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2018/2008-00635 de diciembre 19 de 2018 - Colección D</title><meta
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Sentencia sc5690-2018/2008-00635 de diciembre 19 de 2018 de Corte Suprema De
Justicia. Además encontrarás otras normas como Colección De Jurisprudencia
Colombiana" /><meta name="author" content="Corte Suprema De Justicia,
LegisXperta" /><meta name="keywords" content="OBLIGACIONES DE HACER, EJECUCIÓN POR
OBLIGACIONES DE HACER, CONTRATO, CLASES DE CONTRATO, CONTRATO CONEXO, ACTOS
SEPARABLES DEL CONTRATO, Colección De Jurisprudencia Colombiana" /><script
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class="ico_ficha" style="display:none;"> </div><ul class="contenido_ficha
noborder"><li class="contficha01"><span name="CLASEDOCUMENTO">SENTENCIA
</span><span name="NÚMERO" class="obfuscate">SC5690-2018 </span><span name="FECHA
DE EXPEDICIÓN" class="obfuscate">DE 19 DE DICIEMBRE DE 2018</span></li><li
class="contficha01"><span name="ENTIDADDEORIGEN">CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA</span></li><li class="contficha02"><span>CONTENIDO:</span><span
name="CONTENIDO">COLIGACIÓN CONTRACTUAL Y MULTIPLICIDAD DE OBJETOS CONTRACTUALES.
LOS CONTRATOS COLIGADOS, AUNQUE MANTIENEN SU AUTONOMÍA Y REGULACIÓN LEGAL PROPIA,
FUNCIONALMENTE DEPENDEN RECÍPROCAMENTE, POR VIRTUD DE LA OPERACIÓN ECONÓMICA
PRETENDIDA POR LAS PARTES, DE TAL SUERTE QUE LAS CONTINGENCIAS DE ALGUNO PUEDEN
REPERCUTIR EN LOS OTROS. ES CLARO QUE LOS EVENTOS GENUINAMENTE CONSTITUTIVOS DE
CONTRATOS COLIGADOS DEMANDAN UN NEXO O UNIÓN ENTRE LA FINALIDAD Y FUNCIÓN DE LOS
DISTINTOS ACUERDOS CON RELEVANCIA JURÍDICA, DE TAL SUERTE QUE UNO DE ELLOS
REPERCUTE SOBRE OTRO O RESPECTO DE TODOS, AUNQUE TAMBIÉN SE PUEDE PRESENTAR EN EL
SENTIDO DE QUE DICHA INFLUENCIA SEA RECÍPROCA, O BIEN, PUEDE DERIVARSE DE UN
CONCURSO SIMULTÁNEO O DE UNA SECUENCIA DE ACTOS DISPUESTOS EN ORDEN CRONOLÓGICO. NO
PUEDE CONFUNDIRSE EL FENÓMENO DE LA COLIGACIÓN CONTRACTUAL CON LA EXISTENCIA DE
VARIOS CONTRATOS, ENTRE LAS MISMAS PARTES, O CON LA PRESENCIA DE VARIOS ACTOS
JURÍDICOS EN EL MISMO DOCUMENTO</span><span name="CONTENIDO">PUES, LO TRASCENDENTE,
NO ES EL NÚMERO DE CONVENIOS, NI EL NÚMERO DE TEXTOS, SINO EL NÚMERO DE CAUSAS QUE
ATAN LAS VARIAS CONVENCIONES CON UN OBJETIVO COMÚN O INTERRELACIONADO, TELEOLOGÍA
QUE DEBE BROTAR EVIDENTE PARA MIRAR EL NEGOCIO, CON PLURALIDAD DE CONTRATOS, COMO
UNO SOLO.</span></li><li class="contficha01"><span>TEMAS
ESPECÍFICOS:</span>OBLIGACIONES DE HACER, EJECUCIÓN POR OBLIGACIONES DE HACER,
CONTRATO, CLASES DE CONTRATO, CONTRATO CONEXO, ACTOS SEPARABLES DEL
CONTRATO</li><li class="contficha01"><span>SALA:</span><span
name="SALA">CIVIL</span></li><li class="contficha01"><span>PONENTE:</span><span
name="PONENTE" class="obfuscate">RICO PUERTA, LUIS ALONSO</span></li><li
class="contficha01"><span>REVISTA JURISPRUDENCIA Y DOCTRINA N°:</span><span
name="REVISTA JURISPRUDENCIA Y DOCTRINA N°">567 DE MARZO DE 2019,
PÁG.420</span></li></ul></div><div class="sombra_ficha" /></div><p
id="bf1f702d490d9624e6f8d377a97eb3ee31enf9"><h2 class="nueve"><strong>Sentencia
</strong><strong>SC5690-2018/</strong><strong>2008-00635 de diciembre 19 de
2018</strong></h2></p><p id="bf19e72fc61a5db4f08be019c161b6a31abnf9"
class="nueve">CORTE SUPREMA DE JUSTICIA</p><p
id="bf11855df2868f24dc29e289898394b70fbnf9" class="nueve">SALA DE CASACIÓN
CIVIL</p><p id="bf15ecd15af76bf4450bf88327a50f483e2nf9" class="nueve">SC5690-
2018</p><p id="bf110af2d3ec54540efa57938031ec035c7nf9" class="nueve">Rad.: 11001-
31-03-032-2008-00635-01</p><p id="bf114304a0127fd42e3a4a40bfd4ad4d95dnf9"
class="nueve">Magistrado Ponente</p><p
id="bf14f07a6a4ac4d489fba397114d334bf35nf9"><h2 class="nueve"><strong>Dr.
</strong><strong>Luis Alonso Rico Puerta</strong></h2></p><p
id="bf1855fef7b694e4bfeae51968e54bb65b3nf9" class="nueve">(Aprobado en sesión
veinticinco de julio de dos mil dieciocho)</p><p
id="bf180f0ee5c45c44055bc41ebcdaa4b3eb5nf9" class="nueve">Bogotá, D. C., diecinueve
de diciembre de dos mil dieciocho.</p><p
id="bf14f1424c87c4c4faaaa43b92fcd57eaddnf9" class="nueve">La Corte procede a
decidir el recurso de casación interpuesto por la parte demandante, respecto de la
sentencia proferida el 6 de febrero de 2014 por la Sala Civil del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Bogotá, dentro del proceso ordinario promovido por Agustín
Esteban Ignacio, Julia, Enrique y Bernardo Uribe Leyva, María Carolina y Juan Pablo
Uribe Clauzel, Nicolás y Juan Manuel Uribe Villegas, contra Emilia Uribe de Pérez,
Rosario Josefina Suárez Uribe, Carmen, Manuel y Pablo Iriarte Uribe, Diego y
Eduardo Suárez Uribe, Inversiones Alcam S.A., Camilo y Daniel Robledo Iriarte,
Manuel Iriarte García, Alberto Suárez Lozano, Nicolás y Juana Robledo Iriarte,
Camila Suárez Lozano, Pablo Gabriel y Felipe Iriarte García, Alejandro Cuellar
Suárez, herederos indeterminados y, C.P.R. Publicidad Ltda.</p><p
id="bf1884dfb2272474344b0ddfafab2124024nf9"><h2 class="nueve"><strong>I.
Antecedentes</strong></h2></p><p id="bf1ff3569e26eb04b4792607ded8b467bd8nf9"><h2
class="nueve"><strong>1. </strong><strong>Pretensiones.</strong></h2></p><p
id="bf1ff0a8dcca0f547c8a557ebbe2538552cnf9" class="nueve">1.1. Los accionantes, de
forma principal solicitaron imponerle a los “demandados [que] cumplan con la
obligación de hacer”, como se indicó en la cláusula primera del convenio firmado el
14 de mayo de 1997 entre quienes en él participaron como cedentes y Beatriz Leyva
de Uribe, consistente en otorgarles la correspondiente escritura pública, por medio
de la cual les cedan el porcentaje de los derechos “que consideran tener sobre un
inmueble que comprende los lotes identificados con las letras D, E, F, G, y H, así
como en el camino que separa los lotes B, C y D de los lotes E y F en el plano del
inmueble ‘El Tintalito’, ubicado en esta ciudad”, integrante de uno de mayor
extensión denominado “El Tintalito”, de propiedad del Frigorífico San Martín de
Porres Ltda., al cual “le corresponde el folio de matrícula inmobiliaria Nº 50C-
1009638, antes 050-123504”.</p><p id="bf11b3f6e434f5f434293bd976338416d75nf9"
class="nueve">En subsidio de la anterior y en el evento de considerar inviable la
cesión antes pretendida “por no tener los demandados ningún derecho cierto sobre el
inmueble”, solicitaron:</p><p id="bf1eefb7299650f4d57ba1235309af537cfnf9"
class="nueve">1.1.1. “que se les ordene renunciar a reclamar cualquier derecho que
puedan tener sobre dicho inmueble”.</p><p
id="bf12adcdae800934329a8b68ea09855522dnf9" class="nueve">1.1.2. “pag[ar] los
demandados, a título de perjuicios, como principal, la misma suma en que se
avaluaron tales derechos, que corresponde a lo que según el ‘convenio’ la señora
Beatriz Leyva de Uribe debía pagar a los cedentes según la cláusula quinta del
mismo, con sus intereses moratorios a la tasa (…) vigente en el momento del pago”,
conforme a los valores indicados por los actores.</p><p
id="bf167af65da476b4a16bacaa9b4bc8121fanf9" class="nueve">1.2. “[O]torgar la
escritura pública por la cual cedan a los demandantes el usufructo de todas las
cuotas sociales que poseen en la sociedad Frigorífico San Martín de Porres Ltda”.,
como se estipuló en la cláusula octava de la mencionada convención, así: una
tercera parte a favor de Beatriz Leyva de Uribe, representada por sus herederos.
Una proporción igual en beneficio, tanto de Julia Uribe Leyva, como de Enrique
Uribe Leyva, con carácter vitalicio hasta el fallecimiento de estos dos últimos y
con derecho de acrecimiento entre ellos.</p><p
id="bf13e47165147984cc4843e760c7b739ca4nf9" class="nueve">1.3. Condenar a los
demandados, titulares de cuotas sociales en la sociedad Frigorífico San Martín de
Porres Ltda., a reconocer a título de perjuicios por la mora en la cesión del
usufructo sobre la referida participación, a los demandantes, lo siguiente:</p><p
id="bf11e15fb85dec3424783b8d0f14ac9ba65nf9" class="nueve">1.3.1. Cualquier suma que
por concepto de utilidades en tal Frigorífico se haya causado desde el 3 de octubre
de 1997, fecha en la cual los accionados han debido efectuar la cesión del
usufructo, hasta cuando ésta se realice.</p><p
id="bf19fc8e2577b48446b8ba3df37ab9fca6fnf9" class="nueve">1.3.2. Cualquier suma que
por reparto de utilidades efectuadas en ese período se hubiera entregado a los
demandantes, generada por las cuotas sociales de propiedad de los accionados en la
referida empresa.</p><p id="bf12279f9907fa3492d8adff72573abe83enf9"
class="nueve">1.4. Imponerle a los convocados titulares de cuotas sociales en la
aludida compañía, traspasar a favor de los actores, como herederos de Beatriz Leyva
de Uribe, en la proporción que les corresponde, todos los derechos que por concepto
de cuotas sociales de propiedad de aquellos en el frigorífico, resulte en la
liquidación de éste, incluyendo los aportes de capital, utilidades, superávit,
reservas, etc.</p><p id="bf16a1aec309d2449be86b25150595da9fdnf9"><h2
class="nueve"><strong>2. </strong><strong>Hechos.</strong></h2></p><p
id="bf1b2ec6684fd254ac6a1b53022cfa1b974nf9" class="nueve">2.1. De acuerdo con lo
referido en el escrito introductor, el 14 de mayo de 1997, Consuelo Uribe Holguín
(antes, de Suárez), Pilar Uribe de Pombo, Beatriz Suárez Uribe, Emilia Uribe de
Pérez, Rosario Josefina Suárez Uribe, Inés Largacha Salazar y Roberto Patiño Leyva,
éste en representación de la sociedad CPR Publicidad Ltda., “denominados los
cedentes” y Beatriz Leyva de Uribe, “cesionaria”, suscribieron un convenio mediante
el cual, aquellos se obligaron, entre otros aspectos, a ceder a favor de ésta, los
derechos que consideraban tener sobre el inmueble descrito en la pretensión
primera, y en contraprestación, la cesionaria se comprometió a pagarles el precio
que resultara del avalúo practicado al mismo, según el procedimiento
acordado.</p><p id="bf10982499d85744b94a3a2631831428c10nf9" class="nueve">Como se
convino que la cesionaria asumiría los gastos de la referida experticia y los
cedentes le reintegrarían el 50%, el cual podría descontarse del precio a pagar por
el bien objeto de cesión, aquella sufragó ese costo por $3.390.236,oo.</p><p
id="bf1d40fa494b1b9406ca9b01bc9117318c8nf9" class="nueve">2.2. El inmueble cuyos
derechos se obligaron a ceder los cedentes, no
está desenglobado, hace parte de otro de mayor extensión denominado Tintalito de
propiedad del mencionado Frigorífico y tiene el folio de matrícula inmobiliaria Nº
50C-1009638, antes 050-123504.</p><p id="bf1ba76021a3177442fb078ad25c0025b37nf9"
class="nueve">2.3. Los derechos de los cedentes sobre el señalado predio no
aparecen en escritura, ni registrados; sólo existe la afirmación de aquellos de que
sobre el de mayor extensión se había convenido con los demás socios, que al ser
adquirido éste por la sociedad Frigorífico San Martín de Porres Ltda., el de
inferior área se dejaría como propiedad de todos los socios y no de la
sociedad.</p><p id="bf1c6f51def2f2d4514a3a4e9ee7f79e30anf9" class="nueve">2.4. Los
cedentes convinieron otorgar las escrituras de cesión del usufructo de las cuotas
sociales que tuvieran en la citada sociedad, con carácter vitalicio a favor tanto
de la cesionaria como de Enrique y Julia Uribe Leyva, con facultad de acrecimiento
entre ellos, en caso de fallecer alguno de los usufructuarios.</p><p
id="bf17f80435696194897b6eaf0683678b1d7nf9" class="nueve">2.5. También se obligaron
a cederle a la cesionaria, o según el caso, a sus herederos, todos los derechos que
por concepto de cuotas sociales les correspondiera en la liquidación del aludido
Frigorífico, incluyendo los relativos a aportes de capital, utilidades, superávit,
reservas, etc.</p><p id="bf1af74a894353843c2b3a00ed22add7836nf9" class="nueve">2.6.
Se estipuló que las escrituras tanto de cesión de derechos sobre el inmueble, como
de los obtenidos por los cedentes en la liquidación de la sociedad y, del usufructo
vitalicio, al igual que el reembolso o compensación del 50% de los honorarios por
el peritaje, se llevaría a cabo en la Notaría 16 de Bogotá, a las 3 de la tarde del
día 10 o del ulterior hábil, si aquél fuera sábado o feriado, del mes siguiente al
de la firmeza del avalúo del predio.</p><p
id="bf17feb2ba520f4406ea1ce89bc77e22799nf9" class="nueve">Como de acuerdo con lo
anterior, las precitadas obligaciones debían cumplirse el 10 de octubre de 1997,
por haber quedado en firme la experticia, en ésta fecha Beatriz Leyva de Uribe,
Enrique y Julia Uribe Leyva, por conducto de apoderado asistieron a la Notaría a
suscribir las escrituras de cesión, pero los cedentes no concurrieron, según consta
en el instrumento público de comparecencia de aquellos.</p><p
id="bf16f8c4fd6d4224669a9361cf8f56fb4d1nf9" class="nueve">2.7. Beatriz Suárez Uribe
y Beatriz Leyva de Uribe fallecieron y son representadas por sus herederos.</p><p
id="bf1c96caf1358494f7496b311047a60713anf9" class="nueve">2.8. Tanto los
demandantes, como Inés Largacha Salazar y Pilar Uribe de Pombo renunciaron a sus
derechos en el inmueble objeto de cesión.</p><p
id="bf1a3a973b2dc9f4670afc745c7eb7a7df7nf9" class="nueve">2.9. El escrito
introductorio le fue asignado al Juzgado Treinta y Dos Civil del Circuito de
Bogotá, quien la admitió y dispuso surtir el respectivo traslado a la parte
demandada.</p><p id="bf1b846000c968e49f381f067c5518a7362nf9"><h2
class="nueve"><strong>3. </strong><strong>Actuación procesal.</strong></h2></p><p
id="bf19f47fa73285e4debb4593fb330186d18nf9" class="nueve">Una vez notificados, los
convocados, éstos, divididos en cinco grupos, por conducto de diversos apoderados
contestaron de la siguiente forma:</p><p
id="bf110cf02dfba694da0a58442941c05402anf9" class="nueve">3.1. Primer Grupo.
