (SBS 36), Stuttgart
14. Cf. CHARLES, I, CXL. 1969, 55-67.

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Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
ningún otro de los textos referentes al hijo de hombre. Coronas bien en 3,12 y 11,ls, tenemos una predicación cristiana. El carácter
de oro llevan en el Ap los 24 ancianos (4,4 y passim); también fragmentario y disperso de los demás pasajes muestra que Juan
reciben una corona los «vencedores» (2,10 y passim), como la lleva depende de una tradición, sin que ésta llegue a convertirse en el
el primero de los jinetes apocalípticos (6,2), Y sólo el ángel del tema central.
juicio empuña una hoz afilada, en 14,17-20. En cambio, la nube (a) De hecho la concepción del templo en el cielo es de origen
pertenece a la representación del hijo de hombre, cf. Dan 7,13; 4Esd judío y se encuentra ampliamente documentada en los escritos ra-
13,2; Me 13,26; Ap 1,7. Desde luego en ninguna parte se dice bínicos16. Que es relativamente antigua lo muestran Sab 9,8 y Test
que sea blanca (cf., sin embargo, Dan 7,9). Así pues, los motivos Lev 5,1. Los puntos de referencia veterotestamentarios suelen ser
de la imagen no pueden proporcionarnos una decisión segura. En a este respecto Éx 25,40 y Jer 17,12. Las fuentes rabínicas afirman
conjunto existen razones de peso para admitir que se trata de que el templo terreno y su altar corresponden exactamente, en cuan-
Cristo, el Hijo del hombre. to a su situación yfigura,al modelo celeste original, y están colocados
bb) V. 15s frente a él. Llama la atención el hecho de que en 14,17 el ángel
Del hecho de que aquí se introduzca «otro ángel» no se sigue viene expresamente del templo del cielo, mientras que en 14,15.18
que también se conciba como un ángel al ser semejante al hijo de falta la adición correspondiente acerca del templo y del altar.
hombre. También el v. 6 empezaba de la misma manera. Un punto La exclamación «ha llegado la hora de segar» recuerda el evan-
de referencia puede ser la pluralidad de ángeles que intervienen gelio de Juan (4,35). Se ha pensado también en Mt 13,30 y Me
en el Ap. 13,32 — por cierto, que en este último pasaje se dice que precisa-
Del templo todavía no se había hablado en el cap. 14. Los mente los ángeles ignoran la hora del juicio —. Es probable que la
restantes pasajes de Ap que lo mencionan no ofrecen una represen- exclamación pertenezca sencillamente a la paráfrasis de Jl 4,13,
tación unitaria. En 3,12 se habla de él de manera puramente figu- donde los Setenta (7capéoTY)xev) y los targumim árameos, a dife-
rada: el vencedor pasa a ser una columna en el templo de Dios. rencia del texto hebreo que ha llegado hasta nosotros, presuponen
En 7,15 se habla de una multitud innumerable vestida de blancas estas palabras.
vestiduras, y se dice que están delante del trono celestial y que £>qpaíve<T0ai, literalmente «secarse», precisa que se trata de la
adoran en el templo, sin que se nos dé una visión más aproximada. siega de cereales. Junto a la imagen de la siega para el juicio
Los v. 8,39 mencionan un altar de oro que está delante del trono (Jl 4), ya en el AT se aplica también la figura de la siega o la
de Dios, sin hablar de ningún templo. En ll.ls el vidente tiene cosecha a la recolección de los salvados; por lo tanto, en un sen-
que medir el templo de Dios, el altar de las ofrendas y a los que tido positivo (Is 27,12s). Según 4Esd 4,27 este eón es recogido
adoran dentro del templo. Estos versos están bajo el influjo de para el juicio; en Barsir 70,2 ambos significados se encuentran
Ez 40, pero el contexto se refiere a la Iglesia, preservada de los yuxtapuestos. En el NT «segar» tiene preponderantemente un sen-
horrores de los últimos tiempos. En cambio en 11,19 el templo tido positivo, cf. Me 4,29; Mt 9,37s; Jn 4,35; con ambos significados
se abre en el cielo y queda a la vista el arca de la alianza. En los en Mt 13,30ss. No queda claro si Ap 14,14-16 puede entenderse
cap. 15 y 16 el templo es el lugar de donde salen ángeles y voces también en sentido positivo. En Me 13,27 el Hijo del hombre envía
(15,5s; 16,1.17). Según 15,8, está lleno de la gloria de Dios. En a sus ángeles para que reúnan a los elegidos; en Mt 13,41 la misma
21,22 se dice que la nueva Jerusalén no necesita templo alguno misión apunta a una recolección para el fuego. Por tanto, es posible
porque su templo es el Señor y el Cordero. En ninguna parte cons- que la imagen tenga sentida positivo; pero no es seguro.
tituye el templo el tema central de una visión, como puede ser el
caso de Ez 40-48. Es evidente que en 21,22, y probablemente tam- 16. BlLLERBECK, III, 700-704.

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Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento

ce) V. 17s fuera de la ciudad, sin decir de qué ciudad se trata. El contexto
Sale del templo el segundo portador de una hoz; pero ahora más próximo en el que se puede pensar es una vez más Jl 4,13.
se dice explícitamente: del templo del cielo. Viene, por tanto, de la Aquí el juicio de los pueblos tiene lugar desde Jerusalén (4,16) en
morada de Dios (cf. 15,5-8). Por el montaje escénico su situación el valle de Josafat (= Yahveh juzga), 4,12, cf, también Zac 14,2-4.
es paralela a la del Hijo de hombre. Pero se describe su aparición La tradición ha identificado ese valle simbólico con el valle del
sin ningún detalle; de ahí que difícilmente pueda tener la misma Cedrón. Según Henet 100,3, en el juicio los caballos están sumer-
categoría. gidos hasta el pecho en la sangre de los pecadores. Fuera de este
Desde el altar le sale al encuentro otro ángel, que corresponde pasaje no se encuentra el número 1600. Podría darse una interpre-
al ángel del y. 15, y que tiene potestad sobre el fuego; el altar es, tación simbólica: cuatro es el número de la tierra; es probable
pues, la morada del ángel del fuego. En 16,5 se menciona a un que se quiera expresar un desbordamiento de sangre sobre la tierra
ángel de las aguas, en 7,1 a un ángel del viento. La concepción entera. En Ap 14, más que para ningún otro fragmento, habrá que
es judía; aparte de Jub 2,2; Henet 60 y otros, se encuentra docu- preguntar por la posibilidad de una fuente para los v. 14-20. Por
mentada en numerosos textos rabínicos17. otra parte hay una serie de argumentos lingüísticos que han hecho
Una comparación de los mandatos de 156 y 186 muestra que, sospechar la existencia de interpolaciones18. Por tanto, se hace im-
a pesar de todo el paralelismo, el acento es distinto en una y otra: prescindible un examen del lenguaje usado en esta perícopa. Por
lo que toca a la comparación con el resto del libro, habremos de
156: «Mete tu hoz y siega porque ha llegado la hora de segar,
remitir al lector a los correspondientes estudios sobre el tema19.
porque la mies de la tierra está madura.»
Lo que requiere especial atención es el uso de las preposiciones.
186: «Mete tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de
a) Después de ó xa9Vj(¿svo<; puede seguir en Ap inl con genitivo,
la tierra, porque están en sazón sus uvas.»
dativo o acusativo, cf. el genitivo en el v. 16. Pero si el participio
Mientras la orden primera pone de relieve que ha llegado el está en un caso que no sea nominativo, sní rige el mismo casa,
tiempo de la siega (dos veces STI), la segunda concede mayor im- cf. STTÍ -ri)v v£cpéXr)v xaOyJLievov (v. 14); se aparta de esta regla la
portancia a la recolección en sí misma; sólo el v. 186 insiste en construcción T<¡S XOCOTJUÍVÍJ) ETCÍ TÍJ<; vs^éXY); (v. 15), b) El ¿TCI TYJI;
que la guadaña está afilada. El v. 15b corresponde a Jl 4,13o. xs9aXvjq del v. 14 contradice ai uso normal de Ap que suele construir
En cambio el v. 186 es de nueva formación; en Joel no se habla de í%\ -rijv xeipaXíjv (4,4; 9,7 y passim; así también el códice A y una
la recolección de la uva; se da por supuesta. serie de códices minúsculos en 14,14). c) Se dice siempre o ércl vhfi,
bb) V. 19s •ff¡c, o et? T)JV yíjv (así en el v. 19). En el v. 16 STÚ TÍ¡V -f¡f¡v es único,
A la diferencia que hay entre las instrucciones que se dan en pero podría deberse a influjo del verbo: después de páXXeiv suele
el v. 156 y el v. 186 corresponde el diferente relato de la ejecución. ponerse también snl con acusativo (2,24; 18,19). d) Después de
Ciertamente que el cambio de páXXsiv lid (v. 16) por [3áMsiv ele, s^ouaía s7tí parece que se intercambian sin regla alguna el acusativo
(v. 19) no permite dar una interpretación segura. Pero mientras y el genitivo (v. 18). e) Después de é£épxe<x6ai Ap prefiere usar
al final del v. 16 sólo se menciona la cosecha de pasada, en los éj« (en vez de ornó que también es posible), así de manera regular
v. 19s se la describe por extenso. en los v. 15.17.18.20. f) Con indicación de alejamiento arcó sólo se
Cabe comparar con el v. 20, además de Jl 4,136, la imagen de encuentra en el v. 20, g) Iv con dativo (v. 15) representa frecuenté-
la pisa del lagar tal como aparece en Is 63,1-6. Se pisa el lagar
is. Cf. CHARLES, II, 2-4; 20-22.
19. Exposiciones sobre el lenguaje de Ap en W. BOÜSSET, Die Offenbarung Johannis,
17. BlLlERBECK, III, 818SS. Gotinga «1905, 159-177; CHARLES, I, CXVU-CUX.

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Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
mente el dativo instrumental (cf. los v. 7 y 9), que, sin embargo, larse en palabras. Por medio de su forma un enunciado se relaciona
también puede darse sin preposición (v. 18). h) La teoría de que con otros muchos, se relaciona con las circunstancias sociales. El
Juan no puede unir xpá^eiv con sv <pcovy) (Jiey^Tl (CHARLES) queda comentario político y la canción son, por ej., dos formas actuales.
refutada por Ap 18,2 y 19,17. El examen pone de manifiesto que en Al elegir una u otra, me ato de antemano a las esperanzas que
Ap 14,14-20 se dan coincidencias y divergencias con el lenguaje despierta la forma elegida, hablo dentro del contexto social que las
usado en el resto del libro. Y además las divergencias no son lo hace posibles.
suficientemente numerosas ni lo suficientemente específicas como El análisis de la forma es en principio indispensable para no
para probar la existencia de una fuente en lengua griega. Y dado salir al encuentro del texto con falsas esperanzas. El que escucha
que se encuentran repartidas a lo largo del texto, tampoco puede una leyenda teológica en la hipótesis de que se le está comunican-
apoyarse en ellas la hipótesis de una interpolación. do una tradición histórica, es incapaz de comprender la intención
Ap 14,14-20 se presenta como un texto de características pecu- enunciativa del texto (en la historia de la interpretación esto ha
liares. Dejando aparte la interpretación del ser semejante a un ocurrido muchas veces). Pero el análisis formal ayuda también a
hijo de hombre, el texto no contendría nada específicamente cris- conocer la situación de un texto. Entender un texto en una supuesta
tiano. Cierto que se basa en Jl 4,13. Pero además se encuentran abstracción del tiempo y del marco en que ha nacido, es algo que
de forma fragmentaria numerosas concepciones judías, sin que por conduce siempre a entenderlo mal. No existe una palabra aislada
eso sean ellas las que llevan el peso del enunciado. Hay fuertes de todo tiempo y situación. Así pues, la crítica de las formas pone
razones para pensar que el autor, a diferencia de Joel, ha enten- al descubierto la realización de la fe, las estructuras y los caminos
dido la figura de la siega en sentido positivo, como recolección de la predicación, a los que debemos el NT. Al mismo tiempo
de los salvados; pero no ha logrado una conclusión segura al puede ayudarnos a descubrir cómo la predicación estaba condicio-
respecto. nada por el marco vivo. En la historia de la investigación la crítica
El análisis de todo el capítulo ha confirmado la primera articu- literal se completó desde el principio con la crítica de los géneros.
lación; pero ha mostrado además que el texto posee una estructura Ésta preguntaba por la forma literaria (género) de los libros bíblicos
sumamente rica y que no se abre fácilmente. Son pequeñas unidades y de sus diferentes partes, tal como los tenemos hoy. La inves-
yuxtapuestas y enlazadas con mayor o menor trabazón. Por lo tanto, tigación veterotestamentaria no tardó en extender su trabajo, bajo
hay que estudiar y diferenciar con más exactitud las diversas for- el mismo nombre, a las etapas de tradición que precedieron a la
mas literarias y las distintas maneras de elaborar la tradición. composición final del texto. La exégesis neotestamentaria empezó
por estudiar las variadas formas de tradición oral que todavía
pueden reconocerse dentro del marco de los evangelios sinópticos.
II. CRÍTICA DE LAS FORMAS Y DE LOS GÉNEROS A la investigación de estas formas y de su «situación vital» la
llamó «historia de las formas». Así pues, los conceptos de forma
1. Acerca del método y género se entrecruzan tanto por razones objetivas como por
razones procedentes de la historia de la investigación. En las pá-
Toda afirmación se hace dentro de alguna forma. Las formas ginas siguientes la pequeña unidad literaria que pertenece preponde-
por lo general no son obra de un individuo aislado; el que quiere rantemente, aunque no en exclusiva, a la tradición oral, se deter-
decir algo se las encuentra hechas. Tampoco vienen determinadas minará según su «forma». En el caso de una unidad literaria de
solamente por el contenido del enunciado, sino más bien por su tipo más amplio, compuesta tal vez de varias formas, habrá que
«situación vital», por el lugar y el contexto en que llegan a formu- preguntar por su «género».

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Schreiner, Introd. 15
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento

«su nombre y el nombre de su Padre escrito en sus fuentes»,


2. Aplicación
«rescatados de la tierra». Esto no quiere decir que hayan sido in-
tercaladas en un texto ya formado, a pesar de que, si se sustituye
a) 14,1-3. Como se ve por la fórmula introductoria, 14,1-3 es la palabra «Cordero» y se tachan las otras dos fórmulas, queda
el relato de una visión. Coordinada con la misma, sigue una audi- un texto con perfecto sentido, comparable al de 4Esd 13. Más
ción. Ésta no es independiente (por eso tampoco contiene ninguna bien se impone a través de ellas lo nuevo e indeleble del Evangelio.
alocución directa), sino que más bien forma parte de la visión; cf. Aunque, constituyen una unidad claramente delimitada, los v. 1-3
el ensamblaje que se da en el v. 3b. El predominio del elemento nunca han tenido una existencia independiente, ni escrita ni oral.
visionario es típico de la literatura apocalíptica, que así se dife- Y es que su lenguaje figurado y su contenido presenta una vincula-
rencia de la profecía veterotestamentaria. También el profeta puede ción demasiado estrecha con otras partes del libro. Se presuponen los
tener visiones; pero su experiencia decisiva es escuchar20. cap. 4s; el conjunto de la escena es un cuadro que encaja con el cap.
El contenido de una visión es siempre una imagen. Ésta puede 13. Por lo tanto, su «situación vital» es en primer lugar el trabajo
presentarla de manera realista, o revestirla a su vez de otras imá- literario del autor. Y no cabe ninguna duda razonable de que se apo-
genes y símbolos. Como en casi todas las visiones apocalípticas, ya en experiencias visionarias (señal de ello es el esfuerzo expresivo
aquí nos encontramos con el segundo caso. El Cordero, los 144000, del v. 2, independiente de la tradición). Tales experiencias no eran
los cuatro seres, son símbolos. Con ellos se mezclan elementos extrañas en la primitiva Iglesia (cf. 2Cor 12,1-4)21. Su plasmación
reales: el monte Sión, los ancianos..., comparables a los rasgos literaria, paralelamente con una ola tardía de la apocalíptica judía
propios de un cuadro surrealista. A esto corresponde totalmente (4Esd; Barsir), probablemente está relacionada con las persecuciones
que se comunique la audición, la cual aparece de primeras perfec- de finales del siglo primero de nuestra era.
tamente lógica (ruido de aguas y truenos), pero luego resulta algo
imprecisa (eó?) y comprensible sólo para un círculo selecto. Lo que De cara a la fuerte discusión que se ha suscitado sobre si la
justifica esta forma es el contenido de la visión, puesto que abarca apocalíptica prolonga y debe su origen a la profecía veterotesta-
cielos y tierra. mentaria o a la literatura sapiencial judía22, parece digno de tenerse
en cuenta el hecho de que en Ap 14,1-3 hayan llegado a formar
Si se medita sobre la exactitud, originalidad y belleza de la una estrecha unidad la conciencia visionaria y la predicación doc-
imagen, se descubre con sorpresa que está repleta de sabiduría trinal y teológica.
teológica. Ya las primeras palabras —Cordero, monte Sión, los
144 000— están cargadas de abundantes referencias teológicas.
b) 14,4s. Estos versos son una frase explicativa que aclara
Y a cada palabra que sigue aparecen otras nuevas. Y todas están
el significado de los 144000 (v. 1-3). Tales frases explicativas son
integradas en la imagen; sólo al final de todo surge un pensamiento
frecuentes en la literatura apocalíptica y van precedidas de una
(«los que han sido rescatados de la tierra») que amenaza con hacer
saltar la contextura metafórica. La teología de estos versos tiene fórmula introductoria (OSTOÍ eltriv oí)- Son necesarias por el len-
un triple origen: procede del Antiguo Testamento, de la apocalíp- guaje cifrado de la imagen. También la interpretación puede con-
tica judía y de la predicación cristiana. Las fórmulas más fáciles de tener a su vez, como en este caso, elementos imaginativos, pero
destacar son las tomadas de la predicación cristiana: «Cordero», éstos no se identifican con la imagen propia de la visión.
21. Sobre la visión en general cf. E. BENZ, Die Vision. Erfahrungsformen und Biider-
20. Cf. P. VIELHAUER, en HENNECKE - SCHNEEMELCHER, Neutestamentliche Apokryphen, II, welt, Stuttgart 1969.
Tubinga 31964, 422-427; J. SCHREINER, AlttestamentUch-jiidische Apokalyptlk. Elne Ein- 22. J.M. SCHMIBT, Forschung zur jüdischen Apokalyplik, en «Verkündigung und For-
führung, Munich 1969, 82-86. schung» 14 (1969) 44-69; P. VON OSTER-SACKEN, Die Apokalyptik in ihrem Verhaltnis zu Pro-
phetie und Weisheit («Theologische Existenz heute» 157), Munich 1969.

226
227
Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento

La frase interpretativa en cuestión tiene ciertamente dos carac- aquí sorprenden las diferencias. Propiamente sólo el v. 6 ofrece
terísticas peculiares. En el resto de los casos es casi siempre un una visión; aunque el centro de gravedad de las tres escenas está
ángel el intérprete que transmite al vidente las explicaciones ade- en la palabra. Mas también las palabras difieren material y formal-
cuadas (cf. Dan 7,16; Ap 17,7); en Ap 7,13s lo hace uno de los mente (cf. las formas verbales: imperativo, aoristo de indicativo,
ancianos. Sólo aquí queda en el anonimato el sujeto que hace la futuro de indicativo). Por tanto, es necesario hacer un análisis más
explicación. Tal vez se podría citar Ap 20,5; 21,14 («Ésta es la re- detallado de la imagen y de las palabras.
surrección primera»; «ésta es la muerte segunda»); pero semejantes aa) V. 6. Por medio de su introducción (xal sí&ov aXXov tí.yye-
observaciones son demasiado escuetas para constituir casos para- Xov) el verso empalma con la imagen precedente y a través de su
lelos. Ya en el análisis literario hubimos de preguntarnos si por terminación (Xéywv év <p<ovyj yLeyakfl) con la exclamación del v. 7. Sin
razones de contenido no habría que juzgar Ap 14,4s como una embargo, produce el efecto de algo concluso tanto en su forma
interpolación. Ahora la cuestión parece plantearse de nuevo por como en su contenido, y podría entenderse por sí mismo. Pero
razones formales. Pero de la misma manera que entonces las razones pueden surgir reparos que impidan ver en él un auténtico relato
eran insuficientes, también aquí cabe alguna otra explicación de la visionario: y es que, primero, la imagen se piensa mejor que se
peculiaridad formal. contempla (cf. el «evangelio eterno» y el carácter universal de su
Había que empezar por decir que el triple O3T<H no tiene parale- predicación) y, segundo, emplea un lenguaje escogido con varios
lo. Por lo demás, semejante repetición es característica de los him- giros que son únicos (el ángel volador, el evangelio eterno, la marca
nos. El resultado del análisis (cf. supra, i) fue que las precisaciones de los habitantes de la tierra). Esto se explica mejor por un trabajo
que se hacen sobre los 144 000 coinciden también en el contenido y literario que por la espontaneidad de la visión. Finalmente es un
sólo se diferencian en la imagen; este dato refuerza el carácter indicio apocalíptico tradicional la expectación de una proclama uni-
hímnico de la explicación. Tal canto de alabanza tiene sentido versal del Evangelio. En el contexto de Ap no era difícil convertirla
en boca del autor, y no si procede de un intermediario que pretende en imagen.
explicar las imágenes. Con respecto al v. 12 habrá que demostrar bb) V. 7. La primera exclamación consta de dos amonestaciones
que son palabras dirigidas por Juan a sus lectores; también aquí que tienen casi el mismo contenido, apoyadas y reforzadas por el
el que habla queda en el anonimato. Una comparación con Ap 7, anuncio de que ha llegado la hora del juicio. Tales amonestaciones
13-17 confirma nuestra hipótesis: allí la frase explicativa se con- son propias de la catcquesis y la predicación. Más concretamente,
vierte en palabras de promesa inconcebibles en boca de Juan, pero el hecho de apoyar la exhortación en el juicio es un dato que nos
sí como palabras del anciano —para lo cual se ha elegido la remite a la predicación profética (cf. Am 5,4s).
forma adecuada —. ce) V. 8. Con respecto a la segunda exclamación cf. la versión
más larga en 18,2s. Ambos textos hablan de un suceso futuro en
c) 14,6-11. Estos versículos son también (como 14,1-3) el relato forma de pasado (también en 18,2s la exclamación es un vaticinio,
de una visión, por cierto que con una introducción más sencilla. como se ve por el contexto del cap.). Es ésta una característica
Esto puede significar una conexión más estrecha con la visión de la predicación profética, un recurso estilístico que expresa la
precedente, pero podría explicarse también por las características certeza absoluta con que se anuncia el acontecimiento en cuestión
de la «visión». El relato está claramente articulado en (tres) escenas, (cf. Is 9,6; 14,4-7).
como lo están también otros relatos visionarios (cf. cap. 6; 8s; 14, dd) V. 9-11. El núcleo de la tercera exclamación es una ame-
14-20). Pero mientras lo normal es que las distintas escenas se naza (10.1 lo); el marco que la encuadra (9.116,) expresa solemne-
correspondan mutuamente, tanto en su contenido como en su forma, mente la condición bajo la cual entra en vigor la amenaza, añadiendo

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Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento

por tanto un elemento jurídico. Una vez más la amenaza del a pesar de que los tres textos están bien acabados desde el punto
juicio es una forma propia del discurso profetice La conexión con de vista formal, la amenaza de los v. 9-11 es incomprensible sin
el derecho se encuentra especialmente en Ezequiel (cf. Ez 14,7s, el cap. 13. Al menos hubiera sido necesario que el destinatario
formulado de manera general en 3,16-21; 18). conociera un enunciado y un lenguaje equivalentes a los de 13,15-17.
Así pues, desde el punto de vista de la forma la serie de escenas Esto nos hace caer en la cuenta de lo estrechamente unidos que
de los v. 14,6-11 abarca cuatro unidades: el relato de una visión, están los tres dichos con otros pasajes de Ap. Los v. 9-11 resuenan
que escenifica un enunciado teológico, y tres dichos proféticos. en 19,3. Las palabras decisivas del v. 7 ((po[37)6?jcT8ai; 8o£á£siv;
A pesar de las numerosas resonancias que contienen, éstos no son 7Tpoc7xuvetv) reaparecen en el «cántico de Moisés y del Cordero»
citas veterotestamentarias. Cabe preguntarse si Juan los compuso que entonan los vencedores como para cumplir el imperativo del
para incluirlos en el contexto que ahora nos ocupa, o si tienen una v. 7 (15,4). Ya nos hemos referido al paralelismo del v. 8 con 18,2s.
prehistoria propia. Pero no queda totalmente descartada una posible independencia
Esto último es en principio posible. Gracias a Pablo sabemos original de los tres vocablos. Podrían ser ellos los que hubieran sus-
la importancia que tuvieron los profetas cristianos de los primeros citado textos similares. Esta cuestión de la prioridad deberá ser
tiempos (ICor 12,28; 14,4.24s, cf. Did 11 y 13). El mismo Juan examinada con más detalle en la crítica de la tradición.
entiende su libro como profecía (1,3; 22,7.10.18s) abriéndolo con El argumento más fuerte para afirmar que las exclamaciones
una visión vocacional que responde a las visiones vocacionales de de los ángeles tuvieron una historia propia sigue siendo su peso
los profetas del AT (Ap 1,9-20, cf. Is 6; Jer 1 y passim). A juzgar específico dentro del marco de los v. 6-11. Es inverosímil que Juan
por los datos que aporta la crítica de las formas de los evangelios hubiera acuñado él mismo unos vocablos formalmente tan distintos
sinópticos, parece que apenas se podrá exagerar la importancia para montar una serie de visiones. El encuadre visionario que rodea
que tuvo para la primera Iglesia la predicación profética23. Pero los vocablos da impresión de artificialidad. La conexión entre visión
tampoco dentro del judaismo se había apagado, ni mucho menos, y palabra en los v. 6s estaría expresada con mayor claridad si el
la profecía en la época neotestamentaria, como lo atestigua Josefo vocablo no hubiera tenido ya su forma propia. Por último, el giro
entre otros varios24. La palabra profética proclama la voluntad «y delante del Cordero» en el v. 10 muy probablemente no es ori-
de Dios en una situación concreta y se remite a su acción punitiva ginal (cf. infra m). Esto obliga a admitir que el vocablo tuvo una
y salvadora. La «situación vital» de las palabras que estamos historia previa al contexto en que se encuentra.
examinando es evidentemente el hecho de que se adora a la bestia
y a su imagen; es decir, la divinización idolátrica del Estado ro- d) 14,12 es una amonestación, propia del autor en esta forma.
mano y de sus representantes con el culto al emperador (14,9-11). No hace sino sacar las consecuencias de lo dicho hasta ahora con
Ap 13,15-17 pone de manifiesto que este hecho se experimentaba vistas a la actitud de los cristianos. El punto de referencia es pro-
como algo sumamente oprimente y totalitario. Por eso, se pone bablemente no sólo la visión relatada en 14,6-11, sino también
la hora del juicio ante los ojos de los perseguidos (14,7) y se 14,1-5, quizás incluso el cap. 13. El lenguaje es característico de la
provoca la predicción de la caída de Roma (14,8). parénesis cristiana, no de la apocalíptica (para más detalles, cf.
Mas para poder juzgar si los tres dichos tienen realmente una supra i).
prehistoria propia hay que comparar y sopesar otras observaciones:
e) 14,13. La bienaventuranza está puesta dentro del marco de
23. Cf. E. KASEMANN, Die Anftinge christlicher Theologie, en Exegetische Versuche und una audición. Las bienaventuras neotestamentarias (cf., sobre todo,
Besinmmgen II, Gotinga 1964, 82-104.
24. Cf. VIELHAUER, op. cit., 422-425. Mt 5,3-12) tienen una unidad formal ((iaxápio? como predicado; la

230 231
Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
persona ensalzada con artículo). Desde el punto de vista de su Sólo este tercer elemento presenta un relieve desigual en la segunda
contenido pertenecen a la predicación escatológica, por eso es que serie. Ello puede deberse al mismo lenguaje figurado: la pisa del
se encuentran sobre todo en los sinópticos y en el Ap. Esta carac- lagar es especialmente apropiada para describir la aniquilación.
terística está expresada aquí de manera contundente: la parte de Pero responde también a las leyes de la poesía hebraica, que
la promesa tiene una forma inusitada: en vez de un simple 6-ri gusta de dar más fuerza a la segunda serie de un paralelismo.
se encuentra intercalada la frase vaí, Xéysi TÓ mieii^a, íva. También Por lo que atañe a las cuestiones planteadas en los v. 14-20, la
en otros pasajes de Ap aparece ese vaí enfático (1,7; 16,7; 22,30). crítica de las formas no puede aportar respuestas definitivas. El
¿Pero qué relación tiene ese hablar del Espíritu (v. 13b) con la estricto paralelismo de la forma parece oponerse a la posibilidad
voz venida del cielo (v. 13a)? En 22,17 el Espíritu ora con la de considerar el primer cuadro como una siega para la salvación
Iglesia. Al final de las siete cartas a las iglesias es él el que anun- y el segundo como una vendimia para el juicio. En cambio, se
cia las promesas a los vencedores (2,7.11 y passim). Pero al mismo consolidan las razones para suponer que el fragmento tenía una
tiempo es Cristo quien habla en estas cartas, como se ve por los historia propia antes de su inclusión en el Apocalipsis. No hay
títulos y emblemas cristológicos (cf. 2,1-8 con 1,9-20). Así pues, ninguna otra perícopa en el cap. 14 que esté formalmente tan bien
el Espíritu es el Señor glorificado, en cuanto habla a la comunidad acabada, ninguna que sea tan judía en el lenguaje y en la forma.
(cf. también 2Cor 3,17). Desde el punto de vista del contenido, su Fuera del v. 14 no se da conexión alguna con el resto del libro.
palabra es siempre en Ap una promesa escatológica. Concreta-
mente habremos de pensar que habla por medio de aquellos que g) El género del discurso apocalíptico en Ap. Desde el punto
tienen el don de profecía. Por consiguiente, la audición venida del de vista de la forma Ap 14 se presenta como un texto sumamente
cielo sólo guarda una tensión aparente con el hecho de que el complejo y hasta incoherente. Los mismos relatos visionarios son
autor de las palabras sea el Espíritu. La visión y la audición son de distinto tipo: puramente metafóricos (v. 14-20), metafóricos y
dos formas de experiencia profética. Sea éste u otro su origen, lo teológico-doctrinales (v. 1-3 y v. 6, siendo también diferente en
decisivo es la autoridad que tiene la palabra pronunciada por el cada caso la relación entre metáfora y doctrina), reducidos a un
Espíritu. (Las palabras del Señor glorificado en ITes 4,15-17 con- simple marco (v 6-11). Además se encuentran en él dichos profé-
firman, desde un contexto completamente distinto, el hecho de que ticos en forma de amonestación (v. 7), de amenaza (v. 9-11), de
la profecía cristiana, en cuanto promesa, se ha formulado de cara anuncio de desgracias (v. 8) y de promesa de salvación (v. 13);
sobre todo a la experiencia de la muerte.) finalmente contiene enunciados parenéticos (v. 12) e interpretacio-
nes figurada y laudatoria (v. 4s). Y, sin embargo, todo esto cons-
f) 14,14-20. Dentro de Ap 14, el relato de esta visión, con sus tituye una unidad; en primer lugar desde el punto de vista del
dos escenas, es el que produce una impresión más armónica y contenido, en el sentido de que Juan, valiéndose de esa variedad
acabada desde el punto de vista de la forma. Su lenguaje es estric- de formas, hace presente para la comunidad al Cristo salvador y
tamente metafórico. Las audiciones no tienen un peso propio juez, así como sus exigencias en la hora ya llegada de la perse-
(todo lo contrario de 14,6-11), sino que son un elemento dramático cución y del juicio. La unidad resulta también desde el punto de
que se mantiene dentro del carácter metafórico de la visión. Su vista formal. Y es que el texto literario de Juan no toma esas
contenido ha sido tomado de la literatura (Jl 4,13). El relato mismo formas plurales como asimilando cuerpos extraños de los que se
de la visión está perfectamente estilizado en dos series paralelas: distanciara para luego referirlos. Lo que hace más bien es ates-
1.° El ser celestial dispuesto para la^ primera siega. 2.° Instrucción tiguar experiencias visionarias, proféticas y parenéticas, para enla-
de un ángel con su razonamiento. 3.° Ejecución de las órdenes. zarlas. En ese proceso las formas de predicación oral son sacadas
232
233
Adolf Smitmans
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
de su aislamiento y se convierten, junto con las imágenes, en una
Pero Juan mantiene al mismo tiempo una relación propia e inde-
predicación extensa y apremiante de la actuación y las exigencias
pendiente con el AT: la señal sobre la frente y el concepto del
de Dios. Por otra parte, en este contexto los relatos visionarios
«cántico nuevo» están tomados directamente del AT (Ez 9,4;
quedan a cubierto de malentendidos, cual sería el concebirlos como
Is 42,10). Además, Juan conoce las tradiciones de la apocalíptica
algo puramente maravilloso o la transmisión de unos conocimientos
extracanónica, aunque no se pueda probar que tenga una conexión
(sobre el más allá, la historia, etc.). Su papel es más bien el de
literaria con algún escrito determinado. El texto tal como aparece
reforzar la predicación profético-parenética, en cuanto ponen a la
hoy se relaciona sobre todo con 4Esd 13: no es Yahveh, como
vista el trasfondo y el futuro sobre los que se proyecta la situación
en el AT, sino «su Hijo» el que está sobre el monte Sión y el
actual.
que reúne en torno a sí a los salvados.
No cabe duda de que Juan se mueve dentro de las tradiciones
de Israel. Es cierto que no se hace especial hincapié en que Sión
III. LA CRÍTICA DE LA TRADICIÓN es el lugar de la salvación, pero sí lo suficiente para mostrar la
continuidad del autor con la antigua alianza. Ésta se expresa también
1. Acerca del método en la cifra de los 144 000. Sin embargo, todo es nuevo: no es
Yahveh ni la figura salvadora del «hombre» la que está encima
En la crítica literal se estudió ya la procedencia de la mayor del monte Sión, sino el Cordero. No le rodean las diez tribus y el
parte de los motivos, imágenes y enunciados de Ap 14, como pre- resto que ha sido salvado (4Esd 13), sino el pueblo completo de
supuesto necesario para delimitar las diferentes unidades que con- Dios. Este pueblo lleva el nombre del Cordero y de su Padre y ha
tiene el texto. Queda aún la tarea de enjuiciar la elaboración de sido «rescatado de la tierra». Cabría preguntarse si no hay aquí
estas tradiciones y la de poner de relieve su importancia para el un eco de la terminología bautismal. En Jl 3,5 se había dicho,
texto actual. Además hay que describir el camino que siguieron acerca de la comunidad que estaba en Sión, que se salvará el
esas unidades textuales, con una historia anterior al texto que que invoque el nombre del Señor. La designación nominal expresa
ahora tenemos ante los ojos. Finalmente hay que ordenar, dentro una relación de propiedad. Para el cristiano ésta se basa en el
de la historia de la predicación neotestamentaria, los diversos es- bautismo (cf. Mt 28,19): el cristiano vive «en el nombre de Jesús»
tratos de tradición y las unidades hechas que se encuentran en (Jn 20,31; Act 4,12). Pero también Jl 3,5 podría haber sido remol-
el texto. deado en sentido cristiano, sin necesidad de aludir al bautismo.
En todo caso, la fe en la muerte y en la resurrección de Jesús,
y en la salvación que se obtiene por medio de él, supera, tal como
2. Aplicación25
aparece en Ap 14,1-3, las tradiciones veterotestamentarias. Así,
a) 14,1-3. En la descripción que hace de las cosas «celestiales» el «cántico nuevo», es decir, una expresión veterotestamentaria, se
Juan está ligado también aquí (voz del cielo, cuatro seres), al igual convierte en un término polémico contra quienes permanecen en
que en otras partes, a la tradición veterotestamentaria; y más la antigua alianza. Puesto que sólo el pueblo de Dios unido con el
concretamente a las concepciones profético-sacerdotales que arran- Cordero es capaz de «aprender» el cántico del cielo.
can del exilio (Ezequiel). De los mismos círculos procede la teología Dado que la unidad ha sido forjada por Juan, carece de una
de Sióri. Esta misma línea de Juan la sigue la apocalíptica judía. verdadera tradición con historia propia. Para enjuiciar su valor
dentro de la teología neotestamentaria, hay que meditar sobre su
25. Sólo cuando sea inevitable repetiremos aquí los testimonios aportados en p. 202s. contexto (cf. más adelante). Pero ya ahora puede quedar clara la

234 235
Adolf Smitmans
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
dinámica que adquiere la predicación neotestamentaria cuando se
la inscribe así en el mundo figurativo judeo-veterotestamentario. tico de Moisés! y del Cordero» se recogieron los imperativos de la
«Transforma» las funciones de ese mundo hasta convertirlo en una amonestación profética (15,4). También este poema está configurado
proclama de Cristo. por completo a partir del AT, «más pronunciadamente que ningún
otro canto del Ap» 76 , porque en él la liberación de Israel de manos
b) 14,4$. Un motivo veterotestamentario — no hay mentira en de los egipcios sirve de tipo para la salvación de los «vencedores»,
el resto sjalvado de Israel (Sof 3,13) — se encuentra en un contexto que entonan ese cántico. Por tanto, se ha elegido conscientemente
por lo demás neotestamentario: la fidelidad a la fe, expresada en un lenguaje veterotestamentario. No hay razón alguna para suponer
la imagen de la virginidad, el seguimiento, la pertenencia a Dios y al la existencia de una fuente o al menos de su influjo. Resulta difícil
Cordero. Sorprende la difusión que tales motivos han encontrado decidir si es 14,7 lo que ha dado origen al cántico de 15,3s, o vice-
en el resto del NT: para comprobarlo hay que mencionar a Pablo, versa. Hay que contar también con la posibilidad de que Juan
la carta de Santiago, los sinópticos y el evangelio de Juan. Todavía haya compuesto ambos textos. Ciertamente que el estudio crítico
más impresionante es el intercambio que se da dentro de las teolo- de las formas hace suponer para el dicho profético una prehistoria
gías neotestamentarias cuando se toman en consideración otros independiente.
textos que hablan de la comunidad reunida en torno al Señor. bb) V. 8. Tanto por su forma como por su lenguaje, este ver-
También según Heb 12,22-24 los cristianos se han acercado al so está dentro de la tradición profética veterotestamentaria. La
monte Sión, a la ciudad del Dios vivo (ambos concebidos en el polémica contra Babilonia fue transferida a Roma, primero por
cielo), a la comunidad de los ángeles, a la asamblea de los primo- el judaismo pero luego también en la predicación cristiana. Es in-
génitos, a Dios juez universal, a Jesús el mediador de la Nueva teresante la conexión que tiene este verso con 18,2s. Allí la excla-
Alianza. Y según IPe 2,4-10 la comunidad ha de acercarse a Cristo, mación adquiere un mayor desarrollo (los v. 2b y 36 no se encuen-
piedra viva puesta en Sión, como linaje elegido, sacerdocio real, tran en nuestro v.). Además la imagen está cambiada: en 14,8 es
pueblo santo y adquirido. A estos textos cabe añadir aún el himno Babilonia la que ha embriagado a los pueblos; en 18,3 son los
eclesiológico de Ap 5,9s, el cual alaba al Cordero porque ha res- pueblos los que han bebido (en Is 51,7s se encuentran yuxtapues-
catado a los hombres para Dios y ha hecho de ellos un reino de tas ambas fórmulas). Por lo demás las palabras son idénticas, sien-
sacerdotes. Aun cuando no se pueda colocar estos textos en una do especialmente llamativo el hecho de que reaparezca el difícil
misma línea tradicional, atestiguan lo extendida que estaba una tra- giro ó OÍVOÍ; TOU 8O(XOÜ TT¡C, 7copve£a<; (cf. i). Ninguna de las dos ver-
dición doctrinal con rasgos comunes tanto en la forma como en el siones presenta una concepción específicamente cristiana. Ahora
contenido. bien, todo el cap. 18 es un texto para el que por muchas y buenas
razones se ha admitido la existencia de una fuente, que probable-
Ap 14,4s es una adición hecha por Juan para explicar los v. 1-3;
mente era de origen judío27. En este caso Juan habría tomado de
por lo tanto, no tiene una prehistoria propia.
tal fuente, elaborada en el cap. 18, el vaticinio, abreviado una vez
más en 14,8. La alusión a Is 51,7s es posible que se encuentre re-
c) 4,6-11
partida en ambos textos. Esta hipótesis se ve reforzada por el he-
aa) V. 6s. La idea de que el Evangelio tiene que ser procla-
cho de que el lenguaje de 14,8 y de 18,3 se aparta probablemente
mado a todos los pueblos antes de que llegue el final, está tomada
del usado en el resto del libro (cf. apartado i).
de la tradición cristiana (Me 13,10; Mt 24,14).
ce) V. 9-11. El discurso de amenaza está íntimamente en-
El mundo conceptual del v. 7 parece ser de corte judeo-vetero-
testamentario. Ya se hizo notar (en el apartado n) que en el «cán- 26. E. LOHMEYER, Die Offenbarung des Johannes, Tubinga 21953, 131.
27. BOUSSBT, op. cit., 425s.

236 237
Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento

lazado al principio y al final, con 13,15-17. También ahí el len- ramos con la concepción judía que enfrenta el templo terreno al
guaje es1 probablemente el de la tradición judeo-apocalíptica, en la templo celestial. Esto no es seguro, pero sí posible.
cual se habla de la opresión vigente por causa del culto al empera- Además, el paralelismo formal de ambas escenas habla en fa-
dor. En el centro del oráculo conminatorio se apretujan con gran vor de un sentido originario idéntico. Cierto que paralelos formales
densidad, como acumuladas por el sobresalto, una serie de imáge- pueden tener también un sentido opuesto (Prov 10,1; Sof 2,11).
nes relativas al juicio y de procedencia judeo-veterotestamentaria. Pero en este caso la idea del juicio al final de la segunda serie está
El reiterativo «y delante del Cordero» es un añadido de Juan. recalcada de una manera que sólo se da cuando hay una repetición
Precisamente por eso la amenaza del juicio no debe ser suya. Sólo ascendente de la misma idea (cf. Sof 3,17 con 3,14-16). Por lo tanto
se puede sospechar que originalmente estaba en conexión más1 es- es verosímil que ambas escenas (v. 14-16 y 17-20) anunciaron ori-
trecha con el cap. 13. ginariamente el juicio. De esta manera se habría conservado el sen-
tido de Jl 4,13. Pero cabe poner en duda que siga siendo ése el
d) 14,12. Tanto el lenguaje (la colocación poco griega de sentido del texto actual. Y esto, en primer lugar, porque la imagen
T7¡pouvTe<; después de áyíwv; el uso de S8s) como el concepto (cf. de la siega tiene un sentido positivo en el resto del NT. Luego
1,9) indican que la amonestación es de Juan. Pero está relacionada también porque el paralelismo de las dos escenas queda roto por
con la predicación cristiana anterior, especialmente con Pablo y con la figura del Hijo del hombre, con lo cual puede haber cambiado
los discursos joánicos de despedida. No se le puede reconocer una también su sentido. En Dan 7, con cuyo lenguaje empalma Juan
prehistoria. conscientemente por medio de una expresión tan poco frecuente
como óu-oíov uióv áv0p¿)ra>u28, el Hijo del hombre no es juez sino
e) 14,13. La segunda mitad del macarismo, la promesa salví- señor soberano y representante de la salvación (7,13s); el juicio
fica, está formulada con representaciones judías. Pero el conjunto precede a su aparición (7,10-12). Esi cierto que en textos más recien-
del verso es de origen cristiano, a causa del év xupícp y a causa de tes es simultáneamente juez y salvador (Henet 46-48; 4Esd 13;
su sentido escatológico, sin que probablemente sea de Juan (cf. Me 13,24-27)29, pero nunca solamente juez. Tanto más inverosímil
supra, apartado i). resulta tal limitación para Ap, ya que en 1,12-20 designa al Hijo del
hombre como el Señor de la Iglesia30.
f) 14,14-20. Cabe preguntarse si el texto que tenemos hoy a Por estas razones parece probable la existencia de una prehisto-
la vista se inspiró inmediatamente en Jl 4,13 o si se dieron etapas ria para Ap 14,14-20: a partir de Jl 4,13 un autor judío ha cons-
intermedias. La respuesta dependerá de las observaciones aisladas truido una doble imagen dramática del juicio, colocando su acción
y del juicio que pueda hacerse sobre el sentido de ambas escenas en entre el templo terreno y el celestial. Basándose en la ambigüedad
la redacción actual. de la imagen de la siega, Juan ha hecho de ella la imagen de la doble
Deberíamos empezar por decir que el relato visionario, fuera expectación apocalíptica; salvación de los elegidos y juicio. Para
del v. 14, no tiene conexión alguna con la predicación neotestamenta- ello ha tomado el que se podría suponer un primer ángel y lo ha
ria. Esto podría ser desde luego la consecuencia necesaria de su convertido en la figura del Hijo del hombre. Esto quedaba facilitado
armonía metafórica interna, aunque pesa mucho la diferencia que por la comunidad que existía en el acontecimiento apocalíptico en-
presenta con un relato ciertamente compuesto por Juan (14,1-3),
Tendríamos un argumento todavía más convincente a favor de la 28. Cf. HOLTZ, op. c i t , 14-19.
composición judía de las escenas, si los ángeles de los w. 15 y 18 29. A propósito del discutido papel del Hijo del hombre en Me 13,24-27, cf. R. PESCH,
Naherwarlungen, Dusseldorf 1968, 157-175.
estuvieran representados sobre la tierra; es decir, si nos encontrá- 30. HOLTZ, op. cit., 109-137.

238 239
Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
tre el Hijo del hombre y los ángeles (Me 8,38; 13,27; Mt 25,31). calíptica no pueda constituir su único lenguaje. En Ap 14, por ejem-
Así el contenido de la escena se aproxima al de Ap 14,1-5. plo, nos encontramos con giros como «rescatar» (v. 3s), probable-
mente también «guardar los mandamientos», «fe en Jesús», «mo-
g) Impórtemela de las tradiciones elaboradas en Ap 14 para la rir en el Señor» (v. 12s) que proceden de otros esquemas so-
predicación neotestamentaria teriológicos.
Las tradiciones elaboradas en Ap 14 pueden dividirse en cua- La fe en la resurrección de Jesús y el don del Espíritu a las co-
tro grupos: profecía veterotestamentaria, apocalíptica judía, pro- munidades son, pues, tanto el punto de irrupción de las concepcio-
fecía cristiana y la inherente parénesis, materiales de la profesión de nes apocalípticas en la predicación neotestamentaria como su co-
fe cristiana, de contenido predominantemente soteriológico. rrección. Dado que con la muerte de Jesús la salvación se hizo rea-
Además el AT está interpretado de manera apocalíptica. Se lidad, no puede ya describirse como algo meramente futuro. Desde
han escogido preferentemente aquellos textos veterotestamentarios el momento en que el futuro ha irrumpido de ese modo en el pre-
que en la época exílica o postexílica conducen a la literatura apo- sente, está fundamentalmente superada la separación dualista entre
calíptica (Ez, Jl; Dan). Se distinguen de la profecía clásica por el la era buena y la era mala del mundo. Vamos a ver cómo esta pre-
«lugar» en que sitúan la salvación y el juicio: la actuación salví- valencia del Evangelio se ha impuesto en la redacción de nuestro
fica y judicial de Dios ya no es esperada dentro de la historia, sino texto.
al final de ella. Aquí no podemos ni siquiera esbozar el alcance
teológico de este cambio. En la apocalíptica extracanónica el cam-
bio de enfoque es todavía más radical. Se describe el curso de la IV. CRÍTICA DE LA REDACCIÓN
historia con la mirada puesta exclusivamente en su final. Al mismo
tiempo se manifiestan las fuerzas que actúan en la historia: ejér- 1. Acerca del método
citos de poderes supraterrenos buenos y malos. Si en la profecía
clásica del AT se trata de que Israel se convierta dentro de su his- La crítica de la redacción estudia el proceso por el que un autor
toria, ahora se trata sobre todo del aguante y la perseverancia en reelabora un material tradicional. El concepto procede ante todo
un tiempo de infortunio, cuyos enigmas y sufrimientos sólo al final de la investigación de los Evangelios y significaba en ese campo la
se iluminarán y se tornarán en favor de los justos. ordenación, elaboración e interpretación de las fuentes escritas y
La predicación cristiana primitiva tuvo lugar, por una parte, en orales por parte de los evangelistas, entendidos como los «últimos
el horizonte de estas concepciones. La resurrección de Jesús y el don autores». En textos con una historia más larga de tradición pueden
del Espíritu, otorgado a la comunidad cristiana, se entendieron como haberse dado sucesivamente varias redacciones, siendo incluso la re-
el comienzo de ese cambio de rumbo, en el que desaparece esta era dacción anterior un presupuesto de la última. Así pues, la crítica
del mundo y comienza la era salvífica. Por otra parte, también se de la redacción destaca por una parte el propósito especial del autor.
aleja desde sus comienzos de la apocalíptica judía. Pues, mientras Si se trata del autor último o — en el caso de que el texto solamente
ésta sólo recibe luz de su perseverancia esperanzada en Yahveh (o haya sido modificado con algunas glosas— del autor principal, la
bien en el Mesías), para la predicación cristiana ese cambio de crítica de la redacción se fija en el sentido del texto tal como lo
rumbo es ya una realidad con Jesucristo. Por eso, la persecución y tenemos hoy. Bajo este aspecto viene a coronar los métodos prece-
todas las fuerzas del mal, que sufrió en su tiempo, igual que el ju- dentes del análisis histórico-crítico. Por otra parte comprueba una
daismo, no son para ella más que dolores a través de los cuales se vez más los resultados obtenidos hasta ahora, por cuanto el análi-
revela la victoria del Cordero. Así se explica que la imaginería apo- sis del lenguaje y del propósito específicos del autor ayuda también

240 241
Schreiner, Introd. 16
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
Adolf Smitmans
ambos describen el ataque que llevan a cabo las fuerzas anti-divinas
a poner de relieve con más claridad las características del material
contra «los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el
previamente dado. De este modo llega a ser posible, dentro de ciertos
testimonio de Jesús» (12,17), que es lo mismo que la guerra contra
límites, recorrer críticamente el camino que anduvo el autor desde
los santos (13,7). Ahora bien, el cap. 14 se presenta en todos los
el material hasta el texto actual, y entender lo que dice como una
sentidos como un capítulo de transición que supone un doble viraje:
interpretación del citado material. Llegar a entrar así en la com-
por una parte, al ataque desenfrenado, incluso aparentemente ani-
prensión del autor, es una gran ayuda para comprender el propio
quilador, de las fuerzas del mal (cf. 13,7), se contrapone la imagen
texto y lograr traducirlo a nuestro momento presente, traducción que
de los salvados que forman grupo alrededor del Cordero (14,1-5).
cabe intentar en el análisis teológico-crítico.
Por otra parte, irrumpe ya la hora del juicio definitivo (14,
En su sentido más estricto, la crítica de la redacción ha de con-
6-13), que a partir del cap. 15 se convierte en el tema del libro y
siderar un libro en su conjunto, concebido por su autor como una
que ahora viene incluso anticipado (14,14-20), El cap. 14 tiene,
unidad. Al limitarse a un capítulo, tendrá que considerar el lugar
pues, su lugar y valor propios en el conjunto del Apocalipsis. Esto
que éste ocupa en el conjunto del libro. Entonces es posible que
justifica a posteriori su elección como unidad expositiva, aunque es
llegue a algunos resultados, aunque sean incompletos.
bien sabido que la división de los capítulos en el NT se hizo bastante
tarde y no coincide necesariamente con la unidad de conceptos.
2. Aplicación
b) El material. Gracias al análisis podemos suponer —con
más o menos certeza— que Juan tenía delante probablemente el
a) El cap. 14 dentro del Apocalipsis. El montaje de Ap
siguiente material: (a) La ampliación de la sentencia judicial de Jl
plantea aún muchas cuestiones. Desde algunos rasgos fundamenta-
4,13, convertida en una doble escena de juicio (14,[14]15-20). (b)
les de su articulación son ciertos: después de la introducción con
Cinco vocablos sueltos tomados de la profecía y de la predicación
un relato vocacional (1,1-11) viene la visión del Hijo del hombre,
(14,7.8.9-11.12.13). (c) Un relato visionario (14,1-3), que sin embar-
con la cual están íntimamente relacionadas las cartas a las siete
go sólo se formuló en el contexto del libro y que, por lo tanto, no
comunidades, cartas que constituyen la parte pareñética del libro
pertenece al material previo tomado en sentido estricto. Lo mismo
(1,12-3,22). La parte apocalíptica está subordinada a la doble visión
cabe decir, aunque con mayor probabilidad, del relato visionario
del que está en el trono y del Cordero (cap. 4s). Ambas imágenes
que tenemos en el v. 6 y de su interpretación en los v. 4s.
forman el trasfondo que sustenta los acontecimientos apocalíp-
De estos materiales, (a) es probablemente de origen judío. De
ticos. En cuanto a estos mismos, están descritos en tres series sep-
los dichos sueltos (b), los v. 12 y 13 pertenecen a la profecía y pre-
tenarias de visiones relativas al juicio (6,1-17 junto con 8,1; 8,2-9,21
dicación cristianas. El v. 12 es ciertamente de Juan, Por lo que
junto con 11,15-19; 15s). Cada una de estas series comporta un in-
toca a los v. 7; 8; 9-11, no se han obtenido resultados seguros. Las
cremento de la desgracia. Los cap. 17-20 presentan un cuadro am-
exclamaciones podrían ser, por lo que respecta al material, de ori-
plio y minucioso del juicio final. Los cap. 21 s tratan de la nueva
gen judío. Esto es probable también para los v. 8 y 9-11. En lo
creación. Lo que crea dificultades son los trozos intercalados en
esencial ambos textos parecen haber sido asumidos incluso con la
esta construcción: cap. 7, 10,1-11.14; 12-14. Precisamente este úl-
forma que ahora tienen. Esto muestra hasta qué punto la predica-
timo pasaje aporta imágenes de la máxima variedad: la mujer
ción cristiana podía seguir ligada a la profecía judeo-veterotestamen-
en el cielo y el dragón (cap. 12); la manifestación del mal en las dos
taria, en una época en que el proceso de helenización del cristia-
bestias (cap. 13); y nuestro capítulo 14. Si buscamos un elemento
nismo estaba ya muy avanzado. No se puede pensar que Juan fuese
común a todos ellos, vemos que los cap. 12 y 13 coinciden en que
243
242
Adolf Smitmans
Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
el único en mantener este contacto. Más bien se abren aquí a nues- Por lo que atañe a los v. 14-20, podemos remitirnos a los re-
tra vista las estructuras de la predicación, en las que continuaba sultados de la crítica de la tradición: una ampliación judía de la
vivo el movimiento profético de los comienzos, poco antes de que doble imagen de Jl 4,13, convertida así en dos escenas metafóricas
ese movimiento fuera marginado de la Iglesia por el helenismo (y del juicio, se utilizó como imagen que representa la congregación
por el ministerio uniformado). En cuanto a (c), ya se dijo que era de los elegidos y la aniquilación de los malos. Dado que esta modi-
de Juan. ficación tiene sentido en el contexto del cap. 14, cabe sospechar
que no tuvo lugar hasta la redacción del mismo.
c) La elaboración. Gracias a su buen acabamiento formal, el
relato visionario de los v. 1-3 podría subsistir sin la interpretación d) La forma del cap. 14. El cap. 14, que abarca unidades
que le sigue. Sin embargo no se puede probar que las cosas hayan tan variadas, no constituye una imagen armónica. Y sin embargo
sido así. Por lo que no se puede hablar de una «elaboración» para se puede hablar de una unidad. Al comienzo, abarcando cielo y
los v. 1-5. tierra, está la grandiosa imagen del Cordero y de los 144000, y el
En los v. 6-13 nos encontramos con unos cuantos vocablos pro- cántico celeste que procede del trono. A pesar de sus enormes di-
féticos y parenéticos que fueron incorporados en un segundo mo- mensiones (extensión, multitud de los congregados, potencia de las
mento al marco visionario y de este modo adaptados al lenguaje de voces), la escena rebosa tranquilidad, estabilidad y sosiego. Como
la apocalíptica. Que este marco es secundario se manifiesta: a) en quiera que no se describe ningún acontecimiento sino un «estar»,
la independencia formal y material de las diversas sentencias, y b) la imagen no desaparece cuando el vidente dirige su atención a
en que el contenido óptico del fragmento es prácticamente nulo cosas nuevas. Su realidad permanece en medio del tumulto de su-
(exactamente: sólo se «ven» tres ángeles), si se prescinde del ca- cesos apocalípticos: es el nuevo pueblo de Dios, congregado y pro-
rácter metafórico del v. 6, que a su manera resulta también pro- tegido en torno al Cordero y en comunión mediante el cántico
blemático. El marco unifica las sentencias, pero no se limita a asi- celestial.
milarlas formalmente al relato visionario. Parece tener también
Las notas sobre la esencia de los 144000 (v. Ib.'ib) subrayan la
un alcance teológico. Mientras en el v. 12 la amonestación se en-
tranquilidad. Pero este efecto nace sobre todo del canto de alabanza
cuentra sin introducción, por tanto sin otro apoyo que la autoridad
explicativo, porque la alabanza está siempre por encima de todo
del autor, las tres sentencias proféticas (v. 6-11) están puestas en
acontecimiento individual y expresa lo que es una fe perseverante.
boca de los ángeles; el macarismo (v. 13) se atribuye a una voz ce-
Por eso, permanece lo que materialmente sabe decir acerca de los
leste y, en lo que tiene de promesa, al Espíritu. Apenas cabe duda
144000.
de que con esta redacción se pretende subrayar la autoridad que
La siguiente imagen es movida: figuras angélicas alternan volan-
competé a la palabra profética.
do sobre el cíelo. Aquí, al menos en principio, ya no se habla ni
En concreto, el cambio más fuerte lo ha experimentado la amo- siquiera materialmente de lo permanente, sino de los apremiantes
nestación del v. 7, al quedar enlazada con la visión del v. 6. Orien- sucesos apocalípticos. A esto responden las formas gramaticales:
tada ya antes escatológicamente por el anuncio del juicio, llega a imperativo, aoristo profético, futuro. Con la parénesis se rompe
convertirse a su vez en signo apocalíptico al empalmar con la pro- (v. 12) la serie de los ángeles, y las palabras de la promesa se pro-
clamación universal del Evangelio entendida como señal apocalíp- nuncian de nuevo en un ambiente tranquilo y recogido. La adición
tica previa. El giro «y delante del Cordero», al final del v. 10, es «el Espíritu dice» y la frase sobre las obras constituyen una am-
de Juan. Probablemente también los v. 9 y 116 fueron redactados de pliación formal que apenas puede ser casual. De esta manera la pa-
nuevo por él. labra se detiene pausadamente, retardada después del rápido cam-
244
245
Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
bio de las imágenes angélicas e, incluso materialmente, se vuelve señal de la bestia. En cambio, para los que guardan los mandamien-
a hablar otra vez de lo permanente. tos de Dios y creen en Jesús, cuenta la promesa. Pero es una pro-
Cabe pensar que los ángeles, comunes a los v. 6-13 y 14-20, mesa con características propias y que no proporciona una esperanza
fueron la razón formal para insertar aquí la imagen del juicio. ultramundana. Por el contrario, al principio del fin la puerta que con-
Por lo que hace al movimiento, ocupa un lugar intermedio: no tie- duce a ella es la muerte. La doble imagen de los v. 14-20 apunta
ne la serenidad de la primera visión, pero tampoco la movilidad ya al juicio. Desde su parte central (v. 6-13) se refuerza una vez
de las escenas angélicas precedentes. Desde luego el Hijo del hom- más la probabilidad de que este juicio deba entenderse como reu-
bre y los ángeles hablan y actúan, pero para ello apenas tienen que nión de los salvados y como juicio punitivo. Y es que también la
cambiar de sitio. La siega y la pisa del lagar ocurren por medio de hora en que irrumpe el juicio tiene una doble cara: comporta una
instrumentos que se han presentado como activos. Gracias a ello y amenaza (v. 8-11) y una promesa (v. 13). Esta doble cara es la que
a la configuración paralela de ambas escenas, la imagen es de una constituye su seriedad y sus exigencias: por eso se habla de la
fuerza y una grandeza enormes. Su forma responde a la seguridad actitud ante esta hora, del salir airoso de ella, como de un don
con que ocurren las cosas indicadas. Al ampliarse la imagen de la (v. 1-5) y una tarea (v. 7 y 12s), y se hace con una precisión de
pisa del lagar, el acento recae en la desgracia del juicio que irrum- detalles como sólo se da, dentro del Ap, en la parénesis de los
pe al final de todo el capítulo. De este modo no se suprime la ima- cap. 2s31.
gen de los v. 1-5, pero sí entra a formar parte de las imágenes de
ruina que aparecen en los capítulos siguientes.
Llama la atención el hecho de que el ritmo de las imágenes C) INTERPRETACIÓN TEOLÓGICO-CRITICA
sea el más pausado cuando con certeza nos hallamos ante un
material específicamente cristiano (v. 1-5; 12s). Desde el punto de I. ACERCA DEL MÉTODO
vista del contenido, estos capítulos contienen una promesa y una
parénesis. Al mismo tiempo se manifiesta claramente la tarea pecu- Mientras el análisis histórico-crítico intenta comprender el enun-
liar de la tradición profético-apocalíptica: con ella se describe la ciado de un texto dentro de su situación histórica, la interpretación
hora del mundo, interpretada por Juan, como un cambio de rum- teológico-crítica se pregunta cuál es hoy día su sentido. Para la ex-
bo y como un umbral, y se presenta el juicio. posición del NT no parece que sea recomendable la división en
diversos pasos metodológicos (interpretación antropológica, históri-
e) El enunciado del capítulo 14. No sólo en el conjunto de la co-salvífica y dogmática). El hombre, al que con ello se interroga
estructura del libro es Ap 14 un capítulo de transición. Proclama críticamente está ya de antemano en el terreno del NT, lo que quie-
también un cambio que, según la fe del vidente, se realiza en su re decir también que en el de la Iglesia. Ciertamente que su dogmá-
propio presente. Dos veces se dice «ha llegado la hora» (v. 7 y 15): tica no es la nuestra. Pero tampoco la comprensión que tiene de sí
cosa que sólo aquí ocurre. El contenido de esta hora es complejo: mismo nos es inmediatamente asequible. Así pues, en la medida de
ya están congregados los salvados en torno al Cordero. La imagen
31. Al análisis histórico-crítico podría seguirle una interpretación del texto verso por
supera el capítulo precedente y los enunciados relativos al juicio, verso, como se suele hacer en los comentarios. Cierto que de esa manera se aclararían to-
que vendrán a continuación. Pero no es su formidable serenidad el davía algunas posas, pero en el fondo sería repetir lo mismo con un orden diferente. Por
esta razón citemos una vez más los comentarios más importantes: W. BOUSSET, Dle Offen-
único contenido de la proclama. Pues la predicación universal del barung Johannis, Gottinga «1906 (reimpresión en 1966); R.H. CHARLES, The Revetalion of
Evangelio es un preanuncio del juicio, que empieza con la caída St. John, M I , Edimburgo 1920 (reimpresión en 1963/66); E. LOMMEYER, Die Offenbanmg
des Johannes, Tubinga 21953; E. LOHSE, Die Offenbanmg des Johmmes, Gotinga U960;
de Babilonía-Roma. Todo su horror recae sobre los que llevan la A. WIKENHAUSER, El Apocalipsis de san Juan, Herder, Barcelona 1969.

