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Según la Definición 1.0, la economía estudia las decisiones que toman las personas al
enfrentarse con los problemas derivados de la escasez. Un ejemplo de decisión económica
que nos concierne a todos es la asignación del tiempo entre sus distintos usos. Como ya
hemos comentado, dado que no somos inmortales, nuestro tiempo es escaso y su
asignación se convierte probablemente en el problema económico más importante de
nuestras vidas. El interés económico de esta decisión es todavía mayor, si cabe, porque el
tiempo no se puede acumular. Mientras estemos vivos, todos disponemos de
exactamente 24 horas cada día —en realidad de 14 porque los 10 restantes las tenemos
que dedicar a comer, a dormir y al mantenimiento de nuestro cuerpo— y, por mucho que
nos empeñemos, no las podemos almacenar. Por ejemplo, la noche del viernes que viene
sólo va a ocurrir una vez en nuestras vidas y, nos guste o no, tenemos que vivirla
precisamente entonces. Por más que queramos no podemos hacer nada por adelantarla
ni por retrasarla.
Los economistas clasifican los distintos usos que podemos hacer de nuestro tiempo en dos
grandes categorías: las actividades remuneradas, a las que llaman trabajo, y las
actividades sin remunerar, como el estudio, el trabajo doméstico o el recreo, que suelen
recibir el nombre genérico de “ocio”.

Otra decisión de especial interés para los economistas es la asignación de los ingresos, que
se conocen con el nombre técnico de renta. Al contrario de lo que ocurría con el tiempo,
la renta se puede acumular, y en algunos casos se puede gastar antes de haberse
obtenido. Entre los distintos usos que podemos hacer de la renta, los economistas
distinguen la parte que nos gastamos y la parte que ahorramos, presumiblemente para
gastárnosla en el futuro.
La economía también estudia las decisiones que toman las empresas. Entre estas
decisiones las más importantes son las decisiones de producción —¿qué producir y cómo
hacerlo? — y las decisiones de empleo —¿cuántos trabajadores se deben contratar?,
¿cuántas máquinas, y de qué tipo? Además de las decisiones individuales, la teoría
económica también estudia las decisiones colectivas.
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Según la Definición anterior, la característica esencial de las decisiones económicas es que
su objetivo es resolver problemas derivados de la escasez. En realidad, la relación entre la
economía y la escasez no puede ser más sencilla: sin escasez, la economía no tiene
sentido.
Por ejemplo, supongamos que hay personas que son inmortales, ellos no estudian
economía porque no tienen nada que economizar. Pueden pasarse meses sin ni siquiera
moverse, porque saben que les sobra el tiempo para hacer todas las cosas, y para vivir
todas las vidas una y otra vez para siempre.
En el mundo real las cosas no son así. Es cierto que algunos recursos no son escasos y, en
consecuencia, no son objeto de decisiones económicas. Algunos de esos recursos son tan
abundantes en relación con sus usos que ni siquiera se han definido derechos de
propiedad sobre ellos.
Por ejemplo, El aire atmosférico y la arena de las playas son ejemplos de estos recursos
abundantes. Que los motores de un avión en un viaje transatlántico utilicen la misma
cantidad de oxígeno que una persona en toda su vida no nos importa, porque el aire
atmosférico contiene oxígeno de sobra para todas las personas, para todos los aviones y
para todos los demás usos que queramos hacer de él.
Pero si exceptuamos dos o tres ejemplos más o menos rebuscados, nuestro tiempo,
nuestros ingresos y la mayoría de las cosas que nos interesan son escasas y, por lo tanto,
son objeto de decisiones económicas. Por esta razón, aunque sea inconscientemente, el
análisis económico ocupa un lugar central en nuestras vidas, y aprender economía nos
enseña a decidir mejor.
La escasez de recursos y la necesidad de elegir

La base del «problema económico» radica en que los seres humanos tienen una serie de
necesidades y disponen de unos recursos escasos para satisfacerlas.
• Los recursos son escasos.
Para obtener bienes y servicios es preciso disponer de recursos con los que producirlos.
Por ejemplo, para satisfacer la necesidad de alimentarnos se requiere tierra, maquinaria y
agricultores para cultivar el trigo, que a su vez se transformará en harina, y que finalmente
servirá para producir la pizza que satisface nuestra necesidad.
El problema es que estos recursos son escasos, es decir, su cantidad no es suficiente para
satisfacer todas las necesidades de una sociedad. Seguramente recuerdas situaciones
personales en las que el presupuesto no daba para todo. Lo que te ocurre a ti o a tu
familia sucede también en el conjunto de la sociedad. La sociedad tiene necesidades
colectivas como vivienda, transporte, educación, sanidad, etc., pero hay más necesidades
que recursos o medios para satisfacerlas.
Hay muchos recursos escasos: el tiempo dedicado al trabajo, las fábricas, los minerales, la
madera o el petróleo, por ejemplo, son insuficientes para satisfacer las crecientes
necesidades sociales. Y en una economía global, con una población en continuo aumento,
incluso el aire puro y el agua se han convertido en recursos escasos. El tiempo también lo
es: el día tiene 24 horas.