Conformado por Carmen, Manuel y Pablo Iriarte Uribe, Diego y Eduardo Suárez Uribe,
Alejandro Cuellar Suárez e Inversiones Alcam S.A., se opusieron a las pretensiones
y formularon la excepción de mérito denominada “inoponibilidad del convenio cuyo
cumplimiento se pretende”, por no haber sido parte del mismo, desconocer su
clausulado y no haberse incluido en la causa mortuoria de Consuelo Uribe Holguín
ningún activo, ni derecho de crédito vinculados a ese pacto.</p><p
id="bf12a4f9381c78e48c1ba9b53d7367cb288nf9" class="nueve">3.2. Segundo Grupo.
Integrado por Emilia Uribe de Pérez, Rosario Josefina Suárez Uribe y C.P.R.
Publicidad Ltda., en Liquidación, igualmente se resistieron al pedimento de la
actora y propusieron como defensa la de “nulidad absoluta de las cláusulas del
convenio cuyo cumplimiento se pretende”, en esencia, por imposibilidad jurídica
para perfeccionar las promesas de cesión de cuotas, dado que el predio no era
propiedad de los intervinientes, sino del Frigorífico. También esgrimieron que se
acudió a contratos de mandato contentivos de cláusulas testamentarias y la
obligación de ceder usufructo vitalicio; se impusieron obligaciones a terceros como
los de la sociedad CRP Publicidad y prórrogas de las promesas de cesión a
perpetuidad, a pesar de haber fenecido el término para su cumplimiento, y
finalmente, le endilgaron a la cesionaria haber actuado de tal manera que pudiera
beneficiarse de derechos ajenos.</p><p id="bf17921a44e15c24667ab5467fcc94d2161nf9"
class="nueve">Por tanto, agregan, el contrato de cesión se halla afectado de
nulidad absoluta por versar sobre derechos indeterminados e inciertos, pues se
prometió respecto de unos inexistentes y de propiedad de un tercero, esto es, el
Frigorífico San Martín de Porres (cláusula 1ª); se pretendió prorrogar el convenio
pese al vencimiento del término para suscribir escritura pública de enajenación de
las cuotas sociales (cláusula 7ª); se hicieron disposiciones testamentarias sin
cumplir los requisitos para otorgar testamentos por escritura pública (cláusula 1ª,
literal f); la promesa de celebrar usufructo no reúne los requisitos previstos en
los numerales 3º y 4º del artículo 89 de la Ley 153 de 1887 por indeterminación,
tanto de los bienes objeto del contrato prometido, como del precio y el plazo
(cláusula 8ª).</p><p id="bf158f825abfb274b0db15628d5edf609abnf9"
class="nueve">Adicionalmente manifestaron que si bien fue delegado en la cesionaria
el pago de los honorarios del avaluador del inmueble, conviniéndose su reembolso,
lo cierto fue que no hubo avalúo en los términos y condiciones plasmadas en el
pacto, pues según la Lonja de Propiedad Raíz, debía contratarse otro avalúo, el
cual finalmente no se realizó, y en esa medida, el mismo no quedó en firme.</p><p
id="bf19a356895246846b6bec4d2d8407e4722nf9" class="nueve">3.3. Tercer Grupo.
Compuesto por Camilo, Daniel, Nicolás y Juana Robledo Iriarte, Manuel Iriarte
García, Alberto y Camila Suárez Lozano, Pablo Gabriel y Felipe Iriarte García
igualmente se opusieron a las pretensiones y plantearon las siguientes excepciones
de mérito:</p><p id="bf1a2f5abb1261d4103b32e29c98a5c1b06nf9" class="nueve">3.3.1.
“Falta de legitimación en la causa por activa”, porque los demandantes no fueron
parte en el convenio. En él, solo intervinieron Beatriz Leyva de Uribe y los
denominados cedentes.</p><p id="bf1aeaa2250bfc94ac0875d365ceb0a3846nf9"
class="nueve">3.3.2. “Falta de legitimación en la causa por pasiva”, debido a que
los convocados no participaron en el pacto.</p><p
id="bf16026c313740048e484282621a98a118bnf9" class="nueve">3.3.3. “Contrato no
cumplido”, porque la parte actora no pagó el precio referido en el convenio.</p><p
id="bf195d7bb641cdf46208cb8db77b2c9f9denf9" class="nueve">3.3.4. “Imposibilidad de
dar un derecho que no se tiene”, dado que “el bien sobre el cual se pretende la
cesión de cuotas partes, no pertenece ni ha pertenecido a los demandados”, como
tampoco a los cedentes, menos para el 10 de octubre de 1997, cuando se aspiraba a
firmar las escrituras de cesión.</p><p id="bf1bfbef36a989f472a90cb709f77622b2bnf9"
class="nueve">3.3.5. “Condición fallida”, porque el cumplimiento del convenio
estaba sujeto a que los cedentes adquirieran ciertas cuotas o derechos sobre un
inmueble, a más tardar el 10 de octubre de 1997, fecha en la cual se suscribirían
las escrituras de cesión, y ello no se verificó; por tanto, la obligación
pretendida, no nació a la realidad jurídica.</p><p
id="bf1fc0f614a2f4847cbba97112aaa943942nf9" class="nueve">3.3.6. “La constitución
de los usufructos debía ser simultánea con la cesión de derechos en el inmueble”,
pero al no existir derecho alguno de ellos sobre el predio, no había obligación de
realizar la cesión y por lo mismo, no es exigible la constitución de los derechos
de usufructo.</p><p id="bf16a3d583463954c648bc9cfccb14f2d3cnf9"
class="nueve">3.3.7. “Ilegalidad de la transmisión del usufructo por causa de
muerte”, puesto que si de acuerdo con el artículo 832 del Código Civil, el
usufructo es intransmisible por testamento o abintestato, entonces resultaba ilegal
la constitución de tal derecho a favor de los herederos de la cesionaria.</p><p
id="bf15d290de03ed54cedb000a29f796b383enf9" class="nueve">3.3.8. “Error en la
apreciación de los perjuicios”, pues como la pretensión de la demanda se asemeja
más a una condena en perjuicios derivado del incumplimiento de un “contrato de
venta”, la sanción pecuniaria pretendida, no es coherente con la derivada del
incumplimiento de la obligación de celebrar un negocio jurídico.</p><p
id="bf1de75f21d135641fd9f09ce83259f099bnf9" class="nueve">3.3.9. “Inexistencia de
la obligación de ceder los derechos en la liquidación de la sociedad Frigorífico
San Martín de Porres Ltda”., puesto que si en el literal f) de la cláusula 8ª del
convenio se previó que la transmisión de los derechos debía realizarse después de
disuelta y liquidada la Sociedad Frigorífico San Martín de Porres y esto no se ha
dado, los demandados no se hallan obligadas a ceder sus derechos en dicha
liquidación. Adicionalmente como la obligación de ceder tales cuotas estaba sujeta
a la prórroga de la promesa de cesión de ellas, postergación de la cual dependía el
pago del precio convenido y ese desembolso no se produjo, la obligación pretendida
no se estructura.</p><p id="bf16583b363ec934878830c59fc3668955bnf9"
class="nueve">3.3.10. “Mala fe”, porque los dineros pretendidos por los accionantes
como perjuicio, vienen siendo recibidos por ellos,
de facto.</p><p id="bf1f4f72889a75749018cacc267976ba9c7nf9" class="nueve">3.3.11.
“Compensación”, de llegar a presentarse la existencia de obligaciones o acreencias
recíprocas entre los demandantes y los demandados.</p><p
id="bf13f17c4187ff242ca9801b75b58b832d0nf9" class="nueve">3.3.12. “Prescripción”,
porque entre la fecha de los hechos y la de presentación de la demanda, los
derechos y obligaciones correlativas se extinguieron por el paso del tiempo.</p><p
id="bf14a1d334e94334fb591e4587aa6320669nf9" class="nueve">3.3.13. “Innominada o
genérica”, de hallarse probada alguna otra excepción de fondo.</p><p
id="bf1491a81a553ce458d8daa053c8b7f6855nf9" class="nueve">3.4. Cuarto Grupo.
Constituido por los herederos indeterminados de Beatriz Suárez Uribe, a través de
curador <span class="inclinada">ad </span><span class="inclinada">litem</span><span
class="inclinada">,</span> contestaron oponiéndose a las súplicas de la demanda y
propusieron como excepción de mérito la “denominada obligación condicional”,
fundada en que para poderse llevar a cabo la cesión pactada, los cedentes debían
primero recibir los derechos de un tercero, concretamente de la Sociedad
Frigorífico San Martín de Porres Ltda., y al no habérseles adjudicado, es decir,
por no estar cumplida esa condición, no podían transmitirlos a la cesionaria.</p><p
id="bf119caaf60f13143808736c15a9f3815fanf9" class="nueve">3.5. Quinto Grupo. De él
hace parte la Sociedad Frigorífico San Martín de Porres Ltda., a quien se dispuso
vincular. Ésta, respondió la demanda señalando que el negocio celebrado entre
cedentes y cesionaria es ajeno a esa entidad, al no haber participado en él. En su
sentir, como no se trata de la cesión de unos derechos ciertos y reales sobre el
inmueble de su propiedad y con la demanda no se pretende modificar dicha
titularidad, las pretensiones no la afectan.</p><p
id="bf1e13d1fd31a8749ad98a399a26a5ab594nf9"><h2
class="nueve"><strong>4.</strong><strong> </strong><strong>Fallo de primer
grado.</strong></h2></p><p id="bf1cf2a45ba618842dbaf739f74f8dba3abnf9"
class="nueve">Mediante decisión de 20 de agosto de 2013, el a quo negó las
pretensiones de la demanda, declarando prósperas las excepciones planteadas por los
convocados, denominadas “nulidad absoluta de las cláusulas del convenio cuyo
cumplimiento se pretende, imposibilidad de dar un derecho que no se tiene y, la
constitución de los usufructos debía ser simultánea con la cesión de derechos en el
inmueble”.</p><p id="bf18c8e4ea3edfd46abbacc2a71fdf069canf9"><h2
class="nueve"><strong>II.</strong><strong>
</strong><strong>S</strong><strong>entencia impugnada</strong></h2></p><p
id="bf182afc8ab2bbb48fb9af3b9ab85ba51a2nf9" class="nueve">El <span
class="inclinada">ad </span><span class="inclinada">quem</span> al desatar la
apelación propuesta por la parte demandante, mediante el fallo recurrido en
casación, confirmó el de primera instancia, al considerar “que los negocios
jurídicos contenidos en el convenio de 14 de mayo de 1997, que son unas promesas de
contrato, no reúnen los requisitos de validez o plena eficacia, por carecer de
todos los elementos que para tal efecto consagra el artículo 1611 del Código Civil
(…)”.</p><p id="bf1ee91c6cd84ab4baebe97a3a9068dc144nf9" class="nueve">Para el
tribunal, los mencionados convenios son una especie de negocios preliminares,
unidos o ligados y, en concreto, unas promesas de contrato celebrados entre
Consuelo Uribe Holguín, Pilar Uribe de Pombo, Beatriz Suárez Uribe y Emilia Uribe
de Pérez, como prometientes cedentes de unos derechos, y Beatriz Leyva de Uribe en
calidad de prometiente cesionaria, los cuales al no cumplir los requisitos
previstos en el aludido precepto, modificado por el 89 de la Ley 153 de 1887,
concernientes a la completa determinación del contrato prometido, no producen
obligación alguna, como lo determina su numeral 4º.</p><p
id="bf12fa964e1c53a400baba2253b5d44bb99nf9" class="nueve">Luego de citar
jurisprudencia de esta Corte sobre los requisitos de la promesa de contrato y
aludir a las uniones o diversas estipulaciones que ella puede contener, el <span
class="inclinada">ad </span><span class="inclinada">quem</span> se refirió al
clausulado del convenio, mediante el cual “los cedentes prometieron celebrar en el
futuro la cesión de derechos sobre un porcentaje de un lote en el predio de mayor
extensión denominado ‘El Tintalito’” que les pudiera ser adjudicado dentro de la
totalidad del citado inmueble, de propiedad del Frigorífico San Martín de Porres
Ltda.</p><p id="bf1c4dd35d3d61b4c6095d9b63b834b921enf9" class="nueve">A partir de
esa referencia, el sentenciador determinó “que los actos jurídicos vertidos en el
convenio cimiento de la acción, están ligados de manera recíproca, ya que de cierta
manera el cumplimiento de las obligaciones de ellos tenían relaciones por la
intención de cesión de unas cuotas de interés en una sociedad de responsabilidad
limitada y de unos derechos que los cedentes consideraban tener sobre un inmueble
de la sociedad, así como los derechos en su disolución y liquidación”.</p><p
id="bf111d7d17ee6f84c46943d38a5b075d4b6nf9" class="nueve">En su sentir, el pago de
los derechos que los cedentes consideran tener en el inmueble, “es el presupuesto
necesario para que se verifiquen las prórrogas de las promesas de cesión de
cuotas”, agregando que, la cesión del usufructo de cuotas sociales prevista en la
cláusula 8ª se hizo con el propósito de cumplir parcialmente la mencionada cesión,
pues se previó que de extinguirse el usufructo, su precio se imputaría al pago de
ellas, regulándose a su vez, la vigencia del usufructo prometido, en el sentido de
que terminaría cuando se solemnizara la cesión de éstas, a más tardar el 25 de
abril de 2007.</p><p id="bf1c86935923e3e45e8b7fb75655b3c987anf9" class="nueve">Para
el sentenciador, los citados negocios “apuntaban a unas formas que garantizaran que
los demandados o sus causantes cedieran a la cesionaria y causante de los
demandantes, sus derechos de cuotas sociales en la compañía en mención, que era un
pacto promisorio desde 1993, para que la cesionaria aumentara su participación en
la propiedad del capital social pero como no se podía hacer la cesión de sus
derechos, se realizaron las promesas antes descritas, que así son
correlacionadas”.</p><p id="bf1081b0620fd91418a972e7204bf24b97enf9" class="nueve">A
partir de la interdependencia de esos actos jurídicos, para el juzgador, el objeto
del primer contrato se determinó en la cláusula primera como una promesa de cesión
de un porcentaje sobre un inmueble, ubicado en el predio de mayor extensión
denominado El Tintalito, correspondiente a los derechos que los cedentes
consideraban tener en ese bien, acotándose en la estipulación segunda que sus
derechos serían los que se les adjudicaran en el predio de propiedad del
Frigorífico San Martín de Porres, sin mencionar la causa que justificaba dicha
distribución.</p><p id="bf1d413b55d9dea47a2b936d74cfbc45698nf9" class="nueve">Así
entonces, “las partes obraron bajo el entendimiento recíproco de que el inmueble
era de propiedad de la sociedad, de donde aflora que el contrato de promesa giró en