246 247
Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento
los temas planteados por el texto, habremos de recorrer una y otra hacerse cargo de lo serio de la situación, hay que volver a leer en
vez, en sentido inverso, el camino que separa al entonces del ahora. Ap 13 los horrores de que Juan ve amenazadas a las comunidades,
Un requisito indispensable para el éxito de la interpretación es y el enorme poder que poseen los que adoran a la bestia. Entonces
que las preguntas arranquen realmente del momento actual. No es se comprende también por qué para Juan las obras decisivas del
pequeño el peligro de repetir al presente las mismas cosas antiguas Cordero son las de guardar y congregar: en la imagen del pueblo de
sin modificarlas, con lo cual nos resultan extrañas. Una dificultad Dios congregado y protegido (v. 1-5), en la bienaventuranza que va
apenas superable está en el hecho de que ni el individuo ni la co- más allá de la muerte (v. 13), en la recolección de la siega por par-
munidad o la Iglesia tienen conciencia de cuál es el verdadero te del Hijo del hombre (v. 14-16", si es que nuestra interpretación
rostro del presente. Ésta es la razón por la que, a pesar de toda es correcta).
la atención que se presta a la palabra de la Biblia, la exégesis sigue Una de las cuestiones, de cuya respuesta depende hoy día la
apareciendo todavía a los ojos de los hombres como algo que no les posibilidad de la fe, es la de si podemos pensarnos como aquellos
atañe. que tienen necesidad de ser salvados y protegidos. Hay grandes difi-
Al mismo tiempo resulta evidente que la exégesis no puede al- cultades a la hora de hacer de las debilidades del hombre el punto de
canzar nunca su objetivo si se entiende como una pura labor inte- entronque de su experiencia de Dios. De esta manera se puede ol-
lectual. El conocer yo mi presente, el que la Iglesia conozca su vidar demasiado fácilmente la tarea de desplegar las fuerzas del
presente y lo exponga seriamente a la luz del antiguo mensaje, que hombre para luchar con el mal en sus múltiples formas, hasta su-
exponga ese mensaje a la luz de este presente, todo eso no es sólo perarlo. Sin embargo cabe preguntarse si es posible, y si es teoló-
cuestión de un método científico, sino una tarea de la existencia. gicamente correcta, la pretensión de prescindir de la experiencia
La exégesis de la Escritura no puede ocultar o sustituir a la «exé- de Dios que puede hacerse en la frontera del hombre. Para eso
gesis de la vida»; tiene que posibilitarla. Es, pues, evidente que en son demasiados los abismos de la existencia, tanto en nosotros co-
último término una interpretación teológico-crítica sólo puede ocu- mo en la historia. Vivimos en el horizonte de nuestra culpa y de
rrir en el ámbito de una verdadera vida (del individuo y de la nuestra muerte. Es ahí donde nos resulta comprensible el mensaje
Iglesia) guiada por el diálogo con la palabra de la Escritura. Lo de Ap acerca del juicio y de la ruina, aun cuando la concepción
único que hay que proporcionar son los puntos de partida de ese apocalíptica del mundo no sea la nuestra. Vivimos al mismo tiempo
diálogo. delante de la imagen del Cordero, alrededor de la cual están con-
gregados los 144000. El mandato del Evangelio es que tomemos
en serio esa dobe característica de nuestra hora, y que nos lance-
II. APLICACIÓN mos hacia adelante: «Amén ¡Ven, Señor Jesús!» (Ap 22,20).

1. La obra sdvífica del Cordero


2. Ver y oír. El Espíritu
Juan vive de la fe en el Evangelio, en el mensaje del Cordero
que fue degollado y que de esa manera rescató un pueblo para En Ap 14 resalta con toda claridad el tipo peculiar de experiencia
Dios. Si no se dijera esto, no habría nada que decir. Esa fe no con que Juan percibe las imágenes y palabras de la fe. Al cristia-
apunta a fórmulas doctrinales y a su conocimiento (aunque tam- no de tiempos posteriores el contenido de la fe le sale al encuentro
bién resuenen tales fórmulas, cf. los v. Ib y 12). Es fe en la obra de manera mucho más distanciada, aunque quizás también más
del Cordero, en el poder que tiene para salvar y para juzgar. Para equilibrada. Aquí se agita todo un desbordamiento vital de imáge-

248 249
Adolf Smitmans Ejemplo tomado del Nuevo Testamento

nes y palabras. Juan habla como profeta. El profeta está poseído; ciado es un acontecimiento ultramundano (v. 8), pero a la vez va
es el Espíritu el que habla en él. En la medida en que, a lo largo más allá del tiempo, tanto en sus dimensiones como en su duración
de la historia de la Iglesia, el don del Espíritu se fue concentrando (v. 10s.l9s).
en el ministerio, la profecía enmudeció, y el don del Espíritu en La espera del juicio es una consecuencia de la fe en la justicia
el bautismo se convirtió en una fórmula vacía y sin relevancia al- de Dios y una consecuencia de la responsabilidad del hombre. En
guna para la experiencia. La pérdida de la profecía en la Iglesia, el judaismo tardío el juicio fue, por una parte, individualizado (en
o lo que es lo mismo el proceso de marginación que ha sufrido, es la literatura sapiencial); pero, por otra, se concibió cada vez más
un hecho inaudito que aún no se ha valorado teológicamente. con unas dimensiones cósmicas (en la profecía postexílica y en la
Ahora bien, nosotros no podemos «hacer» profetas. Pero la apocalíptica). En el NT se encuentran yuxtapuestas múltiples y
explicación de que la profecía era un don especial para el princi- variadas concepciones, hasta llegar a la del evangelio de Juan,
pio de la Iglesia y que por tanto después se ha callado, es dema- según la cual el juicio se realiza ya en la misma fe e incredulidad
siado simple. Pablo previo el peligro de que apagáramos el Espí- (cf. también las diversas imágenes del juicio que aparecen en Ap
ritu (ITes 5,19). Ese peligro se agiganta cuando el testimonio de 14,10s y 14,19s). De lo cual se sigue que ninguna de las imágenes
fe del individuo, que tiene su propio lenguaje, se mide con fórmulas aisladas puede resultar obligatoria. Precisamente en su predicación
obligatorias, y esto no sólo en cuanto al contenido sino en cuanto del juicio el Ap enlaza con el final de la profecía veterotestamen-
al mismo lenguaje. Así es cómo la fórmula, aunque ya no se apoye taria y con la apocalíptica judía. Sin duda hay que valorar la fuer-
en una experiencia de fe, puede triunfar sobre el testimonio «fal- za sugestiva de sus imágenes (cf. especialmente los v. 19s), mas no
samente» formulado. No hay ningún otro punto en que Ap plantee las podremos hacer nuestras.
a la Iglesia de hoy cuestiones tan candentes y apremiantes. Se habla Lo que permanece es la seriedad de la opción, y el mensaje ne-
en todas partes de una crisis de fe. Pues bien, cabe sospechar que cesario de que a Dios no se le puede dejar a un lado. No existe el
una de sus causas principales está en el hecho de que a la fe se le espacio neutral. Dondequiera que vivamos nos encontramos ante
ha quitado su palabra personal para posibilitar un ejercicio más una llamada exigente que nos aniquila si no le respondemos.
fácil del magisterio. A quien se le priva de la palabra, acaba callán-
dose por completo, y con él la verdad que podría haber dicho (de
hecho en la Iglesia siguen siempre separados los que enseñan y los 4. La historia
que escuchan).
El lugar que ocupa Ap 14 es, como hemos visto, el de transición
hacia los textos que hablan de la consumación del juicio. Por eso no
3. El juicio hay ya ningún tiempo. Es éste en último término el mensaje del
libro entero (cf. 1,1). El final es obra del Cordero. Actúan además
El juicio ocupa un gran espacio en Ap 14, como en todo el las fuerzas celestiales y las fuerzas del mal. Hay poco espacio para
Apocalipsis: ha llegado la hora del juicio; se anuncia el juicio que una actuación del hombre. Su gloria consiste en rechazar la idola-
tendrá lugar sobre Babilonia-Roma; se amenaza con un juicio te- tría (v. 4s). Se le llama a que tema a Dios y le adore (v. 7), se le
rrible a los que llevan la señal de la bestia; en la doble imagen del exhorta a la perseverancia (v. 12). Su felicidad consiste en morir en
juicio se destaca especialmente el juicio condenatorio. En este el Señor, palabras con las que se hace referencia al martirio (v. 13).
contexto el «furor de Dios» se convierte en expresión dominante Cierto que todo esto no es solamente algo pasivo. Pero falta cual-
(v. 10.19, de forma abreviada también en el v. 8). El juicio anun- quier responsabilidad frente al mundo y su historia, falta toda misión

250 251
Adolf Smitmans

creadora en el tiempo. Es precisamente esto lo que se sigue de la hora


histórica, de su fin y de su estar sometida a las fuerzas satánicas. VIII
Pero a nosotros se nos concede tiempo cada día. Así pues tene-
mos planteadas otras tareas que las que vio Juan. Al hablar con- formas y géneros literarios en el Antiguo Testamento
centrándose tanto en el final — es indiscutible que también nosotros
estamos bajo la llamada exigente de ese final, y que viene «pronto»,
¡en este punto hay que escuchar a Juan! —, paga esa concentración
con un estrechamiento visual que no podemos admitir. Aun cuando
se piense que la historia del individuo y la del mundo no accederá
a su nueva creación de forma paulatina sino solamente a través
de la muerte, nuestro horizonte sigue siendo más ancho, de ma-
nera que el tiempo que nos queda tenemos que emplearlo con y
para los demás. El AT expresa lo que tiene que decir de maneras muy diversas.
El mensaje que expone y predica no fue vaciado de un molde uni-
ADOLF SMITMANS tario mantenido desde el comienzo hasta el fin. Los autores dispo-
nían de muchas posibilidades de expresión, de muchas maneras de
hablar, como lo demuestra un vistazo a la literatura del antiguo
oriente; y las emplearon copiosamente. De aquí que, en los escritos
veterotestamentarios se encuentre una abundancia de formas y tipos
literarios, que varían, no sólo de libro en libro, sino también dentro
de la misma obra. Esto no puede escapar a una simple lectura. Lo
que ya comprueba el lector del AT y lo que siempre ha notado
el exegeta', comenzó a tener verdadero peso en la ciencia vetero-
testamentaria con HERMANN GUNKEL2, el fundador del método de
la historia de las formas. Desde entonces se trabaja en captar y
describir los géneros del AT, conocer su estructura y rastrear su
«situación vital» (Sitz im Leben); en escribir su historia —utili-
zando para ello los textos del antiguo oriente— y hacer que sean
fructíferos para la interpretación. Este trabajo está aún lejos de
haber llegado a su fin. Trataremos de mostrar en forma esquemá-
tica dónde se sitúa actualmente y de qué cuestiones se ocupa.
Nota preliminar: algunos conceptos y problemas fundamentales.
Sólo raras veces designa el AT las formas de discurso en que
están redactadas algunas partes de sus escritos. Distingue, por

1. Véanse las indicaciones que se dan en la obra de K. KOCH, Was Ist Formgeschichte?',
Neukirchen *1967, 16ss.
2. Cí. W. KLATT, Hermann Gunkel (FRLANT 100), Oottinga 1969.

253
252
Josef Schreiner Formas y géneros literarios en el AT

ejemplo, Ppillah (petición) y Phillah (cántico de alabanza), conoce bargo, parece que se va dibujando una línea de acuerdo, gracias
el mñsál (sentencia), hídah (enigma) y neum (oráculo); pero sólo sobre todo a A. JOIXES 6, con su descripción más o menos lograda
una comparación cuidadosa nos puede decir en cada caso qué de las formas literarias simples, y a W. KAYSER7, que llega a de-
significan mispaftm, huqqót y tórót; dabar y, más aún, debñrtm, terminados géneros partiendo de las actitudes fundamentales, «lí-
son tan frecuentes que poco se puede deducir con certeza acerca rica, épica, dramática», y pasando en lo lírico por las actitudes
de su carácter literario. No hay ningún concepto determinante en (nombrar, apostrofar, hablar) y, en lo épico, por los elemen-
las obras que exponen la historia de Israel, y ni aun en los salmos tos estructurales (figura, espacio, tiempo) vinculados siempre a la
se distinguen los cánticos por su carácter literario. De estos hechos forma.
surge la consecuencia de que, en caso de que la historia de las Según esto, habría que hallar y comprobar el género en la con-
formas quiera evitar que los tipos literarios encontrados se queden junción de actitud fundamental, postura, forma y elementos estruc-
sin nombre, ha de dar calificativos a los escritos veterotestamentarios, turales. Por tanto, dicho en conceptos tradicionales, para el AT
empleando para ello nombres venidos de fuera; por tanto, hay que las componentes determinantes dentro del género descriptivo-narra-
contar con que no se aplicarán con precisión a la realidad vetero- tivo y del lírico (el dramático no aparece como género, sino que
testamentaria y son quizás un recurso de emergencia. En la presen- se expresa lo dramático en los otros dos campos) serían la forma
tación veterotestamentaria de la historia es donde mejor se echa y «situación vital» en la que se expresan la actitud y los elementos
de ver que el concepto histórico-literario y la manera de hablar estructurales.
israelita no coinciden plenamente. Si lo dicho es correcto, surgen dos problemas espontánea e inme-
Esta dificultad patente indujo a recorrer nuevos caminos, bien diatamente. La vida es polimorfa y jamás se expresa sólo de ma-
contentándose con la designación de dábár, en que se introducían nera esquemática, inmutable. De aquí resulta «que entre los géneros,
diferencias según los distintos motivos3, o bien considerando como tipos y formas habrá diferencias, transiciones y elementos comunes...
género la narración y el relato, cuyas formas se imitan4. Frente a apenas será posible establecer una separación categórica y realmente
estos modos de proceder y a estas propuestas divergentes, se plan- precisa»8.
tea la pregunta acerca de lo que es un género (Gaítung). La ciencia Añádase a esto que incluso dentro del género empleado apa-
literaria más reciente discute con acaloramiento este concepto, y en recen desplazamientos del centro de interés, nuevos aspectos y
parte hasta lo rechaza. En efecto, sus «características no han sido finalidades que hallan expresión en la forma, cambiándola o dán-
elaboradas con precisión; no rarasi veces se entrecruzan y, según dole una nueva función. En tales casos, que no son pocos, se
parece, no hay ni siquiera un criterio suficiente que permita definir siente la tentación de proponer un nombre nuevo diferenciador.
qué es propiamente un "género" en particular, oponiéndolo a mo- Pero hay un problema: ¿hasta dónde se ha de llegar en el proceso
tivos de orden puramente material o a propiedades meramente subdivisor? ¿No sería mejor mantener el concepto genérico, con
estilístico-métricas u otras marcas particulares, en las que incluso alguna determinación adicional? El concepto de género exige cierta-
textos de diferente género literario pueden coincidir»5. Sin em- mente abarcar en él varios textos y no sólo uno. Son, pues, fre-
cuentemente difíciles la delimitación y distinción, y a menudo es
3. Así, según parece, C.A. KELLER, Die Gefahrdung der Ahnfrau, ZAW 66 (1954) 181-
imposible hacerlo con exactitud.
191, 191. Menciona algunos motivos: motivos generales de experiencia, históricos, religio-
so-cúlticos, motivos procedentes del campo dei derecho y motivos humorísticos.
4. Cí. W. RICHTER, Traditionsgeschichtliche Untersuchungen zum Richterbuch (BBB 18), 6. Einfache Formen, Tubinga *1958.
Bonn 21966, 344-399. 7. Das sprachttche Kunstwerk. Elne Einfllhrimg' In die Literaturwissenchaft, Berna/
5. K.H. BERNHARDT, Die gaitimgsgeschichtliche Forschung am Alten Testament ais Munich "1969, (con bibl.), cf. especialmente p. 330-387: «el tejido del género».
exegetische Methode, Berlín s.a., 30. 8. H. PRANO, Formgeschichte der Dichtkunst, Stuttgart 1968, lOs.

254 255
Josef Schreiner
Formas y géneros literarios en el AT
También el proceso por el cual lo oralmente transmitido pasa
a ser fijado por escrito implica un problema que ha de ser consi- plica más cuando los géneros se insertan en otros más amplios y
derado en el trabajo de la historia de las formas. E. GÜTTGEMANNS 9, asumen una función, como las listas dentro de ciertos tratados.
que lo destaca con insistencia, hace suya la idea de H. GUNKEL: Si, después de estas anotaciones previas, presentamos formas y
«Sólo en la "situación vital" oral tienen los géneros un estilo to- géneros veterotestamentarios, se trata de una introducción al mé-
talmente puro. Los géneros10 han sufrido múltiples transformaciones todo de la historia de las formas en sus resultados; no de la elabo-
bajo el influjo de la escritura. A estos cambios pertenecen no ración de una nueva problemática, que partiendo de la lingüística
sólo el aumento de extensión sino también las desviaciones y las moderna alcanzara la exégesis, como sería el campo metodológico
mezclas del estilo puro». Hay que contar, pues, con una segunda descrito con los conceptos de «estructura y formación lingüísticas,
«situación vital» para el texto: la de los escritores que viven en mecanismos lingüísticos, forma lingüística y acto de dicción» n.
un grupo y sociedad determinados. De aquí resulta que las lla-
madas «formas simples» (leyenda, saga, mito, enigma, sentencia,
A) LA TRADICIÓN HISTÓRICA
caso, memoria, chiste), cuando se las aplica justamente (cf. I. «si-
tuación vital») a un texto como nombres de géneros, han de ser
El AT da a entender claramente en muchos lugares que el de-
necesariamente inexactas (al menos en parte). Por ejemplo, una
seo más urgente de Israel era comunicar lo que le había ocurrido
saga es para el Yahvista, que al ponerla por escrito ayuda a con-
por obra de Yahveh en el decurso de su historia. De aquí que
figurarla, algo que no coincide exactamente con lo que era para
tratemos en primer lugar de las formas y géneros en los que estas
los narradores cananeos o israelitas primitivos. Como lo comprueba
tradiciones encuentran su expresión natural13.
la historia de la sucesión de David en el trono, su época se intere-
saba por el memorabile ", mientras personalmente se guía por una
intención teológica. Corresponde, pues, a la investigación el captar
I. NARRACIÓN
lo que es una «saga» yahvista, lo que contiene y expresa.
Hay que notar finalmente que el AT no sólo contiene «litera-
Si se entiende este concepto en el sentido de que con él se
tura», que cae bajo la valoración de «obra artística de expresión
señala cuanto es o puede ser narrado14, o sea, por así decirlo,
verbal». También contiene manifestaciones escritas que fueron, por
como forma natural, puede aplicársele a una gran parte de las
así decirlo, formuladas para un uso puramente práctico, como son
tradiciones históricas del AT. En este caso incluye varios géneros <
las listas y las leyes. Es posible clasificarlas desde la historia de las
cuya forma, según un uso verbal muy extendido, se puede llamar
formas, porque todo el material tiene que entenderse desde ese
«narrativa».
punto de vista. Pero existe en este caso un desnivel interno, con
respecto a la actitud, intensidad y plenitud de voluntad expresiva
en el conjunto de los géneros resultantes. Y este aspecto se com-

9. Offene Fragen zur Formgeschichte des Evangeüums. Eine methodologische Skizie 12. E. GÜTTGEMANNS, op. cit., 255; véase allí el § 15, en el que se formulan las
der Grundlagenproblematik dar Fortn- und Redaktlonsgeschichte (BEvTh 54), Munich 1970, tareas para el futuro.
252s, párrafo 158. 13. K. KOCH, op. cit., 31-33 expone en paralelo los intentos más importantes que se han
10. Los géneros a que aquí se alude son seguramente (en primera línea) los que elaboró realizado en orden a lograr una visión de conjunto de los géneros velero y aeotestamentarios;
H. Gunkel para la literatura narrativa, que coinciden con las «formas simples» descritas por discute sus procedimientos y comenta las ventajas y desventajas que tienen las exposiciones
A. Jolles. de orientación histórica y las de orientación sistemática. El esquema que elegimos aquí se
11. Véase al respecto A. JOLLES, op. cit., 200-217. apoya en SELUN - FOHRER, Einleilung in das Alte Testament, Heidelberg "1955 (con bibl.).
14. Cf. KAVSER, op. cit., 366.

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Schreiner, Introd. 17
Formas y géneros literarios en el AT
Josef Schreiner

1. La narración como forma literaria 2. La saga

En la totalidad del material narrativo se destacan ciertas uni- Mientras el mito, al que podemos definir con H. GUNKEL18,
dades que muestran un comienzo y conclusión nítidos15. La narra- como «una narración, cuyos personajes son dioses», no encontró
ción se abre con una afirmación o fórmula general en oración cabida en el AT —«en la fe yahvista faltan los requisitos para
nominal y llega a su climax a través de una serie de elementos la formación de mitos (politeísmo y magia)» 19, el género de la
narrativos; luego, en una rápida sucesión de estos elementos, llega saga se encuentra ampliamente documentado. Verdad es que hay
a la conclusión, que puede también caracterizarse por una fórmula. elementos míticos en narraciones (cf. Gen l) 20 , sagas (Gen 2-9,
La unidad está articulada (por una inversión, por un «y sucedió entre otras), cánticos, dichos proféticos y palabras sapienciales de
que» con indicación de fecha, por medio de una alocución); está formación posterior. Sirven como elementos estructurales, vienen
provista de tres episodios con dualidad escénica (cada vez aparecen elaborados y reinterpretados y reciben una función nueva. «Por
dos personas como actores) e incluye una conversación. Destacan saga se entiende en general un relato oral, transmitido entre el
el carácter gráfico y la unidad de acción; tampoco falta el recurso pueblo y de autor desconocido». Está «unida a un lugar y tiempo,
de la repetición. La conversación se encuentra en la escena prin- y en principio se une a un suceso muy concreto, que es por lo general
cipal y señala el climax. En ésta, o en la acción siguiente, se algo extraordinario, o a un hecho o persona inusitados, a un objeto
concentra la atención. Viene luego una serie de circunstancias (en o lugar»21. El cuento, que también surge en el pueblo y es objeto
oraciones nominales o de relativo), por ser importantes para el de tradición, se distingue de la saga porque!, «prácticamente no
suceso. Como ejemplo de esta construcción podemos citar, siguien- tiene relación alguna con la realidad, sino que se orienta casi
do a W. RICHTER16, Jue 3,15b-26: Exposición (156-17); tiempo exclusivamente al campo de lo maravilloso, fantástico e increíble.
(18); primera escena (19); segunda escena (20-23); tercera escena Porque el cuento popular no tiene ninguna pretensión de verdad
(24s); conclusión (26). Los v. 18-25 forman el cuerpo de la unidad. ni pretende ser creído en un sentido real». No se narran cuentos
El climax se encuentra en la segunda escena, preparado por medio de hadas en el AT; pero sí hay motivos del género reelaboradosn
del diálogo (19) y marcado por la locución (20). Con esto queda convertidos en portadores de pensamientos religiosos, cf. v.g. la
determinada la forma, pero no se ha encontrado aún el género. Se burra parlante de Balaán (Núm 22,28ss). Por el contrario, no se
trata aquí —y vamos a anticiparlo— de una saga heroica, que puede trazar una delimitación clara entre la saga y la leyenda,
celebra a Ehud. de tal suerte que la terminología fluctúa en las publicaciones sobre
La forma llamada «narración», en la que se comunican impor- los géneros veterotestamentarios.
tantes circunstancias, acciones y locuciones, o conversaciones, puede Las sagas, incluidas las del AT, adquieren una característica
aplicarse de muchos modos cuando no es espontánea sino obra especial, según logren imponerse los elementos estructurales épicos
de un escritor que la imita con determinados fines17.
18. Die israelitische Literatur, Stuttgart 1963 (separata) 16.
19. SELLIN - FOHRER, Einleitung 95.
20. Cf. las reflexiones acerca del género en la obra de C. WESTERMANN, Génesis
(BKAT), Neukirchen 1967, 126ss.
15. Véase la descripción que hacen W. RICHTER, op. cit., 376ss; W. DOMMERSHAUSEN, 21. H. PBANG, op. cit., 17.
Die Estherrolle (SBM 6), Stuttgart 1968, 1S4, y sobre todo el estudio fundamental de
22. J. HEMPEL, Die althebraische Literatur, Postdam 1930, 87, menciona indicando los
A. OLRIK, Epische Gesetze der Volksdichtung en «Zeitschrift für deutsches Altertum und pasajes concretos: cuentos de encantamientos, de transformaciones, de felicidad y de
deutsche Literatura 51 (1909) 1-12). deseos, y SELLIN - FOHRER, Einleitung 97 alude además a las fábulas de animales y los
16. Ibid., 384. relatos de estado.
17. Véanse las indicaciones de W. RICHTER, op. cit., 392ss.

259
258
Josef Schreiner Formas y géneros literarios en el AT

(acontecimiento, personaje, escenario); como un nuevo elemento nacidas de una etiología son etioíógicas en su totalidad y desarrollan
típico se añade un rasgo etiológico. la explicación a lo largo de la exposición»27 (cf. v.c, Gen 21,22-31).
Surgen así los siguientes subtipos del género:
a) La saga tribal a popular se orienta principalmente hacia el
acontecimiento. Convierte en realidad el hecho de que la saga, 3. La anécdota
en su sentido primitivo, es una historia de familia. Porque «parte
de la idea de que una tribu o pueblo tiene un antepasado cuyos Se presenta como una narración breve y aguda «relacionada
rasgos esenciales y cuyos destinos representan los de la comunidad, con una personalidad de la vida pública o con algún elemento
los fundamentan o reflejan. De ahí que la comunidad se encuentre "original" de una comunidad viva (vocación y estado, aldea y ciu-
ligada a una figura particular, histórica o inventada. Esto vale ante dad, etc.)». Generalmente ha sido compuesta por desconocidos,
todo para las narraciones de la era de los patriarcas. Con frecuencia pertenece al material narrativo del pueblo, habla a partir de una
se puede comprender allí nítidamente que se trata en realidad de situación y estado de ánimo y tiene una forma de expresión concisa
tribus o pueblos»23. Para este subtipo, lo mismo que para b), es y tensa. «No es preciso garantizar la verdad de lo narrado, pero la
fundamental la forma narrativa, que se une o enriquece con otros historia sí ha de ser tan probable y característica que no se la pueda
géneros o motivos24. trasladar sin más a otras personas y tiempos..., y se debe recono-
b) La saga heroica otorga un lugar central a la figura del hé- cer que la historia narrada podría al menos haber ocurrido tal
roe (en sentido positivo) y a veces también (en sentido negativo) como se la presenta» M. Anecdóticos son algunos trozos de la his-
a la figura tenebrosa y nefasta. Surge y tiene su puesto en la gran toria de Sansón, aunque ésta ha de ser tenida, en su totalidad,
época del enfrentamiento y afirmación victoriosos de un pueblo; por una saga heroica; y también algunos trozos de las narraciones
para Israel, por tanto, entre Moisés y David25. sobre Elias; pertenecientes a las leyendas proféticas.
c) En la saga local el marco está evidentemente en el primer
plano del interés. Narran el origen de un lugar o la formación
de sus peculiaridades llamativas; cf. la historia de la construcción de 4. La leyenda
la torre (Gen 11,1-9)M y la narración sobre Sodoma (Gen 19). La
saga local tiene, por tanto, un carácter fuertemente etiológico, que Puede ser calificada como una variedad de la saga, significa ori-
puede ser tan fuerte que domine la unidad. ginalmente, según su etimología, «lo que ha de ser leído», no una
d) También se habla de sagas etioíógicas. Cierto quedantes palabra hablada. Constituyen su mundo lo santo y lo imitable (en
de emplear esta denominación genérica, es preciso cerciorarse de sentido positivo y negativo) y, en el AT, ante todo el personaje
si la etiología, en la que se explican fenómenos naturales, nombres, ejemplar, llamado y poseído por Yahveh. Con un lenguaje edificante
condiciones tribales o hechos cultuales, ha sido simplemente añadida que mueve a confiar en Yahveh y a obedecerle, con una valora-
o pertenece a la esencia de la unidad. «Vale, como regla general, que ción del «bien y del mal», con un gusto por el milagro como
.las mencionadas etiologías no han provocado una narración sino prueba del poder divino y reconociendo la acción vigorosa de Dios,
que han sido añadidas a un relato ya existente. Las narraciones se carga el acento y finalidad en el contenido simbólico del acon-
tecimiento. La forma fundamental es la narración.
23. SELLD) - FOHRER, Einletlung 99.
24. Cf. el ejemplo mencionado en K. KOCH, op. cil., 135-162.
a) La leyenda relativa a un santuario y la leyenda cultual se
25. Cf. el ejemplo en K. KOCH, op. cit., 163-181.
26. Cf. E. SCHÜSSLER - FIORENZA, Ejemplos de método exegéüco, en Palabra y 27. SELLIN - FOHRER, Einleitung 101.
mensaje del AT (ed. dir. por J. SCHREINER, Herder, Barcelona 1972) 467-495. 28. H. PRANG, op. cit., 55s.

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Josef Schreiner Formas y géneros literarios en el AT

ocupan de lo sagrado. La primera pretende explicar y fundamentar


por qué se considera un lugar como sagrado y se siente o venera II. LA RELACIÓN
a Dios en él, de la manera concreta allí expuesta; cf. para Betel
Gen 28-10-22. La leyenda cultual fundamenta un culto o rito, como Los géneros que vamos a exponer a continuación pertenecen a
por ej., en Núm 21,4-9, la veneración de las «serpientes de bronce» la literatura sólo de modo parcial, en cuanto que son manifestaciones
en el templo de Jerusalén. Gen 17; Éx 4,24-26; Jos 5,2-9: la circun- escritas destinadas al uso práctico. El concepto de relación ha de
cisión. ser, pues, tomado en un sentido amplio: son formas y géneros en
los que se relatan hechos y acontecimientos.
b) Lo santo y lo imitable se unen en la leyenda personal, que
en el AT gira ante todo en torno a las figuras proféticas. Véase
entre otros el ciclo de Elias y Eliseo y las leyendas de Isaías, en 1. El AT contiene una serie de listas, que enumeran personas,
el libro de los Reyes29. Las narraciones sobre Daniel (Dan 1-6) se lugares y cosas, de manera simple y bajo un punto de vista deter-
orientan ya hacia las leyendas de mártires (cf. 2Mac). minado 31.
a) Entre las listas de personas hay que mencionar las si-
guientes: la tabla de pueblos (Gen 10); genealogías (como Gen 36);
5. La «novelle» * listas de oficiales y guerreros (2Sam 8,16-18; 20,23-26; 23,8-39);
las diversas listas de Esd 2; 8; 10; Neh 11; 12.
Trata, a propósito de la suerte de un individuo y con rasgos b) Las listas de lugares (lugares fronterizos, fortalezas, ciu-
inequívocamente dramáticos, los problemas de la vida humana en dades importantes) como las de Jos 15-19; el elenco de estaciones
este mundo! Se centra en un conflicto principal, narrado de forma de Núm 33.
concentrada, objetiva y esencial, con una disposición y perspectiva c)¡ Las listas de objetos: ofrendas a Yahveh en Éx 35; objetos
clarasí Ejemplos veterotestamentarios son la historia de José y la de botín en Núm 31.
narración sobre Rut.
L Lo narrado en los géneros mencionados se basa en hechos rea- 2. Los anales, escritos en las cortes reales y también en el
les. Pero no se relaciona con la historia como un documento o como templo, recogen por años, en forma de notas oficiales, los hechos
la historiografía crítica. Tampoco lo pretende. Para hallar el con- más importantes. Sólo se conservan extractos, tomados probable-
tenido histórico hará falta siempre un análisis crítico; pero el mente del «Libro de los hechos de Salomón» (IRe 11,41) y del
mensaje está ante todo en lo que cada género dice a su manera, «Libro de los anales de los reyes de Israel o de Judá» (IRe 14,19.
29)32; cf. por ej. IRe 16,8-10.15-22. El estilo es narrativo, en
dentro de las concepciones creyentes de Israel. Porque las sagas y
forma de enumeración objetiva.
leyendas, en gran parte tomadas de los cananeos, no experimentaron
sólo la personalización y nacionalización israelíticas (al ser trasla-
dadas a los patriarcas y a sus hijos) sino que recibieron también 3. Emparentada con los anales, y tal vez en parte idéntica
la impronta de la teología «yahvista» ^ a los mismos en cuanto a la forma, está la relación en sentido
estricto. W. RICHTER 33 , que cita dos ejemplos (Jue 4,1.12-16.22;
9,39s) ofrece los siguientes criterios para determinar la forma de la
29. Cf. «el accidente de Ocozías» en K. KOCH, op. cit., 233-238.
* Dejamos el término alemán Novelle, correspondiente al francés «nouvelle», pues se 31. SELLIN - FOHRER, Einleitung 105s.
disputa en castellano el nombre adecuado a este género. Tal vez la expresión más aproxi- 32. Cf. la reconstrucción de la crónica — por lo demás sincronizada — en A. JEPSEN,
mada sería la de «novela corta». Nota del traductor. Die Quellen des Konigsbuches, Halle 21956, 30-36.
30. Cf. al respecto SELLIN - FOHRER, Einleitung lOls. 33. luid., 378s.

262 263
Josef Schreiner Formas y géneros literarios en el AT

relación, a la que califica de «historiografía estereotipada»: gene- terminar mediante una fórmula o la repetición de la proposición
ralmente es narrativa; no hay inversión; sólo se interrumpe por principal. También en medio de los géneros narrativos hay dis-
la alocución; no hay división de escenas, ni climax; se indican las cursos, o partes de los mismos. Pero éstos son a veces autónomos
circunstancias mediante expresiones tópicas; conclusión también y poseen finalidad y peso propios.
estereotipada; concentración en torno al personaje principal; interés
en la fijación geográfica y en los detalles objetivos. Gran parte del
material de los libros de los Reyes presenta estos distintivos. 1. El discurso

4. También podrían encontrarse trozos que se aproximan por «Hay que suponer que Israel disponía de una cierta técnica
su género, a lo que A. JOLLES llama un memorable, o sea la oratoria y que ésta tendría unas formas fijas. Así, comienza el
presentación y pintura de un suceso de actualidad, en el que sale orador con un llamamiento en el que invita al pueblo a que se
a relucir una situación determinada y un acontecimiento desacos- congregue. Manda que se guarde silencio y pide atención; nombra
tumbrado. Se destacan los rasgos importantes, lo característico del v a aquellos a quienes se dirige e indica la importancia de su tema,
personaje o lo típico del suceso. Habría que analizar la tradición para comenzar luego la exposición propiamente dicha»36. Por lo
davídica por lo que hace a la existencia de este género, que se general, sólo se nos transmite el cuerpo del discurso, con el que,
mantiene fiel al suceso. mediante amonestaciones, motivos y consejos, remisión a hechos
pasados, descripción de hechos futuros, repetición y corroboracio-
5. También la autobiografía es un tipo de relación; sólo hay nes, hay que conseguir el asentimiento de los oyentes.
rastros de ella en el AT (por ej., Am 7,10-17). Aquí cabría también a) Se utiliza el discurso como medio de influencia política; así
el género de la memoria, en la que, por ej., un oficial, siguiendo la en Jue 9,7-20; 2Re 18,17-25.
costumbre egipcia, rinde a Dios cuentas de su actividad, para depo- b) Israel conoce la arenga bélica, que pretende animar a los
sitar luego su relación en el templo, como ofrenda para recuerdo combatientes antes de la batalla (2Sam 10,12; IMac 9,13) y aterro-
suyo; así debió hacer Nehemías34. rizar al enemigo (2Sam 2,26s; 2Crón 13,4-12).
c) El discurso de despedida de personalidades destacadas tie-
6. También entra dentro del campo de la relación35 la mira- ne importancia especial (Jos 23s; ISam 12). En la apocalíptica, que
ción de sueños, que los cuenta ordenadamente, exponiendo en pri- se sitúa entre ambos Testamentos, adquiere mucha importancia.
mera persona lo soñado; cf. Gen 37,5ss y los sueños de Gen 40s. " Mas por su argumentación abundante y clara se acerca al tratado
teológico.

III. LA COMUNICACIÓN, EL TRATADO


2. Las homilías
Es evidente que el lenguaje informativo, que pretende abarcar
cuanto merece ser comunicado, ha de realizarse en el discurso. Como discursos religiosos, se atribuyen a sacerdotes y levitas.
Puede comenzar con un encabezamiento, llegar al climax y a la Conocedores de la historia y de la tora sacerdotal, buscan mover
meta buscada con un «ahora bien» o algo semejante, y puede al pueblo a hacer la voluntad de Yahveh. Un ejemplo que suele
34. G. VON RAD, Die Nehemia-Denkschrtft, en ZAW 76 (1964) 176-187.
35. Así SELLIN - FOHRER, Einleltung 108s. 36. SELLIN - FOHRER, Einleltung 88s.

264 265
Josef Schreiner Formas y géneros literarios en el AT
aducirse son los «discursos introductorios» de la ley deuteronómica d) También las composiciones redaccionales de los «libros
(Dt [4]5-ll), que en dicho libro se considera como un discurso de históricos» y la historiografía israelítica son fundamentalmente tra-
Moisés. G. VON RAD 37 cree que a partir de 6,4 se trata de una tados teológicos. Esto lo evidencian
serie de sermones levíticos; N. LOHFINK38 las considera como a.) el esquema deuteronómico (Jue 2,11-23) y el marco deute-
grandes conjuntos de comentarios levíticos al mandamiento princi- ronomista de las narraciones de Jueces;
pal. El análisis estructural y la determinación de la forma dependen $) el esquema y encuadre deuteronómicos de los reyes de Is-
del modo de entenderlos. rael y Judá;
y) el tipo de selección de materiales y la exposición del pe-
ríodo monárquico;
3. Tratado 8) por primera vez propiamente la redacción de los trozos
aislados de la «historia del ascenso de David», bajo el pensamiento
Podría ser el nombre dado a un género que procura exponer guía de «Yahveh está con él»;
un punto de vista, determinadas concepciones o determinados pen- e.) también habría que estudiar desde este punto de vista del
samientos teológicos. En el AT no busca una objetividad neutral, género «tratado teológico» los estratos del yahvista, elohísta, etc.
sino que conscientemente se dirige al lector y su aprobación.
a) Mientras en el AT sólo en el período persa (Esd 4-6) se
nos transmiten cartas y antes de esa época sólo se las cita a manera B) TRADICIONES JURÍDICAS
de extracto (2Sam 11,15), hay dos ejemplos de epístolas que, por
su contraste con las cartas (comunicaciones personales, oficiales) El AT transmite o testifica una profusión de formas y una
son verdaderos tratados: Dan 3,31-4,34; Est 9,20-31 (noticia sobre serie de géneros referentes a la conducta jurídica y a la vida
la carta de los purirrv). ordenada legalmente.
b) El tratado teológico puede escoger la forma de conversa-
ción, según opina W. RICHTER39 a propósito del estrato E de
Éx 3s. También puede adoptar la forma de una narración m\ I. PROPOSICIONES AFIRMATIVAS
c) Sirve de nombre para los grandes discursos de la obra deu-
teronómica y también en gran parte para la oración de Salomón Hay que mencionar en primer lugar las proposiciones afirma-
en la consagración del templo. En ellos se expone la teología deute- tivas que con carácter válido y obligatorio enuncian unos hechos
ronómica, junto con sus argumentos y exigencias, utilizando giros o situaciones, como cuando se dice después de la victoria: «Yah-
estereotipados; cf. Jos 23s; ISam 12; IRe 2; 8. veh ha entregado a N.N. en nuestras manos» (cf. Jos 6,16), o cuando
se licencia a las huestes: «Cada uno a su tienda, Israel» (2Sam
37. Das fünfte Buch Mose. Deuteronomium (ATD 8), Gotinga 1964: 6,4-9.10-15.16-19. 18,17), o en la elección del rey: «N.N. es rey», o al nacer un
20-25; 7,1-11.12-16.17-26; 8,1-6.7-20; 9,1-6.
38. Das Hauptgebot (Analecta Bíblica 20), Roma 1966,
niño: «Te (nos) ha nacido un niño» (Gen 35,17; Is 9,5).
39. Die sogenannten vorprophetischen Berufungsberichte (FRLANT 101), Gotinga 1970,
116.
39a. Así C. WESTERMANN, Arlen der Erzahlung in der Génesis, en Forschung am AT,
Munich 1964, 9-91, pone de relieve los relatos de promesa (18-34) que en parte (por lo menos
Gen 15,1-6) están estructurados a imitación del oráculo de salvación (cf. infra): introducción
(15,1); promesa de salvación (16), réplica en forma de queja (3.4); respuesta de Dios,
anuncio de la salvación (4); señales (5); conclusión (6).

266 267
Formas y géneros literarios en el AT

posiciones que ordenan y prohiben en nombre de Yahveh, sin usar


II. FÓRMULAS Y GIROS ESTEREOTIPADOS las conjunciones «si» y «pero». Se las llama, por tanto, proposiciones
jurídicas apodícticas. Ordenan en imperativo (o, respectivamente,
Una serie de fórmulas y giros estereotipados se refiere a la en modo yusivo) («Honra a tu padre y a tu madre...» Éx 20,12),
«vida jurídica». HJ. BOECKER40 menciona los siguientes: exigencia prohibitivo (L5 + Impf: «No matarás!» Éx 20,15) o en vetativo
de que se entregue al acusado (2Sam 14,7); fórmula de acusación ('al + Impf: «No levantes tu mano con un culpable...» Éx 23,1).
(Jue 8,1-3); fórmula apaciguadora (ISam 26,18); fórmulas para Su «situación vital» parece ser el «ethos» o el derecho tribal; su
evitar litigios (como Jos 22,19; Gen Í3,8); apelación del acusado parentesco con la amonestación sapiencial es patente42.
(2Sam 24,10-12); apelación del acusador (Jer 26,9); apelación para
introducir el procedimiento de la prueba (Is 1,18-20); discursos
acusatorios (Dt 21,20); discursos de defensa (Jer 26,12-15); fórmu- 2. El llamado derecho casuístico
las de confesión (ISam 26,21); propuestas de arbitraje (IRe 3,25);
fórmula del juicio: «eres culpable» o «eres justo» (cf. Prov 24,24); Nos referimos aquí a las fórmulas jurídicas que prescriben un
declaración de libertad (Jer 26,16b); declaración de las consecuen- modo concreto de proceder o un castigo para un determinado esta-
cias de un hecho, que se añaden a las proposiciones legales ca- do de cosas (prohibido). El casa va en la oración subordinada
suísticas, por ej,: «deberá morir». Había además determinadas con ki, «en el caso de que», o con 'im, «si»; 'im puede también
fórmulas que se empleaban en la compra y venta, los contratos! y señalar el caso especial que cae bajo ki; cf. Éx 21,2-4. También se
los casos de derecho civil (adopción, compra de esposa, entre otros). emplea el estilo participial: «El que golpea a un hombre, y éste
En la interpretación es importante conocer estas formas de expre- muere, será condenado a muerte» (Éx 21,12). En la fórmula «mal-
sión y tener en cuenta su trasfondo jurídico. dito el que...» (Dt 27,15) sólo se antepone la pena. A partir de
ciertas peculiaridades estilísticas especiales ('im, ki, 'is ki, 'is aser),
es posible deducir la «situación vital»43.
III. PROPOSICIONES JURÍDICAS

Las prescripciones acerca del modo de proceder en casos ju- IV. SERIES, DECÁLOGOS, CUERPOS LEGISLATIVOS
rídicos, mandamientos y prohibiciones fueron expuestas en deter-
minadas proposiciones. Las formulaciones legales similares por estilo o contenido solían
ordenarse en series. Los números diez y doce, que tienen un sentido
de plenitud, jugaban un papel importante en esas formulaciones;
1. El llamado derecha apodíctico*1 cf. la serie de diez sobre normas sexuales, en Lev 18,7-12.14-16.
Estas series (cf. también la serie 'arür de Eteut 27,15-26) tenían
En sus cuerpos legislativos (Libro de la Alianza, Código deute- ya una vigencia parcial en determinados sectores del Israel pre-
ronómico, Código de santidad) ha transmitido Israel muchas dis- yahvista, siendo más tarde incorporadas a la «ley».
40. Redeformm des Rechtslebens im AT (WMANT 14), Neukirchen 1964. Del material También el Decálogo (ético) de Éx 20,1-17 es una formación de
expuesto aquí se cita en cada caso solamente un ejemplo.
41. La distinción entre «derecho apodíctico y casuístico» se remite a A. ALT, Die
Ursprünge des Israelltischen Rechts, en Kleine Schriflen I, Munich 1953, 278-332. Para el 42. Cf. GERSTENBERGER, op. cit., 110-130; W. RICHTER, Recht und Ethos. Versuch
conjunto del problema véase: E. GERSTENBEKGER, Wesen und Herkunft des apodlktlschen einer Ortung des welsheltUchen Mahnspruchs (StANT 15), Munich 1966, esp. 118-146.
Rechts (WMANT 20), Neukirchen 1965. 43. Cf. CHR. FEUCHT, Untersuchungen zum Heiligkeitsgesetz, Berlín 1964, 94-126.

268 269
Josef Schreiner Formas y géneros literarios en el AT
este tipo, que reúne (en parte) tres series originalmente diversas. clusión, una comprobación acerca del objeto tratado». En estos
Lo mismo cabe decir del llamado decálogo cultual (Éx 34,14-26), que textos «se trata, ya de un tipo determinado de sacrificio, ya de una
contiene cuatro mandamientos y seis prohibiciones. A su imita- denominación de cualificación o descualificación cúltica... La fórmu-
ción se formaron otras series. También se remontan a estas series la aparece con casi todos los términos sacrificiales. Su posición
la enumeración de acciones mandadas o prohibidas, que aparece en permite reconocer, en la mayor parte de los casos, que se trata de
Ez 18 y las de las liturgias de entrada (Sal 15; 24,3-6). una conclusión, aunque en la actualidad el texto se encuentre am-
Claro está que no siempre es fácil reconocer las series; porque pliado por encima de los límites de la fórmula»; cf. Éx 29,14; Lev
había la tendencia de ampliar, fundar y contentar las formulaciones 4,21; 5,9. «Al lado de la forma más breve, que consta sólo de
jurídicas, y enriquecerías con argumentos e ideas teológicos. Es muy sustantivos y pronombres personales, se encuentran también formas
probable que el comentario y la profundización teológicas hayan un tanto ampliadas»; con leyahwah (por ej., Éx 29,18.25), con
tenido lugar dentro de la exposición que probablemente se haría kl (Éx 29,22.28). Por otra parte, «la fórmula expresa un juicio
de las mismas en las celebraciones cúlticas. Así se aproximan a la sobre pureza o impureza cúltica»45; también aquí hay formas di-
predicación y al tratado teológico no sólo los trozos que las enmar- fuminadas, y en cualquier caso la comprobación de la lepra, al
can sino también las series; cf. igualmente los «mandamientos» tener que ver con lo puro y lo impuro, se expresaba mediante
1-4 del Decálogo. Esto favoreció el que se las unificara en los ya ella (Lev 13).
mencionados cuerpos legislativos *•.

2. Los rituales
V.. DISPOSICIONES CULTUALES
Se encuentran, por ej., en Lev 1-5, regulan, en sus rasgos más
Es evidente que también el culto y cuanto se relaciona con él importantes, el tipo de una ofrenda sacrificial, ya se trate sólo de
necesita de normas jurídicas con carácter obligatorio. Éstas nos instrucciones para el sacerdote, ya de trozos que eran leídos (al
han sido transmitidas ante todo en el escrito sacerdotal del Pen- que hacía la ofrenda) en el culto. R. RENDTORFF * ha precisado las
tateuco (especialmente en Lev). siguientes formas básicas: 1. ofrenda (del animal para el sacrificio,
determinado con precisión) (1,3); 2. imposición de mapos (v. 4);
3. sacrificio (v. 5a); 4. aspersión de la sangre (v. 5b); 5. tratamiento
1. El lenguaje ulterior de la víctima (v. 6); 6. cremación (v. 9b).

Lo primero que llama la atención es un cierto lenguaje formal,


que establece la existencia y validez de ciertos hechos o normas 3. Instrucciones para los sacerdotes (da'at sacerdotal)
y recuerda en parte las fórmulas judiciales del lenguaje jurídico.
Se puede dar a estos giros estereotipados el nombre de «fórmulas Se encuentran reunidas en Lev 6s. Los textos, con diversos reto-
declaratorias». Se encuentran en las llamadas «Torot de los sacri- ques, regulan el modo de proceder en el servicio sacerdotal.
ficios» (por ej., Lev 1-5) y expresan, «con un hü' acentuado (res-
pectivamente, con un hf o hem), y casi siempre a modo de con-
45. R. RENDTORFF, Die Gesetze in dar Prleslerschrift (FRLANT 62) Gotinga 21962, 74s.
44. Para esta problemática cf. entre otros H. GRAF REVENTLOW, Das HeUigkeilsgeselz, Cf. ahí las citas de los pasajes.
formgeschichllich imtersucht (WMANT 6), Neukirchen 1961. 46. Ibid., 5s.

