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El sociólogo Anthony Giddens, llama la atención en la diferencia entre peligro y riesgo:

“peligro y riesgo van estrechamente relacionados, pero no son la misma cosa. La


diferencia no depende del hecho de si un individuo sopesa o no conscientemente las
alternativas al contemplar o tomar determinado curso de acción. Lo que el riesgo
presupone es el peligro, no necesariamente el peligro mismo”, por su parte Niklas
Luhmann, en Sociología del Riesgo dice que “exponerse a un peligro es un riesgo
(riesgo en potencia)… No existe ninguna instancia última – ni siquiera invisible – en la
que pudiera depositarse la incertidumbre denominada riesgo”. La incertidumbre misma,
le da un carácter subjetivo al llamado “riesgo objetivo”, la probabilidad subjetiva del
“riesgo objetivo” propicia una percepción inadecuada del riesgo. El riesgo no es real, es
sólo una probabilidad, una predicción y algunas veces, como en los riesgos de origen
biotecnológico, una incertidumbre.

Desde el enfoque técnico se rescatan conceptos que permiten un acercamiento al


concepto de riesgo y un posible consenso entre expertos y legos: la amenaza, la
vulnerabilidad y el impacto. Independiente de fórmulas o de modelos estadísticos
sofisticados, empleados por expertos financieros, ingenieros, tecnólogos,
administradores, profesionales de la salud, estos conceptos sólo requieren de un poco de
atención para entender que a mayor amenaza y mayor vulnerabilidad de un sistema
biofísico, cultural o social, el impacto es mayor. Pero no se puede confundir impacto
con riesgo, así lo haya denominado “riesgo hecho realidad”, denominación que surge
mas desde la percepción del riesgo que del riesgo mismo. Tampoco se puede confundir
amenaza con el evento, un terremoto per se no es una amenaza, un terremoto de
magnitud 8.0 en la escala de Richter y con un foco superficial relativamente cercano a
una ciudad cuyas edificaciones son vulnerables, es claramente una amenaza para dicha
ciudad, clara por la experiencias vividas en recientes y añejos desastres, vulnerables
porque no existe edificación “antisísmica”.

Los expertos evalúan el riesgo desde estos tres conceptos, los dos primeros (amenaza y
vulnerabilidad) denominados factores de riesgo y el tercero como lo que se pretende
anticipar. “La magnitud de los impactos esperados de un evento, si el mismo ocurriera,
y la probabilidad del evento y sus consecuencias asociadas, se evalúan en el contexto de
los controles existentes. Las consecuencias y probabilidades se combinan para producir
un nivel de riesgo. Estos impactos y probabilidades se pueden estimar utilizando
análisis y cálculos estadísticos o alternativamente estimaciones subjetivas que reflejan el
grado de convicción de un individuo o grupo de que podrá ocurrir un evento o resultado
particular” (Estándar Australiano de Administración de Riesgos, AS/NZS 4360:1999).
Peligro y riesgo

Las acepciones de peligro y riesgo son controvertidas. En el campo que nos concierne los
intentos de definición de riesgo y peligro empiezan de modo paralelo al nacimiento en los años
50 de la nueva subdisciplina del riesgo social.

La mayoría de las idiomas (por ejemplo en inglés :hazard y risk) así como de los investigadores
sociales (Kaplan y Garrick; Kates y Kasperson; etc.)les diferencia entre sí, identificando el
peligro con la fuente de daño, y el riesgo como la probabilidad potencial de materialización de
ese daño. En esta misma línea, las Naciones Unidas aconsejan tratar el riesgo como concepto
estadístico de frecuencia o probabilidad de daños o efectos indeseados.

En el uso común del español, se permite tratarlos como sinónimos, pero no porque signifiquen
lo mismo, sino por una licencia de extensión semántica debido a su contigüedad o continuidad.
De hecho, el término riesgo en su forma verbal puede ser reflexivo y auto-referente al propio
sujeto (arriesgarse); esta posibilidad gramatical no se contempla para el peligro porque este
tiene su origen siempre fuera del sujeto.

Además la utilización como sinónimos de ambos términos, implica, o bien la perdida de


información sobre uno de los parámetros de la relación entre una entidad-objeto dañina y otra
entidad-sujeto afectada; o bien que no sepamos a que nos estamos refiriendo con dicho
término.

En una inter-relación entre dos existencias, los peligros son efectos indeseados o dañinos para
una de ellas producidos por cualidades o atributos de la otra.