torno a una cosa que para la época no existía pues se trataba, (…) de unos derechos
que los cedentes consideraban tener en un inmueble ajeno, según un supuesto acuerdo
de traspasarlo de la sociedad a los socios, aunque no hay en los autos noticia
alguna de un pacto real y vinculante para esos efectos, esto es, adoptado por un
número de asociados que lograran la mayoría en la junta societaria respectiva y que
como tal pudieran tomar una decisión que fuera obligatoria en ese sentido para el
ente social”.</p><p id="bf1b5d61801565847d4bdbc5783f41c00a4nf9" class="nueve">La
eficacia del contrato prometido, cesión o venta, agrega el tribunal, “estaba sujeta
la existencia de la cosa objeto de promesa pero era algo que jurídicamente no
existía como tal en el patrimonio de los prometientes cedentes, y esa falencia echa
a pique dicha promesa, que como contrato preliminar y transitorio reclama certeza
en cuanto a la determinación del contrato prometido, conforme la exigencia prevista
en el citado art. 1611-4 del Código Civil”.</p><p
id="bf15853f1c248544686b7432795d8cbfe7dnf9" class="nueve">Recalca la ausencia de
seguridad “en cuanto a la objetividad actual o futura de la cosa” pues no había
certidumbre de cuándo podría llegar a existir, ni determinación del contrato
prometido, “de tal manera que el contrato preliminar no pudo surgir a la vida
jurídica, o si se quiere, nació con afectación de nulidad absoluta, acorde con el
citado artículo 1611 del Código Civil”.</p><p
id="bf18871343e9b5c46b0a34858cb527bb7abnf9" class="nueve">En consideración al
artículo 1869 ibídem, para el tribunal, “como no había un acto cierto que dejara
ver una posibilidad real de transferencia del inmueble de la sociedad hacia los
socios (…), mal podía considerarse un grado razonable de certidumbre de existencia
de la cosa, pues en términos verdaderos, no había ni siquiera una expectativa,
entendida ésta, conforme a su significación apropiada, como una posibilidad real de
adquirir el derecho”.</p><p id="bf1b950475bd6964c16bb47cc77c26d0702nf9"
class="nueve">No puede aceptarse, agrega, que lo adquirido fue la suerte, como lo
establece el citado precepto, “porque las partes no manifestaron de manera
inequívoca y concreta la intención de comprarla, sino una esperanza de derecho para
entonces inexistente”, sin que se hubiere establecido la época de su existencia o
en la cual se concretarían los derechos de los cedentes sobre el inmueble.</p><p
id="bf1707e3cfb1688411db626ab6590a0c440nf9" class="nueve">Según el sentenciador,
las partes compartían el deseo de trasferir el inmueble de la sociedad a los
socios, “pero eso era algo incierto, por no decir casi imposible, ya que de ninguna
forma se acreditó que los contratantes tuvieran el poder de decisión
en la sociedad para esos efectos” y en tales condiciones, el objeto del contrato
prometido no estaba determinado, ni era determinable.</p><p
id="bf18e2fe4abd7a44b8db1ac583e3d3b59d9nf9" class="nueve">Al hallarse vigente la
empresa, añade, los socios no pueden disponer de los bienes de ella y, los
contratantes no demostraron tener el poder decisorio en los órganos sociales para
que aquella enajenara el inmueble.</p><p
id="bf1b869aa2dc8f8438bada41633a68f6b28nf9" class="nueve">Si una parte de los
socios pretendía disponer de los bienes de la compañía, ello desconocería la
personificación jurídica prevista en el inciso 2º del artículo 98 del Código de
Comercio, según el cual, “la sociedad, una vez constituida legalmente, forma una
persona jurídica distinta de los socios individualmente considerados”, identidad e
individualidad societaria que no puede confundirse con la personalidad de los
socios.</p><p id="bf1802b3597fd8a402d9d2f76588599f599nf9" class="nueve">De esa
manera, concluye este aparte, la promesa de cesión versaba sobre derechos que no
estaban, ni tenían como llegar a existir en cabeza de los cedentes, por razón de la
indeterminación del objeto del negocio.</p><p
id="bf1ccafa1a95784498da665ff646d024ed6nf9" class="nueve">Ese pacto, tampoco se
puede regir por la figura de la venta de cosa ajena, válida según el artículo 1871
del Código Civil, por no haber sido convenida, pues las partes prometieron una
futura cesión de unos derechos que los cedentes consideraban tener sobre el
inmueble, que aspiraban adquirir.</p><p id="bf19d2f14797bc9438983798ebf2259ac3enf9"
class="nueve">Por ello, ante la invalidez de la promesa no es dable analizar si la
parte demandante cumplió o se allanó a cumplir con las prestaciones a su cargo,
dentro de ellas, si el conato de pago mediante cheques que no eran de gerencia se
adecuaba a la forma pactada; o si los acreedores se podían vincular al pago con
esos títulos, respuesta que según la jurisprudencia, sería negativa en cuanto a que
no se puede constreñir a aceptar un cheque como forma de solución de una suma
dineraria.</p><p id="bf16bca88283bd3492396e08cfbabd74ff7nf9"
class="nueve">Acreditada la invalidez del contrato de promesa por falta de
requisitos, agrega el sentenciador, las pretensiones subsidiarias encaminadas a que
se ordene a los demandados renunciar a cualquier derecho que pudieran tener en el
inmueble, o condenárseles a pagar la suma en que fueron avaluados, como perjuicios,
más intereses de mora, no pueden prosperar.</p><p
id="bf153c7ac3039f44687983bf17b522ea81dnf9" class="nueve">La misma suerte, señala,
debe tener la pretensión de pago por los honorarios del avalúo del inmueble, ya que
se refiere a la promesa que ha sido hallada inválida.</p><p
id="bf13e6670e9caf248a683f5befd588b6f40nf9" class="nueve">Y, en cuanto hace a la
promesa de cesión del usufructo de las cuotas sociales de los demandados en el
Frigorífico San Martín de Porres Ltda., dispuesta en la cláusula 8ª del convenio,
agrega, “también carece de validez”, porque no satisface el requisito contemplado
en el numeral 3º del artículo 1611 ejusdem, al “no menciona[r] cuáles eran las
cuotas cuyo usufructo se iba a ceder, omisión que configura indeterminación del
contrato de usufructo prometido”.</p><p id="bf1d72abda1fcbc43afa99064f28f8290a4nf9"
class="nueve">Si bien acordaron que el precio de cada cuota social objeto de
usufructo, era de $5.000, no establecieron cuántas debían entregar en esa calidad,
sin que para concretarlo sea válido “invocarse el convenio de 1993 (…) porque ese
anterior negocio no fue invocado en ésta litis; como tampoco puede aceptarse esa
determinación en la demanda, ya que este acto de introducción procesal no tiene el
efecto de validar un contrato que nació afectado de nulidad”.</p><p
id="bf1c8a8bbf856e34d42bb46edf8988e9669nf9" class="nueve">Además, el usufructo
prometido sólo podía tener efectos civiles hasta el 25 de abril de 2007, fecha
anterior a la demanda, pues era el plazo máximo establecido para la cesión de las
cuotas sociales, según el convenio objeto de estudio.</p><p
id="bf1032c19d342a74763b51257ec73c18137nf9" class="nueve">De acuerdo con lo pactado
en 1997, el negocio principal referido en el convenio de 1993 era la promesa de
cesión de las cuotas sociales cuyo cumplimiento parcial se pretende garantizar con
el usufructo de las mismas, de manera que con posterioridad a esa fecha sólo podía
buscarse el cumplimiento de la promesa de cesión.</p><p
id="bf1e4824023922d45e2b8ed19758d7532d3nf9" class="nueve">Precisa el fallador “que
ni la prometida cesión de cuotas, ni el convenio de 1993 conciernen con este
litigio, negocio que ni siquiera fue adosado al plenario, de tal forma que habría
incongruencia si la decisión se basará en él”.</p><p
id="bf15d3d3672415049c2951aa2323ddd6b37nf9" class="nueve">Inválida la promesa de
cesión del usufructo, destaca, “queda sin piso la pretensión de perjuicios por mora
en dicha cesión, por sustracción de materia, pues no pudo haber infracción de un
negocio que no surgió jurídicamente, o que nació viciado de nulidad”.</p><p
id="bf180d4e66901f54b7991cde4a0b508194enf9" class="nueve">Igualmente “es
inasequible por invalidez del negocio sustantivo”, la pretensión sobre promesa de
cesión de los derechos que pudieran corresponder a los cedentes en la liquidación
de la aludida sociedad, como se plasmó en el literal f) de la cláusula 8ª, al haber
quedado “supeditada o unida a la vigencia de las otras previsiones: cesión de
cuotas sociales y cesión del usufructo de ellas”, es decir, dependía de que se
produjera la disolución y liquidación de la sociedad antes de efectuarse la
transferencia de las cuotas sociales, evento en el cual, en la misma escritura de
cesión del previo usufructo, los cedentes otorgaran los derechos en dicha
liquidación.</p><p id="bf19618767d10374c8c8ff79ff56ddbe8d4nf9" class="nueve">Por
todo lo anterior, concluye el tribunal, se justifica la nulidad declarada por el
<span class="inclinada">a quo.</span></p><p
id="bf1baa809fd73704296ae6646d77e253721nf9"><h2
class="nueve"><strong>III.</strong><strong>
</strong><strong>D</strong><strong>emanda de casación</strong></h2></p><p
id="bf15dfb939f92784b908ffd45bd9cd7e7adnf9" class="nueve">La parte demandante
formuló tres cargos contra la sentencia del Tribunal, todos con fundamento en la
causal primera del artículo 368 del Código de Procedimiento Civil, al incurrir en
violación indirecta de la ley sustancial, los cuales serán resueltos de manera
conjunta, al estar fundados en similares supuestos fácticos, denunciarse unas
mismas normas como agraviadas, servirse de las mismas pruebas y ameritar
reflexiones comunes.</p><p id="bf1b9653a6a562f4475996b8c209cdb8da0nf9"><h2
class="nueve"><strong>IV.</strong><strong> </strong><strong>C</strong><strong>argo
primero</strong></h2></p><p id="bf1ecd3a4471b6546f193e10e6c77d7f6cdnf9"
class="nueve">1. Con sustento en el primer motivo de casación, se acusa el fallo de
quebrantar indirectamente, por falta de aplicación, el artículo 1611 del Código
Civil, modificado por el 89 de la Ley 153 de 1887, al incurrir en yerro fáctico
derivado de la indebida apreciación de las estipulaciones contenidas en el
documento denominado “convenio” suscrito entre las partes y objeto de este proceso,
particularmente la cláusula primera y “la pretensión relacionada con la cesión de
los derechos que considere tener en el inmueble El Tintalito” que le hubieran
permitido al tribunal encontrar una promesa válida.</p><p
id="bf117781ec2cff2481e8f23da87fb553bd2nf9" class="nueve">Así mismo omitió apreciar
los certificados de la Cámara de Comercio de Bogotá correspondiente a la sociedad
Frigorífico San Martín de Porres Ltda.</p><p
id="bf13d4400f758e04257b3abd5b71555f317nf9" class="nueve">2. Tendiente a demostrar
ese reproche, el censor expone lo que a continuación se compendia:</p><p
id="bf1e9a5db08094647d687050fb50379ded2nf9" class="nueve">2.1. El tribunal, al
estimar que el objeto de la cesión de los derechos que los demandados consideraban
tener en el inmueble no estaba determinado, dejó de aplicar el precepto antes
citado, e igualmente los artículos 1517 y 1518 del Código Civil, los cuales
establecen el objeto de las declaraciones de voluntad, el 1602, por ser el contrato
ley para las partes y el 1869 ibídem, al no reconocer que se pactó sobre un
aleas.</p><p id="bf11ba35f2e77974ff3bf188fddbc8b7553nf9" class="nueve">2.2. Cuando
declaró la nulidad absoluta aplicó indebidamente los artículos 1740 y 1742 de la
indicada obra.</p><p id="bf12b291d634a8e4dc0aa174c4c442519b6nf9" class="nueve">2.3.
Al no reconocerle utilidad a las cláusulas del convenio, dejó de aplicar el canon
1620, y por desconocer la clara intención de los contratantes, inaplicó el
1618.</p><p id="bf12210a05c561c4acca7856f33e0ad9723nf9" class="nueve">2.4. Cuando
no encontró en el convenio la promesa de cesión con la presencia de los elementos
esenciales del contrato prometido, dejó de aplicar el artículo 1501 de la indicada
normativa, pues los elementos esenciales de la cesión se hallan presentes, esto es,
la voluntad, el consentimiento, el objeto y el precio.</p><p
id="bf14247a5244dcc421592b42bcdb32397fenf9" class="nueve">2.5. Luego de señalar que
el convenio versó sobre “‘los derechos que los cedentes consideran tener sobre un
inmueble (…)” y aludir al texto de la cláusula 2ª, según el cual, “los cedentes
reconocen que esos derechos son los únicos sobre los que consideran tener derecho a
que le sean adjudicados dentro de la totalidad del inmueble El Tintalito, de
propiedad del Frigorífico”, le enrostra al Tribunal haberse equivocado al
considerar lo siguiente:</p><p id="bf13b084b896d3c4bdb9a5b455b9492c398nf9"
class="nueve">2.5.1. Que como las partes se encuentran de acuerdo en que el
inmueble es del Frigorífico, el contrato giró en torno a una cosa que para la época
no existía, porque se trataba de unos derechos que consideraban
tener en un inmueble ajeno, según un supuesto acuerdo de traspasarlo de la
sociedad a los socios, sin existir constancia de ese pacto.</p><p
id="bf11fd3620d6a1f42b18e467fb2da5ff7acnf9" class="nueve">2.5.2. Que como la
eficacia del contrato estaba sometida a la existencia de la cosa y ella no se
hallaba en el patrimonio de los cedentes, esa falencia echaba a pique la
promesa.</p><p id="bf14cfba5d91e114654bf61e5b720e2a3d3nf9" class="nueve">2.5.3. Que
no obstante el artículo 1869 del Código Civil admitir la venta de cosas que no
existen pero se espera su existencia, entendiéndose hecha bajo la condición de
existir o que por la naturaleza del asunto aparezca que se compró la suerte, en
este asunto no había un hecho cierto que permitiera ver la posibilidad de esa
transferencia del inmueble hacia los socios, ni un grado de razonabilidad de la
existencia de la cosa, ni siquiera una expectativa y tampoco se trataba de venta de
cosa ajena.</p><p id="bf134d7fa17e8f44dfdb271af1cb52eb77bnf9" class="nueve">2.5.4.