270 271
Formas y géneros literarios en el AT

concertación de una alianza, según sus pasos legales y su ceremonial,


4. La «tora» sacerdotal ni tampoco el documento de un pacto; de aquí que no nos sea
posible obtener del AT el correspondiente género o formulario.
Es una instrucción dirigida al pueblo, a los participantes en el Sin embargo, en 2Re 23,3, se narra que Josías, junto con todo
culto. Es una instrucción oral y por tanto sólo rara vez se la pone el pueblo o en su nombre, cerró una alianza con Dios; su conte-
por escrito (como en Lev 7,22-27) y en parte hay que deducirla nido era la obediencia a Yahveh, de conformidad con el rollo de la
indirectamente a partir de la polémica profética (Am 4,4s; Is 1,10- ley que había sido encontrado. Naturalmente, esta celebración se
17). Está dominada por los conceptos «santo» y «profano», «puro» desarrolló de una forma determinada y el «libro de la Alianza»,
e «impuro»; en su forma original se publica, por lo general, con o sea el rollo de la ley encontrado, se consideró con seguridad como
estilo apodíctico de prohibición y cuando, de manera derivada, el documento de la alianza. Ahora bien, sería importante saber
comunica al visitante del santuario las condiciones para participar qué forma tenía y si hay otros textos veterotestamentarios relacio-
en el culto (Sal 15; 24A), experimenta un cambio de estilo (incluso nados con él; es decir, si hay algo así como un género de «formula-
una formulación positiva, un participio). La tora se proclama por rio de la Alianza». K. BALTZER49 ha estudiado la cuestión reela-
encargo de Yahveh y se predica como palabra suya. borando el género correspondiente50. No podemos discutir aquí
el formulario de la Alianza y su justificación; pero sí hay textos
deuteronómicos que parecen atestiguar un esquema en esta direc-
5. Prescripción ceremonial ción y que se aplica desde la época de Josías, de la cual también
proceden probablemente las fórmulas de la Alianza: «Yo soy
Para determinadas fiestas y celebraciones eran necesarias regla- vuestro Dios; vosotros sois mi pueblo» y «Yahveh es nuestro Dios;
mentaciones obligatorias que precisaban cuándo y cómo, con qué nosotros su pueblo», respectivamente51.
preparativos y circunstancias concretas se había de efectuar la ac-
ción cultual. Estas reglamentaciones indicaban a veces igualmente
lo que se habría de decjr durante la ceremonia. Las necesidades V C) TRADICIONES PROFÉTICAS
determinan también la estructura formal de un género como éste;
cf. por ej. Dt 26,1-11. Los profetas de Israel — sólo de ellos se tratará en las páginas
siguientes— perciben, experimentan, la palabra de Yahveh que
pueden y deben predicar en una experiencia personal, en un hecho
VI. CONTRATOS, FORMULARIO DE LA ALIANZA <* misterioso que viene del mismo Yahveh (en forma de visión, de
audición, bajo el «Espíritu» o la «mano» de Yahveh, que les di-
Como se acostumbraba en el marco del antiguo oriente, tam- rige su dñbar). Deben interpretar la experiencia misteriosa, según
bién en Israel se cerraban contratos privados y estatales. El AT la esencia y voluntad de Dios, y han de traducirla en palabras
da repetidas indicaciones acerca de los ritos empleados al firmar humanas. Para ello se valen de ciertas formas y géneros.
la Alianza y transmite trozos de contratos (IMac 8,22-32; cf lRe
5,16ss). No nos ha sido transmitido ni el desarrollo total de la

47. Cf. el trabajo fundamental de J. BEGRICH, Die priesterliche Tora, en Ges. Studien 49. Das Bundesjormular (WMANT 2), Neukirchen 1960.
zum AT, Munich 1964, 232-260. 50. Véase el ejemplo en E. SCHÜSSLER - FIORENZA, op. cit.
48. Cf. D.J. MCCARTHY, Der Gottesbund im AT (SBS 13), Stuttgart 1966 (con bibl.). 51. Cf. R. SMEND, Die Blindesformal, Zurich 1963.

272 273
Scbrdner, Introd. 18
I. SOBRE EL ESTILO, LA FORMA Y LA FORMULACIÓN
II. LA SENTENCIA PROFÉTICA

No es de extrañar que en la palabra profética hablada se con- «La sentencia profética pretende comunicar la voluntad de Yah-
serve el estremecimiento de la vivencia que ha irrumpido y sacudido veh y sus repercusiones, tal como se manifiesta a consecuencia de
al portavoz de Dios. De aquí que los discursos proféticos posean, la jjresenteacUtud^x|stenciaj del hombre para ía configuración del
por lo general, un elemento dramático. Vaciados en formulaciones futuro»*4. Al anunciar lo que Dios ha de hacer (pronto), pretende
incisivas, breves y rotundas, configuradas rítmicamente y ligadas a influir en la conducta actual de los hombres a quienes se dirige.
una métrica, expresan en forma de sentencia lo que ha dicho Yah- El profeta busca, pues, presionar sobre el presente desde el futuro.
veh (cf. infra). Como señal de que sus palabras son palabra de Ésta es igualmente una finalidad de:
Yahveh y de que Él los ha enviado, sirve la llamada «fórmula
justificante del mensajero» («Botenspruchformel»): «Así habla Yah-
veh» o, mejor, «Así ha hablado Yahveh» (es a saber, cuando en
1. La palabra de desgracia
la reunión del consejo celestial, cf. IRe 22,19ss; Jer 23,22, promulgó
su decisión). A menudo se la pone al comienzo de la sentencia pro-
Llega como palabra de amenaza al propio pueblo y a los pue-
fética, al final de la cual aparece con frecuencia un «Oráculo de
blos extranjeros, al rey y a los personajes importantes. Anuncia
Yahveh» (neum yhwh). Lo que los mensajeros del Dios de Israel
un castigo y juicio de Yahveh. Una mirada de conjunto a los libros
tienen que predicar se expresa en un lenguaje agitado, de imágenes
proféticos muestra que este tipo de dicho es el que alcanza mayor
atrevidas y acabalgadas, de forma clara y a veces casi exagerada.
extensión en el (auténtico) material oratorio profético.
Hay ocasiones en las que comienzan pidiendo atención (Is 1,2) y
a) La pura amenaza presenta por medio de una sentencia breve
aluden a su experiencia místertósaT «Peculio
la actuación punitiva de Yahveh. Como sucede por lo demás con
maticales son ía acumulación de preguntas e imperativos, así como
el llamado perfecto profético, como expresión de acontecimientos todas las sentencias proféticas, puede venir introducida por una
futuros, que al profeta se le aparecen tan ciertos y reales como si de las fórmulas antes indicadas o también por un «en aquel día»,
ya hubieran sucedido»52. «sucederá en aquel día», u otras semejantes (cf., por ej., Is 7,18s.
20.21).
Según todas las apariencias, el estilo poético (bajo la forma de b) La amenaza razonada55 añade a la amenaza del castigo su
sentencia rítmica) no es condición imprescindible de su modo de motivo en forma de acusación. Incluye, por tanto, además de las
hablar. Como lo demuestran los libros de Jer y Ez, aun habida fórmulas mencionadas: 1.° la acusación, 2° el juicio, que anuncia y
cuenta de las interpretaciones posteriores, ambos profetas pudieron describe la intervención de Yahveh. Varía la colocación de ambos
expresarse también en prosa, con homilías e instrucciones semejantes elementos: la acusación puede ir al comienzo (introducida con «por-
a la tora53. que» ya'an kí, o bien con hoy, «¡ay!», u otrasi fórmulas) o al final
(introducida a veces con «puesto que», kí). Si el juicio punitivo va
después de la acusación, se suele introducir con láken, «por tanto»;
cf., por ej., Is 3,1-9.16-24.
52. SELLIN - FOHRER, Einleitung 384. c) La reprensión sólo aduce la acusación, sin añadir un juicio
53. No se puede discutir aquí el problema de los llamados «discursos de Jeremías en
estilo deutetonómico» ni el del verso breve postulado por G. FOHRER (Über den Kurzvers: 54. SELLIN - FOHRER, Einleitung 385.
ZAW 66, 1954, 199-236). 55. Ejemplos en E. SCHÜSSLER - FIOREKZA, op. cit.

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Josef Schreiner

que anuncie la actuación punitiva de Dios; cf. Is l,2s, o Is 3,12-15,


donde la acusación aparece como un pleito forense. III. RELATOS PROFÉTICOS
d) En la elocución profética judicial se emplea también la
palabra de exhortación y amonestación. Exige apremiantemente que No trataremos aquí de los relatos de la predicación profética,
se haga la voluntad de Yahveh. De hecho no faltará al menos una como el de Is 7, o sea de lo que el profeta hace y experimenta
alusión velada al juicio de Dios; con frecuencia va unida a al transmitir la palabra que le ha sido encomendada, sino de dos
una amenaza; cf. Sof 2,3; Am 5,4s.6. tipos especiales de relato profético:

2. La palabra de salvación 1. El relato vocacional

Aparece ante todo en Oseas, Jeremías y Ezequiel; tiene su ex- Si a Yahveh así le place, los profetas relatan a sus oyentes lo
presión plena en el oráculo salvífico y sacerdotal del Deuteroisaías vivido en la visión. Narran lo que han visto y oído (cf., por ej.,
(cf. más adelante). Evidentemente, también las palabras de maldi- Am 7,1-9; 8,1-3). Pero debió de tener para ellos¡ una importancia
ción dirigidas a los pueblos extranjeros son palabras salvíficas para especial la primera visión57, la primera vivencia en la que Yahveh
Israel, en cuanto que proclaman el castigo de los enemigos opre- los tomó a su servicio. Isaías, Jeremías y Ezequiel la exponen de-
sores; pero aquí no se trata de esto. Las palabras de salvación, talladamente. No nos equivocaremos suponiendo que tales relatos
así como las amenazas, se dirigen al propio pueblo, a los indi- vocacionales debían servir como argumento de que el respectivo
viduos del mismo y a los pueblos extranjeros. Anuncian la donación portavoz de Dios realmente había «asistido al consejo de Yahveh»
salvífica que Yahveh ha de llevar a cabo. Muchas veces se emplea (Jer 23,22).y que, por consiguiente, era en efecto su profeta. Estos
la fórmula «vendrán días», «en (los) días venideros», «al fin de los relatos de vocación profética siguen un esquema estructural pre-
tiempos»; cf. Jer 31s. ciso, de tal manera que se debe ser cauto al sacar conclusiones
Las amenazas y las palabras de salvación, presentadas aquí acerca de la personalidad del profeta. Pueden distinguirse dos tipos.
según la estructura que caracteriza al género, puede ampliarse de En uno ocupa el primer plano la aparición de Yahveh (Is 6- tam-
diversos modos56. Como lo muestra especialmente Ezequiel, tam- bién Ez 1-3); en el otro, su palabra (Jer 1).
bién pueden incorporarse elementos de otros géneros (por ej., de a) Como antecedente de este género se puede considerar los
tipo cultual o legal). Para reconocer el tipo exacto de anuncio «llamados relatos vocacionales preproféticos», en los que W« RICH-
profético de salvación o maldición, es preciso estudiar los casos TER 58 , examinando Éx 3s (JE), Jue 6 y ISam 9s, encontró los
concretos, analizando cada vez los giros estereotipados, el estilo, siguientes elementos estructurales: 1. la indicación de una situación
los elementos de forma y género presentes en cada texto. difícil; 2. la misión; 3. la objeción; 4. la promesa de ayuda; 5. la
señal.
b) La forma del «.relato de aparición» se encuentra en Isaías.
Sus elementos están prefigurados en IRe 22,19-23: Vi a Yahveh
57. F. HPJRST, Die Vtsionsschilderungen der atl. Propheten: EvTh 20 (1960) 193-205,
distingue tres tipos de visiones, o mejor dicho de relatos de visiones: la visión de pre-
sencia (Yahveh se hace presente), la visión de símbolos verbales o bien de asonancia,
56. Cf. al respecto C. WESTERMANN, Grundformen prophetischer Rede (BEhTh 31), Mu- y la visión de un acontecimiento.
nich 1960, 130-135. 58. Berufimgsberlchte 138s.

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Josef Schreiner Formas y géneros literarios en el AT
(Is 6,1) sentado en un trono (excelso y elevado) (1) —unos sera- acciones de este tipo. Los mismos profetas nos informan acerca
fines se mantenían en pie en torno a él (2) — oí la voz de Yahveh de tales acciones, ateniéndose a una forma determinada60 cuya
que dijo (8) — ¿a quién enviaré, quién irá de parte nuestra? (8) — estructura es la siguiente:
uno gritaba al otro y decía (3: clamor de alabanza de los serafines, 1.° orden de llevar a cabo la acción.
que es una reinterpretación de las voces que deliberaban en IRe) 2.° relato de su realización.
— Dije: heme aquí: envíame (8) — Ve y di a ese pueblo (9s) — tocó 3.° interpretación de la misma.
mi boca (7 señal, en lugar de: iré y me haré espíritu de mentira «Pueden añadirse tres elementos accesorios: indicación de los
en la boca de todos sus profetas)—. Isaías añade el reconoci- testigos oculares, expresiones de la promesa de Yahveh para la rea-
miento de la situación caótica (5), la réplica «hasta cuándo» lización de lo simbolizado, y para la referencia de la acción al
(cf. supra: objeción), la confirmación (11b con el comentario 12s; acontecimiento simbolizado»61.
cf. promesa de ayuda).
c) La forma del «relato centrado en la palabra», de Jeremías,
se apoya más en el esquema dado en a). N. HABEL 59 destaca aquí los IV. GÉNEROS ADOPTADOS
siguientes elementos: confrontación con Dios (o mejor, con la
palabra, 1,4) —frase introductoria (5a) — misión (5b) — objeción Géneros tomados de otros campos de la tradición.
del que va a ser llamado (6) — corroboración por parte de Yahveh Los profetas recibían de Dios la libertad de utilizar formas de
(7s) — la señal (9s). lenguaje pertenecientes a otra «situación vital» y de darles un des-
El relato vocacional de Ezequiel, como queda claro al estu- arrollo ulterior. Al hacerlo echan mano de giros suplementarios,
diar Ez 1-3, une elementos de ambas formas y los reelabora. combinan e interpretan (por lo que toca a su contenido y aplica-
d) Sólo en sentido impropio se puede llamar relato vocacional ción) géneros ya fijos, los mezclan y logran nuevas creaciones. La
a Is 42,1-4 (junto con el comentario de los v. 5-7). Yahveh presenta investigación trabaja aún en el estudio de estas formas tomadas
aquí a su Siervo bajo los siguientes elementos estructurales de la de otros campos y en la determinación de las características pro-
unidad: presentación («he aquí a mi Siervo») — aceptación, voca- pias del nuevo género resultante.
ción («a quien yo sostengo...») — preparación («he puesto mi espí-
ritu sobre él») — misión («implanta en los pueblos el derecho» etc., 1. Como indicación del número y variedad de estos géneros
2s) — alusión a su fortalecimiento (4a). Este «relato de presentación» incorporados al uso profético sirva una cita de G. FOHRER 62 — aun-
es remoldeado en Is 61,1-3, utilizando el comentario para una que la investigación ha hecho entretanto grandes progresos en la
autopresentación. tarea de diferenciar los géneros, cf. el magno comentario de
W. ZIMMERLI 63 —, que en su obra sobre Ezequiel dice: «Al deter-
minar el tipo de géneros que han surgido de estos complicados
2. El relato sobre acciones simbólicas procesos» —con la elaboración racional de las experiencias mis-
teriosas y la plasmación poética y artística de las palabras pro-
Es bien sabido que los profetas no sólo predicaron la voluntad féticas— «se encuentran entre los dichos y relatos de Ezequiel
de Yahveh con la palabra, sino también por medio de acciones
60. Cf. O. FOHRER, Die symbolischen Handlungen der Propheten (ATANT 54), Zu-
simbólicas (Is 20; Jer 13); en Ezequiel se nos transmiten doce rich 1968.
61. SELLIN - FOHRER, Einleitung 390.
62. FOHRER - GALINO, Ezechtel (HAT 1/13), Tubinga 1955, xx.
59. The Form and Signifícame of the Narratives: ZAW 77 (1965) 297-323. 63. EZECHIEL (BKAT xm), Neukirchen 1969, 2 vol.

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Josef Schreiner Formas y géneros literarios en el AT

(incluidos los suplementos posteriores) los siguientes géneros: 8 re- consecuencias que tendrá la intervención de Dios para el que se
latos de vivencias extáticas que él experimenta (además de 3,Í(M1 lamenta y para sus enemigos (v. 12s).
como suplemento): 12 relatos sobre acciones simbólicas llevadas b) WESTERMANN distingue de este oráculo salvífico y como un
a cabo por él; 16 amenazas; 19 amenazas razonadas; 10 repren- género propio la promesa de salvación. Responde directamente a
siones conminatorias; unareprensión acoiap^ñaHaT deuna conside- una queja formulada. Faltan la interpelación y el consuelo salví-
ración histórica añadida; dos suplementos a manera de reprensiones fico. Se indica en primer lugar la queja (Is 41,na), a veces empleando
con consideraciones históricas; una amonestación; una amonestación para ello una cita (49,14). Sigue luego el anuncio de la salvación
nacida de la discusión; 6 discusiones; 8 lamentaciones y elegías como promesa de la generosidad de Dios (v. 17b) y su intervención
proféticas; 7 enseñanzas proféticas (tom); 3 alegorías; 8 pro- (v. 18s). Finalmente se menciona el objetivo (v. 20).
mesas; varias veces hay combinados en un mismo párrafo diversos c) La refutación discute una tesis expuesta o implícita, que
géneros: aparecen sendos ejemplos de amenaza, amenaza razonada aparece con claridad como la negación del objetivo propuesto, e in-
o discurso judicial combinados! con promesa; dos veces se repiten tenta refutarla. En la argumentación no se procede siempre con
la reprensión y amenaza combinados con promesa». A esto hay una lógica estricta; a menudo sirve de argumento la conclusión por
que añadir que también las formas de locución genuinamente pro- analogía. Son típicas las preguntas (que frecuentemente se acumu-
féticas se encuentran a menudo mezcladas con elementos de otros lan) cuyo tema es: ¿Quién ha hecho esto y aquello? (Is 40,12-14).
géneros. " " ~ Sigue luego la «prueba», que puede valerse de todos los recursos
formales y estilísticos que parezcan favorables y consta a veces
2. En el Deuteroiscáas hay una serie de géneros imitados por de afirmaciones (acerca de realidades fácilmente observables, v. 15s).
el profeta para exponer su mensaje especial, el anuncio de la sal- Todo desemboca, a ser posible, en una proposición final (v. 17),
vación, obrada por el Dios poderoso en favor del pueblo que que expone igualmente la refutación de la tesis.
vive en el exilio. Los expondremos siguiendo en lo esencial a d) Los discursos forenses, que imitan las formas de hablar de
C. WESTERMANN *•, que se apoya en estudios de J. BEGRICH65 am- los medios legales y utilizan también el correspondiente lenguaje
pliándolos. formal, sirven ante todo en la discusión de Yahveh con los dioses,
a) JQ oráculo salvífico debió parecer especialmente apropiado en el rechazo de sus pretensiones y en su condena. Este género ofre-
para el anuncio de la salvación. Esto se deduce indirectamente del ce al profeta un buen medio para proclamar la unicidad de Yahveh,
cambio repentino ocurrido en la lamentación (por ej. Sal 6,8-9), el Dios de Israel, y su divinidad en exclusiva. Una forma derivada
que según todas las apariencias presupone el consuelo salvífico la constituye el pleito de Yahveh con el Israel recalcitrante (como
de haber sido ya oídos (oráculo salvífico sacerdotal). Se caracteriza en Is 43,23-28); aquí se ha cambiado la estructura y el fragmento
por el dicho consolador «¡No temas.'» (cf. Is 41,10). Le precede ha sido asimilado a la refutación. Los discursos forenses, cuyo te-
la alocución a los destinatarios, que puede ampliarse con referencias ma es «Yahveh frente a los dioses (o los pueblos)» (41,1-5.21-29;
a la antigua acción salvadora de Dios (v. 8s). Le sigue la motiva- 43,8-15; 44,6-8; 45,20-25) siguen en su estructura la marcha del
ción, con construcción nominal: «Yo estoy contigo, yo soy tu Dios» proceso judicial. Siguen la citación, la vista y el fallo. El verdadero
y verbal: «Yo te fortalezco...» (v. 10). Luego se indican las punto de controversia es el anuncio de lo que va a venir, y Yahveh
prueba que sólo él, y no los dioses, es capaz de hacerlo. En el fallo
64. Sprache und Slruktur der Prophetie Deuterojesajas, en Forschung am AT, Munich
tiene lugar la declaración de nulidad de la pretensión de los dioses.
1964, 92-170. e) Los cánticos de alabanza escatológicos (cf. Is 48,20s) son
65. Studien zu Deuterojesaja, Munich 1963 (reedición); cf. también id.. Das priesterliche
Hellsorakel. himnos o fragmentos hímnicos.

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Josef Schreiner Formas y géneros literarios en el AT
3. También hay que referirse al discurso parabólica de Is 5,1-7. especiales. El mismo AT indica y refiere que los dichos proféticos
Expone en primer lugar la «parábola», para dar luego su inter- eran anotados por escrito (cf. las fechas sobre diversas unidades en
pretación. El fin es convencer a los oyentes de que Yahveh está por Ez; Jer 36); esto lo hacía en parte el propio profeta, en parte sus
completo en su derecho al actuar judicialmente. discípulos o su círculo de amigos. Lo que en los comienzos existió
sólo como «hojas sueltas» fue reunido, a partir.de la época„del exi-
4. De diversos modos imitan los profetas la tora sacerdotal lio, en colecciones y libros. ÍLa composición dio origen formalmente
(Is 1,10-17; Am 5,21-24), que se promulga en la acción cultual. Se a nuevas estructuraos en un doble aspecto:.
le da la vuelta y viene a decir que un sacrificio que prescinde de
la interioridad o que sólo se celebra formalmente, ni encuentra el 1) Donde pareció que tenía sentido hacerlo y que era posible,
agrado de Dios ni es aceptado. Luego exhorta a adoptar la actitud las palabras forenses fueron agregadas a los anuncios salvíficos.
correcta. Después de la invitación a que se le escuche (Is 1,10), si- En parte se las insertó en medio de éstos, de tal manera que las
guen la reprensión (v. 11-15^ y la instrucción (v. los)66. tenebrosas amenazas fueran iluminadas. Así resulta que, dentro de
los escritos proféticos, se da en abundancia la est^turajdesgracict
5. No es posible enumerar los géneros y formas empleados por salvación y da la impresión de que los portavoces de Yahveh hacían
los portavoces de Yahveh en el discurso profético, y ni siquiera que al anuncio del juicio siguiera la promesa salvífica. Es evidente que
describir de modo aproximado las elaboraciones que experimentan hay que tomar cada unidad de por sí, conforme a su género, y
y las nuevas formaciones que surgen. La situación es distinta en así hay que interpretarla; pero la interpretación no puede pasar
cada profeta (y en cada libro). En cada caso hay que analizar las por alto estas colecciones formadas conscientemente, ni la doctrina
unidades textuales concretas, el vocabulario y el estilo, El resultado que contienen en su composición, que es al menos un mensaje de
tal vez sea el establecimiento de nuevos géneros. Pero parece acon- tiempos posteriores y un testimonio teológico de esa época.
sejable no diferenciar demasiado recurriendo a nuevos nombres, sino 2) En la estructuración de los libros proféticos se empleó un
destacar, a ser posible, por medio de ciertas precisiones qué es lo principio formal prenunciado ya en las grandes colecciones: palabras
específico de las formaciones a las que la libertad y autoridad pro- de desgracia contra el propio pueblo —• palabras de maldición contra
féticas dan lugar. Con esto se expresarían simultáneamente, dentro pueblos extraños—, palabras salvíficas para Israel (y otros). Cuan-
del género conocido, tanto la estructura fundamental como la indi- do la predicación profética, inserta en la elaboración posterior, se
cación de la transformación experimentada. La investigación traba- enmarca dentro de este triple paso, contiene una fuerza dominante
ja hoy de manera especial en este campo de los «géneros aplicados». de las líneas fundamentales de la fe israelítica: el pueblo de Yahveh,
por su posición especial, es el primero que se encuentra amenazado
por el juicio de Dios; los demás pueblos, cuando han infringido el
V. COLECCIÓN DE DICHOS PROFÉTICOS orden divino, que también para ellos tiene validez, han despreciado
el encargo divino o han luchado contra Israel, tampoco escapan a
De las colecciones de dichos proféticos sólo se hablará breve- esta amenaza; pero al final se encuentra, como meta, la salvación
mente, en cuanto que representan, desde el punto de vista de los del pueblo de Dios y de quienes se le hayan unido67.
géneros, formaciones propias con una finalidad y fuerza expresiva

66. C. WESTERMANN, Grundformen 146; cf. también E. WÜRTHWEIN, Kuhpolemik


oder Kultbescheid?, en Tradition und Situation (homenaje a A. Weiser), Gotinga 1963,
115-131. 67. Para el aspecto formal, c£. SELLIN - FOHRER, Einleitung 393-396.

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D) TRADICIONES SAPIENCIALES I. GIROS ESTEREOTIPADOS o FÓRMULAS PARA EL DOMINIO DE LA VIDA

La sabiduría, llamada h°kmñk por Israel, era una ocupación Si la sabiduría es el esfuerzo y el arte de configurar la vida de
intelectual, una actitud ambicionada y un campo literario que se manera acertada y feliz, a las formas de locución sapiencial perte-
extendían por todo el antiguo oriente. Servía al recto vivir y tenía necen aquellas maneras de hablar y aquellas afirmaciones formales
como finalidad el dominio de la vida en toda la extensión del con- que pretenden alcanzar ese fin para quien habla o para su inter-
cepto. Eran sabios, por ej., el artesano que producía obras de arte- locutor.
sanía buenas y artísticamente valiosas; el rey que sabía gobernar;
todo el que poseía facultades especiales, secretas; el que mostraba 1. Saludos y deseos También los israelitas naturalmente tenían
una superioridad en determinadas situaciones, poseía experiencia la costumbre de saludarse y expresar sus buenos deseos al encon-
práctica de la vida y sabía explotarla. No se trata «de un dominio trarse y despedirse. Para ellos no eran meras expresiones amistosas
teórico de los problemas de la vida o del mundo, sino de soluciones sin contenido; porque, según su concepción, la palabra tenía en sí
de tipo práctico, basadas en exigencias concretas, ante las que se un poder eficiente. Así, el saludo sálóm o salóm Pica, «la paz, la
encuentran Dios o el hombre. La «sabiduría» es un proceder y prosperidad, la salud (sean contigo)», causaba el estado de bien-
obrar cuidadoso y reflexivo, experto y hábil, mediante el cual estar o al menos lo fomentaba. Por tanto, al que lo recibía le ayu-
uno se inserta en el orden cósmico existente, para apoderarse daba en la configuración sana de su vida. Lo mismo sucede cuando
del mundo, dominar las tareas vitales y, en última instancia, se saluda a alguien con la fórmula '"sre (há'is)'"ser, «feliz (el hom-
la vida misma. Se refiere a la vida entera y actúa en todos sus cam- bre) que» (Sal 1,1, etc.). Con frecuencia se expresa lo que efecti-
pos, de tal manera que viene a ser la prudencia y el saber encami- vamente se quiere para su felicidad. Se trata de bienes como los que
nados a la configuración práctica de la existencia»68. Después de la sabiduría —consistente, según la concepción israelítica, en el
lo dicho ya se comprende que la corriente sapiencial no tenía en temor de Yahveh— promete al hombre que se esfuerza seriamen-
Israel una existencia propia y aislada. Por el contrario, influyó en te por conseguirla (cf. Sal 1; 127; 128). Se pueden ampliar estos
los demás campos del pensar y de la expresión y ha dejado sus deseos, aplicándolos no sólo a la persona a quien se habla, sino
huellas. Sin embargo, es preciso notar que la «sabiduría», cuya a su familia entera y sus posesiones (ISam 25,6). Según parece, se
historia en Mesopotamia (en Sumeria, sobre todo como ciencia de atribuía una fuerza especial a los deseos expresados en la despedi-
las listas; también colecciones de proverbios, consejos para X) y en da. Aquí tenía su lugar la fórmula «Vete en paz» (Éx 4,18; 2Sam
Egipto (sobre todo enseñanzas, instrucciones para X), lo mismo que 15,9).
en Israel se expresa en determinadas formas y géneros que aquí no
podemos detallar. 2. Bendición y maldición. Lo abarcado por el concepto sálóm
encuentra expresión para el campo de la fecundidad y para el esta-
blecimiento de una situación saludable, en la palabra berákáh,
«bendición». En este sentido se desea que «seas bendecido por
Yahveh» (ISam 15,13). En la recolección de la cosecha dicen los
que pasan: «la bendición de Yahveh sea con vosotros; os bende-
cimos en el nombre de Yahveh» (Sal 129,8). Con ello se desea a
68. SELLIN - FOHRER, Eintettung 332; cf. G. FOHRER, aotfla XTX. B. Altes Testament,
ThW vil 476-496 (con bibl.). la persona aludida la fuerza beatificante del Dios de Israel, que da

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Josef Schreiner Formas y géneros literarios en el AT

la fecundidad y la prosperidad. Pero como Yahveh es fuente de ben- (cf. Ez 13). El Dios de Israel no toleraba prácticas oscuras que
dición puede decirse simplemente: «Yahveh sea contigo» (Jue 6,12; buscaban un dominio sobre la vida de los otros. De aquí que los
Rut 2,4). conjuros eran extraños al AT. Pero la cita «¡Templo de Yahveh,
En el campo de las bendiciones no se contentaron con meras templo de Yahveh, templo de Yahveh es éste!» (Jer 7,4), con su
fórmulas de saludo. El pensamiento sapiencial sabía también des- triple repetición, recuerda una fórmula mágica69.
cribir, por medio de giros estereotipados y frecuentemente en forma
rítmica, la manera de obrar de la bendición sobre el que iba a ser
bendecido. Estas formulaciones se introducen con el término barük, II. LA SENTENCIA
«bendito», y pueden determinar quiénes son los portadores de la
bendición o sus bienes (Dt 28,3s). Por el contrario, también la mal- La expresión natural, apropiada y, por así decirlo, típica, que la
dición se relaciona con la concepción sapiencial de la vida. Con la sabiduría se procura para expresar en palabras la experiencia de
palabra poderosa de la maldición se niega y destruye para el alu- la vida que se ha ido acumulando, y para transmitirla como doctrina
dido aquello que quiere ofrecerle al hombre la sabiduría. Según la o admonición, es la sentencia. Constituye la forma de lenguaje sa-
concepción del antiguo oriente, compartida también por Israel, los piencial más sencilla y breve. En el AT se la llama mñsñl (¿igual-
bienes de la vida y la misma existencia se aniquilan mediante la dad?, ¿comparación?, ¿sentencia autoritaria?); pero también se em-
palabra operativa de la maldición. Con el término 'árür, «maldito», plea este nomb/e para unidades mayores (Sal 49,5; 78,2). Quizás ha-
alcanza la maldición al hombre y a su campo vital (Dt 28,16ss). bría que emplear esta designación para aludir a proposiciones «que
Ordenadas en series, las fórmulas de maldición se traspasan a la crean una realidad... o le dan a una verdad la expresión que per-
esfera legal y sirven allí, junto con la amonestación sapiencial, para mite que otros la aprueben, con lo que se impone su validez, ya se
expresar de manera eficaz tanto las prescripciones como sobre todo trate de una experiencia vital del pueblo», ya de una sentencia «de
las prohibiciones (cf. supra). los sabios»70.
Se puede reforzar la maldición con acciones eficaces, y en deter-
minadas ocasiones puede afectar al bien sobre el que se fulmina: el 1. El refrán expresa de manera sencilla y sentenciosa la ex-
suelo (Gen 3,17), una ciudad (Jos 6,26), la cesta y la artesa, el fruto periencia sobre la vida, el mundo, el decurso de los acontecimien-
de las entrañas y el fruto del suelo, el parto de las vacas y la cría tos, sus conexiones, sus leyes y el orden que se manifiesta. Son pro-
de las ovejas (Dt 28,17s). Sólo Yahveh puede romper su poder e posiciones basadas en la experiencia, como las que poseen todos los
inclusive convertirla en bendición, por pura y benévola donación pueblos y culturas; no son propiedad exclusiva de Israel, buen sabe-
suya (cf. Núm 22-24). Naturalmente había personas de quienes se dor de que sus vecinos poseían esa sabiduría en grado elevado. Re-
pensaba que estaban provistas de poderes especiales, que poseían flejan, junto con la concepción del mundo, el modo de ser de la
más poder que otros para invocar una bendición o maldición efec- época en la que surgieron; cf. ISam 24,14; IRe 20,11; Ecl 9,4. Por
tivas; tales eran los patriarcas o los moribundos en sus últimos medio de una derivación etiológica el refrán de 2Sam 5,8 se sitúa
momentos. De aquí que se pongan en su boca las fórmulas corres- en una determinada «situación vital».
pondientes (Gen 27,27ss.39s, cf. Gen 49).
2. El proverbio se distingue del refrán por su formación cons-
3. Las fórmulas de maldición y de bendición recuerdan por cientemente artificial; se lo designa como sentencia. Ya en el refrán,
su poder operativo los hechizos y fórmulas mágicas. En la religión 69. Cf. J. HERRMANN, ZU Jer 22,29; 7,4: ZAW 62 (1956) 321s.
yahvista estaban severamente prohibidas la hechicería y la magia 70. J. HEMPEL, Literatur 44.

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Josef Schreiner
Formas y géneros literarios en el AT
formado en boca del pueblo y que surge de modo espontáneo, se da
un cierto sello característico. En el proverbio encuentran aplica- que debió surgir «del arte popular de la palabra», pronto fue «asu-
ción la paronomasia (Prov 13,3), la rima (Prov 11,2), y el estilo mido también por la literatura sapiencial»73. Al comienzo sirvió
seguramente no tanto para la pura diversión, como podría dedu-
rítmico. No es posible establecer un límite claro entre lo popular y
cirse de Jue 14,14-18, sino para probar si el interlocutor había de
lo que fue formación de los sabios; prueba de ello es el nombre
ser tenido igualmente por iniciado en los misterios de la vida (cf.
müsál, común a ambos. Es de notar que el proverbio artístico tiene
IRe 10,1) o de una comunidad determinada. Ciertas realidades, pre-
forma métrica; ahí reside parte de su fuerza. Pero también en la
sentadas en enigmas, muestran, al ser reconocidas, la intuición y la
facilidad con que el discípulo del sabio, llamado frecuentemente
capacidad del interrogado.
«hijo», lo aprende y conserva, de manera que luego muestra su
eficacia en la configuración de la vida. Estilísticamente, la sentencia
presenta la forma de declaración afirmativa (Prov 10,1-23), de ex-
IV. LA SENTENCIA NUMÉRICA
hortación (en especial Prov 1-9) y de advertencia (6,27s). En su
estructuración tiene un papel especial el parallelismus membrorum
La sentencia numérica, propia del ámbito cananeo74, represen-
(sinónimo, sintético, antitético). «En la práctica, dentro de una sen-
ta un medio conocido también en Israel para enlazar en una uni-
tencia, se utilizan sinónimos (17,21), la enumeración (24,25) y repe-
dad el material sapiencial relacionado entre sí. Su forma es x/x+1,
tición (3,11), la paronomasia y la asonancia (11,2), la aliteración
es decir, en la primera parte del versículo se da un número deter-
(8,27) y los juegos de palabras (6,25), el ejemplo (24,30ss) y la com-
minado, acompañado de una tipificación; en la segunda parte se da
paración (15,11), así como la rima (11,2; 12,25)» 71. ¡el número inmediatamente superior bajo el mismo calificativo que
Era un arte especial, propio de los sabios, el ordenar las sen- 'se desarrolla a continuación: «Seis cosas hay que aborrece Yahveh,
tencias aisladas dentro de unidades mayores. Esto se logra no sólo y siete que le causan horror:...» (Prov 6,16); «Tres cosas hay que
añadiendo el razonamiento (Prov 25,21 s) y la finalidad (26,4s), sino me desbordan y cuatro que no conozco:...» (30,18). El recurso es-
también con medios estilísticos (30,24ss), o bien integrando la sen- tilístico ayuda a hacerlo memorizable. Es de pensar que debió ser
tencia en formaciones organizadas temáticamente. «La obra del útil en el aprendizaje de conocimientos sapienciales.
"sabio" no consiste, con todo, en lograr la sentencia concreta que
— según demuestran las observaciones comparativas— representa
con mucha frecuencia un material recibido de la tradición, sino en V. E L POEMA DIDÁCTICO SAPIENCIAL
su inserción dentro de una serie como tal. Ésta es la unidad "esté-
tica" buscada y constituye a la vez el tránsito a los "poemas sapien- El poema didáctico sapiencial, como ya se ha indicado, debió
ciales"» 72. surgir de la yuxtaposición de sentencias que, aunque tratan del mis-
mo tema, siguen siendo dichos sapienciales independientes (cf. Job
20,4-29). Sin embargo, el género avanza hacia la unidad armónica y
III. E L ENIGMA acabada, que trata un tema con una secuencia lógica de pensamien-
tos. Éste es el caso patente de los cantos sobre la sabiduría perso-
El enigma (hidah) adopta la forma estilística de la pregunta y nificada (Prov 8; 9). Junto a éstas, hay formas de transición que
crea con ella un género propio dentro del discurso sapiencial. Aun- son composiciones en las que se ha insertado material sapiencial. Se
73. O. EISSFELOT, Etnleitung in das Alte Testament, Tubinga 31964, 113.
71. SELLIN - FOHRER, Einleltung 341.
74. Cf. el estudio de G. SAÜER, Die Sprüche Agurs (BWANT 84), Stuttgart 1963.
72. J. HEMPEL, Literatur 50.

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Schreiner, Introd. 19
Josef Schreiner Formas y géneros literarios en el AT

requieren investigaciones sobre el estilo y el vocabulario para separar 3. También la fábula, que toma sus materiales del mundo ani-
lo que es herencia recibida por tradición y lo que ha sido compues- mal o vegetal, para hacer una crítica velada o rechazar una exigen-
to expresamente. Estos poemas didácticos se encuentran en el punto cia desmedida, tiene su lugar en el AT. Ejemplo conocido es la
de transición hacia la poesía lírica. Hay una serie de salmos que fábula de Jotán, de Jue 9; cf. también 2Re 14,9. El enunciado per-
han sufrido su influjo o han sido compuestos según este tipo de manece aquí encubierto, con lo cual resulta tan claro para el que
poesía (cf. Sal 1; 34). La temática de estos poemas didácticos entiende como inaccesible —y es su desgracia— para el que está
forjados en el pensamiento sapiencial, se centra preferentemente obcecado.
en torno a la suerte del justo y del culpable, y en torno a la alabanza
y necesidad de la sabiduría. •
VIL ENUMERACIONES, ÍNDICES

VI. LA COMPARACIÓN Las series, listas, enumeraciones, índices de materias o de nom-


bres, surgidos de una actividad lexicográfica de carácter didáctico,
También se empleaban en Israel géneros que colocaban la com- no fueron asumidos en su totalidad por el AT. Se emplearon, sin
paración, tan estimada por la literatura sapiencial, en el centro de embargo, en cánticos salpicados de elementos sapienciales (Sal 104)
la exposición y argumentación. No sólo los sabios, también los pro- y dejaron sus huellas en el libro de Job75. Como era de esperar,
fetas sabían que el lenguaje plástico puede hacer que las ideas y reflejan la situación de Palestina.
afirmaciones resulten gráficas, palpables y asimilables. De ahí que
unos y otros utilizaran formas de locución que de suyo pertenecen al
lenguaje sapiencial. E) TRADICIÓN DE CÁNTICOS Y PLEGARIAS

1. La alegoría construye una historia a partir de metáforas Si se toman en conjunto estos dos campos, que no necesariamente
expuestas con mayor o menor extensión. Pretende con ello visuali- han de ir unidos, es con el objeto de indicar desde el comienzo que
zar pensamientos, conceptos y hechos importantes. Así por ej. en en Israel no se les puede separar. El libro de los salmos da testi-
Prov 1-9 se personifican la sabiduría y la necedad, y aparecen monio de ello: los salmos son con frecuencia oración y canto al
en forma de la mujer legítima y la mujer extraña. Ezequiel presenta mismo tiempo. Sin embargo cada uno de estos campos posee su
a Israel como el leño de una vid (15) y como una niña expósita (16); carácter propio. Tampoco en Israel es religiosa ni expresión orante
los dos reinos aparecen como dos hermanas impúdicas (23). La cualquier poesía, ni la oración requiere una estructura poética, sino
interpretación puede darse automáticamente, como en el caso de que frecuentemente se sirve de la prosa, aunque ciertamente prefiera
«la mujer-sabiduría y la mujer-necedad», o bien se añade expresa- una prosa elevada y artística.
mente (Ez 15,6ss).

2. La parábola no tiene aún la forma precisa de las parábolas


neotestamentarias. Pero ofrece asimismo, en una narración, los ras-
gos esenciales que han de aplicarse de modo explicativo a la persona
o cosa significadas por ella; cf. la parábola de 2Sam 12, con la 75. Cf. para cada uno de los textos O. FOHRER, Das Buch Hiób (KAT xvi), GUtersloh
1963, que cuenta entre ellos 24,5-8.14-16a¡ 28; 30,2-8; 36,27-37,13; 40,15-24; 40,2541,26;
energía de su interpretación: «¡Tú eres ese hombre!» (v. 7). 38,4-39,30.

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Formas y géneros literarios en el AT

cias. No se trata ni de un drama de amor, ni de la celebración de las


I. CÁNTICOS DE LA VIDA COTIDIANA bodas de los dioses. «En parte son... cantos de amor rudos y natura-
les, testigos de un erotismo fuerte, pero sano y limpio (1,7-8; 1,9-17;
«También en Israel cantan los niños en la calle mientras jue- 2,8-14); en parte, son cantos compuestos para la celebración de la
gan, y los adultos en el trabjo y en el campo. Y en la noche re- boda y ejecutados en ella (3,6-11; 7,1-6)78. Se puede establecer una
suena con fuerza, desde lo alto de la torre, la canción del centinela. serie de géneros menores: «el canto de admiración, por ej. Cant 1,
Y cantan los jóvenes en la oscuridad una copla satírica sobre la be- 9-11, comparaciones y alegorías, por ej., l,13s; 6,2; el canto descrip-
lleza otrora alabada (Is 23,16) ... El canto acompaña todos los mo- tivo, por ej. 4,1-7; la autopresentación, por ej. l,5s; el canto de
mentos culminantes de la vida»76. Is 21,1 ls es la canción del centi- exaltación, por ej. 6,8s; el diálogo jocoso, por ej. l,7s; el relato anec-
nela; en Núm 21,17s, una canción de trabajo, que pretende animar y dótico, por ej. 2,8s; y el cántico de nostalgia, por ej. 2,4s»79. En este
a la vez asegurar el éxito. Is 5,llss y Am 6,4ss aluden a las cancio- contexto habría que mencionar también el salmo 45; es un canto com-
nes de tos bebedores. Es preciso resaltar algunos géneros que llega- puesto por un poeta cortesano o un profeta cúltico, en honor del
ron a ser importantes para el AT. rey y con ocasión de su boda; a diferencia de Cant, la relación con
Dios está expresada con claridad (v. 3).
1. El cántico de victoria. Mientras que en el AT sólo se con-
servan alusiones a los cánticos de batalla (como Jue 5,12); y los A. La canción satírica, una especie de másál, quiere hacer de
textos de conjuro, que debían provocar la derrota del enemigo (cf. alguien el hazmerreír de todos, desprestigiar a pueblos y tribus ente-
Núm 22), habría que catalogarlos más bien entre las «sentencias» ras (Núm 21,27-30) y exaltar la propia superioridad (2Re 19,21-28).
y en la categoría de la maldición, se nos han transmitido textual- Los aludidos quedan malparados y vencidos. Incluso en los himnos
mente composiciones que celebran una victoria y que deben incluir- triunfales pueden aparecer versos satíricos intercalados (Jue 5,15-
se en el género del cancionero. «Con frecuencia oímos hablar de la 17.28-30), para subrayar expresamente la superioridad del vencedor.
ejecución de tales cantos de victoria, tarea que atañe sobre todo a La canción satírica «representa un arma política, que proporcionaba
las mujeres, y que tiene lugar inmediatamente después de regresar protección y confianza al propio pueblo y hundía al enemigo en el
el ejército y en fiestas organizadas expresamente para celebrar la desprecio y la aniquilación... En Israel parece que con la aparición
victoria»77. Con la espontánea alegría que produce el regreso de del profetismo la antigua poesía satírica fue quedando cada vez más
los combatientes victoriosos, se entona una canción de pocas pala- relegada a un segundo plano, siendo reemplazada por las amenazas
bras, que destaca lo esencial del acontecimiento, una hazaña parti- proféticas contra los pueblos extranjeros». Pero los mismos profetas
cular o al jefe victorioso (cf. Éx 15,20s; ISam 18,6s). Por el con- adoptan este género y lo desarrollan en cuanto que la canción satírica
trario, en la celebración de la victoria hay tiempo para compo- «se compone en relación con un suceso futuro presentándolo como
ner y ejecutar cantos más extensos (Jue 5). ya sucedido» m (por ej., Is 47).
4. La elegía (qináh). La entonan, en la cámara mortuoria o
2. Los cantos de amor y de bodas. El júbilo, la alegría y el
junto al féretro, los parientes o las plañideras profesionales (cf. 2Sam
canto resonaban cuando, terminada la cosecha, se celebraba una boda
1,19-27; 3,33s). Suele introducirlo la exclamación 'ék o 'ékah, «¡ah,
con fiestas que duraban siete días. El Cantar de los Cantares contiene
toda una colección de estos cantos que exaltan el amor y las nup- 78. O. EISSFELUT, Einleltung 120; véase el comentario de W. RUDOLPH, Das Buch
Ruth. Das Hohe Ued. Die Klagelteder (KAT XVII, 1-3, Gütersloh 1962.
76. H. GÜKKEL, Die israelitische Lileratur S. 79. SEULIN - FOHRER, Einleltung 296; cf. F. HORST, Die Formen des althebraischen
77. O. EISSFELBT, Einleltung 133. Liebesttedes, en Gottes Recht, Munich 1961, 176-187.
80. O. EissFEUxr, Einleitung 124s.

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Josef Schreiner Formas y géneros literarios en el AT

cómo...!». Canta con dolor el pasado y el presente, la plenitud de la «salmos creacionales» (8; 19A; 104), que destacan como tema espe-
vida precedente y la rigidez actual de la muerte. Se inserta el género cial el motivo hímnico del poder creador de Dios; los cánticos so-
en el ámbito profético, sobre todo por obra de Ezequiel, aplicándolo bre Sión (46; 48; 76; 84; 87; 122) que exponen, en cada caso de ma-
al propio pueblo (Ez 19,1-14) lo mismo que a los pueblos extran- nera propia, la alabanza de Yahveh, utilizando para ello la descrip-
jeros (Ez 27,32, cf. Is 14,4-21). Mezclada frecuentemente con la ción y glorificación de la sede de su reinado terreno. También en otros
burla, se convierte aquí en un terrible anuncio del juicio por encar- géneros los motivos y enunciados hímnícos van unidos con la ac-
go de Yahveh. ción de gracias y la súplica.
El género de la descripción teofúnica83 (cf. Jue 5,4s; Sal 29; Hab
II. CANTOS CULTUALES (SALMOS) 3), en cuanto confiesa el poder irresistible y victorioso del Dios de
Israel, está marcado por las características propias del himno. Es po-
Israel coleccionó los cantos que entonaba ante Yahveh y la lírica sible que tenga su «situación vital» en el cántico de victoria cúltica;
cultual que ejecutaba delante de su Dios, reuniéndolos, salvo algunas después asimiló algunos motivos e influencias del entorno de Israel.
excepciones, en el libro de los Salmos, el «libro de oraciones» de la b) Las lamentaciones presentaban ante Yahveh las necesidades
comunidad postexílica M. del pueblo o las del individuo; seguramente que muchas fueron con-
/) La gran masa de los salmos se compone de cánticos en los sideradas y utilizadas como formularios, de la misma manera que de-
que se expresan las tres actitudes fundamentales de la expresión su- bió ocurrir con los cantos de acción de gracias. Se distinguen las
plicante, «alabanza, petición, acción de gracias-». Conforme a su natu- lamentaciones del pueblo y las del individuo, reconocibles siempre
raleza, son tan variadas sus posibilidades expresivas, que en cada por su contenido y su propósito. Cuando el individuo despliega ante
caso resulta evidente el sello peculiar de los cánticos. De ahí que sólo Dios su situación atribulada, aparecen claramente dos sufrimientos: la
sea posible mencionar los géneros y, a lo más, aludir a sus sub- enfermedad y la acusación ante un tribunal. Se puede, pues, distinguir
divisiones. dos grupos de lamentaciones individuales: los «salmos de enferme-
a) El himno (fhilláh, alabanza, cántico de alabanza) resuena dad» y las «súplicas del acusado». En la estructura básica de la la-
en honra y alabanza de Yahveh, con ocasión del servicio cúltico de su mentación destacan tres partes principales, la introducción, como
pueblo. Por lo general está estructurado en tres pasos: la invitación a llamada a Yahveh, por lo general en imperativo, con la que se pide a
la alabanza de Dios (en imperativo, yusivo o cohortativo); la parte Dios que escuche y ayude; puede ampliarse mediante una breve enu-
principal (corpus hymni), introducida por ki, «porque», con un domi- meración de motivos o razonamientos; la parte principal, con la des-
nio de participios o de oraciones relativas, y dedicado a describir las cripción de las penas (enfermedad, acusación, u otras semejantes)
propiedades de Yahveh o de sus hazañas; y el final (petición, repe- — típica de las lamentaciones—, con peticiones, aportación de moti-
tición de la invitación, o algo semejante)M. vos que deben mover a Yahveh a intervenir (su voluntad salvífica, su
Como subespecies del himno mencionaremos: los cantos de vieja actitud generosa, su honra atacada por los enemigos1, etc.) pro-
entronización (47; 93; 96-99), que celebran el reinado del Dios de Is- testas de inocencia, manifestaciones de confianza, y a veces también
rael con la fórmula característica jhwh málak, «Yahveh reina»; los confesión de los pecados. El final, como petición renovada o expre-
sión de la certeza de ser escuchados o de haberlo sido ya M. El cambio
81. Para la investigación de los géneros de los salmos siguen teniendo importancia
fundamental: H. GUNKEL-J. BEGRICH, Einleitung iif die Psalmen, Gotinga 1933; cf. tam-
83. Cf. J. JEREMÍAS, Theophanie. Die Geschichte einer atl. Gattung (WMAKT 10),
bién C. WESTERMANN, Das Loben Gottes in den Psalmen, Berlín 1953; id., Struktur und
Geschichte der Klage im AT, en Forschung am AT 264-305. Neukirchen 1965.
82. Véanse los ejemplos, también de cantos de lamentación y de acción de gracias, en 84. Cf. los ejemplos en K. KOCH, op. cit., 209-222; I. SCHREINER, Hirie Israels stell
E. SCHÜSSLER - FIORENZA, op. cit., 388ss; K. KOCH, op. cit., 195-208. uns wieder herí Auslegung von Ps 80: BiLe 10 (1969) 95-111.

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Josef Schreiner Formas y géneros literarios en el AT

repentino que las lamentaciones individuales ofrecen, con mucha fre- la idea del comienzo, expresar un voto de alabanza, exponer una
cuencia, hacia el final, con el canto de acción de gracias a Yahveh (cf. petición. El salmo 107 constituye un canto de acción de gracias para
Sal 6; 13; 22), puede explicarse, ya como la adición de una acción de cuatro grupos.
gracias que resonaba en el templo después de la liberación, ya como
expresión de la certeza total de ser escuchado. Seguramente que en al- 2) Es preciso mencionar expresamente una serie de salmos que
gunos casos esta certeza la provocaba un oráculo salvífico sacerdotal, no surgieron de las tres actitudes fundamentales mencionadas (ala-
como concluyó J. BEGRICH (cf. supra) de la profecía del Deute- banza, petición, acción de gracias) y que no pueden por tanto contarse
roisaías. entre los géneros (1 a-c). Haciendo caso omiso de los ya mencionados
Es posible que algunos temas de la lamentación se independiza- salmos 15 y 24A, vamos a presentar brevemente dos grupos.
ran y extendieran hasta formar verdaderos cantos, como la expresión a) Salmos reales. Mientras el salmo 89 ha de contarse entre
de confianza (cf. Sal 11; 16) o la confesión de pecados (cf. Sal 51; las lamentaciones y el 18 entre los cantos de acción de gracias, los
130). Finalmente, hay que mencionar que la investigación trata de salmos 20; 44; 144 y, seguramente, también el 72, representan ora-
determinar lo más exactamente posible la «situación vital» de cada ciones por el rey. El Sal 21 se mantiene a medio camino entre la ac-
caso. Así por ej. B.E. WÜRTHWEIN85 querría entender el Sal 139 en ción de gracias y la petición, y probablemente implica un reconoci-
el sentido de que el orante pide «un proceso contra sí mismo, me- miento de la monarquía. El Sal 2 pudo haber sido un formulario
diante el cual desaría evidentemente que se llegara a probar lo insos- para la unción del rey; el Sal 110 un formulario para su entroniza-
tenible de la acusación elevada contra él». ción. Este salmo 110 es una especie de declaración de gobierno. Y el
c) El canto de acción de gracias (tódák) expresa, alabando a Sal 132 es una liturgia para celebrar el santuario de Sión y al rey
Dios y, normalmente, ante la comunidad reunida, la gratitud por la davídico.
ayuda de la que el Señor ha dado pruebas. Rara vez ocurre el canto b) También la sabiduría dejó sus huellas en el salterio. Temas
de acción de gracias del pueblo86, y su misma existencia está some- tratados, en poemas a veces muy extensos, son la ley de Yahveh (Sal
tida a discusión. Israel podía expresar su gratitud en los himnos, y 19B; 119), la historia de Israel con las enseñanzas derivadas de ella
normalmente lo hacía así. Pero en el salterio hay abundantes mues- (Sal 78; 105s), la recompensa (Sal 49; 73), el justo (Sal 1; 112), la
tras del canto de acción de gracias del individuo. Al comienzo expre- conducta recta (Sal 37), la concordia fraterna (Sal 133), etc. Se pue-
sa el hombre agradecido su intención de alabar a Yahveh en una ac- den reconocer los cantos de origen o rasgos sapienciales por la forma
ción de gracias; frecuentemente lo hace en modo cohortativo y con acróstica que presentan (25; 34; 11; 112), o también por autodenomi-
la fórmula «quiero alabarte, Yahveh». La parte principal contiene narse má$ál (Sal 49,5; 78,2). Se impone la forma de la poesía pro-
como elemento característico el relato de la ayuda experimentada, que verbial 87.
incluye igualmente una exposición de la necesidad precedente y del
giro experimentado. Resume su experiencia en proposiciones de vali-
dez general, manifestadas a los circunstantes, a quienes invita a su III. ORACIONES
vez a que den loa a Dios. Pueden desarrollarse incluso en sentencias
de experiencia o doctrinales (Sal 32; 73). Al final puede volver sobre No es posible establecer naturalmente un límite preciso, entre los
cánticos cultuales, cantados por el orante (II, 1 a-c) y las oraciones.
85. Erwagungen zu Ps 139, ThLZ 81 (19S6) 341s. Como característica distintiva, a nivel de género, sirve la comproba-
86. Cf. JT. SCHREINER, Wenn dar Herr nlcht für uns wdre. Auslegung von Ps 124:
BiLe 10 (1969) 16-25; sobre la acción de gracias individual: id., Aus schwerer Kmiikheit
errettet. Auslegung von Ps 30, BiLe 10 (1969) 164-175. 87. Véase para todo el salterio la relación de SELLIN - FOHRER, Etnleitung 308-318.

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Josef Schreiner

ción de que estas últimas están compuestas, en prosa o prosa artística, IX


y presentan por lo tanto una menor elaboración formal.
Jornias y géneros literarios en el
1. Las oraciones de súplica constan de invocación, petición o
deseo, y motivación o exposición del objetivo buscado (cf. Jue 16, TJueva testamento
28). La acción de gracias puede introducirse al comienzo (Gen 32,
10-13; 2Sam 7,18-29). También tiene cabida, antes de las palabras
petitorias, el recuerdo de las muestras anteriores de benevolencia por
parte de Dios (IRe 3,6-9). Finalmente, las súplicas llegan a ser fran-
camente detalladas y ampulosas (2Cró 20,6-12; Jud 9).

