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Jan N. Bremmer, ​El concepto de alma en la antigua Grecia​. Madrid: Siruela.

(pp. 93-94. Apéndice I. ​El alma de las plantas y de los animales​).

«Para ciertos pueblos existe una estrecha relación entre el alma libre animal y un protector de
todos los animales, o, en ocasiones, de animales de determinadas especies. Cuando se mata al
animal, su alma libre se dirige hacia el protector, el cual le asegura un renacimiento. La
existencia de la idea de un protector de estas características, el Señor o Señora de los Animales,
ha sido demostrada en América, África, Asia y el antiguo Oriente Próximo. La idea pervivió
incluso hasta este siglo en la Europa occidental. En la antigua Grecia, Artemisa evolucionó a
partir de una Señora de los Animales de corte similar. Mientras la fe en esa figura protectora se
mantuvo viva, las tribus cazadoras se esforzaron por no dañar innecesariamente a sus presas, ya
que, según pensaban, de hacerlo incurrirían en la cólera del dios.
Cuando los ​misioneros ​o la ​secularización ​perturbaron esta fe, ​el equilibrio entre hombres y
animales se rompió​. Y el daño causado por esta ruptura afectó tanto a los animales como a la
sociedad humana. Así queda ilustrado en ​un fascinante estudio sobre la influencia que el
comercio de pieles ejerció sobre los indios del este de Canadá​.
El contacto con los blancos comportó una secularización general en toda esa área y los
cazadores comenzaron a matar animales de forma indiscriminada, unos cazadores que hasta
entonces preferían pasar hambre a matar demasiados animales. Desaparecidas las sanciones
por la caza excesiva, se abrió el camino para un estilo de vida más cómodo, pero las
consecuencias de esta nueva forma de vivir -el alcoholismo, las enfermedades venéreas-
tuvieron un efecto devastador en la cultura tradicional india.»​.

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