Frente a dichas consideraciones, replica la censura, que en el convenio no se
previó que la cesión de los derechos se condicionaba a su adjudicación, pues el
negocio “versó sobre un álea, y en tal sentido la expectativa podía concretarse o
no”, y por lo mismo “no hace que se trate de un objeto indeterminado”.</p><p
id="bf1a50479fdfa084100a7f6016a117d68c1nf9" class="nueve">2.5.5. Lo pactado en la
cláusula primera, agrega, “es independiente y diferente de los demás que refiere el
convenio” cuya finalidad era indicar el origen de su expectativa, de la cual dan
cuenta “(i) el acta de la junta del Frigorífico de 1º de septiembre de 1992 donde
se refieren al asunto del lote, (ii) la carta de Beatriz Leyva de Uribe de 12 de
diciembre de 1995 dirigida a Rafael Pérez, Roberto Patiño e Inés Vargas (…)”,
referente a la posibilidad de desenglobar una parte del terreno en donde se
construyó la planta del Frigorífico, para adjudicarla entre los socios, sin que
ello implicara la liquidación de la sociedad.</p><p
id="bf1dbb9508ce0cc42bb80a1422d1661edd7nf9" class="nueve">Para los recurrentes, la
cesión no fue condicionada a la adjudicación efectiva de los derechos; tampoco se
expresó, ni puede entenderse que lo cedido fueran “los derechos que cada uno tenga
en el inmueble”, sino “los (…) que cada uno considera tener”, pues nadie da más de
lo que posee, y si es un derecho cierto, eso será lo transferido, lo mismo si se
trata de una expectativa, pero si es ésta, su concreción o no, no puede examinarse
ex ante, porque precisamente se dice transferir un álea, el cual puede ser objeto
jurídico de negociación.</p><p id="bf17d69d5b57d384bfd949e10890a0387f8nf9"
class="nueve">Recaba la censura que en la cláusula primera del convenio “se pactó
un negocio aleatorio, con perfecta vocación de existencia y validez”, la cual no
incide en la presencia y eficacia de los demás, por ser independiente, al punto que
si esa estipulación no existiera o comportara nulidad, los restantes negocios allí
previstos continuarían incólumes, como lo dispone el artículo 902 del Código de
Comercio, pues no dependen de aquel.</p><p
id="bf1546237a80270436fb952e816d5f741f7nf9" class="nueve">El haberse previsto una
misma fecha para el otorgamiento de la escritura de cesión de los derechos que se
consideraba tener sobre el lote y para constituir el usufructo sobre las cuotas
sociales, expresa el impugnante, no puede derivar una correlación negocial capaz de
suponer que la supuesta nulidad de la cláusula primera deba conllevar la extinción
de los efectos de lo acordado en la cláusula octava, cuyos términos son
perfectamente válidos.</p><p id="bf1975294851b9344189cdc5bdc79c10279nf9"
class="nueve">Para que la nulidad de una disposición contractual pueda acarrear la
del resto del negocio, agrega, se necesita establecer que las partes no habrían
celebrado éste, sin la disposición considerada nula y, ello no está acreditado en
este asunto.</p><p id="bf1f5dac71ce74d491b87a9cc946a21d543nf9" class="nueve">Es
más, aceptando el vicio de esa disposición, la misma no tendría por qué contaminar
la validez de lo establecido en la octava, pues lo relativo al lote era
independiente de lo concerniente al usufructo de las cuotas en el frigorífico y a
la cesión de los derechos en la liquidación.</p><p
id="bf1f9e632387c4f4a188ec30f86d17d1c86nf9" class="nueve">2.5.6. Según el
recurrente, de no haberse cometido el yerro endilgado, el Tribunal “hubiere
encontrado la existencia de una promesa válida”, contentiva de “los elementos
esenciales de la cesión de los derechos que la parte demandada crea tener en
relación con el inmueble así referido” y por tanto, “hubiera accedido a la primera
pretensión principal y no se hubiere decidido por la nulidad absoluta por
indeterminación del objeto”.</p><p id="bf17cf4f8edb34c46dd8578a5959337e117nf9"><h2
class="nueve"><strong>V.</strong><strong> </strong><strong>C</strong><strong>argo
segundo</strong></h2></p><p id="bf1cfb528bdc5594f2f9772885391ece77bnf9"
class="nueve">1. Soportado en las mismas disposiciones referidas en el anterior
cargo, pero centrados en “la cesión del usufructo”, los accionantes acusan la
sentencia emitida por el tribunal de quebrantar, de manera indirecta, las normas
igualmente invocadas en el inicial embate, como consecuencia del error de hecho en
la apreciación de las pruebas allí relacionadas, de las cuales emergen “los
elementos esenciales del contrato de promesa de cesión del usufructo” contenida en
la segunda pretensión principal.</p><p id="bf10ec698f4ac1246829de646a82b159cb4nf9"
class="nueve">2. En la sustentación de este reproche, los impugnantes se valieron
de los mismos argumentos expuestos en el primero, variándolo en cuanto a que el
convenio “contiene los elementos esenciales del usufructo, incluyendo la
determinación de las cuotas sociales sobre las cuales recae, así como también
precio y fecha de cumplimiento, e incluso el acrecimiento y la previsión en caso de
fallecimiento, éstos como elementos accidentales del negocio”.</p><p
id="bf1e53f869120384466927eda6daf16aa9anf9" class="nueve">Para la censura, es
desacertada la consideración del fallador, según la cual, “en la cláusula octava
las partes prepararon la celebración de otro negocio jurídico, al determinar que
‘simultáneamente con la cesión de los derechos sobre el inmueble a que se refiere
la cláusula primera’, los cedentes se obligaban a otorgar la escritura de cesión
del usufructo de las cuotas sociales objeto de promesa en la estipulación
séptima”.</p><p id="bf1fd5fabc6dc6b41dc9ab22e31c2ab5681nf9" class="nueve">Lo mismo
ocurre, agrega, con la descalificación de la cláusula octava, por estimar que
carece de validez al no reunir el requisito del numeral 3º del artículo 1611 del
Código Civil, exponiendo como sustento, la falta de determinación de la cantidad de
cuotas prometidas en usufructo y señalando como inviable acudir al convenio de 1993
por no haber sido invocado en esta litis.</p><p
id="bf10fd0983e68c5462cb92f4e1a83cb9c92nf9" class="nueve">Y también se equivoca el
fallador, al considerar que el usufructo prometido sólo podía tener efectos civiles
hasta el 25 de abril de 2007, fecha anterior a la demanda, por ser ese el plazo
máximo establecido para la cesión de cuotas sociales.</p><p
id="bf1e8b124993c874d06addc64272334b0f7nf9" class="nueve">Frente a lo expuesto y
luego de transcribir parte de la cláusula octava, según la cual, “simultáneamente
con la cesión de derechos … los cedentes se obligan a otorgar la escritura de
cesión del usufructo de las cuotas sociales que los cedentes poseen en la sociedad
Frigorífico”, la censura, fundada en el artículo 1518 del Código Civil a cuyo tenor
“la cantidad puede ser incierta con tal que el acto o contrato fije reglas o
contenga datos que sirvan para determinarla”, afirma que el convenio sí contiene
esos datos.</p><p id="bf18d3f797a7e704b0dac40bf42c786c0bbnf9" class="nueve">En su
criterio, la misma sentencia “hace mención a la cláusula séptima y trascribe
‘queden prorrogadas las promesas de cesión de las cuotas sociales de los cedentes
en el Frigorífico…’”, agregando que “en definitiva, los negocios del convenio aquí
analizado (1997) apuntaban a unas formas que garantizaban que los demandados o sus
causahabientes cedieran a la cesionaria y causante de los demandantes <span
class="subrayada">sus derechos de cuotas sociales en la compañía en
mención</span>”.</p><p id="bf1c2465e0451d3492489768567946e7b0dnf9"
class="nueve">Por tanto, expone, “si se dice que va a ceder ‘los derechos sociales
que tengo en la compañía’ o expresiones similares como ‘la cesión de las cuotas
sociales de los cedentes en el Frigorífico’, ‘sus derechos de cuotas sociales en la
compañía en mención’, como lo apunta la sentencia, bien fácil resulta concluir que
son todos los derechos que tiene en la sociedad, porque, además, en la cláusula
octava se lee: <span class="subrayada">usufructo de las cuotas sociales que los
cedentes poseen</span> en la sociedad Frigorífico, no especifica cuántas, de dónde
forzoso es concluir que son <span class="subrayada">todas;</span> de no haber sido
así, se habría especificado”<span class="anchor" onclick="javascript:link(1,
'jurcoladmypradm', 'bf187dd91443fa247eeaad68bb69ac92e03nf9');"><span
class="superscript">(1)</span></span> y esa totalidad corresponde a las consagradas
en el certificado de la Cámara de Comercio.</p><p
id="bf14b26bf9626394f94b4b8acdb1231b8c8nf9" class="nueve">En la cláusula séptima
del convenio, agrega, se estipularon los elementos esenciales del contrato de
usufructo, se determinaron las mismas, siendo “<span class="subrayada">todas</span>
las poseídas por los cedentes, o por lo menos la forma de determinar cuáles son las
cuotas”<span class="anchor" onclick="javascript:link(1, 'jurcoladmypradm',
'bf1b3d25e03ba354edc80ca20ae310bf049nf9');"><span
class="superscript">(2)</span></span>.</p><p
id="bf19deec3ecf0ac47aca223bdb3a97c5604nf9"
class="nueve">De haberse apreciado el convenio en su plena entidad demostrativa,
concluye, “hubiera encontrado la existencia de una promesa válida”, la cual
“contiene los elementos esenciales del contrato de promesa de cesión del usufructo”
y por lo mismo “hubiera accedido a la segunda pretensión principal y no se hubiere
decidido por la nulidad absoluta por indeterminación del objeto”.</p><p
id="bf183e734aa7b3845ce9b5a7e2e90086228nf9"><h2 class="nueve"><strong>VI. Cargo
tercero</strong></h2></p><p id="bf157c3d8857ebc4ab782ba993c34517f7enf9"
class="nueve">1. Con el fundamento normativo señalado en los primigenios reproches,
los recurrentes denuncian la sentencia del tribunal de haber vulnerado las
disposiciones allí invocadas, debido al yerro fáctico incurrido en la apreciación
de los mismos medios de convicción en ellos referidos, pero en este caso, “[e]n
cuanto tiene que ver con la pretensión relacionada con la cesión de los derechos en
la liquidación de la sociedad”.</p><p id="bf1d9f772db4fb44f0baba9e1b0200023cfnf9"
class="nueve">2. Aquí, como ya se expuso, la censura se vale de los mismos
argumentos esgrimidos en los anteriores, precisando que la equivocada
interpretación del artículo 89 de la Ley 153 de 1887 consiste en entender que dicha
norma exige para la existencia y validez de la promesa, no solo la indicación de
los elementos esenciales del contrato prometido, sino de los elementos naturales e
incluso accidentales del contrato prometido.</p><p
id="bf1116a599fb5a7407e89e1e1760b7febd7nf9" class="nueve">Ese error, agrega, surge
de “considerar que la cesión estaba subordinada a la previa cesión de las cuotas
sociales y del usufructo”, desconociendo, no solo la voluntad de las partes, sino
“que la estipulación contiene los elementos esenciales del contrato de cesión de
los derechos en la liquidación, como son la determinación del número de cuotas de
los cedentes en la sociedad, las cuales determinan la extensión de los derechos en
la liquidación”, dejando de aplicar con ese argumento, la precitada norma.</p><p
id="bf1dea2d591ed244dc1bfa8b3b5cb746085nf9" class="nueve">Inaplicó, igualmente, los
artículos 1517 y 1518 del Código Civil que preceptúan el objeto de las
declaraciones de voluntad, el 1602 por ser el contrato ley para las partes, y el
1869, “al no reconocer que las estipulaciones son principales y no están
subordinadas ni a la cesión de los derechos que los demandados estimaban tener
sobre un inmueble, que constituye el objeto de la cláusula primera, en la cual se
pactó sobre un álea”.</p><p id="bf111bd904931da46f09d473f062b67d98dnf9"
class="nueve">Por tanto, estiman, yerra el tribunal, al no reconocer la autonomía
de la cláusula y que no está subordinada a la previa cesión de los derechos
sociales y del usufructo.</p><p id="bf1ce9b78486c8344e8a364bd46dfe683b6nf9"
class="nueve">En este cargo, reitera la censura, cuando el tribunal declaró la
nulidad absoluta, aplicó indebidamente los artículos 1740 y 1742 del Código
Civil.</p><p id="bf1a34480d37a174eb587053561e9b8764enf9" class="nueve">Cuando no le
reconoció utilidad a las cláusulas del convenio, dejó de aplicar el artículo 1620
del C.C., y al desconocer la clara intención de los contratantes, inaplicó el 1618
ibídem.</p><p id="bf19b53332cfe544fbda07b4a98df7b0fd0nf9" class="nueve">Para los
recurrentes, “[c]uando no encontró en el convenio la promesa de cesión con la
presencia de los elementos esenciales del contrato de cesión prometido, dejó de
aplicar el art. 1501 del C.C., pues los elementos esenciales de la cesión son la
voluntad y el consentimiento, que están expresos, el objeto que ya se vio que si
está y el precio, que también está estipulado”.</p><p
id="bf1163ba9729d5a42189e690b7ab1c1b11bnf9" class="nueve">El juzgador, anotan
aquellos, “distorsiona la estipulación contractual al entender que en torno a la
pretensión sobre promesa de cesión de los derechos que pudieran corresponder a los
cedentes en la liquidación de la sociedad… también es inasequible por la invalidez
del negocio sustantivo”, con el argumento de que esa estipulación quedó atada a que
se produjera la disolución y liquidación de la sociedad antes de efectuarse la
cesión de las cuotas sociales, lo cual no se aviene a lo pactado.</p><p
id="bf1e2c5c71b7a014be9b246d775232d4c08nf9" class="nueve">Así mismo aluden a la
cláusula 10ª, en la cual se previó que las escrituras de cesión de derechos sobre
el inmueble y usufructo se harían simultáneamente en la fecha, hora y notaría allí
determinadas.</p><p id="bf185c4547f675f472c97babdd31ebca754nf9" class="nueve">En su
sentir, no hay ninguna interdependencia entre las obligaciones y su cumplimiento,
ni quedaron atadas como lo señala el tribunal “a que se produjera la disolución y
liquidación de la sociedad antes de efectuarse la cesión… y que en tal evento los
cedentes cedieran los derechos en dicha liquidación”.</p><p
id="bf1ea1a73c34c9c4769ae9b63410a365792nf9" class="nueve">Para la censura, “la
recta inteligencia de la estipulación es que (…) sí para tal fecha la sociedad está
disuelta y no se ha efectuado la cesión de las cuotas sociales en favor de la
cesionaria, los cedentes traspasarán sus derechos en la liquidación”.</p><p
id="bf18c302acc32d84aa58722c78c3af6e1a3nf9" class="nueve">Alude a “[l]a mención de
que los cedentes ‘en la misma escritura de cesión del usufructo’ traspasarán los
derechos en la liquidación”, y que dicho instrumento público es el mencionado en la
cláusula décima así: “el otorgamiento de las escrituras de: (i) cesión de los
derechos sobre el inmueble de que trata la cláusula primera, (ii) cesión del
usufructo de que trata la cláusula octava, (iii) así como la entrega de los
documentos de cesión de un bien en Panamá, se harán simultáneamente (…)”.</p><p
id="bf1672ae887a9424f98849a48df96113ec3nf9" class="nueve">Hasta aquí, dicen los
impugnantes, se proyectaban dos escrituras separadas, la del inmueble y la del
usufructo. En ésta, “fue en la que se previó la cesión de los derechos en la
liquidación. Pero en ninguna parte se estipuló que si no había cesión del usufructo
o escritura de cesión del usufructo entonces no había cesión de los derechos en la
liquidación”.</p><p id="bf1714f09039220429da9dc1de2a8bfad31nf9" class="nueve">3.
Con base en lo anterior pide casar el fallo impugnado y, en sede de instancia,
revocar el apelado para en su lugar, acceder a las súplicas de la demanda.</p><p
id="bf1b9d4481d4a334cf697dccb04f1f74bdanf9"><h2 class="nueve"><strong>VIII.
Consideraciones</strong></h2></p><p id="bf159994452f7c8429499818eb4c0f0fd27nf9"><h2
class="nueve"><strong>1.</strong><strong> </strong><strong>Normativa aplicable a
este asunto.</strong></h2></p><p id="bf13c3007ade0b944d9b2f1e88708fe90afnf9"
class="nueve">Preliminarmente ha de señalarse que, como la presente impugnación
extraordinaria fue instaurada con antelación a la entrada en vigencia del Código
General del Proceso, la misma seguirá su trámite de acuerdo con los lineamientos
del Estatuto Procesal Civil, en observancia de lo previsto en los artículos 624 y
625 # 5º de aquella normativa, según los cuales, “los recursos interpuestos (…), se
regirán por las leyes vigentes cuando se interpusieron los recursos (…)”.</p><p
id="bf1123133d668d74174aae27ff4c3237199nf9"><h2
class="nueve"><strong>2</strong><strong>.</strong><strong>
</strong><strong>Coligación contractual y multiplicidad de objetos
contractuales.</strong></h2></p><p id="bf14bd1f6d073b942a4ac2368ea4c54fce9nf9"
class="nueve">Los contratos coligados, aunque mantienen su autonomía y regulación
legal propia, funcionalmente dependen recíprocamente, por virtud de la operación
económica pretendida por las partes, de tal suerte que las contingencias de alguno
pueden repercutir en los otros.</p><p id="bf1bd1a12e84deb42218a922dbde72bf8bdnf9"
class="nueve">Respecto de esta clase de convenciones, la Sala, en fallo SC 25 sep.
2007, rad. 2000-00528-01, puntualizó:</p><p
id="bf119cdd0cf27b2473d9e3e0ce2b3d9497anf9" class="sangria">“(…) [E]n los contratos
coligados, según enseña la doctrina, no hay un único contrato atípico con causa
mixta ‘… sino una pluralidad combinada de contratos, cada uno de los cuales
responde a una causa autónoma, aun cuando en conjunto tiendan a la realización de
una operación económica unitaria y compleja, luego el criterio de distinción no es
aquél, formal, de la unidad o de la pluralidad de los documentos contractuales, ya
que un contrato puede resultar de varios textos y, por contra, un único texto puede
reunir varios contratos. El criterio es sustancial y resulta de la unidad o
pluralidad de causas…’ (Francesco Galgano. El Negocio Jurídico. Cap. IV. Sección
2ª. Núm. 26); en otras palabras, habrá conexión contractual cuando celebrados
varios convenios deba entenderse que desde el punto de vista jurídico no pueden ser
tratados como absolutamente independientes, bien porque su naturaleza y estructura
así lo exija, o bien porque entonces quedaría sin sentido la disposición de
intereses configurada por las partes y articulada mediante la combinación
instrumental en cuestión’ (Cas. Civ., sentencia de 6 de octubre de 1999, Exp.
5224).</p><p id="bf1a64b4aef63c34e5ab924f3beaf3c4f1cnf9" class="sangria">(…) Sin
pretender elaborar un concepto terminado del fenómeno de que se trata, sino con
ánimo, más bien, de destacar los elementos que lo estereotipan, cabe decir que él
opera, así parezca obvio señalarlo, en el supuesto inexorable de una pluralidad de
contratos autónomos (dos o más), entre los cuales existe un ligamen de dependencia
que, jurídicamente, trasciende o puede transcender en su formación, ejecución o
validez, o como bien lo puntualiza el doctrinante Renato Scognamiglio, ‘dos
elementos se tornan necesarios para que pueda hablarse de negocios coligados: una
pluralidad de negocios y la conexión entre ellos mismos’. Cuando el vínculo de
dependencia apunta en un solo sentido, de un contrato a
los demás, se habla de una subordinación o vinculación unilateral y cuando es
bifronte, es decir, va y viene por igual entre los distintos contratos, el lazo es
mutuo o recíproco, de interdependencia”.</p><p
id="bf11a412a1941254371b25982b9fb349b43nf9" class="nueve">De ese modo, es claro que
los eventos genuinamente constitutivos de contratos coligados demandan un nexo o
unión entre la finalidad y función de los distintos acuerdos con relevancia
jurídica, de tal suerte que uno de ellos repercute sobre otro o respecto de todos,
aunque también se puede presentar en el sentido de que dicha influencia sea
recíproca, o bien, puede derivarse de un concurso simultáneo o de una secuencia de
actos dispuestos en orden cronológico.</p><p
id="bf15e5451266d24463880a5e5edaaba3958nf9" class="nueve">En ese tipo de eventos,
el aspecto distintivo es que los diferentes contratos se unen, esto es, se
relacionan como un todo; sin embargo, no puede confundirse el fenómeno de la
coligación contractual con la existencia de varios contratos, entre las mismas
partes, o con la presencia de varios actos jurídicos en el mismo documento; pues,
lo trascendente, se reitera, no es el número de convenios, ni el número de textos,
sino el número de causas que atan las varias convenciones con un objetivo común o
interrelacionado, teleología que debe brotar evidente para mirar el negocio, con
pluralidad de contratos, como uno solo.</p><p
id="bf1b45e1cb5c43746fea5d2346cf14ddca8nf9"><h2 class="nueve"><strong>3.