El riesgo es la probabilidad que dicho daño se materialice en el caso de una interacción


voluntaria en la que la existencia afectada es el sujeto de la relación. El riesgo como calculo
probabilístico es potestativo de lo racional.

La asunción de riesgo es una secuencia en un proceso, en el que la fase de probabilidad de


daños sucede a la percepcion de peligro y precede a la toma de decisiones para su
afrontamiento.

La percepción del peligro

En el mundo de lo vivo o social, las existencias han desarrollado instrumentos sensibles para la
detección de carga de daño potencial derivado de fenómenos, acontecimientos o presencias
infaustas. Dichos instrumentos sensoriales pueden ser innatos o culturales.

La percepción del potencial daño, que una existencia puede sufrir en su ser o sus bienes, a
través de estos órganos o instrumentos sensibles, es el peligro.

Dicha percepción depende de la capacidad y desarrollo sensible de sus órganos o


instrumentos perceptores, los cuales pueden minimizar o hipercaptar posibles daños y que los
mismos no se correspondan con el daño real que la existencia expuesta al fenómeno va a
sufrir.

Existen pues dos tipos de peligro. El peligro subjetivo como resultado de la percepción propia
de la existencia afectada y el peligro real de daño que existe por si mismo en las relaciones de
naturaleza, con independencia de que la existencia expuesta lo perciba o no.

El peligro es un efecto indeseado derivado de la relación con algo externo al sujeto, es por
tanto heterónomo. Tiene su génesis fuera del sujeto.

La asunción del riesgo.


Una vez posicionado el fenómeno y percibido su peligro, la existencia expuesta al mismo entra
en una nueva fase en la que calcula o evalúa tanto la probabilidad de que el peligro pase de
potencia a acto, así como la envergadura o monto del daño a recibir.

Esta fase del proceso secuencial que estamos analizando es lo que conocemos por riesgo.

El riesgo es una "evaluación" de probabilidades de daño derivados de la actividad del propio


sujeto, es por tanto autonomo y autorreferente. Tiene su génesis dentro del propio sujeto.

Mientras el peligro como percepción se presenta en las inter-relaciones entre elementos en los
tres estadios de la naturaleza, el riesgo como evaluación o calculo es potestativo del orden de
lo racional, y en el campo que nos ocupa es decir el riesgo social será además potestativo de lo
político.

El riesgo como fase de un proceso complejo

De lo expuesto hasta ahora podemos sacar algunas conclusiones aclaratorias:

- Una, que el riesgo no es una percepción, sino una evaluación. Lo que se percibe es el peligro.

Es curioso que esta distinción entre riesgo y peligro sea aceptada por la mayoría de los
investigadores del tema para a renglón seguido utilizarlos como sinónimos y confundirlos. Esta
libre y confusa utilización que hacemos de los términos peligro y riesgo en su acepción literaria
como sinónimos, sin decantarlas en el lenguaje científico como significantes de dos fases
distintas de un proceso conlleva que gran parte de las investigaciones teóricas y de campo
realizadas como estudios de la "percepción del riesgo", lo que estudian en realidad es la
percepción del peligro (Kaplan y Garrick, "On the Quantitative Definition of Risk". 1981)

- Otra conclusión, es que la fuente u origen del peligro y del riesgo no son coincidentes sino
que son respectivamente fenómeno y existencia expuesta, es decir los dos extremos de la
relación. El origen o la causa de un peligro como fuente potencial de daño es un fenómeno
determinado, es externo al sujeto. Pero el riesgo o probabilidad de que ese peligro suponga un
daño, no depende ni es consecuencia directa del fenómeno, sino del nivel voluntario de
exposición al mismo, es interno al sujeto.

No es lo mismo que a uno lo tiren o empujen al ruedo, que un espontaneo se tire al


ruedo. Al primero se le coloca en una situación de riesgo, mientras que el segundo
asume un riesgo.

Origen del peligro ....... Fenómeno infausto


Origen del riesgo ....... Existencia expuesta

La desagregación conceptual de peligro y riesgo, y bifurcación derivada de sus génesis


respectivas, determina que en el mundo que nos concierne, es decir de lo social, el origen de
los riesgos esta en la sociedad misma y en su exposición voluntaria, a fenómenos con carga de
peligro. Esta decisión social de nivel de exposición a peligros, cae por tanto dentro del terreno
propio de la decisión política (Otway y Thomas, "Reflections on Risk Perception and Policy",
1982).

El peligro y el riesgo se encuentran además en las distinciones de dos tipos de sociedad:


sociedades de peligro y sociedades de riesgo.

