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Temas Clase 2
Temas Clase 2
Según la Definición 1.0, la economía estudia las decisiones que toman las personas al
enfrentarse con los problemas derivados de la escasez. Un ejemplo de decisión económica
que nos concierne a todos es la asignación del tiempo entre sus distintos usos. Como ya
hemos comentado, dado que no somos inmortales, nuestro tiempo es escaso y su
asignación se convierte probablemente en el problema económico más importante de
nuestras vidas. El interés económico de esta decisión es todavía mayor, si cabe, porque el
tiempo no se puede acumular. Mientras estemos vivos, todos disponemos de
exactamente 24 horas cada día —en realidad de 14 porque los 10 restantes las tenemos
que dedicar a comer, a dormir y al mantenimiento de nuestro cuerpo— y, por mucho que
nos empeñemos, no las podemos almacenar. Por ejemplo, la noche del viernes que viene
sólo va a ocurrir una vez en nuestras vidas y, nos guste o no, tenemos que vivirla
precisamente entonces. Por más que queramos no podemos hacer nada por adelantarla
ni por retrasarla.
Los economistas clasifican los distintos usos que podemos hacer de nuestro tiempo en dos
grandes categorías: las actividades remuneradas, a las que llaman trabajo, y las
actividades sin remunerar, como el estudio, el trabajo doméstico o el recreo, que suelen
recibir el nombre genérico de “ocio”.
Otra decisión de especial interés para los economistas es la asignación de los ingresos, que
se conocen con el nombre técnico de renta. Al contrario de lo que ocurría con el tiempo,
la renta se puede acumular, y en algunos casos se puede gastar antes de haberse
obtenido. Entre los distintos usos que podemos hacer de la renta, los economistas
distinguen la parte que nos gastamos y la parte que ahorramos, presumiblemente para
gastárnosla en el futuro.
La economía también estudia las decisiones que toman las empresas. Entre estas
decisiones las más importantes son las decisiones de producción —¿qué producir y cómo
hacerlo? — y las decisiones de empleo —¿cuántos trabajadores se deben contratar?,
¿cuántas máquinas, y de qué tipo? Además de las decisiones individuales, la teoría
económica también estudia las decisiones colectivas.
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Según la Definición anterior, la característica esencial de las decisiones económicas es que
su objetivo es resolver problemas derivados de la escasez. En realidad, la relación entre la
economía y la escasez no puede ser más sencilla: sin escasez, la economía no tiene
sentido.
Por ejemplo, supongamos que hay personas que son inmortales, ellos no estudian
economía porque no tienen nada que economizar. Pueden pasarse meses sin ni siquiera
moverse, porque saben que les sobra el tiempo para hacer todas las cosas, y para vivir
todas las vidas una y otra vez para siempre.
En el mundo real las cosas no son así. Es cierto que algunos recursos no son escasos y, en
consecuencia, no son objeto de decisiones económicas. Algunos de esos recursos son tan
abundantes en relación con sus usos que ni siquiera se han definido derechos de
propiedad sobre ellos.
Por ejemplo, El aire atmosférico y la arena de las playas son ejemplos de estos recursos
abundantes. Que los motores de un avión en un viaje transatlántico utilicen la misma
cantidad de oxígeno que una persona en toda su vida no nos importa, porque el aire
atmosférico contiene oxígeno de sobra para todas las personas, para todos los aviones y
para todos los demás usos que queramos hacer de él.
Pero si exceptuamos dos o tres ejemplos más o menos rebuscados, nuestro tiempo,
nuestros ingresos y la mayoría de las cosas que nos interesan son escasas y, por lo tanto,
son objeto de decisiones económicas. Por esta razón, aunque sea inconscientemente, el
análisis económico ocupa un lugar central en nuestras vidas, y aprender economía nos
enseña a decidir mejor.
La escasez de recursos y la necesidad de elegir
La base del «problema económico» radica en que los seres humanos tienen una serie de
necesidades y disponen de unos recursos escasos para satisfacerlas.
• Los recursos son escasos.
Para obtener bienes y servicios es preciso disponer de recursos con los que producirlos.
Por ejemplo, para satisfacer la necesidad de alimentarnos se requiere tierra, maquinaria y
agricultores para cultivar el trigo, que a su vez se transformará en harina, y que finalmente
servirá para producir la pizza que satisface nuestra necesidad.
El problema es que estos recursos son escasos, es decir, su cantidad no es suficiente para
satisfacer todas las necesidades de una sociedad. Seguramente recuerdas situaciones
personales en las que el presupuesto no daba para todo. Lo que te ocurre a ti o a tu
familia sucede también en el conjunto de la sociedad. La sociedad tiene necesidades
colectivas como vivienda, transporte, educación, sanidad, etc., pero hay más necesidades
que recursos o medios para satisfacerlas.
Hay muchos recursos escasos: el tiempo dedicado al trabajo, las fábricas, los minerales, la
madera o el petróleo, por ejemplo, son insuficientes para satisfacer las crecientes
necesidades sociales. Y en una economía global, con una población en continuo aumento,
incluso el aire puro y el agua se han convertido en recursos escasos. El tiempo también lo
es: el día tiene 24 horas.
SE CLASIFICAN EN
• Según su escasez o abundancia, los bienes económicos son aquellos que además de ser
útiles, no se hallan disponibles de forma libre en la naturaleza, es decir, hay que
transformarlos para que sirvan a las necesidades humanas. Son bienes escasos y su
obtención requiere un esfuerzo. Por su parte, los bienes no económicos, también
denominados bienes libres o gratuitos, son abundantes y están disponibles sin esfuerzo
económico (el aire, el sol, el agua del mar, etc).
• Según su función, los bienes económicos se pueden clasificar en bienes de consumo, que
sirven para satisfacer directamente una necesidad (muebles, alimentos, juguetes) y bienes
de producción o de capital, que no procuran una satisfacción inmediata, pero sirven para
producir otros bienes (máquinas, herramientas). En los bienes de consumo, a su vez,
podemos distinguir entre bienes duraderos, que nos permiten un uso prolongado en el
tiempo (electrodomésticos, vivienda), y bienes perecederos o de consumo inmediato, que
desaparecen una vez consumidos (alimentos).
• Según su grado de elaboración, están los bienes intermedios, que son los que requieren
una transformación para llegar a ser bienes finales o bienes que ya son aptos para el
consumo. Por ejemplo, la madera que se transforma en papel (bien intermedio) con el
que obtenemos el libro (bien final). Algunos pueden ser intermedios o finales en función
del uso que les demos: la leche puede ser bien intermedio para producir queso o un bien
final cuando la consumimos directamente.
• Según la relación que mantienen entre sí, los bienes complementarios son aquellos que
es necesario consumir conjuntamente (lavadora y detergente, coche y gasolina), mientras
que los bienes sustitutivos son aquellos que satisfacen una misma necesidad (avión y
barco, peras y manzanas). • Según se puedan compartir o no simultáneamente por varias
personas, están los bienes privados (coche particular) y los bienes públicos o colectivos
(parque, biblioteca pública).
1- La luz solar
2- El aire
3- El agua
Claro está, se trata del agua no potable, porque por los servicios de
agua tratada o mineral sí deben pagarse.
4- La lluvia
5- La arena
– Gratuitos
– Intransferibles
– Útiles