</strong><strong>Generalidades del contrato de promesa.</strong></h2></p><p
id="bf11cbd7f2ece2342aa874775d5a326006anf9"><h2
class="nueve"><strong>3</strong><strong>.1.</strong><strong>
</strong><strong>Requisitos de </strong><strong>existencia y
validez.</strong></h2></p><p id="bf1c7d7c639586c40059d89417dcf46f57fnf9"
class="nueve">La promesa de celebrar un contrato, sólo produce efectos cuando,
además de satisfacer los presupuestos generales, incluidos en el canon 1502 del
Código Civil, cumple los requerimientos expresamente establecidos en el artículo 89
de la Ley 153 de 1887, subrogado por el 1611 del Código Civil, es decir, si consta
por escrito; el negocio prometido no es de aquellos que las leyes declaran
ineficaces por no concurrir los requisitos señalados por el ordenamiento jurídico;
contiene un plazo o condición, o ambos, que fije la época de celebración del
contrato prometido; y éste ha sido determinado de tal manera, que para su
perfeccionamiento, únicamente falte la tradición de la cosa o las formalidades
legales.</p><p id="bf10f1dd875444940fe931e761417646a88nf9" class="nueve">Si la
promesa no se ajusta a las exigencias allí reclamadas, resulta afectada de nulidad
absoluta, pues cuando la norma expresa que “no produce obligación alguna” está
haciendo referencia a dicha sanción, establecida además en el artículo 1741
ejusdem, para aquéllos actos o contratos en los cuales se ha omitido algún
requisito o formalidad que las leyes prescriben para su valor, en consideración a
su naturaleza, o a la calidad o estado de las partes.</p><p
id="bf132d3d4d6cb1e4fc080b2eccd208aa940nf9" class="nueve">Cabe señalar que esos
mismos motivos comprometen la validez de los actos o convenciones mercantiles, cuya
legislación, además, enuncia de forma expresa como causal de nulidad, el
desconocimiento de una “norma imperativa, salvo que la ley disponga otra cosa”
(art. 899), regla que por supuesto, ha de entenderse, involucra a los de índole
civil.</p><p id="bf11d94d890fe494e8399158c4516be390bnf9" class="nueve">Cuando esa
invalidez aflora, el juez queda facultado para declararla, “aún sin petición de
parte, cuando aparezca de manifiesto en el acto o contrato”, como lo establece el
precepto 1742 ibídem, de suerte que, con alegación o sin ella, le corresponde al
juzgador declarar la nulidad que sin duda se presenta y hacer fluir las
consecuencias legales, propias de esa decisión.</p><p
id="bf1d178538e29a243e890283f2c0a262741nf9"><h2
class="nueve"><strong>3</strong><strong>.2.</strong><strong>
</strong><strong>Determinación del objeto de la promesa de
contrato.</strong></h2></p><p id="bf107687cde4401460e9fac5ead519cda71nf9"
class="nueve">3.2.1. La promesa, en tanto contrato preliminar, contiene una
prestación de hacer, consistente en llevar a cabo el negocio prometido, asegurando
su realización, que de no concretarse habilita la posibilidad de obligar a su
acatamiento de forma coactiva, con la respectiva indemnización del daño derivado
del incumplimiento.</p><p id="bf1f2e4a189a0834e7aba39c311d3ad3206nf9"
class="nueve">De manera que el objeto principal de la promesa, se contrae a
establecer unas bases ciertas, claras y vinculantes, esto es, el marco jurídico
suficiente, que conduzca a la efectiva perfección del acuerdo final; éste posterior
negocio, por su parte, cuenta con un propósito autónomo y diferenciable,
directamente referido a la satisfacción de la causa que da origen a la relación
jurídica.</p><p id="bf10259861af5ad46da88507b0f549f8dd3nf9" class="nueve">Lo
anterior por cuanto, como lo ha estimado la Sala, la promesa de contrato, en sí
misma considerada, “carece de eficacia real, esto es, no envuelve hipótesis de
adquisición originaria o derivativa, traslaticia o constitutiva del derecho real de
dominio y, por tanto, ‘no es título traslaticio (…) acto de enajenación que genere
obligaciones de dar’”<span class="anchor" onclick="javascript:link(1,
'jurcoladmypradm', 'bf1eda78258e23e48b0a37c6823ad64e1bdnf9');"><span
class="superscript">(3)</span></span>, en tanto que esas cualidades le son propias
al negocio definitivo.</p><p id="bf14e5093b8d64a4068817c184f8799fec6nf9"
class="nueve">En otras palabras, la promesa es instrumento para llegar al contrato
ulterior y aunque ambos se enmarcan en un mismo escenario negocial, lo cierto es
que cada uno es autónomo, independiente y juega un papel diferente en el desarrollo
del vínculo.</p><p id="bf1ca18333cb2fd443a8259a39cd6301fcanf9" class="nueve">Por
consiguiente, uno y otro compromiso presentan características distintas, pues
mientras la promesa de contrato tiene una vigencia transitoria, la del negocio
futuro es de vocación definitiva.</p><p id="bf11b7b1957b5c74eb4a4bf125202720bb8nf9"
class="nueve">En tal orden, es claro que si el objeto de la promesa consiste en
procurar la celebración del pacto proyectado, en el acto preparatorio debe
delimitarse claramente en cuanto su naturaleza, esto es, los “elementos
esenciales”<span class="anchor" onclick="javascript:link(1, 'jurcoladmypradm',
'bf1913de62230e6409e9b3ec4e13d178cc9nf9');"><span
class="superscript">(4)</span></span> del negocio futuro; por ende, la promesa debe
dar a conocer de forma expresa y clara en qué consiste el convenio programado, lo
cual implica: definir las partes que habrán de concurrir a celebrarlo; los bienes
sobre los que recaerá ese pacto ulterior; la contraprestación pactada, si a ello
hubiere lugar; y muy especialmente, la época de celebración de esa convención
conclusiva.</p><p id="bf19f41c8de4b3a4eb8a2f5134a00a1e5b7nf9" class="nueve">Sólo
con el lleno de esos requerimientos es posible afirmar el carácter vinculante de la
promesa, así como su validez, en los términos del citado precepto 89 de la Ley 153
de 1887.</p><p id="bf1192d292e4a174db780356725a5bbd97dnf9" class="nueve">3.2.2. Sin
embargo, lo anterior no significa que el contrato de promesa envuelva las
prestaciones propias del contrato planeado, ni que sus cláusulas sean las mismas
del posterior; pues, ello supondría la inutilidad de la promesa, en tanto se
confundiría con el preparado y, entonces, no habría necesidad del acuerdo
preparatorio si desde ese momento es viable arribar al negocio ulterior.</p><p
id="bf1a8155cad091d4dd78847e277e24381f2nf9" class="nueve">Lo dicho, por el
contrario, exige y supone que en la promesa se debe identificar de tal suerte el
contrato final “que para perfeccionarlo sólo falte la tradición de la cosa o las
formalidades legales”. (ord. 4º, art. 89, Ley 153 de 1887).</p><p
id="bf1c59b6aefc2724510a3894b45bf3241e8nf9" class="nueve">La Sala, en Sentencia SC
7 mar. 2008, Exp. 2001 06915 01, tuvo la oportunidad de referirse a este tema, en
los siguientes términos:</p><p id="bf1f0298807b6124282b7a0f7f8cf94f45bnf9"
class="sangria">“La promesa comporta un verdadero contrato, o sea, un acuerdo
dispositivo de intereses celebrado por dos o más sujetos para regular sus
relaciones. Sentado lo anterior, es preciso aclarar la singularidad o especificidad
estructural y funcional del contrato preliminar respecto del contrato definitivo
prometido. Para comprender la relevancia de esta dicotomía, entre las
peculiaridades más destacadas pueden señalarse las inherentes a la naturaleza,
estructura, elementos, forma, función y efectos, de suyo diferente para cada
contrato, conforme a su disciplina concreta e individualizada.</p><p
id="bf199a563d493c94fcdb7cf66d750b4fcb2nf9" class="sangria">En tal sentido, la
naturaleza del contrato preliminar es eminentemente transitoria, antecedente,
preparatoria e instrumental del definitivo y en su estructura genética
constitutiva, ex artículo 1611 del Código Civil, es menester, esentialia negotia,
determinar el contrato prometido y la época de su celebración con sujeción al
ordenamiento o al título obligatorio o ambos (arts. 1517 y 1518 C.C.).</p><p
id="bf1a707563d024c41b89cd66ec5893dbc44nf9" class="sangria">El primer requisito
esencial atañe a la precisión de los elementos esenciales del contrato prometido,
de tal manera ‘que para su perfeccionamiento sólo falte la tradición de la cosa o
las formalidades legales’ (art. 1611, C.C.)”.</p><p
id="bf137a69f9d3d7f40cd977881ec27b65bc2nf9" class="nueve">Así las cosas, para
sustentar la naturaleza transitoria y preparatoria de la promesa es indispensable
que ésta, además, concrete los bienes que constituyen el objeto material de la
convención prefijada y contenga un plazo o condición, o ambos, que
fije la época de celebración del contrato prometido.</p><p
id="bf1ae486a91344c40c3bf919f0f12977f8fnf9"><h2
class="nueve"><strong>3</strong><strong>.3. </strong><strong>Los bienes prometidos
o el objeto material de la convención preparada.</strong></h2></p><p
id="bf19c4aaaa0270f49d180ccf9c315e5b0danf9"><h2 class="nueve">3.3.1. En relación
con la determinación de la cosa vinculada en la negociación, conviene decir que el
mandato contenido en el ordinal 4º del artículo 89 de la Ley 153 de 1887, se cumple
satisfactoriamente cuando la promesa determina el bien prometido, lo que sucede una
vez se ha delimitado de tal manera que no pueda confundirse con otro.<strong
/></h2></p><p id="bf1fb5974ab9e914270aac63a41c33d018anf9" class="nueve">Sobre el
particular, la Sala en SC 24 jun. 2005. Exp. 1999-01213-01, expresó lo
siguiente:</p><p id="bf1fffd7060dc724933a00bd11619cdf83dnf9" class="sangria">“[L]a
Corte, en torno al entendimiento del artículo 89 de la Ley 153 de 1887, ha
reiterado que ‘como en el contrato ajustado como promesa de compraventa no se
dieron los linderos del inmueble objeto de ella, el bien quedó indeterminado y por
ello la promesa no produce obligación alguna (...) En frente de lo preceptuado por
la regla 4ª del precitado artículo 89 de esa Ley 153, la doctrina y la
jurisprudencia han interpretado siempre esa disposición legal en el sentido de que,
cuando la promesa versa sobre un contrato de enajenación de un inmueble, como
cuerpo cierto, éste debe determinarse o especificarse en ella por los linderos que
lo distinguen de cualquiera otro.’ (CLXXX - 2419 página 226).</p><p
id="bf11ce4a9ad43674c33a726668e27592ac0nf9" class="sangria">Y en providencia
posterior señaló: ‘en cambio, cuando el objeto del contrato es un bien inmueble la
dirección del problema cambia de rumbo, pues si su identificación por medio de
linderos tiene que aparecer en el instrumento público también deben consignarse en
la promesa, porque al notarse su ausencia en ésta, simbolizaría que el
perfeccionamiento del contrato quedaría supeditado, no sólo al otorgamiento de la
escritura pública -como es lo que dice el precepto–, sino también a la averiguación
de los detalles por medio de los cuales se distingue un inmueble.</p><p
id="bf14ca4a62cb2dc4cc5b9f01a0a60528420nf9" class="sangria">(...)</p><p
id="bf10989ca047a3d4ea4ba53b764df51b716nf9" class="sangria">En suma, el
alindamiento del inmueble objeto del contrato prometido ha de formar parte de la
descripción que de dicho contrato se realice en la promesa a causa de que sin él
ese contrato no podría ser perfeccionado. Desde luego, otro podría ser el cariz de
la cuestión si legalmente no se exigiera que en el contrato prometido, destinado a
la enajenación de un inmueble, éste se especificara por medio de sus linderos
porque, en tal hipótesis, por fuera de las solemnidades legales, no habría ninguna
otra cosa que interfiriera con la efectuación del contrato.</p><p
id="bf1c19b007d52aa4fa3be87979d56e5ec41nf9" class="sangria">(...)</p><p
id="bf1121ed3aa5bbb4dba91bf240739f05a61nf9" class="sangria">El soporte último de lo
precedentemente expuesto hállase en lo que un comienzo se manifestó: no obstante
que la promesa ofrezca su propio e inconfundible contorno jurídico, es innegable
que, en su estructura y en su función, se guía por el contrato prometido por ser
éste el que le proporciona sentido a su causa y a su objeto. De ahí, el correlativo
y proporcionado anudamiento que entre ambos debe darse; de ahí también, el por qué
la promesa, al trazar su influjo sobre el contrato prometido, lo deba perfilar de
una manera tal que éste, al momento de su realización, no pueda menos que ser
mirado como un fiel trasunto de la descripción vertida en la promesa.’ (CLXXXIV -
2423, página 396).</p><p id="bf19654afcb9b6c4409824c82412e0be0ednf9"
class="sangria">Conclúyese que la especificación o singularización del bien
prometido no queda sometida a la discrecionalidad de los promitentes pactantes,
pues si de acuerdo con la ley, lo único que debe quedar pendiente es la tradición o
la ejecución de las formalidades legales, es porque el contrato prometido está
determinado a cabalidad”.</p><p id="bf19ce0a20e6a8444369d906dcc35dda902nf9"
class="nueve">En consecuencia, la determinación del bien objeto del negocio
prometido debe ser tal que no genere ningún tipo de duda.</p><p
id="bf143be7189d38e4a339b79a52b414f8d7bnf9" class="nueve">3.3.2. Ahora bien, lo
dicho en precedencia no implica que la promesa únicamente pueda versar sobre bienes
o derechos actualmente existentes y determinados; pues, la normativa no impide que
la convención preparatoria recaiga sobre bienes o derechos indeterminados, pero
determinables, ni que involucre cosas inexistentes, pero cuya existencia pueda
esperarse razonablemente para el momento del perfeccionamiento del contrato
final.</p><p id="bf1c701400d2e794f0dacaffa947924502dnf9" class="nueve">Justamente,
el artículo 1869 del Código Civil contiene una regla de aplicación analógica a
convenciones preparatorias, como lo es la promesa, que afirma la validez de la
venta o la promesa de “cosas que no existen, pero se espera que existan”, sin
olvidar que en ese supuesto va implícita “la condición de existir”, a menos que las
partes convengan lo contrario “o que por la naturaleza del contrato aparezca que se
compró la suerte”.</p><p id="bf1e33cc769322d4bcaae2a041e622b62acnf9"
class="nueve">3.3.3. Del mismo modo, la ajenidad del bien prometido tampoco afecta
la validez de la convención preparatoria, en la medida que, siguiendo la preceptiva
del artículo 1871 ibídem, “la venta de cosa ajena vale, sin perjuicio de los
derechos del dueño de la cosa vendida, mientras no se extingan por el lapso de
tiempo”, lo cual significa que los actos celebrados sobre bienes ajenos no son
nulos y, por tanto, cuando se promete la venta de una cosa en esas condiciones, es
posible predicar también la validez del contrato que las contiene, pues nada obsta
para que posteriormente, el prometiente vendedor adquiera el derecho sobre la cosa
que ha prometido transferir u obtenga el consentimiento del verdadero dueño que le
permita cumplir la obligación adquirida para el momento en que deba perfeccionarse
el contrato prometido, así ello envuelva un hecho futuro e incierto.</p><p
id="bf1b85a719330074cd2bf385a103062ae9dnf9"><h2
class="nueve"><strong>3</strong><strong>.4.</strong><strong> </strong><strong>Época
del contrato prometido</strong><strong> y su correcto
establecimiento.</strong></h2></p><p id="bf16a932bd468c94afbb4f83bbc3c5c9c47nf9"
class="nueve">3.4.1. La prestación que deriva de la promesa, a más de no ser
exigible desde su constitución, reclama la estipulación de una modalidad que fije
la época de celebración del convenio preparado, tal cual prescribe el numeral 3º
del artículo 1611 del Código Civil, al demandar para su validez que “la promesa
contenga un plazo o condición que fije la época en que ha de celebrarse el
contrato”.</p><p id="bf132bd021c722b4eb7844a62d22f2dd96bnf9" class="nueve">Dentro
de las modalidades para el señalamiento de la época se encuentran el plazo,
entendido como el momento preestablecido para el cumplimiento de la obligación
(art. 1551 del C. Civil); y la condición, esto es, un acontecimiento futuro, que
puede suceder o no (art. 1530 del C. Civil), sin perjuicio de acudirse a
ambas.</p><p id="bf1ef6efbc2a367494c89b63427bf47943enf9" class="nueve">El plazo y/o
la condición a emplearse en el ámbito obligacional y particularmente en la promesa
–dada su especial naturaleza y condicionamientos de eficacia–, refieren a un hito
que no puede obedecer al simple capricho de los contratantes, esto es, no puede
fijarse un plazo irrazonable en cuanto a su extensión, ni es admisible la
estipulación de una condición indeterminada, de la cual no se conozcan sus
contornos concretos.</p><p id="bf16b6feee90c2842a6ac8a6911918b6f0fnf9"
class="nueve">En efecto, la teleología de la promesa de contrato que subyace en la
norma civil –que en principio le niega eficacia, salvo el completo y cabal
cumplimiento de unos requisitos–, impone la previsión de un plazo o una condición,
que obedezcan a la exigencia del ordinal 3º del artículo 89 de la Ley 153 de 1887,
esto es, “[q]ue la promesa contenga un plazo o condición que fije la época en que
ha de celebrarse el contrato”.</p><p id="bf162be9bd1ec5f4acc9ec343095f790408nf9"
class="nueve">En este sentido se pronunció la Corte en Sentencia SC 22 abr. 1997,
Exp. 4461 “Como la misma norma lo indica, el plazo o la condición son los hechos
futuros que al cumplirse fijan ‘la época en que ha de celebrarse el contrato’. La
fijación de la época, dice el ord. 3º del art. 89, debe hacerse a través de un
plazo o una condición, pero teniendo presente, como lo ha expuesto la Corte, que en
este punto <strong>lo primordial o subordinante es el señalamiento de la época y lo
instrumental el plazo o la condición, que según las circunstancias concretas del
caso deben </strong><span class="subrayada"> <strong>ser
adecuados</strong></span><strong> para precisar tal
época</strong><strong>”.</strong> (Destacado fuera de texto).</p><p
id="bf157d02fd82a714f519d6c53785bb33bf5nf9" class="nueve">3.4.2. El aludido
presupuesto significa que necesariamente, bajo una de dichas modalidades, pueden y
deben las partes establecer cuándo se ha de celebrar o perfeccionar el contrato
proyectado, sin olvidar, claro está, que si se trata de una condición “… la única
(...) compatible con ese texto legal (requisito 3º de la norma transcrita), en
consideración a la función que allí cumple, es aquella ‘que comporta un carácter
determinado’, por cuanto sólo una condición de estas (o un plazo), permite la
delimitación de la época en que debe celebrarse el contrato prometido…” (CSJ SC 22
abr. 1997, Exp. 4461. G. J. Tomo CCXLVI, Nº 2485, pág. 498).</p><p
id="bf13f34c675d570462594f497eb0ba44c8dnf9" class="nueve">De esta manera,
existiendo plazo o condición, como se señaló, es evidente que la prestación de
hacer que surge de la promesa, consistente en celebrar la convención prometida, no
puede ser pura y simple, así como tampoco puede quedar incierta la época en que ha
de llevarse a cabo el dicho contrato definitivo.</p><p
id="bf11939e79248e4491ba7168b7811ef8986nf9" class="nueve">En este orden, si hay
plazo, su exigibilidad emerge del vencimiento del pactado, el cual, se reitera,
debe atender lo prescrito en el citado artículo 89 de la Ley 153 de 1887, de suerte
que resulte suficiente y preciso para alcanzar el fin propuesto, que no es otro que
perfeccionar el contrato proyectado; y si hay condición, su nacimiento se contrae a
la realización del acontecimiento futuro e incierto, desde luego posible y definido
(arts. 1530 y 1536 C.C.), pero cuya determinación temporal, en el caso específico
de la promesa, se requiere a fin de que se conozca de antemano el momento en que
debe ocurrir o no el suceso condicional y de qué depende, en tanto, como lo indica
el canon 1541 del Código Civil, las condiciones deben cumplirse literalmente en la
forma convenida, todo lo cual obliga a su completa precisión.</p><p
id="bf18c0b5d8fd9b9438d8010524fca2c633cnf9" class="nueve">Conforme a lo expuesto,
el plazo o la condición deben ser determinados o, lo que es lo mismo, deben estar
definidos de tal manera que permitan establecer, con precisión, cuándo se ha de
otorgar el contrato final, dado que, sin tal particularidad, la incertidumbre se
opondría al carácter transitorio de la promesa, razón por la cual se ha señalado
que la condición determinada es aquella en la que el suceso incierto, establecido
con claridad, se estima que ocurra “... dentro de un lapso temporal determinado de
antemano”.</p><p id="bf188aa9470880a4c39b92808c57cf116a2nf9" class="nueve">En
cambio, es indeterminada cuando “... no solamente se ignora si el evento
condicional ocurrirá o no; sino que además se ignora la época en que éste puede
ocurrir” (CSJ SC 18 sep. 1986, G.J. CLXXXIV, número 2423. Pág. 283), a lo cual se
agrega la exigencia de posibilidad de cumplimiento de la condición, pues si ésta es
imposible física o jurídicamente, una vez más la indefinición da al traste con la
temporalidad de la promesa, mientras que cuando es posible y se fija el aludido
hito, la modalidad será legítima como válido será el contrato de promesa.</p><p
id="bf1394ead8204154df3a691a978c2574e54nf9" class="nueve">Por tales razones, cabe
reiterar, las partes deben fijar, sin vaguedades, la época en la cual se ha de
verificar el contrato prometido para lo cual pueden acudir a un plazo o a una
condición, pero la modalidad escogida debe ser precisa para la finalidad buscada,
que no es otra que establecer certeramente la transitoriedad del contrato de
promesa.</p><p id="bf1c267a502f54840579260d8a3cfd51455nf9" class="nueve">3.4.3.
