Está en la página 1de 3

CONTEXTO HISTÓTICO

En el marco de situaciones de dependencia que vivieron las colonias de América Latina,


Beatriz Gonzáles Sthepan se ha propuesto reunir en su libro “FUNDACIONES: CANON,
HISTORIA Y CULTURA NACIONAL” las bases de la historiografía literaria del Perú y
de Hispanoamérica que junto a poetas y escritores, han creado un espacio crítico, un nuevo
enfoque basado en las necesidades particulares de la época durante el periodo de la
independencia.

Empieza Gonzáles por describir la conciencia de estos pensadores: “Desde finales del
siglo XVIII, los criollos de Hispanoamérica advirtieron su realidad al margen de los
adelantos de la Europa no hispánica y se dieron a la tarea de cimentar la conciencia de esa
situación. Fue necesario, una vez independizados de España, crear una mentalidad
apropiada para la consolidación de las nuevas naciones y establecer los caracteres de una
cultura "americana" en el contexto de una nueva subordinación”(2002,41)
Tras la conciencia del atraso, surgió la necesidad de reestructurar el continente sobre
nuevas bases acordes con la razón independentista. Cuando en el siglo XIX se produjo la
ruptura política con España, a América ,ahora "independiente", le quedó como herencia la
raigambre mental propia de su colonización.
Esta época marca el acontecer histórico y su destino político, matizado por una
transversalidad de generación de ideas: “Concretó en una originalidad literaria capaz de
constituir el marco conceptual que encausa a los países hacia la deseada libertad y el
progreso social. Incentivó a lo largo de toda la centuria la reflexión atenta por una
emancipación intelectual. Así, los ensayos, los artículos, los estudios de carácter
sociológico y las polémicas estuvieron sostenidos por una voluntad libertaria de
interpretación americana,, pero no con suficiente agilidad puesto que la formación de
estados democráticos, tras su afán de la modernización, caían en una base aún feudal y
esclavista y se abría paso el ensayo polémico que procuraba fundar mediante el poder de la
palabra el carácter de unas naciones que se debatían entre un pasado y su propia
construcción de identidad política”. Gonzáles (2002,43)
El problema de difusión de las ideas y conocimientos osciló entre lo nacional, el grado de
institucionalización de la lengua española, el estudio del pasado colonial, los orígenes de
los procesos literarios nacionales, el diseño de las historias literarias, la adaptación de
modelos europeos, los riesgos de la imitación. Las ideas americanas tendieron a fijar
respuestas culturales acabadas sobre la consolidación cultural nacional que a duras penas
lograba controlar un espacio territorial.
Así, es como se puede marcar el nacimiento del romanticismo como proyecto liberal “Se
pueden observar en los diversos niveles de la realidad: “la ideología del Romanticismo
liberal presentó un desfase entre las declaraciones nacionalistas y americanistas y los
intereses de la burguesía librecambista. La construcción de estados modernos amparados
bajo el aparataje teórico del constitucionalismo democrático, desarrolló una política
económica liberal hacia los mercados europeos y se mantuvieron gobiernos conservadores,
que, bajo los lemas de orden, paz y progreso, permitieron el fortalecimiento y
modernización de las elites tradicionales. Las luchas entre liberales y conservadores
desgarrarían la vida política de los países, sino que las manifestaciones intelectuales se
debatían entre un pensamiento conservador y un pensamiento liberal que perfilaba los
intereses de los grupos itinerantes”, Gonzáles (2002,45)
Entonces las producciones culturales, las historias literarias nacionales en Particular,
ejercieron una función ideológica dentro de los modelos del pensamiento liberal o
conservador.
El interés histórico se centra en cómo se articularon durante el siglo XIX las formaciones
económicas y sociales con las formaciones discursivas, y sobre todo, la expresión en ellas
de las tendencias ideológicas dominantes, que orientan y fijan un sistema de esquemas que
involucraron los procesos históricos. En resumen las tradicionales estructuras aristocráticas
terratenientes en Perú, fueron las que controlaron la organización del nuevo Estado.
Hispanoamérica en los momentos de su emancipación exhibía una estructura feudal-
colonial en extremo regida por latifundistas, orientados hacia la exportación del mercado
mundial
Hace referencia a la formación de poderes que lograron captar la influencia predominante y
que fueron en su base de difusión del poder y de su sistema político: “Capitalistas y
simultáneamente conservando las formas de producción precapitalistas. Por lo tanto, los
elementos burgueses, al no asumir el papel hegemónico, permanecieron en una sumisión
ante la influencia de la fracción liberal de los terratenientes criollos. El período que se
extiende desde 1825 hasta 1850, correspondió a una etapa de predominio conservador,
respaldada por gobiernos militares, lo cual se convirtió en el desencuentro histórico de las
tendencias de la independencia que terminaron por bloquear la vía democrática del
desarrollo. La formación del Estado nacional en Hispanoamérica asumió un carácter
conservador, por cuanto que se dio en términos generales una estrecha alianza entre los
intereses laicos y los dominios eclesiásticos al defender la gran propiedad feudal,
impidieron el funcionamiento y la propia existencia del Estado nacional”, Gonzáles
(2002,47)
En el contexto de la situación Hispanoamérica también permean la serie de intereses afines
comprometidos con la idea de poder y dominio, que desataron toda forma de oposición a
las ideas de cambio “De allí, como contrapartida, es como aparecieron la presencia de
intereses económicos extranjeros, unas veces agrupados por una oligarquía terrateniente
liberal, unas veces rechazados por la iglesia y una oligarquía más conservadora, aunque
siguieron existiendo grupos de Pequeños productores, artesanos y comerciantes esmerados
en mantener y satisfacer un mercado nacional y local frente a toda esta política
librecambista. Una vez realizados los cambios que había traído la Independencia, se le
cerraron el paso al ascenso de otras clases, corrigiendo, los brotes de libertad. El
conservadurismo enemistó contra las teorías de la Revolución Francesa, contra el
igualitarismo, prohibió el pensamiento de Jeremías Bentham, Voltaire, Rousseau y Comte.
El principio liberal fue considerado como una degradación del orden divino; y la
democracia la instauración del desorden. Puso resistencia a que los países se organizaran
institucionalmente a través del establecimiento de constituciones como fundamento de la
nación. En todo caso, lograban aceptar un Parlamento aristocrático. Se puede decir que el
pensamiento conservador fue la transposición y expresión ideológica de los intereses de la
aristocracia feudal- esclavista y del clero. Por consiguiente, la polarización se dió en los
términos de una conservación de las estructuras hispánicas y una ruptura con esa tradición
al menos en el plano ideológico- y la adhesión a los modelos europeos no hispánicos como
paradigmas históricos”. Gonzáles (2002,47)