2. En la oración penitencial es la petición de perdón de los


pecados el tema único (Jue 10,10). Estas breves súplicas penitencia-
les se amplían hasta convertirse en largas oraciones (Esd 9,6-15; Los escritos neotestamentarios contienen un material de tradición
Dan 9,4-19) con una mirada histórica retrospectiva, o bien con una acuñado en diversas formas y fórmulas literarias.
«narración laudatoria», una confesión de los pecados, siendo de
notar que Neh 9 presenta también un claro «carácter cúltico»88.
I. LOS EVANGELIOS SINÓPTICOS
3. Oraciones que se aproximan a tratados teológicos, se encuen-
tran en la obra deuteronómica (IRe 8) y en las Crónicas (por ej. lCro Las formas que se dan dentro de los evangelios sinópticos se pue-
29,10-19; Neh 1,5-11). El Cronista utilizó como recurso expositivo den dividir en dos grupos fundamentales y podríamos designarlos co-
la oración para dar realce a personas importantes y a su obra. El mo tradición verbal y tradición histórica. Esta división bimembre re-
contenido no va mucho más allá de los discursos; «pero se puede ha- cuerda la teoría de las dos fuentes de la crítica literal: para Ma-
blar de manera más conmovedora en la oración, cuando se pide la teo y Lucas el evangelio de Marcos suministra principalmente el
realización de aquello en que se cree y que uno confiesa89. material histórico, mientras que la fuente de logia (Q) aporta el
Los autores veterotestamentarios querían expresar lo que ellos material de los discursos. No debemos, con todo, tomar esta división
creían y confesaban por medio de las formas y géneros que hemos en sentido exclusivo, porque es evidente que el evangelio de Marcos
debido presentar en una rápida ojeada de conjunto. Sólo con un es- contiene también tradiciones verbales, y, a su vez, la fuente de logia
tudio cuidadoso y continuo de su modo de hablar es posible percibir Q ofrece perícopas aisladas que por su forma se acercan más a la
y transmitir su testimonio90, su lenguaje creyente y confiado acerca tradición histórica.
del Dios y Señor que, salvando y juzgando, obra la salvación de los La división de la tradición en verbal e histórica, que puede
hombres. comprobarse ya en la primera Iglesia, tiene su precedente en la dis-
JOSEF SCHREINER tinción de la tradición judaica tardía en halakha y haggada, y puede
tener en ella su fundamento. En general podemos decir que en la
88. B. HORNIG, Das Prosagebet In der nachexiUschen Literatur (disertación), Leipzig
1957, cf. ThLZ 83 (1958) 644-646, 645.
Iglesia apostólica las palabras y dichos del Señor se consideraban
89. O. PLOGER, Reden und Gebeíe im deuteronomistischen und chronistischen Ge- como instrucciones doctrinales, mientras que los relatos sobre los he-
schlchlswerk, en Festschrift G. Dehn, Neukirchen 1957, 35-49, 46s.
90. Cf. J. SCHREINER, Verkündigung des Gotteswortes aus moderna- Exegese, en
chos y episodios de su vida pretendían explicar quién y cómo era
Aspekte heutiger Exegese, Wurzburgo 1968, 56-82. Jesús.

298 299
Formas y géneros literarios en el NT ''•'

» El anuncio de la salvación aparece en la segunda parte del lo-


1. La tradición verbal \gkm e imita los vaticinios salvíficos de los profetas (cf. Is 49,12;
59,19; Jer 3,18; Mal 1,11). Al igual que éstos, está puesto en futuro.
La clasificación de los logia en grupos, con su precisa caracteri- Al anuncio salvífico, sobre el que claramente se carga el acento, le
zación, es naturalmente objeto de discusión. Podemos admitir en lo precede una palabra profética de amenaza. A veces, como ya en el
esencial, sin embargo, la agrupación que reseñamos aquí sin preten- Antiguo Testamento y en los escritos tardíos del judaismo, el mensaje
siones de ser exhaustivos. de salvación reviste forma de macarismo. Aquí con toda evidencia
presionan dos modelos: uno, el de la sabiduría proverbial (Prov 3,13;
a) Dichos proféticos. Los dichos proféticos que se refieren a la 8,32s; Eclo 48.11; 50,28; Sal 1,1), y otro, el de la literatura apoca-
salvación, los condensa Jesús en el anuncio de su mensaje sobre la líptica (Dan 12,12; Tob 13,14; SalSalomón 4,23; 17,44; 18,6; cf. 4Esd
proximidad del reino de Dios. Podemos elegir algunos ejemplos para 7,45). Es evidente que Jesús utiliza la forma del macarismo apo-
estudiar brevemente su forma. calíptico.
Le 12,32: Le 10,23.24 = Mt 13,16.17:
El logion, pieza autónoma en un principio, lo incorpora Lucas Estamos ante un nuevo logion sacado de Q y que originariamen-
a la sección 12,22-31, que tiene su paralelo en Mt 6,25-33. La frase te fue una pieza independiente. Mateo y Lucas lo insertan en con-
comienza con el requerimiento «No temas», que se encuentra fre- textos diferentes. Mateo lo pone en el capítulo de las parábolas, más
cuentemente en los discursos proféticos veterotestamentarios (cf. Is concretamente en la perícopa Mt 13,10-17; Lucas lo hace en la ac-
7,4; 10,24; 41,10.14; 43,1.5; 44,2; 54,4; Jer 46,28, etc.; y asimismo ción de gracias de Jesús. (Le 10,21.22), pero con una nueva introduc-
Is 8,12; 35,4; 51,7; Jer 10,2.5, etc.), y con la alocución (cf. Is 10,24). ción. Aun admitiendo que quizás Lucas recorta el parallelismus mém-
El anuncio salvífico del reino de Dios se expresa por medio de una brorum, «sin embargo la originalidad está ciertamente de parte de
frase con fai ( = porque). Con ello el logion se acerca formal- Lucas cuando los oyentes no son proclamados dichosos precisamen-
mente a los macarismos, pero, a diferencia de éstos, la proposición te por oír y ver, sino por razón de lo que ven y oyen, es decir, de
8TI contiene una afirmación sobre Dios. lo que viven»'.
Le 13,28.29 = Mt 8,11.12: Lo que ven y lo que hace que sus ojos sean bienaventurados es
Mateo trae la sentencia dentro de la perícopa de la curación del la salvación mesiánica (cf. SalSalomón 17,44). Ya en el Antiguo Tes-
siervo del centurión de Cafarnaúm (Mt 8,5-13), al paso que Lucas la tamento y en la literatura del judaismo tardío se encuentran listas
sitúa en un conjunto de sentencias escatológicas (Le 13,22-30). Como de macarismos, y esto tanto en la literatura sapiencial (Eclo 25,7-11)
por su forma el logion no encaja en un relato milagroso, y como como en textos apocalípticos (Henesl 42, 6-14; 52,1-16). Macaris-
la fórmula introductoria del v. 11 repite la del v. 10, es seguro que mos en serie ofrecen los evangelios sinópticos en las bienaventu-
el primer evangelista ha incorporado las palabras a la perícopa de ranzas del sermón de la montaña (Mt 5,3-10 = Le 6,20-23). Esto es
8,5-13; sobre todo cuando tales palabras faltan en el relato paralelo más patente en Mateo que en Lucas: aquél articula los macarismos
de Lucas (Le 7,1-10). en dos estrofas (v. 3-6; 7-10); éste contrapone cuatro amenazas a
Tal vez dependa también de esto el orden invertido que se obser- cuatro macarismos. Mateo es ciertamente más original por expre-
va en Mateo entre las dos: partes del logion. En todo caso, hay que sar las afirmaciones sobre los bienaventurados en tercera persona.
admitir que la redacción lucana de la sentencia — como suele ser fre- Bajo diversos aspectos se piensa siempre en las mismas personas
cuente — se aproxima más a la redacción de Q que la del evangelio 1. R. BULTMANN, Dte Geschichte dar synoptischen Tradition (FRLANT NF 12), Go-
de Mateo. tinga 1921, '1967, 114.

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Heinrich Zimmermann Formas y géneros literarios en el NT

que se caracterizan por su actitud ante Dios y su conducta con el Dijimos antes que en las sentencias sapienciales se utilizan los
prójimo. También la motivación de las bienaventuranzas, que recibe macarismos. Tal vez quepa pensar aquí en la bienaventuranza pro-
propiamente la promesa de salvación, constituye una serie de varia- nunciada en Le 11,28.
ciones sobre el mismo bien: el reino de Dios. Por este camino la Lo mismo que en la literatura sapiencial del Antiguo Testamen-
vinculación formal de los macarismos con la forma de los enunciados to y del judaismo tardío, también en los dichos de Jesús se acude
escatológicos encuentra también su correspondencia real. con frecuencia al ¡nasal. Aunque más exactamente deberíamos hablar
Lo contrario del macarismo es la maldición. Probablemente es del masal como de una forma de logion. Si bien tales logia
por eso que Lucas contrapone cuatro maldiciones a las cuatro bien- pertenecen a un tipo de enseñanza muy extendido y que colocan a Je-
aventuranzas (Le 6,24-26), como también en otros libros se encuen- sús en la línea de los doctores del Antiguo Testamento y de sus con-
tran yuxtapuestos macarismos y maldiciones (cf. En esl 52; He- temporáneos, debemos decir sin embargo — como en el caso de las
net 5,7). palabras proféticas— que «Aquí hay algo más que Jonás... y aquí
Desde el punto de vista de la historia de las formas, esas maldi- hay algo más que Salomón» (Mt 12,41.42; cf. Le 11,31.32).
ciones se acercan a los discursos conminatorios de los profetas (cf.
Is 5,8-12; 10,1.2; 33,1; Hab 2,6-19; Henet 94-103) y aparecen fre- c) Dichos legales. Varios logia de Jesús adoptan forma de
cuentemente asimismo en los dichos de Jesús (cf. Mt 11,21-24 = Le dichos legales y hay que admitir con toda seguridad que así los en-
10,13-15; Mt 12,41.42 = Le 11,31.32; Mt 23,4ss = Le ll,43ss; Mt tendió y transmitió la Iglesia primitiva. Nos encontramos, por lo
23,34-36 = Le 11,49-51; Mt 23,37-39 = Le 13,34.35). mismo, con logia en forma de sentencias jurídicas apodíctícas,
'! Como se ha hecho notar una y otra vez, la forma de la senten- como por ej. Mt 7,6, o en forma casuística como en Me 10,10.12 (cf.
cia profética hinca profundamente sus raíces en eí Antiguo Testa- Mt 19,9). En ambos casos se debe observar que el ius talionis «se des-
mento. La novedad de los logia de Jesús, que le acreditan como plaza a la época escatológica»2 (cf. Mt 7,1 y Me 8,38).
profeta, reside en el anuncio que hace del tiempo nuevo de la sal-
> vación, del Reino de Dios. d) Parábolas. Entiende el Antiguo Testamento por masal
la exposición breve y vigorosa de un pensamiento valiéndose de una
b) Dichos sapienciales. No cabe duda de que muchos de los sentencia y proverbio, o la presentación más o menos desarrollada
logia de Jesús, desde el punto de vista de su forma, hay que de una idea mediante una imagen o comparación; maSal alude
clasificarlos como dichos sapienciales; forma que Jenía ya un patrón principalmente a un dicho que contiene una comparación o la provo-
en la literatura sapiencial veterptestamentaria y en la del judaismo ca. El concepto del término comprende una gama amplia: desde el
tardío. Esto vale tanto para los proverbios como para las frases refrán, la paradoja y el enigma, pasando por el proverbio de tipo
formuladas en forma proverbial: Ejemplos: Me 6,4 ( = Mt 13,57 sapiencial, hasta la parábola propiamente dicha y la alegoría. Para
= Le 4,24): «Ningún profeta es tenido en poco sino en su patria y todas las acepciones comprendidas en el concepto de este término se
entre sus parientes y familia»; Mt-6,34í>: «Bástale a cada día su pueden encontrar ejemplos en las palabras de Jesús: refrán (Le 4,23),
afán»; Le 6,456; «Pues, de la abundancia del corazón habla la boca». paradoja (Me 10,25), enigma (Jn 2,19, cf. Mt 26,61 par), proverbio
Un proverbio de esta clase puede construirse también con dos miem- (Mt 7,17), parábola (Le 15,4-7), alegoría (Mt 13,36-43 comparado con
bros, a modo de un parallelismus membrorum: Le 6,45: «El hombre Mt 13,24-30).
bueno del buen tesoro de su corazón saca cosas buenas, y el malo Todas las maneras de hablar de los evangelios sinópticos que
saca cosas malas del mal tesoro de su corazón» (paralelismo anti- 2. E. KXSEMANN, SStze hettigen Rechtes int Neuen Testament, en Exegetische Versuche
tético). und Besmnungen yol. II, Gotinga H965, 69-82, 70.

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Heinrich Zimmermann Formas y géneros literarios en el NT

llamamos parábolas, son el desarrollo de dos formas fundamentales: la parábola hace referencia a una cosa que cualquiera en general
la comparación y la metáfora. haría; la ejemplarización propone un caso modelo: este samari-
Aunque las parábolas propiamente dichas a veces puedan haber tano concreto procedió ejemplarmente cuando se compadeció del
nacido de frases metafóricas (como por ej. Mt 24,43.44), en la mayo- caminante apaleado por los ladrones, mientras que el sacerdote
ría de los casos se trata de una comparación desarrollada en la que y el levita pasaron de largo sin atenderle (Le 10,30-37).
metáfora y realidad se contraponen. La metáfora describe un acon- Las parábolas de los evangelios sinópticos suelen comenzar con
tecimiento real o imaginario de la vida de la naturaleza o de la vida una sencilla fórmula introductoria (por ej., Mt 25,14; Me 4,31;
cotidiana del hombre; aquí todas las imágenes conservan su signi- 13,34; cf. Me 4,26 — Mt 11,16 = Le 7,32; Mt 13,31 = Le 13,19;
ficación natural y propia. A esto se añade el hallazgo de un rasgo Mt 13,33 = Le 13,20; Mt 13,44.45.47.52; 20,1; Lo 6,49; 12,36 —Mt
común al acontecimiento natural y a una verdad divina o a una 7,24.26; 25,1 — Mt 13,24; 18,23; 22,2). O bien se abren con una in-
exigencia moral; es el llamado tertium comparationis. Por ej. Le 15, troducción más larga, como Me 4,30s (cosa parecida en Le 7,31;
4-7: como un pastor se alegra de haber vuelto a encontrar la oveja 13,18s) o Le 13,20s (algo similar en Mt 11,16) o Le 6,47. Esta
descarriada, del mismo modo en el cielo (forma sustitutiva de Dios) introducción corresponde al comienzo, sencillo o desarrollado, de
habrá alegría por un pecador convertido. Aquí el tertium compara- las comparaciones rabínicas con dativo.
tionis es la alegría. Por interesar sólo este rasgo, metodológicamente No raras veces nos encontramos en las comparaciones rabínicas
no es admisible hacer resaltar todas y cada una de las imágenes. Otra con la conclusión de lo más fácil a la más difícil. Lo mismo ocurre
característica de la parábola propiamente dicha es que logra su fuer- en las comparaciones de Jesús (cf. Mt 6,26.30 = Le 12,24.28; Mt 7,
za expresiva por medio de una verdad general asequible a todo, de la 11 = L c 11,13).
que arranca y expresa. Ésta es la razón de por qué con frecuencia al En la alegoría el hecho natural va cobrando paso a paso un
comienzo de la parábola se ponen frases como «nadie» (cf. por ej. Me sentido figurado: cada objeto y cada figura se convierten en una
2,21.22) o «todo aquél» (cf. Mt 7,19; 12,25 par) o «es imposible» (cf. imagen del tema del que se quiere hablar. Si la parábola está muy
Me 2,19 par; Mt 7,18; Le 6,43) o «acaso» (cf. Mt 7,16; Me 4,21), cerca de la simple comparación y expresa con todo un proceso o
o bien hay una fórmula introductoria a modo de interrogación (cf. una narración lo que la comparación indica con un «como» y la
Le 15,4.8). metáfora correspondiente, la alegoría en cambio consta de una serie
La parábola y la ejemplificación son formas especiales dentro del de metáforas encadenadas) de manera que todas pretenden ser expli-
esquema parabólico. Mientras la comparación arranca de un hecho cación de un acontecimiento real. Por eso la metáfora, valiéndose
general conocido o de la experiencia, la parábola se ciñe a un caso de un «es» o de un «son», se equipara a los relatos objetivos. Así
particular y su nota característica es ser «una narración ornamentada Mt 13,36-43, donde la parábola de la cizaña entre el trigo (Mt 13,
con pequeños rasgos secundarios, resultado final de la elaboración 24-30) se expone alegóricamente.
del material metafórico»3. El contenido de la narración no es lo También las acciones parabólicas pueden contarse en el grupo
que un hombre cualquiera hace o podría hacer, sino lo que un de las parábolas. Frecuentemente topamos con este fenómeno en
personaje concreto, y en una situación concreta también, ha realizado los profetas veterotestamentarios, y no es raro en la vida de Jesús.
alguna vez (cf. Mt 13,44.45.46). De lo que ese personaje ha hecho en Como gesto parabólico se ha de interpretar el que Jesús, se siente
realidad se concluye, por analogía, lo que yo debo hacer. Aquí está a la mesa con los «pecadores» y los reciba en su casa (Le 15,1.2);
precisamente la línea divisoria entre parábola y ejemplarización: o cuando escoge de entre sus discípulos a los «Doce» para que
sean patriarcas del nuevo pueblo de Dios (Me 3,13-19 = Mt 10,
3. F. HAUCK, art. rexpapoM), en ThW v (1954) 741-759. 749.
2-4 = Le 6,12-16). Gesto parabólico es que tome a un niño, lo

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Schreiner, Introd. 20
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ponga en medio de los discípulos y afirme: «En verdad os digo, y la adición del v. 60b. Según esto cabe admitir que en Q estaban
si no os volviereis y os hiciereis como niños, no entraréis en el dispuestos en serie tres logia de forma muy semejante. Tienen
reino de los cielos» (Mt 18,1-3; cf. Me 9,33-37; Le 9,46-48), o cuando de común los siguientes caracteres: los tres están construidos en
lava a los discípulos los pies en la última cena (Jn 13,Iss). Gesto forma de diálogo; cada vez es un personaje anónimo el que se
parabólico es asimismo cuando Jesús hace su entrada en Jerusalén dirige a Jesús con la petición de que le acepte en su seguimiento,
cabalgando sobre un asno (Me 11,1-10 = Mt 21,1-9 =Lc 19,29-38; o bien de que le conceda un plazo, a lo que responde Jesús con
cf. Zac 9,9), o cuando maldice la higuera estéril (Me 11,12-14.20.21). una formulación breve y sentenciosa. El segundo logkm (v. 59-60)
cambia este esquema y empieza por la llamada de Jesús a su se-
e) Sentencias en primera persona del singular (Ich-Worte). Espe- guimiento; viene luego la petición de un plazo por parte del personaje
cial atención merecen las frases que empiezan con las¡ palabras anónimo, para terminar con las palabras definitivas de Jesús. Con
«Yo he venido». Pueden estar formuladas positiva (Le 12,49; Mt esta «dramatización» del diálogo el logion se asemeja mucho a
10,35) o negativamente (Me 2,17 par; Mt 5,17; 10,34). Derivan de una historia vocacional. Con todo, aquí —como en los otros dos
la conciencia que Jesús tiene de ser el enviado de Dios (cf. Me logia— el acento carga, no sobre el hecho en sí, sino sobre
1,38) y contienen en formulación precisa la tarea de su misión. las palabras terminantes de Jesús, que cobran un significado ejem-
A la misma forma pertenecen aquellas sentencias en las que en plar. Nótese que en ninguno de los tres logia se habla para
vez del «yo» se pone como sujeto «el Hijo del hombre». Suelen nada de cómo reacciona el interesado a los requerimientos de Jesús,
introducirse con el giro «el Hijo del hombre ha venido» u otros cosa que no falta jamás en las historias vocacionales. Se trata de
semejantes (así Me 10,45 = Mt 20,28; Le 19,10; cf. Mt ll,18ss = Le exponer de forma plástica e impresionante lo que le espera al que
7,33s). ha sido llamado al seguimiento, y lo que tiene que hacer.
En estrecha relación con estas sentencias están las afirmaciones
de los demonios sobre la venida de Jesús (Me 1,24; Le 4,34; cf. g) Composiciones de dichos. El ejemplo anterior de las senten-
i Mt 8,29), o bien frases de diversa formulación en las que Jesús cias relativas al seguimiento nos ha demostrado que ya en Q se
j habla de su misión (cf. Mt 15,24), y palabras misioneras dirigidas habían agrupado, con un criterio objetivo, los logia similares.
i a los discípulos, en las que «la misión sirve para preparar la venida Dentro de la tradición pre-evangélica se pueden señalar taless agru-
' de Jesús»4 (cf. Mt 10,16 = Le 10,3; Le 10,19s; Le 22,28-30). Hay paciones de dichos no sólo en Q, sino también en la tradición
otras sentencias en primera persona que no deben considerarse anterior a Marcos.
formas propias por estar insertas en otras formas (por ej., Mt 11, Tal vez la forma originaria del sermón de la montaña, tal como
25 = Le 10,21 ó Me 1,17). puede reconstruirse a partir de Mt 5-7 y Le 6,20-49, o la agrupa-
ción de las palabras relativas al Bautista (Mt 11,2-19 = Le 7,18-35)
f) Sentencias de seguimientos. El tratar de las sentencias que sean otros tantos ejemplos de composición de dichos dentro de la
hablan de seguimiento como de una forma especial creemos que se fuente de los logia. La tradición parabólica que hay en Q mues-
justifica plenamente por estar —como se ve en Mt 8,18-22 y Le tra que la agrupación de parábolas semejantes dio origen a parábo-
9,57-62— ya agrupadas en Q y presentar determinadas caracterís- las dobles (así, por ej., Le 13,18-21 •= Mt 13,31-33).
ticas formales. Ya se ha demostrado antes que Lucas reflejó fiel- Por lo que hace a la tradición anterior a Marcos, cabe pensar
mente el modelo de Q hasta las mínimas correcciones estilísticas sobre todo en las grandes composiciones de Me 9,33-50 y 10,1-45.
También la reunión de parábolas (Me 4,1-32) probablemente fue
4. W. GBUNDMANN, Das Evangelium nach Lukas (ThHK 3) Berlín 51969, 207. en líneas generales un hecho anterior al segundo evangelista. Estas

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Heinrich Zimmermann Formas y géneros literarios en el NT
agrupaciones de dichos del Señor obedecían a razones formales 1) La perfección redondeada del relato que no necesita introduc-
(cf. la reunión de parábolas en Me 4,1-32), a puntos de vista temá- ción ni epílogo. Es una señal de que la narración ha tenido
tica (como Me 9,33-50) o según el modelo de composición por una existencia aislada antes de su inclusión en el Evangelio.
enlace verbal (Me 9,49.50). Los distintos aspectos no se excluyen 2) La brevedad y sencillez de la narración, de la que se hallan
mutuamente. Así, dentro de una agrupación de parábolas (Me 4, ausentes tanto el interés biográfico como los rasgos personales
1-32), nos encontramos con una típica composición por enlace verbal de los actores. ¿Qué sabemos en el fondo de los personajes
(Me 4,21-25), de la misma manera que dentro de Me 9,33-50 se que nos salen al paso en los paradigmas? «Apenas nada, si no
encuentran logia encadenados por su fondo temático (Me 9,49-50). es el hecho de que entran en contacto con Jesús y cómo han
llegado hasta él. Lo que realmente sabemos y debemos saber
es cómo responde Jesús a ese contacto.»
2. La tradición histórica 3) El estilo edificante, él «tono absolutamente religioso de la na-
rración; es decir, nada realista en un sentido mundano».
La determinación de las formas particulares del material narra- 4) El relieve acusado de las palabras de Jesús. «Y siempre se
tivo ofrece bastantes más dificultades que la clasificación de los advierte que la sentencia de Jesús, cuando constituye bajo esa
logia; y esto por dos razones: primera, porque la determinación forma el final de la perícopa, posee significación universal y,
de las formas se ha de hacer, lo más posible, según puntos de vista en cuanto regla de fe o de vida, relaciona toda la narración,
formales y de manera adecuada al material de la tradición; y se- directamente con los oyentes.»
gunda, porque rara vez se presentan formas puras de un tipo con-
5) «Resonancia del relato en un pensamiento útil para la predi-
creto, sino que las más frecuentes son las formas mixtas. Nada
cación, ya sea en una sentencia general, en una acción ejemplar
tiene, pues, de extraño que M. DIBELIUS y R. BULTMANN mantengan
de Jesús, o finalmente en una exclamación del coro que ensalza
posiciones notablemente dispares justo en este punto. G. BORNKAMM
el hecho.»
ha propuesto — y muchos la aceptan hoy — la división entre «his-
torias de Jesús» e «historias de Cristo», cosa que a mi parecer no
Prescindiendo de la teoría demasiado estrecha sobre la predica-
se ajusta al material de la tradición sinóptica; pues en ésta no se
ción, se pueden considerar acertados estos rasgos característicos,
encuentra una «historia de Jesús» que no haya que entenderla al
extraídos de las diversas narraciones.
mismo tiempo como una «historia de Cristo».
El ejemplo de la curación del paralítico (Me 2,1-12) puede es-
Si uno se atiene fundamentalmente al fondo tradicional que clarecer brevemente esas características: después de una transición
tuvo delante el evangelio de Marcos, podrá considerar posible la e introducción redaccionales (v. 1.2) el relato comienza con el vago
siguiente clasificación: «y llegan» (cf. 1,40; 2,18). Sin apenas más datos sobre la situación,
se describe cómo entre cuatro llevan ante Jesús al paralítico en una
a) Paradigmas. M. DIBELIUS llama paradigmas a narraciones camilla. La narración termina con la aprobación final a manera de
cortas y completas en sí mismas que servían como ejemplos en la coro (v. 12). Nos hallamos efectivamente ante una pieza completa,
predicación5. Según él encontramos en el paradigma los siguientes muy breve y sencilla. No se nos dice ni una palabra sobre quiénes
rasgos típicos: eran aquellos hombres ni qué fue lo que les impulsó a llevar al
enfermo a Jesús. Sobre el enfermo mismo, apenas se dice lo im-
prescindible. Faltan «datos sobre el historial del enfermo, indi-
5. Die Formgeschichte des Evangeliums, Tubinga H966, 34-66. caciones técnicas acerca de la curación, pruebas de su realidad».
»
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Asimismo hay que notar el «estilo edificante» de la narración: lo b) Disputas. M. DIBELIUS se niega a reconocer en las disputas
que importa es la fe y el perdón de los pecados. Como también es una forma propia de tradición, mientras que R. BULTMANN les asig-
patente que figuran en primer plano las palabras de Jesús, la del na, junto con los «diálogos doctrinales», un lugar especial dentro
perdón de los pecados y la de que «el Hijo del hombre tiene poder de los apotegmas. Tiene razón M. DIBELIUS en cuanto que se dan
en la tierra para perdonar los pecados» (v. 10). Esta palabra tiene narraciones que —como, por ej., en la historia, ya aludida, de la
importancia general para la fe cristiana y establece una conexión curación del paralítico (Me 2,3-12)— contienen un elemento dia-
inmediata con los oyentes. Precisamente en ella encontramos el lógico al estilo de las disputas; a pesar de ello hay que contarlas
elemento paradigmático de la narración, que no tiene su centro más bien entre los paradigmas y no entre las disputas. Pero se
en la curación corporal del enfermo. Lo que se trata de mostrar equivoca por cuanto que en la tradición sinóptica se encuentran
de manera ejemplar es que Jesús tiene poder para perdonar pecados. disputas imposibles de catalogar como paradigmas, sino que hay
El coro final contiene una alabanza de Dios y habla del asombro que clasificar como forma aparte. Contra R. BULTMANN hay que
de los hombres ante lo sucedido. decir que coloca entre las disputas algunas perícopas que perte-
Otros paradigmas: los discípulos arrancan espigas en sábado necen a los paradigmas (como, por ej., Me 2,1-12; 2,23-28 y 3,1-6).
(Me 2,23-28), la curación del hombre de la mano seca (Me 3,1-6), La distinción podría quizás formularse de este modo: en contra-
í la unción de Betania (Me 14,3-9). posición al paradigma, que narra un acontecimiento, la disputa con-
Como grupo especial de paradigmas podemos considerar las tiene la relación de un enfrentamiento de Jesús con_ sus adyersarips,
historias vocacionales. No vamos a recorrer ahora cada una de provocada por un epiosdio determinado.
estas historias, sino que entresacaremos las que se pueden considerar Podemos esclarecer esto con el ejemplo de la «cuestión sobre
típicas: la vocación de los primeros discípulos (Me 1,16-20 par; los poderes de Jesús» (Me 11,27-33): se trata de la primera de
cf. Le 5,1-11), la vocación de Leví-Mateo (Me 2,14 par). Obsérvense cinco disputas que en el evangelio de Marcos vemos distribuidas
aquí principalmente dos cosas: en primer lugar, la llamada de entre el tercero y cuarto día de la semana da pasión en Jerusalén.
Jesús está en imperativo: «venid conmigo» (Me 1,17 par), «sigúe- La sucesión cronológica se debe probablemente al evangelista, al
me» (Me 2,14 par). Por eso, al referir la vocación de la segunda igual que el orden en que se suceden los interrogadores (sanedrín,
pareja de discípulos puede decirse con una frase de contenido fariseos, escribas). A diferencia de las otras cuatro disputas in-
equivalente: «y los llamó» (Me 1,20 par). La segunda observación mediatas (sobre el tributo, Me 12,13-17, el problema de la resu-
se refiere a la obediencia incondicional con que responden los inte- rrección, Me 12,18-27, la cuestión del mandamiento supremo, Me
resados a la llamada de Jesús. Aquí no hace falta precisamente el 12,28-34, y la pregunta sobre el Mesías, Me 12,35-37) que parecen
verbo «seguir»; puede decirse también: «se fueron tras él» (Me seguir todas en el fondo un esquema común, esta primera enlaza
1,20). La obediencia inmediata a la llamada de Jesús, o se pinta con la precedente anécdota de la purificación del templo (Me 11,
de un modo gráfico, como en la historia de los primeros discípulos: 15-19; cf. Jn 2,13-22).
«dejaron inmediatamente las redes» (Mt 4,20), o bien: «dejando a El v. 27 es en sus elementos esenciales una composición re-
su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros...» (Me 1,20), o daccional del evangelista. La introducción narrativa del fragmento
(como en la vocación de Leví) se dice concisa y enérgicamente: tradicional anterior premarciano pudo haber sido del siguiente
, «se levantó y le siguió» (Me 2,14). Los relatos de vocación valen tenor: los adversarios de Jesús — probablemente encargados de la
como ejemplo de cómo llama Jesús y de lo que^ tiene que hacer custodia del templo— se le acercan y le plantean la pregunta
i aquel a quien él ha llamado. sobre sus poderes. El diálogo mismo se construye según el conocido
esquema de las disputas rabínicas:

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Heinrich Zimmermann Formas y géneros literarios en el NT
1) pregunta de los adversarios, 1,30); a Jairo se le pinta como jefe de la sinagoga (Me 5,22); la
2) contrapregunta de Jesús, mujer que pide la curación de su hija es gentil y sirofenicia de naci-
3) respuesta de los adversarios, con la que descubren su punto miento (Me 7,26); de Bartimeo se dice que era un mendigo ciego
flaco, que se sentaba al borde del camino (Me 10,46). En ocasiones se
4) denegación de la respuesta como consecuencia que se sigue de señala la clase de enfermedad (cf. Me 1,30) y se nos informa
la respuesta de los adversarios. de los vanos esfuerzos que se habían hecho ya para su curación
(Me 5,26; cf. 9,18). Con frecuencia se describe con amplitud de
Naturalmente la disputa presenta sus peculiaridades si la com- detalles cómo Jesús lleva a cabo la curación (cf. Me 1,41; 5,41;
paramos con el esquema precedente, como en el hecho de que a la 7,33s; 8,23-25; 9,25.27). También se consigna a veces explícita-
respuesta de los adversarios (v. 33) preceda una deliberación entre mente el éxito de la curación (cf. Me 1,31; 7,30; 8,25). De vez en
ellos (v. 31-32). Aquí falta la advertencia final que aparece, por ej., cuando la narración termina con un coro final de alabanza (Me
en Me 12,17b o en Me 12,34b, 7,37), o con la nota de que el individuo que ha sido curado
Otras disputas, como las que tienen lugar acerca de cuál es el proclama la «palabra» (Me 1,45) o va en seguimiento de Jesús
mayor de los mandamientos (Me 12,28-34), acerca del divorcio (Me 10,52). Con todo, lo mismo que en los paradigmas, falta cual-
(Me 10,2-12) o de las purificaciones legales (Me 7,1-23), acaban quier interés psicológico. De la misma manera que en los paradigmas
en diálogos doctrinales. es una sentencia de Jesús la que constituye el punto culminante
de la historia, aquí ese punto lo ocupa el milagro.
c) Relatos de milagros. Hablando de los paradigmas hemos Esta caracterización muestra que, si bien los relatos de milagros
mencionado ya los relatos sobre los milagros de Jesús. A diferencia presentan una estructura bastante unitaria, ciertamente no son uni-
r de las narraciones paradigmáticas de milagros, en las que el punto formes. Lo que les imprime una marca común no es un esquema
I culminante de la historia lo constituye un dicho de. Jesús con formal al que se atengan estrictamente, sino la intención de pro-
I carácter normativo para la fe o la vida cristianas, los relatos clamar el poder divino que tiene Jesús. Por eso podrían llamarse,
milagrosos que ahora vamos a comentar tienen por objeto la reve- usando la palabra en su sentido más amplio, milagros de epifanía.
: lación del mismo Jesús, la manifestación de su divinidad y de su Milagros de epifanía en sentido estricto son la transfiguración
poder sobrehumano. de Jesús (Me 9,2-10) y su paseo sobre las aguas (Me 6,45-52).
El estilo y la forma de la narración responden a este propósito En uno y otro caso el punto culminante de la narración está for-
y, como era de esperar, tienen su analogía en narraciones parecidas mado por una verdadera frase revelatoria (cf. Me 9,7 y 6,50). Las
del mundo circundante. mismas historias de demonios habría que considerarlas como mi-
Por su forma, las historias de milagros se pueden caracterizar lagros epifánicos en un sentido especial, ya que los endemoniados
así: la mayor parte de las veces son los mismos hombres los que revelan explícitamente la identidad de Jesús.
acuden a Jesús en demanda de ayuda (Me 1,30.40; 5,22.25ss; 7,25.
32; 8,22; 9,17; 10,46-48), a diferencia de la predicación, en la que d) Relatos de institución. Los tres sinópticos traen, dentro
es Jesús quien se acerca a los hombres, porque para eso ha sido del marco de la historia de la pasión, un relato sobre la institu-
enviado (cf. Me 1,38). A veces se dice el nombre de los que piden ción de la eucaristía durante la última cena que celebró Jesús con
un favor: Jairo (Me 5,22), Bartimeo (Me 10,46); y hasta se les sus discípulos^fíMc 14,22-25; Mt 26,26-29; Le 22,15-20); a éstos
describe con más detalles: la mujer enferma, cuya curación se hay que añadir el relato correspondiente que encontramos en la
nos cuenta en Me 1,29-31, resulta que es la suegra de Pedro (Me primera carta a los Corintios (11,23-25) y con el que Pablo se

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Heinrich Zimmermann
Formas y géneros literarios en el NT
remite a la tradición normativa sobre la primitiva celebración cris-
tiana de la eucaristía. desde el plan del sanedrín de dar muerte a Jesús hasta la tumba
Dentro de estos textos pueden distinguirse claramente dos gru- vacía»7. Con toda probabilidad se dio este fenómeno en más de una
pos: Marcos/Mateo y Lucas/Pablo. Mateo depende de Marcos; tradición, puesto que tanto Lucas como Juan tomaron cada uno,
Lucas, cuando se aparta de Marcos, se retrotrae con Pablo a una según parece, un relato de la pasión independiente de la tradición
tradición común que parece reflejarse de modo más originario en de Marcos.
su relato que en el del apóstol Pablo. / Que la historia de la pasión existiera como pieza acabada y
Los elementos esenciales son comunes a todos los textos: una que corrieran entre las comunidades diversos relatos independientes,
relación de lo que hizo Jesús con el pan y el cáliz, de las palabras es algo que puede sostenerse fundándose en sólidas razones. Y es
que pronunció sobre los mismos, como palabras concomitantes de que desde el primer momento cobraron importancia decisiva en la
su distribución. Si es verdad que los autores de los relatos difieren predicación de la. Iglesia primitiva la muerte y xesurrección de Jesús
en detalles concretos, hay que tener en cuenta que ninguno de ellos (cf. ICor 15,3-5). Según esto, correspondió a la narración más anti-
pretendía ofrecer una relación exacta y notarial de lo que el Señor gua la tarea de poner los cimientos de este kerygma y al mismo
hizo y dijo en la última cena. Más bien nos transmiten la forma tiempo explicarlo; es decir, hacer comprender a los creyentes que
en que se celebraba la eucaristía en su tiempo y en su comunidad la pasión y la resurrección eran acontecimientos de la historia de la
respectiva. Las diversas formas fundamentales de la tradición te- salvación.
nían su «situación vital» en la liturgia de la Iglesia antes de ser > Esto lleva consigo el que no se deba considerar la historia de la
incorporadas a los Evangelios o, más concretamente en nuestro pasión, desde el punto de vista de su forma, ni como un tratado
4
caso, a los relatos de la pasión. Una vez dentro del marco de los edificante8 ni como un relato histórico9, sino que más bien debe
relatos de la pasión, están al servicio de una interpretación de definirse como una exposición histórico-salvífica.
la pasión y muerte de Jesús, anterior a los acontecimientos (función
similar a la que cumple el lavatorio de los pies en el evangelio f) Composiciones narrativas. Cabe preguntar si, además de la
de Juan). historia de la pasión, que hay que tener como el conjunto narrativo
Una especie de relato de institución referente al bautismo más antiguo, no se podrán encontrar, dentro de la tradición pre-
se encuentra en el mandato misional que imparte el Señor resucitado evangélica, otras composiciones narrativas más breves; sobre todo
en Mt 28,19s. También aquí se transmite una frase que pretende cuando la tradición preevangélica puede presentar colecciones de
legitimar la praxis de la Iglesia y que probablemente debe su forma dichos del Señor.
(la fórmula trinitaria) al uso litúrgico. Baste un ejemplo. Dijimos que la perícopa de Me 10,1-45 debe
considerarse como una composición anterior al evangelista10. Con
e) la historia de la pasión. Es verdad que en la pasión, tal todo, en esta composición no se trata únicamente de una yuxtaposi-
como la trae el evangelio de Marcos, se encuentran algunos bloques ción de logia; lo que se ha hecho ha sido incorporar una na-
literarios que fueron originariamente independientes, por ej., Me
7. M. DIBELIUS, Die Formgeschichle des Evangeliums, 179.
14,3-9 y 14,22-25. Sin embargo, se puede admitir con seguridad que 8. Cf. al respecto M. DIBELIUS, Die Formgeschichte des Evangeliums, 186: «La
ya en la tradición pre-evangélica la historia de la pasión «estaba historia más antigua de la pasión no era ni conmovedora ni heroica; no contenía una
sola palabra que aludiese a la grandeza humana de Jesús en el sufrimiento, ni una pa-
expuesta en un relato coherente»6, y esto «en sucesión continua, labra que apelase a la sensibilidad humana de los lectores.»
9. No deberla hacer falta probar que con esto no se emite ningún juicio de valor
sobre la historicidad de los hechos narrados; cf. a este propósito J. BLINZLER, Der Prozess
6, R, SCHNACKENWRQ, Neutestamentllche Theologle, Munich 1963, 72, Jesu, Rntlibona '1960 (con abundantes datos bibliográficos),
10. Cf. 238s,
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315
Heinrich Zimmermann

rración (v. 10,17-22) con la que van íntimamente unidos los «logia»
siguientes (10,23-31). «Pero la historia original es un paradigma» ». II. LAS CARTAS
y más concretamente una historia vocacional. Por cierto que una
historia singular de vocación, en que la iniciativa no arranca de El judaismo, en el que había crecido el apóstol Pablo, tenía
Jesús sino del que pregunta por la vida eterna (cf. sin embargo junto a la tora escrita la tora oral, a la cual se atribuía la misma
Le 9,57.61). Probablemente está relacionada con esto la actitud ini- autoridad que a la palabra de Dios fijada por escrito. En Gal 1,13.
cialmente esquiva que adopta Jesús y que se manifiesta en la 14, donde Pablo habla de la conducta que observó en otros tiempos
pregunta: «¿Por qué me llamas bueno?» (v. 18), y en la referencia dentro del judaismo, llama a la (ora oral «las tradiciones de mis
a los mandamientos (v. 19). Sólo después de la confesión del que padres». Como se puede apreciar por el uso frecuente del Antiguo
pregunta, «todo esto lo he guardado desde mi juventud» (v. 20) se Testamento en las cartas paulinas y por la importancia capital que
produce el cambio repentino: Jesús le elige12 y le llama a su atribuye el Apóstol a la «Escritura», Pablo sigue sosteniendo, una
seguimiento (v. 21). Pero el elegido da media vuelta y se marcha, vez cristiano, la autoridad de la Sagrada Escritura, mas rechaza
pues le tienen atado sus riquezas (v, 22). A pesar de estos rasgos las tradiciones de los padres. Pero no es que toda paradosis hubiera
singulares e individualizantes, no es posible desconocer el carácter dejado de tener valor para él. En las cartas paulinas se encuentran
paradigmático de la narración: no se dan detalles sobre la persona abundantes alusiones a otra tradición que no es identificable con
del que pregunta. Ni se dice qué fue lo que le movió a plantear a la tora oral de los judíos, sino que es la tradición de Jesucristo
Jesús la pregunta sobre la vida eterna, ni tampoco el curso que y de su obra salvadora fundada en su muerte y su resurrección.
siguió su vida después de su encuentro con Jesús. Al igual que las Algunos ejemplos pueden aclararlo: en ICor 11,2 Pablo alaba a
otras historias vocacionales, también ésta quiere mostrar la manera los cristianos de Corinto porque se acuerdan de él en todo y
con que Jesús llama13 y que se puede rechazar la llamada de Je- retienen las tradiciones que él les ha transmitido. En 2Tes 2,15
sús; con lo que el relato cobra carácter de advertencia. La última el Apóstol exhorta a los destinatarios de su carta que están en Tesa-
frase de la narración, «pues tenía muchos bienes», que da la razón lónica a que guarden las tradiciones que han recibido de palabra
de este rechazo (v. 22b), sirvió de ocasión para empalmar los logia y por escrito. Este requerimiento se convierte en 2Tes 3,6 en una
que siguen, en forma de plática a los discípulos. Esta parte de la amonestación solemne a que se alejen de todo hermano que no
composición 10,1-45, formada por la perícopa 10,17-31, cobra uni- viva de manera ordenada y conforme a las tradiciones que ellos
dad «gracias a la pregunta sobre la vida eterna (v. 17) y su promesa han recibido. Sólo por estos pocos pasajes se ve ya.que, en lugar
(v. 30); y, desde el punto de vista del contenido, gracias al tema del rabí judío, portador de la tradición judaica, es ahora el Apóstol,
de la riqueza y de la pobreza en relación con lá entrada en el llamado por el mismo Cristo, el que en su predicación, en su en-
reino de Dios» M. señanza y en sus cartas transmite la auténtica paradosis cristiana.
Como lo demuestran ICor 11,23 y 15,3, para designar la recepción
y la transmisión de la tradición Pablo emplea los mismos términos
que los rabinos.

11. M. DIBELIUS, Die Formgeschlchte des Evangeliums, 48.


El contenido de la paradosis cristiana es la «palabra», que
12. Así habría que entender el «le amó» (cf. E. STAUFFER, ThW i, 48: «Jesús ama puede designarse más concretamente como palabra de Dios, como
al joven rico con el amor de Dios que llama a lo más elevado»), no como una moción
afectiva o como un «gesto de cariño: "le pasó la mano"» (M. DIBELIUS, Die Formgeschichte
palabra de Cristo o del Señor, como palabra de la cruz (ICor
des Evangeliums, 47, nota 1). 1,18), palabra de la reconciliación (2Cor 5,19) y palabra de la vida
13. Cf. 238. (Flp 2,16), lo mismo que como evangelio. Cuando Pablo en ICor
14. W. GRUNDMANN, Das Evangelium nach Markus (ThHK 2), Berlín n966, 209.

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Heinrich Zimmermann Formas y géneros literarios en el NT

15,1 habla del «evangelio que os he predicado y que vosotros habéis dos tipos de doxologías. Característico del primer tipo es que la
recibido», bien puede afirmarse que el Apóstol, en vez de «Evan- doxología empieza con la palabra «alabado». En 2Cor 1,3; Ef 1,3 y
gelio» podría haber escogido igualmente el concepto de parádosis; IPe 1,3 se emplea la misma expresión: «Alabado sea el Dios
pues el evangelio predicado por él, desde el momento en que lo y Padre de nuestro Señor Jesucristo.» Una forma más sencilla se
acepta la comunidad, se convierte en «parádosis». De la coinci- encuentra en Rom 1,25; 9,5 y en 2Cor 11,31, terminando en todos
dencia material de evangelio y parádosis se desprende que en la los casos con un «amén». El «alabado», traducción del baruk
«tradición» no se trata meramente de la transmisión de un relato hebreo ( = bendito), y el amén están delatando en la doxología su
histórico acerca de un acontecimiento sucedido en el pasado, sino procedencia del Antiguo Testamento y de los textos oracionales
de un mensaje actual que actúa eficazmente en el presente. Palabra del judaismo tardío. Abundantes doxologías de forma parecida se
transmitida y evangelio son al mismo tiempo narración y aconte- encuentran en el Antiguo Testamento (cf„ por ej., el final de los
cimiento salvífico operante, porque tienen por contenido al mismo cinco libros de los Salmos), en la literatura del judaismo tardío
Jesucristo, que prosigue su acción salvadora también ahora. (cf. entre otros SalSalomón 2,37; 5,22; 6,9; 3Mac 7,23) y en los
La tradición paulina está totalmente determinada por Cristo y textos de Qumrán (por ej., 1 QS 9,26; 10,6; 1 QH 2,30; 11,6.25).
por su Espíritu. Esto no ha de entenderse en el sentido de que La cristianización de estas doxologías tomadas de ambientes no
Cristo fuera solamente el principio por el que la tradición hubiera cristianos se manifiesta en el hecho de que a Dios se le llama «el
de orientarse formalmente. No, la buena nueva de Cristo se ha Padre de nuestro Señor Jesucristo» (2Cor 1,3; Ef 1,3; IPe 1,3),
convertido en el contenido mismo de la parádosis; más aún, Pablo o en que la alabanza se dirige a Cristo —como en Rom 9,5—.
puede decir que Cristo mismo constituye la tradición porque en Mientras las doxologías del primer tipo suelen encontrarse al
ella se hace presente el mismo Señor; y a esto corresponde la comienzo de una alabanza más larga (cf. 2Cor 1,3; Ef 1,3; IPe 1,3),
comunidad que, al aceptar la tradición, confiesa que Jesucristo es las del segundo tipo se hallan frecuentemente al final de un canto
el Kyrios (Flp 2,11). de alabanza (Rom 11,36; Ef 3,21), de un prólogo (Gal 1,5) o de una
Pero aquí tenemos que tratar no sólo de la tradición asumida carta (Rom 16,27; Flp 4,20; 2Tim 4,18) en la forma que encontra-
por Pablo, sino que hemos de considerar también el tesoro tradi- mos en Rom 11,36: «A él la gloria por los siglos. Amén», o en
cional que nos sale al encuentro en el resto de la literatura epistolar otra similar (cf. Rom 16,27; Gal 1,5; Ef 3,21; Flp 4,20; ITim 1,17;
neotestamentaria. 2Tim 4,18). También este segundo tipo puede estar transferido a
Cristo (2Tim 4,18).
La «situación vital» originaria de las doxologías es el culto
1. Las fórmulas cristiano (cf. Rom 15,6; ICor 14,16). Sobre todo en el Apocalipsis
abundan las doxologías procedentes de la liturgia (cf. Ap 4,8.11;
Por «fórmulas» entendemos expresiones breves y estereotipadas. 5,9s.l2.13; 7,12, etc.).
En la literatura del Nuevo Testamento se pueden distinguir, con
seguridad, tres tipos de fórmulas: la doxología, la homología y la b) Las homologías. El judío piadoso, contemporáneo de Je-
fórmula de fe. sús, y en la época de la Iglesia primitiva, rezaba dos veces al día
el sch'ma, compuesto de tres perícopas del Pentateuco: Dt 6,4-9;
a) Las doxologías. Se designan con este término sentencias 11,13-21 y Núm 15,37-41. Por el contenido de estos tres pasajes
breves de alabanza y ensalzamiento de Dios. escriturísticos se puede ver que el sch'ma no debe entenderse pro-
Dentro de los escritos neotestamentarios podemos distinguir piamente como una oración, sino como una confesión de fe. En él

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Heinrich Zimmermann Formas y géneros literarios en el NT

confiesa Israel su pertenencia al Dios único y su sumisión a sus Este tema de la estructura y la historia de la tradición del
mandamientos. Esta confesión constituía el fundamento de la fe himno reviste una doble importancia. Por un lado nos permite
judía y servía en el culto sinagogal para aclamar al Dios único. conocer que al principio está la aclamación Kyrios lesous (Khristos),
Brevemente podía expresarse en esta homología: «Hay un a la que Pablo acude en otros dos pasajes de sus cartas, a saber
solo Dios.» Gracias a esta fórmula el judaismo definía su postura ICor 12,3 y Rom 10,9, en la versión Kyrios lesous. En Flp 2,11
en el mundo que le rodeaba: confesaba la fe en el Dios único y Rom 10,9 la aclamación está unida con el verbo «confesar». Por
frente al culto de los dioses del emperador. lo tanto bien se la puede considerar como una homología. En la
Rom 3,30, Gal 3,20 y Sant 2,19 son una prueba de que la Igle- homología «se trata no de la formulación del acontecer salvífico,
sia primitiva tomó esta homología del judaismo creyente. ICor 8,6 sino de una aclamación directa, en la que la comunidad se somete al
y Ef 4,5.6 (cf ITim 2,5) demuestran que al mismo tiempo la am- Kyrios, a quien aclama por su dignidad» 16. El grito aclamatorio es,
plió en el sentido de la fe cristiana, de manera que surgió una por consiguiente, «una "confesión" en el sentido estricto del tér-
fórmula bipartita, tal como puede verse con toda claridad en mino» ". Con otras palabras: «la homología no es un "anuncio"
ICor 8,6: sino una proclamación, de manera que viene a ser la llamada a una
«Para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, nueva aclamación, a una nueva confesión»18. Las versículos de Flp
del cual proceden todas las cosas y del cual somos, 2,10.11 muestran claramente las ideas que la comunidad ligaba a
y un solo Señor, Jesucristo, la aclamación. «La proskynesis y el grito de aclamación de los
por quien son todas las cosas y por el cual somos nosotros.» poderes ante el kosmokrator reflejan en el espacio cósmico universal
lo que la comunidad realiza en su ámbito, es decir, en el ámbito del
De aquí podemos deducir que la homología propiamente cris- culto»19. La «situación vital» de la homología es el culto cristiano;
tiana encuentra su expresión en la confesión de fe del Kyrios Jesús. en él la Iglesia confiesa a su Señor glorificado y presente, aclamán-
La homología Kyrios lesous (Khristos) está repetidamente do- dolo como Kyrios.
cumentada en las cartas de Pablo. Quizá donde mejor destaca es Por otra parte, el examen de la estructura y de la historia de
en el himno cristológico de la carta a los Filipenses (Flp 2,6-11). la tradición del himno cristológico de la carta a los Filipenses nos
El himno presupone la aclamación de que Cristo es el Señor y a muestra que posteriormente se relacionaron con la homología los
ella se ordena. «El grito de aclamación existía ya antes de ser enunciados sobre el camino redentor de Cristo que se expresan en
incorporado al himno... Se puede determinar la relación himno- el esquema de anonadamiento y exaltación.
homología diciendo que aquél se concibió pensando en ésta» ,5.
La proclamación de Cristo como Kyrios por el Padre se describe c) Las fórmulas de fe. A diferencia de la homología, que es
como el final del camino redentor que conduce a Jesús del anona- una confesión en el sentido estricto de la palabra, es decir, una acla-
damiento a la exaltación. Pero además la primitiva homología que- mación del Señor glorificado y presente en la Iglesia, la «fórmula
da así incorporada al esquema de anonadamiento y exaltación, de fe» expresa un acontecimiento salvífico pasado.
esquema que está también en la base de otros himnos a Cristo La fórmula de fe de la Iglesia naciente se refleja con variados
que encontramos en el Nuevo Testamento (cf. ITim 3,16; Heb caracteres en las cartas paulinas. Por una parte, tenemos textos
5,7-10).
16. W. KRAMER, Christos, Kyrios, Gottessohn, 62.
15. W. KRAMER, Christos, Kyrios, Gottessohn. Untersuchungen zu Gebrauch und 17. Ibid., 63.
Bedeutung der christologtscnen Beielchnungen bei Paulus und den vorpaulinischen Ge- 18. Ibid.
meinden (AThANT 44), Zurich-Stuttgart 1963, 64. 19. Ibid., 65.

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Schreiner, Introd. 21
Heinrich Zimmermann

como Rom 10,9, donde el contenido de la fe se resume en la frase


«Dios le ha resucitado de entre los muertos». La frase tiene tres 2. Las formas
notas características: el sujeto es Dios, el verbo está en aoristo
y alude al suceso salvífico que ocurrió una sola vez en el pasado, Las formas de la herencia tradicional que se han conservado en
y la resurrección se especifica como resurrección «de entre los las cartas neotestamentarias pueden dividirse en dos grandes gru-
muertos» (cf. Rom 8,11; ICor 6,14; 2Gor 4,14; Gal 1,1; Ef 1,20; pos que expondremos a continuación.
Col 2,12; ITes 1,10). También en otros escritos neotestamentarios
puede encontrarse la fórmula de fe en esta o parecida forma (cf.
Act 3,15; 4,10; 5,30; 10,40; 13,30.37; IPe 1,21). A) FONDO DE TRADICIÓN LITÚRGICA
Por otra parte, tenemos en Rom 5,8 la formulación «Cristo
murió por nosotros». El sujeto de la frase es Cristo, el verbo está Con esta determinación formal no nos referimos al origen, es
en aoristo, la muerte de Cristo se dice expresamente que es una decir, a la «situación vital», de cada una de las piezas de la tradi-
muerte «por nosotros» (cf. además Rom 5,6; 14,15; ICor 8,11; ción, sino al hecho de su cuño litúrgico.
Gal 2,21; 3,13).
Frecuentemente la fórmula aparece compuesta de dos miembros a) Himnos. Con toda seguridad podemos admitir que los him-
reuniendo la muerte y la resurrección de Cristo (cf. Rom 8,34; nos que han hallado acogida en la literatura epistolar neotesta-
14,9; 2Cor 5,15; ITes 4,14). mentaria deben su formación a la liturgia. Podemos dejar a un
Varias veces ambos miembros presentan un desarrollo (Rom lado el único himno completo dedicado a Dios, que se encuentra
4,24.25; 2Cor 13,4; Rom 6,3-9). en Rom 11,33-36, para centrar nuestra atención en los característicos
El hecho de que frecuentemente la fórmula se encuentre en himnos cristológicos, tal como los tenemos en Flp 2,6-11; Col
conexión con el verbo «creer» (Rom 4,24; 10,9; ITes 4,14) indica 1,15-20; ITim 3,16 (cf. IPe 2,21-24).
que su «situación vital» es la predicación cristiana; y esto no sólo El lenguaje, estilo y estructura de estas piezas ponen claramente
en sentido general, sino en el muy concreto de que la fórmula y de manifiesto su carácter poético. Se diferencian de las confesiones
sus ampliaciones vienen a ser como el fundamento de la predica- por su tono encomiástico y de alabanza. Sus peculiaridades esti-
ción. Pero, dado que la fórmula de fe resume de manera precisa lísticas son: el uso de la tercera persona para describir la actuación
el contenido de la fe, habrá que buscar también su «situación vital» y obra del Redentor (en contraste con la segunda persona, que
allí donde la fe se expresa y confirma. Tal ocurre en el bautismo: el resulta familiar por su uso en el Antiguo Testamento), la presencia
neófito confiesa la fe cuyo contenido se le ha expuesto y explicado de oraciones de relativo (ocurriendo a veces que, como consecuen-
durante su catecumenado. También de este fenómeno dejan cons- cia de su inserción en el contexto, se omite el nombre de la persona
tancia las cartas paulinas: la explicación que da Rom 6,2-9 de lo ensalzada), las palabras sin artículo, la construcción antitética.
que ocurre en el bautismo, puede entenderse como una explanación
El último rasgo está en conexión con los elementos objetivos
de la fórmula de fe. Con la predicación y el bautismo no sólo se
comunes a todos estos himnos: todos describen el camino redentor
alude al acontecimiento salvífico de la muerte y la resurrección de
que recorrió el Señor y que conduce del anonadamiento a la exal-
Cristo como hechos pasados; simultáneamente con la predicación
tación. La adoración y la alabanza tienen, por tanto, sus raíces
y el bautismo se hacen presentes y eficaces la resurrección y muerte
en la glorificación de la actuación histórica y salvífica de Dios en
de Cristo.
su hijo Jesucristo.