Incluso, hay eventos, en los que el contexto de una promesa requiere la combinación
del plazo y la condición; pues, no basta con señalar un plazo, en tanto el paso del
tiempo no siempre es suficiente para perfeccionar el contrato prometido, lo cual se
relieva cuando las actividades tendientes a lograr la convención final están atadas
a hechos futuros e inciertos, que no dependen del promitente; casos en los cuales,
el plazo por sí solo no es idóneo, al punto que debe sumarse una condición con los
ribetes de claridad y definición anotados.</p><p
id="bf1ae41328f90e546f9900d7224dbdd8dd1nf9" class="nueve">En esta clase de
hipótesis, si las partes no actúan de ese modo, realmente no habrán establecido la
época del pacto definitivo, con la precisión anotada, sino solamente fijado un
momento sin la claridad que predica la buena fe contractual y que demanda una
negociación seria, que se pretenda satisfacer y se pueda cumplir.</p><p
id="bf1c3d53971d04446ed9a5731afa06d77a4nf9" class="nueve">Sobre el particular, esta
corporación en fallo CSJ SC jun. 1º de 1965, GJ CXI, Nos. 2276 a 2277, páginas 141
y 142, había explicado también:</p><p id="bf15438b0b6aa8b4446b4b1d9c967265275nf9"
class="sangria">“El Código emplea la palabra época en dos sentidos. En la mayoría
de las veces (arts. 92, 400, 799, 1551 y 1882) la usa en su acepción tecnológica de
instante o momento, esto es, de un breve espacio de tiempo que sirve de punto de
referencia para calcular y medir la duración del mismo tiempo. En otras ocasiones
(arts. 97, 108 y 215) la toma en el significado ordinario o de intervalo, periodo o
espacio de tiempo. El expresado ordinal 3º del art. 89 de la Ley 153 de 1887 la
emplea en la primera de las acepciones anotadas, o sea como sinónimo de instante o
momento. De manera que en dicho precepto la expresión ‘fijar la época’ equivale a
señalar o determinar el momento preciso y cierto en que ha de celebrarse la
convención prometida. No se opone, sin embargo, a la índole provisional del
contrato de promesa entender el vocablo época en el sentido vulgar de espacio más o
menos prolongado de tiempo, como un día, una semana, un mes o un año, para admitir
la fijación de un periodo de esta clase como época de la celebración del contrato,
con tal que se lo designe y delimite en forma precisa y que no quede incertidumbre
alguna sobre el cuándo de esa celebración.</p><p
id="bf17cc9f88781404ecca8666af2248249a4nf9" class="sangria">La referida fijación de
época puede hacerse mediante la designación de un plazo o de una condición, bien
sean solos o bien combinados el uno con la otra. Según el art. 1551 del C. Civil
por plazo se entiende la ‘época que se fija para el cumplimiento de una
obligación’, es decir, el momento futuro en que ha de ejecutarse una obligación. El
plazo es, pues, un acontecimiento futuro y cierto. Cierto en el sentido de que
siempre habrá de suceder. El plazo se divide en legal, convencional y judicial,
suspensivo y resolutorio, determinado o indeterminado. El convencional puede ser a
su vez expreso o tácito. El citado art. 1551 explica lo que es el plazo suspensivo.
Plazo resolutorio o extintivo es la época que se fija para que cese el cumplimiento
de una obligación. Plazo determinado es el que necesariamente ha de llegar y se
sabe cuándo, e indeterminado aquel que también ha de suceder, pero no se sabe
cuándo, en qué fecha ni época, como el día de la muerte de una persona.</p><p
id="bf1f3c2b64890b74c528f9449ba2d54fcb1nf9" class="sangria">La condición es un
suceso futuro e incierto, esto es, que puede suceder o no (C.C., 1128 y 1530).
Entre las varias clases de condiciones importa recordar aquí la suspensiva y la
resolutoria, la determinada y la indeterminada. Suspensiva es la que suspende la
adquisición de un derecho, y resolutoria aquella cuyo cumplimiento produce la
extinción de un derecho. Condición determinada es aquella que, sin perder su
caracteres de futura e incierta, ofrece la particularidad de que, si llega a
realizarse, por anticipado se sabe cuándo o en qué época ha de suceder.
Indeterminada es la condición que se halla estrictamente sometida a la
incertidumbre, esto es, que no se sabe si sucederá o no, ni cuándo.</p><p
id="bf1985329aaf6544bf093fd22f929318363nf9" class="sangria">Si de acuerdo con el
ordinal 3º del art. 89 de la Ley 153, citada, la promesa de contrato debe fijar la
época precisa en que ha de celebrarse la convención prometida, bien se comprende
que para cumplir tal requisito no puede hacer uso de un plazo o de una condición de
carácter indeterminado, porque ni el uno ni la otra sirven para señalar la época.
La propia naturaleza del plazo y de la condición indeterminados los hace
inadecuados para fijar la época en que debe concretarse el contrato prometido. De
consiguiente, siendo el requisito de la fijación de la época de la esencia del
contrato de promesa, esta convención será invalida o carente de eficacia jurídica
cuando le falte ese requisito bien por no contenerlo en realidad o por hallarse él
subordinado a un plazo o a una condición indeterminados”.</p><p
id="bf1132661d978374ece9502784b40a67429nf9"><h2 class="nueve"><strong>4.
</strong><strong>Resolución concreta del cargo.</strong></h2></p><p
id="bf1d14e294bec86425088e59d0e2b41f14enf9" class="nueve">El marco legal y
jurisprudencial que se deja expuesto, sirve de fundamento a la definición de la
censura en los siguientes términos:</p><p
id="bf120c2150657c344c9b269164bebcfdbb3nf9"><h2
class="nueve"><strong>4</strong><strong>.1.</strong><strong>
</strong><strong>Controversia suscitada.</strong></h2></p><p
id="bf13e6b4751b76f4019a61e181adcace526nf9" class="nueve">En este asunto, se
recuerda, los accionantes pidieron, primordialmente, que se les impusiera a los
convocados otorgarles a aquéllos la respectiva escritura pública por medio de la
cual cedieran, tanto los derechos que consideran tener sobre un inmueble de
propiedad del Frigorífico San Martín de Porres Ltda., como el usufructo de las
cuotas sociales que allí poseen y los derechos que por concepto de cuotas sociales
les resulten en la liquidación de la aludida sociedad, en caso de haber entrado en
ese estado antes de haberse transferido la propiedad de ellas, según convenio
celebrado el 14 de mayo de 1997.</p><p id="bf1dfff5501322a4167baf8b711a810ede2nf9"
class="nueve">El tribunal, para negar esas pretensiones, consideró que la promesa
contentiva de tales negocios, correlacionados o coligados, comportaba nulidad
absoluta que declaró, por no satisfacer los requisitos previstos en el “art. 1611-4
del Código Civil”, lo cual llevó a confirmar la negativa de las pretensiones,
incluso por haber estimado próspera la excepción de invalidez total de las
cláusulas del “convenio”, cuyo cumplimiento se había pedido.</p><p
id="bf1015750474ea44ead853aba986717d91anf9" class="nueve">Ello, “por
indeterminación del objeto”, dado que para el momento del precontrato, los derechos
que los cedentes consideraban tener sobre el inmueble, no existían en su
patrimonio, “ni había certidumbre
de cuándo podían llegar a existir”, y tampoco se trataba de venta de cosa ajena,
ni de la suerte, porque ello no fue convenido.</p><p
id="bf1862c26de1ced4b85924f6ee139f88476nf9" class="nueve">Así mismo consideró que,
“la promesa de cesión de usufructo de las cuotas sociales (…) también carece de
validez, (…) [por]que tampoco concurre el requisito de eficacia contemplado en el
numeral 3º del artículo 1611 del Código Civil (…) [debido a] que no menciona cuáles
eran las cuotas cuyo usufructo se iba a ceder, omisión que configura
indeterminación del contrato de usufructo prometido”.</p><p
id="bf1b95403e754d94b2ead52b7bad35d8fa7nf9" class="nueve">Finalmente estimó,
respecto de la “promesa de cesión de los derechos que pudieran corresponder a los
cedentes en la liquidación de la sociedad (…) [que] también es inasequible por
invalidez del negocio sustantivo (…) pues, quedó atada a que se produjera la
disolución y liquidación de la sociedad antes de efectuarse la transacción de las
cuotas sociales” y ello no había ocurrido.</p><p
id="bf19fd1747500bf46a1a9baca33fda195canf9" class="nueve">La censura, en los tres
cargos formulados le endilga al tribunal haber vulnerado indirectamente las mismas
disposiciones sustanciales, en razón del error de hecho cometido al no apreciar el
material probatorio, particularmente el “convenio”, demostrativo de que los
contratos no son coligados, sino independientes, que el objeto de la negociación sí
fue determinado en la medida en que lo contratado fue el aleas, en el caso de la
cesión de derechos inmobiliarios, y el objeto era determinable, en los eventos de
cesión de cuotas sociales, por lo que la promesa satisface los requisitos legales,
razón por la cual, no era dable declarar su nulidad.</p><p
id="bf1e09755a1208546af83a96588070f9a90nf9"><h2
class="nueve"><strong>4</strong><strong>.2.</strong><strong>
</strong><strong>Síntesis de las convenciones.</strong></h2></p><p
id="bf1d27b8bbdcb924ef387a0fc8708f54716nf9" class="nueve">Con miras a establecer
sí, como lo pregona la censura, el tribunal se equivocó en la apreciación del pacto
contentivo de las cesiones, porque el contrato y el objeto del mismo, sí fueron
determinados y por tanto, no había razón para declarar su nulidad, se advierte
necesario acudir a su texto.</p><p id="bf1882874e06af144b08df667dab8a2b490nf9"
class="nueve">En esa dirección, se encuentra que las cláusulas del denominado
“convenio” suscrito el 14 de mayo de 1997 entre Consuelo Uribe Holguín, Pilar Uribe
de Pombo, Beatriz Suárez Uribe, Emilia Uribe de Pérez, Rosario Josefina Suárez
Uribe, Inés Largacha Salazar y Roberto Patiño Leyva, éste en representación de la
sociedad CPR Publicidad Ltda., en calidad de “cedentes”, y Beatriz Leyva de Uribe,
como “cesionaria”, en lo pertinente, consagran lo siguiente:</p><p
id="bf12e6457b30cb14e0299e77492013f1f9bnf9" class="sangria">“<span
class="subrayada">Primera</span>. Los cedentes se obligan a ceder a favor de la
cesionaria, un porcentaje equivalente al veinte punto cuatrocientos setenta y seis
por ciento (20.476%), que son los derechos que consideran tener sobre un inmueble
(…) de propiedad del Frigorífico San Martín de Porres Ltda. (…) El inmueble (…) que
es objeto de este convenio hace parte del de mayor extensión conocido como El
Tintalito (…) es de propiedad del Frigorífico San Martín de Porres Ltda., que lo
adquirió por escritura pública Nº 2262 del veintitrés (23) de octubre de 1991,
Notaría 45 de Bogotá, y le corresponde el folio de matrícula inmobiliaria 50C-
10009638, antes 050-123504”.</p><p id="bf1d4f760ed32fa4488bf730fadd64cbcdbnf9"
class="nueve">Aquí se indican los linderos, tanto del predio de menor extensión con
un área de “36.613,71 mts.2”, como del de mayor, integrado por “134.859,03 Mts.2”
de superficie.</p><p id="bf129b451bfbfcd4f5a8ef3c004a6ca84fanf9"
class="sangria">“Segunda. Los cedentes reconocen expresamente que los derechos que
se obligan a ceder, de acuerdo con este convenio, son los únicos sobre los que
consideran tener derecho a que les sean adjudicados dentro de la totalidad del
inmueble El Tintalito de propiedad del Frigorífico San Martín de Porres
Ltda”..</p><p id="bf1c74a7209347145bb8e68f7a4a5d73fe4nf9" class="sangria">“Tercera.
