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Les pido que, para la Instancia de Coloquio Final Integrador, preparen una exposición breve (aprox. 10
minutos) de este trabajo para compartir con el resto del grupo/clase en la que, principalmente, tomen
como hipótesis central el pasaje que consigno a continuación:
Las prácticas educativas construyen e imponen una visión legítima que cuando más se aleja de los
estudiantes provoca relaciones de poder simbólicas que terminan devaluando a los hablantes. En este
sentido una escuela que adhiera a los postulados de una didáctica sociocultural deberá poner el foco en
los procesos de discursivización ya que estos expresan, inhiben o alientan transformaciones, acuerdos y
desacuerdos. Es la estructura social la que origina cambios y es la escuela el dispositivo social que debe
trabajar la variedad como una posibilidad real, como una realidad escolar que puertas afuera sucede y
contribuye a la dinámica del lenguaje. Como sostiene Bixio, es posible un corrimiento de ese lugar desde
el cual todo lo que dice y hace la escuela prestigia el saber -incluso la variedad de lengua que enseña- y
una invitación a repensar el lugar de las variedades en el curriculum oficial.
Coloquio:
Las prácticas educativas construyen e imponen una visión legítima que cuando más se aleja de los
estudiantes provoca relaciones de poder simbólicas que terminan devaluando a los hablantes. En este
sentido una escuela que adhiera a los postulados de una didáctica sociocultural deberá poner el foco en
los procesos de discursivización ya que estos expresan, inhiben o alientan transformaciones, acuerdos y
desacuerdos. Es la estructura social la que origina cambios y es la escuela el dispositivo social que debe
trabajar la variedad como una posibilidad real, como una realidad escolar que puertas afuera sucede y
contribuye a la dinámica del lenguaje. Como sostiene Bixio, es posible un corrimiento de ese lugar desde
el cual todo lo que dice y hace la escuela prestigia el saber -incluso la variedad de lengua que enseña- y
una invitación a repensar el lugar de las variedades en el currículum oficial.
DIAP 1:
DIAP 2:
Cercanas a las experiencias lectoras y escritoras de los estudiantes, atentas a las variedades locales y
que el punto de partida sea siempre esta variedad y no la lengua estándar que en definitiva es otra
variedad, la aceptada como formal y con cierto carácter universal.
DIAP 3:
De parte del docente es necesario la formación específica, la reflexión periódica sobre sus
intervenciones didácticas, el replanteo de formas enquistadas y propuestas ya anacrónicas de
enseñanza, el trabajo con el error y los problemas de escritura como así también pensar las
nuevas formas de leer y escribir que –en la era de las tecnologías “de la pantalla”- ingresan a la
escuela y sus formatos de escritura convencionales.
DIAP 4:
En este sentido resulta necesario aclarar qué postura adoptamos como futuros educadores. En el
recorrido de lectura realizado hasta el momento nos queda claro que las teorías presentadas no son
recetas, que deben ser simplemente aplicadas. Ni tampoco caer en enamoramientos respecto de lo nuevo,
es decir, aunque un paradigma supere al anterior las teorías siempre deben ser revisadas.
En segundo lugar, creemos que a la hora de tomar decisiones es de suma importancia pensar en el
doble objeto de enseñanza que nos compete. Las propuestas didácticas que presentemos deberán estar
orientadas no solo a la resolución de problemas, sino también a la búsqueda de competencias nuevas. Nos
parece acertado retomar algunas palabras de Raiter (2009) “Si una niña o niño que no presenta patologías
no aprende a leer y escribir en la escuela, fracasó la escuela. No existe, en principio, absolutamente
ningún impedimento cognitivo para que pueda realizar esta tarea. No aprender a leer y escribir no es –en
sí mismo- un síntoma de patología alguna: en la escuela se detectan dificultades, las patologías se
diagnostican por medios independientes al escolar. Los porcentajes de niñas y niños con patologías
específicas que les impedirían el aprendizaje de la lectura son ínfimos”.
DIAP 5:
“En el proceso de definición del objeto “lengua”, es necesario hablar del lugar del docente que lo
piensa como objeto a ser enseñado. El docente, a la hora de pensar su “aula de lengua”, puede optar por
posicionarse como mero reproductor de contenidos, ya sean estos propuestos (o impuestos) por
documentos oficiales, desde el mercado editorial o la institución en la que lleva a cabo sus prácticas; o,
puede elegir situarse como “autor de su propio curriculum” (Gerbaudo, 2011) y construir con autonomía
el objeto que presentará a sus estudiantes. El docente puede concebir la enseñanza del objeto en pos de
contribuir a una reflexión sobre la lengua y la constitución de una identidad lingüística o puede
reproducir, por ejemplo, libros de textos diseñados generalmente por editoriales que priorizan la
necesidad de unificar la lengua y superponen la enseñanza del español “global” sobre la enseñanza del
español regional. En esta clase de elecciones se define el rol del docente, quien opta por transmitir el
respeto por las diferencias discursivas o posicionarse como el garantizador de unidad y pureza, como un
“corrector de regionalismos”, el que ocupa el rol ejemplar y la función del castigo. La postura que el
docente adopte, ya sea “técnico-reproductor” o “autor de su propio curriculum”, impactará
inevitablemente en la manera en que concebirá la enseñanza del objeto disciplinar para volverlo un objeto
para ser enseñado. Preguntarnos cómo se piensan los docentes nos lleva entonces a interrogarnos además
sobre cómo piensan el objeto en sus “aulas de lengua”.
DIAP 6:
En este sentido, ensayamos tres posibilidades para la definición del objeto disciplinar lengua.
- Una primera posibilidad sería concebir a la lengua como un instrumento de comunicación,
pautando como objetivo principal de la enseñanza el desarrollo de la competencia comunicativa, definida
como “la capacidad que tiene un hablante de comunicarse adecuadamente en el plano discursivo” (Bravo,
2012, p. 57).
-La tercera posibilidad tiene que ver con la lengua como un mecanismo de identificación social: la
enseñanza de la lengua y sus variedades estaría asociada a los procesos de construcción de la identidad
lingüística.
DIAP 7:
(1) se propone la diferencia como condena (“el otro habla mal”) y se trabaja en función de la
igualdad;
(2) se identifica la diferencia pero esta no tiene ningún impacto en los contenidos de la materia;
(3) se capitaliza esa diferencia a efectos de generar un nivel de reflexión lingüística vinculada a la
identidad.
Sobre esta última opción es que nos paramos y entendemos que es un punto de partida para
pensar en un aula de Lengua desde la perspectiva didáctica sociocultural que atienda a los
procesos de discursivización como centrales.