En las primeras, las sociedades son expuestas a peligros ineludibles donde no existe la
posibilidad de renunciar a su afrontamiento y por tanto no ha lugar a calculo de riesgo alguno.
En las segundas el afrontamiento de los peligros es voluntario y su asunción depende de una
evaluación de riesgo y en su caso, su aceptabilidad.
La asunción de un riesgo es una situación en la que la sociedad se pone en peligro a sí misma
(Ulrich Beck: La sociedad del riesgo). Esto es importante para poder entender algunas de las
claves del rechazo social a algunos aspectos del desarrollo de la energía nuclear así como
hacernos ver los déficit de las metodologías de investigación más comunes, como por ejemplo
los estudios comparativos entre radioactividad natural y radioactividad industrial: La primera es
un peligro exclusivamente, está ahí y punto, mientras que la segunda al ser un peligro eludible
supone un riesgo. Intentamos comprender y estudiar la aceptabilidad del riesgo en base a las
fuentes de peligro, incluso confundiéndolo con el mismo, lo que se llama clasificación
fenotípica, por lo que no solo adelantamos poco en su esclarecimiento, sino que además se ha
embolicado de forma farragosa su comprensión. Actuamos como el despistado que busca sus
gafas sin percibirse que las lleva puestas; el riesgo es una cualidad intrínseca a las existencia
que se exponen a si mismas en situaciones de peligro.

El posicionamiento erróneo de la génesis del riesgo en la fenomenología de la naturaleza y de


la técnica, conocido en el argot de las disciplinas aplicadas como "riesgos de origen natural y
tecnológico" trata de peligros de origen natural y tecnológico, y conlleva el que los riesgos sean
tratado con la metodología y técnicas de las ciencias físicas y de la naturaleza, es decir
métodos y técnicas formales, "objetivas y racionales", y que las ciencias sociales hayan
seguido el mismo camino incorporando las técnicas y metodologías formales de las ciencias
físicas a su campo de estudio (Starr 1969; Farmer 1981; Rowe 1977; Lowrance 1976, etc.). Sin
embargo, en la realidad el riesgo no es nunca natural ni tecnológico, es siempre social.

La desarmonía entre las conclusiones y expectativas de la racionalidad formal de la ciencia que


informa la decisión política en base a estos puntos de partida, y las actitudes confrontadas a las
mismas de individuos y sociedad, ha tenido consecuencias económicas y de desarrollo
negativas.

Ante esta situación de desencuentro, las ciencias se han explicado argumentando que las
decisiones de la sociedad y los individuos son subjetivas, erróneas e irracionales, que es lo
mismo que decir , que si la realidad no coincide con la teoría, es porque la realidad está
equivocada. Pero lo cierto es que los pretendidamente racionalistas "objetivos" trabajan con un
numero muy restringido de variables mensurables lo que nos lleva a un reduccionismo del
problema, mientras que individuos y sociedad incorporan variables culturales, de justicia,
equidad, de status y roles, etc., muy difíciles de incorporar al pensamiento racionalista de los
ciencias objetivas ( Douglas 1985, Fischoff 1980, Kasperson 1980, etc.).

La situación actual es pues de perplejidad por parte de gobiernos y racionalistas-expertos ante


las reacciones sociales de oposición al desarrollo de ciertas tecnologías, en concreto la
nuclear, que es la que nos ocupa en este informe, pero ello no hace vislumbrar un cambio en
las políticas de análisis de riesgos, pues como dice M. Douglas, "es probable que las
generaciones futuras vean el actual impasse intelectual como la consecuencia que tiende a
sobrevenir cuando una disciplina teórica (en este caso, la teoría del comportamiento racional)
ha generado una poderosa tecnología de análisis que , a su vez, sostiene la intrincada
maquinaria de una administración de la que depende la sociedad contemporánea. Es difícil
resistir al sesgo que se inculca junto con las normas sociales. Son inútiles las criticas aisladas
de las limitaciones de la teoría de la elección racional: esta inserta con demasiada profundidad
en nuestras instituciones. Toda mejora tendrá que ser incrementada sobre su base existente.
No es de extrañar que los estudios sobre la percepción del riesgo eludan cuestiones profundas"
1. Introducción
Tal como se expuso en la consulta de 1995, es importante reconocer la diferencia
entre "peligro" y "riesgo". Un peligro es un agente biológico, químico, físico que puede
tener efectos adversos, mientras que un riesgo es una estimación de la probabilidad y
gravedad de los efectos adversos que pueden tener, en la salud de la población
expuesta.

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