Para efectos de determinar el precio de la cesión a que se refiere la cláusula
primera, las partes contratarán un avalúo (…) [que] se practicará sobre el lote en
el que los cedentes consideran tener derechos (…)”.</p><p
id="bf138011c0ae947408993987d820c4d20e0nf9" class="nueve">En esta estipulación se
fijó el procedimiento para la escogencia del experto y para solicitar la
reconsideración del dictamen.</p><p id="bf13e544469976d45a8a9c809e9589adfc6nf9"
class="sangria">“<span class="subrayada">Cuarta</span>. Efectuado el avalúo, dentro
de los diez (10) días comunes o calendario siguientes a la fecha en que dicho
avalúo sea entregado a los delegados de las partes, estos podrán pedir por una sola
vez, la reconsideración del mismo. Transcurrido ese plazo sin que ninguna de las
partes haya solicitado por escrito entregado al avaluador, la reconsideración, el
avalúo queda en firme. Si se solicita la reconsideración, el avalúo resultado de la
misma queda en firme en el momento en que le sea entregado a los delegados de las
partes”.</p><p id="bf1842288be0fd349bba66ffed2469d6a10nf9" class="sangria">“<span
class="subrayada">Quinta</span>. El precio que la cesionaria debe pagar a los
cedentes por la cesión de derechos a que se refiere la cláusula primera de este
convenio, será equivalente al veinte punto cuatrocientos setenta y seis por ciento
(20.476%) del determinado en el avalúo…”.</p><p
id="bf144995c4f673143128ad6b19b242343danf9" class="nueve">Allí mismo, se
establecieron los porcentajes del monto que la cesionaria debía pagar a los
distintos cedentes.</p><p id="bf191ff9f2817ea4033b5c48c93e5c4b228nf9"
class="sangria">“<span class="subrayada">Sexta</span>. El precio indicado en la
cláusula anterior lo pagará la cesionaria a los cedentes, simultáneamente con la
firma de las escrituras de cesión de derechos de que trata la cláusula primera, de
cesión del usufructo de que trata la cláusula octava y de cesión de acciones y
derechos de los cedentes en la sociedad denominada Amphora Latin American Financial
Co., domiciliada en la ciudad de Panamá, República de Panamá en la forma indicada
en la cláusula novena. Pero puede la cesionaria pagar ese precio antes de que hayan
firmado los mencionados documentos, consignando los respectivos valores en las
cuentas corrientes bancarias en la ciudad de Santa Fe de Bogotá que se indican a
continuación para el respectivo cedente”.</p><p
id="bf198b0cd3eb382478cb32560eedf1d287anf9" class="nueve">En este aparte se dejaron
identificados los beneficiarios de las consignaciones, los números de cuentas, el
banco y la sucursal en donde ellas debían realizarse.</p><p
id="bf1d516d6d640d642a5bdce2e2d53fcf8cfnf9" class="sangria">“Séptima. Efectuado el
pago por la cesionaria en cualquiera de las dos (2) formas indicadas en la cláusula
anterior, las partes convienen que, en ese momento, de manera automática e
inmediata quedan prorrogadas o renovadas las promesas de compraventa sobre las
cuotas sociales de los cedentes en el Frigorífico San Martín de Porres Ltda., que
suscribieron el día ocho (8) de junio de mil novecientos noventa y tres (1993) en
los mismos términos y condiciones en que fueron suscritas, con excepción de las
modificaciones que se indican a continuación: a) las escrituras de cesión de los
mencionados derechos se otorgarán el día veinticinco (25) de abril del año dos mil
dos (2002) a la hora y en la notaría indicadas en las promesas. Pero si para esa
fecha no se hubieran obtenido las autorizaciones legales y estatutarias para
solemnizar las cesiones, el plazo para otorgar las correspondientes escrituras se
prorrogará hasta el día veinticinco (25) de abril del año dos mil siete (2007) a la
hora y en la notaría señaladas en las promesas. Si antes de cualquiera de las
fechas que se acaban de determinar, se cumplieren los requisitos legales y
estatutarios para la solemnización de las cesiones de cuotas sociales prometidas,
la cesionaria avisará por escrito a los cedentes de esta circunstancia y, en tal
caso, las escrituras de cesiones se otorgarán el día veinticinco (25) del mes
calendario siguiente a aquel en el que se dé el aviso, o el siguiente día hábil si
el veinticinco (25) fuere feriado o sábado, a la hora y en la notaría indicada, en
la promesa (…)”.</p><p id="bf1fffbc9482af04b3db5e3076fa13fcde0nf9" class="nueve">En
el siguiente texto se realizaron otras previsiones, dentro de ellas, el
otorgamiento de las escrituras de cesión a favor de los herederos de Beatriz Leyva
de Uribe, en caso de producirse su fallecimiento.</p><p
id="bf1f36809113e8f42bebd9719084cc116aanf9" class="sangria">“Octava.
Simultáneamente con la cesión de derechos sobre el inmueble a que se refiere la
cláusula primera, los cedentes se obligan a otorgar la escritura de cesión del
usufructo de las cuotas sociales que los cedentes poseen en la sociedad Frigorífico
San Martín de Porres Ltda., que son objeto de las promesas de compraventa
determinadas en la cláusula séptima de este convenio, en cumplimiento parcial de
dichas promesas: a) esta sesión del usufructo tendrá carácter de vitalicio a favor
de Beatriz Leyva de Uribe, Enrique Uribe Leyva, y Julia Uribe Leyva, con facultad
de acrecimiento entre ellos en caso de fallecer alguno o algunos. b) En el momento
en que se otorguen las escrituras de cesión de las cuotas sociales objeto de las
promesas de que trata la cláusula séptima de este convenio, el usufructo
constituido sobre dichas cuotas terminará, y por esa razón las cesiones se harán de
la plena propiedad sobre dichas cuotas a favor de la Sra. Beatriz Leyva de Uribe [o
de sus sucesores] (…). d) el valor que se indicará como precio de las cesiones del
usufructo será de cinco
mil pesos ($5.000,oo) (…). f) para el caso de disolución y liquidación de la
sociedad Frigorífico San Martín de Porres Ltda. antes de haberse otorgado las
cesiones de la plena propiedad de los cedentes sobre sus cuotas sociales en dicha
sociedad objeto de las promesas a que se refiere la cláusula séptima de este
convenio, los cedentes, en la misma escritura de cesión del usufructo, traspasarán
a favor de Beatriz Leyva de Uribe, o de sus herederos, si fuere el caso, todos los
derechos que por concepto de las mencionadas cuotas sociales les correspondan en
dicha liquidación, incluyendo los relativos a aportes de capital, utilidades,
superávit, reservas, etc”..</p><p id="bf1e4be46bc0ff643eb8b2a15a0525ca929nf9"
class="sangria">“Novena. También como cumplimiento parcial de las promesas de
compraventa determinadas en la cláusula séptima de este convenio, simultáneamente
con el otorgamiento de las escrituras de cesión de derechos sobre el inmueble
contemplado en la cláusula primera, y de la cesión del derecho de usufructo
vitalicio sobre las cuotas sociales de que trata la cláusula octava, los cedentes
otorgarán los documentos de cesión de las acciones y derechos que les corresponden
en la sociedad Amphora Latin American Financial Co., domiciliada en la ciudad de
Panamá, República de Panamá, estipulada en la cláusula quinta de las citadas
promesas de compraventa (…).</p><p id="bf14cf9c405a500476caa79d8cc9dfec73bnf9"
class="nueve">En esta cláusula se previó el trámite que con tal fin debía
realizarse ante el Cónsul de Panamá en Colombia y la aportación de documentos al
respecto. Así mismo, se indicó:</p><p id="bf1267441080fab4e7ba27b5857cefee652nf9"
class="sangria">“Tales documentos serán suministrados por la cesionaria tan pronto
como quede en firme el avalúo de que trata la cláusula tercera de este documento, y
con la entrega de los mismos firmados y legalizados ante el citado cónsul, los
cedentes cumplen su obligación a este respecto. Sin embargo, si posteriormente la
sociedad Amphora o las autoridades panameñas exigieran alguna firma o documento
adicional, los cedentes los otorgarán en Colombia tan pronto como los requiera la
cesionaria”.</p><p id="bf1da93a5c70f90402d9b459ad51ee88595nf9"
class="sangria">“Décima. El otorgamiento de las escrituras de cesión de derechos
sobre el inmueble, de que trata la cláusula primera, y de cesión del usufructo de
que trata la cláusula octava; así como la entrega de los documentos de cesión de
acciones y derechos en Amphora, de que trata la cláusula novena; se harán
simultáneamente, el día diez (10), o el día siguiente hábil si el diez (10) fuere
feriado o sábado, del mes siguiente a aquel en el que quede en firme el avalúo del
inmueble (…) a la hora de las tres de la tarde (3 p.m.) en la Notaría Dieciséis
(16) de Santa Fe de Bogotá (…)”<span class="anchor" onclick="javascript:link(1,
'jurcoladmypradm', 'bf1f4d5187e148b49959d69ac2b4afd88b4nf9');"><span
class="superscript">(5)</span></span>.</p><p
id="bf19213f00381ec42d48b19b8e686a9c12anf9"><h2
class="nueve"><strong>4</strong><strong>.3.</strong><strong>
</strong><strong>Estudio de las deficiencias en la valoración denunciadas por el
recurrente.</strong></h2></p><p id="bf1fa51c021811c4a92923f4cb2787c3667nf9"
class="nueve">Es necesario recordar que la demanda de casación plantea tres cargos
de quebranto indirecto del canon 1611 del Código Civil, como consecuencia de una
indebida apreciación de las estipulaciones contenidas en el documento denominado
“convenio”.</p><p id="bf15b39ed4d67a64188a889d1f215241cd7nf9" class="nueve">Por
ello, es preciso indicar que toda acusación en la que se denuncie la violación de
la ley sustancial como consecuencia de la incursión de errores de hecho en la
apreciación de las pruebas, debe comprobar los yerros fácticos que reproche. Al
respecto, la Sala ha indicado:</p><p id="bf1b88d5722a84b450caa65a84cdb053ad3nf9"
class="sangria">“El impugnante, al atacar la sentencia por error evidente de hecho,
se compromete a denunciar y demostrar el yerro en que incurrió el Tribunal, como
consecuencia directa del cual se adoptó una decisión que no debía adoptarse’ (CCXL,
pág. 82), agregando que ‘si impugnar es refutar, contradecir, controvertir, lo cual
exige, como mínimo, explicar qué es aquello que se enfrenta, fundar una acusación
es entonces asunto mucho más elaborado, comoquiera que no se logra con un simple
alegar que el juzgador de instancia carece de razón, sino que impone, para el caso
de violación de la ley por la vía indirecta, concretar los errores que se habrían
cometido al valorar unas específicas pruebas, y mostrar de qué manera esas
equivocaciones incidieron en la decisión que se repudia’ (auto de 29 de agosto de
2000, Exp. 1994-0088)” (SC 2 feb. 2001. Rad. 5670).</p><p
id="bf1a1405ee5223248e78f4c3d74658e88e3nf9" class="nueve">Así las cosas, la Sala se
detendrá en el análisis de la sentencia cuestionada desde la concreta consideración
de las deficiencias valorativas denunciadas y con sujeción al tenor de la norma que
se acusa vulnerada en forma indirecta.</p><p
id="bf10f2c0985139b4f7c9df96f4ffaa8ae74nf9"><h2
class="nueve"><strong>4</strong><strong>.3.1.</strong><strong>
</strong><strong>Ausencia de coligación contractual.</strong></h2></p><p
id="bf11a902174e9364d158a707f95c7bac43fnf9" class="nueve">Teniendo en cuenta los
lineamientos sentados en precedencia (num. 4º), en este caso no se advierte
configurado un supuesto de coligación contractual, toda vez que el documento anexo,
de fecha 14 de mayo de 1997, no conecta la promesa de cesión de los derechos
inmobiliarios que los demandados decían tener sobre parte de un bien de Frigorífico
San Martín, con la cesión de las cuotas sociales que ellos poseen en la sociedad
Frigorífico San Martín de Porres Ltda.</p><p
id="bf1e229b10c856e4f57a16b831851566efbnf9" class="nueve">Ciertamente, pese a que
ambas promesas obran en el mismo texto y no obstante que se menciona una
simultaneidad en la celebración de los contratos prometidos, en últimas no se
avizora una interdependencia, ni una subordinación, ni un vínculo que entrelace la
promesa inmobiliaria con la promesa societaria, de manera que no era posible argüir
que una promesa dependía de la otra o viceversa, ni que un vicio de una repercuta
en la otra, o que el incumplimiento de la una implicaba el incumplimiento de la
otra o de todo el convenio.</p><p id="bf159f0f8a629f94b1cb007a8de6269c2e7nf9"
class="nueve">Por ello, la Sala estima que el mencionado documento no contiene las
condiciones o estipulaciones de un solo negocio, ni hay contratos coligados, sino
que se está en presencia de dos contratos autónomos e independientes, de la misma
naturaleza (promesa de cesión de derechos), entre las mismas partes, con unas
fechas comunes y constan en un solo escrito, pero, sin duda, separados desde un
comienzo, razón por la cual ha de efectuarse rectificación en este punto.</p><p
id="bf13d47fce7eb1747a0bc0525038894ca8enf9" class="nueve">Esa ausencia de
coligación parte del exclusivo análisis del documento contentivo del denominado
“convenio”, suscrito el 14 de mayo de 1997, es decir, se estima que no existe
coligación contractual en las promesas incorporadas en el aludido texto.</p><p
id="bf1aabbd942f573494087d5e5b11fde16a8nf9" class="nueve">Lo anterior no elimina
una posible coligación entre los contratos de 1997 y la otrora promesa de 1993. Sin
embargo, ese estudio se obvia porque la convención de 1993 no hace parte de este
proceso, sin perjuicio de una referencia no trascendental a ella en el
“convenio”.</p><p id="bf1800d3eccc4f444ec9ca825eb6563c098nf9"><h2
class="nueve"><strong>4</strong><strong>.3.2.</strong><strong>
</strong><strong>Enunciación del objeto de las promesas.</strong></h2></p><p
id="bf19e21165a4c2e42e5ab2f8a0b4f2b5f54nf9" class="nueve">4.3.2.1. En relación con
la determinación del objeto de las distintas promesas aducidas, se observa que las
partes indicaron claramente los diversos negocios preparados. En efecto, las
promesas exteriorizan que los convenios posteriores consistían en la cesión de unos
derechos inmobiliarios y unos derechos sobre cuotas sociales.</p><p
id="bf11fbb871981a441ca94dce5ef2f72904dnf9" class="nueve">4.3.2.2. Del mismo modo,
en cuanto a la definición precisa y clara de los objetos materiales prometidos,
esto es, las cosas o los derechos objeto de la posterior cesión, basta revisar el
clausulado del convenio preparatorio para inferir que, en principio y respecto de
algunos de los cuestionamientos condensados en los cargos, el tribunal desacertó en
su apreciación, circunstancia que amerita su rectificación.</p><p
id="bf1847b12e518554dffa147460648c4cebenf9" class="nueve">Efectivamente, como ha
quedado visto, en la estipulación preparatoria, los promitentes se obligaron a
“ceder a favor de la cesionaria, un porcentaje equivalente al veinte punto
cuatrocientos setenta y seis por ciento (20.476%)” de los derechos que consideraban
tener sobre el inmueble El Tintalito que hace parte de otro de mayor extensión de
propiedad del Frigorífico San Martín de Porres Ltda., con “folio de matrícula
inmobiliaria 50C-10009638, antes 050-123504”, respecto de los cuales se
relacionaron sus linderos y áreas. Además, en su cláusula 5ª se convino el precio
de esa negociación que sería el “equivalente al veinte punto cuatrocientos setenta
y seis por ciento (20.476%) del determinado en el avalúo”, que igualmente acordaron
realizar.</p><p id="bf119525e5e7c4f4ec08d5b26d92869b4c7nf9" class="nueve">Conforme
a lo expuesto, se muestra inconsistente la inferencia judicial, según la cual, la
cesión giró en torno a una cosa que para la época no existía, lo cual afectaba el
requisito de la determinación del contrato prometido, porque como ha quedado visto,
el contenido de las previsiones evidencian lo contrario, pues claramente se convino
ceder “un porcentaje equivalente al veinte punto cuatrocientos setenta y seis
por ciento (20.476%)” de los derechos que los cedentes consideraban tener sobre el
aludido predio, igualmente descrito, habiéndose fijado así mismo, la forma de
determinación de su precio.</p><p id="bf1969ef57c70be41bfb1305ee74b4eca7fnf9"
class="nueve">El hecho de que para el momento del precontrato, el bien estuviera en
cabeza de un tercero, y que no hubiese sido separado de su matriz, con identidad
jurídica propia, desde luego supone inexistencia del objeto del negocio ulterior,
para el momento de su celebración, pero no impide su futura existencia; pues, los
derechos aludidos en la promesa por ser apropiables, comerciables y alienables