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Heinrich Zimmermann Formas y géneros literarios en el NT

b) Confesiones de fe. Como los himnos, también las confesio- mientras que el «según las Escrituras» remite —igual que en la
nes de fe ocupan un puesto firme en la liturgia de la Iglesia pri- historia de la pasión — a la comprensión salvífica de esos aconte-
mitiva. La celebración de los sacramentos del bautismo y la euca- cimientos.
ristía requería la confesión de fe. A diferencia de los himnos, en Se admite comúnmente que también en Rom 1,3.4 tenemos una
los que son característicos el estilo laudatorio y su estructura en confesión de fe ya existente y adoptada por Pablo, Asimismo en
forma de cántico, las profesiones de fe buscan formulaciones breves IPe 1,18-21 y 3,18-22 han entrado unas fórmulas de fe anteriores.
y expresivas de lo que se cree.
Se puede admitir sin lugar a dudas que en ICor 15,3-5 Pablo
cita una profesión de fe anterior a él. En favor de lo cual existen B) FONDO DE TRADICIÓN PARENÉTICA
los siguientes indicios:
En la literatura epistolar del Nuevo Testamento existe un fon-
1) La fórmula introductoria que responde a la terminología ra- do de tradición parenética por lo menos igual en extensión al
bínica. fondo de tradición litúrgica. Pero comparado con éste es de
2) El lenguaje, desacostumbrado en Pablo. otro tipo. Mientras que en los himnos y profesiones de fe que
3) En el contexto de ICor 15 lo que le importa a Pablo es la hemos visto se trata de productos con sello cristiano, la forma de
resurrección de los muertos, que él ve indisolublemente unida la parénesis —mejor diríamos «discurso de exhortación»— está
con la resurrección de Cristo; en cambio, la profesión empieza tomada frecuentemente del mundo judío y helenístico. Esto tiene
ya con la muerte de Jesús. su razón de ser.
Los himnos y profesiones de fe son testimonios de la fe
La profesión de fe presenta una arquitectura diáfana: cristiana primitiva, totalmente determinada por Cristo; por lo tan-
to, se puede decir que son testimonios de la nueva forma cris-
«Que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, tiana de existencia. En cambio, en la parénesis se evidencian los
y que fue sepultado, esfuerzos del joven cristianismo «por asentarse en lo cotidiano» w.
y que resucitó al tercer día según las Escrituras, Los primeros misioneros cristianos tuvieron ciertamente que en-
y que se apareció a Cefas y después a los doce.» frentarse con cuestiones y problemas ante los cuales habían de
reconocer —como lo hizo el apóstol Pablo— que no tenían al
Consta de cuatro miembro sencillos, introducidos con la con- respecto ningún mandamiento del Señor (ICor 7,25). Así se com-
junción «que» y yuxtapuestos de manera paratáctica, enlazados prende que se atuvieran a las formas usuales, aunque infundién-
por un «y». Con la repetición constante del «que» se hace resaltar doles un espíritu cristiano.
el carácter de tesis que tiene el enunciado. Los cuatro miembros se
encuentran emparejados de dos en dos. Los dos miembros dobles a) Catálogos de virtudes y vicios. Con toda seguridad es éste
forman un paralelismo, subrayado vigorosamente por la frase pri- el caso en los catálogos de virtudes y de vicios, que se registran en
mera siempre más larga y que termina con un marcado «según abundancia dentro de la literatura epistolar neotestamentaria (ejem-
las Escrituras». plos de catálogos de vicios: Rom 1,29-31; 13,13; ICor 5,10.11;
La profesión recoge en sucesión cronológica los sucesos salví- 6,9.10; 2Cor 12,20.21; Gal 5,19-21; Ef 4,31; 5,3-5; Col 3,5-8; ITim
ficos esenciales del pasado: la muerte de Cristo por nuestros pe-
20. K.H. SCHELKLE, Die Petrusbriefe. Der Judasbrief (HThK 13, 2), Friburgo de
cados, su sepultura, su resurrección, y las apariciones del resucitado; Brisgovia 1961, 96.

324 325
Heinrich Zimmermann Formas y géneros literarios en el NT

1,9.10; 2Tim 3,2-4. Ejemplos de catálogos de virtudes: Gal 5,22.23; ejemplo, en EPICTETO y FLAVIO JOSEFO, en los catálogos neotesta-
Flp 4,8; Ef 4,2.3; Col 3,12-14; ITim 4,12; 6,11; 2Tim 2,22; 3,10; mentarios falta el deber de adorar a Dios. En la concepción cris-
IPe 3,8; 2Pe 1,5-7. tiana la adoración no pertenece al círculo de obligaciones que abarca
El esquema de catálogos de virtudes y vicios se configura al la moral familiar, ya que viene totalmente determinada por la fe.
modo de los que traían los libros de filosofía popular cínico-estoica, En general es fácil percibir la cristianización de los cuadros de
que, a su vez, ejercieron un fuerte influjo sobre la literatura del moral doméstica. En la carta a los Colosenses se expresa con la
judaismo tardío (cf. Sab 14,24-27; 4Mac l,18.26s). Pero es que repetida adición de la fórmula «en el Señor» (Col 3,18.20) o «como
además la parénesis, fuertemente marcada por el Antiguo Testa- al Señor» (Col 3,23), o en la frase complementaria «temiendo al
mento, inducía a hacer enumeraciones, a modo de catálogos, de Señor» (Col 3,22); en cambio, en la carta a los Efesios, que es
virtudes y vicios (cf. Jub 7,21-24; 20,2-10; 23,16-31; Henet 91,3-7; posterior, la cristianización de los cuadros de moral familiar está
92,1-5; 1 QS 4,2-14); no se puede desconocer esta influencia en considerablemente más evolucionada.
las listas neotestamentarias de virtudes y de vicios. En la relación Pero el ropaje helenístico de la moral doméstica está entretejido
que guardan tales catálogos con la fuerza que en cada caso empuja también con otros hilos, como puede verse en IPe 2,13-3,12. D. DAU-
al hombre (Gal 5,19-23; cf. Ef 5,3-9; Rom 13,12s) se ve que BE ha hecho notar que el uso del participio imperativo, que puede
especialmente Pablo debió recurrir a un esquema testificado sobre observarse con frecuencia en el cuadro de moral familiar de la
todo en los textos de Qumrán, sin que por eso llegue a desarrollar primera carta de Pedro (IPe 2,18; 3,1.7.9), está tomado de los escri-
la doctrina de los dos caminos. tos hebraicos del judaismo tardío22. En ellos —en la Mishná y
en los textos de Qumrán — este uso se limita, como en la primera
b) Cuadros de moral familiar. Se designan así aquellas series carta de Pedro, al enunciado de normas y de instrucciones ge-
de exhortaciones que «describen el orden de la vida doméstica nerales.
y las relaciones de la familia con el mundo circundante»21. Los La carta primera de Pedro muestra además —como lo hará
cuadros de moral familiar que aparecen en el Nuevo Testamento también más adelante y de manera parecida la primera carta de
(Ef 5,22-6,9; Col 3,18-4,1; ITim 2,8-15; Tit 2,1-10; IPe 2,13-3,12) Clemente— que el cuadro de moral familiar se incluye en el tema
siguen evidentemente un esquema que se encontraba ya en la tra- de toda la carta, para reconfortar y consolar a los cristianos en sus
dición parenética de la primera Iglesia, esquema que a su vez había padecimientos. Este hecho deja de traslucir la fuerte influencia del
sido tomado de la filosofía estoica (EPICTETO, SÉNECA) y de la esquema tradicional.
ética judeo-helenística (FLAVIO JOSEFO, FILÓN).
Con todo, el esquema no es idéntico en todas partes, sino que c) Catálogos de deberes. íntimamente relacionados con los
sufre modificaciones. Mientras en Ef 5,22-6,9 y Col 3,18-4,1 se cuadros de moral familiar están los catálogos de deberes como
exhorta por igual a mujeres, varones, hijos, padres, esclavos y se- los que aparecen en ITim 3,1-7 y Tit 1,7-9 para los obispos, en
ñores, ITim 2,8-15 se dirige a los maridos y mujeres, Tit 2,1-10 ITim 5,17-19 y Tit 1,5.6 para los presbíteros, en ITim 3,8-13
a los ancianos y ancianas, a las mujeres y hombres jóvenes y a los para los diáconos y en ITim 5,3-16 para las viudas. Si en aqué-
esclavos; y finalmente IPe 2,13-3,12 expone las obligaciones con llos se exhorta a las personas que forman el «orden doméstico»,
respecto al Estado, a los esclavos, a las mujeres y a los maridos. en éstos se citan las cualidades que deben ostentar los que están
A diferencia de las enumeraciones que podemos encontrar, por investidos de un ministerio —o aspiran a él— en la «casa de
22. D. DAUBE, The New Testament and Rabbinic Judaism, 90-105; cf. idem, Appended
21. K.H. SCHELKLE, Die Petrusbrlefe. Der Judasbrtef, 96. Note a R.G. Selwyn, The First Epistle of St. Peter, Londres 21955, 467-488.

326 327
Heinrich Zimmermann Formas y géneros literarios en el NT
Dios» (ITim 3,15). El hecho de que en la carta a Tito se encuentre en su forma por los diversos ambientes vitales de los que proceden
refundido el catálogo de los deberes del obispo (Tit 1,7-9) con el y a los que se dirigen. Es, pues, la misma vida la que crea la
cuadro de moral familiar (Tit 2,1-10), evidencia hasta qué punto variedad de las formas. Desde este punto de vista resulta compren-
en las cartas pastorales los cuadros de moral familiar y los catá- sible que, siguiendo el camino contrario, se quiera deducir a partir
logos de los deberes del respectivo estado están íntimamente rela- de las formas cuál es el cuadro vital del que proceden. Con otras
cionados. Ya este detalle nos hace sospechar que, lo mismo que palabras: las formas permiten deducir el Sitz im Leben, la «si-
en los cuadros de moral familiar, también en los catálogos de tuación vital», es decir, «la situación histórico-social en la que
deberes se recurre a un esquema previo. surgen y se desarrollan precisamente esas formas literarias»24.
Esta sospecha resulta verosímil con las siguientes observaciones.
Si nos fijamos en las cualidades que exigen a un obispo, por ej.
ITim 3,1-7 y Tit 1,5-9, se comprueba que la mayor parte de estas 1. La «situación vital» de la Iglesia primitiva
exigencias no son características del obispo ni de su ministerio; por
el contrario, se le exigen cualidades que, casi en su totalidad, compe- Como se ha podido ver por lo dicho hasta ahora, también la
ten también al marido y al padre de familia cristianos. Sólo al- vida de la primera Iglesia produjo múltiples formas y fórmulas.
gunas se pueden considerar específicas del obispo y del presidente El conocimiento de esa vida hace posible una determinación más
de la comunidad. A esto se añade que la mayor parte de las exacta de las formas y fórmulas en cuestión, como éstas permiten
cualidades requeridas en el diácono por ITim 3,8-13, coinciden con a su vez inducir la «situación vital». El esfuerzo por llegar a las
las que se piden para el obispo. Así pues, los catálogos de deberes formas literarias partiendo del conocimiento de la vida cristiana
que aparecen en las cartas pastorales se atienen a un esquema de primitiva, y viceversa, no debe malentenderse como un «círculo
virtudes previamente existente, modificándolo según los diversos vicioso»; ya que se basa en la idea de la interacción existente en-
estados a los que se propone. tre vida y forma literaria, idea a la que apunta cualquier investiga-
ción histórica. Hablando en general se puede decir que la «situación
vital» de la literatura neotestamentaria en la Iglesia primitiva es
I. LA «SITUACIÓN VITAL» la predicación de la buena nueva, el culto cristiano y la catequesis
de la fe cristiana.
Frecuentemente, al tratar de las formas y de las fórmulas, he- Por supuesto que no siempre es fácil determinar exactamente
mos intentado descubrir su Sitz ttn Leben. ¿Qué significa propia- la «situación vital» de una forma o de una fórmula. Pero en todo
mente esta expresión, bien conocida en el método de la historia caso hay que plantear esa cuestión. Para ello hay que responder
de las formas y que aparece sin traducir en muchos libros y artícu- más o menos a las siguientes preguntas: ¿Quién es el que habla?
los de diversas lenguas? El concepto, introducido por H. GUNKEL M ¿A quién van dirigidas esas palabras? ¿Cuál es la situación que
no es para el hombre moderno tan extraño como pudiera parecer las provoca? ¿Qué situación presuponen? ¿Cuál es la intención
a primera vista. Sabemos que una carta comercial tiene una forma que las guía y qué fin se proponen alcanzar?
distinta a la de un trabajo científico, o que una homilía se dife-
rencia formalmente de un comentario a los sucesos políticos del
día. Un tratado escrito o una conferencia hablada quedan marcados

23. En RGG' i (1909), 1193. 24. M. DIBELIUS, Die Formgeschlchte des Evangeliums, 7.

328 329

S,
Formas y géneros literarios en el NT

el prólogo de su libro sobre las parábolas, que solamente se trata


2. El cambio de la «situación vital» de «abrir un acceso, tan seguro como sea posible, a la ipsissima vox
Jesu», con el argumento de que «nadie que no sea el mismo Hijo
En la mayor parte de las formas y fórmulas se nota, que, al del hombre puede conferir autoridad a nuestra predicación»2S. Y no
ser incorporadas al género correspondiente, cambia su «situación se puede decir por la sencilla razón de que también el testimonio
vital» originaria. Así, por ej., el himno cristológico de la carta a de la primera Iglesia y el enunciado del autor inspirado son, no
los Filipenses, cuya «situación vital» original parece que fue el sólo teológicamente relevantes, sino portadores de una revelación
culto cristiano primitivo, adquiere una «situación vital» nueva que nos compromete y obliga igual que las ipsissima verba Jesu.
cuando el apóstol Pablo lo incluye en el contexto de una paré-
nesis y lo introduce con la frase «Tened los mismos sentimientos
que tuvo Cristo Jesús». Es fácil ver que con esto se produce al II. LA HISTORIA DE LAS FORMAS
mismo tiempo un desplazamiento de sentido: en el contexto de
Flp 2 se trata de contemplar el ejemplo de Cristo que se humilló De la historia de las formas ha tomado su nombre el método
a sí mismo, mientras que el himno en su sentido original describe homónimo, pues su misión es no sólo determmar las distintas formas
en forma de alabanza el camino redentor de Cristo. Para citar y esclarecer su «situación vital», sino exponer además la historia
otro ejemplo, el relato eucarístico de Me 14,22-25, cuyo lugar ori- de esas mismas formas. Ahora bien, esto presupone necesaria-
ginario era la celebración de la Eucaristía, ha modificado su «situa- mente la determinación de las formas y el estudio de su «situación
ción vital»: dentro del evangelio de Marcos ha pasado a ser el vital»; y es que sólo con estos datos se puede trazar correctamente
relato de lo que acaeció en la última cena. la curva de cambios experimentados por la forma y por su «situa-
ción vital» a lo largo de la historia. En efecto se puede observar
que diferentes piezas de la tradición han recorrido ya una historia
3. Pluralidad de «situaciones vitales» bastante larga antes de haber sido incorporadas, en su forma defi-
nitiva, a los escritos neotestamentarios.
Los ejemplos que acabamos de aducir indican que en el fondo
tradicional del Nuevo Testamento hay que contar con varias «si-
tuaciones vitales». Se impone distinguir claramente la «situación 1. Ejemplos tomados de la tradición sinóptica
vital» de los géneros de la «situación vital» de la forma o de las
fórmulas. Para ello el mejor procedimiento metodológico es intentar Las composiciones de dichos y de relatos, de las que ya hemos
determinar primeramente la «situación vital» del género, para luego hablado, pueden servir como ejemplo de la historia que han seguido
dar con la «situación vital» de la forma o, en su lugar, de la fórmu- las formas dentro del material de la tradición sinóptica. Añadamos
la. En los materiales de tradición de los Evangelios hay que pre- aquí algunos otros casos.
guntarse además por la situación original de una narración o de Me 2,1-12: Prescindiendo de la introducción (v. ls), en la que
un «logion» en la vida de Jesús. Hay que desmontar la tradición se nota claramente el trabajo redaccional del evangelista, segura-
estrato por estrato para llegar a esa situación original. Pero esto mente que Marcos se encontró el paradigma tal como lo transmite.
no quiere decir que se pueda considerar el estrato más antiguo Pero la narración no es unitaria; más bien está compuesta de dos
— para seguir con la imagen del trabajo arqueológico— como el
único importante. No se puede decir, como afirma J. JEREMÍAS en 25. J. JEREMÍAS, Die Cleichnisse Jesu, Gotlnga '1965, 5.

330 331
Heinrich Zimmermann

formas: en el relato de un milagro (v. 2-5«. 11.12) se ha interca-


lado una disputa (v. 56-9). Es fácil demostrarlo analizando la pe- 2. Ejemplos de tradición literaria epistolar
rícopa: los v. 2-5a. 11.12 forman una narración bien acabada. El
v. 5a tiene su continuación natural en el v. 11. El v. 12 es la con- El himno a Cristo de la carta a los Filipenses, al que ya he-
clusión orgánica de un relato milagroso. Contiene la confirmación de mos aludido varias veces (Flp 2,6-11), deja entrever también que
la curación y el coro laudatorio final. En este relato no se intercala su forma es el resultado de una evolución. Más antigua que el him-
la disputa sin suturas. ¿De dónde salen repentinamente los escri- no es la homología «Jesucristo es Señor» (v. 11) sobre la cual se
bas que «estaban allí sentados» (v. 6)? Tras la respuesta con que concibió y compuso el himno. Así pues, la forma del himno ha
Jesús justifica las palabras que ha pronunciado sobre el perdón de incorporado la fórmula homológica. Ello no ha alterado la «situa-
los pecados, se espera una reacción de sus adversarios (como es el ción vital», pues cabe pensar que tanto la de la homología como la
caso por ej. en Me 3,4). El coro final (v. 12) no cuadra de ninguna del himno es con seguridad el culto cristiano.
manera con la disputa. ¿O se ha de suponer que la palabra «todos» ICor 15,3-5: Si en Flp 2,6-11 la fórmula homológica «Jesucris-
se refiere también a los adversarios? El objetivo que persiguen am- to es Señor» se desarrolló hasta constituir la forma del himno, en
bas narraciones es diferente: en el relato del milagro es la cura- ICor 15,3-5 es la fórmula de fe la que se desarrolló hasta constituir
ción, en la disputa es el perdón de los pecados. la forma del dogma. Pues, es lícito suponer que el dogma desarro-
A la diversidad de formas responde una diversidad de «situa- llado se remonta a la fórmula de fe más antigua, aproximadamente
ciones vitales». Mientras que la del relato milagroso se ha de su- como podemos deducirla de 2Cor 5,15: «Cristo murió por [nos-
poner que es la predicación, la disputa parece que tendría sus topos otros] y resucitó [de entre los muertos].» La fórmula de fe ha
en el enfrentamiento con los judíos. Del ensamblaje de ambas for- seguido una doble evolución: por una parte, se amplió cada uno de
mas surgió la nueva forma del paradigma. los dos miembros con la alusión a la Escritura; por otra, se per-
Me 14,22-25: de la comparación de Me 14,22-25 con Le 22, trechó a ambos miembros con una serie de hechos a manera de
15-20 resulta que Me 14,25 fue añadido posteriormente al relato de prueba. Ya nos hemos referido a que en este proceso actuó la ley del
la institución (Me 14,22-24). Se puede reconocer el contenido del paralelismo.
versículo «como rudimento de una unidad originalmente más am- Para terminar se puede decir lo siguiente: A través del estudio
plia, tal como la que se encuentra todavía en el pasaje paralelo de los escritos neotestamentarios se llega a la conclusión de que
Le 22,15-18» x. Lo más probable es que el empalme de la «pers- no fue con los géneros, es decir con las cartas, los evangelios y el
pectiva escatológica» con el relato de Ja institución no se deba de Apocalipsis, con los que la Iglesia primitiva empezó a crear, o en
primeras a Marcos; seguramente en la tradición premarciana se su caso a adoptar, determinadas formas literarias para su procla-
habían asociado ya esos dos fragmentos de la tradición, origina- mación del misterio de Cristo. El hecho más bien es que en todos
riamente distintos. los géneros está asumido, aunque en distinta medida, un abun-
dante material de tradición, material que fue acuñado en diferen-
tes formas y fórmulas, según lo requerían las exigencias de la vida
— la fe, la predicación, la catequesis y el culto divino—. El elemen-
to común a todas las formas y fórmulas es que, desde el punto de
vista del contenido, vienen determinadas por la fe en el Señor glori-
26. H. ScHÜRMANN, Der Paschamahlbericht lk 22, (7-14) 15-18. I. Teil etner quellen- ficado y presente, que vive en su Iglesia, que en ella pronuncia su
kritischen Vntersuchung des lukanischen Abendntahlberichtes Lk 22,7-38 (NTA 19,5),
Münster 1953, 42. palabra poderosa y eficiente, y que realiza en ella su acción salvífica.

332 333
Heinrich Zimmermann

También es un elemento característico del fondo tradicional el he-


cho de estar conformados como alocución e interpelación dirigida a
X
los hombres y encaminada a la situación concreta de sus respecti-
Supuestos metodológicos para el uso adecuado de los
vas comunidades: su fe, su culto y su vida deben llevar el sello de
Cristo. escritos de Qumrán por el especialista del "Nuevo Testamento

HEINRICH ZIMMERMANN

Observaciones y resultados de la crítica literal para la historia interna


de 1 QH, 1 QM y CD

La época anterior a la aparición de Jesús, es decir, el último si-


glo precristiano, pertenece a los períodos relativamente oscuros de la
historia judía. Una parte de ese «saeculum obscurum» quedó de
pronto iluminado cuando en el verano de 1947 empezaron los des-
cubrimientos de textos esenios en la orilla noroccidental del mar
Muerto. La investigación internacional recibió con espíritu cada vez
más reflexivo estos manuscritos que se extrajeron de once cuevas
— hasta la fecha — situadas en la parte sur de las ruinas de Schirbet
Qumrán'. Con los perfiles de un movimiento reformista de tipo sacer-
dotal, procedente del templo de Jerusalén, quedaba al descubierto un
sector importante del entorno inmediato de Jesús, y de la primera
comunidad. Dejando de lado toda clase de especulaciones precipita-
das, los documentos de Qumrán significaron una aportación esencial
para la mejor comprensión de la originalidad del mensaje neotes-
tamentarío.
El capítulo que sigue no pretende aumentar con un ejemplar

1." Una visión • de conjunto sobre el estado de la investigación se encuentra en los


capítulos Essener y Qumrán en RGG >n, Tubinga 1958, 701-703 (K.G. KUHN) y v
(1961) Sp. 740-756 (M. BURROWS, R. DE VAUX, R. MEVER, K.G. KUHN, C.-H. HUNZINGER),
asi como en el artículo Qumrán en Sacramentum Mundi iv, Friburgo-Basilea-Viena 1969,
1-18 (K. MÜLLER). J. MAIER, Die Texte vom Toten Meer, I. Übersetzung, 11. Anmer-
kungen se ha cuidado de hacer una excelente traducción de los textos al alemán (Munich-
Basilea 1960). Cf. E. LOHSE, Die Texte aus Qumrán, Darmstadt 1964 (con texto hebreo
puntuado).
334
335
Karlheinz Müller Los escritos de Qumrán

más las muchas introducciones ya existentes2 a la literatura de Ya el hecho de que varíe el orden en que han llegado hasta nos-
Qumrán; tampoco es su intención esbozar una historia prematura otros los hodayot pone en tela de juicio su unidad literaria. Por ello
de la evolución teológica que experimentó la comunidad del mar sa apela legítimamente al método de la crítica literal.
Muerto. Su objetivo es preponderantemente metodológico. Lo que El criterio normativo para una discriminación de las fuentes en
intenta es mostrar el peligro de caer en un prejuicio poco objetivo 1 QH es la diferente estructura del «yo» que habla. La cuestión fun-
al colocar la literatura de Qumrán al servicio de la interpretación damental para el enjuiciamiento de ese «yo» es la siguiente: ¿qué
neotestamentaria, como si se tratara de una realidad totalmente ho-
pretenden los testimonios que da de sí mismo el orante, tal como se
mogénea. Esta demostración se efectúa por un camino positivo: pre-
encuentran dentro de un cántico, así como las descripciones que hace
sentaremos tres de los documentos más importantes por su contenido,
de la conducta de sus adversarios? ¿Buscan exclusivamente presen-
sometiéndolos a la crítica literal y de las formas, con el fin de que
tar de manera estilizada las típicas situaciones existenciales por las
al conocer su complejidad el lector caiga en la cuenta de la dife-
renciación interna que presentan los mismos enunciados de la litera- que atraviesa el varón piadoso, no se puede percibir en ellos el eco
tura qumraniana. de un interés biográfico?

Un «yo» individual puede manifestarse ejemplarmente en 1 QH 4,5-29a.


Las lineas 8f>-12a presentan este tenor literal:
I. E L ROLLO DE LOS HIMNOS (HODAYOT: 1 QH)
86 Pues ellos (los adversarios) me arrojan de mi tierra
La edición de 1 QH, preparada por E.L. SUKENIK y dispuesta 9 igual que a un pájaro de su nido.
Todos mis amigos y conocidos
para la imprenta después de su muerte por N. AVIGAD, contiene 18 se han dejado apartar de mí,
columnas y 66 fragmentos sin ordenar3. A esto se añaden los dos y me tienen por un cacharro inservible.
restos manuscritos de 1 Q 35 1.2, que corresponden a los capítulos Pero son intérpretes
de 1 QH 7,27-8,13 y que podrían atribuirse a un segundo manus- 10 de mentira y videntes de engaño. Traman maldades contra mí,
crito de 1 QH. Está todavía por hacer la publicación de los fragmen- para que yo trueque tus instrucciones,
las que has grabado en mi corazón,
tos de 4 Q. Pero según informaciones fidedignas4, los fragmentos de
a cambio de adulaciones para tu pueblo.
cuatro o cinco (?) manuscritos están estrechamente relacionados con 11 Y apartan de los sedientos la bebida de la sabiduría,
1 QH sin reencontrarse allí. Cabe además esperar de 4 Q restos de y para su sed les dan a beber vinagre,
seis manuscritos paralelos (cinco rollos de piel y un papiro) cuya or- para que ponga los ojos en el error de ellos,
denación de los himnos no coincide con la de 1 QH. 12a se deje cegar por sus tiempos festivos
y se enmarañe en sus redes.
2. De entre el número de exposiciones generalmente asequibles podemos mencionar:
M. BuRROWS, Die Schriftrollen vom Toten Meer, Munich 1957; id., Mehr Klarheit über Es cierto que también Prov 27,8 y SalSalomón 17,16 comparan al deste-
die Schriftrollen, Munich 1958; J.T. MlLIK, Dix ans de découvertes dans le désert de rrado con el pájaro arrojado de su nido (línea 9a). Pero la afirmación de
luda, París 1957 = Ten Years of Dlscoveries in ihe Wllderness of Judaea (xStudies in
un orante de que ha tenido que abandonar su tierra (1. &b) ni está en la
Biblical Theology» 26), Londres J1963. Sobre todo: F.M. CBOSS Jr, Die antlke Biblio-
thek vori Qumrán und die moderne biblische Wissenschaft («Neukirchener Studienbücher» línea tradicional de las sentencias veterotestamentarias ni pertenece al estilo
5), Neukirchen-Vluyn 31967. de los hodayot. En cambio coincide con una noticia del comentario esenio
3. E.L. SUKENIK-N. AVIGAD, Ozar hammegülot haggenusot, Jerusalén 1954 p. 35-58, a Habacuc, cuya interpretación histórica, en 1 QpHab 11,4-8, ha conser-
tablas 35-58. Titulo de la edición inglesa revisada: The Dead Sea Scrolls of Ihe Hebrew vado el recuerdo de un incidente acaecido en la vida del «Maestro de
Universlly, Jerusalén 1955.
justicia»:
4. J. STRUGNELL, Le travail d'édition des fragments manuscrlts de Qumrán, RB 63
(1956) 64. (4) Su interpretación (a saber, la del texto bíblico dé Hab 2,15) hace
referencia al sacerdote impío que (5) persiguió al Maestro de justicia para
336
337
Schreiner, Introd. 22
Karlheinz Miitter Los escritos de Qumrán
devorarlo con el despecho (6) de su ira, en el lugar de su exilio. Y fue Además de 1 QH 4,5-29a, en todo un grupo de himnos nos sale
durante la fiesta del reposo (7) del día de la reconciliación que se les apa-
reció para devorarlos (8) y para hacerlos tropezar en el día de ayuno de
al encuentro un «yo» que, por la peculiaridad de su destino y la
su reposo sabático. exclusividad de sus pretensiones, indica la personalidad concreta
El hecho de que en 1 QpHab 11,6 se hable del «exilio» del fundador e inconfundible de su autor, que apunta al Maestro de justicia. A es-
de la comunidad hace verosímil que el 1 QH 4,86 se trate de un con- tos «poemas del Maestro» pertenecen con seguridad los siguientes
texto de acontecimientos concretos: se impone la sospecha de que en la pasajes: 2,1-19; 5,5-19; 5,20-7,5; 7,6-25; 8,4-40.
lamentación del orante por haber sido «arrojado de su tierra» tengamos La peculiaridad del «yo» que habla no es el único indicio crítico-
el dato autobiográfico de un suceso externo que aconteció al Maestro de
justicia. La sospecha se hace certeza comparando las líneas siguientes
literario que permite deslindar los mencionados poemas del Maestro
(10-12a) con el comentario de Habacuc que acabamos de citar. Según 1 QH de la serie de los restantes hodayot. Se suman también las carac-
4,1 Os, el objetivo que persiguen los adversarios es mover al orante al trueque terísticas externas de un uso peculiar de las imágenes y de un len-
de las instrucciones de Dios por adulaciones, para de esta manera apar- guaje distinto, que enlazan estrechamente a estos himnos.
tar «de los sedientos la bebida de la sabiduría». En concordancia con
esto, 1 Qp Hab 11,4-8 cuenta de un intento, groseramente montado, de Cada uno de los salmos del Maestro, tal como aparecen en 1 QH,
la ortodoxia judía para desviar al Maestro de justicia de su comprensión está provisto de un buen número de imágenes desarrolladas y que a me-
específica de las «instrucciones de Dios»: en el día de la reconciliación, nudo se superponen apretadamente. En cambio el lenguaje metafórico de
que la congregación fijaba según un cálculo de tiempo que difería del los restantes poemas se reduce a figuras aisladas e inmóviles. La esta-
calendario oficial del templo de Jerusalén, hizo su aparición el sumo dística de vocablos de los hodayot reseña conceptos que se encuentran
sacerdote enemigo en el exilio del Maestro para provocarlo a que renun- exclusiva o preponderantemente en los poemas del Maestro. Y a la in-
ciara a su calendario especial. Pero no sólo es en este pasaje del comen- versa, faltan aquí los atributos divinos que en los restantes himnos se
tario a Habacuc donde se trata del controvertido calendario de la comunidad consiguen mediante enlaces de genitivo (cf. 1 QH 1,26; 7,31; 10,14; 11,29;
de Qumrán, sino también en 1 QH 4,10s, como se puede ver claramente 12,10; 15,25s; 4,15s; 7,8)«.
en los renglones 11b-12a, que vienen inmediatamente a continuación: «para
que ponga los ojos en el error de ellos (de los adversarios), se deje cegar
por sus tiempos festivos»5. Desde el punto de vista de la historia dé las formas queda con-
Asi pues, con ayuda del pHab resulta posible para 1 QH 4,9b-12a firmado definitivamente el carácter independiente de los salmos del
descubrir el perfil de acontecimientos reales detrás de la hojarasca de mo- Maestro. También la historia de los géneros nos proporciona argu-
tivos estilísticos tradicionales: el judaismo hostil luchó oficialmente para mentos para llevar a cabo la desmembración crítico-literaria de los
hacer volver al Maestro de justicia 0. 8b-9a) de su observancia especial
poemas del Maestro del corpus de los hodayot tal como ha llegado
del calendario (1. 9b-lla), y esto cuando se hallaba en el exilio, para que
se dejara «cegar» por las propias festividades sin perjuicio de un cómputo hasta nosotros:
opuesto del tiempo (1. llb-12a). En el cuadro de esta experiencia singular Todos los himnos que se han atribuido al Maestro de justicia
y concreta, el «yo» que habla durante todo el poema de 1 QH 4,5-29«, contienen, además de un relato concreto de sus penalidades, el «mo-
adquiere un carácter innegablemente excepcional. tivo del mediador de revelación»7. En cambio, en todos los poemas
5- La reconstrucción del calendario esénico ha sido posible gracias principalmente a
4 Q Mishmarot (ed. dir. por J.T. MIUK, VTS 4, 1957, 24s): una distribución del servicio 14-1). De esta manera también caen en miércoles el día de afio nuevo (el 1.» de nlsan)
en el templo entre las familias sacerdotales que se sucedían semanalmente en los «días y los comienzos de las cuatro partes del afio solar compuesto de 364 días ( = 52 semanas
festivos del primer año». La distribución coincide casi por completo (26 turnos sacerdotales = 12 meses de 30 días; cada tres meses 31 días): de este modo todas las fiestas del afio
en vez de 24) con lCró 24,7-18 y puede completarse a partir de este texto. Se comenzó caen en el mismo día de la semana. De ahí se explica que, según 1 QpHab 11, 4-8, el
el sorteo el día 26 del mes primero: «el primer (día de turno sacerdotal) de Yedaías» «sacerdote inicuo» pueda hacer su aparición el día de la reconciliación de la comunidad:
(4 Q Mish 3). De esta manera se relacionaba Lv 23,11 («el día siguiente al sábado») según el calendario lunisolar de la ortodoxia judia éste no era ningún día festivo.
con el primer día de la semana, es decir: el sorteo empezaba el primer domingo (I) 6. GERD JEREMÍAS, Der Lehrer der Gerechtigkeit (Studien zur Umwelt des Neuen
después de tnazzot (Lv 23,15). Esto significa: al igual que Yedaías, todos los turnos Testamente 2), Gotinga 1963, 168-177. Sobre 1 QH 4,5-29a: 204s, 211-213.
sacerdotales empezaban su servicio en domingo. Según 4 Q Mish 2, pesak toca el tercer 7. HEINZ-WOLFGANO KUHN, Enderwartung und gegenwdrtlges Hetl («Studien zur Um-
día del orden de Maosías (12-1 ¡ 18-1) = miércoles 15-1 (que se cuenta desde la noche del welt des Neuen Testamenta» 4), Gotinga 1966, 21s.

338 339
Karlheinz Müller Los escritos de Qutnrán

en que se echa de menos una descripción semejante de las penali- Con las lineas 38-40 se destruye casi por completo el final de 1 QH 8.
dades personales, falta también la idea del mediador de revelación. Tampoco quedan apenas restos de los dos primeros renglones de la
Una característica de este detalle, que formalmente no representa columna contigua, que es la 9. Hasta el punto de que las fotografías no
ningún elemento genérico acabado, es la nitidez con que aparece permiten emitir un juicio sobre la posibilidad de que 9,1 contenga el co-
siempre la diferencia existente entre el «yo» del orante y el de la mienzo de un nuevo salmo. Por consiguiente queda abierta la eventualidad
de que el precedente poema del Maestro (8,4-40) no concluya hasta 9,36.
comunidad. Sin embargo habla en contra de esta posibilidad el hecho de que la lamen-
tación del orante en 9,1-36 no abandona el marco de los enunciados
AI relato de las tribulaciones individuales que presenta el poema del típicos sobre los sucesos que acaecen al fiel veterotestamentario. Junto
Maestro 1 QH 4,5-29a, y que antes citábamos (1. 86-12a), sigue en las con los relatos de aprietos individuales, falta el motivo del mediador de
líneas 236-29 el correspondiente motivo del mediador de revelación. Sobre revelación: en ningún momento el «yo» que habla tiene la pretensión de ser
todo las líneas 236-24a. 27a pueden expresar lo dicho de manera gráfica: el que abre a los de fuera el acceso a la salvación.
Otra es la situación en 2,31-39 y 3,1-18. El texto de la segunda co-
236 Pero tú te me has aparecido a plena luz con tu poder, lumna está muy estropeado a partir de la 1. 37. Falta por completo el
y no cubres de vergüenza el rostro de todos [los] comienzo de 1 QH 3. A pesar de todo resulta improbable, debido al
que se dejan buscar por mí, distinto contenido de ambas series de textos, que 2,31-3,18 contenga un
24a que se reúnen comunitariamente alrededor de tu alianza, único himno. Al igual que la mayor parte de los hodayot, 2,31-39 empieza
de manera que me escuchan [todos] los que andan según el camino con una triple invitación a la alabanza, que el orante se hace a sí mismo
de tu corazón. razonándola. A continuación el orante deplora el plan que tienen sus
27a Y por medio de mí has iluminado el rostro de muchos y los has adversarios para «aniquilarle» y «derramar su sangre sobre el altar» de
hecho tan numerosos que no se les puede contar. Dios. La alusión al hecho de que unos enemigos hubieran querido «derra-
mar su sangre» no tiene ningún equivalente en el AT ni en 1 QH. Sin que
se pueda relacionar este enunciado con un acontecimiento concreto, tal
Como en 1 QH 4,5-29« (1. 236-29), el motivo del mediador de vez resuene en él el pensamiento de atentados fallidos contra la vida del
revelación aparece en todo el grupo de los mencionados salmos del Maestro de justicia. Además de 1 QpHab 11,4-8, habría que considerar
Maestro. Así en 2,1-19; 1. 8-10.13-15; en 5,5-19; 1. 9; en 5,20-7,5: sobre todo 4 Qp Sal 37 2,18-20: «(18) Su interpretación (a saber, la del
5,22-25. 6,19; en 7,6-25: 1. 20s; en 8,4-40: 1. 16.21-24. Por medio de texto bíblico de Sal 37,14s) hace referencia a los hombres impíos procedentes
este elemento temático, el Maestro de justicia se presenta constante- de Efraím y Manases que intentaron poner las manos (19) sobre el sacer-
dote y sus ayudantes en el tiempo de la purificación que vino sobre ellos.
mente como portador único de salvación para su comunidad. La coin- Pero Dios los ha salvado (20) de su mano, e inmediatamente fueron
cidencia inseparable de este motivo con las descripciones de las pena- entregados a manos de hombres violentos de los gentiles, para que fueran
lidades personales es tan característica de todos los poemas del Maes- juzgados». Si en 1 QH 2,326.33a aparecen huellas de un relato de tribu-
tro, que desde el punto de vista de la historia de los géneros se puede laciones personales, bien puede ser que el correspondiente motivo del
calificar justamente a estos himnos como «poemas encomiásticos y mediador de revelación hubiera estado en los últimos renglones finales,
366-39, destruidos. No se puede discutir la posibilidad de contar 1 QH
narrativos del mediador de revelación8. 2,31-39 entre los poemas del Maestro.
A partir de los supuestos metodológicos de la crítica literal 3,1-18 es el salmo más debatido de los hodayot. El argumento decisivo
y de la historia de las formas, los seis salmos del Maestro (2,1-19; para catalogarlo entre los himnos del Maestro es la descripción que hace
4,5-29a; 5.5-9; 5.20-7.5; 7,6-25; 8,4-40) ofrecen la figura unitaria de de la fundación de la comunidad en los renglones 6-12, a base de una
una realidad perfectamente coherente dentro de 1 QH. La adscrip- analogía del nacimiento confeccionada con profusión de detalles. Tal can-
ción de otros himnos a este grupo de poemas del Maestro es dudosa. tidad de motivos metafóricos se encuentran exclusivamente en los poemas
del Maestro. A esto se añade el lenguaje: el verbo nzl, para «salvar», sólo
aparece en la 1. 5, así como en 2,31; 3,5; 5,13; 7,17, quedando por
8. Ibid., 23. consiguiente restringido a los salmos del Maestro de justicia.

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Karlheinz Müller Los escritos de Qumrán

Sumando 2,31-39 y 3,1-18, resulta que 1 QH contiene ocho poe- nológico: se repiten con pequeñas variaciones de vocabulario giros,
mas del Maestro. No es sólo el enfoque de la crítica literal y de la oraciones e incluso párrafos enteros. En ocho pasajes nos trope-
historia de las formas el que asegura a estos himnos un lugar esen- zamos con atributos divinos, enlazadosi en status constructus, que
cial y claramente delimitable entre los hodayot; también su teología delatan una vez más una postura refleja y epigónica con respecto
presenta un sello distinto del de los otros salmos. Al haber sido escri- al lenguaje vivo. Como quiera que el sujeto que habla y la comuni-
tos en situaciones históricas aisladas, solamente informan de la ac- dad son fácilmente intercambiables, y que detrás del lenguaje formu-
tuación de Dios sobre su autor, el Maestro de justicia, en una ocasión lario nunca aparece el destino histórico de un individuo piadoso,
concreta. En ninguna parte se discute como tema central la situación surge casi de forma espontánea para este segundo grupo de himnos
desgraciada del hombre, ni se desarrolla una doctrina salvífica cohe- componentes de 1 QH la etiqueta de «poemas comunitarios»9.
rente. Sólo de vez en cuando, y de manera marginal, se tocan teolo- Un análisis de los poemas comunitarios desde el punto de vista
gúmena de validez universal. La historia que ocurre alrededor y a de la historia de las formas registrará, además de la falta de rela-
través del Maestro de justicia no es nunca objeto de una valoración tos de tribulaciones individuales, la ausencia de la idea del media-
predestinacionista. Jamás se la reduce a un decreto previo del Dios, dor de revelación. Por otra parte, los salmos comunitarios presentan
en un sentido auténticamente dualista. Los adversarios del Maestro unos elementos genéricos que no se encuentran en los himnos del
han roto la alianza divina y, por consiguiente, se encuentran irremisi- Maestro.
blemente abocados al juicio de una aniquilación total por parte de
Dios. El abismo insondable que separa a la comunidad salvífica del En primer lugar hay que citar las «confesiones soteriológicas»10, que
Maestro, de la impía aglomeración de los que están fuera de ella, nos salen al paso en casi todos los poemas de la comunidad. Así en
3,206-236; ll,7a-14. 176-18; 13,186-21; 14,126-136; 15,12a-26; 14,4s; 17,
cosa que se recalca con frecuencia, es algo que se deduce de la 216-22. Van siempre introducidas por la fórmula «y conocí que» y ponen
propia tribulación y de la propia situación existencial. En ninguna de manifiesto la especial actuación salvífica de Dios. Como segundo elemento
parte aparece en el contexto de una consideración que divida a la genérico aparecen unas «doxologías de humillación»11 que confrontan la
humanidad en dos campos establecidos por Dios antes del curso de condición de criaturas y de pecadores de los miembros de la comunidad
la historia como escenario de la lucha entre potencias espirituales con la justicia y omnipotencia de Dios. Se encuentran en 1,216-276; 7,28-33;
10,2-12; 10,32a-ll,2; 12,246-36; 13,146-186; 15,21s; 17,19s. Es característico
contrarias.
el uso frecuente de oraciones interrogativas que empiezan con las partículas
Los salmos que quedan en el rollo de los himnos, una vez se- «¿qué?», «¿cómo?» y «¿quién?».
parados los ocho poemas del Maestro, aparecen por su parte como
una formación con consistencia propia y características comunes. Los elementos genéricos típicos de los poemas de la comunidad,
Ni en 1,1-39; 2,20-30; 3,19-36; 7,26-33; 7,34-8,3, ni tampoco la confesión soteriológica y la doxología de humillación, contienen
en las columnas 9,1-18,33, presenta el sujeto, que habla en primera los presupuestos esenciales de la fe esenia. Dado que estos «poemas
persona, rasgos individuales. Su discurso se abstiene de repasar confesionales del fiel»12 nunca pierden de vista la entrada en la
recuerdos autobiográficos. Es más bien de tipo gnómico; cualquier comunidad, cabe sospechar que su «situación vital» fueron las
miembro de la comunidad puede identificarse con el «yo» del ceremonias cúlticas de la fiesta de la renovación de la alianza, que
orante. se celebraba anualmente (1 QS 1,1-3,12). Gracias a lo que sabe-
La relación de este grupo de salmos con la simbología y el mos sobre las mencionadas peculiaridades estilísticas de los poe-
lenguaje está curiosamente rota. Los poemas son sorprendentemen- 9. Ibid., 24s.
te parcos en el uso de imágenes: las columnas 13-17 no presentan 10. Ibid., 26.
11. Ibid., 27
ni una sola imagen desarrollada. El lenguaje es fuertemente termi- 12. Ibid., 29.

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Karlheinz Müller Los escritos de Qumrán

mas de la comunidad, hay un pasaje de los hodayot en el que es Así pues la crítica literaria y la historia de las formas permiten
posible hacerse una idea del tipo de contacto que tenía la comu- dividir los hodayot en dos13 grupos heterogéneos de himnos14.
nidad esenia con la tradición de los poemas del Maestro. La coincidencia de ambos métodos en este resultado parece acon-
sejar que en la discusión sobre 1 QH se respeten los poemas del
El salmo 1 QH 4,5-29a, que ya hemos citado varias veces, presenta Maestro y los himnos de la comunidad como unidades especiales
los rasgos inequívocos de los himnos del Maestro. Su brusca continuación que tienen sus respectivas teologías con diferente acento y desarrollo.
en 4,296-5,4 es completamente distinta. No es sólo el hecho de que la El origen temporal de los salmos del Maestro depende de la inser-
amenaza que sufre el orante por parte de sus adversarios se mantiene aquí
ción de su autor en el curso de la historia judía. Si se identifica al
dentro por completo del estilo de los modelos veterotestamentarios, y de
que el sujeto que habla no presenta apoyo alguno para la valoración antagonista, que aparece repetidas veces como «sacerdote impío»,
individual. Es que además los renglones 296-33a contienen todos los ele- con el sumo sacerdote Jonatán (160-142 a.G), entonces la funda-
mentos genéricos que arriba enumeramos como criterios plausibles para ción de la comunidad por el Maestro de justicia podría haber tenido
juzgar la pertenencia de un salmo a los poemas comunitarios. Veamos: lugar al comienzo de la segunda mitad del siglo II antes de Cristo.
Así que la composición de los poemas del Maestro tendría que si-
296 ¿Qué es la carne a su lado?
¿Y qué figura de barro (es capaz de) hacer tales maravillas?
tuarse en el período que va del año 150 a 120 a.C.15. En cambio,
No es más que pecado hasta el momento no ha sido posible proponer ningún dato exacto
30a desde el seno materno, y hasta la ancianidad (está sumida en) sacrilega para determinar la fecha de nacimiento de los salmos comunitarios.
culpabilidad Hay que contar sin embargo con la posibilidad de que se remonten
30£> Y yo conocí a los tiempos del Maestro de justicia.
que el hombre no posee ninguna justicia,
y que el hombre no tiene ningún camino perfecto.
31 Es más bien a Dios, el altísimo, al que pertenecen todos los hechos
justos. II. EL ROLLO DE LA GUERRA (MILHAMA: 1 QM)
Por el contrario, el camino del hombre no tiene ninguna consistencia,
a no ser por el espíritu que Dios le infundió, El manuscrito se ha conservado en cuatro fragmentos de piel y
32 para hacer perfecto el camino de los hijos de los hombres,
19 columnas. Falta el tercio inferior de cada columna. 1 QM 15
con el fin de que conozcan todos los hechos que él realiza con su
fuerza poderosa y 18 están escindidos cada uno en dos mitades que no presentan
y la abundancia de su misericordia para con todos los hombres ninguna conexión directa entre sí. De la columna 19 sólo tenemos
33a en los que tiene su complacencia. la parte central que está completamente separada del resto del
rollo16. Así pues, la extensión original del documento queda en la
En los renglones 29¿>-30a hay una doxología de humillación con las oscuridad. Hay restos, procedentes de la cueva 4, de cuatro copias
oraciones interrogativas que son características de este elemento formal.
En los renglones 30í>-33a sigue una confesión soteriológica, introducida por distintas del libro Milhama, 4 QM1*"1 nos han llegado en muy escasa
la típica fórmula «y yo conocí que». proporción. En cambio disponemos de unos 70 fragmentos de 4 QMa,
13. El primero que expresó la idea fundamental de que en los hodayot hay esencial-
El estado de cosas en 4,296-5,4 no deja ninguna duda de que mente dos géneros fue G. MORAWE, Aufbau und Abgrenzung der Lobtteder von Qumran,
Berlín 1961. MORAWE habla de «cánticos de acción de gracias» y «cantos hímnicos de
la redacción de la comunidad amplió en un segundo momento el confesión».
poema del Maestro (4,5-29ai) y por medio del añadida 4,29Z>-5,4 14. Con una división distinta, cf. J. BECKER, Das Hell Gottes («Studien zur Umwelt
des Neuen Testamenta» 3), Gotinga 1964, 50-56.
integró su propósito originalmente individual en la comprensión 15. G. JEREMÍAS, op. cit., 36-78.
teológica colectiva y más avanzada de la comunidad. 16. Edición: EX. SUKENIK - N. AVIGAD, op. cit., 16-34, cuadros 16-34.

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Karlheinz Müller Los escritos de Qumrán
cuya publicación parcial ofrece un texto que no coincide con 1 QM lamerán.] [Hijas] de mi pueblo, rom- ... Hijas] de mi pue[blo], rom-
14, sino que presupone una forma textual más concisa e indudable- ped en júbilo ruidoso, adornaos con ped en júbilo ruidoso, adornaos con
mente más antigua17. 4 QMa demuestra de manera fehaciente la adornos magníficos, enseñoread en el adornos magníficos, [... (8) ...
[señorío ...(16)...] Israel con seño- ... ] e Israel con seño-
elaboración que se hizo en 1 QM de ejemplares anteriores. río eterno. rio [e]terno.
La crítica literal encuentra un espectacular punto de partida
en el doblete 1 QM 12,8-16/19,1-8.
Es significativo el tipo de doble tradición que presenta este
Mofa (12,8) y escarnio para los [... (19,1) los himno: hay tres pasajes en que 12,8-16 se desvía. Pero ninguna de
héroes, pues el Santo, el Señor y hé]roes, pues santo es nuestro Sobe- sus divergencias con respecto a 19,1-8 tiene relevancia temática. Se
el Rey de la gloria está con nos- rano y el Rey de la gloria está con limitan a repeticiones (12,8b-9a), interpretaciones (r. 12a) y am-
otros. El pueblo de los santos hé- nosotros. pliaciones ornamentales (r. 13b). Son claramente secundarias y se
[roes y] el ejército de los ángeles
está a nuestro servicio. (9) El hé-
percibe en ellas la mano de un recensor.
roe de la gue[rra] está en nuestra Los contextos del mencionado doblete sitúan este hallazgo en
comunidad y el ejército de sus espí- ... Y el ejér[cito... (2)... un conjunto más complejo desde el punto de vista de la historia de
ritus con nuestros pasos. [Nuestrojs la tradición. Las columnas 10-14 y 15-19 contienen relatos para-
jinetes [son como] nubes y bru- y bru- lelos sobre el desarrollo de una gran batalla. Ambos empiezan con
ma matutina para cubrir la tierra mas matutinas, para [cujbrir la tie-
(10) y como lluvia temprana para los preparativos para el enfrentamiento armado y terminan con la
rra y como lluvia temprana para
embeber con justicia todos sus con- embeber con justicia to[dos... situación resultante de la lucha.
fines. |Levántate, héroe! |Llévate fue- (3)...
ra a tus prisioneros, varón de la El resto de las columnas 10,16-14,1 se ocupan de las circunstancias in-
gloria! ¡Y roba (11) tu botín, tú que ¡Y roba tu botín, tú que mediatamente anteriores al comienzo de la batalla. 10,16-12,18a: oraciones
tienes poder! |Pon tus manos sobre tienes poder! Pon tus manos sobre y alocuciones del sumo sacerdote; 13,16-6: alabanza de Dios y maldición
la cerviz de tus enemigos, tus pies la cerviz de tus enemigos, tus pie[s] de su antagonista Belial por parte de los sacerdotes, levitas y ancianos que
sobre una montaña de cadáveres! s[...(4) se han alineado para la batalla junto al sumo sacerdote; 13,7-18: profe-
¡Aplasta a los pueblos, tus opreso-
...tu]s [...] sión de fe en Dios, que eligió a los que estaban prestos para la lucha en
res... |Y que tu espada (12) devore
¡Y que tu espada devore tiempo de sus padres e hizo llegar en su auxilio la figura del «príncipe de
la carne culpable! ¡Llena tu tierra de
carne! ¡Llena tu tierra de la luz». Las líneas 14,2-18 dejan constancia de las acciones que tuvieron
gloria y tu herencia de bendiciones!
gloria y tu herencia de bendiciones! lugar después de la batalla: al día siguiente de la victoria los guerreros,
Que haya ganado a montones en tus
[-..] monto[nes... con vestiduras limpias, regresan al campamento (1. 26-3) y dan gracias a
campos, plata y oro y piedras (13)
(5)... Dios porque ha manifestado una vez más su fidelidad a la Alianza.
preciosas en tus pal[a]cios. ¡Alégra-
] tus palacios. ¡Alégra- 15,1-16,2 ofrece una segunda descripción del estado de cosas antes de
te grandemente, oh Sión, manifiesta
te grandemente, oh Sión, la batalla. 15,1-3: avance de los ejércitos al tiempo de la tribulación esca-
tu júbilo, Jerusalén, y exultad todas
las ciudades de Judá! Manten (14) • y exultad todas tológica; 15,4-6a: lectura de la oración «para el momento de la guerra» y
las ciudades de Ju[dá! .... (6) ordenamiento de las filas de combatientes por parte del sumo sacerdote;
constantemente abiertas tus pue[r]tas
para que te traigan la riqueza de 15,66-16,2: discurso del sacerdote responsable durante el tiempo de guerra.
los pueblos. Sus reyes te servirán, ] la riqueza de Las columnas 16,3-18,5a registran las diversas fases de la lucha que se lleva
te rendirán homenaje todos tus opre- los pueblos. Sus reyes te serviráfn], a cabo con la ayuda de «Miguel» contra el «príncipe de las potencias sacri-
sores. Y el polvo (15) [de tus pies te rendirán homenaje [... legas», hasta la persecución victoriosa de los enemigos. Con 18,56-19,13
] de tus [... (7) entran de nuevo en escena los hechos posteriores a la batalla. 18,56-14: ora-
17. C.-H. HUNZINGER, Fragmente einer alteren Fassung des Buches Milchama, ZAW 69 ción de acción de gracias del sumo sacerdote, de los sacerdotes, levitas y
(1957), 131-151. «jef[es...] del orden (de batalla») por la «redención eterna» (1- 11); 19,1-13:

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Karlheinz Miiller Los escritos de Qumrán

homenaje de adoración a Dios en el «lugar del frente» un día después de Tras un examen más detallado se puede ampliar el alcance de
la victoria 0. 9).
las dos recensiones compiladas en 1 QM más allá de las secciones
10-14 y 15-19. Así es como en l,126-15a se encuentra un esbozo
Es sorprendente el paralelismo de los acontecimientos consigna-
de la batalla que coincide con el desarrollo de la lucha que 16,3-
dos en 10,16-14,18 y 15,1-19,13 y que giran alrededor de una batalla.
18,5a nos presenta articulado en distintas fases:
Resulta especialmente notable en cada una de las series de discursos
y oraciones que tienen lugar antes y después de la lucha. Antes de (126) Y el día de su combate con los quíteos (13) sa[len para la ma]tanza
su comienzo se recuerda de forma coincidente la elección irre- en la guerra. Tres veces está la suerte de parte de los hijos de la luz para
vocable de Israel por parte de Dios, las anteriores manifestaciones aplastar a la maldad. Y tres (veces) se recogerá el ejército de Belial (hasta
del poder divino a lo largo de la historia, la asistencia segura de que) se retire la suerte (14) [de la luz. Los batallones de las tropas inter-
seres celestiales, y la identidad del verdadero antagonista de los medias sirven para que el ejército se desvanezca, y la fuerza de Dios re-
conforta] el corfazón de los hijos de la luz. Pero] en la séptima suerte la
combatientes, que es Belial. En ambos ciclos el fin victorioso de la inmensa mano de Dios someterá (15) [a Belial y a to]dos los ángeles de su
guerra desemboca en una alabanza a Dios, entonada por los com- dominio.
batientes al día siguiente y en el mismo campo de batalla.
Detrás de la doble presentación y enmarcamiento de la misma También en 17,16a se habla de una «ter[cera] suerte», y 18,1
lucha, con ayuda de alocuciones y plegarias bastante análogas, se es- comienza el relato de la intervención final de Dios con palabras que
conde una representación diferente del curso de la batalla. El pá- no pueden menos de recordar el viraje de la batalla que en 1,146-
rrafo 15,1-19,13 tiene la idea de un enfrentamiento que se des- 15a se espera de la «séptima suerte». De aquí se puede deducir que
arrolla en fases exactamente articuladas. Además los renglones el desarrollo del enfrentamiento con los «hijos de las tinieblas», tal
16,11-13 cuentan con una victoria interina de Belial en la primera como quedó plasmado en 16,3-18,5a> supone el plan de lucha de
parte de la lucha. En cambio en 10,16-14,18 no se encuentran ni los renglones l,126-15a con su articulación septenaria: después
una división de la batalla en distintos períodos, ni tampoco indi- que 16,3-13a ha hablado de la primera suerte, y 16,136-17.15 de
cios de una derrota. Las pocas alusiones (14,2) relativas a la lucha la segunda, 17,16 empieza con la batalla «en la ter[cera] suerte».
misma se restringen a su comienzo y a la victoria final de los «hi- Dado que 18,1-5a contempla ya la séptima suerte, los períodos que
jos de la luz». faltan de la lucha tienen que haber sido comentados en la columna
A la hora de hacer una evaluación de las mencionadas obser- 17, en el tercio que se ha perdido.
vaciones de tipo crítico-literal, hay que tener en cuenta tanto el Por lo demás la primera columna del rollo de la guerra produce
doble marco situacional de las columnas 10-14 y 15-19, como las una impresión relativamente armónica y no da lugar a que la crí-
dos concepciones que se dan del curso de la batalla, evidentemente tica literal adopte medidas de mayor alcance. En la línea de lo ex-
diversas. Bajo la presión de estos datos, el doblete 12,8-16/19,1-8 puesto habrá que adscribirla sin restricciones a aquella concepción
sólo permite sacar una conclusión: En el núcleo central del rollo de de la batalla escatológica que quedó plasmada en 1 QM 15,19.
guerra se han formado dos recensiones independientes de una misma
descripción de la lucha, anterior a ambas1*. Hay dos hechos suplementarios que apoyan semejante ordenación: la
agrupación de los adversarios en «hijos de Jafet», «Asiría» y «quíteos», ci-
18. J. CARMIGNÁC, La regle de la «Ohuerre des fils de lumiere contre les fils de ténebresn, Qumranprobleme, Berlín 1963, 293-298, supone un escrito primitivo (1 QM 1; 15,1-5;
París 1958, 200, considera las columnas 10-14 y 15-19 como una auténtica unidad lite- 10-12 ¡ 15,6-19,13) que (ue rellenado con 1 QM 2-9, proceso en el que se llegó a los
raria. Intenta hacer justicia a su innegable paralelismo pronunciándose en favor de una duplicados (1 QM 12.8-16; cf. 19,1-8) y mutaciones (1 QM 10-12). Con razón J. BECKER,
descripción jerárquica (1 QM 10-14) y otra cronológica (1 QM 15-19) de la misma lucha. op. cit., 45, nota 2, objeta contra estas explicaciones que olvidan por completo el
J.P.M. VAN DER Pl-OEO, Zur literarischen Kompositión der Kríegsrolle, en H. BARDTKE, proceso claramente diferente que sigue la lucha en ambas versiones (1 QM 10-14 y 15-19).