• La necesidad de elegir La economía estudia el modo en que la sociedad gestiona sus


recursos escasos para lograr el bienestar material de sus miembros.
La actividad económica surge precisamente para superar el problema de la escasez de
recursos. La imposibilidad de obtener todo lo que deseamos nos obliga a elegir qué bienes
y servicios se van a producir y en qué cantidades, es decir, debemos decidir a qué
necesidades vamos a dedicar nuestros recursos y cuáles vamos a dejar insatisfechas.
Los responsables de elegir son los agentes económicos, es decir, los protagonistas de la
economía en sus decisiones diarias:
a. Las familias y los individuos. Con unos ingresos limitados, tendrán que elegir, por
ejemplo, entre disfrutar de más vacaciones o reformar la vivienda, entre un nuevo
ordenador o una bicicleta, si dedicar más tiempo al trabajo o al ocio, etc.
b. Las empresas. Deciden qué producir, y cuántos trabajadores y equipos utilizar para ello,
teniendo en cuenta que disponen de un capital limitado,
c. El Estado, las comunidades autónomas y los ayuntamientos. Con el presupuesto de
que disponen, deberán decidir si lo emplean en más hospitales o más carreteras, más
becas o una mejora en las pensiones, etc.
Tomar una decisión, por tanto, es elegir entre varias alternativas. Por ello, para valorar
estas decisiones, se deben tener presentes las prioridades o fines y valores que la
sociedad trata de alcanzar. Entre estos valores destacan la eficiencia en el uso de los
recursos y la equidad en la distribución de los ingresos.

3. LOS DISTINTOS TIPOS DE NECESIDADES


Las necesidades se manifiestan como la sensación de carencia de algo unida al deseo de
satisfacerla. La economía se interesa especialmente por aquellas necesidades cuya
satisfacción requiere el empleo de recursos escasos.
Necesidades primarias y secundarias
No todas las necesidades que experimentamos tienen el mismo carácter. Por una parte,
existen las que son comunes a cualquier ser humano, tales como alimentarse, vestirse y
tener una vivienda. Son las llamadas necesidades básicas o primarias, aquellas que es
imprescindible satisfacer para poder sobrevivir.
En una sociedad desarrollada, estas necesidades están prácticamente cubiertas para la
mayoría de la población. Sin embargo, existen muchos países en los que no están
garantizadas, con lo que el problema económico se manifiesta con toda su crudeza.
La evolución y el bienestar de las sociedades desarrolladas han hecho que haya ido
ampliando el concepto de necesidades primarias. Por ejemplo, la educación o la sanidad,
que actualmente nos parecen fundamentales, durante muchos siglos no han sido
consideradas como tales, ya que la preocupación principal del ser humano era cubrir sus
necesidades más básicas.
De esta manera, hoy día se entienden como necesidades primarias todas aquellas que hay
que satisfacer para poder vivir dignamente como ciudadano. Por tanto, el bienestar
humano no consiste solo en la mera supervivencia, sino en el desarrollo integral
(económico, social y cultural) de la persona.
Aparte de las básicas, el ser humano, como ser social, tiene otro tipo de necesidades cada
vez más evolucionadas, como el ocio, la comunicación, etc. Estas, necesidades
secundarias, que surgen con la evolución y el desarrollo de sociedad, tienden a aumentar
el nivel de satisfacción y bienestar del individuo.
La escasez, un concepto relativo
La evolución de las necesidades y el modo de satisfacerlas dependen, entre otros factores,
de la clase o grupo social al que se pertenece, del momento histórico en que se vive, del
área geográfica en la que se nace, del grado de desarrollo de un país y del modo como
esté repartida la riqueza entre sus habitantes. Estas circunstancias hacen que la escasez
de recursos para satisfacer todo lo que necesitamos (problema básico de toda economía)
no se perciba de la misma manera por las distintas personas que integran una sociedad, ni
todos los países lo vivan de la misma forma.
Por tanto, aunque la escasez está presente en el seno de todas las sociedades, el grado
con el que se manifiesta entre países y personas es sustancialmente diferente. Es decir, la
escasez es un término relativo.