podían pasar a manos de los cedentes, tanto en porcentaje como en lo relativo a su
vinculación con el bien especificado en el “convenio”.</p><p
id="bf1e8b8728ccd6c44dfbcfd2cd11a459c71nf9" class="nueve">De otro lado, también se
muestra improcedente la tesis judicial que predica la “carencia de validez”, por
indeterminación de la promesa de “cesión del usufructo de las cuotas sociales que
los cedentes poseen en la sociedad Frigorífico San Martín de Porres Ltda”., con
base en que “no se mención[ó] cuáles eran las cuotas cuyo usufructo se iba a
ceder”, y que si bien fue acordado un precio de $5.000 por cada una, no se
estableció cuántas eran.</p><p id="bf139875ed1f1d9479cae04cbfe86d2be23nf9"
class="nueve">Lo anterior, porque como lo expone la censura en la segunda
acusación, si en la cláusula 8ª se previó que “los cedentes se obligan a otorgar la
escritura de cesión del usufructo de las cuotas sociales que los cedentes <span
class="subrayada">poseen</span> en la sociedad Frigorífico San Martín de Porres
Ltda”.<span class="anchor" onclick="javascript:link(1, 'jurcoladmypradm',
'bf1815feb826a514a8b87e575b58a5b4a96nf9');"><span
class="superscript">(6)</span></span>, sin haberse limitado a una determinada
cantidad, no hay duda que involucraba todas las que allí tuvieran.</p><p
id="bf101eddb61d2eb4b769e405f6d8b6e361bnf9" class="nueve">Es decir, el preparatorio
se enmarca en la posibilidad legal prevista en el inciso 2º del artículo 1518 del
C.C., según el cual “la cantidad puede ser incierta con tal que el acto o contrato
fije reglas o contenga datos que sirvan para determinarla”. Por tanto, si esa
transferencia aludía a “las cuotas sociales que los cedentes poseen en la
sociedad”, se repite, el objeto del convenio comprendía la integridad de
ellas.</p><p id="bf1cc7b6c55cc664af287922866906562f0nf9" class="nueve">Finalmente,
en relación con la cesión de los derechos que les correspondiera a los cedentes en
la liquidación de la sociedad Frigorífico San Martín de Porres Ltda., y que el
Juzgador consideró como una estipulación ineficaz, cabe señalar que a la luz de lo
pactado, particularmente, en el literal f) de la cláusula 8ª del convenio, dicha
apreciación judicial se muestra distante de lo convenido por las partes.</p><p
id="bf123649a3e9c3d4438b2c1ec6b1cfd0156nf9" class="nueve">Según la indicada
cláusula, “para el caso de disolución y liquidación de la sociedad Frigorífico San
Martín de Porres Ltda. antes de haberse otorgado las cesiones de la plena propiedad
de los cedentes sobre sus cuotas sociales en dicha sociedad objeto de las promesas
a que se refiere la cláusula séptima de este convenio, los cedentes, en la misma
escritura de cesión del usufructo, traspasarán a favor de Beatriz Leyva de Uribe, o
de sus herederos, si fuere el caso, todos los derechos que por concepto de las
mencionadas cuotas sociales les correspondan en dicha liquidación, incluyendo los
relativos a aportes de capital, utilidades, superávit, reservas, etc”.<span
class="anchor" onclick="javascript:link(1, 'jurcoladmypradm',
'bf157618daa45894a79b5dad20c7ee040d3nf9');"><span
class="superscript">(7)</span></span>.</p><p
id="bf17c93068592854adbbd6bf37399d6e904nf9" class="nueve">Por tanto y de acuerdo
con la acusación, el yerro del sentenciador emana de haber interpretado que el
traspaso de derechos allí estipulado quedó condicionado “a que se produjera la
disolución y liquidación de la sociedad”, cuando ello no fue así, pues lo convenido
hace referencia a la hipótesis de que la sociedad hubiera entrado en estado de
disolución y liquidación antes de haberse efectuado la cesión de las cuotas
sociales referidas en la cláusula séptima.</p><p
id="bf172a6d98ff46d4a118d83e169144bd393nf9" class="nueve">De lo contrario, es
decir, de haberse cristalizado la cesión de éstas con anterioridad a que la empresa
estuviera en esa condición, no habría lugar a la transferencia pactada en el
mencionado literal, precisamente, porque para el momento de la disolución de la
empresa, ya la titularidad de aquellas estaría radicada en cabeza de la
cesionaria.</p><p id="bf104a66cf970b940e69265823aadee5cbdnf9"
class="nueve">4.3.2.3. De todo lo expuesto se establece que la argumentación
esgrimida por el tribunal para arribar a la conclusión, según la cual, la promesa
carece del requisito de la determinación del contrato prometido y que por ello
emerge la nulidad absoluta del convenio, resulta equivocada, debido a la inadecuada
apreciación probatoria, en esencia, del texto del “convenio”, porque como ha
quedado visto, las obligaciones de contratar a futuro se establecieron sin
coligación alguna entre las distintas promesas y con enunciación suficiente de los
diferentes objetos.</p><p id="bf19a3b01629aaa4c778e3be1a08d585c52nf9"
class="nueve">Luego, precisados los contornos de los contratos prometidos y
especificados los derechos involucrados en las cesiones preparadas, no merecía
mayor reproche la determinación del objeto de las promesas que exige el ordinal 4º
del artículo 1611 citado, aspecto en el que, por demás, se advierte desviación del
tribunal, al enfocarse no tanto en el propósito de los negocios iniciales, sino en
el objeto de cada convenio futuro.</p><p
id="bf1a77bcc3a1fba437db0a2f6dc4916a3aanf9"><h2
class="nueve"><strong>4</strong><strong>.4.</strong><strong>
</strong><strong>Intrascendencia de las deficiencias aducidas en la demanda. Falta
de definición precisa de la época para el cumplimiento del
convenio.</strong></h2></p><p id="bf144aebb72560c46b78ba963ebf4db5703nf9"
class="nueve">4.4.1. No obstante los advertidos errores de apreciación probatoria,
ellos se manifiestan intrascendentes, porque la Corte, situada en sede de segunda
instancia, aunque con una visión distinta a la del tribunal, tendría que arribar a
la misma conclusión, es decir, que la promesa resulta ineficaz, aun entendiendo que
no se trataba de contratos de promesa coligados, sino de varias promesas
consignadas en el mismo texto de 14 de mayo de 1997, como ya se explicó.</p><p
id="bf124fbcc31652d4161984fd600b8216489nf9" class="nueve">En el presente asunto, al
amparo de la doctrina sintetizada en el numeral 5.3 de la parte motiva general
precedente, se evidencia que faltó uno de los presupuestos para la validez del
precontrato, como lo es el consignado en el ordinal 3º del citado precepto 1611 del
Código Civil o 3º del artículo 89 de la Ley 153 de 1887, según el cual la promesa
debe contener “un plazo o condición que fije la época en que ha de celebrarse el
contrato”.</p><p id="bf10e3179b0c60c4db6aa1da9f3aea82371nf9"><h2
class="nueve">4.4.2. Efectivamente, en el convenio de 14 de mayo de 1997, que es
justamente el objeto del presente proceso, y en referencia concreta a la época de
perfeccionamiento de los contratos definitivos, la estipulación décima consagró que
“<strong>El otorgamiento de las escrituras</strong> de cesión de derechos sobre el
inmueble, de que trata la cláusula primera, y de cesión del usufructo de que trata
la cláusula octava; así como la entrega de los documentos de cesión de acciones y
derechos en Amphora, de que trata la cláusula novena; <strong>se harán
simultáneamente, el día diez (10), o el día siguiente hábil si el diez (10) fuere
feriado o sábado, del mes siguiente a aquel en el que quede en firme el avalúo del
inmueble (…) a la hora de las tres de la tarde (3 p.m.) en la Notaría Dieciséis
(16) de Santa Fe de Bogotá</strong> (…)”. (Negrillas fuera de texto).</h2></p><p
id="bf18c067c2e0e224f699b66f61d9449e464nf9" class="nueve">A su vez, la cláusula
tercera de esa misma convención disponía que “Para efectos de determinar el precio
de la cesión a que se refiere la Cláusula Primera, las partes contratarán un
avalúo, de acuerdo con las siguientes estipulaciones: a) el avalúo se practicará
sobre el lote en el que los CEDENTES consideran tener derechos, identificado con la
cláusula primera y considerado como independiente o desenglobado del inmueble El
Tintalito del que hace parte; b) si ambas partes están de acuerdo en que el avalúo
lo practique La Lonja de Propiedad Raíz de Bogotá, ésta será la avaluadora, de lo
contrario cada parte propondrá, por escrito, una lista de cinco (5) firmas
avaluadoras, domiciliadas en Santafé de Bogotá que sean miembros de La Lonja de
Propiedad Raíz de Bogotá; si una de las firmas propuestas apareciere en las listas
de ambas partes, esa será la avaluadora; si varias firmas propuestas aparecieren en
las listas de ambas partes, se escogerá por sorteo una de esas, que será la
avaluadora; si ninguna firma apareciere en las listas de ambas partes, el avalúo lo
hará La Lonja de Propiedad Raíz de Bogotá; c) por una sola vez cualquiera de las
partes tendrá derecho a pedir a la firma o entidad que hubiere hecho el avalúo , la
reconsideración del mismo, en los términos que más adelante se indicarán, pero
sobre el avalúo resultado de la reconsideración no habrá lugar a solicitar nueva
reconsideración; d) el avalúo sobre el que no se solicite reconsideración o el
avalúo reconsiderado, tendrá carácter obligatorio para ambas partes; e) para
efectos de manifestar si se desea que sea La Lonja de Propiedad Raíz de Bogotá la
que efectúe el avalúo o para presentar las listas de avaluadores, efectuar el
sorteo si fuere el caso y firmar el
acta de escogencia del avaluador así como para solicitar y recibir el
correspondiente avalúo y pedir reconsideración, LOS CEDENTES designan al Dr. Rafael
Pérez Norzagaray y LA CESIONARIA designa al Dr. Fernando De Mendoza, en quienes
deleguen todas sus facultades al respecto; f) los honorarios del avaluador serán de
cargo de LOS CEDENTES en un cincuenta por ciento (50%) y de LA CESIONARIA en otro
cincuenta por ciento (50%). Pero LOS CEDENTES autorizan a LA CESIONARIA para que
pague la totalidad de esos honorarios y descuente a cada CEDENTE, del precio que
debe pagarles, la parte que proporcionalmente le corresponda”.</p><p
id="bf1713e977519c5434bb8ddf7922defaa79nf9" class="nueve">Analizada esta
disposición, bien en forma aislada o en concordancia con la tercera del “convenio”,
se observa clara la indeterminación aludida, pues, aunque se dispuso que las
escrituras se otorgarían el décimo día hábil del mes siguiente al de la firmeza del
avalúo y se detalló quien podría hacer la valoración y cómo se haría la réplica del
resultado, se omitió prever un plazo específico para efectos de la contratación y
contradicción del mismo, a pesar de que era necesario para definir el precio de
venta del porcentaje inmobiliario, razón por la cual, la promesa queda indefinida
en cuanto a la época de celebración del contrato preparado.</p><p
id="bf1c3821251008f47cdb3b70c7eb5738ddanf9" class="nueve">En otras palabras, como
la indicada cláusula décima del convenio de 1997, objeto del presente proceso,
regía para todas las escrituras allí prometidas, es ineludible concluir que al no
predicarse una época precisa para llevar a cabo el avalúo, el simple señalamiento
del décimo día siguiente no constituía una época cierta e indubitable; al
contrario, es una clara muestra de imprecisión y vaguedad. Por lo tanto, esos
supuestos plazos no satisfacen el requisito del ordinal tercero del artículo 1611
del Código Civil.</p><p id="bf15a523cb62fa7499dbf216697243037e8nf9"
class="nueve">Adicional a ello, en la demanda se dice que el avalúo se elaboró el 8
de julio de 1997, al tiempo que fue entregado a las partes el 25 de julio
siguiente, pero como ambas partes pidieron reconsideración, éste quedó en firme el
8 de septiembre de 1997 y, por tanto, las escrituras debían otorgarse el 10 de
octubre de ese año. Sin embargo, ninguno de esos extremos temporales se reseñó en
el denominado “convenio”, lo que hace evidente la indeterminación, la cual,
conforme lo explicado en precedencia, no se puede suplir ni sanear con actuaciones
posteriores propias de la ejecución de la promesa, como las descritas, dado que la
época de celebración del contrato prometido es un presupuesto que debe establecerse
desde la suscripción del contrato preparatorio.</p><p
id="bf1710775a679b2474581480a95e9b181c0nf9" class="nueve">3.4.3. Lo anterior
confirma que en el presente asunto, la fijación de la época en que habría de
consolidarse el contrato prometido resultaba inidónea, en tanto la concreción del
negocio no dependía exclusivamente del paso del tiempo, es decir, de la simple
llegada del plazo ni de la sola voluntad de la parte cedente, sino que requería
pactar la época precisa en que debía verificarse el avalúo mencionado, cuya omisión
hacía incierta la celebración del acuerdo ulterior, consecuencia de lo cual deriva
la nulidad que se declaró en las instancias.</p><p
id="bf167a04e2f51664d39bb081f62726b7d3dnf9"><h2 class="nueve"><strong>5.
</strong><strong>Co</strong><strong>nclusión</strong><strong>.</strong></h2></p><p
id="bf1c5608ee56e68467cbc33cab87e836840nf9" class="nueve">De conformidad con lo
expuesto en precedencia, se advierte el acierto de la censura en aspectos como la
inexistencia de coligación contractual y la determinación del objeto en la promesa,
los que ameritan rectificación doctrinaria.</p><p
id="bf1e1d2f9af87424c5e99c710999befc9a8nf9" class="nueve">Sin embargo, las
acusaciones se tornan intrascendentes por la indefinición de la época de
celebración del contrato prometido, esto es, aunque el denominado “convenio”
satisfizo los presupuestos generales, enlistados en el canon 1502 del Código Civil,
no hizo lo propio respecto de los requisitos contemplados en el artículo 1611
ibídem, circunstancia que comporta la nulidad absoluta del acto e impone su
declaratoria, aún sin petición de parte, como lo establece el precepto 1742
ibídem.</p><p id="bf131c97d1b436a43df887e534557150244nf9" class="nueve">Tal
circunstancia necesariamente conlleva la improsperidad de la impugnación
extraordinaria, con exoneración de la condena en costas, en aplicación del artículo
375 del Código de Procedimiento Civil.</p><p
id="bf112c08c51dc0e4b93a8dab80af07dc7efnf9"><h2 class="nueve"><strong>IX.
Decisión</strong></h2></p><p id="bf125df8419d15c41f982fdc5ddd98a9a36nf9"
class="nueve">En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de
Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de
la ley,</p><p id="bf1570ffc9bc95740e9ad828c9d0b6dde56nf9"
class="nueve">RESUELVE:</p><p id="bf1ed5c4b8cf29943e8b222045cf22c4cb8nf9"
class="nueve">1. NO CASAR la sentencia proferida el 6 de febrero de 2014 por la
Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, dentro del
proceso ordinario de la referencia.</p><p
id="bf106171def22f94b1d9426442496a3db51nf9" class="nueve">2. ABSTENERSE de imponer
condena en costas a los recurrentes.</p><p
id="bf198df1b72b8b74c789818d4846814df5fnf9" class="nueve">3. DEVOLVER la actuación
surtida al tribunal de origen.</p><p id="bf11e7a8baa3c55463494b4fea0be5b036bnf9"
class="nueve">Cópiese, notifíquese y cúmplase.</p><p
id="bf1728cd449188e45f18b022f5c21c093b3nf9" class="nueve">Magistrados: <span
class="inclinada">Aroldo Wilson Quiroz </span><span
class="inclinada">Monsalvo</span><span class="inclinada">,</span> Presidente de
Sala—<span class="inclinada">Margarita Cabello Blanco—Álvaro Fernando García
Restrepo—Luis Alonso Rico Puerta—Ariel Salazar Ramírez—Octavio Augusto </span><span
class="inclinada">Tejeiro</span><span class="inclinada"> Duque—Luis Armando Tolosa
</span><span class="inclinada">Villabona</span><span
class="inclinada">.</span></p><p id="bf187dd91443fa247eeaad68bb69ac92e03nf9"
class="cuerpo">1 Subrayado original.</p><p
id="bf1b3d25e03ba354edc80ca20ae310bf049nf9" class="cuerpo">2 Subraya
original.</p><p id="bf1eda78258e23e48b0a37c6823ad64e1bdnf9" class="cuerpo">3 CSJ SC
30 jul. 2010, Rad. 2005-00154-01.</p><p id="bf1913de62230e6409e9b3ec4e13d178cc9nf9"
class="cuerpo">4 SC, 8 jul. 1977 y SC, 16 abr. 2002, Exp. 7255.</p><p
id="bf1f4d5187e148b49959d69ac2b4afd88b4nf9" class="cuerpo">5 Las negrillas no hacen
parte del texto original.</p><p id="bf1815feb826a514a8b87e575b58a5b4a96nf9"
class="cuerpo">6 Subraya fuera del texto original.</p><p
id="bf157618daa45894a79b5dad20c7ee040d3nf9" class="cuerpo">7 El clausulado
resaltado es de la Corte.</p><script
src="https://static.legal.legis.com.co/resources/epub-grouped.js" /><script
src="https://static.legal.legis.com.co/resources/epub-api.js" /></body></html>

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