“Las historias literarias surgieron ligadas con el nacionalismo político del siglo XIX, de allí
que se vea como natural El florecimiento de las literaturas nacionales coincide, en la
historia de Occidente, con la afirmación política de la idea nacional ,con la revolución
liberal y el orden capitalista . El "nacionalismo" en la historiografía literaria, es por tanto un
fenómeno de la más pura raigambre política, extraño a la concepción estética del arte. La
nación misma es una abstracción, una alegoría, un mito, que no corresponde a una realidad
constante y precisa, científicamente determinable”, señala Gonzáles, (2002,53)
Concebida la historia de la literatura peruana sobre la base de la lengua española como la
categoría en que se halla depositada la nacionalidad literaria , es a todas luces una quimera:
El dualismo quechua-español del Perú, no resuelto aún, hace de la literatura nacional un
caso de excepción que no es posible estudiar con el método para las literaturas nacionales,
puesto que las lenguas regionales como es el caso de los grupos étnicos hispanohablantes
quedaron marginadas o simplemente valoradas como "muertas”.
Así se refiere a la heterogeneidad que se produce en el contexto literario que no alcanzaba
un nivel de unidad y retardaban su gestión de integración nacional: “Se comprendía que la
obra literaria era la expresión de la individualidad de un autor sobre la cual incidían el
clima, el medio y la raza, inmersa en una sociedad y en una época determinada. El carácter
de una literatura estaba anclado en una serie de factores contingentes básicamente sociales
diversos y de momentos históricos diferentes que no podían hacer de ella un objeto
ahistórico. Los preceptos neoclásicos eran definitivos.” Gonzáles (2002,54)
Sin embargo, de alguna forma se sintió cierta orfandad en cuanto a no poder Poseer una
lengua propia americana que caracterizara a este grupo, las diversas lenguas indígenas,
aun notablemente vivas, representaban lógicas culturales antimodernas, además de no haber
sido lenguas de clase letrada.

También podría gustarte