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Karlheinz Müller Los escritos de Qumrán
tada en 1,6, aparece también en 18,2, sólo que en otro orden; en 1,116- las secciones 15-19: el único pasaje de las columnas 10-14 en el
12a y en 15,1 se define el momento de la lucha como «tiempo de la tri- que se habla de toques de trompeta (10,6&-8a) es una cita de Núm
bulación».
10,9 que no atribuye a las trompetas ninguna relación con el des-
envolvimiento planificado de una batalla.
1 QM 2 es diametralmente distinto de 1 QM 1. La primera co- En 3,13 empieza una enumeración de materiales bélicos y de
lumna del rollo de la guerra concentra su interés en el desenvolvi- instrucciones tácticas, que llega hasta 9,17:
miento gradual de una única batalla de exterminio contra el con-
junto variopinto de pueblos y contra sus combatientes judíos (l,ls. 3,13-14,17: los estandartes, sus inscripciones, su distribución por gru-
4.6). La duración de esta lucha se restringe a un único «día de la pos, sus dimensiones. 5,3-14: formación y armamento de las tropas regu-
ruina» (\. 11, cf. 9.10.12). En cambio 1 QM cuenta con un evento lares, con escudo, lanza y espada corta. 5,16-6,6: plan de marcha y apro-
visionamiento de las tropas auxiliares que se mueven entre los frentes ene-
bélico que, aparte seis años de preparativos (2,9) y cuatro años sa- migos. 6,8-17: intervención de la caballería, su antigüedad y sus pertrechos.
báticos (cf. 1. 6¿>.8s), hace esperar una lucha de 29 años, y que ade- 7,1-7: antigüedad y grado de pureza de los restantes cuerpos de ejército.
más constará de nueve campañas distintas, dirigidas contra otros 7,9-9,9: papel directivo de los sacerdotes en la lucha. 9,10-17: maniobras de
tantos pueblos (1. 10-14). Para no debilitar el contingente militar unidades especialmente equipadas, cada una de cuyas divisiones está colo-
cada bajo la protección de un ángel, al que se menciona por su propio
durante estos cuarenta años de esfuerzos bélicos, se destina a los
nombre.
sacerdotes y levitas mayores de 50 años para que aseguren el des-
empeño del servicio diario del templo (1. í-6a).
El doblete 4,6-8/4,9-14, sin ir más lejos, muestra que 3,13-
Para la cuestión pendiente de las relaciones literarias de 1 QM 2
9,17 no puede ser una magnitud originalmente unitaria. Lo que
con los dos esquemas de batalla de las columnas 10-14 y 15-19, es
queda por averiguar es si las irregularidades literarias de la sec-
importante el hecho de que en 2,1-14 no hay lugar para una derrota
ción sólo tienen su origen en su incorporación al contexto al rollo
de los «hijos de la luz». Si se tiene en cuenta que el plano de
de la guerra, o si proceden de la mano de compiladores que lo ma-
la lucha en las columnas 10-14, que no supone más que ataque y
nipularon ya antes.
victoria, puede ser válido para cualquiera de las guerras aisladas
proyectadas en 2,10-14, nos encontraremos con que es realmente Es importante observar que la planificación del hecho bélico
posible que se dé una correlación entre 1 QM 2 y la recensión de en distintas fases escalonadas (2,15-3,11), marcadas por las trom-
10-14. petas de guerra, no sólo resulta determinante para las colum-
nas 15-19, sino también para la secuencia textual de 3,13-9,9. Esto
El texto de 2,15-3,11 contiene una lista de fanfarrias bélicas,
puede esclarecerse por medio de una estadística, en la que cuenta
inspirada en Núm 10,1-10, cada una con una función (3,l-2a) e
mucho el tercio que falta del manuscrito:
inscripción diferente (1. 26-11). Las intervenciones de las trompetas,
Otro detalle: en 7,15-9,9 vuelven a aparecer las instrucciones que
ñjadas con exactitud, señalan los capítulos de una batalla cuya pla-
se dan en 5,3-7,7 acerca del aprovisionamiento y estrategia de las
nificación estratégica se repite en las fases de que consta la lucha
diferentes partes de la tropa, instrucciones que están tomadas de la
narrada en 1 QM 16,3-9; 17,10-18,5 y articulada asimismo por to-
organización militar greco-romana19.
ques de trompeta. Esta coincidencia en la descripcián del esperado
enfrentamiento bélico se limita a los renglones 16,11-13. Pues la or-
Asi que las columnas 7,15-9,2, de manera análoga a 5,16-6,6, están dedi-
denación de las trompetas, tal como aparece en 2,15-3,11, no pa- cadas al armamento y disposición táctica de la tropa ligera de infantería
rece incluir ninguna derrota en el cálculo militar. Sin embargo no
19. Cf. Y. YADIN, The Scroll of the War of the Sons of Llght agaimt the Sons of
puede ponerse seriamente en duda su asignación a la recensión de Darkness, Oxford 1962 passim.

350 351
Karlheinz Müller

En 1 QpHab 5,9-12 se dice: «Su interpretación (a saber, del texto bí- ZSZ
blico Hab 1,13) se refiere a la casa de Absalón (10) y a los varones de
su consejo, que guardaron silencio cuando tuvo lugar la corrección del pj sauorsnpj SBI anb Bjuano ua jauaj anb A"uq sBuiapy "(t- 'S-l'Z
Maestro de justicia (11) y no le ayudaron contra el varón de la mentira, ranM -p) 82-¿I'0I oniN ° 3 *s*l os anb *cV£l*£ »P «saiJBpuBjsa
que ha despreciado (12) la tora en medio de toda su co[muni]dad.» SOT ap uapjo» ¡a — «SEpdraojj SBI ap uapjo» JB zaA ns B opfns —
El texto cuenta de un enfrentamiento del varón de la mentira con el 6l" c I JMO l °P BIIBíBq 3 P Buianbsa IB jBoijdB ured ouiureo un
fundador de la comunidad esenia, al que intentó «corregir». Comoquiera
ojjuoona ss f\-9'p uoo anb JBSuad aqBO opadsB ejsa oÍBg -ejaduiojj
que según 1 QS 9,16-18 estaba explícitamente mandado que se cumpliera
el deber de la «corrección» exclusivamente con miembros de la comunidad, ap sa[Buas jod SBPBOJBUI Bqonj BJ ap SBdBja sanrejsaj SBJ ap uop
resulta muy probable que en 1 QpHab 5,9-12 se hable de una discusión -uaui BSsq as ou f\-6't/S-9'V u9 s n b JBUBJjxa ap sa ou *BUIJB unSuiu
que tuvo lugar dentro de la comunidad esenia. Durante ese encuentro, sa ou aj.repuBjsa un ouioo -osajSai *anbB}B 'uopBzipAoui sopjidBD
dice el comentador, el varón de la mentira despreció la tora delante «de soi «sBjadraojj SBI ap uapjo» p ua uapuodsajjoo BrpnBq sun ©uno
toda la comunidad». La «casa de Absalón», que era una parte de la co- -sip anb SBI J o d S3SBJ S3X> SB í s3 V ,(<<jraAlOA>> : £l/8 'i) «uqoni v\
munidad, apoyó el proceder del varón de la mentira, por cuanto refrendó
con el silencio su «corrección» del Maestro. No se dice en qué consistió
ap esjBaijaj» :(u/¿ *i) «uqoni BI B as.reo.iaoB» Í(«JBZUBAB» :(6/9 *i)
el «desprecio de la tora» por parte del varón de la mentira y la consi- «jBqoni B J;IBS» iBrrejBq BJ ua sBuiaiquia soi ap uopuaAiaiui BI
guiente ocasión de su enfrentamiento con el fundador de la comunidad. ap sojuauíoui sajj B ¡Bpuasa oí ua UBJIUIII as anb ojad ajuauqBjajii
Lo que consta es que esta ocasión fue lo suficientemente importante como uBpaanauoo anb sajJBd SBUHSIB uBjuasajd (W6'P/8-9'V) uopBnup
para llevar a la apostasía al predicador de la mentira (1 QpHab 10,9) -uoo B uan8is anb sopBoqdnp soq -sauoroduosur SBI A" uopnqujsip BI
capitaneando una «comunidad» (ibid., 1. 10). Cf. 1 QpHab 10,9-13. En BÍg anb ojuaureiSaj p Buiuna} c> uoo 'Ll'^-Zl'Z op «sajiBpuBjsa
tales condiciones se comprende que CD 1,12; 19,34 califique categórica-
mente de «traidores» a los adversarios.
soi °P uapjo» p ua awBfauías ojuaiuiipaooad un asjBp aoajBj
Probablemente se puede obtener un indicio de la causa que motivó
esa «corrección» pasada del Maestro, por parte del varón de la mentira •saiBjipmB SBdojí
(1' QpHab 5,9-12), con ayuda de CD 8,8: «y no se separaban del pueblo». SB[ c[|9 ap UBj;i3i as A eqonj BJ ua UBjjua anb soj jod A s}irajj [ap sapBp
Y es que en 4 Qplsb 2,6.10 se designa a los adversarios como «charlatanes -tun SBSJSAJP SBI UBiBdas anb soioedsa soi *jpap sa '«BiianS BJ ap SEjiand»
(cf. CD 20,11) que están en Jerusalén». Esto podría significar que el grupo SBJ ap BjqBq as p'91 A pi'6 'p'S :s 9I'6'¿ 'l'í na ojos x -oiuana ja JEOOJ
apóstata congregado en torno al «charlatán» (CD 1,14) no podía encontrar ap sopBSjBoua sejiAei uaaaiBdB £\'LX Í8'9I A SI*n"6'8 -H'L u a °I 0 S '-61SI
compatible la separación del templo de Jerusalén llevada a cabo por el j^Q j uoo 6'6-6'L trezBpra anb 'sauopBAJasqo sop SBIJO SBUiapB ABH
fundador de la comunidad esenia con su obediencia a la tora, por lo cual
regresó al templo y de esta manera «despreció la tora (interpretada por •saiBjopjaoBS Bjaduioij op sanboj ap auas Buisrra BI ejqos
el Maestro)» (cf. 1 QpHab 5,1 ls)». BpB[naijJB Bjnpnjjsa Bun Bjuasajd 6l _ c l SBumnioo SBI °P ^IP^q
BI anb BA* '6'6-6'L n o ° u9pBpi ns jod 61 "SI SBtramioo SBI °P °í-red
sr|
El manifiesto paralelismo de las acusaciones lanzadas contra el JBUIJOJ B opBSají Bq L'Lrl'S b ap sisajodiq BJ B pnjjifuiisojaA Bjsaad
u
varón de la mentira y sus seguidores en 1 QpHab 5,9-12; 10,9-13 oqoaq ajsg '6'6'Sl'L 3 sopBUHB sodjano so\ sopo} B BpBjjua BJ
cf. 2,1-7 no permite concebir duda alguna de que los tres bloques JBP ap uioq v\ B JOSIA ua euapuBm os anb A" 'sarejopjaoBS soiajfsd
polémicos de la parénesis del CD tienen ante la vista a los mismos -uioj} B opBAjasaj spanb '(" - 8'0I m^R 'P) flm6'L un3as 'uppnoafa
adversarios. Pero la perspectiva es diferente en cada caso. Pues B/íno 'lYi-gj'z ua oppaiqBjsa Bpdraojj ap sareues ap vmsim p jod
1 QpHab concentra su interés en el cabecilla de los apóstatas, BpBuruiiapp auaiA L'L'i'S B opadsaj uoo BAtspap Bpuaaajtp Bq
mientras que para el escrito de Damasco lo único importante des-
pués de la muerte del Maestro de justicia (CD 19,35s; 20,13s) es •BpBdsa X BZUÍJ 'opnosa
uoa UBqoni f\-£'s un3as anb saJBpiSai SBdaii SB¡ ap (6'6-ci'¿ ua) Bpuas
25. Ibid., 119-126.
-aid B¡ auodns as anreuiaumsuoo SBJjuaiui 'BjjanBqBo v\ ap IBHJIUI oa{duia
ja ua uppuajB ns Bfn 6-£'6 u^iquiBj '¿í _ 8'9 8 t l D I B n S ! IV (saJB|i|xnB SBdojj)
368
jarmpv zuraqfiB^j
Karlheinz Miiller Los escritos de Qumrán

pectiva a la época del desierto. Pues «hace ya tiempo que Dios ha visitado
seguía a ese falso profeta (19,256-26« par 8,12c-13). En un paréntesis se
sus obras» (1. ÍSb-ílcO- De la misma manera que entonces, «cuando Israel
recuerda la situación diametralmente distinta de la comunidad esenia:
fue salvado por primera vez», Janes y su astuto hermano Jambrés se
así como Dios amó desde el principio a los patriarcas que «dieron testi-
opusieron a Moisés y Aarón, así también actúan en los actuales momentos
monio contra el pueblo y a favor de Dios», así también ama ahora a sus
de «desolación» religiosa del país esos adversarios que «trastornan las
descendientes que están en la comunidad (19,266-31a par 8,14-18o), Luego
fronteras». Ellos predican la «apostasía» de los mandamientos de Dios y se
vuelve el texto a los apóstatas y a su conventículo en torno al «predicador
cierran a la comunidad de los esenios, que es la única que conserva intactos
de mentiras»: el odio de Dios se dirige preferentemente contra tres agru-
los mandamientos (1. 5,176-6,1).
paciones de entre los «constructores de muros» y sus «seguidores», y en
primer lugar contra todos los que ciertamente estuvieron una vez en el
Tampoco la secuencia 4,196-6,1 ofrece ningún punto concreto camino recto, entraron en la alianza y adoptaron la doctrina de la vida,
de apoyo que pudiera servir para identificar de manera inequívoca pero luego se apartaron de la «fuente» de ese «agua viva» (19,316-34 par
8,-86 hasta el ñnal de Ai). A ellos les sucederán las cosas con que en
a la falange enemiga dentro del marco de las agrupaciones religio- Ez 13,9 se amenaza a los profetas de mentiras y adivinos de engaños: serán
sas del judaismo que nos son conocidas. Pero de lo que no cabe excluidos del pueblo de Dios y sus nombres no se incluirán en la lista
ninguna duda es de que los adversarios de la comunidad esenia de miembros pertenecientes a la comunidad de salvación (19,35a6). Este
presentan unos rasgos notablemente sacerdotales: «profanan el juicio alcanza además a cuantos, dentro de la comunidad, desprecian secre-
santuario», por consiguiente toman parte en el servicio del templo; tamente la tora, a los que se hastían de cumplir los mandamientos (20,16-4a).
Finalmente, semejante medida punitiva de Dios constituye una amenaza para
permiten el matrimonio con sobrinas, para preservar de toda man- aquellos que desde el principio rechazaron el propósito de la comunidad
cha de descendencia su pureza familiar, que es a la vez sacerdotal empecinados en la «dureza de su corazón» (20,86-13«>. La tipología del
y aristocrática. Encontramos una última actitud polémica coherente tiempo del desierto (cf. Dt 2,14) permite fijar la fecha en que tendrá lugar
en Aj: 8,16-13; 8,18-21 (fin del manuscrito) par B: 19,136-26; 19, el juicio de Dios sobre los enemigos: pasarán unos cuarenta años desde
31-20,14. Esta vez se dirige contra la manera apóstata de pensar y la muerte del «Maestro de la comunidad» hasta la exterminación de los
enemigos por parte de Dios (20,14s; cf. 19,35o20,la).
de actuar, introducida por los enemigos en la comunidad.

Como les pasó a los «príncipes de Judá» de Os 5,10, el juicio punitivo Si de entre las paráfrasis citadas reunimos los enunciados acerca
de Dios, por medio de Belial, llega irremediablemente sobre cuantos entra- de los adversarios que no encajan en el marco general de la polémica
ron, sí, en la «alianza de conversión», pero no «se apartaron del camino veterotestamentaria contra los impíos, obtenemos el siguiente cua-
de los traidores» (19,136-17a, par 8,16-15a). Estos miembros de la comu-
nidad, renegados, se manchan con la «fornictón» y tropiezan en sus «ri-
dro: los enemigos constituyen una «comunidad». Su caudillo aparece
quezas sacrilegas» (19,176 par 8,56). Son vengativos y rencorosos, odian como «charlatán» y «predicador de mentiras» o «varón de la
a sus hermanos, niegan toda ayuda a sus parientes (cf. Is 58,7) y prac- mentira». Entre los adversarios se encuentra un poderoso grupo
tican el incestuoso matrimonio con sobrinas. Hacen lo que bien les parece sacerdotal, al que se acusa de haber profanado el templo. Al con-
y perseveran en el «endurecimiento de su corazón» (19,18-20a par 8,5c-8a).
trario de la comunidad esenia, defienden la licitud de la poligamia
Sobre todo «no se separan del pueblo» (19,20c par 8,86), mientras que
para la comunidad es un mandamiento supremo el apartarse de los «hijos y del matrimonio con sobrinas. Tienen una doctrina propia y des-
de la fosa» (cf. 6,14s). Caminan «con la mano levantada», es decir, delibe- viada en lo que toca a la menstruación y su carácter impuro, desde
radamente por el camino del pecado (19,21a par 8,8c-9a). A ellos les atañe el punto de vista cultual. «No se separan del pueblo» y se atraen
lo que se asegura en Dt 32,29-35. Pero ellos, que «construyen el muro y lo a no pocos miembros de la comunidad de los esenios.
recubren con argamasa», no se han dado cuenta de que el día del castigo
divino está ya a las puertas con el asalto de los pueblos (19,216-25 par Por este camino de identificación de los adversarios en la pa-
8,96-122)). Y es que el «predicador de mentiras» los ha desorientado de rénesis del CD, podemos dar un paso adelante gracias a la obser-
tal manera que el «furor de Dios» se volvió contra toda la turba que vación de que también el comentario a Habacuc, de la cueva 1,
conoce al varón o predicador de la mentira.
366
367
Karlheinz Müller Los escritos de Qumrán

Al ser la «última generación», los enemigos viven en la proximidad in- de los adversarios. Después de esta introducción se levantan en 4,206-5,13
mediata y amenazadora del juicio final (1. 116-13a). Son una «comunidad una serie de acusaciones que pretenden probar que los enemigos han caído
de traidores» (1. 12b), y se presenta a su jefe como un «charlatán» que «hace por lo menos en dos de las «tres redes de Belial» (cf. 1. 136-19a): la fornica-
manar en Israel aguas de mentira» (1. 146-15a). El efecto que produce la ción y la profanación del santuario (de la tercera red de Belial, la riqueza, no
predicación de este profeta mentiroso es la apostasia de la ley y de las se vuelve a hacer mención). Los adversarios practican la fornicación, porque
tradiciones de los padres (1. 136-16a). Semejante apostasia no queda sin toman durante su vida dos mujeres, a pesar de que según los «fundamentos
castigo. Las «maldiciones de la alianza» pronunciadas por Dios se pegan al de la creación» (Gen 1,27) está bien claro que Dios «creó al hombre como
predicador de mentiras y a su comunidad (1. 166-17); es decir, que los (un) varón y (una) mujer» (1. 206-21). Esta exigencia del matrimonio único
enemigos tienen asegurada la maldición con que Dios ha amenazado a quie- para toda la vida excluye toda clase de poligamia, puesto que Dios «los
nes se opongan a los mandamientos, y por tanto a su alianza (cf. Dt 28,21; hizo entrar en el arca de dos en dos» (Gen 7,9; 1. 5,1a), y en Dt 17,17 se
29,20). La dureza de este castigo tiene otras razones. Los enemigos «andan hace notar expresamente que el «príncipe no debe tomar muchas mujeres»
en busca de lisonjas» (1. 18), de una predicación que vaya al encuentro de (1. 5,l'6-2a). Frente a semejante reforzamiento de la tora, que contradice
sus deseos (cf. Is 30,10). «Andan espiando los escotes y escogen lo bueno la práctica de la poligamia, generalmente legitimada en el judaismo orto-
del cuello» (1. 19a), las costumbres laxas son la ocasión que los induce a ir doxo, se presenta la objeción de que «David» obró en sentido contrario.
en busca de una predicación agradable y debilitan la tora. Tuercen el de- Esta dificultad es obviada con la indicación de que el libro de la ley se
recho (1. 19b) y seducen también a otros hasta hacerles transgresores de la hallaba sellado dentro del arca, con lo cual no pudo estar oportunamente
«alianza» ( = tora), 1. 20a. «Se apiñan para conspirar contra la vida del a disposición de David (1. 26-3a). Pero Belial ha tendido una segunda red a
justo» y lo persiguen «hasta la espada» (1. 206-216). Por eso «ardió el furor los adversarios de la comunidad esenia: son profanadores del santuario. Y es
de Dios» contra ellos (1. 21c). Él «disolvió su reunión» y declaró «impuro que a veces «se acuestan con la que ve el flujo de su sangre» (1. 66-7«).
su quehacer» (1. 2,1). Esta acusación recuerda fuertemente las palabras de SalSalomón 8,12, en
las que se inculpa a los sacerdotes de que profanan el sacrificio con la
menstruación, es decir practicando el acto sexual durante la regla de sus
El gran número de fórmulas veterotestamentarias no permiten mujeres—. Por otra parte, ocurre entre los enemigos que cada uno «toma
etiquetar de manera inequívoca a los adversarios aludidos en 1,116- [por mujer] la hija de su hermano o la hija de su hermana» 0. 76-8a). En
2,1. Lo único claro es que se trata de un movimiento religioso den- razón de la pureza de la descendencia de un sacerdote, el matrimonio con
tro del judaismo y que representaba una seria amenaza para la una sobrina era para la ortodoxia judía una obra especialmente acepta
a los ojos de Dios 24 . Cuando la comunidad esenia prohibió el matrimonio
comunidad esenia. La sección inmediata que se ocupa de estos ene-
con sobrinas, tuvo que salir al paso a una parte de los sacerdotes en fun-
migos va desde 4,196 hasta 6,1. Nos informa de diferencias concre- ciones con la inculpación de procedencia irregular. La comunidad encuentra
tas que existían entre la observancia legal de los esenios y de sus en Lev 18,13 un punto de apoyo para esta su actitud rigurosa; según el
adversarios. citado pasaje, a un varón le está prohibido el matrimonio con su tía;
de ahí se deduce que, análogamente, a una mujer no se le puede permitir
el matrimonio con su tío (1- 76-lla). En 5,116 se cita otra transgresión de
En 4,136-19a se interpretan las palabras «espanto, hoya y trampa», de los adversarios, probablemente con el único fin de completar el número tres
Is 24,17, como las «tres redes de Belial»: fornicación, riqueza y profana- que desde 4,15 se había dado como el número de las «redes de Belial». La
ción del santuario. Los renglones 196-20a apostrofan a los enemigos como acusación es que «manchan su espíritu santo». Este «espíritu santo» es
«constructores de los muros» y a su jefe como zaw. La expresión «cons- la fuerza moral inmanente a todo hombre. El hecho de «mancharlo» con-
tructores de los muros» es una abreviatura de la frase de Ez 13,10: siste en que los enemigos «blasfeman las prescripciones de la alianza (esto
«mientras él (el pueblo) construye un muro, ellos lo recubren de argamasa»: es, de la tora)» al afirmar que «no están sólidamente fundadas» (1. 116-12a).
los adversarios de la comunidad pretenden recubrir un edificio ruinoso (su Por eso no puede quedar sin culpa ninguno de los que se acercan a los
falsa doctrina) con argamasa (según Ez 13,10, a base de falsos profetas). adversarios (1. 126-15a). En los renglones 5,156-6,2 se corrobora este
El término zaw para designar al caudillo del grupo enemigo procede de ajuste de cuentas con los enemigos por medio de una apelación retros-
Os 5,11. También AQUILAS, SÍMACO, el Targurm, la Peshitta y los rabinos
entendieron esta palabra en sentido personal. De manera equivalente en
CD 4,196, con ayuda de Miq 2,6, se refiere zaw al «predicador» mentiroso 24. Cf. el material que presenta O. JEREMÍAS, op. d t , 103s.

364 365
Karlheinz Müller Los escritos de Qumrán

maestro de la Ley (19) que vendrá cía su patrón común. Así faltan en B equivalentes de Ají 7,10-21a, mien-
a Damasco, tal como está escrito: tras en Aj no encuentran correspondencia los renglones B: 19,7-9.11-12. Por
«Sale una estrella de Jacob, un cetro razones de contenido se excluye la posibilidad de valorar estas tradicinoes,
se levanta (20) de Israel.» «El cetro» que se limitan a una traditio simplex, como adiciones de los copistas me-
es el príncipe de toda la comunidad dievales.
y él aplastará (21) a todos los hijos CD 7,10-21a contiene una interpretación actualizada de cuatro senten-
de Set. cias proféticas. Las citas están elaboradas por conceptos similares o de
por mano de Zacarías el profeta: parecida interpretación. El castigo de los que desprecian los mandamientos
«iLevántate, espada, sobre (8) mi de Dios (7,9) está respaldado por Is 7,17 (7,1 ls). La promesa del profeta
pastor, contra el varón que está más se cumplió en el pasado con la destrucción del reino del Norte (7,13a).
cerca de mí! dice el Señor. Hiere al Los que entonces continuaron fieles a la ley no fueron muertos, sino que
pastor, que las ovejas se dispersen escaparon como prisioneros al exilio (7,136-14ÍÍ). Igual que Isaías predijo
(9) y yo volveré mi mano contra los la salvación de los que mantuvieran la observancia a la tora, mediante la
pequeños.» Pero aquellos que lo fuga al «país del norte», Amos 5,26-27a predijo la secesión de la comuni-
guardan son los pobres del rebaño. dad de Qumrán (7,146-15a). En Qumrán (=«Damasco») vuelven a adquirir
Éstos fueron salvados (10) Éstos serán salvados en el tiem- validez las palabras de la tora y de los profetas, despreciadas por el resto del
po de la visitación, pero los demás judaismo (7,156); es aquí donde la «cabana desmantelada de David» (Am
serán entregados a la espada cuando 9,11) experimenta su restauración (7,16-18a). También vendrá, según Qum-
venga el Mesías de (11) Aarón e Is- rán, el Mesías sacerdotal y escatológico, la «estrella» de Am 5,26 (7,186-
en el primer rael. Como ocurrió también en el 19a). De aquí saldrá el «príncipe de la comunidad» y Mesías real de la casa
tiempo de la visitación tiempo de la primera visitación, de de David para aniquilar a los pueblos extranjeros que harán su embestida
la que él ha dicho (12) por boca de en el fin próximo de los tiempos (7,206-21 a), y es el mismo Mesías que se
Ezequiel: «para marcar el signo dis- anuncia en Núm 24,17 como el «cetro» que se yergue (7,í96-20o).
tintivo en la frente de aquellos que La aplicación de Am 5,26s en CD 7,146-21 a está estrechamente ligada
(8,1) Pero suspiran y gimen» (13) Los demás a la expectación de la comunidad de Qumrán y a su autovaloración, ele-
los renegados fueron entregados a fueron entregados a la espada que mentos ambos que se encuentran documentados también en otros lugares.
la espada ejecuta la venganza de la alianza. Por consiguiente no es aconsejable borrar del texto la perícopa de Ax:
Y así será (también) el juicio de to- Y así será (también) el juicio de to- 7,10-21<7, que no tiene correspondencia en B, como si fuera una adición
dos los miembros de su alianza que dos los miembros (14) de su alian- posterior de un copista medieval sacada del escrito de Damasco.
(8,2) no perseveran en estas (leyes): za que no perseveran en estas leyes:
Probablemente puede hacerse lo mismo con el pasaje B : 19,7-12, que
serán visitados hasta la aniquilación serán visitados hasta la aniquilación
no encuentra ninguna correspondencia en A r La expresión «Mesías de
por Belial. por Belial.
Aarón e Israel» que aparece en 19,10s y que no es corriente en el judais-
mo fuera de la literatura de Qumrán, no parece que pueda ser producto
Inmediatamente destacan, respecto de Av pasajes donde el manuscrito de una recensión medieval. Y esto tanto más cuanto que es inaceptable la
B intenta dar más claridad a su modelo por medio de interpretaciones: en hipótesis de un recuerdo de los otros pasajes del CD donde se encuentra
19,5b-6a a los «despreciadores» del pasaje paralelo (7,9) se los apostrofa también el giro «Mesías de Aarón e Israel», por la sencilla razón de que
como «despreciadores de los mandamientos y leyes». 19,13 habla de una aquí el contexto es muy distinto.
«espada, que ejecuta la venganza de la alianza». El pasaje equivalente se Si bien no hay nada que se oponga a la hipótesis de que en A, y B
contenta con la alusión, en 8,1, a una «espada» que no se especifica con tenemos dos recensiones separadas de un mismo patrón previo, esto no
más detalles. También fuera del fragmento citado, es característica de B la significa que haya que esclarecer exactamente en todos los pasajes la rela-
tendencia al comentario: 19,21 (8,8); 19,25 (8,13); 19,30 (8,17); 19,31-33 (8, ción mutua de ambas reelaboraciones. No cabe duda de que tanto A¡ co-
18s). Esto posibilita el juicio de que A t ofrece el texto más original. mo B pasaron por alto algunas partes del texto que reelaboraron. Una vez
De los textos paralelos que hemos aducido se desprende además que más tenemos un documento gráfico de lo dicho en la tradición paralela
Aj y B han elegido textos escriturísticos distintos, de entre los que ofre- transcrita más arriba.

360 361
Karlheinz Müller Los escritos de Qumrán

Ya el tenor de 19,7 hace sospechar que entre la línea la («se cumpla la a una reconstrucción fiable del texto del CD que pudo ser el pre-
palabra que está escrita») y la línea 76 («por mano de Zacarías el profe- cedente, con un tenor similar, de ambas reelaboraciones23. La tenden-
ta»), hay una laguna en el texto. Y es que en Qumrán no se' encuentra nin-
gún otro testimonio del giro «escrito por la mano». A esto se añade la
cia del manuscrito B a hacer comentarios nos hace ver claramente
composición de CD 19, cuya intención es contrastar, en secuencia alter- que el copista medieval tenía razones para temer que se entendiera
nante, la salvación de los que pertenecen a la comunidad con la ruina de- mal el texto redactado por él, para temer incluso una incompren-
finitiva de los que se encuentran fuera de ella: 19,l-5o/56-7a; 76-10a/106-26a; sión bastante general. Por todo lo cual resulta probable que tam-
266-31a/316-32a. Este principio estructural presupone que el pronombre de- bién aquellas partes del escrito de Damasco para las que no dispo-
mostrativo que aparece en el renglón 10a («.éstos serán salvados») no sólo se
nemos de textos comparativos, y son la mayor parte, hayan sido
refiere a los «pobres del rebaño», mencionados inmediatamente antes (1. 96),
sino que alcanza también a los «pequeños» de la 1. 9a y a las «ovejas» de la objeto de intervenciones parecidas, sin que sea posible verificar
1. 8b. Con otras palabras: en 19,76-10a se habla exclusivamente de la co- cuáles son esas correcciones secundarias del texto.
munidad de los creyentes esenios, que está segura de su salvación. De lo A pesar de estos presupuestos poco favorables, una crítica lite-
contrario apenas sería comprensible la expresión «los pequeños» (1- 9a), y ral prudente tiene muchas posibilidades de abrirse paso en la super-
lo que se dice del «varón que está más cerca de mí» (1- 8a) pondría a la
ficie textual del escrito de Damasco, plagada como está de amplia-
interpretación ante dificultades insoluoles si hubiera de entenderse como
alusión a un «impío» (cf. 1. 6b). Pero si 19,76-10a no se ocupa del destino ciones u omisiones de copistas medievales, y marcada por las repeti-
de los «impíos», entonces el lugar original de este texto no puede haber es- das reelaboraciones de que ha sido objeto. Se abren así importantes
tado inmediatamente detrás de 19,5b-la. De hecho este último pasaje no perspectivas para llegar a conocer el proceso de formación y la
habla del castigo definitivo de los «impíos», y además es impensable que contextura del Cairo Document.
la fórmula final «cuando se cumpla la palabra que está escrita» (1. la)
introduzca un texto que tiene claramente por objeto la situación sumamente
amenazada de los miembros leales de la comunidad. Esta observación con- b) La situación en que nació el escrito de Damasco y su cons-
firma la hipótesis de que existe una laguna en el texto, entre 19,7a y 19,76. titución fundamental. El CD contiene amplias secciones con una po-
Ahora bien, si A,: 7,216 corresponde a la sección B: 19,10s, entonces B: lémica muy dura contra enemigos que se presentan con distin-
19,76-9 tiene que haber estado detrás de Ají 7,21a. De lo dicho se des- tos títulos. Los bloques polémicos se encuentran exclusivamente en
prende sin embargo que B: 19,76-9 no iba inmediatamente después de A,: la parte parenética, más concretamente en 1,116-2,1; 4,196-6,1; 8,16-
7,21a. Pues un pasaje que tiene a la vista, como 7,21a, el «aplastamiento»
de los impíos «hijos de Set» no puede haber estado unido con un texto
13.18-21 (fin del manuscrito AJ par 19,136-26; 19,31-20,14. Faltan
que, como 19,76-9, aplica la promesa de Zac 13,7 a la forma de vida de en la colección de las leyes de la comunidad (A2: 9,1-16,20). El
los fieles esenios, llena de persecuciones pero respaldada por los designios enfrentamiento con los enemigos se hizo en un lenguaje veterotes-
salvíficos de Dios. Por consiguiente sólo es parcialmente posible el com- tamentario fuertemente estilizado. Pero bastantes de las acusaciones
pletar por medio de Ax: 7,106-21a el texto que falta entre B: 19,7a y 76. presentan un colorido que no es deducible de otros textos. Marcan
Tampoco A, ha conservado las palabras 6 renglones finales de esa laguna.
un estrato literario de los fragmentos del CD, en el que con toda
Además el pronombre demostrativo que aparece en Ají 7,216 («éstos fue-
ron salvados») sólo encuentra en los «pobres del rebaño» (B: 19,96) un probabilidad se ha conservado la situación en que nació la forma
término de referencia libre de contradicciones. primitiva del escrito de Damasco, anterior a todas las ulteriores am-
pliaciones y reelaboraciones.
Así pues, los .textos paralelos que nos han sido transmitidos en La primera secuencia textual completa con una intencionalidad
los manuscritos Ai y B dejan al descubierto dos recensiones que claramente polémica se encuentra en 1,116-2,1.
presentan unos métodos de trabajo selectivos y no sintonizados entre
sí, de manera que hemos de considerar escépticamente cualquier
intento que valiéndose de adiciones o sustracciones quisiera llegar 23. Esto contra la edición de C H . RABIN, The Zadokite Documents, Oxford 1954.

362 363
Los escritos de Qumrán
Karlheinz Müller

mente tu misericordia con te tu misericordia con el re[sto de


con un año sabático, es decir empieza en el año séptimo (2,6). De
nosotros bajo el poder de tu propiedad] bajo el poder de los 33 años restantes hay que quitar otros cuatro años sabáticos,
Belital]. Belial. de manera que para el desarrollo de la guerra quedan 29 años
(2,10). Según IMac 6,49.53s, el año sabático se guardaba en la
El concepto de «pueblo de Dios», que aparece en el texto más antiguo época asmonea. De los relatos que hacen el historiador judío FLAVIO
de 4 QM a 14,6, queda después cualificado y restringido en 1 QM 14,8s por JOSEFO (Antiquitates 13,234) y el romano TÁCITO (Historíete 5,4)
la idea teológica del «resto» santo. Es de toda evidencia que sólo en un
segundo momento ha entrado la tendencia de que no sea todo Israel, sino se desprende que la institución del año sabático influyó a veces tam-
exclusivamente el «resto», es decir la comunidad de Qumrán, el que parti- bién en la planificación judía de la guerra. Si a esto se añade el
cipe en la victoria escatológica sobre los pueblos gentiles. El himno de 13, hecho de que al principio de las guerras macabeas algunos grupos
7-16, que aborda en el renglón 8 el tema del resto, no nos ha sido transmi- de combatientes se abstenían en sábado incluso de cualquier clase
tido en su contexto original. Es totalmente independiente de la situación
bélica a la que todavía se hace referencia en 13,1. En 1 QM ocupa un
de autodefensa (IMac 2,32-38; 2Mac 5,24-26; 15,1-5), no puede
puesto singular su descripción de una lucha con contenido ético de tipo rechazarse sin más la hipótesis de que fue en aquel tiempo y en ta-
dualista y que tiene lugar bajo el signo de una doble predestinación. Sin em- les círculos cuando surgió la utópica teoría de los años sabáticos
bargo coincide de manera sorprendente con la exposición sintética de la que deberían interrumpir el ejercicio efectivo de la guerra. En este
posterior teología comunitaria de los esenios: 1 QS 3,13-4,26.
supuesto, no cabe suponer un año sabático antes del 164/163 a.C.
Entonces lo más pronto que se podría situar el origen de la ver-
Además existen fuertes argumentos para suponer que la ver- sión original que está en la base de 1 QM, sería en la época inme-
sión primera y original del rollo de la guerra carecía de los pasajes diatamente posterior a la purificación y reconsagración del templo
predestinacionistas que aparecen en las dos recensiones de M. por Judas Macabeo en el año 166/165 a.C. Con un origen tan tem-
prano se ganaría espacio suficiente para colocar el crecimiento del
Solamente en 13,1-18 y en 17¡4-8í> se pueden encontrar enunciados re- rollo de la guerra, tan complicado desde el punto de vista de la
ferentes a una predestinación bilateral. Toda la columna 13 da la impresión
de ser un añadido secundario. El himno que termina en 12,16 tiene en
historia de la tradición. La redacción definitiva de 1 QM tuvo lugar
19,1-8 su doblete, que comentábamos más arriba. En 19,9 el texto encuen- en el período de tiempo que transcurre entre la conquista de Jeru-
tra una continuación similar a la de 14,2: para 13,1-18 no hay ningún salén por Pompeyo (63 a.C.) y la muerte de Herodes el Grande
paralelo. No se dice una palabra acerca de las circunstancias de una batalla. (4 a.C). A juzgar por los criterios paleográficos, el manuscrito del
Por otra parte las expresiones predestinacionistas confieren a 1 QM 13 un rollo de la guerra no pudo haberse terminado después del 70 p.C.
sello cósmico-dualista sin precedente alguno en el pensamiento popular que
impregna las restantes partes del rollo de la guerra. En oposición a su en- Entre los problemas pendientes acerca de 1 QM está el de una
marque, 17,4-8í> presenta una articulación rítmica y por estrofas. Además evaluación exacta, desde el punto de vista de la historia de las
17,86, «y vosotros, hijos de la alianza», se remite al concepto de «alianza» formas, de las piezas hímnicas y litúrgicas. Para localizar el origen
que aparece en 17,3. También el parentesco de 17,5 con 1' QS 3,15; ll,10s.l7, de las oraciones, exhortaciones y acciones de gracias que encontra-
así como las resonancias terminológicas de 13,1-18 y el vocabulario emplea-
do en 1 QS, son argumentos en contra de una genuina continuidad y unidad
mos en ambas recensiones, antes y después de la batalla, hay que re-
de 17,4-86 con el contexto actual. cordar igualmente las situaciones de las luchas macabeas, tal como
constan por ejemplo en IMac 3,18-26.58-60; 4,8-11.24.30-34; 7,41;
Tal vez la observancia de los años sabáticos, que tan estricta- 2Mac 8,14-29. ¿Pero cómo pudieron mantener su vigencia tales
mente se exige en 2,6-10, ofrece un punto de apoyo para calcular textos en la comunidad de Qumrán? ¿Cuál fue su «situación vi-
la fecha en que se compuso el antecedente esenio del rollo de la tal»? ¿Dónde recibieron una aplicación y adaptación litúrgicas?
guerra. El plan temporal de la lucha de cuarenta años comienza ¿O es que en las modificaciones de su forma se trata simplemente de

356 357
Karlheinz Müller Los escritos de Qumrán

procesos literarios? De la respuesta a estas preguntas, planteadas grave dificultad. Y es que los fragmentos A¡ y B corren paralelos
desde el punto de vista de la historia de los géneros, dependerá en a partir de 7,5/19,1 hasta 8,21/19,34. Una comparación de los ma-
gran medida el que en el futuro pueda captarse con más claridad la nuscritos coincidentes pone de manifiesto que las dos copias me-
continuidad entre tradición y elaboración dentro del rollo de la dievales se remontan a dos recensiones independientes entre sí de
guerra, continuidad que hoy es un enigma. un modelo común o semejante. La recuperación de dicho modelo
choca con dificultades considerables, incluso por lo que atañe a
estos fragmentos de doble tradición, puesto que la relación que
m. E L ESCRITO DE DAMASCO (CAIRO DOCUMENT: CD) guardan ambas reelaboraciones con el texto precedente parece dis-
tinta y muy difícil de determinar en cada caso. Se puede mostrar
Los fragmentos fueron descubiertos en 1896 por S. SCHECHTER la diferencia del problema de crítica textual y literal que se plan-
en el depósito (geniza) de la sinagoga de Esdras en El Cairo, y tea con el ejemplo de los pasajes paralelos A^ 7,9-8,2/B: 19,5-14.
editados por él mismo en 191020. Se trata de tres unidades litera- A, B
riamente independientes: un manuscrito Ai, que comprende cuatro
(7,9) Pero a todos los despreciado- (19,5b) Pero a todos los desprecia-
folios escritos por ambas partes (1,1-8,21); un manuscrito A2, cuyas res, cuando Dios visite la tierra, se dores de los mandamientos (6) y le-
cuatro folias, escritas asimismo por las dos caras, proceden de la les pagará el sueldo de los impíos, yes se les pagará el sueldo de los
mano de otro amanuense (9,1-16,20); finalmente un manuscrito B, (10) cuando se cumpla la palabra impíos, cuando Dios visite la tierra
que consiste en una sola hoja escrita por el anverso y el reverso (19, que está escrita en las palabras de (7 y) se cumpla la palabra que está
1-20,34). Los manuscritos Ai y A2 se escribieron en el siglo x, el Isaías, el hijo de Amos el profeta, escrita
(11) que dijo: «Vendrán días sobre
B en el siglo xn d.C.21. Por lo que hace al género, A! y B contie- ti y sobre tu pueblo y sobre la casa
nen una parénesis plagada de interpolaciones midráshícas. A2 ofrece de tu padre, como (12 no) habían
un compendio de prescripciones legales. vuelto a venir desde el día en que
En 4 Q, 5 Q y 6 Q se descubrieron por lo menos ocho ejempla- Efraím abandonó a Judá.» En la di-
visión de las dos casas de Israel (13)
res del escrito de Damasco, que confirmaron y completaron los Efraím abandonó a Judá. Pero to-
textos A! y A2 conocidos hasta el momento22. Desde entonces es dos los renegados fueron entrega-
indudable el nexo que guardan los escritos de Qumrán con CD. dos a la espada, y los que entonces
«perseveraron» (14) escaparon al país
del Norte. Tal como él dijo: «Yo
a) El problema del texto tradicional. Antes de proceder al
saco fuera a Sakkut, vuestro rey,
estudio propiamente dicho del escrito de Damasco desde el punto de (15) y a Kewan, vuestras imágenes,
vista de la crítica literaria y de las formas, hay que afrontar una más allá de las tiendas de Damasco.»
Los libros de la Ley, ellos son la ca-
20. S. SCHECHTER, Fragments of a Zadokite Work. Documents of Jewish Secturles I.
bana (16) del rey, tal como él dijo:
Cambridge 1910. La mejor edición crítica es la de L. ROST, Die Damaskusschrift (xKleine
Texte fiir Vorlesungen und Übungen» 167), Berlín 1933. «Y yo vuelvo a edificar la cabana
21. Fotografías: S. ZEITLIN, The Zadokite Documents. Facsímile of the Manuscrípts caída de David.» «El rey», (17) esto
in the Cairo Genlzah Collection in the Possession of the Untversity Library Cambridge es, la comunidad. Y los «estrados
(«Jewish Quarterly Review Monograph», Series i), Filadelfia 1952. de las imágenes» y el significado de
22. Ct. M. BAHLLET, I.T. MILIK, R. DE VAUX, Dlscoveries in the Judaean Desert of the
Jordán 111: Les ¡iPetites Grottesn de Qumran, Oxford 1962, 128-131. 181. Sobre los las imágenes, son los libros de los
fragmentos de 6Q: M. BAILLET, Fragments du Document de Damas. Qumran Orotte 6, profetas, (18) cuyas palabras Israel
RB 63 (1956), 513-523. Sobre 4Q: J.T. MILIK, Ten Years. 58-60. 151s. Edición provisional ha despreciado. La «estrella» es el
de 4 Q Dam» 226 XVIIS: RB 73 (1966), 94-106.

358 359
tZ -pcujuí 'jsnjsjqog Los escritos de Qumrán
£S£
el grupo enemigo que entretanto se ha ido convirtiendo en una
«comunidad» que presenta una competencia amenazante. Así pues,
r CD marca un estadio más avanzado de las relaciones entre la co-
munidad esenia y sus adversarios. Si para la aparición del fundador
de la comunidad de Qumrán tenemos la fecha aproximada del año
150 a.C, y si ha de situarse cerca de ese momento la discusión
i con el varón de la mentira descrita en 1 QpHab 5,9-12, para el
enfrentamiento esenio con el conventículo del varón de la mentira,
tal como se supone en la parénesis del CD, cabe pensar en una
fecha situada alrededor del año 100 a.C. El estrato literario más
s. a antiguo del ulterior Cairo Documení podría haberse formado en
esa fecha y bajo el signo de un movimiento que, como consecuencia
de la pasada «corrección» del Maestro de justicia por parte del
varón de la mentira, hizo regresar al templo a un numeroso grupo
E?
de miembros «traidores» de la comunidad esenia.
„-J 8
¡S
En este estrato más antiguo del escrito de Damasco cobran
r

dotes
£ actualidad las dos prehistorias de 1,1-11 y 2,14-4,12. Ante la ame-
naza que suponían para la existencia de la comunidad aquellos
X
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-
o apóstatas, que incluso después de su «traición» seguían tan cerca
Oí 1 o. g
S- 1 S de la comunidad esenia que había que concederles una «esperanza de

Tropí
3
Cfl
salvación» (8,4), había nacido la necesidad de recordar la historia
r*
M
de la comunidad, entendida como la única continuación prevista
por Dios de la historia de Israel.