CLASIFICACIÓN DE LOS BIENES Y SERVICIOS


Podemos definir los bienes como todas aquellas cosas que se consideran adecuadas para
satisfacer las necesidades humanas.
Junto con los bienes materiales (alimentos, ropa, etc.) hay otro tipo de bienes inmateriales
(atención sanitaria, transporte, etc.), que llamamos servicios.

SE CLASIFICAN EN
• Según su escasez o abundancia, los bienes económicos son aquellos que además de ser
útiles, no se hallan disponibles de forma libre en la naturaleza, es decir, hay que
transformarlos para que sirvan a las necesidades humanas. Son bienes escasos y su
obtención requiere un esfuerzo. Por su parte, los bienes no económicos, también
denominados bienes libres o gratuitos, son abundantes y están disponibles sin esfuerzo
económico (el aire, el sol, el agua del mar, etc).
• Según su función, los bienes económicos se pueden clasificar en bienes de consumo, que
sirven para satisfacer directamente una necesidad (muebles, alimentos, juguetes) y bienes
de producción o de capital, que no procuran una satisfacción inmediata, pero sirven para
producir otros bienes (máquinas, herramientas). En los bienes de consumo, a su vez,
podemos distinguir entre bienes duraderos, que nos permiten un uso prolongado en el
tiempo (electrodomésticos, vivienda), y bienes perecederos o de consumo inmediato, que
desaparecen una vez consumidos (alimentos).
• Según su grado de elaboración, están los bienes intermedios, que son los que requieren
una transformación para llegar a ser bienes finales o bienes que ya son aptos para el
consumo. Por ejemplo, la madera que se transforma en papel (bien intermedio) con el
que obtenemos el libro (bien final). Algunos pueden ser intermedios o finales en función
del uso que les demos: la leche puede ser bien intermedio para producir queso o un bien
final cuando la consumimos directamente.
• Según la relación que mantienen entre sí, los bienes complementarios son aquellos que
es necesario consumir conjuntamente (lavadora y detergente, coche y gasolina), mientras
que los bienes sustitutivos son aquellos que satisfacen una misma necesidad (avión y
barco, peras y manzanas). • Según se puedan compartir o no simultáneamente por varias
personas, están los bienes privados (coche particular) y los bienes públicos o colectivos
(parque, biblioteca pública).

Ejemplos de bienes libres

1- La luz solar

La luz solar es un buen ejemplo de un bien libre. Es abundante en la


naturaleza y su consumo no es racionado, como ocurre con otro tipo de
bienes escasos.

Tiene un valor de uso porque es indispensable para la vida en el


planeta. Es un bien libre mientras no es sometido a un proceso
industrial.

Este bien proporciona vitamina E al organismo. Nutre el sistema


nervioso y activa el metabolismo a través de un proceso de respiración
celular que se produce en las mitocondrias, las cuales son una especie
de centrales generadoras de energía contenidas en cada célula del
cuerpo.

2- El aire

El aire es portador de oxígeno, otro bien libre indispensable para activar


procesos químicos en el organismo.

Al igual que en el caso de la luz, sería imposible la vida en la Tierra sin


el aire. Es posible pasar varios días sin comer o sin beber agua, pero no
es posible pasar más de unos cuantos minutos sin respirar.

3- El agua

Aunque en las ciudades se paga por los servicios de agua y esta es un


bien escaso en muchas regiones del planeta, el agua corre libremente
en abundancia en otros lugares como lagos, ríos y mares, y cualquiera
la puede tomar sin ninguna restricción.

Claro está, se trata del agua no potable, porque por los servicios de
agua tratada o mineral sí deben pagarse.

4- La lluvia

Este bien necesario para las cosechas y la fertilidad de los suelos se


distribuye a todos por igual cuando se precipita desde las nubes. Sin la
lluvia, se secarían los reservorios de agua para el consumo humano y
animal.

La vida en el planeta sería muy difícil y casi imposible sin la presencia de


la lluvia, porque es un bien generador de vida y activador de procesos
productivos.

5- La arena

La arena es otro bien libre disponible en los desiertos; no le pertenece a


nadie y se puede disponer de esta sin más limitaciones que la
posibilidad de cargarla a través de las dunas.