CD 1,1-11: Dios se había apartado de «Israel» y del «santuario» (I. 3-4a).


g Pero se acordó de los patriarcas, de los «antiguos», y dejó que quedara
M
en Israel un «resto» (1. 4b-5a). Lo cual se puso de manifiesto «en el
¿o tiempo de la cólera» (1. 56,), en el período de persecución bajo Antíoco iv
u>
Caba

Epífanes (cf. IMac 1,64; 2,49; 3,8; 2Mac 5,20; 7,38). En ese momento se
había cancelado el castigo que venía durando 390 años, el castigo que
1—l
$ í según la tradición judia habían cargado sobre Israel los reyes de Israel
o\
8 ü- y Judá por los 390 años de idolatría en el primer templo, cuya existencia
£ se prolongó 410 años, hasta su destrucción por Nebukadnezar 0. 6-7a).
Entonces Dios volvió otra vez su rostro hacia Israel e hizo nacer la «raíz»
Derrota Victoria
«cA« «* col. 15-1:

t—i de la comunidad esenia, los asideos de las guerras macabeas (1. lb-9a).
Estos antecesores de los esenios estuvieron durante 20 años «como ciegos»,
de la misma manera que en otro tiempo Israel había buscado durante 20
años a Dios, antes del desmantelamiento del templo (1. 9b-10a). Tras
veinte años de ese «tantear el camino», Dios despertó al Maestro de

369
OBuan^ ap sojuosa 507
Schreiner, Introd. 24
Karlheinz Müller Los escritos de Qumrán

que han pasado por el horizonte de Israel a lo largo de una serie de expe-
curso escalonado de la lucha aparecen como tradiciones dobles,
riencias cuya memoria se conservó en la tradición veterotestamentaria pos-
estereotipadas y colocadas una inmediatamente detrás de la otra. terior. De modo similar, en l,ls.4-7 se aplican las cifras de las fuerzas hos-
Esto hace sospechar que la composición del pasaje 3,13-4,17 tal tiles tradicionales a los pueblos en general, tomándolos como el adversario
como lo tenemos ahora, y quizás de toda la sección 3,13-9,9, ha de de Israel al que hay que aniquilar por completo.
asignarse a una labor redaccional que funcionaba ya antes de la
versión definitiva del rollo de la guerra. Frente a estas afirmaciones, para las que indudablemente es esen-
Una «regla para la modificación de la formación de batallones cial la antigua oposición Israel/gentiles, la inclusión de los «sacri-
de combate» (9,10-17) decide la serie de instrucciones técnico-mili- legos de la alianza» (1,2) en la serie de pueblos enemigos produce
tares que empieza en 3,13. Es un texto lleno de lagunas y trata sobre una impresión francamente contradictoria: la presentación de la
los movimientos tácticos de cuadros de tropa, que también eran oposición interna —dentro del judaismo— a la comunidad de
conocidos en el ejército romano bajo el nombre de «torres» (1. 11- Qumrán rompe el axioma, sostenido por las dos recensiones, de que
14). El nombre de «Miguel» a la cabeza de otras tres figuras angé- es todo Israel el que se moviliza para la guerra contra los «hijos
licas (1. 15s) recuerda 17,6s. De esta manera proporciona la oca- de las tinieblas».
sión para incluir los renglones 9,10-17 en el esbozo de batalla que En la disparidad de tales manifestaciones se hace palpable un
hay en 1 QM 15-19. complicado proceso en la historia de la tradición, cuyo resultada fue
El estado de cosas que hemos presentado desde el punto de la armonización posterior de las ideas tradicionales con la nueva
vista de la crítica literal basta para comprender que 1 QM es el conciencia que tenía de sí misma la comunidad de Qumrán. Según
resultado de un extenso proceso de compilación. En la forma final el testimonio de los poemas del Maestro, en Qumrán se pensaba
del rollo de la guerra se dibujan dos elaboraciones distintas de un desde el principio en la línea fundamental de la antítesis comuni-
mismo relato bélico previamente existente. Una de las dos recensio- dad=resto santo de Israel+gentiles. No sólo en 1 QM 1,2, sino
nes se plasmó en las columnas 1.3-9.15-19, la otra en 1 QM 2.10-14. también en los demás pasajes del rollo de la guerra en los que tal
En ambas elaboraciones se encuentran huellas de materiales de for- convicción se expresa el concepto de resto santo, ésta debe ponerse
mación anterior, con los que se fue ampliando aquella versión pri- en la cuenta de una qumranización secundaria. Para el texto primi-
mitiva a lo largo de un lento proceso de tradición. tivo, que estaba en la base de 1 QM, la oposición entre Israel y
En algunos pasajes es posible poner de manifiesto, bajo los ador- pueblos gentiles era sin duda la determinante.
nos de las recensiones que han llegado hasta nosotros, algunos ele-
mentos residuales de la forma primitiva de la «guerra de los hijos Encontramos la idea del resto santo en 1 QM 13,8; 14,8.9. A través de
una comparación con 4 QM a 14,6 se puede comprobar positivamente en
de la luz contra los hijos de las tinieblas».
1 QM 14,8s la reelaboración del modelo antiguo en el sentido de la idea
Ambas elaboraciones coinciden en el hecho de que es todo qumránica de resto:
Israel el que saldrá a la lucha contra los «hijos de las tinieblas».
4 QM 14,6: 1 QM 14,8s:
Una recensión delata una mentalidad judaica. Hace memoria en primer (6b) Pero nosotros (Sb) Pero nosotros somos el refsto
lugar de las tribus meridionales, Levi, Judá y Benjamín, para integrarlas somos tu de tu pueblo. Alabado sea] tu Nom-
inmediatamente en la amplia confederación de los «exilados del desierto» pueblo. Alabado sea tu nombre, oh bre, oh Dios Heno de gracia, tú que
(1,2). La otra habla explícitamente del pueblo de las doce tribus, sin nin- Dios lleno de gracia. les guardaste la alianza a nuestros
gún interés por mencionar exponentes especiales (2,7s). A esto responde padres:
la amplitud de la lista de los pueblos enemigos en 2,10-17. El número ele- con (9) todas nuestras generacio-
vado de nombres que se citan recorre el conjunto de pueblos no israelitas Tú has manifestado mara[villo]sa- nes has manifestado maravillosamen-

354 355
Karlheinz Müller Los escritos de Qumrán

justicia, el cual condujo a aquellos asideos al «camino del corazón de Dios»


fundando la comunidad esenia (I. lOb-Vla).
polémicos de la parénesis del CD, y que son las siguientes: 6,2-1 la.
Por construcción, contenido y función 2,14-4,12 siguen estrictamente el 20a-7,6a>- 20,176-25a.27b-34.
esquema de la prehistoria veterotestamentaria. Después de una introducción,
que da a entender de manera programática cómo la medida de toda inter- Los adversarios se manchan con la fornicación (8,5 par 19,17; cf. 4,6-8.
vención de Dios en la historia de Israel es la obediencia o desobediencia 20s); la comunidad se abstiene de toda clase de prostitución (2,16; 7,1).
a «sus caminos» (2,14-17a), el texto empieza con la caida de los «guar- Aquéllos tropiezan por las riquezas (4,17; 8,76 par 19,19c); la comunidad
dianes del cielo» (2,176-18). Habla del diluvio (2,19-21) y menciona a los evita la riqueza sacrilega (6,15s). Aquéllos son vengativos y rencorosos
hijos de Noé (3,1), a Abraham (3,2-3a), a Isaac y a Jacob (3,36-4o>, a los hi- (8,56-6a par 19,18a); la comunidad deja la venganza en las manos de Dios
jos de Jacob (3,46-5a), a su descendencia en Egipto (3,56-6), el desierto y fi9,4s) y no hay en ella ningún resentimiento (7,2). Aquéllos se tratan
finalmente Qadesh (3,7-8o>. El relato del destino pasado de Israel discurre mutuamente con odio (8,66 par 19,186); en la comunidad reina un cariño
en un sumario (similar al de Neh 9,26-31): (3, 86) «Entonces se encendió mutuo y cada uno busca la salvación de su hermano (6,206-7,3a). Aquéllos
el furor de Dios (9) contra la comunidad de ellos. Por eso perecieron sus no ayudan a sus parientes más próximos (8,6c par 19,18c-19a); la comu-
hijos y sus reyes fueron exterminados. Por eso perecieron sus héroes (10) nidad no actúa «deslealmente con el que es carne de su carne» (7,1).
y su tierra quedó desierta. Por eso se hicieron reos de culpa los primeros Aquéllos practican el incesto (5,8a; par 19,196); la comunidad condena el
que entraron en la alianza (es decir, el pueblo de la antigua Alianza). matrimonio con sobrinas (5,86-1 la). Aquéllos perseveran en el «endure-
Y fueron (11) entregados a la espada porque abandonaron el pacto de cimiento de su corazón» (8,8a par 19,206); la comunidad se rige sin reservas
Dios y eligieron su propia voluntad y se comportaron según la dureza por la voluntad de Dios (2,15). Aquéllos «no se separan del pueblo» (8,86
de su corazón, (12a) de manera que cada uno hizo su propio capricho.» par 19,20c) y toman parte en el culto del templo; la comunidad se distancia
Súbitamente aparece en escena, en 3,126, la historia de la comunidad de los «hijos de la fosa» y de su culto vano (6,11&-I5a).
esenia: «Pero entre aquellos que perseveraron en los mandamientos de
Dios (13), los que habian quedado de entre ellos, estableció Dios su En estas partes más antiguas del escrito del Damasco, para
alianza con Israel por la eternidad, (14) para revelarles cosas escondidas
en las que todo Israel se habia extraviado: sus santos sábados, sus mara-
las que resulta probable una relación inmediata con la situación
villosas fiestas (15), sus testimonios justos y sus caminos verdaderos, y originaria del Cairo Document, el ajuste de cuentas con el grupo
todo aquello en lo que su voluntad se complace, por lo que el hombre, apóstata, congregado en torno al varón de la mentira, ocurre toda-
cuando lo practica, (16a) vive». El cumplimiento de los mandamientos es vía bajo los mismos supuestos teológicos que tuvieron un valor
exclusivamente posible en esta comunidad, que Dios «construyó en Israel determinante para el fundador de la comunidad y que se plasmaron
como casa firme, como todavía no se ha levantado ninguna otra, ni antes
ni ahora» (19-20a); sólo en ella reposan la elección y el perdón de Dios por primera vez en los poemas del Maestro que encontramos en los
(3,166-4,12o). hodayot.
De importancia fundamental es la conciencia de elección que
El problema de un movimiento de apostasía que iba ganando recoge la idea de resto, presente ya en la tradición judía (CD l,4s;
terreno rápidamente, que no «realizaba la separación del pueblo» 2,6; 3,13s; 6,2 cf. 1 QH 6,7s), y que la integra en la concepción
(CD 8,86 par 19,20c) y que seguía adherido al culto del templo, veterotestamentaria de la alianza, entendida históricamente: la sal-
hace comprensible por lo demás el hecho de que en la situación vación, por parte de Dios, de la comunidad que ha quedado a
originaria del Cairo Document fuera una preocupación esencial manera de resto tiene lugar en razón de la alianza pactada por
desde el principio (1,3) la justificación de la secesión esenia del Dios con los padres y que perdura exclusivamente en la comunidad
templo (6,llM5aA de su sacerdocio (6,156-18a^ y de su calendario esenia (CD 1,4; 3,13; 4,9s; 6,2; 7,5 = 19,1; 8,17s = 1930s cf. 1 QH
antisabático (6,186-19.0). 4,23s). Por el contrario, la «visitación» de los «traidores» se fun-
Asimismo pertenecen con seguridad al cuerpo fundamental del damenta en el hecho de que las maldiciones de esa misma alianza
escrito de Damasco aquellas autopresentaciones de la comunidad se vuelven contra ellos (CD 1,17.18; 3-10s; 8,1 = 19,13s cf. 1 QH
que se encuentran esparcidas de manera antitética entre los textos 4,18s).

370 371
Karlheinz Müller Los escritos de Qumrán

A esto se añade la calificación del presente en el sentido de Damasco, falta la nitidez y trabazón de la estructura básica dualista
una expectación próxima e inminente del juicio escatólogico de Dios. del pensamiento predestinacionista, estructura que es determinante
Se trata de un elemento fundamental tan normativo para el escrito para 1 QS 3,13-4,26. Así es como en CD no desempeña ningún
de Damasco como para los poemas del Maestro. Así es como en papel la antinomia luz/tinieblas. El contexto «tinieblas» no aparece
1 QH 5,8s el Maestro de justicia expresa su convicción de que los en todo el Cairo Document, y de «luz» sólo so habla en un único
ejércitos vengadores de Dios están ya de camino para llevar a cabo pasaje (5,18), en el marco del giro «príncipe de las luces» ( = Mi-
la aniquilación definitiva de los adversarios impíos. De modo aná- guel). Por otra parte CD 5,18 es la única cita del escrito de Damasco
logo en CD 1,1 16- 13a se introduce en el texto a la «comunidad en la que la confrontación del «príncipe de las luces» con «Belial»
de los renegados» llamándola «la última generación», y CD 8,136 permite comprobar un eco lejano de la doctrina de los dos espí-
par 19,26a habla de que ya se ha inflamado la ira divina contra ritus que aparece en 1 QS 3,13-4,26. Por lo demás, se supone como
los apóstatas. una realidad conocida el mundo de los ángeles y demonios, pero
Frente a esto encontramos en CD 2,76-13 una afirmación aislada no se llega a distribuir dualísticamente su competencia en cuanto
que enjuicia la retirada de los adversarios de la comunidad esenia al dominio: en ningún lugar se aclara si los «ángeles de la corrup-
según el concepto de una praedestinatio gemina, y que como tal ción» (CD 2,6) están sometidos al «dominio» de Belial (cf. 1 QS
transciende el horizonte teológico de los poemas del Maestro: 3,21-24), y en ninguna parte se encuentra alusión alguna a la
relación existente entre Belial y los «guardianes del cielo» que
(Línea 7b). Pues, Dios no los ha elegido desde el comienzo de los aparecen en CD 2,18. En comparación con 1 QS 3,13-4,26, las
tiempos. Y antes de que fueran creados conocía él (8) sus obras. Y detestó huellas fragmentarias del pensamiento dualista que aparecen en el
las generaciones desde el principio. Y esconde su rostro de la tierra (de escrito de Damasco dan la impresión de pertenecer a una etapa
Israel. 9) hasta su final. Y conoce los años de la existencia y el número
y determinación de sus tiempos para todos (10) los sucesos eternos y los
de desarrollo relativamente espontánea, y en todo caso provisional.
acontecimientos, hasta lo que ocurrirá en sus tiempos para todos los años En este estadio la concepción de un decreto predeterminista de
del eón mundano. (11) Y de entre todos ellos suscitó para sí algunos que Dios, anterior a la creación, empalma con la idea de la santa
ha llamado por su propio nombre, con el fin de reservar para el país comunidad del resto, tal como la había reunido y propagado el
algunos que han escapado dé los peligros y (12) para llenar con su simiente Maestro de justicia: CD 2,76-13 (cf. 1, 116) no ofrece en el fondo
la superficie de la tierra. Y los adoctrinó por medio de los ungidos de su
espíritu santo (es decir, los profetas) y por medio de los videntes (13)
otra cosa que una explicación de la frase precedente (1. 56-7o),
de la verdad. Y estableció con exactitud sus nombres, pero a los que teniendo en cuenta el «conocer» predestinante de Dios: «Poder
odia los hizo extraviarse. y fuerza y gran furor, con fuego ardiente, por medio de todos los
ángeles de la corrupción, contra los que se oponen al camino y
El contexto inmediato no da motivo ninguno para poner en detestan las leyes (de la comunidad), para que no haya para ellos
duda la pertenencia literaria del pasaje al texto originario del ningún resto ni ningún escape.»
Cairo Document. La idea de que los apóstatas tienen que acabar La acentuación predeterminista de la idea de resto, reconocible
en la perdición porque Dios no los eligió antes de existir sino que en CD 2,76-13, pone de manifiesto la gran carga de obligación
«conoció» sus obras antes de crearlos, recuerda aquel pasaje de la responsable que aportó la comunidad esenia a la herencia teológica
llamada Regla de la comunidad, procedente de la cueva número 1, de su fundador. Presenta, además, la tradición preexistente del
que ofrece un esbozo acabado de la fe esenia en la predestinación, resto santo como el punto de apoyo decisivo en el que se sustenta
y ello en una forma de cuño catequético: 1 QS 3,13-4,26. Sin em- la fe esenia en la predestinación, fe importada desde fuera después
bargo, en CD 2,76-13, igual que en el conjunto del escrito de de la muerte del Maestro (CD 19,35s; 20,14). Finalmente, la com-

372 373
Karlheinz Müller Los escritos de Qumrán

paración de CD 2,76-13 con 1 QS 3,13-4,26 comporta la exigencia en el país de Damasco. (Fin del ma- alianza (34) en el país de Damasco
insoslayable de abrir a una valoración más diferenciada lo que nuscrito) pero que luego han vuelto a obrar
de manera infiel y se han alejado de
hasta ahora había sido un axioma aceptado casi sin discusión:
las fuentes del agua viva; (35) no
la prioridad literaria de 1 QS con respecto a CD; frente a 1 QS serán inscritos desde el día del fa-
3,13-4,26, es evidente que CD 2.7&-13 produce una impresión indu- llecimiento (20,1) del Maestro de la
dablemente menos evolucionada, es decir, más antigua. comunidad, hasta la aparición del
Mesías procedente de Aarón y de
Israel.
c) Adiciones secundarias y crecimiento del escrito de Damasco.
En algunos pasajes de la parénesis del CD (Aj.- 1,1-8,21; B: 19,1- Ai: 8,20&-21o, con su brusca desconexión, produce la impresión
20,34) las inclusiones midráshicas interrumpen de manera sensible de un paréntesis introducido arbitrariamente. La oración queda
la continuidad del texto. Con toda agudeza se plantea la cuestión violentamente descoyuntada: el pronombre indefinido «todos» (en
de si pertenecen al cuerpo originario del escrito de Damasco o so le dativo) del renglón 19a no se vuelve a recoger hasta el r. 216. Por
han añadido posteriormente. otra parte, no se citan ni «las palabras que habló Jeremías a Baruc»,
ni lo que dijo «Eliseo a Gezzi». Si las da por conocidas, pero no
Dentro de la ya mencionada traditio slmplex A ] : 7,10-21», los renglones son fácilmente verificables en el Antiguo Testamento (Jer 45,4s;
13M4a recuerdan la destrucción del reino del Norte, a consecuencia de
la cual los fieles a la ley no fueron muertos, según parece, sino que 2Re 5,26?). Así pues, se comprende que el copista del manuscrito
pudieron salvar su vida como prisioneros. La cita de Am 5,26s (1. 14M5a), B, preocupado siempre por la inteligibilidad del texto, renunciara
que sigue inmediatamente, hacía posible la transferencia de esta situación en 19,33s a esta abrupta interpolación textual.
del pasado a la historia de la comunidad (1. 15&-21 a). Con ello el contexto Más trascendente es la observación de que las inclusiones mi-
quedó fuertemente distorsionado. Y es que 7,216-8,1 habla todavía de la
«primera época de la visitación», es decir, de los sucesos acaecidos el aflo
dráshicas que aparecen en el contexto de la parénesis del CD
722 a.C., y hasta 8,2 no se menciona la segunda visitación, la aniquilación representan un género especial, y por tanto destacan nítidamente
escatológica de los miembros pertenecientes a la comunidad renegada, del empleo escriturístico que hacen los demás documentos de Qum-
a manos de Belial. rán. Es cierto que sus peculiaridades literarias coinciden con el
estilo exegético de los peSarim (= comentarios) de Qumrán, puesto
Al final del manuscrito Ají 8.18&-21 (par B: 19,32ó-34o) se que ambos tienden a una extensa alegorización y a una aplicación
encuentra otra interpolación midráshica que evidentemente no tiene histórica. Pero mientras la interpretación de los peSarim suele
en cuenta el contexto. dejar intacto en general el texto veterotestamentario, las interpola-
ciones midráshicas de la parénesis del CD se esfuerzan por dar la
Aj B interpretación verbal de un texto bíblico. Esta exégesis atomizada
se acerca mucho más a la ulterior interpretación rabínica que a la
(8,186) Y así les ocurre (19) a to- (19,32í>) Y así les ocurre a todos los
dos los que desprecian los manda- que desprecian los mandamientos de interpretación propia de los peíarim. Una comparación con el ejem-
mientos de Dios, los abandonan y se Dios, (33) los abandonan y se apar- plar probablemente más significativo del género peser —el co-
apartan en la dureza de su corazón tan en la dureza de su corazón, mentario a Habacuc, hallado en la cueva n.° 1 y cuyo origen
(20) — a eso se refieren las palabras ha de situarse entre los años 40 y 30 a.C. — aporta un conocimiento
que habló Jeremías a Baruc, el hijo
iluminador en esta línea: la explicación de una frase veterotesta-
de Neriyías, y Eliseo (21) a Gezzi, su
criado —, a todos los varones que se a todos los varones mentaria aislada, con ayuda de una oración nominal cuyo sujeto
han incorporado a la nueva alianza que se han incorporado a la nueva viene representado por un pronombre personal, constituye la regla

374 375
Karlheinz Müller Los escritos de Qumrán

dentro de la parte parenética del escrito de Damasco (4,2.3.17.19; abrupta la sucesión de promesa de bendición (7,4b-6a) y amenaza
6,4s.8s; 7,15.166-17.186.206; 8,10s), pero se encuentra también en de maldición (7,9b-12a), sucesión antitética a la que apuntaba el
dos pasajes del Hab (1,13 y 12,7). Es posible que estos datos señalen contexto inmediato del enfrentamiento con los partidarios rene-
una evolución de la práctica del peser hacia un estadio más avan- gados del varón de la mentira:
zado del midrash CD. No es inverosímil que sólo después del año
30 a.C. se incorporasen a la parénesis del CD las piezas midráshicas, (7,6b) Y si viven en campamentos según el orden del país (B: + que
que se caracterizan tanto por la singularidad de su género literario, existe desde tiempos antiguos) y toman mujeres (B: + según la costumbre
como por su floja conexión con el contexto. legal, 1. 7) y engendran niños, entonces deben proceder según el dictamen
de la ley y en conformidad con la prescripción (8) de las instrucciones
CD 20,1 -3a se dirige a aquellos miembros de la comunidad que, que responden al orden de la ley. Tal como él ha dicho (acerca de las rela-
siguiendo la predicación apóstata del varón de la mentira, se arre- ciones) entre el marido y su mujer y entre el padre (9) y su hijo (Núm 30,17).
dran a la hora de «cumplir los mandamientos de los sinceros ( = de
la comunidad)» (1. 2b). Todo miembro de la comunidad esenia con Prescindiendo de su aislamiento contextual, hay algunas pecu-
semejante actitud interna está bajo el veredicto del ya próximo juicio liaridades materiales que obstaculizan el ajuste de la frase citada
divino: «Éste es el varón que se funde en el horno» (1. 3a. ¡Cf. Ez en el conjunto de la parénesis del CD. Por una parte, 7,6b-9a (par
22,22!). En este contexto los renglones 36-8a no vienen preparados 19,26-5) es el único pasaje —además de 1 QSa 1,4.9-1 la— en toda
en modo alguno. En ellos no se habla ya de dejar a la inminente la literatura qumránica que concede expresamente el hecho de que
cólera de Dios el castigo de ese desprecio de los «mandamientos el matrimonio era corriente al menos en una de las modalidades del
de los sinceros» (¡cf. 1. Ila.l5s!), sino que la cuestión que les preo- movimiento esenio. Por otra parte, 7,66 es el único punto en que
cupa es la de cómo debe comportarse la comunidad en un caso así: los manuscritos At y B se refieren a colonias esenias en forma de
«campamento», sin que el contexto inmediato del pasaje permita
(ib) Cuando sus obras se hagan manifiestas, será expulsado de la co- pensar en una alusión tipológica a los «campamentos» que se eri-
munidad (4) como uno cuya suerte no ha caído entre los instruidos por gían en la época del desierto (como sería el caso en B: CD 20,26
Dios. En correspondencia a su falta de fidelidad, los varones del saber
deben corregirle (5) hasta el día en que pueda estar otra vez en el lugar cf. Dt 2,14).
que corresponde a los varones de santidad perfecta. (6) Y cuando sus A diferencia de la parénesis del CD, las colonias en forma de
obras se hagan manifiestas, en conformidad con la interpretación de la ley, «campamento» en que habitaban los esenios son objeto de amplios
según la cual (7) caminan los varones de santidad perfecta, nadie puede comentarios en el corpus de determinaciones jurídicas transmitido
tener trato con él ni en la posesión ni en el trabajo. (8) Pues todos los
santos del Altísimo lo han maldecido.
por el manuscrito A2: CD 9,11; 10,23; 12,23; 13,4.13.16.20; 14,3.9.

d) La independencia original de la colección de preceptos que


La frase rompe el contexto. El hecho de que aquí una excomu-
se encuentran en CD 9,1-16,20. Faltan el principio y el final del
nión temporal asuma el papel del inminente juicio de Dios, postulado
manuscrito A2. Su contenido no ofrece un principio configurador,
en todo el contexto, nos remite de forma inequívoca a un ulterior
ni en la ordenación ni en la presentación del material jurídico.
estadio evolutivo del escrito de Damasco, en el cual la explosividad
escatológica de la situación originaria se encuentra ya rebajada por
En particular los principios jurídicos se refieren al modo de administrar
condicionamientos de cuño casuístico. Lo que se presenta explícita-
la corrección y el testimonio (9,1-10,3) en la comunidad «campamento» (cf.
mente como un cuerpo extraño en el contexto de la parénesis del 9,11a,), el cargo de los jueces y sus condiciones (l0,4-\0a), el baflo de in-
CD es la frase 7,6b-9a par 19,26-5. Y es que interrumpe de manera mersión (10,106-13) y el sábado (10,14-ll,18a), las condiciones de pureza

376 377
Karlheinz Müller Los escritos de Qumrán

(ll,18M2,22a), la organización de las colonias tipo «campamento» (12, del santuario». Los dos pasajes recuerdan las noticias que da el
22b-15,6b), el ingreso en la comunidad (15,6c-16,19). primer libro de los Macabeos acerca del comportamiento de los
asideos en tiempos de la persecución de Antíoco iv Epífanes:
Aunque la llamativa acumulación de títulos y subtítulos (cf. por
cuando se había hecho imposible la observancia minuciosa de la ley
ej. 12,19-13,2) insinúa ya el carácter de compilación de la halakha
en un mundo helenizado y bajo una opresión violenta, estos «obra-
del CD, falta un criterio seguro que permita descubrir de manera
dores de la ley» se reunieron (IMac 2,37) y después de los primeros
fidedigna los estratos literarios de la tradición y disponerlos en
éxitos de la revolución macabea colonizaron también ciudades
orden cronológico. Un punto posible de apoyo lo ofrece CD 11,
«purificadas» (IMac 13,48). Para esa organización comunitaria de
17¿-20o:
los asideos pudo haber tenido validez original una gran parte de la
17í>) En sábado nadie debe llevar nada al altar (18) con excepción del halakka del CD.
holocausto sabático. Pues está escrito: «Excepción hecha de vuestros sá- Los relatos acerca de los asideos terminan en el año 162 a.C.
bados» (Éx 23,38). Nadie debe (19) enviar al altar holocaustos, oblaciones con el asesinato de sesenta asideos a manos de Álcimo, sumo sacer-
o incienso y madera por medio de un hombre que por alguna (20) de las
dote aaronita del partido helenista (FLAVIO JOSEFO, Anüquitates
impurezas esté inmundo, poniéndole en la situación de mancillar el altar.
12,395-397; IMac 7,13-18).
El texto presupone de manera inequívoca la participación per- A partir de este momento las fuentes callan en lo que- respecta
sonal en el culto sacrificial del templo de Jerusalén, y contradice, al movimiento de los asideos y empiezan las noticias sobre la apa-
por consiguiente, el rechazo del culto oficial, tal como aparece en rición en escena de los esenios (FLAVIO JOSEFO, Anüquitates 13,171-
6,116-13. Ante la polémica del CD contra los miembros de la 173). No sólo CD 1,1-11 y la analogía del árbol, que es el Maestro
comunidad que no llevaban a cabo la «separación del pueblo» y de justicia en 1 QH 8,4-40, hablan de los esenios como los herederos
que regresaron al templo (CD 8,8¿> par 19,20c), esta contradicción espirituales de los asideos. Parece que entonces, bajo la presión
sólo se soluciona si el pasaje ll,17&-20tt (cf. 9,14a) tiene a la vista del incipiente enfrentamiento del Maestro con el sacerdocio del
el tiempo inmediatamente anterior a la aparición del Maestro de templo de Jerusalén, el testamento de los asideos se fue consolidando
justicia, cuando todavía no se daba la oposición contra el santuario y convirtiendo en el ideal de una comunidad célibe, que rechazaba
de Jerusalén. En tal caso sólo cabe pensar en el período de las el culto en el santuario y que llevaba en Qumrán una vida apartada
«raíces» de la comunidad esenia (CD l,7b): la época de los asideos, y monástica. En la huella de semejante mentalidad se encuentra la
a partir de la rebelión macabea contra la opresión siria. Esto signi- parénesis del CD, cuya lucha contra el varón de la mentira y sus
ficaría que la halakha del CD ha conservado en A2 unas tradiciones seguidores apóstatas comporta todavía los rasgos de la corriente
cuya antigüedad se remonta más allá de la situación en que nació el de pensamiento teológico propia del fundador de la comunidad de
escrito del Damasco. Qumrán, entre tanto fallecido. Otra rama de la comunidad esenia
Hay otra observación que respalda esta sospecha. Como ya optó por un segundo camino. Llevaba la forma de vida tradicional
dijimos, hay nueve pasajes de A2 en que se habla de «campamentos» y no celibataria de los asideos en los «campamentos» y «ciudades de
esenios asentados en el país, sobre cuya magnitud poco se puede Israel», pero con la preocupación de juntar la antigua piedad de los
deducir de los cómputos esquemáticos que se hacen en 13,1 (diez, asideos con la nueva espiritualidad esenia, acuñada por el Maestro
de justicia. En la halakha del CD se podría encontrar un testimo-
cincuenta, ciento, mil habitantes). En dos pasajes (13,10s.l3) la
nio de este segundo camino, testimonio que originalmente tenía
halakka del CD les aplica el concepto 'edah = comunidad. Además,
existencia independiente, y cuya gran antigüedad difícilmente se
en 12,19 se habla de una «regla de residencia para las ciudades de
puede poner en duda debido a su actitud favorable a una partici-
Israel», y 12,1 supone la estancia de fieles esenios en la «ciudad

378 379
Karlheinz Miiller Los escritos de Qumrán

pación en el culto sacrificial de Jerusalén, actitud que había que- Esto significa para el especialista en Nuevo Testamento que,
dado como herencia de los asideos (CD ll,17b-20a). al comparar los enunciados neotestamentarios con los de Qumrán,
Desde este punto de vista puede darse una explicación sencilla hay que tener siempre en cuenta el elemento de su diversidad in-
de la frase de CD 7,6b-9a par 19,2b-5, frase que va dirigida a la terna, y que, en vez de contactos inmediatos entre la comunidad
comunidad de los «acampados» y que irrumpe súbitamente en el de Qumrán y el cristianismo primitivo, habría que suponer con
contexto de la parénesis del CD. Tal vez el compendio de observan- mucha más frecuencia un desarrollo análogo de ambos.
cia legal asideo-esenia, plasmado en el manuscrito A2, no fue
compilado con la parénesis del CD hasta una época relativamente KARLHEINZ MÜLLER
tardía (A! + B). La unidad de ambas unidades, hasta entonces li-
terariamente independientes, se logró extrayendo de la halakha el
trozo CD l,6b-9a par 19,26-5 para insertarlo en un pasaje de la
parénesis en el que el enlace verbal «precepto» (l,5b.lb), «instruc-
ción (1,5a) o bien «ley» 0,1b) favorecía semejante interpolación.
Se comprende todavía mejor esta medida, suponiendo que el lugar
original de la frase CD l,6b-9a par 19,2Z>-5 era el comienzo del
manuscrito A2.

IV. CONCLUSIONES

Las observaciones que hemos hecho en las páginas anteriores


sobre los textos de 1 QH, 1 QM y CD, con ayuda del método de la
crítica literal, no son completas, y su valoración debe seguir en
parte sobre el plano de las hipótesis. Pero son suficientes para de-
mostrar un hecho que no puede pasarse por alto a la hora de ma-
nejar los escritos de Qumrán: no se pueden tomar los textos de
Qumrán como una magnitud uniforme, puesto que representan el
resultado final de una serie de procesos de historia de la tradición
sumamente complicados. No sólo deben distinguirse exactamente
los diversos documentos, reconociendo a cada uno su peso e impor-
tancia propios antes de compararlo con los demás escritos; sino
que además hay que contar con los distintos estratos que componen
cada uno de los documentos.
Hay que renunciar al axioma, que con frecuencia se acepta
inconscientemente, de que el mundo espiritual y la literatura de
Qumrán no han experimentado evolución alguna en el curso de unos
200 años de historia.

380 381
XI

^Manuscritos y ediciones de la literatura extrabtblica de Qumrán

Citamos todos los manuscritos según el esquema elaborado por la


École Biblique et Archéologlque Francaise (Jerusalén) (DJD i 46-48). Se-
gún este esquema una sigla se compone de datos sobre el material (por ej.
cu 3 Q 15 = rollo de cobre; el cuero no se especifica), el sitio donde fue
descubierto (por ej. 4 Q = cueva número 4 de Qumrán), la abreviatura de
la denominación del manuscrito tal como ha adquirido carta de ciudadanía
en la investigación (por ej. 4 Q Ord = Ordenanzas) y la lengua (por ej. 1 Q
TLeví ar = arameo; el hebreo sólo se registra en casos en que el dato
tenga un significado especial). A esto se añade entre corchetes el número
de orden que tiene el manuscrito en el DJD, en cuanto que ésta se puede
considerar una edición definitiva (por ej. 1 Q DM [1 Q 22]). Los títulos
que se han publicado exclusivamente en el DJD aparecen solamente con el
número de orden o con el número de la página (por ej. 1 Q 25). Las cifras
que van detrás del sitio donde se descubrió el manuscrito permiten encontrar
sin dificultad las ediciones en el DJD: D. BARTHÉLEMY-J.T. MILIK, Qumrán
Cave I ( = 1 Q): Discoveries in the Judaen Desert of Jordán I ( = DJDI),
Oxford 1955; M. BAILLET - J.T. MILIK - R. DE VAUX, Les petites grottes de
Qumrán ( = 2 Q, 3 Q, 5 Q-10 Q = DJDIII), Oxford 1962; J.A. SANDERS,
The Psalms Scroll of Qumrán Cave 11 ( = 1 1 Q = DJDIV), Oxford 1965;
J.M. ALLEGRO, Qumrán Cave 4: 1.a parte ( = 4 Q 158-186 =DJDV), Oxford
1968. Cuando hay varios ejemplares de la misma obra se distinguen por
medio de una letra puesta a manera de exponente (por ej. pap 4 QS").
Detrás de cada sigla se da un esquemático resumen del contenido del
manuscrito en cuestión, reproduciendo en lo posible el tenor literal elegido
por el editor. Ediciones provisionales ( = fuera del DJD), o meras indica-
ciones sobre la existencia de manuscritos de Qumrán, se anotan detrás de
cada uno de los datos de contenido. Para más informaciones acerca de los
manuscritos nos remitimos a los siguientes trabajos: J.T. MILIK, Ten Years
of Discovery in the Wilderness of Judaea: Studies in Biblical. Theology

383
Literatura exttabíblica de Qumrán
Karlheinz Müller
73 (1966) 104
26, Londres 21963; F.M. CROSS, Die antike Bibliothek von Qumrán: Neu- / Q TLevi ar [1 Q 21] versión más
4 Q ps Jub dos Mss de una obra
kirchener Studienbücher 5, Neukirchen Vluyn 31967, y sobre todo CH. BUR- antigua del TLevi = CTLevi ar Ox-
similar a Jub: RB 63 (1956) 65; DJD
CHARD, Bibliographie zu den Handschriften vom Toten Meer ir: BZAW 89, ford Fr.
Berlín 1965, 331-342 (recoge el estado de cosas hasta finales del 62). La 4 Q TLevi ar" versión más antigua ni 222
del TLevi = CTLevi ar Oxford Fr.: 3 Q 5 «Una profecía apócrifa». Iden-
división que elegimos a continuación es relativa (por ej. todos los escritos
de Qumrán tienen mayor o menor influjo apocalíptico). Sirve solamente RB 62 (1955) 398-406 tificado de momento como fragmen-
para dar una visión superficial de conjunto y en primer término para 4 Q TLevi ar versión más antigua tos de Jub: RQ 5 (1964-66) 415-422
b

encontrar más rápidamente los diversos manuscritos. y más larga del TLevi = suplemento
del manuscrito griego de Athos so-
e) ESCRITOS DESCONOCIDOS HASTA
1. TEXTOS APOCALÍPTICOS: de Murabbaat ( = Mur = DJD n), bre TLevi 2,3: RB 62 (1955) 398-406
LOS DESCUBRIMIENTOS DE QUMRÁN
Oxford 1961, 73; G.E. WRIGHT, The 4 Q TLevi ar" versión más antigua
a) ESCRITOS EXTRACANÓNICOS PERTE- Bible and the Ancient Near East - del TLevi; en parte idéntico a CTLe-
1 Q M Instrucciones para la gue-
NECIENTES AL CICLO DE DANIEL: Essays in honor of Willíam Fox- vi ar Oxford Fr. (Kol. d 1-15 = Ms
rra de los últimos tiempos de los
well Albríght (Homenaje, a W.F. Al- Athos w . 25-30); Cambridge Fr. (e
hijos de la luz contra los hijos de
4 QPr Nab ar Oración de Nabonid: bright), Londres 1961, 149. 184-188 4 - f 19 = Ms Athos w . 82-95), en
las tinieblas: E.L. SUKENIK-N. Avi-
RB 63 (1956) 408-411 4 Q ps Hen aro denominación provi- parte un texto desconocido: RB 62
GAD, The Dead Sea Scrolls of the
4 Q ps Dan ar* Apócrifo de Daniel: sional de un manuscrito semicursivo (1955) 398-406
Hebrew Unversity, Jerusalén 21955,
RB 63 (1956) 411-415 que delata cierto parentesco con la li- 4 Q TNaft hebr forma primitiva del
16-34
4 Q ps Dan arb perteneciente a 4 Q teratura sobre Henoc: Homenaje a TNeft contenido en el Test xn Patr.
1 Q 33 Restos de 1 Q M, encontra-
ps Dan ar»; RB 63 (1956) 411-415 W.F. Albright 149. 185-188. 202 n'ota Genealogía de Bilha más extensa que
dos en las excavaciones de 1949
4 Q ps Dan ar[e] obra distinta de 183 en TNaft 1,6-12. Con noticias ade-
4 Q M" contiene 1 Q M 14,3-16 y
4 Q ps Dan ar*b? : R B 63 (1956) Hasta el momento ningún fragmento más sobre el «din de los tiempos»:
algo más: ZAW 69 (1957) 131-137.
411-415 de los discursos figurativos (Henet DJD H 72
144-147
37-71), que son los que contienen
4 Q Mb Paralelos bastante considera-
las especulaciones acerca del Hijo
de hombre. d) SOBRE EL LIBRO DE LOS JUBILEOS: bles de 1 Q M 19, así como varios
b) BIBLIOGRAFÍA SOBRE HENOC
fragmentos menores y de poca im-
1 Q Noach [1Q19 + 1 Q 191"*] con- Jub es el único apócrifo de corte portancia: ZAW 69 (1957) 131
c
tiene Henet 8,4-9,4; 106,9s, así como c) ETAPAS PREVIAS: TESTAMENTOS DE apocalíptico, conocido ya antes de Q, 4 Q M sin una correspondencia
material desconocido hasta ahora. LOS DOCE PATRIARCAS cuyo texto —el que sirve de base exacta con 1' Q M. Dos fragmentos,
¿Se trata de una fuente del Henetió- a las dos traducciones derivadas: la convergentes en la descripción de
pico? En Q no hay un arquetipo hebreo etíope, completa, y la latina, incom- una batalla: ZAW 69 (1957) 131
d
4 Q Hen asir ar" contiene Henet 77,3: o arameo de la versión griega de pleta— coincide con el tenor literal 4 Q M Fragmentos de un pasaje
RB 65 (1958) 76 que disponemos actualmente. Sin em- de los fragmentos Q paralelo al comienzo de 1 Q M 2:
4 Q Hen arb contiene Henet 30,1- bargo algunos fragmentos árameos 1 Q Jub" [1 Q 17] contiene Jub 17, ZAW 69 (1957) 131
32,1; 35-36,4; RB 65 (1958) 71.77 discrepantes del TLeví de Cambridge 19-21 pap 4 Q Me contiene 1 Q M 1,11-
4 Q Hen astr are contiene Henet 77, (Biblioteca de la universidad: Taylor- 1 Q Jubb [1 Q 18] contiene Jub 35, 14; 1 Q M 2 (final)-3,2; 10,16?
3: RB 65 (1958) 76 Schechter - Collection), de Oxford 8-10; 36,12 (?) Tres pequeños fragmentos: RB 71
4 Q Hen ard contiene Henet 31,2- (Bodleian: Heb. c. 27, f 56) y dos 2 Q Jub" [2 Q 19] contiene Jub 23,7s (1964) 365-370.
32,3: RB 65 (1958) 71s suplementos más largos de un ma- 2 Q Jubb [2 Q 20] contiene Jub 46, 4 Q Chasut 'Amram Fr. 9,18s Vi-
4 Q Hen V fragmentos de la última nuscrito de Athos (sobre TLeví 2,3 1-3 sión de Amram, padre de Moisés
(5.a) parte de Henet (cap. 91-108. y 18,2) presentan coincidencias sor- 4 Q Jube variante sobre Jub 25,12: y de Aarón: ThSt 19 (1958) 225-227
El Apocalipsis de las 10 semanas...): prendentes con fragmentos de Qum- DJD ni 226 4 Q 160 Visión de Samuel (sobre
J.T. MILIK - R. DE VAUX, Les Grottes rán. 4 Q Jubf contiene Jub 21,22-24: RB ISam 3,14-17)

384
Schreiner, Introd. 25
Karlheinz Müller Literatura extrabíblica de Qumrán

4 Q Vis Ez Visión de Ezequiel (só- 4 Q 182 «Catena (B>. — la suerte 4 Q 180 «The Ages of Creation». — 4 Q S<> Variantes de 1 Q S 1,1-5;
lo una frase): DJD m 226 que corren los enemigos de la co- Un relato sobre la fijación predes- 3,7-12: RB 67 (1960) 411-415
1 Q Myst [1 Q 27] «Libro de los munidad al «fin de los días» tinacionista, por parte de Dios, del 4 Q Sb Variantes de 1 Q S 1,15-19.
misterios» 4 Q texte messianique ar: Memorial curso de la historia universal, antes 21-23; 2,4-11; 5,1-20; 6,10-13. 16-18;
4 Q Myst de dos a cuatro manuscri- du Cinquantenaire de PÉcole des de la creación. Después de una la- 9,18-22; 10,3-8. 13-18; 11,24: RB 67
tos del «Libro de los misterios»: RB Langues Orientales Anciennes de V guna, el texto empieza con la his- (1960) 411-415
63 (1956) 61 Institut Catholique de París, París toria de Isaac y llega quizás hasta 4 Q Se Variantes de 1 Q S l,2s; 2,4-
4 Q ? ar fragmento de discurso apo- 1964, 51-66 la estancia de Israel en Egipto 11; 2,26-3,10; 4,4-10. 13-15. 24s: RB
calíptico. Menciona «tablas precio- 11 Q Malk Midrash de Gen 14: 4 Q 181 Relato sobre la fundación 67 (1960) 411-415
sas»: «Semítica» 5 (1955) 37s (las Oudtestamentische Studien 14 (1965) de la comunidad según el plan de 4 Q S^ Variantes de 1 Q S 5,1-6,7;
inscripciones que hay bajo las figu- 354-373 Dios sobre la historia 6,9-12; 7,13(7); 8,6-17.19-21; 8,24-9,
ras puestas del revés están cam- 4 Q 183 Mirada retrospectiva a la 10; 9,15-10,18; 11,7: RB 67 (1960)
biadas) «contaminación del Santuario» co- 411-415
4 Q mischn 6 manuscritos en hebreo 2. TEXTOS HAGGÁD1COS mo razón de la secesión de la co- pap 4 Q Se Variantes de 1 Q S 7,
míshnico primitivo; unos ángeles re- munidad 8-15; 7,20-8,15; 9,12-20 (empalma con
velan instrucciones para conservar la 1 Q Gen Ap ar Reelaboración mi- 1 Q26 Escrito apócrifo sapiencial (?), 8, 15); 9,20-24: RB 67 (1960) 411-
pureza del templo y la ciudad de dráshica de los relatos del Génesis. que se encontró también, por lo 415
Jerusalén, así como los sucesos de Por ahora sólo se han editado las menos en un manuscrito, en 4 Q: RB 4 Q Sf Variantes de 1 Q S 9,23s;
los últimos tiempos: DJD iir 222-227 columnas H, xix-xxii: N. Avigad- 63 (1956) 64 10,1-5. 9-11. 15-24: RB 67 (1960)
1 Q JN ar ¡I Q 32/ Descripción de Y. YADIN, A Génesis Apocryphon, 4 Q 184 «Wiles of a wicked woman». 411-415
la nueva Jerusalén Jerusalén 1956 Instrucción sapiencial 4 Q Ss Variantes de 1 Q S 5,22-24;
2 Q JN ar [2 Q 24] Descripción de 1 Q 20 otros fragmentos de 1 Q Gen 4 Q 185 Ilustración, en estilo sapien- 6,3-5. 22-25; 6,27-7,3; 7,10-14. 16-18:
la nueva Jerusalén Ap ar cial, sobre el valor del específico RB 67 (1960) 411-415
5 Q JN ar [5 Q 15] Descripción de pap 5 Q 8 ar «Un apocryphe de la «saber» (?) salviflco de la comunidad 4 QSh Variantes de l Q S 3,4s: RB
la nueva Jerusalén Genése»: '4 Q Sapiential Writing ¿Escrito sa- 67 (1960) 411-415
4 Q JN ar Descripción de la nueva 4 Q 158 Paráfrasis a Gen y Éx piencial? : «Studii Biblici Franciscani, 4 Q S¡ Variantes de 1 Q S 6,1-3: RB
Jerusalén: DJD m sobre 2 Q JN y 1 Q DM [i Q 22] «Dires de Molse». Libri Annui» 12 (1961/62) 324s 67 (1960) 411-415,
5 Q JN Extracto de Dt compuesto de 49 cu 3 Q 15 Documento consistente en 4 QSI Variantes de i Q S 11,14-22:
11 Q JN ar Descripción de la nueva fragmentos dos rollos oxidados de cobre forjado RB 67 !(1960) 411-415
Jerusalén: Suppl. VT 7 (1963) 322, 2 Q 21 «Un apocryphe de Mofee» (?) (rollos de cobre). Las doce secciones 5 Q S [5 Q 11] Contiene tal vez 1 Q
nota 2 2Q22 «Un apocryphe de David» (?). del escrito designan unos 60 escon- S 2,4-7; 2,12-14 (?)
1 Q 25 «Une prophétie apocryphe» En 4 Q la misma obra: DJD m drijos de enonnes tesoros (entre oro 1 Q Sa [1 Q 28a] «Regla para todo
2 Q 23 «Une prophétie apocryphe» sobre 2 Q 22 y plata unas 200 toneladas de metal Israel al fin de los días»
6 Q 12 «Une prophétie apocryphe» pap 6 Q9 «Un apocryphe de Samuel- noble): pieza folklórica. Es notable 1 Q Sb [1 Q 28b] Colección de sen-
pap 6 Q 10 «Une prophétie» Rois» el idioma míshnico primitivo. tencias de bendición. 1 Q S, 1 Q Sa,
6 Q 13 «Prophétie Sacerdotale (?)» 4 QJer Ap Cinco o seis manuscritos 1 Q Sb formaban, a juzgar por la
5 Q 10 «Écrit avec citations de Ma- de un escrito pseudojeremíaco, que igualdad de su material y de su
lachie» (Mal 1,14) sin embargo sólo presenta escasos 3. TEXTOS HALAQUIÓOS escritura, probablemente (en este or-
6 Q 14 ar «Texte apocalyptique» puntos de contacto con la literatura den) un único rollo
6 Q'll «Allégorie de la vigne» atribuida a Jer o a Baruc: RB 63 1 Q S Regla de la comunidad: CD «Cairo-Document» = Escrito de
4 Q 177 «Catena (A)». — Visión apo- (1956) 65 M. BURROWS - J.C. TREVER - W.H. Damasco (Dam) es conocido ya des-
calíptica del destino victorioso de la 1 Q 23-24 ar «Deux apocryphes en BRONWNLEE, The Dead Sea Scrolls de comienzos de siglo por un ejem-
comunidad en medio de la catástrofe araméen» of St. Mark's Monaxtery i, New Ha- plar (2 Mss) de la Geniza de la
del «fin de los días» 5 Q 9 «Ouvrage avec toponymes» ven 1950 Sinagoga de Esdras: JQR Mono-

386 387
Karlheinz Müller Literatura extrabíblica de Qumrán

graph Series 1, Filadelfia 1952 (fo- Cristo). Y Yadin ha prometido una recensión de Sal 91): RB 72 (1965) 4 Q Priéres liturgiques, homenaje a
tografías); edición provisional: relación de la 210-217 AW. F. Albright 137
C. RABIN, The Zadokite Documents, «Frankfurter Allgemeine Zeitung für 1 Q 36 «Recueil d'hymnes» 4 Q Friere liturgique RB 71 (1964)
Oxford 1954 (texto). Los fragmentos Deutschland» N.° 202 del 31-8-1968 I Q 37-40 «Compositions hymniques 354s. 360-365
de 4 Q, 5 Q, 6 Q prueban de ma- (?)» pap 6 Q 16 «Bénédictions»
nera contundente que CD procede de 3 Q 6 «Hymne de louange» 1 Q 29 «Liturgie des "trois langues
la comunidad de Qumrán. CD consta 4. TEXTOS HÍMNICOS pap 6 Q 18 «Composition hymnique» de feu"». La misma obra en 4 Q:
de ocho hojas: F.l-4 (páginas 1-8) 8 Q 5 «Passage hymnique» RB 63 (1956) 64
= discurso exhortativo; F.5-8 (pá- 1 QH «Hodayot». Colección de him- 4 Q Pss Yosua Restos de un libro 1 Q 30-31 «Textes liturgiques» (?)
ginas 9-16) = Halajot. Una última nos que en parte pueden remontarse apócrifo que se cita en 4 Q Test 21: 1 Q 34 y 34>»s «Recueil de priéres
hoja (páginas 19-20) es paralela a al «maestro de justicia»: E.L. Su- «Studii Biblici Franciscani Libri An- liturgiques»
una parte de la exhortación KENIK-N. AVIOAD, The Dead Sea nui» 12 (1961/62) 324s 2 Q 26 ar «Fragment de rituel» (?)
4 Q Damf Halajot según Lev 13 y Scrolls of the Hebrew University, Je- 5 Q 14 «Écrit contenant des maledic-
Lev 15. No se contiene en CD: RB rusalén 21955, 35-58. tions»
I Q 35 Fragmentos correspondientes 5. TEXTOS LITÚRGICOS
73 (1966) 105 4 Q Noms Lista de nombres de
4 Q Damf> Variante de CD 14,8s; a l Q H y procedentes de la exca- 4 Q SI 37 «Liturgia angélica» deno- las familias sacerdotales en 2 Mss:
15,15-17 y algo más. Es el manus- vación de 1949. Ambos Mss se co- minada interinamente según el nom- Suppl. VT 4 (1957) 25s
crito má antiguo de Dam (75-50 rresponden con secciones de 1 Q H bre del editor S[trugnel]l: Suppl. VT
a.C.T): D J D m 226; J.T. Milik, Ten 7,27-8,13. 7 (1960) 318-321. 331-334
Years 38s 4 QH Seis manuscritos estrechamen- 4 Q SI 38 La misma «Liturgia angé- 6. TEXTOS ASTROLÓGICOS Y
4 Q Dame Interpolación entre CD te emparentados con 1 Q H, y en- lica». Variante de 4 Q SI 39: Suppl. CALENDARIOS
9,6 y 9,7: DJD m 181 tre ellos un Ms en papiro: RB 63 VT 7 (1960) 318-321'. 331-334
5 Q Dam [5 Q 12] Contiene CD (1956) 64 4 Q SI 39 La misma «Liturgia angé- 4 Q Astr Cr Doc [4 Q 186] «Astro-
9,7-10 4 Q 179 Lamentaciones de contenido lica», i 1,16-26 (todavía más sobria): logical Cryptic Document», escritura
6 Q Dam [6 Q 15] Contiene CD no canónico Suppl. VT 7 (1960) 322s en espejo, con letras protohebreas,
4,19-21; 5,13s; 5,18-6,2; 6,20-7,1, ade- Ap Ps Cinco salmos siríacos que se 4 Q SI 40 La misma «Liturgia angé- griegas y crípticas, ofrece observacio-
más de un fragmento desconocido hallan en la tradición del «Libro de lica», XL 24,2-9 y variantes de 4 Q nes astronómicas que están relacio-
4 Q Ord [4 Q 159] «Fragment of Es- la disciplina» de Elias de al-Anbar SI 39: Suppl. VT 7 (1960) 331-334. nadas con las secciones siderales de
sene Halakha» (t 960 p.C). N.° 1 = Sal 151 G Syh 336s Henet.
5 Q 13 «Une regle de la secte» L. N. 03 1-3 tienen su patrón en 11 4 Q Dib Ham, según el nombre del 4 Q Brontologion Horóscopo. Los
4 Q Halacha "5 DJD m 300 Q Ps (cf. más abajo): ZAW 48 (1930) editor B[aille]t denominada también signos del Zodiaco están coordinados
2 Q 25 «Document juridique» 1-23; M. DELOOR, Les Hymnes de de momento 4 Q Bt 3. Dibré ham- con los días del mes: J.T. Milik,
Rollo del templo el más largo de Qumran, París 1962, 300-319 meorot — «les paroles des luminai- Ten Years 42
todos los rollos descubiertos hasta II Q Ps<* Salmos canónicos dispues- res», colección de himnos litúrgicos: 6 Q 17 «Fragment de calendrier»
ahora (8,6 m; 66 columnas). Parece tos en un orden no canónico, ade- RB 68 (1961) 195-250 4 Q Misch(marot) Distribución, para
que contiene una extensa colección más de otros siete no canónicos; en- II Q Berachot Cuatro fragmentos de el servicio del templo, de las fami-
de leyes religiosas, una enumera- tre ellos la columna 18,24 y 28 ofrece una Berajá, parcialmente emparen- lias sacerdotales que se sucedían se-
ción de los sacrificios y ofrendas correspondencias con ApPs 1-3: J.A. tada con 1 Q Sb y con un tipo de manalmente en las «fiestas del primer
que hay que hacer con ocasión de Sanders DJD iv; además otro trozo escritura herodiano extraordinaria- año». El catálogo coincide casi por
las fiestas, una descripción exacta del del Ms: Y. YADIN, «Annual of the mente cuidado: A.S. VAN DER WOUDE completo (26 turnos sacerdotales en
templo, y el estatuto del rey y de la Hebrew University Bible Project» 5 en «Bibel und Qumran», Berlín orien- vez de 24) con lCro 24,7-18, y puede
armada en caso de una guerra defen- (1966) 1-10 tal 1968, 253-258 completarse a partir de este texto:
siva. Tijo de letra herodiano (segun- 11 Q Ps Ap" Fragmento de otra co- pap 4 Q Oraciones de la mañana y Suppl. VT 4 (1957) 24s
da mitad del último siglo antes de lección extraordinaria de himnos (una de la tarde ThLZ 85 (1960) 151s

388 389
Karlheinz Müller

7. FLORILEGIOS 4 Q pls* [4 Q 165] sobre Is 1,1 (?);


40,12; 14,19; 15,4-6; 21,2.11-15; 32,
4 Q Flor [4 Q 174] Colección de 5-7. Diez fragmentos 'Vocabulario técnico *
midrashim escatológicos 4 Q p Osa 14 Q 167] sobre Os 5,13s;
4 Q Test \4 Q 175] Colección de tes- se cita además Os 6,4.7.9s; 8,6s; 13s;
timonios. Hoja suelta con Dt 5,28s; se menciona al «león de la cólera»,
18,18s; Núm 24,15-17; Dt 33,8-11; cf. 4 Q p Nah 5, y al «último sacer-
Jos 6,26 según 4 Q Sal Josué. El dote que levanta su mano para gol-
mismo escribiente que en 1 Q S pear a Efraím». 38 fragmentos. Los
4 Q P Bless «Patriarchal Blessings» números y exponentes en DJD v es-
— Gen 49,10: JBL 75 (1956) 174-176 tán cambiados: en la p. 32 el título
4 Q Tanchumim [4 Q 176] Se citan del n.° 167 debe rezar: «Commenta-
e interpretan Sal 79,2s; Is 40,1-5; ry on Hosea (A), y en la p. 31 el del Estas notas lexicográficas presentan una selección mínima de conceptos,
41,8s; 49,7.13-17; 43,4-6; 51,22s; 52, n.° 166: «Commentary on Hos (B).» entre los numerosísimos que se emplean en el estudio de la Biblia. Su ob-
1-3; 54,4-10; 52,ls; Zac 13,9 En general DJD v es la peor y más jetivo es ayudar al lector de obras científicas sobre la Biblia para una orien-
inexacta de todas las ediciones de tación rápida, aunque no podrán ahorrarle la consulta de manuales y dic-
Qumrán que desde el comienzo de cionarios. Lo que pretenden es hacerle notar la necesidad de atacar e ilu-
8. COMENTARIOS (pesarim) los descubrimientos se han propues- minar los problemas teológicos desde diversos campos. Y es que cada vez
to a los lectores es más evidente que la ciencia bíblica no puede aislarse; sino que ha de
1 Q p Mi [1 Q 14] 19 fragmentos 4 Q p Osb [4 Q 166] sobre Os 2,8s. llegar a nuevos conocimientos sirviéndose de otras ciencias: la literatura, la
sobre Mi 1,2-9; 6,14-16 10-14 arqueología, la lingüística, la etnología, la sociología, la historia y filoso-
1 Q p Hab Sobre Hab 1-2; impor- fía de la religión, etc. Aquí no se pueden tener en cuenta todos los cam-
4QpMi[4Q 168] sobre Mi 4,8-12.
tante por las alusiones históricas a la pos, pues de lo contrario romperíamos el marco de este índice. Tal vez este
Cuatro fragmentos
persona y el destino del «Maestro de intento pueda ser un estímulo para la composición de un vocabulario téc-
4 Q p Nah [4 Q 169] Este comen-
justicia»: W.H. BROWNLEE, The Dead nico más amplio de las ciencias bíblicas.
tario es el único que contiene refe-
Sea Scrolls of St. Mark's Monastery rencias directas a personajes de la Como quiera que muchos de los conceptos tratados no pueden agotar-
11, New Haven 1951 época de los Macabeos. Cinco frag- se en modo alguno «on la explicación sintética que ofrecemos, en algunos,
1 QpSofUQ 15] sobre Sof 1,18-2,2 mentos sobre Nah 1,3-6; 2,12-14; 3, términos se citan obras que pueden facilitar una comprensión más amplia
1 Q p Sal [1 Q 16] sobre Sal 57,1; 1-5.6-9.10-12.14 y profunda. Además quisiéramos recomendar expresamente las obras clási-
68,13.26s.30s cas de las diversas ciencias. Ofrecemos aquí algunas, todas ellas importan-
4 Q p Sof [4 Q 170] Sobre Sof 1,
3 Q p Is [3 Q 4] sobre Is 1,1 tes, que ya no se citarán después, sino es ocasionalmente y en abreviatura:
12-13
3 Q p Isa [4 Q 161] sobre Is 10,21- 4 Q p Sal" [4 Q 171] antes 4 Q p Sal
11,5. Diez fragmentos Biblisch-Historisches Handwórterbuch, ed. dir. por B. R E I C K E - L . ROST,
37. Comentario al Sal 37,7.8-19a.l9b-
4 Q p ls¡> [4 Q 162] sobre Is 5,5-6,9 26.28c-40; 45,ls; 60,8s. Trece frag- Gotinga 1962ss.
pap 4 Q pise [4 Q 163] sobre Is 8,7s; mentos H. HAAO, S. VAN DEN BORN, S. DE AÜSEJO, y otros autores, Diccionario bíblico,
9,14-20; 10,12s.20-24; 14,8.26-30; 19, 4 Q p Salb [4 Q 173] sobre Sal 127, Herder, Barcelona 51970.
9-12; 29,10s.l5s.l9-23; Zac 11,11 + 2s (menciona al «Maestro de justi- Vocabulario práctico de la Biblia, ed, dir. por GRABNER-HAIDER, Herder,
Is 30,1-5.15-18; Os 6,9 + Is 30,19-21; cia»); 127,5; 129,7s; 118,26s Barcelona 1974.
31,1; 32,5s. 57 fragmentos Lexikon für Theologie und Kirche, 10 vols. Friburgo de Brisgovia 21957-
4 Q p ls¿ [4 Q 164] sobre Is 54,1 ls. 1965.
Tres fragmentos J. DHEILLY, Diccionario bíblico, Herder, Barcelona 1970.
KARLHEINZ MÜLLER
dtv Lexikon der Antike, Munich 1969ss.
* Preparado por O. DIETRICH y D.A. WOLP, con la colaboración de los participantes
en el seminario superior de Antiguo Testamento.