Características de los bienes libres

– Creados por la naturaleza

– Gratuitos

– Muchos son abundantes

– Intransferibles

– Útiles

– No tienen valor de cambio


1.2.3. Los tipos de bienes y servicios económicos
Los bienes económicos se pueden clasificar en bienes de consumo o de capital.
Los bienes de consumo satisfacen directamente las necesidades de los individuos y se
dividen en durables (tienen un uso prolongado, por ejemplo, un televisor, una heladera) y
no durables (perecen en su utilización, por ejemplo, los alimentos).
Por otra parte, tenemos los bienes de capital, que son el conjunto de bienes que se
utilizan en el proceso de producción de otros bienes, dentro de los cuales se encuentran
los de capital físico (edificios, materias primas), capital humano y capital financiero
(fondos disponibles).
De acuerdo a su función, también se pueden agrupar en bienes intermedios o bienes
finales.
Los bienes intermedios son aquellos que necesitan ser transformados para poder ser
utilizados como un bien de consumo (por ejemplo, harina) y los bienes finales, son los que
pueden destinarse al consumo en su estado actual (por ejemplo, una manzana).
Los bienes que se utilizan en el proceso de producción, que denominamos factores de
producción, los dividimos en tres categorías principales: recursos naturales, trabajo y
capital.
Los recursos naturales como factor productivo engloban el uso de la tierra en la
producción agropecuaria, así como también los productos minerales que se pueden
extraer de ella.
El trabajo puede destinarse a la creación de bienes materiales o a la producción de
servicios, como por ejemplo en el caso de un electricista.
Existen numerosas actividades que constituyen servicios como, por ejemplo: la
distribución de alimentos, las actividades que se realizan dentro de un hotel, las
vendedoras de un comercio, las actividades financieras, etc.
FACTORES DE PRODUCCIÓN
Todo aquello que se requiere para producir un bien o servicio desde los insumos
materiales, hasta el trabajo operativo y administrativo, pasando por los servicios de
electricidad y agua, entre otros muchos bienes intermedios.
Son los elementos o recursos que requiere la cadena económica productiva, la cual
mantiene el funcionamiento adecuando del circuito social y económico de un lugar. Dicho
de otra manera, los factores productivos son los medios necesarios para el proceso de
producción.
Tanto las empresas, como los individuos particulares, que se hallan en condición de
productores, requieren de factores productivos para la obtención de sus bienes o
servicios. Además, la oferta y la demanda de estos factores, regula el precio de los
mismos.
Tradicionalmente a los factores de producción se les clasifica como trabajo, tierra
(naturaleza) y capital. Más recientemente también se habla de Iniciativa Empresarial.
El factor naturaleza (tierra) está constituido por las fuentes naturales que proporcionan la
materia prima, la cual inicia la cadena productiva. Dentro de este factor se encuentran,
por ejemplo: las tierras empleadas para la agricultura y la ganadería, la flora y la fauna, los
yacimientos, los bosques, la energía proveniente de la naturaleza (ej.: energía
hidroeléctrica, energía eólica). La contraprestación que este factor “recibe” por su
participación en el proceso productivo se llama “renta”.
El factor trabajo se compone del esfuerzo o las capacidades humanas (del trabajador), que
pueden ser tanto físicas como intelectuales; en ambos casos, aplicadas a la materia prima.
El factor trabajo beneficia tanto a los grandes y pequeños productores, como al trabajador
en sí mismo, pues al vender su esfuerzo, recibe un salario que le sirve para mantenerse
económicamente. De esta manera, el beneficio es recíproco, entre los empresarios y los
empleados de éstos (no obstante, los empresarios reciben por lo general mayores
ganancias). Por el trabajo que las personas realizan en el proceso de producción reciben
una contraprestación llamada “salario”.
El factor capital es aquel en donde se encuentran los elementos o medios económicos,
como la infraestructura, las maquinarias, el dinero, y demás medios de producción; que se
aplican a los factores anteriores (naturaleza y trabajo). Este factor posibilita el giro
comercial de una empresa. El factor capital interviene en el proceso productivo a cambio
de “intereses”.
El factor iniciativa empresarial se refiere a la capacidad de reunir y organizar los factores
anteriores para producir bienes y tecnologías cada vez mejores o más desarrolladas. La
retribución del empresario es el” beneficio”.
Más recientemente también se clasifica a los factores de producción en factores humanos
y materiales. Los humanos se relacionan con todo esfuerzo humano ligado al acto de
producción y, por ello, incluye el trabajo operativo y el intelectual. Los factores materiales
se refieren a todos los bienes y servicios que se usan de forma intermedia para producir
otros bienes y servicios. Es decir, el factor material incluye a la naturaleza y al capital,
descritos anteriormente.

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