390 391
Gregor Dietrich/Dieter A. Wolf Vocabulario técnico

Die Religión in Geschichte und Gegenwart, 6 vols. Tubinga 31957-1965. Anáfora (gr. relación, referencia). Repetición de la misma palabra o del
E. WÜRTHWEIN, Der Text des AT, Stuttgart 21963. mismo grupo de palabras al principio de varios (a menudo, tres) versos,
H. ZIMMERMANN, Los métodos histórico-críticos en el Nuevo Testamento, frases, conjuntos de oraciones, miembros de una oración o también estrofas
Madrid 1969. (cf. por ej. Sal 13,2s). La anáfora es un recurso estilístico para unir y ar-
G. VON WILPERT, Sachwórterbuch der Literatur, Stuttgart H969. ticular el enunciado material, o para darle un mayor énfasis.
J. BRAAK, Poetik in Stichworten, Kiel 31969.
K. KOCH, Was ist Formgeschichte?, Neukirchen 21967. Anales (lat. anuarios). Forma primitiva de la literatura histórica; consistía
W. KAYSER, Das sprachliche Kunstwerk, Munich M1969. en reseñar una serie de hechos históricos por orden cronológico; cf., por ej.,
S. ULLMANN, Grundzüge der Semantik, Berlín 1967. los fragmentos de anales que hay en los libros de Samuel (2Sam 10,6-19;
Historisches Wórterbuch der Philosophie, ed. dir. por J. RITTER, Darmstadt 12,26-31), que se pueden calificar como documentos importantes para la
1971ss. historia de la dinastía davídica.

Acróstico, (gr. extremo del verso). Composición poética en la que se for- Anécdota (gr. cosas no publicadas). Historia secreta de la vida privada de
ma una palabra, un nombre o una sentencia leyendo verticalmente las le- grandes personalidades, transmitida por tradición oral. Los rasgos fundamen-
tras iniciales (más raramente las sílabas o palabras iniciales) de los versos tales de este género literario son la caracterización aguda de una persona-
(o estrofas). A esta clase pertenecen también los poemas alfabéticos. lidad histórica, el dato curioso, la construcción concisa y acertada con un
núcleo picante.
Alijo. Concepto genérico para prefijos, infijos y sufijos.
Anfictionía (gr. vecindad). Concepto tomado del griego para designar la
Alegoresis. Método de interpretación aplicado especialmente por los pa- alianza sacral de las tribus de Israel (Bibl.: NOTH, Das System der zwolf
dres de la Iglesia a los textos del A.T. Consiste en atribuir al texto un sen- Stámme, 1930; R. SMEND, Jahwekrieg und Stámmebund, 1963; G. FOHRER,
tido «más elevado» del que ofrece el contenido literal. Geschichte der israelitischen Religión, 1969, 78s).

Alegoría, (gr. ilustración, símbolo), término técnico de la retórica, designa Anticlímax. Gradación decreciente de miembros yuxtapuestos sin conjun-
la aplicación continuada de metáforas. En general se entiende por alegoría ciones que los enlacen; a menudo es una caída que se contrapone, de ma-
la ilustración de un concepto abstracto o de un acontecimiento por medio nera irónica y burlesca, a una ascensión esperada; -»climax.
de una figura simbólica, cuyo contenido tiene un significado perfectamente
claro. La parte figurada y la parte objetiva (realidad significada) se corres- Antinomia (gr. contraposición). Concepto tomado de la semántica, designa
ponden rasgo por rasgo, cf. Ez 24,3-14; Me 4,21-25. la oposición, casi siempre polar, que existe en un elemento significativo
esencial de dos palabras, que por lo demás tienen los mismos elementos
Aliteración, (neolat. rima de letras), probablemente es el tipo más anti- significativos, por ej., hermano y hermana.
guo de enlace lingüístico. Consiste en obtener un efecto fonético haciendo
resaltar dos o más palabras cuya sílaba radical empieza por la misma sí- Antitipo. Realidad que se contrapone al '-»tipo; figura (o acontecimiento)
laba, por ej., el ala aleve del leve abanico. típica que en alguno de sus rasgos característicos se opone a una figura (o
acontecimiento) anterior, o la supera; por ej.: Cristo es antitipo de Adán,
Amonestación, aviso y deseo dirigidos a una comunidad o a un individuo su elevación en la cruz es antitipo de la elevación de la serpiente de bronce.
en el sentido de que adopten una conducta determinada. Las razones son (Bibl.: BLASER, LThK2 10,442s).
diferentes según que la amonestación venga de Dios (por medio de un
profeta) o de un hombre; por ej. Am 5,4-5a; Sof 2,3. Antonomasia (gr. cambio de nombre). Sustitución, 1.°, de un nombre pro-
pio conocido por adjetivos característicos (denominación de alguien por
Anacoluto (gr. sin continuación). Construcción gramaticalmente ilógica de una medio del nombre de su padre, su nacionalidad, su oficio...), por ej. Je-
oración. La estructura sintáctica ya empezada se queda sin continuación o sús = el Galileo; 2.°, de un género por el nombre propio de alguno de sus
sin final (cf. por ej. Rom 9,22ss). representantes famosos, por ej. un Salomón = varón sabio.

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Aparato crííico. Notas de crítica textual que se suelen colocar al pie de Asíndeton (gT. sin enlace). Una serie de palabras, oraciones o partes ora-
página para dar al lector una idea sobre el origen, transmisión y conserva- cionales, ordenadas de la misma manera sin ninguna conjunción que las
ción del texto en cuestión. Por tanto hace referencia a los manuscritos que coordine; recurso estilístico intencionado para crear un —»climax.
se han conservado, a sus —*• variantes, a notas y lecturas propuestas por el
editor (-»conjetura) y otros, a las -» siglas empleadas, etc. Asonancia. Sonido igual sólo de las vocales (no de las consonantes) que se
da al final de dos o más versos, a partir del último acento.
Apocalíptica. Nombre de un mundo imaginativo y de un género literario
propios del judaismo intertestamentario: a partir de un juicio pesimista so- Aspectos verbales. Concepto procedente de la gramática en hebreo, por ej.,
bre el presente, se espera la intervención definitiva de Dios en el juicio fi- se tienen más en cuenta las clases de acción, y menos los tiempos: acción
nal, el cual vendrá según el plan divino, fijo e inamovible de un proceso completa - terminada; incompleta - sin terminar; puntual-continuada; dura-
histórico, y pondrá de manifiesto la ruina del mundo y la revelación del rei- dera - reiterada; incipiente - concluyente.
no de Dios. Su concepción se caracteriza por el determinismo y por el dua-
lismo de los dos eones. Bibl.: J. SCHREINER, Alttestamentlich-jüdische Apo- Catena (textos de) (lat. cadena). -Escrito compuesto de comentarios, y cons-
kalyptik, 1969; J.M. SCHMIDT, Die jüdische Apokalyptik, 1969; K. KOCH, trucción paralela a la del texto comentado. Estos «comentarios en cadena»
Ratlos vor der Apokalyptik, 1970. (s. vi-xr) son casi siempre una compilación hecha por eruditos bizantinos,
de trabajos exegfeticos de los padres de la Iglesia.
Apócrifos (gr. escondido, secreto). Escritos del judaismo o del cristianismo
primitivo que pretenden contener revelaciones divinas, a menudo secretas, Círculo hermenéutica. Movimiento interpretativo, fecundo para la compren-
accesibles sólo a un número limitado de iniciados, y cuya difusión abierta sión, que explica el todo desde las partes y las partes desde el todo. Heideg-
estaba prohibida. Los apócrifos no fueron incluidos por la Iglesia en el ger describe el círculo en el sentido de que la comprensión del texto está
Canon. Entre los protestantes los libros deuterocanónicos se llaman apó- constantemente determinada por el movimiento anticipante de la compren-
crifos. sión previa. Bibl.: H.G. GADAMER, Wahrheit und Methode, Tubinga z1965,
250-256.277.
Apódosis (gr. dato posterior). Frase final de un período bimembre; la ma-
yoría de las veces es una oración condicionada que sigue a una oración con- Climax (gr.-lat. escala, escalera). Ordenación de una serie de palabras o de
dicional (-* prótasis). frases de forma gradualmente ascendente, de acuerdo con el contenido o
con la fuerza expresiva (-* aflticlímax).
Áquila. Prosélito que, hacia el afto 130 p.C, hizo una traducción de la Bi-
blia que lleva su nombre y que es estrictamente literal. El texto, que apenas Códice (lat. tronco). Forma primitiva de libro, usada en Egipto a partir del
se conserva (-^Hexapla) es importante para la crítica textual veterotes- siglo ir en vez de los rollos; tablillas de madera unidas entre sí; más tarde
tamentaria. pergaminos o papiros en hojas. Con el tiempo pas6 a ser denominación
general de los antiguos manuscritos bíblicos: así el Códice Alejandrino, el
Articulación del verso. Los acentos hebreos, aderflás de su función como Sinaítico, el Vaticano, para citar los códices más antiguos de la Biblia
ayuda para la lectura canturreada del texto y para señalar el tono de cada griega.
palabra, tienen la misión de articular la frase hebrea como signos de inter-
puntuación. Para una cita exacta hay que atender sobre todo a los grandes Colación. Comparación de diversos manuscritos para comprobar hasta qué
acentos divisorios: Silluk con sof pasuk (final de la frase); 'atnah (media fra- punto son fidedignos, consignar las posibles variantes y constituir las fami-
se); zakef gadol y katon (subdivisión ulterior), entre otros. En textos poé- lias de manuscritos (por ej. la edición de los LXX preparada por el equi-
ticos escritos en griego es el —»• estico el que sirve para hacer la cesura o po de Gotinga).
división del verso.
Colofón (gr. cumbre, punta). Nota final que contiene el nombre del autor, del
amanuense (o impresor) y el año y lugar de impresión.
Asimilación. Acomodación de un sonido concomitante a otro (por ej. el
latín adfligo se asimila en affligo). Columna. Serie de palabras o de números que están escritos uno debajo
de otro, tal como se encuentran por ej. en los rollos de papiro.

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Concordancia. Registro alfabético de todas las palabras que salen en una dad (del pueblo); marco y -> situación vital en que se exteriorizan la fe
obra literaria con mención del pasaje correspondiente (y un recorte del y la comprensión del hombre y del mundo; como tal es interesante sobre
contexto). Para el A.T.: G. LISOWSKY, Konkordanz zum hebr. AT, Stutt- todo para la escuela de la historia del culto.
gart 21958; HATCH-REDPATH, A Concordance to the Septuagint, reimpresión
en Graz 1954. Para el N.T.: MOULTON-GEDEN, A Concordance to the Greek Da'at (heb. saber). Concepto que designa el conocimiento de lo que hay
Testament, Edimburgo 41967. que hacer en el ejercicio del ministerio sacerdotal; en Oseas significa el co-
nocimiento de Dios y de las tradiciones histórico-salvíficas. Bibl.: H.W.
Conjetura. La propuesta que hace el editor de un texto para corregir o com- WOLFF, Wissen um Gott bei Hosea ais Urform von Theologie: Ges. Sudien,
pletar una variante corrompida, en contra de lo que atestiguo el texto. ThB 22, 1964, 182-205.
i
Construcción ascendente. En las formas y géneros narrativos la construc- Deuterocanónicos (libros). Sixto de Siena introdujo en 1566 esta- denomina-
ción literaria suele ser tal que el acento épico, la máxima plenitud, el mo- ción para los libros de la Sagrada Escritura cuya inclusión en el Canon era
mento decisivo, están en la última escena, el último personaje que aparece, objeto de discusión. En el AT son casi todos los libros que sólo se nos han
la última acción; de modo que el interés va creciendo a medida que se transmitido en lengua griega. Los protestantes los cuentan entre los apó-
acerca el final (-> construcción decreciente). crifos: Tobías, Judit, suplementos griegos de Ester, la Sabiduría de Salo-
món, el Sirácida o Eclesiástico, los suplementos griegos de Jeremías (Ba-
Construcción descendente. Es aquella en que el interés está al principio, en ruc, cartas de Jeremías), suplementos griegos de Daniel (cántico de los tres
la primera escena, en el primer personaje que aparece, en la primera acción jóvenes, Susana, Bel y el dragón), libros primero y segundo de los Macabeos.
(que suele ser entonces la «más noble», también en el contexto teológico)
para luego ir decreciendo (-» construcción ascendente). Ditografía (gr. escritura doble). Error consistente en escribir dos veces una
palabra, una silaba o una letra (lo contrario de -»• haplografía).
Corruptela. Pasaje corrompido en escritores de la antigüedad.
Doblete. Exposición repetida del mismo tema en forma diferente (por ej.,
Credo abreviado. Breve resumen de las actuaciones salvíficas de Yahveh los dos relatos de la creación). Hay que distinguir los dobletes de los rela-
sobre Israel, empezando por la migración de Jacob a Egipto hasta la en- tos paralelos, que reproducen casi textualmente el mismo tema (Sam y
trada de «Israel» en Canaán. Es curioso que siempre faltase el aconteci- Re/Cr). También se llama doblete a la reproducción doble de una palabra
miento del Sinaí (Dt 26,5-9; 6,20-24). Bibl.: G. VON RAD, Theologie des AT, o expresión en una traducción.
vol. i, 135ss; L. ROST, Das Kleine Credo und andere Sudlen zum AT, 1965.
Duplicado —> Doblete.
Crónica (gr. datos de tiempo). Exposición de sucesos históricos ocurridos en
grandes períodos de tiempo, ordenados cronológicamente; se contrapone a Duración del relato. Es el tiempo que se necesita para relatar (leer u oír)
los —» anales. «Más tarde (es decir, después de los anales) surgen crónicas un poema épico. Debe distinguirse de la duración de la hazaña relatada,
más extensas, los libros de los días de los reyes, a los que se remiten re- que abarca todo el tiempo en que transcurre la acción misma. Según la
petidamente los libros de los Reyes, usando para citarlos una fórmula que relación que media en cada caso entre duración del relato y duración de la
parece estereotipada (IRe 11,41; 14,29; etc.).» K. KOCH, Was ist Formge- hazaña referida, pueden obtenerse importantes informaciones sobre la téc-
schichte, 90. nica narrativa y la estructura de un poema. Bibl.: E. LAMMERT, Bauformen
des Erzahlens, Stuttgart 1967.
Cuadrada (escritura). Llamada también por su origen escritura asiría. Pro-
cedente de la escritura aramea está atestiguada desde el s. m a.C. y se usa Elipsis (gr. omisión). Omisión de una o varias palabras que de suyo es
todavía hoy; cf. WÜRTWEIN, Der Text des AT, 1963. gramaticalmente necesaria para la construcción sintáctica, pero que puede
suplirse fácilmente por el sentido; por ej. Flp 2,5; Jn 6,62. La elipsis pretende
Culto (a Yahveh). La veneración de Dios pública y reglamentada, que se dar realce al contenido, sirve para poner de relieve lo que es importante
realiza con palabras y acciones, con determinados ritos y fiestas, y en lu- y refuerza el sentimiento. Se usa sobre todo en la locución apasionada y
gares y tiempos especiales, como servicio (Núm 4, 12) y obra de la comuni- emotiva y en el lenguaje cotidiano.

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Enlace verbal. Repetición (dentro de un párrafo o de un libro) de palabras Eufemismo (gr. enunciado bello o benévolo). Circunloquio paliativo para
o grupos de palabras que tienen un sonido igual o semejante, con el objeto expresar cosas desagradables o que han llegado á convertirse en tabú; por
de hacer ver la unidad del conjunto; cf. Einleitung zur Bibelübersetzung de ejemplo, hablar del sueño para referirse a la muerte.
M. BUBER, Die Schrift, Colonia 1954ss.
Fonema. La más pequeña unidad fonética diferenciable, por ej., P y B
Epífora (gr. añadido). Repetición de la misma palabra o del mismo grupo (poca-boca). Los fonemas de una lengua constituyen el alfabeto fonético,
de palabras al final de varios versos, oraciones o estrofas; por ej., Ez 20, de manera que cualquier palabra puede escribirse también en su transcrip-
7-9.12-14.20-22. La epífora es un recurso de enlace y articulación formal y ción fonética.
sirve para aumentar la fuerza expresiva. A la epífora se contrapone la
—> anáfora. Forma interna. Es la configuración de la idea por la que el conjunto del
tema recibe su verdadero significado. En la unión de forma interna y forma
Epigrama (gr. inscripción). Sentencia poética; se pone en tumbas y monu- externa (que es más bien la vertiente artificial, estilística, del concepto de
mentos, en edificios y obras de arte. forma) encuentra su cumplimiento adecuado la forma de una obra de arte.

Estiquio (gr. fila). «Línea o verso de la copia, cuyo número solía anotarse Fórmula (lat. norma, regla). Giro hecho que se usa, casi siempre sin cam-
al final de los rollos de papiro o de los antiguos manuscritos, para evitar bios, en determinados contextos mentales; especialmente frecuente en la li-
interpolaciones» (v. WILPERT). teratura epistolar, en la administración de la justicia y en el culto; el AT
conoce, entre otras, fórmulas de apelación, de inculpación, de bendición, de
Estructura superficial. La configuración externa de un lenguaje, tal como maldición, de auto-presentación, de anuncio, de introducción a una doctrina,
aparece al hablarlo y escribirlo. Se asegura el significado descomponiendo de introducción al acontecimiento de la palabra, etc.
el lenguaje en frases elementales o haciendo ver su estructura interna; cf.
por ej., en una elipsis, la ambivalencia del genitivo. Fórmula de autopresentación. Autocomunicación de Dios por la que se da a
conocer; por ej., las palabras con que Yahveh se da a conocer como único
Etimología (gr. etymos = verdadero, logos = palabra, doctrina, sentido). Dios y Señor de Israel y del mundo entero: «Yo soy Yahveh, vuestro
Investigación científica del «verdadero» significado de las palabras; es de- Dios...», cf. entre otros pasajes Gen 17,1; 35,11; 46,3.
cir, de su origen, historia y significación fundamental. Proporciona una idea
de las relaciones lingüisticas originales entre grupos lingüísticos emparen- Fórmula de la alianza. Firme aseveración de Yahveh a Israel en el sentido
tados y permite conocer el desarrollo y evolución del significado de las pa- de que quiere ser el Dios de Israel y que éste sea su pueblo (Dt 26,16-19
labras. Con todo, para conocer el significado actual de las mismas, no po- y otros). Cualquiera de las dos partes, tomada en sí misma, vale también
demos basarnos exclusivamente en las derivaciones etimológicas, ya que sin restricción como fórmula de la Alianza. (Bibl.: R. SMEND, Die Bundes-
el significado puede haberse apartado considerablemente de su origen pri- formel, 1963).
mero. En el AT se encuentran numerosas etimologías populares (o pseudo-
etimologias) para explicar los nombres de personas y de cosas, con el ob- Fórmulas introductorias. Expresiones estereotipadas con las que se da paso
jeto de que en la misma palabra se transparente un horizonte de compren- a una doctrina, una ley, un dicho profético, una sentencia sapiencial, etc.;
sión más amplio (cf. por ej., Gen 4,1: Caín; 29,31-30, 24 y 35,18: los por ej., «oráculo de Yahveh», «Así dice Yahveh».
hijos de Jacob; Éx 2,10: Moisés). (Bibl.: J. BARR, Bibelexegese und mo-
derne Semantik, Munich 1965, lllss). Fuente. Material previo (bien de tradición oral, bien fijado ya por escrito) que
utiliza un escritor al componer su obra.
Etiología. Indicación de una causa, frecuentemente mítica (un aconteci-
miento en forma de leyenda, la etimología de un nombre), para explicar un
Gemara (aram. complementación). La llamada segunda parte del -»Talmud,
hecho que ya no se entiende. (Bibl.: F. GOLKA, Zur Erforschung d. Átio-
una colección de doctrinas sobre la —> mñna.
logien im AT, VT 20, 1970, 90-98; WESTERMANN, ThB 24,39-47; H. HAAG,
Diccionario bíblico, 51972, 635-636).
Glosa (gr. lengua, lenguaje). Nombre que daba la filología antigua a una
palabra incomprensible, y que luego pasó a designar su explicación, la

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cual más tarde fue incluida en el mismo texto en forma de glosa marginal tafóricos). Cf., por ej., la promesa que hace Dios a Abraham, de que tendrá
(escrita al margen) o glosa interlineal (escrita entre los renglones). Es tarea una gran descendencia, para lo cual se la compara con el polvo de la tie-
de la crítica textual el reconocer las glosas; cf. también la palabra in- rra (Gen 13,16), con las arenas del mar (22,17) y con las estrellas del cielo
terpolación. (22,17). En parte ocurre que las expresiones hiperbólicas pierden fuerza y
relieve al convertirse en fórmulas rígidas, por ej., la frase que cierra los re-
Haggada (hebr. narración, exposición). Designa en primer lugar la narra- latos de batallas: «y no quedó ni uno solo con vida» (Éx 14,28; Núm 21,35;
ción que pronunciaba el padre de familia al comenzar la celebración fa- Jos 8,22; 10,8).
miliar de la pascua, y que explicaba sus ritos (cf. Éx 12,26; 13,8); en se-
gundo lugar, el concepto abarca la interpretación y desarrollo instructivo, Hipotaxis (gr. subordinación). La dependencia en que se encuentra una ora-
edificante y popular de materiales bíblicos; todo lo cual ha quedado com- ción con respecto a otra; es decir, la articulación del pensamiento en ora-
pendiado en el,Talmud. ciones principales y subordinadas.

Halakha (hebr. marcha, rumbo). Concepto colectivo que designa la parte Historízación. Proceso por el que se ordenan contenidos a-históricos (mu-
normativa de la «literatura oral» del judaismo. Constituye lo esencial del chas veces de tipo mítico) en un horizonte histórico, con lo cual se da casi
Talmud y se remite a la Tora y a las tradiciones orales que (supuesta- siempre una nueva interpretación. Como ejemplo de historización de cos-
mente) proceden de Moisés. tumbres festivas de origen a-histórico, cf. Éx 23,15 (según VON RAD, Theo-
logie d. AT H, 113).
Hapaxlegómenon (gr. dicho una sola vez). Palabra o concepto que sólo
se encuentra una vez en general, o en un escritor determinado; por ej., Hitpa'el. Conjugación del verbo hebreo con un significado reflexivo y medial
ktáomai = adquirir, en Mt. o recíproco, con respecto al —> pi'el, y cuya característica es un hit- prefor-
mativo antes del primer radical; cf. gramática hebrea.
Haplografía (gr. escritura simple). Error de escritura consistente en poner
una sola vez una letra o palabra que debe ser doble (contr. de -> dito- Hof'al. Conjugación del verbo hebreo con el significado de pasivo respecto
grafía). al —*• hif'il, también pasivo del —tqal, cuya característica es una h- prefor-
mativa con kames-hatup; cf. gramática hebrea.
Hendíadis (gr. uno por medio de dos). Consiste en la reproducción de una
expresión con dos palabras distintas, por ej.: de modo y manera; raudo Homoioarkton (gr. lo que empieza igual). Figura retórica en la que dos
y veloz. palabras, frases o partes de la oración, que van seguidas, comienzan con
el mismo sonido. En ocasiones puede ser causa de la corrupción del texto,
Hexapla (gr. séxtuple). La obra acometida por Orígenes (t 254) para es- pues la semejanza entre el comienzo de una palabra y el de la siguiente
clarecer la relación que guardan entre sí las diversas traducciones griegas puede hacer que al copiar un manuscrito la vista salte del uno al otro.
de la Biblia, y encontrar, por comparación con el texto hebreo, una re-
censión originaria de los LXX. Con este propósito Orígenes colocó en seis Homoioteleuton (gr. lo que termina igual). Forma arcaica de rima; con-
columnas yuxtapuestas: 1.° el texto hebreo en escritura cuadrada; 2.° el siste en la repetición de silabas iguales en palabras, frases breves o partes
texto hebreo en transcripción griega; 3.° el texto de Aquila; 4.° el de Sí- de la oración. En la tradición textual bíblica representa con frecuencia
maco; 5.° el de LXX, y 6.° el de Teodoción. una fuente de errores, causados por la desviación de la vista, que pasa
del final de una palabra a otra de grafía igual o semejante.
Hif'il. Conjunción del verbo hebreo, casi siempre con el significado causa-
tivo de -»Qal y cuya característica es un /w-preformativo (en el perf. hi-) Homónimos (gr. de igual nombre). Se dice de palabras que suenan igual
que forma una sílaba completa con el primer radical; cf. gramática hebrea. y tienen significado completamente distinto.

Hipérbole (gr. el hecho de «sobrelanzar», exceso, encarecimiento). Consiste Idioma (gr. propiedad) o idiotismo. Giro o expresión peculiar de una lengua,
en una exageración expresiva saltando las medidas y proporciones normales dialecto o escritor, que no se entienden desde otras perspectivas; por ej., Un
y valiéndose de un agrandamiento o empequeñecimiento extremados (me- 3,17 «cerrar las entrañas» ( = negarse a la compasión).

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Interpolación (lat. retoque, falsificación), se dice de la inserción textual En caso de queré frecuentes, se omitían la nota marginal y los signos indi-
por parte de otro escritor en el texto primitivo. Con frecuencia ocurre que cativos; así por ej., para el nombre de Dios Yhwh (queré perpetuum: hay
luego es difícil reconocer cuál es el texto originario; por ej. el Comma que leer Adonai).
Joanneum (Un 5,7); cf. también glosa.
Koine (gr. común). Se dice de la lengua griega postclásica que se usaba,
Inversión. Anomalía o alteración de la normal colocación gramatical de las tanto en la literatura como en la conversación, en época helenística y romana
palabras, por ej. del sujeto y predicado. Se emplea intencionadamente por (aprox. del 300 a.C. al 500 d.C). Es la lengua de los Setenta y del texto
razones rítmicas o con el fin de hacer resaltar determinadas palabras. Pero, básico del Nuevo Testamento.
además, en hebreo una mutación de sujeto y predicado trae consigo tam-
bién una mutación de un -> tiempo de prefijo en un -»• tiempo de sufijo, Leitmotiv. Concepto literario tomado de la música (Wagner / Weber: repe-
o viceversa. Por ej., yiqtol-x = x-qatal; qatal-x = x-yiqtol. Bibl.: W. RiCHTER, tición de partes características de la melodía con un significado simbólico):
Traditionsgeschichtliche Untersuchungen zum Richterbuch, BBB 18, 21966, motivo central que se repite a manera de fórmula; giros típicos de deter-
354-361. minadas personas; partes reiteradas de la acción; en la lírica también
motivos rítmicos.
ítala. Traducción latina antigua de la Biblia, recomendada por Agustín y usa-
da por lo menos en una parte de Italia. Por un malentendido se usa también Lexema. La unidad significante de una palabra; en hebreo, por ej., consta
a menudo este término para designar el conjunto de traducciones latinas de los morfemas radicales.
de la Biblia que precedieron a la Vulgata; para éstas es más adecuado el
término Vetus Latina. Listas, conocimiento de. Forma primitiva de ordenación sapiencial con que
se enumeran determinados nombres y conceptos, especialmente en Egipto,
Itinerario (lat. camino). Índice de las estaciones por las que pasa una ruta, Mesopotamia y Ugarit. Bajo este concepto entran las genealogías, listas de
por ej., las estaciones donde se detuvo el pueblo de Israel en su marcha individuos (con sus cargos), comunidades, etc., que encontramos en el
a través del desierto (por ej., Núm 33,5-49); cf. también las estaciones que Antiguo Testamento.
hizo Pablo en sus viajes misionales (Act).
Litotes (gr. simplicidad). Manera de hablar menos apropiada, figura retórica
Juego de palabras. Aprovechamiento lingüístico de expresiones ambiguas con la que se pretende poner de relieve una cosa negando su contraria.
(anfibología) o de varias palabras que suenan igual (homónimos) que se Por ej,, «no pocas veces» en vez de «frecuentemente».
contraponen o equiparan ingeniosamente (—» paronomasia) para obtener un
efecto determinado;' la mayor parte de las veces se usa en sentido antitético, Locución idiomática, -»Idioma.
dejando traslucir el significado que en el fondo se pretende. A causa de
su estrecha conexión con los condicionamientos lingüísticos, los juegos de pa- Logion (gr. locución, dicho). En sentido profano: breve decisión de la divi-
labras casi nunca pueden traducirse a otras lenguas; cf., por ej., el texto nidad (por ej., en Herodoto); en el Nuevo Testamento: revelaciones (Act
griego de Dan 13,58s. 7,38), promesas de Dios (Rom 3,2), frases de la Escritura (Heb 5,12; IPe
4,11); en los Padres: dichos de Jesús.
Katacresis (gr. abuso). Expresión figurada; uso de una palabra o imagen en
un contexto ajeno a su verdadero sentido; también se dice del uso incorrecto Marco narrativo. Encuadre de una o varias narraciones dentro de otra. Dos
de expresiones. tipos: l.« marco narrativo cíclico, que compendia en una unidad varias
narraciones relacionadas por su contenido; 2.° narración individual enmar-
Ketib (aram. lo escrito). Se dice del sentido literal atestiguado por la tra- cada, en la que el marco da unidad a las diversas partes del relato al
dición del texto consonantico, pero cuya lectura se fijó sin embargo por mismo tiempo que las pone de relieve.
razones especiales (por ej., por el uso litúrgico). Esta lectura especial venía
dada por una nota al margen, a la que se remitía en el texto por medio Masora (hebr. tradición). Se llama así al conjunto de signos vocales,
de un « o un * y a la que precedía casi siempre la letra qof ( = Q = abrev. puntos diacríticos, signos de lectura y anotaciones que elaboraron un grupo
de queré = aram. lo que hay que leer). La Q toma las vocales del ketib. de técnicos judíos en crítica textual (los masoretas, 750-1.000 p.G). Así se

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fijó el texto (masorético) que está en la base de nuestro actual texto hebreo- Mimesis (gr. imitación). Imitación de la naturaleza por el artista; concepto
arameo de la Biblia. capital de la teoría del arte: arte como representación de la realidad;
empalmando con Platón (República) y con Aristóteles (Poética), el con-
Mayúscula, escritura. Grafía a base de letras mayúsculas, llamadas tam- cepto es recogido de nuevo en el Renacimiento (Scalígero) contra la inter-
bién —»• unciales, y que se usó sólo hasta el s. vm. No dejaba espacio pretación medieval del arte como identidad de lo bello con lo verdadero
alguno entre las palabras, ni usaba acentos, ni espíritus, ni puntos (sólo y bueno. (Bibl.: E. AUERBACH, Mimesis. Dargestellte Wirklichkeit in den
desde el s. ix hay también una escritura —» minúscula). Con el mismo abendlandischen Literatur, Berna 1959 [colección Dalp n.o 90]).
nombre se designa asimismo a los manuscritos antiguos escritos con esta
letra. Minúscula, escritura. Grafía con letras minúsculas que a partir del s. ix
se usó junto con la -> mayúscula, y desde el s. xi casi exclusivamente.
Metáfora (gr. transferencia). Originalmente figura retórica; el significado Con el mismo nombre se designa también a los manuscritos antiguos com-
figurado, translaticio, de una palabra. A diferencia de la comparación puestos en esta escritura.
(«como...»), en la metáfora el sentido de una palabra pasa inmediatamente
de su nivel significativo original a otro nivel (por ej., luz como imagen de Misna (hebr. repetición, instrucción). Redacción escrita, en hebreo, de la
la vida). Por ej.: se rompen las cuerdas de mi corazón (Job 17,11). La doctrina e interpretación de la ley judaica (originariamente transmitida de
metáfora está al servicio de la vitalidad y el grafismo del lenguaje, y quiere forma oral) propias de los tannaítas, llevada a cabo por el rabino Yehud'a
proporcionar una visión más profunda de la esencia de las cosas. ha-Nassi (t 220 p.C). Es objeto de comentario en la Gemara, y junto con
ésta constituye el Talmud.
Metonimia (gr. cambio de nombre). Sustitución de la palabra apropiada
por otra que guarda relación con ella y que por eso puede ocupar su Mito (gr. palabra, narración). La palabra en cuanto enunciado ontológico
lugar, por ej.: Moisés, en vez de la Ley. Así se puede sustituir el pro- (W.F. Otto). Además mito puede significar (cf. ARISTÓTELES, Poética) una
ducto por el productor, la obra por el autor, la tropa por su jefe, etc. fábula que abarca y reúne todos los medios artísticos de una obra (E. Grassi).
Todo fenómeno y toda actuación humana remite a la realidad eternamente
Métrica. Teoría de la medida de los versos. Bibl.: EISSFELDT, Einleitung actual (pensamiento ahistórico). El mito es la referencia ordenadora por
§ 6; S. SEGERT, Problem of Hebrew Prosody, SVT 7, 1970. excelencia: todas las cosas se hallan bajo el signo de lo divino y en este
signo articula también el ojo humano todas las formas y figuras (E. Grassi).
Metro (lat. medida). Sucesión regular de acentos, es decir, número y distancia Según M. Eliade los mitos conservan y transmiten los paradigmas, los
de las silabas con acento fuerte; después también medida y pie de los versos. patrones ejemplares, de toda la actuación responsable del hombre. Bibl.:
K. KERENY, Die antike Religión, 1952; W.F. OTTO, Die Wirklichkeit der
Midrás (hebr. investigación, doctrina). Se llama así a la interpretación bí- Gotter, 1963 (170); E. GRASSI, Kunst und Mythos, 1957 (36); M. ÉLIADE,
blica que hacía la antigua sinagoga como complemento de la lectura pú- Kosmos und Geschichte, 1966 (260).
blica de la tora, y también a la literatura resultante de esa interpretación.
Si el comentario versa sobre prescripciones legales, se habla de midrás halá- Morfema (gr. figura, forma). La unidad significativa más pequeña del len-
quico, en los restantes casos de midrás haggádico. guaje, llamada también monema.

Midrás haggádicos: a) m. rabba (gran midraS) sobre el Pentateuco y los N5b7 (hebr. el que proclama). Designa al profeta de Israel (de ahí el tér-
megillot, b) m. sutta (pequeño midrás) sobre los megillot, c) m. tahuma mino técnico nabitum — institución profética). Los neba'tm vivían en parte
sobre el Pentateuco, d) Pessikta sobre la haftara, e), n. sueltos sobre los en comunidades, en parte como figuras aisladas; eran los mensajeros de
profetas y hagiógrafos, f) Antologías midráshicas (m. hagadol, el gran m. Yahveh.
sobre el Pentateuco y el Yalcut shimeoni sobre la Biblia).
Narrativa, forma. «Equivale al perfectum historicum latino y al pretérito
Midrás haláquicos: a) mequilta sobre el Éxodo, b) sífre sobre el Levítico,T ideflnido castellano: consigna un acontecimiento o un estado de cosas
c) sífre sobre los Números y el Deuteronomio. Jel pasado» (L. KOHLER: VT 3, 1953, 300). A menudo se le llama inade-
cuadamente imperfecto consecutivo. Ejemplo: «El vio, se levantó y se fue

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Schreiner, Introd. 27
Gregor Dietrich/Dieter A. Wolf Vocabulario técnico

para salvar su vida. Llegó a Bersheba de Judá y dejó allí a su criado» (IRe y el paralelismo antitético (a un pensamiento formulado por medio de un
19,3). enunciado positivo se le opone como complemento y explicación un enun-
ciado negativo; por ej.: Quien guarda los mandatos se guarda a sí mismo;
Nif'al. Conjugación de los verbos hebreos con significado reflexivo o pa- quien desprecia la palabra, morirá. Prov 19,16). Además se distingue toda-
sivo de -*qal, cuya característica suele ser el preformativo MÍ-, que junto vía el paralelismo climático, el sintético y el parabólico.
con el primer radical forma una sílaba completa; cf. gramática hebrea.
Paras ha (hebr. párrafo). 1.° Párrafo de la Biblia hebrea. Se distinguen
Onomásticon (gr. denominador). Lista, por orden alfabético, de nombres párrafos grandes o «abiertos» (petühá), que están al principio de un renglón
o de palabras, con explicaciones prácticas; precursor del diccionario en- vacío o no escrito del todo, y párrafos pequeños o «cerrados» (setüma')
ciclopédico. que comienzan en el mismo renglón después de un pequeño espacio en
blanco. Con el tiempo el espacio libre llegó a ser igual en ambos, y para
Ordalía. Juicio divino que se espera y se acepta como veredicto en un distinguirlos se ponía solamente una pe o un samek delante del nuevo
caso jurídico. Por ej., cuando por la invocación de Elias Dios enciende párrafo.
el fuego para el sacrificio en el monte Carmelo. 2.« Uno de los 54 capítulos semanales de la tora que estaban fijados para
la lectura litúrgica y que se basaban en el ciclo de lectura anual de Babi-
Óstraka (gr. pedazos de conchas o de huesos duros, fragmentos de cerá- lonia (por ej. Gen 1,1-6,9). A diferencia de esto cr. los 452 ~->Sedarim,
mica). Término técnico que designa los trozos de vasija que se usaban que tienen su origen en el ciclo de lectaia trienal palestinense.
en la antigüedad como material de escritura.
Parataxis (gr. yuxtaposición). Coordinación de oraciones principales de la
Palimpsesto (gr. vuelto a raspar). Llamado también textus rescriptos, es un misma categoría, en oposición a -»hipotaxis.
manuscrito (casi siempre un pergamino) cuya escritura original ha sido
borrada, a base de rasparla, lavarla o lijarla, para volver a escribir sobre él. Parénesis (gr. buen consejo). Exhortaciones de contenido ético; cf. en el AT
A menudo se logra descifrar el primer texto con ayuda de rayos infra- entre otros los complementos parenéticos que caracterizan la redacción
rrojos. Ejemplo: el manuscrito C del Nuevo Testamento (Codex Ephraemi exílica, por ej. Lev 19,36; 23,43; 25,38 (bibl.: sobre la parénesis neotes-
rescriptus). tamentaria: J. SCHRIENER y otros autores, Forma y propósito del NT,
Herder, Barcelona 1972).
Papiro. Planta vivaz dé la que se obtiene un material del mismo nombre,
sobre el que se puede escribir.' También se llama así a los manuscritos escritos Paronomasia (gr. denominación secundaria, transformación de una palabra).
sobre ese material. Juego de palabras basado en la reunión de vocablos que tienen un sonido
igual o parecido (-»• homónimos), pero cuyo significado es diferente u
Paradigma (gr. ejemplo). Narración breve que ilustra algo de manera ejem- opuesto. Ejemplo: «Y tahúres desnudos con dados hacen condados» (Gón-
plar; (lingüística) ejemplo, modelo de flexión. gora). La reunión de sustantivo (casi siempre un complemento) y verbo
con un origen etimológico común cae bajo el concepto de figura etimológica
Paráfrasis (gr. adición a una locución). Transcripción amplificada y acla- (—> etimología). Ejemplo: Si me aterra un terror, me acaece (Job 3,25).
ratoria de una obra literaria; también una traducción libre, por ej. de los
Salmos y del Cantar de los Cantares. Perícopa (gr. tallar), párrafo, secciones de la Biblia que se emplean para
el culto.
Paralelismo. Construcción de dos o más versos, oraciones o partes de la
oración, que van seguidos y que concuerdan, tanto gramaticalmente como Peshitta (sir. la universal). Traducción siria de la Biblia hebrea, fuertemente
en su contenido, con un número de palabras aproximadamente igual. Las influida por las tradiciones judaicas.
formas más frecuentes son el paralelismo sinonímico (repetición de un
pensamiento en dos enunciados que coinciden en el contenido y difieren Pi'el. Conjugación del verbo hebreo, normalmente con significado intensivo
en el lenguaje; por ej.: Los preceptos de Yahveh son rectos, gozo del de qal, cuya característica es un reforzamiento (reduplicación) del segundo
corazón; los mandamientos de Yahveh son claros, luz de los ojos. Sal 19,9) radical.

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Gregor Dietrich/Dieter A. Wolf Vocabulario técnico

Políglota (gr. multilingüe). Edición de la Biblia que presenta el texto de la Quiasmo (gr. entrecruce). Forma de la letra griega khi = y_, ordenación
Sagrada Escritura en varias lenguas, normalmente yuxtapuestas en colum- cruzada de partes de la oración (casi siempre sujeto y predicado, o sustan-
nas; por ej., la llamada Poliglota complutense del cardenal FHANCISCO tivo y adjetivo), cuya sintaxis o contenido se corresponden, según el esquema
XIMÉNEZ DE CISNEROS, Alcalá de Henares 1514-1517, pero en venta el 1522 a + b = b + a. Ejemplo:
(5 tomos), primera de las publicadas.
¿Por qué da luz a los desdichados,
Preámbulo (lat. lo que va antes). Prólogo complicado en forma gnómica, X
caracterizado por el amontonamiento de conceptos accesorios equivalentes, y a los amargados, vida?
pero distintos, y que termina con un desenlace sorprendente; por ej., Prov (Job 3,20).
25,3; Am 3,3-8.
Junto al quiasmo de las palabras cabe también un quiasmo de oraciones
Prefijo. Morfema que se antepone a una palabra y que va unido a ella; dentro de un grupo o período de oraciones (Is 6,10).
en hebreo es a menudo una preposición.
Raíz. Se llama así, 1.°, a la forma fundamental de una familia de palabras;
Prolepsls (gr. anticipación). Anticipación del sujeto de una oración subor- 2.°, al tronco fundamental del verbo; 3.°, a la etimología de una palabra.
dinada e nía oración principal precedente; por ej.: ¿Oyes al lobo, cómo
aulla?, en vez de: ¿Oyes cómo aulla el lobo? Recensión. La comparación que hay que hacer, a la hora de editar un
texto, de los diversos manuscritos existentes, con el fin de garantizar su
Prótasis (gr. tiro delantero). Se dice en general del primer miembro u fiabilidad y de averiguar su forma original. También se da este nombre
oración de un período bimembre, al cual introduce; oración subordinada al texto atestiguado por una familia de manuscritos, por ej. en los LXX
puesta antes de la principal (-» apódosis). o en el NT griego.

Pseudoepigrafías (gr. pseudos = falso, epigraphein = adscribir). 1.° obras Redactor. El que compone un libro a partir de materiales previos. La selec-
de la antigüedad atribuidas equivocadamente a un autor. 2.° En la termino- ción de las fuentes, su ensambladura y elaboración muestran las caracte-
logía protestante designación de los libros —> apócrifos del AT (libros que rísticas personales y la intención del redactor.
no están en la Biblia hebrea ni son tampoco deuterocanónicos, pero que pre-
tenden pertenecer a la Biblia); por ej. los libros 3.° y 4.° de Esdras; los Redundancia. Término técnico procedente de la teoría de la información;
libros 3.° y 4.° de Macabeos. designa el excedente de palabras y significados que tiene una lengua por
razón de determinados patrones (ya establecidos) de posibles combinaciones
Pu'al. Conjugación del verbo hebreo. El significado es el pasivo de - » pi'el; fonéticas y composiciones de palabras.
se distingue de éste por una pronunciación más oscura de las vocales.
Rima interna. Una rima en la que una de las palabras, rimadas, o las dos,
Puntos masoréticos. Signos que indican las vocales, introducidos por los está en medio del verso, por ejemplo:
masoretas hacia el s. v d.G, y que se ponen encima o debajo de las
consonantes hebreas. Las letras vocales que se habían usado ocasional- «Nuestro ganado pace, el viento aspira,
mente hasta entonces (matres lectionis) no eran suficientes para fijar clara- Filomena suspira en dulce canto.»
mente el texto. (Garcilaso)

Sedarim (hebr. orden, sucesión). Párrafos de la Biblia hebrea (en número


Qal. La conjugación fundamental del verbo hebreo. de 452) con vistas al uso litúrgico (-»parasha).
Queré. La variante marginal que había que leer en las ceremonias litúr- Semántica (semántico). Término técnico de la lingüística. Teoría de los
gicas en vez del texto hebreo consonantico, que era el escrito en el texto signos y de lo significado, de los significados de las palabras, de la oración
(-> ketib). y del contexto. Para ello hay que tener en cuenta las circunstancias del
que habla (vocabulario, intención, recuerdos), de los oyentes (expectación,

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Gregor Dietrich/Dieter A. Wolf Vocabulario técnico

formación), del contexto (acción precedente, presupuestos tácitos respecto variar la expresión: elección del concepto más restringido en lugar del más
de las intenciones y deseos). Bibl.: S. SCHMIDT, Bedeutung und Begriff, amplio, o viceversa (pars pro toto, singular por plural)1.
Brunswick 1969; NIDA y TABER, Theorie und Praxis des Ubersetzers, Stuttgart
1969. Sinonimia. Pluralidad de expresiones lingüisticas para una misma idea.

Semánticas, categorías fundamentales. Son las que clasifican el sentido de Sinónimos (gr. del mismo nombre). Palabras que, debido a su sentido si-
las palabras y todo el mundo de las experiencias: 1.° objeto, 2.° aconteci- milar, son intercambiables en un contexto determinado.
miento (acciones, procesos, sucesos), 3.° lo abstracto (cualidades, cantidades
y gradaciones de los objetos y acontecimientos), 4.° relaciones, relaciones de Sinopsis (gr. visión de conjunto). Composición de textos que se correspon-
sentido entre las clases de palabras (partículas, preposiciones). Estas cate- den, normalmente en columnas paralelas; así por ej. de los Evangelios,
gorías dependen del contexto. especialmente Mt, Me, Le, que se llaman incluso sinópticos por la seme-
janza de su construcción y su contenido. Sinopsis griegas del NT: HUCK-
Sentencia (lat. opinión). Pensamiento formulado en palabras certeras y con- LIETZMANN, Tubinga '1950; K. ALAND, Stuttgart 41967; sinopsis castellana:
cisas; normalmente dentro del contexto de una obra mayor, en prosa o J. ALONSO DÍAZ - SÁNCHEZ-FERRERO, Evangelio y evangelistas, Madrid 1966;
en verso. Sinopsis del AT: O. EISSFELDT, Hexateuch-Synopse, reimpresión Darmstadt
1962; P. VANNUTEIXI, Libri Synoptkt VT seu Librorum Regum et Chroni-
Setenta (LXX). La traducción más antigua e importante del AT, hecha corum Loci Paralleli, Roma 1931/34.
sobre el texto original para judíos de habla griega que se encontraban en la
diáspora, y que probablemente se empezó en Egipto durante el reinado de Sintácticas, características. El significado de una palabra queda patente por
Ptolomeo II Filadelfo (285-246 a.C.) y se terminó hacia el 150 a.C. El su colocación en el conjunto de la frase. (Bibl.: TABER y NIDA, Theorie u.
nombre (interpretatio septuagmta virorum} proviene de la leyenda trans- Praxis des Übersetzens, Stuttgart 1969).
mitida en la carta de Aristeas, según la cual 72 sabios judíos habían
traducido el Pentateuco en 72 días. Bibl.: J. ZIEGLER, en LThK II, 375-380.
Situación vital (alem. Sitz im Leben). Se ha dado en llamar así a las
Ediciones manuales: H.B. SWBTE, Cambridge, reimpresión 1925/30, 3 vol.;
circunstancias históricas, necesidades y leyes que rigen cada uno de los
A. RAHLFS, Stuttgart 1935, 2 vol.; gran edición crítica: BROOKE-MCLEAN-
ámbitos vitales (sociales, culturales y religiosos) en los que se acuñan las
THACKERAY, Cambridge 1906ss [incompleta]; edición del equipo de Gotinga,
formas lingüísticas y literarias de una obra o un fragmento. Bibl.: H. GUN-
Gotinga 1922ss).
KEL, Einleitung in die Psalmen, 1933; A. DIBELIUS, Die Formgeschichte des
Evangeliums, 5X966.
Sigla (lat. sigillum, figurita). Signo convencional para un manuscrito o
grupo de manuscritos; también para una palabra o una sílaba; por ej. § =
párrafo; A = Códice Alejandrino. Soferim (hebr. escribiente). Designa en primer término a los eruditos o
funcionarios, más tarde a los escribas que vigilan el texto de la Escritura.
Simaco. Traductor judeo-helenista de la Biblia, que hacia el año 170 d.C. En el s. vni se les llamó -»masoretas.
hizo una traducción del AT que lleva su nombre y que quiere tener en
cuenta la sensibilidad idiomática de los lectores de habla griega. Sufijo. Morfema que casi siempre va detrás del nombre o del verbo, y
unido a él; con el nombre, por ej., sirve para expresar la relación de
Símbolo (gr. signo real, señal). Signo sensible y gráfico que en cuanto tal posesión (susi = el caballo mío).
remite más allá de sí mismo, a una esfera abstracta que deja transparentarse
en lo concreto algo que es universal e indeterminable. Bibl.: H.G. GADAMER,
Sufijo, tiempos con. Llamados también tiempos aformativos, designa el
Wahrheit und Methode, Tubinga 21965, p. 73s).
«tiempo perfecto» en las lenguas semíticas y su característica distintiva, por
Síndesis (lo que está enlazado). Yuxtaposición de palabras en serie. la que se los puede reconocer, es el sufijo que va detrás de la raíz; por ej.:
qatal-qatala. Contrariamente a los -> tiempos con prefijo, expresa en ge-
Sinécdoque (gr. comprensión concomitante, asunción de una expresión en neral el aspecto de la acción acabada.
otra). Figura retórica que se usa frecuentemente en poesía con el fin de

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Talmud (hebr. doctrina, estudio). Es la expresión colectiva para la -» misna Tora (hebr. instrucción, ley). Término técnico para la ley mosaica; en el
y i a —agentara. Hay dos Talmudes, puesto que existe un doble comentario judaismo designa el Pentateuco; en el NT, todos los libros del AT.
de la misna: uno más antiguo y breve redactado en Palestina, y otro más
reciente y extenso procedente de Babilonia. Transcripción. Operación por la que se traspone una palabra o un texto
a la escritura propia de otra lengua.
Targum (aram. traducción), traducción libre del AT a la lengua aramea
popular para el culto de la sinagoga; a menudo se sirve de paráfrasis y en Unciales (lat uncia = «pulgada». Medida de las letras mayúsculas). Lla-
parte tiene un carácter actualizante. Al principio era sólo una tradición oral, madas también -> mayúsculas; la escritura uncial se desarrolló a partir de
más tarde (comienzos del s. II/I a.C.) se fijó por escrito; por ej., el Targum letras capitales. Fue la escritura corriente sobre todo a partir de los
Onkelos sobre el Pentateuco; el Targum Jonatán sobre los Profetas. siglos HI/IV y hasta el s. vm; por ej. en el códice Vaticano, en el códice
Alejandrino...
Teodicea (gr. theos = Dios, dike = justicia). Justificación de Dios frente
al mal que permite en el mundo; sobre el problema de la teodicea en el Variante (o lectura peculiar). Se llama así a la diferencia encontrada en
AT cf. el libro de Job, la Sabiduría de Salomón, Esdras y sobre todo los el tenor de un texto al comparar, por medio de una -* colación, diversos
llamados salmos de teodicea: 37,49; 73. testimonios. Las variantes pueden ser consecuencia tanto de una elabora-
ción como del error de un copista.
Teodoción. Traductor judeo-helenista de la Biblia, que al final del s. n
hizo una traducción griega del AT, revisada según el texto hebreo original, Verso quina (hebr. lamentación), medida de los versos elegiacos: después
y que lleva el nombre de su autor. de un estico de 3 pies, viene uno de 2 pies (3 + 2). Es de hecho un verso
quinario.
I
i Tetragrama (gr. cuatro letras). Designa el nombre de Yahveh que en Vetus Latina. Es la Biblia más antigua en latín, traducida de los Setenta,
hebreo consta de cuatro radicales (consonantes): Yhwh. que se remonta al s. n d.C. Más tarde fue sustituida por la Vulgata. Ed.:
Vetus Latina ed. por la archiabadía de Beuron, 1949ss.
Tiempo con prefijo. Llamado también tiempo preformativo, designa el
«tiempo imperfecto» en las lenguas semíticas y es reconocible por el pre- Volumen (lat. rollo escrito). Designaba primeramente los rollos de papiro
fijo que va antes de la raíz y que constituye la característica distintiva de la antigüedad, con menos frecuencia los rollos de pergamino, y más
del tiempo. Por ej. yi-qtol. En general expresa el aspecto de la acción tarde pasó a designar también cada uno de los tomos de una obra.
inacabada, ya sea en el presente, en el pasado o en el futuro. Bibl.:
MosCATt, An Introduction to the comparative Grammar of the semitic Vulgata (lat. la popular). Traducción latina de la Biblia hecha por S. Jeró-
Languages, 1964, 131ss; R. MEYER, Das hebr. Verbalsystem im Lichte d. nimo a partir del texto hebreo, y por encargo del papa Dámaso, hacia
gegenw. Forschung, VTS 3, 1960, pp. 309ss. el 390. En su origen, Vulgata es un participio empleado como adjetivo:
editio vulgata = «edición común». Luego se empleó como sustantivo y solo;
Tipo (gr. cuño, figura). Los tipos son determinados contenidos, sucesos o se dijo: «la Vulgata». San Jerónimo a veces designa así las versiones latinas
personas estereotipadas, dotados de ciertos rasgos característicos que se anteriores a su traducción o a su revisión; pero como su versión su-
repiten en forma parecida. Tiene su continuación y contraposición en el plantó a las otras, a ella se dio el nombre de Vulgata a partir del
->• antitipo; por ej., el sacrificio en el AT y en el NT: elevación de la siglo xvi. Sin embargo el Salterio no se incorporó a la Vulgata en la versión
serpiente de bronce y elevación de Cristo en la Cruz; Adán y Cristo. del hebreo (Psalterium iuxta Hebraeos), sino en la revisión (Psalterium
Gallkanum) del salterio veterolatino (Psalterium Romanum) según los LXX
Tópico (gr. topos = lugar). Son esquemas o clises fijos, tanto de pensa- hexaplares. El NT es una revisión hecha por Jerónimo (Ev.) y otro traductor
mientos como de expresión, que en general tienen aplicación literaria, y se (libros restantes) del texto veterolatino. Los libros deuterocanónicos se to-
extienden a todos los campos de la vida captada y configurada literariamente maron de su versión veterolatina. Ediciones: Biblia Sacra juxta latinean
(así E.R. CURTIUS, Europaische Literatur und latemisches Mittelalter, Berna, vulgatam versionem, Roma 1926ss; Biblia Sacra juxta vulgatam versionem,
Munich 51965); giros, frases o fórmulas fijas que se usan en un determinado recensuit R. WEBER, Stuttgart 1970; Biblia Sacra juxta Vulgatam Clementi-
ámbito enunciativo. nam, ed. dir. por Colunga y Turrado, Madrid 41965.

412 413
Gregor Dietrich/Dieter A. Wolf

Zeugma (gr. enlace, yugo, lo que está ensamblado). Designa en general la


referencia de un miembro de la frase, puesto sólo una vez, con otras ÍNDICE
varias palabras o partes de la oración. Forma corriente del zeugma semán-
tico: enlace de dos o más sustantivos (o partes de la oración) con un
verbo, cuyo significado sin embargo sólo se aplica adecuadamente a uno
de los miembros subordinados, o bien se aplica a todos pero de diversa
manera, por ej. en sentido propio y figurado. Ejemplo: Os he dado a beber
leche, no manjares sólidos (ICor 3,2).

PRÓLOGO 7

Josef Schreiner, Wurzburgo


I. Breve historia de la exégesis veterotestamentaria: épocas, obje-
tivos, caminos 11

Johannes B. Bauer, Graz


II. La exégesis del Nuevo Testamento y su trayectoria . . . . 33

Karl Lehmann, Maguncia


III. El horizonte hermenéutico de la exégesis histórico-crítica . . 61

Erích Zenger, Wurzburgo


IV. Notas para la práctica de la exégesis bíblica 109

Josef Schreiner, Wurzburgo


V. Ejemplo de crítica textual bíblica 113

Erich Zenger, Wurzburgo


VI. Los métodos exegéticos en un ejemplo tomado del Antiguo
Testamento 129

Adolf Smttmans, Tubinga


VII. Los métodos exegéticos en un ejemplo tomado del Nuevo
Testamento 195

Josef Schreiner, Wurzburgo


VIH. Formas y géneros literarios en el Antiguo Testamento . . 253

Helnrlch Zimmermann, Bonn


IX. Formas y géneros literarios en el Nuevo Testamento . . . 299

414
415
índice

Karlheinz Miiller, Wurzburgo


X. Supuestos metodológicos para el uso adecuado de los escritos
de Qumrán por el especialista del Nuevo Testamento . . 335
t
Karlheinz Miiller, Wurzburgo
XI. Manuscritos y ediciones de la literatura extrabiblica de Qumrán 383
t
Gregor Dietrich, Münster / Dieter A. Wolf, Dortmund-Wambel
Vocabulario técnico 391

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